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Meléndez ensalza el modelo venezolano que reprime estudiantes

Meléndez ensalza el modelo venezolano que reprime estudiantes

En una reciente columna de Perú21, el politólogo Carlos Meléndez compara gruesamente las tasas de pobreza de Chile, Perú y Venezuela para lanzar temerarias afirmaciones sobre las supuestas bondades del modelo chavista. Repasa las cifras del Instituto de Estadísticas de Venezuela publicadas por SEDLAC, las cuales son cuestionables y carecen de confiabilidad. Según estas cifras, la pobreza total en Venezuela alcanzó al 25.4% de la población en el 2012 y la pobreza extrema 7.1% – similares a las cifras del Perú para el mismo año (25.8% y 6% respectivamente). Es a partir de estos datos que Meléndez afirma falazmente que “el modelo económico parece no tener un efecto decisivo en la disminución de la miseria”. Sin embargo, su relativización sobre la idoneidad de nuestro modelo económico en relación al chavismo, no solo desinforma sino que tergiversa la realidad al comparar un modelo como el peruano y el chileno, con una aventura política que compra el favor popular con un asistencialismo desenfrenado para mantener en el poder a una cúpula corrupta.

Reducir la pobreza a punta de asistencialismo y déficit fiscales no es sostenible. Esto lo tienen claro los peruanos que vivieron los años 70 y 80. El chavismo usa exagerados programas clientelistas (las “Misiones”) financiados a partir de la renta petrolera, descuidando los aspectos estructurales que generan bienestar duradero en la población. La deuda pública de Venezuela es de US$100 mil millones, el déficit alcanza al 15% del PBI (en el Perú el superávit fue de 2% y en Chile de 0.7% en el 2012). Sus reservas internacionales han caído a US$20 mil millones el 2013 (en Perú son de US$64 mil millones y en Chile llegan a US$43 mil millones).

Mientras el Perú logró reducir la pobreza sostenidamente desde el 2001, en Venezuela se registraron años en los que la tasa de pobreza se incrementó. Por ejemplo, en el año 2002 la pobreza extrema aumentó más de 8 puntos, pasando de 16.9% a 25% y la total alcanzó al 55% de la población. En el año 2003, nuevamente la pobreza extrema se incrementó casi 5 puntos, alcanzando al 29.8% de la población, al tiempo que la pobreza total escaló hasta alcanzar al 62.1% de los venezolanos. Otro episodio de retroceso lo vivieron en el 2010, cuando la tasa de pobreza oficial que estaba en 31.8% aumentó a 32.5%. Esta volatilidad refleja la debilidad estructural de la economía venezolana, que tarde o temprano, extenderá la pobreza  a todo el país.

Peor aún, el chavismo ha destruido el aparato productivo. A pesar de ser el país con más reservas de petróleo en el mundo, su producción ha caído en 401,000 barriles diarios entre el 2008 y 2013 (pasando de 3,2 millones de barriles diarios a 2,8). Todos los demás sectores han colapsado, al punto de que sus exportaciones de petróleo llegan al 96% del total (un verdadero país primario exportador). Una tradicional nación ganadera y agrícola, hoy importa más de un tercio de los alimentos que consume (en el 2012 la importación de alimentos aumentó en 58%).

Meléndez también olvida que la inflación en Venezuela es la más elevada de la región (y una de las más altas del mundo), y este factor, junto con el nulo crecimiento del producto provocan una caída del salario real. De hecho, según CEPAL, el salario real de un venezolano ha caído 20% en la última década. Esto afecta principalmente a los más pobres. Lamentable que un país con tanto petróleo llegue a un PBI per cápita de solo US$ 12,734 cuando, Arabia Saudita (que se encuentra en un desierto, depende íntegramente del petróleo y tiene una población de similar tamaño) alcanza un PBI de US$22,000 por habitante, casi el doble. Chile, con graves carencias de energía, llega a un per cápita de US$ 15,400. 

Hoy, pocos dudan del fracaso del chavismo. Todos los experimentos similares han sido un fracaso económico y social. ¿Qué pretende Meléndez con este análisis? ¿Querrá acaso que sigamos el modelo venezolano para que nuestra economía sufra lo mismo que hoy padecen ellos? Y lo que es peor, Meléndez no menciona el caos social en el que se encuentra sumido el país del Orinoco, ni critica a su aberrante dictadura. Qué falta de solidaridad con los estudiantes que son sangrientamente reprimidos todos los días por exigir libertad y democracia. Lampadia




Trabajo y Riqueza

Trabajo y Riqueza

En la siguiente nota publicada por The Economist (traducida por Lampadia), y cuya fuente es la Organización Internacional del Trabajo (OIT), comprobamos la consolidación de la clase media (ingresos mayores a US$ 4 por día) como un fenómeno global, para el periodo 2009 y 2013. Mientras que la población pobre (ingresos menores a US$ 1.25 por día) se redujo. La OIT espera que esta tendencia continúe en los próximos cinco años.

Durante los últimos cinco años se ha visto un crecimiento explosivo del empleo en los países pobres. En los siguientes cinco años también se acelerará este proceso incrementando la riqueza de los pobres y solidificando el estatus financiero de la clase media emergente. Un nuevo informe de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) muestra una caída del porcentaje de trabajadores pobres extremos (que viven con menos de US$ 1.25 por día) y un aumento de los trabajadores que pertenecen a la clase media -con significativas diferencias regionales. En el siguiente gráfico, la izquierda del número cero indica menos oferta de trabajo en esos grupos de ingreso. Así, en el África Sub-Sahariana y en Asia del Sur, la proporción de trabajos para los pobres se contraerá, mientras los trabajos para los de mayores ingresos se incrementarán. En Asia del Este, donde el crecimiento está impulsado básicamente por la China, el número de trabajadores pertenecientes a la ´clase media desarrollada´ crecerá más rápido entre el 2014 y 2018, que en los cinco años previos (sumando 109 millones de trabajadores, 40% del aumento total de empleo). En resumen, los datos nos cuentan una historia optimista: no solo está creciendo el empleo, también la clase media.




Desigualdad: Dos realidades

Desigualdad: Dos realidades

¿Qué está pasando con la desigualdad en el mundo? En el siguiente artículo, John Gapper del Financial Times analiza las consecuencias que han tenido el capitalismo y la globalización en los últimos años sobre la desigualdad. El crecimiento sostenido de economías emergentes, cada vez más vinculadas a los mercados globales (como China e India) ha tenido éxito en reducir la pobreza a tasas aceleradas al tiempo que viene consolidando una creciente clase de media. Por otro lado, en los países avanzados de occidente -liderados por EEUU-, el bienestar no está siendo compartido por todos por igual, ya que están experimentando un estancamiento en los ingresos de las clases medias. El autor explica que las mismas fuerzas que vienen desacelerando los ingresos medios en Europa y Estados Unidos son las que están haciendo crecer de forma importante los ingresos de los pobres en los países emergentes, inclinando la balanza global hacia un mundo con mayor equidad. Expresando esta realidad, el Coeficiente de Gini disminuyó por primera vez en el mundo entre el 2002 y el 2008. 

Las reflexiones del autor de la nota son muy importantes para el debate sobre la reducción de la pobreza y la desigualdad en los países emergentes. Este fenómeno se manifiesta desde el Asia hasta América Latina, pasando por el África, y ha sido especialmente notorio en el Perú, según hemos reportado anteriormente en Lampadia. Cuando se sigue el debate sobre la desigualdad en los medios internacionales, hay que tener cuidado en distinguir la realidad de los países más desarrollados de la de los emergentes.

Este proceso es muy importante para países como el Perú. Debemos rescatar e interpretar las relaciones causa-efecto que lo explican, cómo son: la apertura de las economías, el aumento del comercio internacional y en general, la adopción de la economía de mercado. Lampadia

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Publicado por El Comercio, sábado 29 de diciembre del 2013.




La rebelión del club de los pobres

La rebelión del club de los pobres

Durante la última década, el PBI de África creció un promedio de 5.7% anual, una tasa superior a la alcanzada por Europa (2.5%) y Latinoamérica (3.3%), aunque aun inferior al ritmo alcanzado por los países del Asia (7.9%). Así, en el 2012, la cuarta parte de los países de África registró un crecimiento de 7% o más, evidenciando que esta es una de las regiones que mejor librada ha salido de la turbulencia económica global del periodo 2007-2013, al estar en el camino correcto para lograr alcanzar un PBI de de $2,6 billones antes de 2020. 

Entre las claves del crecimiento económico de África se encuentra la favorable estructura demográfica que poseen. En la última década la población africana aumentó en 200 millones de personas, y actualmente ya supera los mil millones de habitantes. Las proyecciones indican que el aumento será mayor en los próximos años, con una media del 2.2% anual en el periodo 2010-2020. Asimismo, la ONU estima que el continente africano será responsable de más del 40% del crecimiento de la población mundial hasta el año 2030. A este ritmo, en el año 2050 la población de África será de 2.000 millones de habitantes, superando a la India (1.600 millones) y a China (1.400 millones). Para entonces, una de cada cinco personas en el mundo será africana. Pero además de contar con una enorme población, África tiene la media de edad más baja en el mundo. Mientras en Europa la edad promedio es de 40,1 años y en Asia de 29,2, en el continente africano esta cifra alcanza los 19,7 años, y más de la mitad de la población (500 millones de personas) tiene menos de 20 años. Con esta estructura demográfica, la población en edad de trabajar está creciendo con más rapidez que la del resto del mundo. En el año 2050 se espera que uno de cada cuatro trabajadores en el mundo sea africano.

Otro de los motores que ha impulsado el crecimiento es la alta demanda por recursos naturales de parte de los países asiáticos. África posee el 95% de las reservas mundiales de platino, el 90% de las reservas de cromita, así como la mitad del cobalto mundial y tasas similares en reservas de roca fosfática.  En particular, esta región ha profundizado sus vínculos con China, aumentando el comercio 14 veces en los últimos 10 años. Las empresas chinas, a cambio de los minerales, madera y petróleo, exporta al África maquinaria, textiles, productos químicos, vehículos y productos electrónicos para satisfacer la demanda de una creciente clase media africana.

En efecto, en África se observa el fuerte ascenso de la clase media, estimándose que cerca de 150 millones de jóvenes africanos constituyen nueva clase media desde 1990, y antes de 2015 se habrán sumado otros 40 millones. La clase media africana supone actualmente el 34% de la población total (313 millones de personas), lo que implica que el bienestar no está beneficiando únicamente a unas élites. Este fenómeno ha alterado los patrones de consumo en el África, así en la última década el uso de internet creció en 2.500% comparado con un crecimiento global de cerca del 480%. Solo en Nigeria, el país más poblado de África, el número de usuarios de internet se disparó de 200.000 a 44 millones en el mismo periodo. En el caso de los teléfonos móviles, ha aumentado desde los 15 millones de usuarios en el año 2000 hasta los 500 millones en 2010, un espectacular aumento. En 2015 se espera que sean 800 millones los usuarios de telefonía móvil en África (muchos más que en Europa, por ejemplo). La importancia de este dato radica en que los teléfonos móviles no solo permiten a los africanos comunicarse, sino que también es un medio utilizado para realizar operaciones bancarias, además de ser para muchos el principal medio de acceso a internet y de actualización de la información.

No obstante, a pesar de este favorable panorama, el reto que tienen los países africanos (al igual que el Perú) radica en mejorar sustancialmente sus niveles educativos y sus instituciones, ya que The Economist advirtió que África no podría emular “el milagro asiático” debido a los bajos estándares que presenta en estos rubros. Además, hay problemas como la falta de estabilidad política, ya que sólo siete de más de 54 países tienen elecciones democráticas frecuentemente, lo cual no generaría la confianza suficiente para fomentar inversiones de largo plazo.

Perú no debe perder de vista que entre los diez países que más crecieron la última década, seis son africanos (los otros cuatro, asiáticos). La previsión para este 2013 es que prácticamente todos los países africanos crezcan a ritmos muy superiores a los de Occidente, y de acuerdo al FMI, diez de las veinte economías con mayor potencial de crecimiento hasta 2017 son del África. Ante estas perspectivas, vale la pena repensar nuestra estrategia de integración con esta emergente región para explotar el potencial que significará su mercado.