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Las condiciones educativas duelen en muchos países

Las condiciones educativas duelen en muchos países

Bill Gates, probablemente, uno de los empresarios más preocupados por el bienestar de la humanidad, nos presenta líneas abajo, los elementos más importantes de su  conversación con el Maestro del Año del Estado de Washington, Nate Bowling. Alguien capaz de convertir maestros promedio en muy buenos y, maestros buenos en extraordinarios. Además, por supuesto, de ser un gran maestro con tres elementos muy importantes, vocación, capacidad de aprendizaje y experiencia.

Una de las cosas que dice Nate es que los alumnos más pobres necesitan a los mejores maestros y, éstos, mientras avancen en la dirección correcta, deben tener toda la libertad para acomodar su proceso educativo.

Otro importante testimonio de la necesidad de instalar en el sistema educativo, diversidad, innovación y libertad. Algo, lamentablemente muy lejano de la inspiración y estructura de la educación en el Perú.

Una conversación poderosa sobre escuelas, pobreza y raza

Por Bill Gates

22 de agosto, 2016

Traducido y glosado por Lampadia

Nate Bowling estaba sentado en mi oficina, hablando acerca de la enseñanza. Yo me considero un nerd, así que cuando el Maestro del Año del Estado de Washington usó la palabra al inicio de nuestra reunión, y lo dijo como un cumplido, me incorporé un poco en la silla.

“Yo bromeo acerca de ser un agricultor nerd,” dijo Nate. “Estoy tratando de cultivar una especie de beca de los estudiantes, y una pasión por el aprendizaje. Por lo tanto, llevar la pasión a la clase, y ver eso y altura de las circunstancias”.

Le pregunté Nate por qué está tan apasionado por la enseñanza. “Es una cuestión de vida o muerte”, dijo. “Si mis estudiantes no tienen éxito en la escuela, terminarán en un complejo industrial de prisiones”.

Nate enseña en el Lincoln High School, en Tacoma, cerca de 30 millas al sur de Seattle. La mitad de sus estudiantes son afroamericanos o hispanos. Más del 70 por ciento son elegibles para almuerzos a precio reducido, lo que hace a Lincoln un ejemplo clásico de lo que los educadores llaman la ‘nueva mayoría’, reflejando el hecho de que más de la mitad de los estudiantes de las escuelas públicas de Estados Unidos, viven en la pobreza.

La mayor parte de la ‘nueva mayoría’ no se gradúan de la escuela secundaria preparados para la universidad o para un trabajo bien pagado. Así que lo que sucede en diversas escuelas de alta pobreza como Lincoln, tiene mucha importancia para el futuro del país.

Afortunadamente, lo que está sucediendo en el Lincoln es bastante positivo. Tiene una tasa de graduación de 80%, por encima del promedio de las escuelas de Washington con una demografía similar, y el 40 por ciento de sus estudiantes están tomando cursos de nivel avanzado (AP).

Nate se apresura a dar crédito a su director y a sus colegas maestros. Si ellos no son  como él, no es de extrañar que los estudiantes de Lincoln estén haciendolo bien. Nate  no sólo era el Maestro del año en el estado, también fue finalista de Profesor Nacional del Año. Me dijo que todos los estudiantes que aconsejó en 2015-16 fueron aceptados a las universidades o escuelas de formación profesional.

“Todos los niños pueden aprender si tienen apoyo”, dijo. Enseña Gobierno AP a los de  grado 12 y para mi sorpresa AP-Geografía Humana en el 9º grado. Me preguntaba si era arriesgado, hacer que los estudiantes que a menudo no pueden leer en su grado,  reciban entrenamiento de altos estándares. Pero Nate no lo ve así.

“No puedo dar la clase como lo haría con un grupo de niños del mismo grado, pero esos niños pueden lograr”, dijo. “Mi director y yo tenemos un entendimiento. No estamos preocupados por que los niños pasen el examen AP. Sólo queremos que aprendan. Yo preferiría tener el 100 por ciento de los niños en la clase más difícil y que  25 pasen la prueba de AP, que tener 25 hijos en ella y que el 100% pase”.

A principios de este año, Nate llamó la atención nacional cuando escribió un post de blog provocador titulado “La Conversación que estoy estoy cansado de no tener.” El post, una brutal mirada a la brecha racial en las escuelas públicas de Estados Unidos,  generó más de un millón de comentarios y fue reimpreso en los principales periódicos. Lo leí antes de nuestra reunión y concuerdo en gran parte con él. Le pregunté a Nate acerca de la reacción que tuvo.

Gran parte de la retroalimentación fue positiva, dijo. Pero no toda ella. “La entrada en el blog me reveló lo que la gente cree sobre mis estudiantes”, dijo.

Como ejemplo, Nate me mostró una carta que recibió de un abogado del estado de Nueva York que había leído su post. Lo guarda como un recordatorio del desafío que queda. “Básicamente traza todas las razones por las que los estadounidenses blancos no quieren que sus estudiantes asistan a la escuela con los negros americanos,” dijo Nate. “La gente responde a esta carta con rabia, pero si le doy vuelta como un conjunto de recomendaciones de política, reflejaría exactamente lo que tenemos en la sociedad actual. Hace el caso de las escuelas segregadas”.

Ciertamente estoy de acuerdo que aquellos de nosotros que viven en los suburbios por lo general no ven que está pasando en escuelas del centro de la ciudad. Es como dos mundos diferentes. Esta es una razón por la que Melinda y yo salimos a visitar diferentes escuelas de todo el país como parte del trabajo de educación de nuestra fundación, que tiene que ver con el apoyo a la ‘nueva mayoría’.

Pero incluso si el país mejora la integración y permiten que los fondos sean más equitativos -que son objetivos importantes- todavía tendríamos que asegurarnos de que cada estudiante tenga un buen maestro, y cada maestro reciba las herramientas y el apoyo para ser fenomenal. Nate le pregunté cómo cree que podemos hacer eso.

Parte de la solución, dijo, es crear incentivos para que los maestros excepcionales  estén en las escuelas de alta necesidad. Y eso empieza por reconocer que las demandas de la enseñanza en una escuela de alta pobreza son diferentes a las exigencias de la enseñanza en una rica. También significa que el profesor, tenga una efectiva autonomía. Mientras que están logrando resultados y enseñen con las normas apropiadas, argumentó, merecen libertad en la elección del plan de estudios que funciona para ellos y sus estudiantes.

Por supuesto, no todos los maestros comienzan con la misma eficacia. Nate lo sabe por experiencia. En su primer día en el aula hace 10 años, “yo estaba aterrado, y los estudiantes estaban aburridos. Miro hacia atrás en los planes de lecciones que hice hace cinco años y pienso, hombre, que deberían haberse ido!”

Es por eso que es un gran creyente del desarrollo profesional. “Creo en mi corazón que podemos tomar maestros promedio y hacerlos más eficaces y podemos tomar los maestros eficaces y hacerlos sobresalientes”, dijo Nate. “Uno de los errores que cometemos es que creemos que la enseñanza tiene que ver con la aptitud. Se necesita un nivel básico de aptitud para enseñar, pero sólo porque usted tenga un Ph.D. en algo, no significa que vaya a ser bueno en la comunicación del contenido. La enseñanza es en parte contenido, parte trucos  y se puede enseñar”.

Otra cosa que podría ayudar a los maestros, dijo Nate, es “tratarlos como los tesoros que son.” Él fue co-fundador de una organización, ‘profesores unidos’, para ayudar a los maestros a informar a las políticas del nivel distrital y estatal.

“Las escuelas son los componentes básicos de nuestra democracia”, me dijo. “Si vamos a crear una sociedad mejor, tiene que pasar por las escuelas. Y si vamos a construir una mejor sociedad a través de nuestras escuelas, tiene que pasar por una mejor enseñanza”.

Fue una conversación potente. Nate está hablando de algunos temas difíciles, pero son temas que tenemos que discutir. Al final me dio una sensación de esperanza sobre lo que es posible para la ‘Nueva Mayoría’. Me alegro de que Nate, el agricultor nerd, esté   cultivando estudiantes –y más maestros como él- por muchos años por venir. 

Lampadia




No es “chorreo”, son “manantes”

No es “chorreo”, son “manantes”

En la última década, muchos analistas han criticado nuestro modelo de crecimiento económico porque se suponía que reducía la pobreza mediante el llamado “chorreo”. Campañas políticas completas se han basado en esta tesis. Se sostenía que a través de este proceso, la riqueza generada por la inversión privada en la parte más moderna del país“chorreaba” hacia los niveles más pobres de la pirámide social, beneficiándolos paulatina y residualmente, ya sea por el propio crecimiento o por una limitada acción del Estado.

Con la reciente publicación del informe técnico del INEI que da cuenta de la evolución de la pobreza al año 2013, diversos expertos han afirmado que al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento económico. De esta forma, el impulso de la inversión privada, la apertura de los mercados y las políticas económicas que nos han permitido aprovechar el “súper-ciclo” del viento a favor, han sido ideales para reducir la pobreza. Sin embargo, se sigue hablando de chorreo.

¿Hubo “chorreo” o, más bien, habría otros factores que explicarían una reducción tan pronunciada de la pobreza fuera de Lima y especialmente en el sector rural?

Conviene recordar que la reducción de la pobreza mantiene una relación sensible, no lineal y positiva con el crecimiento económico (ver: Crecer para reducir la pobreza y Los nombres de la pobreza, artículo del ex Ministro Luis Carranza). Esto significa que la pobreza se reduce en una mayor proporción cuando el crecimiento es más acelerado. La razón es que las tasas más altas de crecimiento generan cambios cualitativos en la productividad, encadenamientos, integración territorial y de servicios (como lo muestra Richard Webb en su libro: Conexión y despegue rural). Asimismo, se sofistican los mercados laborales, generando efectos multiplicadores en el bienestar. Es por ello que se destaca la necesidad de crecer entre 6% y 7% para reducir sostenidamente y a buen ritmo la pobreza.

Lo que reflejan las cifras del INEI se puede sintetizar como una dinámica de crecimiento pro pobre mucho más aguda en las zonas rurales. En efecto, “la película de nuestro crecimiento” de los últimos años, muestra que los ingresos se han incrementado a tasas mayores en las zonas  más alejadasde la capital. En la selva crecen más rápido que en la sierra, y en la sierra más rápido que en la costa, al tiempo que las zonas rurales lo hacen a mayor velocidad que las urbanas.

Otro aspecto a resaltar es que en el último lustro el ingreso proveniente del trabajo ha crecido a tasas elevadas en todo el territorio nacional, beneficiando especialmente a las zonas rurales, donde creció 40%, mientras que en las zonas urbanas lo hizo al 26%. Este fenómeno sólo sería explicable por aumentos en la productividad. Tal situación elimina el concepto del supuesto “chorreo”. Lo que se habría generado, es más bien, un afloramiento de riqueza en las zonas rurales. En consecuencia debiéramos hablar de “manantes” (como se usa en el Cusco para llamar a una fuente natural de agua) y no de chorreo.

Igualmente, los mercados laborales -que constituyen la instancia que vincula el crecimiento al mayor bienestar de la población-, muestran una reducción significativa del subempleo (en cualquiera de sus definiciones), tanto en el ámbito urbano como rural. Esto sería evidencia de que hemos experimentado un crecimiento “transformador”, mucho más significativo que un modelo basado en lasupuesta, y ahora desacreditado chorreo.

Las cifras del INEI deben llevarnos a evaluar mejor las relaciones causa-efecto de este fenómeno. Se hace evidente que mantener un ritmo acelerado de crecimiento económico puede ser una magnífica política “social”, que se debe complementar con mejor educación, un esfuerzo extraordinario de capacitación, mejores regulaciones laborales, instituciones más sólidas y una acelerada inversión en infraestructuras, para que los “manantes” rurales se conecten al Mar de Grau, conectando a los pobres con la modernidad y con los mercados más eficientes, fuente fundamental de un bienestar duradero.




Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento

Al menos 80% de la reducción de la pobreza es por el crecimiento

Hace unos días el INEI publicó un informe técnico que da cuenta de una disminución de 1.9% en la pobreza total el año pasado y de 1.3% en la pobreza extrema. Así, al cierre del 2013 las cifras oficiales indican que en el Perú la tasas de pobreza alcanzan un mínimo histórico de 23.9% y 4.7%, respectivamente, habiendo alcanzado la pobreza extrema un nivel inferior a la meta de 5% trazada para el 2016. Estas reducciones de la pobreza del 2013, si bien menores a las de años anteriores, han sido tomadas por muchos analistas como una mala foto, pero el análisis tiene que tener una mayor perspectiva, la de una década (cual película) que ha producido excelentes resultados.

El reporte del INEI nos indica que la reducción de la pobreza ha venido además, acompañada de una reducción adicional de la desigualdad. La pobreza en la sierra y en la selva se redujo más que en la costa, y en el área rural, las reducciones fueron mayores que en el ámbito urbano. Además, el ingreso de los deciles más pobres creció más rápido que el de los deciles más ricos.

Más allá del número alcanzado en un año dado, es importante entender los procesos que explican la notable mejora en las condiciones de vida de la población. Nos estamos refiriendo a las relaciones causa-efecto que han hecho que la pobreza, que alcanzaba al 59% de los peruanos hace 10 años, haya caído 35 puntos porcentuales en tan poco tiempo, acompañada de una reducción de la desigualdad.

Según Juan Mendoza, profesor de la Universidad del Pacífico, casi 85% de la reducción de la pobreza desde el 2004 se debe exclusivamente al crecimiento económico. Según este investigador, si no hubiera habido crecimiento económico al día de hoy tendríamos al menos 52% de pobres. Mendoza remarca: “Los datos sugieren que la manera más eficaz de combatir la pobreza no es diseñar programas de transferencias sino fomentar la inversión privada y el funcionamiento de los mercados, que han sido los motores del crecimiento desde 1990.”

Por su parte, el investigador de Grade Javier Escobal destaca que La evidencia muestra que la mayor contribución al incremento de los ingresos rurales de los pobres proviene de los ingresos laborales. Las transferencias y donaciones públicas han tenido un rol importante en la explicación de la reducción de la pobreza extrema, pero no son el factor más importante para explicar la reducción de la pobreza en el segmento de pobres no-extremos.” Este especialista enfatiza además -contra lo que muchos piensan- que la tasa de pobreza rural viene disminuyendo mucho más rápido que la urbana. En palabras de Escobal:como nunca antes, vemos que brechas históricas vienen acortándose.”

La ex Ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Mónica Rubio  señala que para el Perú el rol del crecimiento económico escentral, estimándose que este es responsable por el 75% al 85% de la reducción de la pobreza.” Aún más, agrega: “para el mundo, se estima que el crecimiento explica entre el 70% y 95% de la reducción de la pobreza”. 

Por último, según cálculos del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial –IEDEP, de la Cámara de Comercio de Lima, el 94% de la caída de la pobreza publicada por el INEI se atribuye al crecimiento económico, mientras que el otro 6% se debe a las transferencias de los programas sociales.

Queda entonces claro que la clave para derrotar a la pobreza es crear riqueza. El crecimiento económico ha sido la mejor política de inclusión social. Esta es la razón por la cual Apurímac dejó de ser la región más pobre: ahí se está ejecutando Las Bambas (que involucra una inversión superior a los US$ 5 mil millones) y la inversión pública se ha incrementado considerablemente con recursos originados en el mismo sector privado. Lo contrario lo tenemos en Cajamarca, la región que menos ha crecido entre el 2008 y 2013 según el IPE, hoy, la más pobre del Perú con el 52,2% de la población en situación de pobreza, “destronando” justamente a Apurímac. En Cajamarca la inversión pública está estancada porque el sector privado ya no genera riqueza, la productividad del agro es de las más bajas del país, seis veces menos que en Arequipa, y su presidente regional con su socio (y a veces enemigo, el ex cura Arana) han impulsado una agenda política anti-minera que ha paralizado un proyecto de US$ 4,800 millones en Conga, que hubiera generado miles de empleos y encadenamientos productivos en la región. Peor aún, de paso, se paralizaron prácticamente todos los demás proyectos. Una región mágica, que podría ser la más rica del Perú, se encamina a vivir en la miseria.

Algunos dicen que en cuanto al crecimiento y reducción de la pobreza, tuvimos suerte, que fue por los precios de los commodities, pero no nos olvidemos, que solo hace unas semanas, tanto Nouriel Roubini como Paul Krugman, nos dijeron que no fue solo por suerte. La misma la tuvieron todos en la región y sus resultados están muy lejos de los nuestros. Nuestra prosperidad fue también por las buenas políticas públicas que supimos mantener consistentemente.

Hemos experimentado un proceso muy positivo que debemos fortalecer, precisamente, por lo que aún falta lograr. Todavía existen 7.3 millones de personas en situación precaria y 1.4 millones de pobres extremos. Motivo por el cual, nuestra agenda pendiente debe seguir privilegiando el crecimiento económico, apostando por la mejorar la educación, cerrar las brechas de infraestructuras y lograr un avance importante en la calidad de nuestras instituciones. Lampadia




Las recetas de Obama para reducir la desigualdad

Las recetas de Obama para reducir la desigualdad

Barack Obama abordó en su presentación anual ante el Congreso el tema de la desigualdad en EEUU, planteando propuestas específicas para atacar este problema a partir de los factores que afectan la movilidad social y las oportunidades de progreso. En Lampadia consideramos útil rescatar estas ideas para mejorar la igualdad de oportunidades en el Perú. Si bien hemos disminuido la desigualdad, con el crecimiento económico de los últimos años, falta aún mucho por hacer. 

La semana pasada, Barack Obama en su discurso al Congreso colocó como un tema de Estado la creciente desigualdad que viene atravesando EEUU. Se ha generado un consenso entre las diversas fuerzas políticas sobre la necesidad de ejecutar políticas para reducir la desigualdad, pero las discrepancias surgen en la forma cómo se debería abordar este problema de manera que no se dañe el crecimiento económico y los incentivos para seguir generando riqueza. Dada la sensibilidad política y visibilidad que viene adquiriendo este tema, el presidente norteamericano presentó en el Congreso algunas propuestas para mejorar la igualdad de oportunidades y la movilidad social:

  • Ejecución de reformas educativas con especial énfasis en la educación temprana de alta calidad.
  • Mejora del acceso de los desempleados crónicos a programas de reconversión laboral y capacitación.
  • Reforma de prácticas laborales que discriminan a las mujeres.
  • Exigencia de mejora del salario mínimo de los trabajadores vinculados a contratos con el Estado (esto ha generado una gran polémica entre economistas americanos).
  • Mejorar del acceso a los sistemas de pensiones.

En efecto, como señala un reciente artículo de The Economist, en EEUU se vienen difundiendo diversos estudios que muestran que la movilidad social, entendida como la capacidad de un ciudadano nacido en un hogar pobre de salir de la pobreza al llegar a adulto, no ha cambiado mucho en los últimos 40 años. Incluso en EEUU la movilidad social sería menor que la registrada en muchos países europeos, como Dinamarca, donde un niño pobre tiene el doble de posibilidades de llegar al quintil superior de ingresos. Pero además se encuentra que la movilidad social es también variable entre regiones: la probabilidad de que un niño pobre de San José, California alcance en quintil más rico al llegar a la adultez es de 12,9% (casi como en Dinamarca); en Charlotte, Carolina del Norte, esta probabilidad es solo 4,4%. La movilidad social es mayor en lugares donde hay buenas escuelas, menor segregación (por raza o ingresos), mejor capital social y mayor participación de la comunidad, entre otros. 

En el caso peruano, lo que hemos observado es que la apertura comercial y la economía de mercado han generado empleos más productivos, mejores ingresos laborales, y un episodio de crecimiento en el que se ha llegado a una situación en la que los pobres han sido los que más se han beneficiado. Así, múltiples estudios independientes (Ver artículo Libre mercado reduce la desigualdad en el Perú) y las cifras oficiales del INEI han reportado que la desigualdad en el Perú se ha reducido junto con el crecimiento de la economía, la reducción de la pobreza y la consolidación de la clase media. Sin embargo, no debemos caer en la complacencia, pues aún hay mucho por avanzar para dar un salto cualitativo hacia un escenario de mayor igualdad de oportunidades. Las reformas que plantea Obama para los norteamericanos son perfectamente aplicables para el Perú, pues se requiere una verdadera gesta por la educación y políticas muy activas de capacitación laboral para mejorar las oportunidades y la movilización social.

Muchos economistas temen que el nivel de vida de aquellos que no están en la élite se estanque durante un largo tiempo. Justamente, las políticas específicas para reducir drásticamente la desigualdad de oportunidades, y con ello, favorecer las posibilidades de movilidad social, son las que debemos impulsar para promover una sociedad más justa sin dañar los incentivos para la generación de riqueza.

Finalmente, no debemos olvidar que la desigualdad presenta realidades diferentes en los países del norte -como en EEUU y Europa- en relación a los países del hemisferio sur. En los países emergentes, la globalización ha permitido un proceso acelerado de convergencia, el cual debe fortalecerse con políticas activas orientadas a perfeccionar el sistema educativo y la capacitación.




La desigualdad en perspectiva

La desigualdad en perspectiva

El tema de la desigualdad está nuevamente tratándose en todos los medios. Sin embargo, cuando se sigue el debate en los medios internacionales, hay que tener cuidado en distinguir la realidad de los países desarrollados de aquella de los emergentes.

Recientemente Barack Obama declaró que la desigualdad es “el mayor desafío de nuestro tiempo”, y tiene razón para la realidad de su país. La distancia entre ricos y pobres ha venido aumentando en EEUU como resultado de: 1) un desempleo que se ha mantenido al borde del 10% durante varios años; y, 2) el efecto de las mismas fuerzas de mercado que han generado un importante ascenso en los países emergentes que compiten en el mercado global de empleo. El destacado economista Tyler Cowen, en su libro Average is Over (publicado el año pasado) explica que EEUU ha entrado en una etapa de “híper-meritocracia” en la que una nueva división del trabajo generada por la revolución tecnológica, la mecanización del trabajo y las posibilidades de la tercerización en mercados internacionales ha hecho que la fuerza laboral norteamericana tenga que competir con los salarios más bajos que se pagan en India o China, o incluso con un increíble avance tecnológico que está logrando mecanizar el trabajo humano. Pero ojo que estamos hablando de una realidad muy diferente a la nuestra. Como señala John Stossel de Fox Business Network en un potente artículo sobre la desigualdad en EEUU, el 90% de los americanos ubicados debajo de la línea de pobreza posee Smartphones, televisión por cable y automóviles. De hecho, el 70% posee hasta dos automóviles.

La realidad es otra para los países emergentes abiertos a la economía global. La globalización ha permitido un proceso acelerado de convergencia entre los países en desarrollo y los países avanzados de Europa y Norteamérica. Pero lo que vemos acá es un aprovechamiento de un sector de la izquierda local para extrapolar incorrectamente el contexto de la desigualdad del hemisferio norte con el objetivo de desacreditar el modelo de desarrollo peruano, incluso afirmando con mentiras, como lo hizo el jueves 23 de enero una columnista de La República, que: “En el contexto del crecimiento económico peruano la tendencia no es diferente, amenazando la gobernanza democrática y la inclusión social”. Esta es una mentira descarada que debemos denunciar. Como hemos reportado anteriormente en el artículo “Libre mercado reduce la desigualdad en el Perú”, numerosos estudios del tema muestran que la distribución del ingreso en el Perú ha mejorado en el contexto actual de alto crecimiento económico (Lopez-Calva y Lustig– 2010, Jaramillo y Saavedra – 2011), mientras que también se encuentra  evidencia de que la desigualdad se deterioró entre 1970 y 1993, es decir, en las décadas en las que primó el modelo estatista, con controles de precios, reforma agraria y barreras proteccionistas al comercio. Pero lo más destacable es que incluso se encuentra evidencia (Ver Yamada y Castro) que en el periodo 2006-2010, los programas de transferencias como JUNTOS solo explicaron un cuarto de la mejora en la distribución, mientras que las fuerzas del mercado y el crecimiento económico generaron el 75% de la reducción de la desigualdad en el ingreso y el consumo.

Como señala Augusto Townsend en un reciente artículo publicado en El Comercio sobre el tema, EEUU ha sido históricamente un país tolerante con la desigualdad por ser congruente con el ideal de libertad del “sueño americano” y la posibilidad de progresar con el esfuerzo individual. Sin embargo, con el extenso programa de rescate del Gobierno al sistema financiero luego de la crisis del 2008 empezó a primar una percepción negativa del origen de esta desigualdad. En cambio, en el caso peruano, lo que apreciamos son grandes prejuicios anti-empresariales y la agenda ideologizada de un sector que arguye que las reformas de mercado han incrementado la desigualdad, cuando las cifras oficiales del INEI y todos los estudios independientes evidencian lo contrario.

El Perú aún tiene mucho que avanzar para reducir la única desigualdad en la que debería concentrarse el Estado: la desigualdad de oportunidades. Para ello, aún queda pendiente el impulso a una verdadera agenda de reformas basada en el perfeccionamiento de las instituciones públicas, la reducción de la brecha de infraestructuras y una gesta nacional por la Educación. El crecimiento económico impulsado por la inversión privada, la apertura comercial y la competencia han logrado reducir la desigualdad en términos económicos y sociales, logrando la convergencia de grupos que históricamente han vivido excluidos y en pobreza, pero urge aplicar las políticas adecuadas que permitirían una inclusión más agresiva. (Ver Triángulos del Futuro, acción para el desarrollo).  Lampadia




El reto de los economistas peruanos ante el bicentenario

El reto de los economistas peruanos ante el bicentenario

La izquierda tradicional suele difundir la equivocada idea de que el camino al desarrollo se encuentra a través de políticas activas del Estado para impulsar una “industrialización” en el sector manufacturero. Sin embargo, los dos países que encabezan el Índice de Desarrollo Humano son Noruega (1°) y Australia (2°), países que se caracterizan por sus extensas industrias extractivas, y que explotan y exportan más recursos naturales que el Perú.    

En efecto, en Noruega, solo la extracción de petróleo representa el 23% del PBI y, sus exportaciones de crudo y productos minerales, alcanzan al 55% de sus exportaciones.En Australia, la exportación de minerales metálicos y no metálicos y combustibles, representa el 65% de las exportaciones, mientras que las exportaciones agropecuarias alcanzaron el año pasado una participación de 13%. Sin embargo, en estos países no existe la “enfermedad holandesa”, tan mentada por la izquierda para contraindicar la promoción de la inversión privada en estos sectores.

A diferencia de lo que se observa en países como Noruega, Australia, Canadá y muchos otros países que están logrando progresar y desarrollarse utilizando como palanca la explotación de recursos naturales, en el Perú aún nos mantenemos en niveles de producción que están muy por debajo de nuestras capacidades potenciales. Así por ejemplo, en el 2012 ocupamos el décimo lugar en el ranking de los países con mayor extensión de bosques, con 68 millones de hectáreas (ha) y 17 millones de ha de bosques naturales capaces de producir madera sosteniblemente; sin embargo, nuestras exportaciones madereras apenas alcanzaron los US$ 470 millones, mientras que Chile -un país que no tiene bosques naturales- exporta cerca de US$ 6 mil millones. El potencial de desarrollo del sector forestal en el Perú debería ser del orden de cinco veces el de Chile, y constituye un buen ejemplo de la una magnífica oportunidad que se está desperdiciando para generar una producción forestal de más de US$ 25,000 millones anuales, dando empleo de calidad a toda la población de la selva y a buena parte de la sierra (ver: ¿Cómo impulsar el desarrollo en la selva?).

La eventual disminución de ingresos por exportaciones que se registró el año pasado-dada la disminución del nivel de precios- hubiese podido ser largamente compensada por el quantum; es decir, el mayor volumen de producción que exportaríamos si desarrollamos nuestros recursos con el propósito de acercarnos a nuestro verdadero potencial, seguramente el triple de nuestra producción actual. Y es que habida cuenta de los años perdidos en los 60, 70 y 80, cuando la economía estuvo prácticamente cerrada a la inversión para la explotación de recursos naturales, ya sea en madera, minerales o pesca, ya es el momento de diseñar políticas inteligentes que permitan acelerar la explotación racional de nuestros recursos naturales, y cerrar las brechas económicas y sociales que  generamos durante esos 30 años de políticas anti-inversión privada.

Según el IPE (Instituto Peruano de Economía), si desarrolláramos la cartera de proyectos mineros, que suma US$57,500 millones, muchos de los cuales se encuentran paralizados, se generarían 2.37 millones de empleos estables, el PBI crecería adicionalmente en US$44 mil millones, las exportaciones en más de US$30 mil millones anuales y los ingresos fiscales en S/.25 mil millones cada año. Es evidente que con estos recursos podríamos construir muchos hospitales, postas, escuelas y  carreteras, así como aumentar las remuneraciones de los servidores públicos.

El reto que tienen los economistas peruanos en el siglo XXI, ojalá antes del bicentenario,  ya no está centrado en el desarrollo de modelos macroeconómicos para controlar la inflación y los equilibrios agregados. Ahora el reto está puesto en pensar en términos de estrategias de desarrollo sostenibles que permitan la creación de un ambiente regulatorio y de negocios, que nos ayude a alcanzar el, aún lejano potencial productivo, sin llegar a caer en la “enfermedad holandesa”, corrupción, estancamiento de otros sectores, privilegios para una oligarquía, concentración del ingreso o dependencia, propiciando el encadenamiento de nuestras actividades primarias, con el sector industrial y de servicios. La evidencia sugiere que esto se logra con mercados y democracia y mucha comunicación.Una mirada desapasionada a la economía nos debería llevar a encontrar en la explotación racional de nuestros recursos naturales la gran “ventana de oportunidad” para el desarrollo integral del Perú.




El libro de la clase media peruana

El libro de la clase media peruana

En la siguiente presentación Lampadia invita a continuar con el debate de la clase media y ofrece mantener abierto su Libro Blanco para recoger opiniones de tirios y troyanos en el afán de converger en un cierto consenso.

 

La evolución de la clase media peruana es una de las mejores representaciones del desarrollo reciente del país. Los peruanos necesitamos aprender y difundir las lecciones de nuestro desarrollo social y económico, así como entender los procesos experimentados en otros países, para comprender las relaciones causa-efecto que puedan marcar la dirección de nuestras futuras políticas públicas.

 

En Lampadia queremos promover un debate sobre este importante tema, para poner sobre la mesa las opiniones e ideas que se vienen desarrollando en torno a la conformación de la clase media en el Perú. En este “Libro Blanco” monitoreamos las distintas publicaciones que se realizadas sobre este tema desde el mes de noviembre de 2012. Nuestro enfoque se basa en los siguientes lineamientos:

1. La base de cualquier análisis debe ser la información objetiva sobre la evolución de nuestra sociedad.

2. Más allá de mostrar las “fotos” de nuestro desarrollo en un momento específico, es importante destacar los procesos y las tendencias; es decir, “las películas” que explican dicha evolución.

3. Si queremos establecer y focalizar la agenda pendiente para la superación de nuestras grandes falencias y atrasos, es indispensable hacer una línea de base: la identificación de donde estamos hoy.

4.  Ya es hora que dejemos de flagelarnos y de destacar solo lo malo que nos rodea.

5.  Gozamos del espíritu de un sano y elegante optimismo.

Existen diversos reportes que destacan un notable avance de la clase media en el Perú. Según el informe del Banco Mundial (BM) titulado “La movilidad económica y el crecimiento de la Clase Media en América Latina“, el 69% de los peruanos perciben entre 4 y 50 dólares per cápita por día, constituyendo lo que podemos llamar la nueva clase media  peruana.

El estudio del BM considera tres líneas de ingresos para hacer su segmentación: en el  segmento Pobres considera quienes tienen ingresos per cápita por debajo de 4 dólares  al día, en el grupo de Población en Situación de Vulnerabilidad (PSV o clase media baja, aquellos que podrían retroceder a niveles de pobreza por shocks no esperados), están los que ganan entre 4 y 10 dólares per cápita por día; y en la clase media consolidada, quienes perciben ingresos entre 10 y 50 dólares per cápita por día.

La gran noticia para el Perú es que en el informe del BM el 29% de la población peruana es considerada de clase media consolidada, el 40.1% clase media no  consolidada o baja, y el 31% pobre (con ingresos menores a US$ 4 por día y por persona). Es decir, una impresionante fotografía de cómo el  crecimiento económico ha ido construyendo un nuevo rostro social del país en el que la pobreza es arrinconada y resurge vigorosa, la clase media. El siguiente gráfico detalla la estructura de la clase media peruana, sobre la base de las cifras y el análisis del Banco Mundial:

Por su parte, el estudio publicado por el BID advierte que no existe un consenso en cuanto a la magnitud de la clase media, pues establecer umbrales en el ingreso monetario como parámetros para definir estratos socioeconómicos a los cuales pertenece la clase media es una simplificación arbitraria y, por tanto, subjetiva. No obstante, Fidel Jaramillo, representante del BID en el Perú, explica que la participación de la clase media en el Perú es muy importante y ronda entre el 39% y 49%, y ha crecido de manera sostenida en los últimos años. De acuerdo a las cifras que maneja el BID, entre 2005 y 2011 habría pasado del 26% al 49%. El estudio también concluye que el crecimiento económico registrado en este periodo ha sido particularmente pro-pobre y pro-clase media.

Sin embargo, el BID también advierte que la clase media es muy vulnerable a choques adversos como una reducción del crecimiento económico, desempleo, enfermedades, accidentes, muerte o desastres naturales, entre otros. Ello podría hacer retroceder los avances de estos últimos años y millones de peruanos y peruanas caerían nuevamente en la pobreza. Por ello, Fidel Jaramillo del BID remarca que la discusión importante no es cuántos ni cómo se define a los del medio, sino cómo consolidar a la clase media y hacer que la población que ha emergido de la pobreza sea menos vulnerable.

Por otro lado, la consultora Arellano Marketing destaca que la tradicional pirámide socioeconómica -en la cual hay muy pocos ricos arriba y muchísimos pobres abajo-, se viene convirtiendo en un rombo luego de 10 años de crecimiento sostenido y el gran fenómeno migratorio sucedido en el Perú. En efecto, el estudio Planificar 2013-2014 de la consultora Arellano Marketing afirma que el 57% de la población peruana pertenece a la clase media, donde el 39% corresponde a la nueva clase media y el 18% a la tradicional, gracias al desarrollo del país, que les han permitido salir de la pobreza.

El estudio de Arellano Marketing destaca que, a diferencia de lo que ocurría en el pasado, el crecimiento de la clase media emergente es descentralizado y remarca que ésta constituye un estrato social diferente que no se ajusta al estereotipo tradicional, al no depender o aspirar a las características de las clases altas. La clase media emergente ha surgido sin depender de la clase alta tradicional y más bien en muchos casos con aquella en contra porque la ha tratado de limitar. Ha creado su propia economía, su propio desarrollo en sus zonas, por lo tanto ha crecido sin necesitar a las clases tradicionales y está generando sus propios criterios estéticos y  sus propios criterios culturales.

Arellano usa la misma metodología de The Economist para definir a la clase media. The Economist plantea que está constituida por las familias que pueden hacer un uso discrecional del 30% de sus ingresos; Arellano habla de  la capacidad de hacer consistentemente, algunos gastos discrecionales (no todos): unas veces en diversión, otras en educación y otras en ahorro. Así mismo, a diferencia del paradigma tradicional de medición basado en los niveles de ingresos, enfatiza la estructura del gasto de las familias, enfoque que parece ser más preciso.

Los ingresos promedio de la Nueva Clase Media (S/. 1,850 por persona y por mes) son similares a los de la Clase Media Tradicional (S/. 2,070). Sin embargo, hay algunas diferencias: las tres cuartas partes viven en las zonas periféricas de las ciudades, 51% tiene vivienda propia, para el 39% culminar el colegio es su máximo grado educativo, el 18% tiene un negocio propio y el 14% tiene vehículos.

El informe Consumer in 2050: The rise of the EM middleclass (“El consumidor del 2050: La aparición de la clase media en los países emergentes”), del HSBC remarca el excelente potencial que tiene la economía peruana para ser una de las estrellas del crecimiento en América Latina, al identificar al Perú entre los países de “alto crecimiento” junto a India, China, Malasia y Filipinas, entre otros, llegando al 2050 a ubicarnos entre las 26 economías más grandes del planeta.

De acuerdo a las proyecciones del HSBC, al año 2030 el Perú contará con el 70% de su población ubicada en la clase media consolidada (con ingresos anuales por persona de más de US$ 3,000), y un 10% en el grupo de altos ingresos (con ingresos anuales por persona de más de US$ 15,000), igualando a Chile y superando ampliamente a Colombia, que tendría solo al 50% de su población en los grupos de ingresos medios y altos. En términos de población, esto significa que 12 millones de peruanos ingresarían al grupo de personas que reciben ingresos medios y altos. Asimismo, el HSBC destaca que para el año 2050 el progreso permitiría que el 50% de la población se ubique en el grupo de ingresos medios y  el 40% en el grupo de ingresos altos.

Esta proyección toma en cuenta el estado actual de nuestro desarrollo y nuestro perfil poblacional, así como el potencial económico del país y las acciones  fundamentales necesarias para converger con los países del mundo desarrollado. En un documento previo del mismo HSBC, “The World in 2050”, se vincula este potencial del Perú a la estructura de nuestra población y a la necesaria priorización política de los temas de nuestra agenda pendiente: educación, instituciones, infraestructuras y clima de inversión.

Las nuevas clases medias lo único que han visto es progreso. La tendencia es que ese progreso se siga fortaleciendo y para no detener esta favorable transformación social el gobierno debe continuar con las reformas en pro de una economía de mercado que permita el crecimiento sostenido de largo plazo. Sólo así podremos alcanzar las proyecciones presentadas por el banco internacional HSBC.

Más allá del aporte de estas instituciones, en el Perú hay todavía algunas empresas consultoras y de investigación, así como analistas económicos, que insisten en negar este proceso de avance social y económico. Por esta razón consideramos muy importante seguir profundizando el debate.

Así como hemos indicado que la evolución de la clase media es una de las mejores representaciones del desarrollo reciente del país, también creemos que el análisis prospectivo, como el aportado por el HSBC, representa de manera extraordinaria nuestro potencial de desarrollo integral y las política públicas fundamentales que lo harían posible. Por ello, insistiremos en promover su análisis y discusión.

Con este propósito, es que a continuación presentamos, como un libro abierto, las distintas publicaciones referidas al tema, las que hemos identificado durante los últimos meses, y las que se produzcan en el futuro. Esperamos que en algún tiempo próximo, podamos cerrar el “Libro Blanco de la Clase Media Peruana”, cuando hayamos alcanzado un consenso básico.

 




Crecimiento y mercado derrotan la pobreza y el hambre

Crecimiento y mercado derrotan la pobreza y el hambre

Es ya conocido que el meteórico crecimiento económico que ha gozado el Perú en la última década ha sido sustancial para reducir la pobreza y que lo ha logrado de una manera más que satisfactoria. No en vano, en la última asamblea general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) el secretario general de la ONU, nos felicitó por ser “una de las dos naciones que más ha avanzado en el cumplimiento de las metas del milenio”. 

Hay quienes cuestionan nuestro desempeño y argumentan que nuestras altas tasas de crecimiento y reducción de la pobreza son solo cifras y estadísticas que no se traducen en una verdadera mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Los números, sin embargo, dicen lo contrario. Veamos por ejemplo el primer objetivo del milenio, erradicar la pobreza extrema y el hambre. Una de las metas consiste en reducir la pobreza extrema a la mitad para el 2015. En Perú porcentaje de personas en situación de pobreza extrema se redujo de 23% a 6% entre 1991 y 2012.

Otro indicador de bienestar de suma importancia que corresponde al mismo objetivo es la desnutrición infantil. La reducción en la tasa de niños en situación de desnutrición ha superado expectativas.Entre 1991 y 2011 la tasa de niños con peso por debajo del normal para su edad pasó de 8.8% a 4.1%, habiendo alcanzado ya la meta planteada por la ONU de 4.4% para el 2015. Más impactante aún es la disminución del porcentaje de menores de cinco años con desnutrición crónica. Del 1991 al 2012 bajó de 37.3% a 18.1%. Este notable progreso llama aún más la atención cuando se tiene en cuenta que la meta fijada por la ONU es de 18.7% para el 2015.

Es cierto que aún tenemos retos por superar. Por ejemplo, la reducción en desnutrición crónica no ha sido homogénea entre el área urbana y el área rural. A pesar de que ha habido mejoras en los indicadores de nutrición en el área rural, sigue siendo necesario integrar al mercado a los sectores de la población rural que aún están desconectados. En lugar de esto, el gobierno ha optado por estrategias asistencialistas que sacian el hambre en el corto plazo pero no “enseñan a pescar. Una propuesta alternativa es la de Sierra Productiva, que busca desarrollar las capacidades de la pequeña producción campesina. Mediante esto se ayuda a los campesinos a mejorar su productividad, garantizando su seguridad alimentaria y permitiéndoles pasar de una economía de subsistencia a una economía emprendedora, en la que están integrados al mercado.

La mejora significativa del bienestar de los peruanos es visible por donde se vea. En el objetivo 4, reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años, se propone reducir la mortalidad de los niños menores de 5 años en dos terceras partes para el 2013. De 1990 a tal año el Perú redujo su tasa de mortalidad de niños menores de 5 años en 67.9%, más que cualquier otro país de la región, y fue el primer país de Sudamérica en alcanzar esta meta. De la profunda crisis económica y social en que nos dejaron décadas de gobiernos populistas, el crecimiento sostenido que empezó en los noventa nos ha llevado a recortar brechas significativamente y estar a la par del resto de economías de la región.

Estos logros son motivo de orgullo para todo el país y deben ser aplaudidos. Hay quienes reniegan del modelo económico distorsionan la realidad para proteger sus intereses y niegan que nuestro país esté cada vez mejor. Sin embargo, es un hecho que el crecimiento ha llevado a una increíble mejora en nuestros indicadores sociales: tomemos este ruido como señal de que avanzamos.




Perú entre los 16 países que empujarían economía mundial post-China

Perú entre los 16 países que empujarían economía mundial post-China

El director de Stratfor Global Intelligence, George Friedman, explicó durante la VIII Cumbre de Comercio Exterior organizada por la Cámara de Comercio de Lima (CCL) que el Perú está considerado entre las 16 economías con el potencial de suceder a China en los siguientes años en el sitial que esta economía dejaría de ocupar en el  mundo al empezar a agotarse las ventajas que permitieron su rápido crecimiento. 

Las 16 Economías con el potencial combinado de suceder a China

El experto indicó que China ralentizará su crecimiento porque el impulso de su industria manufacturera y de ensamblaje basada en bajos salarios estaría llegando a su fin, cumpliendo el mismo ciclo que ocurrió en varios países desde el impulso global de la Revolución Industrial, que en un primer momento estimuló una  rápida expansión basada en bajos costos y abundante mano de obra, como sucedió en EEUU entre 1890 y 1900, en Japón durante el siglo XX, y en otros países desarrollados antes de llegar el punto de transformación que está alcanzando China.  

El informe de Stratfor considera 16 países que tendrían el potencial combinado de ocupar el nicho económico que dejaría vacío China al trasladarse hacia una matriz productiva de mayor especialización y costos. Perú es uno de los cuatro países de América Latina (y el único de Sudamérica), junto a México, Nicaragua y República Dominicana, considerados en el grupo que tendría el potencial de satisfacer la demanda por las exportaciones de China y atraer los flujos de inversión que hoy en día se dirigen a esas industrias. Friedman remarcó que la inclusión de Perú responde al importante movimiento que se observa en industrias como confecciones, calzado, y ensamblaje de teléfonos móviles, destacando que en los siguientes años serán los pequeños negocios los que crearán empleo y crearán la base para un futuro desarrollo industrial.

El informe resalta que existen también razones financieras para considerar el despegue de este grupo de economías, puesto que existen capitales en los mercados desarrollados que necesitan economías en distintas etapas de desarrollo para calibrar riesgos y buscar altos rendimientos, con lo cual estos 16 países atraerían los flujos de capital que hoy se dirigen a las industrias chinas. 

Algo importante a remarcar es que Stratfor no ha incluido economías que están creciendo solo por explotación de minerales o industrias extractivas, y también han revisado la infraestructura mínima suficiente con que cuentan estos países para apoyar la demanda de mayores exportaciones. En el caso del Perú, consideran que una de las principales ventajas es que es una economía orientada a la exportación, miembro de la Alianza del Pacífico, y tiene TLC’s con EEUU, China, Japón y la Unión Europea. Además, consideran que la ubicación estratégica del Perú en la costa del Pacífico, su creciente clase media y fuerza laboral, y la estabilidad económica y relativa estabilidad política de que goza permitirán mantener un flujo estable de inversión en las boyantes industrias manufactureras que serán las que impulsen el crecimiento en los siguientes años. 

Si a esta auspiciosa predicción de Stratfor le sumamos lo que considera la HSBS en su informe Consumer in 2050: The rise of the EM middleclass (“El consumidor del 2050: La aparición de la clase media en los países emergentes”), que identifica al Perú entre los países de “alto crecimiento” junto a India, China, Malasia y Filipinas -llegando al 2050 a ubicarnos entre las 26 economías más grandes del planeta-, confirmamos una vez más algo que empieza a ser una constante: desde afuera se reconocen los avances económicos y sociales y el potencial de nuestro proceso de crecimiento hacia el futuro, mientras que aquí algunos sectores suelen impregnarnos de pesimismo y e intentan bajarle la llanta a nuestro modelo de desarrollo.




Enrique Vásquez: Gobierno desaprobado en política social

Enrique Vásquez: Gobierno desaprobado en política social

En la siguiente entrevista, Enrique Vásquez, especialista en temas de pobreza, afirma que en cuanto a políticas sociales, el gobierno de Ollanta Humala está desaprobado. Señala que haber reemplazado, a tontas y locas, el antiguo Pronaa por Qali Warma ha conducido al gobierno a una debacle. Las cifras estremecen: en el 2012 los programas sociales perdieron 900 millones de soles por mala administración y filtraciones. Asimismo, Vásquez precisa que Qali Warma no ha definido correctamente sus objetivos y que, en cuanto a proveedores, hay de todo los tipos: desde empresas sin RUC hasta transportistas, arquitectos y constructores de edificio que se dedicaron a distribuir alimentos. Una entrevista esclarecedora sobre la improvisación del MIDIS.

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Brasil rumbo a Perú 2014

Brasil rumbo a Perú 2014

En una reciente declaración realizada durante su visita a Lambayeque, el presidente Ollanta Humala enfatizó la importancia de la política social para el gobierno y señaló que el crecimiento económico no era lo más importante. Esto resulta preocupante, pues declaraciones como esta dan da pie a que se descuiden las políticas que promuevenel crecimiento o peor aún, que se lleven a cabo políticas erradas que terminen por desalentarlo.

Más aún, si el gobierno hace énfasis en el desarrollo social, resulta de vital importancia no descuidar el crecimiento de la economía.El crecimiento económico es esencial para la reducción de la pobreza. Después de décadas de proteccionismo y atraso, la liberalización de la economía, que permitió el aumento de la inversión privada, redujo significativamente la pobreza y la desigualdad. Entre los años 2002 y 2010 la pobreza cayó en el Perú en alrededor de 23 puntos porcentuales y hay estudios que muestran que el crecimiento económico explica el 75% de la reducción de la desigualdad económica.

Imagine usted que para saciar el hambre visita su pizzería favorita y comparte con un amigo una pizza chica. Seguramente disfrutará la comida, pero es poco probable que salga con el estómago lleno. Imagine, por el contrario, que su amigo y usted piden una pizza tamaño familiar.Sin importar cómo la distribuyan, en la mayoría de casos ambos saldrán más que satisfechos. La razón es obvia: mientras más grande sea la pizza mayor será el tamaño de la tajada. Ver artículo: Del cuero salen las correas.

Del mismo modo, una economía más grande y robusta lleva a una mejor situación para los ciudadanos. Con crecimiento económico hay una economía más grande que, a la larga, termina beneficiando a todos. Incluso en presencia de un crecimiento desigual, que requiera llevar a cabo inversiones que permitan sacar provechoa los menos favorecidos, una economía más grande significa que habrá más recursos para llevar a cabo estas políticas. En otras palabras, con crecimiento económico hay más pizza para repartir.

Ahora comparemos brevemente al Perú con Brasil. Nuestro país, a pesar de tener un menor nivel de gasto social como porcentaje del PBI, ha logrado reducir la pobreza mucho más rápido que nuestro vecino, cuya relación entre gasto social y PBI es mucho más alta. Para muestra un botón: entre 1999 y 2009 Brasil ha tenido un gasto social equivalente al 23% de su PBI y ha reducido la pobreza extrema, definida como la población que vive con menos de un dólar por día por persona, de 5.7% a 3.6%; mientras que el Perú, con un gasto promedio de 9.3% del producto ha reducido la pobreza extrema de 6.2% a 1.6%. Esto es una reducción de la pobreza muchísimo más grande que la de Brasil y con solo una fracción de la inversión. No dejen de releer: Luces y sombras de la visita de Lula al Perú.

A pesar del mayor gasto social de Brasil con respecto al Perú, nuestros resultados en reducción de pobreza son largamente superiores. En contra de lo aseverado por Lula, lo que está detrás de esto es que el Perú ha crecido más de 6% anual promedio, mientras que Brasil no llega al 4%.

Por lo anterior, resulta primordial que el gobierno no deje de alentar la inversión privada y generar confianza, pues solo así podremos mantener el ritmo de crecimiento económico de los últimos años y cumplir con la agenda pendiente en educación, salud e infraestructuras. Según cifras del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), el año pasado la inversión representó el 26.7% del PBI y la inversión privada 21.5%, todo un record.El reciente reconocimiento al país por el cumplimiento anticipado de los ODM (Objetivos del Milenio) debería ser un llamado a seguir creciendo. 




Asistencialismo en el banquillo de acusados

Asistencialismo en el banquillo de acusados

Con la reciente intoxicación de 100 escolares de Huancayo por consumir los desayunos del Programa QaliWarma del Midis(Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social), como se dice, la gota que rebalsó el vaso y la opinión pública puso al asistencialismo en el banquillo de acusados. Las denuncias sobre intoxicaciones de infantes se suceden una tras otra en un programa que se propone beneficiar a más de 2.7 millones de niños a nivel nacional. ¿A quién se le ocurrió que con alimentos perecibles se iba a garantizar cadenas de abastecimientos regionales y locales? Bueno allí está el resultado de la improvisación, no obstante que los técnicos y especialistas le  advirtieron al gobierno sobre lasdificultades de un programa alimentario masivo querechazaba el uso de productos industrializados, sin afirmar una cadena logística y sin contar con infraestructuras de frío.

Hace unos meses el gobierno promulgó la llamadaLey de Comida Chatarra (Ley de Promoción de la Comida Saludable) que buscaba desincentivar el consumo de alimentos industrializados.QaliWarma optó pordistribuir básicamente alimentos perecibles,elaborados con “recetas preparadas por burócratas”, que serían abastecidas por múltiples  proveedores locales.

Los casos de intoxicaciones de niños han sido tan recurrentes que la ministra del Midis, Mónica Rubio, acaba de informar “que ya se encuentra en Lima una misión de alto nivel del Banco Mundial, para colaborar con el Ejecutivo en una evaluación de este proceso con los más altos estándares de calidad posibles”. Además ha convocado a una comisión donde estarán representados todos los estamentos de la sociedad. En todo caso, toda rectificación es saludable, pero no olvidemos que muchos especialistas y técnicos advirtieron oportunamente los riesgos y dificultades de control y criterios operativos de QaliWarma. Lamentablemente, Carolina Trivellí, afamada técnica y ex titular del Midis,empujó el programa por mandato político, sin reparar que nada justifica arriesgar las vidas de nuestros niños. Menos, si por afán “revolucionario” se pretendía implantar apuradamente un programa descentralizado y masivo de alimentación infantil que evitara el uso de alimentos industriales, que hubieran ayudado a los objetivos del programa, que no podían ser otros que: calidad de nutrición, seguridad y velocidad de implementación.

En medio del escándalo de las intoxicaciones, el Presidente Humala acaba de declarar que “para nosotros lo más importante no es el crecimiento, lo más importante es la política social, es decir, qué hacemos con ese crecimiento económico”. Aquí reside la madre  del cordero, la causa o el origen de todos los yerros del gobierno en políticas sociales. Papá Gobierno inventará las soluciones a la pobreza y se encargará de ejecutarlas. ¿No sabe el Presidente que el 75% de la reducción de la pobreza de la última década la explica el crecimiento económico? Si el jefe de Estado va a la ONU y es felicitado por el mundo entero, porque el Perú es uno de los primeros países del planeta en cumplir anticipadamente los Objetivos (Sociales) del Milenio, ¿cómo así relativiza el crecimiento? De semejante error nacen los problemas de QaliWarma y de todos los programas sociales. ¿Por qué? En gran medida porque son diseños artificiales, académicos, hechos por burócratas, que permiten obtener buenas fotos de impacto en el corto plazo, pero no son sostenibles, suficientemente focalizados, ni recogen las capacidades de la población. Veamos:El vaso de leche ha pasado de ser un apoyo de emergencia a una prebenda que despilfarra más del 40% y se ha convertido en propiedad de dirigencias politizadas.Juntos se concibió como un programa de apoyo social focalizado, condicionado y temporal, por un máximo de cuatro años; hoy no se tiene seguridad sobre el control de la condicionalidad, ya se eliminó el tope de cuatro años y se han generado innumerables comportamientos disfuncionales. Programas como el corredor Puno-Cusco terminan gastando el 70% del presupuesto en asesores que aparecen “del cielo” y no logran vencer la resistencia al cambio. Mi Riego, del Ministerio de Agricultura ha generado un programa millonario para construir obras mayores de riego, a sabiendas que la experiencia nos muestra que las poblaciones pobres no llegan a beneficiarse de ellas.

Si se considera que el crecimiento es relativo y no debe ser el centro de todos nuestros esfuerzos, entonces, seguiremos regalando pescado en vez enseñar a pescar. De allí la falta de apoyo a programas como el de Sierra  Productiva (SP),el mismo error de los gobiernos de Toledo y García, que perdieron la oportunidad de arrinconar a la pobreza rural alto andina.  SP aplica tecnologías económicas y accesibles, para, sobre la base del riego por aspersión a nivel familiar, permitir a los minifundistas de la sierra rural, convertirse en productores eficientes, dueños de su destino y plenos de dignidad. Nadie necesita promover compras artificiales a las familias de Sierra Productiva, ya más de 60,000, porque han aprendido a “pescar” o a producir múltiples bienes con los que no solopueden subsistir,eliminar la desnutrición infantil, sino también vender en los mercados.

No negamos la necesidad de desarrollar programas asistenciales, pero las cosas deben hacerse bien. Un programa de alimentación popular no puede ser un mecanismo de promoción de una norma absurda, la llamada “ley chatarra”, tampoco puede desfocalizarse y pretender crear cadenas de abastecimiento fomentando una demanda artificial de productos locales sin los recursos adecuados. Sin refrigeración no hay manera de evitar la descomposición de los productos. Acá se ha supeditado lo principal a caprichos y apuros inaceptables y por lo tanto la responsabilidad principal recae en los diseñadores del híper sofisticado programa de QaliWarma.