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Eros y Tanatos

Eros y Tanatos

El Perú Real y el Perú Oficial vibran con diferente frecuencia. Así ha venido siendo en los últimos tiempos, pero la disonancia en que ahora se encuentran nuestros dos mundos es el anuncio de una profunda crisis que debemos para en seco.

El Perú Real, el de los ciudadanos y empresas, el de la gente común o de a pie, como quiera llamársele, sigue avanzando. Nuestra economía sigue creciendo, su influencia llega prácticamente a todo el país, como lo muestra Richard Webb en su último libro, Conexión y despegue rural. Después de haber superado la auto infligida recesión de  1998, durante los últimos 10 años, hemos iniciado un ciclo virtuoso que nos ha permitido avanzar en paralelo en los indicadores económicos y sociales a un ritmo sin precedentes. Hemos creado futuro para los peruanos.

Lamentablemente en el Perú Oficial, solo hay retroceso y deterioro. No solo se generan escándalos de corrupción, como con el desastre de Toledo y los comportamientos disfuncionales de una serie de congresistas, ya sea con los pollos, el oro, los cables, la apropiación ilícita de los ingresos de terceros, o la penetración de los agentes del narcotráfico; también se ha desatado una auto destructiva guerra de guerrillas entre los distintos estamentos de la política nacional.

El gobierno, pésimamente asesorado por un gabinete muy débil, inició y reiteró una actitud agresiva con buena parte de la oposición. Los sectores radicales, liderados por los antiguos colaboradores del gobierno, disparan misiles de profundidad contra la gobernabilidad y el modelo económico y, finalmente, la oposición, pierde la compostura y entra en el jueguito de todos contra todos en términos muy inadecuados.

Todo esto configura un escenario que solo puede llevar a una crisis generalizada, que puede incapacitarnos más allá de lo que podemos imaginar. Como no hay ninguna reacción contra esta especie de suicidio, desde ese mundo político, en uno de los mejores momentos de prosperidad en la vida nacional, no queda otra cosa que alentar a los ciudadanos, ojala desde las redes sociales, a gritar ¡basta!

¿De qué sirven los diálogos, si al mismo tiempo se torpedean las relaciones con los líderes de la oposición? ¿De qué sirven los buenos propósitos, si al mismo tiempo se descalifica al gobierno?

Es momento de llamar al orden. Aprovechemos una gran noticia que ha pasado casi sin destacarse: El Perú, según el Secretario General de las Naciones Unidas, es uno de dos países que han alcanzado los Objetivos del Milenio (ODM), tres años antes del plazo establecido en el año 2000.

Señores del gobierno, de la oposición y negacionistas radicales, este mérito es del país en su conjunto, no le pertenece al gobierno actual o al anterior y no puede ser negado por intereses pequeños del quehacer político.

Balance e inventario: El Perú ha agarrado viada hacia el bienestar, nadie tiene el derecho de descarrilarnos.




No nos olvidemos: ¡Nobleza obliga!

No nos olvidemos: ¡Nobleza obliga!

En Lampadia siempre hemos criticado las marchas y contramarchas del gobierno con respecto a la idea de resucitar el estado empresario que terminaría con el proceso virtuoso que nos ha permitido reducir la pobreza y la desigualdad. Igualmente, hemos criticado la voluntad gratuita del oficialismo de confrontar con las fuerzas de oposición. También hemos  celebrado el diálogo entre el gobierno y los partidos demandando que éste aterrice en temas concretos a favor de la inversión privada y de destrabar decenas de proyectos. Hoy nos toca invocar a la oposición que asuma su responsabilidad. Así como no hay democracia sin un buen gobierno tampoco la habrá sin una buena oposición.

Las dudas del gobierno con respecto al proyecto Conga son conocidas por todos. Pero se observa alguna voluntad de rectificación, pero, en todo caso, es deber de la oposición y de los peruanos de buena voluntad, ayudar a superar esas vacilaciones.  El Presidente Humala, durante la clausura de Perumin 2013, ratificó la voluntad del régimen de sacar adelante Conga. Sin embargo, en Nueva York, sostuvo que la ejecución de dicho proyecto dependía de la empresa. Ni corto ni perezoso, Alan García escribió en su cuenta de twitter: “¿Conga va, Conga no va? ¿Depende de la empresa? ¿Depende del Estado? ¿Total? Cantinflas sería más claro”. ¡Así no se ayuda a nadie! Ni al país ni al gobierno, muy mal señor García.

Sacar adelante Conga es un objetivo emblemático para afirmar la inversión privada y derrotar a los proyectos antimineros, estatistas y de corte bolivariano. Si sale Conga, se puede decir, salen todos los proyectos detenidos: Tía María, Cañariaco y otros. La empresa Newmont acaba de sostener que Conga depende de la evaluación que harán el 2015. ¿Qué hace la oposición  para que en Cajamarca triunfe una opción regional que fomente la inversión privada? Todo parece indicar que muy poco. Por ejemplo, el fujimorismo, que tiene importante arraigo popular en la región, está dividido y semejante división pone en peligro cualquier opción democrática.

Durante una última entrevista con CNN, el presidente Humala tuvo opiniones que todos deberíamos celebrar, sobre todo, las vinculadas a la defensa de la Alianza del Pacífico. Se le preguntó por las críticas de los mandatarios del Alba con respecto al libre comercio y el jefe de Estado respondió que “lo que estamos haciendo en América Latina es integrarnos respetando la diversidad y entendiendo que la Alianza del Pacífico no es un bloque político, es un bloque económico que lo que está haciendo es fortalecer las fuerzas productivas que se han venido desarrollando en los últimos años y que hoy día requieren del acompañamiento del Estado para poder alcanzar o llegar a otros mercados en el mundo”. Toda una declaración de principios que permitirá recuperar la confianza de los inversionistas, pero que la oposición ignora.

Algo más. Humala habló de la posibilidad de que el Perú le venda gas a Chile y luego precisó que cualquier negocio con el país sureño debería considerar el abastecimiento del mercado interno, valor agregado y precios. Sin embargo el ex presidente García puso el siguiente twitter: “Cómo cambian los tiempos. Ahora Humala acepta vender gas a Chile y acepta las cuerdas separadas”.

Pareciera que a la oposición no le interesara la evolución positiva de las opiniones presidenciales en temas tan decisivos como el nacionalismo y la Alianza del Pacífico. Pareciera que todos olvidamos que tenemos el derecho y el deber de cambiar. El propio García es un ejemplo paradigmático de las transformaciones positivas. En los ochenta era el líder latinoamericano de los proyectos estatistas, pero hoy es un líder moderno. Así, pues, son las cosas.

Para que el Perú despegue definitivamente superando la pobreza y la desigualdad, necesitamos que el gobierno sea fiscalizado por la oposición, pero también requerimos la colaboración de una leal oposición al mejor estilo de la tradición política británica. A diferencia de las guerras, en las democracias, las diferencias no pretenden liquidar a los rivales.