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El círculo vicioso de la precariedad política y la protesta social

El círculo vicioso de la precariedad política y la protesta social

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Es muy grave lo que ha ocurrido con el régimen de promoción agraria. Si bastan cinco días de bloqueo para derogar una ley que tuvo efectos tan positivos y luego el Congreso puede ser capaz de aprobar incrementos discriminatorios de la remuneración mínima vital efectiva que según la Constitución deben verse en el Consejo Nacional de Trabajo, y esos incrementos más otros costos condenan a la quiebra cuando menos a los pequeños y medianos productores, es porque la enfermedad ideológica y la precariedad política e institucional son ya terminales.

Se puede encontrar una responsabilidad en las propias empresas en no haber socializado suficientemente los enormes avances tecnológicos, económicos, sociales y laborales de la agroexportación. Debieron tener una política sistemática de invitación a la academia, a ONGs y a medios a visitar los fundos para dar a conocer la actividad. La gente no conoce las bondades de la industria.

En realidad, es un defecto de la élite empresarial en general, que ya está pasando factura. Pues la idea de que las empresas son malas está arraigada en la cultura de izquierda que se infunde desde varias fuentes, comenzando por maestros que nunca han sido capacitados en economía social de mercado ni en el capítulo económico de la Constitución. Tenemos una izquierda anti capitalista –marxista- que nunca se aggiornó. Siendo electoralmente minoritaria, logra sin embargo potenciar abusos extra legales para para lograr triunfos resonantes, con golpes anticapitalistas demoledores. Como este contra la agroindustria. Lo que a Chávez le costó años, acá se logró en cinco días contra una industria de punta, pero pueden venir otras después. La minería está primera en la fila.

¿Cómo pudo ocurrir algo así?

  • La condición facilitadora inmediata ha sido la anarquía, la descomposición política general. La destrucción política mutua, múltiple y generalizada de los últimos 5 años, agravada en los dos últimos meses. 9 ministros de Interior en dos años, dejando las tareas de inteligencia y seguimiento sin continuidad.
  • Luego, el grave error del gobierno de Sagasti de castigar a la policía y pasar al retiro 18 generales, provocando una huelga de brazos caídos que permitió que no más de mil o dos mil personas bloquearan la carretera en Ica durante 5 días, hasta provocar desabastecimiento y desesperación.  
  • Y, en el Congreso, bancadas indisciplinadas que no responden ya a sus partidos ni a programas sino a intereses individuales electoreros o económicos del momento.  Políticos de tercer nivel que llegaron allí como consecuencia de un largo proceso de descomposición partidaria pero también, más cercanamente, como producto de una disolución populista del Congreso sin que el disolvente buscara tener mayoría en el nuevo Parlamento.
  • La fuerza política mayoritaria que de alguna manera defendía el modelo en el Congreso disuelto, sucumbió como producto de sus propios errores y de la justicia plebiscitaria coordinada con el populismo político de Palacio. No quedó nada.

Políticos de partidos de centro o centro derecha sin convicción ni ideología a la búsqueda de demandas para distribuir beneficios y ganarse así unos votos, son la invitación perfecta al crecimiento de la protesta social, con luz verde por la ausencia de fuerzas del orden y alentada desde siempre por activistas (y candidatos) de izquierda que sí actúan con propósito y que en el Congreso llevan de las narices a sus pares.

Así, se forma un círculo vicioso entre una institucionalidad y una política precarias y hambrientas de respaldo y una protesta social que encuentra inmediata satisfacción y que sabe que sus actos de fuerza son infalibles. A mayor precariedad política, mayores protestas y viceversa.

Este círculo vicioso tiene que romperse, porque puede terminar arrasando con lo que queda de músculo económico en el país. El presidente Sagasti debe asumir una posición clara y firme frente al intento de liquidar la agricultura moderna, exportadora y empleadora, y debe reconstruir la relación del gobierno con la policía nacional, que necesita apoyo político para actuar. La Sunafil debe identificar, publicar y castigar a las empresas que contratan informalmente y cometen abusos. Hay que contener el desmoronamiento. Lampadia




Revoluciones productivas en el campo

Revoluciones productivas en el campo

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Desde la reforma agraria de 69, se dejó de invertir en el campo y se condenó a la pobreza más abyecta a los campesinos, un inmenso sector de la población del país.

Con el transcurso de los años se dejó el colectivismo impuesto por la dictadura militar y los campesinos pasaron a ser posesionarios de sus tierras a través de minifundios. Pero ellos no pudieron superar la pobreza, pues no tenían capacidad de invertir, no tenían acceso a buenas tecnologías productivas, sembraban mayormente productos de panllevar de poco valor agregado, y no tenían acceso a los mercados. Se mantenían en buena medida en una economía de subsistencia.

Desde el año 2000, se produjeron dos fenómenos muy importantes para el sector agrícola:

  • El establecimiento del régimen de promoción agraria que permitió el desarrollo de la agricultura moderna, inicialmente en terrenos eriazos de la costa peruana, permitiendo el regreso de la inversión privada al campo. El uso de tecnologías modernas, el desarrollo de cultivos de alto valor agregado. Y el acceso a los mercados globales, donde el Perú se enseñoreó mostrando las bondades de nuestras frutas y hortalizas.
    Este régimen no solo ha permitido un crecimiento muy importante de la exportación de frutas y hortalizas frescas a los mercados más exigentes del mundo, también ha permitido que, por primera vez en el Perú, se genere empleo formal con beneficios sociales, en el sector rural.
  • El desarrollo del proyecto de ‘Sierra Productiva’ en los minifundios altoandinos, donde los Yachachiq difundieron tecnologías básicas, pero de alto impacto social y económico.
    Este proyecto fue liderado por Carlos Paredes Gonzales desde la Federación de Campesinos del Cusco, y hoy día, a pesar de la oposición a apoyarlo de todos los gobiernos desde el año 2000, el proyecto llega a unas 60,000 familias.
    Sierra Productiva permite aumentos exponenciales de productividad, multiplicar la variedad de cosechas y producciones, acceso a los mercados regionales y aumento de ingresos y disminución sustancial de la pobreza.

Es muy importante destacar que el crecimiento de las agroexportaciones ha potenciado nuestras capacidades, tanto de climas de contra-estación, como del desarrollo tecnológico que permitió adaptar a nuestras tierras cultivos no tradicionales, y por supuesto, la rápida capacitación de una población previamente desempleada, que se empoderó en trabajadores eficientes.

Este sector encierra un potencial único para el crecimiento de la producción y el empleo. Veamos el siguiente gráfico que muestra la productividad relativa de nuestros productos de exportación:

Este cuadro, desarrollado por Carlos Amat y León, explica como en el Perú, en tan solo 180,000 hectáreas, podemos generar el mismo valor que otros países, con cultivos intensivos, en 2’500,000 hectáreas, unos US$ 2,500 millones en cada caso.

La maravilla del Perú, es que nosotros podemos multiplicar estos sembríos, digamos por dos, en mucho menos tierras, menos uso de agua, agroquímicos y otros, que los que necesitarían los países productores de soya, trigo y maíz amarillo duro.

Como vamos a desperdiciar semejante oportunidad, sobre todo habida cuenta de su gran potencial de desarrollo social a través de la generación de empleo masivo en el campo. Parar el desarrollo agrario sería una traición a todos los peruanos, pero especialmente a los más pobres.

Igual es una traición a los más pobres de los pobres, los pobladores de los minifundios altoandinos, no apoyar la multiplicación de Sierra Productiva, y hasta sabotearla, teniendo los recursos económicos para hacerlo, prefiriendo mantener programas sociales mendicantes, en vez de programas sociales productivos y dignificantes.

Aprovechemos pues esta oportunidad para hacer la verdadera reforma agraria en el Perú, la multiplicación de los esfuerzos productivos agrícolas modernos y en paralelo, incorporemos la sierra alto-andina rural a la economía moderna y sostenible. Lampadia




Resultados de la ley de promoción agraria

Resultados de la ley de promoción agraria

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

En los últimos días, a raíz de la asonada contra las agroexportaciones, se han sembrado una serie de mentiras y distorsiones y se han hecho generalizaciones injustas. Entre el Ejecutivo y el Congreso, sin que de su parte haya salido una sola palabra de información objetiva, han terminado cortando los pies de un sector económico que se distingue por grandes niveles de inversión, empleo masivo formal en el área rural, y altos niveles de competitividad en los mercados globales.

En Ica, gracias a las agroexportaciones tenemos pleno empleo, alcanzando incluso a dar trabajo a miles de migrantes temporales de los departamentos vecinos de la sierra. Con ello Ica es el departamento menos pobre del Perú. Mientras la pobreza promedio del Perú llega (pre pandemia) a 20%, la de Ica se ha reducido hasta 3%. Veamos el mapa de la pobreza regional del INEI.

Líneas abajo, compartimos información que permite evaluar el impacto del régimen agrario:

Inversiones

Mucha gente, especialmente los políticos y los periodistas, ignoran lo que hay detrás del desarrollo de las agroexportaciones. Este sector económico es sumamente sofisticado y de alto desarrollo tecnológico. Tiene alta productividad y conlleva altos niveles de inversión y de capacitación laboral.

Veamos, por ejemplo, las inversiones necesarias para desarrollar los campos de palta, uva, arándanos y espárragos.

Para desarrollar estos cultivos de exportación hay que invertir en promedio US$ 63,000 por hectárea. Desde US$ 46,500 para el espárrago hasta US$ 84,000 para el arándano.

Para 200,000 hectáreas, estamos hablando de una inversión de US$ 12,600 millones.

Además, los fundos agroexportadores tienen que invertir en infraestructuras de caminos, electricidad y agua, que en otros sectores no se requieren, y menos en empresas de algunos de nuestros competidores en otros países. 

Pero esto no es suficiente para operar. Además, se requiere invertir en la capacitación de personal y en el mantenimiento anual de los campos. Veamos:

En promedio, para mantener estos mismos cultivos, se tiene que invertir US$ 33,400 anuales por hectárea.

Todo este esfuerzo ha sido posible, justamente por el régimen de promoción agraria. Ese nivel de inversión no viene de inversión extranjera, viene mayormente de la reinversión de los operadores nacionales, facilitada por el 15% del impuesto a la renta establecido por el régimen.

Empleo

Al 2019 las agroexportaciones generaron 880,000 puestos de trabajo formales con todos los beneficios laborales.

Al 2017 las empresas agroexportadoras contribuyeron a que la pobreza bajara en 40%. Los trabajadores de las empresas grandes ganan 1,517 soles mensuales, los de las empresas pequeñas y medianas, ganan unos 1,135 soles, mientras en la informalidad se gana solo 400 soles.

Durante la pandemia, el sector mantuvo el empleo, incluso con un pequeño aumento.

Veamos el siguiente video de Comex:

Exportaciones

La evolución de las agroexportaciones es un caso de éxito indiscutible, tanto por la evolución de los volúmenes exportados, como por la variedad de productos y destinos. Hoy exportamos a los mercados más lejanos y sofisticados, frutas y hortalizas frescas, algo que requiere un desarrollo tecnológico muy avanzado.

Para acceder a estos mercados, los agroexportadores peruanos tienen que operar con los mejores estándares sociales y ambientales del mundo. El cumplimiento de estos estándares es supervisado por empresas especializadas y renqueadas internacionalmente.

En los últimos años, el Perú ha sido uno de los proveedores de frutas y hortalizas frescas más respetados en todo el mundo y hemos tenido una presencia destacada en los mercado y ferias globales.

Hoy somos uno de los mayores exportadores globales de frutas y hortalizas frescas, un verdadero motivo de orgullo. Y este proceso continúa todos los días. El caso del arándano es especialmente notorio. Un producto que supuestamente no se podía producir en el Perú, se ha desarrollado de maravillas, llegando a ser uno de nuestros productos estrella en el mercado global.

La realidad de las agroexportaciones peruanas dista muchísimo de lo que los políticos y los medios de comunicación peruanos han difundido los últimos días. Vergüenza para ellos. Nosotros seguiremos comprometidos con difundir información veraz, sobre todo tratándose de un sector que produce inmensos beneficios sociales y económicos en un país que no puede cejar en su empeño por crecer y generar bienestar general. Lampadia




Ley de Promoción Agraria propició prosperidad

Ley de Promoción Agraria propició prosperidad

Los beneficios tributarios y laborales provistos por la Ley 27360, más conocida como Ley de Promoción Agraria, han sido artífices de una de las recientes historias de éxito de uno de los sectores económicos de alto valor agregado y empleo intensivo en nuestro país: la agroexportación.

Hagamos un breve repaso de tales beneficios – los cuales abarcan a toda la actividad agropecuaria, no solo a la agroexportación – antes de exponer dicha historia de éxito.

Beneficios provistos por la Ley de Promoción Agraria

Beneficios tributarios  

Beneficios laborales

  • Pago del 15% por concepto de impuesto a la renta.
  • Posibilidad de recuperar anticipadamente el IGV en la etapa preoperativa

 

 
  • Pago de una remuneración diaria (RD), que incluye la CTS y las gratificaciones de julio y diciembre, y que se ajustará en el mismo porcentaje que los incrementos en la remuneración mínima.
  • Descanso por vacaciones remunerado de 15 días calendario.
  • Indemnización por despido arbitrario equivalente a 15 RD por cada año de servicio.
  • Aporte mensual al seguro de salud a cargo del empleador, equivalente a un 4% de la remuneración mensual.

Fuente: Comex

Como lo demuestra el comportamiento de una serie de indicadores económicos y sociales de la actividad agraria en el país, desde la entrada en vigencia de este régimen especial en el año 2001, se ha observado un crecimiento inusitado y exponencial de la agroexportación, algo jamás antes visto en toda nuestra historia republicana. Estos hechos los ha reflejado muy bien la Sociedad de Comercio Exterior – ComexPerú en una reciente presentación que compartimos al final del artículo.

Veamos los indicadores más destacables:

  • Un incremento de la formalidad en el empleo del sector, que ascendió a casi 20 puntos porcentuales en la costa.

  • Posicionamiento de las empresas agrarias entre los principales empleadores a nivel nacional. Entre las empresas del rubro a destacar se encuentran Complejo Agroindustrial Beta (5°), Camposol (7°), Danper Trujillo (8°), Sociedad Agrícola Virú (9°) y Sociedad Agrícola Drokasa (19°).

  • Un aumento considerable de la participación de la mujer en la fuerza laboral del sector, la cual está considerada entre las más altas en toda la economía.

  • Un incremento significativo de la contribución a las arcas del Estado por parte del agro gracias al crecimiento económico experimentado por dicho sector.

  • Un crecimiento exponencial de las agroexportaciones las cuales se multiplicaron por 10 en las últimas dos décadas.

  • Exportaciones que además son altamente productivas, lo cual se sustenta en su formidable capacidad para equilibrar la balanza comercial (ver Lampadia: La Nueva Agricultura Peruana), y por ende, en constituirse como importantes fuentes de divisas. Así, en el Perú usamos tan solo 180,000 hectáreas de cultivo de productos agroindustriales, a cambio de 2’570,000 hectáreas de cultivo en productos tradicionales que se cultivan en el resto del mundo, lo cual nos hace 14 veces más productivos respecto al resto del globo en este rubro.

  • Ello sin mencionar nuestro posicionamiento como líderes mundiales en varios de los mercados internacionales de agroexportación.

Sin embargo, a pesar de todo este círculo virtuoso de prosperidad en términos de crecimiento del empleo formal, de los ingresos tributarios, de las agroexportaciones e inclusive un mayor empoderamiento de la mujer en el ámbito laboral, muchos de nuestros políticos siguen haciéndose de la vista gorda y no discuten la permanencia de dicho régimen especial.

Así, recientemente se vienen discutiendo algunos cambios a la ley, así como su prórroga por 10 años más, a propósito del dictamen emitido por el Ministerio de Agricultura y Riego (en adelante, Minagri); sin embargo, ambas iniciativas no están encausadas hacia lo que debiera ser por amplio margen la prioridad de este sector: la vigencia permanente del régimen especial agrario.

Según cálculos de ComexPerú, la renovación de la Ley de Promoción Agraria, dándole un horizonte de largo plazo, permitiría alcanzar un millón de puestos de trabajo directos y dos millones de puestos indirectos, en un sector (agroexportación) que además representa el 3% del PBI y el 11.4% del trabajo formal del sector privado. Asimismo, permitirá:

  • Duplicar el empleo formal en los próximos 5 años.
  • Potenciar los beneficios para los peruanos en las zonas más alejadas del país ej. Inversiones de palmito en selva (Amazonas).
  • Acercar al ciudadano oportunidades de empleo y esperanza de un futuro mejor.
  • Otorgar seguridad jurídica y predictibilidad a las inversiones para asegurar la ejecución de los proyectos de irrigación.
  • Consolidar al Perú como potencia agroexportadora y proveedor de alimentos a nivel global.

Por otra parte, es menester señalar que entre los aciertos de esta discusión impulsada por el Minagri, es que la ministra ha mostrado la intención de hacer efectiva su aplicación al sector forestal y acuícola. Consideramos que de darse tal suceso, se promovería una mayor dinámica económica a ambos sectores, cuyo enorme potencial aún ha sido poco explorado por nuestras autoridades, en particular, el sector forestal.

Lamentablemente la ministra ha declarado: “El dictamen es por 10 años y nosotros hemos conversado con el Congreso, porque lo que tenemos que encontrar es un régimen, que vaya acercándose al general, porque ya sabemos que es temporal”.

Lo que quiere decir que Fabiola Muñoz no entiende la importancia del sector para las más caras necesidades del país, empleo y formalización.

Esperamos que la discusión en torno a la vigencia permanente del régimen especial agrario pueda ser ponderada en las sesiones próximas que se darán en el Congreso. Aún estamos a tiempo de seguir generando desarrollo en el sector que más empleo genera en nuestro país. Lampadia

A continuación, compartimos la presentación completa elaborada por ComexPerú respecto del éxito del sector agroexportación en las últimas dos décadas.