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Apuesta por la inversión pública con las probabilidades en contra

Apuesta por la inversión pública con las probabilidades en contra

Eco. Enver Figueroa Bazán
Vie 31 de Julio de 2020
Para Lampadia

Cada vez que la economía peruana sufre un shock adverso, se apela a la inversión pública para su recuperación. Para la recuperación de la economía tras la pandemia, nuevamente se está apostando por ella. Sin embargo, la apuesta puede ir con las probabilidades en contra si, como las veces anteriores, no se corrigen los factores sistemáticos que la hacen lenta e ineficiente, y uno de ellos es precisamente su marco normativo: el invierte.pe.

Se sabe que una limitante estructural en la ejecución de las inversiones públicas son las pocas capacidades de gestión instaladas en las entidades públicas, desde los ministerios hasta las municipalidades. Pues bien, el Invierte.pe ha hecho innecesariamente complejo proceso de formulación de proyectos de inversión, con lo cual ha hecho que las pocas capacidades instaladas sean aún más insuficientes.

El Invierte.pe es un ejercicio teórico que se ve bien desde una perspectiva académica, pero asume muchos elementos que en la práctica no se dan. Por ejemplo, la formulación de un proyecto parte de un diagnóstico de brechas que debe ser elaborado por el Sector y el GR o GL correspondientes. Sin embargo, en la práctica no existen los sistemas de gestión de información que permitan tener actualizados los datos necesarios para dicho diagnóstico. Aún menos existen las capacidades para hacer análisis de datos en las entidades públicas. Pero también el Invierte.pe exige un grado de coordinación entre sectores y gobiernos subnacionales que es muy difícil de lograr por múltiples restricciones que van desde la dificultad de las comunicaciones hasta la sobrecarga de trabajo y la alta rotación en los puestos.

Para agilar la formulación y ejecución de inversiones públicas entonces, se debe mejorar las capacidades de gestión sí, pero antes debe simplificarse el sistema de modo que sea más fácil alcanzar el nivel de capacidades de gestión necesario.

Como una vía de escape a su propia complejidad, los hacedores del Invierte.pe plantearon la figura de las IOARR (inversiones de optimización, ampliación marginal, rehabilitación y reposición). Pero cabe recordar que uno de los mayores problemas que generó la complejidad del SNIP, era que incentivaba la atomización de las inversiones. Bueno, las IOARR tienen el mismo efecto, con lo cual la inversión pública termina diluyéndose en gasto intrascendente que no mejora la calidad de vida de las personas.

Frente a ello, se ha propuesto que la formulación y ejecución de inversiones siga procesos que están bien definidos en estándares internacionales como el PMBOK (Project Management Base of Knowledge) así como los principios AGILE. De hecho, el propio MEF empezó a hablar de cambios en ese sentido tras los Panamericanos, pero sólo dio para emitir el DU 021-2020, que introduce los métodos BIM y de gestión de contratos para construcción de infraestructura, pero sólo para proyectos “especiales” que sean declarados así por las respectivas entidades.

Otra limitante en el ciclo de gestión de inversiones es que está estructuralmente atado al ciclo del presupuesto. El planeamiento de las inversiones no debiera responder a la recaudación tributaria corriente, sino más bien a los flujos de caja esperados de las actividades que generan canon, por ejemplo. La programación multianual de las inversiones para tres años es un periodo demasiado corto si se quiere estimular inversiones de mayor impacto, que necesitan horizontes temporales de 20 o más años.

La necesidad de impulsar la economía por la pandemia debería llevar a realizar las reformas siempre postergadas en el sistema de inversión pública. El primer paso tiene que ser romper la dependencia financiera de las inversiones del ciclo presupuestario.

Luego, la necesidad de simplificar el sistema, eliminando cosas que estarían bien para un curso de Finanzas públicas de la Kennedy School pero que no son factibles en la realidad peruana, junto con la existencia de modelos de gestión de inversiones probados, debiera llevar a adaptar dichos modelos con los cuáles se ganaría eficiencia. En particular, con la implantación de PMOs (Project Management Offices) con capacidades para integrar la preinversión y la inversión, se ganaría la consistencia que ahora no se tiene entre ambas fases, además de ahorrar mucho tiempo y recursos. Lampadia




Un aprendiz de brujo

Un aprendiz de brujo

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Había una vez un joven espigado que era aprendiz. Cuando su maestro se fue, le encargó una serie de tareas, entre ellas una muy sencilla: traer agua y llenar una tina. El joven, al principio siguió las instrucciones, pero luego sintió fastidio por la tarea encomendada y quiso hacer algo mágico. Emocionado con la idea de que podía ser más que un aprendiz, se puso la túnica del maestro y sin entender las palabras, comenzó a pronunciar palabras que no entendía e hizo que la escoba y el balde se pusieran a sus órdenes y trajeran el agua. La escoba y el balde le obedecían, iban y venían, hasta que el agua que acarreaban ya fue suficiente. Cuando el aprendiz quiso que el balde y la escoba cesaran, no pudo conseguir que se detengan pues aquellos dejaron de oírlo. La casa se inundó, sin que el aprendiz pueda controlar el desbarajuste.

Como en el cuento de Johann Wolfgang von Goethe, donde el Aprendiz de Brujo desata fuerzas que no es capaz de controlar, en la política de nuestro tiempo, el presidente Vizcarra comenzó en julio de 2018 un irresponsable juego con las instituciones y los conceptos constitucionales que él pudo controlar con “mágicas palabras” como “lucha contra la corrupción”, “reforma política”, “referéndum” e “inmunidad parlamentaria” que pronunciaba en conferencias de prensa cada que necesitaba que el Congreso, el Tribunal Constitucional, el Ministerio Público y otras instituciones se movieran al ritmo que él quisiera, como el balde y la escoba se movían en el cuento. Sin embargo, como también sucedió en el cuento que el mandatario parece no haber leído, llegó el día en que esas “mágicas palabras” no pudieron controlar las fuerzas desatadas y el Congreso no hizo lo que Vizcarra quería, sino lo que le vino en gana y derramó la tina de la inmunidad política, despojándola de ella al presidente y a todos los poderes del Estado. Las fuerzas desatadas por Vizcarra fueron por encima de él. Como el aprendiz de brujo, no pudo controlar el desbarajuste que había creado en su ignorancia de las consecuencias del manoseo irresponsable de los conceptos e instituciones políticas y constitucionales.

En el cuento de Goethe, la moraleja es que “antes de aprender magia y hechicería tienes que aprender a cumplir con las responsabilidades que te encomiendan”[i]. En la realidad peruana la moraleja que queda es que la primera tarea del gobernante es cumplir con sus responsabilidades constitucionales y ocuparse de las tareas que le competen en salud, educación, seguridad, infraestructura, antes de jugar con tanta irresponsabilidad en otros campos que no le competen como las instituciones y los conceptos constitucionales, porque a diferencia de lo que sucede en el cuento, en este caso no hay un maestro brujo que regrese para solucionar el desmadre del aprendiz.

¿La convocatoria a elecciones con inusual antelación será la forma en que Vizcarra pide auxilio al pueblo, como el joven aprendiz clamaba auxilio al verse impotente de resolver aquello que el mismo había ocasionado?

Tal vez.

Sin embargo, si el pueblo sigue eligiendo con la misma irresponsabilidad que vimos en enero pasado, lo más probable es que no resolvemos el problema, sino que tengamos a muchos otros aprendices de brujo creando desmadres políticos y constitucionales. Lampadia

[i] El aprendiz de brujo, cuento de responsabilidad. www.fundaciontelevisa.org.




La factura del corona virus la pagamos todos

La factura del corona virus la pagamos todos

Fausto Salinas Lovón
Exclusivo para Lampadia

1.- CUARENTENA. Es necesaria en la realidad peruana, a pesar de sus efectos socio económicos colaterales, pero no es suficiente. Solo es un mecanismo de contención, no de solución. Si no va de la mano con otras medidas adicionales, una vez que cese tendremos un nuevo pico de crecimiento de la infestación que ni la economía, ni la moral nacional podrán resistir.

2.- MEDIDAS ADICIONALES. Tienen que venir de las experiencias mundiales más efectivas: Japón, Taiwán, Singapur, Corea del Sur y la propia China. No vienen del relajo social italiano (cuya cifra de casos está superando en este momento a la de China), ni de la irresponsabilidad política española (que carga 4,858 ataúdes en los hombres del PSOE-PODEMOS a este instante), ni de la inacción anglo americana que ha colocado a USA en el primer lugar de la lista y ha desatado los contagios en Gran Bretaña, mucho menos de la experiencia mejicana que provoca al contagio. Los países del Asia se han enfocado en la identificación, seguimiento y gestión de los datos de contagio para contener la infestación y sus resultados saltan a la vista en el life track coronavirus. En el caso de China, sus medidas permiten mantener los casos en 81,000 hace varios días.

3.- GESTIÓN DE DATOS Y FOCALIZACIÓN DE LA GESTIÓN. Por allí va la cosa. No serán suficientes mascarillas, desinfectantes, kits de pruebas, ventiladores mecánicos, contratar más médicos y profesionales de la salud. Se necesita procesamiento de datos, estadísticas, tecnología de la información y uso y gestión de esa información. Necesitamos programadores, matemáticos y analistas en tanta o mayor cantidad que profesionales de la salud para que, al igual que en el Asia, cada contagiado no sea solamente un número más dentro de la estadística, sino la punta del ovillo que ayude a desenredar este problema.

4.- FRONTERAS CERRADAS.  Parece inevitable tener que mantener cerradas las fronteras una vez concluida la cuarentena hasta que se dispongan de pruebas rápidas de descarte a cada viajero que permitan evitar nuevos contagios de fuente externa. Esta medida obviamente agravará la crisis del turismo, la hotelería, el transporte, la artesanía, la restauración y los servicios conexos, que habrá que asumir, afrontar y mitigar. Habrá quiebras, despidos y deudas impagas, hay que decirlo y no dorar las píldoras. Sólo de la objetividad y franqueza del diagnóstico puede venir la comprensión de la magnitud del problema y la necesidad de medidas adecuadas.

5.- LA FACTURA DEL CORONA VIRUS LA PAGAMOS TODOS. No hay forma de creer que esta factura sólo la pagarán algunos o el Estado. La tenemos que pagar todos. Si sólo la paga el Estado, luego nos la cobra en déficit, más impuestos y menos obras. Si sólo la pagan las empresas, habrá quiebras, menos inversión y a la postre menos empleo. Si sólo le pasamos la cuenta a los trabajadores formales, habrá hambre, desesperación, menos consumo y deudas impagas. Si dejamos que sólo la paguen los que no son parte de la PEA formal y viven del día a día, solo es cuestión de tiempo para ver un estallido social de magnitudes impensadas. La carga se debe distribuir entre todos, con inteligencia y sin demagogia. Todos debemos sentir que estamos cargando esta cruz. La sensación de que sólo unos la cargan puede ser explosiva.

6.- LA MACROECONOMÍA PERMITE ALGUNAS LICENCIAS. Las reservas nacionales obtenidas de 30 años de sensatez económica, los fondos de contingencia obtenidos de impuestos, canon, sobre canon y años de inversión privada y la estabilidad macroeconómica permiten algunas licencias de excepción para afrontar esta crisis. No enfrentamos esta crisis con la economía de 1990 devastada por el populismo económico. Hay espacio entonces para un poco más de audacia en la mitigación de los efectos en los sectores marginales de nuestra población, incluidos nuestros hermanos venezolanos quienes también viven de ingresos de subsistencia, a cuyos médicos, radiólogos, enfermeras hemos marginalizado en lugar de poner en la primera línea de la acción sanitaria del Estado en los lugares más remotos del país.

CIERRE DE LAS FRONTERAS

En el caso peruano, una vez concluida la cuarentena al haberse detenido o por lo menos controlado la infestación, no quedará otro remedio que mantener cerradas las fronteras hasta que se dispongan de pruebas rápidas de descarte a cada viajero que permitan evitar nuevos contagios de fuente externa. Esta medida es inevitable por la incapacidad de nuestro precario sistema sanitario de enfrentar una nueva infestación, no tengamos miedo, es inevitable hacerlo. Controlada la infestación, si abrimos las fronteras, tendremos nuevos brotes que nos obligarán a retroceder y eso el país no lo soportara. Lampadia




El Pensamiento Arellano

Rolando Arellano es un acusioso lector de la realidad peruana. El innovó el análisis sociológico, económico y de mercado con la descripción de los estilos de vida, y contrariando al establishment de las empresas tradicionales, ayudó a describir la emergencia de la nueva clase media emergente del país, que pasó de pirámide a rombo.

En la siguiente entrevista nos vuelve a dar nuevos elementos de análisis. Por ejemplo, haciendo notar que en términos generales los millennials son más una categoría de análisis estadounidense que peruana. Anuncia un boom de construccción por la demanda de vivienda, hoy la mayoría de peruanos está entre 15 y 30 años.

Leamos la entrevista de Arellano:

“A la gran población no le preocupan ‘los cuellos blancos’, sino si su quiosco vende o si Guerrero hace un gol”

Entrevista a Rolando Arellano Cueva, presidente de la consultora Arellano
Gestión, 12 de julio de 2019
Por Raúl Castro Pereyra

Rolando Arellano está en Madrid para ser parte de una mesa del Edufin, un evento de educación financiera que organiza el BBVA. El especialista en marketing aprovecha su estadía para visitar museos y recorrer una ciudad que siempre parece nueva. En una pausa, aprovecha para reflexionar sobre sus libros, sus estudios y la vigencia de su clasificación de los peruanos a partir de su estilo de vida. Todavía no hay necesidad de cambiar la clasificación, señala a Gestión. “Lo que sí ha cambiado es que empiezan a aparecer grupitos nuevos que hay que empezar a estudiar”, agrega.

¿Cómo son estos grupos nuevos?

Siempre había el concepto de que en hombres estaba el progresista y el formalista, mientras que en mujeres estaba la moderna y la conservadora.

Pero ahora hay un nuevo hombre, que si bien no se queda en casa todo el tiempo se encarga de la administración del hogar.

¿Por qué?

Porque ahora hay cada vez más mujeres que trabajan y ganan mucho más que sus parejas.

Entonces, es una especie de amo de casa. Este hombre trabaja, pero su labor es menos relevante que el de su esposa.

¿Es un hombre joven?

Sucede más en los jóvenes que en los mayores. Se trata de un hombre de entre 25 y 35 años.

Se da más en Lima que en provincias. Todavía es un grupo pequeño que hay que seguirlo. Todavía debe llegar al 5% de la población.

¿Qué es lo que más ha cambiado entre los peruanos en los últimos años?

Durante muchos años, los peruanos nos hemos preocupado en trabajar mucho para sobrevivir. En los últimos años, la gente quiere gozar de ese crecimiento.

¿Cómo se traduce esa actitud?

En un gasto más conspicuo, en un gasto de decisión. Antes, salir a comer era un lujo, pero ahora es una necesidad permanente. Ya no es necesariamente un fast food, ni tampoco el pollo a la brasa, que hoy es la opción más básica.

Se busca ahora un restaurante de mejor calidad. Hemos pasado de sobrevivir a gozar de los beneficios del esfuerzo.

Pero la visión de los economistas es menos optimista…

No sé si todos los economistas piensan así. Admito que hay muy pocos economistas especializados en crecimiento y en consumo.

La mayoría está especializada en el tema macro y en tratar de mirar el futuro. No se fijan en el pasado. Rara vez, los economistas se alegran de que vamos a crecer.

¿Con excepción del ministro de Economía?

Sí, pero cuando deja de ser ministro de Economía se vuelve un negativo. Leemos mucho a las clases medias altas, pero no leemos a la gran población. A ella no le preocupan ‘los cuellos blancos’, le preocupa si su quiosco vende o si Guerrero hace un gol. Son dos mundos que no se miran.

Nuestros intelectuales, lamentablemente, solo están mirando al sector más pequeño. El sector más grande hoy mira hacia atrás y ve que hace cinco años no tenía un auto; hoy tiene uno chino. Mira diez años atrás y no tenía una casa, y ahora sí tiene su departamento y sus hijos están en la universidad.

¿Hay una mayor preocupación por la educación?

Cada año, el universo de estudiantes universitarios crece 10% o 12%. Hay el doble de universidades que hace unos años y con la Sunedu se eleva el nivel de las que quedarán.
El mundo del peruano de hoy es que no solo se preocupa en trabajar, sino también de sus propios beneficios. Lo que se viene es que no solo quiere bienestar sino prestigio.

¿A qué se refiere?

A que se le trate mejor o igual que a cualquier otro. Lo que se viene en el Perú es que la clase que trabaja para subsistir busque reconocimiento social. Incluso eso ya se ve en lo político.

Otros marketeros, a diferencia de usted, basan sus estudios en divisiones a partir de edades, por lo que surgen los X, Y y hasta Z. ¿Coincide con ellos, con sus ideas?

Lo que sucede con muchos de nuestros intelectuales es que en lugar de hacer sus propios estudios sobre nuestra realidad agarran tendencias de otros países. En Estados Unidos, hoy hablan de los millennials y antes, en Europa, de los metrosexuales, y eso lo traen al Perú. Esas son tendencias de otros países.

¿No es tan cierto que el millennial cambie repetidamente de trabajo porque se aburre?

Probablemente, eso pasa con el hijo de un gerente general. Eso es solo el 5% de la población. Pero eso no sucede con el grueso de la población, con un muchacho trabajador de Comas, por ejemplo.

Este muchacho no solo trabaja, sino que al salir se va a su universidad o instituto. Existe el millennial por una cuestión generacional, pero no es igual al gringo. No miramos al Perú para hacer análisis.

¿Encuentra algún tipo de clasificación para nuestra clase empresarial?

De hecho, está el progresista, que es un tipo de empresario. Hay otro que es el sofisticado, que es el gerente de una gran empresa.

¿Pero este último no es un empresario?

Como tal no, porque no es el dueño de una empresa. En cambio, los progresistas sí. Incluso, dentro de los progresistas, hay quienes son empresarios por supervivencia, pues no consiguen trabajo. Pero apenas ven un trabajo estable dejan lo que estaban haciendo. Se ve mucho en las pequeñas bodegas.

Si podría definir al ejecutivo al gran empresario, ¿cómo lo haría?

De manera general, creo que es bastante conservador. Ese sector empresarial, al fin y al cabo, en los diez primeros años de este siglo, tuvo crecimientos impresionantes porque se abrió el mercado. Ellos crecieron mucho básicamente porque el mercado creció. Pero ahora muchos de esos gerentes que lo hicieron bien en aquellos años están viviendo una segunda etapa.

¿De qué trata esta segunda etapa?

Es una etapa de un crecimiento más moderado, ya no es 8% sino 4%. No solo se crece menos, sino que hay mayor competencia de empresas de fuera, así como de otros peruanos. Muchos empresarios siguen pensando que son buenos, que no hay competencia para ellos.

¿Es un error?

Es un error, porque hay muchos empresarios que están sobreestimando sus capacidades y no están adaptando sus productos ni sus estrategias a las características propias del mercado, que es lo único que los va a defender de la competencia foránea.

¿Qué sectores cree que crecerán en el futuro?

La agroindustria sin duda, porque tenemos capacidades diferentes de las del resto de países. Lo que se viene también es un boom de la construcción.

¿Por qué?

Por la demanda de vivienda. Hoy la mayoría de peruanos está entre 15 y 30 años. Son ellos los que hicieron crecer al sector educación, sobre todo a nivel de universidades. Son más o menos el 20% de la población. Ahora ellos van a casarse y buscar una vivienda. No estamos preparados para esa demanda que se viene.

Después de Lima, ¿cuál es la ciudad que tiene su propia dinámica comercial, educativa, social?

Ya se están creando macrorregiones más allá de lo que digan las leyes y los gobiernos. En estos espacios, la gente ya no piensa en enviar a sus hijos a Lima para estudiar o ir a la capital a hacer compras.

¿Dónde están estas macrorregiones?

Lima es una macrorregión que se une cada vez más con Ica. Ahora, hay una macrorregión sur cuya capital es Arequipa, allí va la gente de Cusco y Puno. En el norte, la capital se la disputan entre Trujillo y Chiclayo, a donde llegan los cajamarquinos y piuranos. En el centro, el secreto mejor guardado es Huancayo, que ha crecido mucho y está lleno de ayacuchanos, huanuqueños. Estas son las ciudades del futuro.

Lampadia




Incrustaciones liberales en las conversaciones cotidianas

A propósito del libro BICENTENARIO ¿Nada que celebrar? De Pedro Morillas

Fausto Salinas Lovón
Cusco
Para Lampadia

Esta semana se presentó en el Cusco, al igual que en Lima dos semanas atrás, el libro BICENTENARIO ¿Nada que celebrar? de Pedro Morillas. Un texto ligero de 253 páginas, editado por Saxo, que contiene las conversaciones de tres personajes alternadas con una historia novelada de los antepasados de estos tres protagonistas: un caballero trujillano centenario, su hijo septuagenario y un sobrino. A través de este libro Pedro Morillas, un empresario reconocido antes que un literato, ha dado lo que Vargas Llosa llama el “viaje a la ficción”.  Desde la ficción y con la libertad que esta otorga, nos lleva por un conjunto de relatos, en distintos tiempos y circunstancias, que muestran la realidad cotidiana de nuestro país, su historia y sus orígenes. Como en todas las conversaciones cotidianas de los peruanos, el autor a través del libro pasa revista de la actualidad política, el pasado violento, las utopías revolucionarias, las crisis económicas, el mercantilismo empresarial, el racismo, la brujería, el carácter aventurero de nuestros conquistadores, entre muchos otros temas, para mostrar las luces y sombras de la identidad peruana. El libro no tiene la pretensión de decirnos si debemos celebrar o no el Bicentenario. Tiene el mérito de darnos razones para pensar de una u otra manera. Sin embargo, tal vez el mayor mérito del autor este inclusive más allá de eso, esté en haber recreado las conversaciones cotidianas de los peruanos, esas a través de las cuales, en cafés, reuniones familiares, bares, clubes, universidades, sindicatos o panderos se imagina y se resuelven los problemas del país, todos los días.

Pero el autor, a través de sus relatos y probablemente sin quererlo, ya que no es un activista político, ni siquiera un liberal confeso, ha incrustado el libro de muchas ideas. Hay en este texto entonces, incrustaciones de todo tipo. Incrustaciones empresariales (provenientes de su trayectoria), cosmopolitas, históricas, políticas, sociales. Sin embargo, las que me interesa destacar, advirtiendo de que quizás el propio autor no se haya percatado del sentido de sus propios relatos, son aquellas que yo llamo las incrustaciones liberales en el pensamiento de Pedro Morillas. Que, al igual que sus relatos, están en todas las conversaciones cotidianas, sin que las personas siquiera se den cuenta.

Las incrustaciones liberales que encuentro en esta obra y que están también en las conversaciones cotidianas de los peruanos son, entre otras, las siguientes:

  • En primer lugar, su “viaje a la ficción”. Mario Vargas Llosa cree que “no es impropio decir que sin la ficción la libertad no existiría y que, sin ella, la aventura humana hubiera sido rutinaria e idéntica”. Morillas al saltar a la ficción contribuye de un modo concreto en la causa de la libertad, de la libertad de creación intelectual y de pensamiento.
  • El alegato en pro de la libertad de información y en contra la manipulación mediática, el adoctrinamiento y el adormecimiento religioso, que se ve en las páginas de este libro, no solamente es liberal, sino actual en tiempos de monotonía informativa patrocinada por el gobierno y de interesada tergiversación hacia lo “políticamente correcto”. No hay nada que destruya más la libertad que la oscuridad o la tergiversación.
  • La preocupación por la corrupción, la idoneidad pública y el cumplimiento de la ley, puntos de partida de todas las conversaciones peruanas, también son una preocupación liberal, aunque algunos personajes de la obra exageran la nota y pretenden dejar entre paréntesis los derechos humanos o pasar a juicios y ejecuciones sumarias, lo cual ciertamente sale del molde liberal.
  • La preocupación por la educación básica de los personajes del libro y de todos los peruanos tiene que ver con una preocupación profundamente liberal: la “igualdad de oportunidades”.
  • El alegato en favor del férreo cumplimiento de la Ley, que cruza el libro en diversos momentos y que reclaman los ciudadanos en toda conversación, son también una piedra angular de este tipo de ideas.
  • Las reflexiones sobre el crecimiento chino actual y las libertades económicas en ese país, van en la misma dirección, así como el alegato en favor del desarme y la ausencia de ejércitos, que ya estuvieron presentes en las disquisiciones de Adam Smith acerca del costo y riesgo para la libertad que pueden implicar los ejércitos.
  • Finalmente, en los relatos de Pedro Morillas hay una declarada preocupación por la pobreza y el atraso. Esta preocupación es la principal de la agenda nacional junto con la inseguridad. “Ninguna sociedad puede ser próspera y feliz si la mayoría de sus miembros son pobres y miserables”. Pero, esto último, no lo dice el autor, lo dijo Adam Smith en la Riqueza de las Naciones, pero parece calcado en varios de los relatos del libro que comentamos.

No es posible saber si el autor decidió incrustar su texto de estas ideas o si estas fueron fluyendo, como pensamos, del simple sentido común que todos tenemos y cuya raíz, proviene de la libertad del espíritu. Lo cierto es que estas ideas se hallan presentes, incrustadas como diamantes, en las conversaciones cotidianas de los peruanos, aunque estos no sepan su verdadera raíz liberal. Lampadia