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La herencia de Castillo

Jaime Spak
Para Lampadia

Cuando empecé a escribir mis columnas, Pedro Castillo, era el principal protagonista de las mismas.

Tanto yo, como los demás columnistas de Lampadia, pusimos énfasis en lo que podía generar un gobierno de esta persona.

En sus 17 meses de gobierno, hizo todo lo posible por destruir la institucionalidad en el Perú, la economía, la seguridad, la libertad de expresión, pero lo peor, la esperanza nacional.

Un país como el Perú, que ha incrementado su nivel de pobreza en casi 10 puntos, en muy poco tiempo, tiene ese lastre que sucede que cada cinco años.

Aparece un candidato, que con cantos de sirena, convence a personas a que confíen en él o ella.

La mayor preocupación de este grupo social es sobrevivir, no les importa la política.

Ningún país en el mundo, gobernado por izquierdistas de ideas retrogradas, ha logrado nada.

La izquierda es muy buena cuando está en la oposición, pero pésima cuando está gobernando.

Los casos de Venezuela, Nicaragua, Cuba y ahora se suman México, Colombia y Chile son elocuentes.

Usan todo el poder que le da su posición, para pretender perpetuarse.

Los siete millones de venezolanos que han tenido que abandonar su país y la enorme cantidad de opositores presos en Nicaragua son hechos irrefutables.

Ni que decir de Cuba, en donde los jóvenes que salieron a pedir libertad están encarcelados hace dos años y muchos purgan largas e injustas condenas.

Delito:  pedir libertad.

¿Y que nos dejó el experimento de Castillo?

La herencia de Castillo es una recesión que ya está pegando muy fuerte en nuestra economía.

La herencia de Castillo fue incrementar la corrupción y la pobreza.

La herencia de Castillo son unos congresistas impresentables.

La herencia de Castillo es haber incrementado el rechazo a la clase política.

La herencia de Castillo es haber logrado desenmascarar la calaña de congresistas que ingresaron por Acción Popular, que se vendieron por un plato de lentejas.

La herencia de Castillo es haberse burlado de la policía, enviando al retiro a buenos elementos y generado un caos que hasta ahora no se ha resuelto [proceso iniciado por el gobierno de Sagasti].

La herencia de Castillo son las tesis bamba de él, su esposa, sus ministros y muchos empleados públicos.

La herencia de Castillo es anular la meritocracia en el magisterio, y nombrar a muchos profesores que tienen títulos falsos.

La herencia de Castillo es hacer que la mentira sea el pan de cada día.

La herencia de Castillo, son los S/ 22,500 millones de soles que se perdieron por la corrupción, solo en el 2022.

La herencia de Castillo es el cobro por los ascensos militares y policiales.

La herencia de Castillo fue descubrir que las famosas movilizaciones espontaneas, eran motivadas por dinero que el mismo entregaba, producto de las coimas que recibía.

La herencia de Castillo ha sido poner en riesgo el futuro del turismo, por la cantidad de tomas de carreteras.

La herencia de Castillo es haber puesto de primeros ministros a las personas menos idóneas.

Puka Bellido, que lo único que hacía era burlarse de la gente.

Mirtha Vásquez, que en su discurso frente a una comunidad campesina, no tuvo mejor idea que despotricar contra la minería.

Resultado: ni una sola nueva inversión minera.

Aníbal Torres, un termocéfalo profesor universitario que, bordeando los 80 años, dio muestras claras de múltiples problemas psicológicos.

Betsy Chávez, que ahora purga cárcel por ser cómplice directa del ingenuo golpe de estado.

Pero por otro lado la herencia de Castillo fue poner en puestos claves a gente incompetente y corrupta, que a la primera de bastos se pusieron en su contra y ahora están contando a la justicia todas las barbaridades cometidas en esos 17 meses.

La herencia de Castillo es volver a preocuparnos de quien será el próximo presidente, pues volverán los advenedizos como Antauro Humala a candidatear.

Por ello, es urgente en estos tres años que quedan para las siguientes elecciones, que se reactiven los partidos políticos, para que exista gente de capacidad que postule a puestos públicos.

La herencia de Castillo es una presidenta que no se atreve a tomar decisiones importantes y enrumbarnos de nuevo al crecimiento.

Boluarte no tiene nada que perder y mucho por ganar, a mayor crecimiento menor pobreza.

Que se aprueben inversiones como Conga, Tía María, para que los inversionistas vuelvan a mirar el Perú como un país elegible.

Que aproveche el malestar en Chile, Colombia para atraer acá a los inversionistas.

Basta de improvisación, no puede poner gente en el aparato público que ya fracaso como en Essalud.

Necesitamos gente honesta, capaz, con ideales y sobre todo con amor por el Perú.

Ojalá la gente joven se atreva a ingresar a la política.

La más importante herencia de Castillo es habernos demostrado que debemos de desenmascarar a estos sujetos que intentan el poder, para enriquecerse a costa de nuestro esfuerzo. Lampadia




La pobreza aumentó mucho más en Lima

Mas inflación y menores ingresos forman una tenaza mortal

Jaime de Althaus
Para Lampadia

La constatación sorprendente de que la pobreza ha aumentado mucho más en el area urbana y particularmente en Lima, ha despertado la imaginación creativa de los diseñadores de programas sociales para reorientarlos a atacar la pobreza urbana. Pero aquí lo que necesitamos es principalmente más crecimiento y mejores servicios públicos urbanos.

En el siguiente cuadro vemos claramente que, en relación con el 2019, la pobreza urbana aumentó 10 puntos y en Lima se agravó ¡en 13 puntos! Al mismo tiempo, la pobreza rural prácticamente se mantuvo igual y en la sierra rural incluso disminuyó.

Una de las explicaciones de este fenómeno es obviamente la inflación, que, como podemos ver en el siguiente cuadro, ha sido mucho mas fuerte en alimentos y también en transporte, rubros que golpean en mayor medida a los urbanos de menores ingresos, cuya canasta de consumo está mas cargada a esos productos precisamente.

Pero el alto precio que paga el consumidor urbano por un alimento puede ser la contrapartida del mayor precio que obtiene el agricultor por su venta. Eso podría explicar por qué en la sierra rural la pobreza no se agravó entre esos años.

Ahora bien. La pobreza se incrementó en las ciudades no solo por el mayor costo de los alimentos y otros bienes, sino porque el empleo se precarizó y los ingresos bajaron en relación al 2019 y 2020. Mas inflación y menores ingresos forman una tenaza mortal. En el siguiene cuadro vemos como el número de informales laborales se incrementa considerablemente el 2021 y sigue creciendo el 2022.

Y ya sabemos que los informales ganan bastante menos que los formales. De hecho, el siguiente gráfico muestra claramenente como la recuperación del ingreso luego de la pandemia ha sido muy lento y aun está un 9.2% por debajo del 2019. Esto ha sido consecuencia de la elección de Castillo y de trabas estructurales que anulan la libertad económica y frenan severamente el crecimiento y la inversión.

Y confirmando el mismo patrón anterior, en los siguientes cuadros vemos como esa caida de los ingresos ha sido mas fuerte en la zona urbana (-11.8%) y abismal en Lima Marropolitana (-17.7%). En cambio, en la costa rural, acaso por las agroexportaciones, los ingresos han aumentado en 6.8%. También en la sierra y selva rural, en una medida algo menor.

Esa caída en los ingresos urbanos es claramente consecuencia de falta de inversión. En efecto, la inversión bruta fija privada cayó en -0.4% el 2022.[1] La producción industrial, por ejemplo, apenas creció 1%.[2] Como es obvio, para que la inversión privada retorne con fuerza, tiene que haber confianza, y el problema es que la confianza en el futuro del Perú ha quedado seriamente herida luego de la elección de Castillo y de las movilizaciones insurreccionales de los meses pasados. La señal de que partidos de centro y derecha estuvieran trabajando las bases de un programa común para el 2026 ayudaría, pero mientras eso no se dé la única forma de reconstruir confianza es aprobar reformas para devolver libertad económica, reducir fuertemente el peso regulatorio sobre las empresas, simplificar los regímenes tributario y laboral, eliminar temporalmente de licencias para comenzar a operar, etc.

Una ciudad tan grande como Lima debería facilitar el crecimiento como efecto de la agregación urbana: la ciudad es un inmenso clúster. Pero si el transporte es muy lento, ese efecto se anula. Es indispensable retomar la reforma del transporte. Y planificar el crecimiento urbano para proscribir las invasiones.

Por supuesto, mejorar la seguridad y la salud. Y para incrementar la productividad en el mediano y largo plazo es indispensable mejorar sustancialmente la calidad de la educación en todos sus niveles. Todo esto requiere restablecer o implantar la meritocracia en el Estado.

Es el momento de abordar todas estas reformas, antes de que sea demasiado tarde. Lampadia

[1] BCRP, Nota Semanal Nº 16-2023, Cuadro 94

[2] Idem, Cuadro 92




La mentira como herramienta política

La mentira como herramienta política

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

La mentira es toda una filosofía de vida, es un permanente no llamar a las cosas por su nombre y ha sido por siglos una herramienta de todos los que han hecho actividad política, pero es en la izquierda donde ha alcanzado el “estado del arte”, ellos juegan con los conceptos y hasta modifican el significado de las palabras, llegando al extremo de definirlas en términos opuestos a las que se define en el diccionario. Es también un vivir y actuar en contra de las normas de conducta de una sociedad civilizada, pero recurriendo a múltiples subterfugios, eufemismos y victimización de los personajes y sus grupos organizados, llegando a imponer sus criterios y lenguaje.

Mintiendo, en política se ha captado la atención de los incautos, se ha usado para atraer seguidores ofreciendo la ilusión de “alcanzar el cielo”, a cambio se otorga el voto. Cuanto más desesperada la situación del ciudadano, más eficaz el efecto de la oferta política, aunque el oferente sepa de antemano que su propuesta es imposible de cumplir.

En la medida que la educación ciudadana se ha ido deteriorando, más caótica se ha vuelto la situación en diferentes terrenos. Por ejemplo, para nadie no es un secreto el franco deterioro de la seguridad ciudadana, ni el caos vehicular y de tránsito en nuestro país o la calamitosa condición de nuestro sistema educativo y de salud. Todos sabemos que la tala ilegal y la extracción ilegal de minerales, siembran el caos y corrompen cada vez más la conducta ciudadana, pues llegan a la explotación de menores y prostitución infantil, con un impacto tan negativo como la siembra de coca y amapola, conducente al tráfico de cocaína y opio.  

Lo peor es que, con el paso de los años y ante la ausencia de principio de autoridad, estas actividades se van “normalizando”. El que reclama el imperio de la ley en áreas rurales y en muchas ciudades, es simplemente “un loco o desubicado”. Las autoridades de los distintos niveles de gobierno así se lo hacen saber al ciudadano común y, en esas condiciones, se produce una cada vez mayor “migración” del terreno de la legalidad, al sector de aquellos que imponen por la fuerza el imperio de la ilegalidad, toma de carreteras, incendio y destrucción de la propiedad privada. Hemos llegado al extremo, que la premier ha dicho que “la violencia no descalifica la protesta” o un gobernador regional diciendo que, “en el Perú los que protestan son los que gobiernan”.

Parece que Antonio Gramsci, uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano de comienzos del siglo XX, concentró sus estudios y su pensamiento en efectuar aportes teóricos al marxismo, desarrollando una hegemonía cultural de esta corriente de pensamiento por sobre la sociedad de consumo, lo que se ha impregnado en la cultura popular. Él desarrolló el concepto de la dominación en las sociedades modernas, no como un fenómeno económico, sino particularmente como un fenómeno subjetivo y cultural. Por eso dicen que, “si capturas la cultura, el resto vendrá por añadidura”.

A partir de esto y particularmente en el Perú, se ha desarrollado “la pedagogía del oprimido” en base a sentimientos, ya que obviamente, la sociedad debe sentirse oprimida por el capitalismo. No sustentan este mensaje en hechos, razones, información y datos concretos, sino que específicamente estimulan directamente las emociones, conscientes que se lograrán reacciones de los individuos y grupos que se desean manejar, especialmente en poblaciones poco educadas.

La campaña política para las elecciones presidenciales 2021 y estos primeros cinco meses de gobierno, así lo evidencian. Se ha traficado con el mensaje de que, no se puede resolver la falta de servicios públicos para las poblaciones más pobres del Perú, ni sacarlos de la pobreza, si no se lleva a cabo una Asamblea Constituyente que nos permita contar con una constitución completamente nueva. Además, que esa Asamblea no debe tener un origen democrático vía elecciones, sino que debe incluir mayoritariamente, cuotas de poblaciones representantes de las “minorías”, pueblos originarios y grupos de interés, convocados a la medida de la izquierda radical.

Manipulan los mensajes repitiendo como karma, desde el mensaje presidencial de 28 de julio, que en el Perú no hemos tenido un proceso de mestizaje de quinientos años. Dicen, contra la verdad y realidad verificables, que en estos quinientos años no hemos hecho del Perú un crisol de razas, niegan que, en nuestro país, “el que no tiene de inga, tiene de mandinga”. Aquí creamos una raza peruana sobre la base del indígena andino, pero con la influencia hispana, china, negra, entre otras. Veamos no más a Pedro Castillo Terrones; que no hable bien el castellano, no lo hace serrano quechua hablante y, ciertamente, no es chino ni negro. Sus nombres y apellidos son hispanos y sus pies con pedicura y manos suaves, no son los de un labriego altoandino como el que pretende mostrar, así que ¡dejen de mentir!

Debemos desenmascarar a estos mentirosos y hacer que nuestros jóvenes den un salto cualitativo.

Estas tres últimas décadas permitieron, gracias a las reglas de mercado y la constitución de 1993, reducir de manera muy importante los niveles de pobreza. Es cierto que muchas familias se valieron de la informalidad para mejorar su situación económica, también es cierto que, tanto los partidos de izquierda como los de derecha, fomentaron la asfixiante economía informal, al extremo que 78% de los trabajadores son informales.  

Hace algunos años, escuché en una conferencia que cada mañana debíamos plantearnos un “objetivo grande, importante y audaz”. Y aquí y ahora, nuestro desafío lo es, pero estemos convencidos que es realizable.

Nuestros niños y jóvenes, aquellos cuyos padres apelaron a todo su ingenio y sagacidad para educarlos mejor, hoy tienen la posibilidad de hacer una merecida mejora cualitativa que los lleve a convertir los pequeños negocios familiares, en empresas medianas, que su familia adquiera reconocimiento social y que sus empresas prosperen sin límite. Aquellas familias que salieron de la pobreza a punta de trabajo esforzado y muy sacrificado, hoy quieren y tienen la oportunidad de que sus hijos y nietos sean no sólo prósperos económicamente hablando, sino que se superen y adquieran el reconocimiento de la sociedad.

Creo que debemos promover a esos pequeños empresarios, indagar por sus anhelos e identificar sus restricciones. Estoy seguro de que, entre escuelas de negocios, gremios y bancos, podríamos impulsar un mercado de capitales que los catapulte a una dimensión muy superior a la que jamás se han imaginado. Debemos pues aplicar lo que en el mundo repiten los inversionistas, que el problema no es falta de dinero, sino falta de buenos proyectos y buena gerencia y parafraseando un antiguo pensamiento presente en la planta concentradora de la mina Ishihuinca, cuyo mensaje es que: “han hecho tanto con tan poco y durante tanto tiempo, que ya están preparados para hacer todo y con casi sin nada”, es hora de avanzar.

¡Ese es el espíritu y fuerza del peruano que ama a su patria y que detesta depender de un gobierno de izquierda, que quiere que seamos súbditos mendicantes! Lampadia




Campodónico no aprendió contabilidad en la UNI

Campodónico no aprendió contabilidad en la UNI

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Mi amigo Humberto Campodónico, compañero de estudios de ingeniería en la UNI, ha tenido el triste privilegio de impulsar uno de los peores desperdicios de recursos fiscales de nuestra historia con la mal habida refinería de Talara, en la que estamos terminando de enterrar unos US$ 6,000 millones de todos los peruanos.

Campodónico y el diario La República llevaron de la nariz al presidente Humala para desarrollar una inversión absurda: 

  • la humanidad está saliendo de las inversiones petroleras; 

  • desestructurada, pues no tenemos petróleo para abastecerla; 

  • y carísima, pues con una fracción de lo invertido, menos del 10%, la refinería de la Pampilla reconvirtió sus instalaciones para producir refinados sin niveles perjudiciales de azufre. 

Ahora, mi amigo Campodónico se suma al coro de los antimineros, clamando por aumentar los impuestos a la minería, que es el camino para desalentar las inversiones y malograr nuestro gran potencial de crecimiento, máxime en el caso de una actividad que ofrece muchos beneficios económicos y sociales para sacar al país de la pobreza. Ver en Lampadia: La Pachamama nos regaló la minería.

Campodónico dice en su artículo ‘Sobreganancias mineras: segunda oportunidad’ en La República hace un par de días: 

Supongamos que una empresa minera, con precios “normales” del cobre tiene una utilidad antes de impuestos (UAI) de US$ 1,000 millones y el impuesto a la renta es 30%. El Estado recauda US$ 300 millones y las utilidades son US$ 700 millones. Si el precio del cobre se duplica, el año siguiente la UAI será US$ 2,000 millones: el Estado recauda US$ 600 millones y las utilidades serán US$ 1,400 millones.

Este es el quid de la cuestión. La empresa tiene utilidades adicionales de US$ 700 millones de los recursos naturales de la nación, producto de la “ganancia inesperada” por el alza de precios, lo que el impuesto a la renta no capta. 

Campodónico desinforma groseramente, tal como se suele hacer en La república, pues la minería peruana no tiene cargas de 30%, sino de 47%. 

Veamos las cargas fiscales peruanas y comparémoslas con los países mineros que compiten con nosotros.  Para ilustrar a nuestros lectores sobre la verdadera situación tributaria de la minería, voy a usar a continuación, los textos y cuadros del Semanario Minería y Petróleo, del 3 de enero, 2022, en el que se reseña una entrevista a Raúl Jacob, presidente de la SNMPE:

Como se puede ver, Australia, Chile y Canadá tienen cargas tributarias menores que las del Perú: Australia con 44.3%, Chile con 40.7% y Canadá con 35.5%.

En el Perú no solo se paga impuesto a la renta, sino que las empresas mineras deben responder por la suma de ocho conceptos distintos:

  1. Impuesto de tercera categoría, que es el impuesto a la renta empresarial, que hoy en día es del 29.5% 

  2. La regalía minera que va en una tasa creciente, de modo tal que conforme se incrementan las ganancias el pago es mayor. Si aumenta la utilidad la tasa también se incrementa. 

  3. El impuesto especial a la minería (IEM), que es también un impuesto con la misma estructura del anterior. 

  4. El gravamen especial a la minería (GEM) que tiene la misma estructura, pero este gravamen solo lo pagan las compañías con contratos de estabilidad tributaria. 

  5. Impuesto a los dividendos, equivalente al 5% de los dividendos. 

  6. El Fondo de jubilación minera, que está relacionado con la utilidad operativa. 

  7. Aporte por regulación a OEFA, Osinergmin y otros.

  8. Participación de los trabajadores, que tiene un tope, después del cual revierte al Estado a través del Fondo Empleo.

Justamente, gracias al régimen tributario progresivo existente, el año 2021 nos ha dado una recaudación record. 

En el año 2020 el Perú recibió del sector minero 4,073 millones de soles en impuestos

  • El 2021 se esperaba recibir 12,500 millones de soles

  • En realidad, se va a recibir alrededor de 14,000 millones de soles, en impuestos pagados por el sector minero.

Este resultado se debe, principalmente, al efecto combinado de los mayores precios, que han mejorado los resultados de las compañías mineras y a las tasas de impuestos crecientes, a medida que van aumentando las utilidades de las compañías mineras. 

Si se mantienen, durante los próximos cinco años, los precios a los niveles en que se encuentran hoy día –con el cobre a más de 4.30 dólares la libra, el oro casi a 1,800 dólares la onza troy, la plata a 24 o 25 dólares la onza troy y el zinc a más de 1.50 dólares la libra– tendríamos un récord de recaudación según la estimación de la SNMPE. 

Estimando un precio de US$ 3.90 por libra para el cobre, que es un poco menor al de US$ 4.30 que ha prevalecido en estas últimas semanas y de US$ 1,600 para el oro, tendríamos en el quinquenio que va desde el 2022 al 2026, una recaudación de 87,700 millones de soles, la cual sería mucho mayor a la que tuvimos entre el 2017 y el 2021 de 32,979 millones de soles.

Este esquema se hizo para poder capturar ese valor adicional que tiene la industria minera cuando los precios suben. Lo que Campodónico llama windfall profit tax.

En los 10 años que siguieron desde el 2011 hasta el año pasado, el sector minero ha invertido 60 mil millones de dólares.

En esos años se desarrollaron numerosos proyectos, lo cual permitió duplicar el PBI minero entre el año 2000 y el año 2019, lo que llevó a que la economía peruana creciera anualmente entre un 6 y 8% e incluso más en varios años.

Esto es lo que ha permitido, justamente, el que la producción minera del país vaya adelante y los ingresos tributarios mejoren.

Del total de la recaudación tributaria minera, más o menos la mitad viene de proyectos que han sido desarrollados en los últimos 10 años.

Entonces, competitividad tributaria minera es principalmente tener proyectos que se van ejecutando gracias a que el régimen tributario no ahoga a los inversionistas, sino al contrario, lo estimula a invertir como ocurrió en este caso.

En los últimos 10 años se invirtieron 60 mil millones de dólares. Ahora, ¿qué tenemos por delante? 53,168 millones de dólares en proyectos. De éstos en los próximos cinco años, casi 20 mil se podrían hacer relativamente a buen ritmo. 

En resumen, queda claro que la minería peruana ya paga un windfall profit tax, que nos lleva a contribuir 47% sobre la renta, una tasa fiscal mayor a la de los países mineros que compiten con el Perú, Canadá, Chile y Australia.

También queda claro que la campaña del gobierno y las izquierdas anti inversión, para aumentar los impuestos a las empresas mineras, está basada en desinformación, distorsiones y graves errores de política, pues, en vez de promover el crecimiento del mayor motor de nuestra economía, se está pretendiendo apagarlo.

El desarrollo de nuestros proyectos mineros puede darnos todos los recursos fiscales necesarios para hacer un salto cualitativo en los servicios de salud, educación, en infraestructuras y tecnología. Todo lo que necesitamos para derrotar la pobreza.

La minería es el camino para efectivamente hacer realidad el ‘no más pobres en un país rico’. Destruirla es una traición anti prosperidad. Lampadia




Cuba colonizó a Venezuela

Cuba colonizó a Venezuela

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Sin disparar una sola bala, Cuba se apoderó íntegramente de Venezuela, a la que ha saqueado y llevado a la destrucción total.

Hoy el 95% de los venezolanos son pobres, el 75% vive en extrema pobreza y el 25% de la población ha tenido que abandonar su país en condición de miseria.

El origen de esta desgracia humanitaria se debe a 

  • ideologías fracasadas y perversas y destructivas 

  • corrupción generalizada de los gobernantes, 

  • traición a los venezolanos, regalando el país a Cuba, a cambio de técnicas de control político, y a

  • la debilidad de su clase dirigente, desunida, mercantilista y cobarde

A Cuba se le acabó Venezuela. Ahora vienen por más. No cometamos los mismos errores de los venezolanos en Colombia, Chile y Perú, 

Sin usar más palabras, líneas abajo compartimos el último artículo del ínclito venezolano Moisés Naim, que nos enseña el proceso de colonización de su país. 

‘El abrazo fatal de Cuba a Venezuela, una democracia en ascenso arruinada’

Un antiguo aliado de EEUU, rico en petróleo, ha sido colonizado silenciosamente por un vecino mucho más pequeño y pobre. Ahora Venezuela está destrozada y desamparada como un país en guerra.

 

Los presidentes Fidel Castro de Cuba y Hugo Chávez de Venezuela en Ciudad Bolívar,

Venezuela, agosto de 2001. REUTERS

Moisés Naim
Publicado el 11 de diciembre de 2021 como ‘El abrazo fatal de Cuba a Venezuela, una democracia en ascenso arruinada’.
WSJ
Dow Jones & Company, Inc.
Glosado por Lampadia

En el primer semestre de 2019, Venezuela comenzó a sufrir escasez de gasolina. Esto, a primera vista, era absurdo. La nación tenía las reservas de petróleo probadas más grandes del mundo; sus refinerías contaban con la capacidad de satisfacer las necesidades del país muchas veces. Sin embargo, los conductores de todo el país se encontraron esperando días y días en filas frente a las estaciones de servicio, lo que les recordó el viejo chiste de que, si los comunistas se apoderaban del Sahara, éste se quedaría sin arena.

Al mismo tiempo, desde terminales venezolanos partían buques cisterna llenos de petróleo. Lo hicieron en contravención de las sanciones de Estados Unidos, apagaron sus dispositivos de rastreo satelital para evitar ser detectados y se dirigieron al noroeste … hacia Cuba. Esta imagen cuenta la historia fundamental del desastre multinivel de Venezuela. Incluso en medio de una paralizante escasez de gas que dejó a Venezuela en caída libre económica, las prioridades de Caracas eran claras: las necesidades de Cuba son lo primero. Siempre. [TRAICIÓN]

Personas esperan en largas filas por gasolina en una estación
de la petrolera estatal en Maracaibo, Venezuela, 17 de mayo de 2019.

FOTO: ISAAC URRUTIA / REUTERS

Si este orden del día no parece tener sentido, no es nada inusual. Siguen sucediendo cosas en Venezuela que no parecen tener sentido, que ni siquiera se suponía que fueran posibles. El país se ha resistido a tantas tendencias y ha profundizado tanto que todas las explicaciones comunes parecen quedarse cortas.

La implosión de Venezuela no es simplemente la cuestión de un caso perdido de América Latina que hace las cosas que hacen los casos de desastre. Durante gran parte del siglo XX, Venezuela fue el modelo de la exitosa república sudamericana: democrática cuando sus vecinos eran despóticos, próspera cuando sus vecinos eran pobres y estable durante los caprichos de la Guerra Fría. Venezuela se labró un nicho como país que el Departamento de Estado de Estados Unidos podría destacar para defender que la democracia podría funcionar en América Latina.

La respuesta estadounidense al colapso de Venezuela ha sido, por turnos, poco sistemática y torpe.

Súbete a una máquina del tiempo, vuelve a 1985 y pregunta a 100 expertos de América Latina qué país de la región pensaban que podría caer en la dictadura comunista para el año 2021. Habrías escuchado mucha preocupación sobre El Salvador y Guatemala, sobre Argentina y Colombia, incluso Brasil. ¿Pero Venezuela? La idea habría parecido absurda.

Y, sin embargo, la democracia de Venezuela impresionó, junto con su economía, provocando la mayor migración masiva de desposeídos en la historia de América Latina. Uno de cada cinco venezolanos ha huido del país, un lúgubre desfile de más de seis millones de personas sin un centavo, frágiles y desesperadas que se desplazan hacia países vecinos en busca de caridad y refugio. Es difícil obtener claridad sobre lo que le sucedió exactamente a su país. Pasaron demasiadas cosas allí que se suponía que nunca iban a pasar.

Quizás lo más aleccionador es lo que le sucedió a la economía de Venezuela. Durante generaciones, los economistas han tendido a presentar el desarrollo como un proceso unidireccional: los países pobres acumulan capital y tecnología y se vuelven gradualmente más ricos en el proceso. Incluso el término “países en desarrollo” sugiere una cierta inevitabilidad direccional.

Y durante muchas décadas, Venezuela ciertamente pareció estar “desarrollándose”. De hecho, desde el momento en que su industria petrolera se puso en marcha en la década de 1920, Venezuela fue una estrella del desarrollo, con ingresos creciendo de manera constante y una fuerte clase media emergiendo en un país sin historia de tal cosa.

Sin embargo, a partir de la crisis de la deuda de principios de la década de 1980, el proceso se estancó. La política del país se dividió amargamente. Luego, en los últimos 10 años, el proceso de desarrollo se revirtió. Hoy, con los ingresos en caída libre y la gente literalmente caminando hasta la frontera más cercana para encontrar algo para comer, llamar a Venezuela un país en desarrollo es un absurdo, si no una obscenidad.

Un indigente busca comida en Caracas, Venezuela, 10 de abril de 2019.

FOTO: EVA MARIE UZCATEGUI / GETTY IMAGES

Actualmente, según los investigadores, el 95% de los venezolanos son pobres en términos de ingresos. Más de 3 de cada 4 venezolanos viven en condiciones de pobreza extrema e inseguridad alimentaria. Alrededor de $ 3 al mes, el salario mínimo legal no alimenta a una persona durante un día, y mucho menos a una familia durante un mes. Por lo tanto, no tiene mucho sentido trabajar: aproximadamente la mitad de la población en edad de trabajar ha abandonado la fuerza laboral, dejando las remesas de familiares que han huido como la principal estrategia de supervivencia para aproximadamente el 40% de la población. El PIB per cápita se ha desplomado a niveles no vistos desde la década de 1950.

La hiperinflación desencadenó este descenso más reciente y precipitado. A partir de 2017, el gasto público desenfrenado, la expansión monetaria descontrolada y el colapso de los ingresos fiscales llevaron a que los precios subieran sin control. El dinero se volvió en gran parte inútil: los precios en moneda local aumentaron aproximadamente un millón por ciento en 2018. A los 45 meses y contando, la espiral hiperinflacionaria de Venezuela es ahora la segunda más larga de la historia, superada solo por la de Nicaragua en la década de 1980.

Tres de cada cuatro venezolanos viven en extrema pobreza. La escasez de agua es endémica, los apagones son comunes y el sistema de salud se ha derrumbado.

Ninguna parte de la vida se salva del caos. La escasez de agua es endémica en las principales ciudades. Los apagones son comunes. La escasez crónica de gasolina ha detenido el transporte público en muchos lugares: las bicicletas se han convertido en el medio de transporte preferido por quienes pueden pagarlas. El sistema de salud se ha derrumbado, lo que ha llevado a que las tasas de mortalidad infantil se disparen a niveles nunca vistos en una generación. Enfermedades como la difteria y la malaria, que fueron casi erradicadas hace décadas, han vuelto. ¿El único punto brillante? Las tasas de homicidio han disminuido porque, según algunos, hay escasez de municiones y los pandilleros han emigrado a los países vecinos.

Que una nación que alguna vez fue tan próspera como Venezuela podría regresar a este estado distópico es la primera y más seria lección de la experiencia venezolana, una prueba de que los avances en materia de desarrollo no son permanentes. Gestionar mal una economía lo suficientemente mal, y el progreso logrado en una generación se evapora vertiginosamente rápido.

Otra lección es que el mal gobierno puede ser tan destructivo como una gran calamidad física. La escala de la implosión de Venezuela sugeriría que el país había soportado una guerra o una serie de espantosos desastres naturales. Venezuela no sufrió tal aflicción. Más bien, resulta que un país puede soportar niveles de destrucción en tiempos de guerra sin una guerra, como resultado de ninguna fuerza más destructiva que las terribles decisiones políticas de su propio gobierno.

Migrantes hacen fila para ingresar a Colombia desde Venezuela cerca de la frontera
en Paraguachón, Colombia, 8 de junio de 2019

FOTO: GUILLERMO LEGARIA / GETTY IMAGES

El principal culpable es bastante claro: el socialismo, en una encarnación particularmente virulenta y criminalizada. Una ola de expropiaciones que comenzó en 2005 puso gran parte de la economía privada del país en manos del Estado. Aquellas empresas que permanecieron privadas se enfrentaron a un muro de controles estatales que las dejó con poca voz sobre sus propias operaciones. Salarios, precios, contratación y despido, niveles de producción, importaciones, exportaciones e inversiones, todos quedaron sujetos a reglas minuciosamente detalladas ideadas por burócratas socialistas con poca noción de cómo administrar un negocio.

Con el tiempo, los empresarios que habían retenido el control de sus empresas envidiaban a los expropiados: al menos estos últimos habían recibido una compensación nominal, mientras que los primeros se quedaban con el control de empresas que habían perdido valor.

La inversión privada cesó en gran medida. Ningún emprendedor en su sano juicio invertiría en una economía como la de Venezuela, a menos que sea en negocios ilegales o en empresas con vínculos estrechos con militares corruptos o peces gordos del gobierno. De ellos, había muchos: los burócratas de todo el creciente sector empresarial estatal buscaban formas creativas de extraer valor de los activos que controlaban y sacarlo de cuentas bancarias extraterritoriales. Pronto, Caracas se había convertido en un importante centro de lavado de dinero, con cleptócratas neófitos que buscaban socios más inteligentes capaces de ayudarlos a ocultar su botín.

Los cubanos estaban enredados en el sistema estatal de Venezuela en todos los niveles, y Chávez no ocultó el hecho de que confiaba en ellos más que en su propio pueblo.

El socialismo venezolano fue criminalizado desde el principio, a menudo sirviendo como poco más que una narrativa que los poderosos usaban para encubrir su saqueo de bienes públicos. Una élite estatal despiadadamente extractivista atravesó la economía de la nación como una plaga de langostas, sin dejar prácticamente nada atrás.

¿Cómo pudo afianzarse un modelo de gobernanza tan destructivo en un país con una de las democracias más perdurables de América Latina? La pregunta mantendrá ocupados a los académicos durante generaciones, pero el primer lugar para buscar una respuesta es Cuba, que es donde Venezuela encontró el modelo de control estatal que implementaría con tan desastroso efecto.

Llamar a Venezuela bajo Hugo Chávez y Cuba bajo Fidel Castro “aliados” es subestimar el caso. A principios de la década de 2000, miles de médicos, maestros, enfermeras, entrenadores deportivos y organizadores comunitarios cubanos llegaron a Venezuela como parte de un acuerdo de asistencia de petróleo para el desarrollo que se convirtió en un sustento económico para la isla y llenó a Venezuela hasta el borde, con espías cubanos. Pronto, los cubanos se enredaron en el sistema estatal de Venezuela en todos los niveles, y Chávez no ocultó el hecho de que confiaba en ellos más que en su propia gente.

Solo fue culpable de una leve exageración cuando, en 2007, declaró que “en el fondo”, los dos países tienen “un solo gobierno”. Prueba de ello, si se necesitaba alguna, llegó en 2013, cuando en su lecho de muerte Chávez nombró para sucederlo al miembro más militante procubano de su séquito, Nicolás Maduro.

El líder del Partido Comunista de Cuba y expresidente Raúl Castro, el presidente venezolano Nicolás Maduro y el presidente cubano Miguel Díaz-Canel participan en una conferencia de solidaridad en La Habana, Cuba, el 3 de noviembre de 2019. FOTO: REUTERS

Aquí, también, lo que sucedió fue algo que durante mucho tiempo se pensó imposible: gradualmente, en el lapso de unos pocos años, uno de los aliados regionales más importantes de Estados Unidos había desertado de su coalición y se había unido a un bloque enemigo, todo sin que nadie disparara un solo tiro.

La crítica de la izquierda a la política exterior de Estados Unidos no pudo explicar este giro de los acontecimientos. Se suponía que la hegemonía estadounidense, especialmente en las Américas, sería despiadadamente efectiva. Un país tan estratégicamente significativo como Venezuela, con vastas riquezas de hidrocarburos y minerales, debería haber sido una prioridad estratégica para Estados Unidos, y su deserción es inimaginable. Pero a raíz del 11 de septiembre, los tomadores de decisiones en Washington habían llegado a dedicar prácticamente toda su atención al Medio Oriente, dejando a Castro y Chávez libres para profundizar su alianza sin ser molestados.

Bajo la cobertura de la falta de atención de Washington, Venezuela experimentó una especie de colonización al revés, con el país más pequeño y débil, Cuba, apoderándose de su vecino más grande y rico. La respuesta de Estados Unidos, cuando llegó, fue primero fragmentaria y luego torpe.

  • La administración Bush apenas registró la magnitud del problema. 

  • La administración Obama comenzó a imponer sanciones contra figuras individuales del régimen, sanciones que podrían haber sido efectivas si se hubieran aplicado en conjunto con los aliados, pero a menudo no lo fueron porque España, Italia, Argentina, México y otros no las apoyaran. 

  • Pronto, los cleptócratas venezolanos estaban comprando ranchos en las pampas argentinas y castillos en pueblos pintorescos de España. 

  • Cuando la administración Trump decidió aumentar la presión sobre el régimen, impuso sanciones contra la economía venezolana, empobreciendo aún más a los venezolanos que ya estaban desesperados e impulsando a millones a mudarse a países vecinos.

  • La administración Trump comprendió demasiado tarde que sancionar a Venezuela hizo poco para aislar a su régimen. ¿Por qué? Porque los competidores estratégicos de Estados Unidos —incluidos China, Rusia, Irán, Bielorrusia, Turquía, Qatar y, por supuesto, Cuba— se metieron en la brecha y crearon un sistema de apoyo internacional alternativo que sostuvo la dictadura venezolana.

A cambio de compromisos de suministro de petróleo a largo plazo, China proporcionó miles de millones en facilidades de financiamiento a Caracas justo cuando estaba perdiendo acceso a los mercados crediticios occidentales. Las empresas chinas vendieron equipos de control de disturbios al gobierno de Maduro, Rusia vendió aviones de combate y herramientas digitales de espionaje. Irán instaló fábricas de automóviles en Venezuela, fábricas de tractores y casas prefabricadas en Bielorrusia. Turquía y Qatar se convirtieron en los ejes de un sistema para lavar el oro, los diamantes y el coltán extraídos de las selvas del sur de Venezuela y convertirlos en una fuente de ingresos para el régimen.

Esta coalición internacional ad hoc fue un poco destartalada en el mejor de los casos, pero fue lo suficientemente buena para hacer el trabajo. Agotó las sanciones económicas estadounidenses de su efectividad, permitiendo que el régimen aguantara incluso cuando su pueblo estaba catastróficamente empobrecido. 

Sin embargo, la izquierda occidental emprendió una campaña de propaganda bien financiada, llamada “Hands-Off Venezuela” y apoyada por el gobierno venezolano, que pedía la “no intervención” en los asuntos de Venezuela, pero de una manera sorprendentemente desigual: solo las democracias occidentales estaban Se les advirtió que mantuvieran sus manos fuera de Venezuela, no de las autocracias que apuntalaban al régimen.

Los niños juegan en el asentamiento Los Hijos de Dios, una vez un campo vacío propiedad del gobierno y ahora ocupado por unas 60 familias. Caracas, Venezuela, 8 de mayo de 2019.

FOTO: RODRIGO ABD / ASSOCIATED PRESS

 

Es uno de los grandes clichés diplomáticos del mundo que los problemas de un país son para que los resuelvan solo los ciudadanos de ese país. Para Venezuela, penetrada hasta la médula por el comunismo cubano y apuntalada por esta coalición dispar de autocracias, tales exhortaciones rituales son una excusa, un llamado a dejar Venezuela a los cubanos.

En una época anterior, las dictaduras tendían a terminar cuando los dictadores volaban a un exilio cómodo. Baby Doc Duvalier, el sanguinario dictador de Haití, terminó en un castillo en la Costa Azul. Idi Amin de Uganda encontró refugio en Arabia Saudita, Fulgencio Batista de Cuba en España.

Todo eso cambió cuando el expresidente de Chile Augusto Pinochet fue acusado y arrestado mientras visitaba Londres en 1998. Esa medida, una expresión de la nueva doctrina de derechos humanos de la “jurisdicción universal”, estaba destinada a marcar el comienzo de una nueva era de responsabilidad por los derechos humanos graves. violaciones. Para un dictador como Maduro, sin embargo, significa que dimitir lo llevará a una celda en la cárcel, lo que lo ha hecho más obstinado a la hora de aferrarse al poder. Ninguna garantía de inmunidad de cualquier democracia establecida podría parecer plausible para un hombre que en este momento está siendo investigado por crímenes de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional en La Haya.

La calamidad de Venezuela era imposible y estaba sobredeterminada. Cualquiera de sus enfermedades —socialismo, un estado capturado por criminales, sanciones draconianas, hiperinflación— podría haber sido suficiente para arruinar un país. Pero el país aún podría haber encontrado las reservas morales para liberarse de sus problemas si no hubiera sido por un factor determinante en última instancia: Cuba.

Venezuela está siendo saqueada en beneficio de una potencia exterior. Esos petroleros que transportan petróleo al norte de La Habana mientras los conductores venezolanos esperan en la fila cuentan la historia de su desastre de manera más clara que cualquier análisis. Venezuela está bajo una sigilosa ocupación extranjera, no menos real por haber sido invitada.

Moisés Naim, quien se desempeñó como ministro de comercio e industria de Venezuela a principios de la década de 1990, es miembro distinguido del Carnegie Endowment for International Peace en Washington, DC Su nuevo libro, “La venganza del poder: cómo los autócratas reinventan la política para el siglo XXI Century ”, será publicado por St. Martin’s Press en febrero.




El aprendizaje nacional sobre la izquierda

El aprendizaje nacional sobre la izquierda

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Las revelaciones acerca de las gestiones nocturnas el presidente Castillo y la debilidad de sus explicaciones, sumadas a los hallazgos previos relacionados al ex secretario de Palacio, han generado la sensación de que nos vamos acercando al “momento vacador”. Suele ocurrir en este tipo de circunstancias que los hechos adquieren velocidad propia y se precipitan hasta el desenlace final. 

Sería bueno, sin embargo, tratar de regular la velocidad del proceso. Si alguna virtud ha tenido el gobierno de Pedro Castillo, es que ha sido un curso acelerado de capacitación nacional sobre la naturaleza y consecuencias de un gobierno de izquierda. Una verdadera escuela acerca de lo que representa la izquierda en el poder.

Los peruanos estamos aprendiendo que un gobierno de izquierda: 

  • sube el costo de vida porque siembra incertidumbre acerca de la seguridad jurídica y las reglas de juego; 

  • distribuye bonos, dádivas y toda clase de subsidios para generar apoyo político en lugar de asegurar condiciones a la inversión privada para generar empleo e ingresos;

  • destruye las reformas modernizadoras y meritocráticas que habíamos logrado con gran esfuerzo avanzar, solo para regalar privilegios clientelistas para sus fines políticos; 

  • procura darle más poder a un Estado que no funciona solo para repartir puestos entre amigos y partidarios incompetentes o prontuariados o para hacer negocios turbios; 

  • carece de cuadros y profesionales calificados; 

  • muestra cómo se contradicen y acuchillan entre ellos; 

  • transforma el crecimiento de 7 u 8% que tendríamos el próximo año por el precio de los minerales, en uno de apenas 1 o 2%, incrementando la pobreza; 

  • revela que Sendero Luminoso todavía existe y tiene planes muy claros; 

  • pretende intervenir en los ascensos de las fuerzas armadas para subordinarlas a un proyecto político que incluye una Asamblea Constituyente para perpetuarse en el poder, suprimir la democracia y estatizar parte de la economía. 

Ese aprendizaje tiene que terminar de ser absorbido por la sociedad entera para que, allí si, la vacancia, fundamentada en causales irrefutables, sobrevenga como el resultado de una demanda profunda y generalizada. 

En ese sentido, habría que seguir poniendo énfasis no en el clamor de “vacancia ya” sino en la demostración de los hechos que puedan sustentarla legítimamente. De lo contrario, un grito de vacancia demasiado fuerte en este momento, motejado de golpismo, puede distorsionar y enturbiar un proceso de concientización que puede tener efectos profilácticos de largo plazo. Lampadia

 



¿100 días no te parece suficiente?

¿100 días no te parece suficiente?

Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia

Después de 100 días el Perú puede ver el daño que las ideas de izquierda nos están causando: inflación, devaluación, falta de inversión, desempleo, más corrupción, impunidad para los amigos, incapacidad clamorosa, desconfianza y desgobierno. Sin embargo, todavía quedan algunos para quienes, por ignorancia, necedad o interés, todo lo vivido no les parece suficiente.

Para todos ellos, conviene hacer una proyección, lo más fría posible, de lo que puede suceder en otros 100 días de desgobierno socialista, solamente siguiendo la tendencia actual:

A esto podemos agregar:

  • Contracción dramática de la inversión privada. El propio gobierno en el Marco Macroeconómico Multianual, estima que apenas crecerá en 5% el año 2022, cifra que podría pasar a ser negativa si se consuman las amenazas de nuevos impuestos, regulaciones y estatizaciones de empresas.
  • En minería, más minas sitiadas por el chantaje social impulsado por las propias facciones del gobierno y menos ingresos fiscales.
  • Deuda pública bordeando el 40% del PBI, luego de haber llegado a estar en 19% en la década anterior.
  • Calificación crediticia del Perú deteriorada
  • Riesgo País en crecimiento
  • Corrupción regional y municipal multiplicada para sostener políticamente al gobierno
  • Reparto de bonos, dádivas y programas sociales para asegurar la clientela electoral
  • Intento de cambio constitucional para mantenerse en el poder indefinidamente
  • Captura de las fuerzas armadas, policía nacional, instituciones públicas y organismos reguladores.

Para quienes enfrentamos el reto de mantener a nuestras familias con nuestro trabajo, emprendiendo día a día, poniendo en riesgo nuestros pequeños capitales y sobre todo nuestra fuerza de trabajo y empeño, estos 100 días si han sido más que suficientes.  100 días más de destrucción macroeconómica y de crisis institucional no son soportables. La aventura izquierdista avalada por el odio de algunos sectores de nuestras clases medias debe terminar. Otros 100 días, son demasiado para los peruanos. Lampadia




¿Política económica o punción hepática?

¿Política económica o punción hepática?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 29 de octubre de 2021
Para Lampadia

Lo de punción hepática se debe a que al Ministro de Economía – Pedro Francke – le hinca el hígado cuando ve un carro de lujo ajeno. Incluso, le pica el ojo, según declaró hace poco en una entrevista radial. O sea, Francke es una persona que padece de trastornos psicosomáticos.

Como se sabe, se califica como psicosomático al trastorno psicológico que genera un efecto en el organismo. Una afección psicosomática se origina en la mente y después ejerce una cierta influencia en el cuerpo.

En el caso de Francke, la envidia por no tener lo que otras personas tienen, ejerce influencia en dos órganos vitales de su organismo: en el ojo y en el hígado.

Aquí, el problema no es tanto la salud del Ministro, sino las implicancias económicas de su afección psicosomática: aumentar los impuestos a los que tienen vehículos de lujo… y a todo el que se le cruce por delante.

La política fiscal es la disciplina – dentro de la ciencia económica – que gestiona los recursos del Estado. Está en manos del Ministerio de Economía y Finanzas, quien controla los niveles de ingresos y egresos del Estado mediante variables como los impuestos y el gasto público, para propiciar el crecimiento de la economía, manteniendo un nivel adecuado de estabilidad en los precios.

Dependiendo del ciclo económico en que se encuentre el país, la política fiscal debe ser expansiva, restrictiva o neutral. Cuando existe una situación recesiva y carente de empleo formal – como la actual – se requiere de una política fiscal expansiva.

A ese respecto, una política fiscal expansiva debe reducir impuestos para propiciar el incremento de las inversiones y el consumo. O sea, al revés de lo que propone Francke. Además, a mayor inversión, mayor empleo formal… eso lo sabe cualquiera.

En buena cuenta, la política fiscal del momento debe procurar que el dinero de los peruanos esté más en el mercado, y menos en el Estado. Pero no… la picazón del ojo – más la punción hepática revelada por el propio Francke – le impide ver lo que la economía de nuestro país requiere para salir de su entrampamiento. Tan es así que, en vez de bajar impuestos, los sube; con lo cual habrá menos inversión, menos empleo formal, menos consumo, más recesión y más pobreza. O sea, todo lo contrario, a lo que requiere nuestro país.

Insisto… en circunstancias como la actual, donde mejor puede estar el dinero de los peruanos es en el bolsillo de los ciudadanos. Así tendremos incentivos para trabajar más y mejor. Y no en el del Estado, donde la tendencia adictiva hacia el despilfarro, la falta de eficiencia y la corrupción es harta conocida.

Por otro lado – por si fuera poco – el orden público está fuera de control. Bloqueos de carreteras, destrucción y quema de instalaciones mineras… la minería peruana viene siendo agredida a mansalva, y el Gobierno no se da por aludido.

Los astros del mal se han alineado: alza de impuestos, vandalismo impune, populismo irresponsable y demagogia política… ¿acaso hay un ambiente propicio para atraer nuevas inversiones? ¡Nada qué ver!

El Gobierno del Presidente Castillo es incapaz de poner orden en el país. Entre nos, él fue el principal azuzador del vandalismo magisterial en el 2017. Con ese prontuario sobre sus espaldas ¿con qué cara podría reprimir el vandalismo anti minero en esta ocasión? Ciertamente, el Presidente no tiene autoridad moral para gobernar.

Y en el ámbito económico, el problema es parecido. ¿Con qué autoridad moral un Ministro envidioso y psicosomático – como Francke – puede gestionar la economía de nuestro país, si cada vez que ve un carro de lujo ajeno, le pica el ojo, y le hinca el hígado?

CONCLUSIÓN: con Francke y con Castillo – y todos los demás – vamos de mal en peor. Por eso – y por muchas cosas más – las censuras ministeriales y la vacancia presidencial están más que justificadas. Lampadia




Revolución de la agricultura familiar andina

Revolución de la agricultura familiar andina

La Cuadratura del Círculo – IIG
La Cuadratura del Círculo es un espacio producido por Infraestructura institucionalidad y Gestión – IIG, con la colaboración de
Lampadia como media partner.

Presentamos el siguiente video sobre Sierra Productiva, la verdadera revolución de la agricultura familiar andina.

Participa como invitado Carlos Paredes, coordinador nacional del programa Sierra Productiva, junto con Fernando Cillóniz, Gabriel Daly y Rodrigo Acha, asociados de IIG.

En el contexto del anuncio de la denominada segunda reforma agraria, las propuestas de Sierra Productiva muestran la manera concreta y efectiva de sacar adelante las familias en extrema pobreza rural, dedicadas a la pequeña agricultura y ganadería familiar.

La reforma agraria del gobierno de izquierda de Castillo y Perú Libre se plantea dando la espalda a la agricultura de exportación, que ha puesto al Perú como uno de los mejores proveedores de frutas y hortalizas frescas del mundo, llegando a los mercados más lejanos y sofisticados. Un desarrollo que ha permitido generar trabajo formal en el sector rural que ha mejorado la vida de un millón de trabajadores.

Además, se ha excluido a programas como el de Sierra Productiva, que lleva tecnologías modernas a los minifundios alto andinos, generando aumentos brutales de productividad, acceso a mercados y bienestar para las familias más pobres del Perú.

Estas exclusiones no son un error o un descuido, son parte de un diseño siniestro para politizar el campo y tomar el poder absoluto, a costa de perennizar la pobreza en el Perú.

Recomendamos seriamente escuchar las explicaciones de Carlos Paredes:

Video:

https://www.facebook.com/InstitutoIIG116542486411153/videos/604210367615843/

Lampadia




La funesta incapacidad moral

La funesta incapacidad moral

Rafael Venegas
Director Independiente de Empresas
Para Lampadia

Muchas personas culpan a la pandemia de todos los males que viene padeciendo el mundo. Por eso creen que pronto todo volverá a la normalidad. La verdad es que esta afirmación está lejos de la realidad, porque el mundo ya se encontraba enfermo antes de que apareciera el Covid para agravar su situación.

La infección ya existía y era de un antiguo mal, que al parecer no tiene cura, pero que en los últimos tiempos se ha venido expandiendo peligrosa y rápidamente. Me estoy refiriendo a la madre de todos los males: LA CRISIS MORAL.

La falta de ética y valores viene tomado al mundo por asalto y lo está destruyendo. Es una enfermedad crónica mucho más peligrosa que cualquier pandemia, ya que no solo afecta al frente sanitario, sino a todos los demás, especialmente al social, al político y al económico. 

Su agresivo avance está lesionando severamente a las personas, instituciones y países del mundo. La desmedida corrupción, el fraude, el abuso del poder, el narcotráfico, el lavado de activos, la compra de voluntades, el contrabando y el crimen organizado vienen arrasando todo lo que encuentran en su camino. Y lo mas grave es que esto se está convirtiendo en la nueva y nefasta normalidad.

Este mal se expande mucho más rápido en los países menos desarrollados y con mayores índices de pobreza, como los de nuestra región. En ellos, estas prácticas son implementadas por la vía política y por personajes que tienen una tremenda incapacidad moral.

Para lograr sus infames planes, penetran todas las instancias del estado con el objetivo de perpetuarse en el poder, apoderarse de las riquezas de los países y convertirlos en viles dictaduras o, peor aún, en narco estados.

Sus tácticas incluyen la mentira descarada, el divisionismo de clases, la compra de voluntades, el fraude electoral, la confusión y el caos y las utilizan aprovechándose de la pobreza e ingenuidad de la población mas vulnerable. No le faltaba razón a Maquiavelo cuando afirmaba que ¨La política no tiene ninguna relación con la moral¨.

En varios países la estrategia está muy avanzada y ya se encuentran completamente sometidos a regímenes totalitarios. Los demás están en diferentes grados de avance. En estos todavía existen algunas alternativas defensivas basadas en la legalidad y en el derecho ciudadano de la voz, la insurrección y el voto.

Sin embargo, el éxito de estos esfuerzos dependerá del nivel de penetración que alcancen los incapaces morales, para lo cual utilizan la táctica de la confusión y el adormecimiento, mientras avanzan subterráneamente con su plan. Las poblaciones tienen que estar muy alertas y defender firmemente sus libertades a como de lugar.

A nivel mundial, los pocos países que se salvan de esta funesta crisis de moral tienen al menos tres factores en común:

  • EDUCACIÓN: Es la primera prioridad y sus índices PISA son muy altos.
  • MORAL: La población practica altos estándares de ética, civismo, disciplina y respeto.
  • PROPÓSITO: Sus gobiernos están enfocados en ¨Bienestar para la población y progreso para el país¨.

Como se puede apreciar, el sistema político y económico utilizado no es uno de los factores claves de éxito. Lo fundamental es quien lo ejecuta. Como apuntó el General francés Charles De Gaulle, ¨La política es un asunto muy serio como para dejarla sólo en manos de los políticos¨.

En pocas palabras, es necesario tener un buen plan estratégico, pero es más importante aún, contar con un equipo probo y profesional para que lo ejecute correcta, oportuna y transparentemente. Por este motivo la capacidad moral es la clave del éxito y lo contrario es el fracaso seguro.

En cuanto al modelo económico, el capitalismo es el que mejores resultados ha tenido en las últimas décadas. Sin embargo, en casi todos los países en que se implementó, se hizo de manera incompleta. Se enfocó en el crecimiento y el desarrollo, pero prácticamente se dejó de lado el complemento social y la sostenibilidad. Un gran error que se tendrá que revisar y reparar en el futuro.

En el otro frente, el sistema económico socialista/comunista ha fracasado rotundamente, sin excepción alguna, en todos los países en que se implementó o que se intentó hacerlo. En ellos, solo se generó mas pobreza, caos y destrucción.

Aquí se aplica perfectamente la famosa frase de Sir Winston Churchill, ¨El capitalismo distribuye desigualmente la prosperidad, mientras que el comunismo distribuye equitativamente la miseria¨

El caso de China, cuna del maoísmo, la doctrina tan amada y predicada por algunos políticos de nuestra región, es un claro reconocimiento del fracaso de su sistema económico. Actualmente mantienen el sistema político comunista, pero es uno de los países más agresivos en el uso del sistema económico capitalista. Esto los ha convertido en la segunda potencia económica del mundo.

Entonces, se hace muy difícil entender porque en nuestra región, los miembros del foro de Sao Paulo insisten en implementar un sistema económico fracasado que hasta uno de sus países símbolo lo han dejado de lado.

¿No será porque quieren conseguir el resultado que han conseguido los miembros de las cúpulas políticas de países como Cuba, Venezuela, Argentina, Bolivia y Nicaragua? Por eso no le falta razón al escritor brasileño Paulo Coelho, quien dice ¨Cuando un comunista dice que acabará con la pobreza, se refiere a la suya¨.

Concluyo con una reflexión que viene muy al caso y que sirve para aclarar de manera contundente el tema de la incapacidad moral:

¨Quien no tiene educación, incurre en incapacidad intelectual. Quien tiene problemas psiquiátricos, incurre en incapacidad mental. Quien tiene problemas serios de salud, incurre en incapacidad física. Pero quien no tiene ética, ni valores, incurre en incapacidad moral¨. Lampadia




Descifrando al Perú – 2

Descifrando al Perú – 2

EDITORIAL DE LAMPADIA

Cumpliendo con nuestra Misión, seguimos contradiciendo las narrativas perversas de las izquierdas retrógradas del Perú, que solo debilitan y empobrecen a los más pobres, que dicen defender.

Misión de Lampadia

o Defender la economía de mercado, la inversión privada, el 
   desarrollo y la modernidad.

o Promover el Estado de Derecho, un sistema judicial eficiente y
   la meritocracia para los funcionarios públicos.

En el Perú, las izquierdas promueven el pos-extractivismo y el ‘buen vivir’: producir lo menos posible, solo lo indispensable, no exportar alimentos y alejarse del mundo. Una visión enferma que pretende condenarnos a la pobreza eterna. Eso sí, sus dirigencias se convertirían en los padres de la patria y distribuidores del favor público.

En junio pasado publicamos en Lampadia: La prosperidad sin precedentes del Perú, reproduciendo el trabajo de Iván Alonso e Ian Vásquez, del CATO INSTITUTE, que en 38 gráficos:

“Demuestran una notable mejoría del bienestar en amplios sectores de la población. La prosperidad ha aumentado, la desigualdad ha caído y los pobres han visto elevar su nivel de vida. Y, a diferencia de otros episodios de crecimiento en la historia del Perú, el progreso no ha estado limitado geográficamente; más bien, el sector rural, tanto como el sector urbano, se ha beneficiado, como lo ha hecho la mayor parte del interior del país, además de Lima y las ciudades de la costa”.

La semana pasada publicamos los cuadros referidos al tema de ‘ingresos y pobreza’. Ver en Lampadia: Descifrando el Perú.

Hoy publicamos nuestro infomercial sobre la ‘salud’.

Lampadia




El Sendero Equivocado

El Sendero Equivocado

Jaime Spak
Para Lampadia

Cuando escuchamos o leemos la palabra sendero, se nos eriza la piel e inmediatamente la asociamos a Sendero Luminoso [Partido Comunista del Perú – Sendero Luminoso (PCP-SL)].

Nos produce una sensación de angustia e indignación, pero esta vez es necesario usarla por los motivos que a continuación voy a exponer.

Para que un país pueda crecer, se requiere que todas las instituciones puedan transitar por el sendero correcto.

No hay fórmulas mágicas para el crecimiento, está demostrado que cada año en que el PBI crece por encima de un 5 %, la pobreza se reduce en un porcentaje significativo.

Sin embargo, crecer por encima del 5%, no se logrará sino hay un trabajo coordinado entre todas las fuerzas vivas del país.

Empecemos por el gobierno, ¿ustedes creen que la inversión privada se sentirá segura si persisten con la idea de la asamblea constituyente?

Hemos escuchado hasta el cansancio a la mayoría de los termocéfalos de Perú Libre, indicar que es necesaria una nueva constitución, pero no he escuchado a nadie que diga cuáles serán los beneficios para el país que se convoque a una asamblea constituyente.

Probablemente no tienen ninguna idea clara de los beneficios, y seguirán azuzando a la población con esas ideas trasnochadas y arcaicas.

Ustedes creen que el país crecerá si el presidente persiste en convocar a ministros totalmente cuestionados, empezando por el ministro del interior, que en su primera semana pretende legalizar todos los cultivos de coca.

Convertir al Perú en un narco estado no se le puede permitir a nadie, tratar de validar la ley en donde los sembríos de coca son legales, sin importar si el 95% de ellos se convierten en cocaína.

Este sujeto es más peligroso que Bellido y con eso lo digo todo.

Cómo puede crecer un país, si el gobierno no entiende que ganó solo por un 0.19% de los votos, es decir casi la mitad de la población votó en contra.

Cómo puede crecer un país si el presidente de Indecopi es la persona menos preparada y muy cuestionada.

Cómo puede crecer un país si el presidente de Essalud es un impresentable.

Cómo puede crecer un país si pretenden copar las mas importantes instituciones públicas con la peor gente.

Cómo puede crecer un país si la madre del secretario general del partido que gobierna, una profesora universitaria, que es un lobo con piel de cordero, se le descubre e inmoviliza cuentas por mas de 1.5 millones de soles.

Cómo puede crecer un país si antes de los primeros 100 días, el partido de gobierno le da la espalda al presidente e indica que no le dará el voto de confianza a su misma gente.

“Con amigos así, quién necesita enemigos “.

Cómo puede crecer un país si los congresistas de Perú Libre, persisten en indicar que los empresarios y medios de comunicación son enemigos del pueblo.

Cómo puede crecer un país si el gobierno no entiende que la empresa privada es la que impulsa el crecimiento del país.

Acaso se han olvidado de la gran cantidad de empresarios que empezaron siendo informales, algunos ambulantes, hoy en día son dueños de grandes empresas.

Cómo puede crecer un país si cada semana los señores de Perú Libre, nos petardean con tuits o comunicados que amenazan la estabilidad del país.

Cómo puede crecer un país si el presidente nombra como asesor a Ricardo Belmont.

Cómo puede crecer un país si acaba de volver a reconocer a la dictadura venezolana y nombra embajador en ese país a un investigado por la fiscalía, que pretendió cobrar un cheque por varios cientos de miles de soles de Vladimir Cerrón y que indica que su mayor mérito es que es un comerciante y estudiante de abogacía.

Es un desprestigio para la diplomacia peruana, el solo hecho de promover su candidatura, después del rechazo de Panamá.

No tiene ningún mérito para ser embajador.

La gente de Perú Libre esta siguiendo el sendero equivocado con el único afán de generar caos e incertidumbre y una lucha de clases para que justifiquen algún acto extremista.

Tenemos que abrir muy bien los ojos y evitar que este sendero equivocado por el cual transitan dirigentes, ministros, congresistas y miembros de Perú Libre, se convierta en un nuevo sendero luminoso.

La generación que tiene hoy día entre 20 y 35 años no vivió los terribles años en donde el estado tuvo que enfrentarse a Sendero Luminoso, con más de 70,000 muertos.

Esto debemos evitar que regrese a toda costa.

No nos queda mas que esperar que la señora presidenta del consejo de ministros haga las correcciones necesarias antes de solicitar el voto de confianza del congreso y nos diga que vamos a transitar por el sendero de la tranquilidad y del crecimiento.

El tiempo se nos está acabando, cada mes o año de incertidumbre política, implica un deterioro en el PBI y de paso un aumento en la pobreza.

Después no nos quejemos que nuestros vecinos crecen a pasos agigantados mientras que el Perú transita por el sendero de la incertidumbre. Lampadia