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Después de una mala década

Después de una mala década

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Pienso que los resultados de las elecciones generales requieren de todos nosotros reflexiones serias sobre como reconstruir la confianza en el futuro, salir de la pandemia y recuperar el crecimiento económico, el empleo y la reducción de la pobreza.

Necesitamos diseñar una visión de futuro que nos invite a todos los peruanos a enfrentar juntos la gesta del desarrollo. Más adelante volveré sobre este tema.

Por ahora tenemos que entender que nadie tiene una representación global del electorado. La segunda vuelta tiene que ser enfrentada con humildad, pero sobre todo, recogiendo el voto por el candidato radical, que no necesariamente es un voto que expresa un radicalismo extremo de la población.

El voto por Castillo no es solo un voto de rechazo a un sistema que ven lejano y corrupto, a un estado que no funciona, sino también cosecha la prédica de izquierda contra el sistema, que no ha sido contrapesada por la clase dirigente nacional, que ha abandonado el terreno político e ideológico.

Tenemos que invitar a esos peruanos, que tienen poca información sobre el mundo y el Perú, pero que se sienten auténticamente dolidos, a ser parte de la gesta de su propio desarrollo.

En diciembre del 2017 escribí en Lampadia: En búsqueda del tiempo perdido ¿Y ahora qué le decimos al Perú?

Hace muchos años repito que el Perú es ‘infinito’, que tenemos todos los recursos para ser un país rico. Hace tiempo que podríamos haber transformado nuestro potencial productivo en bienestar general. Esta visión incluye, por supuesto, mi apreciación por la calidad de nuestra gente, como personas trabajadoras, creativas y esencialmente sanas.

Pero como no todo puede ser bueno, tenemos una clase dirigente que, difícilmente, es digna de ser llamada así. La calidad de nuestra clase dirigente ha sido siempre motivo de duras críticas por parte de los peruanistas más destacados, como lo fueron Víctor Andrés Belaunde Diez Canseco y Jorge Basadre. La afectan dos grandes males: la búsqueda del beneficio individual y la falta de compromiso cívico.

Solo así podemos explicarnos que, una y otra vez, transformemos nuestras oportunidades en derrotas.

En diciembre de 2010, escribí en Diario 16: ¡Que buena década! – ¡Queremos otra!

Es hora de mirar el vaso medio lleno. Esta década está terminando de marcar nuestra transición desde una sociedad cerrada, estancada, a una sociedad abierta, de crecimiento. Estamos empezando a dejar atrás las actitudes del modelo mental ganar-perder, la suma cero, y adoptando las del modelo ganar-ganar, la suma positiva. Nuestros ciudadanos están pasando del oportunismo a la confianza en sí mismos, nuestros empresarios están terminando de transitar del mercantilismo a la competencia, y nuestros políticos, hay nuestros políticos, todavía muy pocos se alejan de la demagogia, el populismo, y el cortoplacismo, y pasan a la visión de futuro y la concordancia entre palabra y obra.

Quiero enfatizar que aún estamos lejos de resolver nuestros grandes problemas institucionales, sociales y económicos, pero si antes, la posibilidad de enfrentarlos y resolverlos, era una ilusión, un sueño o una promesa, hoy está en nuestras capacidades, hoy podemos dar un gran salto adelante para superarlos.

Por fin estamos aprendiendo a crear riqueza, base esencial del bienestar, estamos viendo como, con la inversión privada que se multiplica a lo largo y ancho del país, junto con la inversión pública en las regiones, que se hace posible gracias al crecimiento de la economía, se empieza a transformar nuestro perfil, y lo que es más importante, empieza a cambiar el sentimiento nacional.

Pero ¿qué pasó?

¿Cómo pasamos de esa situación a una década muy mala entre el 2011 y el 2020?

Evidentemente, perdimos el rumbo, nuestra clase política se dedicó a las absurdas y derrotistas guerrillas de poder, y nuestros intelectuales, gremios y empresarios, se olvidaron de participar en el debate nacional y de llevar el credo del crecimiento y el bienestar a todos los peruanos.

No entendimos que el desarrollo integral, económico, social e institucional, es tarea de todos. No podemos dejar la construcción del futuro en manos de los políticos y los pobres medios de comunicación. Tenemos que fajarnos por llevar la palabra y los actos pro-desarrollo, a todos los rincones del Perú.

La segunda vuelta tiene que marcar un giro profundo de nuestro compromiso con la patria. Es hora de re enrumbarnos a la gran gesta del desarrollo con humildad y amor por este maravilloso país. Busquemos la concordancia con el espíritu peruanista de nuestros grandes pensadores. Lampadia




Vamos hacia un sector privado mendicante

Vamos hacia un sector privado mendicante

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Para la furia y frustración de las izquierdas retrógradas del Perú, instaurada la Constitución de 1993 que trajo de regreso la inversión privada, y superada la recesión de finales de la década de los 90; el país entró en una fase de crecimiento y desarrollo que generó la reducción de la pobreza de 60 a 20%, la caída de la desigualdad, la eliminación de la inflación, el crecimiento de una clase media emergente, la multiplicación de empleos e inversiones en las regiones, la disminución de la mortalidad infantil, y la mejora de la confianza de los ciudadanos en el futuro.

Así llegamos al año 2011, con todos los indicadores económicos y sociales mostrando una mejora sustancial del bienestar general.

Pero entonces empezaron a tomar cuerpo los relatos anti sistema que negaban y cuestionaban nuestros logros, apoyados por tres fenómenos perversos:

  • la complicidad de tontos útiles, que desde plataformas del mercado, validaban los reclamos de los radicales enfatizando el lado vacío del vaso;
  • la inacción de buena parte de la clase dirigente, especialmente la del ámbito empresarial, que no entendió la necesidad de predicar el bienestar y educar a los ciudadanos en nuestra nueva realidad de una incipiente economía de mercado;
  • el grave deterioro de los medios de comunicación que se enrolaron en enfoques políticos, cortoplacismo y difusión del dolor y el escándalo.

Desde entonces, desde el 2011, llegó a la administración pública una profunda casta de funcionarios anti mercado y anti inversión privada, que impregnaron la acción del Estado de normas y regulaciones que fueron ahogando y paralizando la efectiva primacía de nuestra Constitución. Así bajó la inversión privada, se paralizaron importantes proyectos de inversión, pública y privada, y fue bajando el ritmo de crecimiento y reducción de la pobreza.

Este nuevo ambiente tomó cuerpo con el gobierno de Humala; se mantuvo, traicionando el voto popular, con el gobierno de Kuczynski; y se entronizó con el gobierno de Vizcarra, al punto de que ahora tenemos ministros abiertamente estatistas.

Ahora, con las normas anti pandemia y las regulaciones que supuestamente buscan el reinicio de las actividades empresariales, los benditos protocolos con su reforzado burocratismo, se está terminando de condenar al sector privado a lesiones que impiden el funcionamiento de esa economía briosa que permitió la recuperación de la primera década del siglo.

Se está llevando al sector privado a la condición de mendicante, en la que el futuro de las empresas pasa por pedir y suplicar al gobierno, determinadas condiciones regulatorias y ayudas financieras y económicas. Se ha debilitado gravemente al sector empresarial, desde las empresas más pequeñas hasta las más grandes.

Con la crisis, no solo vamos a perder muchas vidas, también vamos a perder un 20% del PBI, vamos a malograr buena parte de nuestra clase media, vamos a instalar un alto desempleo y retrocederemos más de una década, en la lucha contra la pobreza, aumentándola seguramente en un 10%.

Durante esta crisis el gobierno ha desconfiado del sector privado como agente positivo para la gesta de contención y recuperación, se ha rechazado la ayuda de las empresas, y no se ha destacado y agradecido las múltiples donaciones recibidas a lo largo y ancho del país.

Esta crisis debe ser resuelta sin distorsiones regulatorias que crean congestiones populares y estrangulamientos productivos. Debe ser enfrentada por los ciudadanos y empresas, con sus propios protocolos y compromisos de acción individual. La responsabilidad viene con la sensatez normativa y la libertad. No queremos ser una sociedad lisiada e incapaz de manejar su futuro.

No podemos permitir que cadres de políticos de las izquierdas caducas medren de la crisis implantando una economía de Estado de orientación socialista. Lampadia




¿Cómo logró crecer el Perú y qué nos falta?

¿Cómo logró crecer el Perú y qué nos falta?

¡Cuidemos los pilares de nuestra economía y empujemos juntos las reformas pendientes!

Líneas abajo presentamos un video del IPE que explica la gran recuperación de nuestra economía durante la primera década del nuevo siglo y lo que necesitamos emprender para no seguir perdiendo oportunidades de desarrollo, como estamos haciendo desde el 2011.

Lampadia

 




Un análisis del plan económico de Fernández

Un análisis del plan económico de Fernández

La reciente toma de mando del nuevo presidente de Argentina, Alberto Fernández, ha suscitado toda clase de predicciones respecto de su futuro accionar en las principales líneas de política económica que tomará su gobierno, tanto en el frente fiscal como el monetario.

Y es que la presencia de su vicepresidenta peronista Cristina Fernández, ha acrecentado la incertidumbre sobre si se persistirá en el populismo de izquierda emprendido entre los años 2007 – 2015 que llevó a la actual crisis de creciente inflación y delicado problema de repago de deuda que sume a nuestro vecino del sur y que, con el gradualismo que llevó Macri, agravó aún más ambos impasses.

Para una mejor comprensión de los principales drivers que impulsan la crisis argentina, compartimos a continuación un artículo publicado recientemente por la revista The Economist, en el que se analiza el plan económico que acometerá Fernández a la luz del contexto que lo precede y de la evidencia sobre el éxito de dichas políticas en el pasado.

Como se desprende de este análisis, la posposición del pago de intereses sobre la deuda, que actualmente asciende a US$ 105 mil millones, y el no levantamiento de los controles de precios y de capitales que tienen como objetivo no generar grandes depreciaciones del tipo de cambio en el corto plazo, no constituyen la verdadera solución al problema económico de dicho país. Justamente forman parte de placebos que se han venido anunciando recientemente por varios gobernantes de la región, que como hemos escrito en Lampadia: La calle atormenta América Latina , solo buscan ganar adeptos en el electorado. Por el contrario, una política de ajuste que sólo puede ser llevada a cabo bajo una gran reforma del Estado, debería ser una opción mandatoria para Fernández toda vez que los actuales niveles de presión tributaria en Argentina, considerados entre las más altos a nivel mundial, inhibe todo desarrollo que pueda llevar a cabo el sector privado con la consecuente generación de empleos y reducción de pobreza.

Esperamos que el actual líder argentino tome en cuenta las advertencias de The Economist si realmente quiere generar un quiebre estructural en la economía argentina, de manera que retome un alto crecimiento y quién sabe, pueda volver a ubicarse entre las grandes potencias mundiales, como otrora lo exhibía a finales del siglo XIX e inicios del XX (ver Lampadia: Ideas para ponerle fin a la crisis económica de Argentina). Lampadia

El predicamento peronista
Cómo Alberto Fernández planea hacer frente a la crisis económica de Argentina

El nuevo presidente quiere impulsar el crecimiento y frenar la inflación. Eso será difícil

The Economist
12 de diciembre, 2019
Traducido y comentado por
Lampadia

BUENOS AIRES. Alberto Fernández se llevó a sí mismo y a su novia, Fabiola Yáñez, al Congreso para su toma de posesión como presidente de Argentina en su Toyota. Ese gesto, tanto como lo que dijo en su discurso de una hora, señaló que tiene la intención de ayudar rápidamente a los argentinos comunes que sufren de recesión, alta inflación y aumento de la pobreza. Pero algunos se preguntaron, cuando el peronista aceptó la faja presidencial y el testigo de Mauricio Macri, su predecesor de centroderecha, si conduciría al país hacia adelante o hacia atrás.

La pregunta fue provocada en parte por la presencia de Cristina Fernández de Kirchner, la nueva vicepresidenta, que precedió a Macri como presidente. Fernández, una populista que gobernó de 2007 a 2015, creó el desorden económico en cuya limpieza Macri falló. Ella ha sido acusada en nueve casos judiciales separados por actos de corrupción y otros delitos. En la nueva administración, ella ya ha acumulado una influencia sin precedentes para un vicepresidente. El nuevo presidente (sin relación con Fernández) quiere complacer a la multitud como lo hizo ella, al menos para los argentinos pobres, pero sin repetir sus errores. Eso será complicado.

La “catástrofe social” que Fernández promete poner fin es real. Dos quintos de los ciudadanos argentinos no pueden pagar una canasta mensual de productos básicos. La tasa de inflación interanual supera el 50%. El rescate de US$ 57 mil millones de Argentina del FMI es el más grande en la historia del fondo. Fernández promete poner la economía “de nuevo en pie”. Pero un asesor del nuevo presidente admite: “No hay respuestas fáciles sobre la economía y no hay buenas opciones”.

La apuesta de Macri era que podría restaurar la confianza que Fernández había maltratado, lo que conduciría al crecimiento. Al asumir el cargo en 2015, levantó los controles de cambio introducidos por Fernández, llegó a un acuerdo con los acreedores extranjeros (con quienes ella había peleado) y redujo sus impuestos a los exportadores. Ese enfoque fracasó, en gran parte porque Macri no redujo el déficit presupuestario lo suficientemente rápido como para mantener la calma de los inversores cuando aumentaron las tasas de interés mundiales. El peso se desplomó y la inflación se disparó (ver gráfico líneas abajo). El acuerdo del FMI en 2018 fue una segunda puñalada para revivir la confianza. Pero la austeridad que exigía golpeó justo cuando se iniciaba la temporada política de Argentina, debilitando la economía y llevando a los votantes a Fernández. Eso golpeó nuevamente al peso.

La gran idea del nuevo presidente es revertir la secuencia de Macri: el crecimiento conducirá a un resurgimiento de la confianza en lugar de al revés, argumenta. Para impulsar el crecimiento, tiene la intención de recuperar las herramientas empleadas por la administración de Fernández, pero usarlas con mayor destreza.

Es probable que la pieza central del programa económico sea una reestructuración de la deuda de US$ 105 mil millones de Argentina con los tenedores de bonos extranjeros (que no incluye la deuda con el FMI). Esto lo llevará a cabo el nuevo ministro de economía, Martín Guzmán, un académico con poca experiencia política que se especializa en negociación de deudas. Él ha propuesto que Argentina difiera el pago de intereses y capital por los próximos dos años. Los analistas suponen que terminará exigiendo mayores concesiones a los acreedores. Los precios de los bonos sugieren que los mercados esperan un recorte implícito, un descuento en el valor nominal de los bonos, de casi el 50%. “Cada dólar que no usemos para la deuda se destinará a la recuperación en casa dirigida por el consumidor”, dijo Guzmán a sus nuevos colegas.

La idea de pagar a los acreedores extranjeros menos de lo que se les debe es popular. También lo serán los planes de Fernández para aumentar los salarios de los trabajadores del sector público y mal remunerados y aumentar las pensiones.

Las ideas para controlar la inflación son poco ortodoxas. El nuevo gobierno puede mantener un límite en los precios de los servicios públicos que debían expirar a fines de 2019. Se espera que mantenga los controles de capital introducidos por Macri como una medida de emergencia para frenar la depreciación del peso y alcanzar un pacto con empleadores y sindicatos para mantener bajos los precios y salarios. (Esto puede significar que los salarios aumentarán en menos de lo que ha implicado Fernández).

La gran pregunta es si ese paquete puede excluir las cosas que obstaculizan el crecimiento contra las cuales los peronistas hicieron campaña. Eso es improbable. El nuevo gobierno no quiere retirar los US$ 11 mil millones restantes de su préstamo del FMI, pero aún tendrá que lidiar con el fondo. Es probable que el FMI acoja con beneplácito un recorte en la carga de la deuda del sector privado (facilitando que Argentina reembolse el fondo). Es probable que ambos tipos de acreedores insistan en un superávit fiscal primario, es decir, antes de los pagos de intereses, lo que significa más austeridad de la que tiene en mente Fernández. Existe una especulación preocupada de que el banco central pagará promesas como pensiones más altas imprimiendo dinero, a pesar de que se cree que su nuevo presidente, Miguel Pesce, es una opción segura. Si la política fiscal o monetaria es demasiado flexible, aumentará la inflación a pesar de que se planea contenerla.

Aunque Fernández está volviendo a usar algunas de las técnicas utilizadas por su predecesor peronista, está ansioso por señalar que no repetirá sus excesos. “Este es el equipo económico de Alberto, y él estará a cargo en este frente”, dice un asesor. Sin embargo, el nuevo presidente no ha descartado los temores de que Fernández tendrá una influencia indebida. Guzmán obtuvo el ministerio de economía después de que vetó a otros dos candidatos, dice el asesor presidencial.

Ella intervino en la elección de los ministros de interior, defensa y seguridad. Sus partidarios estarán a cargo de las agencias que manejan los impuestos, las pensiones y el cuidado de las personas mayores, que tienen grandes presupuestos y empleos para ofrecer aliados políticos. Su influencia en estas áreas sugiere que reformar el estado no será una prioridad. Como vicepresidenta, Fernández es la líder del Senado y dirige el bloque peronista en la cámara, donde tiene una mayoría. Su hijo, Máximo, dirige a los peronistas en la cámara baja del congreso.

Fernández también ayudó a organizar el nombramiento de Carlos Zannini, uno de sus asociados más cercanos, como fiscal general. Zannini fue detenido preventivamente por su presunto papel en encubrir un acuerdo que Fernández había hecho con Irán para absolverlo de la culpa del bombardeo de un centro judío en Buenos Aires en 1994 en el que murieron 86 personas, incluido el terrorista. Su juicio se ha retrasado indefinidamente. Alberto Nisman, un fiscal que fue asesinado en 2015, había acusado a Zannini. Como el fiscal general, Zannini, quien fue liberado de la cárcel en 2018 y niega todos los cargos, dirigirá la unidad anticorrupción del gobierno y su equipo de abogados.

Alberto Fernández ya dejó en claro que no le preocupan las presuntas fechorías de sus altos funcionarios. Sostiene que Cristina Fernández y los miembros encarcelados de su gobierno son víctimas de “persecución política”. Ha declarado inocente a Zannini. “Le reivindicamos”, le dijo al nuevo fiscal general.

Fernández revivirá aspectos de la política exterior de su predecesora peronista. El nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Solá, ha señalado un “compromiso” con Nicolás Maduro, el dictador izquierdista de Venezuela, que ahora será menos un paria regional. El nuevo gobierno de Argentina no aceptará en su forma actual un acuerdo comercial negociado por Mercosur, un bloque comercial de cuatro países, con la Unión Europea. Esto disminuirá las perspectivas de crecimiento de Argentina a largo plazo y aumentará la tensión con Brasil, el miembro más grande del bloque. Fernández y Jair Bolsonaro, presidente populista de Brasil, hablan de tener “relaciones pragmáticas”. Pero no hay forma de ocultar la escarcha. Bolsonaro no asistió a la toma de posesión de Fernández, sino que envió a su vicepresidente.

El gobierno de Macri se enorgullece de haber puesto fin al aislamiento económico que Cristina Fernández impuso a la Argentina. “Hemos pasado cuatro años sacando a Argentina de la congelación”, dice Jorge Faurie, el canciller saliente. “El miedo es que volveremos”. Los optimistas piensan que el cambio hacia la izquierda en la diplomacia facilitará que Fernández adopte una política económica moderada. Los argentinos deben esperar que sí. Lampadia




Pobreza multidimensional bajo la lupa

ComexPerú
Julio 19, 2019

En nuestro país, en el periodo 2004-2018, la pobreza se redujo sostenidamente (a excepción de 2017), al pasar del 58.7% al 20.5% en 2018, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Es decir, a 2018, solo un 20.5% de la población contaba con un nivel de gasto inferior al costo de la canasta básica de consumo (S/ 344), lo que comúnmente se conoce como pobreza monetaria. No obstante, existe un grupo de personas que pueden no ser consideradas como pobres, de acuerdo con la definición antes señalada, pero que no acceden a determinados servicios, como salud y educación, por ejemplo.

En su último informe Global Multidimensional Poverty Index 2019, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford (OPHI) comparan la pobreza multidimensional en más de 100 países y 5,700 millones de personas, a través del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), el cual calcula cómo las personas experimentan la pobreza en su salud, educación y nivel de vida. Este índice identifica como pobres multidimensionales a personas con carencias no monetarias que tengan por los menos un tercio de los 10 indicadores que evalúa el IPM: nutrición, mortalidad infantil, años de escolarización, asistencia escolar, agua potable, saneamiento, combustible de cocina, electricidad, vivienda y bienes.

De acuerdo con los resultados de dicho informe, el Perú pasó de tener un 20% de pobres en 2006 a un 12.7% en 2019, convirtiéndose en uno de los países que más ha reducido la pobreza multidimensional en la última década, junto con Etiopía, que en el mismo periodo pasó de un 88% a un 83.5%, e India, de un 55% a un 27.9%. A su vez, destaca que el Perú desarrolló avances significativos en los indicadores de bienes, vivienda, combustible de cocina y electricidad; mas no así en el resto, dado que se encuentran por debajo de los 7 puntos porcentuales (pp). Sin embargo, esto no significa que no estemos avanzando. Por ejemplo, en mortalidad infantil se registró una disminución a la mitad.

SANEAMIENTO Y AGUA POTABLE

En cuanto al indicador de saneamiento, los peruanos que son multidimensionalmente pobres han pasado de un 17.2% en 2006 a un 11.2% en 2019; mientras que, en lo que respecta a agua potable, pasaron de un 11.9% a un 6%, lo que refleja en ambos una disminución de 6 pp. Por otro lado, de acuerdo con el INEI, durante el periodo febrero 2018-enero 2019, el 90.8% de la población nacional contó con acceso a agua por red pública y el 68.5% consume agua potable, lo que representa aproximadamente 21 millones de personas.

Ante las cifras mostradas, se esperaría que más de la mitad de los peruanos tenga acceso a este servicio y, con ello, una reducción del indicador de pobreza. Sin embargo, persiste la mala gestión de las entidades prestadoras de servicios de saneamiento, principalmente por problemas de solvencia y de gestión administrativa. Ante ello, nuevamente los más castigados son aquellos en situación de vulnerabilidad, que no pueden acceder a la red pública y que tienen que comprar el agua a camiones cisterna por S/ 15 el m3.

AÑOS DE ESCOLARIZACIÓN Y ASISTENCIA ESCOLAR

Si bien en el indicador de años de escolarización se registró un avance de 2.5 pp, esto no habría sucedido en todos los departamentos del país. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) 2018, elaborada por el INEI, en dicho año, el promedio de años de educación de la población entre 20 y 65 años, en los departamentos de Amazonas, Cajamarca, Huancavelica, Huánuco, Loreto y San Martín, fue 9.4 años, lo que significa que la mayoría de los habitantes de estos departamentos solo alcanzaron el nivel de secundaria incompleta.

Por otro lado, en el indicador de asistencia escolar, se tuvo un avance de 0.8 pp. A su vez, el Índice de Competitividad Regional 2019 señala que la asistencia escolar básica [1] se incrementó de un 82.6% en 2010 a un 90.9% en 2018, debido a que se mejoraron las condiciones de educación, pero, de nuevo, esto no sucede en todos los departamentos. Por ejemplo, en Lima, el 92.8% de los colegios públicos y privados cuenta con acceso a los tres servicios básicos[2], mientras que, en contraste, en Ucayali y Loreto tan solo un 9.9% y un 8.5%, respectivamente, los tienen.

NUTRICIÓN Y MORTALIDAD INFANTIL

En cuanto a los indicadores de nutrición y mortalidad infantil, se tuvo un avance de 3.3 pp y 0.5 pp, respectivamente. Al respecto, la mayoría de los Gobiernos en los últimos años han desarrollado programas para combatirlos; sin embargo, no se obtiene el efecto esperado por una mala focalización y un gasto público ineficiente. Un ejemplo de ello es el Programa Vaso de Leche (PVL), donde el 60.2% de los hogares beneficiados no califica dentro de la categoría de pobreza. Ahora bien, esto también sucede en otros programas sociales. Así, un 35% de los hogares infiltrados recibió ayuda de un programa adicional al PVL y un 19.5% se benefició de más de dos. ¡Incluso un 0,9% de los hogares infiltrados participó de 4 programas adicionales!

En conclusión, tal como señala el Banco Mundial, un elemento fundamental para la reducción de la pobreza multidimensional es el crecimiento económico, que impulsa la mejora en las condiciones de vida de los habitantes de un país. El Gobierno actual se ha trazado la meta de reducir la pobreza monetaria a un 18% en 2021. Si se sigue teniendo como objetivo una reducción tomando en cuenta el nivel de gasto (pobreza monetaria) y no el nivel de vida (pobreza multidimensional), ¿mejorará nuestro bienestar? ¡Tracémonos metas más ambiciosas en beneficio de todos los peruanos!

[1] Porcentaje de la población entre 3 y 16 años que asiste a inicial, primaria y secundaria en la edad correspondiente.
[2] Electricidad, agua y desagüe.




¿Cómo se encuentra el mundo tras la crisis financiera del 2008?

Ha pasado una década desde que la economía mundial experimentó la crisis de las hipotecas subprime, considerada la más grande crisis financiera acontecida en la historia desde el Crack del 29. El detonante, que tuvo lugar en septiembre del 2008, con la quiebra de Lehman Brothers – considerado hasta entonces el cuarto banco de inversión más importante de EEUU – sirvió como precedente para una caída sincronizada de gran parte de los índices bursátiles del mundo desarrollado, por la considerable pérdida del valor y consecuentes defaults de diversas instituciones financieras y empresas trasnacionales de renombre que listaban en tales mercados.

Esto último sumió en el desempleo y la pobreza a por lo menos 12 millones de personas sólo en México, según fuentes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. En América Latina, el principal impacto se dio, como es costumbre en estas crisis originadas en el exterior,  a través del canal comercial; sin embargo, gracias a la política fiscal contracíclica en el 2009 que fue posible por la acumulación de reservas en más de una década previa (ver Lampadia: Los sólidos fundamentos macroeconómicos), nuestro país salió bien librado con un crecimiento del 1.1%, mientras que el promedio de la región caía en -1.5%, según cifras del Banco Mundial.

Es menester señalar que, contrariamente a lo que se piensa en diversos círculos académicos y políticos, las causales de esta crisis financiera internacional no tienen nada que ver con la desregulación financiera, siendo la industria bancaria altamente regulada por la tasa de interés de referencia, los encajes y demás instrumentos de política monetaria de la FED (ver Lampadia: El legado del liberalismo de Margaret Thatcher).

Hoy en 2019, aún con la pérdida de bienestar suscitada por estos hechos pasados, el mundo de los traders en Wall Street ve a la crisis financiera como un fenómeno algo lejano, ante el impredecible auge experimentado por el mercado de capitales desde entonces. Un reciente artículo escrito por Robert Shiller (ver artículo líneas abajo), Premio Nobel de Economía 2013, publicado en la Revista Project Syndicate, da cuenta de estos hechos así como sus posibles causales.

En sus palabras, “La cuadruplicación de los precios de las acciones estadounidenses desde 2009, así como la elección de Trump, parecen reflejar, al menos en parte, un proceso de reducción del temor y de un nuevo encantamiento con la cultura empresarial estadounidense”.

En efecto, como concluye el economista a partir de un análisis de la cultura de los inversionistas de la bolsa de Nueva York, el hecho de no obtener avistamientos de ninguna crisis financiera subsecuente ni depresión tras lo sucedido en 2008, revitalizó la fe en el espíritu empresarial estadounidense que otrora dominaría la década de 1990. Ello, aunado a los avances de la 4ta Revolución Industrial (4IR), contribuyó a la aparición de nuevos competidores en industrias nunca antes vista en el mundo corporativo global, así como a la proliferación de libros y publicaciones en pos del emprendedurismo que hoy dominan los círculos millennial y de las start-up. Así fue como EEUU volvió a cambiar las manecillas del reloj en el mundo empresarial.

Consideramos que la aparición de esta nueva ola de emprendedurismo es importante en tanto permite retomar la confianza en el sistema económico capitalista, que fue tan lapidado en su momento tras la crisis financiera del 2008 – inclusive por economistas de renombre como Paul Krugman y Joseph Stiglitz – y que hoy en día lo sigue siendo por parte de las nuevas comunidades mediáticas, políticas e ideológicas (ver Lampadia: Trampa ideológica, política y académica).

Como escribimos en Lampadia:  Recuperando lo mejor del capitalismo, no existe mejor época en el mundo, en donde se haya vivido mayor prosperidad – en términos de reducción de la pobreza, aumento de la esperanza de vida, alfabetización, aumento de los ingresos, entre otros- que la vivida en los últimos 50 años,  justamente gracias a la globalización, el libre comercio y el sistema capitalista. Difundir estas ideas tanto en nuestro país como en la región y el mundo es fundamental para lograr ser una sociedad libre, encaminada hacia el desarrollo. Lampadia

¿Fue predecible el auge del mercado de valores?

Robert J. Shiller
Project Syndicate
29 de marzo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

Si bien la sabiduría convencional sostiene que nunca es posible “predecir el mercado”, podría parecer que los cambios importantes, como la cuadruplicación del mercado de valores estadounidense en la última década, deberían ser al menos en parte previsibles. ¿Por qué no lo son?

NEW HAVEN – ¿Deberíamos haber sabido en marzo de 2009 que el índice de acciones S&P 500 de los Estados Unidos se cuadruplicaría en valor en los próximos diez años, o que el Nikkei 225 de Japón se triplicaría, seguido de cerca por el índice Hang Seng de Hong Kong? La idea convencional es que nunca es posible “predecir el mercado”. Pero parece que los movimientos tan grandes como estos deben haber sido al menos en parte previsibles.

El problema es que nadie puede demostrar por qué se produjo un auge, incluso después del hecho, y mucho menos para mostrar cómo se podría haber predicho. El auge de Estados Unidos desde 2009 es un buen ejemplo.

Al observar el mercado de valores de EEUU, es importante tener en cuenta que sus participantes son abrumadoramente inversores de EEUU. Según un estudio del gobierno de EEUU publicado el año pasado, a pesar de un cierto crecimiento entre 2009 y 2017, la participación en el mercado de valores de los EEUU propiedad de extranjeros era de aproximadamente una séptima parte en 2017. Pero si todas las personas prestaban atención a los asesores financieros y eran completamente diversificados, las personas fuera de EEUU, que tenían más de dos tercios de la riqueza mundial a partir del año pasado, también serían dueños de más de dos tercios del mercado de valores de EEUU. El sesgo del país de origen, o el patriotismo, es un factor importante en el mercado de valores. Por lo tanto, para comprender la fortaleza del mercado de valores de EEUU, debemos considerar el pensamiento de sus participantes.

Parece que ha habido una reacción exagerada en EEUU respecto a una caída temporal de las ganancias. Las ganancias por acción de S&P 500 habían sido negativas (un evento muy raro) en el cuarto trimestre de 2008, tanto para las “ganancias reportadas” como para las “ganancias de operación”, y esas cifras apenas aparecían en marzo de 2009, cuando el índice alcanzó su nadir.

Podría pensar que un observador inteligente en EEUU en 2009 habría reconocido que la disminución fue temporal y habría esperado que las ganancias, que son relevantes para pronosticar el crecimiento a largo plazo de los precios de las acciones, se recuperen. Pero la pregunta real es si el observador podría haber basado un pronóstico muy optimista para el crecimiento de las ganancias a largo plazo en el rebote de ese momento de ganancias negativas. Ahora sabemos que las medidas a largo plazo del crecimiento de los beneficios no cambiaron mucho. Las ganancias promedio por acción de S&P 500 de diez años desde 2009 hasta 2019 aumentaron solo un 71% en comparación con la década anterior. Por lo tanto, la cuadruplicación en el índice de precios del S&P 500 fue impulsada no por mayores ganancias sino por valoraciones mucho más altas de las ganancias.

Es cierto que las tasas de interés reales han bajado desde 2009, dado que los Valores Protegidos contra la Inflación del Tesoro de EEUU a diez años rindieron 0.8% en febrero, en comparación con el 1.71% de marzo de 2009. Pero todo ese descenso se produjo en 2010 y no pudo justificar ninguna de las fuertes tendencias alcista en los precios de las acciones desde entonces.

En 2009, algunas personas en EEUU usaban un lenguaje muy fuerte para expresar su miedo. Uno escuchó que una “supernova financiera” venía. Una búsqueda en ProQuest News & Newspapers de “derivados” y “armas financieras de destrucción masiva” (una frase atribuida a Warren Buffett) muestra que estos dos términos aparecieron por primera vez juntos en 2003 y ganaron una gran popularidad en 2009, solo para desaparecer casi por completo en 2018.

Aquellos que eran lo suficientemente inteligentes como para saber que los mercados de derivados no iban a estallar la economía podrían haber sabido de cualquier obstáculo en el mercado, por el temor de no ser sostenidos durante diez años. Pero un pronóstico basado en tal presciencia es difícil de cuantificar o defender públicamente.

El hecho de que los economistas en general no habían predicho la crisis financiera de 2008 se enfatizó mucho en ese momento y llevó a un poco de fe perdida. A muchas personas les preocupaba en marzo de 2009 que las acciones tuvieran mucho más por caer.

Bajo mi dirección, la Escuela de Administración de Yale ha estado recolectando datos sobre las opiniones de inversionistas tanto institucionales como individuales en los Estados Unidos desde 1989. Una de las preguntas es: ¿Cuál cree que es la probabilidad de una catástrofe en el mercado de valores de los EEUU, como la del 28 de octubre de 1929 o el 19 de octubre de 1987, en los próximos seis meses, incluyendo un choque causado por el contagio financiero de otros países? A principios de 2009, el porcentaje de personas que dieron una probabilidad superior al 10% alcanzó un nivel récord (desde 1994).

Del mismo modo, ProQuest News & Newspapers cuenta que la frecuencia de la frase “Gran Depresión” se elevó a niveles sin precedentes. Hubo más menciones de “Gran Depresión” en 2009 que durante la Gran Depresión.

Pero entonces, sin un desplome del mercado de valores ni una depresión extrema a la vista, estos temores fueron reemplazados por su opuesto: una admiración más profunda del éxito empresarial. Surgió una nueva narrativa, con una nueva ola de genios multimillonarios cuya aparición en la década de 1990 fue interrumpida brevemente por la crisis financiera. La publicación en 2011 del éxito de ventas número uno Steve Jobs, la biografía de Walter Isaacson del fundador de Apple, es un ejemplo. Elon Musk ha despertado el entusiasmo con compañías futuristas como el fabricante aeroespacial SpaceX y Neuralink, que está desarrollando interfaces de cerebro-computadora implantables.

La adhesión de un empresario extravagante, Donald Trump, a la presidencia de EEUU es una prueba de la fortaleza de la identificación de muchos estadounidenses con los héroes de negocios. A partir de 2004, Trump pasó gran parte de su tiempo desarrollando su personaje de negocios como la estrella del reality show The Apprentice, y luego, desde 2008, en The Celebrity Apprentice. Su campaña combinó este entusiasmo, y su afirmación de que él podría “Hacer que EEUU sea grande otra vez” apeló al optimismo de los inversores estadounidenses.

La cuadruplicación de los precios de las acciones estadounidenses desde 2009, así como la elección de Trump, parecen reflejar, al menos en parte, un proceso de reducción del temor y de un nuevo encantamiento con la cultura empresarial estadounidense. Pero es difícil pronosticar tales tendencias, incluso las más grandes, en el mercado de valores, no solo porque la proyección es un negocio altamente competitivo, sino también porque la espontaneidad juega un papel tan importante en el comportamiento humano. Lampadia

Robert J. Shiller 
Robert J. Shiller, ganador del Premio Nobel de Economía en 2013, es profesor de economía en la Universidad de Yale.




Visión de la reducción de la pobreza global al 2030

La reducción de la pobreza global y la mejora de la salud es el eje alrededor del cual gira la Fundación Bill y Melinda Gates. El pasado 26 y 27 de setiembre, la organización filantrópica realizó el evento anual de Goalkeepers y dio a conocer su nuevo informe anual, con el objetivo de compartir toda la data que han recabado, celebrar los éxitos y advertir a la comunidad mundial sobre lo que podría suceder si no seguimos invirtiendo en el desarrollo.

La Fundación Bill & Melinda Gates comenzó a desarrollar el informe “Goalkeepers” (publicado en nuestra sección Documentos) el año pasado porque, a pesar de los notables avances en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y las enfermedades, todavía queda mucho por hacer. El progreso es posible, pero no es inevitable y es por eso que se diseñó Goalkeepers. Este informe busca ser un catalizador para la acción, que reúne a líderes de todo el mundo para compartir lo que funciona y lo que no, y para forjar nuevas asociaciones para la acción. La Fundación Gates se ha comprometido a emitir este informe todos los años hasta el 2030.

“Estamos tratando no solo de generar conciencia sobre el progreso y lo que está en riesgo, sino que impulsamos a la gente a alzar sus voces para impulsar las acciones que nos ayudarán a alcanzar el lado positivo del pronóstico”, dijo Bill Gates anunciando el informe de este año. “Estamos tratando de atraer a muchos líderes jóvenes para que se involucren en esto”.

El informe “Goalkeepers” analiza 18 indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): pobreza, retraso del crecimiento, agricultura, mortalidad materna, mortalidad de menores de cinco años, mortalidad neonatal, VIH, tuberculosis, malaria, enfermedades tropicales desatendidas, planificación familiar, cobertura universal de salud, adicción al tabaco, vacunas, educación, género igualdad, saneamiento y servicios financieros para los pobres.

También propone mejoras, como por ejemplo cómo reducir el número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza, aumentar el acceso a anticonceptivos y reducir el número de muertes relacionadas con el VIH.

El informe nos recuerda que el mundo ha estado mejorando. Desde el año 2000, más de mil millones de personas han salido de la pobreza extrema. Sin embargo, actualmente, uno de los obstáculos a los que se enfrenta el mundo para continuar esta reducción de la pobreza es el rápido crecimiento demográfico.

En la introducción al informe de 2018, Bill y Melinda Gates dan la alarma de que “décadas de progresos deslumbrantes en la lucha contra la pobreza y la enfermedad pueden estar a punto de estancarse”, debido al rápido crecimiento demográfico en las partes más pobres del mundo. Informan que la pobreza extrema se está concentrando fuertemente en el África subsahariana, particularmente en la República Democrática del Congo y Nigeria. Estos dos países albergarán a más del 40% de pobreza extrema del mundo para el año 2050. Por lo tanto, escribe Gates, reducir la pobreza en África debería ser “la prioridad mundial para las próximas tres décadas”.

Aliviar la pobreza en estas áreas es especialmente difícil porque está “enraizada en la violencia, la inestabilidad política, la desigualdad de género, el cambio climático severo y otras crisis profundas” y está relacionada con las altas tasas de mortalidad infantil y desnutrición.

Gates argumenta que la solución es invertir en la salud y la educación de los jóvenes, permitiéndoles realizar un trabajo innovador e impulsar el crecimiento como activistas, innovadores, líderes y trabajadores.

En cuanto a cómo llevar a cabo esta inversión, los Gates dicen que:

  • En cuanto a la salud, los niños no solo deben sobrevivir, sino también prosperar, incluso sobrepasando el retraso en el crecimiento.
  • En cuanto a la educación, el siguiente paso es mejorar la calidad de la educación, aprovechando los recientes aumentos en la matrícula en la escuela primaria y de las niñas.

Concluyen argumentando que el destino de los jóvenes en África “será el mayor factor determinante de si el mundo avanza hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

Tras la publicación del informe de Goalkeepers 2018, el 24 de septiembre, la Fundación Gates publicó los resultados de una encuesta Goalkeepers realizada por Ipsos Public Affairs. La encuesta consultó a 40,000 personas, de 12 años o más, en 15 países de todos los niveles de ingresos, sobre sus perspectivas sobre sus vidas personales, los desafíos para sus comunidades y la dirección de sus países. La encuesta encuentra que:

  • Los jóvenes de todo el mundo son más optimistas sobre el futuro que las generaciones anteriores, con niveles de optimismo más altos en los países de ingresos bajos y medianos;
  • Los jóvenes en estos países tienen más probabilidades de creer que pueden afectar la forma en que se rigen sus países y que su generación tendrá un impacto más positivo en el mundo que la generación de sus padres; y
  • El progreso en la lucha contra la pobreza y la enfermedad “se siente en los países de ingresos bajos y medianos”.

La conclusión es clara: para seguir mejorando la condición humana, nuestra labor ahora es ayudar a crear oportunidades en los países más pobres y que están creciendo más rápidamente. Como dice el informe: “El auge actual de la población juvenil puede ser bueno para la economía; si los jóvenes están sanos, están formados y son productivos, habrá más personas que puedan desempeñar el tipo de trabajo innovador que estimula el crecimiento rápido. Esto ayuda a explicar el avance asombroso de la generación anterior en la mayor parte del mundo y es la clave para que ese progreso se extienda por todas partes.”

El futuro está en nuestros jóvenes. Lampadia




Reflexiones sobre la política de nuestros días

Pablo Bustamante Pardo
Director de
Lampadia

La elección por el voto popular no conlleva la ‘iluminación’ por parte del Espíritu Santo. Más bien, en el mundo en general, y en el Perú en particular, los ciudadanos que acceden a la política, y ocupan las curules parlamentarias, llegan cada vez menos preparados para entender y diseñar las políticas públicas que permitan emprender y consolidar los caminos de la prosperidad.

Los problemas más complejos de los seres humanos, como la derrota de la pobreza, no se resuelven por arte de magia, ni de un día a otro, su superación supone procesos largos y consistentes, y más esfuerzos que celebraciones.

Sin embargo, el perfil de los políticos modernos, desde el Reino Unido, España y EEUU, hasta Chile, Brasil y Perú, es de personajes más osados que ponderados, con menor preparación y menos experiencia, y completamente orientados al corto plazo; a diferencia de los ‘políticos por vocación’, que, en décadas no muy lejanas, comprometían su vida a la política, desde la base de partidos políticos que hacían gala de visiones e idearios de largo plazo.

Hoy la política se aloja solo en el corto plazo. Los partidos políticos no representan cuerpos de pensamiento, son solo vehículos de acceso al poder. La multiplicación de movimientos políticos y la alta rotación de congresistas, de un período a otro, no permiten el empoderamiento de políticos experimentados, que ostenten liderazgos amplios.

Hoy día, además de los retos tradicionales del desarrollo, tenemos que enfrentar, adaptarnos y sacar provecho, de la ‘cuarta revolución industrial’, que está transformando dramáticamente la vida de los países, las empresas y las personas, en todo el espacio global.

Las tecnologías que configuran un nuevo mundo, avanzan exponencialmente, y el cambio es paradigmático. Si en 1920, la vida de una empresa era en promedio de 67 años, hoy día no pasa de 15. En los próximos siete años, 4,200 millones de personas se incorporarán al mundo híper conectado, trayendo una fuerza inmensa de innovación y cambio, como explicó hace pocos días en Lima, Peter Diamandis, en el Sura Summit.

Con esta revolución estamos transitando al mundo de la abundancia, donde puedes apostar por crecer diez veces en vez de 10%, donde aumentará la longevidad, y donde podremos empoderar a las mentes más jóvenes en todas partes del planeta.

Algunas evidencias de la Abundancia, según Diamandis

  • Durante los últimos 200 años el PBI global se multiplicó por 100
  • En 300 años, el índice de mortalidad ha caído precipitadamente
  • Hace 30 años se firmó el Protocolo de Montreal para prevenir la pérdida de ozono y mejorar el ambiente
  • El acceso a la electricidad es un indicador clave del crecimiento económico, calidad de vida y superación de la pobreza. Al 2017, la energía eólica ya es más barata que la energía nuclear en el R.U. (con la mitad de subsidios)
  • A pesar de los titulares, mejoramos continuamente con menor escasez de alimentos y menos hambre. La desnutrición en el mundo global ha bajado de 18.6% en 1991, a 10.8% en el 2015

Esta nueva realidad global, hace cada vez menos adecuada la capacidad y el carácter de nuestros políticos para entender el mundo y los caminos de la prosperidad. Ya podemos ver que la política desaprensiva y disfuncional de nuestros días, produce resultados contrarios al bien común, pero eso sí, llamativamente desplegables en la llamada ‘sociedad del espectáculo’.

En este entendimiento y reflexión es que en Lampadia, insistimos en exhortar a la clase dirigente a participar activamente en el debate nacional. Pues solo exponiendo visiones de largo plazo, estudios, análisis y benchmarks; desde la sociedad civil, desde el conocimiento del nuevo mundo real, podremos evitar que las políticas públicas sean producto de la inspiración de una noche o la expresión de ruidosas movilizaciones callejeras, recogidas por los intonsos de la política; y ver más bien, que estas se nutran de la rica y amplia oferta de bienestar del mundo exponencial.

En el mundo exponencial, no llegaremos a ninguna parte con políticos de pensamiento lineal. Necesitamos mejorar la calidad de los partidos políticos, atraer a las mentes de avanzada a la política, y comprometer a la clase dirigente en el pensamiento y acción que nos hagan un país próspero para todos. Lampadia




La encrucijada del comercio internacional

El 2016 se caracterizó por algunas derrotas del libre comercio y una mayor tendencia anti globalización. Este año será clave para el orden económico mundial ya que el impulso hacia una mayor integración económica se ha estancado y en algunos aspectos se ha revertido. Esto es importante porque, como afirma Christine Lagarde, “el péndulo de las políticas públicas podría inclinarse en contra de la apertura económica, y si no se adoptan medidas de política contundentes, el mundo podría registrar tasas de crecimiento decepcionantes por mucho tiempo”.

Líneas abajo compartimos un ensayo colectivo de los colaboradores de Project Syndicate editado por Rohinton P. Medhora, presidente del Centro para la Innovación de la Gobernanza Internacional (CIGI). Este informe reúne los análisis de los líderes de opinión sobre la globalización y el comercio.

Como afirma Project Syndicate, “aquellos que defienden el libre comercio han perdido credibilidad con la gente que esperan persuadir”. Y esta falta de liderazgo está afectando el futuro del libre comercio, la más clara expresión de la globalización económica de las últimas décadas, que produjo los grandes avances de la humanidad en términos de reducción de la pobreza y de la desigualdad global, la mortalidad infantil, el aumento de la esperanza de vida, la emergencia de una clase media global y el crecimiento de la población mundial al doble de lo que fue hace pocas décadas, con mejor calidad de vida, salud e ingresos.

Hoy solo falta que menos de mil millones de personas salgan de la pobreza, lo que se estima pueda suceder para el 2030, de mantenerse las políticas de integración comercial. Sin embargo, si se llega a producir un retroceso de la apertura comercial por parte de los países más ricos, sus efectos en los países emergentes serían dramáticos. Como afirma Martin Wolf (Ver en Lampadia: ¿El fin de la globalización?), “Si se llega a producir un retroceso de la apertura comercial por parte de los países más ricos, sus efectos en los países emergentes serían dramáticos. Esta situación es casi el peor evento económico posible que se puede imaginar y golpearía muy duramente a los países y poblaciones más pobres del mundo.”

En el ensayo de Proyect Syndicate, se destaca la importancia de actualizar las reglas actuales de la globalización. Dani Rodrik de Harvard considera que puede ser el momento de “considerar el cambio de las reglas de la globalización en sí misma”, agregó, “para compensar a los perdedores de la globalización”, Para asegurar la paridad y la equidad entre países y sectores. Según Project Syndicate, “Ese principio es aún más importante hoy en día, cuando los avances en la automatización y las nuevas tecnologías digitales amenazan cada vez más los empleos individuales en muchos sectores.”

Project Syndicate concluye que “las conversaciones futuras sobre el comercio tendrán que dar cuenta de estos cambios que se vienen y de la transformación conceptual en curso del propio comercio”. Según Tyson y Susan Lund del McKinsey Global Institute, los “flujos digitales transfronterizos ya tienen un impacto más grande en el crecimiento económico global que los flujos tradicionales de bienes comercializados”. Esto significa que el comercio del futuro estará en ideas, es decir en propiedad intelectual; y esto distinguirá el comercio de como tradicionalmente se ha entendido.

El mundo está cambiando y, de la misma manera tenemos que adaptarnos a él. Para esto, debemos actualizar las reglas del comercio internacional y, ante todo, mantenernos integrados y predispuestos a un mundo más globalizado y más unido que nunca. Solo así podremos sacarle el provecho a las ventajas que trae el futuro. Lampadia

El Futuro Del Comercio

El resurgimiento populista del año pasado ha puesto en relieve los actuales debates sobre el comercio y las preocupaciones del público sobre el internacionalismo. ¿Pueden rescatarse los mecanismos de globalización que dieron forma a la economía mundial del siglo XX para seguir produciendo prosperidad en las próximas décadas?

Rohinton P. Medhora
Project Syndicate
30 de junio, 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

trade agreements

Con el estímulo del presidente estadounidense Donald Trump y otros demagogos populistas, la angustia pública por la globalización se ha convertido en uno de los temas que definen nuestra época. De hecho, de todas las manifestaciones en contra de la globalización, los populistas han dirigido una especial cantidad de críticas a los acuerdos de comercio internacional. Según  Trump, los “horribles” acuerdos comerciales son la culpa de casi todo lo que está mal en el mundo de hoy.

Es cierto que el nacionalismo populista parece haber sufrido un retroceso en los últimos meses, perdiendo en las elecciones nacionales de este año en Holanda, Francia y el Reino Unido [aunque Theresa May se ha acercado bastante]. Pero la globalización no está fuera de peligro. Las preocupaciones delaopinión pública sobre el impacto de la integración económica internacional se han estado acumulando durante años y no se disiparán simplemente como resultado de unas pocas elecciones o referendos.

Los debates sobre la globalización se han centrado en los acuerdos individuales de libre comercio y en los acuerdos comerciales bilaterales, como los que existen entre Estados Unidos y China. Pero también han abordado cuestiones más abstractas, como lo que puede ser el futuro de la globalización y, específicamente, si se puede forjar un nuevo consenso mundial basado en normas para el siglo XXI.

Los comentaristas de Project Syndicate han sido los principales participantes en estos debates; y, aunque tienden a apoyar la apertura política y económica en general, y el libre comercio en particular, sus opiniones no son monolíticas. En conjunto, sus diferentes perspectivas proporcionan un pronóstico matizado no sólo para el comercio internacional, sino también para el propio internacionalismo.

Acuerdos problemáticos

Una indicación crucial de a dónde se dirige el comercio mundial fue cuando Trump asumió el cargo y retiró inmediatamente a Estados Unidos de la Asociación Transpacífica (TTP) de 12 países. Pero otra indicación vendrá más tarde este verano, señala Christopher Smart, de Harvard, ex asistente especial del presidente estadounidense Barack Obama para la economía, el comercio y las inversiones internacionales, cuando la estrategia y los objetivos de la administración Trump entren en la renegociar del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN)”.

Durante su campaña electoral, Trump calificó al TLCAN como el “peor acuerdo de comercio” jamás firmado por Estados Unidos. Pero vale la pena recordar que cuando el tratado entró en vigor en 1994, fue mucho más allá de las normas y prácticas de comercio internacional vigentes en ese momento, y avanzó significativamente los objetivos del liberalismo económico. Esto fue especialmente importante para México, que señaló su intención de convertirse en una economía moderna y desarrollada. Como señala Laura Tyson, de la Universidad de California en Berkeley, “Después del paso del TLCAN en 1994, el comercio entre los Estados Unidos y México creció rápidamente”, de tal manera que hoy, “Estados Unidos y México no se limitan a intercambiar bienes entre sí; ellos están produciendo bienes entre sí”.

No es evidente que la Administración Trump entienda este hecho, sobre todo porque las cifras comerciales tienden a ocultar el impacto total de las cadenas de valor transfronterizas. Según una estimación que Tyson cita, “el 40% del valor agregado a los bienes finales que las importaciones estadounidenses de México vienen de Estados Unidos; México aporta el 30-40% de ese valor; el resto es proporcionado por proveedores extranjeros”. Cuando se considera esta dinámica de la cadena de valor, el déficit comercial de Estados Unidos con México cae a la mitad.

Y eso ni siquiera representa los millones de empleos estadounidenses que están directamente relacionados con las importaciones, señala Anne Krueger, ex economista jefe del Banco Mundial. Después de todo, “los automóviles extranjeros”, señala Krueger, “no serían vendidos [en Estados Unidos] si las piezas y los mecánicos no estuvieran disponibles”.

Si Trump impusiera un arancel más alto a las importaciones mexicanas, como ha amenazado repetidamente, las exportaciones estadounidenses de bienes intermedios a México y las exportaciones mexicanas a Estados Unidos disminuirían. El resultado, sugiere Daniel Gros, del Centro de Estudios Políticos Europeos en Bruselas, sería un mercado más pequeño para las exportaciones estadounidenses a México, insumos mexicanos más costosos en la producción estadounidense y mayores precios para los consumidores estadounidenses.

Según Frankel, estas medidas proteccionistas le han costado a los consumidores estadounidenses “unos 3,000 millones de dólares al año”, y al mismo tiempo alimentan la degradación ambiental y las pérdidas de empleos en otros sectores de la economía estadounidense.

Como señala Frankel, el acuerdo comercial (que tiene varias décadas de antigüedad) podría ser actualizado. Por ejemplo, el TLCAN no cubre actualmente el “comercio electrónico y localización de datos”, y podría hacer más por proteger el medio ambiente y los trabajadores. Además, Estados Unidos en particular se beneficiaría de los ajustes del actual sistema de resolución de disputas inversionista-estado y de una mayor protección de la propiedad intelectual (PI).

Asimismo, Smart argumenta que si Trump hubiera mantenido al TPP en el buen camino, podría haber mejorado no sólo la posición de Estados Unidos en Asia, sino también su propia posición en la renegociación del TLCAN.

Ten cuidado con lo que deseas

Esto señala las muchas consecuencias no deseadas que podrían derivarse del enfoque de Trump hacia el comercio en todo el mundo. Como advierte Stephen Roach de Yale, las apuestas son especialmente altas en el caso de China. Estados Unidos y China han tenido durante mucho tiempo lo que él llama “una relación altamente reactiva” de la codependencia económica, por lo que un movimiento equivocado podría desencadenar una destructiva espiral descendente. Keyu Jin, de la London School of Economics, ofrece un ejemplo: Si Trump actúa sobre las amenazas hechas en su campaña contra China, dice: “China podría dejar de comprar aviones estadounidenses, imponer un embargo a los productos de soya estadounidenses y descargar los títulos del Tesoro estadounidense y otros activos financieros”.

Hasta el momento, una guerra comercial entre Estados Unidos y China parece haber sido evitada, debido a la sesión del presidente chino Xi Jinping con Trump en Mar-a-Lago en abril. Pero eso no significa que los dos países no tengan fricciones en el futuro. Por otra parte, incluso sin una guerra comercial total, China podría frustrar la administración de Trump dejando que su moneda se deprecie.

Las autoridades chinas tienen todo el incentivo para hacer precisamente eso. Desde junio de 2014, señala Eswar Prasad, de la Universidad de Cornell, China ha gastado casi mil millones de dólares en apoyar el renminbi. Si Trump le da una razón para abandonar la intervención del mercado, el valor del renminbi caerá, la competitividad comercial de China aumentará y el déficit comercial de Estados Unidos con respecto a China crecerá aún más. Y, como Jin nota con ironía, nada enfurece más a Trump que el hecho de que “China exporta más a Estados Unidos que las exportaciones estadounidenses a China”.

Pero una China que ha sido innecesariamente provocada podría hacer mucho más que herir el orgullo de Trump. Kenneth Rogoff, de Harvard, por ejemplo, se preocupa de que “enormes franjas de Asia”, incluidos aliados y socios estadounidenses como Taiwán e India, ya sean “vulnerables a la agresión china”. Y, como señala Kaushik Basu de Cornell, la política exterior aislacionista de Trump alientan a China, así como a otros países emergentes como México y la India, a ser más nacionalistas y firmes.

Eso es lo último que necesita un mundo ya desordenado y multipolar. Nouriel Roubini, de la Universidad de Nueva York, nos recuerda que “ayudó a sembrar las semillas de la Segunda Guerra Mundial”. Hoy en día, una política similar podría alentar a China a intensificar sus reivindicaciones territoriales en Asia y el Sur China Sea, o precipitar una carrera de armas nucleares entre Irán, Arabia Saudita, Turquía y Egipto. A pesar de una crisis geopolítica, señala el economista Joseph Stiglitz, premio Nobel, la presidencia de Trump ya ha introducido una incertidumbre que “desalentará la inversión, especialmente la inversión transfronteriza”, y hará que los negocios – muchos de los cuales emplean a estadounidenses – lo piensen dos veces”.

Sin embargo, una visión un poco más optimista sostiene que la presidencia de Trump impulsará al resto del mundo a forjar nuevos lazos. Por ejemplo, Joakim Reiter y Guillermo Valles de la UNCTAD ven una oportunidad para que “la Unión Europea y otras economías emergentes” formen una “alianza Norte-Sur de países dispuestos a defender y promover el comercio global”. De la misma manera, Andrés Velasco, Ex ministro de Hacienda de Chile, ha propuesto revivir un Plan George HW de la era Bush para un bloque de libre comercio en las Américas, que no necesita incluir a los Estados Unidos. Y al este, escribe Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, “China promoverá diversos mecanismos comerciales, de infraestructuras y de seguridad en Asia”, y “los 11 miembros restantes de la Asociación Transpacífica pueden iniciar su TPP sin Estados Unidos”.

Una confederación de burlas económicas

A pesar de la Sinophobia de Trump, muchos comentaristas de Project Syndicate ven en su política comercial una receta que involuntariamente haría a China grande y dejaría a América mucho peor. Esto se debe en gran medida al aparente analfabetismo económico de Trump y sus principales asesores. Jeffrey Sachs de la Universidad de Columbia y Pascal Salin, ex presidente de la Sociedad Mont Pèlerin, tienen puntos de vista muy diferentes sobre la formulación de políticas económicas. Pero ambos identifican el mismo defecto en la retórica proteccionista de Trump; un malentendido de lo que realmente significan los déficits comerciales. Como señalan Salin y Sachs, Trump y sus asesores rutinariamente atribuyen erróneamente el desequilibrio de cuenta corriente de Estados Unidos a “malos” acuerdos comerciales, cuando es realmente un resultado natural de la baja tasa de ahorro de los Estados Unidos.

Debido a que Trump está siguiendo los “sentimientos intestinales” en vez de una “teoría económica válida”, Salin se preocupa de que podría llevar a cabo políticas que harán “más difícil para los importadores comprar lo que necesitan de los exportadores” y como Barry Eichengreen de la Universidad de California, Berkeley, argumentó el año pasado, incluso si los políticos querían poner “presión al alza sobre los precios de EE.UU.” para empujar hacia atrás la deflación y la inminente trampa de liquidez, habría maneras mucho mejores de hacerlo. “La alternativa obvia a los aranceles de importación”, escribe Eichengreen, “es la simple política fiscal de reducciones de impuestos y aumentos en el gasto público”.

Además, Trump no tiene ninguna posibilidad realde cambiar el balance de cuenta corriente de los Estados Unidos. “No hay una razón en particular”, nos recuerda Sachs, para creer que “un aumento de las barreras comerciales de Estados Unidos tendría efectos de primer orden sobre las tasas de ahorro e inversión de Estados Unidos y, por lo tanto, sobre el saldo en cuenta corriente de Estados Unidos”. Puede ser lo mejor. Si los ex presidentes estadounidenses hubieran actuado con el mismo impulso para salvar “empleos de baja calificación”, la economía estadounidense de hoy “podría tener un sector manufacturero más grande y un uso intensivo de mano de obra”, señala Basu. “Pero también se parecería mucho más a una economía en desarrollo”.

Y Salin, por su parte, advierte que eliminar el déficit comercial de Estados Unidos significaría sacrificar “el nivel de vida que innumerables estadounidenses han llegado a disfrutar”. De hecho, según Martin Feldstein de Harvard, los estadounidenses podrían esperar ver sus ingresos reales “disminuir en cerca del 5%”.

Dado que Trump y sus asesores han aceptado lo que Sachs llama “una falacia económica que los estudiantes de primer año de economía aprenden a evitar”, no es sorprendente que también hayan propuesto políticas económicas equivocadas más allá del ámbito del comercio. Por ejemplo, Roubini predice que las “restricciones migratorias de Trump probablemente reducirán el crecimiento, erosionando la oferta de mano de obra”. Del mismo modo, J. Bradford Delong, también de la Universidad de California en Berkeley, argumenta que el impulso de Trump por estímulo fiscal y recortes de impuestos socavaría su propia agenda para el fortalecimiento del dólar, por lo que es más difícil para los fabricantes estadounidenses competir en el extranjero. Y, como lo demuestran Emmanuel Farhi y Gita Gopinath de Harvard y Oleg Itskhoki de Princeton, tales políticas “erosionarán la posición neta de activos externos de Estados Unidos” y darán como resultado una pérdida neta de capital.

Lamentablemente, el analfabetismo económico actual no se limita a Estados Unidos. Jim O’Neill, ex presidente de Goldman Sachs Asset Management, cree que los Brexiteers en el Reino Unido creen en muchas de las mismas falacias que la administración de Trump. Para empezar, O’Neill observa que “muchos políticos británicos -y todos los miembros de la campaña “Brexit” están ignorando los costos probables de salir del mercado único de la UE”, que establecerán barreras comerciales entre el Reino Unido y la UE.

Para empeorar las cosas, la actual estrategia del gobierno del Reino Unido después del Brexit se ha fijado en el despliegue de acuerdos comerciales “patrióticos” con países anglófonos como Australia, Canadá y Nueva Zelanda, cuando debería centrarse en llegar a acuerdos con China, India, y Nigeria. Al igual que Trump y su obsesión por el saldo de la cuenta corriente, la campaña Brexit parece creer que puede resolver todos los problemas británicos simplemente “retomando el control” del comercio y la inmigración. Pero como señala O’Neill, el Reino Unido, con o sin Brexit, seguiría teniendo “un crecimiento de la productividad persistentemente bajo, una educación y programas de capacitación de habilidades débiles y desigualdades geográficas”.

Salvando el internacionalismo

A pesar de sus obvios defectos, Trump y los argumentos económicos de los Brexiteers se han vuelto populares con mucha gente de Norteamérica y Europa. Para rechazar la narrativa peligrosamente engañosa de los populistas, los políticos que aún reconocen los beneficios del libre intercambio mundial tendrán que encontrar un nuevo camino.

En primer lugar, los líderes políticos, empresariales y de la sociedad civil deben reconocer que, como dice Ngaire Woods de la Universidad de Oxford, “aquellos que defienden el libre comercio han perdido credibilidad con la gente que esperan persuadir”. Para Gros, las élites políticas han sobrevendido durante años los beneficios del comercio y han creado “expectativas imposibles para la liberalización del comercio”. Su mayor error, sostiene, era ignorar el papel de los altos precios de las materias primas como un motor “del extraordinario crecimiento del comercio en las últimas décadas”. Cuando los precios de las materias primas cayeron finalmente, el comercio mundial se debilitó.

Sin embargo, tales afirmaciones de los defensores del libre comercio no son nada nuevo. En un próximo documento, examino las declaraciones de los líderes políticos sobre los acuerdos comerciales que se remontan al Tratado de Roma de 1957, y descubro que la sobreexcitación parece ser la norma. Rara vez los líderes reconocen los posibles efectos perturbadores de la apertura económica, o implementan políticas para mitigarlos. Pero, como sostiene Woods, evitar las verdades difíciles ya no es una opción. Las élites tendrán que ser mucho más directas sobre las consecuencias de la integración económica global, mientras que “también se ocupan de las preocupaciones más profundas de la gente”, como la pérdida de dignidad que viene con el desplazamiento económico. Si los líderes razonables no dicen la verdad, no deben sorprenderse cuando los demagogos nativistas presentan sus propios “hechos alternos”.

Además, los encargados de formular políticas deben respaldar la verdad con medidas concretas. Como lo demostró el Subdirector General de las Naciones Unidas, Jomo Kwame Sundaram y Vladimir Popov, de la Academia de Ciencias de Rusia, los países que más se beneficiaron del comercio lo hicieron “proporcionando una compensación de desempleo y capacitación adecuada y promoviendo oportunidades para empleos más remunerados”.

Con respecto a Estados Unidos en particular, Rogoff propone un impuesto al consumo progresivo para reducir la desigualdad, así como reformas para liberar la innovación tecnológica y la difusión. Del mismo modo, Salin recomienda menos impuestos y menos regulaciones, para impulsar la actividad económica y el crecimiento. En cualquier caso, una regla para las políticas sociales del siglo XXI, sugiere Richard Baldwin, del Instituto de Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra, es que deben adherirse al principio de “proteger a los trabajadores individuales, no a los empleos individuales”.

La globalización en el siglo XXI

Ese principio es aún más importante hoy en día, cuando los avances en la automatización y las nuevas tecnologías digitales amenazan cada vez más los empleos individuales en muchos sectores. Tampoco es un problema sólo para los países desarrollados. Brahima Coulibaly de la Brookings Institution advierte que “la caída de los costos de la tecnología” podría descarrilar la industrialización en gran parte de África antes de que incluso se inicie. Y así como las tecnologías de reemplazo de mano de obra no son estrictamente una preocupación para los países desarrollados, no pueden separarse de la globalización. Como muestra una reciente investigación del economista de Oxford, Adrian Wood, la lógica de la globalización económica activamente ayuda a la automatización.

Al igual que con los acuerdos comerciales, los gobiernos tienen la responsabilidad de abordar los efectos de las nuevas tecnologías. Tendrán que fomentar conversaciones honestas y desapasionadas sobre los riesgos y recompensas de un mundo hiperdigitado, para determinar cómo las nuevas tecnologías podrían ser reguladas y diseñadas para producir el mayor bien público. Más allá del diseño de las tecnologías individuales, observa Tyson, mucho dependerá también “del diseño de las políticas que las rodean”.

Dani Rodrik de Harvard es más escéptico. Con o sin medidas a nivel nacional para mitigar la interrupción del comercio y la tecnología, puede ser el momento de “considerar el cambio de las reglas de la globalización en sí misma”, agregó, “para compensar a los perdedores de la globalización”. Para asegurar la paridad y la equidad entre países y sectores. En opinión de Rodrik, la cooperación económica global ha sido desequilibrada, porque las finanzas y el capital pueden moverse mucho más rápidamente a través de las fronteras que los bienes, los servicios y especialmente la mano de obra. Y, por supuesto, las medidas reguladoras nacionales y supranacionales se mueven más lentamente.

Abordar estos problemas requerirá un sistema creíble para combatir la delincuencia financiera y los paraísos fiscales; un régimen fiscal global de ajuste de fronteras para las emisiones de carbono; un pacto internacional sobre los refugiados; y un acuerdo modernizado sobre los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio. Para ello, Oonagh Fitzgerald y Hector R. Torresof del Fondo Monetario Internacional del Centro para la Innovación en Gobernanza Internacional llaman a la formación de una coalición de países, liderados por potencias medias, para reformar las instituciones de la globalización en 2018, cuando Canadá y Argentina liderarán el G7 y el G20, respectivamente.

Demostrar el valor de la cooperación multilateral será crucial para salvar políticamente la globalización. Un posible revestimiento de la decisión de Trump de retirar a los Estados Unidos del acuerdo climático de París de 2015 es que ha llevado a muchos otros países a reafirmar su compromiso de luchar contra el calentamiento global. Pero, como ya he dicho, la comunidad internacional también debe mantener el apoyo a acuerdos como el Acuerdo sobre Tecnología de la Información de la Organización Mundial del Comercio, mientras explora otras oportunidades similares de cooperación macroeconómica.

Al mismo tiempo, se debe recordar al público en cada oportunidad que no hay soluciones rápidas en los asuntos internacionales. Del mismo modo que la reacción contra la globalización tardó una década en estallar en la política nacional, tomará tiempo para que el péndulo vuelva hacia atrás. Como sostiene Basu, la “crisis económica en cámara lenta” de hoy ciertamente parece sombría; pero finalmente dará paso a una “Revolución Digital que promete elevar el crecimiento a nuevas alturas”.

Las conversaciones futuras sobre el comercio tendrán que dar cuenta de estos cambios que se vienen y de la transformación conceptual en curso del propio comercio. Según Tyson y Susan Lund del McKinsey Global Institute, los “flujos digitales transfronterizos” ya “tienen un impacto más grande en el crecimiento económico global que los flujos tradicionales de bienes comercializados”. Esto significa que el comercio del futuro estará en ideas,es decir en propiedad intelectual; y esto distinguirá el comercio de como tradicionalmente se ha entendido.

La propiedad intelectual se caracteriza por altos costos iniciales y bajos costos de reproducción. Y dado que eso implica una gran ventaja, el logro de la primacía nacional podría convertirse en el “Gran Juego” del siglo XXI. Desafortunadamente para los EEUU y el Reino Unido, Trump y Brexit difícilmente pondrán a cualquiera de sus países en la capacidad para ganarlo.Lampadia

 




Una clase magistral de Hans Rosling

Tras el fallecimiento del profesor y educador sueco Hans Rosling (conocido internacionalmente por sus charlas en TED y por desarrollar un software interactivo llamado Gapminder que explica visualmente el desarrollo global con gráficos didácticos e interactivos), en Lampadia queremos honrar sus presentaciones haciendo hincapié en uno de sus temas centrales: la reducción de pobreza en el mundo.

Siguiendo con nuestro afán de divulgar la información más real y certera sobre la evolución de las condiciones económicas y sociales que están configurando el espacio global en que vivimos, presentamos un resumen del documental de Hans Rosling titulado: Don’t Panic — End Poverty (¡No se asusten! – Terminemos con la pobreza), un video de una hora de duración producido por Wingspan Productions y narrado por el ilustre Hans Rosling con visualizaciones de gráficos e historias originales de Gapminder.

LINK: Don’t Panic! – End Poverty

Recordemos que Gapminder, fundada por Hans Rosling en 2005 junto a su hijo y su nuera con el objetivo de ofrecer un software libre para representar de forma visual: ‘todos los datos estadísticos sobre temas económicos, sociales e institucionales, de todos los países del mundo con el íntegro de su evolución histórica’.  Los datos se presentan en un software en el que cada país es representado por una burbuja que refleja el tamaño de la población, y que permite mostrar la evolución paralela de muchos países a lo largo de los años en función de múltiples indicadores que el usuario puede seleccionar, como el número de hijos o la esperanza de la vida.

Veamos por ejemplo la evolución de la esperanza de vida al nacer y del PBI per cápita de Corea del Sur, Singapur y el Perú, año a año desde 1950: 

También podemos apreciar la fuerza comunicacional de Hans Rosling en el siguiente video resumen de TED que muestra un resumen de sus conclusiones.

El documental sobre el fin de la pobreza, publicado en 2015, busca ilustrar, con estadísticas actualizadas, el progreso global reciente como “la historia más importante de nuestros tiempos”. Según Rosling, la meta de erradicar la pobreza en el mundo parece poco realista para muchas personas altamente educadas porque su visión del mundo está atrasada unos 60 años en el tiempo, alejados de lo que realmente está ocurriendo en nuestra realidad.

Desde el inicio del documental, su manera de explicar las cosas es completamente innovadora. Hace un gráfico “con sus propias manos” (haciendo referencia a IKEA) y muestra cómo el porcentaje del mundo que vive en la pobreza extrema ha caído de 85% en 1800, pasando por 55% en 1950, 50% en 1970 hasta sólo 12% en 2015 – y, dice, que si la tendencia continúa, el objetivo de erradicar la pobreza extrema en 2030 es completamente alcanzable.

Reducción de la pobreza extrema entre 1800 y 2015

Luego explica que, como muchos critican, el porcentaje no muestra el número de personas en pobreza. Por eso, como vemos en el gráfico líneas abajo, la línea celeste muestra la población en miles de millones de personas y la línea roja muestra el porcentaje de personas en extrema pobreza. Actualmente, con más de 7 mil millones de personas, tenemos 12% en pobreza extrema, lo cual equivale a más o menos 1 mil millones de personas. Su conclusión aquí es que tenemos más o menos la misma cifra de pobres extremos que teníamos hace 200 años, pero muchos menos, fuera de pobreza, que hace unas décadas más. Eso significa que el número de personas en extrema pobreza durante este largo tiempo histórico también está disminuyendo, no solo el porcentaje de pobres. Si continuamos esta tendencia de que tanto el porcentaje como el número de pobres baje, tenemos la gran noticia de nuestro tiempo. Un gran momento histórico.

Reducción de la pobreza extrema en porcentaje y número de personas

Ahora, Rosling nos muestra que entre 1800 y el 2015, la distribución global de ingresos ha tenido una mejora sustancial. Cada color muestra una región distinta: amarillo es Europa, verde son las Américas, azul es África y encima está la región más poblada de Asia, incluyendo Australia, de rojo. Como se puede observar, en 1800 casi todas las personas vivían en extrema pobreza en todas las regiones del mundo.

Luego, con la Revolución Industrial, la población creció y los ingresos se expandieron en Europa (amarillo), principalmente debido al aumento de los ingresos en Europa y América (verde). Y, entonces, en el siglo XX, la población continuó creciendo y los ingresos aumentaron aún más, como se observa en el gráfico inferior. “El mundo se convirtió en un mundo dividido”, afirma Rosling. Asia es la región que más se mantuvo en la pobreza extrema durante estos cambios.

Pero luego, la cosmovisión con la que creció. Entre 1980 y el 2010 han salido de la pobreza mil millones de personas. (Ver en Lampadia: Bill Gates y Hans Rosling debaten el fin de la pobreza extrema y Hacia el final de la pobreza). Como dice Rosling: “el reto de la extrema pobreza ha sido grandemente reducido y, por primera vez en la historia, está en nuestra capacidad acabar con ella definitivamente”. Uno de los objetivos de las Naciones Unidas es eliminar la extrema pobreza en 20 años. Para esto, agrega Rosling: “ayuda el hecho de que el reto del crecimiento de la población ya ha sido resuelto, pues desde el año 2000 hemos llegado al pico del número de niños vivos en el planeta”.

Casi todo el planeta ha salido de la pobreza extrema

Entonces llegamos hoy a una forma completamente nueva del mundo. Para aquellos que todavía piensan en el mundo como un lugar dividido entre ricos y pobres, Rosling les brinda un nuevo concepto: El Medio (the middle). Afirma que debemos mirar a aquellos que recientemente vinieron de la pobreza extrema hacia el Medio. La verdad es que ahora ya no estamos en un mundo dividido. Si miras con cuidado, verás una historia completamente diferente a la que dictan los medios de comunicación: En todo ‘el Medio’, el progreso de hoy es constante y muy real. Paso a paso, las vidas están mejorando, están teniendo más oportunidades para una vida más plena.

También explica que un gran motor de la pobreza extrema es lo que Rosling llama “uno más uno es igual a cuatro”. En las partes más pobres del mundo, la mujer promedio tiene cinco hijos. En promedio, uno de ellos muere y cuatro sobreviven. Así que dos personas se convierten en cuatro en cada generación – la población de los muy pobres se duplica en cada generación. Fuera de la extrema pobreza, en el resto del mundo, la mujer promedio tiene sólo dos hijos (como se puede observar en el gráfico inferior).

“Dentro de la pobreza extrema, se necesitan niños”, dice Rosling. “Necesitas que los niños traigan agua y leña. Cuando los niños no van a la escuela primaria es porque las familias son tan pobres que tienen que trabajar para alimentarlas. “Pero una vez que sacan a la gente de la pobreza extrema, tendrán familias más pequeñas, ya que tienen acceso a métodos anticonceptivos”.

Eso significa que si sólo se sacan a algunas personas de la extrema pobreza, las que están dentro tendrán familias numerosas, y la pobreza se reproducirá. Pero si lo hacemos en menos de una generación, eso no sucederá. Por eso, es importante en continuar con la senda de reducción de la pobreza y cumplir el objetivo de la ONU, y así lograr una mejora sustancial. Para hacerlo, es necesario luchar con la desinformación e ignorancia de cómo está mejorando el mundo continuamente.

Para recalcar esta des-información de las personas más educadas, utilizó su ya conocido método del World Quiz. Su primera pregunta fue: ¿Cuántas personas de cada 10 tienen electricidad en sus hogares en el mundo? (Una línea que de alguna manera marca la diferencia entre la Edad Media y los tiempos modernos). Estas fueron sus respuestas:

La mayoría escogieron resultados como 40% de la población. Sin embargo, la respuesta correcta es 80%, hasta un poco más. Más sorprendente aún es que 40% era 1960. Las personas siguen teniendo una visión 50 años por detrás de la realidad, en promedio.

Lo mismo sucedió con la siguiente pregunta. ¿Cuántos niños de cada 10 están vacunados contra el sarampión? Estos son sus resultados.

La respuesta más común fue de 30% de los niños. Sin embargo, la respuesta correcta es 83% de los niños del mundo están vacunados contra el sarampión.

La última pregunta fue: ¿Cuántas chicas de cada 10 van a la escuela primaria? Los resultados fueron los siguientes:

Una vez más, el promedio escogió 40% de las chicas. La respuesta correcta es 90% de las niñas van a la escuela. La respuesta está 60 años atrás en el tiempo.

En todos los casos se aprecia como nuestros prejuicios, mitos, o simple ignorancia, nos alejan de interpretar la realidad correctamente.

Después, Rosling decide mostrar un tema más relevante al progreso humano: la caída de la mortalidad infantil, que se refiere al número de niños que mueren trágicamente antes de los 5 años de edad. La importancia de este indicador es que la mortalidad infantil depende de muchas cosas, no sólo del servicio de salud. Depende de la educación, las condiciones de vida y de cómo las comunidades y los gobiernos protegen y ayudan a los necesitados. Por lo tanto, la mortalidad infantil mide todos los aspectos del progreso humano.

El cuadro empieza nuevamente en 1800. En esta época, la mortalidad infantil en el mundo era altísima. Incluso el país más poderoso de la época, el Reino Unido, un niño de cada tres moría antes de los cinco años. 

Luego, a medida que los países obtienen más dinero, los países más ricos mejoran su economía y manejan una mejor higiene, alimentación y educación, disminuyendo la mortalidad infantil. También llega la vacuna contra la viruela, el jabón producido industrialmente y mejoran las condiciones de vida e incluso el bienestar social. 

Ahora hay que analizar cómo estamos hoy. Ha sucedido un cambio asombroso: Incluso los países más pobres hoy tienen una menor mortalidad infantil que la de los países más ricos  hace 200 años.  Pero todavía hay una enorme diferencia entre los países.

Luego, Rosling, usando siempre Gapminder, hace un análisis comparativo muy interesante entre China y el Reino Unido. Cuando China inició su revolución comunista en 1950, tenían más o menos la misma mortalidad infantil que el Reino Unido había tenido 150 años antes. Durante la época de Mao hubo tanto progreso como horror, pero luego continuaron mejorando con el progreso social y comenzó el increíble crecimiento económico que hemos visto en China. Ahora, China ha alcanzado el mismo nivel de mortalidad infantil que el Reino Unido, como se puede observar en el gráfico de abajo.

Lo mismo, aunque de una manera distinta sucedió en el país vecino, Corea del Sur, por más de tener un sistema político diferente. Comienza alrededor del año de la Guerra de Corea, pero después de la guerra, el país invirtió fuertemente en educación, salud y el desarrollo humano. Esto creó grandes mejoras y entonces vino un asombroso crecimiento económico que fue incluso más rápido que en China.  

Si se analiza Etiopía, un país todavía muy pobre, sucedió lo mismo. Empezando en 1950 hasta el 2015, las primeras décadas estuvieron llenas de agitación política e incluso hambruna. Fue desde 1990 que despegó su desarrollo, con inversiones en crecimiento humano y ahora económico.

Hans Rosling es posiblemente el hombre que mejor ha sabido mostrar estadísticas en una presentación. Su trabajo se ha centrado en disipar los mitos que pretenden desconocer los grandes avances de la humanidad, sobre todo en el llamado mundo en desarrollo. ¡Gracias, Hans Rosling. Honor al mérito! Lampadia




Apurímac: Un nuevo testimonio del aporte de la minería

Apurímac: Un nuevo testimonio del aporte de la minería

En las siguientes líneas presentamos una comparación entre Cajamarca y Apurímac, a la luz del desarrollo de la frustración de los proyectos mineros de la primera y del éxito de Las Bambas en Apurímac. El proyecto, propiedad la empresa china MMG y dirigido por  gerentes australianos, cobra especial importancia por su envergadura, impacto en la región y en la economía peruana y, por ser, lamentablemente, el último proyecto minero nuevo que logró evitar los conflictos socio-políticos de los anti mineros, que paralizaron los proyectos que seguían en el ‘pipeline’.  

Hasta hace pocos años, Cajamarca era la región con mayor potencial de crecimiento del país y, de haber consolidado una vocación pro inversión y desarrollado, los cuatro grandes proyectos que estaban en marcha antes de la caída de los precios de los minerales, la pudieron haber convertir en la región más rica del Perú.

Lamentablemente, la penetración anti minera paralizó primero la ampliación de Yanacocha en el Cerro Quilish y luego en el proyecto de Conga, que contaba con el favor de las comunidades de su área de influencia. Luego se cayeron los demás proyectos y se diluyó la posibilidad de construir el ferrocarril a la costa.

En ese ambiente se enseñorearon los activistas anti mineros, llegando a establecer el terror como arma de presión política. Ver en Lampadia: Stalinismo en Cajamarca (enero de 2013).  Este violento proceso pasó mayormente desapercibido en Lima, pues además de amedrentar a la prensa local, se amenazó a los corresponsales de la prensa nacional, que no pudo reportar la consolidación de las afrentas contra la inversión privada, que después se exportó a otras regiones del país. Para esto, el gobierno nacional había perdido autoridad moral con “el oro no se come” y las empresas mineras ni su gremio, fueron capaces de contrarrestar la ola que, sin el conocimiento de la ciudadanía, pretendía imponer las absurdas ideas del pos-extractivismo que Lampadia identificó más adelante. Ver: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento.

Mientras tanto, al sur del Perú se consolidaba la inversión minera más importante de la historia del país, el Proyecto de Las Bambas. Un proyecto que había dormido por 40 o más años y que en los 80s fue objeto de una oferta de inversión de un grupo minero internacional con operaciones en el Perú, por US$ 1,000 millones con un 20% libre para el Estado. Pero, al igual que una oferta similar por Antamina, hecha un año después, fue rechazada por el segundo gobierno de Belaunde.

Evidentemente, el desarrollo de Las Bambas, se benefició de las experiencias previas, se negoció un adelanto de canon, en línea con lo que el partido de PPK llama ahora ‘adelanto social’ y, los anti mineros llegaron cuando el proyecto ya estaba en las fases finales de desarrollo.

Aún así, pusieron en agenda su oposición al mineroducto que iba hasta la planta de molibdeno a construirse en Espinar (Cusco). Ver: Mineroducto Las Bambas.  

Lo curioso es que, aunque no debiera llamar la atención, el mismo Cooperaccion, que criticó el mineroducto, pretendió descalificar el proyecto, cuando se dejó de lado la planta en Espinar y el tubo para el mineral.

A pesar de todo, el proyecto pudo ir adelante iniciando sus embarques de exportación desde las nuevas facilidades de Tisur en Matarani en enero del presente. Medio año después, la producción de cobre de Las Bambas llegó a 86,000 TMF, alcanzó el 9.4% del total nacional y desplazó del cuarto puesto a Moquegua.

Este resultado se enmarca en una cierta recuperación de la economía, que se debe, fundamentalmente, al crecimiento de la producción minera. En 2015, Apurímac fue la región de mayor crecimiento, exceptuando a Madre de Dios, que está muy influido por la producción ilegal de oro. Ver el ICAE 2015 del IPE:

Pero lo más importante para el entendimiento de las relaciones causa-efecto por parte de los ciudadanos, es comparar los resultados de la reducción de la pobreza en Apurímac y Cajamarca, como lo hizo con destreza, hace unos días, José Carlos Saavedra de Apoyo Consultoría. Veamos el cuadro resumen que presentó en el SAE de mayo pasado y su artículo de El Comercio, bajo el título: La historia de dos regiones.  

La historia de dos regiones: Apurímac versus Cajamarca

José Carlos Saavedra

Director de Análisis Macroeconómico de Apoyo Consultoría

22 de mayo, 2016

El Comercio

Glosado por Lampadia

Entre el 2011 y el 2015 la pobreza en Apurímac disminuyó 18 puntos básicos, mientras que en Cajamarca se estancó.

¿Qué factores explican esta situación?

Hace unas semanas, el INEI publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares del 2015, la más valiosa y completa fuente de información pública para entender la evolución de los indicadores sociales en el Perú. Los resultados de este estudio muestran diferencias importantes en la reducción de la pobreza entre Apurímac y Cajamarca. La historia de estas dos regiones es útil para ilustrar la importancia del crecimiento económico en la mejora de las condiciones de vida de la población.

Apurímac ha sido una de las regiones del Perú con mayor reducción de la pobreza en los últimos cinco años. El porcentaje de pobres en esta región pasó de 57% de la población a 39% entre el 2011 y el 2015. En contraste, en Cajamarca la pobreza prácticamente se estancó durante el mismo periodo y se mantuvo por encima de 50%. Así, el año pasado, Cajamarca se consolidó como la región más pobre del país. Apurímac –que tiene un tercio de la población de Cajamarca– logró sacar a más personas de la pobreza que la región del norte.

¿Qué explica esta importante diferencia? Un primer candidato podría ser que el crecimiento de los programas sociales fue más fuerte en Apurímac. Sin embargo, en los últimos años, las transferencias de Juntos y Pensión 65 por habitante han crecido a tasas similares en ambas regiones. La explicación no viene por ahí.

En realidad, la principal explicación de las diferencias entre estas dos regiones es la dinámica de la inversión. En Apurímac, el flujo de inversión pública y privada creció 20% en promedio cada año entre el 2012 y el 2015, debido, principalmente, al inicio de construcción del megaproyecto minero Las Bambas. Este proyecto demandó una inversión total de US$ 7,000 millones, equivalente a nueve veces el PBI de Apurímac en el 2011. Además, producto de un acuerdo entre el gobierno nacional, regional y la empresa minera, se adelantaron las transferencias por canon minero, lo cual permitió financiar el crecimiento de las obras de infraestructura pública en la región. En contraste, en Cajamarca la inversión pública y privada cayó 20% en promedio cada año durante el mismo período, sobre todo por la paralización de grandes proyectos de inversión minera. Adicionalmente, la inversión pública se vio afectada por la caída del canon, producto de la menor producción de las minas existentes y del ajuste en los precios de los metales.

A su vez, el desempeño diferenciado de la inversión impactó en la creación de empleo y crecimiento de los ingresos en ambas regiones. El fuerte dinamismo de la inversión permitió que en Apurímac el empleo dependiente aumente en 50% y que los salarios crezcan 30% en términos reales entre el 2011 y el 2015. En Cajamarca, en cambio, el empleo dependiente se contrajo y los salarios reales se estancaron durante el mismo periodo.

La historia de estas dos regiones muestra claramente la importancia del crecimiento de la inversión y del empleo de calidad para mejorar las condiciones de vida de la población. Esta es una lección para quienes suelen “ningunear” la importancia del crecimiento económico.

Lampadia




Desregulemos antes de pensar en nuevas leyes

Desregulemos antes de pensar en nuevas leyes

Se suponía que los peruanos habíamos entendido que se necesitaba iniciar un profundo proceso de desregulación, de liberar a los ciudadanos y empresas de la maraña legislativa que impide el normal desarrollo del país. En la reciente campaña electoral, todos repetían una y otra vez que era indispensable terminar con la tramitología. Incluso la normativa del proceso electoral, ayudó a evidenciar lo pernicioso de la abundancia normativa, que además, suele ser de pésima calidad.

Sin embargo, ante el inicio de un nuevo gobierno, parece que todos se olvidaron del ánimo desregulatorio. Ya comenzaron las propuestas de nuevas leyes por parte de los congresistas electos para los próximos cinco años. Todavía no se asumen funciones y las ideas sobre nueva legislación empiezan a multiplicarse. Inclusive, en el diario más importante del país, El Comercio, Martín Hidalgo hizo un reportaje el pasado 30 de junio, en una nota titulada “Mis tres primeros proyectos de ley”, para la cual entrevistó a ocho futuros congresistas de diversas bancadas y les solicitó describir sus tres primeros proyectos. Ver nuestro resumen de la nota en el siguiente cuadro:  

En el quinquenio 2011-2016 se aprobaron y publicaron 1,442 leyes y el Congreso saliente dejó 1,943 proyectos de nuevas normas en comisiones ordinarias . Como todos sabemos, hoy abundan normas absurdas, inaplicables, redundantes, superpuestas y hasta contradictorias, que en muchísimos casos consiguen lo contrario de sus maniqueos enunciados. El requisito de las evaluaciones costo-beneficio ha sido saltado con garrocha incluyendo en la norma, la frase: “considerando la evaluación Costo-Beneficio”. A esto se agrega una burla a las normas que regulan el Congreso, que, a falta de una segunda cámara, establecen la obligación de que las leyes sean aprobadas en dos votaciones con una distancia de siete días. Pero el ingenio parlamentario ha llegado a crear un artificio disfuncional por el cual, cuando los Padres de la Patria desean ‘regalarnos’ apuradamente una nueva norma, simplemente, la exoneran de su segunda votación en la junta de portavoces. La idea original de la doble votación era permitir a la sociedad civil discutir el proceso normativo y evitar que las emociones coyunturales puedan generar legislación. La exoneración de la doble votación solo debería darse, como estuvo establecido, para temas muy específicos como los tributarios y de seguridad.

Hace un mes comentamos y presentamos el artículo de José María Ruiz Soroa, abogado español, publicado en El País de España: ¡Dejen de legislar! Ruiz reflexiona sobre la naturaleza del parlamento y los comportamientos disfuncionales de los congresistas en España. Explica que el principal propósito de los parlamentarios es ‘parlamentar’. Su análisis parece escrito para el Perú. Dice que “la vorágine normativa ha devaluado el Estado de derecho”. Ver la nota completa en Lampadia: Selva legislativa asfixia e incapacita al Perú.

La hipótesis de Ruiz Soroa es la siguiente: “La ambición de los políticos, de todos, es hacer y hacer nuevas leyes. Una legislatura se considera un éxito cuando ha añadido a la colección legislativa unos cuantos textos, un fracaso cuando no ha conseguido sacar adelante ningún proyecto. Si una ley no funciona se hace otra más, que tampoco funcionará”.  

Eso es lo que está sucediendo en el Perú. En Lampadia hemos denominado a ese exceso normativo como una ‘urdimbre regulatoria’ (urdimbre = maniobra, intriga, maquinación, enredo, etc.), ver: El Perú sucumbe a la ‘urdimbre regulatoria’.

Carlos Adrianzén, en su columna de opinión: Subdesarrollo por ley, nos presentó una aterradora estadística sobre este sin sentido: “Solo a lo largo del 2013, el Poder Ejecutivo nos inundó con 22,132 disposiciones nuevas. Los congresistas, por su lado, se dieron un descanso en medio de su vorágine de escandaletes y acusaciones mutuas para inundarnos con 368 nuevas piezas legales. Pero esto para nada fue todo. Los llamados organismos constitucionalmente autónomos, los órganos administradores de justicia, así como los gobiernos locales y regionales se lucieron suministrando 7,702 nuevos instrumentos legales adicionales. Solamente el año pasado. En buen español, inyectaron –para deleite abogadil y desgracia del resto– 38,845 nuevas piezas legales.”

¿Qué debemos hacer? Aprovechar que tenemos un nuevo Congreso que tiene un mandato político de avanzar en las reformas y en la desregulación o superación de la tragedia de la tramitología, que los ciudadanos reclaman y, que de alguna manera, fue sancionada en el proceso electoral, como de alta prioridad.  

Necesitamos desenredar las trabas burocráticas y liberar a los ciudadanos y empresas para que sus emprendimientos e inversiones nos traigan un mayor crecimiento económico, reducción de la pobreza y recursos fiscales.

Un ejemplo escandaloso de la tramitología, que no nos cansamos de repetir, es lo ocurrido con el sector minero, veamos: 

No olvidemos que el lema del gran reformador del mundo actual, Narendra Modi, Primer Ministro de la India, es: “No red tape, only red carpet for investors”. (Ver en Lampadia: La visión de país y reformas que el Perú necesita).

Entendemos que Fuerza Popular tenía un plan para liberar al país de su esclavitud legislativa mediante una ley llamada aparentemente ‘ley del ocaso’. La idea sería darle a los ministros, directores de pliegos, jefes de las agencias del Estado, gobernadores, alcaldes, etc., un plazo fijo para sustentar con qué normas debían desarrollar sus actividades. Todas las normas que no se consideraran necesarias en dicho proceso quedarían automáticamente derogadas. Algo que parece un sueño y que ojalá el grupo de PPK pueda rescatar junto con Fuerza Popular.

La gran preocupación de la clase dirigente, que tenga vocación cívica y compromiso por la acción, debe ser incentivar a los congresistas a comprometerse con la desregulación antes que con la creación de nuevas normas

Lampadia