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Cuidado con los alcahuetes

Cuidado con los alcahuetes

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

El alcahuete en el amor es el que “facilita una relación amorosa, generalmente ilícita”.  La alcahuetería en la política es la que “ayuda o sirve para encubrir”. Es la que “encubre u oculta algo”.

En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, ya aparecieron varios que quieren ayudar a ocultar el lado oscuro del postulante recién aparecido. Hay que cuidarnos de ellos.

En el afán de encubrir y de ocultar, nos vienen diciendo algunas de estas cosas:

  • “Perú Libre y Pedro Castillo son la expresión de las grandes mayorías, de los peruanos olvidados”, cuando este movimiento sólo ha obtenido 2,7 millones de votos de los 25,2 millones de electores que hay en el Perú, es decir apenas el 10.7% del padrón electoral. Sólo el 8.18% de la población nacional.
  • “La derecha está terruqueando a Perú Libre”, cuando las informaciones periodísticas ya dan cuenta que por lo menos 4 de los congresistas electos de ese partido han tenido vínculos con el terrorismo, el último de ellos el camarada Parionita, Alfredo Pariona Sinche, acusado de pertenecer a SL y de planear el crimen del alcalde de Huancayo.
  • “Pedro Castillo respetará las instituciones y será un demócrata”, para esconder que ya anunció la desarticulación del Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, la creación de una Asamblea Constituyente paralela al Congreso y que su plan de gobierno contempla tirar al tacho de basura la Constitución, el principal freno a cualquier dictador.
  • “Esta elección es un referéndum contra la corrupción fujimorista”, ocultando que el dueño de Perú Libre Vladimir Cerrón está sentenciado de manera definitiva por actos de corrupción y que sus dos hermanos, Valdemar y Fritz Cerrón están investigados por Lavado de Activos.
  • Un importante medio de comunicación que sobrevive de la jugosa publicidad estatal nos dice que “es falso que los congresistas de Perú Libre han estado presos por terrorismo”, para admitir a renglón seguido y en letra chica que “sólo han estado investigados por terrorismo”.
  • “Castillo respetará la libertad de prensa y expresión” cuando está escrito, en su plan de gobierno, que la libertad de expresión esta subordinada a los objetivos políticos de la revolución y sus congresistas electas ya amenazan con sacar del aire a periodistas incómodos.

Ya los estamos viendo en medios de comunicación, en las radios, en las redes, en la política, en la publicidad, en las empresas, en los gremios, en los puestos de periódico.

También veremos a otros alcahuetear con su silencio o poniéndose de costado, la peor alcahuetería. Esa que cree que nadie la percibe y que te deja bien parado cuando todo pasa. Esa alcahuetería de algunos candidatos presidenciales que antes de encausar el voto que los respaldo están buscando asegurar sus negocios, canjear favores o buscar puestos previamente.

También veremos cándidas alcahueterías de quienes creen, como mi candidato Hernando de Soto, que su talla mundial puede hacer cambiar de criterio al peón de Vladimir Cerrón y convertirlo en libremercadista después de entonar los himnos de Sendero Luminoso. La candidez y el ego demasiado grande también se pueden convertir en otra forma, tal vez indirecta y más tonta, de alcahuetería.

Están en todas las clases sociales. En los sectores populares, en las clases medias, en las clases altas y en todas las profesiones, ocupaciones y negocios.

La alcahuetería, normalmente alienta relaciones ilícitas, como la que quieren gestar entre Pedro Castillo y una ciudadanía engañada o cegada por su odio al fujimorismo. Es hora de llamarlos por su nombre y tener mucho cuidado con quienes serán los alcahuetes de la destrucción de nuestra Nación. No serán indignados, ni dignos, serán solamente alcahuetes. Lampadia




¿Sorprendidos con Hernando?

¿Sorprendidos con Hernando?

Fernando Rospigliosi
CONTROVERSIAS
Para Lampadia

Hernando de Soto (HdS) ha recibido una oleada de críticas por su postura presuntamente equidistante de los candidatos que pasaron a la segunda vuelta, y porque ha manifestado que conversó con Pedro Castillo para atenuar sus posiciones radicales y atraerlo a una postura más centrista.

En realidad, a nadie ha debido sorprender lo que ha dicho. En varias oportunidades, antes de ser candidato, él había declarado que había que conversar con partidarios de Sendero Luminoso para tratar de acercarse al sector de la población que supuestamente representan.

Durante la campaña incorporó a Jorge Paredes Terry, un individuo de conocida trayectoria extremista, cercano al Movadef -que es el Sendero Luminoso de Abimael Guzmán con otro nombre-, al antaurismo y cuanto movimiento radical aparezca en el escenario.

Y cuando recibió críticas por hacer participar a Paredes, lo defendió ardorosamente. Hasta el final.

No hay motivo para sorpresa entonces. Ahora Hernando está tratando de hacer lo que siempre ha preconizado.

Algunos lo critican porque, según dicen, con su candidatura impidió que Rafael López Aliaga (RLA) pasara a la segunda vuelta y le ganara a Castillo. Son especulaciones sin fundamento.

No hay ninguna evidencia que si HdS no postulaba esos votos fueran a RLA, sobre todo teniendo en cuenta lo volátil e imprevisible que es el electorado. Tampoco que en caso que fuera así, RLA hubiera tenido más posibilidades que Keiko Fujimori. Nadie lo sabe.

En suma, no hay ninguna sorpresa y no tiene sentido seguir lamentándose sobre lo supuestamente pudo ser y no fue.

El asunto central con Castillo es que él no se va a moderar si es que llega al Gobierno. La gente que lo rodea y muchos de los que han entrado al Congreso son del Movadef o cercanos, y del grupo de Vladimir Cerrón, que es una suerte de representante de los cubanos y venezolanos, de la llamada Coordinadora Bolivariana que integraban las FARC de Colombia, el MRTA, etc. Es decir, los grupos más radicales, que propugnaban o practicaron el terrorismo y que ahora, cuando fueron derrotados, buscan los mismos objetivos por la vía electoral.

Es decir, Castillo no es Ollanta Humala, que trabajaba con los brasileros, interesados en hacer grandes negocios y no en desestabilizar el país y provocar una revolución. Y por gente como Siomi Lerner, un empresario izquierdista, pero empresario al fin.

Por último, el mensaje de Castillo es realmente destructivo, revolucionario y antidemocrático. Mucha gente que lo escucha y lo sigue lo cree. Quiere cerrar el Congreso y el Tribunal Constitucional, convocar una Asamblea Constituyente, liquidar una serie de instituciones como la Defensoría, la ATU, etc. Si él triunfa le van a exigir eso de inmediato y se va a generar una situación caótica.

Un ejemplo es lo que ocurrió en la huelga magisterial de 2017. El Gobierno les hizo muchas concesiones, pero su entorno y sus seguidores no transaban con nada, siempre querían más y, cuando se abría alguna posibilidad de conciliación, lo acusaban de traidor y vendido.

No hay que equivocarse, entonces. Si gana lo que viene será un enfrentamiento que fácilmente derivará en violencia y caos. Lampadia




Castillo amenaza capturar el gas de Camisea

Castillo amenaza capturar el gas de Camisea

¿Cuál sería el impacto de la nacionalización del yacimiento gasífero?

El proyecto de Camisea ha generado beneficios inmensos al Perú en sus 16 años de operación:

  • US$ 100,000 millones en ahorros para la economía, sobre todo por menores costos de energía industrial y residencial
  • US$ 10,450 millones en regalías
  • S/ 25,000 millones en canos
  • 1.5% de PBI adicional cada año

El Cusco se ha beneficiado de manera muy importante. Por ejemplo, su crecimiento promedio entre el 2001 y el 2009, según el siguiente gráfico fue de 7.6% anual.

Claramente superior que el promedio nacional de 6.0%, e incluso mejor que el de India, Chile y el resto del mundo. Un crecimiento de nivel chino, que promedió 10.8% en el mismo período.

Sin embargo, la narrativa de las retrógradas izquierdas peruanas no ha dejado de torcer la realidad y sembrar todo tipo de trampas populistas para frenar la inversión en el país.

Evidentemente, la propuesta de Castillo de tomar Camisea causaría inmensos daños a todo el Perú, y especialmente a los más pobres, como siempre hacen los regímenes socialistas. 

Con estas eventuales acciones habría que ajustar el lema de Castillo, de:

No más pobres en un país rico, a
Más pobres en un país pobre

Lampadia

Juan Saldarriaga
El Comercio
26 de abril de 2021
Glosado por
Lampadia

Expertos en hidrocarburos analizan las consecuencias de una eventual expropiación de los recursos de gas y la instauración de un modelo de explotación calcado del boliviano.

El candidato Pedro Castillo se propone’ recuperar’ para los peruanos los recursos de gas de Camisea, en el entendido que su explotación no deja al país los beneficios que debería (Foto: EFE)

La noticia más llamativa de los últimos días ha sido el deslinde del aspirante presidencial Pedro Castillo con el ideario de su agrupación política (Perú Libre), el cual propugna cambiar la Constitución y ‘capturar’ los principales yacimientos mineros y de hidrocarburos, como el de Camisea, al cual dedica especial atención.

Y es que la nacionalización del gas cusqueño, en el imaginario de Perú Libre, permitiría triplicar el presupuesto para el sector educación, convirtiendo dicho recurso “en el pan de la educación peruana”.

En vez de eso, Castillo propuso la semana pasada “no ir más allá” en la nacionalización de Camisea si el consorcio liderado por Pluspetrol acepta destinar toda su producción al mercado interno y mostrar su conformidad “con el planteamiento de que el 70% queda para el país y el 30% se la lleva”.

Esto es, una ‘vuelta de tuerca’ a la supuesta expoliación de los recursos de gas por parte del Consorcio Camisea, una noción distorsionada por cuanto éste ya deja el 50% de sus ganancias en el país a través del pago del Impuesto a la Renta (30% de la utilidad bruta) y regalías (37, 24% del valor de la producción),. según expertos consultados por Día1.

ONDA NACIONALISTA

Pocas personas conocen que los lotes 88 y 56 de Camisea pagan las regalías gasíferas más elevadas de la selva peruana. Con este dinero Cusco ha recibido S/1 millón al día desde el 2005 y ahora recibe US$1 millón diario”, apunta Gustavo Navarro, socio director de Gas Energy.

Gonzalo Chávez, economista de la Universidad Católica Boliviana, apunta que la repetición constante de cifras erróneas por parte de un “líder que se victimiza” y que achaca los males de un país a las trasnacionales constituye “la receta perfecta para nacionalizar los recursos minero-energéticos”.

El candidato presidencial Pedro Castillo ha detallado que su gobierno nacionalizará los recursos de petróleo y gas pero que no los administrará directamente, sino que los entregará a “empresas privadas peruanas”. (Foto: Violeta Ayasta / GEC)

Ejemplo de ello es lo acaecido en Bolivia a inicios del prolongado gobierno de Evo Morales (2006-2019), un acontecimiento que brinda muchas luces sobre lo que podría suceder en el Perú.

Se decía antes de la nacionalización del gas que el 82% de las riquezas se iba con los extranjeros y que sólo el 18% se quedaba en el país. Pero cuando uno examinaba el conjunto del government take veía que la proporción era de 55% a 45%. Jamás hubo la expoliación que se pregonaba”, comenta Chávez.

A entender del economista, es muy difícil desmontar propagandas como esta, profundamente enraizadas en el inconsciente colectivo de muchos latinoamericanos.

Pero, ¿qué implicancias tendría su aplicación en el Perú?

EL COSTO DE EXPROPIAR

Fuentes del Ejecutivo citadas por el diario Gestión estiman que una eventual nacionalización de Camisea motivaría una demanda internacional de US$7 mil millones, fundamentadas en las inversiones efectuadas por el Consorcio Camisea desde el 2000.

Esta no sería, sin embargo, la única manera de estimar una indemnización. Otra forma, según el ex viceministro de energía Luis Espinoza, consiste en analizar el flujo futuro de ganancias por la venta de gas natural y, sobre todo, de líquidos de gas natural, hasta el término del contrato de Camisea (2040-2044).

Esta ecuación arrojaría un valor nominal de más de US$26 mil millones y un valor presente de más de US$13 mil millones, asumiendo precios corrientes para el gas y el petróleo.

Una cifra monstruosa”, declara Espinoza.

Sea cual fuere el caso, el exministro de energía y minas Carlos Herrera Descalzi considera que la nacionalización de Camisea sería un mejor negocio para el consorcio liderado por Pluspetrol que para el Perú, debido al alto costo de la expropiación y al menor beneficio que el país podría obtener de un yacimiento con reservas declinantes tras 20 años de explotación continua.

Hoy, Camisea tiene la mitad de los recursos que tenía cuando el contrato se firmó hace 21 años, sobre todo, en líquidos de gas natural (materia prima del gas licuado) que es lo que sostiene al consorcio”, anota.

Por esta razón, Herrera enfatiza que una eventual expropiación de Camisea dejaría al Perú en un trance parecido al que nos dejó Juan Velasco Alvarado cuando nacionalizó La Brea y Pariñas en 1969: ahorcados y endeudados.

Las reservas de gas natural y líquidos de Camisea se han reducido dramáticamente en los últimos años tras sucesivos fracasos exploratorios por parte del Consorcio Camisea.

IMPACTO PROFUNDO

El costo de la expropiación no es, sin embargo, el único impacto que se debe considerar en un escenario de nacionalización. Uno no menor es el riesgo de desabastecimiento de gas natural y gas licuado, como consecuencia de la pérdida de conocimiento “en cómo operar eficientemente los pozos con los más altos estándares internacionales”, apuntan fuentes del sector gasífero.

Según un reciente estudio de Macroconsult, la puesta en marcha de Camisea ha generado ahorros para el país por US$100 mil millones, particularmente, en generación de energía eléctrica debido a la sustitución del diesel, combustible más caro y contaminante que el gas natural.

Otro punto en contra es la pérdida de credibilidad del país frente a futuros inversionistas en gas, petróleo y, sobre todo, minería.

Las inversiones en hidrocarburos no son muchas, pero jalan a otras. Si el Perú no respeta este sector, existe el riesgo de que tampoco respete al resto. Los inversionistas lo ven así. En este escenario sus inversiones se van a ahuyentar”, refiere Espinoza.

El gobierno podría verse tentado a creer, sin embargo, que ha vuelto a recuperar la riqueza de todos los peruanos y que lo que vendrá será una maravilla, si sigue los pasos del modelo gasífero boliviano.

No obstante, estaría obviando una evidencia poco conocida en el Perú, y es que la nacionalización de los recursos de hidrocarburos en Bolivia tuvo muy poco o nada que ver con el auge del gas en el país altiplánico.

LAMENTO BOLIVIANO

De acuerdo a Gonzalo Chávez, la nacionalización del gas boliviano tuvo un efecto más político que efectivo, pero se le atribuyen todas las virtudes.

Lo cierto es que Evo Morales se sacó la lotería cuando entró al gobierno porque encontró un precio del petróleo en alza y una nueva ley de hidrcarburos (promulgada anteriormente) que fue la que motivó la captura de una mayor renta gasífera. La nacionalización no tuvo nada que ver”, remarca el economista.

Bolivia experimentó un auge gasífero sin precedentes en 2008-2014, basado en el elevado precio del petróleo. Hoy el modelo boliviano está en crisis, al extremo que podría tener verse obligado a importar gas desde el 2029. (AFP / RONALDO SCHEMIDT).

Prueba de ello es que el modelo boliviano ha colapsado desde el desplome del precio del crudo en el 2014, al extremo de que su producción de gas ha entrado en “declinación profunda” y sus ductos “se están quedando vacíos”, añade Álvaro Ríos, ex ministro de hidrocarburos de Bolivia.

Bolivia, en efecto, ha pasado de una situación fabulosa en 2008-2014 a una muy preocupante, en la que tiene que importar todos los derivados del petróleo que consume debido a la nula exploración por parte del Estado, propietario de los recursos de hidrocarburos.

“Si no hay un cambio en el modelo, Bolivia también va a necesitar importar gas en el 2029 o 2030”, advierte Ríos.

¿Cuál es la alternativa, entonces, a la nacionalización Camisea? El mismo Pedro Castillo lo ha adelantado, cuando indica que renegociará los contratos del consorcio liderado por Pluspetrol.

Al respecto, los especialistas en hidrocarburos concuerdan en señalar que es posible implementar nuevas reglas, pero sin atentar contra la competitividad de las empresas y el sector hidrocarburos.

MASIFICACIÓN DEL GAS

Por ejemplo, Luis Espinoza señala que se puede empezar a negociar el precio del gas natural para que sea “un poco más bajo”, lo cual no sería difícil de conseguir porque el gas seco no es la médula del negocio para el Consorcio Camisea, como sí lo son los líquidos de gas (mejor cotizados).

El volumen de gas natural necesario para la masificación en hogares y comercios es muy pequeño, pero aún así se necesitan redes de ductos regionales e interregionales para poder transportarlo.

Por el contrario, advierte que el precio del gas licuado, debe seguir guiándose por el mercado, salvo que el gobierno acceda a devolverlo al Fondo de Estabilización de los Precios de los Combustibles, como demanda la Asociación de Plantas Envasadoras de Gas Licuado (ASEEG).

El desafío mayor, sin embargo, es cómo masificar el gas natural en el Cusco y el interior del Perú, una aspiración que no se podrá plasmar reencausando el gas que se exporta hacia el consumo interno, como propone Pedro Castillo.

Si el gas natural no es exportado, señala Gustavo Navarro, se quedará en Lima o en Camisea, porque no existe forma de transportarlo hacia el Cusco u otras regiones debido a la falta de gasoductos (sólo hay dos, que conectan Camisea con Lima e Ica, respectivamente).

Esta ausencia de infraestructura, y de un fuerte mercado de consumo en la sierra, obliga al Consorcio Camisea a reinyectar el 12% de su producción de gas natural.

De allí la importancia de reemprender el desarrollo del gasoducto surperuano (SIT-Gas), pensado para llevar el gas natural a las urbes más pobladas del Ande.

La alternativa a este proyecto es la masificación del gas mediante gasoductos virtuales (camiones) una opción que ha demostrado ser poco exitosa debido a sus elevados costos logísticos y de transporte, como lo demuestra la quiebra de Naturgy, concesionario del gas para el sur del Perú, y las dificultades de Quavii en la concesión norte.

No se puede masificar el gas natural con camiones. Para eso se necesitan gasoductos”, sostiene Álvaro Ríos.

La penetración del uso del gas natural es muy grande en Lima pero escasa en las regiones, una situación que alimenta las contradicciones entre la capital y el resto del país. Lampadia




“Nacionalizar” la minería anulará toda inversión minera

“Nacionalizar” la minería anulará toda inversión minera

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Al día subsiguiente de la primera vuelta, el candidato Pedro Castillo declaró: “En el marco de una nueva constitución, rescatemos los recursos estratégicos del Perú. Que el gas de Camisea sea para los peruanos. Hay que nacionalizar el gas de Camisea, el oro, la plata, el uranio, el cobre, el litio que acaba de entregarse a otros países, tiene que ser para los peruanos.”

Quizá consciente de que solo una tercera parte de la población quisiera cambiar el modelo económico (ver última encuesta de IEP), el candidato Pedro Castillo intentó luego moderar su discurso en RPP el viernes último. Explicó que “hay que saber distinguir” entre nacionalización y estatización. “Lo primero lo que tenemos que hacer es revisar los contratos con las grandes empresas transnacionales. Agotaremos todo tipo de diálogo, …y, de no ser así, es el pueblo el que tiene que tomar la decisión correcta”.

¿Cuál es la decisión correcta que tomaría el pueblo? ¿Cómo la tomaría? Quién tomaría la decisión es él, convertido en pueblo. Y consistiría en “volver los recursos a su nación”, y el Estado convocaría “a la empresa privada nacional para que nuestros empresarios nacionales hagan ese esfuerzo y generen no solamente riqueza, sino empleo…”.

Es decir, si las transnacionales no aceptan las nuevas condiciones, las empresas pasarían a manos de empresarios nacionales. Es lo que se entiende. ¿El Estado expropiaría esas empresas para regalarlas a empresarios nacionales? Eso sería patrimonialismo puro, apropiación privada de bienes públicos. Un delito. Los empresarios peruanos tendrían que comprarlas, o pagar el justiprecio. ¿Qué empresario nacional podría pagar una inversión que cuesta varios miles de millones de dólares?

Evidentemente esas empresas quedarían en manos del Estado. Serían estatizadas, cumpliendo lo establecido en el plan de gobierno de Perú Libre, que contempla estatizar el gas y todas las empresas mineras, y otras.

Cabría la posibilidad, sin embargo, según lo explicado por Castillo, que su gobierno llegue a un acuerdo con las empresas mineras y transnacionales. ¿En qué consistiría? No lo explicó. Podría ser la fórmula boliviana: las empresas ya no son propietarias del mineral que extraen, sino que solo dan el servicio de extraerlos, y luego deben comprárselo al Estado un precio alto establecido. Es el modelo boliviano de nacionalización del gas, que le trajo efectivamente más ingresos fiscales a Bolivia, pero a costa de anular la inversión en exploración, con la consecuencia de que las reservas de gas se están agotando y ahora el déficit fiscal se eleva.

Es la resaca luego de la borrachera. La de siempre. Lo mismo pasaría acá. El Estado tendría más ingresos, pero ya no habrá más inversión minera. El enorme potencial que tenemos, multiplicado por un precio creciente del cobre, que podría ser la gran palanca de nuestro desarrollo e industrialización, se echa por la borda.

Castillo ha señalado en otra ocasión que esas empresas solo dejan el 30% de sus utilidades en el Perú y que debería ser al revés: deberían dejar el 70% o más. El efecto sería exactamente el mismo. Más ingresos en el corto plazo a cambio de mayor pobreza después, porque no habría más inversión.

En efecto. Castillo no toma en cuenta que lo del 30% no es cierto. Las empresas mineras aportan como mínimo el 47% de sus utilidades. Pues al impuesto a la renta que pagan esas empresas, que es el mismo que para toda la economía -29.5%-, se suman las Regalías Mineras, el Impuesto Especial a la Minería (IEM) y el Gravamen Especial a la Minería (GEM). El hecho es que en el Perú las empresas mineras pagan más impuestos a las utilidades que todos los países competidores mineros, como podemos ver en el siguiente gráfico:

De hecho, las empresas mineras en el Perú pagan bastante más que el promedio de otros países y bastante más que en Chile, que es nuestro competidor directo. Es obvio que, si subimos aún más la tributación, y peor aún si la llevamos a 70% u 90%, como se ha mencionado, sencillamente no se producirá ninguna inversión minera más. Dejaríamos de lado el gran recurso que tenemos para convertirnos en un país desarrollado. Sería criminal. Lampadia




¿Se suicidarán los peruanos?

¿Se suicidarán los peruanos?

Castillo se ha creído el cuento del socialismo del siglo XXI. Es un sindicalista radical, castrista y chavista

El candidato a la Presidencia de Perú por el partido Perú Libre, Pedro Castillo. (EFE/Sebastián Castañeda/Archivo)

CARLOS ALBERTO MONTANER
14YMEDIO.com
Miami
Abril 24, 2021

Las dos encuestas nacionales hechas en Perú dan ganador a Pedro Castillo frente a Keiko Fujimori. La última le concede una ventaja de 16 puntos. Es verdad que falta un mes y medio para el balotaje, que será el 6 de junio, y que hay un 40% de indecisos, pero cumplo con mi deber de avisarles a los peruanos que cometerán un suicidio colectivo si instalan en la Casa de Gobierno a Pedro Castillo.

Les hice la misma advertencia a los venezolanos en 1998 con respecto a Hugo Chávez, pero se rieron de mí. “Ya está este agorero cubano anunciando una catástrofe”, decían. Y la catástrofe sucedió, como cuentan los casi seis millones de venezolanos que han tenido que huir de su país para alimentarse.

Castillo es un maestro que monta a caballo. Hasta ahí no hay nada que objetar. Muchos maestros montan a caballo en Perú, especialmente en las zonas rurales. El problema es de otra índole. Castillo se ha creído el cuento del socialismo del siglo XXI. Es un sindicalista radical que adquirió cierta fama acaudillando algunas huelgas en el magisterio. Es castrista y chavista. Como nació en 1969, Castillo no conoció el horror del precursor de ese engendro en Perú, el general Juan Velasco Alvarado, que entró en 1968 como una tromba en el Palacio de Pizarro.

Juan Velasco Alvarado, un militar nacionalista, dio un golpe contra el Gobierno democrático del arquitecto Fernando Belaúnde Terry. Estableció una dictadura populista de izquierda, demostrando que no hace falta ser marxista para equivocarse de plano. Su pretexto para el golpe era que había desaparecido la página 11 del convenio entre el Estado peruano y una compañía extranjera que le debía cierta cantidad de dinero en un pleito que se eternizaba.

No obstante, como estableció Jaime Althaus, un periodista y antropólogo peruano excepcional, la verdad era que Velasco, como tantos militares, le tenía un odio feroz al APRA y todas las encuestas le daban la victoria a ese partido. El general arribó al poder para hacer la mítica revolución. Nacionalizó el petróleo, la pesca, la minería, casi toda la banca, y los servicios públicos, hizo una demagógica reforma agraria e impidió que Víctor Raúl Haya de la Torre fuera presidente de Perú. Era, como queda dicho, profundamente antiaprista.

Velasco duró hasta 1975, cuando otro general, Francisco Morales Bermúdez, invocando la “verdadera revolución marxista” le dio otro golpe, pero se aconsejó, restauró el mercado y las libertades, y en las elecciones de 1980 Belaúnde regresó al poder. Sin embargo, no fue hasta los años noventa cuando Perú volvió a crecer, gracias a la política económica de Alberto Fujimori, parcialmente robada al programa de Mario Vargas Llosa, aunque sin el talante liberal y el respeto a la ley que el novelista pensaba imprimirle a su Gobierno.

Afortunadamente para el Perú, todos los gobernantes que siguieron a la dictadura de Fujimori –Valentín Paniagua, Alejandro Toledo, el segundo Alan García (el primero fue un desastre), Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, incluso Francisco Sagasti, quien fundamentalmente ha tenido que lidiar con la pandemia– han continuado las directrices liberales promercado que dejó trazadas Fujimori, lo que explica el éxito relativo de la economía peruana.

Todo eso sería destruido en un Gobierno de Pedro Castillo, de la misma manera que Hugo Chávez y Nicolás Maduro hicieron añicos la pujante economía venezolana, o los Castro hundieron la economía cubana logrando el contra milagro de desbaratar la producción azucarera, al extremo de que hoy el agro genera lo mismo que producía en 1894, cuando la Isla tenía un millón de habitantes y no estaba electrificada. Así será diezmada la producción peruana.

La manera de evitarlo es votar por Keiko Fujimori. Vale la pena ver y escuchar los argumentos de Mario y Álvaro Vargas Llosa, dado que ambos apoyaron a Ollanta Humala y a Kuczynski cuando previamente se enfrentaron a Keiko. En democracia uno no siempre elige al aliado o al adversario. Abstenerse o votar en blanco es sufragar por quien está a la cabeza de las elecciones. Es cierta la complicidad de Alberto Fujimori con la corrupción y los crímenes de su asesor, Vladimiro Montesinos, o el charco de corrupción en el que chapotean casi todos los políticos peruanos, pero eso está en el pasado y de lo que se trata es de salvar el futuro. Ojalá los peruanos no se suiciden en masa. Lampadia




El pensamiento Cerrón contra el Perú

El pensamiento Cerrón contra el Perú

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Pensar que la disputa para la segunda vuelta es entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori es un error. Pensar que se trata de una disputa entre izquierda y derecha, es también una aproximación limitada a la contienda.

Basta ver dos sitios del partido Perú Libre para advertir que el líder, fundador, ideólogo y secretario general de ese partido no es el profesor Castillo, sino Vladimir Cerrón Rojas:

http://perulibre.pe/

La foto, la imagen, la mística, el verbo, las ideas, la nostalgia no son del profesor Castillo, son las de Cerrón. Que Castillo se suba a los hombros de Nicolás Lucar en radio Exitosa, como lo hacía Hugo Blanco años atrás, para decir que él es el que gobernará y no Cerrón, es una broma más en nuestra política local que se cae a pedazos al compararla con la iconografía del partido que pretende tomar el poder. Que Castillo, aconsejado por la misma prensa que sostuvo a Vizcarra ahora nos quiera decir que no hará lo que Cerrón ha escrito es también otro embuste del que la política peruana ya está acostumbrada. Los limeños dicen “papelito manda”. Los quechuahablantes decimos “quillqan riman”:  Castillo no puede borrar ante la prensa que lo apapacha lo que su mentor ya ha escrito.

Por ello, esta disputa debe ser vista en su verdadera dimensión y salvo que Castillo se aparte de Perú Libre y reniegue de sus propios dichos, la misma debe ser analizada en función del pensamiento Cerrón.

¿Cual es el pensamiento Cerrón?

El pensamiento Cerrón es el de la abolición de la propiedad privada o grupal para ser sustituida por la propiedad social. El pensamiento Cerrón es el de la “economía popular con mercados en sustitución de la economía social de mercado”. El pensamiento Cerrón es el de la nacionalización de las actividades económicas. El pensamiento Cerrón es el del control de la prensa a través de una “ley de regulación de los medios de comunicación”, entre otras perlas.

Este pensamiento va más allá de Vladimir Cerrón Rojas, el médico educado en Cuba que lidera el partido Perú Libre. Va hasta su padre. Jaime Cerrón Palomino, el docente universitario secuestrado el 8 de junio de 1990 y posteriormente asesinado. Para unos un filósofo de izquierda con alto compromiso social. Para otros un docente filo senderista asesinado por la represión para militar del Comando Rodrigo Franco y para otros, una víctima de las disputas entre Sendero y el MRTA.

No es casual que el “pensamiento del maestro Jaime Cerrón Palomino” cierre el ideario del Partido Perú Libre.

“Una legítima historia del desenvolvimiento de las ideas en el Perú no debe presentar su contenido al margen de la lucha ideológica que opera no solo en los claustros universitarios, sino también en los senos de los partidos políticos, sindicatos, municipios y organizaciones sociales diversas”

La iconografía que no podemos dejar de advertir si queremos entender esta disputa tiene dos componentes: “pensamiento” y “maestro”. Unos elementos que ya hemos visto presentes en el accionar del senderismo en los 80s con fatales consecuencias para nuestro país.

Castillo, el “maestro”, es la pieza que hace falta para enmascarar “el pensamiento” en un rostro potable, digerible, amigable, que no traduzca otras razones. Es aún más funcional si ese “pensamiento” se disimula, atempera o destiñe en segunda vuelta para engañar a muchos.

Lo cierto es que como bien dice Jaime Cerrón Palomino, no podemos estar “al margen de la lucha ideológica que opera” en esta segunda vuelta electoral como en los 80s.  Solo se trata de tomar partido. O estamos del lado del pensamiento Cerrón o estamos del lado del Perú.

Yo ya escogí. Estoy del lado del Perú. Y tú, ¿qué esperas?

¿Que el cine, después de unas décadas te cuente cuáles fueron las razones por las cuales un pensamiento destruyó una Nación ante la indolencia de sus ciudadanos que votaban por cualquier cosa menos por lo que importa? Lampadia




El camino recorrido de los perdedores

El camino recorrido de los perdedores

Alejandra Benavides
Para Lampadia

En la segunda vuelta electoral, la pregunta que debemos hacernos es una muy simple, ¿qué país aspiramos ser? En base a esa reflexión, la decisión resulta muy fácil. Votar por Castillo atenta contra todo principio que compone una democracia liberal, reduciendo al hombre a un ser sometido a los antojos de una élite que decide todo por él, que lo anula y que no lo reconoce como un individuo.

De acuerdo al plan de gobierno de Perú Libre y las declaraciones de Pedro Castillo y Vladimir Cerrón, líder del partido, el camino al que nos quisieran llevar es al de Venezuela, Argentina o Bolivia de hoy. Añoran el protagonismo del Estado en todos los aspectos de la economía y la sociedad, tienen total irrespeto a la propiedad privada y desdén por las instituciones – en forma y fondo y consideran la libertad de expresión como un obstáculo a sus pretensiones. Sorprende que a estas alturas del sigo 21, con la información objetiva que conocemos, existan quienes aspiran ser como los países más empobrecidos y reducidos de todo el mundo.

En 1960, Venezuela y Argentina tenían un PBI per cápita de alrededor de US$1,000 (dólares corrientes) – el doble que países como Chile y Singapur en ese mismo año, mientras que Korea del Sur tenía un PBI per cápita inclusive menor al de Perú. Sin embargo, Chile, Singapur y Korea del Sur se embarcaron en un proceso de modernización, apertura de mercado e inversión para mejorar educación, salud e infraestructura. Al 2014 (último año en que Venezuela tiene indicadores para el Banco Mundial y fallecimiento de Hugo Chávez), Chile tiene un PBI per cápita similar al de Argentina y Venezuela, el PBI de Singapur es 4 veces el de Venezuela y el de Korea del Sur es casi 3 veces el de Argentina. Al 2020, Venezuela tiene una pobreza monetaria de 96% – es decir, casi todos sus habitantes son pobres, y Argentina, una pobreza monetaria de alrededor de 40%, mientras que Chile tiene 10% de pobreza – cercana a la de EEUU. En el caso de Bolivia, la pobreza alcanza 39% – que si bien se ha reducido en las últimas décadas a paso lento, el PBI per cápita del país vecino es de los más bajos del mundo, menor que el de Costa de Marfil y Azerbaijan, a pesar de tener importantes recursos naturales. Asimismo, Evo Morales ha solventado sus políticas populistas con el incremento de deuda pública y uso indiscriminado de reservas. Ante una decreciente inversión privada, el modelo de Bolivia resulta insostenible.  

No necesitamos una bola mágica para ver lo que sería un futuro con Castillo y Cerrón (y el Foro de Sao Paulo) a la cabeza. No necesitamos “conocer las propuestas”, como muchos opinólogos dicen, pues si bien es bueno conocerlas y entenderlas en el contexto del plan de gobierno, más importante es entender cuáles son los ideales del candidato, su cosmovisión del mundo. Por lo tanto, preguntémonos si queremos ser Venezuela-Argentina-Bolivia, o si queremos ser, en un futuro, como Chile-Korea del Sur-Singapur. Lampadia

Referencias

https://www.reuters.com/article/venezuela-poverty/venezuela-poverty-rate-surges-amid-economic-collapse-inflation-study-idINL1N2EE1MG

https://www.nbcnews.com/news/latino/argentina-nearly-half-poverty-coronavirus-deepens-economic-crisis-n1241704

https://www.worldbank.org/en/country/bolivia/overview

https://www.americaeconomia.com/economia-mercados/finanzas/deuda-externa-de-bolivia-llega-su-maximo-historico

https://data.worldbank.org/indicator/NY.GDP.PCAP.PP.CD?end=2019&locations=VE-PE-AR-CL-SG-KR&most_recent_year_desc=false&start=1990&year=1980




A propósito de los resultados y la disputa en segunda vuelta

A propósito de los resultados y la disputa en segunda vuelta

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Los peruanos que no votan y los que votan en blanco o nulo, siguen siendo la mayoría en las elecciones desde el año 2006.[i] Esta elección no ha sido la excepción. 10´267,763 peruanos han preferido no votar, votar en blanco o viciar su voto. Esta cifra representa el 42.32% del número de electores hábiles[ii].

Dicho de otro modo, solo 13´991,767 peruanos han votado por alguno de los candidatos. Esta cifra contrastada con la población nacional representa apenas el 39.39% de la misma. Es como decir que sólo 4 de cada 10 peruanos han elegido a algún candidato. Un nivel de representatividad MUY BAJO.

Poniendo en este contexto los números de la elección del 11 de abril, veamos a los 8 primeros:

En base a estas cifras, los que pasen a la segunda vuelta no son en rigor, ni el primer, ni el segundo grupo más votado. Mucho menos se puede decir que quien ganó la elección representa a la “gran mayoría de los peruanos” como algunos despistados ya están afirmando sin rigor, ni data. Pedro Castillo y Keiko Fujimori son el tercero y el cuarto grupo y sus votos, sumados, no superan a los peruanos ausentes, que representan de lejos la primera mayoría de este país.

Otras evidencias de esta elección son:

  • En los 8 primeros lugares no figura ninguno de los candidatos del establishment caviar que nos gobierna. Ni el Partido Morado del presidente Sagasti, ni Somos Perú del ex presidente Vizcarra, ni Victoria Nacional, la candidatura ensamblada por sus aliados mediáticos. Todos ellos juntos obtuvieron 1´334,497 votos, es decir el 5.5% de los electores hábiles. El elector finalmente sanciona el mal gobierno.[iii]
  • La candidata oficial del chavismo (hay que reconocer que no advertimos que Maduro estaba apostando a dos caballos en esta carrera) se encogió a su mínima expresión. De haber obtenido 2’874,940 votos el 2016, redujo su participación a 1´099,747, es decir al 38%. Desteñirse, pasar por la peluquería, pintarse los labios y reconocer que Maduro es un dictador corrupto no le sirvió. Perdió el voto duro de la izquierda y no sedujo al voto de centro.
  • Los partidos orgánicos de izquierda (Perú Libre, JPP, FA, P. Nacionalista y UPP) han obtenido 4´160,059 votos. Si le agregamos los votos de AP ahora tan tirada a la izquierda, podríamos decir que la izquierda en su conjunto ha obtenido 5´433,768 votos, el 22.40% de los electores hábiles. Sin AP, lejos de crecer, se han reducido.
  • La derecha orgánica por su parte (FP, RN, Avanza Pais y el PPC) ha obtenido 5´402,368 votos. Si, siguiendo la misma lógica le agregamos los votos de PODEMOS o los de APP, dos agrupaciones populistas cuyos líderes juegan para la derecha en muchos casos, podemos colegir que la derecha en su conjunto llegaría a 7´032,019, el 28.98% de los electores hábiles.

Sin embargo, la conclusión más importante que se puede extraer de esta elección es que ni PEDRO CASTILLO, ni KEIKO FUJIMORI han recibido un mandato mayoritario y abrumador que les permita atribuirse el derecho de refundar nuestro país o girar nuestra economía en 180 grados. CASTILLO tiene el 11.02 % de los electores hábiles y FUJIMORI 7.7%. Ambos, juntos, no representan ni el 20% de los votantes. Mal pueden entonces creer, sobre todo el primero, que de pronto se convirtió en Adán y puede comenzar el mundo de nuevo. Eso le pueden decir sus aliados desde los penales, pero no es lo que el Perú ha dicho.

El Perú ha puesto el epitafio en la tumba política del grupo caviar que nos gobierna, pero no ha otorgado licencia para destruir nuestro país. Ninguno de los que pase a segunda vuelta tiene el mandato, ni la patente de corso para reinventar el país. Si cree eso se equivoca. Salvo los números, lo demás es ilusión y los números nos muestran que la disputa se dará entre dos grupos minoritarios a quienes les toca atraer al peruano que no vota, al que vota en blanco o al que vicia su voto y para ello, el radicalismo no sirve.

No estamos entonces ante el cuento de las grandes mayorías que han hablado como algunos analistas dicen. Estamos ante la historia de dos grupos políticos minoritarios que deberán convocar, con amplitud de criterio, con vocación democrática y sin sectarismos, primero a sus sectores afines, luego al elector de centro, pero sobretodo, al peruano ausente.

[i]  Ver: La Irrepresentatividad política no es cosa de juego. Lampadia 24.01.20 y El cuento de las grandes mayorías. Lampadia 06.11.20

[ii] Esta cifra que llamamos el Índice de Irrepresentatividad política proviene de los resultados electorales de la ONPE al 16.04.21, a las 7:20 am, pudiendo variar por efecto de los votos faltantes de computar o las impugnaciones. Sin embargo, cualquier variación no alterará las tendencias que se analizan en este artículo.

[iii] Escapa de este análisis el alto voto preferencial de Martin Vizcarra como congresista.