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Trampa del Ingreso Medio: Menor crecimiento por complacencia y falta de reformas

Trampa del Ingreso Medio: Menor crecimiento por complacencia y falta de reformas

Se conoce como “Trampa del ingreso medio”aquella situación en la cual un país emergente entra en un plató sostenido de estancamiento que detiene su convergencia hacia los niveles de ingreso de los países desarrollados. La experiencia internacional muestra que cuando los países superan el umbral de los US$ 10mil per cápita se encuentran en una etapa intermedia de desarrollo, y es cuando enfrentan el reto de adoptar las reformas necesarias para alcanzar el desarrollo integral y duradero.

¿Cuáles son las causas del estancamientoque lleva a caer en la trampa del ingreso medio? En un primer momento, un país de bajos ingresos puede crecer aceleradamente a partir de la mano de obra abundante y las reformas de mercado que apunten a asignar eficientemente los recursos productivos y a estimular el comercio. Este crecimiento “smithiano” (por Adam Smith), basado en la competitividad ganada por la especialización y la división del trabajo eventualmente empieza a agotarse.Entonces,la economía que alcanza plenamente su potencialproductivo debe buscar un crecimiento basado en la innovación como fuente principal para aumentar la productividad. En palabras de Paul Krugman “la productividad no es todo, pero en el largo plazo es casi todo”.

Entonces, la receta para evitar caer en la Trampa del Ingreso Medio es aplicar las reformas adecuadas que permitan generar un cambio cualitativo en la capacidad de realizar mejoras continuas en la competitividad de la economía, estimulando la productividad de la mano de obra.Varios factores influyen en esto. Existe consenso en que la baja calidad de la educación es un cuello de botella que limita nuestro potencial a largo plazo. En Lampadia ya hemos escrito sobre la necesidad de trabajar en una gesta por educación, pues urge aplicar políticas audaces para mejorar agresivamente el capital humano.  Igualmente, invertir audazmente para cerrar la brecha de infraestructuras que en el Perú ya alcanza los US$ 88 mil millones de dólares en agua y saneamiento, telecomunicaciones, energía y transportes (puertos aeropuertos, carreteras, caminos), por un lado, y las de educación y salud por otro. Todo vital para: i) mejorar las condiciones de vida de la población; ii) reducir costos innecesarios y cuellos de botella y  iii) mejorar la competitividad y el clima de negocios.

La agenda pendiente para dar el salto a un desarrollo integral y duradero incluye además una reforma que mejore la calidad y la confianza en las instituciones. En el Perú, estamos lejos de lograr los estándares mínimos requeridos para una transición hacia el estadio de los países avanzados. Nuestra situación en áreas como resolución de conflictos, seguridad ciudadana, corrupción, estructura política o calidad y acceso de la justicia,  muestra grandes deficiencias. Estas situación debilita la confianza en todas las instituciones y, eventualmente, llevaal desprestigio de los gobiernos, y de la clase política, lo cual afecta la gobernanza y la calidad de las decisiones del sistema político.

Por otro lado, en el caso peruano, además de las reformas, tenemos un elemento adicional para tratar de no caer en un estancamiento futuro: no hemos llegado aún a nuestro potencial productivo. En efecto, dado nuestros enormes recursos minerales, forestales, pesqueros y gasíferos, aislados durante largo tiempo de la inversión privada, el Perú cuenta con un potencial gigante para aumentar su base productiva, generando industrias conexas a nuestros sectores primarios, sin que esto excluya otros desarrollos industriales. No obstante, dada la “tramitología”, el ruido político y la ineficiencia del Estado para atraer inversiones, el reto de nuestros economistases siendo cómo hacer que esto no siga solo como un potencial y se pueda desarrollar sin afectar nuestros equilibrios macroeconómicos.

Los elementos en los que la clase política debe generar consensos y una agenda para alcanzar la convergencia al mundo desarrollado los hemos denominado previamente en LampadiaLos triángulos del futuro. Sin duda, la historia nos ha demostrado que solo las sociedades que han puesto el futuro como el centro de la agenda del presente son aquellas sociedades que han alcanzado la prosperidad.  Nuestros políticos deben comprender que éste es el momento de aplicar las medidas que permitan dar el gran salto aun desarrollo integral y duradero.