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Descifrando al Perú – 2

Descifrando al Perú – 2

EDITORIAL DE LAMPADIA

Cumpliendo con nuestra Misión, seguimos contradiciendo las narrativas perversas de las izquierdas retrógradas del Perú, que solo debilitan y empobrecen a los más pobres, que dicen defender.

Misión de Lampadia

o Defender la economía de mercado, la inversión privada, el 
   desarrollo y la modernidad.

o Promover el Estado de Derecho, un sistema judicial eficiente y
   la meritocracia para los funcionarios públicos.

En el Perú, las izquierdas promueven el pos-extractivismo y el ‘buen vivir’: producir lo menos posible, solo lo indispensable, no exportar alimentos y alejarse del mundo. Una visión enferma que pretende condenarnos a la pobreza eterna. Eso sí, sus dirigencias se convertirían en los padres de la patria y distribuidores del favor público.

En junio pasado publicamos en Lampadia: La prosperidad sin precedentes del Perú, reproduciendo el trabajo de Iván Alonso e Ian Vásquez, del CATO INSTITUTE, que en 38 gráficos:

“Demuestran una notable mejoría del bienestar en amplios sectores de la población. La prosperidad ha aumentado, la desigualdad ha caído y los pobres han visto elevar su nivel de vida. Y, a diferencia de otros episodios de crecimiento en la historia del Perú, el progreso no ha estado limitado geográficamente; más bien, el sector rural, tanto como el sector urbano, se ha beneficiado, como lo ha hecho la mayor parte del interior del país, además de Lima y las ciudades de la costa”.

La semana pasada publicamos los cuadros referidos al tema de ‘ingresos y pobreza’. Ver en Lampadia: Descifrando el Perú.

Hoy publicamos nuestro infomercial sobre la ‘salud’.

Lampadia




La Gran Condena

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Entrevista de ‘Conversación Inpecable’ (INPECABLE-TV), al director de Lampadia sobre la gran postergación de los pobres en el Perú, en el contexto de la ‘Cuarta Revolución Industrial’.

Mientras el mundo avanza en la nueva revolución industrial, el Perú retrocede con una visión pre-moderna de tintes autárquicos.

Ver la entrevista:

Ver: https://youtu.be/D783V4BMp7s

La entrevista se hizo sobre la base del artículo de Lampadia: Dejar a los pobres desconectados del mundo moderno.




Todos los recursos legales para defender la democracia

Todos los recursos legales para defender la democracia

Jaime de Althaus
Para Lampadia

En Estados Unidos el presidente Pedro Castillo llamó a los grandes empresarios a que vayan a invertir al Perú, pero al mismo tiempo insistió en dos ocasiones en una nueva Constitución.

En la OEA dijo que “los pueblos tienen que auto-convocarse y ser convocados también por las autoridades para estructurar…constituciones que estén a la altura de los tiempos”. Y en las Naciones Unidas explicó que “se trata de construir un nuevo pacto social en el Perú, un nuevo contrato social que asegure la gobernabilidad democrática con paz y cohesión social, y que logre reducir drásticamente la pobreza y eliminar la pobreza extrema…”.

¿El presidente Castillo no se da cuenta de la contradicción? ¿O su invitación a invertir es de la boca para afuera? Es imposible que no se percate. Se lo han dicho los propios empresarios peruanos que viajaron con él y se lo dicen en los medios todos los días. El propio Francke debe habérselo señalado porque le aseguró a Aldo Defilippi, presidente de Amcham, que no está en la agenda del gobierno promover una asamblea constituyente.

Pero si el Presidente insiste en el tema es que su programa no es recuperar la economía y crecer a tasas altas y generar empleo, sino la captura total del poder y de la perpetuación en él. Es el programa bolivariano. Porque las razones que da para una nueva Constitución no se sostienen. Pide un “nuevo contrato social que logre reducir drásticamente la pobreza…”, cuando eso es justamente lo que ocurrió con la Constitución de 1993: no hay país de América Latina que haya reducido tan abruptamente la pobreza como el Perú haya antes de la pandemia: de 60% a 20%. Nuestra constitución es la campeona de América Latina en velocidad de reducción de la pobreza. La venezolana, en cambio, ha producido 96% de pobres. ¿Eso buscamos? Y si queremos reducirla aún más rápido, lo que tenemos que hacer es profundizar la economía de mercado, remozar el modelo, repotenciarlo.

El otro gran argumento es que “la salud no sea un servicio, sino que se convierta en un derecho constitucional”. Cuando es exactamente al revés. En la Constitución del 93 la salud es un derecho. El problema es que no es un servicio eficiente. Para que el derecho sea efectivo hay que reformar el servicio. Lo que hay que cambiar es el Estado, la gestión pública, no la Constitución. La palabra no hace la realidad.

Se trata de juegos de ilusión para engañar a la población y apoderarse del Estado. No podemos permitirlo. Si queda claro que el presidente y su partido no van a cejar en ese empeño, no queda sino desplegar todos los recursos legales para impedirlo. Perú Libre ha intensificado una campaña de recojo de firmas que ahora recibe el apoyo desembozado del Premier Bellido y de la vicepresidenta Dina Boluarte. Es una guerra declarada.

Con el agravante de que el referéndum para convocar directamente a una asamblea constituyente, sin pasar por el Congreso, no es constitucional. El artículo 206 de la Constitución es muy claro y el referéndum mencionado en el artículo 32 se refiere evidentemente al referéndum señalado en el 206, como la segunda etapa de la aprobación de una reforma constitucional luego de que ha sido aprobada en primera votación por el congreso. No cabe un referéndum directo sin pasar antes por el Congreso.

Por eso es inaudito que la ONPE haya vendido planillones a Perú Libre para un referéndum sobre este asunto. Debería interponerse acciones legales contra esa decisión, acaso una demanda competencial porque evidentemente la ONPE ha invadido una competencia exclusiva del Congreso.

Si Perú Libre llegara a recoger el número de firmas válidas requerido, tendrá que ser el Jurado Nacional de Elecciones quien determine que tal vía no es válida. Al respecto, la ley 26300, ley de participación ciudadana, como no puede ser de otra manera, establece claramente lo siguiente:

Artículo 39.- Procede el referéndum en los siguientes casos:

  1. La reforma total o parcial de la Constitución, de acuerdo al Artículo 206 de la misma.
  2. ….

¿Y qué dice el artículo 206 de la Constitución?:

Artículo 206°. – Toda reforma constitucional debe ser aprobada por el
Congreso con mayoría absoluta del número legal de sus miembros, y
ratificada mediante referéndum. Puede omitirse el referéndum cuando el
acuerdo del Congreso se obtiene en dos legislaturas ordinarias sucesivas
con una votación favorable, en cada caso, superior a los dos tercios del
número legal de congresistas.

Es decir, procede el referéndum luego de que el congreso ha aprobado la reforma constitucional en una primera votación. No hay otro referéndum. Pero, para que el JNE no tenga escape alguno, debería aprobarse una ley que precise que, si le llega un pedido de referéndum directo, debe rechazarlo.

La democracia tiene que defenderse. Lampadia




El futuro esquivo

El futuro esquivo

La economía peruana de 2013 al 2020

Roberto Abusada Salah
Instituto Peruano de Economía
Fundación M. J. Bustamante De la Fuente
Mayo, 2021
Glosado y comentado por Pablo Bustamante Pardo, Director de Lampadia

En momentos en que nuestra manera de ver la economía peruana está en la agenda política del próximo gobierno, Roberto Abusada Salah nos regala sus reflexiones sobre los fundamentos de nuestra economía, desde cuatro perspectivas complementarias:

  • Sin crecimiento no hay futuro
  • El factor confianza
  • La tentación del estatismo
  • Impacto de las instituciones

Líneas abajo presentamos el prólogo de Raúl Mendoza Cánepa, el capítulo con el que Roberto inicia sus reflexiones: Ese “maldito modelo económico”, la estructura de contenidos y el enlace al PDF del libro.

Hoy más que nunca, que enfrentamos la eventualidad de tener que enfrentar propuestas descabelladas sobre el manejo de nuestra economía, debemos revisar los fundamentos económicos que generan crecimiento y bienestar general.

Muchos de nuestros ciudadanos, frustrados con la multi-crisis sanitaria, económica, social y política, creada por el desastroso gobierno de Vizcarra, han perdido confianza en nuestros líderes y en el futuro, y en medio de una compulsa electoral esencialmente populista, están muy confundidos sobre lo que es bueno y malo, y se ha nublado el entendimiento de las relaciones causa-efecto en las políticas públicas.

El Perú debiera tener una base conceptual sólida sobre dichas disyuntivas. Hemos pasado, en 30 años, de políticas que nos empobrecieron, a las que nos hicieron crecer, reducir la pobreza, bajar la desigualdad y mejorar los ingresos en el sector urbano y rural. Sin embargo, las narrativas anti economía de mercado repetidas a lo largo de los últimos años, y la ausencia de comunicaciones asertivas sobre nuestro procesos económicos y sociales, por parte de todos los gobiernos y de los empresarios -los líderes de la gran recuperación de nuestra economía-, han socavado nuestro entendimiento.

Hemos permitido que la muy mala gestión de los servicios públicos, especialmente en salud y educación, más la ineficiencia de la gran mayoría de los gobiernos regionales y locales y, sobre todo, su generalizada y profunda corrupción, hayan malogrado el éxito de la gran recuperación del país, desde la condición de Estado-Fallido en la que nos encontrábamos en 1990.

No hemos sabido defender a nuestros pobres, para quienes la mala calidad de los servicios públicos ha sido decisiva para malograrles su calidad de vida y su entendimiento sobre las líneas maestras de la prosperidad. 

Por todas estas razones, el libro de Roberto Abusada -propulsor de la apertura económica y uno de los grandes reformadores de nuestra economía-, representa un magnífico aporte para iluminar nuestro pensamiento y acciones en la esquiva tarea de construir un futuro mejor para todos los peruanos.

1. Prólogo

Raúl Mendoza Cánepa
Febrero de 2021

El economista Roberto Abusada Salah, a través de los artículos que publicó en el diario El Comercio entre el 2013 y 2020, nos ofrece las claves del crecimiento y desarrollo económico, advirtiendo desde antes que los grandes indicadores económicos podrían revertir si es que las deficiencias institucionales, las malas decisiones políticas y las trabas a la inversión privada prevalecían a la sensatez que permitió al Perú crecer durante los años anteriores. Los terribles resultados económicos a partir de la pandemia tan solo refuerzan su punto.

El auge económico desde 1993 al 2013, nos demuestra Abusada, no se debió solo al incremento de los precios internacionales de los minerales, sino a una buena política económica. Solo en el decenio que terminó en el 2013, el crecimiento del Perú se basó fundamentalmente en un fuerte desarrollo de la inversión privada, que aumentó a una tasa promedio anual de 13.7%, y en exportaciones que aumentaron al 5.6% por año. Sin embargo, la ausencia de voluntad política e iniciativas de reformas institucionales permitieron que germinaran aquellos factores que desacelerarían finalmente el crecimiento. El presidente Ollanta Humala esgrimía un discurso que, pese a la línea de auge, llamaba absurdamente al pesimismo y a la desconfianza de los empresarios. Un modelo económico de libre empresa requiere de un liderazgo anímico, de uno que estimule a crear, emprender y creer. No hay progreso sin fe.

Cada año que transcurría desde 2013 hasta 2020 se registraba una corriente de pesimismo desde Palacio. Para el presidente Humala, gobernar era construir programas sociales y no perseverar en un modelo económico probadamente exitoso que nos consolidara como país en el siglo XXI. Los márgenes de pobreza se redujeron en el recuento global desde hace más de dos décadas, colocando al Perú en la vía del desarrollo, pero algunos baches en los liderazgos políticos contrarrestaron ese sueño inicial. De allí el título del libro, “El futuro esquivo”. Lo previsible años atrás era que los indicadores en azul se mantuvieran y que al Bicentenario el Perú creciera a un ritmo de 6%, la pobreza se redujera aún más, el empleo se incrementara, la informalidad se diluyera…pero… ese futuro no fue.

Hasta 2013 el Perú creció, en promedio, 5.4%, pero desde aquel año hasta 2019, el crecimiento promedio del país no llegó al 3%. No es que un punto o dos sean poco. Un punto del PBI adicional de crecimiento nos puede dar varias decenas de miles de trabajos formales cada año. En 2020, la contracción de aproximadamente 11% destruyó parte del tejido productivo e hizo mucho más importante que antes volver a marcar claramente una ruta de crecimiento sostenido.

Cada año ingresan al mercado laboral peruano unos 300,000 jóvenes. Por ejemplo, el 2017 no fue un mal año en el análisis comparativo mundial, pues crecimos 2.5%. Pero ¿cuántos empleos formales se crearon? Lo resaltante es que desaparecieron muchos. Lo que se deduce es que a alrededor de 300,000 jóvenes, como explica Abusada, no les quedó más que optar por la informalidad o quedarse desempleados.

Dar luces de la ruta al crecimiento en la perspectiva del modelo, precisamente, es lo que busca Abusada. El principal impacto económico de la actual crisis podría no estar en la caída del 2020, sino en el golpe al crecimiento potencial de mediano y largo plazo. Diversas crisis históricas advierten sobre esta posibilidad. En esta compilación de artículos, advertirnos, ponernos en alerta, enrumbarnos, es el objetivo. Nos dice que el gobierno del 2011 se salió de la línea de un modelo que debía perfeccionar, no deformar…Y así, sin vueltas de página, la historia desde el 2013 hasta el 2020 siguió el curso menos deseado. Por eso y, tomando la frase del poeta de Cementerio Marino (Valery), ese futuro deseable, “ya no es lo que era”, no será aquel que creíamos antaño.

Las altas tasas de crecimiento y los generosos índices económicos y sociales entre 1993 y el 2012 nos señalaban ya un derrotero feliz, pero los nuevos actores estaban lejos del credo liberal porque el populismo atrae más a los políticos, trae más loas que crear riqueza con austeridad y sacrificios. Esos políticos no han extraído como enseñanza la experiencia histórica, esa que desde Singapur hasta Botswana (el milagro africano) nos dice que la mejor política social es siempre una buena política económica.

El autor opta por ordenar sus textos en cada capítulo por sub-acápites que explican qué es y cómo ocurre el crecimiento económico y los factores de desarrollo lento en el Perú desde el año 2013. Nos dice que sin crecimiento no hay futuro y luego analiza en los siguientes sub-acápites que ordenan el texto, los factores de coyuntura anual que contribuyeron a la ralentización: el factor confianza (básicamente, la desconfianza empresarial), la injerencia estatal y crecimiento del Estado, y el impacto del marco institucional en la desaceleración (tanto en regulaciones, costos laborales, trabas a la inversión minera, etc.).

Aún en momentos previos a la actual crisis, las reformas integrales permanecían en compás de espera, pese a los anuncios oficiales. Las estériles y mezquinas confrontaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo desde el resultado de las elecciones del 2016 pusieron la agenda en estas rencillas por cuotas de poder y la alejaron de los asuntos que realmente importaban para la competitividad y la mejora en la calidad de vida de los ciudadanos.

Los economistas, no menos que los inversionistas, se preguntan si es que hay la suficiente seguridad para emprender negocios en el Perú y si el crecimiento caerá más aún de lo que las expectativas iniciales nos sugerían en este libro. Quizás los políticos deberían entender mejor sobre el impacto de las instituciones en el crecimiento, pero ese es un tema que solo podríamos abordar en un texto académico básico que quizás alguna vez debamos apurar.

Mientras se reformula al veloz paso de los acontecimientos estas líneas, en el país se debaten -como tema de cualquier día- los mismos cimientos institucionales que nos permitieron empezar a cerrar, por fin, algunas de las enormes brechas económicas y sociales que arrastramos por décadas.

Uno de los temas que se debe abordar, por tal, es el de los costos que deben asumir los formales y el desincentivo de ser formal, el funcionamiento y costo de las instituciones, la infraestructura y la reforma política centrada en el principio de república y ciudadanía real. Construir una economía de mercado supone que en paralelo se construye ciudadanía e instituciones sin olvidar que allí donde el origen social desiguala, la educación iguala en oportunidades. Ocurre cuando la competitividad individual prima a los privilegios y cuando no existe otro criterio que el de la competencia y el talento para la movilidad social.

Otro tema es el de la descentralización, sobre el que cabe un énfasis. Conviene revisar el artículo de Abusada del 21 de febrero de 2019, en el que nos recuerda el fracaso de la regionalización tal como está planteada: “La descentralización como medio para acercar el Estado a la población a fin de proveerle mejores servicios y voz en el gobierno es uno de los fracasos más grandes que ha sufrido el Perú en las últimas dos décadas. No se crearon los espacios complementarios y viables regionalmente que se planearon en un inicio, y peor aún, la manera atropellada, equivocada y desaprensiva en la que se puso en marcha todo el proceso ha contribuido a deteriorar la gobernabilidad, retardando con ello el desarrollo del país. A la vez, se ha generado un enorme espacio para el dispendio de los recursos presupuestales, y con esto oportunidades para el conflicto, la disgregación y la corrupción”.

La falta de reformas no contribuye a la formación de un Estado para los ciudadanos, entendidos como tales y no como “pobladores”, términos que se suelen confundir en esta “república de habitantes”. La estructura ineficiente, elefantiásica, del Estado nunca fue tan obvia como durante los últimos meses, y nunca fue tan clara, por tanto, la urgencia de su reforma.

No solo es visible la poca capacidad de los sucesivos gobiernos para plantear una reforma integral del Estado, desde hace unos años, este (que sirve poco y mal) ha revertido el principio de austeridad, no solo recaudando menos sino abultando la planilla pública a favor de los allegados políticos.

La falta de disciplina tiene un costo con un correlato en desmedro de los ingresos de los pocos formales que tributan. En su primer artículo de 2012, Abusada dio la clarinada de alerta, en el que abre esta compilación (“Ese maldito modelo económico”, 2016) nos ofrece su posición de principios, de allí se entiende su interés en ubicarlo como una puerta a todos los demás. La historia por la que transcurren los siguientes artículos terminará siempre por darle la razón.

PS. La terrible pandemia de 2020-2021 destruyó las perspectivas de la línea de crecimiento, una “que nos acercara en pocos años al mundo desarrollado”. El desastre sanitario y económico nos descubrió las fallas estructurales, un Estado ineficiente para el manejo de crisis, una economía mayoritariamente informal y una precariedad e insuficiencia en los servicios estatales, que nos devuelven a una realidad que era fácil evadir a través de la ilusión que nos traía el progreso. Sin embargo, descubrimos también que el ahorro estatal y la disciplina fiscal durante dos décadas nos dio una ventaja que el mundo hoy reconoce. Allí, aún en la tragedia actual, está la mejor referencia de la solidez del modelo.

2. Ese “maldito modelo económico”

Roberto Abusada Salah

¡Exigimos un cambio radical del modelo económico neoliberal extractivista primario-exportador que depreda el ambiente, precariza el trabajo, concentra la riqueza y pone al Estado al servicio de los ricos y del capital transnacional! Estoy aludiendo, naturalmente, a la caracterización de nuestro sistema económico en el discurso de nuestra izquierda conservadora, tan distinta a la izquierda moderna que mereceríamos tener.

Esa izquierda que durante toda la reciente campaña electoral ha hablado hasta las náuseas de “cambiar el modelo económico”. No importa que esa caracterización tenga poco o nada que ver con los verdaderos cambios que la gente común anhela y que concibe como un cambio que permita tener seguridad ciudadana, acceso a servicios básicos, más empleo, oportunidades iguales ante la ley y la justicia, el derecho a la propiedad, el respeto a los derechos civiles y la protección de las minorías vulnerables.

Antes de predicar el cambio del modelo económico sobre el que se ha basado nuestra economía en el último cuarto de siglo, habría que enumerar cuáles son los pilares básicos de tal modelo para luego preguntar en qué consistiría ese “cambio radical”.

La economía peruana se rige por principios muy similares a los que existen hoy en todas las naciones que han logrado el progreso y el bienestar de sus habitantes. El pilar principal exige estabilidad económica. Es decir, la protección del valor de nuestra moneda, la sostenibilidad fiscal, y la existencia de un nivel bajo y predecible de inflación. Esto solo puede ser garantizado con la prudencia en el manejo de los fondos públicos y la existencia de un Banco Central independiente, poblado por funcionarios competentes. En nuestro régimen económico la creación de la riqueza está a cargo de los privados y solo subsidiariamente a cargo del Estado. El tratamiento igualitario a la inversión nacional y extranjera resulta vital, pues de otra manera estaríamos negándonos a aprovechar el ahorro externo para acelerar el crecimiento nacional.

Siendo el Perú una economía pequeña, un elemento fundamental e imprescindible es su integración al mundo. Esto garantiza el uso racional en el territorio del recurso humano y del capital en un ambiente de competencia, así como el derecho de los consumidores a comprar bienes y servicios a precios normales. Al mismo tiempo nuestros productores tienen acceso preferencial a los mercados más importantes del mundo.

El sistema de impuestos es simple: está compuesto por pocos tributos, siendo los dos principales el Impuesto a la Renta y el Impuesto General a las Ventas (IGV). Otro elemento central del esquema económico que se aplica en el Perú está dado por la existencia de organismos reguladores (Indecopi, Ositrán, Osiptel, SBS, etc.), de importancia vital para regular cualquier monopolio natural o estructura empresarial oligopólica, proteger al consumidor, y al mismo tiempo promover el propio desarrollo competitivo de las industrias reguladas.

Naturalmente, una cosa es el modelo económico y otra el Estado, sus poderes y sus actores. No debemos confundir la eventual incompetencia en la administración pública del Congreso o el Poder Judicial con una falencia intrínseca al modelo económico. De lo que se trata es de mejorar nuestras instituciones y no tirar por la borda un régimen económico que, a pesar de haber adolecido en muchos casos de corrupción, impericia en la administración pública, y una proliferación inaudita de controles y trámites, ha transformado al país, cortado la pobreza a la tercera parte y disminuido la desigualdad. Ha surgido una clase media y, por primera vez en decenios, las provincias han sostenido un crecimiento igual o mayor que el de la capital.

La economía es una sola y sería insensato concebirla como una suma de sectores que se benefician en desmedro unos de otros. Quienes, por ejemplo, niegan el desarrollo de la minería moderna en el que es quizá uno de los territorios mineros más importantes del mundo, están cometiendo la insania de querer privar al país de una de sus principales palancas de desarrollo. Un desarrollo que debe permitir una industria y agricultura pujantes, mejores servicios e infraestructura, y una provisión de servicios públicos de calidad en sus ámbitos de influencia y en todo el país.

Enfrentemos con información veraz a quienes quieren alzarse como los nuevos artífices de nuestro futuro prometiéndonos, tras casi un siglo, nuevamente la misma y fracasada “utopía” socialista que ya antes sumió a nuestro país en la miseria.

3. CONTENIDOS

Entre el 2013 y 2020, Abusada revisó, desde perspectivas complementarias, cuatro grandes temas:

1. Sin crecimiento no hay futuro

2. El factor confianza

3. La tentación del estatismo

4. Impacto de las instituciones

4. Enlace al libro

Recomendamos a nuestros lectores, navegar por el importante libro de Roberto Abusada.

https://www.lampadia.com/assets/uploads_documentos/92393-el-futuro-esquivo-la-economia-peruana-de-2013-al-2020-exun3i.pdf

Lampadia




A los pobres les iría mejor con Keiko

A los pobres les iría mejor con Keiko

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Por una trampa del destino, una buena mayoría de nuestros pobres habrían votado por Pedro Castillo, sin reparar que más allá de los sentimientos políticos, estarían optando por un gobierno que los haría más pobres.

La trampa del destino

Con esta figura me refiero a la conjunción de factores que han llevado a buena parte de los peruanos a votar por Perú Libre.

Por un lado, tenemos factores estructurales por los cuales muchos ciudadanos se perciben como segregados y disminuidos. Ya sea por que nunca lograron salir de la pobreza; o por el centralismo limeño, que a pesar de la descentralización, pervive en el imaginario provinciano; o por las narrativas de las izquierdas anti modernas, que durante décadas han macerado resentimientos sociales y políticos.

Por otro lado, tenemos los trances del 2020 y 2021, por los que padecemos múltiples crisis, sanitaria, económica, social y política. Todas propiciadas por el desastroso gobierno de Vizcarra con sus socios de la izquierda, como Zamora del Frente Amplio.

Por el mal manejo de la pandemia, nos hemos consagrado como el país con más fallecidos por millón de habitantes en el mundo y con una de las mayores caídas de la economía.

En medio del proceso electoral, subsiste el desempleo, la caída de los ingresos y la pérdida de confianza en el futuro. Así, en una situación de desesperanza, muchos peruanos han optado por un voto de protesta, de cambio en cualquier dirección y con cualquier oferta. Todo, por supuesto, hábilmente aprovechado, por Castillo y sus socios.

Eligiendo más pobreza  

Antes de la pandemia y todas sus consecuencias, todavía teníamos 20% de pobres. Habíamos logrado reducir la pobreza des un 60% de la población, lamentablemente la última década a un menor ritmo por un ambiente anti inversión que se creó con el gobierno de Humala y que PPK no atinó a enmendar.

Hoy día tenemos 30% de pobres y según Víctor Albuquerque, director de análisis sectorial de Apoyo Consultoría, con un gobierno de Castillo, que auyentaría las inversiones, para el 2016 podríamos tener 1.7 millones más de pobres.

“Las medidas más dañinas de Perú Libre son aquellas que ahuyentan la inversión privada, como las propuestas de expropiar empresas, revisar arbitrariamente los contratos entre el Estado y las empresas que gestionan las inversiones en infraestructura de uso público y las amenazas para restringir importaciones. Esto último sería particularmente grave para los millones de trabajadores que laboran en el sector comercio”, precisó, quien, además, remarca que el hecho de ahuyentar la inversión privada terminará afectando a los más pobres.

Paradójicamente, un gobierno que busca darles un mejor futuro a los más pobres podría generar resultados nefastos para los segmentos socioeconómicos de menores ingresos”, advierte el economista.

Para salir de la pobreza creada durante la pandemia, y para recuperar un buen ritmo de reducción de la pobreza total, necesitamos desatar un boom de inversión. Algo que está perfectamente al alcance del Perú. Máxime ahora, con el precio del cobre y los proyectos que podemos activar.

Pero lamentablemente, con Castillo, en el mejor de los casos, la inversión minera sería muy marginal, la inversión que tiene mayor capacidasd de hacer la diferencia. Castillo ya condenó los proyectos de Conga y Tía María, a que les pongamos una cruz que diga, aquí murió Conga y aquí murió Tía María.

El escenario ecvonómico con Castillo comparado con el de Keiko Fujimori, es uno de restricciones, escasez y empobrecimiento, todo lo contrario de lo que necesitan nuestras familias más necesitadas.

Paradojas de un eventual perverso destino. Lampadia




La prosperidad sin precedentes del Perú

La prosperidad sin precedentes del Perú

La verdad sobre el Perú: crecimiento, desarrollo y mejoras sociales

Gracias a Iván Alonso e Ian Vásquez, del CATO Institute, hoy podemos compartir con nuestros seguidores 38 gráficos que:

“Demuestran una notable mejoría del bienestar en amplios sectores de la población. La prosperidad ha aumentado, la desigualdad ha caído y los pobres han visto elevar su nivel de vida. Y, a diferencia de otros episodios de crecimiento en la historia del Perú, el progreso no ha estado limitado geográficamente; más bien, el sector rural, tanto como el sector urbano, se ha beneficiado, como lo ha hecho la mayor parte del interior del país, además de Lima y las ciudades de la costa”.

Esta información contradice factualmente todas las narrativas anti sistema difundidas en el Perú durante los últimos 10 años, con las que se ha pretendido instalar nuevamente la ideología de las izquierdas retrogradas que ya fracasaron en el Perú y el resto del mundo.

Lamentablemente, aún no tenemos, ni siquiera, las semillas de una izquierda moderna como la que transformó Nueva Zelanda en un país próspero. Nuestras izquierdas siguen en búsqueda del poder, poniendo la ideología antes que el bienestar de la población, pues buena parte de ellos sabe perfectamente que sus propuestas solo generarían más pobreza. Tal como se ha hecho en este proceso electoral, en el cual todas las izquierdas se sumaron al que tenía los peores planteamientos.

Los peruanos estamos inmersos en múltiples crisis, sanitaria, económica, social y política. Con ellas hemos perdido confianza en nuestros líderes y en el futuro, y estamos embargados de frustración y resentimiento. Por ello, cuando votemos, debemos pensar en nuestros hijos y nietos, que representan el futuro. Ellos no quieren migrar, ellos quieren ser ciudadanos del mundo desde el Perú, con sus familias, con sus amigos y con sus tradiciones.

Revisemos los gráficos de Alonso y Vásquez con mucha apertura, nos van a aclarar muchas cosas. Hasta ahora no hemos sabido defendernos de las ‘ideas muertas’, pero nunca es tarde. Miremos la verdad e icemos la bandera de la prosperidad.

La prosperidad sin precedentes del Perú
En 38 gráficos

“Nuestros adversarios creen que toda actividad no reglamentada ni subvencionada languidece hasta la aniquilación. Nosotros creemos lo contrario. La fe de aquéllos está puesta en el legislador. La nuestra, en la humanidad”.
Frédéric Bastiat

CATO – Elcat0.org

Iván Alonso
PhD. en Economía de la Universidad de California en Los Ángeles y es miembro de la Mont Pelerin Society
Ian Vásquez
Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute y coautor del Human Freedom Index

4 DE JUNIO DE 2021

Iván Alonso e Ian Vásquez compilan una variedad de indicadores sobre Perú que muestran el progreso que ha tenido lugar en el país en los últimos años y décadas.

El Perú ha hecho grandes progresos desde el inicio de las reformas económicas hace tres décadas y el posterior retorno a la democracia hace dos décadas. Indicadores de todo tipo demuestran una notable mejoría del bienestar en amplios sectores de la población. La prosperidad ha aumentado, la desigualdad ha caído y los pobres han visto elevar su nivel de vida. Y, a diferencia de otros episodios de crecimiento en la historia del Perú, el progreso no ha estado limitado geográficamente; más bien, el sector rural, tanto como el sector urbano, se ha beneficiado, como lo ha hecho la mayor parte del interior del país, además de Lima y las ciudades de la costa.

Los críticos de la democracia de mercado en el Perú, sin embargo, minimizan los avances, ignoran los datos o distorsionan los hechos, creando una narrativa para justificar un cambio radical. Los líderes políticos de izquierda, incluyendo el candidato favorito en las elecciones presidenciales del 6 de junio, por ejemplo, han esbozado una agenda explícitamente socialista y proponen una asamblea constituyente para lograrlo. Los peruanos ciertamente tienen muchas razones para estar descontentos. Los escándalos de corrupción han proliferado, y el sistema político se ha vuelto cada vez más disfuncional en años recientes. La incompetencia del estado, mientras tanto, ha multiplicado los efectos de la pandemia.

Estos factores indudablemente influyen en el ánimo de la gente, aumentando el atractivo de los mensajes “antisistema”. Pero es manifiestamente falso que el capitalismo democrático empeoró la vida de los peruanos.

A continuación, presentamos 38 gráficos que resumen la historia de las últimas décadas: en términos de bienestar humano, el Perú ha experimentado un progreso que no tiene precedentes. Todavía hay muchos problemas, pero sería un error monumental pensar que se resolverán abandonando las políticas e instituciones que han servido para mejorar de tal manera el nivel de vida.

Ingreso y pobreza

Salud

 

Educación

Agua, saneamiento y energía

Hogar

Agricultura

 

Transporte y comunicación

 

[Aquí podrás encontrar una versión de este artículo en inglés. Agradecemos a Guillermina Sutter Schneider por la visualización de datos.]

Lampadia

 




Crecimiento, desarrollo y mejoras sociales

Crecimiento, desarrollo y mejoras sociales

Gracias a Iván Alonso e Ian Vásquez, del CATO Institute, hoy podemos compartir con nuestros seguidores 38 gráficos que:

“Demuestran una notable mejoría del bienestar en amplios sectores de la población. La prosperidad ha aumentado, la desigualdad ha caído y los pobres han visto elevar su nivel de vida. Y, a diferencia de otros episodios de crecimiento en la historia del Perú, el progreso no ha estado limitado geográficamente; más bien, el sector rural, tanto como el sector urbano, se ha beneficiado, como lo ha hecho la mayor parte del interior del país, además de Lima y las ciudades de la costa”.

Esta información contradice factualmente todas las narrativas anti sistema difundidas en el Perú durante los últimos 10 años, con las que se ha pretendido instalar nuevamente la ideología de las izquierdas retrogradas que ya fracasaron en el Perú y el resto del mundo.

Lamentablemente, aún no tenemos, ni siquiera, las semillas de una izquierda moderna como la que transformó Nueva Zelanda en un país próspero. Nuestras izquierdas siguen en búsqueda del poder, poniendo la ideología antes que el bienestar de la población, pues buena parte de ellos sabe perfectamente que sus propuestas solo generarían más pobreza. Tal como se ha hecho en este proceso electoral, en el cual todas las izquierdas se sumaron al que tenía los peores planteamientos.

Los peruanos estamos inmersos en múltiples crisis, sanitaria, económica, social y política. Con ellas hemos perdido confianza en nuestros líderes y en el futuro, y estamos embargados de frustración y resentimiento. Por ello, cuando votemos, debemos pensar en nuestros hijos y nietos, que representan el futuro. Ellos no quieren migrar, ellos quieren ser ciudadanos del mundo desde el Perú, con sus familias, con sus amigos y con sus tradiciones.

Revisemos los gráficos de Alonso y Vásquez con mucha apertura, nos van a aclarar muchas cosas. Hasta ahora no hemos sabido defendernos de las ‘ideas muertas’, pero nunca es tarde. Miremos la verdad e icemos la bandera de la prosperidad.

La prosperidad sin precedentes del Perú
En 38 gráficos

“Nuestros adversarios creen que toda actividad no reglamentada ni subvencionada languidece hasta la aniquilación. Nosotros creemos lo contrario. La fe de aquéllos está puesta en el legislador. La nuestra, en la humanidad”.
Frédéric Bastiat

CATO – Elcat0.org

Iván Alonso
PhD. en Economía de la Universidad de California en Los Ángeles y es miembro de la Mont Pelerin Society
Ian Vásquez
Director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global del Cato Institute y coautor del Human Freedom Index

4 DE JUNIO DE 2021

Iván Alonso e Ian Vásquez compilan una variedad de indicadores sobre Perú que muestran el progreso que ha tenido lugar en el país en los últimos años y décadas.

El Perú ha hecho grandes progresos desde el inicio de las reformas económicas hace tres décadas y el posterior retorno a la democracia hace dos décadas. Indicadores de todo tipo demuestran una notable mejoría del bienestar en amplios sectores de la población. La prosperidad ha aumentado, la desigualdad ha caído y los pobres han visto elevar su nivel de vida. Y, a diferencia de otros episodios de crecimiento en la historia del Perú, el progreso no ha estado limitado geográficamente; más bien, el sector rural, tanto como el sector urbano, se ha beneficiado, como lo ha hecho la mayor parte del interior del país, además de Lima y las ciudades de la costa.

Los críticos de la democracia de mercado en el Perú, sin embargo, minimizan los avances, ignoran los datos o distorsionan los hechos, creando una narrativa para justificar un cambio radical. Los líderes políticos de izquierda, incluyendo el candidato favorito en las elecciones presidenciales del 6 de junio, por ejemplo, han esbozado una agenda explícitamente socialista y proponen una asamblea constituyente para lograrlo. Los peruanos ciertamente tienen muchas razones para estar descontentos. Los escándalos de corrupción han proliferado, y el sistema político se ha vuelto cada vez más disfuncional en años recientes. La incompetencia del estado, mientras tanto, ha multiplicado los efectos de la pandemia.

Estos factores indudablemente influyen en el ánimo de la gente, aumentando el atractivo de los mensajes “antisistema”. Pero es manifiestamente falso que el capitalismo democrático empeoró la vida de los peruanos.

A continuación, presentamos 38 gráficos que resumen la historia de las últimas décadas: en términos de bienestar humano, el Perú ha experimentado un progreso que no tiene precedentes. Todavía hay muchos problemas, pero sería un error monumental pensar que se resolverán abandonando las políticas e instituciones que han servido para mejorar de tal manera el nivel de vida.

Ingreso y pobreza

Salud

Educación

Agua, saneamiento y energía

Hogar

Agricultura

Transporte y comunicación

[Aquí podrás encontrar una versión de este artículo en inglés. Agradecemos a Guillermina Sutter Schneider por la visualización de datos.]

Lampadia




La libertad económica reduce la corrupción y redistribuye

La libertad económica reduce la corrupción y redistribuye

 

Jaime de Althaus
Para Lampadia

En este proceso electoral competirán, a grandes rasgos, dos propuestas distintas para lograr la recuperación económica y aliviar el costo social ocasionado por la pandemia: la que se basa en liberar la iniciativa privada versus la que se apoya en la iniciativa pública. Es decir, la libertad económica versus la intervención estatal; la generación de riqueza popular versus la redistribución de la riqueza existente. 

La ventaja de la primera no es solo que es mucho más eficaz para conseguir el resultado económico, sino que, de paso, tiene otros dos efectos: reduce o elimina la corrupción y es socialmente redistributiva, ayuda a reducir la desigualdad.

Elimina corrupción

En efecto, parte importante de la corrupción es la consecuencia del costo de cumplir las disposiciones legales. Si las regulaciones son muy onerosas, es preferible o necesario pagar un soborno para poder operar. Ese soborno es una suerte de impuesto informal o de seguro que se compra para ejercer la actividad sin tener que cumplir con las disposiciones normativas.[1]

Eliminar regulaciones, requisitos y obligaciones caras e inútiles, que poseen un costo mayor al beneficio que producen, no solo libera a los emprendimientos de una carga que les impide despegar y crecer, sino que elimina ocasiones de corrupción. Elimina peajes. La mayor parte de micro y pequeños empresarios por lo general no pueden cumplir con todas las regulaciones municipales, sectoriales y laborales existentes. Entonces deben pagar a los inspectores para desarrollar su actividad.

Y es por eso que la corrupción está mucho más extendida en los sectores populares.[2] Una empresa grande suele tener capacidad económica suficiente para cumplir con las regulaciones existentes, muchas veces diseñadas precisamente para excluir competencia. Por lo tanto, no necesita realizar pagos ilegales. Una micro o pequeña empresa o un informal no pueden darse ese lujo.

Discriminación, desigualdad y redistribución

Las leyes costosas impactan, pues, de manera asimétrica. A los pobres les cuestan más, mucho más. Por eso, son intrínsecamente discriminatorias e injustas. Engendran desigualdad.

De aquí se desprende un tercer efecto de esta política: redistribuye ingresos a favor de los que tienen menos. Porque los más afectados con toda esta carga regulatoria son los que menos pueden pagarla: los informales, las micro y pequeñas empresas.

La estructura que profundiza esa desigualdad es la exclusión de la legalidad, del Estado legal. Es decir, de la protección y beneficios de la legalidad. Esto lo hizo notar claramente Hernando de Soto.[3] Los informales no tienen acceso al crédito comercial ni al mercado de capitales, de modo que tienen que pagar tasas de interés mucho más altas en el mercado negro; sus contratos y sus derechos de propiedad no son exigibles ante los tribunales, lo que les inhibe de invertir; tampoco pueden asegurar sus propiedades o sus talleres; no tienen acceso a la sociedad anónima para separar la inversión de su capital personal o asociarse con terceros de manera protegida, etc. Sus palancas de crecimiento no son del tamaño del mercado sino de sus círculos familiares. Son parias de la economía de mercado y del Estado legal.

Redistribución de privilegios rentistas

Una formalidad inclusiva, entonces, es profundamente redistributiva. Y lo es más precisamente porque anula el mecanismo generador de esa legalidad costosa, que suele ser el rentismo o el mercantilismo. Muchas regulaciones no reflejan simplemente el buen deseo del burócrata o del legislador. Son el producto de la presión de intereses particulares, que de esa manera protegen su actividad de la competencia o de la exigencia de productividad. Son regulaciones rentistas. Transfieren ingresos de los sectores excluidos a los protegidos. La eliminación de esas normas tiene, por esa razón también, un claro sentido redistributivo: redistribuye privilegios.  

El problema es encontrar el mecanismo preventivo. Porque así como la democracia limita el poder político mediante el sistema de pesos y contrapesos entre instituciones, no tiene manera de contrapesar la acción organizada de grupos de interés cuando el costo de las rentas o privilegios que estos obtienen se disuelve en toda la sociedad tocándole a cada uno una porción mínima.[4] Se requiere un sistema muy serio e intenso de análisis de calidad regulatoria (RIA) y de pre-publicación y consultas de todas las normas que se emitan, y del stock de normas existente.[5]   

Las excesivas regulaciones municipales, laborales y sectoriales condenan a los pobres a ser corruptos. En ese sentido, son moralmente degradantes. Pero con frecuencia degradan también a sus beneficiarios, porque construyen su poder en virtud de privilegios, no de esfuerzo digno. Lampadia

[1] Ver Enrique Ghersi, “Economía de la Corrupción”, CEDICE Libertad, 2013

[2] Ver Pablo Sánchez Nassif, “Justicia a la Venta”, Unión Editorial 2019.

[3] Ver “El Otro Sendero” y “El Misterio del capital”

[4] Ver Mancur Olson, “La Lógica de la Acción Colectiva. Bienes Públicos y Teoría de Grupos”. Noriega Editores, Buenos Aires, 1992.

[5] Enrique Ghersi cita a Henri Lepage explicando que hay dos tipos de normas:  las de carácter general, con supuestos de hechos abstractos, aplicables a una pluralidad de personas, generalmente ordenadas en razón de la naturaleza de las cosas y no de los individuos, y las normas de carácter particular, generalmente con supuestos de hecho concretos, propósitos distributivos, limitado rango de aplicabilidad y ordenadas en atención a las diferencias entre las personas y no de las cosas. A las primeras, Lepage las llama “normas” A las segundas, “privilegios”

En las segundas, los costos y beneficios de los “privilegios” se reparten asimétricamente. Es decir, mientras que los costos están diluidos entre una gran cantidad de personas, los beneficios sólo favorecen a un grupo concreto y definido. Esto, de hecho, plantea un fuerte incentivo para reclamar la multiplicación de “privilegios”: como las rentas que éstos generan van a manos de un número reducido de personas y los costos de sufragarlos se difunden entre todas las demás, aquéllas tendrán un estímulo mayor para obtenerlas que el de quienes deben soportarlas. (Enrique Ghersi: “El Costo de la Legalidad”, CEP, Chile, 2016)




¿Dónde están los que aplaudían?

¿Dónde están los que aplaudían?

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

En una zaga de columnas en este medio “El Perú ha caído. Con el aplauso de muchos” del 04.10.2019 y “Aplausos, silencios y prebendas” del 11.10.2019, describimos a propósito de la disolución del Congreso, que la “alteración de la continuidad constitucional del presidente Vizcarra sólo era posible porque existían muchos que lo aplaudían”. Mostramos también como todo aquello fue posible gracias a los aplausos y silencios de otros y las prebendas otorgadas a quienes validaron la medida, entre los que se contaron fiscales, gobernadores regionales, alcaldes, periodistas, policías y militares.

Esta semana, luego de que el nuevo Congreso surgido de aquel golpe institucional le ha demostrado al país que le interesa muy poco la crisis sanitaria y económica en la que estamos sumidos y ha “extorsionado” al Poder Ejecutivo (a decir del propio presidente Vizcarra) exigiéndole la cabeza de algunos ministros para aprobar la confianza al nuevo gabinete ministerial, no queda duda que la solución no era romper el orden constitucional el 30.09 y cambiar unos congresistas por otros.

Veamos:

  • El nuevo Congreso ha demostrado que puede ser tan o más obstruccionista como lo fue en determinados momentos el anterior. El anterior no le negó la confianza a ningún gabinete que se estrenaba.
  • Ha demostrado que cobija intereses aún más concretos y subalternos que el anterior.

Los intereses políticos y económicos de ciertas familias emergentes de la política y los negocios como los Acuña o los Luna Gálvez siguen en el Congreso y son descaradamente más importantes que la crisis sanitaria, el desempleo y la crisis económica.

  • El afán de agudizar contradicciones del libreto marxista del cura Arana y del convicto Antauro Humala apadrinado por otra facción de la familia Acuña, también son más importantes que el país y sus contagiados, muertos y desempleados.
  • Que AP no es garantía de nada, ni reserva moral alguna.
  • Que en FP aún existen termocéfalos, felizmente pocos, que votan todavía contra el adversario político y no por la gobernabilidad del país.
  • Que los fanatismos religiosos convertidos en representación política directa, sin intermediarios, son sumamente ignotos y peligrosos.
  • Que el Congreso, sin fuerzas políticas ideológicamente estructuradas, sin programas de acción política definidos y conocidos, es una caja de resonancia populista que destruirá cuanta institución se oponga a sus afanes económicos, financieros o políticos inmediatos.

Pero, ¿acaso esto no era previsible que ocurriera? ¿Qué pensaba Vizcarra cuando de la mano y con la complicidad de Salvador del Solar disolvieron el Congreso anterior? ¿Imaginaron acaso que por arte de magia iban a convertir a los bribones en ángeles en el nuevo Congreso y que para ello bastaba una nueva elección? Y ¿Qué pensaban aquellos que aplaudían y avalaban con silencios o por prebendas? ¿Acaso todos ellos creían realmente que el problema era sólo el Congreso y no el país, al cual aquel sólo representa y refleja?

La calidad de nuestras instituciones (Congreso incluido) no es atribuible a una fuerza política en particular. Ni antes, ni ahora. Es consecuencia del país que tenemos. Mejorar la calidad de nuestras instituciones y la calidad de nuestra representación política exige algo más serio y profundo que la eliminación de la fuerza opositora de turno.

Asumiendo (por hipótesis aceptable) que lo ocurrido desde setiembre de 2019 sea por ignorancia y no deliberado, cabe decir que la ignorancia es siempre sumamente atrevida. Pero la ignorancia en la política es criminal. La ignorancia de la magnitud del problema de la representación política nos ha llevado a esta tormenta perfecta en la cual nos encontramos: enfermos, pobres y sin gobernabilidad.

La ignorancia política y constitucional del Jefe de Estado lo llevó a seguir consejos peligrosos y le está pasando factura hoy, en el peor momento de su administración. Sembró vientos, hoy cosecha tempestades. La ignorancia política y constitucional del pueblo que aplaudía y de los cómplices del Gobierno, nos está pasando la factura a todos los peruanos que vemos, en el peor momento de nuestra historia, como no hay gobierno ni acción estatal efectiva en circunstancias en que nuestros familiares, conciudadanos y amigos se contagian, enferman y mueren.

Con todo derecho, en este momento, podemos preguntar: ¿Dónde están los que aplaudían? Debieran empezar por asumir sus errores y responsabilidades. Primer paso para comenzar en serio una reforma política que haga viable a nuestro país. Lampadia




El ruido no reactiva la economía

El ruido no reactiva la economía

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Hay mucho ruido sobre las colocaciones de los fondos Reactiva Perú. Desde las opiniones que critican que “grandes empresas lo hayan recibido” hasta quienes señalan que a “los pobres no se les da nada”, pasando por quienes afirman que ciertas empresas no debieron recibir por a, b o c razones. El caso más patético de este ruido desinformativo es un semanario cusqueño que denuncia a las entidades financieras como “beneficiarias” de este programa.

Aquí algunas ideas para formarnos opinión sobre el tema.

¿Era necesario un fondo de reactivación del Estado para las empresas?

En condiciones normales no. En condiciones de crisis sanitaria tampoco. El asunto es que el Estado, por fatal arrogancia planificadora, decidió paralizar toda la actividad económica y según cifras de la propia Ministra de Economía, derrumbó el PBI de abril en -40% y lo ha derrumbado en por lo menos un -12% para todo el año según el Banco Mundial o -20% según análisis locales. Entonces, si es el propio Estado el que ha paralizado la actividad productiva, resulta necesario que otorgue fondos de compensación. En rigor debiera indemnizar a todo el aparato productivo por lo que le ha causado, pero solo lo ha compensado con un préstamo.

Como dice Javier Milei, el destacado y polémico economista argentino liberal, el problema está en el Estado: “el Estado te rompió las piernas y luego te da muletas. ¿Dónde está el problema? ¿en que el Estado te de las muletas o en que te rompió las piernas? Obviamente el problema está en que no te debe romper las piernas. El problema es el Estado”.

¿Es suficiente el monto de Reactiva Perú?

Hay que analizarlo desde dos ángulos:  Como % de la producción y en cada empresa.

  1. Los fondos de reactivación los propuso Julio Velarde, Presidente del BCR y la única voz lúcida en el Estado.  Eran de 30,000 millones de soles iniciales que se han ampliado para la segunda etapa a 60,000 millones de soles. Equivalen a la fecha a 17,300 millones de dólares. Si comparamos esta cifra con el PBI del 2019 que fue del orden de los 228,000 millones de dólares, tenemos que Reactiva Perú es un programa del 7.5% del PBI. Si el PBI caerá este año por lo menos en -12%, sino -20%, es obvio que no es suficiente, mucho menos excesivo. Lo que sucede es que por otra parte el Estado gastará, según reconoció la Ministra de Economía a Moodys desde abril, por lo menos un 8% adicional en bonos, subsidios, gastos en salud, compras, entre otras medidas.
  2. Los fondos de Reactiva Perú que puede recibir cada empresa son equivalentes a 1 mes de ventas declaradas (en la primera etapa del programa), mientras que la paralización productiva ya tiene tres y sus efectos llegarán hasta fin de año. Con la segunda etapa del programa, se podrán recibir hasta tres meses, lo cual podría ser suficiente en algunos casos, pero en ninguno de ellos excesivo.

Reactiva Perú es un préstamo, no un bono.

Como tal, no se regala, se presta y hay que pagarlo. Por ello, las entidades financieras no sólo han requerido la firma de los solicitantes, sino también su aval. Los que reciben el bono universal, el subsidio o las canastas no lo tienen que devolver, los deudores de Reactiva Perú si, con una tasa de interés baja.

Porque unos reciben más que otros.

Al no ser un bono, no se reparte por persona, familia o unidad productiva de forma igualitaria. Al ser un fondo de reactivación, tiene que tener correlación con los ingresos dejados de percibir por las empresas y declarados al Estado. Hay conexión entre lo que produzco y tributo y lo que se me va a prestar. Como lógica consecuencia, quien más produjo, más aportó al Estado y por lo tanto, tiene mas trabajadores, más proveedores y más obligaciones, recibirá mayor préstamo. Es lógica, elemental y sencilla.

Lampadia el 18 de julio de 2019 mostró que el 78% de los ingresos tributarios del 2018 lo pagaban 14,532 PRICOS (principales contribuyentes), mientras que el 22% restante lo pagaban 9,1 millones de contribuyentes. En este escenario contributivo, no puede extrañar que el 19% de los fondos hayan ido a 51,440 micro y pequeñas empresas, que representan el 70% de las empresas beneficiadas con el programa. Las consideraciones redistributivas no vienen a cuento en esta materia. Reactiva Perú refleja la estructura contributiva y productiva del Perú y para que funcione, tiene que seguir dicha lógica. La redistribución viene en el componente social del estimulo fiscal, no en los préstamos de reactivación.

¿Porque los empresarios informales reciben menos?

Los que no tributan, ni contribuyen al Estado han visto reflejada esta situación en sus menores posibilidades de recibir fondos en la primera parte de este programa. No así en la segunda, que debido a las recomendaciones del presidente de la Federación de Cajas Municipales Fernando Ruiz Caro y otras entidades del ámbito microfinanciero, podrán acceder en función de su record crediticio y no solamente en base a sus contribuciones fiscales. Lampadia




Retroceso histórico de 30 años

Retroceso histórico de 30 años

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Si hubiésemos tenido Senado, probablemente el Congreso no habría aprobado la ley que modifica el Código Penal y el Código de Protección y Defensa del Consumidor para penalizar el acaparamiento, la especulación y la adulteración.

Algún senador se habría encargado de explicar que esa ley es inconstitucional, porque en una economía de mercado no puede haber control de precios; que el control de precios genera lo contrario de lo que busca porque produce escasez y por lo tanto sube los precios, afectando sobre todo a los más pobres. Habría recordado la experiencia que tuvimos con el primer García. Habría señalado que esta ley es un retroceso histórico de casi 30 años.

Lamentablemente tampoco tendremos Senado porque congresistas que eximen de segunda votación la aprobación de una ley como ésta, es muy difícil que quieran aprobar un Senado.

La modificación no establece explícitamente un control de precios, pero lo supone. Señala que la especulación que incrementa los precios de los bienes de servicios esenciales utilizando prácticas ilícitas que no se sustenten en una “real estructura de costos y el correcto funcionamiento del mercado”, aprovechando una situación de mayor demanda por causas de emergencia, conmoción o calamidad pública, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de seis años.

¿Quién determina qué es una “real estructura de costos”? ¿El burócrata? Sobre esos costos añadirá lo que le parecerá una utilidad “justa”, y he allí el precio controlado. Si producir o vender a ese precio no resulta rentable, pues nadie produce. Y allí sube el precio.

Porque los precios en un mercado no se basan en los costos, sino en la oferta y demanda. Si hay poca oferta y mucha demanda, los precios suben. Ese es el “correcto funcionamiento del mercado”. Al subir, los productores producen más, y entonces el precio baja. Los precios son un sistema de señales que indica cuándo debo producir o importar más o menos. Si interferimos ese sistema, nadie sabrá cuando producir o importar más. El “especulador” es un comerciante que está respondiendo a la demanda. Si no puede subir el precio, los productores o los importadores no se enteran de que es negocio producir o importar más. Y nos quedaremos sin el producto.

Si hay libertad económica y libre competencia, la economía sola resuelve el problema. El “acaparamiento” es consecuencia de la falta de libertad y competencia. De la intervención en el mercado. Si yo impongo un precio bajo, algún comerciante comprará todo lo que puede para vender luego más caro, porque sabe que habrá escasez. Pero si hay libertad, apenas falta algo el precio sube y el bien se repone. Y entonces el precio naja. El acaparamiento es consecuencia de la escasez, no su causa.   

La ley, además, penaliza con cárcel entre dos y seis años la cartelización, en lugar de una multa fuerte, como era hasta ahora. Esto anula el programa de clemencia que tenía Indecopi, una suerte de colaboración eficaz para la empresa que denunciara un cartel. Este programa permitió denunciar y desmantelar varios carteles o concertaciones de precios.

Según Ivo Glagliufi, desde el 2012 en que se lanzó, el Indecopi ha recibido 23 solicitudes de clemencia, y hasta la fecha en 6 de los casos resueltos por la Comisión de Libre Competencia se ha aplicado esta figura. Los dos casos más conocidos fueron:

  • El del “cártel del papel higiénico”, donde la Comisión declaró a Kimberly Clark y a Protisa (Productos Tissue del Perú S.A.) responsables de llevar a cabo, entre 2005 y 2014, prácticas colusorias ―en la modalidad de acuerdo para la fijación concertada de precios y condiciones comerciales― en la comercialización de papel higiénico y otros productos de papel tisú.
  • El denominado “caso Ro-Ro (buques Roll-on, Roll-off)”, de prácticas colusorias entre importantes compañías navieras en el mercado de transporte marítimo internacional de carga rodante.[1]

Esta ley debe ser denunciada por inconstitucional ante el Tribunal Constitucional. No podemos reemplazar al mercado por la discrecionalidad del burócrata. No podemos seguir anulando los mecanismos que permiten y fomentan el crecimiento. No podemos regresar al pasado de las colas y el hambre. Lampadia

[1] Exámenes Inter-Pares de la OCDE y el BID sobre el Derecho y Política de Competencia. Perú 2018. OCDE BID (pp. 61-62)




Filantropía sigue creciendo

Los medios internacionales han informado recientemente (ver artículo líneas abajo) el compromiso de Mckenzie Bezos – ex esposa del fundador y CEO de Amazon, Jeff Bezos, y considerada entre las mujeres más ricas del mundo – de donar US$ 37,000 millones de su patrimonio, a través de su adhesión a ‘El Compromiso a dar’ (en adelante, The Giving Pledge), la más grande iniciativa privada que fomenta la actividad filantrópica entre los multimillonarios alrededor del mundo.

Iniciada por la pareja Gates y Warren Buffet en 2010, dicha iniciativa consiste en comprometer a sus firmantes a donar al menos el 50% de su riqueza a la caridad, la cual incluye el financiamiento de actividades de vivienda, salud, educación, entre otras, hacia las personas más necesitadas, mayormente del África. Como Buffet mencionó en su promesa filantrópica, la fundación de este proyecto se enmarcó como parte de su cruzada a favor de los pobres, entre las que se destaca su compromiso – allá por el 2006 – de donar más del 99% de su riqueza a la caridad, de manera gradual y durante su vida o al morir.

Según fuentes de The Financial Times, con la adhesión de Bezos junto a 19 signatarios el presente año, a la fecha The Giving Pledge contaría con 204 signatarios de 23 países. En conjunto, dichos miembros han prometido al menos US$ 500,000 millones en donaciones, de un patrimonio neto de más de US$ 1 trillón. Un fondo para nada despreciable, que – correctamente focalizado – podría cambiar la realidad de millones de pobres del África.

Como hemos escrito en  Lampadia: Un verdadero compromiso a dar, The Giving Pledge se constituye como un proyecto que es parte de la nueva ola filantrópica – por surgir en el seno de la Cuarta Revolución Industrial (4IR) – que termina por cerrar lo que hemos denominado como ‘El círculo virtuoso del capitalismo’. Es a través de donaciones voluntarias producidas por un sistema de libre emprendimiento y no por coacción estatal, que realmente se pueden generar verdaderos cambios en la vida de las personas. Además, la misma cultura que irradia The Giving Pledge forja una actitud filantrópica en sus miembros no solo durante sus vidas sino también después de sus defunciones, a través de las generaciones que los sucedan. Este es sin duda un factor diferenciador de un proyecto que consideramos exitoso y que seguiremos difundiendo. En ese sentido, la incorporación de más multimillonarios como Bezos y demás miembros a sus filas, siempre será motivo de celebración. Lampadia

MacKenzie Bezos se compromete a regalar más de la mitad de su fortuna de US$ 37 mil millones a la caridad y la filantropía

Image Credits: JORG CARSTENSEN/AFP / Getty Images

Sarah Perez
Techcrunch.com
28 de mayo, 2019
Traducido y glosado por
Lampadia

MacKenzie Bezos, la tercera mujer más rica del mundo después de su divorcio del fundador y CEO de Amazon, Jeff Bezos, ha firmado el Giving Pledge, un compromiso que la llevará a ceder más de la mitad de su riqueza a la filantropía o a causas caritativas, ya sea durante su vida o en su voluntad.

Bezos recientemente protagonizó los titulares cuando le dio a su ex esposo Jeff el 75% de sus acciones conjuntas de Amazon, y el control de votos, en su divorcio, junto con sus intereses en The Washington Post y Blue Origin. Sin embargo, eso aún la dejó con una participación de al menos US$ 35.6 mil millones en Amazon. El índice de multimillonarios de Bloomberg ahora estima su patrimonio neto en US$ 36.6 mil millones.

“Cada uno de nosotros viene con los regalos que tenemos para ofrecer mediante una serie infinita de influencias y afortunados que nunca podremos entender”, escribió MacKenzie Bezos, en una carta publicada hoy en el Giving Pledge, que anuncia su intención de regalar su riqueza.

“Además de los activos que la vida me ha provisto, tengo una cantidad desproporcionada de dinero para compartir. Mi acercamiento a la filantropía seguirá siendo reflexivo. Tomará tiempo, esfuerzo y cuidado. Pero no voy a esperar. Y lo mantendré hasta que la caja fuerte esté vacía “, dijo.

El ex esposo Jeff Bezos tuiteó en Twitter por el compromiso de MacKenzie esta mañana:

“MacKenzie va a ser increíble, reflexiva y efectiva en la filantropía, y estoy orgullosa de ella. Su carta es tan hermosa. Ve a buscarlos a MacKenzie.”

Jeff Bezos, ahora la persona más rica del mundo por delante de Bill Gates y Warren Buffett, no ha firmado el Giving Pledge para sí mismo.

Fundada en 2010 por Bill y Melinda Gates y Warren Buffett, Giving Pledge alienta a las personas más ricas del mundo a regalar más de la mitad de su riqueza. Otros nombres notables que previamente han firmado el compromiso incluyen a Mark Zuckerberg y Priscilla Chan, Elon Musk, Richard Branson, Larry Ellison, Michael R. Bloomberg, Pierre Omidyar y muchos más.

Hoy, el programa anunció que 19 filántropos más han firmado sus nombres para el compromiso, lo que eleva el número total de signatarios a 204.

Además de Bezos, otras adiciones de la industria de la tecnología anunciadas hoy incluyen: Tegan y Brian Acton, este último cofundador de WhatsApp, la aplicación de mensajería comprada por Facebook en 2014 por US$ 19 mil millones; el cofundador y CEO de Coinbase, Brian Armstrong; el cofundador de la plataforma de comercio de bitcoins BitMEX, Ben Delo; el CEO de Twilio, Jeff Lawson y Erica Lawson; los socios de Lowercase Capital Chris y Crystal Sacca; y el cofundador de Pinterest Paul Sciarra y Jennifer Sciarra.

A nivel mundial, ahora hay signatarios de 23 países: Australia, Brasil, Canadá, China, Chipre, Alemania, India, Indonesia, Israel, Malasia, Mónaco, Noruega, Rusia, Arabia Saudita, Eslovenia, Sudáfrica, Suiza, Tanzania, Turquía, Ucrania, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y EEUU. En los EEUU, los contingentes más grandes son de Nueva York y California.

La carta completa de Bezos que detalla sus planes está a continuación:

25 de mayo, 2019

Pensando en el Giving Pledge, mi mente siguió buscando en los pliegues un pasaje que alguna vez leí sobre escritura, algo sobre no guardar nuestras mejores ideas para capítulos posteriores, sobre cómo usarlas ahora.

Lo encontré esta mañana en un estante de mis libros de la universidad, hacia el final de The Writing Life de Annie Dillard. Estaba subrayado y protagonizado como todas las palabras que más me han inspirado a lo largo de los años, palabras que se sintieron verdaderas en el contexto y también eran verdad en la vida:

“No acumule lo que parece bueno para un lugar posterior en el libro, o para otro libro … El impulso de guardar algo bueno para un lugar mejor más tarde es la señal para gastarlo ahora. Algo más surgirá para más tarde, algo mejor … Todo lo que no das libremente y abundantemente se pierde para ti. Abres tu caja fuerte y encuentras cenizas “.

No tengo ninguna duda de que el valor tremendo viene cuando las personas actúan rápidamente en el impulso de dar. Ninguna fuerza tiene efectos de onda más positivos que el deseo de estar en servicio. Hay muchos recursos que cada uno de nosotros puede sacar de nuestras cajas fuertes para compartir con otros: tiempo, atención, conocimiento, paciencia, creatividad, talento, esfuerzo, humor, compasión. Y, por supuesto, cada vez que damos algo, surge algo mejor: la respiración fácil de un amigo con el que nos sentamos cuando teníamos otros planes, el alivio en la cara de nuestro niño cuando compartimos la historia de nuestro propio error, la risa en el momento oportuno de una broma que contamos a alguien que está llorando, la emoción de los niños en la escuela a la que enviamos los libros, la seguridad de las familias que duermen en los refugios que financiamos. Estos resultados inmediatos son solo el comienzo. Su valor sigue multiplicándose y extendiéndose de maneras que nunca podremos saber.

Cada uno de nosotros viene con los regalos que tenemos para ofrecer mediante una serie infinita de influencias y afortunados que nunca podremos entender. Además de los activos que la vida me ha provisto, tengo una cantidad desproporcionada de dinero para compartir. Mi acercamiento a la filantropía seguirá siendo reflexivo. Tomará tiempo, esfuerzo y cuidado. Pero no voy a esperar. Y lo mantendré hasta que la caja fuerte esté vacía.

MacKenzie Bezos

Lampadia