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Las críticas a la responsabilidad limitada

Las críticas a la responsabilidad limitada

La estructura societaria denominada “responsabilidad limitada” se ha constituido desde los tiempos de la Revolución Industrial, como uno de las instituciones impulsoras del crecimiento al alinear los incentivos de los inversionistas de tal forma que se limitan los riesgos, potenciando así la acumulación de capital en las empresas.

Sin embargo, y como hemos comentado anteriormente (ver Lampadia: Formas societarias, propensión a invertir y control de riesgos), existen ciertas críticas académicas hacia esta institución argumentando que su existencia incentiva la comisión de actos que pueden ser en desmedro del consumidor, puesto que los activos personales de los propietarios no estarían en riesgo de liquidarse ante la posible quiebra de una empresa.

En un contexto de creciente calentamiento global y de diversas controversias que involucran muertes en torno grandes empresas (como el reciente caso de Boeing), estas críticas ahora se han potenciado en los últimos años con  líderes políticos que inclusive han solicitado el retorno a la figura de “responsabilidad ilimitada” (ver Lampadia: El plan disruptivo de Warren). Un reciente artículo publicado por Project Syndicate, que compartimos líneas abajo, refleja uno de estos embates.

Al respecto de esta postura, estamos completamente en desacuerdo. En primer lugar, porque estas críticas de la responsabilidad limitada se circunscriben a las empresas grandes, desconociendo  los grandes beneficios que otorgan a las pequeñas y medianas empresas y a sus propietarios. De no existir esta protección, el alto nivel de riesgo al cual están expuestos estos empresarios y sus restricciones de financiamiento producto de su poco patrimonio, desincentivarían cualquiera de sus inversiones limitando su crecimiento y así el de toda la economía.  En países en vías de desarrollo como el Perú en donde el 95% de empresas son MYPEs, la forma de responsabilidad limitada es fundamental para seguir incentivando la inversión y el empleo en ellas.

En segundo lugar, en relación a las críticas de la “responsabilidad limitada” a las grandes empresas, estas tampoco toman en cuenta que el mismo mercado en los últimos años está valorando, y por ende penalizando, aquellas organizaciones cuyos CEO no se encuentran impulsando lo que se denomina como “capitalismo de stakeholders” (ver Lampadia: ¿Qué tipo de capitalismo queremos?). Esto ya se visualiza con especial foco en EEUU con los políticos y la sociedad civil quienes les exigen a las empresas un nuevo rol en la sociedad, de tal manera que genere bienestar social y ambiental en torno a consumidores, proveedores, y todo agente que se vea beneficiado directa e indirectamente de su actividad productiva.

En ese sentido, creemos que en vez de lapidar permanentemente la responsabilidad limitada, se debiera difundir más la implementación de esta nueva corriente de tal forma que el mismo mercado pueda forzar la aparición de buenas prácticas en las grandes empresas. Así, el empresario propendería iniciativas sociales y ambientales de forma orgánica sin desvirtuar sus derechos de propiedad. Lampadia

La responsabilidad limitada está causando un daño ilimitado

Katharina Pistor
Project Syndicate
5 de febrero, 2020 
Glosado por
Lampadia

NUEVA YORK – En un tuit reciente, Olivier Blanchard, ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional, se preguntaba cómo podemos “tener tanta incertidumbre política y geopolítica y tan poca incertidumbre económica”. Se supone que los mercados miden y atribuyen riesgos; sin embargo, a las acciones de las empresas que contaminan, venden analgésicos adictivos y construyen aviones inseguros les está yendo bien. Lo mismo es válido para las corporaciones que enriquecen abiertamente a los accionistas, directores y funcionarios a costa de sus empleados, a muchos de los cuales les cuesta ganarse la vida y proteger sus planes de pensión. ¿Los mercados están equivocados o las señales de alarma sobre el cambio climático, las tensiones sociales y el descontento político, en realidad, son pistas falsas?

Un análisis más de cerca revela que el problema reside en los mercados. En las condiciones actuales, los mercados simplemente no pueden valorar el riesgo de manera adecuada, porque los participantes del mercado están protegidos de los daños que las corporaciones les infligen a los demás. Esta patología lleva el nombre de “responsabilidad limitada”, pero cuando se trata del riesgo asumido por los accionistas, sería más preciso llamarla “sin responsabilidad”.

Según la normativa legal vigente, los accionistas están protegidos de toda responsabilidad cuando las corporaciones de las que tienen acciones causan daño a los consumidores, a los trabajadores y al medio ambiente. Los accionistas pueden perder dinero en sus participaciones, pero también obtener ganancias cuando e inclusive porque las empresas han causado un daño incalculable contaminando océanos y acuíferos, ocultando los perjuicios que causan los productos que venden o abarrotando la atmósfera de emisiones de gases de tipo invernadero. La propia entidad corporativa podría incurrir en responsabilidad, quizás hasta entrar en quiebra, pero los accionistas pueden salir del naufragio con ganancias en la mano.

Los accionistas han salido indemnes en un caso tras otro –desde la fuga de gas de 1984 en una planta de Union Carbide en Bhopal, India, que mató a miles de personas, hasta las grandes compañías tabacaleras, los fabricantes de asbestos y British Petroleum luego del desastre de Deepwater Horizon-. Desde entonces, los accionistas de Boeing, la empresa responsable de dos accidentes aéreos en los que murieron 346 personas, obtuvieron 43,000 millones de dólares a través de recompras de acciones entre 2013 y 2019 –precisamente el período durante el cual la empresa ignoró patrones de seguridad con la intención de recortar costos-. Mientras tanto, las familias de quienes murieron deben arreglárselas con un fondo de desastres de 50 millones de dólares, que representa apenas 144.500 dólares por víctima.

En otras partes, una demanda legal contra miembros de la familia Sackler, propietaria de Purdue Pharma, una de las compañías en el centro de la epidemia de opioides, está intentando una vez más que los beneficiarios de una mala conducta corporativa asuman sus responsabilidades. Por miedo a la responsabilidad, algunos miembros de la familia, según informes, han vendido sus propiedades en Nueva York y han trasladado su dinero a Suiza. Pero, probablemente, no tengan de qué preocuparse. Como demuestra John H. Matheson de la Facultad de Leyes de la Universidad de Minnesota, las cortes rara vez les permiten a las víctimas de una conducta corporativa nociva “levantar el velo corporativo” que protege a los accionistas de toda responsabilidad.

La justificación manifestada para una responsabilidad limitada es que ésta alienta la inversión –y la toma de riesgo- en corporaciones, lo que conduce a innovaciones económicamente beneficiales. Pero deberíamos reconocer que salvar a los dueños de los perjuicios que causan sus empresas equivale a un enorme subsidio legal. Como sucede con todos los subsidios, los costos y beneficios deberían volver a evaluarse cada tanto. Y, en el caso de la responsabilidad limitada, el hecho de que los mercados no puedan valorar el riesgo de actividades que, se sabe, causan un daño sustancial debería hacernos reflexionar.

Peor aún, este subsidio particular tiene poco sentido económico. Los derechos de propiedad, todo economista sabe, están pensados para aumentar la eficiencia garantizando que los propietarios internalicen los costos asociados con los activos que poseen. Pero la responsabilidad limitada aísla a los inversores de las externalidades creadas por las empresas de las que son dueños: las cabezas ganan –y las colas también.

Mientras que los accionistas puedan beneficiarse con estas externalidades, las defenderán. Y combatirán todo intento de forzar una internalización de los costos, incluido el impuesto al carbono que la Unión Europea está promoviendo actualmente. La regulación vertical, sostienen, es ineficiente, porque los gobiernos no tienen manera de identificar la tasa óptima del impuesto. Pero si ése es el caso, ¿por qué no permitir que los mercados evalúen el riesgo correctamente, eliminando la distorsión que hoy les impide hacerlo?

Las reglas de responsabilidad no se pueden cambiar de la noche a la mañana. Pero los cambios deberían introducirse gradualmente después de un período de transición que ponga a todos en aviso. No hace falta ningún tratado multilateral nuevo ni esfuerzos de armonización complicados. Si sólo un puñado de países adoptaran “estatutos que levanten el velo” y garantizaran que los demandantes pudieran presentarse en sus cortes, los mercados responderían en consecuencia.

Sin duda, los accionistas intentarían eludir responsabilidades trasladando activos a jurisdicciones seguras, y haciendo lobby con sus propios gobiernos para que los protejan con la amenaza de sanciones comerciales contra los países que sí adopten estatutos que levanten el velo. Pero cuanto mayor sea la cantidad de países que adopten estos estatutos, menos exitosas serán estas tácticas de brazo fuerte.

Al final, un subsidio que distorsiona los mercados y les da a los inversores una licencia para causar daño no sólo es ineficiente. Es una amenaza tanto para el sistema de mercado como para el ambiente natural del que todos dependemos para nuestra supervivencia. Lampadia

Katharina Pistor, profesora de Derecho Comparado en la Facultad de Derecho de Columbia, es autora de “The Code of Capital: How the Law Creates Wealth and Inequality”.




Formas societarias, propensión a invertir y control de riesgos

Formas societarias, propensión a invertir y control de riesgos

La estructura societaria de ‘Responsabilidad Limitada’ desapareció en el Perú durante el gobierno de la dictadura velasquista y nunca más se volvió a hablar del tema. La disposición de la dictadura eliminó las acciones al portador para poder identificar las propiedades de los inversionistas, muchas veces perseguidos injustamente para capturar sus posesiones.

Evidentemente, en el mundo actual, la transparencia es un objetivo social muy valorado y necesario. Por eso mismo, llama la atención que The Economist haya publicado una nota sobre las virtudes de la institución de ‘responsabilidad limitada’ y el impacto que tuvo al fomentar el crecimiento de las inversiones en la primera revolución industrial.

Lógicamente, The Economist, no deja de lado los problemas de malos manejos que pueden darse detrás de ese tipo de protección, y explica los mecanismos actuales para contrarrestarlos. Un interesante balance de virtudes y controles que puede ser interesante revisar.

No limitemos la revolución

A pesar de todas sus virtudes, la ‘Responsabilidad Limitada’ sigue provocando críticas

Publicado por The Economist
1 de octubre de 2016
Traducido y glosado por Lampadia

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Fuente: The Economist

La compañía o empresa de Responsabilidad Limitada (SRL – Sociedades de Responsabilidad Limitada) es una de las mayores invenciones del hombre. La compañía fomenta la cooperación al permitir que las personas se reúnan y organicen bajo el mismo techo, independientemente de su raza, credo o nacionalidad. La ‘responsabilidad limitada’ fomenta la inversión al limitar los riesgos del inversor: la pérdida se limita al monto invertido en la corporación. Así se tiene una institución que asigna el dinero ocioso a propósitos productivos y minimiza el miedo del inversionista a la amenaza de la ruina personal.

Los historiadores económicos han señalado que la ‘responsabilidad limitada’ estaba en el corazón de la Revolución Industrial. Antes del siglo XIX, en muchos países, esta se podía obtener sólo con el permiso especial del gobierno. Pero a medida que las tecnologías necesitan más capital, como los ferrocarriles, los seguidores del presidente Andrew Jackson (un fanático de la ‘responsabilidad limitada’) en EEUU y liberales del libre mercado en Europa hicieron que este privilegio se abriera a todos.

No se ha resaltado el hecho que la revolución ha cobrado mayor ritmo en los últimos años. La ‘responsabilidad limitada’ se ha vuelto verdaderamente global. El nuevo Estatuto de la Ley de Sociedades de China de 2005 introdujo reglas elaboradas que rigen su funcionamiento. La estructura también se ha extendido de empresas muy grandes a pequeñas. Las sociedades de responsabilidad limitada (SRL) permiten prescindir de las responsabilidades ilimitadas, que tradicionalmente era la regla para los grupos de abogados, contadores, etc. Las (SRL) Sociedades de Responsabilidad Limitada  permiten que los equipos más pequeños con un puñado de propietarios (o incluso un solo propietario) disfruten de los beneficios de esta estructura societaria. Desde 1993, EEUU ha creado más de 2.2 millones de SRL en comparación con 1.9 millones de corporaciones.

Sin embargo, la responsabilidad limitada siempre ha tenido una gran debilidad. Debido a que los accionistas no ponen en riesgo sus activos personales, pueden obtener ganancias enormes si las cosas van bien pero sólo pueden perder su participación original si van mal. Incluso en el siglo XIX, los campeones del libre mercado sin restricciones temían que esta asimetría -una especie de subsidio implícito- fuera injusta para la sociedad en general. Una preocupación particular era que las víctimas de malversación corporativa recibirían menos dinero de lo que hubieran recibido bajo responsabilidad ilimitada. La reciente propagación de la ‘responsabilidad limitada’ a nuevas regiones del mundo y a las empresas más pequeñas ha reavivado la controversia.

Los abogados han desarrollado una respuesta al problema. Los jueces pueden perforar el velo corporativo y exponer a los accionistas a la responsabilidad personal si deciden que la forma corporativa se utiliza para perseguir fines dudosos. La perforación siempre ha sido una de las doctrinas mejor aplicadas en el derecho corporativo. Pero es particularmente popular entre los abogados de países como China y Brasil, donde muchos de los principios del derecho empresarial siguen siendo muy controvertidos, y en muchas áreas geográficas en los casos de SRL y SRL, donde la doctrina de la responsabilidad limitada es bastante nueva. Los abogados estadounidenses están especialmente interesados ​​en perforar el velo de las compañías más pequeñas.

Los críticos de los “excesos” corporativos han desarrollado un correctivo aún más fundamental: “teoría de la concesión”. Ronald Green de Dartmouth College dice que la sociedad tiene el derecho de exigir un comportamiento socialmente responsable a cambio del privilegio de responsabilidad limitada y el derecho a imponer externalidades en la sociedad. Will Hutton, un periodista británico, pide una nueva ley para las firmas que les otorgarían los privilegios de la incorporación solamente si persiguen algún ” propósito noble y moral del negocio”.

En su nuevo libro, “Responsabilidad Limitada”, Stephen Bainbridge de la Universidad de California y Todd Henderson de la Universidad de Chicago analizan ambos argumentos. Una perforación del velo es difícil de cumplir porque, en un mundo donde el período promedio de tenencia de acciones es de 22 segundos, es imposible determinar quién es responsable de qué. Pero incluso si se pudiera cumplir, no hay pruebas de que la perforación del velo produzca un comportamiento más responsable de las empresas. Una de las razones es que los jueces son impredecibles cuando deciden perforar el velo corporativo. Hay mejores maneras de disciplinar a las empresas rebeldes, tales como procesar a los gerentes.

El problema con la ‘teoría de la concesión’ es que si se aplicara, todo el mundo estaría peor. La idea de exigir responsabilidad social a cambio de una responsabilidad limitada sólo tendría sentido si ésta implica la transferencia de recursos de un segmento definido de la sociedad a otro. De hecho, la responsabilidad limitada hace que la sociedad en su conjunto sea más rica al aumentar la cantidad de dinero disponible para la inversión productiva. Este razonamiento es particularmente fuerte en el caso de las empresas más pequeñas. En el pasado, han creado una proporción desproporcionada de nuevos empleos, pero muchos están luchando por expandirse en parte debido a la regulación gubernamental.

Otro velo que necesita permanecer en su lugar

Cuando se trata de finanzas, los críticos de responsabilidad limitada tienen mejores argumentos. Los liberales victorianos eran más reacios a dejar que los bancos adoptaran una responsabilidad limitada. Las razones eran que las quiebras bancarias representaban un riesgo tan grande para la economía y que la responsabilidad ilimitada reforzaba la virtud más importante de un banquero: la prudencia. En Gran Bretaña, la mayoría de los bancos no adoptaron la responsabilidad limitada hasta después del fracaso del City of Glasgow Bank en 1878. Goldman Sachs siguió siendo una sociedad hasta finales del siglo XX. Como resultado, los bancos tienen un mejor acceso al capital, pero también tienen más riesgo.

Inicialmente, muchos bancos intentaron crear regímenes mixtos que combinaran los beneficios de la responsabilidad limitada (más capital) con la disciplina de la responsabilidad ilimitada. La British Companies Act de 1879 introdujo la idea de la “reserva” de responsabilidad, en virtud de la cual un accionista era responsable de cumplir con la deuda de un banco fallido hasta un múltiplo fijo de su inversión de capital. Pero estos sistemas con frecuencia producían lo peor de ambos mundos en vez de lo mejor. La responsabilidad de la reserva era complicada de hacer cumplir y, en la práctica, no impedía el exceso de riesgo. Existen mejores soluciones a los problemas de apalancamiento financiero y de asunción de riesgos, por ejemplo forzando a los bancos a financiarse con mucho más capital, que jugando con un mecanismo que ha estado en el corazón de la prosperidad del mundo. Lampadia