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Gobierno abre caja de ‘Pandora’ y paraliza el país

EDITORIAL

El ‘putsch’ de Movadef iniciado con la huelga de maestros de 54 días, sigue causando estragos políticos en el país. Ante el anuncio de una posible censura de la responsable del sector, la ministra Marilú Martens, el gobierno de PPK se apura a pedir cuestión de confianza y pone a todo el gabinete en un interinato que correrá en paralelo a una nueva paralización del país.

La versión oficial sobre la huelga, pretende hacernos creer que los radicales que coparon el manejo de la huelga fracasaron, pues se mantuvo la evaluación de maestros. La verdad es que la evaluación ha quedado debilitada, además, el gobierno de PPK, consolidó el retroceso al respecto, que dio Humala con Rojas, Saavedra y Mora, desde el 2012, en la negociación que hizo el ministerio de educación con el Sutep y el Conare, según confesión de Mora.

Por otro lado, es evidente que la huelga no tenía objetivos reivindicativos, sino políticos. Aunque, los maestros conducidos por los radicales consiguieron adelantar el aumento a dos mil soles, de mayo 2018 a noviembre 2017, bajar la edad de jubilación a 55 años, etc.; la huelga fue el mecanismo con el que el Conare, Pukallakta y Movadef, dieron el golpe de gracia al Partido Comunista del Perú (Patria Roja), en el control de la representación sindical del magisterio.

En cuanto a la ministra, es claro que ella no tuvo la capacidad de manejar la huelga y evitar el daño a los niños y jóvenes, con la pérdida de buena parte del año lectivo, ni la toma de control de la representación de los maestros, por parte de los radicales. Todo el mundo tuvo que darle la mano. La huelga terminó con una ministra que ‘les agradeció a los maestros’ por ponerle fin.

Pero el mayor problema no es si la ministra estuvo o no, a la altura de las circunstancias, durante la huelga. El verdadero reto viene ahora, después de la huelga, con el agravamiento de la situación de la educación escolar y los graves problemas de representación sindical de los maestros.

Ahora se necesita, temporalmente, un ministro con un perfil más bien político que académico. Alguien como Fernando Rospigliosi, que ordene la casa, que redefina roles y relaciones del ministerio, los maestros, los estudiantes, los padres de familia, y el sindicato, o los sindicatos.

Por lo tanto, lo último que el país necesita es mantener a la ministra Martens a cargo de la cartera. En consecuencia, mal hace el gobierno en plantear una cuestión de confianza por alguien que debe salir de la manera más digna posible, sin tanto escándalo. Además, pareciera que el pedido del gobierno no se ajusta a las normas constitucionales, según lo expresa hoy en El Comercio el constitucionalista Enrique Bernales:

Según Bernales, no se está discutiendo alguna política en conjunto del Gabinete, sino una responsabilidad individual correspondiente a la cartera de Educación.

— ¿Es acertada la medida del Gobierno?

No se ajusta a la Constitución. Las responsabilidades colectivas son distintas que las individuales. Y los artículos 123, 128 y 132 distinguen con toda claridad que los ministros son individualmente responsables por la gestión de la cartera a su cargo. La pretensión de que un Gabinete se sustituya y haga cuestión de confianza -cuando corresponde solamente responder por ella al ministro en cuestión- no tiene ni pies ni cabeza, no tiene sustento constitucional. Es un error pretender solucionar una crisis agravándola.

— En su pedido, Zavala cita el artículo 133 de la Constitución.

Ese artículo tiene que leerse de manera sistemática con el artículo 119. Cada ministro es responsable en la cartera a su cargo. El artículo 133 no puede leerse independientemente del 119, sino sería una antinomia constitucional. El principal error de este Gabinete es que no conocen la Constitución.

— ¿Cómo debió plantearse el pedido?

Ahí tienen el caso de Alfredo Thorne [ex ministro de Economía]. Lo quiso censurar el Parlamento, hizo cuestión de confianza y no comprometió al Gabinete. El Congreso le dijo no hay confianza y se fue, se acabó la historia y se resolvió el problema. ¿Por qué buscar agravar las crisis? ¿O lo que se cree es que es una solución empujar para llegar a la disolución del Congreso?

(“Pedido de Zavala no se ajusta a la Constitución“, El Comercio, 14 de setiembre de 2017)

Por otro lado, como sabemos, los halcones de PPK vienen coqueteando con la idea de disolver el Congreso y llamar a otra elección legislativa, con el propósito de diluir la mayoría de Fuerza Popular (FP).

Pero, plancha quemada, según Ipsos, de darse otras elecciones, FP lograría hasta 91 escaños, ver cuadro:

¿A qué viene entonces el envalentonamiento del gobierno? ¿Es solo otro capricho del Presidente, que el Primer Ministro Zavala no puede contrariar?

En nuestra opinión, el Ejecutivo está siendo irresponsable al jugar con la posibilidad de afectar la insipiente recuperación de la economía, o el tímido ‘rebote’ económico, según el Presidente de BCR. El gobierno de PPK no puede contagiarse de la carencia de inteligencia emocional de la que ha hecho gala, nuestro escritor, Mario Vargas Llosa. Lampadia