1

Las des-economías

Las des-economías

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Desde Cusco
Para Lampadia

Recuerdo que en una de mis primeras clases de “Taller de Teoría Económica”, nuestro profesor lanzó la pregunta ¿Qué es una des-economía? Por supuesto, todos los estudiantes empezamos a dar respuestas llenas de “floro”, pero el curtido profesor, “nos sacó al fresco” diciendo; encender luz eléctrica cuando hay luz del día, regar un jardín cuando ha llovido, pintar una pared ya pintada, hacer un esfuerzo para resolver algo ya resuelto, etc.

Si nuestros políticos y doctos asesores de gobierno tuviesen claro el concepto, que eficaces hubieran sido en la conducción del Estado.

Los numerosos ejemplos de proyectos abandonados, que siempre se inician con pompa, pero nunca se concluyen o demoran en su ejecución y, por lo tanto, no generan el beneficio social y retorno económico sobre la inversión que se planeó al tiempo de aprobarlo y contratar su ejecución o concesión, suman un stock impresionante de capital gastado (pues deja de ser invertido) y sin retorno o beneficio.

En esta oportunidad no hablaremos de los sistemas de irrigación paralizados, a pesar de su gran avance, ni de los múltiples hospitales abandonados en casco u otros. Esta vez nos referiremos al proyecto de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica (RDNFO), cuya construcción se inició el año 2014, pero que después de casi siete años, se ha llegado a usar máximo el 3.2% de su capacidad.

Por ley, el titular de la RDNFO es el Estado Peruano y lo concesiona a uno o varios posibles operadores interesados. En principio, la concesionó a AZTECA, quien debió montar, financiar, operar y mantener tal RDNFO, bajo la supervisión, regulación tarifaria y normativa de OSIPTEL, dándose a AZTECA la entrega de señal en las capitales de provincias. Estaba abierta la posibilidad de que, otros operadores, compartan el uso de la infraestructura y que establezcan Redes Regionales de Banda Ancha y Conectividad.

Por su parte y como usuario final, el Estado tiene la necesidad de interconectar

  • Todos los colegios y universidades del país.
  • Los hospitales, no sólo por acceso a las historias clínicas de todos los ciudadanos en una base de datos única, sino también por la necesidad de implementar telemedicina, especialmente en poblados que muy difícilmente puedan justificar contar con un especialista permanente, pero al que podrían acceder cada vez que sea necesario.
  • La interconexión de todas las dependencias policiales, para contar con información en línea que permita perseguir el delito.
  • La interconexión de los jueces y fiscales, así como contar con acceso a todos los antecedentes policiales y judiciales en línea.
  • Proveer conectividad digital a los gobiernos regionales y municipales, como parte de un plan integrado de gobierno.
  • Conectar dependencias de la RENIEC, con todos los registros de nacimiento, cambios de estado civil y defunciones.
  • Tener centralizado todo tipo de licencias o permisos otorgados por el Estado, así como su vigencia, licencias de conducir y sus sanciones. Incorporar a las fuerzas armadas, personal y logística.
  • Dependencias como el MIDIS y el Ministerio de la Mujer, serían capaces de gestionar los proyectos sociales que les corresponde, contando con buena conectividad digital.
  • Todo lo anterior permitiría también estructurar un buen sistema logístico y de adquisiciones, coordinar compras masivas, oportunas y eficientes para todo el aparato del Estado.

Por otro lado, debemos tener claro que, contar con conectividad digital adecuada y estable a todas las poblaciones de la costa, sierra y selva, permitiría convertir al Perú en un país del siglo XXI, con mucho mayor productividad y eficiencia, mejorando todo nuestro ecosistema educativo, comercial, de salud, seguridad y empresarial, especialmente ahora que necesitamos de ciencia, tecnología e innovación, para competir globalmente sin mayores desventajas.

Resulta que el Estado, tal como se ha dicho, diseñó un mal sistema de contratación de la concesión y limitó al concesionario a brindar el servicio de comunicación en los 13,500 km de línea principal, sin poder brindar el servicio al usuario final en la “última milla”, actividad que se reservó a “empresas distribuidoras” del servicio regional. El Estado, una vez más, no supo negociar la concesión, ni asumir su rol regulador, para primero convertirse en el primer usuario de esta conectividad, generando la masa crítica de consumidores del servicio y así permitir la convocatoria a otros demandantes a precios competitivos.

¿Qué tanto se llenan la boca los políticos hablando de ciencia, tecnología e innovación, si no son capaces siquiera, de hacer viable una conectividad digital que tanta falta nos hace?

Hoy, después de varios años desperdiciados y de un alto costo de oportunidad sacrificado por el país, el Estado quiere resolver el contrato y al margen de las posibles demandas del concesionario ante tribunales internacionales, se estaría abandonando una infraestructura construida y no debidamente usada, aun cuando es uno de los elementos que más falta nos hace. Por la forma de concesión, se sigue esperando la construcción de 21 proyectos de fibra óptica para las ciudades, cuando se ha debido incorporar en la solución, al concesionario de la Red Dorsal, permitiéndole cubrir también la última milla, compitiendo con tantos concesionarios locales como la demanda justifique. Lo que no se puede hacer pues, es concesionar una red troncal que cubre longitudinal y transversalmente nuestro país, pero sin permitirle también un destino final.

Al final, esta RDNFO está resultando tan mala inversión como la refinería de Talara o las obras de irrigación abandonadas. Así no hay forma de avanzar y salir del hoyo.

Esto sin lugar a dudas es otra de nuestras des-economías, con recursos invertidos, pero inactivos y sin brindarnos servicio alguno. ¿Resultado? Colegios sin internet, escolares sin poder recibir educación no presencial, ciudades sin apoyo médico del mejor nivel de especialización con telemedicina, sistemas de seguridad policial aislados, sistema judicial desconectado, gobiernos descentralizados, sin un sistema de gobierno integrado, con adecuado monitoreo y coordinación. Retraso en la conectividad de la pequeña y mediana empresa, ampliando la brecha de productividad y competitividad, pues las empresas de gran tamaño, se han visto obligadas a resolver su problema con inversiones hechas a su medida.  

Otra incapacidad más de nuestro Estado.

Lampadia