1

Se insiste con megaproyecto en Talara

Se insiste con megaproyecto en Talara

En su último artículo en La República, Humberto Campodónico, ex presidente de Petroperú, nos ayuda a entender mejor lo que se debe y no se debe hacer en Talara, una planta que trata 62,000 barriles diarios de petróleo. Como es de conocimiento público, durante su corta presidencia se terminó de cuantificar la inversión para la desulfurización, modernización y ampliación de Talara (3,450 millones de dólares), ícono de las ambiciones empresariales de aquellos que aun añoran construir empresas con el dinero del Estado.

En el artículo referido, Campodónico nos informa de las inversiones de otras refinerías para la necesaria desulfurización, por ejemplo, La Teja, de Ancap, la empresa estatal uruguaya, acaba de invertir US$ 400 millones para desulfurizar (a 50 partes por millón – ppm) unos 45,000 barriles diarios de petróleo. Enap, la petrolera estatal chilena ha invertido desde el 2004 unos US$ 900 millones para procesar unos 300,000 barriles diarios con un estándar de 15 ppm de azufre. Por su lado,  la refinería de La Pampilla en el Perú, tiene un programa de inversión de unos US$ 800 millones para desulfurizar a 50 ppm sus productos refinados, con el fin de procesar 102,000 barriles por día.

Según Campodónico Petroperú planea invertir, solo para la desulfurización US$ 900 millones para 62,000 barriles por día. Mientras tanto, en el caso de Uruguay son US$ 400 millones para 45,000 barriles y La Pampilla US$ 800 millones para 102,000. El caso chileno es más difícil de comparar, se trata de inversiones más antiguas y de otro estándar.

Petroperú, planean invertir además otros US$ 1,800 millones en “modernización” y otros US$ 700 millones en una ampliación.

Como si fuera poco, los amigos de hacer inversiones empresariales con la plata del Estado, sueñan con un Petroperú que tome los campos petroleros, que tenga su cadena de grifos y que arriesgue dinero en exploración; dicen que a cambio de menores regalías, como si eso no fuera dinero contante y sonante.

Los rezagos del estatismo, del que algunos no se curan, a pesar de nuestras costosas experiencias, ya han impregnado la política energética del país, al punto de estar perdiendo capacidad de producción y de desechar una serie de proyectos de exploración, ya sea por la presencia de la mano negra del Estado o por los trámites y trampas burocráticas que ha denunciado recientemente la Sociedad Peruana de Hidrocarburos.

Dicho sea de paso, el modelo chileno que Campodónico masajea, Enap, anda en problemas financieros muy graves y en esencia, es un fracaso. Ya tuvo que vender parte de sus inversiones extranjeras, como la de Primax en el Perú. Los mismos problemas aquejan a Ancap y, no hablemos ya del colapso de PDVSA.

El Perú tiene unos déficits de inversión inmensos, ya sea en infraestructuras, incluyendo las de carácter social, como la de escuelas y centros de salud, o en capacitación de nuestros trabajadores públicos. No nos podemos dar el lujo de invertir en aventuras empresariales. Hay mucho que hacer desde el Estado, pero no jugar al gran empresario.