1

El futuro ya llegó y el Perú debe alcanzarlo

El futuro ya llegó y el Perú debe alcanzarlo

Los vertiginosos avances en la tecnología están cambiando al mundo (ver en Lampadia: El poder democratizador de las nuevas tecnologías). Han mejorado la calidad de vida y llevado a las nuevas generaciones a la “globalización social” (ver en Lampadia: Generación Y: ¿Aliado o enemigo?) más allá de la globalización económica, la cual ha tenido algunos traspiés desde la última crisis financiera. Fruto de la revolución de telecomunicaciones, vivimos en el mundo más conectado y dinámico que jamás haya existido. Un mundo en el que se vive actualmente una “tercera revolución industrial” con la impresión 3D, y en el que se vaticinan cambios aún más significativos en la próxima década. 

Las comunicaciones

El avance de la tecnología ha desplazado las antiguas líneas de comunicación. África, el continente más pobre, es el más beneficiado; con la telefonía celular pueden comunicarse sin tener que tender miles de kilómetros de redes de cobre que no habría forma de financiar.

La telefonía fija pierde relevancia: en el Perú, por ejemplo, habían 3 millones de líneas fijas y más de 30 millones de líneas celulares a marzo 2014, según OSIPTEL. Esto ha permitido mejorar el nivel de vida de toda la población, especialmente en los lugares más alejados (ver en Lampadia: Impacto de telefonía móvil en zonas rurales redujo pobreza en ocho puntos).

Ahora, los teléfonos ya no son suficientes para estar “conectado”: también se necesita acceso a Internet. Gracias a los nuevos avances se prevé que accedan a los lugares más alejados, ya sea con iniciativas como los globos aerostáticos de Google o proyectos similares de Facebook (ver en Lampadia: “En 2020 Internet será gratis en el mundo”), con lo que podemos esperar un nuevo salto global en la calidad de vida de toda la humanidad.

La manufactura

Las impresoras 3D son responsables de lo que se empieza a llamar una “Tercera Revolución Industrial” (ver en Lampadia: La tercera revolución industrial). Esta revolución se sustentará en la manufactura individualizada de piezas y componentes que permitirá la reindustrialización de los países desarrollados que, junto con la disponibilidad de shale gas (energía barata en EEUU, por ejemplo) propiciará una nueva ola productiva. Esto no implica que los únicos beneficiados sean los países desarrollados. Los países emergentes también podrían aprovechar esta nueva y democratizadora tecnología. China, por ejemplo, está imprimiendo asientos personalizados para sus astronautas (Ver en Lampadia De aparatos dentales a asientos de astronautas).

En Estados Unidos conseguir una impresora 3D es tan sencillo como ir a un retailer de bienes para el hogar. Si bien estas son versiones “residenciales” con capacidades limitadas, es una muestra de que esta tecnología ya está llegando a las masas.

Por ahora las impresiones 3D hacen mayormente partes y piezas especializadas, así como prototipos, pero ya están produciendo artículos finales para el consumidor. Como los “Normals”, audífonos hechos a la medida con solo unas fotos de las orejas del cliente y que se comercializan a US$ 199 con plazos de entrega de 48 horas. De acuerdo a Kenneth Wong, analista de Citigroup Inc. en San Francisco, se espera que el mercado de consumidores de impresiones 3D llegue a US$ 600 millones en el 2017 (de US$ 70 a US$ 80 millones del 2013).

Eventualmente, llegaremos a un punto en que un zapatero de Comas, con una inversión de US$ 1,500, podría crear diseños individualizados para cada uno de sus clientes, basado en imágenes escaneadas de sus pies. De esta forma, podría ofrecer productos únicos, como zapatillas para hacer ejercicio o para paseo, a la medida, en tiempo casi inmediato, y con delivery a los clientes de mejores ingresos.

El futuro

Si bien esta es la “Era del conocimiento”, gracias a la facilidad de acceso a información con el internet, el futuro plantea una realidad más allá de cualquier paradigma actual. Nicholas Negroponte, prominente científico del MIT,  afirmó  que “hemos consumido mucha información a través de nuestra vista, y ese puede ser un canal muy ineficiente. Entonces, mi predicción es que vamos a ingerir la información. Vas a tomar una pastilla y saber inglés. Vas a tomar una pastilla y saber de Shakespeare”, comentó en una charla por los 30 años de las Conferencias TED, en la que además pasó revista a anteriores predicciones suyas que terminaron por cumplirse.

Contar con mayor acceso a la información solo hace más necesario que el Perú cambie su sistema educativo, para dejar de ser esclavo de los pizarrones y la memorística, pero además de la regimentación estatal. Lamentablemente, el Perú está yendo en la dirección contraria, luego de promulgarse de la nueva ley universitaria. Los alumnos necesitan poder procesar la información y convertirla en conocimiento. Mantenerse en esa “educación por memorización y no por razonamiento”  impone una inaceptable desventaja a los peruanos. Si además, no reformamos la educación escolar, seguiremos incapacitando a nuestros niños (ver en Lampadia: La reforma que no se quiere enfrentar).

Además, de estos cambios impresionantes, también tenemos la predicciones que recoge El Comercio de la publicación “The World in 2025, 10 predictions of innovation” (El mundo en el 2025, 10 predicciones sobre innovación) de la empresa Thomson – Reuters:

  • La ingeniería genética permitirá tratar la demencia, prevenir la diabetes, reducir los efectos colaterales de la medicina y monitorear la salud de las personas con análisis de ADN desde su nacimiento.
  • a energía solar será la principal fuente de energía del mundo, y los vehículos serán casi totalmente eléctricos gracias a nuevas baterías.
  • Los envases de derivados del petróleo serán reemplazados por los envases biodegradablesde la celulosa. 
  • La interconexión digital será exponencialmente mayor: desde los artefactos más pequeños hasta los continentes mismos se conectarán digitalmente con internet.
  • Se harán las primeras pruebas de teletransportación cuántica.

El futuro es inevitable y exigirá nuevas cosas de nosotros. Atrás deben quedar las pizarras y la memorización, los sistemas únicos y uniformes de educación, las regulaciones burocráticas de  permisos ex ante. Dependerá de nosotros si nos quedamos relegados, o avanzamos como miembros plenos de la sociedad del conocimiento, dándole valor agregado a la información gracias al razonamiento. Lampadia