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IEP, de prejuicios y estudios

IEP, de prejuicios y estudios

En una reciente entrevista, Roxana Barrantes, directora general del Instituto de Estudios Peruano (IEP), publicada en el diario Gestión, sostiene que en el Perú la desigualdad no es solo económica sino también territorial, porque, según ella, “Lima crece a un ritmo diferente al de otras zonas”. Esta reflexión parece provenir de un prejuicio antes que de un estudio de la realidad peruana. Lima ya no es el Perú. Los últimos 20 años han cambiado nuestra geografía económica y social.

Para sorpresa de muchos, hoy la inversión, la economía, el empleo y los ingresos crecen más en las regiones que en Lima. Por ejemplo, durante la última década, el empleo y los ingresos han crecido el doble en provincias, más en las zonas rurales que en las urbanas y más en la sierra y la selva que en la costa.

Para muestra varios botones:

  • Crecimiento económico: Siete regiones del interior crecieron por encima del promedio nacional de 6.4% entre el 2001 y el 2011, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática: Cusco (8.9%), Ica (8.8%), Madre de Dios (7.3%), La Libertad (7%), Ayacucho (6.9%), Arequipa (6.7%) y San Martín (6.6%). Como se ve la mayoría de ellos superaron a Lima (6.8%).
  • Empleo: De una muestra de 30 ciudades, reportada por el Ministerio de Trabajo el 2011, en 14 se registró un incremento del empleo superior a la capital: Piura (16.3%), Sullana (16.1%), Puno (15.6%), Huaraz, (10.8%), Talara (10.2%), Cajamarca (8.2%), Arequipa (8.1%), Puerto Maldonado (7.9%), Huánuco (7.3%), Tacna (7.3%), Ayacucho (6.7%), Pisco (6.6%), Trujillo (6.3%) y Cusco (5.5%). El empleo, que en Lima aumentó solo el 5.4%, es el canal más efectivo para reducir la pobreza y la desigualdad.
  • Ingresos: En ingresos por el trabajo, los incrementos en provincias también han sido significativos, llegando en Moquegua 1,564 soles mensuales de promedio, en Arequipa a 1,259,  en el Callao a 1,189, y en Tacna a 1,136, mientras que, en Lima, el ingreso promedio alcanza los 1,368 soles mensuales. Sin lugar a dudas, otro Perú.

En cuanto a la desigualdad, el coeficiente de Gini nos dice que el Perú ha logrado reducirla de 0.545 en 1999 a 0.452 en el 2011, de acuerdo a los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe -CEPAL- y del Banco Mundial. Algunos negacionistas de izquierda han recalculado su propio coeficiente Gini, al que ponen en un nivel actual de 0.6, sin embargo han debido reconocer que durante los últimos 10 años la reducción del mismo ha sido de 12%.

Si bien aún hay tareas pendientes para acortar las distancias entre los peruanos y establecer una agenda nacional de cara al futuro, es de esperar que los estudiosos se alejen de los buenos deseos y de los prejuicios y se acerquen a los indicadores de la realidad, pues solo con ellos se podrán construir bases sólidas para dicha agenda.