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HARTAZGO

HARTAZGO

Jaime Spak
Para Lampadia

El presidente Castillo en estos primeros cinco meses de gobierno ha cometido tantas irregularidades que ya parece que lo hiciera a propósito para que encuentren motivos para vacarlo.

Ya cansa repetir todo lo que conocemos del comportamiento de este profesor. Que tal parece que ni siquiera ejerció en los últimos años, sino que se dedicó a la lucha sindical.

Lo que más indigna es que sus defensores, en vez de pedirle que salga a aclarar, lo defienden como si fuera un delincuente común.

Es decir, dicen que hay que terminar las investigaciones para que se pueda probar que en la casa de Breña se reunió o no con determinados personajes muy cuestionados.

El ministro Torres tiene el desparpajo de decir que efectivamente la famosa Mayelin fue a casa de Breña, pero “¿qué prueba hay que se entrevistó con el presidente?”.

Es decir, ¿cree el doctor Torres que los peruanos somos débiles mentales???

La susodicha fue a la casa de Breña con una enorme cartera llena de supuestamente dinero ¿para qué?, para comprar los ricos tamales chotanos que prepara la madre del dueño de la casa?

Estamos hablando de la primera autoridad del país, debe de dar el ejemplo y no portarse como un vulgar ladronzuelo que pide que le prueben los delitos.

A esto hemos llegado. Estamos hartos de este gobierno chicha.

 

 

Qué vergüenza me dan los sinvergüenzas que defienden a Castillo.

Es verdad que ha habido anteriores presidentes que han cometido fechorías, pero nadie como este señor que deja huella por dónde camina.

Eso es inadmisible.

La lista crece y llega el momento en que los demócratas debemos de actuar para que esta pesadilla acabe pronto.

Lo he dicho en reiteradas oportunidades: Castillo no es competente para ser presidente de la República.

Castillo es incapaz de sostener una reunión con un medio periodístico pues no sabría que responder ante tantas barbaridades que ha dicho y hecho.

¿Qué hacer ante esta situación?

Volteamos la vista al otro lado y nos encontramos con una lista de políticos que no han dado la talla y que no reflejan el verdadero sentir de la población.

El hecho que en la primera vuelta hubiera 20 candidatos y quien obtuvo el primer lugar sólo sacó 13% de votos que se convirtieron en 19% votos válidos nos da una respuesta a ello.

Necesitamos refrescar la política con gente proba, decente y con experiencia en manejo público y privado.

Ustedes se sorprenderán de la cantidad de gente capaz que puede hacer un sacrificio para entrar en política.

Y digo sacrificio pues la política en el Perú se ha convertido en el arte de ocultar las verdaderas intenciones.

Eso no es lo que aspiramos. Aspiramos a que la mejor gente nos gobierne.

Estamos hartos de ver que intentan ser elegidos gente que ofrece el oro y el moro a sabiendas que no podrá cumplir sus promesas.

Apenas una persona entra en política queda en la mira de cualquier mal intencionado que en las redes sociales busca desprestigiarlo no importa si es verdad o no lo que publican.

Los peruanos estamos hartos que nos manejen de una manera informal, deseamos que nos permitan trabajar libremente.

Solamente un pequeño ejemplo de la ineptitud de nuestras autoridades, hace meses que no se puede obtener nuevos pasaportes y no dan ninguna explicación. No sería lógico si hay escasez de documentos, que se emita un decreto y se indique que los pasaportes vencidos quedan renovados por un año automáticamente y que accedan a una oficina del Banco de la Nación para que les puedan sellar el documento que acredite la renovación. ¿Es tan difícil tomar decisiones lógicas?

Es urgente crear un frente nuevo de personas probas que estoy seguro de que harán un gran cambio en la política peruana.

Hay mucha gente que podría dar ese gran paso y apoyar al país trabajando por el bienestar de los peruanos, sobre todo muchas personas que ya han logrado una estabilidad económica y que deseen dar su aporte social en beneficio de todos.

Los invito a reflexionar y estoy seguro que mas de uno debe de tener en mente a personas que están dispuestas a asumir esa responsabilidad para sacarnos de este marasmo que se ha convertido la política en el Perú.

Lampadia podría ser uno de los medios para congregar a tantos peruanos que deseen dar su granito de arena para sacar a nuestro país de esta triste situación que nos han llevado anteriores gobiernos, pero que en este en especial se ha acentuado de manera muy grave.

Es necesario congregar a gente muy capaz que deje de lado sus ideologías y se unan para sacar al país adelante.

¿Se atreven? Lampadia




Esta es la izquierda

Esta es la izquierda

Unida en un solo puño para destruir el país

Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia

La división de la izquierda era proverbial. Su espíritu de facción le impidió tener relevancia en la Constituyente de 1979, la redujo en el Congreso de 1980, le obligó a renunciar a la segunda vuelta en las elecciones de 1985 y los obligó a servir de tontos útiles de Fujimori para derrotar a Vargas Llosa en 1990, a cambio de dos fajines y algunos puestos que perdieron muy pronto. Barrantes ganó la Alcaldía de Lima, pero su llegada a Palacio fue impedida, ante todo, por la propia izquierda.

En la década del 90, luego de la caída del muro de Berlín, que significó la mayor derrota del comunismo real en la historia, a su división se unió su intrascendencia. Se tuvo que refugiar en regiones, alcaldías, sindicatos, frentes de defensa y comenzó su nueva estrategia: infiltrar partidos, instituciones y medios. En este tiempo y en los primeros años de los 2000, tuvo que buscar vientres de alquiler para figurar políticamente. Javier Diez Canseco, su máximo referente, tuvo que ponerse bajo la sombra de Javier Pérez de Cuellar para llegar al Congreso en el 2001 y luego, se cuadró, sin despeinarse, ante las pocas luces del comandante Humala que ensayó la nueva y exitosa forma de acción política de la izquierda: el camuflaje. Henry Pease, también se tuvo que poner bajo la sombra de Pérez de Cuellar para llegar al Congreso en 1995 y se puso a las órdenes de Alejandro Toledo en el 2001, con el mismo objetivo.

Entre el 2006 y el 2016 el camuflaje fue el nacionalismo. A este se subieron, sin ningún remordimiento, todos los camaradas, carnívoros y vegetarianos[i]. El antifujimorismo sumó a más acólitos: caviares, académicos, presupuestívoros, antimineros y otros. Sin embargo, ni siquiera en ese tiempo de “borrachera de poder”[ii]estuvieron unidos. La Veró, secretaria de no se qué en el partido y fiel compañera en los viajes a Caracas, se desembarcó muy rápido cuando Humala aceptó, presionado por Vargas Llosa y Toledo, jugar en la cancha democrática y no llevarnos al desvarío chavista para el cual había sido concebido. Los Movadef, los proseguir, los cerrones, los santos y la otra izquierda y el ala dura nunca lo vieron con buenos ojos:  los desvaríos burgueses de su consorte eran incompatibles con el “actuar revolucionario”.

En el 2016, intentaron unirse para pasar a la segunda vuelta. No lo lograron. Sin embargo, lograron algo mejor: gobernar gracias a la candidez otoñal de PPK y sus funcionarios de lujo, la complicidad de Vizcarra, el actuar hepático de Keiko y la complicidad manifiesta del ex rehén que pedía autógrafos, el segundo Caballo de Troya con el cual terminó de desembarcar la izquierda este año. La más grande estupidez política que la historia política peruana haya visto es que un país, que en un 80% voto por las libertades económicas, la propiedad, la empresa, le terminó regalando el poder a la izquierda.

En la primera vuelta de las elecciones de 2021, la división los siguió marcando. Había izquierda para todos los gustos. Desde Lezcano, el marxista infiltrado en el partido de FBT hasta Castillo y Ciro Gálvez, a quienes el Oráculo de la izquierda había calificado como “representantes del folklorismo de izquierda que la derecha necesita”[iii], la “izquierda aldeana, ensimismada, telúrica, que se mueve sólo para arrancar algunos aplausos condescendientes en el periodismo tradicional”[iv].

Sin embargo, la segunda vuelta de las elecciones de 2021 hizo la magia que no hubo en 42 años, desde 1979. La proverbial división se acabó. Se unieron. Hasta el Oráculo, que muchos tontos de la derecha comparten en sus posts, consintió que los “aldeanos”, “telúricos”, “folklóricos” tomen el poder. Hoy, están todos en él poder. Los Movadef, los proseguir, los Cerrón, los “telúricos”, la Vero, los nacionalistas, los susanistas, el cura Arana, los camaradas dinosaurio activos en entrevistas y desde el Facebook y ya no desde las relaciones exteriores, todos, unidos, en un solo puño, para destruir el país. Los caviares, sus primos pitucos, quieren tomar distancia al no recibir su pedazo de pastel, pero ahí estuvieron, haciendo posible lo que estamos viviendo.

¿Esta es la izquierda, unida como nunca, que les parece?

Hago este recuento antes de que el barco se hunda o nos lleve a aguas tormentosas, para que en el momento en que empiecen a huir o haya que asumir consecuencias, como siempre sucede en la política, no nos digan: yo no fui y se asilen en algún otro partido. Ahora están todos, como nunca antes, unidos, destruyendo el país.  Compartiendo el poder, porque gobierno no existe. Tomemos nota. Lampadia

[i] Como los clasificaron Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa en el Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano.

[ii] Frase atribuida a Isaac Humala sobre su yerna, la primera dama Nadine.

[iii] César Hildebrandt dixit.

[iv] César Hildebrandt dixit.




El valor de una renuncia

El valor de una renuncia

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

En la primera vuelta de las últimas elecciones generales, el 67% de los votantes apostó por la derecha, por el modelo constitucional y el mercado. Quería despegue económico, no cambio de modelo.  Si agregamos el 11% de votos centristas, tenemos que el 78% no estaba a favor de los cambios constitucionales y de modelo económico propuestos por la izquierda, que el país ya experimentó con los desastres de Velasco en los 70´s y con Alan García en los 80´S.  Sólo el 22% quería eso y lo busca hasta ahora.

PPK y Keiko Fujimori desperdiciaron ese nítido mandato de las urnas y, lejos de unirse como algunos lo sugerimos en abril de 2016, se enfrentaron hasta destruirse, en la mayor estupidez política que se haya visto en la historia política reciente del Perú, azuzados por la izquierda y la mafia caviar que gobierna el país enquistada en ministerios, vice ministerios, secretarias generales, direcciones generales y consultorías. Al final, PPK y Keiko Fujimori terminaron presos y el felón Vizcarra concentró el poder, desbordándolo en una fanfarria intervencionista que en el último año ha destruido el PBI y no ha podido contener la pandemia.

PPK y Keiko Fujimori no se han destruido solos. Sus cortes los han acompañado en este despropósito. La “gran prensa” ha auspiciado, muy bien pauteada, este desangre. La historia los juzgará.

Hoy, PPK y Keiko Fujimori son dos cuadros de tristeza arrimados a alguna de las paredes de la escena política peruana. El primero es un cadáver político y la segunda es la candidata que perdería en segunda vuelta hasta con la candidata de Maduro. La mayoría de peruanos preferirían ver al Perú convertido en Venezuela antes que votar por ella.

Los errores políticos se pagan.

¿Podrían hacer algo para enmendar su grave error y la deuda con el mandato popular que hoy busca alternativas?

PPK está sólo, su corte lo ha abandonado, carece de partido y de futuro. Podría reconocer la estupidez, tal vez eso le otorgue un mejor sitio en la historia que el rincón que se ha ganado.

Keiko Fujimori podría renunciar. Declinar su postulación presidencial para dar paso a una candidatura viable como la de Hernando de Soto y conservar o inclusive acrecentar su caudal parlamentario, para aportarlo a una alianza de gobierno de derecha o centro derecha que nos saque del hoyo. De Soto necesitará ciertamente una base política en el Congreso que no puede conseguirla con su movimiento y que no debería tomarla prestada de la izquierda. Mantenerse en la liza electoral sería un error más que termine de pintar de oscuro el color de su epitafio político. Una renuncia en cambio, a su edad, puede inclusive darle la oportunidad de liderar una bancada que construye, que aprende de sus errores y que se lava la cara.

Las mezquindades y egoísmos de los dos líderes de la derecha pintaron el quinquenio que termina. Nuevamente esas mezquindades y egoísmos de los líderes de turno nos pueden poner en una paradoja peor, ya advertida en ¿Es tiempo del Otro Sendero? Lampadia 05.03.21.

No se puede cometer el error otra vez. No hay derecho a dejar que el 22% de los peruanos, ahora representados por Lescano y Mendoza, le impongan a la mayoría de los peruanos, su visión y sus despropósitos.

Ha llegado la hora de Keiko. No la hora que ella espera. Ha llegado la hora de mostrar el valor de una renuncia oportuna. Veremos si está a la altura del desafío. Lampadia




PAX CAVIAR

PAX CAVIAR

La persecución de adversarios es siempre un búmeran. Retorna. Por una razón esencial: no cuestiona los argumentos del contrario, sino a las personas.

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

El chantaje mediático logró su objetivo mínimo: reinstaurar la PAX CAVIAR.  El objetivo máximo que era el retorno de Vizcarra no fue posible. Hemos retornado a la PAX CAVIAR, el largo periodo que comenzó a instaurarse tibiamente desde el toledismo, que se consolidó desde el 2011 con la llegada de Nadine Heredia y su cónyuge al gobierno y que se mantuvo con PPK y Martin Vizcarra, quienes pese a haber ganado con el voto de la derecha, entregaron el gobierno a esta hegemonía de izquierda, con la complicidad de la torpeza fujimorista.

La PAX CAVIAR es un concepto que acuñamos para nuestra realidad, para explicar un tiempo en el cual se constata la dominación de un conjunto de ideas y posiciones ideológicas en la política peruana, una hegemonía del pensamiento moderado de izquierda y, por cierto, de estabilidad en la conducción del aparato público, basado en la continuidad de elencos, políticas y clichés.

Tomamos prestado este concepto de la historia de la humanidad, donde se conocen muchos casos de períodos de hegemonía, dominación y estabilidad de ideas, civilizaciones y gobiernos. La PAX ROMANA (del año 70 al año 192 de nuestra era, en Roma), la PAX AMERICANA (luego de la segunda guerra mundial en USA) o la PAX SINICA (período de hegemonía de las Dinastías Hang, Tang, Yuan y Ming en la China).

La PAX CAVIAR en nuestro país tiene varios elementos. Aquí algunos de ellos desde nuestra perspectiva:

  • Apelación constante a los conceptos de “interés general”, “grandes mayorías”, “voluntad popular” como fuente de legitimación y de confrontación política.
  • Rol preponderante del Estado en las políticas sociales y la inversión.
  • Predominio del componente “social” sobre el componente “individual”. Subordinación del individuo y la persona a lo “público”, lo “colectivo”, lo “general”.  
  • Retórica de respeto al mercado, pero sujeto a lo “social”, al “control”, a la “regulación”.
  • Retórica de respeto a la inversión privada pero condicionada a aspectos sociales, políticos, ambientales o similares. La llamada “licencia social” debe ser una de las más destacadas creaciones de este tiempo.
  • Muy buena relación con la gran empresa, a la cual se muestran como “garantía” frente a la izquierda radical.
  • Alto contenido de programas sociales para sustentar una base social mínima (Juntos, Beca 18, Pensión 65, Fise, Bonos, etc.)
  • Uso del “lenguaje inclusivo”
  • Concesión frente al chantaje social por encima del orden y del imperio de la ley.
  • Toma de distancia con las posiciones radicales de ultra izquierda aunque le sea funcional a ella.
  • Rol estelar para los ítems de las agendas minoritarias: feminismo, matrimonio homosexual, discapacidad, etc.
  • Construcción de un lenguaje “políticamente correcto” para excluir el disenso y deslegitimar las opciones políticas diferentes.
  • Continuidad de elencos en el Estado mediante enroques ministeriales, viceministeriales y consultorías. Una puerta giratoria donde cambias los gobiernos, pero no las personas, ni las políticas.
  • Ablandamiento de las fuerzas políticas contrarias, qué en lugar de cuestionar los elementos de la hegemonía, se acomoda a ellos y abandona sus propias banderas políticas.
  • Alineación de los órganos políticos autónomos y los poderes constitucionales con este lenguaje, este discurso y la agenda política. Magistrados, defensorías, fiscales y otros poderes alienados son importantes en esta hegemonía.
  • Una prensa adicta, jugosamente financiada por la publicidad estatal directa y un elenco de “influencers” o “lideres de opinión” de apariencia independiente.

Esta PAX CAVIAR está de vuelta. Recargada. Manuel Merino, un norteño campechano y sobre todo Antero Flórez Araoz, eran un peligro para la continuidad de esta hegemonía. Basta ver el nuevo equipo gubernamental para comprobar que los enroques se han vuelto a producir y la continuidad de elencos ha regresado, esta vez bajo la batuta del distinguido señor Sagasti. La pregunta es:

¿Cuánto durará esta nueva hegemonía? ¿Otros 5 años más como ellos lo pretenden con su abanico de candidatura de centro?

Aquí un par de factores que pueden conspirar contra su continuidad.

  • Haber apelado a la fuerza, a las movilizaciones sociales, a la violencia de la protesta, a la falacia del martirio de dos jóvenes seguramente bien intencionados, les ha permitido cumplir el objetivo mínimo de reinstalarse, sin embargo, ha mostrado al mismo tiempo su debilidad en el juego institucional y su dependencia del chantaje social, lo cual empodera a los sectores radicales que vendrán por más, no solamente por no ser parte del elenco político actual, sino porque su agenda es maximalista y seguirán en pos de un referéndum, el cambio constitucional o cualquier otra causa. ¿Con qué base social enfrentará esto la PAX Caviar? ¿Cederá al chantaje de la izquierda radical confirmando la hipótesis de quienes decimos que sólo son funcionales a la izquierda radical y no distintos de ella? ¿Mostrará sus límites ante el poder económico que buscará otras opciones?
  • La persecución de adversarios es siempre un búmeran. Retorna. Por una razón esencial: no cuestiona los argumentos del contrario, sino a las personas. Es por lo tanto falaz. Veamos lo que está sucediendo:
  • Manuel Merino y Flórez Araoz han sido procesados, ipso facto, por la misma Fiscal Avalos que se negaba a investigar a Martín Vizcarra. Los acusan de violación de derechos humanos.
  • La Coordinadora Republicana, grupo que apoyó decididamente la vacancia, es objeto de ataques constantes por la prensa oficialista y los aliados “independientes” de la PAX CAVIAR.
  • La señora Bachelet, maestra y guía de este pensamiento a nivel internacional, desde su asiento en la ONU ya dispuso el envío de una “Misión Internacional” para evaluar las “desapariciones y exceso represivo en el Perú”, con una rapidez que no tuvo para investigar las atrocidades en Venezuela.
  • Willax, el único canal independiente de la TV ha sido hackeado, no por el elenco estable de la política peruana, pero si por los grupos “descentralizados” de los hackers globales que juegan en la misma dirección.
  • PBO radio, la emisora de Phillip Buthers ya recibió la amenaza de Marco Sifuentes, vocero autorizado de la PAX CAVIAR, quien pidió al nuevo Ministro de Transportes que investigue la licencia de esta emisora.
  • Beto Ortiz no solamente ha sido atacado en el twitter por expresar su válida opinión, sino que ha sido amenazado en la puerta de su casa por un piquete de jóvenes “espontáneos”.
  • La familia Wong, dueña de Willax ha sido amenazada con marchas y protestas en la puerta de uno de sus centros comerciales.

Apelar a la “fuerza de las calles” y “perseguir opositores” pueden ser dos peligrosas líneas que han cruzado y que les puede costar mucho en el mediano plazo.

Veremos cuánto tiempo dura este nuevo período de la PAX CAVIAR. Veremos también cuánto puede hacer por el país, más allá de los típicos enroques ministeriales a los que ya nos tienen acostumbrados, por un país que es más grande, más complejo, más ancho, más ajeno, más diverso y más numeroso de los que han salido a las calles para reinstaurarla. Lampadia




Hacia un gobierno de transición serio

Hacia un gobierno de transición serio

EDITORIAL DE LAMPADIA

En Lampadia hemos dicho con toda claridad que no estábamos de acuerdo con la vacancia presidencial. Nuestra propuesta era que Vizcarra convocara a un Primer Ministro independiente que a su vez pudiera dirigir un gabinete de salvación nacional, y salvar así la circunstancia de un presidente devaluado y sospechoso de actos inadecuados para con la democracia.

Lamentablemente, eso no fue lo que se dio. La situación política se siguió deteriorando y el presidente siguió hundiéndose en el lodo de las denuncias de corrupción.

El Congreso de la República ha tomado la decisión multipartidaria de vacar al presidente con una abrumadora mayoría de 105 votos. Ante ello, no queda otra cosa que pensar en el futuro y ayudar a que se tomen decisiones serias que permitan que el Perú llegue a su Bicentenario en condiciones más auspiciosas que las que se avizoraban hasta ayer.

Ahora debemos insistir en proponer que Manuel Merino, el presidente de transición, invite a un Primer Ministro independiente, que esté más allá del bien y del mal, que no esté comprometido con la política peruana de corto y mediano plazo. Ese Primer Ministro, debería, a su vez, convocar a ministros capaces que asuman el reto de formar un ‘gabinete de salvación nacional’, que nos lleve al Bicentenario con esperanza y sin más absurdas confrontaciones políticas.

Alguien que calza con el perfil reseñado puede ser Antero Flórez Araoz. El es un hombre respetado y de un manejo ecuménico. Debería poder concertar con el Congreso una agenda legislativa constructiva, no populista.

Otro cargo muy importante es el del ministro de Economía y Finanzas. Para este caso hay que pensar en alguien como Elmer Cuba, que es un hombre con vocación nacional y con las capacidades técnicas y políticas suficientes, para asumir el reto de llamar a la calma y a apostar por la reconstrucción de nuestra economía.

Este es un momento muy importante en la vida nacional. Tenemos que enfrentarlo con visión de futuro y el compromiso de buscar la unión y bienestar de todos los peruanos. Lampadia




La política clientelista y antisocial

La política clientelista y antisocial

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

En los últimos años se ha ido afirmando un comportamiento perverso en la política peruana, se han confundido las prioridades y hoy prevalece la búsqueda del bienestar de los servidores públicos sobre los ciudadanos, de los agentes intermediarios sobre los usuarios finales.

Esto se ve con claridad en el caso de los maestros (agremiados) versus los alumnos, o en el caso de los transportistas (agremiados) versus los pasajeros, o en el caso de los trabajadores de Sedapal y de las EPSs versus los usuarios del agua.

La diferencia entre unos y otros, entre los servidores públicos y los ciudadanos, es que unos, los primeros, están de alguna manera agrupados o agremiados, el político puede dirigirse a ellos y otorgarles prebendas; en cambio, los ciudadanos y usuarios de los servicios, son una entelequia, son una abstracción de individuos desconectados entre sí.

La consecuencia de esta terrible trampa, que no permite la mejora de los servicios públicos en la educación, la salud, el transporte, etc., es que las normas producidas por las autoridades tienen focos gremiales que muchas veces son absolutamente contrarios a los intereses del ciudadano común.

El caso de la educación

Los maestros de la educación pública están forzosamente afiliados a un sindicato único, cuyo estatuto habla de la lucha de clases, de una opción ideológica y no de un compromiso educativo.

Todos los intentos por mejorar la calidad de la educación pública fracasan por la incapacidad del gobierno de privilegiar a los alumnos sobre las dirigencias magisteriales. No se puede implantar la meritocracia y los sustanciales aumentos de remuneraciones que se vienen haciendo no conllevan compromisos de mejora de la calidad educativa.

Por esta situación es que gran parte de los ciudadanos retiraron a sus hijos de las escuelas públicas y los llevaros a colegios privados, que según las últimas pruebas Pisa tienen mucho mejor calidad. Ver la evidencia en Lampadia: Públicos y privados aliados por la educación.

Lamentablemente la pandemia ha desorganizado dramáticamente la educación en el país, y el Estado ha aprovechado para debilitar la educación privada.

El caso de la salud

Hoy día, todos tenemos muy claro el pobrísimo nivel de servicio de la salud brindada por el Estado, ya sea en los hospitales del Minsa como en Essalud, indebidamente manejada por el Estado, puesto que se sustenta en los aportes de los trabajadores y sus empleadores.

En salud, la excepción confirma la regla, hay dos hospitales de Essalud que están manejados por asociaciones público privadas en la modalidad de bata blanca. O sea, el concesionario: diseña, invierte, construye, equipa, contrata a los médicos, enfermeras, técnicos y administradores y presta el servicio. Todo ello con compromisos minuciosos de estándares de servicio, ya sean costos debidamente acotados, días para la atención o para intervenciones quirúrgicas, etc.

Este es el caso de los hospitales Alberto Leopoldo Barton Thompson en el Callao y del hospital Guillermo Kaelin de la Fuente en Villa María del Triunfo. Ver información al respecto en Lampadia: Las APP han generado servicios de salud de alta calidad.

Pero este modelo de gestión que ha probado ser muy eficiente desde hace seis años, no ha podido ser replicado por el Estado o Essalud, por la oposición de los sindicatos y gremios de los servidores públicos y de los políticos que se prestan para defender los intereses gremiales.

El caso del agua potable

El caso de Sedapal en Lima y de las EPSs en las regiones es clamoroso. Se desperdicia entre el 40 y 50% del recurso, no se factura todo lo producido, abunda la corrupción y se proteje a los servidores públicos que hasta heredan sus puestos a sus hijos, como en Sedapal.

La cobertura del servicio es insuficiente, el servicio no siempre se da las 24 horas, con los riesgos que ello conlleva. Y muchos ciudadanos tienen que subir los cerros cargando baldes de agua por los que tienen que pagar diez veces más que los ciudadanos de los mejores barrios de Lima y provincias.

La evidencia del desastre de gestión es clarísima, los diagnósticos son claros, pero está prohibido políticamente hablar de servicios privados, de asociaciones público privadas, o de otras formas de intervención del sector privado.

Un episodio oprobioso relativamente reciente, fue el que protagonizó el presidente PPK, cuyo lema era agua para todos, que claudicó ante un sindicato de Sedapal y condenó a Lima a mantener un servicio público clamoroso.

Conclusión

Como vemos pues, esta trampa de privilegiar a los intermediarios de los servicios públicos a costa de condenar a servicios paupérrimos a los ciudadanos, debe terminar.

Esperamos que en el proceso electoral en ciernes, algunos candidatos valientes y sensatos, pongan el tema encima de la mesa; y que los medios de comunicación hagan un esfuerzo de buena prensa, dejando de servir de caja de resonancia de la mala política.

Condenar a los ciudadanos a malos servicios, pudiendo tenerlos mejor, es absolutamente inmoral. Es hora de que los ciudadanos (no agremiados), elijamos con nuestro voto la defensa de nuestra calidad de vida. Lampadia




Rostros nuevos, viejos y reciclados

Rostros nuevos, viejos y reciclados

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para LAMPADIA

Luego del cierre de las inscripciones en los partidos políticos para las elecciones del 2021 tenemos por lo menos tres tipos de posibles candidatos: los nuevos, los viejos y los reciclados.

En el grupo de los nuevos, destacan Hernando de Soto, Fernando Cillóniz, Alberto Beingolea y Carla García. DE SOTO por sus ideas liberales y su brillo internacional, aunque el vehículo partidario escogido es diminuto y sin estructura nacional lo cual le puede limitar su llegada en el interior del país.  CILLONIZ destaca por su gestión regional en Ica y sus ideas sobre gestión pública, sin embargo, al igual que el primero va en vehículo partidario limitado y que ya tropezó en su estreno. BEINGOLEA podría ser la carta de recambio necesaria en un viejo partido que pese a su estructura ideológica, falta de liderazgo y disputas internas dejó de tener protagonismo en la política nacional reciente. CARLA GARCIA que va a reclamar la herencia política del padre y seguramente secunde al empresario Roque Benavides en su rol de la locomotora del tren aprista, tal y como lo buscaba AGP.

En el grupo de los viejos rostros políticos hay muchos, sin embargo desde nuestra óptica destacan Raúl Diez Canseco, César Acuña y Marco Arana. DIEZ CANSECO por su habilidad (similar a la de su tío FBT), de esquivar las jeringas de la política y mantenerse en los lugares “políticamente correctos” del centro político nacional, ese que gana elecciones aunque no hace buenos gobiernos. ACUÑA, por su sintonía innata con la medianía del habitante promedio de nuestro país y la virtud de reconocer sus límites para rodearse, sin complejos, de personas más competentes que él (lo cual no es un mérito común). Sin embargo, esto ha hecho que también sea el jefe del albergue político que ha refugiado de muchos reciclados de la política nacional de todo pelaje y ninguna consistencia ideológica. Finalmente, MARCO ARANA, por mantener el carácter faccional, divisionista y sectario de la izquierda que desde los 70s la fragmenta, divide y felizmente hace inviable, logrando, contra su propósito, que las ideas que han esclavizado Cuba o destruido Venezuela no lleguen al poder en el Perú.

Finalmente, esta el grupo de los reciclados. Esos que conforman el “elenco estable de la política peruana” desde inicios de siglo. Son muchos más de los que aquí se mencionan, ya que estos prefieren las posiciones menores, las menos visibles. Esos que cambian de camiseta cuantas veces sea necesario para mantenerse en el poder. Se reciclan de un partido a otro porque la memoria nacional es corta y resetea pronto.

Estos son los rostros a este momento. Las alianzas, elecciones internas, disputas intestinas y desinteligencias propias y ajenas reducirán estas listas hasta diciembre en que se inscriben las candidaturas. Sin embargo, más allá de los rostros que nos presente la parrilla electoral, lo que debiera importar en las próximas elecciones son:

  • Los espacios que ocupen cada uno de estos rostros. Si estarán en la izquierda de Vizcarra, sus amigos y la “planificación fatal” del millón de contagios y el “Perú Primero” pero en casos por millón de habitante en el mundo. En el centro “políticamente correcto” donde todo, todos y todas caben para que nada mejore y nadie cambie, en el espacio de lo que la gente quiere escuchar así sea imposible hacerlo. En la derecha, llenando el espacio que Fuerza Popular y PPK rifaron de la manera más irresponsable que registra la historia con sus disputas luego de ganar las elecciones del 2016.
  • Las trayectorias, personales y políticas de los candidatos, sus equipos y sus organizaciones. La nueva camiseta no cambia al jugador. Hay que ver más allá de lo obvio.
  • La sensatez de las ideas, en un país propenso a la estupidez si esta es popular. La tentación por la estupidez política ya la vemos ahora en la disputa entre Ejecutivo y Congreso por el premio mayor en populismo. Volver a verlo en las elecciones del 2021 sería la próxima plaga que nuestro país tendría que soportar.
  • La factibilidad de las propuestas, en un país incrédulo de tanta demagógica y cuya complejidad no puede ser la excusa del gobernante que fracasa, sino el punto de partida de cualquier propuesta electoral.

Será la posición que tomen, sus trayectorias, la sensatez de sus ideas y su factibilidad la que defina los rostros de la política el 2021. Lampadia




Quien avisa no es traidor

Quien avisa no es traidor

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Otra vez en setiembre, el sino de la política peruana nos muestra que la corrupción, el engaño y la traición son una constante.

En esta misma época, en setiembre de 2000, hace apenas 20 años, se conoció como actuaba “detrás de cámaras” el régimen de Alberto Fujimori para ocultar actos de corrupción, mantener el poder y controlar la justicia. Una traición puso a la luz lo que muchos creíamos que sucedía en los entretelones de un gobierno que había logrado valiosos avances económicos para el país, pero que estaba como tantos otros gobiernos peruanos, minado por la corrupción y el engaño.

Veinte años después, nuevamente en setiembre, una traición devela la forma como Martín Vizcarra “acomodaba la realidad”, “preparaba declaraciones” y “faltaba a la verdad” en busca de lo mismo de siempre: ocultar actos de corrupción, mantener el poder y controlar el curso de la justicia. Un gobierno que presumía de moralidad, mostraba que era precisamente de eso qué adolecía.

Está demás decir que a lo largo de estas dos décadas otros audios, videos, declaraciones de testigos, delaciones premiadas y confesiones, han mostrado lo mismo: corrupción y engaño detrás de la escena de la política oficial. Muchas otras traiciones han mostrado el “detrás de cámaras” del toledismo, aprismo, humalismo y de este mismo gobierno, para no hablar de gobernadores regionales, alcaldes, magistrados y fiscales.

  • ¿La traición de Karem Roca Luque a Martín Vizcarra permitirá que muchos peruanos vean que la corrupción y el engaño no pertenecen a uno u otro bando de la política peruana sino a toda ella?
  • ¿Las contrataciones de favor como la del patético señor Richard Swing, harán que muchos peruanos entiendan de una vez por todas que ver al “estado como botín” no es un atributo de algunos políticos sino de muchos de aquellos que quieren llegar al poder?

En “La corrupción que esconde el ruido anticorrupción I y II” (LAMPADIA 13.09.19 y 20.09.19) vimos que el problema de la corrupción era “más amplio, más antiguo y más serio” de lo que el relato maniqueo del presidente Vizcarra quería mostrar para enfrentar a sus opositores.  Dimos evidencias de que el “play list oficial de la música anticorrupción esconde una corrupción mucho mayor y de mayor nivel y que la verdadera lucha anti corrupción “no puede ser una bandera política de supervivencia” como lo fue hasta ayer, sino “una cruzada nacional, amplia, permanente y sin estridencias”.

Muchos peruanos no quisieron entenderlo. Estamos a tiempo de hacerlo.

El último caso de traición conocido ayer probablemente aparte a Martin Vizcarra del cargo, encumbre como presidente temporal al presidente del Congreso y nos ponga el 2021 en manos de algún falso moralizador cuyas radicales promesas sintonicen con el anhelo hipócrita de muchos ciudadanos que quieren combatir la corrupción en la política, sin combatirla previamente en casa.

La corrupción y el engaño seguirán siendo una constante de la política peruana mientras usemos el pronombre equivocado para entenderla: ellos en lugar de nosotros. Cuando entendamos que el problema está en “nosotros los peruanos” y no en “ellos los políticos”, habremos dado el primer paso necesario para comenzar en serio la solución de este problema. Reconocer que la corrupción está en el ADN nacional puede ser muy duro e injusto con muchos, pero es imperativo para enfrentar en serio este problema y no caer en el juego cínico de los políticos, a los cuales sólo la traición de sus allegados desnuda.

Entre tanto, se seguirá aplicando por necesidad aquello de que “quien avisa no es traidor”. Lampadia




La Disolución del Congreso, Crisis Política y el Futuro del Modelo Económico

La Disolución del Congreso, Crisis Política y el Futuro del Modelo Económico

Camilo Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

La reciente disolución del Congreso por parte de Martín Vizcarra ha sido el suceso más dramático de la política peruana desde la caída del régimen de Alberto Fujimori y ha generado una profunda incertidumbre respecto al futuro del país. Más allá de la legalidad de la disolución todo parece indicar que Martín Vizcarra está consolidado en el poder, puesto que controla los instrumentos básicos del Estado, la Fuerza Armada, el presupuesto público, buena parte del aparato de justicia le es funcional y un segmento muy significativo de la prensa le apoya. Por ello, es casi seguro que se den elecciones congresales complementarias en enero del 2020 y nacionales en abril del 2021. Bajo estas condiciones es relevante analizar en qué medida se encuentra afectado el principal determinante del destino del Perú en el largo plazo: la sostenibilidad política y social del modelo de democracia representativa de economía de mercado. Este modelo político y económico ha sido el principal factor detrás de la sustancial mejora de la calidad de vida de los peruanos en las últimas tres décadas.

En los últimos años, en especial desde la segunda vuelta de las elecciones del 2016 se ha dado una durísima lucha política, al interior de los sectores que respaldan el actual modelo de desarrollo. Por un lado, está un sector socialmente liberal, con repulsión al fujimorismo y al Apra, que considera que la izquierda no es una amenaza significativa, que no da mucha prioridad al crecimiento económico y que prioriza una agenda de valores socialmente liberales. Este sector es muy fuerte entre líderes la prensa y redes sociales y en la práctica opera como un aliado al gobierno y la izquierda, en contra las fuerzas políticas mayoritarias en el disuelto congreso, este sector considera que el gran reto del país consiste en la lucha contra la corrupción la cual tiene al Apra y al Fujimorismo como sus representantes políticos y que el apoyo a los fiscales que llevan el caso Lava Jato peruano es decisivo. Por otro lado, se encuentra un sector más conservador en lo social, con mayor preocupación por el accionar de la izquierda y que tiene una postura hacia el gobierno de Martín Vizcarra que varía entre la desconfianza y la hostilidad. Este sector da una mayor prioridad al crecimiento económico y tiene una profunda aversión a las ideas y proyectos de la izquierda. Este sector pro-mercado es débil en términos mediáticos, y no logra superar su aislamiento en los medios. Además, con la decadencia política del APRA y de Fuerza Popular no posee actualmente referentes políticos fuertes a nivel nacional. La lucha de PPK y Vizcarra contra el Congreso en buena medida refleja este enfrentamiento que en buena medida se ha resuelto con la victoria del Ejecutivo.

Consideramos que la crisis política que ha desembocado en la disolución del congreso ha debilitado la sostenibilidad política del modelo económico, no tratamos de sostener que un retroceso en la gestión económica es inminente, pero sí que la probabilidad de un retroceso significativo en cuanto a libertades económicas se ha elevado significativamente. Vamos a mencionar los diversos mecanismos como mediante los cuales creemos que esto se ha dado.

El Giro de la Prensa

Durante los últimos años el principal foco de la prensa ha consistido en debilitar a Fuerza Popular en particular y al conservadurismo en general. Para la mayor parte de los medios el fujimorismo era y sigue siendo el mayor obstáculo, especialmente desde el congreso, para la lucha contra la corrupción por lo que debilitar al fujimorismo era un imperativo moral. La emisión de la “Ley Mulder”, que prohibía la publicidad pública a través de medios privados, llevó a que los intereses comerciales de los dueños de los medios y los ideológicos de los trabajadores (Periodistas y reporteros) de los mismos se alinearan en la necesidad del ejecutivo de reducir al máximo el poder parlamentario de Fuerza Popular y sus aliados. Figuras mediáticas que tenían posturas afines o inclusive neutrales ante Fuerza Popular han sido reemplazadas en los medios por figuras más hostiles al fujimorismo y al parlamento como representación de su fuerza política. Este proceso ha debilitado el grado de defensa del modelo de mercado en los medios, puesto que buena parte de los defensores más vocales del libre mercado no tenían el grado de hostilidad hacia el parlamento esperado por los dueños de los medios o acorde con el sentir de la audiencia.

Para visibilizar este proceso, de retroceso en el soporte mediático al libre mercado, generamos un indicador de postura de los medios frente al libre mercado en base a la Encuesta del Poder que publica anualmente Semana Económica. En esta encuesta se genera un ranking del poder de figuras mediáticas en las categorías radio, televisión y prensa escrita. El indicador fue construido clasificando a los diversos personajes listados en este ranking en una tabla de valores donde +2 implicaba un apoyo sistemático a las posturas de libre mercado, +1 un apoyo eventual al modelo, 0 la neutralidad -1 un rechazo eventual y -2 un rechazo sistemático. A su vez para generar el indicador se ha ponderado a los influyentes más elevados en el ranking con un mayor valor. Entonces, de ser la totalidad de los influyentes renqueados defensores activos del libre mercado este indicador mostrará un valor de +2 y de ser hostiles al libre mercado el indicador llegaría a -2. El índice se establece con el promedio ponderado al ranking del poder de cada vocero.

Como se puede observar a partir del año 2016, año de las victorias políticas de PPK y de FP, el grado de apoyo de los Influyentes en los diversos medios de comunicación ha venido reduciéndose de manera paulatina. Si bien se da todavía una ligera superioridad de la postura pro libre mercado entre los influyentes mediáticos, esta ha ido menguando con los años. En los medios radiales esta reducción ha sido más dramática que en la prensa escrita y en la televisión. Un análisis detallado de la encuesta del poder encuentra que más que el ascenso de personalidades anticapitalistas en los medios lo que se ha dado ha sido el desplazamiento de los defensores más activos del libre mercado por personalidades más moderadas en su apoyo o neutras respecto al sistema económico.

Los Opositores de Derecha del Presidente

El enfrentamiento entre los poderes del Estado terminó con la disolución del Congreso, esta acción del Ejecutivo, ha sido considerada por múltiples fuerzas políticas y analistas jurídicos como un Golpe de Estado y un delito. La aversión contra la Martín Vizcarra por parte de estas fuerzas políticas es hoy sumamente elevada. Mientras mayor sea el poder político de estas fuerzas “anti-golpistas” más amenazado se encontrará Vizcarra, tanto en términos políticos como judiciales. En buena medida el bloque político “anti-golpista” aglomera a fuerzas políticas a la derecha del centro político nacional. Para este sector Martín Vizcarra es un gobernante de facto que ha incurrido en un acto criminal que merece condena penal.

Ante semejante contexto Vizcarra enfrentará poderosos incentivos a utilizar recursos públicos con el fin de impedir el fortalecimiento político de sus enemigos declarados. Se podría considerar que estas fuerzas “anti-golpistas” no representan plenamente a los sectores pro modelo económico y que es necesario que surjan nuevos actores políticos pro mercado distintos a los que ha estado cumpliendo este papel. Ello puede ser cierto, pese a ello el proceso de renovación de los representantes políticos de un espacio político demora varios años y difícilmente se daría para enero de 2020 ni para abril del año 2021. Por lo que esta postura anti derechista de la Presidencia tendrá como consecuencia una correlación de fuerzas más hostil para las fuerzas pro-mercado durante las próximas dos elecciones.

Muchos dirán que los posicionamientos entre fuerzas políticas de izquierda y derecha son irrelevantes en términos de políticas públicas, en la medida que no ejerza el poder una fuerza antisistema. En esa medida, la destrucción de las fuerzas políticas de derecha se podría considerar como irrelevante en términos de libertad económica. En esta concepción el poder ejercido por el centro y la centro izquierda implica la continuidad plena del modelo económico.

Sin embargo, hay evidencia de que la posición ideológica, aun dentro del campo pro sistema, si es relevante para las políticas públicas del país, y que, si importa el centro de gravedad de la representación política del país, pues puede representar un deterioro de los índices de libertad económica y del ambiente de negocios del país.

La gráfica superior es la trayectoria del Índice de Libertad Económica, calculado por el Heritage Institute, para el Perú[1]. Este índice se calcula mediante la agregación de diversos indicadores internacionales en múltiples aspectos y trata en la medida de lo posible de apoyarse en elementos cuantitativos. Se puede observar un claro patrón entre los vaivenes de la libertad económica y la política nacional. Los gobiernos más asociados con la derecha como los de Fujimori (Hasta el año 2000) y Alan García ( 2006-2011) estuvieron asociados a incrementos en la libertad económica mientras que aquellos con una mayor participación de la izquierda como los de Toledo (2001-2006) y Humala (2011-2016) mostraron un deterioro de dicha libertad. Aún si ninguno de estos gobernantes buscó cambiar radicalmente el modelo económico se dieron fluctuaciones en función a la conformación ideológica de las fuerzas en el poder.  Una presidencia poderosa como la actual, enfrentada a las actuales fuerzas políticas de derecha, mejora significativamente la correlación de fuerzas para la erosión de su marco legal y el debilitamiento de los pilares institucionales del modelo.

Como se puede observar se pueden dar cambios graduales en el modelo sin necesidad de que triunfe una posición política programáticamente radical que cambie el modelo de manera abrupta. Para tener una idea, el gobierno de Toledo estuvo asociado a una caída en 9.1 puntos en el Índice de Libertad Económica, muy similar a la caída de 9.7 puntos en los primeros 5 años del gobierno de Hugo Chávez. Los 20.1 puntos de caída en la Libertad Económica de Venezuela entre 1998 y 2018, cuyo costo social es hoy visible, fue producto de un proceso que ha tomado más de 20 años. Para dañar a un modelo, la erosión no necesita ser abrupta, es más, se hace socialmente más aceptable si es un largo proceso gradual.

Tener un Presidente enemigo de la derecha, aún cuando personalmente sea ideológicamente moderado, facilita una deriva sistemática en las políticas públicas, incrementando el intervencionismo estatal, consumiendo el ahorro nacional y endeudando a las nuevas generaciones. No por casualidad bajo los gobiernos apoyados por los sectores proclamados como “republicanos” en la visión de Alberto Vergara, se han dado importantes retrocesos en la libertad económica.

Empoderamiento de la Presidencia y cambios en la Constitución

El enfrentamiento entre el poder Ejecutivo y el Legislativo ha llevado a cambios constitucionales y a precedentes judiciales que han decantado en un alto grado de empoderamiento del Presidente de la República, que expone el país al cambio del Capítulo Económico de la constitución.

Actualmente ha triunfado, en términos de legitimidad social y precedentes, una visión extensiva del uso de la Cuestión de Confianza por parte del ejecutivo que puede ser utilizada para modificar la Constitución, convocar a referendos, intervenir en el proceso de nombramiento del Tribunal Constitucional, modificar la constitución, reformar la Fiscalía de la Nación y el Poder Judicial. Muy posiblemente en un breve plazo el Tribunal Constitucional dará fallos que consoliden legalmente estos precedentes fácticos.

Esto ha socavado la división de poderes en el país, en especial considerando que el parlamento peruano tiene usualmente bajísimos niveles de aprobación. Recordemos que 6 de los 7 magistrados del actual tribunal constitucional han sido nombrados por un congreso que en esos momentos tenía apenas 10% de aprobación. Con los precedentes generados, un presidente podrá intervenir en el nombramiento de la Defensoría del Pueblo, Banco Central y Tribunal Constitucional amenazando con la disolución en caso el proceso no apruebe sus propuestas en los tiempos y en la modalidad propuesta por el Ejecutivo. Esta amenaza es especialmente efectiva considerando que ya no existe reelección congresal con lo que la represalia sobre los congresistas que no se plieguen al ejecutivo será aún mayor que antes.

Los ejemplos de los países como Bolivia o Venezuela nos señalan que para poder aplicar un giro severo en el modelo económico es necesario un alineamiento de diversas instituciones del Estado en un sentido “anti-neoliberal” no basta con la captura de un poder del Estado se requiere de una profunda cooptación institucional. Lo que ha ocurrido en Perú es el surgimiento de un poder intervencionista del Ejecutivo sobre los otros poderes del estado, con la anuencia de fuerzas que se consideran favorables al libre mercado y a la institucionalidad democrática.

Más allá del programa que Vizcarra desee aplicar, un potencial presidente hostil al modelo de democracia de mercado tiene ahora muchísimos menos contrapesos en caso quisiera aplicar un cambio radical. Sin estos precedentes un proyecto radical hubiera necesitado obtener la presidencia, una mayoría congresal, capturar la Fiscalía de la Nación, etc., para poder implementar su programa de transformaciones. Ahora, la figura de la Moción de Confianza se ha transformado en un mecanismo que concentra un poder extraordinario en el Presidente.

Ahora basta con que se gane la Presidencia de la República, la capacidad de las otras instituciones para implementar contrapesos se halla severamente reducida. El trabajo de demolición de instituciones que un gobernante radical hubiera tenido que realizar en un fuerte enfrentamiento con gran parte de la sociedad civil y medios de comunicación ha sido llevado a cabo por un Presidente moderado con el apoyo de gran parte de dichos actores sociales (sociedad civil y medios). En esta ocasión, en buena medida, ha sido una facción del sector pro modelo económico, la que ha estado generando condiciones para una más fácil consolidación en el poder de un potencial presidente antisistema.

Conclusión

La crisis política reciente y su culminación en la disolución del parlamento ha tenido un desenlace que ha sido celebrado por la mayoría de la población, líderes de opinión y medios de comunicación. Gran parte de estos líderes y medios se consideran a sí mismos, de manera sincera, defensores del modelo democrático de libre mercado. Sin embargo, este proceso ha debilitado los pilares de la sostenibilidad política del modelo a un nivel que pareciera no está visible para ellos.

En el corto plazo, se ha debilitado la coalición mediática en favor del libre mercado e impone al Ejecutivo la necesidad de impedir que triunfe una opción política de derecha. Esto implica que hacia los procesos electorales 2020 y 2021 una correlación de fuerzas más favorable hacia un corrimiento a la izquierda en el centro político del país. Las probabilidades de un deterioro, aunque no dramático, en el modelo económico se han elevado notablemente.

En el largo plazo se ha dado un empoderamiento presidencial, la reducción en los contrapesos entre poderes y se han elevado las posibilidades de modificar el marco constitucional del país. En especial se ha elevado el rol del Presidente como actor constituyente, siendo este un elemento común en todos los procesos de cambio radical regresivo en América Latina.

En el mejor de los casos, aún si Martín Vizcarra es un creyente en actual modelo de desarrollo, las condiciones para un deterioro en las libertades económicas están más avanzadas de lo que se vislumbraba en junio del 2016 cuando él ingresó como vice-presidente. Lampadia




De pillos y semianalfabetos

David Belaunde Matossian
Para Lampadia

Nuestro ilustre premio Nobel de literatura hace poco volvió al podio que le otorga la fama para atacar a sus odiados enemigos fujimoristas, refiriéndose a los (ex)congresistas como a “pillos” y “semianalfabetos” – eco de sus “cacasenos y bribones” de 1990.

Hubiera sido más productivo un análisis de porqué tenemos el tipo de político que tanto aflige al novelista. Aunque influyen factores locales (como el bajo nivel educativo de la población), no perdamos de vista el panorama mundial. Aquí como en el resto de Occidente, hemos visto en los últimos 20 años el surgimiento del político no convencional, de figuras semicómicas y grotescas. El “nivel” en cada caso, es una preocupación. No estamos solos.

La razón detrás del auge de tales personajes es conocida: una parte importante de la población ya no se reconoce en el discurso y las acciones del Establishment. Esto sucede, generalmente, cuando partidos que se suponen opuestos convergen en puntos sobre los cuales no existe consenso entre los ciudadanos, provocando así una crisis de representatividad.

En semejante situación, el carácter poco “convencional” de ciertos novatos políticos ya no es una desventaja, sino lo contrario: aquel que está bien integrado en el sistema tiene miedo de romper con el consenso ideológico – mientras que el “outsider”, el “loco”, el “impresentable” si lo hará porque no tiene nada que perder (o así lo cree, aunque eso es cada vez menos cierto).

El atractivo de la figura heterodoxa y poco pulida tiene orígenes profundos. Es un tropo común a muchas civilizaciones. La “verdad” se encarna a través del hombre “simple”. El pescador se vuelve predicador – no importa el nivel de instrucción si ha sido tocado por la Gracia (cuyo equivalente moderno podría ser el sentido común perdido, aunque eso sea teológicamente un contrasentido).

En las últimas décadas, esta desconexión entre la clase política y la población se dio, primero, con el consenso neoliberal de los 90s y de buena parte de la década del 2000 – que hacía caso omiso, en los mercados desarrollados, del sentir de quienes se quedaron “atrás” en el juego del libre mercado.

Luego, en la última década, y más aun entre los años 2012 y 2016, el consenso en la clase política se desplazó hacia el izquierdismo cultural, que transpone esquemas mentales de enfrentamiento de “clases” al análisis de relaciones entre los sexos, los grupos étnicos, etc. La interseccionalidad (termino que la mayoría de sus fácticos adeptos probablemente desconocen) establece principios de compensación social en las cuales todos los supuestos opresores de otrora – sin importar sus cualidades propias o sus condiciones económicas actuales – tienen todas las de perder.

La suma de estos dos vectores de alejamiento entre gobernados y las élites políticas, mediáticas y culturales, en el plano de las ideas, y de diversos escándalos de corrupción, conllevó al surgimiento de políticos “no tradicionales” tanto en Estados Unidos como en Europa, y tanto a la derecha como a la izquierda.

El caso peruano es algo más complejo, puesto que el consenso neoliberal siempre fue bastante precario, sobre todo en el sur del país. Si, en cambio, se ha dado un consenso en torno al izquierdismo cultural en el seno sus élites, más atentas a las modas ideológicas en Nueva York o en París que a los sentires del común los peruanos. Así, para una parte importante de la población que considera que, por ejemplo, la seguridad es un tema más importante que la igualdad de género, o que la educación moral de sus hijos les compete a los padres y no al Estado, ¿quién puede representarlos, en el escenario actual de la política peruana sino el fujimorismo? No obstante sus defectos, este último es realmente el único vehículo de expresión para un grupo de ideas y sensibilidades que, le guste o no al Establishment, existen.

¿Cómo se está solucionando el problema de la (falta de) representatividad en Estados Unidos? Sencillamente, los dos partidos se han reposicionado para incorporar a sus vertientes “no convencionales”. Los Republicanos se han vuelto en conjunto más conservadores socialmente de lo que eran hace 5-6 años, mientras que el partido Demócrata por su lado se ha reorientado hacia mensajes cada vez más radicales. Aunque las excentricidades de Trump ponen en aprietos a más de un congresista republicano, el haber incorporado al “Trumpismo” en su kit ideológico deja vislumbrar el día en el que el partido podrá dispensar de los servicios de tan controvertido líder.

En nuestro país, eso no ha pasado. En vez de eso, se ha prácticamente eliminado a la principal fuerza política social-conservadora bajo cubierta de la lucha contra la corrupción. A corto plazo, es una movida ingeniosa y eficaz – mix de virtu maquiavélica y de picardía criolla. Se ha distraído a la población, haciendo que se olvide de los grandes debates ideológicos (el modelo económico, Estado de Derecho vs. “Justicia social”, etc.) y se concentre en uno de los deportes nacionales favoritos: el linchamiento, verdadero sacrificio humano en el altar de la autocomplacencia moral.

A mediano y largo plazo, sin embargo, eso no resuelve el problema, ya que existirá un corpus de ideas y de sensibilidades que no tendrán representación política. ¿Eso significa acaso que desaparecerán? No, simplemente se expresarán por otros canales. Tal vez incluso a través de grupos que son de “izquierda” económicamente, pero conservadores en lo social (Antauro, etc.), lo cual podría tener consecuencias catastróficas.

Seamos claros: no es sano para una democracia que la vida política esté dominada por personajes de “bajo nivel” (que, en verdad, encontramos a lo ancho del espectro partidario, no solo en el fujimorismo). Pero la manera de evitarlo es que los líderes con mejor preparación tomen en cuenta las preocupaciones que se expresan a través de los políticos no convencionales, y les den una respuesta creíble, mejor pensada, menos demagógica. Esto requiere de coraje para enfrentar el oprobio de sus pares y un esfuerzo de lectura – con el cual se descubre que no hace falta ser un fanático religioso para defender ciertas posturas conservadoras.

Esa es, en verdad, la única manera de “elevar el nivel” en la política nacional, sin sembrar las semillas de una futura guerra de Canudos a la peruana. Lampadia




La corrupción que esconde el ruido anti corrupción

La corrupción que esconde el ruido anti corrupción

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

El Perú se halla paralizado por la corrupción. El eje de la política peruana gira en torno a la supuesta “lucha contra la corrupción” emprendida por unos fiscales, algunos jueces, un gobierno que ha tomado esa bandera como su leitmotiv, una prensa que sentencia sin juicio y un sector de la opinión pública que grita pidiendo sangre y prisión con la misma asertividad que gritaban pidiendo la crucifixión de Jesús.

En este relato maniqueo construido en los últimos años en nuestro país, donde sólo hay dos opciones, los que no sintonizan con la música anticorrupción, somos tildados desde fujiapristas hasta traidores.

Cabe entonces preguntarse. ¿El problema de la corrupción en el Perú se agota sancionando a todos los políticos que desde el 2001 a la fecha han recibido dinero de las constructoras brasileras? ¿Se acabará enjuiciando a todos los candidatos que financiaron sus campañas con ese dinero? ¿Se arreglará destituyendo al fiscal Chavarry y sustituyéndolo por otro fiscal afín al ruido anti corrupción? ¿Se resolverá cerrando el Congreso o adelantando las elecciones?

El relato maniqueo, hace creer que si.

Aquí solo algunas evidencias de que el problema es más amplio, más antiguo y más serio de lo que este relato nos quiere hacer creer.

  • Según los cálculos de Alfonso Quiroz en la Historia de la corrupción en el Perú, entre 1820 y el 2000, la corrupción ha costado entre el 30 % y 40 % del presupuesto nacional y cerca de 3 % del PBI. Según estimados más recientes de ESAN, la corrupción consume entre el 0.5 % y 1% de PBI y 5% del presupuesto nacional. Aunque ambos estimados difieren, nos muestran que el problema es por un lado más antiguo de lo que se dice, abarca toda nuestra historia republicana y los diferentes niveles de gobierno y  es más relevante en términos económicos de lo que muestra el ruido anticorrupción actual.
  • El Perú ocupa el puesto 105 de 180 en el Índice de percepción de la corrupción  elaborado por transparencia internacional el 2018. El escándalo de los magistrados corruptos lo hizo descender 9 puestos de la ubicación 96 de año anterior, pero ni por casualidad teníamos la posición de Dinamarca, Nueva Zelanda o Finlandia en ese ranking. Estamos muy mal ubicados en ese ranking hace muchos años.
  • Los primeros aliados en las bravatas presidenciales anti corrupción son los Gobernadores Regionales, pero la cantidad de gobernadores regionales presos, procesados o fugados por actos de corrupción supera la veintena. Aquí algunos nombres. Viñas en Tumbes, Oscorima en Ayacucho, Álvarez y Ríos en Ancash,  Moreno en el Callao, Aduviri en Puno,  Gonzales, Acurio y Licona en el Cusco, Meléndez en Pasco, Aguirre en Madre de Dios, Santos en Cajamarca, entre otros. Lo curioso es que todos ellos pertenecen a movimientos regionales independientes, a sectores de izquierda o al nacionalismo, antes que al Apra o al fujimorismo.
  • Los otros aliados del presidente en su cruzada anti corrupción son los alcaldes. Sin embargo, sólo en diciembre del 2018, habían 14 de ellos detenidos por actos de corrupción. En el 2019 se agregó a la lista la señora Villarán.
  • La prensa. El ruido anti corrupción que esta amplifica nos hace perder de vista la cantidad de millones de dólares que han pasado de la corrupción a la publicidad electoral en diarios y televisión. La supuesta  lucha contra la corrupción sólo busca que veamos el origen de los fondos pero no el uso y destino de los mismos.
  • El ruido anti corrupción en el sistema judicial cambio todo para que nada cambie. En lugar de haberse pedido la destitución de los magistrados involucrados por el Congreso y haberlos reemplazado por ciudadanos más honorables, se pateó el tablero, se hizo show y se creó una Junta Nacional de Justicia que no ha cambiado nada. La Corte Suprema sigue igual, la OCMA no puede cesar a ningún juez porque el CNM ya no existe y la Junta no funciona. Los jueces siguen haciendo detenciones famosas que salen en la tv y liberaciones sospechosas que quedan ocultas por el ruido de las primeras.

Como se puede ver, el play list musical anti corrupción esconde una corrupción mucho mayor y a mayor nivel. Focaliza la atención en una parte del problema y libera de atención y escrutinio público otros aspectos iguales o más relevantes de la actividad gubernamental.

La verdadera lucha anti corrupción no puede ser un ruido estridente que opaque o silencie el ruido de la otra corrupción. Mucho menos puede ser una bandera política de supervivencia. Debe ser una cruzada nacional, amplia, permanente, sin estridencias y que revise desde el presupuesto presidencial para publicidad hasta el costo de los alimentos escolares en la municipalidad de Ancahuasi, pasando por los gastos de representación de los congresistas y sus nexos con intereses privados o las obras regionales y los gastos en consultorías de los ministerios. Dirigir la lucha contra la corrupción sólo a los enemigos políticos puede tener resultados electorales y cosechar aplauso pasajero, pero no resolverá esta grave lacra de nuestra vida nacional.

No dejemos que el ruido anti corrupción esconda más corrupción. Lampadia




Concierto de irresponsabilidades

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

En medio siglo, desde mi óptica, he visto muchas irresponsabilidades en la política peruana: la dictadura estatista de Velasco que llega con el respaldo de cierto sector oligárquico por su odio al APRA y se sustenta en el libreto que le crea la izquierda. La tibieza belaundista frente a Sendero que le permite crecer y jaquear al país. La nefasta heterodoxia económica de Alan García que nos llevó a la hiperinflación. El saltó al vacío del elector peruano en los 90. El retorno de Alan (aunque tenga el atenuante de haber demorado otra irresponsalidad peor), la elección de Humala.

Sin embargo, todas estas irresponsabilidades cometidas por alguien o por un sector del país, tenían fuerzas de contención, dialécticas o contra fuerzas que las atenuaron o las corregían, así sea en el mediano plazo.

Nunca había visto que la irresponsabilidad estuviera concertada. Que a la irresponsabilidad de uno le siguiera la del otro y que, una a una, compitan por ser la más audaz.

Me refiero a la irresponsabilidad de quienes ganaron la elección el 2016. Ninguno de ellos y en particular los del gobierno entendieron la responsabilidad del mandato conferido. Habían derrotado a la izquierda y no se dieron cuenta de lo que ello implicaba. Obtuvieron el 80 % del voto y no lo entendieron. En lugar de dialogar, pelearon. En lugar de sumar, se restaron mutuamente. En vez de aliase, se distanciaron y hoy día, sus líderes están detenidos.

Pero la mayor irresponsabilidad ha sido dejar que los perdedores, que usan la democracia como mera coartada burguesa para llegar al poder, que los seguidores encubiertos de Maduro, los beneficiados de Odebrecht que hoy desconocen a sus benefactores o los revolucionarios de cocktails y consultorías, pongan la agenda, decidan y marquen la pauta, con la lamentable complicidad de un sector de la prensa y una parte del establishment empresarial.

Destruir la credibilidad del Congreso por la imagen de unos de sus miembros no es más que la última irresponsabilidad que nos toca ver. Alterar el equilibrio de poderes y buscar el sometimiento del Congreso es eso mismo. Pedir su cierre o hacer cuestión de confianza para lograrlo, por cualquier causa, solo es consecuencia de lo anterior. Es tirar por la borda el mandato popular para entregárselo al efímero aplauso de las redes sociales. Es desconocer el mandato de las urnas y proclamar ganador al derrotado. Es permitir que por la ventana se consiga lo que no se consiguió en la elección popular.

Vizcarra y sus válidos, pasarán a la historia como aquellos que abrieron la puerta para que entre el enemigo y el caos. Tremenda irresponsabilidad que la historia juzgara.

El Congreso tiene la oportunidad de asumir el rol de contrapeso que le toca. Debe contener el exabrupto. En el camino debiera sacrificar algunos peones de baja calidad para tener más legitimidad en su cometido y demostrar que es un poder del Estado y no una banda de amigos. No puede sumarse al concierto de irresponsabilidades.

La nuestra es la responsabilidad de hablar en voz alta. De no ser cómplices con nuestro silencio, aun a riesgo de parecer defensores de una clase política menos que mediana. Aquí, en esta columna, no nos sumaremos al concierto de irresponsabilidades. Bregaremos por la institucionalidad y la Constitución, mientras quede un carácter disponible para escribir. Lampadia