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La revolución de los smartphones

La revolución de los smartphones

Los usuarios de smartphones están revolucionando los modelos sociales, económicos y políticos. De hecho, The Economist ha dedicado un suplemento completo a este fenómeno, con rigurosos gráficos publicados más abajo. Desde las compras online, el compartir información y la vida social, los smartphones han creado un nuevo universo de conectividad que es local (siempre está cerca), personal (adaptado a las necesidades y preferencias del usuario), social (compartido con una red de contactos) y esta activo las 24h del día. El acceso continuo a la información, la comunicación, los amigos, y el entretenimiento, entre otras numerosas cosas está cambiando la forma en que miles de millones de personas manejan sus vidas diarias.

El acceso a la Internet móvil continúa creciendo rápidamente en todo el mundo, especialmente en los mercados en desarrollo, donde la falta de infraestructura y la relativa facilidad al acceso a información que brindanlos smartphones hacen de la Internet móvil una herramienta esencial. En China, por ejemplo, a mediados del 2014, 630 millones de usuarios tenían acceso al Internet, alrededor del 45% de la población total. En el África subsahariana, el uso de smartphones es de 60%, en comparación con el acceso de línea fija de tan sólo 2%. Según The Economist, en el futuro, países enteros en África accederán a Internet sólo a través de smartphones y, para el año 2020, alrededor del 80% de los adultos en el mundo tendrán uno.

Al crecer la infraestructura móvil y aumentar el uso de smartphones, los consumidores se están beneficiando de los nuevos servicios que brindan estos dispositivos, especialmente en las economías emergentes. El rápido crecimiento de muchos mercados en desarrollo proviene del rápido aumento en el uso y cobertura móvil, principalmente gracias a smartphones. India y China, con un gran crecimiento anual, están entre los países que más se benefician. Este crecimiento en cobertura de internet móvil tiene un impacto medible en el PBI, un efecto directo en el empleo, la inversión y el consumo, y un impacto indirecto en la productividad, el espíritu empresarial, y el flujo de información.

Un informe de Groupe Speciale Mobile Association (GSMA) muestra que un aumento del 10% en el alcance de la banda ancha móvil aumenta el PBI en un 1.4% en los países de ingresos bajos y medianos. Duplicar en el uso de datos móviles aumenta el PBI per cápita en 0.5%. Conexiones más rápidas también traen beneficios. Un aumento de 10% en el uso de 3G en comparación con 2G aumenta el PBI per cápita en 0.15%.

Una de las mayores ventajas, sin embargo, es el beneficio económico generado por la capacidad de los empresarios locales de llevar sus ideas a un nivel global y generar mayores ingresos a través de su acceso a nuevos clientes y mercados, un beneficio de transformación para las pequeñas y medianas empresas.

Una de las mayores limitaciones de infraestructura (principalmente en países emergentes) es la falta de capacidad de banda ancha. La falta de armonización a nivel regional e internacional (por ejemplo, que la red 3G de un mismo operador opere en diferentes bandas en diferentes países o en diferentes regiones de un mismo país) conduce a importantes ineficiencias y costos más altos. La GSMA estima que para el 2020, una mejor armonización podría agregar US$ 370 mil millones al PBI y 112,000 nuevos puestos de trabajo en América Latina, y US$ 49,000 millones al PBI y 506,000 puestos de trabajo en el África subsahariana.

Más allá del impacto económico directo, también existen beneficios sociales derivados de una mayor alcance de Internet móvil y su mayor uso. Estos incluyen una mejora en educación, atención de salud y nutrición. Al 2017, se espera que una mayor difusión de información médica pudiera salvar hasta 1 millón de personas en África subsahariana a través de la prevención de enfermedades como la malaria, el VIH y enfermedades perinatales. El uso de smartphones para realizar seguimientos de entregas de alimentos, controlar su temperatura, y optimizar las rutas de entrega podría ahorrar suficiente comida para alimentar a 40 millones de personas (la población de Kenia) en 2017.

Esperemos que con la constante reducción de los precios de los smartphones y una mejor  promoción de la inversión en infraestructuras por parte del gobierno, los operadores puedan seguir creciendo, innovando y compitiendo para aprovechar todas las ventajas que brinda esta tecnología. Por ejemplo, tenemos que superar el mito de que las antenas de celulares producen daño a la salud. Esto lo veremos en un próximo artículo. Lampadia




OCDE: Perú en el partidor

OCDE: Perú en el partidor

Comentario de Lampadia:

El Perú y OCDE firmaron ayer el acuerdo “Programa País”, detallando los requerimientos de los cinco ejes que perfilarán el camino para formar parte de este organismo hacia el 2021.

Los cinco ejes trazados son:

1.       Identificación de las barreras al crecimiento y desarrollo nacional

2.       Gobernanza pública y mejora de la institucionalidad

3.       Anticorrupción y transparencia del Estado

4.       Mejoras del capital humano y productividad

5.       Avances en el medio ambiente

El cumplir con estas medidas fomentará una mayor inversión privada, un fortalecimiento de las instituciones y eliminará trabas burocráticas. El ser miembro de la OCDE es el mejor certificado de buena conducta económica que cualquier país puede ostentar, sobre todo para atraer inversiones y ser un país más predecible con un buen nivel institucional. Este organismo es un socio estratégico para promover reformas estructurales y es además, un foro donde los gobiernos pueden comparar y compartir experiencias de políticas públicas, identificar las mejores prácticas y promover  recomendaciones. (Ver en L: Un Grupo al que el Perú debe entrar)

El Perú y la OCDE, mejores políticas para un crecimiento incluyente

Por Ángel Gurría. Secretario General de la OCDE

(Gestión, 09 de Diciembre del 2014)

En el marco de la XXIV Cumbre Iberoamericana, con el presidente Ollanta Humala como testigo de honor, el canciller Gonzalo Gutiérrez y un servidor, se firmó y dio inicio formal al Programa País del Perú con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Esto constituye un hito tanto para el Perú como para nuestra organización.

La vocación de la OCDE es analizar, compartir y difundir las mejores prácticas de políticas públicas. Dentro de sus más de 200 comités y grupos de trabajo, los países de la OCDE y un número creciente de economías emergentes y en vías de desarrollo, comparten y debaten sus experiencias de gobierno para mejorar los servicios que les brindan a sus ciudadanos.

En el 2014, la OCDE estableció los Programas País como un nuevo instrumento para apoyar economías emergentes y dinámicas, como la del Perú, en la consolidación de sus reformas y en el mejoramiento de sus políticas públicas. Esta colaboración reforzada también permitirá que los países miembros y socios clave de la OCDE aprendan de la experiencia, de historia y buenas prácticas de países como el Perú, que tienen mucho que aportar al trabajo de nuestra organización.

Perú es sin duda un país líder en América Latina, el dinámico crecimiento que ha tenido en las últimas dos décadas, le ha permitido duplicar su PIB per cápita, ampliar su clase media y reducir sus índices de pobreza a la mitad. Este crecimiento no hubiera sido posible sin un compromiso con la estabilidad macroeconómica, la apertura comercial y la inversión. Su red de tratados comerciales con 50 países y su participación y liderazgo en foros como APEC y la Alianza del Pacífico son una muestra más de ello.

Sin embargo, el Gobierno del Perú y la OCDE estamos conscientes de que las altas tasas de crecimiento económico registradas entre el 2000 y el 2008, tuvieron lugar en un entorno internacional coyuntural, marcado por los altos precios de las materias primas. Ahora los vientos están cambiando, por ello el Perú debe redoblar sus esfuerzos para promover reformas que impulsen un crecimiento más fuerte, más incluyente y más sustentable. El Perú requiere transformaciones profundas para diversificar su economía, mejorar su competitividad y aumentar su productividad. Estos cambios permitirán hacer frente a importantes desafíos en materia de bienestar social, inclusión y calidad de los servicios públicos.

Ahí es donde entra el Programa País con la OCDE. Este comprende la realización de diversos estudios sobre políticas educativas, salud o gobernabilidad, así como talleres y acompañamiento de expertos internacionales en materia tributaria y regulación, entre otros. El Programa País también permitirá que Perú participe en diversos Comités de la OCDE, donde podrá nutrirse de las experiencias de otros países en temas de política ambiental, inversiones, mercados financieros, gobernabilidad pública, agricultura, comercio y desarrollo territorial, y por supuesto contribuir con su experiencia en estos temas.

Estos insumos ayudarán a Perú a seguir avanzando con su agenda de reformas, para continuar mejorando la eficacia del sector público, la coordinación entre niveles de gobierno y la integridad en sus procesos de compras públicas. También contribuirán a diseñar una Estrategia de Competencia, similar a la que países como Noruega, Portugal y España han preparado con el apoyo de la OCDE, para convertir el bono demográfico peruano en palanca para elevar la productividad de la economía.

Finalmente, el Programa País del Perú, que involucrará al conjunto de las direcciones de nuestra organización en diversas áreas de política pública, podría ayudar a Perú a encauzar voluntades y generar consensos entre los diversos actores económicos y sociales para seguir construyendo una visión de país incluyente y exitoso. La OCDE está lista para apoyar este esfuerzo y ayudar al Perú a alcanzar las importantes metas que se ha propuesto con miras al bicentenario de su independencia en 2021. Cuenten con el apoyo de la OCDE para seguir diseñando, desarrollando e implementando mejores políticas para una vida mejor.




La Argentina va camino a otro desastre

La Argentina va camino a otro desastre

“La economía argentina hoy en día sufre recesión, desempleo, inflación, déficit fiscal, atraso cambiario, brecha del dólar blue (negro), default, riesgo país alto, reservas en baja, y déficit energético. Estas son las diez plagas que enfrenta la economía argentina y que no van a ser fácil dejar atrás”, sentenció crudamente Miguel A. Kiguel en el diario La Nación hace unos días. Esta es la situación a la que el peronismo, esta vez con los Kirchner (Néstor y Cristina) han postrado a la Argentina. Desde hace 11 años gobiernan ininterrumpidamente a esta nación que se ha sumido en una crisis económica, social y política.

Argentina sigue atascada en el populismo instaurado por Perón, fielmente interpretado por los Kirchner. Esa estrategia política y su correspondiente manejo económico están nítidamente expresados en una carta que Perón le dirige al General chileno Carlos Ibáñez del Campo, quien acababa de ser elegido presidente de su país (1952): “Mi querido amigo: dele al pueblo, especialmente a los trabajadores, todo lo que pueda. Cuando le parezca que ya les está dando demasiado, deles más. Verá los resultados. Todos tratarán de asustarlo con el espectro de un colapso económico. Pero todo eso es una mentira. No hay nada más elástico que la economía, a la que todos temen tanto porque nadie la entiende”. Ver en Lampadia (L): Despegue y caída de dos grandes de AL).

Lo increíble es que esos presupuestos que tantas veces han llevado a la quiebra y al default a la Argentina, sigan vigentes y la arrastren en pleno siglo XXI a una nueva y severa crisis. Con solo decir que hoy Uruguay (diez veces más chico) exporta más carne que el país de las pampas y los gauchos.

Las consecuencias de haber persistido en estas ideas se expresan nítidamente en las siguientes cifras:

Además de sumir a la Argentina en una de sus peores momentos económicos, la corrupción corroe al régimen kirchnerista, tal vez como nunca antes. La semana pasada el juez Claudio Bonadio, que investiga las irregularidades fiscales cometidas por la empresa Hotesur, administradora del hotel Alto Calafate, propiedad de la presidenta del Gobierno, Cristina Fernández, allanó las oficinas de la empresa. Como informó el diario La Nación, Hotesur “recibió 14.5 millones de pesos (1.7 millones de dólares) por parte del empresario kirchnerista Lázaro Báez en concepto de alquiler de habitaciones entre los años 2010 y 2011. Lázaro Báez es el mayor concesionario de obras públicas en la provincia patagónica de Santa Cruz (…) [existe] la sospecha de que el hotel podría haber sido usado por Báez para lavar dinero (…) [y] esas operaciones de lavado podrían afectar a la presidenta. Así mismo están las declaraciones oficiales de los Kirchner sobre el escandaloso incremento de su patrimonio mientras gozaban del poder.

Y por supuesto, nada funciona bien en este país. Como ha descrito con certeza el célebre cronista argentino, Martín Caparrós, la Argentina de los Kirchner “no puede ni organizar un partido… de fútbol”. “Hay una cosa que se llama partido de fútbol –y sucede tanto, en tantos sitios. La FIFA tiene 209 países afiliados; las Naciones Unidas, pobres, solo 192. (…).  Cada fin de semana las federaciones nacionales de todo el planeta organizan más de cien mil. Todos se parecen: una cancha, dos equipos, un árbitro, noventa minutos de juego y, alrededor, más o menos simpatizantes de los dos. Todos lo hacen, salvo la Argentina”. 

La Argentina está haciendo del absurdo una forma de autogobierno. Las soluciones a los problemas que enfrenta son de antología. Por ejemplo la de impedir que las barras del equipo visitante asistan a los partidos. “En principio, fue un remedio extraordinario contra la violencia en las tribunas. Era cierto que había que pararlo. Es un mecanismo interesante: a su imagen y semejanza, hay quienes proponen, que se liquiden los problemas de la educación cerrando las escuelas, que se enfrente la delincuencia callejera encerrándose en casa. Para acabar con las peleas acabaron con lo que distinguía al fútbol criollo, esos duelos de hinchadas intercambiando chanzas y cantitos, revoleando banderas, compitiendo a la par de sus equipos. La medida era difícil de sostener; solo la justificaba su condición supuestamente provisoria, pero su provisoriedad se volvió permanente”.

Parece de fábula, un mundo macondiano, pero no es fantasía esa es la forma en que el populismo kirchnerista gobierna. Y no es que el fútbol sea un tema que escape a las competencias de la presidenta. Como recuerda Caparrós, “el fútbol, en la Argentina, es un asunto de Estado. Literal: lo subvenciona a través de los derechos de televisión. Con unos 100 millones de euros al año se asegura el monopolio de sus transmisiones, que utiliza para soportar su propaganda y para poner a los equipos más populares en el mismo horario de los programas que pueden criticar sus políticas. Lo que no consigue es organizar eso que sí organizan más de doscientos países en el mundo: un partido”. Así de dramático. De esta forma el peronismo homenajea al populismo romano: “pan y circo”.

El problema es que a once meses de las próximas elecciones nada hace pensar que el país mejore. La oposición se presentará dividida. La Unión Cívica Radical, luego de meses de debate no se unirá a Mauricio Macri, el gobernador de Buenos Aires (la única figura que podría enfrentar a los peronistas). Como indica Antonio Navalón: “Argentina tendrá una campaña electoral interesante. No será entre la alucinación de la Unión Cívica Radical y los peronistas, sino peronistas contra peronistas, con la única diferencia de cómo miran o dejan de mirar a Kirchner y el hecho de que Argentina fue el primer país que demostró cómo se puede acabar con las mayores reservas de oro, carne y de trigo, porque a fin de cuentas, el ejercicio de la soberanía nacional nunca tuvo límites. El problema es que la campaña electoral está teñida por la demanda sin fin de las centrales sindicales (verdadero poder fáctico argentino), la necesidad de negar la realidad por parte del Gobierno y en ese juego por caerle bien y estar cerca, pero no lo suficiente de los candidatos peronistas, para saber quién ganará contra ella, pero con su apoyo. El problema está en que los piqueteros, los que piden, los que practican el asalto libre a los supermercados, serán las fuerzas del orden en la nueva elección”. Bajo este panorama, solo un milagro salvará a la Argentina.

El populismo latinoamericano que fue inventado en Argentina, fue alimentado y fortalecido, para que su inventor termine siendo víctima de su propia creación. Sindicatos monopolistas que cual camisas de fuerza aterran a los mediocres políticos de turno.

Como dice Álvarez, ha llegado el momento de decirle adiós al populismo en América. Ver en L: Deshagámonos del populismo. Lampadia




La corrupción de las élites

La corrupción de las élites

Por Manuel Sanchís i Marco

(El País, 02 de Diciembre del 2014)

España no está plenamente atravesada por el espíritu del capitalismo. Sigue destilando resabios de ese intervencionismo y miedo a la competencia que ha sido seña de identidad de la derecha española y, en buena medida, también de la izquierda. Desde la dictadura de Primo de Rivera, nuestro capitalismo ha estado interferido por un océano de regulaciones, corporativismos, y ayudas de Estado, garantía de la reserva de mercado interior para grupos privilegiados. Una realidad convertida en caricatura durante la autarquía franquista, mala copia de las recetas económicas del totalitarismo nazi y del corporativismo italiano.

Aunque se suavizó con el desarrollismo, esa obsesión intervencionista por restringir la competencia ha esterilizado muchos esfuerzos por mejorar la productividad. Ha primado el interés de los grupos privilegiados —desde monopolios u oligopolios hasta corporativismos gremiales— por encima de los avances en productividad. Así lo documentan estudios concienzudos (Viñas, et al.: Política comercial exterior en España, 1931-1975, Banco Exterior de España, 1979), y también lo reflejaba de un modo plástico la película de Berlanga La escopeta nacional. En España se ha competido más en proximidad al poder que en calidad y precios. Es sobre todo la prebenda, no el mercado, lo que guía la acción empresarial, para mayor desgracia nuestra.

Cierto es que la lucha política por los favores del poder también tiene lugar en países que no han sufrido dictaduras, como EE UU. Pero es otro el escenario. La maraña de regulaciones que sufrimos en España sería algo inaudito en EE UU, donde se disfruta de mayor libertad y transparencia en los mercados, y donde la acción de los lobbies está admitida y regulada. Este rechazo español al libre mercado ha desembocado en un capitalismo de corte asistencial y garantizador de privilegios. Si quienes se acercaban a los aledaños del régimen franquista eran antes los políticos, sindicalistas, patronal, banca, Iglesia, universidades, mundo de la cultura y las artes, funcionarios, gremios y corporaciones, ahora siguen siendo estos mismos quienes cortejan a las élites corruptas del Estado democrático para parasitarlo y obtener así sus gabelas a costa del bien común.

Tanto el PP como el PSOE se han alimentado electoralmente de esa cultura del capitalismo asistencialista que padecemos, lo que ayuda a comprender por qué tanto uno como otro, al burocratizarse, se han convertido en una extremidad más de las estructuras del Estado. Tampoco cabe extrañarse de que Podemos busque la centralidad política, pues su objetivo tácito es, en mi opinión, capturar votos de la base electoral de ese capitalismo asistencialista. Si en 1789 fueron los sans culottes y la burguesía los que se unieron para hacer triunfar la Revolución Francesa, esta vez han sido los desfavorecidos, las clases medias, profesionales y funcionarios de cierto nivel los que van a votar a Podemos como revulsivo contra la política tradicional. Al perfil del votante potencial de Podemos responden ciudadanos de entre 35-54 años, con un nivel educativo respetable (21% con nivel universitario, según la encuesta Metroscopia) y que entienden de qué va el asunto.

Aunque las élites no crean en la revolución, esta puede adoptar una expresión más sosegada pero igualmente amenazante para sus privilegios. Y los poderes políticos deberían también recordar que es la sociedad civil, no los partidos, la encargada de transformar la realidad. La sociedad civil, mediante el poder comunicativo ejercido a modo de asedio, puede hostigar al sistema político, como el que asedia una fortaleza, pero sin intención de asaltarlo (Habermas: Facticidad y validez, Trotta, 2010, p. 612). Los partidos, sin embargo, constituyen prolongaciones del aparato institucional de los Estados, cuyo fin último es su supervivencia en tanto que organizaciones. Ello explica que solo sean reactivos, y no proactivos, ante las presiones sociales, y que se muevan a remolque de la realidad hasta verse desbordados por ella.

¿Dónde están los cuadros que dieron consistencia interna al proyecto político que tenían en mente para España Adolfo Suárez o Felipe González? Algunos, los mejores, volvieron a sus quehaceres profesionales, a sus despachos de abogado, a sus cátedras, a sus estudios de arquitectura, etcétera. En el interregno, la nomenclatura de los partidos ha ido ascendiendo por capilaridad y ha ocupado los puestos clave de su estructura de poder. Allí se ha instalado una feliz aurea mediocritas: el mejor caldo de cultivo para el chalaneo y la corrupción de las élites. Esta perversión de la política ha llevado a considerarla como un medio para ganarse la vida, en lugar de entenderla como un servicio público que se debe ejercer de manera transitoria. La situación es vieja, Max Weber, en su conferencia de 1919 La política como vocación, nos alertó de que la empresa política quedaba en manos de “profesionales” a tiempo completo que se mantenían “fuera” del Parlamento, y que unas veces eran “empresarios”, y otras, funcionarios a sueldo fijo (El político y el filósofo, Alianza, 2010, p. 129).

Hace unos años, al igual que muchos otros, expresé mis temores de que el PSOE se pudiese convertir en un epifenómeno de nuestra historia política si continuaba sin proyecto para España (EP, 14-12-2011). En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, las elecciones recientes han confirmado la tendencia a que el PSPV-PSOE obtenga peores resultados en las autonómicas que en las generales: pasó del 41,3 % en las generales (2008) al 28,7 % en las autonómicas (2011), es decir, un desplome de 12,6 puntos. Cierto es que el enorme desgaste que sufría el PSOE a escala nacional en 2011 —cayó al 27 % en las generales—, terminó por afectar también al PSPV; además, el factor táctico del voto útil en las autonómicas siempre ayuda a dispersar el voto hacia otras formaciones. A pesar de ello, los datos revelan que el elector socialista de la Comunidad Valenciana penaliza al PSPV frente al PSOE y envía un mensaje claro y manifiesto a sus líderes: socialdemocracia sí; PSPV, no. Sin embargo, a los propietarios del partido en Valencia, no les inquieta lo más mínimo esta sangría de votos, convencidos como están, interesadamente, de que estas cifras reflejan tan solo un fenómeno cíclico. Se equivocan de principio a fin, no es un ciclo, es el final.

No soy un profeta de las desgracias, pero si el PSOE no quiere reunir los huesos que se exhumen de las distintas sepulturas autonómicas para quedar definitivamente enterrado en el osario político nacional, está obligado a proponer con claridad un nuevo proyecto socialdemócrata para España. Lo contrario supondrá cerrar a piedra y lodo su papel histórico, y entregar en bandeja al PP una alternativa que resultará inquietante tanto para la socialdemocracia española como para la propia estabilidad constitucional de España: o bien el bipartidismo de PP-Podemos, o bien el binomio PP-PSOE versus algún tipo de unión popular.




Apuntes para la creación de empleo al 2034 (I)

Apuntes para la creación de empleo al 2034 (I)

Primera parte

El objetivo final del desarrollo y del manejo económico de un país tiene que ser la creación de empleo adecuado o empleo de calidad para toda la población en edad de trabajar. Lograrlo conlleva haber superado la pobreza, alcanzar niveles de educación y salud del mejor nivel internacional, disminuir la desigualdad y superar todos los indicadores sociales. Para ello, se necesita un buen nivel de gobernanza, buenos servidores públicos, alta inversión, crecimiento e incremento de la productividad que establezcan una base duradera de buenos ingresos y bienestar general.

Todo esto tiene que estar enmarcado en la realidad del mundo en que  viviremos en las próximas décadas. Tenemos que ser exitosos en un mundo que no gobernamos y que estamos lejos de entender. Tenemos que  asimilar que cada día el tiempo transcurre más rápido, los cambios tecnológicos se aceleran exponencialmente y las oportunidades de hoy dejarán de serlo mañana.

En ese contexto tenemos que preguntarnos: ¿Cómo puede el Perú, establecer una visión y estrategias de desarrollo que nos permitan generar empleo adecuado e ingresos que le den a nuestros ciudadanos el mismo nivel de vida que tendrán los habitantes de los países más desarrollados?

Este artículo pretende analizar la evolución del entorno global, para sobre esa base, hacer unos apuntes que nos indiquen la dirección de las políticas públicas necesarias para lograr esos objetivos en el difícil e incierto mundo de mañana. Para este efecto hemos traducido y glosado varios elementos del especial de The Economist, The third great wave (La tercera gran ola), de octubre 2014. Dada la importancia y novedad de este tema, lo presentaremos en dos partes.

Análisis

El mundo está en los albores de la tercera revolución industrial. Esta cambiará los paradigmas productivos y la forma de vida de la humanidad, como lo hicieron las dos revoluciones anteriores. “La tercera gran ola de invención y disrupción económica, traída por los avances en computación e información y tecnología de comunicaciones (ICT) desde fines del siglo XX, amenaza con generar una mezcla similar de tensión social y transformación económica, [a la producida por las revoluciones anteriores]”. The Economist.

Las primeras revoluciones, basadas en el uso del carbón, el vapor, los ferrocarriles, los buques a vapor, la electricidad y los motores de combustión, trajeron muchos beneficios, pero en su momento crearon problemas graves de adaptación y desplazamiento del empleo. La nueva revolución con máquinas inteligentes, internet, robótica, vehículos sin conductor, drones, impresoras 3D, computación en la nube, tecnología médica y educativa a distancia (a costos cada vez más reducidos); la “revolución digital”; puede traer, como dice The Economist, una creación o destrucción masiva del empleo que está por verse.

Como explica la misma fuente, la revolución digital está abriendo una gran división entre los trabajadores más preparados y pudientes con el resto de la sociedad. En el pasado, las tecnologías trajeronun aumento de los salarios incrementando la productividad, dividiendo las ganancias entre trabajadores capacitados y no capacitados, entre el capital y los trabajadores y consumidores. Ahora, las nuevas tecnologías estarían empoderando a los individuos talentosos y abriendo brechas entre los más y menos capacitados, así como entre los dueños del capital y los trabajadores. The Economist agrega, que los gobiernos ya no podrán contar con que el sector industrial pueda absorber a los trabajadores no capacitados del área rural. En otras palabras, el sector industrial ya no será generador de empleo por excelencia. Seguramente, el sector de servicios, liderado por la educación y la salud en línea, ofrecerán una “bonanza” de productividad.

“El modelo de desarrollo a través de la industrialización está de salida”. La industrialización de China atrajo un continuo flujo de migrantes desde el campo. Sus ciudades industriales fueron escaleras para el desarrollo conectando su economía con el mundo y permitiendo importantes aumentos de los ingresos de los trabajadores. Los gobiernos del mundo emergente sueñan con repetir el éxito chino, pero parece que la transformación tecnológica en marcha está cambiando permanentemente las ecuaciones del desarrollo. Según Dani Rodrik, del Institute for Advanced Study en Princeton, EEUU, muchos países emergentes están enfrentando un problema de “desindustrialización prematura” (premature deindustrialisation).

Durante la mayor parte de la reciente historia económica, ser industrializado era sinónimo de ser rico, pero ahora, esta relación se ha roto. Arvind Subramanian, asesor económico principal del gobierno de India, dice “que los países, a cualquier nivel de ingresos, son hoy menos dependientes de la manufactura, tanto en términos de producción como de empleo. Y que el nivel de ingreso por persona, basado en la manufactura, llega a su pico cada vez a niveles más bajos”. Ver el siguiente cuadro:

 

La temprana pérdida de industria, o lo que Subramanian llama “prematura no-industralización”, es una preocupante tendencia dado el rol que la exportación de bienes ha jugado, históricamente, en el desarrollo económico. La productividad en las industrias de exportación tiene que ser alta, de otra manera no se puede competir en los mercados globales. Las historias exitosas del desarrollo de los tigres de Asia, nos muestran como pasaron de operar con márgenes bajos y mano de obra intensiva, produciendo ropa y juguetes, al ensamblaje de productos electrónicos, luego a la manufactura de componentes y, en los casos de texto de Japón y Corea del Sur, a manufactura, diseño y gerencia avanzados.

La pérdida de industria a bajos niveles de ingresos, contrariamente, pone un tope a la contribución que la industria puede hacer a los estándares domésticos de vida.“Este no es un problema pequeño, no hay una estrategia alternativa obvia, para convertir a los países pobres en ricos”.

Richard Baldwin, especialista en desarrollo internacional, en Ginebra, dice que se ha producido un gran cambio en lo que puede industrializarse. La base industrial de Japón y Corea de Sur fue un proceso arduo, que solo pocos países podían lograr y alcanzar el beneficio de convertirse en una economía rica y diversificada. Al contrario, en la era del comercio de las cadenas productivas, la industrialización significa poco más que abrir los mercados laborales nacionales a los manufactureros globales. Pero lo que viene rápido, puede irse rápido. El eventual incremento de los salarios conducirá a los manufactureros a migrar a locaciones (países) más económicas.

Además, las nuevas tecnologías están desmaterializando la actividad económica. En todas partes, los consumidores gastan una mayor proporción de sus ingresos en servicios como salud, educación y telecomunicaciones. El comercio de bienes físicos, medido en términos de valor agregado cayó de 71% en 1980 a 57% en el 2008. Subramanian, piensa que la mayor esperanza de la India para satisfacer a sus millones de desempleados, es producir más trabajadores capacitados, en vez de apoyarse en la manufactura.

Dadas las debilidades de muchos países pobres en instituciones, infraestructuras y conocimiento, incluso los salarios muy bajos, pueden ser insuficientes para atraer a los manufactureros.

Un modelo de desarrollo en el que el crecimiento rápido de los ingresos se limita a los más capacitados, puede ser insostenible. Durante los últimos 10 a 20 años, la desigualdad ha crecido en muchas economías (desarrolladas), pero se ha reducido a nivel global por el rápido crecimiento de los países emergentes. Pero sin un nuevo modelo de desarrollo, esto puede reversarse.

The Economist destaca que la nueva revolución puede también traer una serie de oportunidades como la masificación de los mercados globales, artesanos globales, redes globales de apps en temas tan nuevos como alojamiento de turistas y viajes (economías compartidas), impresiones 3D de órganos humanos, educación informal en línea a bajísimos costos y con gran flexibilidad, disminución de los costos de comunicaciones, videos y música, hasta casi cero y servicios de salud remotos en línea. Y quién sabe qué otras oportunidades pueden aparecer, “como aumentar la productividad de los trabajadores menos capacitados mediante nuevos caminos, tal vez a través de exosqueletos o implantes cerebrales.

Existen tres maneras de enfrentar el eventual desbalance laboral, aumentar la productividad de los menos preparados, convertir a los menos preparados en más preparados y brindar un soporte de ingreso (subsidio) a aquellos que no puedan adaptarse. Más y mejor educación puede ser clave, un buen estándar en habilidades lectoras y matemáticas será crítico para lograr que la mayoría de trabajadores participe en el comercio de servicios globales. En los países desarrollados se está pensando en la posibilidad de generar subsidios individuales, si todo lo demás no es suficiente.

Esta nueva realidad tendrá enormes repercusiones en la vida de los seres humanos. Para entender sus impactos en el Perú y cómo podríamos proteger la creación de empleo, presentaremos la segunda parte en un próximo artículo.

Segunda parte: Implicancias para el Perú y Estrategias ad-hoc.

Lampadia




“Se está condenando a la sierra y la selva a la pobreza”

“Se está condenando a la sierra y la selva a la pobreza”

La ausencia de proyectos ferroviarios le resta competitividad al país, porque se están pagando sobrecostos desde la sierra y selva que una red de trenes podrían reducir hasta en un 70%.

Entrevista a Juan de Dios Olaechea

Por: Darwin Cruz Fiestas

(El Comercio – Portafolio, 05 de Septiembre del 2014)

La caída del Perú al puesto 65 en el ránking de competitividad global ha significado un descenso en cuatro posiciones. Esto lleva a la conclusión de que es necesario repensar la política del país y un punto importante a desarrollar es la infraestructura ferroviaria.

Según el Consejo Nacional de la Competitividad (CNC) los proyectos de ferrocarriles no están maduros y por eso no se ubican en la lista de concesiones prioritarias ¿qué tan cierto es que no tenemos proyectos maduros?

La declaración contiene gravísimas deficiencias, porque tratándose de la directora del CNC debería conocer todos los modos de transporte terrestre, así como el grado de productividad de cada uno de ellos. También debería estar en la capacidad de entender cuál es la relación entre la carretera y ferrocarril y la competencia a muerte que hay entre ellos. Digo que esto es grave, porque el desarrollo de proyectos ferroviarios son  responsabilidad del Estado.

¿Pero qué tan cierto es que no existen proyectos ferroviarios maduros en el país?

Cómo van a existir cuando la directora nacional de competitividad no los conoce ¿Acaso están esperando que el Espíritu Santo baje del cielo y los ilumine? La política del Estado minerales. Con esta afirmación dejó de lado dos actividades importantes para el Perú: el transporte rápido de pasajeros y el transporte de contenedores, que está estrechamente ligado a la competitividad del país. Tal como estamos en la actualidad, se está condenando a la sierra y selva del país a la pobreza y a no participar de los beneficios de la globalización. Parece que no se dan cuenta, o no quieren hacerlo, de que el gran reto del Ministerio de Transportes y del CNC es hacer que el costo logístico de la sierra y selva del país sea del 10%, tal como sucede en Suiza, que es un país serrano y mediterráneo y a pesar de ello tiene una infraestructura intermodal extraordinaria.

Usted es el CEO del Ferrocarril Central Andino y por el giro de la empresa, muchos pueden decir que sus declaraciones son interesadas…

Yo no estoy hablando del Ferrocarril Central, sino de proyectos ferroviarios que podrían unir, por ejemplo, Marcona y Ayacucho a través de Andahuaylas; otro podría ser el de Paita-Chiclayo-Cajamarca. También la situación se presta para desarrollar ferrocarriles entre Trujillo y Piura; Arequipa-Ica y Lima. Además se puede hablar de la modernización del tren Cusco-Juliaca-Arequipa. Hay tantas cosas por hacer y eso no significa que en Ferrovías Central Andino queremos participar. He mencionado proyectos que deberían de ser anunciados por el CNC y el MTC.

¿Quién debería determinar que se ejecute tal o cual proyecto el MTC o el CNC?

Ambos, con la participación del sector privado, el cual puede aportar en la planificación de la articulación territorial, que es lo que le falta al país.

El CNC ha dicho que están abiertos a iniciativas privadas en proyectos ferroviarios…

Con esto estamos haciendo una diferenciación peligrosa: ferrocarriles privados, carreteras públicas y es lo que está sucediendo. Cuando se construye una carretera, el Sistema Nacional de Inversión Pública dice que ya no es necesario un ferrocarril; también se afirma que si no hay demanda no es necesario un tren. Estas son dos falacias porque un ferrocarril representa a 10 carreteras, además de reducir los costos logísticos.




“Los empresarios son hoy la punta de avanzada de las sociedades”

“Los empresarios son hoy la punta de avanzada de las sociedades”

Entrevista a Miguel Vega Alvear. Presidente de Capebras Por: Alejandro Cavero Alva
(El Comercio, 04 de Septiembre del 2014)

Dedicado al ámbito empresarial y a la dirección de la Cámara Binacional de Comercio e Integración Perú-Brasil (Capebras), Miguel Vega Alvear recuerda sus tiempos en la Confiep y en el Movimiento Libertad, cuando había que consolidar el régimen democrático.

Nos encontramos con él en el Club Empresarial de San Isidro, donde nos cuenta que hoy estamos en un proceso de traslado del mayor volumen del comercio mundial del Atlántico al Pacífico. “En EE.UU. eso fue muy claro a fines del s. XIX e inicios del s. XX para unir el este con el oeste. Hay que hacer lo mismo en Sudamérica, para lo cual Brasil es fundamental”. De ese y otros temas vinimos a hablar.

Usted fue fundador de “Themis”, la primera revista de derecho hecha por estudiantes. ¿El derecho es autosuficiente para hacer cambios?

El derecho es una ciencia, pero también un instrumento de desarrollo económico, político y social que requiere valores éticos y culturales. El derecho anglosajón se basa en la confianza porque mentir es un delito grave. En el derecho latino, todo se reglamenta porque hay mucha desconfianza, y ello genera informalidad. Falta educación para cumplir la ley y simplificar el derecho.

Ha sido presidente de la Confiep. ¿Cuál debe ser la relación entre el Estado y el empresariado?

En la globalización se ha producido un fenómeno que no admite confrontación entre el Estado y el empresariado. La productividad y la eficiencia requieren la suma de esfuerzos. La labor de la Confiep es defender el futuro del Perú. Defendiendo el futuro uno asegura el presente. Y cumplir el rol del empresariado, que es la innovación. Quizá en siglos pasados los artistas y los intelectuales fueron la punta de avanzada de las sociedades, pero con el avance de la ciencia y la tecnología hoy son los empresarios.

Usted presidió la Confiep en un momento complicado, cercano a la época de la estatización de la banca.

Costó mucho trabajar sobre la herencia del gobierno militar, que fue inspirado además en este lema: “La revolución antes que el desarrollo”. El Perú fue alterado y paralizado en su proyección. Teníamos 15 mil leyes y los militares se fueron dejando 22 mil. En esas circunstancias, ante la confrontación de los que queríamos las reformas, nació el Movimiento Libertad, el cual cofundé.

¿Esa lucha sembró las semillas para el desarrollo del Perú?

Claro, fue como una vacuna. La democracia se recuperó para cambiar el Perú, pero como no se cambiaba, había que hacer algo.

¿Ve posible actualmente otro movimiento político liberal?

En parte, porque también hay que equilibrar el territorio e incorporar al sector rural. Hay más conciencia de los beneficios de una economía de mercado. Pero la libertad no es solo económica, sino también política. En el Perú y Latinoamérica nos falta consolidar  muchísimo esto último. Lo que va a cambiar al Perú es entender que ambas van de la mano.

¿Entonces, el activismo estaría en integrarlas?

Esa es la tarea. El Perú tardó 30 años –entre 1970 y el 2000– en duplicar su PBI. Del 94 al 2024 lo va a elevar ocho veces. Y el viejo Estado, la vieja burocracia no están listos para responder a este crecimiento. Si no reformamos el Estado, el país se ahogará. Hay que vivir en libertad económica y también política. Hay que trepar ya la montaña, y es evidente que el Estado no reformado termina siendo un factor negativo.

¿Por qué los jóvenes de hoy ya no se interesan en la política?

El voto preferencial destruyó los partidos. Las personas de mayor capacidad no necesariamente tienen el dinero o la fama para ganar. Mucha gente muy competente ve que la política está representada, en gran parte, por gente poco calificada. Refleja dónde hemos llegado.

Dirige la cámara binacional con Brasil. Somos vecinos, ¿pero estamos integrados?

De los casi 200 años de república casi todos los hemos vivido de espaldas. Estamos cambiando una realidad histórica de dos siglos. En los 10 años que ya se viene profundizando, la integración ha traído enormes beneficios para el Perú.

¿Cuáles son los principales obstáculos para la integración?

Brasil y Chile tienen Estado y tienen gobiernos. En el Perú ambos se superponen e impiden políticas de largo plazo para consolidar la integración. El Perú ha logrado, mal que bien, tener un sistema económico que perdura. Es hora de establecer políticas que atraigan la inversión de largo plazo. Institucionalizar el Estado y su relación con el gobierno.

¿El Perú utiliza su potencial amazónico?

La Amazonía representa apenas el 3% del PBI y ocupa el 60% del territorio. Hay un abandono real. ¿Se puede entender que Iquitos no tenga una carretera hacia la costa?




Plan de Diversificación Productiva y sus diagnósticos equivocados

Plan de Diversificación Productiva y sus diagnósticos equivocados

Es importante analizar los supuestos y las premisas en los que se basa el Plan de Diversificación Productiva (PDP), ya que la visión y percepción de los procesos que ha estado viviendo el Perú resultan esenciales para realizar el diagnóstico adecuado para la elaboración de las recomendaciones de política.

Así por ejemplo, encontramos que en la página 27 del ambicioso PDP se menciona: “(…) la evolución de la economía es menos notable cuando se consideran las variables que mejor reflejan el bienestar de los ciudadanos. Tal es el caso de la productividad del trabajo, el empleo y la distribución de ingresos, accesos y oportunidades”, para lo cual se cita al libro publicado por Ghezzi y Gallardo.Sin embargo creemos que la realidad es otra.

Estas mejoras tan pronunciadas en los ingresos reales solo serían viables gracias a mejoras en la productividad. (ver: No es chorreo, son manantes)

Nadie niega que en la foto, la productividad del empleo aún es baja, sobre todo cuando nos comparamos con Chile o México. Sin embargo, en términos de la evolución de esta variable (“la película”),la tasa promedio de crecimiento de la productividad fue de 2.3%. Lo que se ha visto es que a partir de la segunda mitad de la década del 2000, cuando las reformas empezaron a madurar y las inversiones  privadas (83% del total) y públicas alcanzaron niveles record llegando al 26% del PBI (2013), impulsando el crecimiento de productividad, que el Perú lideró en  Latinoamérica (que en conjunto decreció en 0.3%). Además, superamos el promedio de todos los países emergentes, que en el periodo 2005-2011 solo mejoraron su productividad a un ritmo de 1.6% anual (ver: La productividad del Perú en tres tiempos). Cabe señalar que de acuerdo al BBVA, la productividad de nuestro país explicó poco más del 40% del crecimiento promedio del PBI en la última década (ver: BBVA Research destaca crecimiento de la productividad en Perú).

En cuanto al empleo, el panorama también ha sido muy alentador. Entre el 2001 y 2012, se crearon 5.6 millones de empleos adecuados (un crecimiento de 112%), con lo cual se elevó a 10.7 millones. Es decir, el 66% de la PEA (Población Económica Activa), que hace 10 solo alcanzaba al 40%. (Ver: Buena chamba crece 112%).

Tanto las mejoras de la productividad como el incremento en el empleo adecuado, han sido consecuencia de la mayor inversión privada registrada durante la década pasada, que fue el principal motor del crecimiento. El Ex Ministro, Luis Carranza, recordó hace poco que en el año 2000 solo 18 empresas exportaban más de US$ 50 millones al año, y todas pertenecían al sector extractivo. Por el contrario, al 2013 el Perú ya tiene 99 empresas que exportan más de US$ 50 millones y al menos la mitad no tiene nada que ver con el sector extractivo. Asimismo, las exportaciones agrícolas se han multiplicado por 20 en este periodo, la metal-mecánica ha crecido 10 veces y las ganancias sectoriales de productividad está siendo liderada por el agro (y no por la minería). Esto refleja un dinamismo transformador de la economía que ha permitido generar bienestar sostenible en los peruanos, aumentando el empleo y la productividad del trabajo. Sin mencionar los avances sociales como el hecho de haber sido el único país en superar las Metas del Milenio, dos años antes de su plazo.

Insistimos en que el Perú cuenta con claras ventajas para generar industrias sostenibles en torno a la minería, el sector forestal, la transformación petroquímica, la pesca, las agroindustrias, la energía y el turismo, sin descartar otras que puedan ser identificadas y desarrolladas por los propios empresarios. Por ello, las políticas se deberían pensar sobre la base de los limitantes al crecimiento regional, y dirigido a alcanzar el potencial productivo de los sectores donde tenemos ventajas.

Ronald Hartwell, uno de los más prestigiosos historiadores económicos -conocido por sus trabajos sobre el proceso  de industrialización inglés-, señalaba que la acumulación de capital es una de las características esenciales de los procesos de desarrollo productivo. Por ello, una agresiva política de atracción de inversiones (para lo cual debe mejorarse el clima de inversión), es fundamental para alcanzar nuestro pleno potencial. En esta línea, una rápida forma de estimular una alta tasa de formación de capital donde tenemos ventajas es estimulando la inversión nacional y extrajera.

La experiencia nos enseña que una política industrial moderna debe buscar aumentar la competitividad mirando al mundo, sin elegir “ganadores” ex-ante (o ex-post, según estudios de escritorio) e incentivando de forma inteligente la acumulación de capital en torno a los sectores con mayor potencial.Lampadia




Trampa del Ingreso Medio: Menor crecimiento por complacencia y falta de reformas

Trampa del Ingreso Medio: Menor crecimiento por complacencia y falta de reformas

Se conoce como “Trampa del ingreso medio”aquella situación en la cual un país emergente entra en un plató sostenido de estancamiento que detiene su convergencia hacia los niveles de ingreso de los países desarrollados. La experiencia internacional muestra que cuando los países superan el umbral de los US$ 10mil per cápita se encuentran en una etapa intermedia de desarrollo, y es cuando enfrentan el reto de adoptar las reformas necesarias para alcanzar el desarrollo integral y duradero.

¿Cuáles son las causas del estancamientoque lleva a caer en la trampa del ingreso medio? En un primer momento, un país de bajos ingresos puede crecer aceleradamente a partir de la mano de obra abundante y las reformas de mercado que apunten a asignar eficientemente los recursos productivos y a estimular el comercio. Este crecimiento “smithiano” (por Adam Smith), basado en la competitividad ganada por la especialización y la división del trabajo eventualmente empieza a agotarse.Entonces,la economía que alcanza plenamente su potencialproductivo debe buscar un crecimiento basado en la innovación como fuente principal para aumentar la productividad. En palabras de Paul Krugman “la productividad no es todo, pero en el largo plazo es casi todo”.

Entonces, la receta para evitar caer en la Trampa del Ingreso Medio es aplicar las reformas adecuadas que permitan generar un cambio cualitativo en la capacidad de realizar mejoras continuas en la competitividad de la economía, estimulando la productividad de la mano de obra.Varios factores influyen en esto. Existe consenso en que la baja calidad de la educación es un cuello de botella que limita nuestro potencial a largo plazo. En Lampadia ya hemos escrito sobre la necesidad de trabajar en una gesta por educación, pues urge aplicar políticas audaces para mejorar agresivamente el capital humano.  Igualmente, invertir audazmente para cerrar la brecha de infraestructuras que en el Perú ya alcanza los US$ 88 mil millones de dólares en agua y saneamiento, telecomunicaciones, energía y transportes (puertos aeropuertos, carreteras, caminos), por un lado, y las de educación y salud por otro. Todo vital para: i) mejorar las condiciones de vida de la población; ii) reducir costos innecesarios y cuellos de botella y  iii) mejorar la competitividad y el clima de negocios.

La agenda pendiente para dar el salto a un desarrollo integral y duradero incluye además una reforma que mejore la calidad y la confianza en las instituciones. En el Perú, estamos lejos de lograr los estándares mínimos requeridos para una transición hacia el estadio de los países avanzados. Nuestra situación en áreas como resolución de conflictos, seguridad ciudadana, corrupción, estructura política o calidad y acceso de la justicia,  muestra grandes deficiencias. Estas situación debilita la confianza en todas las instituciones y, eventualmente, llevaal desprestigio de los gobiernos, y de la clase política, lo cual afecta la gobernanza y la calidad de las decisiones del sistema político.

Por otro lado, en el caso peruano, además de las reformas, tenemos un elemento adicional para tratar de no caer en un estancamiento futuro: no hemos llegado aún a nuestro potencial productivo. En efecto, dado nuestros enormes recursos minerales, forestales, pesqueros y gasíferos, aislados durante largo tiempo de la inversión privada, el Perú cuenta con un potencial gigante para aumentar su base productiva, generando industrias conexas a nuestros sectores primarios, sin que esto excluya otros desarrollos industriales. No obstante, dada la “tramitología”, el ruido político y la ineficiencia del Estado para atraer inversiones, el reto de nuestros economistases siendo cómo hacer que esto no siga solo como un potencial y se pueda desarrollar sin afectar nuestros equilibrios macroeconómicos.

Los elementos en los que la clase política debe generar consensos y una agenda para alcanzar la convergencia al mundo desarrollado los hemos denominado previamente en LampadiaLos triángulos del futuro. Sin duda, la historia nos ha demostrado que solo las sociedades que han puesto el futuro como el centro de la agenda del presente son aquellas sociedades que han alcanzado la prosperidad.  Nuestros políticos deben comprender que éste es el momento de aplicar las medidas que permitan dar el gran salto aun desarrollo integral y duradero.




BBVA Research destaca el crecimiento de productividad en el Perú

BBVA Research destaca el crecimiento de productividad en el Perú

El BBVA Research publicó recientemente: “Competitividad del Sector Manufacturero en América Latina: tendencias y determinantes”. El documento muestra la evolución de la productividad en los países de América Latina. Para el Perú, los resultados son más que alentadores, pues se revela que la productividad explicó poco más de 40% del crecimiento promedio del PBI entre los años 2002 y 2012 (6.4%), muy diferente al estancamiento de décadas anteriores (ver La Productividad del Perú en tres tiempos). Y lo más importante es que no solo se mejoró en relación al pasado, sino que superamos a todos los países de la región y solo estamos por debajo de la China. Así, con un crecimiento promedio de 3.6% en la productividad (2006-2011), estamos muy por encima de los miembros de la Alianza del Pacífico: Chile (2.9%), Colombia (1.8%) y México (-0.1%).

Según el BBVA, el crecimiento de nuestra productividad es atribuible a la política de apertura comercial, contrariamente a los argumentos que esgrimían los opositores a los Tratados de Libre Comercio, que sostenían que el Perú se perjudicaría y que los únicos beneficiados serían los socios comerciales. Las cifras muestran que se equivocaron clamorosamente.

No cabe duda que estas son buenas noticias para el Perú y para su estrategia de crecimiento, de apertura comercial y libre mercado. En nuestro medio, sin embargo la noticia no fue reseñada de esta manera.

Perú 21 (20/04/2014) la presentó con el siguiente titular: “La productividad en el Perú todavía es baja”, sin explicar el avance logrado y enfatizando que hoy solo tenemos el 16% de la productividad de Estados Unidos. Por otro lado, Expreso (20/04/2014) publicó una nota con un titular que se acerca más al contenido del informe y con un mensaje positivo: “Crecimiento económico es por mejoras en la productividad”.

Si se revisa integralmente el documento del BBVA, se encuentran además otras buenas noticias:

·       El sector manufacturero registró una ganancia de competitividad en la última década dado el mejor entorno para hacer negocios (Índice Global de Competitividad).

·       Mayor facilidad para exportar  (en 2012 se redujo en 10 veces el tiempo para exportar un contenedor en relación al 2005).

·       Las empresas tienen más acceso al crédito bancario y a menor costo.

Nuestros ciudadanos necesitan información objetiva y rigurosa, especialmente sobre los temas que son centro de los debates políticos. Lampadia




La productividad del Perú en tres tiempos

La productividad del Perú en tres tiempos

Por 45 años (1960 a 2004) el crecimiento promedio de la productividad en el Perú fue de 0.1%, una tasa insignificante comparada con la alcanzada por otras economías emergentes que crecían a tasas superiores al 2%. Sin embargo, el giro en el modelo económico dela década de 1990 con la Constitución del 93, hizo posible que el Perú  lidere en los últimos años el crecimiento de la productividad en Latinoamérica (2.3% para el periodo 2005-2011). La tarea no está completa, ahora hace falta promover las reformas que nos permitan mantener el mismo ritmo.

Primer tiempo (1960-2004): estancamiento de la productividad

Por 45 años (de 1960 a 2004), mientras que economías de similar ingreso al Perú (como Corea del Sur) elevaban su productividad a un ritmo de 2% anual, nuestro país lo hacía apenas en 0.1%, es decir nos empobrecíamos año tras año en relación con otras economías emergentes. La intervención del Estado en el mercado, la prédica anti inversión privada y las políticas proteccionistas, iniciadas en la década de 1960 condujeron al Perú, al estancamiento de la economía y al empobrecimiento general que nos sacó de la senda del desarrollo por décadas.

Experimentos como el Modelo de Sustitución de Importaciones, Capitalismo de Estado y Populismo Macroeconómico llevaron al país a perder su capacidad de crear riqueza, lo que se  acentuó en la década de 1980, donde nuestra productividad cayó en promedio 3.5% por año.

Las reformas en los años 1990, centradas en la reinserción de nuestra economía en el mundo global, la apertura comercial, privatizaciones, una cierta liberalización del mercado laboral y en menores regulaciones estatales, lograron elevar la productividad del país. Las inversiones en infraestructuras permitieron reducir los costos del comercio exterior, elevando la competitividad. Por su parte los servicios públicos privatizados, se tornaron más eficientes, con mayor cobertura y calidad a  menores precios. Mejoró la conectividad del país a través de nuevas redes de telecomunicaciones, se incrementó la generación, transmisión y distribución de energía y se favoreció el desarrollo del sector industrial. De esta manera se empezó a recuperar la productividad, cerrando la década con un crecimiento promedio de 0.8%, después de la caída de la década anterior.

Segundo tiempo (2005-2011): la recuperación de la productividad

En la segunda mitad de la década del 2000 las reformas fueron madurando, las inversiones  privadas (83%) y públicas (17%), alcanzaron niveles record, superando el 28% del PBI (en 2013) y las empresas peruanas empezaron a aparecer en los rankings de las más grandes corporaciones de la región. Para el periodo 2005-2011 la tasa promedio de crecimiento de la productividad fue de 2.3%, liderando con ello, según de The Conference Board, el crecimiento de productividad de Latinoamérica que decreció en 0.3% y superando el promedio de los países emergentes de 1.6%. Sin embargo, aún nos encontramos lejos de países como China, que, tuvieron que incrementar su productividad en 3.4% cada año para poder sostener un crecimiento promedio de su economía a una tasa de 10%.

Tercer tiempo (2012 – 2021): mayor crecimiento de la productividad

Para que el ingreso medio per cápita pueda converger a los niveles de los países desarrollados (OECD), no es suficiente con lo realizado hasta ahora. El Gobierno debe enfocar sus esfuerzos para concretar las reformas que den un mayor impulso al crecimiento de la productividad. Debiéramos crecer a tasas similares a las de los tigres asiáticos en su larga fase de despegue. El Banco Mundial (2006) ha identificado que ningún país ha logrado mantener un crecimiento alto y sostenido sin tener altas tasas de inversión en infraestructura y educación. En el caso del Perú, para lograr un crecimiento más pronunciado de la productividad, es preciso avanzar en las siguientes reformas:

Estado eficiente: contar con un poder judicial eficaz e independiente, derechos de propiedad bien delimitados, agilidad en los trámites burocráticos.

Infraestructuras: reducir la brecha de en infraestructuras, vía concesiones y Asociaciones Público Privadas (APP). Existe una importante oportunidad de financiamiento externo para este tipo de proyectos.

Educación: mejorar la calidad de la educación. Además alentar la formación de carreras tecnológicas.

Tecnología: incrementar la colaboración de las empresas y las universidades. Alentar las carreras de ingeniería y ciencias. Generar incentivos para que las empresas incrementen su presupuesto en innovación.

Instituciones: mejorar las reglas de juego para facilitar una mejor convivencia de los ciudadanos, su protección contra el abuso del Estado, el clima de inversión y una mejor gobernanza.

Hasta ahora hemos trazado exitosamente el camino inicial para alcanzar el desarrollo, por ende no debemos desandar lo avanzado ni caer en la complacencia. Todavía (hermanos), hay mucho por hacer. Los resultados del Reporte de Competitividad del Word Economic Forum, nos ofrecen luces sobre el trabajo pendiente. En 2013 el Perú se encuentra a la cola en todas las reformas mencionadas, siendo las tareas más complicadas el desarrollo de innovación (puesto 122) y en el mejoramiento de las instituciones (puesto 109). Podemos implementar estas reformas adaptando a nuestra realidad los casos de éxito económico como, por ejemplo, el de Nueva Zelanda, que se  ubica en la lista del Top 10 en los indicadores de los temas que constituyen nuestra agenda pendiente. Lampadia