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El falso dilema de la capacidad de carga de Machupicchu

Ricardo Ruiz Caro Villagarcia
Especialista en Cultura y Turismo
Cusco
Agosto, 2019
Para Lampadia

1) ¿COMO SURGEN LOS PARADIGMAS?

Muchos seguramente han oído del experimento que se hizo alguna vez a seis monos encerrados en una jaula en la que se coloca una escalera que conduce a una canasta con plátanos. Cada vez que un mono intentaba alcanzar a los bananos, los seis eran rociados con agua helada, repitiendo la mecánica hasta que ninguno volvió a intentarlo por miedo al escarmiento. Tiempo después un mono es sustituido por otro que no conocía del experimento y apenas intentó subir por los bananos, los otros cinco se lo impidieron a golpes hasta que luego de algunos intentos más comprendió que debía dejar de hacerlo. Cuando un siguiente mono fue reemplazado sucedió lo mismo; y lo curioso es que el otro mono nuevo (que desconocía la causa de dicha costumbre) participó activamente de la golpiza. Progresivamente fueron reemplazados uno a uno todos los monos originales y la tradición aprendida de moler a golpes al que intentará ir por las bananas se mantuvo a pesar de que ninguno de ellos conocía el origen de dicha conducta grupal (el escarmiento original del agua helada).

Esta jocosa especie de fábula moderna fue inspirada en los experimentos que hicieron hace casi un siglo de manera independiente GR Stephenson y Wolfgang Kölher; y dan como moraleja un patrón de comportamiento muy recurrente y común a todos los humanos (y también a los simios): La adquisición cultural de comportamientos, que en otras palabras sería “la invención de la tradición”[1]; y es que, suele pasar que cuando llegamos a adoptar una forma particular (tradicional) para hacer ciertas cosas, difícilmente accedemos a cambiarla; y ello sucede igual incluso cuando las circunstancias que dieron origen a dicha costumbre son desconocidas por el grupo o cuando estas pudiesen haber cambiado radicalmente en el tiempo.

2) BAJO EL IMPERIO DE UN PARADIGMA OBSOLESCENTE

Curiosamente en el turismo cultural peruano sucede una paradoja similar: La visita a los lugares arqueológicos se estableció hace ya casi medio siglo con una formula muy básica (que para su tiempo era correcta y suficiente). Había que generar un boleto, habilitar un ingreso y formar un recorrido; y el lugar se convertía inmediatamente en un Destino Turístico. Con el paso del tiempo los pocos miles de visitantes escalaron a cifras de 6 y luego 7 dígitos; y por supuesto la fórmula de hace casi 50 años no sólo empezó a resultar inadecuada para la calidad de la experiencia, sino (lo que es más grave) empezó a afectar la sostenibilidad de los monumentos arqueológicos, en especial del exitoso Machupicchu. En ese contexto, muchos expertos de buena fe y el propio UNESCO se inclinaron a exigir que se establezca una Cifra Máxima de visitantes como medida de protección. Es más, ahora el argumento también se está usando para atacar el proyecto de un nuevo Aeropuerto para Cusco con una lógica que más o menos dice así: Con un nuevo aeropuerto más grande para Cusco vendrán más visitantes y eso destruirá Machupicchu; lo cual lleva por extensión a una lógica perversa y falaz, que nos está diciendo a los cusqueños y los peruanos en general que nuestro turismo tiene fecha de caducidad y que no debemos anhelar hacer de él una palanca del desarrollo y una oportunidad de bienestar, pues su techo de crecimiento ya ha sido rebasado.

Pero ¿Dónde está la trampa en todo esto? Muy simple, en el mismo tipo de falacia que vimos al inicio de este artículo (con los monos), que nos lleva a pensar que solo existe una manera de hacer las cosas; y que en nuestro caso es asumir que la experiencia turística en nuestros monumentos tiene como única mecánica operacional el intensivo recorrido sobre ellos. La lógica está tan arraigada que incluso los Proyectos Turísticos para lugares arqueológicos en la legislación Peruana del MINCETUR (antes en el SNIP hoy en el Invierte.Pe) requieren sustentarse con un “cálculo de capacidad de carga” que de antemano asume la falaz aseveración: “experiencia = recorrido intensivo”; por lo cual tratan de medir azarosamente (bajo el bastante antiguo método Cifuentes[2]) el número de visitantes que bajo está mecánica podrían recorrer el monumento sin dañarlo irreversiblemente. Es tan fuerte el posicionamiento de esta forma ¿tradicional? de pensar, que incluso ha sido capaz de influir más allá de nuestras fronteras; provocando que UNESCO (con la mejor buena fe) exija al país determinar cuál es el número máximo de visitantes diarios que puede ir a Machupicchu sin generarle daños irreversibles a futuro[3], lo que nos hace ver que para ellos también (cuando se trata de Machupicchu) existe un número máximo asociado intrínsecamente a la forma actual ¿y única? de visitarlo (situación que curiosamente no es exigida por esta misma entidad internacional a monumentos similares y con un número mucho mayor de visitantes diarios).

Sin embargo, si esta lógica fuera correcta y universal; no habría modo de explicar por qué monumentos mucho más pequeños y frágiles como el Coliseo Romano, la Catedral de San Marcos en Venecia o el Templo de Kiyomizu-dera en Kioto (por citar algunos) pueden recibir más del cuádruple de visitantes que Machupicchu. ¿Estaríamos pensando que estos monumentos están enrumbados a su pronta destrucción? ¿O existe otra explicación? La respuesta es simple, y tiene que ver con el modelo de gestión implementado para la visita de estos monumentos, que hace que la experiencia en estos ellos sea más conceptual, monitoreada e interpretativa; y por supuesto más trascendente y con menos impacto físico.

3) ¿Y SI MIGRASEMOS A UN MODELO MÁS VIRTUOSO?

Retornando al caso de Machupicchu cabría preguntarse: ¿el número máximo de visitantes sería el mismo si se variasen algunas de las características de la experiencia actual? Y la respuesta es claramente SÍ, el número variaría.

Por ejemplo, mucho cambiaría si en lugar de desarrollar la experiencia en 10 hectáreas (como sucedo hoy) lo hiciéramos en doscientas o trescientas, incluyendo los caminos de acceso ancestrales, es decir replanteando la idea de que Machupicchu es una ciudad en la cumbre de una montaña, cuando en realidad es una geografía sagrada que se expande en toda la montaña y se integra simbióticamente a ella. Del mismo modo, si en lugar de ofrecer a todos un mismo recorrido (con algunas variantes) se ofrecieran distintas partes de su territorio en función a las distintas expectativas y preferencias de sus visitantes, es decir ofreciendo circuitos distintos (tematizados) a quienes buscan una experiencia espiritual, o natural, o vinculada al agua, o asociada a la ritualidad de la montaña, o a la contemplación, o al deleite estético de su arquitectura, o al misterio de su edificación, etc. etc.

Pero hay muchas más cosas que se podrían hacer en Machupicchu (y que podrían influir en su número máximo de visitantes). Por ejemplo la experiencia podría resultar más plena y trascendente volviéndola más conceptual y lúdica que propiamente física (de fricción y recorrido); para esto habría que desarrollar todo un conjunto de facilidades de alta calidad y tecnología que permita integrar la interpretación y la transmisión de contenido desde el inicio y de manera holística en toda la visita, trasfiriendo a  los visitantes la información correcta y el mensaje del lugar con los medios apropiados y la dosificación adecuada para evitar congestiones e impactos indeseables sobre los atributos patrimoniales más sensibles.

Rutas Ancestrales integradas al nuevo concepto de “Experiencia” en Machupicchu

Y si a todo lo anterior sumásemos la posibilidad de incorporar un sistema de gestión preventiva de impactos que pudiera monitorear en tiempo real cualquier indicio de afectación sobre los atributos de valor de Machupicchu, para inmediatamente implementar cambios que logren progresivamente recorridos con cero impactos (únicamente sobre pisos naturales reforzados con polímeros y superficies artificiales renovables), ¿seguiríamos hablando de los mismos números máximos? Clara y enfáticamente NO. El número máximo de visitantes diarios a un lugar NO depende únicamente del tamaño y características del monumento; depende de una ecuación prolija entre la naturaleza del Sitio, el modelo de gestión adoptado para la experiencia, las facilidades existentes para su visita y la correcta gestión preventiva de los impactos potenciales.

En la actualidad, el modelo de gestión turística de Machupicchu sigue siendo en esencia el mismo de hace medio siglo (con pequeños ajustes y mejoras); y personalmente creo que en ese obsolescente modelo el número máximo de visitantes diarios permitido actualmente (y que UNESCO exige revisar) no garantiza una sostenibilidad de largo plazo de este bien tan apreciado para la comunidad global entera. Y en ese escenario difícil, considero que la actual gestión a cargo del Sitio ha tenido valentía y ha hecho bien en limitar por horas la visita a los puntos más frágiles[4], pues así está logrando que el recorrido en ellos no supere los 1,000 visitantes diarios, aunque el monumento reciba más de 5,000. Y por supuesto, esas medidas de gestión (restrictivas) deberán seguir aumentando a medida que se evidencien impactos en otros puntos igualmente frágiles, a no ser que se decida de una vez por todas mudar a un modelo de gestión más moderno y virtuoso como el que proponemos en los párrafos previos de este artículo.

4) EL INICIO DEL CAMBIO ESTÁ EN NUESTRAS NARICES

En el mundo existen ejemplos como el del Museo del Louvre, el cual a través del cambio de gestión que asumió (y que tuvo como pieza central a la polémica pirámide de cristal) logró triplicar su capacidad de admisión de visitantes, con mejor calidad de experiencia y una excelente conservación de su patrimonio museográfico. Otros ejemplos recientes son los nuevos centros de visitantes del Parque Natural Bahía de Cádiz, del Museo de Alésia (Francia) y del Canal de Panamá, en los cuales hubo una notable mejora en su gestión gracias a estos proyectos emblemáticos que sirvieron de “llave maestra” para su reinvención.

Lo paradójico en el caso de Machupicchu es que no hace falta mirar tan lejos, por cuanto las herramientas para dar ese primer salto cualitativo en su gestión (como en el caso del Louvre) están dadas desde hace más de cinco años. El Ministerio de Cultura a través de su proyecto del Primer Centro de Visitantes de Machupicchu (en el Km 112 de la línea férrea) que presentó en el año 2014, propuso asumir el reto de mejorar la experiencia y gestionar mejor la sostenibilidad patrimonial de Machupicchu con una propuesta de instalaciones de primer nivel y alta tecnología, que gestionen mejor la conservación y provean la interpretación integral para los visitantes, mediante, replicas, simulaciones, videos, mapping, salas de exposición y muchos otros medios, integrando los caminos ancestrales, ampliando el territorio de visita, tematizando y multiplicando las opciones de recorrido y monitoreando al milímetro la conservación de sus valores patrimoniales desde su módulo científico, con sensores, programas y protocolos de conservación de última generación.

Modelo conceptual del Centro de Visitantes y las nuevas alternativas de visita

Este maravilloso proyecto propone que la inmersión a una nueva, repotenciada y multi-temática “experiencia Machupicchu” se extienda a toda la montaña[5] y se inicie desde sus faldas en su encuentro con el sagrado rio Wilkamayu, a través de hermosas y modernas instalaciones en perfecta armonía con el entorno patrimonial; sin embargo, su desarrollo ha quedo adormecido por una insana combinación de factores: (i) intereses económicos en contra, (ii) percepciones erróneas influidas sobre el imaginario local y (iii) algunas gestiones pasadas displicentes en la entidad cultural; y con ello se ha frenado las posibilidades de crear mayor bienestar para todos y en todos los aspectos (mejor conservación, experiencia turística más plena y trascendente, evitar la restricción del crecimiento turístico por algunos años, generar mayores oportunidades laborales y comerciales para los lugareños, mejores ingresos para el Estado, atender las recomendaciones de UNESCO, etc.).

El Ministerio de Cultura ha reactivado recientemente esta primera iniciativa (que es parte de una visión integral de largo aliento) enfocada en iniciar el cambio proactivo en Machupicchu y ya cuenta con un proyecto de inversión aprobado y fondos presupuestales para llevarlo a cabo. Es hora de que algunos dejen atrás la miopía que les hace pensar erróneamente que este cambio podría afectar su propio interés; y de que todos unamos fuerzas para priorizar el bien mayor; pues solo así, sumándose todos los sectores a este propósito (Cultura, Turismo, Región, Municipios, Población local, empresariado) se podrá materializar el Primer Centro de Visitantes de Machupicchu; y lograr a través de él esa ecuación que todos los peruanos deseamos: Conservar mejor nuestra maravilla mundial y evitar que el turismo peruano haya llegado tan pronto a su fecha de caducidad. Lampadia

[1] Tal como lo plantea el polémico historiador Erich Hobsbawm en su libro: ”The Invention of Tradition”

[2] El método Cifuentes fue sin dudas un importante aporte metodológico cuando aparece en 1992; sin embargo, su diseño responde a la realidad muy particular del frágil ecosistema de Galápagos; y por tanto es absolutamente inaplicable a nuestros monumentos arqueológicos; más aún que en los 30 años que han pasado han surgido nuevas herramientas de gestión de visitantes.

[3] Personalmente pude constatar esta percepción en los integrantes del WHC-UNESCO y de sus órganos consultivos, cundo fui parte del pequeño grupo de representantes peruanos que conseguimos evitar que Machupicchu sea incluido en la Lista del Patrimonio Mundial en peligro (en el 2015).

[4] Se trata de medidas de gestión para la conservación que limitan a un máximo de tres horas diarias el acceso al Intiwatana, el templo del Sol y el templo del cóndor, por haberse detectado (mediante mediciones periódicas) que estos lugares son los que más riesgo de desgaste presentan ante un tráfico intensivo y constante de visitantes.

[5] La propuesta incluye incorporar como parte del territorio gestionado y apto para la experiencia turística a los diversos caminos, sitios y paisajes contenidos en toda la montaña Machupicchu




Más sobre los paradigmas educativos

Más sobre los paradigmas educativos

La publicación que reproducimos líneas abajo, producida por Isabelle Schaefer del Banco Mundial, recoge el logro de haberse aumentado la matrícula escolar en la región y destaca la mala performance en las evaluaciones internacionales mediante las pruebas PISA.

Sin embargo, falla en no destacar la necesidad de cambiar de paradigmas y de metodologías de aprendizaje para formar a los niños y niñas que puedan ser parte del nuevo mundo que se está formando en el siglo XXI.

En Lampadia hemos publicado una serie de artículos donde destacamos la necesidad de emprender una revolución educativa si queremos nivelarnos con los estándares educativos de los países más avanzados y enfrentar los retos que traerá la cuarta revolución industrial a nuestros pobres. Para lograrlo, hemos una propuesta del “Pacto Social por la Educación”  y formular las “Líneas de acción para la educación del siglo XXI”. Ver además: La educación está en crisis y nosotros estamos de fiestaEducación para los nuevos tiempos.

Vale la matrícula, valen las evaluaciones, pero no bastan.

América Latina, escuela para todos, pero hay que mejorar la calidad

La región ha dado un salto impresionante en matrícula, pero sigue rezagada en las evaluaciones internacionales

TERMÓMETRO ECONÓMICO Y SOCIAL DE AMÉRICA LATINA

ISABELLE SCHAEFER

México 20 JUL 2016

Niño estudia en una escuela del norte argentino. C. CRERAR BANCO MUNDIAL

La cifra es difícil de concebir en la América Latina de hoy, pero hace apenas un par de generaciones (en los años 60) menos del 10% de los niños lograba completar la escuela secundaria, según el estudio “Profesores excelentes” del Banco Mundial.

En poco más de medio siglo, el avance ha sido asombroso. Hoy el 92% de los niños y niñas latinoamericanos de entre 6 y 12 años están en primaria. La cifra es aún mayor si se incluye a los niños fuera de ese rango (más grandes o más pequeños) que cursan la primaria. En el caso de la escuela secundaria la matrícula es del 93%, independientemente de la edad.

“Durante los últimos 50 años, los países de América Latina y el Caribe han logrado una ampliación masiva de la cobertura de educación, algo que demoró más de dos siglos en muchos países de la OCDE”, se puede leer en el reporte del Banco Mundial.

El mismo reporte muestra que mientras en 1960 la población de América Latina y el Caribe completaba en promedio 4,3 años de escolarización, en 2010 ya eran más de 10 años.

Se han hecho avances hacia la educación universal en todo el mundo, según un reporte del Banco Mundial sobre los indicadores mundiales del desarrollo, con 92% de los niños a nivel global que completan la primaria.

Sin embargo, la inscripción a nivel terciario, la educación después de la secundaria, aún es alrededor del 30%. “Más acceso a la educación superior es necesario para lograr una fuerza laboral productiva, talentosa y diversificada, así como una ciudadanía empoderada”, se afirma en el documento. En América Latina, un 44% de los jóvenes están inscritos en instituciones de educación superior, según los Indicadores de Desarrollo Mundial.

Educación para todos

La cuarta meta de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas es precisamente “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.

Es una meta necesaria, ya que 57 millones de niños y niñas a nivel global no van a la escuela, según las Naciones Unidas.

En América Latina el acceso a la escuela ha hecho grandes avances. Pero no significa que no haya retos.

En el 2012, la prueba del programa para la evaluación internacional de alumnos (PISA por sus siglas en inglés) de la OCDE mostró que había una diferencia de casi 100 puntos entre el promedio en matemáticas de los países de la OCDE y el promedio de los ocho países latinoamericanos que habían participado. Esto representa, según el reporte del Banco Mundial “Profesores Excelentes”, una diferencia de habilidades que equivale a más de dos años de enseñanza en matemáticas.

Por ejemplo, el promedio en Shanghái, China, mostraba una diferencia de habilidades equivalentes a más de cinco años de enseñanza de las matemáticas, comparado con el promedio de los alumnos latinoamericanos de los países que habían participado.

También hay diferencias entre los países de la región. En la misma prueba, Chile tuvo una diferencia de 72 puntos en ciencias comparado con el Perú, lo cual equivale a casi dos años de enseñanza.

Pero incluso en este ámbito, la situación está mejorando en la región. Siempre según la prueba PISA, Brasil, por ejemplo, aumentó 57 puntos en matemáticas entre 2000 y 2012; y Perú 76 puntos.

“Cuando se analiza la tendencia de las tasas de progreso, las mejoras anuales en matemáticas y en lectura de los tres países de América Latina y el Caribe que más avanzaron entre 2000 y 2012 – Chile, Brasil y Perú – están muy por encima de las tasas anuales de mejoras registradas en Estados Unidos, Corea y la mayoría de los demás países de la OCDE”, se puede leer en el reporte.

Lampadia

 




El inexorable ascenso de los robots

El inexorable ascenso de los robots

Martin Ford, creador de una empresa de desarrollo de software en Silicon Valley ha escrito un último libro con el título de este artículo (Rise of the robots – Technology and the threat of a jobless future), que nos presenta sin miramientos el difícil mundo que está en pleno desenvolvimiento. (Ver comentario de Lampadia al final del artículo).

Ford nos alerta sobre la emergencia de un nuevo mundo, con nuevos paradigmas y con un ritmo de cambio acelerado e imprevisible. Para ilustrar a nuestros lectores hemos traducido y glosado la presentación del libro, algunas líneas de argumentación y aprovechado en explicar, con palabras de Ford, el significado de ‘Singularity’ (Singularidad):

La presentación:

“¿Cuales son los empleos del futuro? ¿Cuántos habrán? ¿Y quienes los tendrán? Podemos imaginar y esperar que la actual revolución industrial se desarrolle como la última: incluso mientras algunos empleos se eliminen, que más sean creados para manejar las innovaciones de una nueva era. En ‘Rise of the robots’, el emprendedor de Silicon Valley, Martin Ford argumenta que este no es el caso. Mientras la tecnología continua acelerándose y las máquinas empiezan a hacerse cargo de ellas mismas, menos gente será necesaria. La ‘Inteligencia Artificial’ está en curso de convertir los ‘buenos empleos’ en obsoletos: muchos asistentes legales, periodistas, trabajadores de oficina e incluso los programadores de computadoras están destinados a ser reemplazados por computadoras y software inteligente”.

“Mientras continua el progreso, los trabajos de ‘blue collar’ y ‘white collar’ [trabajos de cuello azul y de cuello blanco, referidos a trabajadores manuales, por un lado, y administradores y técnicos, por otro], se evaporarán, ajustando a las familias de clase trabajadora y de clase media aún más. Al mismo tiempo, las familias están siendo asaltadas por una explosión de los costos, especialmente de dos mayores industrias: educación y cuidado de la salud que, hasta ahora, no hayan sido transformadas por la tecnología de la información”.

“El resultado, bien puede ser, desempleo masivo y desigualdad al mismo tiempo que una implosión de la propia economía de consumo”.

“En ‘Rise of the robots’, Ford detalla lo que las máquinas inteligentes y los robots pueden alcanzar, e implora a los empleados, académicos y hacedores de políticas públicas a enfrentar las implicancias. Las anteriores soluciones para las disrupciones tecnológicas, especialmente las referidas a mayor educación y capacitación, no funcionarán y debemos decidir ahora, si el futuro verá una amplia prosperidad o niveles catastróficos de desigualdad e inseguridad económica”.

Algunas puntualizaciones:

  • En EEUU, en 1970, se empezó a disolver la relación simbiótica entre una creciente productividad y el aumento de los salarios.
  • El 2 de enero de 2010, el Washington Post reportó que durante la primera década del siglo XXI, la creación neta de empleo en EEUU fue cero.
  • Desde entonces, en el mismo país, la desigualdad aumentó hasta llegar a niveles no vistos desde 1929.
  • El acceso a mayor educación y capacidades, no necesariamente ofrecerá una protección efectiva contra la automatización del futuro.
  • El impacto de la tecnología de la información cubrirá todo el tablero y virtualmente, todas las industrias existentes serán menos intensivas en empleo mientras las nuevas tecnologías se absorben en los modelos de negocio.
  • La aterradora realidad es que si no la reconocemos y nos adaptamos a las implicancias del avance tecnológico, podemos tener que enfrentar una ‘tormenta perfecta’ con los impactos paralelos de un espiral de desigualdad, desempleo tecnológico y cambio climático, que podrían amplificarse y reforzarse mutuamente. 

La Singularidad (traducido y glosado por Lampadia):

En mayo de 2014, Stephen Hawking, el genio de la física, la madre de las ciencias, escribió con otros autores: “La creación de una auténtica maquina que piense sería el mayor evento de la historia humana”. Una computadora que exceda el nivel de la inteligencia humana puede ser capaz de “vencer a los mercados financieros, superar las invenciones de los investigadores humanos, sobre manipular a los líderes humanos y de desarrollar armas que no podamos, ni siquiera, entender”. Desmerecer esto como si fuera ciencia ficción, puede terminar siendo “potencialmente, el mayor error de la historia”.

La primera aplicación del término “singularidad” para un futuro evento impulsado por la tecnología se acredita generalmente al pionero de la informática John von Neumann. El tema se concretó en 1993 por el matemático de la Universidad Estatal de San Diego Vernor Vinge, quien escribió un artículo titulado ‘La Singularidad Tecnológica está en camino’, “dentro de treinta años, tendremos los medios tecnológicos para crear inteligencia sobrehumana. Poco después, será el fin de la era humana”.

En astrofísica, una singularidad se refiere al punto dentro de un agujero negro donde las leyes normales de la física no funcionan. Vinge visualiza la singularidad tecnológica en términos similares: representa una discontinuidad en el progreso humano que estaría fundamentalmente opacada hasta que se ocurra. El intento de predecir el futuro más allá de la singularidad sería como que un astrónomo intente ver el interior de un agujero negro.

La batuta pasó a Ray Kurzweil, que publicó su libro ‘La singularidad está cerca: Cuando los humanos trasciendan la biología’ en 2005. A diferencia de Vinge, Kurzweil, quien se ha convertido en el principal evangelista de la Singularidad, no tiene reparos en tratar de mirar más allá del horizonte de eventos y brindar una visión muy detallada de cómo se vería el futuro. La primera máquina verdaderamente inteligente, nos dice, será construida a finales de la década de 2020. La singularidad en sí ocurrirá alrededor de 2045. Kurzweil es un brillante inventor e ingeniero. La revista Inc. una vez se refirió a él como el “heredero legítimo” de Thomas Edison.

Una vibrante comunidad, poblada de personajes brillantes y coloridos, se ha unido en torno a Kurzweil y a sus ideas. Estos “Singularians” han llegado tan lejos como para establecer su propia institución educativa. Singularity University, con sede en Silicon Valley, ofrece programas no acreditados a nivel de postgrado centrados en el estudio de la tecnología exponencial y cuenta con el patrocinio corporativo de Google, Genentech, Cisco y Autodesk.

Entre las más importantes predicciones de Kurzweil está la idea de que, inevitablemente, nos vamos a fusionar con las máquinas del futuro. Los seres humanos serán mejorados con implantes cerebrales que aumentarán drásticamente la inteligencia. De hecho, esta amplificación intelectual es vista como esencial si queremos comprender y mantener el control de la tecnología más allá de la singularidad.

Quizá el aspecto más controvertido y discutible de la visión post-Singularidad de Kurzweil es el énfasis que sus adherentes ponen en la perspectiva inminente de la inmortalidad.

Mi propia opinión es que algo como la Singularidad es ciertamente posible, pero está lejos de ser inevitable. Podría resultar que el catalizador esencial para la Singularidad – la invención de la super-inteligencia – sea imposible o sólo se lograse en un futuro muy remoto. Varios de los mejores investigadores con experiencia en la ciencia del cerebro han expresado este punto de vista. Gordon Moore, cuyo nombre parece destinado a ser para siempre asociado con el avance exponencial tecnología, es escéptico de que algo como la Singularidad jamás ocurra. L

Nuestro comentario:

Más allá de las especulaciones más extremas, es muy claro que la propensión de los diversos sectores de la economía por crear empleo serán sustancialmente disminuidos.

El Perú sufre de muchas brechas y atrasos. En la medida que no seamos capaces de cerrarlas o acortarlas sustancialmente en un plazo corto, podremos quedar desplazados de la vida pos revolución tecnológica. Evidentemente, estamos hablando de nuestros pobres, pues los que tienen mejores estándares de vida no tendrán problema para ser parte de ese mundo.

Esto significa que si los peruanos entendemos esta amenaza en su debida proporción, debiéramos nuclearnos alrededor de nuestras agendas pendientes y dejar atrás las rencillas y juegos de poder de corto plazo y sin propósito cívico. El tablero de nuestra acción colectiva ha sido ampliado sustancialmente ante esta amenaza. No cerremos los ojos y cosechemos las oportunidades que esta nueva realidad trae a los pueblos responsables. Lampadia




La disrupción del futuro inmediato

La disrupción del futuro inmediato

Siguiendo con nuestra exploración de la ‘tercera revolución industrial’, presentamos a continuación los planteamientos que sobre los grandes cambios disruptivos que está trayendo en el mundo de las personas, los negocios, las ciudades y los países, que nos ilustran Richard Dobbs (basado en Londres), James Manyika (basado en Silicon Valley – EEUU) y Jonathan Woetzel (basado en China), directores del Mckinsey Global Institute, en su libro: “No ordinary disruption, The four global forces breaking all the trends” (Las cuatro fuerzas globales que están rompiendo todas las tendencias).

Como hemos reseñado anteriormente (ver en Lampadia: La tercera revolución industrial), ésta no es una ‘disrupción ordinaria’. Es un cambio de paradigmas que requiere, según explican los autores, revisar nuestros principios básicos y rediseñar nuestra intuición, que gobierna en gran medida la forma en que tomamos decisiones.

Veamos un resumen del análisis que hacen los directores del Mckinsey Global Institute (traducido y glosado por Lampadia):

  • El futuro de las industrias, compañías, productos, tecnologías e inclusive países y ciudades, suben y bajan intempestivamente de modo completamente impredecible.
  • Velocidad, sorpresa y cambios rápidos de dirección en un inmenso mercado global impactan constantemente los destinos de compañías largamente establecidas y generan oportunidades para nuevos jugadores.
  • Nuestro mundo es una discontinuidad casi constante. Negocios que estaban protegidos por largos y profundos espacios encuentran que sus defensas son superadas con facilidad.
  • Esta nueva situación ‘norma’, un mundo en que China lidera el consumo global en un día feriado, con EEUU como el mayor productor de petróleo, con un APP móvil (aplicación de Internet) que se valoriza en 19,000 millones de dólares (WhatsApp) y con la India como el líder en exploración espacial, presenta dificultades existenciales a los líderes de compañías, organizacionales, ciudades y países.
  • El excedente demográfico que gozo el mundo mientras la población en edad de trabajar crecía en China y se unía al sistema de comercio global, se convertirá pronto en un déficit demográfico por el menor crecimiento de la población y el envejecimiento de la fuerza de trabajo.
  • Se está formando un mundo radicalmente diferente.
  • El mundo está ahora en el medio de una transición dramática como resultado de cuatro tendencias fundamentalmente disruptivas. Cualquiera de ellas puede ser considerada entre las más grandes fuerzas de la economía global, incluyendo la revolución industrial de las economías desarrolladas. La mayoría de nosotros fallamos en comprender su magnitud y las consecuencias que pueden resultar de una  segunda y tercera derivadas. Las cuatro juntas están produciendo un cambio monumental.

La primera es el cambiante centro de gravedad de la actividad y del dinamismo económico, a mercados emergentes como el de China y a ciudades de esos mercados. El Balance de poder en la economía global está cambiando hacia el este y el sur a una velocidad nunca vista antes, hacia el 2025 la mitad de las compañías grandes del mundo vendrán de los mercados emergentes. Tal vez, igualmente importante es que la activada económica esta cambiando dentro de esos mercados. Cerca de la mitad del crecimiento del producto global entre el 2010 y 2025 vendrá de 440 ciudades de los mercados emergentes.

La segunda fuerza disruptiva es la aceleración del alcance, escala e impacto económico de la tecnología. La diferencia, hoy día, es la profunda ubicuidad de la tecnología en nuestras vidas y su velocidad  de cambio. El ritmo de  multiplicación de la innovación y su alcance está destinado a cambiar y crecer a una velocidad exponencial más allá de lo que el poder la intuición humana puede anticipar, la tecnología ofrece la promesa de progreso económico para millones de personas en las economías emergentes a una velocidad que hubiera sido inimaginable sin la internet móvil. La tecnología permite a los negocios empezar y agarrar escala a velocidades impresionantes, usando poco capital. El ritmo furioso de la adopción de tecnologías e innovación está acortando el ciclo de vida de las empresas y forzando a los ejecutivos a tomar decisiones y a comprometer recursos con muchos mayor velocidad.

La tercera fuerza que está cambiando el mundo es la demografía. La población humana esta envejeciendo. Al 2013 aproximadamente el 60% de la población global vivía ya en países con ratios de fertilidad por debajo del ritmo de reposición.

La cuarta fuerza disruptiva es el grado en el cual el mundo se está conectado a través del comercio y movimientos de capital, personas e información. Que podemos llamar flujos.

Las cuatro disrupciones están afectando pautas largamente establecidas, prácticamente en todos lo mercados y para todos los actores de la economía mundial.

  • Nuestro mundo va cambiar radicalmente desde el cual muchos de nosotros crecimos, prosperamos y formamos las intuiciones que son vitales para nuestra toma de decisiones.
  • Las mismas fuerzas que sacaron a mil millones de personas de la pobreza extrema ente 1990 y 2010, ayudaran a impulsar a cerca de 2,000 millones más hacia una clase de consumidores globales en las próximas dos décadas. La rápida diseminación de la tecnología va empoderar a individuos y consumidores en números sin precedentes.
  • El nuevo mundo será mas rico, mas urbanizado, mas capaz y mas sano que el que esta reemplazando.
  • Vivimos, de muchas maneras, en una era de recurrentes milagros. Éstos desarrollos pueden causar destrozos de los pronósticos y los planes que fueron hechos simplemente por extrapolación de experiencias recientes para un futuro de corto y largo plazos.
  • La intuiciones todavía soportan mucho de nuestra toma de decisiones. Si vemos al mundo a través de una espejo retrovisor y hacemos decisiones sobre la base de intuiciones construidas sobre nuestra experiencia, podremos estar muy errados. En el nuevo mundo, ejecutivos, creadores de políticas publicas e individuos necesitamos escudriñar nuestras intuiciones  desde sus principios básicos y simplemente cambiarlas cuando sea necesario. Esto será  principalmente cierto para organizaciones que han gozados de un gran éxito.
  • Tenemos que repensar los supuesto a que dirigen nuestras decisiones en temas cruciales como el consumo, los recursos, el trabajo, el capital y la competencia. Debemos pensar diferente sobre estrategias, la construcción de planes de negocios, sobre como acercarse a los mercados, la evaluación de competidores y la asignación de recursos.
  • Ahora, el nuevo gran ejercito de consumidores de clase media del mundo emergente impulsa el crecimiento del gasto global.
  • Los precios de los commodities cayeron prácticamente a la mitad durante el siglo XX en términos reales. Pero esa tendencia se empezó a rompe en el año 2000. En los primero años del nuevo siglo, las caídas de precios de commodities de los 100 años anteriores fueron completamente borrados por la bullente demanda de la economía emergente que coincidió con la disminución de reservas de muchos recursos.
  • El crecimiento de la fuerza laboral global caerá en un tercio hacia el 2030. AL mismo tiempo la tecnología está agitando los mercados laborales como nunca antes. La computadoras están empezando a reemplazar a trabajadores del conocimiento. Al 2025 las computadoras pueden hacer el trabajo de 140 millones de trabajadores del conocimiento y los robots pueden hacer el trabajo de otros 75 millones de personas. Hacia el 2020 veremos una extraña dicotomía, la carencia de 85 millones de trabajadores con grados académicos y 95 millones de personas poco capacitadas que podrán estar desempleadas.
  • Hoy día la competencia viene de una ola de crecimiento rápido de nuevos jugadores que no están el radar estratégico y, que no aparecen en él hasta que  alcanzar masa crítica. Ellos tienen bases de costos mucho más bajas, tiempos más cortos para llegar al mercado, un despiadado conocimiento de sus competidores occidentales y, la disposición para aceptar menores retornos económicos.
  • Mientras que ésta era está llena de oportunidades, también es profundamente intranquilizante.

Dado el impacto revolucionario de estos cambios, venimos alertando al país de la necesidad de prepararnos. Eso implica la necesidad: de crear riqueza en el menor tiempo posible, de nivelar a nuestra gente en la educación para el futuro, de mejorar nuestros niveles de salud, de mejorar sustancialmente nuestras instituciones, de mejorar infraestructuras y de adaptar y adoptar tecnologías educativas, de salud y de producción que le den a nuestra gente y a nuestras empresas las mejores posibilidades de desarrollarse.

Pero sobre todo, mientras avanzamos en todos los frentes, de ver la manera de asegurar la generación de empleo de calidad para toda nuestra población trabajadora. Insistimos, que la única manera de hacerlo pronto, es aprovechando nuestros múltiples y abundantes recursos naturales. Para ello necesitamos un cambio drástico del ambiente de inversión y un gobierno que no nos haga perder otros cinco años. Lampadia