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El Precio del Petróleo le mueve el piso a la economía global

El Precio del Petróleo le mueve el piso a la economía global

Desde 2010 hasta mediados de 2014, los precios mundiales del petróleo habían sido bastante estables, girando en torno a US$ 110 el barril. Desde entonces, ha tenido una fuerte volatilidad. El lunes pasado, el crudo se desplomó un 6 % adicional, llegando a niveles vistos por última vez durante la crisis financiera. Esto se debe principalmente a los temores sobre la desaceleración del crecimiento de China, el motor del crecimiento en la última década, junto con la creciente producción petrolera asociada al shale gas de Estados Unidos.

Bloomberg

El West Texas Intermediate (WTI), precio de referencia en EEUU, marcador usado en el Perú, cayó a un mínimo de US$ 37.75 por barril, el más débil desde febrero de 2009.

A pesar del alza de la esta semana (WTI a US$ 48.9), continúan las predicciones de que seguirá bajando, lo cual preocupa a los inversores. Pero el mayor miedo es China. Este país ha sido un gran contribuyente para el crecimiento de la demanda de petróleo en la última década, por lo que cualquier desaceleración de su economía podría significar malas noticias para el consumo de crudo.

Financial Times

En el lado de la oferta, la producción de EEUU se ha casi duplicado en los últimos seis años y se encuentra en su nivel más alto en 30 años. Este crecimiento en la producción de energía, donde el gas y el petróleo se extraen mediante fractura hidráulica o fracking, ha sido uno de los principales impulsores de la caída de precios del petróleo. Esto ha dejado en problemas a Arabia Saudita, Nigeria y Argelia, que ahora se encuentran compitiendo por los mercados asiáticos, por lo que los productores se ven obligados a bajar los precios. Además, la producción y las exportaciones de petróleo de Canadá y de Irak están aumentando año tras año. Incluso los rusos, con todos sus problemas económicos, se las arreglan para mantener la producción.

Por el lado de la demanda, ésta es baja debido a la debilidad de la actividad económica, el aumento de la eficiencia energética y una creciente migración del petróleo hacia otros combustibles. Las economías de la eurozona y de los países en desarrollo se están debilitando y los vehículos son cada vez más eficientes en el consumo de energía.

Los más afectados son los países exportadores de petróleo. Venezuela, Irán, Nigeria, Ecuador,  y Rusia son sólo algunos ejemplos de quienes sufrirán las turbulencias económicas y, tal vez, incluso políticas. Por ejemplo, Rusia pierde cerca de US$ 2 mil millones en ingresos por cada dólar que cae el precio del petróleo, y el Banco Mundial ha advertido de que la economía rusa se reduciría en al menos un 0.7% en 2015 si los precios del petróleo no se recuperan.

Otro caso importante es el de nuestro vecino: Venezuela. Es uno de los mayores exportadores de petróleo del mundo, pero gracias a la desastrosa gestión económica del chavismo, enfrenta graves problemas, incluso desde antes de que el precio del petróleo comenzara a caer. Según el economista Steve Hanke, tiene una inflación de 700% y la economía está parada. La necesidad de recortes en gastos es obvia, pero el dictador Maduro ha descartado la posibilidad de recortes en los subsidios o de tener precios más altos de gasolina.

Para mayor abundamiento de los problemas de Venezuela, hay que considerar que los inventores del Alba, modelo mental de la izquierda tradicional peruana, ‘disque’ opositores del extractivismo, han destruido toda la producción no petrolera y hoy los hidrocarburos representan más del 90% de sus exportaciones. Que incoherencia de nuestros apóstoles de las ‘ideas muertas’, no critican la dictadura chavista por su insoportable afrenta a la democracia, ni por su manejo económico; pero se dan el lujo de desquiciar los sectores extractivos del Perú, que solo llegan al 15% del PBI y que son la mejor fuente de crecimiento y reducción de la pobreza. En verdad parece que han trastocado su ‘noble izquierdismo’ en un descarado fascismo.

Otros grandes perdedores son las empresas petroleras. Chevron y Royal Dutch Shell, anunciaron recientemente recortes a sus nóminas para ahorrar, pero los productores de petróleo y gas más pequeños ya reportan pérdidas netas, por lo que están recortando dividendos y vendiendo activos.

En diciembre, Chevron canceló un proyecto de exploración de shale gas de US$ 10 mil millones en Ucrania, dinero con el que contaba el gobierno ucraniano para estimular su economía y, con el tiempo, reducir su dependencia del gas ruso. Este es sólo un ejemplo de una tendencia que ya se encuentra en toda la industria: la cancelación o el aplazamiento de proyectos de energía que de repente se han vuelto demasiado arriesgados o económicamente inviablespor un bajo precio del petróleo.

Según Goldman Sachs, mil millones de dólares de inversiones en proyectos de energía podrían estar en riesgo. En largo plazo, esto puede significar una menor producción de petróleo y el encarecimiento de la energía. Pero en el corto plazo, la desaparición repentina de este enorme flujo de inversión está destinada a perjudicar a las compañías de energía y a sus proveedores de equipos y las empresas de construcción e ingeniería que planeaban ejecutar estos proyectos. Sin embargo, también causarían muchísimo daño a las ciudades y regiones donde estas empresas operan y que cuentan con este dinero para destinarlo a otros proyectos.

Por otro lado, los precios del petróleo más bajos impulsarán el crecimiento en China y la India, el hogar de casi la mitad de la población mundial y de los principales motores de la economía mundial. También se verán beneficiados los importadores de petróleo como Chile y Perú.

Ambas economías dependen de sectores que utilizan petróleo como un componente importante de sus costos, como la minería y la construcción. Chile tiene un déficit en el suministro de hidrocarburos, actualmente importa más de 90% del petróleo que consume y se calcula que la caída de su precio, compensa la baja del precio del cobre.

En Perú, la disminución en los precios del petróleo proporcionará un entorno favorable para los sectores industriales, la minería y la construcción. En general, el país importa alrededor de US$ 6.0 mil millones en productos petroleros, lubricantes y refinados. Menores costos de energía beneficiarán a los proyectos de cobre, tales como la mina Toromocho de Chinalco y HudBay Minerals  de la mina Constancia. Además, la caída podría aumentar la renta disponible de los consumidores y ayudar a reducir el déficit comercial, que se prevé que alcance los US$ 1,600 millones en 2015.

Con todos estos movimientos, el gobierno peruano no ha sido capaz de establecer mejores requisitos para los operadores petroleros y ha terminado causando un desmadre en el Lote 192 que dejó Pluspetrol y que nadie quiso recibir en una tardía y mal estructurada licitación. (Ver mayor detalle en Lampadia: Lote 192: Una historia de engaños y absurdas ilusiones).

Esperemos que el Perú no siga desaprovechando todas sus oportunidades, como lo viene haciendo con la minería, el petróleo y la energía. Lampadia

 




Venezuela: A más revolución, más pobreza

Venezuela: A más revolución, más pobreza

Comentario de Lampadia:

El artículo de Oppenheimer, que publicamos líneas abajo, basado en el estudio independiente de tres universidades venezolanas, desnuda al “socialismo del siglo XXI”: Hoy, la pobreza en Venezuela es mayor que cuando empezó la dictadura de Chávez.

En Lampadia hemos seguido la situación venezolana de cerca, tratando de ilustrar los grandes errores de las “ideas muertas” con que justificaron su toma y abusivo mantenimiento en el poder.

Lo peor es que los problemas venezolanos no solo se han hecho aparentes en lo económico y social. También han llegado a extremos en lo político, pues fueron el ejemplo de la anti-democracia.

Sin embargo, Chávez y Maduro han contado con el padrinazgo brasileño,  la complicidad de los países del Alba y el vergonzante silencio del resto de países de la región.

La dictadura y la pobreza de los venezolanos son una mancha profunda en la historia de Latinoamérica, una gran vergüenza para todos.

El récord de pobreza en Venezuela

Andrés Oppenheimer

El Nuevo Herald

02/04/2015

La historia reciente de Venezuela debería ser de enseñanza obligatoria en todas las universidades del mundo, como ejemplo de un milagro económico al revés: a pesar de haberse beneficiado del boom petrolero más grande de su historia, el país hoy en día tiene más altos niveles de pobreza que antes.

Un nuevo estudio realizado en conjunto por tres importantes universidades venezolanas — la Universidad Católica Andrés Bello, Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar — muestra que el 48.4 por ciento de los hogares venezolanos se encuentra por debajo de la línea de pobreza en el 2014, frente al 45 por ciento de los hogares en 1998, antes de que el difunto presidente Hugo Chávez asumiera el poder y el país se beneficiara de casi una década de aumento en los precios del petróleo.

Luis Pedro España, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello y coautor del estudio, me dijo en una entrevista telefónica que la encuesta nacional de 5,400 personas fue realizada en octubre del 2014, y utilizó la misma metodología que un estudio similar realizado en 1998 por la oficina de estadísticas del gobierno de entonces.

El nuevo estudio de la pobreza contrasta con las cifras del gobierno del presidente Nicolás Maduro, según las cuales la pobreza ha disminuido bajo la “revolución socialista” de Chávez.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) del gobierno de Venezuela, la tasa de pobreza ha caído del 44 por ciento de los hogares en 1998 al 27.3 por ciento de los hogares en el 2013. Sin embargo, el INE no ha publicado las cifras del 2014.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (CEPAL), que utiliza cifras oficiales de Venezuela, informó recientemente que la pobreza en aquel país —incluyendo la pobreza extrema — se incrementó casi 10 puntos porcentuales durante el 2013. Sin embargo, la CEPAL tampoco proporcionó cifras para el 2014.

Cuando le pregunté a España por la disparidad entre su estudio y las estadísticas oficiales de pobreza, dijo que se ha producido una “brutal caída del poder adquisitivo de los venezolanos en 2014”, y que la disparidad radica en gran medida en que las cifras del INE y la CEPAL no reflejan las cifras del 2014.

Venezuela, que tras la destrucción de gran parte de su sector privado depende de las exportaciones de petróleo para el 96 por ciento de sus ingresos externos, es uno de los países más afectados por el colapso de los precios mundiales del petróleo. Después de que pasaron de $9 dólares por barril cuando Chávez fue elegido en 1998 a un récord de $145 por barril en el 2008, los precios del petróleo han caído a cerca de $45 por barril actualmente.

La gestión de Chávez y su sucesor, Maduro, espantó a la inversión nacional y extranjera, y dio lugar a una escasez generalizada de leche, papel higiénico y otros productos básicos, junto con una tasa de inflación anual del 64 por ciento, la más alta del mundo.

“Y todo indica que el 2015 va a ser peor”, dice España. “Todos los indicadores económicos muestran que nos estamos dirigiendo hacia una inflación del 100 por ciento o 120 por ciento este año, que será un récord en la historia de Venezuela”.

Maduro culpa a una supuesta “guerra económica” de la oligarquía y el imperialismo, y cita como ejemplo las recientes sanciones anuncias por Washington. Sin embargo, Estados Unidos dice que las sanciones se limitan exclusivamente a la revocación de visas de entrada para funcionarios venezolanos acusados de corrupción o abusos a los derechos humanos.

Mi opinión: Es difícil recordar otro caso de un país que haya recibido tanto dinero en los últimos años, y haya terminado más pobre que antes. Según el Banco Central de Venezuela, el gobierno obtuvo $325,000 millones dólares de exportaciones de petróleo entre 1998 y 2008 —más que el producto bruto interno de varios países latinoamericanos juntos.

Pero en lugar de aprovechar los buenos tiempos para invertir en educación, ciencia, tecnología e innovación, o por lo menos crear un colchón financiero para los años de las vacas flacas, Venezuela se embarcó en una fiesta populista de subsidios, corrupción y expropiaciones sin sentido. Es una película que hemos visto una y otra vez en América Latina, y que invariablemente termina mal.

Ahora, se ha caído el último argumento del mal llamado “Socialismo del siglo XXI”, que es el haber supuestamente reducido la pobreza. Como lo muestra el nuevo estudio de las tres universidades, el petro-populismo de Venezuela solo dio lugar a una ilusión pasajera de justicia social, y dejó al país con más pobres que antes.




De BRIC (ladrillo) a ADOBE

De BRIC (ladrillo) a ADOBE

Parece que la emergencia del neo-imperio ruso se estrella con sus propias limitaciones: El rublo ha perdido más de la mitad de su valor, su economía está en crisis y su agresión a Ucrania ha convertido al país en un paria internacional.

Rusia, uno de los llamados BRIC, está tambaleándose bajo el peso de una de sus peores crisis financieras de los últimos años y, al igual que Brasil, definitivamente ya no es una de las economías emergentes que pueda liderar el mundo financiero del siglo XXI. A pesar del aumento a las tasas de interés por el Banco Central Ruso, de 10.5% a 17%, el rublo se les desplomó en caída libre. Esto tiene graves implicancias para la economía y la política del país, que podría llegar a sumirse en una profunda recesión.

La economía rusa se está contrayendo, así como sus reservas de divisas, al tiempo que Rusia se enfrenta a pagos de deuda externa de más de US$ 700 mil millones y sanciones que han ahogado el acceso a los mercados de capitales globales. “Los vínculos económicos y financieros directos entre Rusia y gran parte del resto del mundo son relativamente pequeños”, dice The Economist. Sin embargo, “las consecuencias devastadoras que el precio actual del petróleo tendrá sobre la economía de Rusia y su sistema financiero cargado de deuda en dólares, sugieren que este problema no podrá ser completamente restaurado en el corto plazo.” El mismo Putin ha advertido ayer (18/12/14) que la crisis durará por lo menos dos años.

Las sanciones a Rusia y a sus empresas, dirigidas principalmente a los sectores de defensa, energía y banca, por su anexión de Crimea han afectado su economía y los vínculos con los demás países de Europa y Estados Unidos. Según el ministro de economía ruso, el país habría sufrido pérdidas de más de US$ 40 mil millones en inversiones extranjeras este año, debido a las sanciones de Occidente.

Además, la reciente caída del precio del petróleo, una de las principales exportaciones de Rusia, de más de US$ 100 el barril a US$ 56 en los últimos seis meses ha exacerbado aún más el problema. Rusia recibe alrededor de la mitad de sus ingresos presupuestarios del petróleo y el gas natural. El Banco Central ha advertido que la economía rusa podría contraerse hasta en un 4.7 % en el 2015 si el precio del petróleo se mantiene en US$ 60 dólares el barril. Eso significaría la peor recesión de Rusia desde la crisis financiera global.

En el gráfico de abajo se puede observar que el precio del rublo ha ido disminuyendo constantemente desde finales de junio, en relación con el precio del petróleo.

Este colapso de la moneda ha elevado la inflación por encima del 9%. Por otra parte, el riesgo de una crisis financiera interna, con los bancos y otros grandes prestatarios sin poder refinanciar sus deudas en moneda extranjera, ha ido creciendo con la caída de cada punto porcentual en el valor de la moneda. Los precios suben todos los días y tanto los pobres como los ricos se hacen de todo lo que pueden.

Es importante recordar que la última vez que Rusia elevó sus tasas de interés a niveles tan altos fue durante la crisis financiera de 1998. La disminución de la productividad y un tipo de cambio desfavorable ayudaron a desencadenar la crisis. Cuando la demanda del crudo bajó, el Banco Central elevó las tasas dramáticamente, pero la economía rusa sólo se recuperó una vez que la demanda de petróleo se elevó.

En medio de este colapso, la imagen de Putin y su lema de ‘estabilidad’ se han visto dañados. Ahora, Putin se enfrenta a una difícil elección estratégica: revertir su agresión en el este de Ucrania. Si cumpliera plenamente con el alto al fuego, Occidente podría levantar sus sanciones. Mientras que el daño causado por los bajos precios del petróleo se mantenga, podría restablecerse gradualmente la confianza del mercado. Si la alternativa fuera continuar en su camino actual, esto llevaría a Rusia a una eventual “economía de guerra aislacionista cada vez más represiva, más aferrada a las aventuras militares que compran el apoyo público a corto plazo” (Financial Times).

Por su lado, Barak Obama ha escogido un momento estratégico para anunciar que EEUU y Cuba empezarán a trabajar hacia el establecimiento de relaciones diplomáticas. Esto es claramente un intento de no dejarle la cancha libre a Rusia en una Cuba que ha perdido buena parte del apoyo de la debilitada Venezuela y de fortalecer la ascendencia de EEUU en Latinoamérica. Además, se espera que Obama firme una ley de apoyo a la libertad de Ucrania, un proyecto de ley congresal que impondría nuevas sanciones a Rusia, lo que deterioraría aún más la economía rusa.

La pérdida de influencia internacional de Rusia parece inminente, cambiando, intempestivamente, las recientes estructuras geopolíticas que empezaban a marcar el ritmo de los acontecimientos globales del siglo XXI. Lampadia




Caída del precio del petróleo y abuso político agudiza la crisis

Caída del precio del petróleo y abuso político agudiza la crisis

“Tenemos un bloqueo financiero contra Venezuela para impedirnos acceder a financiamiento que necesitamos para superar parte de la merma del ingreso petrolero (…). Las empresas calificadoras de riesgo han puesto el riesgo país como el más alto del mundo. Tenemos más riesgo país que países que están en guerra”, se quejaba el presidente Venezolano, Nicolás Maduro.

Lo que no entiende o esconde Maduro en esas declaraciones es que la responsabilidad de esa situación es enteramente suya y de Hugo Chávez. Utilizando la vieja argucia de culpar de todos sus males a los supuestos “enemigos” del pueblo venezolano, esconde su incompetencia y el despropósito del socialismo.

Venezuela empleó el nacionalismo y la prédica de una supuesta justicia social para instaurar: el autismo económico, el acoso a la inversión nacional y extranjera, la estatización de las empresas, control de precios, el aumento de las trabas burocráticas,  la cooptación política a través de programas sociales y para financiar un descabellado intervencionismo en la región. Además, financió con soltura a regímenes que seguían sus mismos lineamientos (Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Argentina) y a su patrón político, Cuba. Este “sistema” en realidad estaba sustentado en una sola cosa: la exportación de petróleo que durante más de una década tuvo un precio espectacular. (Ver en Lampadia (L): Argentina y Venezuela, populismo económico y corrupción)

Venezuela es hoy, gracias a Chávez, absolutamente dependiente del petróleo: el 96 por ciento de sus exportaciones vienen de esta industria extractiva y casi todo lo que consumen se importa.

Por si fuera poco, han perdido más de un tercio de su producción y otra buena parte la tienen comprometida para servir sus deudas (China) y seguir apoyando a sus patrones cubanos. (Ver en L: El balance de la caída de los precios del petróleo).

Por eso al enterarse que el precio del petróleo descendía hasta bordear los casi 60 dólares, con la mirada y la voz de la derrota, Maduro, advertía que el precio del petróleo podía seguir bajando. “Lo llevamos en 61 dólares hoy (el precio del crudo local) (…) Había subido dos dólares y volvió a bajar a 61, y puede ser que baje un poco más”, reconoció en un acto televisado. La desesperación de Maduro ante esta situación desnuda la farsa del “modelo” económico y social que Hugo Chávez denominara “socialismo del siglo XXI”. El lloriqueo de Maduro pretende exigir que el precio del crudo regrese a por lo menos 100 dólares el barril. Sus intentos por que la OPEP recorte la producción para incentivar un alza fueron infructuosos.

Si bien la caída del precio del petróleo golpeará fuertemente a Venezuela, su  economía ya estaba en crisis antes de esta coyuntura. Muestras de ello eran la acuciante escasez de alimentos y bienes básicos, sus elevadísimas tasas de inflación (una  de las más altas del mundo), su absurdo déficit fiscal (para un país petrolero) y el incremento de su deuda externa.

“La economía de Venezuela se encuentra agonizando”, según The Economist. La inflación interanual en agosto habría sido del 63.4%, aunque el semanario asegura que esta ya alcanza los tres dígitos, el crecimiento del PIB se ha estancado, los bienes básicos escasean, los compromisos de pago de la deuda están a la vuelta de la esquina.

Según el analista venezolano Miguel Ángel Santos “el Banco Central no publica la inflación desde hace ya dos meses. (…) Los alimentos habían subido nada menos que 89% en doce meses. No sabemos aún nada de la balanza de pagos, publicada por última vez en septiembre de 2013. Tampoco del crecimiento, aunque se dice que nuestra actividad económica habría caído en 4%. (…) ha llevado el déficit consolidado del sector público hasta 22% del PIB. Hoy en día un dólar en el mercado paralelo cuesta 25 veces más que el dólar oficial”.

A pesar de la situación económica del país y de la profunda erosión de la imagen de Maduro, The Economist considera difícil que el régimen pierda el poder y mucho menos a manos de la oposición. “La Mesa de la Unidad Democrática es una alianza que se encuentra muy dividida. (…) Muchos de sus simpatizantes se muestran reacios a acudir a las urnas porque no confían en el sistema electoral, porque opinan que está controlado y manipulado por el actual Gobierno [que instaló el voto electrónico]”, concluye el semanario.

Los chavistas parecen cerrar filas y endurecer su posición. Solo así se entiende que haya sido encausada una de las líderes de la oposición, la defenestrada diputa María Corina Machado acusada delirantemente de un intento de asesinato a Maduro. Y que, además, se mantenga en prisión, incomunicado y torturado, a Leopoldo López. (Ver en (L): Idea, Fuerza y Lealtad).

La eventual caída del régimen chavista, afectaría los intereses de Cuba, que sin disparar una bala se hizo del control casi absoluto de Venezuela, la cual ha sido su único sustento en los últimos años, hasta el reciente “regreso” de su antiguo padrino: Rusia.

En paralelo al desastre económico, Venezuela se ha convertido en el país más corrupto del mundo. Chávez y su banda instauraron una dictadura con la que se apoderaron de la caja grande venezolana, PDVSA, y de todas las instituciones del país. Los niveles de corrupción son dantescos y es presumible que los responsables de la catástrofe defiendan  duramente su posición.

Además, Venezuela cuenta con la vergonzosa complicidad de todo Latinoamérica, especialmente de Brasil. No solo no se han cuestionado las prácticas antidemocráticas del chavismo, recientemente se le ha regalado un sitio en el Consejo de Seguridad de la ONU

Ya es hora que los latinoamericanos respaldemos los esfuerzos del pueblo venezolano que exige democracia y bienestar. Lampadia




El balance de la caída de precios del petróleo

El balance de la caída de precios del petróleo

Los precios del petróleo han bajado de más de 30% desde junio (ha llegado a cotizarse por debajo de US$ 75 el barril WTI), y parece que no va a subir pronto. (Ver en Lampadia (L): El efecto de la caída de precio del petróleo en la economía mundial). Esto causaría una gran tensión financiera en los países exportadores de petróleo. Leonardo Maugeri, profesor de la Universidad de Harvard, asegura que lo más probable es que entremos en un ciclo de 4 o 5 años en el que el precio del petróleo oscile entre US$ 65 y US$ 80 dólares por barril.

La baja en su cotización podría plantear un desafío devastador para los países productores de petróleo que dependen de las exportaciones petroleras para sustentar gran parte de los ingresos de sus gobiernos.

Un punto de referencia para evaluar el impacto relativo del nivel de precios en un país específico, es el punto de equilibrio fiscal (déficit cero) que determine la cotización del petróleo. Según el Fondo Monetario Internacional, en el 2013 los países exportadores de petróleo del Medio Oriente mantenían el equilibrio con una cotización por barril, mayor en US$ 38 que la que requerían el  2008. Esta tendencia al alza de los requerimientos de precio, representan los crecientes problemas financiero so restricciones fiscales que enfrentan algunos países.

The Economist, en su edición impresa del 25 de Octubre del 2014, publicó un gráfico (ver abajo) que muestra punto de equilibrio fiscal de los países productores de petróleo en función a la cotización internacional, o “break even”. El gráfico muestra los datos basado en el índice Brent (el marcador de precios europeo), en vez del usado en nuestra región, el WTI (West Texas Intermediate). Durante los últimos años, el WTI ha sido mayor al Brent en rangos de 4 a 10 dólares por barril.

Brent Blend – Alrededor de dos tercios de todos los contratos de crudo en todo el mundo se referencian con el marcador Brent.

West Texas Intermediate (WTI) – WTI se refiere al petróleo que se extrae de los pozos de Texas y el sur de Oklahoma en los EE.UU. Es el marcador de referencia principal para el petróleo que se consume en Norte América y en resto de la región americana.

Como se puede observar en el gráfico, hay grandes perdedores como Venezuela y Ecuador entre nuestros vecinos, e Irán y Rusia en el resto del mundo, que enfrentarán fuertes déficits fiscales a los precios actuales y previstos en el futuro inmediato. Por ejemplo, Irán es muy vulnerable, ya que necesitaría una cotización de US$ 136 el barril para financiar sus planes de gasto.

Los analistas caracterizan el escenario a la baja de los precios del petróleo, persistentemente, como el “acantilado del gasto de capital” (Capex Cliff), un escenario en el que las empresas estatales y privadas de energía tendrían que recortar drásticamente sus gastos. Se estima que la incidencia será mayor en las empresas estatales, que en su mayoría operan con precios subvencionados o proveen recursos financieros para cubrir requerimientos fiscales de sus  programas políticos, cuando no, por corrupción abierta.

El Deutsche Bank tiene estimados de equilibrio similares a los de The Economist, como se puede ver en el siguiente gráfico.

Si el precio se mantiene bajo, estos países o bien se verán obligados a pedir un préstamo para cubrir sus déficits fiscales o tendrá que dar marcha atrás en las promesas de gasto. En los casos de Rusia y Venezuela, conseguir un financiamiento podría ser muy costoso ya que ambos países son considerados actualmente como de alto riesgo por los inversionistas internacionales.

En el caso de Venezuela, por ejemplo, el precio del petróleo tendría que casi duplicarse para poder mantener un orden fiscal. Y, en un país en el que sus políticas populistas y de penetración y cooptación internacional son financiadas por el petróleo (el 95% de sus exportaciones son petroleras, un auténtico país primario exportador), esto le causaría muchos problemas, dado que el gasto público se está desbordando. El gobierno venezolano ya ha pedido formalmente a la OPEC que se tomen medidas en respuesta a la caída de los precios del petróleo, asunto que se verá en su siguiente reunión del 27 de noviembre próximo.

Cabe recordar que PDVSA, la empresa petrolera estatal venezolana, después de su estatización ha sido prácticamente destrozada: Ha perdido más de un tercio de su capacidad de producción. Subsidia exageradamente el petróleo, generando pérdidas al gobierno, por US$12,500 millones al año. Perdieron a sus mejores cuadros técnicos. Despidieron 20,000 trabajadores con un equivalente de 300 mil años de experiencia y conocimientos. La planilla  aumentó de 42,000 a 140,000. Vende un tercio de su producción actual a países “amigos” a largo plazo y precios rebajados, como a Cuba, por ejemplo. Ha comprometido importantes despachos futuros para el repago de deudas contraídas con China, para cubrir sus déficits de balanza de pagos. Últimamente, acaba de celebrar otro contrato de futuro con Rusia. Además, se estima que la empresa cubre buena parte de la escandalosa corrupción del chavismo.

Otro país que necesita un alto precio del petróleo es Brasil, para poder financiar las inversiones necesarias para el desarrollo del proyecto de reservas submarinas  profundas, que debe atravesar la capa pre-sal. Ya han tenido que abandonar todas sus inversiones en el exterior (como en el caso del Perú), para concentrar sus disminuidas capacidades en Brasil. Petrobras, como tantas compañías petroleras estatales (modelo y aspiración de nuestra izquierda tradicional), sigue cayendo en los insondables abismos de la corrupción. Una empresa que por algún tiempo prestigió al PT partido de gobierno brasileño de Lula y Rousseff, ex presidenta de Petrobras, puede ahora terminar de hundirlo en el rechazo popular. Ver en L: Petrobras en Problemas y La reelección de Rousseff y el oscuro porvenir brasileño.

En el Perú se insiste en potenciara Petroperú hacia actividades upstream y downstream (exploración y perforación, las operaciones de mayor riesgo, y distribución y venta,  respectivamente). Por ahora el gobierno peruano está embarcado en el proyecto de ampliación de la refinería de Talara (midstream) con un dispendioso presupuesto de US$ 3,500 millones. Esperamos que después de la debacle de PDVSA y Petrobras, se aquieten las aguas por acá. El Perú tiene prioridades clarísimas en los campos sociales y de infraestructuras, la aventura petrolera debe ser apoyada como actividad de riesgo privado. Lampadia