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La Máxima (mentira) no está sola

La Máxima (mentira) no está sola

La utilización del caso Máxima Acuña como mecanismo de hostilización a la gran inversión minera se mantiene con el beneplácito de gran parte de la prensa nacional que -en el mejor de los casos- ejercen el papel de tontos útiles de ONGs anti-mineras que han armado una farsa[i] alrededor de un caso fundamentado en mentiras fragantes y medias verdades. Ahora han dado rebote mediático a la campaña “Máxima No está Sola” desplegada por Amnistía Internacional[ii].

Lamentablemente varios medios de comunicación y líderes de opinión que han tratado el tema se han comportado de dos maneras. Por un lado están aquellos que divulgan la versión del caso Máxima, planteando que los anti-mineros creen que están defendiendo a una mujer víctima de abusos, pero que no han realizado el más mínimo esfuerzo por verificar si aquello es verdadero o es una farsa. Estos medios están renunciando a la aplicación de las buenas prácticas periodísticas y en especial al principio de escuchar a ambas partes[iii]. En este grupo se incluyen a periodistas que no comparten la ideología Pos-extractivista pero deciden quién es la “victima” y quien el “victimario” en función a las quienes son los protagonistas. El caso se presenta como el de una gran empresa minera trasnacional (Yanacocha) contra una mujer campesina (Maxima Acuña). Tan apegados están al guión que les resulta irrelevante que las evidencias estén del lado de la empresa, y que la mujer campesina resulte diciendo mentiras  sistemáticamente. Para estos líderes de opinión las identidades de las partes enfrentadas determinan quien tiene la razón y la realidad no es algo a constatar. Están tan convencidos que la empresa minera es, por definición un ente malvado, que no consideran necesario conocer su versión, es sorprendente que tampoco les interese comunicarse con los campesinos de la zona, que conocen muy bien quién es la señora Máxima Acuña y de qué vive, para saber cuánto hay de verdad y cuánto hay de mentira en la historia que están propalando.

Por otro lado están quienes apoyan la campaña “Maxima no Está Sola” a sabiendas de que se trata de una gran mentira. En este grupo se encuentran aquellos que están involucrados en el tema por razones ideológicas. Dadas las sólidas evidencias de que el caso Chaupe es un fraude, es muy difícil que alguien que investigue el caso no se dé cuenta de que se trata de un montaje. Este grupo, que incorpora a ONGs que se definen como “defensoras de los derechos humanos y el medio ambiente” y su entorno, impulsa el caso Máxima Chaupe en la medida en la que el mismo les permita avanzar en el logro de sus intereses ideológicos y económicos.

En su esquema ideológico consideran que el propagar el caso Máxima es un mecanismo de “visibilización” ante el gran público, de los “ejes de injusticia” que consideran intrínsecos al desarrollo capitalista. Ideas como: abusos del patriarcado, el extractivismo, el colonialismo eurocéntrico y el capitalismo transnacional pueden comunicarse al público en una manera simple entendible y emocionalmente efectiva a un amplio público, con la figura de una persona. Para estos grupos el caso Máxima es una efectiva herramienta para la lucha política en contra del modelo económico de libre mercado. Para ellos sacrificar la verdad es un precio menor que se justifica frente al “bien mayor” de impulsar las transformaciones sociales deseadas, una especie de maquiavelismo mediático.

A los grupos ideologizados, ligados al pos-extractivismo, no se les puede demandar que dejen de ser cómplices de la mentira. Ellos son “mercaderes de la moralidad” y la invención de mitos es parte importante de su negocio. Dejar de hacerlo implicaría renunciar a su razón de ser, sacrificar su imagen, alejarse de sus redes sociales, abandonar su posicionamiento social e incluso su bienestar económico. Sin embargo, la propagación de mentiras perniciosas como las de Máxima Acuña, también depende de quienes, siendo parte de los medios de comunicación, no practican los principios del periodismo independiente para beneficiarse con el facilismo de historias del abuso del grande versus el pequeño. Sorprendentemente, no les importa que de ellos, termine dependiendo la campaña de deslegitimación de un modelo de desarrollo que  impacta favorablemente en el bienestar de la población, reduciendo la pobreza y la desigualdad, y abriendo nuevas posibilidades de futuro para el Perú. Lampadia

[i] Un análisis de las múltiples mentiras vertidas en el caso Maxima está disponible en: http://www.lampadia.com/analisis/mineria/otra-maxima-mentira-chaupe-grufides-vs-mineria/

[iii] El siguiente video en el que se explica la posición de Yanacocha en el caso Chaupe muestra las sólidas evidencias que dejan en claro las permanentes mentiras vertidas en este caso: https://www.youtube.com/watch?v=d9Mftfy_f_I&index=3&list=PL6b4i1vppQ78XJb7WRd5cXXtBIYfpUGOt




La pésima noticia de un muerto en Las Bambas

La pésima noticia de un muerto en Las Bambas

La lamentable  muerte de un comunero por una herida de bala en la cabeza disparada probablemente como una acción defensiva por un policía atacado por una turba en Las Bambas,  así como las heridas sufridas por 20 policías, uno de ellos con daños considerables, son una pésima noticia en todos los sentidos posibles, tanto por la tragedia familiar que involucra el deceso de Quintino Cereceda, que nos duele a todos, como por la exacerbación del enfrentamiento desatado que ya ha paralizado los envíos de cobre, que era sin duda lo que algunos buscaban.

Pero la tragedia hay que medirla también en términos de los recursos que el país dejaría de percibir si una operación como esta y muchos otros proyectos se vuelven inviables. Es decir, en términos de la cantidad de niños que no sacaremos de la desnutrición y la anemia, de la cantidad de jóvenes que no recibirán una buena educación, del número de personas que no serán atendidas en los servicios de salud.

Por eso, la tragedia más grave es la incapacidad del Estado, de la empresa y de la sociedad civil para desarrollar una conversación y una estrategia que permita el crecimiento de todos en un mínimo de armonía, la lenidad con la que se cede terreno a los interesados en anular la inversión minera o sencillamente en medrar con las oportunidades de extorsión creadas por una inversión minera gigantesca que tiene muchos impactos positivos y algunos negativos, que podrían remediarse, en medio de comunidades pobres y atrasadas.

La explicación del ministro del Interior Carlos Basombrío es que esto se originó en una decisión inconsulta del mando local que se tomó sin “orden de operaciones” y sin plan de inteligencia. Una acción precipitada, en suma, que no previó la reacción de las comunidades, e innecesaria en ese momento porque había un diálogo en marcha y la mina estaba sacando el mineral por una ruta alterna.

Falta de previsión y estrategia

Por supuesto, es inexcusable que una operación policial de este tipo se pueda dar de esa manera. Pero la pregunta entonces es cómo es posible que, conociendo la situación explosiva de la zona, el ministerio y el comando de la Policía Nacional no se hayan preocupado de poner al mando de la policía de Apurímac y del contingente mismo de Las Bambas, a oficiales de primer nivel y permanentemente comunicados con Lima, y no se haya montado un equipo especial de inteligencia y diálogo para manejar el tema. Esto configura, por lo menos, una responsabilidad, por omisión, del ministro

Hace tiempo que sabemos que Las Bambas es un polvorín por problemas  vinculados a la evolución del proyecto a pesar de los notorios esfuerzos de la empresa por acercarse a la población y por errores que no supieron evitar, mal previstos por la empresa y los que fueron bien aprovechados por terceros para montar una industria de extorsión, aprovechando los incumplimientos clamorosos del Estado y la falta de una estrategia clara de desarrollo rural, y por haberse convertido en un blanco para las fuerzas radicales de todo tipo, alimentadas por una ideología pos-extractivista que hemos denunciado en Lampadia innumerables veces.

El objetivo de esas fuerzas es paralizar Las Bambas, impedirla. Y, por lo menos desde el lunes 17, con la ayuda de la torpeza policial, lo han logrado. El primer aviso, mortal, fue el ataque a la mina que terminó en tres campesinos fallecidos el 15 de setiembre del año pasado. Y se sabía que, desde entonces, la situación era muy complicada. Las mesas de diálogo que se establecieron tuvieron dificultades para instalarse. Cuando lo hicieron se firmaron compromisos que el Estado no se han cumplido, que se suman a compromisos anteriores que tampoco se habían cumplido. Obviamente la gente se siente burlada. 

Circunstancias complejas aprovechas por terceros

Pero era complicada por otras dos circunstancias. La primera, el fin de la etapa de construcción de la mina, alrededor de noviembre del año pasado, que dejó de contratar a alrededor de 16 mil personas de la zona y de fuera de la zona. Lo que a su vez repercutió en los negocios de comida, alojamiento y otros servicios de Chalhuahuacho, cuya población se había multiplicado varias veces los últimos años y había invertido en establecimientos. Se produjo súbitamente un vacío, que sin duda ha sido aprovechado por los buscadores de rentas económicas y políticas.

Esa situación se vio potenciada por otra circunstancia: la mina tuvo que trasladar toda una población a Fuerabamba, una ciudad construida íntegramente desde cero con diseño urbanístico y casas modelo. Pero los campesinos trasladados no solo recibieron una casa como nunca la habían tenido (con ocho habitaciones), sino además una compensación cuantiosa. Pues ocurre que las comunidades que se movilizan ahora son las que no se beneficiaron con ese traslado, que encuentran en la decisión de sacar el mineral ya no por un minero-ducto sino por la carretera, sin previo estudio de impacto ambiental sino solo con un informe técnico, que cumple con la legislación pertinente, y con consecuencias como el polvo que se levanta y afectaría los campos, el motivo para exigir compensaciones elevadas. A lo que se suman demandas maximalistas tales como la recompra de tierras a precios mucho mayores, la participación en el 50% del accionariado de la empresa y en el 8% de las utilidades, que el 50% de los servicios que usa la empresa sean contratados con las comunidades, etc.

Los pedidos sobre la carretera

En el caso concreto de las cuatro comunidades que abrieron zanjas profundas para evitar el paso de los camiones, ellas exigían el pago de peajes de 5 mil soles por camión y 6 millones de dólares por daños y perjuicios y servidumbre (ver documentación líneas abajo).

El ministro argumenta que estaba en marcha un proceso de diálogo con esas comunidades, y que el despeje de la vía no era urgente porque la mina estaba sacando el mineral por una ruta alterna. Pasa por alto el hecho de que el bloqueo de una carretera y más aun por medio de la excavación de zanjas es un delito frente al cual debe actuarse, más aun cuando ese viernes 14 en que la Policía intervino ya habían pasado 6 días desde que las zanjas fueron cavadas. El ministro responde que se iba a actuar de todas maneras el día lunes 17, fecha para la cual se tenía previsto un diálogo.

El ministro sugirió implícitamente que las comunidades podían tener hasta cierto punto razón porque la mencionada carretera fue construida por ellos y luego ampliada por la mina, y por eso se sentirían con derecho a recibir una contraprestación. Es más, dijo que sorpresivamente el 27 de julio, último día del gobierno anterior, su publicó un decreto supremo clasificando esta vía cono “nacional”, dando a entender que esa sería una manera de descalificar el reclamo comunal. Pero esto no es cierto. El anexo del Decreto Supremo 011-2016-MTC clasifica la Ruta Nº AP -954 como vecinal (pag. 594682). De modo que no hay ninguna conspiración en ese sentido. Incluso en el acta de la mesa de diálogo sobre medio ambiente realizada el 6 de octubre se consigna, como pedido de parte, lo siguiente: “El Gobierno Regional de Apurímac y las organizaciones sociales, solicitan la reclasificación de la vía que sale del proyecto minero Las Bambas desde Huancuire hasta el puente Sayhua, como vía nacional”. Es decir, al revés de lo que dice el Ministro: la ruta es vecinal y quieren que sea nacional, precisamente para que el MTC se encargue de pavimentarla. Algo que la empresa va a hacer en 83 km., un kilómetro antes y después de cada centro poblado, para evitar la generación de polvo. 

Ahora bien, el hecho es que, aun siendo vecinal, se trata de una vía pública, y nadie que no sea el Estado tiene derecho a cobrar peaje y menos aun a interrumpirla. Según la empresa, la ampliación de la trocha original fue un pedido hecho por las propias comunidades el año 2010. Luego, el 2011 la empresa presenta el expediente técnico a la municipalidad de Chalhuahuacho. El 2014 la municipalidad provincial de Tambobamba incorpora la carretera como ruta vecinal, y solicita al Ministerio de Transportes que se incorpore al clasificador de rutas, cosa que ocurre el 27 de julio reciente. Como vecinal. 

Al ampliarse la trocha, la empresa pagó indemnizaciones por daños y perjuicios a los campesinos cuyos terrenos o pircas se hubiesen visto afectados. Para ello celebró convenios con las comunidades. Lo que tenemos ahora es una segunda ronda de demandas de indemnizaciones, por 6 millones de dólares como hemos visto, y establecimiento de peajes, asesorada por personajes externos como los que vemos en la foto. Pero es una ruta que transita a 4,100 metros sobre el nivel del mar. El polvo que pudiera levantarse, luego de que las propias comunidades riegan la carretera con camiones cisternas propios contratados por la mina, no afecta cultivos, que prácticamente no los hay. No sabemos si los pastizales quedan afectados.

El uso legítimo de las armas

Fue efectivamente una temeridad que la policía hubiera actuado sin “orden de operaciones”, sin un trabajo de inteligencia previo y sin consulta al nivel correspondiente. Pero el hecho de que no hubiese inteligencia habla del descuido general del gobierno respecto de lo que está ocurriendo en la zona. Por lo demás, una vez producido el ataque de los comuneros a los policías que estaban rellenando las zanjas con ayuda de las máquinas de la empresa, algo que pudo efectivamente preverse, no es de extrañar que algún policía haya hecho uso de su arma de fuego. Los comuneros atacaron con piedras y huaracas dejando 20 policías heridos y uno de ellos de gravedad. El decreto legislativo 1186,  que regula uso de la fuerza por parte de la PNP, define en su artículo 7 el uso de “fuerza letal” de la siguiente manera: “Es el uso de armas de fuego por el personal de la policía nacional, contra quién realiza una acción que representa un peligro real e inminente de muerte o lesiones graves, con el objetivo de controlarlo y defender la vida propia o de otras personas. Y el decreto supremo Nº 012-2016-IN, que reglamentó el D. Leg. 1186, establece en su artículo 11, que se hace uso excepcional de la fuerza letal, “cuando se genere un peligro real o inminente de muerte del personal policial u otra persona, por la acción de quien participa de una reunión tumultuaria violenta. El uso de la fuerza letal en esta situación solo se justifica ante un acto evidente, manifiesto e inmediato, generado por quien empleando violencia con objetos o armas, puede causar lesiones graves o muerte”. Y este parece ser claramente el caso en cuestión, como implica el ministro. Por lo tanto, sería grave que se acusara al policía que disparó. No sería aceptable.

No hay desarrollo compartido

Pero jamás debió llegarse a esta situación. Puede haber responsabilidad de las jefaturas policiales de Abancay, como señalan el Ministro y el alto comando de la Policía. Pero hay responsabilidad mayor en el gobierno por haber descuidado la estrategia frente a las situaciones creadas y cantadas en un proyecto tan importante para el país. Y, más allá de esto, hay responsabilidad compartida entre el Estado y la empresa no solo por no haber cumplido compromisos (sobre todo en el caso del Estado) sino principalmente por no haber puesto en práctica un plan de desarrollo rural integral en toda la zona de influencia y más allá de ella, que convirtiera a los campesinos en verdaderos empresarios auto dependientes a tiempo completo de modo que no se conviertan en presa fácil de los traficantes de pedidos a la empresa. La única manera en que la mina no sea vista como un botín al que hay que pedirle compensaciones de todo tipo, es que ella ayude a introducir los cambios tecnológicos necesarios en las actividades agropecuarias a fin de incrementar la productividad y los ingresos autogenerados de los campesinos. Es lo que un programa como Sierra Productiva, que llenaría el espacio rural de micro reservorios y riego por aspersión, podría lograr. 

Lampadia

Acta de Quehuira demandando indemnización por 6 millones de dólares

Bloqueo de carretera – ruta N° AP-954

  Los señores Frank y Jorge Chávez Sotelo son dos hermanos de la ciudad de Abancay, que asesoran a la comunidad de Quehuira, siendo ambos abogados de profesión.

  Ambos hermanos han estado buscando intervenir en la zona, asesorando a distintas comunidades.

  Existe un acta de fecha 22 de marzo de 2016, a través de la cual, la comunidad de Quehuira, asesorada por los hermanos Chávez, solicita a Las Bambas 6 millones de dólares por concepto de uso de una vía pública.

  Debido a que la empresa no accedió a dicho pago por no corresponder, la comunidad decide bloquear la carretera. El bloqueo de la misma es considerado un delito.

 

 

 




¿Qué le pasa a la gente de PPK?

Líneas abajo presentamos las declaraciones de dos voceros importantes del Partido PPK sobre la debilidad de su propio plan de gobierno y sobre las supuestas ‘capacidades’ que para ellos tendría el ex cura Arana. Estas declaraciones llaman poderosamente la atención, no solo son absurdamente críticas de los planteamientos de PPK, también, otorgan calificativos no realistas ni políticamente incorrectos sobre un dirigente radical anti minero, que podrían llevar a que la ciudadanía piense que se está gestando una traición al voto popular del 10 de abril pasado (primera vuelta) con el cual los ciudadanos le encomendaron a Fuerza Popular (FP) y a Peruanos Por el Kambio, construir sobre lo avanzado y rechazar las propuestas de discontinuidad y cambio de la Constitución del Frente Amplio (FA) y otros, especialmente las del FA, para lo cual incluso, algunos simpatizantes de FP prestaron sus votos a PPK con el propósito de evitar la presencia del FA en la segunda vuelta.  

Para no creerlo, uno de los representantes más activos de Peruanos Por el Kambio, Juan Sheput, dijo el 14 de junio en RPP televisión: “Hay gente muy valiosa como Marco Arana, un hombre dialogante”. (Ver imagen superior).

Fuera del contexto de la campaña donde, aparentemente, se permite cualquier cosa. Esta declaración es verdaderamente alarmante y descalificadora. La realidad es que el ex cura Arana ha dado testimonios claros de no ser valioso ni dialogante.

Durante los últimos años ha sembrado la ideología del pos-extractivismo que pretende convertirnos en un país de pobres eternos. Ver en LampadiaPos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento. Ver también: Agroexportación: Una industria de clase mundial:

Por ejemplo, en cuanto a las agroexportaciones, que se vinculan al sector agrícola, donde todavía tenemos la mayor cantidad de pobres, plantean solo produzcamos lo que necesitamos para consumir nosotros y ‘tal vez’ nuestros países vecinos. O sea, los izquierdistas tradicionales, quieren condenar a la pobreza eterna a nuestros campesinos. ¡Habrase visto semejante barbaridad!.

El sector agrícola solo puede crecer, sostenidamente, llegando a más estómagos. Como un agricultor peruano decía hace algunos años: una persona solo puede comer un kilo de comida por día. ¿Cómo puede entonces mejorar sus ingresos un agricultor peruano? Si 3 millones de agricultores tendrían que abastecer solo a 27 millones de habitantes? Sus ingresos estarían limitados a un promedio de 9 consumidores o 9 kilos. Pero si exportamos a mercados de 2,700 millones de personas, en teoría, cada agricultor podría abastecer a 900 consumidores, 100 veces más. Ese es el potencial de este sector, y la única manera de enriquecer a nuestros campesinos, que, además, son dueños de la mayor parte de las tierras y predios agrícolas del Perú.

Además, en el tema minero, Arana con la gente de Tierra y Libertad, han instigado los peores conflictos sociales y después han escondido la mano. Veamos:

Cuando el ex cura Arana fue interrogado por Gestión en mayo del 2015 por su silencio sobre los desastres ecológicos y sociales en Madre de Dios, dijo: “yo vivo en Cajamarca, ¿cuál es nuestro principal problema?, la gran minería. Lo mío en el lugar donde vivo, los problemas más fuertes están relacionados con las pérdidas de fuentes de agua natural en mi región, ¿quién lo provoca?, la gran minería”. 

“Es una cuestión geográfica entonces”, pregunta el periodista. Y dice, “si yo viviera en Madre de Dios, mi principal atención tendría que ser esa, no puedo estar en todos los problemas que hay en el país”.

Esto se le reclamó a Arana en setiembre del año pasado en Perumin en los siguientes términos: “Yo quiero pedirle algo de coherencia. Entonces, ¿qué hacía usted y su gente en Tía María?, ¿qué hacían en Espinar?, ¿qué hacen en Apurímac? (…) Yo lamento mucho lo que ha pasado en Cajamarca, usted con su amigo, y enemigo, Santos, han destruido esa región maravillosa, y no queremos, por lo menos los arequipeños, que pase lo mismo en esta tierra”.

En las últimas elecciones en que participó Arana, hubieron escandalosas acusaciones de fraude. Primero pretendió arrebatarle el triunfo en las elecciones internas del Frente Amplio a Verónika Mendoza, acusando fraude. Luego llegó al Congreso, acusado de haber manipulado la votación en contra de Juan César Regalado, ex candidato congresal de su propio partido.

Otra declaración alarmante, de la misma naturaleza de la de Sheput, es la de Carlos Bruce, otro multiplicado vocero de PPK. Ver imagen: 

El electo legislador de de Peruanos Por el Kambio (PPK), Carlos Bruce, señaló que el plan de gobierno del Frente Amplio, que postuló a Verónika Mendoza, es mejor que el de Pedro Pablo Kuczynski.

“Está mejor que el nuestro”. “He visto el plan de gobierno del Frente Amplio. Yo lo suscribiría. Es más, me parece que es mejor que el nuestro. Está mejor que el nuestro, así que hay muchos temas que se pueden trabajar. Hay otros temas en los cuales no estamos de acuerdo, el tema del modelo económico, por ejemplo”, sostuvo en entrevista con Canal N.

En Lampadia hemos explicado las debilidades de un eventual gabinete multipartidario. Ver: Gobernabilidad con un gabinete multipartidario. Pero además, debemos preguntarnos ¿qué puede salir de mezclar agua y aceite? ¿Son compatibles las ideas del partido PPK con las del Frente Amplio, que postula como la base de sus políticas el cambio de Constitución y el pos-extractivismo?

En nuestra opinión la gente del partido PPK está en el juego equivocado. Debería respetarse el voto popular de la primera vuelta, que es el que marca el direccionamiento político que ha dado la ciudadanía. Por otro lado es de presumir que el peso de la responsabilidad que tendrán durante los próximos años, PPK y KF, hará que con un poco más de tiempo y paciencia, vaya determinando sus enfoques políticos. Por ahora hay que evitar más errores políticos y dejar que las aguas lleguen a su nivel. 

Lampadia




EL MODELO SÍ FUNCIONA: Es pro pobre y llega hasta la Sierra Rural

En Lampadia hemos presentado innumerables publicaciones que demuestran que desde la aprobación popular y promulgación de la Constitución de 1993, con la que regresa la inversión privada al Perú después de 30 años de proscripción, la economía y los indicadores sociales de los peruanos mejoraron sustancialmente. Ver:

También hemos desatacado todo lo que falta por hacer en desarrollo económico y social, y con especial énfasis, en desarrollo institucional. Para relievar este último aspecto, hemos creado una biblioteca virtual especializada en las grandes reformas institucionales que debemos desarrollar. Ver: Estado del Siglo XXI.

En esta ocasión presentamos una animación que refleja los indicadores más saltantes del excelente libro de investigación de Richard Webb: Conexión y Despegue Rural. Entre los indicadores que presenta Webb, están el aumento del jornal, el mayor valor de los predios rurales, la disminución de los tiempos de viaje hacia los mercados por la mayor conectividad y la positiva evolución de los ingresos del sector rural, después de estar estancados por 100 años.

Como explica Webb, desde el año 1900 hasta 1994 los ingresos de los habitantes del Perú rural crecieron solo en 1.4% anual promedio. Sin embargo, desde 1994 empezaron a crecer a un ritmo de 7.2% por año.

Ver nuestra primera animación sobre: Los Testimonios de la Prosperidad

Desde los albores del nuevo siglo, en que se consolidó nuestro proceso de crecimiento, las realizaciones del Perú, nuestro sorprendente volteretazo económico y social, y de alguna manera el ‘modelo’ que supuestamente lo representa, ha sido bombardeado y negado por todas las izquierdas. Ver en Lampadia: Realidad vs. Negacionismo, Mentiras y Complacencia. Así fue que el 2011, después de haber tenido una década de crecimiento con inclusión, en que crecimos más que todos los países de la región y de buena parte del mundo, elegimos un gobierno que negaba nuestros desarrollos ofreciendo un proyecto de inclusión.

Como todos sabemos ahora, lo que nos dieron fue

‘Cinco años sin crecimiento y sin inclusión’.

Hoy, en la campaña electoral, los mismos personajes que negaron todo, y sorprendentemente, algunos más, con la colaboración de alguna encuestadora como GFK, y medios de comunicación como La República y el diario Gestión, están ‘dale que dale’ al San Benito de que el ‘modelo’ terminó, que no produjo bienestar y que tenemos que reemprender las políticas públicas que nos hicieron pobres y retardatarios. Incluso algunos candidatos han revivido la monserga del cambio de Constitución, que lo único que aportaría, sería dos años de parálisis y seguramente los cambios que nos llevarían a sus visiones decimonónicas.

No sorprende, que todas las izquierdas fueran las que, en conjunto, sin excepción alguna, firmaran y presentaran, en agosto del 2012, al Presidente de la República, su mamotreto: ‘Una nueva minería’. Este documento es una propuesta para que el Perú adopte los planteamientos del ‘pos-extractivismo’. (Ver en Lampadia: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento). Unas ideas anti modernas y anti desarrollo, que proponen disminuir la producción de bienes y servicios a la mínima expresión posible, solo lo necesario para sobrevivir en una suerte de Edad Media, en la que nuestros amos, o señores feudales, serían las cúpulas de las despistadas y confundidas izquierdas tradicionales. (Lamentablemente, todavía no tenemos ninguna izquierda moderna que entienda el mundo en que vivimos).

Esta estrambótica teoría promovida por un par de aventureros europeos y un uruguayo, pretende por ejemplo: que no exportemos alimentos, que sembremos solo lo que necesitamos para comer y, quien sabe para algunos de nuestros vecinos, si se suman al mismo ‘pensamiento’ neo-ludista. Ver en Lampadia: “Fuera de la ideología todo es ilusión” (I).

El negacionismo de las izquierdas pasó por cuestionar el crecimiento, la reducción de la pobreza, la disminución de la desigualdad y, entre otras aseveraciones, el aislamiento del sector rural. La verdad es todo lo contrario, en resumen podemos afirmar, como en su momento lo hizo el BID, que nuestro crecimiento ha sido pro-pobre, pro-clase media y, como demuestra Webb, también pro-sector rural.

Cuando los peruanos ponemos nuestra cabeza en la almohada, nos apartamos del lenguaje social, de lo políticamente correcto y de la vocación por el reclamo y la queja. Solos, todos sabemos lo que necesitamos para tener vidas prósperas, así como las realizaciones de los últimos 25 años. Nuestros jóvenes sabían lo que necesitaban, cuando pensaban migrar a economías de mercado como las de EEUU, España e Italia antes de la crisis y Chile antes de Bachelet 2. Hoy en su patria, con sus familias, con sus amigos y su comida, saben lo que necesitan, que no es otra cosa que lo que imaginaron conseguir, mediante su sacrificio y entrega personal, en el exterior. Ahora pueden obtener todo ello y más en el Perú. Solo tienen que votar con la sabiduría y el espíritu de sus propias almohadas. Lampadia




TV Española distorsiona los hechos en Tía María

TV Española distorsiona los hechos en Tía María

Continuando con nuestro propósito de limpiar el ecosistema mediático en el que se han sembrado múltiples documentos, videos, entrevistas, ‘estudios’ y opiniones falsas sobre la situación de la minería en el Perú, describimos a continuación la producción y difusión de un material fílmico de la televisión española que la pone al mismo nivel de las peores realizaciones locales, que pretenden manipular a la opinión pública y desarmar al gobierno.

Lamentablemente, como es parte de un largo proceso de repliegue ‘disque estratégico’ de no contestar las mentiras y de no informar a la población sobre los méritos de la minería en el Perú, ni el sector minero, ni el propio gobierno han cuestionado este material, lo que ha llevado a que durante los últimos años se hayan paralizado 14 proyectos mineros, incluyendo los más icónicos, como los de Conga y Tía María.

Este despacho forma parte de la formación de nuestra biblioteca virtual: Recursos Naturales y Desarrollo, que recomendamos revisar. 

Foto: La República

Un “documental” hecho a la medida para perjudicar a la minería en Perú

La presentación de opiniones parcializadas como si fueran opiniones independientes es una técnica de manipulación de la opinión pública. Con esa técnica, periodistas hostiles a la minería buscan aparentar profesionalismo cuando lo que están haciendo es pura propaganda.
El costo de la distorsión no es pago por los Españoles, sino por los proyectos mineros paralizados y por la economía peruana frenada.

Hace algunos días, Radio Televisión Española (RTVE), emisora publica de España, emitió un documental llamado “La Batalla del Cobre”, acerca del conflicto social que detuvo el desarrollo del proyecto Tía María, de Southern Perú, en la región de Arequipa.  

Ese documental es un claro ejemplo de cómo se puede construir una visión tendenciosa de un conflicto social, tomando testimonios de distintas posiciones: las autoridades, técnicos, pobladores, empleados de la empresa minera, etc. La RTVE presenta la población de un valle agrícola preocupada por la cercana presencia de un proyecto minero. La historia que cuenta es de una población que se ha opuesto a la destrucción de su valle, a costa de muertos y heridos. La labor de los grupos anti-mineros es cuidadosamente ocultada en la historia. Además, el documental asume como verdad la narrativa post-extractivista de que la actividad agrícola y la minera son intrínsecamente antagónicas.

No es la primera vez que RTVE realiza un documental en la región. Discutir las razones por las cuales este medio de comunicación público español se interesa por conflictos sociales en Perú, sería caer en especulación. Sin embargo, sí llaman la atención diversos sesgos del desarrollo del documental, que incluyen importantes omisiones, mentiras y enfoques parcializados.

Irregularidades en la información

RTVE expone la voz de diversos pobladores contrarios al proyecto, la voz de las autoridades locales, la de la Empresa y supuestas voces neutrales. Sin embargo, presenta como neutrales a diversos actores con una posición política evidentemente contraria al desarrollo del proyecto Tía María.

Entre ellos se encuentra Daniel Taranzo, denunciado por periodistas de El Comercio y la República, de ser el “azuzador principal para que la población los agrediera a ellos y a otro grupo de corresponsales que también llegó hasta el lugar para informar el conflicto por Tía María”[1].  Un periodista neutral no publicaría en su cuenta de Facebook una foto y un mensaje como el que se ve en la parte inferior. Sin embargo en el documental se le presenta como un periodista independiente.

Esta es una imagen tomada del Perfil de Facebook de Daniel Toranzo, “periodista independiente” según el documental.

También se presenta como “ingeniero independiente” a Otto Hito, quien ha tenido una participación activa en el conflicto, ya sea ofreciendo opiniones contrarias al proyecto en medios de comunicación o como animador en manifestaciones, como se ve en el video siguiente.  El ingeniero “independiente” termina su intervención pidiendo la liberación de Gregorio Santos, ex presidente regional de Cajamarca y uno de los principales opositores al proyecto Conga, actualmente en prisión preventiva acusado de actos de corrupción durante su gestión.

Supuesto “ingeniero independiente” Otto Hito utilizado en el documental de RTVE como opinión técnica sobre el proyecto Tía María.[2]

Desproporción en las declaraciones

En diversas partes del documental se muestran disputas entre la policía y los manifestantes. Se exponen testimonios que muestran el carácter humano de los familiares y afectados  de los manifestantes, con poderosas imágenes llenas de sangre y dolor. Sin embargo, no existe una contraparte para informar sobre la violencia ejercida por los manifestantes contra la policía, por parte de los Espartambos, que asesinaron a un agente de las fuerzas del orden con piedras y que produjeron más heridos con sus ataques. Todas las pérdidas humanas en un conflicto social son trágicas, y consideramos que la vida de los policías tienen tanto valor como las de los manifestantes.  Aparentemente este principio no es compartido por los autores de este documental. Tampoco se toma los múltiples testimonios respecto a los mecanismos de represión que los opositores al proyecto ejercían en el valle del Tambo a todo aquel que difiriera de su postura.

Supuestos encubiertos

En el documental se transmite una serie de declaraciones cargadas de supuestos hostiles a la minería.  “Empezó defendiendo el valle, y acabó trabajando para la empresa minera”  (29:50 del documental) afirma la narradora del documental acerca del abogado Jesús Gómez Urquizo involucrado en los Pepe audios. Es decir, según esta producción existen dos opciones: o se defiende el valle (de la minería) o se “ataca al valle” (la posición minera).  Es decir, el narrador asume que Tía María es una amenaza y oponérsele es indispensable defender al valle. Asume además, que oponiéndose a la minería se está defendiendo al valle y su población.

“Nosotros fuimos a la marcha pacífica a Cocachacra” (14:30 del documental ) ó “Yo he hecho todo lo posible para dialogar con la gente para que todo sea pacíficamente” (23:24 del documental ) son declaraciones que son realizadas a pesar de las imágenes que muestran la presencia de los llamados Espartambos, grandes protagonistas de la  violencia del conflicto. Se toma la violencia de grupos de la población casi como un fenómeno meteorológico inevitable, y no una situación azuzada por los líderes de ciertas organizaciones como el Frente de Defensa del Valle del Tambo, que buscaban beneficiarse a través de chantajes a la empresa minera.

Antagonismo intrínseco

RTVE trabaja sobre una idea tácita en su descripción del problema: la minería y la agricultura no pueden convivir, existe un antagonismo intrínseco. Se toman testimonios de agricultores preocupados por la agricultura como las únicas voces autorizadas, y no se menciona la posibilidad de que estas actividades puedan convivir. Testimonios como  “De hecho señorita, de hecho que nos va a contaminar” (41:15), “Ollanta Humala está a favor de la minería, nada quiere saber de este valle” (22:30) no se contrastan con argumentos técnicos que permitan saber si  con las medidas que se platean en el Proyecto Tía María es posible prevenir la contaminación ambiental. La propuesta de Southern, de construir una planta desalinizadora para utilizar el agua del mar en lugar parte de los flujos de agua del río Tambo es omitida del documental, a pesar de ser una de las principales propuestas de la empresa minera para reducir los temores que genera su actividad. Una de las diferencias entre periodismo serio y propaganda es la omisión de información crítica para entender los hechos.

Abiertas Mentiras

“La quinta parte del territorio nacional está cedida a la explotación minera”(20:43) afirma el documental, tomando como fuente a Cooperacción, conocida organización anti-minera. Si tomamos como referencia el Boletín Estadístico del subsector Minero del Ministerio de Energía y Minas de Diciembre del 2015, esta información es abiertamente falsa. Como vemos en la tabla superior, el porcentaje de territorio peruano dedicado a unidades mineras en actividad es del 1.22%. Si nos remitimos a la afirmación del documental, sólo el 0.93% está cedida a la explotación minera. Ese número dista significativamente de ser 20% del territorio nacional que afirma la fuente utilizada por el documental. [3]

Inclusive se podría decir que la situación que trata de mostrar RTVE con el documental, y con la descripción que coloca en su página web[4] es muy distinta a la real. En el mismo boletín, se encuentra el porcentaje del territorio nacional que se encuentra restringida a la minería. Este es el 64.95% del Perú, es decir la cantidad de territorio vetado a la minería es 53 veces mayor que aquél en el que se realiza alguna actividad minera.  

Otra mentira mencionada en el documental es cuando la narración declara que:

“En el 2011, un organismo de Naciones Unidas hizo múltiples objeciones al estudio de impacto ambiental. Aquel año las protestas terminaron con 3 muertos y el gobierno peruano denegó la licencia. Pero en 2014 flexibilizó la ley y dio luz verde al nuevo estudio ambiental” (38:09)

Las observaciones detectadas por la consultora ambiental contratada por UNOPS (Que es un organismo de compras y no se análisis ambiental) arribó a 328 comentarios al primer EIA del proyecto Tía María de las cuales una buena parte no son observaciones sino sugerencias y descripciones metodológicas, siendo solo 25 observaciones las referidas directamente a los impactos del proyecto. Estas 25 observaciones fueron atendidas en el siguiente estudio ambiental aprobado el 2014. No se dio como resultado de una relajación de los estándares ambientales como falsamente se menciona en el documental,[5] sino por modificaciones en el EIA y en los procesos desplegados en el Proyecto.

Estas mentiras son indicaciones poderosas de que las fuentes de información para el documental fueron las organizaciones anti-mineras que actúan bajo la fachada de grupos ambientalistas. Los autores del documental prefirieron trabajar con organizaciones ideológicamente sesgadas antes que buscar fuentes realmente independientes.

Las Consecuencias.

Este tipo de producciones cumplen un rol de propaganda para las organizaciones anti-mineras: no solo se distribuyen a través de internet y de activistas, sino también se reproducen dentro de las comunidades, en las reuniones, buscando adoctrinar a las audiencias, y dañando irresponsablemente la reputación de las empresas mineras.

Estos documentales no son vistos por la población en general, sin embargo sí son vistos por públicos específicos que pueden incidir sobre la posibilidades de realización del Proyecto Tía María. El documental sirve para atraer activistas internacionales para que vengan al Perú a apoyar las organizaciones anti-mineras dedicadas a impedir Tía María y otros proyectos. Entre algunos de los periodistas nacionales se genera un tendencia a brindar una cobertura hostil al las noticias relacionadas con Tía María. Entre lo activistas en el Tambo, ese documentales mejora sus ánimos y les empodera al hacerles sentir que sus acciones de bloqueo a la minería peruana están teniendo una aceptación global. Sus consecuencias negativas son múltiples.

Documentales y Minería.

No es la primera vez que se realizan reportajes o productos audiovisuales contrarios a algún proyecto minero, ni que estos se realizan con un sesgo evidente de parte de sus productores. El documental Hija de la Laguna es muchísimo mas sesgado que este, con patentes mentiras y manipulaciones. Los autores de La Batalla del Cobre por lo menos se han preocupado por dar una apariencia de periodismo serio, presentando opiniones anti-mineras como si fueran independientes. El documental peruano ni siquiera se preocupó por las apariencias.

A pesar de su campaña de puerta a puerta, a respuesta de la Empresa y del sector no ha sido oportuna, ni ha respondido con hechos a los ataques que se le infringen. Al callarse ante esas distorsiones, Southern y el gremio minero dejan en la opinión pública la sensación de que las falsedades son verdades. Para el público, el silencio de la empresa es un reconocimiento de que las afirmaciones del documental son irrebatibles. Con su silencio, la empresa está haciendo un gran favor a los anti-mineros. El público Español estará creyendo en el “documental” y las imágenes de Southern y las instituciones peruanas quedarán perjudicadas.

Tía María representa una inversión de US$ 1,400 millones y en sus 18 años de vida espera explotar dos yacimientos a tajo abierto de cobre: La Tapada y Tía María, de los que se extraerán diariamente unas 100,000 toneladas métricas de óxidos de cobre para producir 120,000 toneladas de cátodos de cobre anualmente. La puesta en marcha de este proyecto es de enorme importancia, no solo por el tamaño y la inversión que representa (lo cual contribuirá decididamente al desarrollo de Arequipa y del sur del país), sino porque demostraría que cuando se quiere se puede. (Ver en Lampadia: No podemos dejar que nuestra Tía María siga atascada y Criminales anti Tía María amenazan con violaciones y canibalismo)

Al no responder apropiadamente a estos ataques, los argumentos expuestos por anti-mineros a través de este tipo de reportajes calan en los periodistas, líderes de opinión, funcionarios de las instituciones del Estado y a través de ellos en la población.  Esto genera una hostilidad en estos actores que a la hora de que se reactive algún conflicto llevarán a una cobertura periodística mas hostil y a instituciones del Estado más susceptibles ceder a la presión de los antimineros. Lampadia

 


[1] El Buho. http://elbuho.pe/2015/05/26/conferencia-termina-en-gresca-verbal-de-reporteros-locales-contra-mollendinos-por-tia-maria/

[2] Canal voces de la tierra, Youtube.  https://www.youtube.com/watch?v=zsuqCtnFGD4

[3] Boletín Estadístico del subsector Minero del Ministerio de Energía y Minas de Diciembre del 2015 . Página 17, http://www.minem.gob.pe/minem/archivos/file/Mineria/PUBLICACIONES/VARIABLES/2015/diciembre.pdf

[4] “El caso de ‘Tía María’ es un ejemplo de los numerosos conflictos sociales que genera la minería en Perú, un país que tiene la quinta parte de su territorio adjudicada a empresas mineras.” http://www.rtve.es/alacarta/videos/en-portada/portada-batalla-del-cobre/3483640/

[5] Una muy buena explicacion de la manera como fueron atendidas estas observaciones se puede observar en la conferencia “ Proyecto Tia Maria: Despejando Dudas y Aliviando Temores” disponible en https://www.youtube.com/watch?v=gIJO5SZcU5Y, a partir del minuto 31:00



“Fuera de la ideología todo es ilusión” (I)

“Fuera de la ideología todo es ilusión” (I)

Es paradójico que en el Perú, un país en el cual se están dando pasos efectivos para sacar a su población de la pobreza, surjan corrientes de pensamiento que proponen, en diversos aspectos, el regreso al pasado pre-industrial e incluso pre-Colombino.

¿Cómo puede ser que surjan corrientes de pensamiento contrarias al desarrollo y que defiendan como alternativa la permanencia de la pobreza?

¿Cómo puede ser que, con el eufemismo de alternativas al desarrollo, le propongan a la población rural renunciar a sus aspiraciones de progreso en función a una idea de buen vivir en la pobreza? Esas corrientes evidencian una indiferencia chocante con las aspiraciones de progreso de las poblaciones rurales del país. Desde su condición de clase media y alta financiada con donaciones y/o con fondos públicos, ellos buscan venderle al país un discurso hostil en contra del progreso, de la minería y del aprovechamiento de los recursos naturales en general, e indiferente frente al sufrimiento que genera la pobreza rural.

 

Fuente: http://ambiental.net/2015/11/transiciones-al-pos-extractivismo-conferencia-en-cajamarca/

Las ideas de los pos-extractivistas peruanos no son ni latinoamericanas ni peruanas.[1] Son copiadas de pensadores radicales europeos y americanos, marginales en sus propias sociedades. En realidad, los pos-extractivistas locales o regionales son básicamente reproductores de un discurso creado en Europa y Estados Unidos. Ellos mismos fueron adoctrinados en universidades del norte (Edinburgh, Yale, Madrid, etc.), y buscan hacer lo mismo con los líderes de la población local.[2] Aunque no visten camisas blancas ni usan corbatas cortas, no son muy distintos de algunos promotores religiosos-americanos que encontramos en los barrios de Lima.

El origen de los Anti-Mineros

El primer gran movimiento en contra del uso de tecnología moderna surgió en Inglaterra a inicios de la revolución industrial. Fue Ned Ludd (un personaje que no se sabe si es ficticio o  real), quien en 1811 se le atribuyó la iniciativa de convocar a los trabajadores ingleses para destruir las máquinas que posibilitaban la emergencia de la industria textil.

La rebelión Ludita fue duramente reprimida por el Estado Británico. Sus líderes fueron encarcelados o asesinados, y el movimiento salió de la historia por más de un siglo. En su lugar, surgió el Marxismo, la cual en vez de oponerse a la industrialización, hablaba de una utopía autoritaria basada en la industria y dirigida por un partido formado por intelectuales de clase media que decían representar a los trabajadores industriales.

Más allá de su intento insensato de bloquear la revolución industrial, el movimiento Ludita, como se le conocía, tenía una justificación social. Los cambios en la  economía inglesa estaban generando serias dificultades a los diversos sectores de esa sociedad, ya que el uso de los telares industriales estaba literalmente llevando a la quiebra a miles de artesanos y trabajadores textiles. Además, los artesanos estaban siendo desplazados por los telares industriales en dónde los obreros trabajaban 16 horas diarias viviendo una existencia corta y miserable. 

Los anti-mineros modernos son tan o más retrógrados que los Luditas del siglo 19, no solo porque repiten los mismos errores dos siglos después, sino porque al bloquear la minería moderna, sacrifican las aspiraciones de progreso de las poblaciones rurales del Perú y lo hacen para defender los intereses ideológicos de las corrientes radicales europeas y americanas que los adoctrinan y financian.[3]

Surge el Neo-Ludismo

A pesar de la derrota de los Luditas en Inglaterra, el rechazo a los avances técnicos (basado en las actividades industriales) siguió teniendo adeptos, especialmente en los Estados Unidos. En 1975, Edward Abbey escribió una novela de gran éxito e influencia, The Monkey Wrench Gang [La Pandilla del Sabotaje], en la que cuatro personajes luchan contra la construcción de represas hidroeléctricas y del desarrollo industrial en el oeste americano. Los personajes de la novela se dedicaban a destruir las instalaciones que, según ellos, afectaban las costumbres locales y la belleza del paisaje natural. La novela se transformó en una referencia para el naciente movimiento Neo-Ludita, un movimiento hostil en contra del uso la tecnología moderna y las actividades extractivas. Una comparación entre los discursos de los pos-extractivistas peruanos y las ideas de los personajes de la novela de Edward Abbey permite ver que el pensamiento Neo-Ludita los ha influenciado, aunque  ellos se resistan a reconocerlo.[4]

Con la caída del muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, se desprestigió el Marxismo. La utopía comunista resultó ser una dictadura muy semejante a la fascista, y su economía centralmente planificada se derrumbó ante el avance de la innovación en los países capitalistas. El giro de China hacia el capitalismo, con fuerte rol del Estado, y su extraordinario éxito económico reforzó el desprestigio de la ideología marxista. Hoy, el Marxismo es un símbolo de dictaduras y de atraso económico con dos íconos claros: Corea del Norte y Cuba.

Ante el fracaso del Marxismo, los grupos anti-capitalistas, marxistas y no marxistas, los grupos anti-modernidad, y los diversos rebeldes confusos, volvieron sus ojos hacia una nueva versión del Ludismo: una versión que combina elementos del marxismo con ideas de un ecologismo radical y un histórico resentimiento social. Esas corrientes están activas en Perú, influenciando fuertemente al movimiento anti-minero, canalizando marxistas frustrados, aventureros políticos locales, izquierdistas desocupados e intelectuales de menor rango. Ellos se auto-titulan pos-extractivistas.

El Terrorismo Anti-Tecnología

En 1995, el matemático americano Theodore Kaczynski, autor de una serie de atentados terroristas con cartas bombas, le exigió al New York Times y al Washington Post que publicaran su “Manifesto” en contra de la sociedad industrial, en donde planteaba la necesidad de destruir la tecnología moderna y regresar a la vida pre-industrial.[5]

El texto de Kaczynski, claro y consistente, es uno de los pronunciamientos Neo-Luditas más completos e influyentes.[6]La lectura de sus textos y la comparación con las ideas de los anti-mineros peruanos evidencia cierta convergencia evolutiva entre ambos grupos de ideas.

Para Kaczynski, las sociedades primitivas posibilitaban una experiencia de vida más acorde con la naturaleza humana (similar al Buen Vivir de los pos-extractivistas). En la párrafo 115 de su Manifesto, dice: “Entre los pueblos primitivos las cosas en que los niños son entrenados tienden a ser razonablemente en armonía con los impulsos humanos naturales. Entre los indios americanos, por ejemplo, los niños eran entrenados en actividades en el campo. Pero, en nuestra sociedad los niños son empujados a estudiar temas técnicos, lo que la mayoría hace en forma reluctante.”

En un artículo sobre el post-extractivista uruguayo Eduardo Gudynas de The Guardian (periódico inglés que influencia la izquierda latinoamericana),  se ilustra el concepto del Buen Vivir con una foto de dos niños amazónicos desnudos jugando con papagayos, dejando claro a qué tipo de pasado los post-extractivistas nos quieren llevar en el futuro.[7]

La utopía de los post-extractivistas peruanos y de los Neo-Luditas es la misma: una sociedad sin tecnología industrial. En esto coinciden Gudynas, Abbey y Kaczynski. Aún con diversos niveles de radicalidad, los tres sienten aversión ante el progreso técnico y a la manera cómo éste ha modificado la forma en que estructuran sus sociedades y sus métodos de producción en masa.

El costo humano que se genera como consecuencia de sus absurdas ideas en términos de permanencia de la pobreza y deterioro de la calidad de vida de la población rural no les interesa mucho. Son de clase media y alta, y sus ingresos no dependen de cómo le va a la población rural.

La contradicción más evidente del pensamiento de los post-extractivistas es que, sin el desarrollo industrial moderno, Gudynas no estaría publicando sus opiniones en The Guardian, ni viajando en avión (con turbinas de alta tecnología) para dar charlas en reuniones de anti-mineros en Cajamarca y Lima y no tendría celular con procesadores de última generación.

Algunos anti-mineros pueden considerar injusta la comparación de sus ideas con las de conocidos anarquistas y terroristas de los países del norte, sin embargo, una lectura cuidadosa y objetiva de los materiales producidos por ambos grupos pone en evidencia muchas coincidencias entre sus ideas. Quienes todavía tengan dudas, pueden leer todos los textos citados.

Una diferencia importante con los pos-extractivistas peruanos es que Kaczynski es revolucionario y propicia el terrorismo como método de propaganda, mientras los pos-extractivistas son, por lo general, reformistas radicales. Aunque promueven la violencia en las marchas anti-mineras, no promueven el terrorismo como estrategia política. Su actuación política combina una diversidad de métodos: la promoción de conflictos locales, la intimidación y represión de la población local vía rondas campesinas u otros elementos de poder local (ver: El cerco cognitivo de las comunidades donde operan), la realización de los actos de sabotaje a instalaciones mineras, la incidencia política en el Estado, la destrucción de la legitimidad de las empresas mineras y el adoctrinamiento de la juventud y líderes locales. Algunos ex-terroristas han encontrado en el movimiento anti-minero el lugar perfecto para canalizar su radicalismo ideológico, sus inclinaciones hacia la violencia y sus habilidades en organizar conflictos, pero ello no justifica llamarlos de terroristas.

La narrativa pos-extractivista tiene una deficiencia fundamental.

Los pos-extractivistas no pueden ofrecer una respuesta efectiva a las aspiraciones de progreso de las poblaciones rurales. Para ocultar esa deficiencia, hablan del Buen Vivir o de la Dignidad. Esas dos opciones le sugieren a la pobreza rural que su sufrimiento es un problema de actitud y no una cuestión de ingresos económicos, acceso a servicios de salud, electricidad, productividad agrícola, costos de transporte, etc.

En una reciente conferencia en Cajamarca (2015), la región más pobre del Perú, el ícono pos-extractivista Eduardo Gudynas (ver foto del evento con líderes de Patria Roja) no pudo decir nada claro ni efectivo sobre cómo abrir una ruta de progreso para la población Cajamarquina. En una conferencia que tenía por temática la transición de la sociedad actual con minería industrial hacia el pos-extractivismo (sin minería moderna), no propuso ninguna medida específica con la cual se pudiera realizar dicha esta transición. Lo único concreto que dijo fue la necesidad de oponerse a los grandes proyectos mineros, a la agro-exportación y a las hidroeléctricas.

Ese desinterés e incapacidad de los pos-extractivistas de ampliar las rutas de progreso de la población rural incrementa la responsabilidad de las corrientes pro-desarrollo, pero también ofrece una oportunidad para aislarlos socialmente.

Los pos-extractivistas solo pueden ofrecer la permanencia de la pobreza y una cultura de victimización y resentimiento.

Las corrientes pro-desarrollo pueden promover el debate público mostrando cómo la minería responsable puede generar recursos y oportunidades que dinamicen el desarrollo regional y les permitan a los niños de esas regiones tener el futuro que se merecen.

La condición para que las corrientes pro-desarrollo sean capaces de responder a las expectativas de las poblaciones de las regiones mineras del Perú es superar los enfoques asistencialistas y el pragmatismo transaccional aún presentes en las estrategias de las empresas mineras para que la minería contribuya efectivamente a dinamizar las economías locales y brindarle la posibilidad a la población rural y los sectores urbanos que visualicen un futuro mejor en relación sinérgica con la minería. Lampadia

 

[1] El pedagogo brasileño Paulo Freire, un pensador del sur, desarrolló un enfoque de alfabetización que hasta hoy influencia las universidades del norte, pero ese no es el caso de los post-extractivistas, pero este no es el caso de los post-extractivistas peruanos.

[2] Una estrategia mediática de los post-extractivistas es el adoctrinamiento de voceros locales para dar la ilusión de que sus ideas son originarias de los países en donde operan.

[3] Los luditas no entendieron que la industrialización no era solo consecuencia de las condiciones en Inglaterra sino de la naciente demanda global de telas, máquinas, insumos industriales, etc. La industrialización de China e India, y después de África, va incrementar la necesidad de la minería hacia niveles nunca antes conocidos en la historia de la humanidad. El bienestar futuro de la humanidad va requerir más minería y no menos minería como se imaginan los post-extractivistas.

[4]Otras corrientes Neo-Luditas buscan bloquear la tecnología digital y la ingeniera genética: computadores, robots, modificaciones genéticas, etc., pero ese no es el caso en Perú en donde la minería, el petróleo y las represas hidroeléctricas son los blancos preferidos de los pos-extractivistas.

[5] Kaczynski, un matemático con un IQ de genio, entre 150 y 170, redactó su Manifesto en forma muy lógica e completa. Más allá de sus ideas absurdas, es un documento de lectura entretenida.

[6] En el final del Manifesto (del §213 al §232), Kaczynski realiza una crítica aguda a la izquierda y a su ambición de poder por el poder. Por ello, sería más adecuado caracterizarlo políticamente como más próximo a los anarquistas que a la izquierda tradicional de Latino América o de los países del norte.

[7] http://www.theguardian.com/sustainable-business/blog/buen-vivir-philosophy-south-america-eduardo-gudynas

 




Oscurantismo Pos-Extractivista

Oscurantismo Pos-Extractivista

Continuando con el avance de nuestro nuevo repositorio: Recursos Naturales y Desarrollo, nuestro colaborador Sebastiao Mendonça Ferreira, nos presenta su análisis sobre la manipulación de mitos y leyendas a las que recurren los anti mineros con su ideología pos-extractivista que, por cierto, representan propuestas de vida muy alejadas de su propia realidad y de la de sus donantes de los países más ‘desarrollados’.

¿Porque los anti-mineros promueven ideas que aumentan la mortalidad materna e infantil e incrementan la pobreza?

¿Cómo puede ser que organizaciones conformadas por profesionales que han tenido acceso a la educación universitaria, que usan Internet y que hacen frecuentes viajes a Europa se vuelvan promotores de prácticas de salud y técnicas agrícolas que reconocidamente tienen resultados nefastos para las poblaciones rurales? ¿Qué intereses están detrás de esa labor oscurantista y dañina a la población?

1. “Saberes Locales” versus Ciencia. [1]

La ideología Pos-Extractivista es bastante compleja y ecléctica y está formada por diversos componentes conceptuales (radicalismo ambiental, marxismo, neo-ludismo, etc.). El pos-extractivismo no consiste únicamente en una postura hostil a la minería –aunque este sea su aspecto más visible por la relevancia de los conflictos sociales–  sino contiene un rechazo de cuño filosófico a la modernidad. Una característica de esta ideología es su escepticismo a la tecnología, a la industrialización, a la ciencia y al concepto de progreso en general.

Los pos-extractivistas consideran que el método científico que fundamenta la ciencia moderna y se sostiene en la evaluación de hipótesis frente a experimentos, a partir de las cuales se obtienen las leyes que gobiernan la naturaleza, tiene una “epistemología occidental” que no es válida en el los países del sur. Por otro lado, consideran que existen “saberes locales” que se originan en las tradiciones y costumbres de las poblaciones indígenas. Desde su óptica, los conocimientos científicos no deben superar a los “saberes locales.” Consideran que creer en la superioridad de la ciencia es una manifestación de colonialismo mental y una práctica “epistemicida”. Ellos no creen que los descubrimientos científicos deben servir para superar lo erróneo de las creencias locales sino que dichas creencias deben tener un status equivalente o superior al de la ciencia. Lo creen superior porque han sido generadas localmente y no fueron traídas por el colonialismo epistemológico occidental.

El más emblemático impulsor intelectual de esta postura, a nivel global, es el portugués Boaventura de Sousa Santos[2] quien es admirado por los pos-extractivistas peruanos y ha sido invitado en múltiples ocasiones al Perú para brindar conferencias para las organizaciones anti-mineras. En su texto “Epistemologías del Sur”[3] se puede leer:

Es un hecho irreversible que el logos eurocéntrico ha implosionado en sus propias fuentes de desarrollo político y económico… desde el Sur, se asume desde la praxis de un logos emancipador que fractura los límites hegemónicos del “capitalismo sin fin” y del “colonialismo sin fin”, ya que hace posible recuperar desde la “sociología de las emergencias”, la presencia de los pueblos milenarios que han logrado la recreación de su hábitat a través de una relación simbiótica directa, con los ciclos o procesos de génesis y muerte de la Madre Tierra (Pachamama). La sabiduría ancestral que porta el pensamiento de estos pueblos originarios, expresados por sus tradiciones, ritos, magias, hasta sus representaciones antropomórficas de la realidad, son síntomas de que el ocaso de la civilización, no muere con Occidente, sino que renace desde el Sur con el “Sumak Kawsay”[4]

Según él, la revolución científica ha colapsado y ha sido desbordada por la problemática actual por lo que es necesario abrir las puertas a otro tipo de conocimiento. Una alternativa surge en el conocimiento tradicional indígena el cual nos guía hacia conductas ecológicamente más sostenibles. Esto puede sonar como una abstracta manifestación de principios. Si fuera así no nos preocuparía, dado que hay muchas sectas con ideas fantasiosas en el mundo, y no es posible el criticar todas las utopías retrógradas que van surgiendo. Nuestra prioridad es realizar análisis que contribuyan a abrir las rutas del progreso para los peruanos. Pero como veremos más adelante, esa ideología se traduce finalmente en acción política con consecuencias negativas sobre la vida de las poblaciones rurales del Perú.[5]

Para promover sus ideas contrarias a la ciencia, el Sr. Boaventura hace uso de lo más moderno de la tecnología digital y de la ciencia, ciencia que él mismo califica de fracasada. Sus seguidores, en las organizaciones pos-extractivistas, repiten sus ideas y copian su práctica social, pues promueven que las poblaciones rurales del Perú renuncien a la modernidad, que en su vida privada ellos no renuncian jamás.

2. Aplicación en el Perú.

En el Perú los núcleos intelectuales pos-extractivistas impulsan posturas oscurantistas alejando a la población más pobre del país de la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. Estas acciones tienen un costo humano innegable en mortalidad materna e infantil y reducción de la esperanza de vida, pero esos costos, al parecer, les son irrelevantes. Pareciera que su lema es: Fuera de la ideología, todo es ilusión.

El “Programa Democracia y Transformación Global” (PDTG)[6] en su página web lista entre sus actividades la generación de  “Publicaciones de libros, historietas y diversos materiales que comparten y difunden “otros” saberes teóricos, políticos, pedagógicos y culturales críticos a los hegemónicos.[7]

Un ejemplo de esta difusión de “otros saberes” es el libro “Nuestra salud. Recuperando saberes de las mujeres para el buen vivir: Sistematización de experiencias.”[8] Este libro es resultado de la colaboración entre la “Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú” (FENMUCARINAP) y el PDTG.

En el libro se puede leer cosas como:

  • La orina sirve para muchas enfermedades, como bajar la fiebre. Te la puedes tomar o frotar con ella.”
  • “Mi nieta tenía el estómago ­flojo porque alguien la había volteado. El médico decía que tenía una infección porque tenía inflamado el estómago y fiebre. Yo le paso el huevo. Lo pongo en su manito para que desarme el huevo y ahí salió el susto”
  • “Luchamos porque se respete la libertad de tener nuestro parto según nuestros usos y costumbres dónde, cómo y con quién queramos dar a luz… las mujeres deberíamos poder dar a luz en nuestras casas sin ser perseguidas por ello.”

Cabe recalcar que el objetivo principal de recoger estas experiencias  no es puramente de observación antropológica. Los pos-extractivistas intentan popularizar estas experiencias y convencer a sectores de la población de que estas prácticas son preferibles a las propuestas por los programas de salud del Estado.  Los autores de este artículo han sido testigos presenciales de como activistas mujeres de la clase media limeña (Políticamente radicales pero que jamás darían a luz a kilómetros de una obstetra profesional y seguramente no beberían orina) organizan eventos en los cuales se difunden estos enfoques entre mujeres campesinas. Lo trágico es que los pos-extractivistas son  organizaciones y personas en las que estas humildes mujeres confían, las cuales les dicen que estas prácticas pre-científicas son idóneas y que además es un acto de discriminación hacia su cultura la promoción de la aplicación de tecnología moderna. Las mujeres de origen rural, que asisten a las capacitaciones de los pos-extractivistas,  ven a las activistas de la clase media como personas bien intencionadas, informadas y que velan por sus intereses, y por ello creen en lo que ellas les dicen.

Creemos que retrasar la transición de los sectores rurales hacia la medicina moderna es un acto inhumano en el que la población más pobre pone en riesgo su vida y su salud para que un sector radicalizado de la clase media y algunos Europeos confundidos  puedan tener la satisfacción personal de considerar que defienden la “diversidad cultural” del Perú. La popularización de los métodos modernos en medicina ha disminuido considerablemente la tasa de mortalidad de las mujeres rurales, por ejemplo en el momento del parto.  La visión retrógrada pos-extractivista de realizar este procedimiento según sus “saberes locales”, motivando a las mujeres a rechazar los servicios de salud del Estado, incrementa considerablemente la probabilidad de muerte del niño y de la madre.  Existe abundante información estadística y estudios sobre el tema (MINSA, OPS-OMS, etc.).[9] ¿Por qué las ONG’s pos-extractivistas no informan a estas mujeres del riesgo que están siendo inducidas a tomar?

El documento de PDTG ha sido financiado por la Cooperación Belga para el Desarrollo. Semejante al anterior es el caso de Cooperacción (ONG anti-minera que tiene a José de Echave, de Tierra y Libertad, como su vocero más relevante) sus publicaciones han sido financiadas por la Unión Europea y El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación de España. ¿Sabrán los directores de esos organismos Europeos que los materiales y las organizaciones que están financiando promueven prácticas que elevan la tasa de mortalidad materna y disminuyen el ingreso de los más pobres del Perú?

Cooperacción además, es célebre por la publicación de los “Mapas de Concesiones” con los que atemoriza a la población en las zonas cercanas a los proyectos mineros. Como parte de su “Programa de Formación de Líderes y Lideresas Comunitarios,”[10] Cooperacción publicó el documento “Desarrollo territorial y actividad minera[11] en el mismo se puede leer, entre múltiples declaraciones semejantes:

  • “Si el nido (Del pájaro Lliqui Lliqui) está hecho en las partes altas significa que será un año lluvioso. Si está en las partes bajas será un año seco.”
  • “Si el huevo tiene manchas habrá buena producción, las manchas grandes se relacionan con la producción de papa y las manchas pequeñas con la producción de quinua.”[12]

El campesino minifundista peruano se encuentra en una situación de pobreza generalizada, en gran medida, debido a que los métodos que aplica en su producción se son técnicamente atrasados.  Fomentar que planifiquen su campaña agrícola (Influenciada por las lluvias) y los cultivos en función a un “pájaro señalero” en vez de incorporar la incertidumbre y no a criterios técnicos es una muestra de indiferencia a la miseria por la que pasa gran parte del campesinado peruano. 

3. Oscurantismo y conflictividad

Los “saberes locales” han sido integrados dentro de la propuesta “Nueva Minería Exige Debate Nacional”[13] suscrito por la casi totalidad de la izquierda peruana.[14] En el cual se lee: “Asegurar la participación de las poblaciones y la incorporación de los saberes locales en los procesos de zonificación y ordenamiento territorial”

La promoción de las creencias locales en contraposición a los conocimientos científicos y técnicos tiene la función de incrementar la propensión al conflicto en esas poblaciones. Al dar un valor absoluto a las creencias, los llamados “saberes locales,” los pos-extractivistas usan mitos como argumento para sus propuestas anti-mineras. Por ejemplo: hacer perforaciones en un cerro puede “matarlo,” o valles separados está interconectados por ríos subterráneos puesto que existen “túneles como venas” que los conectan, a pesar que los estudios científicos muestran lo contrario, o la frase favorita de Marco Arana: “Reemplazar una laguna por un reservorio es como cambiar un brazo natural por uno artificial”.  Los anti-mineros hacen uso de los mitos locales, los legitiman y divulgan en la medida que les permitan avanzar en sus objetivos políticos, es decir, su oscurantismo es políticamente instrumental.

Pero además, la desconfianza en la tecnología de los pos-extractivistas es intrínseca a su ideología, si creyeran en los avances tecnológicos ello podría llevarlos a la conclusión, inaceptable para ellos, de que los avances tecnológicos de la minería podrían servir para evitar los daños ambientales e inclusive para ampliar el acceso de la población rural a servicios ambientales tales como agua de uso agrícola en temporada seca.

En su concepción de un mundo sin minería moderna, y consecuentemente, sin industrias a gran escala, la tecnología da aportes ambivalentes. Su retrógrada idea de futuro los lleva a denigrar los avances tecnológicos del sector minero en gestión ambiental y en las otras áreas del conocimiento como la medicina, aunque en su vida personal ellos no renuncien al celular, a la 4X4, al avión ni a la medicina moderna.

4. Comentario Final.

Como vemos una buena parte de la intelectualidad pos-extractivista tiene profundo escepticismo respecto al enfoque científico y desconfianza hacia la tecnología. Para sostener su narrativa hacen uso de creencias y mitos locales que faciliten manipular a la población y agravar la conflictividad. Hacen esfuerzos por mantener a las poblaciones rurales en la medida de lo posible como una especie de “reserva natural” en un idealizado estadio preindustrial. [15]

El debate técnico plasmado  en sus documentos y apariciones mediáticas es un mero artificio discursivo en su lucha política. Su creencia en los estudios técnicos es limitada puesto que combinan dichos estudios con los “saberes locales” para sostener su hostilidad a las industrias extractivas. En caso en que adolecen de indicios técnicos, hacen uso de mitos y meras acusaciones. 

Los pos-extractivistas peruanos tienen un doble discurso. En los ambientes más bien informados, como en los medios de comunicación limeños, ellos presentan sus estudios técnicos, pues saben que quedarían en ridículo si defendieran mitos sobre el agua y pájaros señaleros. En los talleres y asambleas con las comunidades  campesinas, ellos denigran de la ciencia y legitiman las prácticas nocivas como saberes superiores al conocimiento científico, para hacer de creencias sin sustento, el sustento de sus propuestas. L

 

 


[1] Los conocimientos locales pueden tener mucha utilidad práctica, pero también contienen muchos errores, por ello lo mejor es rescatar lo bueno y descartar los errores. Es decir, someter el conocimiento local a los métodos  de la ciencia. El problema es que los post-extractivistas se niegan a reconocer los errores de las creencias locales y los antagonizan con la ciencia, tal como están hoy.

[2] Sociólogo, doctor de la Universidad de Yale y actualmente profesor de la universidad de Coimbra en Portugal.

[3] Texto disponible en: http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4231309.pdf

[4] SumakKawsay se traduce como “Buen Vivir” y es un concepto con el que los postextractivistas denominan a un estilo de vida  en el que la mejora del bienestar material pase a ser irrelevante frente a la realización espiritual y la armonía con la naturaleza, parte de una visión idealizada del pasado andino.

[5] En un artículo futuro haremos un análisis detallado de las bases conceptuales del post-extractivismo.

[6] Programa Democracia y Transformacion Global” (PDTG) es el principal organizador de eventos intelectuales y fuente de materiales anti-mineros, su página web es fuente de libre acceso de diversos libros, documentos de trabajo, manuales de incidencia, etc. Es posiblemente, el mejor punto de referencia para ver el “estado del arte” intelectual de los anti-mineros.

[7] Las ciencias (la física cuántica, la genética, las matemáticas, la geología, la economía, etc.) son para ellos manifestación de la epistemología  hegemónica.

[8] http://www.democraciaglobal.org/adjuntos/article/893/Libro%20SALUD%20FEMUCARINAP%20FINAL.pdf

[9] En el Perú la mortalidad materna es alta y su causa principal son las hemorragias. El esfuerzo del MINSA ha venido promoviendo el parto institucional, es decir, que las madres estén en un centro de salud con atención profesional, es conocido como uno de los principales factores de su reducción, ver: http://www.minsa.gob.pe/portada/Especiales/2014/maternidadsaludable/avances.html.  

[10] El cual es un eufemismo para trabajo de base de radicalización de comunidades en contra de la minería.

[11] Este documento será materia de un próximo articulo respecto a la praxis antiminera y se encuentra disponible en: http://cooperaccion.org.pe/main/images/derechos_colectivos/Desarrollo_Territorial_Actividad_Minera_4_2013-Ago.pdf

[12] La asociación entre el tamaño de las manchas y los cultivos es evidente.

[13] El texto original de la propuesta puede ser encontrado en: http://www.lampadia.com/assets/uploads_documentos/6015c-nueva-mineria-exige-debate-nacional.pdf

[14] Un análisis al respecto puede encontrarse en: http://www.lampadia.com/assets/uploads_documentos/c2379-no-mas-mineria-.pdf

[15] Los post-extractivistas peruanos son seguidores tardíos de Ned Ludd, quien promovió la destrucción de las fábricas textiles en los inicios del siglo 19 por rechazo a tecnología y a la industrialización.

 



Los mercaderes de la moralidad en el Perú

Los mercaderes de la moralidad en el Perú

Las ONG’s pos-extractivistas se presentan en los medios como profesionales desinteresados, comprometidos con la defensa del medio ambiente y de las poblaciones locales. Sin embargo, al analizar su conducta se percibe que sus prioridades reales son muy diferentes de los propósitos que declaran tener. El acceso a donaciones y la visibilidad mediática han resultado ser los principales criterios de selección de las causas a defender, o a abandonar. Detrás de su discurso, sus líderes se comportan como verdaderos “Mercaderes de la Moralidad.” En este artículo analizamos a los pos-extractivistas que operan en Perú a la luz de un brillante estudio de Clifford Bob, PhD del MIT. (Ver más información en nuestro repositorio: Recursos Naturales y Desarrollo).

Los grupos que alcanzan destaque global lo logran a un alto costo, distorsionando sus principios y alienando a sus constituyentes para apelar a los intereses [privados] de los donantes en los países ricos. Clifford Bob.[1]

El comercio de la moralidad es el negocio principal de los grupos post-extractivistas. Mucho de su comportamiento real y de sus inconsistencias políticas, profesionales y morales se explican, por las reglas del mercado en el cual han decidido hacer negocio. Sus constituyentes locales, la población pobre y oprimida a la cual dicen servir, son meros componentes de un juego de imágenes desarrollado en función de sus verdaderos clientes, los donantes de los países desarrollados. Ello viven de donaciones, y para lograrlas tienen que servir a los objetivos e intereses de sus donantes.[2]

Clifford Bob, alumno de Harvard y PhD del MIT, ha escrito un brillante artículo que clarifica la dinámica política y mediática detrás de las causas impulsadas por las organizaciones Pos-Extractivistas, tanto en el Perú como en el extranjero[3] La pregunta que guió su investigación es: Por qué ciertas causas políticas reciben simpatía, atención mediática y fondos, mientras otras no? Su estudio se enfocó en un análisis comparativo de casos dando especial atención a aquellos en los que la naturaleza de las causas era muy semejante. Sus hallazgos han resultado ser útiles para comprender la conducta de los grupos post-extractivistas que operan en Perú.

El autor, mediante múltiples casos, nos muestra como la relación éxito-fracaso[4], en la celebridad de una causa, no es establecida por la importancia de la misma, ni por el número de quienes se consideran agraviados, ni menos aún por el tipo de denuncia que realizan.  Partiendo de un caso muy conocido, el independentismo Tibetano, Clifford muestra que los Tibetanos (del cual el Dalai Lama es una figura muy reconocida) reciben una gran cobertura mediática global, mientras que los Uigures que se encuentran también  bajo dominio chino reciben una cobertura mediática mínima. Un segundo caso estudiado por Bob es la rebelión zapatista en Chiapas cuya fama es muy superior a la fama de la insurgencia del Ejercito Popular Revolucionario en Oaxaca a pesar de las grandes semejanzas entre ambos movimientos.

La respuesta, es decir el grado de éxito, tendría mayor relación con ciertas características propias de las causas célebres, de imagen de sus líderes y su alineamiento con los intereses de las grandes ONG’s internacionales involucradas, y con sus posibilidades de sacar provecho de dicha causa.  En el caso de la lucha por la independencia del Tíbet y la de los Uigures, ambos grupos minoritarios han luchado contra la dominación china, el asentamiento de los chinos provenientes de la etnia Han (la dominante en el país), las políticas de desarrollo del Partido Comunista Chino y las políticas represivas aplicadas en sus regiones.  Sin embargo, los Uigures han fallado en captar la atención y la simpatía de la comunidad internacional. Según el autor, esta diferencia no se basa en la causa que persiguen (que es básicamente la misma) sino más bien en el potencial para recaudar fondos y construir reputación que las grandes ONG’s han encontrado en las respectivas causasEl criterio de selección de los donantes es el potencial de donaciones y prestigio (donaciones futuras) que cada causa tiene en el mercado filantrópico, no la relevancia de la causa para la humanidad.

Los Chaupe versus los Pajares.  ¿Cuál tiene mayor potencial de best-seller?

Un caso local que podríamos analizar con este enfoque es el de la Sra. Máxima Acuña de Chaupe, una mujer que ha sido sistemáticamente utilizada por diversas ONG’s locales en eventos, manifestaciones, representaciones icónicas, producción de contenido hostil a la minería, en medios, etc. La señora Acuña acusa a Minera Yanacocha (una empresa con mayoría de capital estadounidense) de pretender apropiarse abusivamente de su terreno para desarrollar el proyecto Conga.  Un reclamo muy similar fue hecho por otra familia, los  Pajares;[5] el mismo problema, la misma empresa, en la misma región. Sin embargo, el caso de Máxima,  ha tenido mucho más éxito para capturar la atención de las ONG’s fuera del Perú y obtener rebote mediático local. La causa es muy similar y la injusticia argüida también. ¿Qué hace el caso de la familia Chaupe más importante para los pos-extractivistas locales y para sus donantes?

El caso de la familia Chaupe es mucho más fácil de vender a medios y donantes que el caso de los Pajares. Los Chaupe tienen más potencial para recaudar donaciones para las ONG’s e incrementar su reputación.  El ícono Chaupe a ser elevado cumple con varias causas de diversos grupos de interés, aumentando el “mercado de activistas” y de ONG’s interesadas: (1) es mujer, atractivo para las feministas, (2) se opone a la minería (atractivo para los grupos pos-extractivistas), (3) es supuestamente “indígena” (atractivo para los activistas indigenistas), (4) es campesina (atractivo para agrupaciones comunistas o radicales que buscan reivindicar antiguas opresiones contra el campesinado), y (5) es contraria a las trasnacionales (lo que agrada a grupos anti-globalización). Esta visión romántica de la lucha entre la mujer indígena pobre, sola, campesina, indefensa, que vive en armonía con la naturaleza, versus la trasnacional gigante, poderosa, contaminadora del medio ambiente y culpable de la pobreza local, es una réplica de la lucha de David contra Goliat que gusta mucho a las diversas audiencias de activistas, aquí y en los países desarrollados. Ello implica que múltiples sectores activistas tienen incentivos a dar rebote al caso, y que al hacerlo los pone en mejores términos con sus financiadores.

El caso de la familia Pajares es menos llamativo  como producto mediático. Los argumentos que ellos han presentado –más allá de ser o no ciertos– son legales y no apelan a reivindicaciones étnicas, ni a luchas medio ambientales, ni a ningún otro punto de la agenda pos-extractivista.  Los integrantes de la familia presentaron los papeles del juicio en una camioneta 4×4, son además hijos de uno de los hombres con más tierras en el norte del Perú, no están tratando de vivir en la zona, una de las voceras afirma vivir en el extranjero, y no se victimiza ante los medios.[6]  Un “producto” así es difícilmente vendible por las grandes ONG’s, no encaja en la causa de ningún grupo activista en los países desarrollados, y no encaja bien en ningún segmento del mercado de donaciones.

Entendiendo esa lógica, no sorprende que varias ONG’s se hayan plegado a las demandas de Máxima Chaupe.  Por el potencial del producto (la imagen de la señora Chaupe), los instructores la hicieron seguir, como libro de texto, ciertos pasos necesarios para incrementar la relevancia de su figura: le brindaron premios como vehículo de internacionalización de la figura, surgió un “padrino” que la apoyó y guió en el proceso[7] se ha trabajado en la generación de una iconografía (la dama de la Laguna Azul) y de diversos productos audiovisuales relacionados, entre ellos, el documental “La Hija de la Laguna[8], un reportaje en Cuarto Poder y una entrevista con Milagros Leiva.  La señora ha sido llevada a diversas reuniones y presentaciones de activistas de distintas causas, inclusive a Europa en la que fue usada como un recurso muy útil para capturar la atención de una congresista del Partido Comunista Francés, quien incluso visitó las lagunas relacionadas al proyecto Conga el año pasado. La última acción es el ‘regalo’ del diario La República del video del documental indicado, del día 21 de diciembre pasado (ver foto).

ONG’s “ambientalistas” que no se preocupan por el medio ambiente

El mismo criterio mercantil explicado por Bob en las causas que obtienen rebote global es aplicable en la selección de las causas ambientales en Perú.

Si uno busca en la página web de GRUFIDES (ONG protagónica de múltiples  conflictos sociales y que sirvió de plataforma a Marco Arana) encontrará 134 artículos referentes al Proyecto Conga y 46 referentes al Proyecto Tía María, mientras que hay tan solo 15 referencias a la minería informal la cual está trayendo, de manera probada, una verdadera devastación medioambiental.  Ese número extraordinario de artículos refleja la prioridad que GRUFIDES asigna a los dos proyectos que ni siquiera han entrado en operación, que tienen sus EIA aprobados, y siendo que los anti-mineros no cuentan con estudios serios que sustenten los potenciales costos ambientales. Las causas asumidas por los pos-extractivistas se priorizan en función de su potencial en el mercado de donaciones; el país y la población andina son sólo componentes de un discurso comercial. El impacto ambiental es menos relevante que la visibilidad del conflicto ligada a una determinada actividad extractiva.

Un caso similar sucedió en Piura.  La empresa Manhattan que realizaba exploraciones en Tambogrande tuvo que retirarse dado el rechazo por el trabajo de zapa realizado por algunas ONG’s, agrupaciones políticas y diversos aventureros políticos locales, quienes apelaban a la posibilidad futura de que ocurriera cierto grado de contaminación.  El bloqueo del proyecto provocó la entrada masiva de la minería ilegal que hoy está destruyendo en forma desastrosa las zonas donde opera. ¿Dónde están las organizaciones que lucharon por la protección ambiental del valle y de la población de Tambogrande? ¿Por qué los esfuerzos mediáticos y de adoctrinamiento político (llamados “capacitaciones locales”) disminuyeron en función del retiro de la minería moderna? Los resultados desastrosos de Tambogrande no son materia evaluación para los anti-mineros, lo único que extraen como lecciones aprendidas son los métodos para bloquear nuevos proyectos mineros. En la lucha incesante por comercializar ideas en el mercado de donaciones, la coherencia moral y profesional es dejada de lado.

Luchar contra las multinacionales y las multilaterales es más rentable

En otra parte de su articulo Clifford Bob cita el ejemplo de la comunidad Ogoni, en Nigeria. El pueblo Ogoni estuvo luchando por años por representación política ante la indiferencia de la comunidad internacional.  Su destino cambió cuando la empresa trasnacional Royal Dutch Shell entró a operar en sus territorios y los líderes Ogoni modificaron sus reclamos desde una posición de defensa de minorías étnicas  hacia una de protección medioambiental. Varias organizaciones internacionales, entre ellas Greenpeace y Amnistía Internacional, empezaron a darle atención al tema. La causa anterior era muy difícil de vender a sus audiencias globales, mientras que la defensa del medio ambiente en enfrentamiento a una multinacional se alineaba mucho más con las preocupaciones del mundo desarrollado y de los donantes de esas ONG’sAtacar a grandes empresas trasnacionales es una actividad mucho más lucrativa en lo económico y político para las ONG’s que priorizar la representatividad de grupos étnicos africanos, y menos aún hacer algo efectivo en esa dirección.  Como en todo mercado, el cliente (o en este caso el donante) tiene la razón.

Un fenómeno  semejante se dio en el caso peruano, pues durante la Junta de Gobernadores del FMI y el Banco Mundial se realizó un evento opuesto, titulado “Desmintiendo el Milagro Peruano”[9] el cual contó con la participación de múltiples invitados internacionales incluyendo el célebre Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Los activistas peruanos enfrentaban el problema de que sus actividades se focalizaban en Derechos Humanos, Medio Ambiente y Derechos Indígenas, estando estas temáticas muy alejadas de los debates respecto a políticas económicas que naturalmente se asocian al Banco Mundial y el Fondo Monetario. Sin embargo, la Junta de Gobernadores significó la llegada de una gran cantidad activistas del mundo desarrollado, hostiles a estas instituciones y capaces de canalizar recursos financieros. Había que preparar para estos clientes algo que les mostrara que se está en “la misma lucha” y que las ONG’s peruanas también merecían recibir recursos externos. La solución encontrada fue generar eventos en los que se asociaba el accionar del Banco Mundial y del Fondo Monetario a los actuales “giros de negocio” de las ONG’s peruanas. Se realizaron actividades tales como: “Un panorama del involucramiento del Banco Mundial en cambio climático en Perú y México,” “El rol de la IFC desde los años 90,[10] y los impactos de sus Inversiones en el Perú: El Caso Yanacocha en Cajamarca,” etc.

En estos eventos se trataba de sostener, aún de manera forzada, que las actividades de las ONG’s locales también formaban parte del enfrentamiento contra las multilaterales, es decir se trataba de hacer encajar el “producto” a las preferencias del “mercado” que en esos momentos estaba constituido por extranjeros hostiles al Banco Mundial y el Fondo Monetario.

Conclusiones

La investigación de Clifford Bob confirmó su hipótesis: Las diversas ONG’s que operan en el mercado de donaciones priorizan las causas no por su relevancia sino por la capacidad para atraer la atención en el mundo desarrollado y sus donantes. Como hemos podido verificar, esa lógica también impera en el Perú.  

Según el autor, las ONG’s internacionales buscan figuras que representen sus propios ideales, completen los requerimiento programáticos necesarios para tener “éxito,” o que encajen dentro de sus visiones románticas de rebelión.  Él opina además que las audiencias en el mundo desarrollado están listas para creer en la superioridad de su moral, y en el poder e infalibilidad de sus buenas intenciones. 

Como país en desarrollo no tendríamos que preocuparnos por los problemas de las sociedades desarrolladas, pero sucede que las creencias de algunos segmentos de esas sociedades pueden afectarnos, y objetivamente nos afectan, induciendo a operadores locales, como las ONG’s pos-extractivistas a dedicarse a las causas que ellos pueden comercializar mejor.

Los grupos post-extractivistas locales se han dejado moldear por la lógica de ese mercado, bloqueando la creación de riqueza donde actúan y dejando que se destruya el ambiente donde no encuentran oportunidades de negocio.

Antes de asumir una causa o respaldar a algún personaje promovido por los grupos pos-extractivistas, necesitamos verificar su relevancia y sustento empírico para no terminar consumiendo productos simbólicos que son perjudiciales para nosotros como individuos, como comunidad y como país. Lampadia

 


[1] Bob, C. (2002). Merchants of Morality. Foreign Policy, March-April 2002, p. 26-45.

[2] Recomendamos enfáticamente la lectura del artículo. Es de acceso libre y de lectura amena.

[3] Clifford Bob es actualmente Profesor de Ciencias Politicas de la Universidad de Duquesne.

[4] Una causa “exitosa” en ese artículo, es aquella que logra obtener más atención mediática, simpatía y dinero que otras causas similares.

[5] Quienes denuncian que Minera Yanacocha opera actualmente sobre terrenos que son de su propiedad.

[6] En un reportaje hecho por el programa Punto Final.

[7] Para ella fue Grufides, con su vocera Mirtha Vásquez que es actualmente su abogada en los juicios que lleva contra Yanacocha.

[8] Aunque ella no es el personaje principal de la película, su caso es expuesto en el documental. 

[9] El programa del evento esta disponible en: http://www.mediafire.com/view/aaiyiq7yrc7hob1

[10] IFC es el acrónimo de International Financial Corporation (Corporacion Financiera Internacional), que es la denominación del área de inversiones internacionales del Banco Mundial.

 


 

 


 




Recursos Naturales y Desarrollo

Recursos Naturales y Desarrollo

Durante los últimos años, Perú ha desdibujado su relación entre el aprovechamiento de sus recursos naturales (RRNN) y sus líneas de desarrollo. Lo que es más, se ha llegado a contraponer, en el discurso, la explotación de los recursos naturales con el crecimiento, la diversificación de la producción y la inclusión. Además se le ha imputado al sector de RRNN características negativas con las comunidades y el medio ambiente.

La verdad es que desde la promulgación de la nueva Constitución de 1993, en la cual se viabilizó el regreso de la inversión privada al país, el sector que se dinamizó más rápido y con mayor profundidad fue el sector minero. En buena medida, la espectacular reconversión del Perú, desde un país empobrecido, sin inversión y sin confianza en el futuro; hacia un país brioso, que por más de una década superó el crecimiento de los demás países de la región y del mundo en su conjunto, que bajó la pobreza a menos de la mitad, disminuyó la desigualdad y mejoró todos los indicadores sociales con un crecimiento “pro-pobre y pro-clase media”; se debe, en gran parte, al crecimiento de la inversión privada, (en la cual la inversión minera es un componente importante) , sus encadenamientos sectoriales y su oferta de recursos fiscales que, por primera vez en nuestra historia, permitió que el Perú financiara el incremento del gasto público sin incurrir en déficits fiscales.

Sin embargo, de la mano del gobierno del ‘nacionalismo’ desde la campaña electoral hostil a la inversión de Ollanta Humala, su primer gabinete dirigido por Salomón Lerner G., la crítica de los luego ministros de la Producción y de Transportes y Comunicaciones, Ghezzi y Gallardo, con su libro y la impronta por forzar una diversificación productiva en busca de ‘nuevos motores de crecimiento’, la falta de activismo pro-minero de los líderes de opinión y de los gremios empresariales, más la claudicación del gobierno ante las afrentas de los conflictos anti inversión llamados ‘conflictos sociales’ (mediante actos de violencia y difusión de ideologías como la del pos-extractivismo, la debilidad conceptual y la vocación por el escándalo y la noticia fácil de muchos medios de comunicación); el Perú, a diferencia de sus competidores mineros, como Canadá, Australia y Chile, ha abandonado su principal palanca financiera para su desarrollo.

En Lampadia, conscientes de la debilidad conceptual y la falta de participación cívica sobre la temática de la explotación de nuestros RRNN, hemos creado una nueva Biblioteca Virtual especializada en los “Recursos Naturales y el Desarrollo”, con el propósito de fomentar un mayor y mejor debate sobre estos temas de gran impacto para la vida nacional.

Esta sección tendrá cinco partes con la siguiente estructura:

Minería y Desarrollo

Análisis, documentos y opiniones que buscan explicar la relación entre la actividad minera y el desarrollo económico y social, tanto en su espacio de influencia directa como para el país en conjunto, identificando los potenciales de sinergias intersectoriales o encadenamientos productivos.  Para ello se mostrarán evidencias empíricas –sustentadas en datos tangibles– contrastándolas con los enfoques más ideológicos.

Minería y Medio Ambiente

Análisis, documentos y opiniones que explican como la tecnológica moderna, los estándares nacionales e internacionales y la supervisión de los reguladores y de la sociedad, determinan que la minería moderna sea ambientalmente sostenible. Busca mostrar también como el potencial técnico y financiero del sector minero puede incrementar el acceso de la población de su entorno a mayores y mejores servicios ambientales.

Conflictividad

Análisis, documentos y opiniones que buscan rescatar la experiencia local e internacional en el manejo de los conflictos ligados a los recursos naturales; analizando los enfoques vigentes, sus fortalezas y limitaciones. Su propósito es contribuir a que el Estado y el sector extractivo dispongan de marcos conceptuales y metodológicos para evitar la deslegitimación de sus actividades.

Pos-Extractivismo

Análisis, documentos y opiniones que buscan explicar la filosofía, los objetivos, las herramientas y los procedimientos de la principal corriente ideológica hostil a la minería: el pos-extractivismo.  Se busca visibilizar las implicancias que esta ideología tiene para el desarrollo social, económico e institucional del país, especialmente en las regiones donde se encuentran los recursos naturales.

Otras Industrias Extractivas

Análisis, documentos y opiniones relacionados a otras industrias extractivas diferentes a la del sector minero: hidrocarburos, hidroeléctricas, energías no convencionales, forestaría, etc. Se busca visibilizar el gran  potencial de desarrollo que estos sectores ofrecen al país.

Colaboradores

La biblioteca virtual de Recursos Naturales y Desarrollo contará con los aportes y colaboraciones de los especialistas en estrategia de desarrollo de RRNN, los directores del Centro Wiñaq, organización dedicada a fortalecer la institucionalidad democrática y la sostenibilidad del desarrollo social y económico:

Sebastiao Mendonça Ferreira

Autor, investigador y consultor internacional en planeamiento estratégico, finanzas y gestión del conocimiento. Profesor visitante del (MIT) Massachusetts Institute of Technology 2006-2011. Presidente del Centro Wiñaq.

Camilo Ferreira

Economista de la Universidad San Ignacio de Loyola, Perú. Investigador del Instituto Acción y de Soluciones Empresariales a la Pobreza, asesor en planeamiento estratégico en el sector publico y privado: tecnología, medios, minería, etc. Consultor sénior y fundador del Centro Wiñaq, Perú.

Franco Olcese

Ingeniero Industrial de la PUCP, con postgrado en la Universidad de Paris en Gestión en Países en Desarrollo. Experiencia en consultoría en Perú y Francia, en el sector financiero, de consumo masivo y minero. Consultor sénior y fundador del Centro Wiñaq, Perú.

Invitamos a nuestros lectores a aprovechar este espacio de reflexión y a participar en los debates que iremos proponiendo. Lampadia

 

 




Minería y Desarrollo

Minería y Desarrollo

Hoy día lanzamos nuestra Biblioteca Virtual sobre Recursos Naturales y Desarrollo. Qué mejor manera que hacerlo con el ensayo de Sebastiao Mendonça sobre la legitimidad social de la minería.

Como todos sabemos la actividad minera ha sido pasiva de un proceso de cuestionamiento que ha descarrilado las políticas públicas que permitieron su desarrollo y aporte múltiple a la mejora de nuestros indicadores económicos y sociales durante los últimos 25 años.

Las siguientes líneas de Mendonça, inician un proceso de difusión y debate sobre los verdaderos impactos de la minería en el Perú.

La Legitimidad Social de la Minera

Un drama con elementos de tragedia

Sebastiao Mendonca Ferreira

Centro Wiñaq

No hay nada más práctico que una buena teoría.

Kurt Lewin, MIT.

Los conflictos mineros parecen rayos en cielo abierto. Aparentemente todo está tranquilo en una región, y de repente un conflicto, que parecía ser un problema menor, adquiere una escala masiva y se hace noticia nacional o internacional.

¿Por qué los conflictos mineros pueden escalar tan fácilmente? ¿Cómo puede ser que empresas muy grandes y tecnológicamente sofisticadas puedan ver sus proyectos de miles de millones de dólares paralizados en forma tan sorprendente? ¿Cómo puede ser que esas empresas sean blancos de campañas de rumores y de acciones violentas generando grandes pérdidas a ellas y al país? ¿Qué es lo que posibilita que los conflictos mineros escalen localmente y ganen el apoyo de segmentos importantes de la opinión pública nacional en cuestión de días o semanas?

La respuesta breve es que ello depende de la legitimidad social de las empresas mineras y de la actividad minera en la sociedad peruana. La facilidad con que los conflictos escalan e impactan sobre la opinión pública nacional está directamente ligada al deterioro de la legitimidad de la minería. Es el descuido sistemático de la construcción y protección de dicha legitimidad lo que ha generado todo un conjunto de debilidades críticas que hoy son bien aprovechas por quienes ven en la promoción del conflicto la ruta de su ascenso político y económico.

Cuando una empresa o un sector como la minería dejan que su legitimidad ante la sociedad local sea dañada, la empresa y todo el sector se vuelven vulnerables a múltiples tipos de ataques y hace económica y políticamente rentable el aventurerismo político, estimulando así la expansión de esa actividad en el país.

¿Qué es legitimidad social?

Una de las definiciones más ampliamente aceptadas es de Suchman (1995):

La legitimidad es una percepción o creencia generalizada [de la sociedad local] de que las acciones de una entidad son deseadas, apropiadas y adecuadas, dentro de un sistema construido de normas, valores, creencias y definiciones.” [1]

Lo desafiante de la legitimidad social es que es una batalla que se gana o se pierde en la mente y en los corazones de la población local, en el marco de sus creencias, estereotipos, inclinaciones sociales e instituciones. Sin un conocimiento profundo de esos elementos locales, las empresas mineras no tienen muchas chances de construir y proteger su legitimidad. Sin entender la cuestión de la legitimidad, los millones de dólares aplicados en proyectos de desarrollo y en campañas de imagen tienen resultados inciertos, para decir lo menos.

A diferencia de las empresas mineras, los grupos anti-mineros conocen muy bien el sistema de creencias de la población local y han desarrollado narrativas que apuntan a destruir la legitimidad de la minería y a justificar sus acciones en contra del sector. En realidad, el desarrollo de narrativas hostiles a la minería es una especialidad de esos grupos, sea en su versión marxista o post-extractivista.

Los pilares de la legitimidad de la minería

Para el caso de la actividad minera y las empresas que la realizan, son cuatro las grandes áreas o temas de preocupación de la población en torno a los cuales se construye o se deteriora la legitimidad. Ellos son los pilares de la legitimidad social de la minería:

1.      Contribución al desarrollo económico y social.

2.      Responsabilidad hacia el ambiente/recursos naturales

3.      Actitud ética hacia la comunidad/sociedad local.

4.      Confiabilidad de la institucionalidad ligada a la minería.

1. Contribución al desarrollo económico y social

La presencia de empresas en una región genera una gran cantidad de temores y de expectativas de progreso en las poblaciones próximas y no tan próximas a sus operaciones. Si las instituciones públicas son incompetentes y/o corruptas, las expectativas hacia las empresas mineras se vuelven aún más grandes.

No sirve de mucho discutir si, además de cumplir con estándares globales, con las leyes del país y con el pago de los impuestos, las empresas mineras tienen o no la responsabilidad de dinamizar el desarrollo económico en las zonas próximas a sus operaciones. Independiente de la respuesta a estos temas, las empresas necesitan responder de algún modo a esos temores y expectativas sociales, porque si no lo hacen su legitimidad peligra.

Si la opinión de la población local es favorable, no será difícil para las empresas mineras constituir coaliciones de actores sociales que defiendan un modelo de desarrollo en donde la minería cumpla un rol de locomotora de la economía local. Si esa opinión es desfavorable, los grupos anti-mineros tendrán muchas oportunidades de generación de conflictos.

Este es un campo en que los grupos anti-mineros tienen una gran ventaja, pues las narrativas de las empresas mineras son poco efectivas en permitir a la población visualizar los impactos positivos de la minería en su economía, y sin una narrativa convincente, es muy difícil avanzar en la construcción de este pilar de legitimidad.

2. Responsabilidad hacia el ambiente/recursos naturales

Los impactos ambientales de la minería son visibles, especialmente si la operación es de tajo abierto. La expectativa de la población es que esos impactos estén previstos en el diseño de la operación, que las tecnologías y procedimientos utilizados los minimice, y que la empresa corrija los accidentes que pudieran darse. La población local espera, además, que la información brindada a ella y a las instituciones públicas sea confiable. [2]  

Esta es un área  en que los temores abundan, los reportes técnicos resultan discutibles, las incertidumbres de la población son altas, y las acusaciones pueden ser creíbles aún sin soporte de evidencias. Este es un tema en que los temores son tan importantes cuanto el control de los riesgos en si mismos. No es suficiente que las medidas de control de riesgo ambiental estén bien diseñadas, es necesario que la población tenga confianza en que la empresa las aplica en forma consistente y responsable.

Si la cuestión ambiental asume la forma de disputa por los recursos naturales, la preocupación de la población se incrementa notablemente. Lo que la población, especialmente de los ámbitos rurales, no quiere es que la minería les prive o afecte la calidad del agua poniendo en riesgo sus actividades económicas y su bienestar. Sin que la población esté tranquila sobre este tema, es poco sensato creer que los conflictos no van ocurrir.

3. Actitud ética hacia la comunidad y/o sociedad local:

Sin ganar la confianza de la población acerca de sus intenciones, es imposible que las operaciones de una empresa minera puedan ser sostenibles.

Si una empresa genera resentimientos en la población y/o deja que su imagen sea asociada a los enemigos y rivales con los cuales la población ha enfrentado a lo largo de su historia –invasores, traidores, dictadores, colonialistas, saqueadores, etc.– se incrementa notablemente la propensión de la población a entablar conflicto con esa empresa.

Una vez que las empresas son encasilladas en la mente de la población local como entidades hostiles, todo lo que digan en defensa de su accionar y todo lo que hagan, aún siendo positivo para la población, deja de ser creíble. Sin credibilidad, las empresas pierden voz ante la sociedad local. En el Perú hay muchas empresas mineras que han perdido su credibilidad ante importantes segmentos de la población de las regiones donde operan.

4. Confiabilidad de la institucionalidad ligada a la minería

La actividad minera se da en un marco institucional: el registro de las áreas, el derecho de exploración, la aprobación del EIA, las licencias de operación, el pago de los impuestos, el pago del canon, etc. La credibilidad de ese marco institucional es fundamental para la legitimidad de las operaciones de las empresas mineras. No es gratuito que los grupos anti-mineros ataquen sistemáticamente la confiabilidad de las instituciones que norman, supervisan o representan al sector minero.

Las reglas de convivencia en una sociedad están dictadas por sus instituciones. Si las instituciones no son confiables, las leyes y las autoridades que las aplican no son dignas de ser obedecidas. En esas situaciones, las protestas son vistas como necesarias, e incluso el uso de la violencia puede ser visto como justificable. La acción directa, al margen de la institucionalidad, pasa a ser percibido como la única forma de hacer oír la voz de quienes se sienten injustamente tratados por instituciones ilegítimas.

¿Cuán legítimas son las instituciones del sector minero? En el Perú no se llega a los extremos Africanos en donde los conflictos por los recursos minerales (diamantes, petróleo, etc.) asumen la forma de guerra civil, pero la escala de los conflictos anti-mineros y el uso generalizado de la violencia en ellos, indica un grado preocupante de ilegitimidad de la institucionalidad minera.

Sin referencia institucional, la población se guía por las imágenes difundidas en los medios y por las apariencias circunstanciales de los conflictos, muchos de ellas fabricadas para las cámaras, y los anti-mineros son expertos en montar escenarios para los medios. El problema se complica si consideramos la fuerte presencia de los anti-mineros en los medios radiales, en donde la población rural busca informarse, predominantemente.

Conclusiones

El estado de la legitimidad social de la minería es la referencia principal de su duración en el tiempo, de su sostenibilidad. Es decir, sin legitimidad ninguna empresa es sostenible en el largo plazo.

Con la práctica del pragmatismo transaccional –aún predominante en muchas empresas– las empresas mineras y la SNMPE han dejado que la legitimidad del sector sea erosionada a lo largo de décadas enteras, y ahora vemos en la conflictividad social las consecuencias de ese error.

Los enfoques que promueven la aplicación de estándares globales en las prácticas ambientales y sociales de las empresas e incluyen mecanismos de promoción del desarrollo regional (Responsabilidad Social Empresarial y Valor Compartido) contribuyen en alguna medida a la construcción y protección de la legitimidad social, pero no son suficientes porque no abordan el problema de la legitimidad en sus cuatros pilares.

En países como el Perú, en donde el aventurerismo político asume, en muchas ocasiones, la forma de movimiento anti-minero. Los temas referentes a dos de los cuatro pilares de la legitimidad, la imagen ética de las empresas y a la credibilidad de las instituciones de la minería, no pueden dejarse a la improvisación o al ensayo y error. Todos los cuatro pilares necesitan ser abordados en forma consistente.

El  tema de la legitimidad social de la minería y de cada una de las empresas mineras necesita un tratamiento más comprehensivo. Mientras no lo hagan, los anti-mineros van a tener amplias facilidades para la acción hostil. La responsabilidad de recuperar la legitimidad del sector la comparten las mismas empresas mineras, la SNMPE y el periodismo especializado.

 

[1] Suchman, M. (1995). Managing Legitimacy: Strategic and institutional approaches. Academy of Management Review, 20(3), 571-610.

[2] Todas las actividades económicas y sociales tienen impactos ambientales, algunos de esos impactos son locales y otros son a escala global: calentamiento global, deforestación, pérdida de la diversidad biológica, acidificación de los océanos, solo para citar algunos. Lo importante para los fines de la legitimidad es que los impactos ambientales de las actividades mineras son localmente muy visibles y tienen efectos directos concentrados sobre su entorno.

 




La minería peruana tiene el potencial para llevarnos al desarrollo

La 32 Convención Minera dejó en claro que el sector es fundamental para la salud económica del país y para su crecimiento y desarrollo integral. A pesar de ello, muy lamentablemente, se pudo constatar que todavía subsiste la creencia de que el Perú puede prescindir de la minería para alcanzar el progreso. De una u otra manera, la poca atención que recibió este importante evento de las autoridades gubernamentales es una muestra de cómo esta errada concepción viene ganando adeptos. Es como si quisiera negarse todos los logros que se han obtenido en los últimos años, o como si se quisiera desconocer que el crecimiento económico es el que ha reducido la pobreza en el país.

No se entiende como los embajadores de casi todos nuestros socios comerciales asistieron al evento, que incluso la propia ministra de minas de Chile, Aurora Williams, haya estado presente, mientras que los ministros del gobierno de Ollanta Humala hayan brillando por su ausencia. Las severas críticas por la inasistencia de la ministra de energía y minas, Rosa María Ortiz, la obligó a tomar un avión a Arequipa para participar del evento casi a último minuto. Un desatino.

Semejante desinterés también fue compartido por la prensa nacional que le dio un despliegue muy pobre a una Convención que se producía en un momento en que la economía nacional se ha ralentizado. ¿No era el momento, justamente, de enfocar todos los reflectores en escuchar a un sector que ha contribuido al crecimiento del país? Realmente, llamativa la escasa cobertura de los llamados medios serios.

Lamentable, pero cierto. Como demostró durante su exposición el director de Lampadia, Pablo Bustamante, se viene desatando una campaña en contra de las actividades económicas del país. El Post extractivismo difundido por la izquierda peruana, quiere impedir que el Perú crezca, desea sumirlo en la pobreza impidiendo que se desarrollen sectores como la minería, la agroexportación y otros que son los que han generado el bienestar del que goza la gran mayoría de peruanos. Tal y como señaló en su ponencia estas ideas deben ser enfrentadas.

Importantes expositores como el ex ministro de Economía, Luis Carranza y el actual presidente del Banco Central de Reserva del Perú, Julio Velarde coincidieron en destacar la importancia de la minería en el crecimiento del Perú. Sin la minería no se explica el llamado milagro peruano. Y, aunque en Lampadia se ha señalado reiteradamente, no solo debe a los precios internacionales. Sino a que se hicieron las cosas bien. Como indicó Velarde, el Perú no es el país que más se benefició con el ciclo de los súper precios, sin embargo es el que más creció y uno de los pocos que obtuvo superávits fiscales. Es decir, hizo ahorros. Por otra parte, en esta coyuntura se efectuaron una serie de encadenamientos productivos que nos han permitido diversificar nuestra cartera exportadora y por ejemplo desarrollar un importante sector metalmecánico.

Basta decir que en los últimos 10 años, el PBI minero ha contribuido en promedio 13.5%  al PBI nacional y las exportaciones mineras representaron el 58´5% del total. Es además el principal contribuyente en Impuesto a la Rente (IR) y uno de los principales en recaudación fiscal.

Por cada dólar invertido en capital inicial, se puede esperar 4 dólares adicionales invertidos durante toda la vida de la mina. Lo que demuestra que el factor multiplicar es de 4 a 1.

Ha quedado en evidencia, una vez más, que son las regiones en las que existe mayor actividad minera la que más desarrollo social e integral se ha producido. Las regiones del sur: Arequipa, Moquegua y Tacna, lideran los índices de desarrollo humano y los que mejor calidad educativa muestran, con lo que empiezan a diferenciarse del resto del país y ha crear una reserva productiva de primer nivel.

Además, los importes por canon han contribuido a cerrar una serie de brechas, en especial las de infraestructura. En los últimos diez años se transfirieron 34,828 millones de nuevos soles en concepto de canon minero.

Mención especial merece los efectos positivos que ha tenido en Apurímac el desarrollo de las Bambas. Si en el 2010 la pobreza extrema ascendía a 24%, el 2014, cayó a 9%. Una disminución del 61%. Algo similar ha ocurrido con la desnutrición que el 2010 rondaba el 39%, en cuatro años bajó a 29%, menos 25%. Los índices de habilidad lectora y en matemática, también se han incrementado.

Otra conclusión importante ha sido la demostración que el Perú sigue siendo sumamente atractivo par la actividad minera. La actividad minera sigue siendo vital. Primero por la inmensa capacidad productiva del país. Actualmente existe una cartera de 60 mil millones de dólares. Por si fuera poco, nuestros costos están muy por debajo de países competidores. El Perú está en condiciones de duplicar su producción y con eso compensaría la caída de los precios, que dicho sea de paso, no es que el superciclo de la minería haya terminado como se demostró.

Lo cierto es que si el Perú desarrolla todos los proyectos mineros, sigue explorando y potenciando su capacidad en este sector, pronto podríamos llegar al desarrollo. Como señaló Luis Carranza, si el Perú consigue establecer un cluster minero en el Sur (teniendo como eje a Arequipa) y otro en el Norte, nuestro potencial económico se incrementaría enormemente. Tenemos todas las capacidades para hacerlo. Energía, capacidad y sobre todo una demanda de servicios mineros, debido a que geográficamente existen muchos proyectos mineros en las cercanías de Arequipa.

No se resaltó tampoco que la convención se efectuó en una universidad pública: La Universidad Nacional de San Agustín. Una demostración que las entidades públicas y privadas pueden trabajar por objetivos comunes. Se tuvo que superar muchos obstáculos para que la UNAS se convirtiera en la casa de Perumin 32. Desde la desconfianza hasta los retos tecnológicos. Todos se superaron y la Convención se desarrolló en un ambiente adecuado. Una lección, sin duda.

Finalmente, habría que decir que los argumentos de los antimineros fueron puestos al descubierto. No existe una alternativa realista para que el Perú crezca. Solo demagogia y una oposición absurda repleta de prejuicios ideológicos. Es pues el momento de darle a la minería la oportunidad de llevarnos al desarrollo. Tenemos todo para hacerlo. No desperdiciemos la oportunidad. Lampadia