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Dios perdona el pecado, pero no el escándalo

Dios perdona el pecado, pero no el escándalo

Es curioso como el escándalo de Odebrecht y Lava Jato, va transitando, en la política y medios peruanos, a la expresión de maniobras empresariales en pro de lucro desmedido.

¿Dónde quedó la estrategia de penetración imperialista del Partido de los Trabajadores, de la izquierda brasileña, dirigida por Lula, con la complicidad del chavismo venezolano, el castrismo cubano, y la careta del Foro de Sao Paulo?

Fuente: clarin.com

Lo que, es más, los ‘pecados’ de las constructoras brasileñas, devienen en ‘escándalos’, precisamente por la mano negra de la peor política, la de la manipulación de la vida de países vecinos, mediante el instrumento de empresas brasileñas corruptas, y la alianza con las izquierdas locales, que siempre guardaron mayor fidelidad a sus modelos extranjeros, llámense Stalin, Mao, Fidel, Chávez o Lula; que, a sus compatriotas, o a los pobres que dicen defender, pero solo son sus caretas de carbón.

¿Cómo serían las cosas en el Perú, si se tratara de un imperialista yanqui y sus empresas constructoras? ¿Hacia donde apuntarían las baterías de los políticos y de los periodistas? Con toda seguridad, el tema sería combatido como una vulgar y prepotente maniobra del imperialismo. No olvidemos la falsa moral del doble estándar.

Volviendo a la diferencia entre ‘pecados’ y ‘escándalos’, no podemos obviar un comentario sobre la tolerancia de los países europeos a los ‘pecados’. Recordemos que hasta hace unos pocos lustros, en Europa, particularmente en Alemania, las coimas pagadas por empresas alemanas en países sub-desarrollados, como el Perú, eran reconocidas como gasto deducible de las declaraciones de impuestos. O sea, el gobierno alemán, absorbía parte de los costos de la corrupción de sus empresas, en actividades normalmente dirigidas a la venta de bienes y servicios, contratos de obras, etc.

Las mismas actividades que desarrollaban las empresas brasileñas en el Perú. Las que seguramente, cuando recién llegaron al país, como en el caso de Odebrecht, que empezó sus servicios en 1979 en el proyecto de Charcani V, en Arequipa, andaban ‘en pecado, pero no en escándalo’.

Por supuesto, que tolerar el pecado, es un escándalo en sí mismo; razón por la cual los países europeos desterraron semejante práctica. Además, si uno quiere evitar el escándalo debe rechazar el pecado, que por más pequeño que pueda ser, trae las mismas consecuencias que expresa la figura del ‘síndrome de la ventana rota’, que invita a romper otra y luego todas.

Sin embargo, cuando se trata de analizar un fenómeno como el de Odebrecht y Lava Jato, no se puede dejar de señalar el origen y motivaciones del mismo. En este caso, en nuestra opinión, los ‘pecados’ de las constructoras brasileñas evolucionan al nivel de ‘escándalo’ por la intervención política de las izquierdas latinoamericanas.

Por ejemplo, cuando Marcelo Odebrecht dice que la práctica era aportar a todos los candidatos de sus países vecinos, esta solo se puede entender desde la perspectiva del ‘escándalo’, pues según las (malas) prácticas, mediante ‘pecados’, se podía allanar el camino de los contratos de la constructora con los ganadores políticos. ¿Para que invertir recursos que en un gran porcentaje no tendrían injerencia en sus negocios, sino era por instrucciones del ‘gran padrino’ de las izquierdas latinoamericanas, como parte de su desquiciado plan de penetración imperialista?

Pongamos pues las cosas en su lugar. El Perú ha sido víctima de una maniobra política de penetración extranjera, mediante las acciones de brazos empresariales. Desde esta perspectiva, ¿cómo debemos reaccionar y actuar? Lampadia

            




The wind beneath my wings

EDITORIAL DE LAMPADIA

La figura del viento se usa muchas veces para explicar los ciclos de la economía. El viento a favor impulsa el crecimiento y el viento en contra lo detiene. Pero hay otra forma de ver la figura del viento que, para un país pequeño como el Perú, es una figura más importante, una menos coyuntural: ‘el viento debajo de mis alas’1. En esta figura el viento se ve como el sustento en el que se despliegan las alas para volar. O crecer a buen ritmo, si hablamos de la economía.

¿Cuál es ese viento? – Pues el comercio internacional, los flujos de inversión extranjera, la globalización. Sin ellos, un país tan pequeño como el nuestro solo podría crecer lentamente, a un ritmo insuficiente para remontar las brechas sociales y económicas que nos lastran y lejos de poder dar el impulso que necesitamos para emparejarnos con los países más ricos y evitar así que nuestros pobres se alejen para siempre del nuevo mundo que trae la ‘cuarta revolución industrial’.

Fuente: www.meditaldia.com

Como hemos dicho mil veces en Lampadia, lamentablemente nuestras izquierdas siguen sin entender esas ecuaciones básicas y siempre se han opuesto al comercio internacional, la inversión extranjera y la globalización. Lo que es más, han llegado al extremo de ponerse una camisa de fuerza para que ninguno de ellos se escape del despropósito: todos ellos abogan oficialmente por el llamado pos-extractivismo. (Ver: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento).

Este postulado ideológico, formulado por un uruguayo, plantea que los peruanos optemos por una economía de sustento, de sobrevivencia, por producir lo mínimo posible de todo. Un crimen anti-pobre y anti-peruano, pues justamente nuestro país se caracteriza por tener todos los recursos posibles para que seamos un país rico, para no tener pobres. Ya hemos ejemplificado este crimen analizando la aplicación de este planteamiento en el sector agrícola, por el cual, increíblemente, todas las izquierdas, los supuestos luchadores por los pobres, pretenden ‘condenar a nuestros campesinos a la pobreza eterna’. Ver: Agroexportación: Una industria de clase mundial.

Hace algunos días hemos requerido a esas izquierdas que renuncien al pos-extractivismo, pero: no se oye padre. Mutis por  el foro. Todos ellos prefieren seguir agazapados detrás de esas murallas construidas con ‘las ideas muertas’, como las califica Moisés Naím.

Pero volvamos al ‘viento debajo de nuestras alas’. Para salir de la pobreza tenemos que crear riqueza. ¿De donde la sacamos? ¿Podemos inventarla solos? ¿Aislados del mundo? ¡Pues debemos decir categóricamente que no!

La riqueza nos está esperando en el crecimiento de la economía. Nos está esperando en los bolsillos de los que más tienen en el mundo. La integración de la economía peruana a los mercados globales es una suerte de sifón que extrae recursos de los más ricos para proveerlos a los pobres, nosotros, todos los peruanos. El crecimiento que solo puede acelerarse volcando nuestros recursos hacia el exterior, genera empleo y excedentes productivos en todos los sectores de la economía y para el Estado. Repetimos, sin ellos, sin esos recursos, estaríamos condenados a arrastrarnos en una pobreza innecesaria, injusta e inmoral. Pues teniendo todo para generar riqueza, no hacerlo es inmoral.

Este análisis es incontrastable. No hay otro camino para el bienestar general. Por ello nos llama la atención la falta de ambición del gobierno de PPK, que no atina a llamarnos a desarrollar una gesta por el crecimiento, que no sale a las calles y plazas a explicar a los ciudadanos las ecuaciones de la creación de riqueza, que no alienta aún las grandes inversiones en todos los sectores.

Por ahora el gobierno plantea que nuestro PBI crezca 5% anual, cuando podemos desatar una revolución productiva que nos lleve a crecer 7 a 8% por año. Cuando podemos terminar de desarrollar nuestros proyectos mineros, energéticos y forestales además, por supuesto de las infraestructuras, las agro-exportaciones y el turismo, entre otros.

Por ejemplo, el ministro de Energía y Minas sigue disculpándose de tener una mayor pro actividad en los supuestamente bajos precios de los metales, pero la verdad es que el Perú es competitivo con los precios actuales y, solo el crecimiento de la China de 6% equivale a más de tres veces el PBI anual del Perú. ¿Por qué no atinamos a invitar a los mayores operadores globales del sector forestal de Finlandia, Noruega, Canadá y Nueva Zelanda a invertir en el país? Solo en la sierra tenemos 7´000,000 de hectáreas deforestadas. Solo en el sector forestal podríamos lograr algo parecido al boom de inversiones mineras que arrancó en los años 90 y movió las agujas de nuestro crecimiento de manera tan importante. Nuestro potencial forestal permite que lleguemos a exportar entre 30 y 40,000 millones de dólares anuales (cinco veces las de Chile).

¿Qué estamos esperando para emprender ‘la gesta del crecimiento y el bienestar general’?

Por supuesto, crecer no es lo único que debemos hacer. También debemos ver la mejor y más rápida manera de traer a nuestros pobres a la economía de mercado. También tenemos que hacer una revolución educativa y llevar los servicios del Estado a todos los peruanos. Para ello tenemos que hacer reformas y mejorar nuestras instituciones. Por ello, ante tan grande tarea y, después de haber prácticamente perdido cinco años, no tenemos tiempo que perder.

No podemos perder el período de gracia del nuevo gobierno sin movilizar las voluntades de todos los peruanos por la gran gesta del crecimiento, la madre de nuestra riqueza y la fuente del empleo digno para todos.

Pero ahora se cierne otro peligro sobre nosotros, la torpe ola anti-globalización y anti-comercio-internacional que se está desatando en el mundo de los países más ricos. El corte del ‘viento debajo de nuestras alas’ que es la base para crear riqueza en los países emergentes. Ver en LampadiaLa trampa anti globalización¿El fin de la globalización?El sándwich que amenaza a los países emergentes.

No nos dejemos engañar, la globalización, el comercio internacional y los flujos de inversión extranjera son los que permitieron la mayor disminución histórica de la pobreza y la desigualdad en los países emergentes durante las últimas décadas.

Conclusión y Propuestas

  • Exijamos a nuestras izquierdas que renuncien al pos-extractivismo y a las ‘ideas muertas’.
  • Apoyemos al gobierno para que sea más ambicioso y asuma un rol más pro activo por el crecimiento.
  • Enarbolemos la bandera del libre-comercio y la globalización y aprovechemos la próxima reunión de APEC en el Perú para generar una reacción global por mantener ‘el viento debajo de nuestras alas’, las de todos los países emergentes.

Lampadia 

1 El viento debajo de mis alas, “The wind beneath my wings”. Canción escrita en 1982 por Jeff Silbar y Larry Henley, popularizada por Bette Midler.




Más sobre el debate de la Reforma Política

Más sobre el debate de la Reforma Política

La siguiente entrevista forma parte de nuestra biblioteca virtual: Estado del Siglo XXI.

“No es necesario crear un Senado, y sí es bueno dividir Lima en distritos electorales mas pequeños”

Martín Tanaka, politicólogo

Entrevista de Jaime de Althaus

Para Lampadia

P. ¿Cuál es tu opinión acerca de las propuestas de reforma política formuladas por Lampadia? (Ver: Empecemos a debatir la Reforma Política).

R. Antes de empezar, quiero mencionar que fui parte del equipo que elaboró la propuesta de reforma institucional presentada por la Asociación Civil Transparencia, que puede verse en: http://www.transparencia.org.pe/documentos/propuestas_de_reforma_institucional.pdf.

Varias de las propuestas de Lampadia coinciden con la propuesta de Transparencia, que suscribo; otras no son parte de esa propuesta, con algunos estoy de acuerdo y con otras no. Pero más allá de esto, me parece importante contar con un diagnóstico claro de cuáles son los problemas más importantes y urgentes, cuáles serían los mejores caminos para enfrentarlos, y que al mismo tiempo puedan contar con el consenso necesario para ser implementadas. Sin una mirada integral, corremos el riesgo de tener nuevamente una falsa reforma política como la que tuvimos al final del Congreso anterior.

P. ¿Respecto de la propuesta de crear un  Senado con funciones solo revisoras, y elegido en distrito único nacional mientras no se integren regiones propiamente dichas?

R. No me es evidente cuál es el problema que se pretende resolver con el Senado, y deberíamos tenerlo claro antes de embarcarnos en su reinstauración: ¿Mejorar la representación con una lógica de elección diferente a la departamental? ¿Hacer más exigente el proceso legislativo, con otra instancia revisora? ¿Aumentar el número de legisladores? ¿Atribuir funciones específicas a una instancia electa con una lógica diferente a la departamental? El asunto es que estos problemas se pueden solucionar con medidas que no pasan por la creación de un Senado.

Si se quiere que los proyectos de ley tengan un mejor proceso de maduración, con lo que estoy de acuerdo, podríamos ser más exigentes con el proceso legislativo: más transparencia en comisiones, en la determinación de sus agendas y las del pleno, más consulta con la sociedad civil; doble votación en el pleno sin excepciones, etc. Si se quiere elegir representantes útiles que no tienen cabida en un esquema departamental, con lo que también estoy de acuerdo, podríamos elegir un grupo adicional de congresistas por lista, para acercar más la votación congresal a la proporcionalidad, como sucede en Alemania; o podríamos simplemente elegir un grupo adicional en lista única, independientemente del criterio de proporcionalidad, que también me parecería bien. El asunto es que ninguna de estas cosas requiere necesariamente de un Senado, como es evidente en la propuesta de un congreso unicameral de 150 miembros, con 30 electos en circunscripción nacional.

En el fondo, tenemos que, sin hacer otras reformas, el Senado podría ser más de lo mismo que hemos visto en los últimos años. Preferiría por ello empezar por fortalecer los partidos, y terminar con el Senado.

P. La idea central de un Senado elegido en distrito único o en macroregiones sería limitar el poder de un congreso unicameral que, por ejemplo, tenga una mayoría absoluta y pudiera instaurar una suerte de “dictadura parlamentaria” populista (de izquierda o de derecha) por ejemplo. Y, a la vez, balancear el efecto distorsionador de la proporcionalidad de diputados elegidos en distritos pequeños…   

R. Si lo que se busca es evitar la “dictadura parlamentaria”, funciona mejor la propuesta que uds. formulan de elevar a los 2/3 o 3/5 el porcentaje de votos que se requiere para insistir en un proyecto de ley observado por el Ejecutivo.  De acuerdo con buscar mejor proporcionalidad, y también abrir espacio para liderazgos no territoriales, pero para eso podría funcionar la idea de un congreso unicameral de 150 miembros, con 30 electos en circunscripción nacional.

P. ¿Y sobre la propuesta de eliminar el voto preferencial y establecer distritos electorales más pequeños (uni o binominales) para elegir diputados o la parte mayoritaria de la cámara única?

R. Varios puntos diferentes en esta propuesta. De acuerdo con eliminar el voto preferencial, siempre y cuando se asegure la democracia interna en los partidos, y se asegure la alternancia de género. Respecto al tamaño de las circunscripciones, en realidad en nuestro país sólo Lima tiene un tamaño “excesivo”; estaría por ello de acuerdo con “achicar” su tamaño, partiéndola en varios: podría ser Lima norte, sur, este y oeste, y además la de peruanos en el extranjero. Las demás circunscripciones departamentales tienen tamaño chico o mediano, en realidad. No estoy de acuerdo con llegar a circunscripciones uni o binominales, porque se distorsiona en exceso la proporcionalidad del voto nacional, y porque se acentúa en demasía la “provincianización” del Congreso, ya de por sí excesiva en la actualidad.

P. No entiendo bien el argumento de la “provincianización”: no hay contradicción, un buen líder o representante, entenderá los temas nacionales. Con la ventaja de que  el distrito pequeño uni o bi nominal permite una clara relación entre representados y representantes, dándole sentido, contenido real, a la democracia, al Congreso. Y con un distrito electoral pequeño habrá muchos menos candidatos y el elector podrá elegir mejor. De modo que los representantes tenderían a ser mejores. Y en cuanto a la distorsión de la proporcionalidad, esta se corregiría precisamente con un Senado o una parte del Congreso elegida en distrito nacional o macroregional…

R. Yo sí tengo el temor de que circunscripciones uni o binominales acentúen el provincianismo, de que terminemos eligiendo “caciques” provinciales, por así decirlo. No me parece que tengamos distritos muy grandes en Perú, salvo Lima, cuyo tamaño es claramente excesivo. Madre de dios tiene un congresista; Amazonas, Apurímac, Huancavelica, Moquegua, Pasco, Tacna, Tumbes y Ucayali, tienen dos; Ayacucho y Huánuco, tres; Callao, Ica, Lima provincias, Loreto y San Martín, cuatro; Ancash, Cusco, Junín, Lambayeque y Puno, cinco; Arequipa, Cajamarca seis; La Libertad y Piura, siete. Viendo estos datos, no me preocupa tanto el tamaño, porque se trata de un número no tan grande, que permite cierta proporcionalidad. Lo que me preocupa más no es el número por región, sino la distribución demográfica de la misma, de modo que la representación se concentra en las ciudades o provincias más grandes en desmedro de otras: para solucionar ese problema aceptaría “achicar” algunas para dar cabida a otros, pero no me resulta claro que distritos más pequeños impliquen menos y mejores candidatos, o un mejor trabajo congresal.  

P. Bueno, si eliges entre un número mucho menor, puedes elegir mejor, y si tienen 4 o 5 o 6 representantes, ya no tienes ninguno… La siguiente propuesta es la de Transparencia: elegir el Congreso junto con la segunda vuelta presidencial, o dos semanas después de ella, para favorecer que el gobierno tenga mayoría y acelerar el proceso de reducción de partidos que ya vendría impulsado por los distritos uni o binominales.

R. De acuerdo. Para mí, la principal fundamentación está en permitir que las preferencias de los ciudadanos se dé con la mayor información posible: después de conocer los resultados de la primera vuelta, los electores decidirán si concentran el voto en las fuerzas principales o no, pero es importante saber quiénes pasan a segunda vuelta. Y de acuerdo con que la votación se concentre en las fuerzas más importantes.

P. ¿Subir la valla a las alianzas? 

R. De acuerdo. Hasta el momento, la facilidad para integrar alianzas es el mecanismo que ha permitido la supervivencia de muchos partidos cascarón. En Transparencia propusimos una barrera general del 5% de votos válidos para contar con representación, y en el caso de alianzas 2.5% de votos válidos por cada partido adicional.

P. ¿Reducir significativamente el número de firmas para formar un partido pero obligarlo a participar con candidatos por lo menos en el 50% de las regiones, provincias y distritos?

R. De acuerdo, en tanto las firmas no son un mecanismo que permita identificar la representatividad de los partidos. Ella se define a través del desempeño electoral, así que estoy de acuerdo. En Transparencia hemos sugerido algo muy parecido.

P. ¿Aumentar los requisitos para formar y mantener movimientos regionales. Deben acreditar existencia y presentar candidatos por lo menos en tres regiones? 

R. De acuerdo con ser más exigentes con movimientos regionales, equiparables a las de los partidos nacionales: así deberían estar obligados a presentar candidatos a en las elecciones municipales provinciales y distritales; podría ser además estén obligados a presentar candidatos en más de una región; de otro lado, si no ganan representantes en consejos regionales o alcaldías provinciales, deberían perder el registro. Finalmente, deberían desaparecer las candidaturas de organizaciones políticas locales distritales. Cada vez pierden más terreno, y fomentan la fragmentación.

P. Aumentar el financiamiento público de los partidos y subir el tope de las aportaciones privadas (transparentadas)… 

R. De acuerdo, hacer efectivo el financiamiento público, pero con controles estrictos y sanciones drásticas al mal manejo del mismo. De otro lado, transparentar y hacer más realista la normatividad referida a los aportes privados. Urge hacer transparente los gastos en medios masivos de comunicación, los más costosos.

P. ¿Y respecto de la idea de permitir la candidatura al Congreso de los candidatos a la presidencia, a fin de que los líderes partidarios estén en el Congreso y este se convierta en un verdadero foro político? 

R. De acuerdo, pero debería ir junto con todas las medidas destinadas a reducir la fragmentación política. Atención que la eliminación de la postulación simultánea buscaba desincentivar que los aspirantes al Congreso lanzaran candidaturas presidenciales solo con fines propagandísticos.

P. Jorge Morelli ha propuesto elevar a los 2/3 o 3/5 el porcentaje de votos que se requiere para insistir en un proyecto de ley observado por el Ejecutivo, como es en la mayor parte de democracias presidencialistas, a fin de contener los impulsos populistas. 

R. De acuerdo, el Perú aparece como una rareza de poder parlamentario, a pesar de que algunos señalaban, en especial durante los años noventa, que la Constitución de 1993 es “hiperpresidencialista”. Hoy, con mayoría congresal fujimorista, señalan que el presidente es muy débil. Sería prudente subir a los tres quintos los votos necesarios para la insistencia congresal en una ley observada por el ejecutivo, que igual nos pondría en una zona moderada en el contexto regional.

P. ¿Derogar cambios absurdos como que los partidos que no se presenten a una elección general pueden conservar su inscripción, la no reelección de autoridades regionales y locales, y la exclusión de los candidatos por repartir dádivas?

R. De acuerdo, estos cambios fueron resultado de oportunismos de última hora del Congreso anterior, que buscaban preservar el statu quo o aprobar medidas efectistas. Entonces, los partidos que no participan en elecciones (no solo nacionales) deben desaparecer; se debe permitir la reelección inmediata por un solo periodo adicional en regiones y municipios; y el reparto de dádivas debe ser sancionado, pero con castigos proporcionales a las faltas, y en donde la pérdida de registro puede ser la pena máxima aplicada solo en casos extremos, y no durante un proceso en curso.

Lampadia