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El Perú renuncia al desarrollo y al bienestar general

El Perú renuncia al desarrollo y al bienestar general

A principio de año dijimos que el 2014 no era un año cualquiera: era crucial para el desarrollo integral, el último en el que el gobierno de Ollanta Humala podía emprender las reformas que mantengan el crecimiento económico adecuado y nos permitan dar el salto cualitativo al desarrollo integral. Dijimos que esto no era responsabilidad exclusiva del gobierno, sino de toda la clase política y las fuerzas vivas de la sociedad como el empresariado, la intelectualidad y los gremios.

Después de haber vivido activamente los primeros 5 meses del 2014, y de seguir varios eventos de debate sobre temas nacionales y participado la semana pasada en el Simposium del Oro y la Plata, tenemos que concluir que “el país no se está encaminando a que al cierre de este período de gobierno hayamos fortalecido nuestro camino al bienestar general”.

Cada día se hace más clara nuestra incapacidad para leer la realidad, apreciarla como un proceso y no con la noticia de la mañana (película y no foto), entender nuestro potencial, recoger las experiencias exitosas de otros países, y tal vez lo más importante, entender que todos los peruanos estamos al mismo lado de la mesa, de cara al futuro.

Veamos algunos elementos que nos han llevado a una conclusión tan dramática:

La película de nuestros avances

Durante los últimos 20 años, hemos crecido bien: a una alta tasa promedio, más en provincias, más en la sierra y la selva y más en las zonas rurales (ver: Sierra y selva rurales lideran crecimiento por primera vez en nuestra historia). Hemos disminuido la pobreza con mayor impacto entre los pobres y las regiones más atrasadas. Hemos creado una pujante clase media. Ha disminuido la mortalidad y la desnutrición infantil. Se han cumplido las Metas del Milenio (sociales) dos años antes. Disminuido la desigualdad en cualquiera de sus mediciones. Se ha aumentado la productividad a niveles record. Invertido alto, principalmente en las regiones. Se ha creado empleo de calidad. Hemos formado el sector industrial más fuerte de nuestra historia. Diversificado la economía el galope. Le hemos dado un impulso extraordinario a la sierra rural. Nuestra deuda externa es mínima. Hemos creado un potencial de desarrollo integral, que solo podíamos soñar. El prestigio del Perú en el exterior, es magnífico, entre inversionistas y agentes multilaterales.

Lo qué dice el Perú oficial y la izquierda tradicional

El primer gabinete de este gobierno oficializó el lenguaje anti-minero. La educación y la salud no son negocio, dijo el Presidente de la República después del último Cade. Ahora nos dicen que nuestro último ciclo de crecimiento se parece al que tuvimos con el guano y el caucho (¿Qué se puede hacer con el Perú? Ghezzi-Gallardo). La informalidad es el gran elefante en el clóset que no hemos tocado como país (P. Ghezzi –Perú Summit). Crecimos porque tuvimos suerte. Se acabó el viento a favor. La productividad, el empleo y la distribución no han sido satisfactorios (Ghezzi-Gallardo, página 97). Nuestra producción no tiene valor agregado. Estamos entrando en la trampa de los ingresos medios. Nuestra producción está concentrada en minería, tenemos que diversificarla (Ver: entrevista a Piero Ghezzi, Perú21, 18/5/14).

A dos años del cambio de gobierno, sin liderazgo y con la anomía de la clase dirigente

Hemos parado el crecimiento de la inversión privada (Volvamos a prender el motor de la economía).

Establecido las regulaciones ambientales más exigentes del planeta (Radicalismo ambiental en el Ministerio).

Hemos parado el desarrollo de los proyectos mineros, petroleros y energéticos, como lo ha  hecho ver el ex ministro Luis Carranza: “La cartera de proyectos está estancada”.

Según Ricardo Briceño (en el Simposium indicado): “En minería, hemos pasado del ´Texto Único Ordenado´ de los años 90 y dos instancias oficiales, que permitieron la gran inversión en la minería moderna y responsable, a 180 regulaciones en muchas instancias distintas y en diferentes niveles de gobierno (nacional, regional, local y “social”). ´Hemos pasado de un Gantt a un plato de espaguetis´.

No queremos abrazar la viabilidad de nuestro crecimiento minero: Carranza: “El Perú tiene una ventana de oportunidad e 15 años para beneficiarse de su minería”.

Roberto Abusada: “La minería ha sido el centro de la cultura peruana por miles de años”.

María Alejandra Zegarra: “las inversiones mineras tendrían un impacto macroeconómico apreciable hasta el 2024 (…) agregarían alrededor de 2% al PBI (…) incrementarían el aporte al fisco en 143% hasta el 2024”.

Hemos apurado una regionalización (Toledo) que no definió correctamente las instancias de decisión, distribuyó funciones sin capacidades, regionalizó los departamentos sin fomentar sinergias económicas y sociales, se crearon señoríos feudales con capacidades discrecionales absolutas, sin pesos y contrapesos y sin segundas instancias. Se desarticuló la estructura del Estado y se eliminaron las capacidades de gobierno de un país unitario.

Al mismo tiempo hemos debilitado nuestras instituciones (Desaprobación general del sistema político). Dejado de reformar la educación pública (Ver: Una impostergable revolución educativa). No hemos avanzado lo suficiente en infraestructuras (Ver: “Infraestructuras: menos pobreza y más desarrollo”). Finalmente, hemos profundizado la distancia entre la política y la economía y la sociedad. Hemos debilitado la confianza (Ver: “Sin instituciones no hay desarrollo”) en nuestras instituciones, nuestros líderes políticos, el futuro del país y entre los propios peruanos.

Lo que se dice y se hace en el mundo emergente

Bill Gates: “En el mundo también hay buenas noticias que explican cómo, cada día, la humanidad está construyendo una sociedad más justa, más sana y con mejores oportunidades de realización personal”.

Sala i Martín: “¡No! El capitalismo no es un sistema económico perfecto. Pero cuando se trata de reducir la pobreza en el mundo, es el mejor sistema económico que jamás ha visto el hombre”.

China: “en lugar de obtener aprobaciones, las empresas pueden hacer lo que no está prohibido”.

Neranda Modi, nuevo Primer Ministro de India, ha prometido regresar a un crecimiento económico alto, comprometiéndose a seguir la máxima de: “no red tape, only red carpet for investors” (nada de papeleo, solo alfombra roja para los inversionistas).

¿Queremos ser parte del mundo moderno y eliminar la pobreza extrema?

Cuando en CADE 96 se planteó la “Visión del Perú al año 2020”, teníamos que hacer un gran esfuerzo de imaginación, esperanza y optimismo. Hoy hemos construido la posibilidad de superar nuestros sueños más audaces.

Según el banco global HSBC en su publicación “The World in 2050” (“El mundo en el 2050”), el Perú puede ser uno de los países que más crezca durante los próximos cuarenta años, alcanzando el lugar 26 entre las economías más grandes del planeta.

“Tener la capacidad de sacar al Perú de la pobreza y de aliviar el sufrimiento de millones de peruanos, sin dar la batalla con todas nuestras armas; a pesar de las evidencias, las oportunidades y las advertencias es: INMORAL”. Lampadia




Plan de Diversificación Productiva y sus diagnósticos equivocados

Plan de Diversificación Productiva y sus diagnósticos equivocados

Es importante analizar los supuestos y las premisas en los que se basa el Plan de Diversificación Productiva (PDP), ya que la visión y percepción de los procesos que ha estado viviendo el Perú resultan esenciales para realizar el diagnóstico adecuado para la elaboración de las recomendaciones de política.

Así por ejemplo, encontramos que en la página 27 del ambicioso PDP se menciona: “(…) la evolución de la economía es menos notable cuando se consideran las variables que mejor reflejan el bienestar de los ciudadanos. Tal es el caso de la productividad del trabajo, el empleo y la distribución de ingresos, accesos y oportunidades”, para lo cual se cita al libro publicado por Ghezzi y Gallardo.Sin embargo creemos que la realidad es otra.

Estas mejoras tan pronunciadas en los ingresos reales solo serían viables gracias a mejoras en la productividad. (ver: No es chorreo, son manantes)

Nadie niega que en la foto, la productividad del empleo aún es baja, sobre todo cuando nos comparamos con Chile o México. Sin embargo, en términos de la evolución de esta variable (“la película”),la tasa promedio de crecimiento de la productividad fue de 2.3%. Lo que se ha visto es que a partir de la segunda mitad de la década del 2000, cuando las reformas empezaron a madurar y las inversiones  privadas (83% del total) y públicas alcanzaron niveles record llegando al 26% del PBI (2013), impulsando el crecimiento de productividad, que el Perú lideró en  Latinoamérica (que en conjunto decreció en 0.3%). Además, superamos el promedio de todos los países emergentes, que en el periodo 2005-2011 solo mejoraron su productividad a un ritmo de 1.6% anual (ver: La productividad del Perú en tres tiempos). Cabe señalar que de acuerdo al BBVA, la productividad de nuestro país explicó poco más del 40% del crecimiento promedio del PBI en la última década (ver: BBVA Research destaca crecimiento de la productividad en Perú).

En cuanto al empleo, el panorama también ha sido muy alentador. Entre el 2001 y 2012, se crearon 5.6 millones de empleos adecuados (un crecimiento de 112%), con lo cual se elevó a 10.7 millones. Es decir, el 66% de la PEA (Población Económica Activa), que hace 10 solo alcanzaba al 40%. (Ver: Buena chamba crece 112%).

Tanto las mejoras de la productividad como el incremento en el empleo adecuado, han sido consecuencia de la mayor inversión privada registrada durante la década pasada, que fue el principal motor del crecimiento. El Ex Ministro, Luis Carranza, recordó hace poco que en el año 2000 solo 18 empresas exportaban más de US$ 50 millones al año, y todas pertenecían al sector extractivo. Por el contrario, al 2013 el Perú ya tiene 99 empresas que exportan más de US$ 50 millones y al menos la mitad no tiene nada que ver con el sector extractivo. Asimismo, las exportaciones agrícolas se han multiplicado por 20 en este periodo, la metal-mecánica ha crecido 10 veces y las ganancias sectoriales de productividad está siendo liderada por el agro (y no por la minería). Esto refleja un dinamismo transformador de la economía que ha permitido generar bienestar sostenible en los peruanos, aumentando el empleo y la productividad del trabajo. Sin mencionar los avances sociales como el hecho de haber sido el único país en superar las Metas del Milenio, dos años antes de su plazo.

Insistimos en que el Perú cuenta con claras ventajas para generar industrias sostenibles en torno a la minería, el sector forestal, la transformación petroquímica, la pesca, las agroindustrias, la energía y el turismo, sin descartar otras que puedan ser identificadas y desarrolladas por los propios empresarios. Por ello, las políticas se deberían pensar sobre la base de los limitantes al crecimiento regional, y dirigido a alcanzar el potencial productivo de los sectores donde tenemos ventajas.

Ronald Hartwell, uno de los más prestigiosos historiadores económicos -conocido por sus trabajos sobre el proceso  de industrialización inglés-, señalaba que la acumulación de capital es una de las características esenciales de los procesos de desarrollo productivo. Por ello, una agresiva política de atracción de inversiones (para lo cual debe mejorarse el clima de inversión), es fundamental para alcanzar nuestro pleno potencial. En esta línea, una rápida forma de estimular una alta tasa de formación de capital donde tenemos ventajas es estimulando la inversión nacional y extrajera.

La experiencia nos enseña que una política industrial moderna debe buscar aumentar la competitividad mirando al mundo, sin elegir “ganadores” ex-ante (o ex-post, según estudios de escritorio) e incentivando de forma inteligente la acumulación de capital en torno a los sectores con mayor potencial.Lampadia




Trampa del Ingreso Medio: Menor crecimiento por complacencia y falta de reformas

Trampa del Ingreso Medio: Menor crecimiento por complacencia y falta de reformas

Se conoce como “Trampa del ingreso medio”aquella situación en la cual un país emergente entra en un plató sostenido de estancamiento que detiene su convergencia hacia los niveles de ingreso de los países desarrollados. La experiencia internacional muestra que cuando los países superan el umbral de los US$ 10mil per cápita se encuentran en una etapa intermedia de desarrollo, y es cuando enfrentan el reto de adoptar las reformas necesarias para alcanzar el desarrollo integral y duradero.

¿Cuáles son las causas del estancamientoque lleva a caer en la trampa del ingreso medio? En un primer momento, un país de bajos ingresos puede crecer aceleradamente a partir de la mano de obra abundante y las reformas de mercado que apunten a asignar eficientemente los recursos productivos y a estimular el comercio. Este crecimiento “smithiano” (por Adam Smith), basado en la competitividad ganada por la especialización y la división del trabajo eventualmente empieza a agotarse.Entonces,la economía que alcanza plenamente su potencialproductivo debe buscar un crecimiento basado en la innovación como fuente principal para aumentar la productividad. En palabras de Paul Krugman “la productividad no es todo, pero en el largo plazo es casi todo”.

Entonces, la receta para evitar caer en la Trampa del Ingreso Medio es aplicar las reformas adecuadas que permitan generar un cambio cualitativo en la capacidad de realizar mejoras continuas en la competitividad de la economía, estimulando la productividad de la mano de obra.Varios factores influyen en esto. Existe consenso en que la baja calidad de la educación es un cuello de botella que limita nuestro potencial a largo plazo. En Lampadia ya hemos escrito sobre la necesidad de trabajar en una gesta por educación, pues urge aplicar políticas audaces para mejorar agresivamente el capital humano.  Igualmente, invertir audazmente para cerrar la brecha de infraestructuras que en el Perú ya alcanza los US$ 88 mil millones de dólares en agua y saneamiento, telecomunicaciones, energía y transportes (puertos aeropuertos, carreteras, caminos), por un lado, y las de educación y salud por otro. Todo vital para: i) mejorar las condiciones de vida de la población; ii) reducir costos innecesarios y cuellos de botella y  iii) mejorar la competitividad y el clima de negocios.

La agenda pendiente para dar el salto a un desarrollo integral y duradero incluye además una reforma que mejore la calidad y la confianza en las instituciones. En el Perú, estamos lejos de lograr los estándares mínimos requeridos para una transición hacia el estadio de los países avanzados. Nuestra situación en áreas como resolución de conflictos, seguridad ciudadana, corrupción, estructura política o calidad y acceso de la justicia,  muestra grandes deficiencias. Estas situación debilita la confianza en todas las instituciones y, eventualmente, llevaal desprestigio de los gobiernos, y de la clase política, lo cual afecta la gobernanza y la calidad de las decisiones del sistema político.

Por otro lado, en el caso peruano, además de las reformas, tenemos un elemento adicional para tratar de no caer en un estancamiento futuro: no hemos llegado aún a nuestro potencial productivo. En efecto, dado nuestros enormes recursos minerales, forestales, pesqueros y gasíferos, aislados durante largo tiempo de la inversión privada, el Perú cuenta con un potencial gigante para aumentar su base productiva, generando industrias conexas a nuestros sectores primarios, sin que esto excluya otros desarrollos industriales. No obstante, dada la “tramitología”, el ruido político y la ineficiencia del Estado para atraer inversiones, el reto de nuestros economistases siendo cómo hacer que esto no siga solo como un potencial y se pueda desarrollar sin afectar nuestros equilibrios macroeconómicos.

Los elementos en los que la clase política debe generar consensos y una agenda para alcanzar la convergencia al mundo desarrollado los hemos denominado previamente en LampadiaLos triángulos del futuro. Sin duda, la historia nos ha demostrado que solo las sociedades que han puesto el futuro como el centro de la agenda del presente son aquellas sociedades que han alcanzado la prosperidad.  Nuestros políticos deben comprender que éste es el momento de aplicar las medidas que permitan dar el gran salto aun desarrollo integral y duradero.




¡Los ciudadanos queremos saber adónde vamos!

¡Los ciudadanos queremos saber adónde vamos!

Nuevo gabinete. Declaraciones contradictorias desde el gobierno. Guerra desatada contra la Primera Dama. Relaciones muy agresivas entre el gobierno y la oposición. La economía se enfría. Baja la inversión privada. Sube el dólar. Nuestros vecinos ponen trabas a la exportación de nuestros productos. China disminuye su crecimiento. Europa sigue complicada con alto desempleo. EEUU no llega a recuperarse del todo.

Venezuela está en medio de una profunda crisis económica y política. Argentina le sigue los pasos. La OEA ya fue desactivada por las instituciones chavistas como Unasur y la CELAC,ahora se puede asesinar a los propios ciudadanos sin que nadie pueda defenderlos. Los conflictos internacionales no se arreglan, empeoran y crecen:al gobierno de Siria no le pasó nada por los genocidios, el de Corea del Norte masacra a su gente en “campos de concentración”, igual o peor que los de los nazis, Rusia invade Ucrania.

Se vienen las elecciones locales y regionales, en las que la verdad, la realidad, los hechos y los análisis, son reemplazados por la oferta barata, el escándalo y la crítica sin sustento. Recordemos cómo en diciembre del 2010 éramos un país optimista con un proceso de crecimiento más inclusivo que nunca, y entramos en una feria de críticas, para terminar en marzo del 2011, pesimistas y desconociendo nuestra propia realidad. Como dice Mario Vargas Llosa: “lo prototípico de una elección tercermundista es que en ella todo parece estar en cuestión y volver a fojas cero, desde la naturaleza misma de las instituciones hasta la política económica y las relaciones entre el poder y la sociedad. Todo puede revertirse de acuerdo al resultado electoral y, en consecuencia, el país retroceder de golpe, perdiendo de la noche a la mañana todo lo ganado a lo largo de años o seguir perseverando infinitamente en el error. Por eso, lo característico del subdesarrollo es vivir saltando, más hacia atrás que hacia delante, o en el mismo sitio, sin avanzar”.

El nuevo Primer Ministro tendrá pronto que hacer su presentación ante el Congreso de la República. Lamentablemente, los ciudadanos no escuchan esas presentaciones, y los medios rebotan, fundamentalmente, lo episódico. ¿Qué se puede hacer entonces, para que el ciudadano común tenga alguna idea sobre lo que se viene en el Perú?

En Lampadia creemos que antes de que el Primer Ministro haga su presentación oficial ante el Congreso, debiera hacer una conferencia de prensa para que todos los ciudadanos tengamos claro dos cosas: “De dónde venimos y adónde vamos”.

A continuación presentamos algunas ideas fuerza que podrían ayudar a construir ese mensaje:

En el Perú falta mucho por avanzar, pero en los últimos años hemos logrado muchas cosas, tal y como los confirman los siguientes indicadores:

  • Hemos reducido la pobreza de 58.4 en 2004 a 25.8% en 2012.
  • Hemos crecido a un promedio de 5.3% durante los últimos 15 años.
  • Hemos multiplicado el PBI per cápita por cuatro en los últimos 20 años.
  • Hemos reducido la desnutrición crónica infantil de 24.5% en 2010 a 13.5% en 2012.
  • Hemos reducido la mortalidad infantil de 43 a 17, por cada mil nacidos, entre 1996 a 2012.
  • Hemos sido el primer país en cumplir con las metas del milenio, dos años antes.
  • Hemos disminuido el riesgo país de 701 pts. (enero 1999) a 177 pts. (enero 2014).
  • Hemos batido el record de inversión, llegando al 27.6% del PBI en 2013.
  • Hemos logrado accesos privilegiados para nuestros productos al 95% de los países con los que comerciamos.
  • Hemos logrado que los ingresos del Gobierno General alcancen el 21.7% del PBI en 2012.
  • Tenemos reservas internacionales de US$ 65,000.  
  • El ahorro interno llega a US$ 47 mil millones (AFPs, reservas fiscales, etc.)
  • Entre el 2001 y 2012, se crearon 5.6 millones, un crecimiento de 112%, pasando de 40 a 60% de la PEA.
  • Se redujo la desigualdad de 0.545 en 1999 a 0.458 en 2010 (según el índice Gini).
  • Entre el 2005 y el 2011, la clase media aumento de 51% a 72%, según el Banco Mundial.
  • El mundo admira nuestros logros y lo expresa en múltiples formas.

Dado lo que viene ocurriendo en el mundo y en el Perú, debemos preguntarnos: ¿Qué podemos hacer y lograr los peruanos? ¿Se han apagado las luces de nuestra prosperidad?

Si dejamos de pelear entre nosotros, promovemos la inversión y trabajamos juntos para lograr un país inclusivo y con oportunidades para todos, podemos:

  • Seguir creciendo por encima del 5% anual
  • Seguir reduciendo la pobreza entre 2% y 3% al año
  • Podemos atraer inversión productiva y de infraestructuras
  • Podemos seguir ampliando la red de carreteras, las postas médicas y las escuelas
  • Podemos seguir invirtiendo en mejorar la educación y la salud
  • Podemos crear un millón de empleos de calidad en los dos próximos años
  • Podemos sentar las bases para lograr que el 50% de la población tenga ingresos medios y altos al 2020, como lo proyecta el banco HSBC

El Perú es un país maravilloso, lleno de oportunidades, con gente creativa y trabajadora, con los mejores recursos naturales del planeta, solo necesitamos una visión positiva de futuro y creer, que, con solo nuestro esfuerzo y buena voluntad, podemos seguir el camino de la prosperidad y el bienestar general. Lampadia para el Gabinete Cornejo




Las recetas de Obama para reducir la desigualdad

Las recetas de Obama para reducir la desigualdad

Barack Obama abordó en su presentación anual ante el Congreso el tema de la desigualdad en EEUU, planteando propuestas específicas para atacar este problema a partir de los factores que afectan la movilidad social y las oportunidades de progreso. En Lampadia consideramos útil rescatar estas ideas para mejorar la igualdad de oportunidades en el Perú. Si bien hemos disminuido la desigualdad, con el crecimiento económico de los últimos años, falta aún mucho por hacer. 

La semana pasada, Barack Obama en su discurso al Congreso colocó como un tema de Estado la creciente desigualdad que viene atravesando EEUU. Se ha generado un consenso entre las diversas fuerzas políticas sobre la necesidad de ejecutar políticas para reducir la desigualdad, pero las discrepancias surgen en la forma cómo se debería abordar este problema de manera que no se dañe el crecimiento económico y los incentivos para seguir generando riqueza. Dada la sensibilidad política y visibilidad que viene adquiriendo este tema, el presidente norteamericano presentó en el Congreso algunas propuestas para mejorar la igualdad de oportunidades y la movilidad social:

  • Ejecución de reformas educativas con especial énfasis en la educación temprana de alta calidad.
  • Mejora del acceso de los desempleados crónicos a programas de reconversión laboral y capacitación.
  • Reforma de prácticas laborales que discriminan a las mujeres.
  • Exigencia de mejora del salario mínimo de los trabajadores vinculados a contratos con el Estado (esto ha generado una gran polémica entre economistas americanos).
  • Mejorar del acceso a los sistemas de pensiones.

En efecto, como señala un reciente artículo de The Economist, en EEUU se vienen difundiendo diversos estudios que muestran que la movilidad social, entendida como la capacidad de un ciudadano nacido en un hogar pobre de salir de la pobreza al llegar a adulto, no ha cambiado mucho en los últimos 40 años. Incluso en EEUU la movilidad social sería menor que la registrada en muchos países europeos, como Dinamarca, donde un niño pobre tiene el doble de posibilidades de llegar al quintil superior de ingresos. Pero además se encuentra que la movilidad social es también variable entre regiones: la probabilidad de que un niño pobre de San José, California alcance en quintil más rico al llegar a la adultez es de 12,9% (casi como en Dinamarca); en Charlotte, Carolina del Norte, esta probabilidad es solo 4,4%. La movilidad social es mayor en lugares donde hay buenas escuelas, menor segregación (por raza o ingresos), mejor capital social y mayor participación de la comunidad, entre otros. 

En el caso peruano, lo que hemos observado es que la apertura comercial y la economía de mercado han generado empleos más productivos, mejores ingresos laborales, y un episodio de crecimiento en el que se ha llegado a una situación en la que los pobres han sido los que más se han beneficiado. Así, múltiples estudios independientes (Ver artículo Libre mercado reduce la desigualdad en el Perú) y las cifras oficiales del INEI han reportado que la desigualdad en el Perú se ha reducido junto con el crecimiento de la economía, la reducción de la pobreza y la consolidación de la clase media. Sin embargo, no debemos caer en la complacencia, pues aún hay mucho por avanzar para dar un salto cualitativo hacia un escenario de mayor igualdad de oportunidades. Las reformas que plantea Obama para los norteamericanos son perfectamente aplicables para el Perú, pues se requiere una verdadera gesta por la educación y políticas muy activas de capacitación laboral para mejorar las oportunidades y la movilización social.

Muchos economistas temen que el nivel de vida de aquellos que no están en la élite se estanque durante un largo tiempo. Justamente, las políticas específicas para reducir drásticamente la desigualdad de oportunidades, y con ello, favorecer las posibilidades de movilidad social, son las que debemos impulsar para promover una sociedad más justa sin dañar los incentivos para la generación de riqueza.

Finalmente, no debemos olvidar que la desigualdad presenta realidades diferentes en los países del norte -como en EEUU y Europa- en relación a los países del hemisferio sur. En los países emergentes, la globalización ha permitido un proceso acelerado de convergencia, el cual debe fortalecerse con políticas activas orientadas a perfeccionar el sistema educativo y la capacitación.




La desigualdad en perspectiva

La desigualdad en perspectiva

El tema de la desigualdad está nuevamente tratándose en todos los medios. Sin embargo, cuando se sigue el debate en los medios internacionales, hay que tener cuidado en distinguir la realidad de los países desarrollados de aquella de los emergentes.

Recientemente Barack Obama declaró que la desigualdad es “el mayor desafío de nuestro tiempo”, y tiene razón para la realidad de su país. La distancia entre ricos y pobres ha venido aumentando en EEUU como resultado de: 1) un desempleo que se ha mantenido al borde del 10% durante varios años; y, 2) el efecto de las mismas fuerzas de mercado que han generado un importante ascenso en los países emergentes que compiten en el mercado global de empleo. El destacado economista Tyler Cowen, en su libro Average is Over (publicado el año pasado) explica que EEUU ha entrado en una etapa de “híper-meritocracia” en la que una nueva división del trabajo generada por la revolución tecnológica, la mecanización del trabajo y las posibilidades de la tercerización en mercados internacionales ha hecho que la fuerza laboral norteamericana tenga que competir con los salarios más bajos que se pagan en India o China, o incluso con un increíble avance tecnológico que está logrando mecanizar el trabajo humano. Pero ojo que estamos hablando de una realidad muy diferente a la nuestra. Como señala John Stossel de Fox Business Network en un potente artículo sobre la desigualdad en EEUU, el 90% de los americanos ubicados debajo de la línea de pobreza posee Smartphones, televisión por cable y automóviles. De hecho, el 70% posee hasta dos automóviles.

La realidad es otra para los países emergentes abiertos a la economía global. La globalización ha permitido un proceso acelerado de convergencia entre los países en desarrollo y los países avanzados de Europa y Norteamérica. Pero lo que vemos acá es un aprovechamiento de un sector de la izquierda local para extrapolar incorrectamente el contexto de la desigualdad del hemisferio norte con el objetivo de desacreditar el modelo de desarrollo peruano, incluso afirmando con mentiras, como lo hizo el jueves 23 de enero una columnista de La República, que: “En el contexto del crecimiento económico peruano la tendencia no es diferente, amenazando la gobernanza democrática y la inclusión social”. Esta es una mentira descarada que debemos denunciar. Como hemos reportado anteriormente en el artículo “Libre mercado reduce la desigualdad en el Perú”, numerosos estudios del tema muestran que la distribución del ingreso en el Perú ha mejorado en el contexto actual de alto crecimiento económico (Lopez-Calva y Lustig– 2010, Jaramillo y Saavedra – 2011), mientras que también se encuentra  evidencia de que la desigualdad se deterioró entre 1970 y 1993, es decir, en las décadas en las que primó el modelo estatista, con controles de precios, reforma agraria y barreras proteccionistas al comercio. Pero lo más destacable es que incluso se encuentra evidencia (Ver Yamada y Castro) que en el periodo 2006-2010, los programas de transferencias como JUNTOS solo explicaron un cuarto de la mejora en la distribución, mientras que las fuerzas del mercado y el crecimiento económico generaron el 75% de la reducción de la desigualdad en el ingreso y el consumo.

Como señala Augusto Townsend en un reciente artículo publicado en El Comercio sobre el tema, EEUU ha sido históricamente un país tolerante con la desigualdad por ser congruente con el ideal de libertad del “sueño americano” y la posibilidad de progresar con el esfuerzo individual. Sin embargo, con el extenso programa de rescate del Gobierno al sistema financiero luego de la crisis del 2008 empezó a primar una percepción negativa del origen de esta desigualdad. En cambio, en el caso peruano, lo que apreciamos son grandes prejuicios anti-empresariales y la agenda ideologizada de un sector que arguye que las reformas de mercado han incrementado la desigualdad, cuando las cifras oficiales del INEI y todos los estudios independientes evidencian lo contrario.

El Perú aún tiene mucho que avanzar para reducir la única desigualdad en la que debería concentrarse el Estado: la desigualdad de oportunidades. Para ello, aún queda pendiente el impulso a una verdadera agenda de reformas basada en el perfeccionamiento de las instituciones públicas, la reducción de la brecha de infraestructuras y una gesta nacional por la Educación. El crecimiento económico impulsado por la inversión privada, la apertura comercial y la competencia han logrado reducir la desigualdad en términos económicos y sociales, logrando la convergencia de grupos que históricamente han vivido excluidos y en pobreza, pero urge aplicar las políticas adecuadas que permitirían una inclusión más agresiva. (Ver Triángulos del Futuro, acción para el desarrollo).  Lampadia




Dani Rodrik: Ideas desde Davos

Dani Rodrik: Ideas desde Davos

Dani Rodrik es un destacado economista de Princeton y Harvard, y uno de los más influyentes a nivel internacional en temas relacionados a crecimiento y desarrollo económico y reformas de Estado. En una entrevista para Perú 21 desde la sede donde se lleva a cabo el Foro Económico Mundial, Rodrik habla sobre el nuevo escenario internacional que le espera a los países emergentes para continuar la senda de crecimiento que han mostrado en los años previos, las políticas económicas de los países de América Latina, y los retos en materia de reformas institucionales. Uno de los mensajes que deja el experto es que “no existe un libro de recetas para ejecutar reformas”, ya que mejorar la gobernanza, las instituciones regulatorias, y en general el ambiente de inversiones con mejor protección a los derechos de propiedad involucra cambios difíciles y largos cuyos diseños varían de un contexto a otro. Asimismo, Rodrik señala que uno de los desafíos prioritarios de la región es reducir la informalidad a través de políticas que se adecuen a las causas que la generan.   

Leer la entrevista completa publicada en Perú 21, jueves 23 de enero de 2014




Inversión alcanza ratio record sobre el PBI en el 2013

Inversión alcanza ratio record sobre el PBI en el 2013

De acuerdo a proyecciones del FMI (Fondo Monetario Internacional) y del BCRP (Banco Central de Reserva del Perú), la participación de la inversión total sobre el PBI alcanzaría el 27.8% del PBI en el 2013, un nivel superior al que registrarían nuestros socios de la Alianza del Pacífico como Chile (25,7%), México (24,2%) y Colombia (23,7%). Brasil, que a pesar de contar con el Mundial de Fútbol, solo registraría un nivel de inversión de 19,2% de su producto. 

El alto nivel que ha alcanzado la inversión sobre el producto es una excelente noticia porque muestra la potencia de nuestra economía, lo que se refleja al considerar que del ratio mencionado, más del 80% corresponde a la inversión privada. Este elevado nivel de inversión privada se da a pesar de que durante este Gobierno se han paralizado importantes proyectos debido a: el ruido político, el inadecuado manejo de la conflictividad social y las expectativas, así como por las trabas burocráticas. De haberse realizado estos proyectos, hubieran impactado positivamente, no solo en las cifras que estamos analizando, sino también, en nuestro crecimiento futuro.

El ratio de la inversión total como proporción del PBI es un indicador muy relevante. La inversión, no solo es un componente de la demanda agregada, que dinamiza la economía en el corto plazo, sino que también impacta en la capacidad productiva aumentando la oferta de largo plazo y generando más empleo. Así por ejemplo, China ha logrado crecer a tasas que superan el 10% durante 30 años, invirtiendo inicialmente el 33% de su producto, en promedio. Posteriormente, ha sostenido tasas espectaculares de inversión llegando a niveles de 45% del PBI. De la misma forma, Chile, entre 1990 y el 2006, presentó ratios de inversión del orden del 24% de su producto, mientras que el Perú solo alcanzó 20%. El resultado fue un crecimiento anual promedio de 6.3% para Chile, mientras el Perú lo hacía a 3.4%. Desde el 2006 a la fecha, se invirtió esta relación y el Perú ha superado a Chile todos los años.

En Lampadia, hemos remarcado la conveniencia de un involucramiento directo por parte del Presidente parala facilitación y seguimiento de cinco grandes proyectos de inversión de alto impacto para el país, como son los proyectos de Conga, Tía María, el Gasoducto del Sur, la Longitudinal de la Sierra y el Túnel Trasandino. Sin duda, el liderazgo presidencial para impulsar estos cinco proyectos tendría efectos muy positivos en el resto de la administración pública, al poder identificarse trabas legales, administrativas, y dotar de un sentido de dirección, prioridades y acción de gobierno que impactarían en todoel aparato estatal.

Cabe señalar que con los datos estimados del ratio de inversión de 27.8%, lo invertido en el Perú cada año, supera los US$ 58,000 millones de dólares. La inversión pública y extranjera fue la misma, de US$ 12,000 millones de dólares cada una, por lo tanto, es evidente, que una buena parte de la inversión está formada por múltiples aportes grandes, medianas y pequeñas empresas. Nuestro potencial de inversión es mucho mayor aún y no podemos dejar que las debilidades del Estado y el inadecuado manejo de la confianza de los ciudadanos e inversionistas por parte de los líderes políticos socaven este tremendo entusiasmo de los peruanos por construir un mejor país.




¿A dónde va la política peruana?

¿A dónde va la política peruana?

“Nosotros debemos dejar que el trabajo, el conocimiento, la tecnología, la gerencia y el capital desaten su dinamismo, dejemos que todas las fuentes de riqueza se propaguen y dejemos que todo el pueblo goce, justamente, más frutos del desarrollo”. ¿Es esta la declaración de las autoridades peruanas, sobre su visión de cómo lograr el bienestar de todos los peruanos? Lamentablemente, ¡NO!

Es la declaración del Tercer Plenario del Partido Comunista Chino, de noviembre pasado: “We should let labour, knowledge, technology, management and capital unleash their dynamism, let all sources of wealth spread and let all people enjoy more fruits of development fairly”.

Así se sigue haciendo política en el país donde no importa el color de los gatos, mientras sigan comiendo ratones. Así es como la China sacó de la pobreza a 600 millones de chinos y se convirtió en una gran potencia global, llevando su PBI per cápita de menos de US$ 250 el año 1975 a US$ 9,300 (ajustados a precios de paridad) el 2012. Así es como líderes racionales, orientados al desarrollo más que a la politiquería, enfocados en lo que hace la diferencia para los pobres, dirigen e inspiran a su gente.

Para los críticos que descuentan los avances económicos chinos por su sistema político, tomen nota que la reforma china acaba de liberar la formación de ´Organizaciones Sociales´ (ONG?) y plantear un sistema judicial separado del control administrativo del Estado, también avanzan en el frente político.

¿Qué pasa en el Perú?- ¿En que andamos?

Hace pocos días, cuando despedimos el año 2013 dijimos Se acabó la canasta de errores. Ahora solo queda hacerla bien. Lamentablemente, parece que la canasta tiene doble fondo, pues para cerrar el año, el Presidente Humala profundizó su ataque a la inversión privada, esta vez en relación a los medios de comunicación. No se quiere entender que la operación Correo-El Comercio fue una acción defensiva de la familia Agois, ante un ataque desleal y traicionero por parte de Mohme, que no se hubiera avergonzado de “concentrar” medios en provincias.

Qué lástima que la política peruana no asuma, de una vez por todas, el juego del desarrollo. Gobierno y oposición andan en lo mismo, los juegos de poder. Ya se acercan las elecciones regionales, locales y nacionales, y como van las cosas es muy probable que sigamos en la trampa política electorera, caracterizada por Vargas Llosa como: “lo prototípico de una elección tercermundista es que en ella todo parece estar en cuestión y volver a fojas cero, desde la naturaleza misma de las instituciones hasta la política económica y las relaciones entre el poder y la sociedad. Todo puede revertirse de acuerdo al resultado electoral y, en consecuencia, el país retroceder de golpe, perdiendo de la noche a la mañana todo lo ganado a lo largo de años o seguir perseverando infinitamente en el error. Por eso, lo característico del subdesarrollo es vivir saltando, más hacia atrás que hacia delante, o en el mismo sitio, sin avanzar”.

Cómo dicen los chinos, no importa el color del gato, o cómo podríamos decir nosotros, no importa si la orientación de la política es de derecha o de izquierda, siempre y cuando, esté orientada al desarrollo integral, en lo económico, social e institucional, y que busque ser duradero y sostenible.

Las políticas públicas orientadas a estimular la creación de riqueza, como lo manda el artículo 59 de nuestra Constitución, pueden ser más o menos orientadas a lo económico o lo social, de inspiración derechista o izquierdista, con mayor o menor inversión en los temas sociales, pero no deben desalentar la inversión privada, principal responsable del crecimiento de la economía, a su vez, fuente de la propia creación de riqueza. Ver 90-90-90, las medidas del Perú.

Esto se puede ilustrar con una ´curva normal´, que en su área central concentra una probabilidad de ocurrencia de 68%. Esto mismo podría aplicarse a la política peruana, que sin importar el color, tendría altas probabilidades de éxito si se concentra en generar desarrollo. De lo contrario, si se pierde el foco, y se descuidan los lineamientos de una buena gobernanza, las probabilidades de lograr el bienestar general disminuyen sustancialmente.

Nuestros gobernantes y líderes políticos tienen importantes responsabilidades que cumplir, es hora de ponerse a tono, el Perú no puede desperdiciar su gran oportunidad de desarrollo y bienestar para todos.




Un plan de desarrollo productivo es más que un plan industrial

Un plan de desarrollo productivo es más que un plan industrial

Cuando se habla de políticas para industrializar un país, se transita sobre una delgada línea que separa ideas que podrían catapultar el desarrollo duradero, de aquellas ideas trasnochadas que nos llevaron a décadas de atraso productivo (60’s, 70’s y 80’s). La semana pasada, en el marco de la XV Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), llevado a cabo en Lima, el Presidente Humala declaró que es un objetivo nacional el fortalecimiento del desarrollo industrial, y adelantó algunos elementos que tomará en cuenta el Plan Nacional de Desarrollo Industrial que será publicado próximamente.

El primer elemento adelantado por Humala, es la eliminación de trabas que generan obstáculos a la inversión. Para ello propone la creación de un Observatorio de Obstáculos, el cual servirá para desburocratizarprocedimientos y dar rápida solución a la “tramitología” que desincentiva la ejecución de inversiones. El segundo eje señalado por el mandatario es la interconexión de las regiones con los mercados a través de inversiones en infraestructuras. El tercer punto es la atracción de inversión extranjera, y el cuarto eje gira en torno a recuperar técnicas productivas ancestrales para incluir a las regiones menos favorecidas.

Ronald Hartwell, uno de los más prestigiosos historiadores económicos -conocido por sus trabajos sobre el proceso  de industrialización inglés-, señalaba que la acumulación de capital es una de las características esenciales de los procesos de industrialización. En esta línea, una de las claves para estimular de forma inteligente una alta tasa de formación de capital en los sectores donde tenemos ventajas (ante el insuficiente ahorro interno), es a través de la atracción de la inversión extrajera. La plataforma de los TLC y acuerdos de integración económica que el Perú viene profundizando, como el Acuerdo Trans-Pacífico de Integración Económica , brindan el marco jurídico adecuado para incentivar la llegada de capitales de largo plazo en todos los sectores productivos. Esta estrategia ha sido seguida, por ejemplo, por Costa Rica, que ha podido consolidarse como un importante exportadorde piezas y partes de computadoras, al atraer inversión en sectores de alto valor agregado, lo que a su vez ha generado externalidades en la sociedad, al conseguir transferencia tecnológica, apertura de institutos técnicos y mejoras en la educación de la población.

Por otro lado, la competitividad de cualquier industria o actividad productiva puede ser potenciada perfeccionando los encadenamientos verticales y horizontales, referidos a la articulación con el sector primario -donde tenemos muchas ventajas- y el acceso a los llamados “insumos complementarios”, referidos a las infraestructuras necesarias para disponer de energía y conectar de manera económica las actividades productivas. De esta forma, se empezaría a  viabilizar el establecimiento de industrias complementarias.

El Perú cuenta con claras ventajas para generar industrias sostenibles en torno a la minería, el sector forestal, la transformación petroquímica, la pesca, las agroindustrias, la energía y el turismo. Un plan industrial moderno debería ser enfocado como un “Plan de Desarrollo Productivo”, pensado sobre la base de los limitantes al crecimiento regional, y dirigido a alcanzar el potencial productivo de los sectores donde tenemos ventajas. Esto llevaría por ejemplo, a la creación de un cluster de producción maderera de alto valor agregado en Pucallpa, una industria metal mecánica para el desarrollo minero y pesquero, la transformación de nuestros desiertos costeros en vergeles de agroexportación en base a la regulación de nuestros recursos acuíferos y, en el futuro, en base a la desalinización. Más productos turísticos como Kuelap, Chavín y Choquequirao, o los especializados en aves, vivencial y otros. Asimismo debemos promover las inversiones de las empresas chinas cuya cartera asciende a US$ 12 mil millones en sectores extractivos y la atracción de capitales para la creación de un complejo petroquímico, que ponga en valor nuestro recurso gasífero.

En el pasado, la política de industrialización ha sido sinónimo de medidas orientadas a la protección del aparato manufacturero desconectado de los sectores primarios, encareciendo las importaciones y cerrando la economía. Esta industrialización artificial venía impulsada por subsidios y beneficios tributarios que no solo no tenían el efecto esperado, sino que además beneficiaban únicamente a unos pocos privilegiados a costa de los ciudadanos (consumidores) y la competitividad de nuestra economía.  En contraste con esto, la experiencia ha enseñado que una política industrial moderna debe buscar aumentar la competitividad mirando al mundo, sin elegir grupos “ganadores” ex-ante e incentivando de forma inteligente la acumulación de capital en torno a los sectores con mayor potencial. 




Los errores de Francisco Durand

Los errores de Francisco Durand

En un reciente artículo en el diario La República, el sociólogo Francisco Durand le da con todo al modelo económico, desinformando mediáticamente y sin mostrar evidencias que respalden sus afirmaciones. La primera gran falacia que anuncia es que el modelo “nos hace vulnerables a un shock externo negativo: caída de los términos de intercambio y salida de capitales”.  Habría que explicarle al señor Durand que la agencia Moody’s, al distinguir entre los componentes asociados a la “exposición externa” de aquellos que denotan “resistencia”, considera que  el Perú tiene, junto a Chile, el nivel más bajo de vulnerabilidad en la región. En efecto, el modelo económico nos ha permitido acumular un impresionante nivel de reservas internacionales (US$ 67 mil millones, lo que representa 32% del PBI), las cuales cubren 7 veces la deuda externa pública y privada de corto plazo y respalda el 97% del total de las obligaciones del sector privado con las instituciones financieras.

Seguidamente, Durand confunde conceptos e infiere incorrectamente que el modelo “crea poco empleo formal por ser intensivo en capital, lo que favorece la informalidad”. De acuerdo a cifras del MINTRA, en la última década la PEA ha crecido 28%, mientras que el empleo adecuado ha aumentado en el mismo periodo en 96%, y el subempleo se redujo en 20%.  Esto significa que ya son 10 millones de peruanos los que tienen empleo adecuado, 4.8 millones más que hace una década. Estas cifras son el resultado del crecimiento de la economía peruana sustentado en el actual modelo, que en el mismo periodo, creció de $57 mil millones de dólares a $203 mil millones. Cabe recordar que los  sectores intensivos en capital son generalmente los que mejores trabajos ofrecen, y el aumento del empleo en la economía se debe a los encadenamientos de los sectores que jalan inversiones en el resto de la economía. Por otro lado, Durand pretende confundir al mezclar el fenómeno de la informalidad como una consecuencia de esto: la informalidad es consecuencia de la ineficiencia del Estado y el sistema político (no del modelo) para poder representar los intereses del mundo emergente, y eliminar los pesados sobrecostos que representan todas las gollerías laborales, beneficios e indemnizaciones que defiende la CGTP y Mario Huamán, al margen de los intereses y capacidades de la avalancha de nuestros empresarios emergentes.  

Los siguientes dos errores de Durand se refieren a que el modelo “privilegia la propiedad privada y dentro de ella  a la gran empresa”, y “favorece la concentración  económica  y tiende al abuso de la posición de dominio de mercado”. ¿Puede considerarse una falla del modelo que se privilegie la propiedad privada? ¿O es más bien una virtud, en cuanto permite capitalizar la fuerza y creatividad de  los ciudadanos, y generar incentivos para crear riqueza? Durand tiene que actualizarse un poco más sobre el rumbo que está tomando el mundo y las reformas pro mercado y propiedad privada que está emprendiendo el Partido Comunista chino, el más grande del planeta. Igualmente es falaz argumentar que el modelo económico es pro “concentración económica” y pro “abuso de posición de dominio”, ya que la economía de mercado endógenamente atrae capitales a aquellas actividades con mayor retorno, fomentando la competencia. Así, la apertura comercial, a diferencia del modelo de sustitución de importaciones de los 60’, 70’ y 80’ elimina los privilegios internos de unos pocos menguando la concentración industrial, y con ello fomenta la competitividad y brinda una mayor oferta de bienes y servicios -a mejor calidad y precio- a 30 millones de consumidores, que forman el Perú.

Nuestro autor también menciona que el modelo “reprimariza la economía en torno a la minería, la actividad extractiva más destructiva”. Eso es falso, ya que el modelo no tiene esta propiedad. El Perú ha sido bendecido con recursos naturales, que a buena hora los podemos aprovechar, ya que es la forma más rápida de salir del subdesarrollo. No obstante, ¿cómo va a ser destructiva la minería, si las provincias que tienen una mayor influencia minera registran los menores índices de desnutrición crónica infantil, y de acuerdo a la valuación Censal de Estudiantes (ECE) de Segundo Grado 2012, esas mismas zonas mineras también tienen los más altos rendimientos de aprendizaje escolar? Ver El reto de los economistas peruanos ante el bicentenario.

Otra perla de Durand es su afirmación, de que  “la “competitividad” se basa en salarios bajos (cholo barato)”. Esto también es falso, ya que en los años en los que la economía estuvo cerrada a las inversiones, el ingreso rural crecía solo 1.4% al año. Es a partir de 1994, un año después del cambio constitucional que respalda nuestro actual modelo, que los ingresos rurales empiezan a crecer a una tasa de 7.2% cada año. Ciertamente nuestra competitividad aún no está basada en el conocimiento y la innovación, pero no se puede negar que la productividad total de factores (PTF) tuvo un crecimiento record durante la última década, alcanzando un promedio anual de 3%, el más alto de los últimos 60 años.

Invitamos a Francisco Durand a visitar nuestra publicación de Las cifras de la Prosperidad, y a debatir con los economistas de este portal. Lampadia




¡Surge un empresariado con vocación nacional!

¡Surge un empresariado con vocación nacional!

La primera jornada del CADE 2013 ratifica la reconfortante noticia acerca de que, como parte de nuestro crecimiento económico y desarrollo, ha surgido una clase empresarial que comienza a formular un proyecto de país en el mediano y largo plazo. En la historia del Perú del siglo XX siempre solíamos hablar de la precariedad de la democracia, la economía y de la ausencia de una conciencia empresarial. Hoy avanzamos hacia el cuarto proceso electoral ininterrumpido, sostenemos dos décadas de economía de mercado, crecimiento y reducción de la pobreza y, sin temor a equivocarnos, ya podemos hablar de la emergencia de una clase empresarial que se ha propuesto no solo invertir sin temores sino también de pensar el país y proponer políticas para una relación fructífera entre el Estado y los empresarios.

Uno de los aspectos más relevantes de la primera jornada del CADE fue la presentación de Carlos Rodríguez Pastor, CEO de Intercorp, una de las empresas líderes del actual crecimiento peruano que al cierre de este año facturará US$ 4 mil millones, atiende a más de ocho millones de clientes y emplea a 50 mil trabajadores. La exposición de Rodríguez Pastor estuvo centrada en la receta que le ha permitido a Intercorp convertirse en una de las empresas más grandes e innovadoras del país: valores, visión, la calidad de la gente, audacia en la innovación y la ejecución de los proyectos. Los ingredientes de la receta de Rodríguez Pastor no serían posibles sin un espíritu que el exitoso empresario lo resumió citando la experiencia de Walt Disney, quien realizó sus sueños mediante los siguientes pasos: Sueña, cree, atrévete y hazlo.

Otro de los aspectos interesante de esta primera jornada del CADE fue la reflexión de los empresarios sobre la reciente historia del país. Se repasaron los años sesenta, se describieron las tragedias de los setentas con las estatizaciones velasquistas, se narraron las hecatombes de los  ochenta y la dolorosa recuperación de los noventa. Finalmente, todos celebraron el camino de la prosperidad que se consolidó a partir del 2000. La conclusión de esta revisión histórica fue que  los estatismos y los socialismos son ideas y propuestas que pertenecen al pasado y que terminaron hundiendo al país hasta las reformas de los noventa.

En síntesis las noticias de esta primera jornada del CADE 2013 nos confirman  que ya podemos empezar a hablar de una clase empresarial  que se propone una visión integradora del país, que no solo piensa en el presente sino que sufre el mediano y largo plazo. La historia y las teorías sociológicas nos señalan que cuando surge un empresariado con conciencia nacional la estabilidad de la democracia y la economía de mercado se fortalecen considerablemente.