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A más derechos, menos esfuerzo y agradecimiento

Desde su creación, el socialismo y todas sus derivaciones fueron anunciados con bombos y platillos, como la salvación de la humanidad. Fueron creaciones intelectuales que nunca funcionaron en la realidad. Por ello, sus experimentos se acompañaron siempre con ‘relatos’ que pretendían reescribir la historia para ocultar sus resultados. En esta ominosa práctica, cayeron incluso intelectuales de gran ascendiente, siendo el caso más emblemático, el del francés Jean Paul Sartre, que mintió reiteradamente sobre el genocidio de Stalin en el Imperio Soviético.

Hugo Chávez. Fuente: www.noticias24.com

Las siguientes frases son unos de los pocos aportes que desnudaron la verdadera naturaleza de todas las formas de socialismo:

“Uno de los más grandes errores es juzgar a las políticas y programas por sus intenciones, en lugar de por sus resultados”. Milton Friedman

“El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria. Winston Churchill

“El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero… de los demás”. Margaret Thatcher

“Los primeros cristianos decían ‘Todo lo mío es tuyo’, los socialistas dicen ‘Todo lo tuyo es mío’”. Winston Churchill

“El socialismo es una doctrina:
                – De amor en base al odio,
                – Un ensayo de fraternidad universal a base de guerra de clases,
                – Una tentativa de liberación racionalista de dogmas y,
                – Una escuela de libertad a base de tiranía”.
Cupertino del Campo

A menudo se culpa al capitalismo de crear gente codiciosa, egoísta y materialista, afirmando que estos calificativos son intrínsecos a los mercados libres y al afán de lucro. Sin embargo, la indiscutible verdad es que el capitalismo ha demostrado ser el modelo económico más productivo que el mundo haya visto, trayendo mayor prosperidad a miles de millones de habitantes de los países más pobres del mundo. En todo caso, de alguna manera, podríamos parafrasear a Churchill diciendo:

                “El capitalismo es el menos malo de los sistemas económicos”

Como hemos informado anteriormente, el mundo es hoy un mejor lugar para vivir que hace 50, 30 y 20 años. La pobreza ha disminuido y se estima que en 20 años debe desaparecer. Ha crecido la esperanza de vida y han mejorado la alimentación y la salud, gracias a la globalización y a la consiguiente incorporación de muchos países a la economía de mercado, empezando por China y ahora India. Así lo demuestran Bill Gates (El mundo ha mejorado y seguirá mejorando) y Xavier Sala i Martín (El Capitalismo Reduce la Pobreza en el Mundo). Además, en un reciente artículo, mostramos como la mayor economía de mercado y el mayor representante del capitalismo global, Estados Unidos, ha logrado diferenciarse notoriamente del resto del mundo por el nivel de bienestar que han logrado para su población. Ver en Lampadia: Indicadores incómodos para los críticos del capitalismo.

En el video que publicamos líneas abajo, Dennis Prager, fundador de Prager University y presentador de radio en EEUU, explica por qué el socialismo fomenta una sociedad de gente egoísta e ingrata y, contrariamente a los ‘mitos’, el capitalismo incentiva a los ciudadanos a ser más esforzados, trabajadores y agradecidos. 

Lampadia

El socialismo vuelve egoísta a la gente

Dennis Prager

Prager University

18 de julio de 2016

Transcrito y traducido por Lampadia

En el mundo contemporáneo, se toma como dado que el capitalismo, con su libre mercado y afán de lucro, se basa en el egoísmo y produce el egoísmo, mientras que el socialismo se basa en el desinterés y produce desprendimiento.

Bueno, es todo lo contrario. Cualesquiera que sean sus intenciones, el socialismo produce individuos mucho más egoístas y una sociedad mucho más egoísta que una economía de libre mercado. Y una vez que este egoísmo generalizado se vuelve popular, es casi imposible de deshacer.

Un ejemplo: En 2010, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se dirigió a una gran audiencia de estudiantes universitarios. Durante su discurso, anunció que los jóvenes podrían ahora  mantenerse en el plan de seguro médico de sus padres hasta los 26 años.

No recuerdo haber oído jamás un aplauso más fuerte, más atronador, o más sostenido que en ese momento. Aún si el presidente hubiera anunciado que se había descubierto una cura para el cáncer, dudo que los aplausos habrían sido tan fuertes o tan largos.

Pero ¿de qué estaban tan contentos? Que se les diga a los jóvenes que ahora pueden seguir dependiendo de sus padres hasta los 26 años debería ser algo degradante, no liberador. A lo largo de la historia americana y, de hecho, de toda la historia occidental, el gran objetivo de los jóvenes ha sido en convertirse en adultos maduros -comenzando con ser independientes de mamá y papá. El socialismo y el estado de bienestar destruyen esta aspiración.

En varios países de Europa y ahora cada vez más en EEUU, se está volviendo algo común que los jóvenes vivan con sus padres hasta los 30 años y no es infrecuente que sea por más tiempo aún. ¿Y, por qué no? En el estado de bienestar, cuidar de uno mismo ya no es una virtud.

¿Por qué? Porque el gobierno va a cuidar de ti. Por lo tanto: El socialismo permite – y como resultado produce – personas cuyas preocupaciones son cada vez más centradas en uno mismo: ¿Cuántos beneficios voy a recibir por parte del gobierno? ¿El gobierno pagará mi educación? ¿El gobierno pagará mi atención médica? ¿Cuál es la edad más temprana a la que me puedo retirar? ¿Cuánto tiempo de vacaciones pagadas puedo obtener? ¿Cuántos días puedo pedir por permiso médico y todavía recibir un salario? ¿A cuántas semanas de paternidad o maternidad remunerada tengo derecho?

La lista se alarga con cada elección de un partido liberal o progresista o de izquierda. Y luego, cada beneficio se convierte en un “derecho adquirido”. Pero no hemos terminado. Hay efectos incluso más destructivos del socialismo. Los derechos adquiridos crean ciudadanos que carecen de una característica de carácter que todo ser humano debe tener – gratitud. No se puede ser feliz si no se está agradecido y no se puede ser una buena persona si no se está agradecido. Es por eso que constantemente les decimos a nuestros hijos, “di gracias”. Pero el socialismo deshace esta enseñanza. Después de todo, ¿por qué va a agradecer una persona por algo a lo que tiene derecho? Entonces, en lugar de decir “gracias”, al ciudadano del estado de bienestar se le enseña a decir: “¿A qué más tengo derecho?”

Sin embargo, la izquierda insiste en que es el capitalismo y el libre mercado, no el socialismo, lo que produce gente egoísta. Pero la verdad es que el capitalismo y el libre mercado producen personas mucho menos egoístas. Le enseña a la gente a trabajar duro y cuidar de sí mismos (y a otros) – y que deben ganar lo que reciben, produce personas menos, no más, egoístas.

El capitalismo enseña a las personas a trabajar más; el socialismo enseña a las personas a exigir más derechos. ¿Qué actitud crees tú que va a crear una mejor sociedad?

Lampadia




El mandato popular que tenemos que leer

Los resultados de las elecciones presidenciales terminaron un ciclo de incertidumbre y hasta de enfrentamientos que han ido más allá de lo aceptable en una sociedad democrática.

El conteo rápido de IPSOS al 100% estableció con claridad estadística la victoria de Fuerza Popular y la segunda vuelta con Peruanos por el Kambio.

Por su lado la ONPE, al 93.61%, según cómputo publicado el 11 de abril (11:49PM), confirma los resultados de IPSOS.

Estos resultados nos llevan a una final entre dos fuerzas que no tienen planteamientos radicales en sus programas de gobierno y que han protagonizado acciones políticas extremas en la contienda.

De esta manera queda establecido un escenario político que no hemos tenido antes, con un nivel mínimo de polarización, en un marco general en  que un 67%, dos tercios de los votantes, han optado por “construir sobre lo avanzado” (ver editorial de ayer en Lampadia).

Como explicamos en el editorial, se nos presenta una gran oportunidad de llevar la contienda de la segunda vuelta a un nivel en que podamos tener un período de aprendizaje de los ciudadanos, si en vez de trifulcas y acusaciones mutuas, contrastamos propuestas, análisis causa-efecto de las alternativas políticas públicas y revisamos nuestra realidad sin apasionamiento político o ideológico. “Si construimos sobre lo avanzado”.

Lo primero que tenemos que hacer es evidenciar este escenario y aplacar las improntas de los halcones que siempre tienen presencia en los colectivos políticos.

Por el lado de las propuestas que basaron su campaña en planteamientos de cuestionamiento de nuestro proceso de desarrollo (amparados en lo mucho que nos falta por avanzar para representar opciones refundadoras o de descontinuidad), el electorado, consiente de nuestros innegables avances (con “la sabiduría y espíritu de sus almohadas”)  votó por seguir avanzando hacia el desarrollo integral por el camino que ha probado una consistencia y ritmo de progreso que no habíamos tenido nunca. Ese 67% de electores nos dijo que tenemos que dedicar nuestro esfuerza para construir en vez de destruir.

Ojalá los partidos políticos puedan entender esta situación con claridad y actuar en consecuencia. Esto debe empezar por los que irán a la segunda compulsa, pero no debe terminar en ellos.

Ahora necesitamos hacer gala de una buena dosis de humildad, la humildad del ganador y la humildad del perdedor.

Por el lado de las propuestas más radicales en la campaña, tenemos una que terminó viéndose más como una postura oportunista para recoger las insatisfacciones de nuestro desarrollo incompleto, que una opción auténtica, pues el verbo contradecía el pasado y el estilo. Barnechea, en una campaña personalista, terminó así entregando lo que había cosechado al Frente Amplio (FA).

Las propuestas radicales auténticas cayeron víctimas de las tradicionales rencillas personalistas de la inmadura y poco moderna izquierda tradicional peruana. Por eso fue que Santos no solo le arrebató el ‘reinado’ de Cajamarca a Arana, su visceral enemigo, sino que también se llevó los puntos que le hubiera permitido a FA llegar a la segunda vuelta. También debe haber influido en el resultado del FA la evidente ‘distancia’  entre la cabeza de la lista, Verónika Mendoza, y su candidato a vicepresidente, el ex cura Arana, quien perdió las elecciones internas ante Mendoza haciendo acusaciones de fraude.

Fuerza Popular, por su lado, ha tenido una victoria muy importante. Ha incrementado sustancialmente su apoyo popular llegando prácticamente a 40% versus el 23% del 2011, además tendría el control del Congreso y, evidentemente, ha formado un partido político coherente que demuestra una clara vocación institucionalista.

A mayor honor mayor responsabilidad. Keiko Fujimori tiene ahora que hacer honor a su espacio de liderazgo. Ella tiene que ser la primera en abrir los brazos y convocar a los peruanos a atravesar la segunda vuelta con la mayor altura posible. Debe ofrecer un gobierno de convergencia hacia el gran reto de derrotar de una vez por todas la pobreza extrema, mejorar la calidad de vida de los más pobres, dar un salto cualitativo en educación y salud, desarrollar nuestras infraestructuras sociales y económicas, y, sobre todo, llevar al Estado a mejorar sus instituciones en eficiencia, servicio y vocación, convirtiéndose en un estado moderno que pueda acompañar a nuestros ciudadanos y empresas a la gran aventura de ubicar al Perú en el espacio de bienestar y éxito, que hace tiempo nos espera.

No olvidemos que detrás de esta agenda, especialmente la referida a la calidad de los servicios del Estado, están los reclamos más importantes y justos de nuestra población.

Tenemos una gran oportunidad. Estemos vigilantes ante el comportamiento de nuestros líderes políticos, ayudémoslos a bajar las pasiones y entonemos nuestras mejores canciones por la prosperidad de nuestra Patria. Lampadia