1

Aumento en carga tributaria y crecimiento

Aumento en carga tributaria y crecimiento

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia
Glosado

Las izquierdas latinoamericanas siguen atrapadas en propuestas políticas que fomentan la lucha de clases y esquemas tributarios que inhiben la inversión, el crecimiento del PBI y la reducción de la pobreza.

Una concepción fallida que, por supuesto ha recogido en el Perú el gobierno de Castillo y de PL, y el de Gabriel Boric en Chile.

Continuando con sus aportes analíticos el Centro de Estudios Públicos (CEP) de Chile, acaba de publicar el trabajo de Roberto Cases Y Rodrigo Vergara, sobre el impacto de impuestos en la reducción del crecimiento del PBI, usando como base de análisis la experiencia de seis países de la OCDE. 

Se comprueba una vez más la debilidad programática de los gobiernos de izquierda, que predican la protección de los pobres, pero que solo crean más pobreza.

Estos graves errores de políticas públicas son especialmente dañinos en el mundo de hoy, el de la ‘Cuarta Revolución Industrial’, pues en vez de enganchar a sus poblaciones con las tecnologías modernas que producen grandes mejoras en la calidad de vida, llámese educación individualizada, salud preventiva o acceso universal a infraestructuras sociales y económicas, terminan encerrándolas en un aislamiento empobrecedor. Ver en Lampadia: Dejar a los pobres desconectados del mundo moderno.

Veamos el análisis del CEP:

 

 

Centro de Estudios Públicos (CEP) de Chile
Roberto Cases Y Rodrigo Vergara
Diciembre 2021

 

RESUMEN 

  • En el contexto de las elecciones presidenciales de 2021, algunas candidaturas han propuesto aumentar la carga tributaria. En particular, el programa del candidato Gabriel Boric plantea aumentar la recaudación tributaria en 8 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) en un período de ocho años. Dicha propuesta ha abierto discusiones respecto a la existencia de experiencias internacionales de cambios similares en la carga tributaria y los potenciales efectos económicos que tendría dicho cambio. 

  • Este artículo plantea dos aportes a la discusión sobre el aumento en la carga tributaria en Chile. En primer lugar, se documentan experiencias de incrementos en la carga tributaria de gran magnitud en períodos cortos de tiempo en países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En segundo lugar, se describe el desempeño económico de los países que experimentaron este tipo de aumentos en la carga tributaria en tres períodos de tiempo: cinco años antes del cambio, durante el aumento en la carga tributaria y cinco años después de dicho incremento. 

  • Dado que el programa del candidato Gabriel Boric incluye una reforma a la seguridad social de gran magnitud y orientación, se tomó la decisión de realizar el análisis con la carga tributaria neta de contribuciones por seguridad social. De acuerdo a los criterios de la OCDE, se consideran como impuestos las cotizaciones obligatorias pagadas a un organismo estatal. Así, siguiendo la categorización de la OCDE, el aumento en la carga tributaria del programa se podría aproximar a un rango entre 13 y 14% del PIB. Ello, pues las cotizaciones, que hoy, en el caso de Chile, no se consideran impuestos por parte de la OCDE, pasarían a enterarse en un organismo público, con los cual sí serían parte de la recaudación tributaria. No encontramos países de la OCDE que hayan tenido aumentos de la carga tributaria total de 13-14% del PIB en un período similar al de la propuesta evaluada. No obstante, sí se encontraron seis países que tuvieron alzas de la carga tributaria, excluida la seguridad social, del orden de 8% del PIB en un período como el señalado. 

  • Dentro de estas seis experiencias, cuatro países tuvieron una baja en su desempeño económico en el período posterior a dicha alza (en comparación con el período previo y controlando por crecimiento promedio de los países OCDE), uno subió su desempeño y un sexto, Irlanda, es difícil de comparar, porque en el período inmediatamente posterior al aumento de impuestos, se hizo una reforma a la inversa, esto es de baja de impuestos y la carga tributaria neta tuvo una disminución considerable, lo que fue acompañado por un elevado crecimiento posterior. 

  • Adicionalmente, se observa que dos de los seis países tuvieron un segundo incremento en la carga tributaria, posterior a la primera alza. En ambos casos, el período total de implementación fue mucho más largo que ocho años. 

La OCDE clasifica los impuestos según la base gravada. En esa línea, la clasificación de la OCDE se configura en seis categorías: 

La siguiente tabla muestra el nivel de aumento de impuestos en los países de la muestra.

 

Esta segunda tabla muestra que los aumentos indicados generaron reducciones significativas del crecimiento del PBI de los países indicados.

CONCLUSIONES 

A raíz de las propuestas de reforma tributaria del candidato presidencial del pacto Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, el artículo busca presentar evidencia comparada de países OCDE que aumentaron la carga tributaria neta de contribuciones por seguridad social en 8 puntos del PIB durante un período de ocho años. Adicionalmente, se describe el desempeño económico, definido como crecimiento del PIB, de los países que experimentan este tipo de incremento en la carga tributaria neta durante tres períodos de tiempo: los cinco años previos al aumento, durante el cambio y el período que comprende los cinco años posteriores al incremento en la carga neta. 

Se utiliza la definición de carga tributaria neta de contribuciones por seguridad social, debido a la reforma en el sistema de pensiones que propone el candidato Gabriel Boric. En particular, su programa plantea una transición del sistema actual de AFP hacia un sistema estatal, el cual sería administrado por un órgano público. En términos prácticos, esto implicaría que, de acuerdo con la clasificación de la OCDE, las contribuciones por seguridad social asociada a pensiones se tratarían como un impuesto, aumentando así adicionalmente la carga tributaria de Chile. En congruencia con los datos y definiciones utilizadas en este documento, si consideramos la reforma tributaria y la reforma de pensiones, el aumento en la carga tributaria que propone el candidato Boric, para efectos de medición de la carga tributaria según los estándares OCDE, podría ser de 13 a 14 puntos porcentuales del PIB. No encontramos países en la OCDE que hayan tenido un aumento de dicha magnitud en un período de alrededor de 8 años. 

Los resultados, para la carga tributaria que excluye seguridad social, indican que hay seis países que tuvieron un aumento de alrededor de 8 puntos del PIB, en un período similar al que apunta la propuesta de reforma tributaria. Dentro de estas experiencias, al comparar con el período previo al incremento y controlar por el crecimiento promedio de los países OCDE, se observa que cuatro países tuvieron una baja en su desempeño económico durante el período posterior al incremento en la carga tributaria neta, un país mejoró su desempeño y un sexto, Irlanda, es difícil de comparar. En efecto, el caso irlandés se caracteriza porque en el período inmediatamente posterior al aumento de impuestos, la carga tributaria neta tuvo una baja considerable, lo que se asocia a un elevado crecimiento posterior. Por otro lado, la evidencia revela que, entre los seis casos identificados, hay dos países que después de una primera alza en la carga tributaria, tuvieron un segundo incremento. En ambos casos el período total de implementación fue mucho más largo que ocho años. 

Finalmente, cabe recalcar que el análisis realizado en este artículo es descriptivo y, por ende, los resultados no deben ser interpretados de manera causal. Lampadia

 

 



Un análisis histórico de la desigualdad en Chile

Un análisis histórico de la desigualdad en Chile

El análisis de la Fundación para el Progreso de Chile sobre la desigualdad en Chile, la principal aparente razón que explicaba los reclamos y los desmanes sociales de octubre del 2019, que han devenido en un proceso constituyente, es muy relevante para el Perú, donde también se acusa a la desigualdad como una falla del modelo de desarrollo.

En verdad en Chile, la desigualdad disminuyó durante el auge de su modelo de economía de mercado, comparada con los años de mayor presencia del Estado y compromisos sociales.

En el caso del Perú, como hemos mostrado en varias ocasiones, durante los últimos 30 años, la desigualdad bajó de manera importante, acompañando a una notoria disminución de la pobreza. Ver en Lampadia:

https://www.lampadia.com/analisis/economia/crecimiento-pobreza-y-desigualdad

Para un país pobre como el Perú, deberíamos tener muy claro, que lo más importante es reducir la pobreza, y para ello tenemos que tener un mayor crecimiento de la economía. A mayor crecimiento, la reducción de la pobreza se dinamiza, bajando más con un mayor nivel de crecimiento. Así podemos ver en el siguiente gráfico, que muestra que cuando bajó el ritmo de crecimiento, se redujo la velocidad de reducción de la pobreza.

Veamos el análisis de Pablo Paniagua de la Fundación para el Progreso:

Fundación para el Progreso. – Chile
Pablo Paniagua
Publicado en El Mostrador, 26.05.2021

En materia de desigualdad económica, su persistencia por siglos no se puede explicar por el modelo de desarrollo capitalista que Chile emprendió hace 30 años, ni tampoco por la ausencia de gasto social o por un sobre conservadurismo en el plano fiscal, como muchos pretenden enarbolar. Más bien hemos evidenciado dos verdades que deberían ser consideradas en el debate constitucional: primero, que el ciclo de crecimiento económico (1990-2013) ayudó a disminuir dicha desigualdad y a mejorar la movilidad social, a tal punto que la concentración de la riqueza bajo “el modelo” no era mucho más alta que durante la “vía chilena al socialismo”. Y, segundo, que la última década de expansión del gasto social no ha contribuido a disminuir la desigualdad, en gran parte debido a que nuestro Estado ha crecido sin responsabilidad, ya que este no se ha profesionalizado ni se ha hecho más eficiente en sus políticas públicas.

Hemos evidenciado en este mismo medio ciertos aspectos de nuestra desigualdad económica que resultan fundamentales para tener un debate razonable dentro de la futura Convención Constitucional que se nos avecina. Sin duda la desigualdad en nuestro país es uno de los temas más mencionados en el debate nacional, por lo que debemos tomárnosla muy en serio y con altura de miras, para así avanzar con acuerdos en vez de con polarización. En la primera parte de esta columna, publicada en El Mostrador la semana pasada, expuse dos puntos que no debemos desestimar; a saber, que la desigualdad en Chile es alta, pero en los últimos 30 años ha disminuido –y no aumentado como creen algunos—, gracias a que el crecimiento económico se tradujo en mejoras para todos y dichas mejoras recayeron en mayor proporción sobre los sectores más necesitados (Valdés, 2018; Urzúa, 2018) y que Chile no es el país mas desigual de la región, además de que nos ubicamos cerca del promedio regional. En síntesis, ni muy mal ni muy bien en materias de desigualdad económica dentro de nuestra desigual región.

Ahora bien, una vez que nos hemos despojado de aquellos dos mitos superficiales en torno a la desigualdad, en esta segunda columna veremos más a fondo otros dos elementos clave respecto a la discusión de la desigualdad. Primero, su elemento persistente y condición histórica y, segundo, su relación con el tamaño del Estado y la política pública.

Desiguales a prescindir del modelo de desarrollo     

Primero, debemos reconocer que América Latina es una de las regiones del mundo con la mayor desigualdad de ingresos y que esta es histórica y crónica (PNUD, 2017). Lamentablemente, Chile es parte de aquella triste realidad regional. No obstante, esta desigualdad crónica e histórica difícilmente puede explicarse por la mera presencia de algunas modernizaciones lideradas por el capitalismo y por el libre mercado en Latinoamérica. De hecho, son pocos los países de la región que han abrazado seriamente el libre mercado y las reformas impulsadas por la libertad económica y el libre comercio. Sin embargo, tanto los países capitalistas como los no tan capitalistas de América Latina obtienen resultados muy similares en las clasificaciones de desigualdad.

Es decir, los países de Latinoamérica representan un clúster o un conjunto anómalo caracterizado por altos niveles de desigualdad económica y social, independientemente del modelo de desarrollo adoptado por los diversos países. En otras palabras, existe una persistencia de enormes disparidades sociales y económicas en América Latina en distintas épocas, con diversos modelos de desarrollo y bajo diferentes regímenes políticos. La desigualdad económica en Latinoamérica pareciera ser una condición de larga data, enraizada en la historia, instituciones y en la cultura del continente, más que en el modelo adoptado en las últimas décadas (Eyzaguirre, 2019; Gootenberg, 2004).

Esto sugiere que la causa subyacente de la desigualdad crónica en Latinoamérica no la encontramos necesariamente en el proceso modernizador capitalista que impulsaron Chile y algunos otros países de la región, sino que más bien pareciera ser un subproducto persistente y de largo plazo de ciertos patrones culturales y étnicos e instituciones extractivas establecidas durante los procesos de colonización y de dominio por parte de los agentes colonizadores (Dell, 2010). Así, pareciera existir un rol persistente y significativo de las instituciones históricas y el impacto de la historia colonial y formas culturales arraigadas de un país en su desempeño y desigualdad económica hoy (Acemoglu y Robinson, 2012).

De hecho, la persistencia histórica de la desigualdad se ve también reflejada en las estimaciones empíricas realizadas por Flores, Sanhueza, Atria y Mayer (2019), respecto a la evolución de la concentración de la riqueza en Chile. Los autores estiman que la concentración en el 1% más rico reporta una caída entre 1990-1995; pero un aumento posterior sitúa la cifra del año 2015 casi en el mismo nivel que la de 1995. Es decir, la desigualdad en la concentración de la riqueza se ha mantenido casi constante en la última década y ha retrocedido levemente respecto a los años 90. Además, en el mismo estudio los autores reconocen que la concentración de la riqueza en Chile siempre ha sido alta si la analizamos entre las dos series históricas 1964-1973 y 1990-2017. Así, la concentración de ingresos del 1% más rico durante el período 1963-1973 era cercana al 13% promedio; mientras que, durante el proceso de modernización capitalista chileno, después de 1990, la concentración del ingreso experimentó una considerable caída ‒desde sus niveles más altos durante la dictadura con 17% en 1981‒, llegando a niveles cercanos al 14.4% en el 2013 (Flores, et al., 2019). Es decir, Chile no era mucho más desigual en el 2013 ‒en plena modernización capitalista‒ que en el año 1971, en plena vía chilena al socialismo.

Todo lo anterior ha sido confirmado por el análisis histórico de Javier Rodríguez (2017), quien ha construido una base de datos importante respecto a la evolución de la distribución del ingreso en Chile desde 1850 hasta el 2009, ofreciéndonos la más larga y detallada visión respecto al fenómeno. Rodríguez destaca que, aunque con fluctuaciones y ciclos distintos, la desigualdad en la distribución de los ingresos en Chile, desde 1850 hasta ahora, siempre ha sido alta. De hecho, el coeficiente de Gini estimado por Rodríguez siempre supera el valor de 0,45, lo que corresponde a una alta desigualdad según los criterios internacionales.

Esta evidencia permite afirmar que la desigualdad en Chile siempre ha sido alta, independientemente del modelo económico de desarrollo adoptado y que los períodos positivos de reducción de la desigualdad no fueron lo suficientemente decisivos como para alterar esta enraizada tendencia. Además, Rodríguez (2017) señala que los mejores momentos, tanto en la reducción de la desigualdad como en la distribución de los ingresos en Chile, fueron los periodos 1873-1903 y 1938-1970. Lo interesante de esto es que, en ambos casos de reducciones de la desigualdad, Chile tenía modelos de desarrollo diametralmente opuestos, con un rol del Estado en materias socioeconómicas totalmente diferentes entre sí: bastante pasivo y no intervencionista en el primer periodo y muy activo e intervencionista en el segundo ciclo.

En suma, la evidencia estadística, histórica e institucional de distintos estudios confirma nuestra intuición inicial: Chile y Latinoamérica poseen una profunda y enraizada desigualdad que no pareciera relacionarse con el proceso de modernización capitalista. En otras palabras, somos desiguales de manera estructural y cultural y no por culpa del tan vilipendiado modelo. Luego, como primera conclusión, podemos reconocer que la desigualdad económica en Chile siempre ha sido alta, sin importar el modelo económico que el país ha adoptado en los últimos treinta años. Más bien, los orígenes de dicha desigualdad parecieran remontarse a rezagos de instituciones coloniales y ciertas prácticas extractivas y culturales que poco y nada tienen que ver con los mercados o con el capitalismo que Chile ha adoptado (Eyzaguirre, 2019; Dell, 2010). Más bien, la evidencia sugiere que el proceso modernizador chileno, desde 1990 hasta la fecha, ha contribuido a disminuir levemente aquella enraizada e histórica desigualdad.

Un Estado abultado y social no necesariamente resuelve la desigualdad

Segundo, y relacionado con la evidencia expuesta, podemos reconocer que tener un Estado intervencionista y abultado no es una condición ni necesaria ni suficiente para disminuir la desigualdad económica. El hecho de que Chile era prácticamente similar en su concentración de la riqueza entre el ciclo político intervencionista 1963-1973 y el ciclo político pro mercado 1990-2013 es paradigmático de lo anterior. De la misma forma, basta con ver alrededor de nuestro vecindario para darnos cuenta de que tener un Estado grande e intervencionista no necesariamente ayuda a erradicar la desigualdad. Brasil, por ejemplo, posee un Estado y una burocracia del tamaño de los países europeos, no obstante, tiene una desigualdad incluso más elevada que la nuestra, a pesar de tener elevados impuestos e innumerables programas de gasto público y social. La evidencia histórica en Chile y la evidencia comparada en Brasil nos ayudan a entender entonces que tener un Estado grande y en expansión, no necesariamente ayuda a resolver nuestros problemas de desigualdad.

Relacionado con el rol del Estado en disminuir la desigualdad, en Chile existe el mito de que hemos priorizado la billetera fiscal y la responsabilidad del gasto público por sobre la ayuda social y por sobre las necesidades de la gente. Lo anterior es falso y no se condice con la evidencia. De hecho, en los últimos treinta años el gasto social en el país ha crecido de forma acelerada, con una tasa real de expansión anual promedio de un 8,3%, mientras que nuestro PIB ha crecido a la mitad de dicha velocidad (4,6% promedio). Así, nuestro gasto social se ha expandido a una velocidad que casi dobla a nuestro crecimiento. Este gasto social en aumento debe evaluarse además junto con la expansión del Estado chileno.

Cabe destacar, entonces, que en Chile la burocracia del Estado es hoy enorme y es además ineficiente y anticuada (CEP, 2017). Chile es hoy el país con más ministerios de la OCDE (24 en total). Por ejemplo, el Congreso Nacional empleaba a menos de 350 personas en 1990 y hoy a casi a 3 mil. Al 2018, según estadísticas del INE, alcanzamos un millón de empleados públicos, con un crecimiento del número de funcionarios de un 26,3% en solo cinco años. Podemos ver que el Estado ha crecido considerablemente y no parece extraño que este haya alcanzado hoy su mayor envergadura en 30 años.

No obstante, a pesar de este doble efecto de una expansión del gasto social y una expansión considerable del Estado, la desigualdad en Chile no ha disminuido lo suficiente en esta última década. Más aún, dicha desigualdad ha disminuido menos entre el 2013-2021 —bajo un Estado y gasto social en evidente expansión—, que bajo el ciclo 1990-2013, donde teníamos un tamaño del Estado liviano, pero con un gran crecimiento económico que impulsaba la movilidad social.

Como segunda conclusión, entonces, podemos establecer que tener un Estado grande, intervencionista y “solidario” no pareciera ser el camino más adecuado para disminuir nuestra enraizada desigualdad. Asimismo, más burocracia estatal y más gasto social —por parte del Estado central— no ayudarían a reducir la desigualdad económica, si dicho gasto social no va acompañado de buenas políticas públicas focalizadas y de un Estado eficiente y profesional. Sin crecimiento económico, complementado con una modernización del Estado y una reforma profunda a su burocracia y gestión, por más impuestos, redistribución y ayuda social que inventemos, la desigualdad seguirá enraizada como lo ha sido siempre en nuestra historia.

En definitiva, como hemos visto en esta segunda columna, en materia de desigualdad económica, su persistencia por siglos no se puede explicar por el modelo de desarrollo capitalista que Chile emprendió hace 30 años, ni tampoco por la ausencia de gasto social o por un sobre conservadurismo en el plano fiscal, como muchos pretenden enarbolar. Más bien hemos evidenciado dos verdades que deberían ser consideradas en el debate constitucional: primero, que el ciclo de crecimiento económico (1990-2013) ayudó a disminuir dicha desigualdad y a mejorar la movilidad social, a tal punto que la concentración de la riqueza bajo “el modelo” no era mucho más alta que durante la “vía chilena al socialismo”. Y, segundo, que la última década de expansión del gasto social no ha contribuido a disminuir la desigualdad, en gran parte debido a que nuestro Estado ha crecido sin responsabilidad, ya que este no se ha profesionalizado ni se ha hecho más eficiente en sus políticas públicas. Lampadia




A poner la carne en el asador

A poner la carne en el asador

Editorial de Lampadia
Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Luego de treinta años de empobrecimiento, inflación y violencia terrorista, desde mediados de los años 90, el Perú tuvo una recuperación espectacular, con un alto crecimiento de la economía, una gran reducción de la pobreza, una importante reducción de la desigualdad, disminución de la mortalidad infantil y un sostenido crecimiento de los ingresos en todas las regiones del país.

Esto fue posible porque la Constitución de 1993 permitió el regreso de la inversión privada al campo, la minería, la pesca y el turismo, entre otros.

El nivel de los ingresos del Estado muestra con claridad la diferencia de la Constitución del 93 con la del 79. El año 1990 los ingresos del Estado cayeron al 3.8% del PBI, pero con la nueva Constitución los llevamos a 21% el 2011 y a 15% en los últimos años.

En 1990 el Estado no podía cubrir ninguna necesidad de gobierno.

Veamos otros indicadores de como nos fue con la Constitución de 1979 y la de 1993:

Lamentablemente, durante los últimos 10 años, perdimos la consistencia de nuestras políticas de desarrollo. Desde el 2011 se desincentivó la inversión privada, se reclutó muchos funcionarios públicos de orientación anti mercado, y se instaló en el Estado una suerte de desprecio por la inversión privada.

Así fuimos bajando la inversión, el ritmo de crecimiento y debilitando los avances sociales.

Para colmo de males, el 2020 nos tocó enfrentar la pandemia del Covid-19, acompañada de la desgracia de un gobierno incapaz que llevó al país a tener la mayor cantidad de fallecimientos por millón de habitantes y a la mayor caída de PBI en el mundo.

La única manera de salir de la crisis sanitaria del Coronavirus y de recuperar la salud de la economía es vacunando a la mayor parte de la población.

Y por supuesto, el mundo ya lo está haciendo a toda velocidad. Veamos el avance de vacunación en el mundo:

En el Perú, hasta ahora no iniciamos un proceso de vacunación masiva que nos permita cubrir pronto a toda nuestra población. El gobierno de Vizcarra fue incapaz de conseguir vacunas, y Sagasti se demoró en reaccionar. El gobierno dice ahora, a través de un tuit, que ya consiguió suficientes vacunas. Mientras no empecemos la vacunación masiva, no podremos recuperar el bienestar.

Una de las peores consecuencias de esta situación ha sido el aumento de la pobreza. Varios estimados locales indican que la pobreza podría subir en 9 o 10%. El FMI estima el aumento en alrededor de 6%, con lo que la pobreza podría pasar del 21.7% el 2019, a 27.5% este año.

En consonancia con las decisiones de muchos países, de hacer el 2021 otro esfuerzo para recuperar sus economías mediante apoyos extraordinarios a sus poblaciones, el FMI le plantea al Perú la posibilidad de repartir otro bono de mayor impacto, que podría llevar este año la pobreza de regreso a los niveles pre pandemia.

El FMI muestra que un bono de S/ 2,760 podría reducir la pobreza a 20.8% de la población. Para ello, el bono debería dirigirse a los beneficiarios de los programas Juntos y Pensión 65, hogares en condiciones de pobreza en zonas urbanas o rurales, y aquellos con miembros que no son asalariados formales en el sector público o privado, y que ganan menos de S/ 3,000 cada uno (Gestión).

En el siguiente gráfico se puede apreciar la reducción de la pobreza desde un 27.2% sin aplicar medidas, hasta 20.8%, dependiendo del nivel y focalización del bono. El bono de S/ 2,760 sería el de mayor impacto.

Fuente Gestión

El costo de esta medida es de S/ 17,250 millones, el 2.3% del PBI.

Esta propuesta ha generado cierta alarma en círculos económicos por su tamaño en momentos que todavía sufrimos importantes déficits fiscales, 8.9% del PBI el 2020 y un estimado (BCR) de 4.4% para el 2021; y además, con un aumento de la deuda pública a niveles del 35% del PBI.

En mi opinión hay que seguir la propuesta completa del FMI con el bono de S/ 2,760. No hay nada peor que mantener niveles altos de pobreza, tanto en términos económicos, como sociales y políticos.

De lo contrario, el costo de mantenernos en un mayor nivel de pobreza no solo sería muy alto en términos sociales y económicos, políticamente se generaría un ambiente de cuestionamientos generalizados y confusión, en los que se desordena la acción del Estado, tanto desde el lado del Ejecutivo, como del Congreso. El subsecuente costo de malas medidas de gobierno puede ser inmensamente mayor que el del bono sugerido por el FMI.

Este es el momento de poner la carne en el asador. Hay que buscar la recuperación más rápida posible y además, demostrar a tirios y troyanos, que el Perú, gracias a su fortaleza macroeconómica, puede defender a su población de la crisis.

Además del tema macroeconómico, el Perú tiene muchas fortalezas, empezando por su gran potencial productivo. No dejemos que la crisis del 2020 mine la calidad de vida y la confianza en el futuro de los peruanos.

Mientras tanto, tenemos por supuesto, que exigir mayor celeridad en la compra y aplicación de las vacunas, base fundamental para iniciar la recuperación del país. Lampadia




No Desaprovechemos los buenos precios del cobre

No Desaprovechemos los buenos precios del cobre

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

El precio del cobre se enrumba a máximos históricos y el Perú, entre gobiernos débiles y movimientos anti mineros, se resigna a desaprovechar un período de acumulación de riqueza único, que bien podría ayudar a reducir la pobreza, mejorar la salud y la educación.

Según los analistas especializados en este importante metal industrial, la agenda verde global está impulsando el precio del cobre, que ya tocó US$ 3.6/Lb, por primera vez desde 2013. Lo que es más, se estima que esta tendencia del mercado podría llevar la cotización del cobre a superar el máximo histórico de US$ 4.5/Lb., de principios de 2011.

Por el lado de la demanda, se indica que los vehículos eléctricos necesitan mucho cobre, pues requieren cuatro veces más cableado que los de motores de combustión, y los paneles solares y los parques eólicos necesitan cinco veces más cobre que los generadores de energía con combustibles fósiles.

Por el lado de la oferta, los analistas predicen una escasez de suministro a menos que se descubran y desarrollen nuevas minas rápidamente. Pero con el mayor énfasis en el impacto social y ambiental de la minería, desarrollar una nueva mina, puede tomar hasta diez años.

Una tonelada equivale a 2,204.6 libras

Según el Financial Times, Trafigura (un trader internacional registrado en Singapur), predice que la creciente demanda de proyectos de infraestructura renovable y vehículos eléctricos ayudará a impulsar el consumo mundial de cobre refinado de 23.4 millones de toneladas en 2020 a 33.3 millones de toneladas en 2030. La producción de cobre refinado es actualmente de alrededor de 23.8 millones de toneladas.

Trafigura prevé una brecha de suministro de alrededor de 5 millones de toneladas para 2030. Pero Goldman Sachs predice que la brecha para entonces será un poco mayor a 5.6 millones. El banco espera que el cobre alcance los U$ 4.3/Lb. durante los próximos 12 meses.

Los buenos proyectos de cobre son cada vez más difíciles de encontrar. Después del desarrollo del proyecto de Quellaveco en el Perú, no hay muchos otros proyectos en línea.

Algunos analistas creen que para iniciar la próxima ola de proyectos, se podría requerir un precio de US$ 4.5/Lb.

Durante la primera década del siglo, el Perú supo aprovechar el súper ciclo de los commodities, la reducción de las tasas de interés y la liquidez internacional. Eso permitió una sustancial reducción de la pobreza, que bajó de 60% a 20% de la población. Pero, además, bajó de manera importante la desigualdad, como lo demuestra Richard Webb.  Ver en Lampadia: Con menos desigualdad¿Un modelo antisocial?.

Desde el 2011, con el gobierno de Humala, el Perú frenó su desarrollo minero. Con distintos procesos y mentiras, las movilizaciones anti-mineras impidieron el desarrollo de proyectos en Tambogrande en Piura, el de Cerro Quilish y Conga en Cajamarca y de Tía María en Arequipa, entre otros.

El impacto más claro de estas acciones antipatrióticas se ve en el empobrecimiento de Cajamarca. Un caso trágico porque hasta hace pocos años, era la región con mayor potencial de crecimiento del país y, de haber consolidado una vocación pro inversión y desarrollado, los cuatro grandes proyectos que estaban en marcha antes de la caída de los precios de los minerales del 2013, pudo haberse convertido en la región más rica del Perú. Sin embargo, hoy, debido al accionar del ex cura Arana, Gregorio Santos y la debilidad de nuestros gobiernos, está a la saga en potencial de desarrollo.

Con los proyectos que hemos dejado de desarrollar, estamos perdiendo miles de millones de dólares de exportaciones, empleo directo e indirecto de calidad, y recursos fiscales, que buena falta nos hacen en estos días de pandemia y estrés económico.

Aún así, con la producción minera que tenemos, el próximo año tendremos un superávit comercial de US$ 13,300 millones, según el BCRP. Su presidente, Julio Velarde dice que: “Nunca hemos tenido un superávit comercial tan alto como este. Los superávits de años anteriores, con el boom del crecimiento, no han llegado a US$ 10,000 millones. Este es el más alto que tenemos”. Cabe notarse que, si estuviéramos desarrollando nuestros proyectos productivos y de infraestructuras, estaríamos también importando bienes de capital, compensando ese inmenso superávit.

Pero los antipatriotas anti mineros que se escudan en falsas narrativas sociales y ambientales para extorsionar al país, siguen saboteando nuestra producción minera, como en el caso de Las Bambas, atacada sin tregua.

Todavía podemos sacar adelante varios proyectos, empezando por Tía María, que está listo para arrancar sus inversiones de US$ 1,400 millones. Pero para ello necesitamos que el gobierno ejerza liderazgo para explicar al país los beneficios que estamos perdiendo y su compromiso de canalizar la riqueza que podemos generar con la minería para superar nuestras deficiencias en salud, educación e infraestructuras sociales y económicas.

Ante este ciclo de precios de los próximos años, tenemos que declarar a las inversiones mineras como prioridad de desarrollo nacional, acompañando a los proyectos con programas de ‘Adelanto Social’ (ver en Lampadia: El desarrollo productivo y social debe ser en paralelo), y supervisando, con sentido de propósito, el desarrollo de las inversiones, para asegurar estándares adecuados en lo social y ambiental.

No podemos perder la oportunidad de duplicar nuestra producción de cobre.

El impacto de producir más cobre y más minerales en general, es muy importante para el país, pero esa oportunidad no será eterna. Mañana se explotarán los fondos marinos, los meteoritos en el espacio, aumentará el reciclaje, se inventarán y usarán nuevos materiales que sustituyan los tradicionales, etc., etc.

No nos olvidemos que el mundo avanza a toda velocidad, la revolución tecnológica cobra cuerpo aceleradamente, exponencialmente dicen, a pesar de la pandemia. Si nos quedamos, si desaprovechamos nuestras oportunidades, corremos el riesgo de condenar al Perú a mantenerse eternamente en la pobreza, y sobre todo, podemos condenar a nuestros pobres a vivir en los ‘arrabales de la globalización’.

Es urgente desplegar una gran campaña de concientización sobre el verdadero rol de la minería en el desarrollo del país y la reducción de la pobreza. Hay mucha información positiva que transmitir. Tenemos que reeducar a los políticos, a los medios de comunicación y rescatar una opinión pública mejor informada. Lampadia




“Agárrate catalina”

“Agárrate catalina”

Rafael Venegas, Director Independiente de Empresas
Para Lampadia

A estas alturas ya nadie tiene duda que después de veinte años de crecimiento ininterrumpido, reducción de la pobreza a un tercio, duplicación de la clase media y una envidiable solidez macroeconómica, estamos cambiando de rumbo y nos dirigimos nuevamente hacia el abismo. Como dirían nuestras abuelas, ¨agárrate Catalina¨.

Las razones y los culpables internos para este suicidio colectivo son bastante claras, pero también existen razones externas. Estas son generadas por grupos de ideologías izquierdistas que se aprovechan de las debilidades internas de los países para conseguir sus oscuros objetivos. Ellos se apoyan internamente en trasnochados políticos, en ¨intelectuales¨ y ¨periodistas¨ de izquierda¨ y en mercenarios del caos. Estos a su vez reclutan a jóvenes, que llevados por su entusiasmo e inexperiencia política son utilizados para las líneas de ¨combate¨. Hay un dicho de Winston Churchill que grafica satíricamente esto: ¨Si en tus veintes no eres socialista es porque no tienes corazón; pero si lo eres después de los treinta es porque no tienes cerebro¨.

La primera señal interna la tuvimos cuando Ollanta Humala derrotó en final de fotografía a Keiko Fujimori. Para muchos esto fue digitado por Hugo Chávez y se temía que lo que seguía era la instauración del modelo cubano / venezolano. Para suerte nuestra, Chávez se equivocó de hombre, ya que la total incapacidad para gobernar (y para muchas otras cosas) de Humala hizo que esto no se diera. Su gobierno fue inocuo, permitió la corrupción y sus indecisiones pusieron freno al crecimiento y desarrollo que se venía consiguiendo con mucho esfuerzo.

Dado esto, en las elecciones del 2016 la población envió un clarísimo mensaje: Queremos retomar la senda del crecimiento y desarrollo. La prueba fue que los dos candidatos finalistas tenían programas muy parecidos que defendían la economía de mercado. Sin embargo, sucedió lo que se conoce como el harakiri peruano. Esto fue el verdadero comienzo de todos nuestros males y por eso no debemos olvidarnos nunca de que la culpa de todo lo que estamos viviendo se lo debemos a la terca arrogancia de PPK y a la infantil ‘piconería’ de Keiko Fujimori. ¡Tremendos irresponsables!

La disputa egocéntrica de ambos infames personajes sin escrúpulos y sin respeto por los peruanos, produjeron un tremendo caos político engendrando a varios presidentes ineptos y a los dos peores congresos del siglo.

El congreso de Keiko, se enfocó en trabar cualquier iniciativa de avance del ejecutivo, vacar al presidente y blindar a la corrupción. Cumplieron con todo, pero no contaron con la resistencia de Vizcarra, quien tenía sus propios demonios y que, valiéndose de un artificio legal los disolvió.

El segundo, o sea el actual, es sin duda el peor y el mas irresponsable congreso de la historia. En él no hay ninguna mayoría y tampoco hay representación oficialista. Es un grupo variopinto conformado mayormente por irresponsables populistas, ignorantes sin experiencias relevantes y abusadores del poder para fines personales.

En retrospectiva, era lógico que sucediera esto como producto de una elección relámpago para elegir un congreso que solo estaría en funciones 18 meses y que sus integrantes no podrían ser reelegidos. La necesidad epidérmica de cerrar el congreso nos cegó y no nos dimos cuenta de que esta elección contrahecha generaría el desastre que ha creado.

Este nefasto congreso ha tomado varias medidas populistas en desmedro del tesoro público y del bienestar de la ciudadanía. Entre ellas regalar la plata de las pensiones de los peruanos (AFP y ONP), cancelar el cobro de peajes ignorando la constitucionalidad de los contratos privados, derogar la Ley de promoción agraria pudiendo haberla solo reformado, aprobar la formalización de los colectivos, nombrar y blindar a una persona con múltiples denuncias como presidente del comité de fiscalización, entre otras barbaridades. También en solo una semana vacaron al presidente de la república y nombraron a otros dos presidentes y a una presidenta del congreso que ahora promueve el cambio de la constitución.

La vacancia presidencial generó una gran protesta callejera que tuvo dos muertos y que dio inicio a innumerables levantamientos y cierres de carreteras, al mas puro estilo de las izquierdas antiguas. Después de la gran protesta varios congresistas se disculparon y prometieron rectificar. ¨Lágrimas de cocodrilo¨, porque a los pocos días volvieron a sus andanzas y con mayor fuerza.

Todavía les queda una legislatura y su lista de barbaridades pendientes es de terror. Incluye el referéndum para la asamblea constituyente para cambiar la constitución actual por una con sello socialista; la nueva normativa para el agro que será una nueva reforma agraria, que sin duda matará al sector agroindustrial; regulación de las universidades (con nombre propio) y una norma para limitar las tasas de interés que cobran las instituciones financieras, lo cual sin duda generará que los pequeños negocios y las pequeñas empresas se queden sin financiamiento y vuelvan a las garras de los usureros.

Este caos político interno le está dejando la ¨mesa servida¨ a las fuerzas ocultas de la izquierda local e internacional, que ya empezaron claramente a infiltrarse en todos los frentes. ¨Agárrate Catalina¨.

Las fuerzas externas son digitadas desde el Foro de Sao Paulo, quienes luego de su derrota que terminó con la caída del muro de Berlín en 1989, se agazaparon e iniciaron su lento y paciente proceso de retorno. Para esto, siguen utilizando los mismos métodos de intervención: propaganda apoyada en la pobreza y la desigualdad y aprovechamiento de las crisis de los países, para infiltrarse y generar caos, oclocracia y divisionismo. También buscan el debilitamiento de las fuerzas del orden, poniendo a la población en su contra y finalmente promover el cambio de constitución, para adecuarla a su ideología. ¿Les suena familiar?

Lo que si cambió es la sustitución de los métodos violentos por en el empleo del ¨lavado de cerebros¨, especialmente a los jóvenes y a través de infiltraciones en los sistemas de educación y de prensa.

Luego del triunfo del capitalismo y la derrota del socialismo, la izquierda se buscó dos nuevos caballitos de batalla: la defensa del medio ambiente y la ideología de género. A través de ellos comenzaron a penetrar los países nuevamente, ¨lavando cerebros¨ y organizando marchas y protestas callejeras. Sin embargo, siempre han estado esperando pacientemente el desgaste del sistema capitalista, para volver a la carga con su fracasado socialismo.

Lo lamentable es que el desgaste del capitalismo comenzó a darse hace algunos años por falta de actualización y mantenimiento. Esto debido a que los países desarrollados y las grandes corporaciones están muy cómodas y no se han preocupado. ¨If ain´t broke don´t fix it¨. Esfuerzos tipo Capitalismo Consciente, ESG, Empresas Sostenibles, etc. no han tenido la acogida necesaria.

Guardando distancias, localmente ha sucedido algo similar ya que las empresas privadas y sus respectivos gremios, han hecho poco o nada por actualizar y mantener el sistema, menos aún por complementarlo con algún componente social y de sostenibilidad (ESG). Esta ceguera internacional y local es otra causa mas para el avance de la izquierda.

Finalmente, el tema de la inesperada pandemia ha servido para acelerar el proceso de deterioro político mundial. Esto ha generado un escenario de crisis generalizada, que es el soñado por la izquierda.

En nuestra región, aparte de Cuba y Venezuela, ya tienen los gobiernos de Nicaragua, Bolivia, Argentina y México. Ahora vienen por Chile, Perú y Colombia, que son los que mejor aprovecharon el sistema de economía de mercado para crecer y desarrollarse. ¨Agárrate Catalina¨.

Para mi es frustrante escribir sobre temas negativos cuando no se tienen soluciones a la vista. Yo expongo problemas y hago críticas, pero siempre lo complemento con alternativas de solución. Lamentablemente esta vez no encuentro material para hacerlo.

Lo único que se me ocurre es solicitarles con mucho énfasis que difundan y comenten lo descrito en el artículo a la mayor cantidad de personas que puedan y sobre todo a los jóvenes. Las redes también pueden ayudar. Nuestra primera gran prueba será en las elecciones de abril, dónde es imprescindible que votemos muy bien informados.

Esta vez tenemos que pelearla y no dejar que una ideología trasnochada, fracasada y que no tiene un solo ejemplo de éxito en el mundo para mostrar, se aproveche de nuestras debilidades y de nuestros jóvenes, para volver a mandarnos al abismo. Lampadia




Pobreza multidimensional: ¿Qué regiones serían las más pobres del Perú con nueva medición?

Pobreza multidimensional: ¿Qué regiones serían las más pobres del Perú con nueva medición?

En promedio, la pobreza multidimensional y la monetaria muestran un nivel y una evolución muy parecidas. Sin embargo, para Lima, la pobreza multidimensional señala una mucho menor pobreza y mayor pobreza para el sector rural.

La pobreza comenzaría a medirse de forma multidimensional, considerando carencias en salud, educación y condiciones de vida. Este cambio no varía la tendencia hacia la reducción en el país.

Este resultado implica que el 21,7% de la población del país subsiste gastando menos de S/338 mensuales,
monto que, según la metodología del INEI, permite cubrir las necesidades básicas alimenticias y no alimenticias. (Foto: Rolly Reyna)

Informe IPE – El Comercio
17 de febrero de 2020

La semana pasada el Ejecutivo anunció que, a partir del próximo año, se cambiaría la forma en que se mide la pobreza en el Perú. Actualmente, en el país se emplea el enfoque conocido como pobreza monetaria; que sería reemplazado por uno denominado pobreza multidimensional.

Con la medición actual, al cierre del 2018 el 20,5% de peruanos vivía en situación de pobreza. Según el enfoque monetario, una persona es considerada pobre si reside en un hogar cuyo gasto mensual per cápita está por debajo del costo de una canasta básica de consumo, que incluye necesidades mínimas alimentarias y no alimenticias.

Este umbral de gasto mensual por persona, conocido como línea de pobreza, es de S/344. Entonces, una persona pobre es aquella que, en un mes, tiene un gasto inferior a S/344. Hay alrededor de 6,4 millones de personas en esta situación.

Aunque útil, esta metodología ha sido foco de diversas críticas. Quizás la más importante es que la línea de pobreza hace que la definición sea muy cerrada: un hogar con gasto per cápita de S/343 al mes sería pobre y uno con gasto de S/345 no lo sería. Es decir, si un hogar gasta S/345 al mes por persona, pero al mismo tiempo carece de condiciones de vida adecuadas, resulta difícil considerarlo como no pobre.

MIRADA HOLÍSTICA

La cuestión de fondo más relevante es que la mirada del lado monetario no permite identificar qué carencias tienen las personas pobres, de modo que las políticas públicas se orienten a cerrar las brechas que les impiden mejorar su calidad de vida. Es a partir de esto que surge el enfoque multidimensional.

En el 2008, los investigadores Sabina Alkire y James Foster, de Oxford Poverty & Human Development Initiative, desarrollaron una metodología para medir cuántas privaciones sufren las personas en situación de pobreza. Así, crearon el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), que refleja las múltiples carencias de los hogares y las personas en tres dimensiones: salud, educación y condiciones de vida.

La ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Ariela Luna, ya ha señalado que este enfoque permitirá optimizar la ejecución de las políticas sociales orientadas a favorecer a las personas pobres o vulnerables.

CIFRAS BAJO LA LUPA

A partir de la información de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), el Instituto Peruano de Economía (IPE) ha hecho una medición aproximada de la pobreza bajo el enfoque multidimensional, considerando diversas privaciones.

En la dimensión de salud, se tiene en cuenta la asistencia a algún centro de salud y el consumo mínimo de una canasta básica de alimentos. En educación se incluye el nivel de educación familiar y la matrícula escolar. Finalmente, en cuanto a condiciones de vida, se consideran el acceso a servicios básicos, la calidad de los pisos y el combustible de la vivienda, además de la posesión de activos como electrodomésticos, vehículos o títulos de propiedad.

Los hogares suman ‘puntos’ en función al número de carencias que tienen (cada una tiene un puntaje; así, si les falta escolaridad, suman 0,167 puntos). De acuerdo a la metodología de Alkire y Foster, una persona es considerada pobre si obtiene un IPM mayor a 0,33.

Estos cálculos mostrarían una incidencia de pobreza muy similar entre la monetaria y la multidimensional.

Así, el 21,5% de la población en el país sería pobre desde el punto de vista multidimensional.

El resultado es un punto porcentual mayor que la pobreza monetaria; esto implica que existirían cerca de 327 mil personas que no estarían siendo consideradas como pobres, pese a serlo en el otro enfoque.

Vale la pena resaltar que, en ambas metodologías, la pobreza se ha ido reduciendo consistentemente desde el 2011 e, incluso, la brecha entre ambas mediciones se habría acortado en los últimos dos años.

Por ámbito geográfico, la pobreza multidimensional alcanzaría al 9,3% de la población en el área urbana y al 62,8% en el área rural, frente al 14,4% y 42,1%, respectivamente bajo la perspectiva monetaria.

En las regiones, Ica se mantendría como aquella con menor pobreza del país bajo ambas mediciones, mientras que Cajamarca –la región más pobre según la medición monetaria– sería desplazada del último lugar por Huancavelica bajo el enfoque multidimensional.

En 21 de las 25 regiones la pobreza multidimensional es mayor a la monetaria. El caso que más resalta es el de Huánuco, donde la pobreza pasaría del 29,9% de acuerdo al enfoque monetario al 47% según el multidimensional.

Con ello, no sería la novena región más pobre, sino la tercera, solo detrás de Huancavelica y Cajamarca.

LA ADOPCIÓN DEL ENFOQUE MULTIDIMENSIONAL EN OTROS PAÍSES

El primer país de la Alianza del Pacífico en implementar el enfoque multidimensional fue México, en el 2009. Dos años más tarde, Colombia comenzó a reportar sus estadísticas de pobreza bajo esta metodología y Chile empezó a hacerlo en el 2015. El Perú es el único del bloque que tiene pendiente este cambio.

Otros países de la región también han migrado hacia la metodología multidimensional, como Ecuador, El Salvador, Panamá, Costa Rica y Honduras. Lampadia




¿Cómo hubiese sido el Perú hoy sin las reformas estructurales de la Constitución de 1993?

¿Cómo hubiese sido el Perú hoy sin las reformas estructurales de la Constitución de 1993?

La reducción de la pobreza monetaria sin el cambio constitucional de 1993 habría sido más lenta. Se requiere avanzar en reformas para continuar creciendo.

Si bien se llevaron a cabo reformas estructurales desde el inicio de la década de los noventa, la Constitución de 1993 sentó las bases para el nuevo sistema económico. (Foto: Archivo GEC)

El Comercio, 05 de enero de 2020
(Informe El Comercio / IPE)

Las reformas económicas que inició el Perú en la década de 1990 –algunas de ellas consignadas en la Constitución de 1993– han sido seguidas de un crecimiento económico extraordinario basado en la estabilidad macroeconómica, la limitación de la actividad empresarial del Estado, la promoción de la inversión privada y de la competencia, y el desarrollo de las exportaciones.

Mientras que el crecimiento promedio anual del Perú entre 1975 y 1993 fue de apenas 0,7%, el más bajo de Sudamérica, desde 1994 hasta el 2018 el país lideró la región con un crecimiento promedio de 4,9%.

Sin embargo, la convulsión política y social que se vive en otros países latinoamericanos –en particular en Chile– ha abierto nuevamente el debate sobre la naturaleza del régimen económico peruano y sus resultados. A tres semanas de las elecciones legislativas extraordinarias 2020, vale la pena revisar algunos de sus alcances.

En este contexto, el Instituto Peruano de Economía (IPE) ha estimado un escenario alternativo, teórico, de crecimiento para el Perú en el cual las reformas estructurales de los noventa no se hubieran implementado. Los resultados apuntan a que el marco económico moderno ha permitido un mayor avance en términos de riqueza promedio de los peruanos y reducción de la pobreza monetaria del que se hubiera logrado si continuaba con el modelo económico previo.

¿QUÉ MODIFICACIONES SE HICIERON EN 1993?

Si bien se llevaron a cabo reformas estructurales desde el inicio de la década de los noventa –la eliminación de controles de precios y simplificación tributaria y arancelaria, por ejemplo–, la Constitución de 1993 sentó las bases para el nuevo sistema económico.

Los principios generales del régimen económico actual respaldan la libertad empresarial, la libre competencia y la libertad de contratación como pilares del funcionamiento de la economía. Además, el artículo 60 establece que el Estado solo puede realizar subsidiariamente actividad empresarial, a diferencia de la Constitución de 1979 que permitía con más holgura la actividad empresarial del Estado.

Para promover la estabilidad macroeconómica, el artículo 84 estableció la autonomía del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), lo que se tradujo en la prohibición de que la autoridad monetaria sea fuente de financiamiento del Gobierno, como lo había sido durante los años ochenta. Así, se definió que el propósito principal del BCRP es preservar la estabilidad monetaria y controlar la inflación. Otras reformas clave siguieron a partir de 1998.

UN PERÚ SIN REFORMAS

Para evaluar el impacto de estos cambios, el modelo genera un escenario alternativo sin reformas sobre el cual comparar. Un procedimiento para lograrlo es el método de control sintético (MCS), el cual construye este escenario –un “Perú sintético”– sobre la base de un promedio ponderado de países similares al Perú en sus características económicas antes de la Constitución de 1993. Por lo tanto, el impacto estimado será la diferencia entre los resultados del Perú real y el “Perú sintético”.

En este ejercicio, la medida de bienestar analizada es el PBI real per cápita. Entre 1975 y 1993, el nivel de riqueza promedio del Perú real y del control sintético fue muy similar, lo que apunta a que la comparación es adecuada.

Los resultados de la estimación muestran que el crecimiento promedio del PBI per cápita peruano luego del cambio constitucional (3,8%) fue casi 2 puntos porcentuales superior a lo que hubiera sido sin el cambio de modelo. Asimismo, entre 1994 y el 2016, el nivel de riqueza promedio por año de los peruanos fue casi 17% mayor al del Perú alternativo sin reformas.

Como una extensión a este impacto, se pueden inferir también los efectos que el régimen ha tenido sobre la reducción de la pobreza monetaria. Para ello, se estima una medida de elasticidad entre el crecimiento del PBI per cápita y la pobreza durante 1991 y 2016. Es decir, se calcula la relación entre la expansión de la economía y la caída de la pobreza. El ejercicio muestra que, si el PBI per cápita hubiese crecido al ritmo del Perú sintético, la reducción de la pobreza hubiese sido más lenta y se encontraría alrededor del 35%, cerca de 14 puntos porcentuales por encima de la cifra observada en los últimos años. La pobreza en el 2018 alcanzó al 20,5% de la población nacional.

AGENDA PENDIENTE

Continuar con la senda de crecimiento requiere un nuevo impulso de reformas, principalmente aquellas destinadas a incrementar la productividad. Según el BCRP, entre el 2016 y el 2020, la productividad del trabajo y capital tan solo contribuirá 0,2 puntos porcentuales al crecimiento promedio anual del período (3,6%), muy por detrás de la contribución de 2,4 puntos porcentuales entre el 2001 y el 2010. La agenda pendiente pasa por mejorar la calidad del sistema laboral, de la infraestructura, de la educación, de la gestión pública, y de la regulación estatal en general. Todo ello, sin embargo, se debe lograr cuidando lo ya avanzado.

Lampadia




Crecimiento, pobreza y desigualdad

Crecimiento, pobreza y desigualdad

La semana pasada, el INEI publicó las cifras de pobreza al cierre del año 2018 y destacó una reducción a nivel nacional de 1.2% en la pobreza y 1.0% en la pobreza extrema, con respecto al 2017. Esto quiere decir que de los 313,000 peruanos que dejaron la condición de pobreza el año pasado, 305,000 dejaron la pobreza extrema.

Este es sin duda un resultado positivo, máxime si en 2017 se obtuvo un incremento no menor de pobres (+1.0%); sin embargo, un análisis más profundo acerca de los causales de este fenómeno así como una descomposición de los resultados presentados por el ente estadístico nos debe llevar más a la reflexión, que a la celebración. Esto también aplica si se analizan los resultados más actualizados que se tienen sobre la desigualdad en el Perú.

Veamos.

Crecimiento económico y pobreza

En primer lugar, se debe señalar que – como han indicado diversos think tanks o centros de estudios económicos como Macroconsult y el IPE – esta caída de 1.2 % en la pobreza se encuentra en consonancia con una tasa de crecimiento del PBI del 4%, siendo este el principal determinante de tal reducción. Esto no es de sorprender. Como se evidencia en el siguiente gráfico, en los 13 de los últimos 15 años en los que la pobreza se redujo estrepitosamente (-38.2%), tres cuartas partes de dicha caída están explicadas en su totalidad por crecimiento económico, una contribución que largamente sobrepasa la de los programas de transferencias condicionadas.

Así, el principal driver del crecimiento que permitió esta mejora en las condiciones de vida de la población peruana lo configuran los mayores niveles de inversión privada, los cuales generan una mayor demanda de empleo con el consecuente aumento de los ingresos y por ende, aumento del gasto de los hogares, variable utilizada para medir los niveles de pobreza.

Ahora bien, el meollo del asunto es más bien otro: ¿Es suficiente crecer 4% de cara al futuro para seguir sosteniendo una caída pronunciada y acelerada de la pobreza? Como se puede constatar en el siguiente gráfico, la elasticidad crecimiento-pobreza, es decir, cuántos puntos porcentuales cae la pobreza ante el incremento de un punto porcentual de crecimiento ha pasado de 0.7 en la década pasada a 0.3 en los últimos años.

Ello quiere decir que si realmente queremos sostener caídas de la pobreza superiores necesitaremos crecer 6% o más, siendo el actual crecimiento de 4% insuficiente y mediocre a la luz de los resultados de bienestar que se pueden generar con tasas mayores (ver Lampadia: Aterrizaje en la mediocridad).

Pobreza urbana y por regiones (costa, sierra y selva)

Parte del débil impacto de este crecimiento alicaído de la economía peruana se puede constatar si uno analiza los resultados desagregados de la pobreza por área de residencia y región natural. Por área de residencia se observa que la reducción ha sido mayor en el ámbito rural (-2.3 %) que en el ámbito urbano (-0.7 %).

Sin embargo, como se desprende del presente gráfico, la pobreza urbana aún no se recupera del incremento de la pobreza experimentado en el 2017. Así se mantuvo en el 2018 con un 14.4% frente al 13.9% en el 2016. Esto en términos absolutos quiere decir que el número de pobres en la zona urbana en realidad aumentó en 225,000 personas.

Por otra parte, si se analizan los resultados de la pobreza por región natural se tuvo una reducción más pronunciada en la selva (-2.1 %) que en la sierra (-1.2 %) y la costa (-0.9 %). Ello también debe llamarnos la atención siendo la sierra la región que mayor pobreza concentra a nivel nacional.

Ambos indicadores reflejan una caída que no es uniforme de la pobreza, lo cual es un reflejo también de las bajas tasas de crecimiento de nuestra economía. Si queremos que las poblaciones más vulnerables, así como aquellas que han sido más golpeadas en los últimos años por la desaceleración de la actividad, puedan mejorar su calidad de vida es necesario retomar tasas de crecimiento más altas.

Desigualdad y crecimiento económico

Otro aspecto importante que está relacionado a la pobreza, pero que también está íntimamente ligado al crecimiento económico, es aquel que tiene que ver con la desigualdad de los ingresos. Las más recientes estimaciones hechas por el INEI y el Banco Mundial, sugieren que la desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, se redujo marginalmente en los últimos 8 años, mientras que si se toman años anteriores, desde el 2007 por ejemplo, los resultados cambian notablemente a favor de una menor desigualdad. Veamos.

Como hemos escrito previamente en Lampadia: Aterrizaje en la mediocridad, estos últimos 8 años – en los que la desigualdad prácticamente se estancó – reflejaron un cambio de fase de la economía peruana caracterizado por un contexto de desaceleración pronunciada en las tasas de crecimiento del PBI acompañada de una caída en la inversión, producto de una animadversión hacia la inversión privada, con especial énfasis, hacia la inversión minera.

Es pues notable la relación que existe entre la reducción de la desigualdad y mayor crecimiento económico. Por ende, urge aumentar las tasas de crecimiento de nuestra economía de manera que se tienda a una mayor convergencia de los ingresos de los más pobres hacia los más ricos.

En un contexto en el que el presente año la economía peruana (ver Lampadia: Economía peruana se sigue desacelerando y apenas crece 1.58% en enero) se encuentra en un proceso de desaceleración con tasas muy bajas – 1.58% en enero y 2.09% en febrero – hoy nos encontramos aún lejos de conseguir los resultados anteriormente mencionados, en materia de reducción de pobreza y desigualdad. Por ende, resulta fundamental incrementar la tasa de crecimiento potencial de nuestra economía. Ello implica hacer una serie de reformas estructurales que incluyen la reforma laboral, tributaria, educativa, entre otras, así como viabilizar y reactivar los proyectos de inversión mineros y de infraestructura, como Tía María, Las Bambas y Majes Siguas II. Nuestros pobres no pueden esperar más. Lampadia




La política empequeñeció a los medios

De un tiempo a esta parte hemos multiplicado nuestras publicaciones sobre temas que recogemos del quehacer global, que si bien consideramos encierran mensajes importantes para nosotros los peruanos, también pretenden mejorar la cobertura mediática nacional.

En Lampadia nos resistimos a caer en la mediocridad de los medios locales en sus distintos formatos, que lamentablemente no salen de la pequeña política, del seguimiento de escándalos y de sembrar intrigas. La crisis política que nos abruma ya hace un par de años, ha terminado por llevar a la gran mayoría de medios de comunicación a una trampa de medianía.

Por ejemplo, en los programas políticos se ha vuelto común agredir a los entrevistados que tienen puntos de vista independientes, no se permite que los ciudadanos reciban los mensajes de líderes de opinión independientes sin interferencias, ya sea porque los ignoran o los interfieren. Curiosamente, esta tarea de demolición de los entrevistados independientes, ha sido encomendada mayormente a mujeres, desaprovechando sus grandes cualidades.

Es cierto que los medios viven de la coyuntura, pero se dejan llevar por los aspectos más frívolos o perversos de ella en lugar de aclarar los problemas de fondo que la explican. El Perú necesita salidas, no pantanos. 

En el Perú tenemos agendas pendientes muy importantes en temas de educación, salud, infraestructuras, reducción de la pobreza, generación de empleo, inversión, crecimiento y muchos otros. Pero nuestros medios siguen enfocados en la batalla política entre gobierno y oposición; siguen limitando el tema de la lucha contra la corrupción a la batalla entre cúpulas, olvidando que se debe reformar todo el Sistema Judicial; siguen atrapados en las culpas del pasado en lugar de mirar hacia adelante; siguen mostrando sesgos partidistas y/o pro gobierno; y encumbrando como referentes nacionales a personajes que en cualquier otro momento solo hubieran representado posiciones extremas.

En los temas de corrupción, es lamentable como la política ha terminado por sesgar el quehacer periodístico. No importa si las denuncias judiciales rebotadas por los medios tienen o no sustento jurídico. Se trata de alentar la ‘prisión preventiva’ como castigo a posiciones políticas. En lugar de concentrar las investigaciones y denuncias en las coimas vinculadas a las obras públicas, el centro de gravedad mediático gira en torno a los aportes a las campañas políticas, que en principio no son delito, así como al llamado pitufeo.

En el tema de salud, más allá de nuestro nivel de atraso general, en los últimos años hemos tenido un fracaso estrepitoso en el tema de la anemia infantil. Pero este tema, que es verdaderamente escandaloso, solo merece en los medios una menor presencia. Por ejemplo, ¿se ha aclarado como el deterioro de la desnutrición empezó el 2011, como producto de una decisión de gobierno? Pues así es, el gobierno de Humala, desde el Ministerio de Inclusión Social (Carolina Trivelli), suspendió el uso de chispitas para reemplazarlas por algo más ‘sofisticado’ que nunca se hizo presente. Veamos cómo el 2011 se produjo la reversión de los avances contra la anemia:

¿Por qué simplemente no regresamos a la política exitosa que se cortó el 2011? Este tema debería seguirse diariamente, hasta estar seguros de estar en el camino correcto, hacia una drástica reducción de la anemia infantil.

Para un mayor análisis, ver el informe de Macroconsult: La anemia infantil, un enemigo silencioso.

En el tema económico, seguimos frenando el crecimiento que necesitamos y podemos lograr, por enfocarnos más en la política y dejando de tomar decisiones que promuevan y cautelen la inversión en grandes proyectos. Llámese, Tía María, Majes Siguas, Chavimochic III, Conga, Oleoducto Nor-peruano, etc. El objetivo de gobierno parece ser cuidar la popularidad y no arriesgar enfrentamientos, así sean contra mafias o grupos de interés extremistas. Ver en Lampadia: Aterrizaje en la Mediocridad.

Así no vamos a ninguna parte. Seguimos esperando una reacción de parte del gobierno, pero también esperamos un cambio de actitud en los medios nacionales. Las cosas no están como para perder más tiempo teniendo al frente tamaños desafíos como la anemia infantil, la inversión y el crecimiento económico. Lampadia




El enfoque de enseñanza de Khan Academy

El enfoque de enseñanza de Khan Academy

En Lampadia, siempre hemos insistido en el rol protagónico que tiene la educación, en el crecimiento económico – a través de la acumulación de capital humano de calidad – y en la movilidad social, ya que impulsa los salarios, reduciendo la pobreza y mejorando las oportunidades de quienes acceden a ella.

Sin embargo, es menester señalar que, como hemos escrito previamente en Lampadia: Automatización demandará nuevos empleos y habilidades, urge un rediseño del modelo educativo tradicional que impera en el mundo – incluido el peruano – , particularmente en los niveles de la educación secundaria y superior, de manera que los jóvenes puedan enfrentar satisfactoriamente las nuevas demandas del mercado laboral, ante el creciente avance de la automatización y la inteligencia artificial (IA).

En aras de difundir las buenas prácticas que puedan servir de insumo para una correcta reformulación de nuestro sistema educativo, queremos compartir la experiencia de Khan Academy, una organización sin fines de lucro fundada por el americano Sal Khan en 2006, que ofrece educación escolar gratuita a nivel mundial para cualquier persona en cualquier lugar.

En una reciente entrevista ofrecida por Khan a McKinsey Global Institute (ver artículo líneas abajo), él explica que la base de la innovadora estrategia de enseñanza introducida por Khan Academy – la cual ya cuenta en la actualidad con más de 4,300 videos con contenidos educativos que van desde las ciencias naturales (física, química, entre otras) hasta la economía y finanzas- es que permite dejar aprender al alumno a su ritmo y no lo evalúa en función a sus rendimientos académicos, a través de una calificación cualitativa o cuantitativa, sino en función de sus competencias adquiridas a partir de las asignaturas  dictadas. El servicio de enseñanza es gratuito y se da a través de un portal en internet, lo cual permite democratizar su sistema a nivel mundial, gracias al uso de smartphones, laptops o computadoras.

Kahn explica cómo se pasó de una educación personalizada y elitista, en la época de los príncipes; a una educación generalizada y masiva, con la revolución industrial, que daba cobertura sin alcanzar una formación adecuada para todos los alumnos. Pero, con los avances tecnológicos de la Cuarta Revolución Industrial, se puede dar educación personalizada a cada alumno. Ver en Lampadia: Reflexiones sobre la educación para el futuroEn CADE 2017.

Como Khan deja entrever en esta entrevista, su esquema de enseñanza rompe con el esquema educativo tradicional posterior a la Revolución Industrial, basado en la formación de profesionales a un ritmo fijo, y en el que quienes se quedan atrás se veían obligados a  nivelarse “repitiendo” asignaturas. Si bien este modelo generó y sigue generando enormes ganancias al sistema de libre empresa, consideramos que el enfoque de Khan Academy es el adecuado de cara al proceso de automatización que está viviendo actualmente, con mayor notoriedad,  el mundo occidental.

Ello porque consideramos que permite desarrollar las habilidades que, según los expertos en el tema, serán requeridas por el mercado laboral del futuro. Estas son las llamadas habilidades blandas como la creatividad, el pensamiento crítico, y la comunicación.

Bien haría nuestro Ministerio de Educación en poner en práctica algunos de los métodos de enseñanza de Khan Academy, en vez de seguir condenando a nuestros niños a sufrir modelos obsoletos y poco efectivos para su educación. Lampadia

Más allá del modelo educativo de la Revolución Industrial: Sal Khan sobre la capacitación y las habilidades en el siglo XXI

El fundador de Khan Academy, organización sin fines de lucro y aprendizaje en línea, comparte lo que significa una era de automatización e inteligencia artificial para la educación

McKinsey Global Institute
Enero, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

El aprendizaje en línea promete llevar la educación a cualquier persona con una conexión a Internet. Al mismo tiempo, la adopción de tecnologías de automatización e inteligencia artificial (IA) transformará el trabajo a medida que las personas interactúan cada vez más con máquinas cada vez más inteligentes. Las habilidades que los estudiantes aprenden hoy pueden no ser útiles en el lugar de trabajo del futuro.

En una era donde los estudiantes aprenden a través de sus dispositivos, ¿qué papel juegan las escuelas? ¿Cómo tendrá que cambiar la educación para mantenerse al día con las nuevas demandas de trabajo? McKinsey habló con Sal Khan, fundador de Khan Academy, para escuchar cómo la educación está cambiando hacia un nuevo modelo dinámico.

¿Qué es la Khan Academy?

Mi nombre es Sal Khan. Soy el fundador de Khan Academy, que es una organización sin fines de lucro con la misión de proporcionar una educación gratuita de nivel mundial para cualquier persona, en cualquier lugar.

En un modelo tradicional, todos se mueven juntos. Algunos niños lo entienden, otros niños no. Obtienen brechas, esas brechas se vuelven debilitantes y chocan contra una pared. Piensan: “Nunca seré un ingeniero” o “Nunca seré un investigador del cáncer”.

Al darles herramientas en línea, estamos permitiendo que los estudiantes aprendan a su propio ritmo y tiempo y luego remedien cuando sea necesario. Esencialmente, es un tutor personal gratuito para todos. Además, les damos a los maestros la información de, por ejemplo, cuándo deben realizar una intervención más práctica.

Desde el punto de vista de un profesor, somos casi como un asistente de profesor. Khan Academy proporciona herramientas virtuales que pueden habilitar a ese alumno individual que no tenga acceso a una escuela. En el contexto de la escuela, empoderamos a los educadores del aula.

¿Cuál es el objetivo de Khan Academy?

Todo el punto es nivelar el campo de juego. ¿Cómo democratizamos la educación? El SAT (Suite of Assessments, o Conjunto de Evaluaciones, en español) es un buen ejemplo de eso. Durante décadas, ha habido al menos una percepción, y probablemente una realidad, de que es injusto. La crítica es que si alguien puede pagar una costosa preparación para el examen, o si alguien puede pagar un tutor privado, es posible que tenga una ventaja.

Ahora nos hemos asociado con el SAT, el College Board, para crear lo que llamamos la mejor preparación de exámenes del mundo. Está hecho en colaboración con los fabricantes de pruebas y ha sido examinado por los fabricantes de pruebas. No estamos tratando de enseñarte a jugar el examen. Sí, hacemos algunas estrategias para tomar exámenes y estamos familiarizados, pero se trata principalmente de cómo remediar si los estudiantes tienen problemas con una pregunta para asegurarse de que aprendan ese concepto. La mejor manera de actuar en el SAT es aprender realmente el material. Y, por cierto, también es más probable que se desempeñen bien en la universidad si lo hacen.

¿Cuál es el futuro de la educación?

Para entender el futuro de la educación, es interesante pensar un poco sobre el pasado de la educación. Si tuvieras que volver 500 años atrás, muy pocas personas obtuvieron una educación. Pero aquellos que lo hicieron, digamos un príncipe, un miembro de la nobleza, tendían a obtener una buena educación.

Tendrían un tutor personal o muchas veces un ejército de tutores personales. Y se adaptarían al príncipe. Si el príncipe está teniendo problemas con un concepto, los tutores no dirían: “Bueno, el plan de estudios dice que tenemos que seguir adelante”. Ellos dicen: “Bien, asegurémonos de que realmente comprendes eso, porque vas a ser rey un día Asegurémonos de que realmente han dominado estas ideas “.

A medida que se adentra en los finales del siglo XVIII y principios del XIX, la Revolución Industrial está ocurriendo. Un grupo de países dijo: “Oye, tenemos que pensar en educar a más personas”. Fue una revolución masiva y muy positiva. Países como los Estados Unidos, Alemania, Japón y el Reino Unido preguntaban cómo podían proporcionar educación pública masiva gratuita. Esta fue una nueva idea. Y dijeron: “Bueno, no podemos pagar tutores personales. No podemos darles la educación que recibió el hijo del duque. Pero, ¿y si utilizamos algunos de los principios de la Revolución Industrial?

Principios como, aplicamos proceso; Movemos a las personas a un ritmo fijo a través de él. Algunos de los “productos”, que serían los estudiantes, terminarán listos para ser médicos, abogados o ingenieros. Algunos de ellos podrían hacer este tipo de trabajos. Y, necesitamos mucho trabajo en las fábricas. La gente necesita saber cómo leer manuales y cualquier otra cosa.

Como resultado, vimos grandes ganancias. Pasamos de tasas de alfabetización bajas a tasas de alfabetización casi universales en gran parte del mundo desarrollado. No es casualidad que estos fueran los primeros países en desarrollarse.

Eso estuvo bien para la Revolución Industrial. Pero ahora, todavía tenemos ese mismo modelo de educación. La estructura de la fuerza laboral está cambiando fundamentalmente debido a la automatización, la inteligencia artificial y esas tecnologías. No necesitarás tanto trabajo físico. Ni siquiera necesitará este tipo de procesamiento de información de cuello blanco que llena estos rascacielos en este momento. Todo eso va a ser automatizado.

Por lo tanto, el mundo al que nos dirigimos debe ser un mundo basado en el dominio, donde los estudiantes deben poder contar con la agencia para llenar esas lagunas de conocimiento según sea necesario. Lo que sucede en las universidades hoy en día es que si te sientas en esa silla tres horas a la semana, obtienes tres horas de crédito y pasas a la siguiente clase.

En lugar de recompensar el tiempo de asiento, debemos preguntar: ¿Ya lo sabe el estudiante? Si lo sabes, aquí tienes tu prueba. Muéstrale eso al mundo. Y obtendrás empleos e irás a la escuela de posgrado. Si aún no lo sabe, no significa que no sea inteligente; sigue trabajando en ello, y quizás lo sepas con el tiempo. Este tipo de aprendizaje no se detendrá cuando tengas 18 o 21 años. Será un proceso continuo.

¿Dónde encaja Khan Academy en el futuro de la educación?

Una gran parte de la razón por la que existe Khan Academy es tratar de resolver este problema de proporcionar a las personas una manera de aprender las habilidades que necesitan para ser ciudadanos felices y productivos. Y luego conecte las habilidades para trabajar, para que haya oportunidades para ellos.

Uno de los problemas es que de alguna manera hemos confundido el tiempo con saber realmente las cosas. Y creo que tenemos que alejarnos de eso. Siempre hablamos del costo de la educación en términos de dólares, pero no hablamos del costo de la educación en términos de tiempo perdido y potencial. Gran parte de la discusión sobre entrenamiento y habilidades gira en torno a habilidades muy específicas. Por ejemplo, algunas personas necesitan aprender a convertirse en científicos de datos, y eso es genial. Puedes obtener un muy buen trabajo si eres un científico de datos. Pero la realidad de la mayoría de los trabajos, incluidos muchos de los trabajos del siglo XXI, requerirán más de las habilidades básicas, como la necesidad de comunicarse bien. Tienes que tener buenas habilidades interpersonales. Tienes que tener buenas habilidades analíticas, de pensamiento crítico.

Estamos bien posicionados para resolver esa necesidad. Ya tenemos millones de personas aprendiendo en Khan Academy. ¿Cómo les permitimos que le demuestren al mundo que conocen ese material? ¿Cómo tomamos esa prueba y permitimos que sea una señal para la educación superior y los empleadores, para que digan: “Sí, esta es una persona que querría contratar”.

No estamos tratando de crear un sistema completamente paralelo. Estamos tratando de determinar cómo podemos jugar bien con el sistema existente. Durante cinco o diez años, habrá rutas alternativas que podrían mezclarse y combinarse entre lo nuevo y lo antiguo.

¿Cómo está Khan Academy innovando la educación?

Siempre he soñado con comenzar una escuela física incluso antes de Khan Academy. Y hace unos cinco años, dijimos: “Oye, mira, Khan Academy está ahí fuera. Esperamos llegar a cientos de millones o miles de millones de estudiantes, permitiéndoles aprender a su propio ritmo y ayudando a potenciar el aula de clases”. Pero, incluso en ese escenario muy positivo, es posible que no cambie fundamentalmente lo que sucede en la mayoría de las aulas. ¿No sería fantástico si pudiéramos mostrar lo que sucedería si, desde los primeros principios, pudiera crear un aula que asumiera un mundo en el que los estudiantes puedan aprender conceptos a su propio tiempo y ritmo?

Como resultado, comenzamos una escuela de laboratorio. Ahora es para las edades de cinco a 16 años. Vamos a tener nuestros primeros graduados en un par de años. El progreso de los estudiantes en sus estudios académicos es a su propio tiempo y ritmo. Es independiente de su independencia, donde desarrollan sus habilidades de movimiento social, su regulación y su capacidad para colaborar.

Su credencial, su transcripción de graduación, no va a decir que este estudiante tiene un promedio de calificaciones (GPA) de 3.4 y muestra sus clases. Va a mostrar sus competencias. Estas son cosas en las que demostró dominio, como lo demuestra este trabajo que hizo. Aquí está su cartera de cosas creativas que ha hecho. Ya sea por su escritura, tal vez fueron los discursos que pronunció sobre una aplicación que escribió. Mostrará lo que sus compañeros piensan de ella y lo que los maestros piensan de ella. Estamos tratando de ser pioneros en eso, y queremos abrir todo lo que hace esta escuela. Lampadia




Familias violentas… niñez anémica

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 18 de enero de 2019
Para Lampadia

¡Qué terrible! En nuestro país, el 44% de niños menores de 3 años padece de anemia. (La anemia se define como una cantidad disminuida de glóbulos rojos, causada por la deficiencia de hierro en la sangre) La cifra penosa – de más de 40% – se ha mantenido inalterable durante la última década. Lo dice la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES). ¡Un fracaso!

Otro dato. La pobreza en el Perú afecta al 22% de la población. En los últimos 10 años la pobreza se redujo de 55% a 22%. Eso quiere decir que la pobreza se redujo 50%. Lo dice el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). ¡Un éxito!

Pregunta: ¿qué relación hay entre anemia y pobreza? Estadísticamente… ninguna. Como ingeniero de la UNI que soy… lo afirmo. Un país puede reducir la pobreza – ¡50% en 10 años! – y no mejorar ni una pizca la salud de su niñez. Ese país se llama Perú.

Segunda pregunta: ¿por qué se suele responsabilizar al Estado por el alto índice de anemia en nuestra niñez? Respuesta: Porque sí. “Yo nunca tengo la culpa de nada”. “El Estado es el culpable de todos mis males”. Así piensan muchos compatriotas. ¡Qué equivocados están!

A ese respecto, sería bueno que aprendamos a asumir nuestras responsabilidades. Por ejemplo… criar bien a nuestros hijos. Me refiero a alimentarlos bien… y amarlos también. Digo esto porque uno de los delitos más denunciados en nuestras comisarías es “violencia familiar”. O sea, violencia física y psicológica, abuso sexual, insulto, abandono… y todo lo demás. ¿Qué tiene que ver el Estado en esta materia? Obviamente… nada.

Los hogares del Perú – y lamentablemente los de Ica también – se han convertido en espacios muy agresivos e inseguros para muchas mujeres y niños indefensos. Entonces las cosas claras y el chocolate espeso. Los culpables – en estos casos – son los padres de familia… no el Estado.

Pregunto ¿no tendrá esto algo que ver con la anemia? Repito… la anemia se mide en niños menores de 3 años. ¿Dónde están los niños a esa edad… si no es en sus hogares?

Sigamos. ¿Qué dice la “bio-descodificación” al respecto? (La “bio-descodificación” es un término terapéutico que conecta las emociones con las enfermedades físicas) Pues bien… según algunos “bio-descodificadores”, la anemia por falta de hierro en la sangre está relacionada con el siguiente conflicto emocional: “No recibo el afecto suficiente de mi padre o de mi madre. No me siento amado. Mi familia me ahoga, no me apoya. La atmósfera en la que vivo es tóxica, no respiro bien. La anemia por falta de hierro en la sangre está relacionada con una falta de motivación o reconocimiento familiar. En mi hogar no hay apoyo ni amor.”

Es verdad… hay personas que no creen en la “bio-descodificación”. En ese sentido, habrá que respetarlas. Pero lo que no se puede negar es que estamos viviendo una severa “crisis de familia”. Y la “violencia familiar” es – tan solo – una manifestación de ello.

Conclusión. Está bien que les demos alimentos y suplementos ricos en hierro a nuestros niños. Pero más importante aún, es darles amor y cariño. ¡No a la violencia familiar! Entre otros motivos, porque – según los “bio-descodificadores” – así curaríamos la anemia en nuestra niñez. Lampadia




Recuperando lo mejor del capitalismo

Recuperando lo mejor del capitalismo

Los últimos 200 años, desde la primera revolución industrial, han marcado un período extraordinario de prosperidad del conjunto de la humanidad. Hace 200 años el 85% de la población global vivía en la extrema pobreza, hoy solo el 10%.

La reducción de la pobreza, el aumento de la esperanza de vida, la alfabetización y el aumento de ingresos de los ciudadanos, se aceleraron notoriamente durante los últimos 50 años. La población mundial se duplicó, el ingreso per cápita se triplicó y la desnutrición pasó de 26% a 13% de la población.

Fuente: Capitalismo Consciente

Este proceso se debe en gran medida al desarrollo empresarial, a la economía de mercado, al comercio internacional y al capitalismo.

Sin embargo, en los últimos años, se ha producido en los países ricos un incremento de la desigualdad que ha traído consigo el desprestigio de la política y de los líderes políticos, así como la aparición del populismo y de propuestas políticas de corte radical.

A nivel internacional, la diferencia entre los países más bien se ha reducido dramáticamente, pero la corrupción se ha hecho más visible, y la clase política se ha desprestigiado de la misma manera, generando similar nivel de descontento con las instituciones.

En resumen, a nivel global se han desprestigiado la política, los liderazgos, las instituciones y la confianza en el sistema de mercado. La pobreza de liderazgo, el cortoplacismo de la política y el enfoque empresarial que muchas veces maximiza sus objetivos de corto plazo, como el afán por el valor de las acciones, nos han llevado a dudar de todo, incluso de aquello que produjo la ola de bienestar general.

Es por ello que hay que repensar las instituciones que nos hicieron prosperar y hacerlas responsivas al llamado de los tiempos.

En Lampadia siempre entendimos que la sentencia de Milton Friedman, de que el rol de las empresas era maximizar el valor de su accionariado, solo podía darse en el largo plazo, y por lo tanto, eso conllevaba a su sostenibilidad en el tiempo, algo consustancial a un impacto positivo en lo social, ambiental y mediático.

Pero como aparentemente esto no necesariamente se entendió así, se hace necesario reformular el rol de las empresas desde su compromiso con una misión y valores que expliciten el verdadero sentido de los negocios, como una fuerza creadora de bienestar.

Ejemplos de compromiso cívico por parte de los empresarios se observan en pocos países, en la región, Chile es un ejemplo a destacar (ver Lampadia: Compromiso Cívico). La difusión de los beneficios económicos y sociales obtenidos por el sistema de libre empresa en dicho país, han sostenido un modelo de desarrollo que permite que Chile apueste por salir de la trampa de ingresos medios.

En esa línea hemos encontrado los conceptos del ‘Capitalismo Consciente’, que sin más presentamos a continuación, a través de su prefacio:  

Capitalismo Consciente
Liberando el espíritu heroico de los negocios

John Mackey, Co-CEO, Whole Foods Market
Raj Sisodia
Harvard Business Review Press
2014
Traducido y glosado por Lampadia

Prefacio por Bill George

Regresando el capitalismo a su curso

Este es el libro que siempre quise escribir. Como capitalista comprometido, me preocupa mucho ver cómo el capitalismo se ha salido de los rieles durante el último cuarto de siglo y ha adquirido un nombre tan malo, merecido en gran parte.

En este libro, John Mackey y Raj Sisodia devuelven el capitalismo a sus raíces. Hacen un caso convincente sobre el capitalismo como el mayor creador de riqueza que el mundo haya conocido. En estas páginas, llaman a su versión capitalismo consciente. Considero que es solo el capitalismo, ya que es la única forma auténtica de capitalismo. Otras formas de hacer negocios, incluido el “capitalismo de amigos”, son simplemente versiones no auténticas de lo real. Como vimos durante el colapso económico mundial de 2008 y la Gran Recesión que siguió, estas versiones falsas del capitalismo no pueden sostenerse y están condenadas a fallar a largo plazo.

La primera vez que descubrí las filosofías de John Mackey fue cuando leí su debate en 2005 con el economista ganador del Premio Nobel Milton Friedman sobre la forma en que funciona el capitalismo. Poco antes de la muerte de Friedman, Mackey cuestionó su opinión de que la única responsabilidad de las empresas es con sus accionistas, que los mercados financieros han traducido en el precio de sus acciones a corto plazo. En su citado tratado de 1970 en el New York Times, “La responsabilidad social de las empresas es aumentar sus beneficios”, Friedman criticó a los líderes empresariales que estaban preocupados por sus empleados, comunidades y el medio ambiente: “Empresarios que asumen seriamente sus responsabilidades por proporcionar empleo, eliminar la discriminación, evitar la contaminación … están predicando el socialismo puro y sin adulteración “.

Mackey desafió esa opinión, tal como lo he intentado durante muchos años. Compartimos una visión mucho más amplia del papel de la corporación en la sociedad. Fue la sociedad la que creó la ‘sociedad de responsabilidad limitada’ y otorgó a las empresas el derecho a operar. Violar esos derechos puede resultar en la pérdida de libertad, ya sea revocando los estatutos de una compañía o restringiéndolos con acciones reglamentarias y leyes que limiten su libertad de operar.

En su liderazgo en Whole Foods Market, John Mackey se convirtió en un modelo a seguir para el capitalismo consciente, al igual que mis colegas de Medtronic y yo hemos tratado de ser. De nuestras experiencias personales, de estar en las trincheras todos los días, Mackey en sus tiendas y mi tiempo en los hospitales con médicos y pacientes, ambos sabemos que el capitalismo auténtico es la única forma en que se puede construir una organización que beneficie a sus clientes, empleados e inversionistas, comunidades, proveedores, y el medio ambiente.

Mackey y Sisodia demuestran inequívocamente que el liderazgo importa. Nos muestran cómo llegar a ser líderes conscientes, una noción que es virtualmente sinónimo de mi concepto de liderazgo auténtico. Reconocen lo esencial que es para los líderes integrar sus corazones con sus cabezas mediante el desarrollo de la autoconciencia y la inteligencia emocional, y al mismo tiempo capacitar a otras personas para que hagan lo mismo. Como dice el dicho. “El viaje más largo que la gente debe tomar es el de dieciocho pulgadas entre sus cabezas y sus corazones”.

Con la enorme pérdida de confianza en nuestros líderes en la última década, el desarrollo de líderes conscientes es la mejor manera de reconstruir la confianza en nuestros líderes y en las instituciones capitalistas y asegurar que sigan por su ‘True North’ (verdadero Norte).

Permítanme compartir el viaje que me llevó a abrazar estas nociones. Cuando me gradué de Georgia Tech en 1964 en ingeniería industrial y de sistemas, tenía una pasión por convertirme en un líder centrado en los valores de una empresa importante que contribuyera al bienestar de la sociedad. Esta pasión comenzó a la edad de ocho años, escuchando a mi padre sobre cómo deberían operar las empresas. Continuó en mis años de adolescencia cuando escuché conversaciones con empresarios mientras hacía prácticas y más tarde en el trabajo de verano para compañías que incluían a Procter & Gamble e IBM.

Elegí estudiar negocios porque creo que los negocios bien dirigidos y centrados en los valores pueden contribuir a la humanidad de maneras más tangibles que cualquier otra organización en la sociedad. Mis estudios de MBA en Harvard Business School me expusieron a muchos grandes líderes de negocios, me abrieron los ojos a cómo operan los negocios globales y fortalecieron mi deseo de hacer una diferencia a través de la libre empresa. En mis veintitrés años en el Departamento de Defensa, Litton Industries y Honeywell, vi lo bueno, lo malo y lo feo de los negocios.

Me uní a Medtronic en 1989, reconocí la oportunidad de crear un valor duradero para todos los grupos de interés de la compañía mientras mantenía su éxito. Mis trece años en Medtronic proporcionaron la plataforma, una bien establecida por el fundador Earl Bakken, para convertir este concepto en realidad. Algunos citarían el aumento en el valor de los accionistas de Medtronic de $ 1.1 mil millones a $ 60 mil millones como prueba de su éxito, pero creo que un caso mucho más convincente se debe al aumento de pacientes nuevos que se recuperan cada año a una vida y salud más plenas, de 300,000 personas en 1989 a 10 millones hoy. Las historias curativas de estos pacientes son la verdadera recompensa para los empleados de Medtronic y los médicos, enfermeras, técnicos, proveedores, inversionistas y comunidades que conforman la familia Medtronic.

Desde que me retiré de Medtronic en 2002, he enseñado en grandes instituciones académicas, especialmente en los últimos nueve años en la facultad de la Escuela de Negocios de Harvard. Estos años me han permitido desarrollar y consolidar mis ideas con expertos en negocios y grandes líderes empresariales, discutirlas en el aula con estudiantes y ejecutivos notables y escribir sobre ellas en cinco libros y numerosos artículos.

Mientras tanto, la sociedad ha experimentado una pérdida histórica en la confianza de los líderes empresariales. Comprender lo que ha sucedido para socavar el capitalismo consciente en la última década requiere volver a las teorías de Friedman, que han tenido una influencia monumental en generaciones de economistas y presidentes ejecutivos que han seguido su filosofía, inconscientemente o no. La influencia ha crecido a medida que el mercado de valores se ha vuelto cada vez más a corto plazo y los periodos de tenencia promedio para las acciones han caído de ocho años a seis meses.

Lamentablemente, el impulso hacia las ganancias a corto plazo ha llevado a la quiebra de Enron, WorldCom, Kmart y Kodak, y a más de cien grandes empresas que se vieron obligadas a reescribir sus informes financieros anteriores en 2003-2004, debido a una cuestionable contabilidad. Estos problemas palidecen en comparación con el fracaso en 2008 de las principales firmas financieras, como Fannie Mae, Bear Stearns, Lehman Brothers, Countrywide, Citigroup y muchas otras, ya que las instituciones financieras con exceso de palanqueo financiero colapsaron mientras intentaban maximizar el valor de sus accionistas. En efecto, la presión de Wall Street sobre las corporaciones para aumentar los precios de las acciones a corto plazo se disparó, eliminando a muchas de esas mismas empresas financieras.

John Mackey, quien llama a Friedman “uno de sus héroes”, desafió la idea del economista en su debate de 2005, poco antes de la muerte de Friedman. Para su crédito, Friedman intentó incorporar muchas de las ideas de Mackey en su teoría de la creación de valor para el accionista, pero Mackey lo rechazó: “Aunque Friedman cree que cuidar de los clientes, los empleados y la filantropía empresarial es un medio para aumentar las ganancias de los inversores, tomé exactamente la opinión contraria: obtener altos beneficios es el medio para el fin de cumplir con la misión comercial principal de Whole Foods. Queremos mejorar la salud y el bienestar de todos en el planeta a través de alimentos de mejor calidad y una mejor nutrición, y no podemos cumplir esta misión a menos que seamos altamente rentables. Al igual que las personas no pueden vivir sin comer, un negocio no puede vivir sin ganancias. Pero la mayoría de las personas no viven para comer, y tampoco las empresas deben vivir solo para obtener ganancias”.

A menudo hice un argumento similar sobre la misión de Medtronic de “recuperar a las personas a una vida y una salud más plenas”. En mi primer libro, “Liderazgo auténtico”, presenté el caso de que las empresas deberían comenzar con su propósito y sus valores y usarlas para inspirar a los empleados, para innovar y proporcionar un servicio superior, al tiempo que crea incrementos sostenibles de los ingresos y ganancias. Este enfoque proporciona la base para una inversión continua en el negocio mientras crea un valor duradero para los accionistas y las demás partes interesadas (shareholders y stakeholders), lo que lleva a un circuito virtuoso. Esta filosofía no es única en modo alguno para Whole Foods y Medtronic. Se practica ampliamente en empresas tan diversas como IBM, Starbucks Apple, Novartis, Wells Fargo y General Mills, todas las cuales han tenido un gran éxito durante décadas.

En Capitalismo Consciente, Mackey y Sisodia guían al lector a través de todos los constituyentes a los que sirven las empresas, incluidos algunos como los sindicatos y activistas, que normalmente se consideran hostiles a los mejores intereses de la empresa. Los autores demuestran por qué y cómo estas organizaciones merecen atención y respeto, incluso cuando hay desacuerdos en curso.

Para los economistas, el cálculo mucho más simple de Friedman del valor para el accionista es más fácil de medir, pero no representa los elementos más importantes a largo plazo de la salud de la empresa, la validez de su estrategia, los méritos de sus inversiones, la satisfacción de sus clientes, y el compromiso de sus empleados. Estos factores tienen un impacto mucho mayor en el valor sostenible a largo plazo de una empresa que en el movimiento del precio de sus acciones a corto plazo. Otros académicos destacados, como mi colega de la Escuela de Negocios de Harvard, Robert Kaplan, han proporcionado una forma más resiliente y matizada de medir el desempeño de la empresa a largo plazo con el ‘balanced score card’.

Como una ilustración vívida de cómo funciona esto, considere a Hewlett-Packard e IBM y los diferentes enfoques de liderazgo adoptados por los CEOs Mark Hurd y Sam Palmisano en la última década.

  • Antes de ser forzado a renunciar por mala conducta, Hurd de HP, quien provenía de NCR Corporation, se hizo cargo del liderazgo fallido de Carly Fiorina y aparentemente puso a la compañía de nuevo en camino, impulsando los ingresos y las ganancias al alza y más que duplicando las acciones de HP. Sin embargo, estas ganancias se debieron en parte a un fuerte recorte en el gasto en I+D del 6 al 3% (en comparación con los niveles históricos del 10%) y un enfoque a corto plazo que impidió invertir en estrategias viables a largo plazo. Desde su partida en 2010, las acciones de HP han disminuido en $ 60 mil millones, o el 55%.
  • En cambio, bajo el firme liderazgo de Palmisano, IBM se enfocó en servir a sus clientes globales a través de una “empresa globalmente integrada” centrada en valores. El cambio de cultura a largo plazo tomó la mayor parte de los diez años de Palmisano como CEO, pero resultó en un aumento en el valor de los accionistas de IBM de más de $ 100 mil millones, o el 84 por ciento, en los últimos tres años. Virginia Rometty, la sucesora interna de Palmisano, está bien posicionada para sostener este éxito, mientras que los sucesores elegidos externamente de Hurd, Leo Apotheker y Meg Whitman, continúan buscando una estrategia viable.

Estoy profundamente agradecido a John Mackey y Raj Sisodia por brindar a las empresas y a la sociedad este valioso tratado sobre cómo integrar a todos los constituyentes de la compañía para el beneficio a largo plazo de crear organizaciones sostenibles que sirvan a los intereses de la sociedad simultáneamente con los suyos. Se refieren al capitalismo como una “fuerza heroica” que enfrenta los mayores desafíos de la sociedad. En ese sentido, sus ideas encajan perfectamente con las de mi colega de la Escuela de Negocios de Harvard, Michael Porter, el pionero de la estrategia corporativa moderna, que ha hecho un llamado a los líderes corporativos para que contribuyan a la sociedad “creando valor compartido”.

Es mi ferviente deseo de ver que estas ideas se conviertan en un modo ampliamente aceptado y practicado de dirigir las corporaciones en el futuro, permitiendo así que el capitalismo florezca en las próximas décadas como la fuerza dominante que contribuya a una sociedad global próspera.

Bill George es profesor de administración en Harvard Business School y ex presidente y director ejecutivo de Medtronic Inc. Es autor de cuatro libros de gran venta, entre ellos Authentic Leadership y True North, junto con su libro más reciente, True North Groups. Es miembro de la junta directiva de ExxonMobil, Goldman Sachs y la Clínica Mayo.

Lampadia