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¿Es tiempo del OTRO SENDERO?

¿Es tiempo del OTRO SENDERO?

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

“No es tiempo de egoísmos y mezquindades PARTIDARIAS que pueden dejar al Perú en la terrible paradoja de tener que elegir entre la candidata de Maduro o el amigo de Abimael.”

A menos de 40 días de las elecciones generales hay un escenario electoral que exige definiciones. Veamos:

El escenario

  1. Lescano y Mendoza se han distribuido el histórico voto izquierdista, dejando en OFF SIDE a Arana, Humala, Castillo. Quedan algunos puntos por conquistar en este sector, a los cuales apela Mendoza con su radical pedido de Asamblea Constituyente. Sin embargo, este éxito es relativo, ya que se ha dado a costa de alejarse del voto de centro. Para que pudieran crecer, tendrían que renegar de mucho de lo que han dicho.
  2. Las candidaturas de centro no levantan. El desgaste político de los caviares en el Gobierno (Partido Morado / Guzmán / Vizcarra) y en el Congreso (Acuña / Acción Popular/ Somos Perú), ha pasado factura. La artificial candidatura de Forsyth de desinfla cada día y el elector de centro, que había crecido en las elecciones parlamentarias de 2020 no encuentra alternativas viables. Lescano y Mendoza radicalizados, han dejado de ser una opción para el votante moderado. La atomización de candidaturas en este sector agrava la situación.
  3. En la derecha, la atomización también pasa factura y ninguno de los candidatos pasaría a segunda vuelta pese a conseguir más votos que la izquierda. Keiko, López Aliaga, De Soto y Urresti suman 24% de votos, más que los 20,2% cosechados por los dos candidatos de izquierda, según el último sondeo del IEP. La derecha dividida siempre será vencida.

¿Dónde crecer?

  • En la izquierda buscando el resto del bolsón rojo que históricamente llega al 25%. Hay 5% por conquistar que será decisivo.
  • El saldo del bolsón de derecha no alcanza para posicionar a alguno de los candidatos de este sector. Si bien existen varios millones de electores pro mercado, los electores históricos de la derecha son solamente un tercio del electorado y hay demasiados disputando ese voto.
  • El elector de centro, que se ha quedado sin opciones típicas de centro. López Aliaga y Fujimori les repelen tanto como Lescano o Mendoza.
  • El gran grupo de electores desinteresados. Los que no participan, los que votan en blanco, nulo o viciado. Allí hay por lo menos 12 millones de votos, mucho más de lo que hay en los ya decididos hasta la fecha. Pero atraerlos, es aún más difícil.

¿Qué líneas seguir para crecer?

  • Hay que seducir al votante desinteresado con la política. El elenco estable de la política probablemente no lo consiga. Las candidaturas novedosas y las propuestas diferentes son las que podrían atraer a este votante. Hay pocas.
  • La izquierda tendrá que moderarse si quiere crecer. Siendo más roja se canibalizará entre ella, no conseguirá el voto de centro y puede ser superada por las candidaturas de centro las de derecha si estas comienzan a hacer mejor su tarea.
  • En la derecha hay que despejar. Hay demasiados en disputa. La disputa entre ellos los afectará a todos.
  • Hay que atraer el voto de centro. Algunas candidaturas son más atractivas para ello. La de Hernando De Soto en la derecha o la de Humala en la izquierda.

Las candidaturas inviables

  • El anti voto es tan importante como el voto recabado. Keiko Fujimori, Ollanta Humala y Verónica Mendoza tienen un elevado anti voto que hace inviables sus candidaturas en una segunda vuelta. Obviamente hay grados de rechazo, pero es un factor a tener en cuenta.
  • Los procesos contra Lescano por acoso sexual y el conservadurismo católico de López Aliaga que lo lleva a tener posiciones políticamente incorrectas en temas como la homosexualidad, la violación o la eutanasia también son factores a considerar al momento de evaluar la viabilidad futura de estas candidaturas.

¿Será entonces el momento del OTRO SENDERO?

Para quienes votamos por la derecha, todos estos elementos nos llevan a considerar que la mejor opción electoral de derecha sería Hernando de Soto. La opción viable, mejor dicho, pese a su actual posición en las encuestas y su campaña tan tibia.

El mismo no se reconoce como un candidato de derecha, pero al ser un liberal tiene un ADN ideológico compatible con el mercado, con las libertades políticas, con la libertad e inclusión económica, en contra del mercantilismo que tanto daño le ha hecho a nuestra economía.

De Soto generó el viraje ideológico del Perú en 1987. Detuvo junto con Vargas Llosa la estatización financiera impulsada por el Apra y la izquierda en los 80´s. Interpretó en el peruano pobre e informal a un emprendedor que se subvierte frente al Estado en lugar de un obrero oprimido como lo mandaba el catecismo marxista.  Le dio imagen, rostro y ciudadanía al informal que vende golosinas, levanta talleres informales, transporta en combi o construye sin licencia, al margen del Estado.  No lo vio como una expresión del desborde popular que mostraba Matos Mar. Lo vio como el motor del Perú que ha explicado el crecimiento de Lima, las grandes ciudades y del país en los últimos 30 años.

De Soto trazó un sendero distinto al de Abimael. Dibujó el OTRO SENDERO por el cual hemos transitado desde 1990.

Hoy que Lescano y Mendoza podrían disputar la presidencia, con ideas filo senderistas, creo que le ha llegado el momento a De Soto de dejar la academia, de abandonar la comodidad de los think tanks globales, de dejar las consultorías internacionales y de asumir el reto que la libertad del Perú demanda: Mostrarles a los peruanos que hay otro sendero que seguir. No se si el lo quiera o esté a la altura de este reto. No lo sé, pero los que estamos en este sector, lo demandamos.

El tablero electoral antes descrito lo hace posible.  No será fácil, pero el elector de esta zona exige que se despeje el camino en favor de una candidatura viable como esta. Insistir en otras opciones es entregar la plaza antes de la batalla. La renuncia en favor de esta candidatura no implica renunciar a la cuota congresal, con la cual se podría armar una gran coalición de derecha y centro derecha que gobierne y que haga viable al futuro gobierno.

No es tiempo de egoísmos y mezquindades PARTIDARIAS que pueden dejar al Perú en la terrible paradoja de tener que elegir entre la candidata de Maduro o el amigo de Abimael. Lampadia




La fuerza del migrante: emprendimiento y libre mercado

La fuerza del migrante: emprendimiento y libre mercado

La migración es una constante de la historia humana que ha producido muy importantes avances en el desarrollo de muchos países, sin embargo no se reconoce su naturaleza positiva y hasta las naciones que nacieron de la migración, hoy la combaten, la limitan y hasta la vilipendian.

Así sucede en EEUU, donde se llega a separar familias que deben dejar a sus hijos al cuidado de algún burócrata, o en las campañas políticas con gente tan despreciable como Donald Trump. También se manifiesta en Europa donde hace falta más sensibilidad humana con los pobres africanos que huyen del hambre y de la guerra. En el Perú, la migración del campo a la ciudad que empezó en los años cuarenta, ha sido finalmente, una fuerza telúrica que ha transformado de raíz la estructura de nuestra sociedad. Más recientemente, tenemos el vertiginoso crecimiento de la nueva clase media peruana, producido en los últimos 25 años, como una expresión del encuentro entre la migración y la liberación de nuestra economía (ver en Lampadia: El libro blanco de la nueva clase media). 

 

 

La migración interna del Perú, ese proceso de olas sucesivas de pobladores andinos a la costa del país, principalmente a Lima, es quizá el fenómeno más importante e integrador que ha sufrido el Perú. Como señalaba el gran historiador Jorge Basadre, es “la única revolución verdadera”. Hacia mediados de 1940, dos tercios de la población habitaban en la sierra, pero hoy el Perú Urbano concentra cerca del 80 % de la población. En el camino se produjo lo que José Matos Mar denominó “Perú criollo”, u “oficial”, como lo calificó Hernando de Soto, para fundar el Perú de hoy, heterogéneo, pujante, creativo y clase mediero, como lo describe Rolando Arellano. (Para otros, solo informal).

Simbólicamente este proceso (Matos Mar), empezó, en Lima cuando “La mañana del 24 de setiembre de 1946, el cerro San Cosme fue ocupado por un centenar de personas, en su mayoría provincianos comerciantes de La Parada, quienes arguyendo no tener dónde vivir, con banderas peruanas en mano, instalaron esteras y declararon que se constituían en una asociación de vivienda. El gobierno democrático de Bustamante y Rivero consintió el hecho y, con ello, dio nacimiento a la primera barriada del Perú. A partir de entonces, el fenómeno se expandiría y se haría explosivo”.

Como explica Matos Mar, el fenómeno continuó hasta bien entrado los años noventa. “En todo este lapso se identificaba barriada con pobreza extrema. Hoy la pobreza extrema casi ha desaparecido de Lima y ciertamente las barriadas que llegaron a 400 a fines del siglo XX lograron predominar en 29 distritos de los 49 que tiene la metrópoli Lima-Callao y se convirtieron en distritos; luego, esos distritos formaron conos. Hoy, por sus dimensiones demográficas y geográficas y por su peso social y político, esos espacios se han constituido en tres nuevas Lima”

No se puede dejar de asociar a este fenómeno, que se profundizó desde los años 60, el apagón productivo y de inversiones que duró hasta el año 90. No solo se inhibió la producción y la inversión; con el estallido del terrorismo asesino, el Estado se retiró paulatinamente de más de la mitad del territorio nacional. Sin empleo y sin Estado, solo quedaba más migración.

Hoy se puede decir que el resultado fue exitoso. Que es una historia con final feliz, pero este camino fue sumamente complicado. Como señala, Rolando Arellano, el estudioso que mide y caracteriza la nueva estructura social del país, la migración no fue un acto irracional, caprichoso o instintivo sino un acto puramente racional. Los campesinos estaban convencidos de que su situación iba a cambiar, que iban a mejorar. Su meta era superarse.

Como señala el ‘Otro Sendero’, los migrantes descubrieron que el sistema no estaba dispuesto a admitirlos, que los obstáculos eran cada vez más grandes y que las puertas se cerraban. Entonces hicieron lo único que les quedaba a fin de sobrevivir: se convirtieron en informales.

La informalidad, el desarrollo de mercados al margen del país oficial, fue la forma que hallaron para desarrollarse, para conseguir trabajo, vivienda, transporte y servicios que el Perú formal les negaba. Su tesón, emprendedurismo y capacidad de ahorro los llevó a crear una economía sumamente vigorosa en la que la creían firmemente y en la que imperaban las reglas del libre mercado, pues el Estado se hallaba ausente o, como ahora, imponía trabas para el desarrollo. Estos empresarios modernos entienden que para progresar es necesaria la libertad y ahora, comprenden también, que la democracia es el mejor sistema de gobierno.

El Perú [recién] empezó a reconocer a sus informales como potencial clase media tras enterarse de que representaban más del 60% de las horas-hombre trabajadas, que operaban el 85% de la flota de transporte limeña, que todas sus viviendas eran privadas”, se indica en el ‘Otro Sendero’.

Este reconocimiento por parte del Perú formal aún no ha concluido. Los migrantes no solo han cambiado “el paisaje urbano [Lima], sino también crean un vigoroso circuito económico de servicios, que amplía el mercado interno, constituyen una constelación policlasista formada por pequeños y medianos empresarios, autoempleados y trabajadores eventuales, y forjan una identidad propia que rescata su raigambre serrana y asimila la influencia cultural occidental”, sostiene Matos Mar (ver en Lampadia: La realidad del Perú informal y el retorno de la miopía). 

“Estas nuevas mayorías han crecido lejos de las clases altas. No han dependido de ellas como en Chile, donde la riqueza se ha creado de arriba abajo. Aquí la riqueza se creó abajo porque los de arriba no se metieron en esos sectores. Los conos fueron ignorados ¿Por qué van a aspirar a ser lo que no conocen?”, pregunta Arellano. Ver en Lampadia: No era chorreo, eran manantes.

Además de la migración interna, el Perú ha sufrido una sangría inmensa con el alejamiento del país del 10% de nuestra población. 3’000,000 de peruanos viven en el exterior y su buen comportamiento (en su gran mayoría) es un grito que muchos no quieren escuchar, los peruanos no somos seres despreciables que no respetan la ley y no tienen cultura. ¡Lo que está mal no es el hombre, es el sistema!

La recuperación económica y social del Perú, de los últimos 20 años, ha parado esta sangría, que en algún momento provocó que el 87% de nuestros jóvenes pensara migrar al exterior. Analizaremos este aspecto en un próximo artículo.

Esta auténtica revolución, parafraseando a Jorge Basadre, ha sido enormemente positiva para este país, desarrollo de una nueva clase empresarial enormemente competitiva que exige reglas claras, que cree en la libre competencia y las reglas de mercado. Ha incluido el país y generando un potente mercado interno. Pero sobre todo hoy el país está más integrado y socialmente unido. Lo que falta es redefinir la formalidad para que ese nuevo país se integre totalmente y salga de la informalidad. Lampadia