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Responsabilidades ciudadanas

Responsabilidades ciudadanas

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 5 de febrero de 2021
Para Lampadia

Mucho criticamos al Presidente de la República. En realidad, a todos los presidentes. Ninguno se salva. Sagasti, Merino, Vizcarra, PPK, Humala, García, Toledo, Fujimori… Y el Congreso, ni se diga. La verdad que tenemos cada congresista. Y qué decir de los Gobernadores Regionales y Alcaldes Provinciales y Distritales… cada cual más corrupto e inepto que el otro.

– ¿Qué pasa en el Perú que todos sus Presidentes terminan en la cárcel? – preguntó el Papa Francisco cuando visitó nuestro país, allá por enero del 2018. Ciertamente, le faltó preguntar por los Gobernadores Regionales y Alcaldes que también están presos o procesados por corrupción.

Sin embargo, antes de preguntar por nuestras autoridades políticas corruptas, habría que preguntarnos también ¿cómo así llegaron al poder? ¿Quiénes los eligieron? Y la respuesta pura y dura es que nosotros los elegimos. Efectivamente, nosotros – los ciudadanos – somos los directamente responsables de haber elegido a autoridades tan corruptas e ineptas como las que tenemos.

A lo que quiero llegar es que debemos elegir mejor a nuestras autoridades políticas. Se nos vienen las elecciones generales 2021, y – a continuación – las elecciones regionales y municipales 2022. O sea, dos elecciones políticas al hilo. Entonces, la primera responsabilidad ciudadana: elegir bien.

Segunda responsabilidad ciudadana: hacer valer nuestros derechos civiles. Me refiero a que debemos denunciar con firmeza – y en altavoz – los chantajes y / o maltratos que recibimos frecuentemente de parte de algunos malos funcionarios del Estado. Incluso, debemos ser más firmes en denunciar a aquellos delincuentes que atentan contra nuestros derechos ciudadanos. Ejemplo: los malos médicos que abandonan los hospitales públicos en horario de trabajo para atender en sus clínicas privadas. Los funcionarios municipales que chantajean a los microempresarios con todo tipo de reglamentos y permisos absurdos. Los vándalos que bloquean carreteras y apedrean a vehículos con niños que no tienen nada que ver en el asunto. Las mafias de los brevetes que pululan por todas las dependencias del Ministerio de Transportes y Comunicaciones y / o las Direcciones Regionales de dicho sector. Etc. etc. etc. A ese respecto, soy de la opinión de que estamos siendo muy permisivos y blandos… como ciudadanos.

Tercera responsabilidad ciudadana: evaluar y exigir buenos servicios públicos. Ejemplo: protestar por la falta de agua, limpieza pública, y seguridad ciudadana. Y viceversa; reconocer y destacar la labor de los buenos funcionarios públicos… que los hay, y en abundancia.

Sin embargo – a este respecto – no estamos haciendo ni lo uno ni lo otro. No protestamos por el clamoroso fracaso del Estado en cuanto a los servicios públicos que nos brinda tarde, mal y nunca. Y – lo que es peor – no estamos reconociendo y destacando la abnegada labor que nos brindan muchos excelentes funcionarios del Estado, quienes a pesar de sus precarias remuneraciones y pésimas condiciones de trabajo, hacen todo lo posible para atendernos con dignidad y eficiencia.

Recapitulemos… de atrás para adelante para cerrar con la clave para tener un mejor país y una mejor ciudadanía: (1) Evaluar y exigir buenos servicios públicos. (2) Hacer valer nuestros derechos civiles. Y (3) Elegir bien.

A ese respecto, el gran escritor y periodista británico George Orwell (1903 – 1950) dijo sabiamente – Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones, y traidores, no es víctima… es cómplice –. Así que al que le caiga el guante, que se lo chante. Me refiero – por supuesto – a nosotros los peruanos… yo incluido. Lampadia




Gobierno desarticula la economía

Gobierno desarticula la economía

EDITORIAL DE LAMPADIA

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Con la disculpa de armonizar la lucha contra el coronavirus y el funcionamiento de las actividades económicas, el gobierno central está creando normas y regulaciones que terminarían por alterar la esencia de la economía, llevándonos a esquemas de operación teóricos y maltrechos, como siempre sucedió con los sistemas de planificación central.

Las normas se multiplican todos los días a través de protocolos y decretos, creando un grave riesgo para la salud de la economía. Veamos algunos ejemplos:

  • Prohibición de trabajar de personas con grado 1 de obesidad.
  • Prohibición de trabajar de adultos mayores de 60 años.
  • Intervención en los contratos de pensiones de la educación privada.
  • Protocolo de comercio electrónico que excluye de operar a empresas pequeñas.
  • Impedimentos operativos para los aplicativos de delivery.
  • Regulaciones ridículas para la operación de restaurantes con delivery que hace imposible la posibilidad de operar de la gran mayoría de establecimientos.
  • Regulaciones absurdas del transporte marítimo internacional, que nos retirarían de las prácticas operativas del comercio internacional.
  • Gran dificultad para dar licencias sin goce de haber y para acuerdos de reducción de sueldos.
  • Obligación de contratar enfermera y aplicar pruebas a partir de 20 empleados.

De esta manera, vamos a terminar, poco a poco, con un engendro de economía diseñada en gabinetes burocráticos por funcionarios teóricos de visión estatista sin contacto con el mundo real.

El manejo de esta crisis no puede ser un espacio estatal que excluya al sector privado del diseño de las pautas que permitan normalizar la economía.

Así como el gobierno se equivocó centralizando el manejo de la crisis sanitaria, concentrando en el Minsa la adquisición y ejecución de los test del virus, en lugar de alentar la operación de laboratorios privados, ahora pretende normar, a puertas cerradas, el proceso de reapertura de la economía.

El regreso a la normalidad relativa de la vida social es responsabilidad de toda la sociedad. El gobierno no puede imponer un régimen autocrático que no podrá evitar desarticular la vida económica del país. Lampadia