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Del robo al tributo

Del robo al tributo

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para LAMPADIA

Robarles a los ciudadanos el producto de su trabajo siempre fue uno de los mayores placeres de los gobernantes. A este robo le llamaron tributo. La conquista más importante de la sociedad moderna, hace ya varios siglos, fue quitar ese privilegio a los poderosos y entregarle la facultad de cobrar tributos al pueblo, para que lo haga en función de la necesidad y el interés del pueblo y no en función de la necesidad y el interés arbitrario de quien lo va a gastar. Allí el tributo dejo de ser un robo.

En el Perú actual, con el dinero que aportan los tributos se sostiene el Estado de 1.5 millones de empleados públicos, se pagan policías, enfermeras, médicos, maestros y se construyen carreteras y hospitales, se otorgan subsidios, créditos de reactivación y se financian bonos  a ciudadanos vulnerables; sin embargo, con esos tributos también se paga al amigo del presidente (Richard Swing), se pagan gastos de instalación por 15,600 soles a congresistas que viven en Lima[i] y se alquilan patrulleros a 126,000 soles cada uno, cuando comprarlos costaría ¼ parte aproximadamente. De los tributos que nos cobran también salieron los 768 millones de soles que perdió la Región Cusco por “actos de corrupción” el año 2019[ii], que son parte necesidades o cuando las supera. De esta Constitución (como de la anterior o la de cualquier otro país civilizado) derivan, entre otras, las reglas que dicen:de los 23,297 millones de soles que el Estado perdió por corrupción durante el año anterior.

Por lo anterior, los tributos no pueden definirse por el tamaño de lo que el Estado dice que necesita gastar, sino en función de la necesidad y el interés del pueblo que contribuye, ya que para quienes gastan nunca será suficiente lo que contribuyamos ciudadanos y empresas.

La Constitución y las leyes surgen entonces como el límite a ese poder del Estado. Son el equilibrio, el fiel de la balanza que determina hasta donde un tributo responde a ellas.

  • Que los tributos los crea el pueblo a través de sus representantes y no los funcionarios de la Sunat que reciben premios por acotar tributos así no sean ciertos o estén prescritos.
  • Que la delegación de esta facultad de crear y regular tributos es excepcional y por lo tanto, sus alcances deben interpretarse de manera restrictiva, es decir no se puede suponer que se otorgan facultades para lo que no está expresamente autorizado. La delegación no puede estar sujeta a la necesidad de la SUNAT de “corregir el error de interpretación del Tribunal Fiscal”.
  • Que las normas sobre tributos, como sobre cualquier materia (salvo la excepción penal favorable al reo) rigen para el futuro, para adelante, no son retroactivas.
  • Que los tributos deben respetar el principio de igualdad, respetar los derechos fundamentales y que no pueden ser confiscatorios.
  • Que los tributos que violen las normas de la Constitución no surten efectos, es decir no los tendríamos porque pagar.

Esta semana, hemos visto como se ha destruido esta regla básica. Este presupuesto esencial de la tributación. Hemos visto, en transmisión en vivo como los tributos no se definen en función de la Constitución, las leyes y el derecho, sino en base al apetito de gasto de quien lo va a gastar. Hemos visto como la necesidad de recursos de quien lo dispendia, comunicada por “periodicazos” y titulares de los mismos medios que han recibido 77 millones de soles de nuestros tributos[iii], deciden la suerte de las controversias constitucionales sobre tributos, antes que los principios, las reglas y las opiniones autorizadas.

Con el aplauso cándido de muchos de ustedes apreciados lectores, hemos visto como, de aquí en más, los tributos, quienes deben pagarlo, lo que está afecto o no (hecho imponible le dicen los tributaristas), el plazo para cobrarlos, el derecho a que prescriba la facultad de “determinar” tributos que tiene la SUNAT, entre otros temas, ya no se definirán desde la óptica de la Constitución, sino desde la necesidad inacabable de gasto del Estado, necesidad que no se saciará ni siquiera cobrándole 9,000 millones a 158 empresas como se publicitó  para presionar al Tribunal Constitucional frente a la demanda de inconstitucionalidad del Decreto Legislativo 1421, porque solamente el año 2019, el mismo Estado perdió casi tres veces estos recursos “en actos de corrupción”.

Quienes han aplaudido esta decisión, probablemente lo han hecho porque creen que afectará al señor Benavides y su empresa minera, a los chilenos de Latam, a los españoles de Telefónica, a los bancos o a las mineras. Olvidan esos envidiosos aplausos que los primeros en caer en la red son siempre los peces gordos, pero que la pesca indiscriminada, no solo atrapa a los grandes, sino a todos.

  • No se quejen los que aplauden cuando el descuento en su recibo de honorarios profesionales por una instalación eléctrica ya no sea del 8% sino del 20%. El Estado tiene necesidades y es en función de ellas se crearán los tributo, no de su capacidad de contribución, ni del esfuerzo y sudor que le costó ganar ese dinero.
  • No se queje el bodeguero cuando al ver la televisión se felicite de tener una presidenta del Tribunal Constitucional que le dice a los medios “las grandes empresas deben pagar al igual que todos”. El RUS también puede desaparecer si el argumento es que el gobierno necesita más recursos y todos debemos tributar por igual, no con regímenes especiales.
  • No se queje el mediano empresario que cree que hay justicia en esta decisión cuando su pedido de prescripción de la multa arbitraria que le impusieron o la acotación indebida sea desestimada. Ahora lo que importa no es la justicia del cobro, sino que hay que “despejar el camino para la acción de la SUNAT”.
  • No se queje el estudiante cuando tenga que pagar impuestos por acceder a Spotify, la ama de casa cuando debe pagar por ver una película en Netflix o el obrero por descargar la música de YouTube desde su celular mientras trabaja, si el Estado necesita cobrarle, habrá siempre quien desde los tribunales le despeje el camino y haga que usted pague.

Condicionar la discusión constitucional sobre tributos a la necesidad presupuestal del gobierno de turno, por más afín que nos resulte, es un grave precedente que pesará en el hombro de quienes lo han construido. Lampadia

[i] Una de ellas dijo que lo cobraba porque sino volvía al tesoro público.

[ii] Informe de la Contraloría General sobre 1318 acciones de control en la Región Cusco, año 2019.

[iii] Diario Expreso. Lluvia de Millones. Edición 20 de setiembre de 2020. Grupo La República y El Comercio reciben  77´186,112.00 de publicidad estatal entre enero de 2018 y agosto de 2020.




La Biometría del comportamiento

La Biometría del comportamiento

Como bien ha señalado el notable historiador, escritor y visionario israelí Yuval Noah Harari (ver Lampadia: Visiones de la humanidad en 100 años), la denominada “biometría del comportamiento” – técnica utilizada por las empresas, que combina el big data y la inteligencia artificial, para identificar y conocer las características y preferencias de los consumidores – promete inmiscuirse de manera progresiva en nuestra toma de decisiones hasta finalmente tomarla por las astas en los próximos 100 años.

Ante ello, urge preguntarse: ¿A través de qué mecanismos específicos actúa esta nueva tecnología y cuál es su status actual en las empresas que la emplean? ¿Es realmente peligrosa en tanto podría violentar la privacidad y la seguridad de nuestros datos personales?

Un reciente artículo publicado por The Economist (ver artículo líneas abajo) ofrece una breve aproximación para responder estas preguntas. Incide en cómo, a través de la identificación de la “huella digital de movimiento única”, la biometría del comportamiento se ha vuelto más precisa en la detección de riesgos de robo tanto de dispositivos electrónicos como de información personal.  Esta huella digital única va más allá del ahora estándar, reconocimiento facial. Ella se complementa con datos que involucran la manera de caminar e inclusive la forma del movimiento de los dedos y la presión ejercida en los botones del móvil.

Sin embargo, es menester señalar que, como también menciona The Economist, así como dicha técnica puede ser útil para los consumidores en la prevención de delitos, puede ser utilizada para malos fines, como el espionaje. Todo dependerá del respeto que se tenga sobre los derechos individuales, en este caso, de respetar la privacidad de los datos personales. Lampadia

Biometría de comportamiento
La identificación online es cada vez más intrusiva

Los teléfonos pueden saber quién los lleva según el andar del usuario

The Economist
22 de mayo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

La mayor parte del fraude online implica robo de identidad, por lo que las empresas que operan en la web tienen un gran interés en distinguir a los imitadores de los clientes reales. Las contraseñas ayudan. Pero muchos pueden ser adivinadas o son anotadas imprudentemente. Los teléfonos más modernos, las tabletas y las computadoras portátiles y de escritorio a menudo tienen una mayor seguridad con las huellas dactilares y el reconocimiento facial. Pero estos pueden ser falsificados. Para superar estas deficiencias, es probable que el siguiente nivel de seguridad identifique a las personas que usan cosas que son más difíciles de copiar, como la forma en que caminan.

Muchos servicios de seguridad online ya utilizan un sistema llamado huella dactilar del dispositivo. Esto emplea software para anotar cosas como el tipo de modelo de un gadget empleado por un usuario en particular; su configuración de hardware; su sistema operativo; las aplicaciones que se han descargado en él; y otras características, incluyendo a veces las redes Wi-Fi a las que se conecta regularmente y los dispositivos como los auriculares a los que se conecta.

Los resultados son suficientes para crear un perfil tanto del dispositivo como de los hábitos de sus usuarios. Si se detecta algo inusual, por ejemplo, acceso a una cuenta bancaria que se busca en un teléfono con un perfil diferente al que normalmente usa el cliente, se pueden tomar las medidas adecuadas. Por ejemplo, se pueden plantear preguntas de seguridad adicionales.

LexisNexis Risk Solutions, una firma estadounidense de analytics, ha catalogado más de 4,000 millones de teléfonos, tabletas y otras computadoras de esta manera para bancos y otros clientes. Aproximadamente el 7% de ellos se han utilizado para chanchullos de algún tipo. Pero la huella dactilar del dispositivo se está volviendo menos útil. Apple, Google y otros fabricantes de equipos y sistemas operativos han restringido constantemente el rango de atributos que se pueden observar de forma remota. La razón para hacer esto es limitar la cantidad de información personal que podría caer en manos no autorizadas. Pero tales restricciones también hacen que sea más difícil distinguir a los usuarios ilegítimos de los legítimos.

Es por eso que un nuevo enfoque, la biometría del comportamiento, está ganando terreno. Se basa en una gran cantidad de mediciones realizadas por los dispositivos de hoy. Estos incluyen datos de acelerómetros y sensores giroscópicos, que revelan cómo las personas sostienen sus teléfonos cuando los usan, cómo los llevan e incluso la forma en que caminan. Las pantallas táctiles, los teclados y los ratones se pueden monitorear para mostrar las distintas formas en que se mueven los dedos y las manos de una persona. Los sensores pueden detectar si un teléfono se ha colocado sobre una superficie dura, como una mesa, o si se ha caído ligeramente sobre una blanda, como una cama. Si la hora es adecuada, esta acción se podría usar para asumir cuando un usuario se ha retirado por la noche. Estos rasgos se pueden usar para determinar si es probable que alguien que intenta realizar una transacción sea el usuario habitual del dispositivo.

La biometría del comportamiento hace posible identificar la “huella digital de movimiento única” de un individuo, dice John Whaley, jefe de UnifyID, una firma en Silicon Valley que está involucrada en el campo. Con el software adecuado, los datos de los sensores de un teléfono pueden revelar detalles tan personales como qué parte del pie de alguien golpea primero el pavimento y qué tan fuerte; la longitud del paso de un caminante; el número de pasos por minuto; y el movimiento y balanceo de las caderas y el paso del caminante. También puede determinar si el teléfono en cuestión está en un bolso, en un bolsillo o en una mano.

Al usar estas variables, UnifyID clasifica los pasos en unos 50,000 tipos distintos. Cuando Whaley afirma que la información del usuario puede ser bastante determinada, la información sobre la presión del dedo y la velocidad de un usuario en la pantalla táctil, así como los lugares de uso habituales de un dispositivo, como lo revela su unidad GPS. UnifyID comenzó a ofrecer datos biométricos de comportamiento a sus clientes (que incluyen bancos minoristas, minoristas en línea, empresas de reparto y empresas de viajes compartidos) en 2017. Sin embargo, con el tiempo, los anunciantes pagarán la exclusiva sobre los movimientos que revelan el estilo de vida de las personas, considera Whaley. Su firma aún no tiene planes de expandirse en esa dirección.

Además, la biometría conductual puede ir más allá de verificar la identidad de un usuario. También puede detectar circunstancias en las que es probable que se esté cometiendo un fraude. En un dispositivo con un teclado, por ejemplo, una señal de advertencia es cuando la escritura toma un estilo staccato, con un “tiempo de vuelo” más largo de lo habitual entre las pulsaciones de teclas. Esto, según Aleksander Kijek, jefe de producto en Nethone – una firma en Varsovia que desarrolla la biometría del comportamiento para compañías que venden productos en línea – es una indicación de que el dispositivo ha sido secuestrado y está bajo el control remoto de un programa de computadora, en vez de un mecanógrafo humano.

En un dispositivo con una pantalla táctil en lugar de un teclado, sin embargo, lo contrario es cierto. La mayoría de la gente escribe con sus pulgares en las pantallas táctiles, por lo que los tiempos de vuelo entre pulsaciones son más largos. Por lo tanto, en este caso, los tiempos de vuelo cortos son una señal de que algo sospechoso está sucediendo, por ejemplo, que un dispositivo de pantalla táctil se está operando de forma remota, utilizando el teclado de una computadora portátil.

Usada sabiamente, la biometría conductual podría ser una bendición. Como observa Neil Costigan, el jefe de BehavioSec – una empresa de biometría conductual en San Francisco – el software puede funcionar silenciosamente en segundo plano, autenticar continuamente a los titulares de cuentas – sin molestarlos por contraseñas adicionales – con el apellido de soltera de su madre “y todo ese sinsentido “. UnifyID y una compañía automotriz anónima incluso están desarrollando un sistema que abre las puertas de un vehículo una vez que se reconoce el modo de andar del conductor, medido por su teléfono.

Sin embargo, utilizado de forma imprudente, el sistema podría convertirse en otro espía electrónico, permitiendo que completos extraños monitoreen sus acciones, desde el momento en que toma su teléfono por la mañana hasta que lo deja por la noche. Lampadia