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Los retos económicos de Guillermo Lasso

Los retos económicos de Guillermo Lasso

A continuación, compartimos un reciente artículo publicado por The Economist que describe los retos económicos que encarará el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, en el plazo inmediato de cara al rechazo que obtuvo de sus propuestas de reforma tributaria y laboral por parte de la denominada Asamblea Nacional– que hace las veces de Congreso en nuestro país vecino del norte – hace unos días.

Elecciones Ecuador: Guillermo Lasso pasa a la segunda vuelta

Creemos que es importante compartir este texto porque esboza de forma breve y concisa la situación inercial y de estancamiento que esta pasando Ecuador producto del desmadre económico de Rafael Correa – que Moreno no pudo reversar completamente – y cómo ello podría ser fácilmente replicable en nuestro país de materializarse la Asamblea Constituyente de Perú Libre y de mantenerse las condiciones favorables externas. Ambos hechos que permitieron el desfalco del fisco y el afianzamiento del poder en torno a la figura autocrática del presidente Correa.

Reversar esta situación pues requerirá de mucha audacia sobretodo porque Lasso hereda un país que por un lado está altamente endeudado (la deuda asciende a 65% del PBI al 2020), producto de altos déficits fiscales pasados, y que requiere de un fuerte crecimiento económico para recuperar lo perdido en la pandemia.

Es importante puntualizar que algo que le permitió al Ecuador evitar mayores daños a su economía durante la etapa del populismo desbocado de Correa, ha sido la adopción del dólar como su moneda legal, decretada por el presidente Jamil Mahuad en enero de 2000.

Esperemos que el presidente ecuatoriano pueda convencer a la asamblea de sus propuestas sobretodo en lo concerniente a la flexibilización de la contratación y despido, una política que de hecho urge hacer en nuestro país no solo para dinamizar la economía de las mypes, tan golpeada en el 2020, sino porque resolvería muchos de los problemas estructurales del mercado laboral como la informalidad y el subempleo que aqueja especialmente a los jóvenes peruanos. Lampadia

La batalla de Guillermo Lasso contra el populismo en Ecuador

Después de un buen comienzo, los problemas se han acumulado para el banquero convertido en presidente

The Economist
14 de octubre de 2021
Traducida y comentada por Lampadia

Después de su sorprendente victoria en las elecciones de Ecuador en abril, Guillermo Lasso, un conservador que se hizo a sí mismo banquero, confundió a los escépticos una vez más al hacer que su presidencia tuviera un buen comienzo. Cumplió una promesa de campaña de vacunar a la mitad de la población en sus primeros 100 días (el 57% ahora está completamente inyectado). Su índice de aprobación se disparó a más del 70%. Pero la última quincena ha sido difícil. Una pelea entre pandillas dentro de una prisión terminó con 119 reclusos muertos. La junta de la Asamblea Nacional devolvió sin debate la iniciativa clave de Lasso, un proyecto de ley para aumentar los impuestos y relajar las restricciones laborales. Y luego, el presidente fue nombrado controlador de varias empresas offshore en un tesoro mundial de documentos denominado Pandora Papers.

La semana pasada, Lasso se sentó con Bello en el modesto palacio presidencial en el blanqueado corazón colonial de Quito. No se avergonzó de los reveses de sus planes. “Me presenté como soy y el pueblo ecuatoriano votó por mí”, dijo. “Se dieron cuenta de que necesitábamos un cambio y que no podíamos seguir con este modelo totalitario y populista que ha empobrecido a los ciudadanos ecuatorianos”.

Se refería a la década en el poder, de 2007 a 2017, de Rafael Correa, un izquierdista populista, que coincidió con un boom petrolero. Correa construyó carreteras y edificios públicos, pero también duplicó el costo del gobierno central en una borrachera de gastos que dejó al país cargado de deudas y casi en bancarrota cuando cayó el precio del petróleo. Correa abusó de su popularidad para acosar a los opositores y los medios de comunicación, y para promulgar una nueva constitución que le dio el control de instituciones supuestamente independientes como fiscales y tribunales.

El país, que ha utilizado el dólar estadounidense como moneda desde 2000, todavía está sufriendo las consecuencias de Correa. Su sucesor elegido, Lenin Moreno, se volvió en su contra mientras luchaba por reducir la deuda y un déficit fiscal del 8% del PBI. Lasso quiere combinar la responsabilidad fiscal con un crecimiento económico más rápido. La recuperación de la recesión pandémica se está acelerando, ayudada por la campaña de vacunación que ha permitido la apertura de escuelas. Su reforma laboral también impulsaría el número de puestos de trabajo al flexibilizar los nuevos contratos.

Lasso promete un “shock de inversión” al eliminar las barreras en el petróleo, la minería, la electricidad y las telecomunicaciones. Ecuador se ha reincorporado a un organismo del Banco Mundial que arbitra disputas con inversionistas extranjeros. El gobierno ha renegociado un acuerdo con el FMI que compromete a Ecuador a un ajuste fiscal que, según Lasso, ahora es “muy suave”. La mayor parte del esfuerzo provendrá de una reforma fiscal que es “socialdemócrata” y está dirigida a los ricos, dice Simón Cueva, el ministro de Hacienda.

El gobierno ahora se enfrenta a una elección en su trato con la asamblea, donde la izquierda obtuvo la mayoría. Si corta su proyecto de ley en dos, probablemente pueda obtener la aprobación de la mayor parte del incremento de impuestos. O Lasso podría someter las propuestas a referéndum. “Estamos analizando las alternativas”, dice. “No creo que tengamos que hablar de extremos”, como invocar una cláusula de la constitución que nunca se usó y que le permite desencadenar una nueva elección general.

El presidente enfrenta otras batallas políticas. La asamblea ha comenzado una investigación sobre las inversiones en el extranjero que posiblemente podrían conducir a su juicio político. Dice que cortó todos los vínculos con las empresas en 2017, que los ataques de Correa a los banqueros lo obligaron a invertir en el extranjero y que es el principal contribuyente de Ecuador, contribuyendo con US$ 2.2 millones en impuestos sobre la renta el año pasado.

Leonidas Iza, el presidente de extrema izquierda de la CONAIE, la poderosa organización de pueblos indígenas de Ecuador, amenaza con un “levantamiento” para detener la eliminación de los subsidios a los combustibles. Hace dos años, tal levantamiento casi derrocó a Moreno. Pero la CONAIE está más dividida ahora, e Iza dice que las conversaciones con el gobierno continuarán.

Para prosperar, e incluso sobrevivir, Lasso debe cumplir su promesa de creación de empleo (en la que, por supuesto, su proyecto de ley ayudaría). Le favorece que otras instituciones estén desacreditadas. Pero también necesita transmitir su mensaje de manera más eficaz. Ganó porque la mayoría de los ecuatorianos no querían al candidato sustituto de Correa, pero muchos siguen esclavizados por las ideas populistas. Lasso aún no ha logrado vender su programa económico liberal a la gente, dice Sebastián Hurtado, consultor político. Antes de la década de Correa, Ecuador, un país de muchos volcanes, estaba acosado por erupciones de inestabilidad política. A menos que Lasso pueda persuadir a la gente de su plan, corre el riesgo de volver a eso. Lampadia




El peligroso asesor político del presidente

Embajador ® J. Eduardo Ponce Vivanco
Para
Lampadia

Una importante fuente empresarial del Ecuador mencionó que Maximiliano Aguiar, el mismo asesor político del señor Vizcarra, estuvo en la campaña de Rafael Correa a la presidencia del Ecuador. Dados los vínculos peronistas del consultor, y el perfil delictivo de su cliente, me propuse verificar el dicho con amigos de vieja data e indiscutible prestigio profesional en un país en el que he servido casi diez años de mi vida diplomática. Ambos confirmaron la información y precisaron datos coincidentes con hechos que aparecen en Wikipedia y la prensa del país vecino.

Aguiar trabajó varios años para el deplorable gobierno de Correa, vociferante epígono del chavismo, activista del ALBA y aliado de Putin (ambos padrinos Julian Assange).  Rafael Correa tiene orden judicial de prisión preventiva y una alerta de Interpol suspendida por cuestiones procesales. El vínculo operativo de Aguiar era Fernando Alvarado Espinel, Secretario Nacional de Comunicación (y Rasputín) de Correa. Alvarado está asilado en Caracas por su complicidad en los latrocinios del vicepresidente Jorge Glas Espinel, presidente del Fondo de Solidaridad y Sociedad de la Información, y todopoderoso Ministro Coordinador de Sectores Estratégicos (ingeniero electricista y experto en energía).  

Después del mandato de Correa, Glas asumió la presidencia de Alianza País, el partido con mayoría parlamentaria que postuló y apoyó a Lenin Moreno.    Por las abrumadoras evidencias existentes, Moreno tuvo que denunciar a su antecesor, convirtiéndolo en su enemigo más acérrimo.

Los primos Glass y Alvarado fueron los más conspicuos cómplices de Correa en el manejo de la corrupción Lava Jato/Odebrecht. Glas purga seis 6 años de prisión en la Cárcel de Latacunga mientras Alvarado disfruta del paraíso chavista de Maduro. Aguiar era el instrumento de ambos en la política contra los medios y la libertad de prensa. Se sospecha que por haber sido el experto que dirigía la campaña de troles contra la oposición, seguiría colaborando con Correa (autoexiliado en Bélgica) y los adeptos que mantiene en Ecuador.

No sorprendería que Aguiar ayude en la campaña reeleccionista de Evo Morales, tan cercano al corazón del presidente Vizcarra y a la bilis radical de los gobernadores del Sur, que no ocultan el separatismo que promueven. Tanto Morales como el kirchenismo lideran las encuestas en Bolivia y Argentina para las elecciones del 20 y 27 del próximo octubre. No sorprendería, digo, porque el desastre de la Venezuela chavista desmanteló el ALBA y las ilusiones “panbolivarianas” alentadas por Cuba y el Foro de Sao Paulo, cuya solitaria pieza de ajedrez está en manos del Hermano Evo.

Se dice que la inteligencia castrista ha penetrado los mecanismos migratorios y electorales de Bolivia, al extremo de premunir a sus agentes de pasaportes del país vecino para filtrarlos al Perú. Si la información ha llegado a oídos de diplomáticos retirados, sería imposible que la inteligencia peruana no esté enterada de tan grave ocurrencia.

Aunque suene excesivo, sería coherente con el levantamiento que sacude los departamentos del Sur después de la visita del Jefe de Estado a Arequipa.  No viajó para amonestar a su insolente gobernador, sino para aceptar humildemente sus exigencias:  revisar la licencia a Tía María y propiciar una nueva ley de minería (para acabar definitivamente con esta actividad económica vital para el Perú).

La tesis de Maxi Aguiar se concentra en el “posicionamiento permanente” que su cliente político debe tener frente a las demandas ciudadanas.  En caso de lograrlo, no debe cambiar de posición a fin de no destruir su triunfo (https://youtu.be/ctbpj3hoB20).
¿No es acaso lo que hace nuestro presidente?  No solo escucha, sino que promueve las demandas del pueblo en un rosario de viajes interprovinciales que le impiden dedicar el tiempo y concentración a la gestión pública que corresponde al Poder Ejecutivo que preside.

Además de la evolución desfavorable de la economía, las reflexiones de nuestros mejores analistas, y los pronósticos de reputadas agencias calificadoras de riesgo (como Moody´s) que anuncian un pronunciado declive de las inversiones por el enfrentamiento político, nuestro presidente sigue empeñado en mantener su “posicionamiento permanente”, induciendo al pueblo a cantar una letanía que no es la voz de Dios. Lampadia




Ecuador al borde del abismo

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El correista Lenin Moreno ganó las elecciones en Ecuador pese a la recesión económica que agobia a los ecuatorianos desde agosto del 2015 y a las acusaciones de corrupción gubernamental, quizá por el temor que la propaganda oficialista logró infundir a un supuesto ajuste “neoliberal” que el candidato banquero Guillermo Lasso ejecutaría, poniendo en peligro las redes de distribución clientelista que el gobierno de Correa había organizado eficientemente, y también por una obra en infraestructura y mejora en algunos servicios estatales que fue lo mejor que el boom de los precios del petróleo dejó a Ecuador.

Porque el problema es que, fuera de los avances en infraestructura y servicios sociales, la política económica de la “Revolución Ciudadana” desperdició el explosivo boom del petróleo y terminó engendrando unos desequilibrios que pueden desembocar en una crisis mayor y verdaderamente implosiva si no se realizan un ajuste -que sin duda será doloroso- y un cambio de modelo que permita reactivar la inversión privada.

Quito, capital de Ecuador. Foto: El Ciudadano – EL TELÉGRAFO

La  economía ecuatoriana empezó a desacelerarse dos años después que la peruana, porque el precio del petróleo comenzó a declinar dos años después que los minerales, pero ya el 2015 se estancó (0.2% de crecimiento) y hasta el tercer trimestre del 2016 se había contraído en -2.6%. Y el problema es que Correa basó el crecimiento de la economía, que siempre fue inferior al crecimiento de la peruana, en un incremento enorme del gasto público, dejando al país con un déficit fiscal muy abultado y casi sin capacidad de endeudamiento, y con un dólar apreciado que tampoco ayuda a las exportaciones. La economía ecuatoriana está atrapada.

Ecuador tiene al dólar como moneda. Durante toda la etapa del boom de commodities, el dólar en Ecuador ganó competitividad frente al Sol peruano o al Peso colombiano y chileno en la misma medida en que estas monedas se apreciaron frente al dólar. Pero Ecuador no aprovechó esa circunstancia para penetrar mercados externos. En lugar de abrir francamente su economía y firmar tratados de libre comercio con otros países, optó por cerrarse relativamente para llevar adelante una suerte de industrialización por sustitución de importaciones y diversificación productiva que llamó el “cambio de la matriz productiva”. En lugar de instaurar un esquema económico que aprovechara el tipo de cambio favorable para fomentar la inversión orientada al mercado externo, bajando aranceles y formando TLCs,  no se les ocurrió mejor idea que buscar el desarrollo de industrias para el mercado interno. Por supuesto, eso no funcionó. Y a la hora que cayó el precio del petróleo, no hubo exportaciones no tradicionales que tomaran la posta ni que ayudaran a mantener un mínimo nivel de actividad económica.

Pues, además, en lugar liberalizar la economía para fomentar la inversión privada, la Revolución Ciudadana centró el estímulo a la demanda interna no en la inversión privada sino en el incremento exorbitante del gasto público, que pasó de un 26% del PBI en el 2006 a un 44% del PBI en los años 2013-2014. Lo positivo fue que buena parte de ese incremento fue inversión pública, que pasó del 4.2% del PBI en 2006 a 14.7% en 2014[1], pero no hubo un incremento correspondiente de la inversión privada. Esta más bien redujo su participación en el PBI, bajando del 16% al 12.4% en esos mismos años.[2] Mientras que en Chile, Colombia y Perú, la inversión pública no pasa del 20% de la inversión total, en Ecuador se acerca al 50% (ver el siguiente gráfico elaborado por de la Torre e Hidalgo). Este simple dato revela la profunda diferencia en modelos económicos.[3]

Ese gasto público tan alto se financió con el incremento de los ingresos petroleros del sector público y de los impuestos. Los primeros llegaron a representar el 10.8% del PBI el 2014 (para descender a un 6.3% el 2015), mientras  en 2012, 2013 y 2014 la recaudación tributaria llegó a alcanzar el 14% del PIB, frente a 10% en los primeros años del boom. La diferencia se financiaba de diversas formas pero sobre todo mediante endeudamiento externo, que pasó de un 15% a un 40% del PBI entre 2010 y 2016, sin contar las ventas anticipadas de petróleo a la China por montos superiores a los 10 mil millones de dólares en los últimos años y el crédito del Banco Central Ecuatoriano al gobierno, cuyo monto acumulado alcanzó los 5,300 millones de dólares en marzo del 2017.[4] La consultora Quantum calcula que a febrero de 2017, el total de la deuda bordeaba el 47.7% del PBI.

Fuente: De la Torre e Hidalgo Pallares

La caída del precio del petróleo obligó a reducir el gasto público a un 38.3% del PBI, lo que solo se pudo hacer bajando el gasto en inversión y mantenimiento. Pero el déficit se mantuvo en más del 5% del PBI hasta el 2015, y el del gobierno central, que representa las 2/3 partes del gasto público, subió a 7.8% del PBI el 2016,[5] pese a la reducción del gasto, con el problema de que resulta cada vez más difícil conseguir un financiamiento externo que, además, debe ser repagado a plazos relativamente cortos y tasas muy altas,[6] complicando aún más el tema fiscal. Augusto de la Torre y José Hidalgo[7] calculan que Ecuador va a tener que reducir su gasto estatal 9 puntos porcentuales adicionales, hasta llegar a alrededor del 30% del PBI, si se quiere un Estado financiable en el mediano plazo.

Las perspectivas para el Ecuador, entonces, son muy complicadas. Si ya la economía está con crecimiento negativo, no cabe duda que un ajuste de la magnitud que se necesita ahondará aún más la retracción económica. La manera de contrarrestar esa depresión sería reactivar la inversión privada, pero eso requiere ya no solo un ajuste fiscal, sino un cambio de modelo económico. Uno abierto y libre que permita sustituir la menor inversión pública por un incremento en la inversión privada, orientada a las exportaciones principalmente. Pero la apreciación del dólar limita el potencial reactivador del cambio de modelo, porque le resta competitividad a la economía ecuatoriana tanto por pérdida en los términos de intercambio cuanto por el encarecimiento relativo de los salarios medidos en dólares. Mientras en Chile, Perú y Colombia la caída en el precio de los commodities vino acompañada de una devaluación de sus monedas en relación al dólar, ayudando a las exportaciones, en Ecuador, cuya moneda es el dólar, la caída de precios y la apreciación de su moneda se juntan en un efecto letal.

Por supuesto, la carrera electoral en Ecuador no ha ayudado a esclarecer estos temas y no es muy probable que el vencedor, Lenin Moreno, heredero de la “Revolución Ciudadana”, sea plenamente consciente de los peligros que acechan y menos de la necesidad de realizar el ajuste y el cambio de modelo necesarios. El problema es que cuando ya no sea posible conseguir más financiamiento externo, no haya forma de pagar a los proveedores de Estado y a una parte de los empleados públicos, y se exija entonces al Banco Central más préstamos que sólo podría atender usando para ese fin los depósitos bancarios, como ya viene ocurriendo en alguna medida, pueda todo esto terminar provocando un colapso catastrófico. Ojalá no ocurra. Lampadia

[1] Ver Banco Central de Ecuador
[2] Ver excelente análisis  “La Trampa que Asfixia la Economía Ecuatoriana”, de Augusto de la Torre y José Hidalgo Pallares, CORDES, marzo del 2017
[3] Op. Cit.
[4] Grupo Spurrier, Análisis Semanal, marzo 21, 2017
[5] “La Trampa que Asfixia la Economía Ecuatoriana”, de Augusto de la Torre y José Hidalgo Pallares, CORDES, marzo del 2017
[6] De la Torre e Hidalgo Pallares refieren que “En 2015 se concretaron dos nuevas emisiones, por $750 millones cada una y a 5 años plazo; la primera paga un interés de 10,5% y la segunda uno de 8,5%. En 2016 se colocaron tres emisiones: dos por $1.000 millones cada una, a 6 años plazo, con una tasa de interés de 10,75%; y una por $750 millones a 10 años plazo y una tasa de interés de 9,65%. Finalmente, en enero de 2017 se reabrió la última emisión y se colocaron $1.000 millones adicionales, también con vencimiento en 2026 pero con un interés de 9,125%. En contraste, durante el mismo período, 2014 a 2016, varios países de la región emitieron bonos soberanos en los mercados internacionales en condiciones notablemente más favorables y algunos, como Perú, incluso en moneda propia. Por poner algunos ejemplos de otras emisiones: Colombia en 2014, $2.100 millones al 4% anual y a 10 años plazo; Perú en 2015, $1.250 millones al 4,15% anual a 12 años plazo; Chile en 2016, 1.200 millones de euros, a 10 años plazo y con un cupón de 1,75%”
[7] Op.Cit.. pp. 10-11




Evo Morales y Rafael Correa promueven ahora el extractivismo

Evo Morales y Rafael Correa promueven ahora el extractivismo

Aunque llegaron al gobierno asumiendo una falsa defensa del medioambiente y denostando a las empresas dedicadas a la extracción de recursos naturales, los presidentes de Bolivia y Ecuador, Evo Morales y Rafael Correa, respectivamente han tenido que cambiar de parecer. Conscientes de que el sostenimiento de las arcas fiscales dependen de las inversiones en este sector, han optado por un cambio radicalde sus posturas y se han lanzado a defender y promover el ‘extractivismo’.

Semanas atrás dábamos cuenta en Lampadia que “Correa empezó su gobierno pegado a la prédica chavista antimperialista y anti-inversión. Incluso trató de crear un esquema ambiental por el que quería recibir dinero del exterior, por no tocar sus bosques en actividades petroleras. Parece que ante el fracaso de esos intentos poco ortodoxos de nutrir sus finanzas y dados los regalos del Perú que ahuyenta las inversiones, Correa ha encontrado el camino para atraer inversión por el lado de la ortodoxia”. (Ver en Lampadia: Gobierno ecuatoriano promueve inversiones que el Perú rechaza y desprecia).

Ya anteriormente Correa había declarado en contra de los anti-mineros: “Nos están engañando. Si no quieren minería moderna, díganle eso al país. Preséntense a las elecciones, ojalá que ganen, cierren todas las minas, cierran la cerámica de Cuenca, dejen de importar hierro y todo lo demás que viene de la minería porque no pueden ser inconsecuentes si decimos no a la minería. Y regresamos así a la Edad de Piedra y entonces las casas van a ser como las de los Picapiedra, y los automóviles también, como los de los Picapiedra, porque no se puede concebir la vida moderna sin minería.”

 

 

Ahora el Presidente Boliviano ha ido mucho más lejos. Como informaba El País de España hace unos días: “El Gobierno de Evo Morales ha aprobado recientemente un decreto que autoriza la exploración petrolera en todas las áreas que Bolivia protege por razones ambientales. La medida ha generado el respaldo del sector petrolero y la crítica de varias organizaciones ambientalistas. Morales replicó a estas últimas con un discurso durísimo, pronunciado al pie de un pozo recién inaugurado, en el que amenazó con expulsar del país a las organizaciones no gubernamentales que se opongan a la expansión de la industria de los hidrocarburos, el motor de la economía nacional, y afirmó que los bolivianos no se convertirán, como estas organismos quieren, en los ‘guardabosques’ de los países desarrollados. Morales aseguró también que ‘las reservas forestales han sido creadas desde el imperio norteamericano’, el cual quiere territorios ‘intocables, intangibles’ en el tercer mundo para compensar sus propios crímenes contra el ambiente. En contraposición, afirmó, ‘tenemos la obligación de explorar cuanto tenemos’”.

Ambos mandatarios se han alejado de las tesis chavistas y no se les ocurre ni en sueños promover el pos-extractivismo. Probablemente, porque la cruda realidad les ha enseñado que sin inversión privada en estos sectores las arcas públicas adelgazarán rápidamente y sus regimenes altamente populistas no tendrán los recursos para sostener sus‘vitalicias’ reelecciones.

Con esta actitud parecen dar a entender que comprendieron las lecciones de la calamitosa situación venezolana.

Cabe recordar que PDVSA, la empresa petrolera estatal venezolana, después de su estatización ha sido destruida: Ha perdido a todo su personal capacitado, más de un tercio de su capacidad de producción; subsidia el precio del petróleo en Venezuela y en Petrocaribe. Genera pérdidas, por US$12,500 millones al año. La planilla  aumentó de 42,000 a 140,000. Ha comprometido importantes despachos futuros para el repago de deudas contraídas con China, para cubrir sus déficits de balanza de pagos. Últimamente, acaba de celebrar otro contrato de futuro con Rusia. Además, está vinculada a buena parte de los escándalosde corrupción del chavismo.

Tal como han resultado las cosas en la región, Correa y Morales han mostrado tener más cintura que Ollanta Humala, que hasta ahora no ha sabido reaccionar con un discurso sentido sobre la necesidad de invertir en nuestros recursos naturales. No esperaríamos, que cometa la misma barbaridad que Evo Morales, abriendo las áreas protegidas o reservadas sin resquemor alguno.

Mientras en Ecuador y Bolivia, sus líderes izquierdistas transitan hacia la explotación de recursos naturales, la izquierda peruana, en su conjunto, acoge las trasnochadas propuestas del pos-extractivismo, cuyo fin último sería recrear la Edad Media bajo la tutela de señores feudales como Arana, Santos, Lerner, Francke, Moreno, Huamán y otros despistados (Ver en Lampadia: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento).

Como parece que en el Perú, ni el gobierno, ni la izquierda van a atreverse a izar las banderas de la sensatez, tendremos que confiar en una reacción ciudadana que acorrale con sus acciones cívicas a aquellos que pretenden mantenernos como inquilinos de la pobreza. Lampadia

 




A Ecuador se le viene la noche

A Ecuador se le viene la noche

El mito de Correa y su prolija macroeonomía está a punto de terminar

Comentario de Lampadia:

Ecuador entra a su fase terminal. Los aspectos más graves que afectan a nuestro vecino del norte son: La pérdida total de libertad de exprresión y prensa, la “reeleccionitis” permanente de Correa, el confiscatorio impuesto a la herencia de 75% qu egenerará la fuga de capitales que aún están en Ecuador y, el fin de la dolarización, según lo eplica Vásquez-Ger en su artículo en El País que publicamos a continuación.

Por Ezequiel Vásquez-Ger, director del Centro de Investigación Periodíastica en las Américas.

(El País de España, 15 de Junio de 2015)

 

Cuando Ecuador dolarizó su economía a finales del año 1999, lo hizo utilizando como respaldo un sistema contable transparente. El mismo aseguraba que los depósitos de las entidades financieras en el Banco Central, los depósitos del sector público, las obligaciones del Banco Central, los demás pasivos y el patrimonio del banco se encontrasen respaldados en su totalidad en las llamadas reservas internacionales de libre disponibilidad (RILD). De este modo, el país logró retomar la confianza en el sistema financiero dada la imposibilidad del gobierno de emitir moneda sin respaldo.

Esto fue cambiando a partir de 2008, cuando el gobierno comenzó a bloquear el acceso a la información, quitándole transparencia al sistema. Al mismo tiempo, la aprobación de la ley de seguridad financiera permitió al Banco Central comenzar a utilizar las RILD con el propósito de realizar “inversiones” en el país, a través de la adquisición de títulos del sector público. Es decir, el dinero que debía ser utilizado como respaldo de la dolarización, se comenzó a utilizar para financiar gasto público. La dolarización ya no se encontraba respaldada exclusivamente en RILD, si no también en títulos públicos, los cuales no son líquidos.

Utilizando eufemismos como “inclusión financiera” lo que el gobierno de Ecuador busca son métodos para evitar la dolarización

Esto fue acompañado por un deterioro de la situación fiscal, reflejada en el creciente nivel de déficit y el consiguiente aumento de la deuda. El nivel del gasto público a finales de 2014 se ubica en un 44% del PIB y el déficit en el gasto público se ubica por encima del 5% del PIB (10% si se excluyen los aportes al sistema de seguridad social). Esto se refleja en un nivel total de deuda interna y externa a marzo de 2015 de 31.697 millones de dólares, un incremento del casi 200% desde comienzos del 2010. Si incluimos dentro de la deuda externa los $7mil millones de la venta anticipada de petróleo a China, el número es aún mayor.

Ante esta situación, pocos días atrás el gobierno de Rafael Correa tomó la cuestionada decisión de obligar a los bancos y entidades financieras del país a ofrecer servicios con la nueva moneda electrónica creada por el gobierno. Utilizando como cortina eufemismos como “inclusión financiera y modernización del sistema de pagos”, en realidad lo que el gobierno de Ecuador está buscando son métodos alternativos para salirse de la dolarización.

Ante la falta de reservas líquidas, la merma de ingresos por la caída del precio del petróleo y las restricciones al acceso de financiamiento externo, la obligatoriedad impuesta por el gobierno a los bancos sobre la utilización del dinero electrónico constituye un indicio claro de la falta de recursos y la búsqueda de nuevas formas de cubrir el déficit en el gasto público.

Supongamos, por ejemplo, que la gente decide ir al Banco Central y cambiar sus dólares por dinero electrónico, o que el propio gobierno decide comenzar a pagar sueldos u obligaciones con dinero electrónico en lugar de dólares. El Banco Central podría guardar dichos dólares como respaldo, o bien “invertirlos” en títulos públicos para financiar gasto, como en la práctica lo ha venido haciendo. Si se da este segundo caso, la cantidad de dinero en circulación (dólares más dinero electrónico) sería mayor a su respaldo en el Banco Central. Esto aumentaría el nivel de moneda en circulación, con sus consecuentes efectos inflacionarios. El dinero electrónico perdería paulatinamente su valor, y comenzaría a cotizarse por debajo del dólar. En la práctica, esto significaría una devaluación y el fin de la dolarización, adoptando un sistema bi-monetario.

La situación en Ecuador hace que la creación de la moneda electrónica sea el paralelo a los que los “patacones” fueron en Argentina

La situación aquí descripta posee muchos parecidos a lo ocurrido en Argentina durante los últimos meses de la convertibilidad en 2001. Dado que el déficit fiscal no podía ser financiado con emisión, ya que cada peso en circulación debía estar respaldado por un dólar en el Banco Central, la forma de hacerlo era con endeudamiento externo. La emisión monetaria se realizaba contra cada dólar que ingresaba al país en forma de deuda externa. Esto generó una situación insostenible, y ante la inexistencia de más recursos y la imposibilidad de continuar financiando el déficit con más deuda, las provincias comenzaron a imprimir su propia moneda (la más conocida de ellas fue el “Patacón”). En la práctica, esto significó el fin de la convertibilidad ya que la cantidad de dólares en el Banco Central no era suficiente para cubrir la cantidad de pesos y monedas provinciales en circulación.

En Ecuador la situación es similar. El desproporcionado crecimiento del gasto fue generando desequilibrios macroeconómicos los cuales hasta ahora habían sido financiados con deuda interna y externa. En el caso de la deuda interna, buena parte de la misma fue financiada con fondos del sistema de seguridad social y, en los últimos tiempos, a través del intercambio de RILD por títulos del sector público. Pero ahora el creciente gasto fiscal, la falta de ingresos tras la caída del precio del petróleo, sumado a la falta de falta de financiamiento externo y la falta de inversión extranjera por la poca confianza en el país, hacen que la creación de la moneda electrónica sea el paralelo a los que los “patacones” fueron en Argentina.

El problema de esta situación, es que cuando estos desequilibrios se hacen insostenibles, la crisis no llega de forma paulatina sino de golpe. Cuando la gente se niegue a utilizar el dinero electrónico, y corra a cambiarlo por dólares, la situación podrá tornarse caótica. Existen muchas razones para creer que la crisis está pronta a llegar. El mito de Correa y su prolija macroeconomía está pronto a terminar.

 




Gobierno ecuatoriano promueve inversiones que el Perú rechaza y desprecia

Gobierno ecuatoriano promueve inversiones que el Perú rechaza y desprecia

Con mucha perspicacia el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, le sigue los pasos al Perú, no para hacer lo mismo que nosotros, sino, todo lo contrario. Mientras el Perú rechaza y desprecia sus riquezas mineras, Ecuador las acoge. Igualmente, cuando el Perú avanza a paso de tortuga en la promoción de buenas concesiones forestales, el Ecuador lanza un programa internacional para atraer inversión en las mejores condiciones.

No nos olvidemos que Correa empezó su gobierno pegado a la prédica chavista anti imperialista y anti inversión. Incluso trató de crear un esquema ambiental por el que quería recibir dinero del exterior, por no tocar sus bosques en actividades petroleras.

Parece que ante el fracaso de esos intentos poco ortodoxos de nutrir sus finanzas y dados los regalos del Perú que ahuyenta las inversiones, Correa ha encontrado el camino para atraer inversión por el lado de la ortodoxia.

Parece que ahora nos toca a nosotros aprender de Ecuador.

En cuanto a minería, hace semanas circula en las redes un video en el que Correa arenga a los ecuatorianos a apoyar las inversiones mineras. Ver el video en:

 

https://www.youtube.com/watch?v=mD90CKx_MbM

 

Por el lado forestal, Ecuador esta promoviendo nuevas inversiones a nivel internacional, enfatizando que en su país “no hay conflictos civiles [sociales]”. Ver el comunicado correspondiente a continuación:

 

ACTUALIZACIÓN DE INVERSIÓN FORESTAL EN ECUADOR

Publicado por la empresa World Forest Investment Inc.

Traducido por Lampadia

 

Se acaba de celebrar la tercera Conferencia Mundial de la teca en Guayaquil, la capital económica del Ecuador. Hubo 370 participantes de más de 40 países. En una demostración de apoyo del gobierno al sector forestal, tres Ministros y el presidente de la Corporación Financiera Nacional han contribuido a la ceremonia de apertura.

Ecuador cuenta con un agresivo programa de incentivos forestales, en el cual el 75% de los costos de establecimiento y el total de los costos de mantenimiento de los primeros cuatro años son reembolsados. [Más agresivo que el programa original de Chile].

Ecuador cuenta con un sistema seguro de títulos de propiedad, los extranjeros tienen los mismos derechos de posesión de los residentes, la moneda es el dólar estadounidense, y hay una escasez de fibra de madera en el país.

Actualmente, World Forest Investment, Inc. está ofreciendo participación en un proyecto de 23,000 hectáreas en una empresa forestal establecida e integrada verticalmente. Los fondos de inversión se centrarán en un programa de expansión de las plantaciones y la construcción de una tercera planta de paneles para la empresa.

Se trata de un paquete financiero flexible y puede ser modificado para adaptarse a los inversores. El tamaño del proyecto puede variar de US$ 20 millones a US$ 70 millones y hay otros proyectos en el país que podrían llevar la escala inicial a US$ 100 millones.

Hay un ppt disponible para los interesados y, después de firmar un acuerdo de confidencialidad, se proporcionarán los estados de flujo de efectivo y, consecuentemente se contestarán preguntas.

Otros datos de Ecuador:

  • Ecuador es el mayor exportador de teca en América Latina
  • No existen conflictos civiles armados en Ecuador [Sociales]
  • Las plantaciones forestales están bajo la regulación del Ministerio de Agricultura

Por favor, responder a este correo electrónico para cualquier consulta.

Marcos Willhite

Presidente

World Forest Investment, Inc.

World Forest Investment cuenta actualmente con asignaciones de trabajo en Bahamas, Belice, Colombia, Costa Rica, Chile, Canadá, Nueva Zelanda, Ecuador, Brasil, Panamá, Uruguay, Mozambique y Warm Springs Nation. Obviamente, el Perú no figura.

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