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Chile peor aun que el Perú

Chile peor aun que el Perú

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Chile está en un problema acaso mas grave que el Perú, por dos razones. La primera es que su presidente, Gabriel Boric, es mucho más articulado, preparado e ideologizado que el presidente Castillo. Por lo tanto, puede ser más exitoso en la aplicación de sus propuestas de gobierno. Pese a que se ha moderado en relación con su mensaje de campaña, mantiene cuando menos tres reformas que afectarían el crecimiento chileno más allá de lo que ya fue afectado con las reformas de la segunda Bachelet, y que formó parte de la causa eficiente del estallido chileno. Estas son:

  • Reforma laboral, que incluye entre otras cosas la reducción de la jornada laboral.
  • Reforma tributaria, subiendo los impuestos a las personas de mayores ingresos, a la minería y a otras empresas.
  • Fin del sistema privado de pensiones, y cierre de las AFP.

El problema que tiene Boric para sacar adelante su agenda es que carece de mayoría en el Congreso. El Nuevo Pacto Social y Apruebo Dignidad, las dos bancadas oficialistas, apenas suman 65 de 155 diputados y 19 de 50 senadores.

Pero lo que no pueda sacar por el Congreso, se lo dará, y con creces, la nueva constitución que está produciendo la Convención Constituyente, si es aprobada en el referéndum.

El grave problema para Chile, entonces, está en su Convención más que en el gobierno. Veamos, por ejemplo, el Artículo 1°, que ya ha sido aprobado:

“Chile es un Estado Regional, plurinacional e intercultural conformado por entidades territoriales autónomas, en un marco de equidad y solidaridad entre todas ellas, preservando la unidad e integridad del Estado”.

Bolivia, modelo de Chile. Chile pasa de un Estado centralizado y claramente unitario a un Estado conformado prácticamente por “naciones” que se autogobiernan, donde ya no se sabe bien qué facultades tendría el Estado central. Es lo que podemos ver en el artículo 2:

Artículo 2.- De las Entidades Territoriales:

“El Estado se organiza territorialmente en regiones autónomas, comunas autónomas, autonomías territoriales indígenas y territorios especiales. Las regiones autónomas, autonomías territoriales indígenas y las comunas autónomas cuentan con personalidad jurídica, estatuto y patrimonio propio, con las potestades y competencias necesarias para autogobernarse, teniendo como límite el interés general y la delimitación de competencias establecidas de acuerdo con la Constitución y la ley…”.

Chile marcha hacia la desintegración. José Rodríguez Elizondo señala que estas entidades “están concebidas como naciones, con sus propios gobiernos, jueces, presupuestos, territorios y “maritorios”. Se inspira en la Constitución boliviana de 2009 que reconoce a las naciones y pueblos indígenas originarios “su dominio ancestral sobre sus territorios” y su libre determinación, y que tuvo como su ideólogo al vicepresidente de Evo Morales, Álvaro García Linera, quien argumentaba que debe liquidarse el Estado-nación soberano y “neoliberal”, con los pueblos indígenas en la vanguardia.

Estamos, entonces, como señala Rodríguez Elizondo, ante un Estado de nuevo tipo, que incluso podría “compartir territorios con los de otros Estados plurinacionales. Una plurinacionalidad chilena en el marco de una América Latina Plurinacional. Es decir, la propuesta de Runasur, liderada por Evo Morales, que no pudo ver la luz en el Cusco meses atrás gracias a la protesta de excancilleres y vicecancilleres del Perú.

Chile marcha al suicidio. Esta ruta desintegradora se inició años atrás con la reforma política que pasó del sistema de distritos electorales binominales, a un sistema plurinominal, que incentiva la fragmentación partidaria y la multiplicación de los partidos. Optaron por algo parecido al modelo peruano. El sistema que tenían apuntaba al bipartidismo, a un bipartidismo de alianzas, de bloques políticos. Ahora esos bloques estallaron. Pronto quedará poco del Estado chileno.




Ante la descomposición, retomar las reformas

Ante la descomposición, retomar las reformas

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Desde hace varios años, pero con particularidad intensidad desde el congreso anterior y con este gobierno, el Perú viene sufriendo un proceso de acelerado deterioro de sus condiciones de crecimiento y de viabilidad nacional:

  • Se han aprobado leyes que impiden el avance de la meritocracia en el Estado, consolidan el patrimonialismo y afectan la viabilidad fiscal en el mediano plazo.
  • Grupos de interés y argollas capturan instituciones y sectores afectando la eficiencia de los servicios públicos.
  • Se pretende retroceder en reformas clave como la educativa, la universitaria, la de Transportes y la de la seguridad.
  • La formalidad laboral se vuelve cada vez más costosa y excluyente, un lujo de unos pocos.
  • Se dilapida el principal fondo de ahorro nacional que es el del sistema privado de pensiones.
  • Y se ataca motores económicos como la minería y la agroexportación.
  • Al mismo tiempo, muchas obras públicas no se terminan y grandes proyectos están paralizados. El Estado está cada vez más trabado o capturado por mafias o autoridades ideologizadas.

Coincidentemente:

  • Los partidos políticos son cada vez menos programáticos y cada vez más vehículos de intereses particulares.
  • La gobernabilidad está comprometida por un deficiente diseño de la relación entre poderes.
  • La democracia y las instituciones carecen de legitimidad, la corrupción y las organizaciones criminales se han multiplicado y el Estado no es capaz de establecer el imperio de la ley.
  • Tampoco existe una gobernanza ni una institucionalidad que permita convertir los ingresos que genera la minería en desarrollo local en las zonas mineras.

Si no revertimos este proceso de descomposición institucional y de erosión de las bases del crecimiento, corremos el riesgo de involucionar hacia un Estado fallido. El Foro Económico Global advierte que el principal riesgo del Perú el presente año es el “colapso del Estado”.

En tal sentido, resulta fundamental que, junto a las tareas defensivas de la Constitución y la democracia, amenazadas por el plan máximo del partido de gobierno, los partidos políticos presentes en el Congreso desarrollen:

  • en primer lugar, una labor de fiscalización y control político mucho más intensa que frene la el destrucción de la institucionalidad estatal y meritocrática que se advierte en varios sectores y entidades públicas y,
  • en segundo lugar, pasando a la ofensiva, retomen una agenda de reformas y transformaciones fundamentales que le permitan al país recuperar capacidad de conducción política y de desarrollo económico y social. Sea con propuestas normativas, sea fiscalizando al Ejecutivo en el cumplimiento de algunas de ellas.

Eso requiere superar los intereses particulares y enfocarse en los problemas fundamentales. Estamos hablando de reformas vinculadas a cuatro grandes transformaciones:

  1. Democracia funcional y legítima, que supone reconstruir un sistema de partidos y de representación efectivo y rediseñar las relaciones entre poderes para facilitar la gobernabilidad.
  2. Imperio de la ley, que supone un sistema judicial y policial moderno y probo, con la última tecnología y con meritocracia
  3. Estado eficiente, facilitador y al servicio de todos, que supone implantar la meritocracia a todo nivel, simplificar la maraña normativa, digitalizar, organizar y una salud y educación públicas de calidad y reformar la descentralización.
  4. Formalidad inclusiva, para reducir la gran injusticia de la exclusión de las mayorías de la formalidad.

En algunos casos se trata de derogar o modificar leyes aprobadas por el congreso anterior que consolidan un Estado patrimonialista y desfinanciado, capturado por grupos de interés eventualmente mafiosos. Los partidos podrían solicitar la asesoría de institutos de investigación y de la academia para enfrentar estos desafíos. No podemos dejar el país al garete. Lampadia

 




El fracaso de la regionalización

El fracaso de la regionalización

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 17 de enero de 2022
Para Lampadia

Para muchos políticos corruptos, el tema es tabú. Me refiero al tema del fracaso estrepitoso del proceso de regionalización de nuestro país. Con sólo decir que 22 de los 25 Gobernadores Regionales actualmente en funciones están siendo procesados por corrupción. La mitad de los alcaldes, igual. Muchos ex Gobernadores y ex Alcaldes están presos o no habidos. Si eso no es fracaso… ¡entonces qué es!

Por culpa de esas autoridades corruptas e incompetentes, tenemos – en todo el país:

  • hospitales y centros de salud inacabados y abandonados;
  • plantas de tratamiento de aguas servidas inoperativas;
  • botaderos de basura en medio de nuestras ciudades;
  • escuelas sin puertas ni ventanas;
  • carreteras y puentes intransitables;
  • monumentos al sombrero, a la maca, a la ojota, al árbitro de fútbol, y así;
  • estadios con aforos superiores a las poblaciones totales del lugar;
  • piscinas y piletas sin agua…

Todas obras sobrevaloradas, todas obras con mucha marmaja bajo la mesa.

Por otro lado, los servicios públicos – regionales y municipales – son de pésima calidad. Los servicios de salud y educación – en manos de los Gobiernos Regionales – son lo que son… paupérrimos. Los municipios – provinciales y distritales – son tal para cual. Por ellos, el agua potable y alcantarillado, la limpieza pública, la vivienda, el tráfico vehicular… peor no pueden estar.

En efecto, el común denominador de la regionalización de nuestro país es corrupción, sólo corrupción, y nada más que corrupción. Y los paganos somos los ciudadanos… padres de familia, empresarios, trabajadores, estudiantes – incluso, niños y adultos mayores – que vemos atónitos cómo se malgasta el dinero del Estado; el dinero de todos los peruanos.

Sin embargo, frente a tamaño problema, pocos proponen alternativas de solución. Como si haciendo lo mismo año tras año – sin mover nada en el Estado – las cosas fueran a cambiar. Parafraseando a Lampadia: muchos opinan, pocos analizan. Y yo agregaría… tampoco proponen soluciones.

De ahí mi propuesta de crear Organismos Constitucionales Autónomos – previstos en la Constitución – altamente profesionalizados, meritocráticos, y especializados en cada uno de los servicios públicos fallidos: salud, educación, agua y saneamiento, limpieza pública, tráfico vehicular, vivienda y urbanismo, infraestructura, entre otros. Para ello – no queda otra – habría que quitarle las competencias correspondientes a los Gobierno Regionales y Municipales, incluso a los Ministerios que claramente han fracasado en su función de servir digna y eficientemente a la población.

Se trata – básicamente – de reestablecer la meritocracia y la carrera pública en el Estado, de profesionalizar y despolitizar la gestión estatal, y – lo más importante – de mejorar los servicios públicos en favor de la ciudadanía. El ejemplo a seguir es el Banco Central de Reserva del Perú (BCR), el emblema máximo de la excelencia y eficiencia institucional en el Estado.

Ahora bien, no sería la primera vez que doy a conocer esta propuesta para resolver – a nivel nacional – el fracaso de la regionalización. Efectivamente, varias veces he escrito y opinado a este respecto. Pero – valgan verdades – así como he recibido opiniones favorables, también he recibido comentarios en contrario. Incluso, algunos insultos. Sin embargo, lo que menos me preocupa son los insultos, pues provienen de políticos y funcionarios corruptos, que no quieren – para nada – perder la teta del Estado. En ese sentido, los comprendo. Mi propuesta les debe saber a chicharrón de sebo.

Sin embargo, llama la atención la cantidad de gente que critica la propuesta – sin proponer nada a cambio – diciendo ¿cómo se le va a quitar las competencias a los Gobiernos Regionales y Municipales? En buena cuenta sugieren que todo siga tal cual. Pura cobardía… digo yo. Simplemente, temen la reacción de los políticos regionales.

Los organismos autónomos – dicho sea de paso – serían totalmente descentralizados. Es decir, gestionados desde las propias regiones, por gente de las regiones. Nada de centralizar nuevamente al Estado. El centralismo es tan malo – o peor – que la regionalización. Pero eso sí, los organismos autónomos serían totalmente profesionales, altamente especializados, articulados digitalmente entre sí, blindados de los políticos corruptos, y diseñados ex profesamente para evitar discrecionalidades que – como sabemos – siempre derivan en malos tratos a los ciudadanos, y peor aún, en corrupción.

Ahora bien, la propuesta va más allá de – solamente – crear organismos constitucionales autónomos. Paralelamente, habría que reducir drásticamente la burocracia estatal. ¿Cómo? Fusionando ministerios para reducir de 19 a 10 el número total de carteras. Fusionando instituciones estatales redundantes. Reduciendo el número de distritos en todo el país, y empoderando – más bien – a los Municipios Provinciales.

La idea sería reducir el número total de autoridades políticas y sus respectivas burocracias, y evitar las consabidas interferencias administrativas en el Estado. Todo dentro del marco de un radical proceso de simplificación administrativa y transformación digital del Estado.

Aparte de reducir significativamente la corrupción y la incompetencia en el Estado, la propuesta generaría un gran ahorro en gastos burocráticos improductivos, los cuales se invertirían – eficiente y transparentemente – en mejorar las remuneraciones de los funcionarios públicos, sobre todo de maestros, médicos y enfermeras, policías y militares, y jueces y fiscales; y en construir más y mejores obras de infraestructura social.

En definitiva, el objetivo final es el bienestar del ciudadano, en vez del bienestar del funcionario o político corrupto. Quien no gobierna para servir a la ciudadanía, no sirve para gobernar al país. ¡Esa es la idea! Lampadia




Se cayeron todas las caretas

Se cayeron todas las caretas

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

En la naturaleza humana está el borrar de la memoria los eventos traumáticos y también el relativizar o incluso desconocer, las amenazas a la tranquilidad personal generadas por elementos del entorno.

Así es como los peruanos hemos enterrado en el fondo de nuestros recuerdos la sevicia, la maldad extrema, con la que el Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso, masacró a miles de inocentes en los pueblos de la serranía y la selva, para imponer su dictadura. Felizmente ahora, el diario Expreso viene publicando en formato de historieta, los relatos de varios de estos casos criminales que nos conmueven nuevamente. Ojalá lleguen estas historietas a los jóvenes que no vivieron esos tiempos de perversión.

Así también está sucediendo con una buena parte de los ciudadanos con respecto a la naturaleza y acciones del gobierno comunista de Castillo y Perú Libre.

  • Primero se asumió que su plan de gobierno y sus anuncios de campaña eran solo para el juego electoral.
  • Ya iniciado el gobierno, ante los anuncios de políticas de gobierno contra las inversiones privadas, contra la libertad de prensa y contra nuestras instituciones republicanas, se decía que las señales no estaban claras.
  • Cuando las cosas llegan a extremos en los que el presidente Castillo coquetea con el sector privado, pero, literalmente al día siguiente, su primera ministra se da el lujo de anunciar abusiva e ilegalmente el cierre de varias operaciones mineras y prohibir las exploraciones en las cabeceras de cuencas, y el presidente opta por el silencio; se le pide al mismo que defina el camino de su política de gobierno.

¿Qué más queremos constatar para asumir que lamentablemente, el gobierno de Castillo y Perú Libre va a dañar severamente nuestra democracia, nuestra libertad y nuestra economía de mercado? ¿Y que por lo tanto tenemos que enfrentarlo con la Constitución en la mano izquierda y la oferta de un Perú exitosos para todos en la mano derecha?

No podemos olvidar que la primera ministra ha trabajado contra la minería muchos años y ha propiciado el cierre de varias operaciones. Por otro lado, el Frente Amplio (que no es ni frente ni amplio), con Arana y Vázquez promovieron la legislación de las cabeceras de Cuenca, que la SNMPE no supo enfrentar y que quedó establecida como una espada de Damocles. En su momento, aprovechamos una carta de Raúl Benavides para denunciar ese contrabando. Ver en Lampadia: El pos-extractivismo hecho ley – PPK y FP legislan contra la minería.

En estos días también nos hemos enterado que varios proyectos de exploración han sufrido amenazas para qué paralicen sus labores hasta que hagan negociaciones con no se sabe quién, ni cuando, ni por qué.

Todo esto viene del pos-extractivismo que suscribieron TODAS LAS IZQUIERDAS en agosto del 2012. Estos grupos políticos demenciales pretenden que los peruanos produzcamos lo mínimo posible, solo lo indispensable para vivir en una suerte de feudo bucólico del ‘buen vivir’. El mínimo de madera, de minería, de pescados, que no exportemos alimentos, etc. Ver en Lampadia: La verdad sobre las izquierdas peruanas – Exigimos que se renuncie al ‘pos-extractivismo’

El pos-extractivismo crearía un espacio donde, por supuesto, los líderes de esas izquierdas decimonónicas, reinarían sobre la miseria de toda la población. Alejados del mundo moderno que mejora la calidad de vida a pasos agigantados, con medicina preventiva y una educación diseñada para cada alumno. Ver en Lampadia: La gran condenaDejar a los pobres desconectados del mundo moderno.

Yo creo que el gobierno de Castillo y Perú Libre, ya empezó su plan agresivo de paralización de la economía peruana. Nos toca demostrar que el Perú puede crecer al 7% por año, puede reducir notoriamente la pobreza y puede bajar la desigualdad, dando mejores oportunidades a todos.

¡Nos toca explicarlo, explicarlo y explicarlo! Lampadia




Cuestión de dignidad

Cuestión de dignidad

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Quienes provenimos de familias de clase media, forjadas a base de trabajo duro y sin holgura económica, sabemos lo que les ha costado a nuestros padres mantenernos, darnos una educación decente, digna y hacernos progresar, sacando adelante familias relativamente numerosas. Los chicos nacidos en los años 40s, 50s y 60s del siglo XX, hemos sido formados con la disciplina de esos tiempos, con una educación basada en el respeto a los mayores, amor a la Patria, valores morales y un altísimo sentido del respeto a los compromisos y a la palabra empeñada. Eso es cuestión de honor y dignidad.

La educación escolar se sustentaba esencialmente en la camaradería entre los miembros del salón y el profundo respeto y admiración al Maestro (así, con mayúscula), puesto que, ellos nos instruían y brindaban no sólo sus lecciones, sino que educaban con su sabiduría, mostrando e inculcando bonhomía. No eran sólo meros profesores, sino referentes para la vida. Gente culta, de buen hablar, sólidos principios morales, honestidad comprobada y capaz de dejar huella con su ejemplo y comportamiento cívico que, a pesar de sus limitaciones económicas eran, sobre todo, dignos.

Con los años, estas familias de clase media que en sus inicios eran funcionarios del sector público, privado o pequeños empresarios, fueron desarrollando pequeños negocios familiares y enseñaron a sus hijos que el trabajo duro y perseverante, era fundamental. Que su propio esfuerzo les permitía educarse mejor, lograr mejores estándares de vivienda y acceso a la salud. En el Perú, hay pocas familias que se han sustentado a partir de una riqueza familiar heredada. La mayoría ha forjado su destino y el de sus familias, con mucho trabajo esforzado y sacrificio. La mayoría trabajó y estudió simultáneamente, mientras muchos desarrollaban más de un trabajo para que no le falte nada a sus hijos.

Por otro lado, un sector de la población, debo reconocer que, con menos suerte, fue poblando las áreas rurales, sin planificación familiar alguna y desarrollaron familias numerosas, cada vez menos educadas, sin facilidades de salud y ni siquiera servicios básicos, como agua y desagüe. Muchos de ellos, los más emprendedores y arriesgados, dejaron sus pueblos y migraron a Lima, persiguiendo sus sueños para explorar sus oportunidades de mejora económica y desarrollo familiar. Por eso, un tercio de la población del Perú está en Lima, donde han formado familias, han hecho crecer territorialmente la ciudad y han trabajado de sol a sol, sin quejarse y sin esperar nada de un Estado que, por varias décadas, no ha sido capaz siquiera de planificar su desarrollo.

Para nadie es un secreto que la izquierda, debidamente encaramada en el Estado, ha manejado los hilos del gobierno por décadas, antes de Fujimori, primero, para reinsertarse desde el 2011 hasta hoy. Todos sabemos que son una calamidad para gobernar y que sólo pueden pretender gobernar, después que los gobiernos liberales les han dejado las arcas llenas para financiar sus insensateces socialistas.

La izquierda nunca ha creado ni producido nada que no sea crisis económica y hambre (veamos estos 100 días no más), jamás ha arriesgado nada en un emprendimiento, nunca ha pagado una planilla bajo su responsabilidad y, en consecuencia, ha desarrollado una inconfundible actitud de queja contra los que se han sacrificado y se auto sostienen. Han desarrollado una “narrativa”, tal como les gusta calificarla, de “ricos” contra pobres, tratando de marcar las diferencias económicas entre los diferentes sectores de la población, sin ser conscientes que están recreando la fábula de la hormiga y la cigarra, aquella que relata a una cigarra festiva en verano, mientras la hormiga trabajaba en preparación para el invierno, hasta que el invierno llegó, y la cigarra se quejó de la hormiga por no compartirle su alimento y abrigo.

Ya los peruanos nos estamos cansando del lloriqueo permanente de Pedro Castillo, quien quiere victimizarse y hacer creer que sólo los pobres de hoy trabajan. Le exigimos más respeto por quienes hemos trabajado duro de manera perseverante, incluyendo domingos y feriados, sacrificando incluso muchas horas de sueño, para salir adelante con nuestras familias, pensando en la mejor educación de nuestros hijos y ahorrando en preparación para el retiro laboral, con una vejez digna.  Ese querer poner hoy a los peruanos menos favorecidos en actitud mendicante a expensas de un “bono solidario”, en lugar de brindarles oportunidades para que alcancen los mismos logros, impulsando inversiones que se debieran estar ejecutando, mientras que, en cambio, él se encarga de espantar, fomentando inestabilidad y desconfianza para estas inversiones.

Lejos de fomentar el crecimiento económico, que redujo la pobreza monetaria de 55% a 20% en sólo dos décadas (entre el 2001 y el 2019) y evitar el rebote a niveles de 30%, producto del mal manejo de la economía durante la pandemia, PC sigue hablando de la constituyente, exacerbando el resentimiento entre peruanos y marcando las diferencias; étnicas, económicas y sociales.

Ahora quiere impulsar una “reforma tributaria” porque “le falta recursos”, pero no hace su tarea, puesto que quiere incrementar la recaudación, aumentando tasas de impuestos al 20% de los ciudadanos que siempre pagamos, para recaudar 12 mil millones de soles, pero:

  • No plantea ninguna medida para reducir los 23 mil millones de soles que se lleva la corrupción anualmente.
  • No propone acciones para que se ejecute el 100% de los presupuestos de inversión y no sólo, a duras penas, el 60% tradicionalmente ejecutado.
  • Ningún esfuerzo por dirigir la inversión pública a proyectos que cierren brechas socioeconómicas y cuidar la calidad de su ejecución.
  • Por supuesto, ninguna propuesta para ampliar la base de contribuyentes y eliminar la evasión tributaria: No mira la actividad económica en los conos, no persigue la tala ni minería ilegal y permite la multimillonaria actividad de cultivo de coca, generando el ambiente para facilitar el narcotráfico.
  • Ciertamente, no se le cruza por la mente fomentar la inversión privada formal y crecer.

En esencia, lo fácil; más impuestos a los de siempre, que ya los tenemos identificados y para remate, los responsabilizamos de la baja presión tributaria en el Perú, comparándonos con otros países. Lo que no dicen, es que ningún otro país tiene un 78.2% de informalidad.

Señores, los peruanos tenemos dignidad y no buscamos dádivas, sino oportunidades de trabajo, educación y desarrollo. El odio de Castillo a los ciudadanos que viven en Lima, es porque son trabajadores, no le piden nada y labran su propio destino.

¡Es cuestión de dignidad! No les quite esa dignidad a los demás pueblos del Perú. Convénzase, el suyo (siete años sin trabajar), no es un buen ejemplo. Lampadia




La obsesión de Evo Morales con el Perú

La obsesión de Evo Morales con el Perú

J. Eduardo Ponce Vivanco
Embajador® y ex Vice Canciller del Perú
Para Lampadia

Tres días antes de la cumbre peruano-boliviana entre los presidentes Pedro Castillo y Arce Catacora, Evo Morales reunió a una multitud de radicales y  activistas de los pueblos indígenas en un local sindical de Buenos Aires para lanzar RUNASUR como plataforma de la “America Plurinacional de los Pueblos para los Pueblos”. Se levanta sobre los escombros de UNASUR, sepultada el 2018 por los mismos estados que la crearon el 2011.

Su partida de nacimiento es  un  manifiesto panfletario contra el imperialismo yanqui al que acusa de “condicionar a los Gobiernos de turno a entregar los recursos y riquezas naturales a las transnacionales”, de “políticas de racismo y facismo para exterminar a los pueblos”, y de sancionar a democracias tan ejemplares como la venezolana.  El texto bautismal de RUNASUR* es una vulgar filípica  contra el progreso, la modernidad y la realidad. Al presentarlo Morales afirmó que “La America Plurinacional no es compatible ni con el capitalismo ni con el imperialismo”, y aventuró una sentencia: “Las políticas de EEUU van fracasando. La guerra contra el comunismo, contra el socialismo, fracasa”.

Como “Runa” es la palabra quechua que identifica al varón indígena, se puede asumir que indica una asociación creada para el hombre. Pero lo singular de RUNASUR es que nace como un intento pueril de postrar al Estado-Nación y sus instituciones soberanas, movilizando a las llamadas “nacionalidades” originarias (etnias), y a los movimientos sociales, sindicatos beligerantes, izquierdistas radicales y los grupos que quieran treparse al anárquico tumulto de los pueblos, como gustan decir los populistas que pretenden representarlos.

La copiosa lista de participantes en la reunión en Buenos Aires parece no incluir a ningún peruano, aunque según la detallada crónica que publica “Hildebrandt en sus trece”  (“Métete Evo”)  hay algunos que han contribuido en los trabajos preparatorios del encuentro del 3 de noviembre, que culminó con el sorpresivo y desconsiderado anuncio de Morales  convocando a una reunión ¡en el Cuzco!  el 20 y 21 del próximo diciembre.

Con la llave de plata que ha recibido de Pedro Castillo, el Hermano Evo entra al Perú cuando le conviene o cuando nuestro presidente necesita su ayuda para promover una asamblea constituyente “a la boliviana”. Lo que nadie habría imaginado es que tuviera el escandaloso y desautorizado atrevimiento de organizar un evento político  como el que ha decidido celebrar en la antigua capital del Tawantinsuyo sin informar siquiera al Gobierno peruano que encabeza el maestro de Chota.

Indigna que nuestra diplomacia no haya condenado severamente la conducta de Evo Morales, rechazando su permanente intromisión en la política nacional. Esa penosa indiferencia de Torre Tagle ha permitido que el ex presidente boliviano y sus aliados del castro – chavismo preparen inconsultamente el multitudinario encuentro político que pretenden realizar en nuestro territorio, lo que ofende nuestra dignidad soberana. Por más embarazoso que resulte para el país, los medios deberían averiguar si los preparativos se han perpetrado con la intervención de personajes políticos tan afines al gobierno nacional como el Canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, y otros que se mencionan en la crónica “Metete Evo” que aparece en la edición 565 del semanario “Hildebrandt en sus trece” (páginas 10 y 11).

No debería sorprender, entonces, que un despacho de la Agencia EFE anticipe que la proyectada reunión de RUNASUR en el Cusco contaría con la presencia del Presidente Alberto Fernández de Argentina, el ex mandatario ecuatoriano Rafael Correa y el ex Vicepresidente García Linera de Bolivia – además de los personajes que representen a Venezuela -.

El toque folclórico.-

La “América Plurinacional de los Pueblos para los Pueblos” también es presentada por Evo con la misteriosa denominación de “Abya Yala”,  vocablos exóticos de los indígenas panameños Kuna para designar el continente americano, que Morales aprovecha para magnificar la dimensión que busca dar a su iniciativa.

La movida también cuenta con la vertiente femenina que fue inaugurada en la “I Cumbre de mujeres Abya Yala”, en Bolivia, seguida de un segundo encuentro celebrado en Perú con la participación de la Primera Dama y la Ministra de la Mujer (ver fotografía líneas abajo). Fue la contribución peruana a la folclórica revolución cultural que predica el Hermano Evo bajo el manto engañoso de la “plurinacionalidad”.

La estrategia.-

La pluralidad de nacionalidades en una sola nación es un concepto equívoco de la nueva constitución que las izquierdas están decididas a concretar mediante la asamblea constituyente corporativista por la que Perú Libre y los agitadores del MAS boliviano hacen una abierta y permanente campaña en el sur del país.

La estrategia de la plurinacionalidad y la “diplomacia de los pueblos” es radical y fantasiosa. Apunta a superar la institución fundacional del Estado Nación nacido con Tratado de Westfalia (1648) que terminó con el caótico orden feudal y la inhumana servidumbre que azotaron la vieja Europa. En ese primer congreso diplomático surgieron y se implantaron los conceptos y las instituciones que cimentan la soberanía nacional y la integridad territorial, vigas maestras del Estado Nación que prevalece como elemento nuclear del sistema político internacional.

La interesada ligereza política con que se manipulan las etnias, atribuyéndoles la categoría de naciones (aymara, mapuche o achuar, por ejemplo), es lo que impulsa el ingrediente de la “plurinacionalidad” que, de común acuerdo con Pedro Castillo y Perú Libre, el MAS boliviano quiere instilar en el sueño de una nueva constitución para subyugar al Perú e integrarlo al eje castro-chavista.

Es una táctica subterránea para sobrepasar a los Estados y gobiernos nacionales mediante la elevación del número y rango de actores políticos con pretensiones autonómicas. Los denominan genéricamente “pueblos”, y les confieren el derecho de autogobernarse por encima de las autoridades del gobierno central y de interactuar a través de lo que llaman la “diplomacia de los pueblos”. Es una estrategia típicamente subversiva para resistir la fuerza de las instituciones del Estado Nación, al que pretenden ignorar.

El futuro cercano.-

Además del castro-chavismo, Evo cuenta con dos aliados regionales de mayor peso: el mexicano Lopez Obrador y el peronista Alberto Fernandez (ambos lo asilaron después de su escandaloso fraude electoral de 2019) y con potencias extra regionales interesadas en pescar a río revuelto.

Con el apoyo de esta coalición y el activismo de los agitadores que el MAS boliviano coordina desde su privilegiada sede partidaria en Cusco (inaceptable pero cierto), Morales prepara el momento de satisfacer su  ambición geopolítica de dominar el sur del Perú. Desde que su obsesión de salir al mar por Chile fue sepultada en la Corte de La Haya, su mirada se concentró en apoyar a los Mapuches y los aymaras contra el gobierno de Santiago y, sobre todo, en el propósito de cooptar al gobierno de Castillo y a los peruanos del sur proclives a la izquierda, asociándolos a la  mitología plurinacional que quiere potenciar con RUNASUR a partir del espacio andino.

El paisaje podría complicarse pronto si el triunfador de las elecciones que Chile celebrará en esta semana fuera el candidato derechista Antonio Kast, que según las últimas encuestas vencería a todos sus rivales.

Por la vecindad y los antecedentes históricos de la relación chileno-boliviana y su incidencia en el Perú, nuestra diplomacia está obligada a observar este escenario con la objetiva frialdad de los profesionales de carrera en Lima y aquellos que tenemos apostados en nuestras embajadas en esos países. Por eso es tan lamentable que uno de los tres primeros nombramientos diplomáticos del gobierno de Castillo recayera en las manos inexpertas y políticamente sesgadas de la señora Carina Palacios Quincho, ex Directora de la Agencia Agraria Jauja del gobierno regional de Junín, quien por evidente indicación del Secretario General de Perú Libre, se ha convertido en la Embajadora del Perú en La Paz.  Para apreciar la grave irresponsabilidad que supone ese nombramiento, basta recordar que uno de los pocos embajadores políticos que la antecedieron en el cargo fue el ex Presidente José Luis Bustamante y Rivero.

La intriga.-

La elección de Pedro Castillo, el candidato de un partido miembro del Foro de Sao Paulo como Perú Libre, generó grandes expectativas en el Socialismo del Siglo XXI y el eje castro-chavista. Era previsible entonces que las primeras tensiones que surgieron con Vladimir Cerrón, Secretario General del partido de gobierno, inquietaran a sus aliados naturales, y que su preocupación se acrecentara al ver el cúmulo de desaciertos y la caótica ejecutoria del presidente novato de un país capital para extender su proyección política regional.

Según la plausible versión del Semanario de Hildebrandt, la reunión de CELAC en México ofreció la oportunidad de calmar ese  creciente desasosiego, alimentado por varios de los epígonos de  Cerrón, como el ex Premier Bellido, que advertían una desviación pro-caviar de Castillo. Compartieron sus desvelos con el ecuatoriano Rafael Correa y con Evo Morales y pidieron su amistosa intervención para enderezar al Jefe de Estado y resanar su relación con el ex Gobernador de Junín. No tuvieron éxito.

No es difícil imaginar que el resentimiento del defenestrado Bellido y su condición de quechuahablante y congresista por Cusco lo hayan empujado a buscar un activo papel para que  RUNASUR, la indeseable opereta de Evo Morales, se realice en la capital del Tawantinsuyo, patrimonio histórico de todos los peruanos.

No es solo por razones de dignidad nacional que se debe frustrar el aparatoso montaje que el socialismo radical está preparando en nuestro territorio. Es porque no podemos permitir que el Perú sea arrastrado por un ilusorio experimento indigenista que abomina el progreso y pretende regresarnos a la  utopía de la Pachamama y a la igualdad de todos en la pobreza.

*https://ate.org.ar/evo-morales-y-la-cta-a-encabezaron-un-nuevo-encuentro-internacional-de-runasur/




Una golondrina no hace el verano

Una golondrina no hace el verano

UN COMUNICADO NO GARANTIZA, EN LO ABSOLUTO, EL REGRESO A CLASES EN MARZO

Daniela María Delgado Ehni
Psicóloga Clínica y Psicoterapeuta
Msc, teoría psicoanalítica y desarrollo humano (UCL, Londres)
Diplomada en trabajo terapéutico con niños y adolescente (Tavistock Clinic, Londres)
Para Lampadia

El jueves 11 de noviembre el ministerio de Educación emitió un comunicado en el cual señalaba que finalmente estaba alineado con el presidente Castillo y que el “impostergable” retorno a las aulas tendría lugar, al 100%, para el mes de marzo 2022.  Como era de esperarse, la noticia fue gratamente recibida por un grupo importante de la población que a la fecha sigue sin entender los motivos por los cuales el sector educación viene reactivándose de manera tan lenta y parsimoniosa manteniendo a los estudiantes, de todas las edades, lejos de sus centros de estudios.

Hoy por hoy, el retorno a clases en el Perú, es un pedido al cual se han sumado distintos organismos internacionales como UNICEF, UNESCO y SAVE THE CHILDREN, así como profesionales de diferentes disciplinas.  Todos, dando fe de que es momento de tomar conciencia sobre los terribles efectos nocivos que esto está generando y las consecuencias de no abordar el tema.

La pandemia del COVID-19 y la insistencia de nuestras autoridades por mantener las aulas cerradas, nos está dejando de lado otras pandemias.  A la fecha, ya son más de 700,000 los niños que han abandonado sus estudios. Las capacidades cognitivas de 3.2 millones de ellos se han visto afectadas de manera importante y 1.8 millones han sufrido alguna afectación mental.  El suicidio en adolescentes ha generado más muertes que el COVID-19 y no debemos de dejar de mencionar que entre enero y setiembre de este año, 786 niñas entre 11 y 14 se han visto forzadas a ser madres. La evidencia está, los números existen y estos, han sido recogidos por nuestras mismas instituciones. A estas alturas ya no podemos hacernos los locos salvo tengamos una importante dificultad para conectarnos con la realidad y pretender sostener aún que encerrar a los estudiantes es justificable.

El comunicado del 11 de Noviembre se agradece pero habiendo transcurrido más de 600 días y viendo que a la fecha los cuadros de aforo aún no incluyen a las instituciones educativas resulta importante que las autoridades recuerden que para concretizar su promesa, la respectiva norma debe ser emitida a la brevedad con protocolos actualizados y sin diferencias infundadas ya que la ciencia y la experiencia en nuestro territorio han demostrado que las guarderías, nidos, colegios, universidades e institutos son sitios seguros.

Sin una norma, marzo 2022 es aún una ilusión y debe ser entendida por todos como tal.  Una ilusión similar a la que se generó cuando en el mes de agosto el gobierno declaró a la educación en emergencia o cuando en setiembre finalmente concretó la vacunatón de maestros, dio paso a que algunos colegios denominados pilotos puedan abrir limitadas horas y permitió que la Universidad San Marco llevará a cabo su examen de ingreso presencial.  Ilusiones todas de primeras planas en los medios, pero sin mayores repercusiones para los estudiantes.

Nuestros vecinos del continente sur ya despegaron y muchos presentan números sorprendentes. Según Unicef 9 países ya cuentan con más del 75% de sus estudiantes beneficiados por la presencialidad y Venezuela, quien recientemente abrió sus escuelas el 25 de octubre, ya cuenta con un 60%.  En los últimos puestos, acompañan a nuestro deshonroso 6.5%, Cuba con 5% y Belice con 1%.

Hay quienes señalan que sería saludable pensar en la parte del vaso que poco a poco se va llenando y que no se debe perder la esperanza de poder llegar a marzo como lo dice el comunicado del ministerio… personalmente prefiero no perder de vista que la educación da esperanza y salud la cual debe ser ya servida a todos los estudiantes de nuestro país que ven con ansias el retorno a las aulas como la única posibilidad de surgir, de soñar y porque no de abrazar un futuro mejor. Lampadia




En Ica tenemos agua dulce y en el Perú también

En Ica tenemos agua dulce y en el Perú también

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 12 de noviembre de 2021
Para Lampadia

Según el Ministerio de Agricultura, la actividad que más agua dulce consume a nivel nacional es – precisamente – la agricultura. Efectivamente, las plantas consumen mucha más agua que los animales y los seres humanos. Incluso, más agua que la minería, la industria y los servicios. Eso en cuanto a la demanda de agua según las actividades humanas.

Ahora veamos la oferta. Mejor dicho, la disponibilidad de agua dulce, la cual – en el caso peruano – proviene totalmente de las lluvias. La pregunta es: ¿hay suficiente agua de lluvias en nuestro país para atender las necesidades de la población, de la agricultura, de la minería, de los animales, y de todas las demás actividades? Y la respuesta es SÍ, aunque algunos digan lo contrario.

El Balance Hídrico Total en nuestro país, es positivo. Es decir, la cantidad de agua de lluvias supera largamente la demanda de agua de todas las actividades antes mencionadas. Efectivamente, todos los años, en la temporada de lluvias, entre los meses de diciembre y abril de cada año, todos los ríos del Perú llevan mucha más agua que la que necesitamos. Incluso, en regiones como Ica, donde se dice que hay escasez de agua.

El problema – es cierto – se presenta en los estiajes, entre los meses de mayo y noviembre de cada año, cuando no llueve. La repregunta entonces es:

  • ¿si llueve tanto en los veranos, por qué no construimos reservorios en la Sierra – y plantamos bosques y pastizales – para guardar parte de esas aguas abundantes, para disponer de ellas en los estiajes?
  • ¿Qué dice el Ministerio de Agricultura al respecto, el verdadero responsable del afianzamiento hídrico en el país?

No se oye padre.

Más aún:

  • ¿por qué no infiltramos los acuíferos con las aguas sobrantes de las avenidas?
  • ¿Por qué no tratamos las aguas servidas de los pueblos – me refiero a los desagües – y las volvemos aptas para su reutilización, al menos en la agricultura?
  • Incluso ¿por qué algunos alcaldes indolentes rechazan ofrecimientos de suministro de agua de parte de algunas empresas privadas?

¡A tanto llega la mezquindad de nuestras autoridades ediles!

A lo que quiero llegar es que tenemos mucha agua dulce que desperdiciamos. En nuestro país hay agua más que suficiente para que todos los peruanos tengamos agua de buena calidad, 24 horas al día, todos los días del año, todos los años.

Sin embargo, ese no es el caso. Pero en vez de identificar la verdadera causa del problema, hay personas ideologizadas – políticos, académicos, periodistas, dirigentes, etc. – que atribuyen la falta de agua a las empresas agrarias “que se la llevan toda, y dejan sedienta a la población”. ¡Así dicen esos acomplejados ideologizados!

¿Por qué no mencionan palabra alguna acerca del fracaso estrepitoso de las empresas municipales de agua y saneamiento, ni de la corrupción e inoperancia de estas? Su silencio los delata. Claramente, hay muchos opinólogos – que fungen de adalides del agua – que no se atreven a desenmascarar al Estado por su pésima gestión del agua.

Seamos sinceros. Ica tiene agua dulce, y muchas veces, demasiada. Tanta que el actual Gobierno Regional – lamentablemente, con hartas coimas de por medio – está ensanchando el río Ica para evitar inundaciones como las que ocurren en la ciudad cada cierto tiempo. Ojo, dije inundaciones… aquel fenómeno natural que ocurre cuando el río lleva tanta agua, que se desborda. Incluso, cuando no ocurren los desbordes en Ica ¿acaso los iqueños no estamos todos los años, entre los meses de diciembre y abril, al borde del desastre por inundación de la ciudad? ¿Acaso, todos los años en temporadas de avenida, los iqueños no vemos pasar cualquier cantidad de agua dulce frente a nuestras narices? ¡Como que Ica no tiene agua!

Y para graficar mejor la inoperancia del Estado en cuanto a la gestión del agua para uso poblacional ¿acaso nuestros hermanos charapas en Iquitos, no padecen de falta de agua potable en sus viviendas, a pesar de estar rodeados de agua dulce por todos lados?

Envidia, rencor, complejo, falsedad, politiquería barata… todo eso – y mucho más – denotan los videos ideologizados que el Ministerio de Cultura y la Pontificia Universidad Católica del Perú están propalando contra las empresas iqueñas.

Repito y concluyo. En Ica tenemos agua y en el Perú también… gracias a Dios. Lamentablemente, también tenemos opinólogos ideologizados que no se atreven a decir que tampoco tenemos es un Estado honesto y eficiente para gestionar bien el agua que tenemos. Lampadia




Alguien tiene que encargarse

Alguien tiene que encargarse

Eduardo Herrera Velarde
Director Ejecutivo del Consejo Privado Anticorrupción (CPA)
12 de noviembre, 2021

Si Usted es víctima de un caso de corrupción ¿a qué entidad acude? Desde el Estado hay muchas respuestas: Contraloría, Defensoría, Poder Judicial, Fiscalía, cuando menos cuatro; cada una peleando sus propias visiones, dejando en claro la gran desarticulación del combate real. Y como hablamos de un Estado fallido que nunca entendió el problema, es necesario que alguien se haga cargo “desde la otra orilla” para impulsar.

Lo que debemos de tener en cuenta en primer orden es que la corrupción nunca es el problema, sino que -siempre- es un síntoma de algo que está detrás y que no queremos ver. Por ejemplo, si existe corrupción en los gobiernos regionales y locales, es porque hay varias causas que no nos hemos puesto a mirar y menos a intentar resolver: mala demarcación territorial, mal uso del poder, malos candidatos, no hay partidos, no sabemos elegir (no hay incentivos), nulo o poco control, etcétera. La corrupción es solo una manifestación de esto.

No obstante, como está demostrado en los casos de éxito a nivel mundial (Hong Kong, Singapur, La Paz, etcétera), un aspecto ineludible en toda estrategia es el enforcement, palabra que trágicamente no tiene traducción al castellano, pero que determina el cumplimiento de la Ley. Sobre esto, solo decir que el Perú es un país de leyes inflexibles, de cumplimiento “flexible”.

En esa línea persiste y se mantiene la actividad del Consejo Privado Anticorrupción (CPA), entidad que tengo el honor de dirigir. Desde hace un tiempo nos hemos “atrevido” a cuestionar al Estado en sus malas prácticas mediante un ambicioso proyecto al que hemos bautizado “Vigilancia activa”, porque sí, alguien tiene que permanecer vigilante de una manera sistémica y habitual. Desde “Vigilancia Activa”, el CPA viene poniendo a la luz malos nombramientos, designaciones ilegales, visitas sospechosas, contrataciones irregulares, etcétera; una forma, aún incipiente, de enforcement que debe de pasar pronto a otro nivel.

Queremos, en principio, ampliar nuestro foco de acción para abarcar, por ejemplo, los casos de contratación pública (licitaciones) en los que se suelen revelar situaciones que terminan manchando el nombre de la empresa pues, en el referido contexto, muchas veces apreciamos vehículos criminales que utilizan el disfraz de una S.A.C. para buscar oportunidades ilegales, dejando en el imaginario colectivo mal parada una de las actividades más nobles y heroicas: hacer empresa. Estamos también incursionando en investigaciones que puedan generar evidencia de malos manejos desde el Estado, de una manera objetiva e imparcial, como debe ser esta lucha. Finalmente pretendemos, ya en una segunda “velocidad” pasar al inicio de las acciones legales respectivas, porque alguien tiene que impulsar -y vigilar- que la Ley se cumpla.

La corrupción no descansa, no tiene origen ideológico, es transversal, resta oportunidades reales y desanima. Nosotros no descansamos, pensamos con cierta obsesión en la lucha contra la corrupción y queremos continuar en ese camino. Alguien tiene que hacerlo, alguien tiene que encargarse.

Ver la última publicación de ‘Vigilancia Activa’: https://cpa.org.pe/proyecto-vigilancia-activa/

Lampadia




Gobierno Combi

Gobierno Combi

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

Desde Franklin Delano Roosevelt el plazo de los 100 primeros días de gobierno, es sinónimo del período en que, mostrando sentido de urgencia, los gobernantes plantean las acciones principales de su gobierno y tranzan el derrotero de lo que será su período gubernamental. Este plazo emblemático, también ha cumplido ese rol en el Perú y Pedro Castillo Terrones nos ha dicho con palabras y acciones, que su gobierno será “un gobierno combi”.

En esa línea, ha viajado a México y USA, donde ante la OEA, ONU y empresarios, ha dicho cosas que a su regreso al país ha contradicho, demostrando que su palabra de maestro no vale nada. Ha ido a las plazas públicas del altiplano o de la selva, a decir lo que no se atreve a decir en Lima, a la prensa, ni a los principales actores políticos y económicos. Obviamente, como dijo una congresista, requirió de la traducción de sus “traductores con fajín”.

La cultura combi que lo guía es tal, que prefirió estar en Bolivia en lugar de asistir a Glasgow a ejercer el liderazgo que el Perú alcanzó desde el COP 20, especialmente por ser un país amazónico, reserva de múltiples especies y uno de los pulmones del mundo. Pero no, prefirió la pichanguita de barrio, en lugar de dar cara entre los líderes mundiales.

Da vergüenza, tuvo el desparpajo de proponer como embajador en Panamá y Venezuela a un perseguido de la justicia, a quien quería ayudar otorgándole estatus diplomático a como dé lugar. Felizmente el poder judicial le impuso impedimento de salida del país a ese candidato.

  • Dos gabinetes en 100 días,
  • un canciller pro-terrorismo desaforado,
  • un ministro del interior promotor del cultivo de coca, que con su pasividad contribuyó a la fuga de cinco delincuentes requisitoriados de Perú Libre, desaforado por parrandero y
  • un primer ministro impresentable, por ignorante, depravado sexual y acosador, además con antecedentes de cerca de una docena de años de activista estudiantil de izquierda radical en la UNAAC y en la calle.

En esencia, no es capaz de decirnos hasta la fecha, cómo va a reactivar nuestra recesada economía, ni cómo hará para que nuestros niños vuelvan seguros y confortables a clases.  Esto es, contando con adecuadas instalaciones de agua y sanitarias, así como planes de trabajo estructurados y conducidos por maestros capacitados para resolver y conducirse en circunstancias de una grave pandemia de la historia universal. En estos 100 días, no se han dado siquiera el tiempo de fijarse objetivos comunes en beneficio de la población y de unificar mensajes claros y alineados con este propósito, aunque hay que reconocer que no haberse entrometido en el plan de vacunación pre-existente, ha sido bueno.

Es claro que, en educación, sus prioridades no están centradas en los estudiantes, sino en los profesores sindicalistas. Que están sacrificando la meritocracia de los maestros, no entiendo a cambio de qué, a menos que la revisión del currículo educativo se oriente a su máximo objetivo, un adoctrinamiento senderista a los estudiantes. Tampoco se explica el por qué del relevo del profesor Cadillo (reconocido mundialmente por su calidad profesional y sus métodos de enseñanza), por Gallardo (viejo sindicalista de MOVADEF, ahora de FENATEP) en el MINEDU.

El chofer de combi designado ministro en el MTC, para satisfacer a los miembros de su gremio de transportistas, acaba de iniciar la destrucción de la reciente reforma del transporte y para este propósito, acaba de destituir, en contra de la ley, a la presidente de la ATU y de la SUTRAN (reemplazada por una “tendera” o ladrona de tiendas). No le interesó que los accidentes de tránsito sean una de las principales causas de muerte en el Perú (sin considerar el COVID), especialmente en hechos provocados por los irresponsables de su gremio, quienes ostensiblemente no respetan los reglamentos de tránsito, circulan con vehículos destartalados, humeando y contaminando, por lo que sólo merecen chatarreo. Estos, cargados de multas impagas por miles, si no, millones de soles y que lejos de contribuir al ordenamiento y modernización del transporte de pasajeros, exigen ampliación de plazo a sus concesiones de ruta, sin siquiera formalizar la propiedad de vehículos a nombre de la empresa y responsabilizarse por sus choferes. Pero qué podemos pedir, si el ministro es uno de esos deudores de multas.

La corrupción campea desde el 28 de julio, el criterio de nombramiento y “selección de personal” existente en regiones como Junín, Puno, Loreto y muchas otras, se ha impuesto en el gobierno central. Los ministros están exigiendo reducir el nivel de exigencia académico y profesional, para reemplazar personal técnico y calificado de los ministerios y organismos descentralizados, por gente del partido o allegados de menores calificaciones. De paso, la corrupción de los programas sociales conducidos por el MIDIS es flagrante, habiendo nombrado gente de regiones, con serios antecedentes en ese tipo de programas.

En medio de este carnaval y sin un mensaje claro del plan y quehacer económico del gobierno, el MEF de Pedro Francke, tiene el desparpajo de solicitar facultades legislativas para hacer una reforma tributaria, en momentos en que estamos tratando de salir de un período recesivo. Tal como han comentado varios analistas, siempre es posible dar facultades para mejorar procedimientos para reducir la evasión y elusión tributaria o para simplificar los regímenes existentes con miras a ampliar la base de contribuyentes, pero históricamente y desde la creación de la democracia representativa, no se otorga facultades para aumentar tasas de impuestos, particularmente, cuando está explícitamente aceptado que no hay ninguna intención de incorporar más contribuyentes, sino de cargarle la mano a los de siempre. Espero que este Congreso, no sea el primero de la historia universal que permita tal despropósito.

No podemos terminar esta nota, sin dejar de mencionar que, como buen comunista, dentro de estos 100 días, PC ha tratado de imponer en las FFAA, ascensos de personal que responda a lealtades personales, tratando de quebrantar los reglamentos y procedimientos institucionales, lo que de por sí es un acto delictivo de tráfico de influencias (que conlleva pena de cárcel e inhabilitación) y como los Comandantes Generales del Ejército y la Fuerza Aérea no lo permitieron, PC los pasó al retiro de forma inopinada.

Este rosario de perlas, en sólo 100 días, ya es indicativo más que suficiente para saber cuál sería el destino del Perú si les permitimos continuar en esa línea. Lo descrito nos demuestra claramente, que tenemos en la presidencia de la república, a alguien moralmente incapaz para gobernar y para convocar a los mejores ciudadanos a su equipo de gobierno. Lampadia




¿100 días no te parece suficiente?

¿100 días no te parece suficiente?

Fausto Salinas Lovón
Para Lampadia

Después de 100 días el Perú puede ver el daño que las ideas de izquierda nos están causando: inflación, devaluación, falta de inversión, desempleo, más corrupción, impunidad para los amigos, incapacidad clamorosa, desconfianza y desgobierno. Sin embargo, todavía quedan algunos para quienes, por ignorancia, necedad o interés, todo lo vivido no les parece suficiente.

Para todos ellos, conviene hacer una proyección, lo más fría posible, de lo que puede suceder en otros 100 días de desgobierno socialista, solamente siguiendo la tendencia actual:

A esto podemos agregar:

  • Contracción dramática de la inversión privada. El propio gobierno en el Marco Macroeconómico Multianual, estima que apenas crecerá en 5% el año 2022, cifra que podría pasar a ser negativa si se consuman las amenazas de nuevos impuestos, regulaciones y estatizaciones de empresas.
  • En minería, más minas sitiadas por el chantaje social impulsado por las propias facciones del gobierno y menos ingresos fiscales.
  • Deuda pública bordeando el 40% del PBI, luego de haber llegado a estar en 19% en la década anterior.
  • Calificación crediticia del Perú deteriorada
  • Riesgo País en crecimiento
  • Corrupción regional y municipal multiplicada para sostener políticamente al gobierno
  • Reparto de bonos, dádivas y programas sociales para asegurar la clientela electoral
  • Intento de cambio constitucional para mantenerse en el poder indefinidamente
  • Captura de las fuerzas armadas, policía nacional, instituciones públicas y organismos reguladores.

Para quienes enfrentamos el reto de mantener a nuestras familias con nuestro trabajo, emprendiendo día a día, poniendo en riesgo nuestros pequeños capitales y sobre todo nuestra fuerza de trabajo y empeño, estos 100 días si han sido más que suficientes.  100 días más de destrucción macroeconómica y de crisis institucional no son soportables. La aventura izquierdista avalada por el odio de algunos sectores de nuestras clases medias debe terminar. Otros 100 días, son demasiado para los peruanos. Lampadia




Cultura pro mercado

Cultura pro mercado

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Líneas abajo presentamos un magnífico ensayo de Pablo Paniagua de la Fundación para el Progreso de Chile, quién explica la relación causal entre la mentalidad económica o la cultura pro mercado, y la prosperidad de largo plazo de un país.

“Los mercados libres y sus instituciones inclusivas se mantendrán en el largo plazo solo si se entiende a nivel cultural que estos producen resultados que son moralmente, no solo materialmente, virtuosos y compatibles con el florecimiento humano”.

Paniagua explica que en Chile se habría producido una ruptura entre sus instituciones de mercado y la mentalidad anti mercado de buena parte de la población, especialmente de los jóvenes. Felizmente, parece que últimamente están reaccionando con la intención de voto que muestran por Kast.

Este análisis político y sociológico nos lleva a preguntarnos si los peruanos tenemos, o no, una cultura pro mercado

Tras el último proceso electoral, muchos pensaron que los peruanos estábamos polarizados, con la mitad de la población abjurando de la economía social de mercado. En Lampadia dijimos lo contrario. Ver: La polarización fue coyunturalEl Perú no está partido en dos.

Ya hemos explicado varias veces que la aparente polarización de las elecciones fue producto del desastroso, y hasta criminal, manejo de la pandemia, en la que el gobierno de Vizcarra con sus socios de la izquierda, y luego Sagasti, destrozaron el Perú, quién sabe si adrede.

Tuvimos los peores resultados del mundo, con la mayor cantidad de muertos por millón, la peor caída de la economía y el menor regreso a las aulas. En el combate de la pandemia, estos infelices, rechazaron el apoyo del sector privado, de las iglesias y de las Fuerzas Armadas, insistieron en el uso de pruebas rápidas, rechazaron la donación del software para el seguimiento del virus, las donaciones de pruebas moleculares y de plantas de oxígeno, pararon toda la economía dejando sin ingresos a millones de ciudadanos, y no compraron las vacunas.

Nos llevaron a una situación de desesperanza que crispó nuestro criterio político.

Pero muy rápido después de las elecciones, las encuestas mostraron el verdadero sentir de los peruanos, destacando mensajes como:

  • Priorizar la reactivación de la economía y el sistema de salud, versus convocar a una asamblea constituyente.
  • El 73% considera positiva la apertura del comercio internacional.
  • El 83% cree que la inversión extranjera trae beneficios para los peruanos.
  • Los peruanos no queremos que nos desunan.
  • No queremos que se cree inestabilidad con el cambio de Constitución.
  • No queremos que se ahuyente la inversión privada que crea empleo.
  • El 90% desaprobaría el modelo venezolano para el Perú.
  • El 71% cree que lo que se necesita es una mejor gestión publica en educación y salud, en vez de estar pensando en cambiar la Constitución.
  • El 80% dice que el gobierno debe respetar plenamente la libertad de prensa.

Ver más información en las encuestas encargadas por Lampadia:

De las recientes encuestas resulta claro que los peruanos favorecen la apertura de la economía. Pero además, sabemos hace tiempo que el Perú es un país de emprendedores, de gente que confía en sus capacidades, aunque sean limitadas. Los peruanos quieren que se les deje trabajar.

Cuando, por la ausencia de inversión privada en las regiones, debido a los malos gobiernos de la dictadura militar, el segundo gobierno de Belaunde y el primer gobierno de García, y por el abandono político de las regiones, debido al terrorismo; los peruanos no se plegaron al terrorismo, no se volvieron delincuentes, no se volvieron ociosos; se fueron a las grandes ciudades de la costa a crear empleo y a forjar un espacio de desarrollo que devino en la nueva clase media peruana. Ver en Lampadia: El libro de la clase media peruana.

Los peruanos somos muy diferentes a los argentinos, chilenos colombianos y venezolanos. Las poblaciones de nuestros vecinos son, en general, dependientes en su trabajo, ya sea del Estado como en Argentina, o del sector privado como en Chile y Colombia.

Los peruanos somos independientes en una gran mayoría, eso nos hace más cercanos a los valores de la economía de mercado. Acaso los puneños, que controlan el comercio en todo el Perú, e incluso en algunas ciudades de Ecuador, ¿tienen una mentalidad de dependientes que le reclaman empleo al Estado?

Como dice Juan Carlos Tafur, solo falta que hagamos clic entre nuestra realidad social y la ideología.

El que no hayamos hecho esa conexión es responsabilidad de nuestra clase dirigente, que no mostró empatía e integración con la población; que no supo acompañar la gran recuperación del Perú desde la Constitución de 1993, que trajo de regreso la inversión privada con crecimiento, reducción de la pobreza y disminución de la desigualdad; con la exigencia al Estado del buen uso de los recursos fiscales que generamos, para mejorar la educación y la salud. Y tampoco supimos desarrollar y divulgar el verbo de la prosperidad, conectar la realidad social con la mentalidad pro mercado.

Increíblemente, hoy tenemos un gobierno que pretende cambiar nuestra realidad social y borrar toda huella de nuestra mentalidad pro mercado. Que agudiza los resentimientos por las diferencias sociales, promoviendo la lucha de clases. Estoy seguro que, a pesar de la deficiencia de la clase política, esta vez, la sociedad civil sabrá ponerse al frente a predicar los caminos del bienestar y a defender la prosperidad que pretenden terminar de apagar.

Mentalidad económica y la prosperidad de las naciones

Fundación para el Progreso – Chile
Pablo Paniagua
Publicado en El mostrador, 04.11.2021
Glosado por Lampadia

Desde que Adam Smith publicara su célebre libro La riqueza de las naciones, los economistas llevan 250 años reflexionando acerca del origen y los catalizadores de la riqueza de las naciones. En simple, llevan más de dos siglos preguntándose: ¿qué es lo que hace que un país sea rico y próspero? Y ¿qué elementos ayudan a sustentar dichos procesos de riqueza?

Aproximadamente, durante 1760-1780 el Reino Unido y los Países Bajos comenzaron a experimentar un proceso de desarrollo económico y riqueza acelerado y sostenido nunca visto en la humanidad. Si bien otros procesos de florecimiento humano, como el Renacimiento italiano, proporcionaron explosiones de riqueza y creatividad, dichos procesos fueron transitorios y luego involucionaron hacia procesos de pobreza y estancamiento. El proceso de prosperidad iniciado por la Revolución Industrial es único en la historia de la humanidad; proceso que el Premio Nobel de Economía Angus Deaton ha denominado El gran escape de la pobreza y la miseria.

A lo largo de la historia, distintos economistas han tratado de explicar el origen de nuestro gran escape. El enfoque clásico se ha concentrado –equivocadamente– en la simple acumulación de capital como elemento catalizador del gran escape. Recientemente, el trabajo del Premio Nobel de Economía Paul Romer se ha desmarcado de este enfoque en el capital, poniendo énfasis en el poder de las ideas y el avance tecnológico en generar progreso sostenido.

Siguiendo el camino de Romer, varios economistas están poniendo énfasis hoy en el rol fundamental de las ideas y el poder de la cultura y las creencias en determinar el progreso de las naciones. Esto es lo que consideramos en estas líneas como “la mentalidad económica” que determina la riqueza de las naciones. Así, existe un factor desestimado por la mayoría de los economistas: las actitudes e ideas económicas y las creencias o mitos económicos de la población.

El poder de la cultura y las ideas en transformar instituciones

Dos economistas han trabajado recientemente en dicha dirección trazada por Romer, dejando en evidencia el poder de las ideas y de la cultura en fomentar ciertas actitudes dentro de la población y un ambiente cultural amigable con las ideas de la libertad económica y el progreso.

  • Por una parte, Joel Mokyr, en su más reciente libro, A Culture of Growth, explica que la Revolución Industrial surge debido a la presencia de una cultura del crecimiento –específica de la Ilustración europea–, la cual sentó las bases ideológicas para los avances científicos y los inventos que instigarían la explosión en desarrollo.
  • Por otra parte, la economista Deirdre McCloskey ha evidenciado –en su potente trilogía de ensayos– que la gran explosión en desarrollo económico, que ocurrió en Holanda e Inglaterra a finales del siglo XVIII, es el producto no solo de buenas instituciones, sino que, en gran medida, de un ambiente cultural y de ideas propicio que le dé sustento.

El trabajo de Mokyr y McCloskey nos sugiere que el factor principal de la explosión en desarrollo y crecimiento fueron las ideas a favor de la libertad de emprender y de innovar: la legitimación cultural de aquellos comportamientos de creación científicos y de riqueza de los innovadores, comerciantes y comercializadores. En épocas anteriores a la Revolución Industrial, dichas personas eran vistas como detestables y consideradas parias, las que eran aborrecidas por la población, en lugar de ser respetadas y de tener un lugar meritorio en la sociedad. Mokyr y McCloskey señalan que fue realmente la actitud de innovación, de la mano de una cultura del progreso, y no el capital, lo que explicaría la prosperidad.

Mientras una gran cantidad de trabajo empírico e histórico muestra una clara asociación entre el crecimiento económico y la prosperidad humana, por un lado, y las instituciones inclusivas o pro libertad económica, por el otro (Acemoglu y Robinson, 2010; Olson, 1984; Powell, 2019; Sen, 1999), dichas instituciones pro libertad pueden ser bastante frágiles si la población en general no tiene una comprensión clara de lo que determina que un país sea próspero o menos. Esto nos recuerda que buenas instituciones son una condición necesaria, pero no suficiente, para poder sustentar un proceso de desarrollo económico de largo aliento. De hecho, el Premio Nobel de Economía Douglas North reconoció (North, 2005) el rol fundamental de las ideas y de los modelos mentales compartidos por la población en la creación y posterior sustentabilidad de buenas instituciones.

En última instancia, las buenas instituciones (aquellas inclusivas) se sustentan en la mentalidad compartida y en los modelos mentales que predominan en una sociedad específica. La evolución de las instituciones de una sociedad es sobre todo una función de aquellos cambios en el sistema de creencias dominante (Zweynert, 2009). De hecho, un examen cuantitativo del rol de “la cultura” ha contribuido a iluminar cómo esta afecta el desarrollo económico y la evolución de las instituciones (Alesina y Giuliano, 2015). Si la cultura y creencias de una población favorecen un sistema de mercado y pro libertad económica, esto tendrá fuertes efectos prácticos, ya que –como se ha señalado– la libertad económica y las instituciones inclusivas proporcionan las condiciones esenciales para el progreso en el largo plazo. Entonces, para crear y luego sostener dichas instituciones claves de libertad económica, se requiere de un sustrato cultural y de ciertas ideas que sean amigables con los mercados y con las nociones de progreso.

Las instituciones pro libertad económica, como un Banco Central autónomo, son sin duda importantes, pero estas no son una panacea que resuelven todo. Ya que, si no hay un sustrato cultural amigable y un conjunto de ideas y actitudes que las defiendan y las legitimen a nivel ideológico y práctico, entonces aquellas instituciones quedarán sostenidas en arenas movedizas.

El caso del auge y caída del proceso modernizador en Chile y de toda nuestra institucionalidad, son una clara señal de lo que sucede cuando las instituciones pro libertad económica se sustentan de facto en meras constituciones y en papeles, pero no en las ideas y en la cultura de las personas. El caso de Chile sería el polo opuesto de aquella historia de prosperidad: el reflejo de lo que sucede cuando buenas instituciones son erigidas con pies culturales de barro.

Chile y su mentalidad económica

Se ha creado el índice global de la mentalidad económica (Global Index of Economic Mentality, GIEM): el GIEM utiliza datos de la Encuesta Mundial de Valores para medir cómo los ciudadanos reaccionan y piensan sobre los mercados y el Gobierno, capturando así sus actitudes culturales hacia las ideas del progreso económico (para ver la metodología y la construcción del índice, consultar aquí).

El GIEM busca cuantificar el grado en que las personas priorizan la iniciativa privada, la libre competencia y la responsabilidad personal, en contraposición a una mayor intervención del Gobierno en sus vidas, la redistribución de ingresos y un Gobierno que cumpla un rol de mantenedor social.

Dicho índice es una forma de cuantificar la “Ventana de Overton” (Lehman, 2018): la idea de que existe un conjunto de alternativas políticas consideradas como “políticamente aceptables” dentro de una sociedad en un momento dado –en cuanto se relaciona con la ideología económica imperante de un país–. De esta forma, el índice GIEM busca mediar el apoyo cultural y popular hacia la libertad económica y las instituciones pro mercado (ver ranking en Tabla 1, abajo). El índice proporciona una clasificación de países de acuerdo con su mentalidad y cultura a favor de la libre empresa y los mercados.

Tabla 1: Ranking de Mentalidad Económica
Fuente: Czeglédi, Lips y Newland (2021).

Al ver dicho ranking, podemos advertir que Nueva Zelanda, la República Checa, Suecia y Estados Unidos encabezan la lista de los países que valoran más la iniciativa privada que la intervención estatal. Estos países son considerados por el ranking como “Market Leaders”, dado el gran apoyo cultural e ideológico que sus poblaciones otorgan a una economía de libre mercado. No es extraño, entonces, que estos mismos países disfruten de una alta productividad (reflejada en sus ingresos per cápita) y posean instituciones inclusivas que promueven la libertad económica y el progreso social. Asimismo, podemos ver que Chile se ubica dentro de los 12 peores países del ranking, con una mentalidad económica muy baja, es decir, con una actitud cultural negativa hacia la iniciativa privada y una actitud favorable hacia la expansión del Estado. Chile comparte una mentalidad económica similar a aquella de países como Irán, Egipto y Bangladesh, entre otros países que repudian la libertad económica y la iniciativa privada.

Investigaciones recientes (Alesina y Giuliano, 2015; McCloskey y Carden, 2020; Mokyr, 2018) han confirmado la conjetura de Douglas North de que las ideas importan en demasía: las ideas y creencias que se sostienen ampliamente en un país ayudarán a determinar las instituciones y, en consecuencia, el desarrollo económico en el largo plazo. Esta relación entre ideas pro libertad y progreso es lo que precisamente el índice GIEM nos ayuda a iluminar.

Visto que el GIEM captura las convicciones ideológicas y culturales respecto a la mentalidad económica de la población, se puede esperar que, al comparar dos países, el que tenga un puntaje más alto tenga, a su vez, instituciones que garanticen mercados más libres. Existe una correlación positiva entre el Índice de mentalidad económica (GIEM) y aquellas instituciones y políticas de libre mercado en una muestra representativa de países. Esto es precisamente lo que los autores del índice han encontrado (Czeglédi, Lips y Newland, 2021): una correlación positiva entre la mentalidad económica pro mercado de un país y sus instituciones que impulsan el progreso. El índice “está fuertemente asociado con la libertad económica y, de hecho, puede ser un predictor de ella” (Ibíd., p. 676).

Asimismo, los autores señalan que, al revisar dicha correlación positiva entre creencias e instituciones, salta a la luz el hecho de que existen seis países que serían outliers o casos atípicos: Zimbabue, Irán, Hong Kong, Etiopía, Vietnam y Chile. El caso de Chile, señalan los autores, es paradójico, pues la correlación señala que nuestro país posee una incongruencia atípica: posee instituciones de facto pro mercado y libre competencia, pero que estas no se relacionan para nada con nuestro nivel cultural e ideológico actual, que sería bastante antimercado y antilibertad económica (ver Tabla 1).

De esta forma, las instituciones actuales en Chile serían (hasta ahora) propicias para el desarrollo y el crecimiento económico (pro libertad económica), sin embargo, nuestra mentalidad económica y cultural no es favorable para con los mercados libres. Esto señala que dichas instituciones no tienen ni sustento ni arraigo cultural en el país, lo que ayudaría a explicar nuestro actual derrumbe institucional y las razones culturales por las cuales nuestra institucionalidad duró apenas 30 años. De hecho, el puntaje GIEM de Chile es uno de los más bajos de toda América Latina (símiles de aquellos de Argentina). Los autores señalan que nuestro país sería uno de aquellos casos únicos en el mundo, en donde la ideología antimercado actual y la cultura imperante serían negativas e incompatibles con las instituciones pro mercado de facto existentes (Ibíd., p. 677).

El estallido social y la actual revuelta contracultural profundamente antagonista de nuestra modernidad capitalista –iniciada con fervor por los adultos jóvenes en el país– puede ser entendida como el resultado de aquella asimetría o contradicción entre cultura popular antimercado e institucionalidad pro mercado evidenciada por este índice. Con todo, la situación paradójica de Chile, de la cual hoy estamos viendo sus consecuencias más agudas, sería el resultado del profundo fracaso cultural e ideológico, tanto de la Concertación como de la centroderecha chilena y del mundo empresarial, en ayudar a que nuestras instituciones pro libertad económica adquirieran finalmente un sustrato cultural e ideológico propicio para que estas hayan podido perdurar en el tiempo. La actual ruina institucional podría entenderse mejor a través del rol fundamental de las ideas y la cultura en sustentar o socavar el progreso y a las instituciones pro libertad en el largo plazo. Esta es una de las más grandes lecciones que debemos tener en consideración a la hora de reconstruir nuestro país para poder retomar una senda de progreso y libertad que sea sustentable en el tiempo.

Lecciones para el futuro cultural de Chile

Una primera conclusión es que los mercados libres y las instituciones que generan progreso no pueden sostenerse solo con argumentos empíricos sobre la eficiencia económica y la evidencia empírica que los avala (Williams, 1996). Los mercados libres y sus instituciones inclusivas se mantendrán en el largo plazo solo si se entiende a nivel cultural que estos producen resultados que son moralmente, no solo materialmente, virtuosos y compatibles con el florecimiento humano (Sen, 1999).

Segundo, el Índice de Mentalidad Económica también proporciona un mensaje de advertencia para todos aquellos que valoran la libertad económica y el progreso. Ya que, en varias de las naciones que alguna vez fueron favorables a los mercados (como lo fue Chile), las generaciones más jóvenes están perdiendo rápidamente la fe en estos, repudiándolos y sintiendo cólera contra ellos, buscando así siempre mayores niveles de intervención estatal y de soluciones coercitivas para orientar sus vidas. El avance fáctico de la retroexcavadora sería una consecuencia cultural de nuestro rotundo fracaso en cambiar la mentalidad económica en el país durante estos últimos 30 años.

En definitiva, Chile sería un caso digno de estudio, ya que era un país con un alto grado de libertad económica, consagrado en sus instituciones formales, pero en el que el sentimiento público no coincide para nada con dichas instituciones. Existe un desajuste cultural en el país, el cual nunca se ha subsanado y que imposibilitaría que Chile cree las condiciones necesarias para un proceso sustentable de progreso económico de largo aliento. Una combinación contradictoria entre instituciones y cultura es bastante frágil, algo que los economistas denominan un equilibrio institucional inestable, el que tiene dos conclusiones posibles: o se preservan las instituciones pro libertad económica y se cambia la cultura subyacente para sostenerlas, o se mantiene la cultura actual, con el riesgo de ir desmoronando las instituciones existentes. Pareciera que en estos últimos años el país ya tomó una decisión respecto a esta crucial pregunta. Lampadia