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La forja del carácter de un gran hombre

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Transcurren tiempos difíciles, en los que en todo el mundo se manifiesta una grave crisis de liderazgo y el desprestigio generalizado de la clase política.

Curiosamente, esto se da justo cuando una nueva generación, inconforme y autosuficiente, como la de los millenial toma cuerpo, dejando a la humanidad ante un futuro incierto.

El Perú, no solo no escapa a esta realidad global, de alguna manera se distingue por representarla con inconsecuencia y agudeza. Inconsecuencia, porque la crisis de liderazgo y desprestigio políticos, no se condice con nuestras grandes necesidades de prosperidad, ni con nuestras inmensas capacidades de desarrollo. Y agudeza, porque en vez de recapacitar y enmendar, echamos más carbón a la hoguera y prolongamos nuestra pérdida sin que podamos ver la luz al final del túnel.

Todos hablamos de la crisis, pero no reparamos en la necesidad de forjar hombres de carácter, ni en buscar a aquellos que destacan por las virtudes cívicas, con las que puedan hacer un llamado a la cordura y la responsabilidad.

Con el afán de empoderarnos queremos compartir unos párrafos sobre ‘uno’ que encarnó ‘la razón frente a la fuerza’: Cicerón.

Marco Tulio Cicerón

(106 a.C. – 43 a.C.) Orador, político y filósofo latino. A los 24 años inició su carrera de abogado, para convertirse en uno de los más famosos de Roma.

Decidido partidario del republicanismo, pero admitía la necesidad de un hombre fuerte para dotar de estabilidad al Estado. Fue elegido edil, pretor y cónsul del Senado.

Llevó a cabo batallas dramáticas y peligrosas en oposición a la conspiración de Catilina que se disponía a instaurar una dictadura. Los cuatro discursos (Catilinarias) pronunciados ante el Senado constituyen la muestra más célebre de su brillante oratoria. (De Biografías y Vidas)

La Columna de Hierro
Cicerón y el esplendor del Imperio Romano
Taylor Caldwell
1965
Glosado por Lampadia

“Mi maestro, mi abuelo, mi padre y mi madre me dieron consejos muy diferentes. Sin embargo, al igual que los cuatro pétalos de una rosa silvestre de agradable aroma, formaron un solo conjunto, como si fuera una bella flor. En lo esencial estuvieron de acuerdo. ¡Bendito sea el hombre que ha tenido un sabio maestro, un abuelo austero, un padre espiritual y tierno y una madre prudente!”.

Veamos algunos de los consejos que ayudaron a forjar el carácter de un gran hombre:

El Maestro

El pensamiento es lo inmortal. Mira al hombre, y observa lo débil que es. No tiene escamas como los peces que le sirvan de armadura, ni alas con las que pueda volar huyendo del peligro, no tiene una piel tan gruesa como el elefante que le proteja de los aguijones y las espinas, ni garras ni colmillos como el tigre, ni es tan terrible como el león, tan ágil como el mono o tan astuto como la zorra. No puede vivir sin albergue ni sobrevivir mucho tiempo sin comer, como le pasa al oso y a los otros animales que invernan aletargados. En muchos sentidos es la más insignificante de las bestias si solo consideramos su cuerpo.

Pero a pesar de ser tan vulnerable y débil como la hierba y frágil como la caña, ¡qué grande es el hombre! Por que piensa. ¿Es que el lobo puede pensar? ¿Y el cuervo construir un Partenón? ¿Y la ballena comprender la idea de Dios? ¿No es Sócrates, aunque fuera tan feo, más poderoso que la más noble montaña? ¿No es Aristóteles más grande que el mundo físico y todas las criaturas que lo habitan? Todo ello se debe a que el hombre puede pensar”.

Hace tiempo que quería darte un consejo muy necesario para los jóvenes. El hombre, como sabes es un animal al que le gusta catalogar. Es una criatura de razón y racionalismo, si sabe cultivar tales dones. Ten cuidado con los hombres fervientes y entusiastas, porque han perdido su razón y su racionalismo. Son poco más que los perros exuberantes que se abalanzan y ladran al menor ruido y se excitan por todas las cosas. El hombre realmente civilizado es inmune a las aclamaciones pasajeras, las novedades y las modas del pensamiento, las hazañas, la palabra hablada o escrita o las tormentas emocionales. ¡No tengas demasiado celo! Sé temperado. Cultiva la contemplación. Sé reverente ante las creencias y tradiciones que se han ido acumulando a lo largo de los siglos tan penosamente como se almacena el grano en los graneros.

El Abuelo

Ya es hora de que te explique en pocas palabras cosas que todo joven debe saber.

A un hombre se le conoce por el carácter que es su esencia. Cuídate de los que tienen mentalidad de pordiosero y almas serviles.

En nuestra historia ha habido momentos de peligro en que hemos necesitado actuar rápidamente y tomar urgentes decisiones sin sentirnos maniatados por nuestras propias leyes en los instantes más graves. Así que nombrábamos dictadores. Pero entonces éramos muy juiciosos.

Cuando nombrábamos dictadores, apartábamos de su lado la tentación porque les negábamos los honores, los lujos y los placeres y aun ciertas cosas decorosas para la vida. Les prohibíamos montar a caballo y siquiera poseer uno. Necesitamos su voluntad superior para la acción, su rapidez, su mente, su indómito valor. Lo que necesitábamos era darles el poder que todos los hombres codician, el poder sobre las mentes y las vidas de otros hombres, exceptuando en aquel momento el peligro. Cuando habían hecho lo que debían, los desposeíamos de todo poder y volvíamos a convertirlos en hombres sencillos y corrientes.

Contempla los rostros y los monumentos de tu país y recordarás lo que significan. Contempla las inscripciones de los edificios nobles y de los arcos de nuestros templos. Nunca debes traicionar tu herencia, ni por temor, ni por mujer, ni por ganancias, honores o poder. Ésta es Roma. Recuerda que una vez bastaron tres valientes para salvarla. Quédate en el puente con los Horacios y jura por nuestros dioses y en el nombre de Roma que nadie alcanzará su corazón y detendrá sus latidos. Tú solo eres uno, pero eres uno. Cuando el poder reside en el pueblo y el gobierno tiene poderes restringidos, el pueblo florece y ningún hombre perverso puede dominarlo.

El Padre

Lo que he de decirte es la única garantía y la única certidumbre que por siempre poseerás. Tendrás deberes para con el mundo, pero tu primer deber es para con Dios.

El mundo realmente es una ilusión, porque ningún hombre lo ve como lo ven los otros. Su realidad no es la nuestra, ni la nuestra es la suya.

  • Habrá algunos que te dirán: ‘La política es lo más importante, porque el hombre es un animal político’
  • Otros te asegurarán: ‘El poder es la fuerza que arrastra a todos los hombres; por lo tanto, si quieres ser importante, busca el poder’.
  • Aun habrá otros que te manifestarán: ‘El dinero es la mejor medida de la virilidad, porque bien poca cosa es el hombre que se contenta con ser pobre y desconocido’.
  • Incluso habrá quién te declare: ‘El amor de tus semejantes es lo más necesario; por lo tanto, busca la popularidad’.

El hombre ha de tener unos principios que sean su referencia. Antiguamente, Roma tenía unos firmes principios compuestos de Dios, patria y leyes justas. Poe eso llegó a ser fuerte y poderosa, sostenida por la fe, el patriotismo y la justicia.

En cada generación nacen hombres perversos y el poder de una nación es hacerlos impotentes. Cuando veas un hombre que ambiciona el poder, lleno de odio y desprecio hacia sus semejantes, destrúyelo. Si alguien pretende cargos porque secretamente ambiciona lo que denomina ‘las masas’ y desea controlarlas para esclavizarlas, prometiéndoles placeres que no han merecido, denúncialo.

La Madre

Ya sé que tu abuelo, tu padre y tu maestro te han hablado, pero ahora debes recibir los consejos sensatos de una mujer. Los hombres piensan en sueños, las mujeres, en realidades. Ambos son necesarios.

Somos criaturas de la tierra al igual que criaturas del pensamiento.

La sabiduría es patrimonio de las mujeres, como se ve en Minerva. El dominio de la voluntad también es atributo femenino, fíjate si no en Diana.

Los hombres se dejan llevar por la fantasía. Prefiero unos pequeños beneficios seguros que todas las promesas de los que están locos por el oro.

Al hombre verdadero se le conoce porque domina sus apetitos. Lampadia




Sentido de dirección, coherencia y consistencia

Sentido de dirección, coherencia y consistencia

En Lampadia venimos afirmando que, a pesar de sus limitaciones, el mejor índice para medir el desarrollo de un país es el PBI y el PBI per cápita. Sin recurrir a mayores complejidades, este indicador permite:

  • Medir la posición relativa de un país en el concierto global
  • Apreciar la evolución de una economía
  • Marcar la dirección básica de sus políticas, y sobre todo,
  • Privilegiar el crecimiento de la economía y
  • Evitar confusiones de política que terminan ralentizando el crecimiento

Eso no quiere decir que no deban usarse otros indicadores para, bajo la dirección básica de la búsqueda del crecimiento, complementar las políticas públicas y destacar objetivos como la mejora de la educación, la salud, las infraestructuras, y, por supuesto, las instituciones que permiten la buena gobernanza, la transparencia y la justicia. 

Nuestra opinión al respecto es muy firme, tanto por un simple enfoque estratégico pro desarrollo, como por la experiencia de observar, a lo largo de muchos años, la forma en que cada cierto tiempo se introducen nuevos índices, que siempre quitaron importancia al crecimiento económico.

Uno de los ejemplos más claros fue el del Índice de Desarrollo Humano, del PNUD, que, a pesar de que el PBI per cápita, abarcaba un tercio de su formulación, solo se destacaban los otros factores, con lo cual se llevaba a confusión a los hacedores de políticas públicas y al ciudadano, que necesita entender las relaciones causa-efecto de las políticas públicas, empezando por las líneas matrices. Otro ejemplo de esto es el Índice de Progreso Social (IPS), que llega a omitir el crecimiento económico y el PBI per cápita como el indicador fundamental del progreso de sus países. Ver en Lampadia: El Índice de Progreso Social es engañoso.

Lamentablemente, estamos acostumbrados a que, para destacar algún desarrollo, se devalúe o se pretenda sustituir lo existente, perdiendo la oportunidad de mejorar las cosas, presentándolas como capas de una construcción. Permitiendo así, que todos los ciudadanos entiendan los medios básicos para lograr el desarrollo, y evitar que se terminen alejando del seguimiento de la cosa pública, por la dificultad de tener que estar entendiendo y optando por enfoques y visiones alternativas.   

El mismo The Economist desmitifica las mediciones de la pobreza que pretenden crear indicadores sofisticados como el de la pobreza multidimensional, puesto que, en el largo tiempo, según sus análisis, el PBI per cápita da los mismos resultados. (Ver en Lampadia: No nos equivoquemos sobre cómo medir la pobreza).

Y es que la verdad es bastante simple: el Crecimiento Económico no se opone al Progreso Social, es su fuente. Los peruanos necesitamos información clara sobre la realidad global y sobre nuestras políticas que nos permitan emprender un proceso sostenido de convergencia hacia las condiciones de vida de los países más ricos.

Evidentemente, es muy difícil medir la condición de vida de las personas y más difícil aún compararla con la de los ciudadanos de economías y culturas distintas. Los requisitos para lograr el desarrollo de un país deben ser integrales (económicos, sociales e institucionales) y duraderos, algo que hemos recalcado múltiples veces en Lampadia. Fijar metas coherentes para alcanzarlo es muy difícil, pero si no tenemos claro que el crecimiento económico es la base indispensable para lograr todo lo demás, llámese calidad de vida, buena educación y salud, empleo adecuado y acceso a la modernidad, difícilmente los lograremos.

Por lo tanto, en Lampadia consideramos que, bajo el paraguas de la búsqueda del crecimiento de la economía, para el diseño de políticas públicas holísticas del bienestar, es conveniente monitorear indicadores que tienen la ventaja de mostrar con mayor detalle la situación de la pobreza en un país y es de gran utilidad para formar las políticas macroeconómicas y microeconómicas necesarias para luchar contra la pobreza y brindar las mayores oportunidades a todas las personas.

Por eso, compartimos con nuestros lectores esta interesante propuesta de Urs Rohner, colaborador del Project Syndicate, quien afirma que “En lugar de buscar un marco nuevo y disruptivo para reemplazar los datos actuales y las técnicas analíticas, debemos centrarnos en realizar cambios reflexivos e incrementales al sistema existente.” Lampadia

Ver artículo líneas abajo:

El PIB debe corregirse, no reemplazarse
17 de enero, 2018
Urs Rohner, Chairman of the Board of Credit Suisse
Project Syndicate
Traducción del inglés: Rocío L Barrientos
Glosado por Lampadia

ZÚRICH – Durante mucho tiempo economistas de renombre han venido señalado que el Producto Interno Bruto (PIB) es una medida inadecuada del desarrollo económico y el bienestar social; y, por lo tanto, no debería ser la única obsesión de los formuladores de políticas. Sin embargo, todavía no hemos avanzando en cuanto a encontrar una alternativa viable al PIB.

Una de las reconocidas deficiencias del PIB es que ignora el valor del trabajo dentro de los hogares, incluido el trabajo de cuidado de niños y ancianos que son miembros de la familia. Aún más importante, la asignación de un valor monetario a tales actividades no resolvería una falla más profunda en el PIB: su incapacidad para reflejar adecuadamente la experiencia vivida de los miembros individuales de la sociedad. Una corrección relativa al trabajo en los hogares inflaría el PIB, mientras que al mismo tiempo no crearía una diferencia real en los niveles de vida. Y, las mujeres, quienes conforman una proporción predominante del grupo de personas que realizan tareas domésticas, continuarían siendo tratadas como voluntarias, en lugar de que se las trate como a verdaderas contribuyentes de la economía.

Otra reconocida falla del PIB es que no toma en cuenta la destrucción del valor, tal como cuando los que los países manejan mal su capital humano al no brindar educación a ciertos grupos demográficos, o al agotar recursos naturales para obtener un beneficio económico inmediato. Considerando todo lo antedicho, se llega a la conclusión de que el PIB tiende a medir los activos de forma imprecisa, y no mide los pasivos en lo absoluto.

No obstante, si bien no ha surgido un consenso internacional sobre una alternativa al PBI, ha habido un avance alentador hacia una forma de pensar más considerada con respecto a la actividad económica. En el año 1972, los economistas de la Universidad de Yale William Nordhaus y James Tobin propusieron un nuevo marco: la “medida del bienestar económico” (MBE), con el propósito de dar cuenta de diversas actividades no remuneradas. Y, más recientemente, China estableció un índice de “desarrollo verde”, que considera el desempeño económico de manera conjunta con varios factores ambientales.

Además, los responsables de la toma de decisiones en los sectores público y privado tienen hoy en día muchas más herramientas para tomar decisiones sofisticadas que en el pasado. En el lado del inversor, la demanda de datos ambientales, sociales y de gobierno está aumentando abruptamente. Y, en el sector público, organizaciones como el Banco Mundial han adoptado métricas distintas al PIB para evaluar la calidad de vida, incluida la esperanza de vida al nacer y el acceso a la educación.

Al mismo tiempo, el debate sobre el Ingreso Nacional Bruto (INB) ha estado ganando fuerza. Aunque comparte elementos fundamentales con el PIB, el INB es más relevante para nuestra era globalizada, ya que se ajusta a los ingresos generados por las empresas de propiedad extranjera y los residentes extranjeros. Por consiguiente, en un país en el que las empresas extranjeras poseen una parte importante de los activos manufactureros y otros activos, el PIB se inflará, mientras que el INB sólo mostrará los ingresos que el país realmente retiene (véase el gráfico).

Irlanda es un ejemplo destacado sobre cómo se ha utilizado el INB para corregir las distorsiones en el PIB. En el año 2015, el PIB informado de Irlanda aumentó en un sorprendente 26,3%. Como señaló en octubre de 2016 un documento de trabajo de la OCDE, el episodio planteó serias dudas sobre la “capacidad del marco conceptual de contabilidad que se utiliza para definir el PIB con el propósito de reflejar adecuadamente la realidad económica”.

El documento de la OECD llegó a la conclusión de que el PIB no es un indicador confiable del bienestar material de un país. En el caso de Irlanda, su único año de asombroso crecimiento del PIB se debió a que las empresas multinacionales “reubicaron” ciertas ganancias económicas – es decir, los rendimientos de la propiedad intelectual – en su contabilidad general. Para abordar la creciente disparidad entre el desarrollo económico real y el PIB informado, la Oficina Central de Estadísticas de Irlanda presentó una versión modificada del INB (conocido como INB*) para el año 2016.

La brecha entre el PIB y el INB probablemente también se cerrará pronto en otras jurisdicciones. En un documento de trabajo, reciente, Urooj Khan de Columbia Business School, Suresh Nallareddy de Duke University y Ethan Rouen de Harvard Business School destacan una desalineación en “el crecimiento de las ganancias corporativas y la economía general de Estados Unidos” entre los años 1975 y 2013. Ellos determinan que durante ese período, el crecimiento promedio de las ganancias corporativas superó al crecimiento del PIB cuando la tasa del impuesto a la renta corporativa nacional excedió la de otros países de la OCDE.

De cara al futuro, sugiero que los formuladores de políticas se concentren en tres puntos. En primer lugar, como se demostró líneas arriba, las partes interesadas pertinentes ya abordan varios de los defectos del PIB, lo cual es alentador. En segundo lugar, los responsables de la toma de decisiones en el sector público y el sector privado ahora tienen una multitud de instrumentos disponibles para evaluar mejor las ramificaciones sociales y ambientales de sus acciones.

Y, tercero, en los negocios no se debe permitir que lo perfecto se convierta en enemigo de lo bueno. No hemos resuelto todos los problemas relacionados con el PIB, pero hemos recorrido un largo camino para reducir muchas de sus distorsiones. En lugar de buscar un marco nuevo y disruptivo para reemplazar los datos actuales y las técnicas analíticas, debemos centrarnos en realizar cambios reflexivos e incrementales al sistema existente. Lampadia




Jugando con fuego

Jugando con fuego

Los peruanos hemos malogrado nuestra economía. Todos: gobierno, oposición, gremios, académicos, medios y por supuesto, los radicales anti-prosperidad. Unos por acción y otros por omisión. Unos por tomar decisiones equivocadas, otros por elegir autoridades inadecuadas y/o permitir que el país se encamine por la senda del error sin participar de la vida nacional y otros, notoriamente, por propiciar el descalabro detrás de sus ‘ideas muertas’.

Nuestro ‘ciclo virtuoso de crecimiento’ con reducción de la pobreza, la desigualdad y la mejora de todos los indicadores sociales, ya terminó (por ahora). Es muy difícil que en lo que queda de este gobierno se puedan enmendar entuertos y recuperar la confianza en las autoridades, recuperar el crecimiento y mejorar el ambiente político. Esa parece ser la batalla que habrá que desarrollar después del 28 de julio de 2016.

Ahora ha surgido una más urgente e importante: salvar a nuestra democracia del mismo descalabro que hemos labrado en la economía.

 

 

Es casi increíble ver cómo todos los días, desde el propio gobierno y, suicidamente desde la oposición de los partidos políticos tradicionales, desde la prédica y acción política de las izquierdas decididas a imponernos el pos-extractivismo y desde la opinión de muchas ‘gentes desconcertadas’, se está socavando la democracia.

Seguramente algunos lo hacen adrede, pero muchos otros no parecen darse cuenta del momento que vivimos. Hasta los agentes venezolanos, como la indeseable Virly Torres (ex aliada de Humala), están atacando al Presidente de la República, vendiendo la posibilidad de una vacancia presidencial o de un gobierno de transición y, en el camino, propiciando otra vertiente de la interrupción de nuestra democracia, una reacción defensiva u ofensiva, del propio Presidente de la República y/o de algunos de los halcones de su entorno.

El éxito del Perú solo puede basarse en la conjugación de una democracia sólida y una economía de mercado que termine de  igualarnos con los países más avanzados. La ‘Democracia y Mercado’, es nuestro camino a la prosperidad y bienestar general, como ya ha sido para muchos otros países.

La batalla por mantener una economía de mercado briosa, que continúe trayendo modernidad y progreso ha entrado involuntariamente para la gran mayoría de peruanos, en una fase de hibernación. Mientras tanto no podemos alentar ni permitir la destrucción de la democracia, venga de donde venga.

Eso no significa que no debemos seguir criticando los errores, o persiguiendo la corrupción, pero no podemos ser los tontos útiles de quienes tienen una agenda distinta ala del binomio de la prosperidad: Democracia y Mercado.

Estamos a tiempo de reflexionar, no volvamos a cometer los errores de la vieja política que solo busca llegar al poder, sin importar los medios. El fin no justifica los medios.

 

 

Propiciemos las siguientes acciones:

  1. Compromiso absoluto por defender la democracia. Cuidemos que el cambio de posta se de sin contratiempos el 28 de julio de 2016.
  2. Aprovechemos este período para tomar conciencia de la realidad global: de las políticas que han permitido que mil millones de personas hayan salido de la pobreza durante los últimos 30 años, de la tercera revolución industrial que con sus tecnologías exponenciales se presenta como disruptiva del empleo y la industrialización y, de la necesidad de construir una nueva gobernanza global, en la que no podemos dejar de participar.
  3. Evaluemos nuestra evolución económica, social e institucional de los últimos 25 años, sustentemos nuestro análisis en cifras serias y tratemos de establecer las relaciones causa-efecto de las políticas públicas que favorecieron y debilitaron los grandes objetivos nacionales, vinculados a la reducción de la pobreza y la desigualdad, la disminución de la mortalidad infantil y la desnutrición, la inversión y el crecimiento de la economía, la mejora de la educación y la salud, el desarrollo de nuestras infraestructuras e instituciones, nuestras capacidades productivas y de generación de empleo y, la necesidad de contar con un Estado meritocrático, eficiente y alejado de la corrupción.
  4. Comuniquemos a los ciudadanos las evaluaciones y análisis y promovamos debates serios sobre nuestras posibilidades de desarrollo integral y sostenible.
  5. Revaloremos los beneficios que nos ofrece el binomio de la prosperidad: Democracia y Mercado.

Somos muchos los ciudadanos que estamos observando los acontecimientos, solo falta que levantemos la voz para exigir un mejor liderazgo en medio de las aguas turbulentas que hemos querido atravesar. Este no es un momento para la pequeñez. ¡Es un momento para la Grandeza! Lampadia