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Ucrania – Rusia

Ucrania – Rusia

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Líneas abajo publicamos el artículo del ecuatoriano Jaime Durán Barba sobre el conflicto de Rusia con Ucrania, que ya involucra a EEUU y a los países europeos de la OTAN, amenazando con una situación de guerra que puede traer un proceso difícil de prever y controlar.

Publicamos el artículo con la autorización expresa de Durán, gestionada por el embajador Ponce Vivanco.

Eduardo Ponce Vivanco (embajador del Perú):

Este es un excelente artículo de mi amigo Jaime Durán Barba.  El ecuatoriano creador de Informe Confidencial (tipo IPSOS) quien  tuvo el valor de encuestar las preguntas que elaboré cuando fui Embajador en Quito.   El resultado anticipó -en 1994 – que sus compatriotas aceptarían la paz con Perú en base al Protocolo de Río de Janeiro.

Cuatro años después fue el principal asesor político de Jamil Mahuad, decisivo para el logro de la paz de 1998.

Después se fue a la Argentina, donde también fue decisivo para la victoria de Macri y, luego, uno de sus principales asesores políticos.

Vive en Buenos Aires y mantiene el Informe Confidencial en Ecuador con su socio Santiago Nieto. Jaime es un hombre brillante.

Tengo su autorización para que su artículo sobre Ucrania-Rusia se publique en Lampadia, que le pedí expresamente.

El calvario de Ucrania

Jaime Duran Barba
Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.
Perfil.com – Argentina
29-01-2022

¿Es posible que estalle una guerra en gran escala? Desde el análisis racional sería absurdo. Los costos para Rusia serían brutales, su economía no puede afrontarlos. Europa es un continente pequeño con una diversidad cultural en el que la guerra tendría costos incalculables. Occidente ha evolucionado y los pacifistas ya no son la minoría que pudo ser perseguida el siglo pasado. Pero los seres humanos no somos racionales.

Con frecuencia se analiza la política como si los seres humanos no interesaran demasiado. Algunos explican el conflicto entre Rusia y Ucrania solo a partir de variables abstractas, como el control del gasoducto, intereses económicos o la lógica internacional, pero somos humanos y lo que hacemos se explica más por una mezcla de elementos culturales, creencias, experiencias históricas, y la psicología de los líderes. 

No se puede comprender el problema de Ucrania sin conocer una historia en la que se han acumulado mitos, sentimientos y temores entre pueblos que, siendo parecidos, han sumado conflictos desde hace más de mil años. 

En el siglo VII los jázaros fundaron un país en el Cáucaso, adoptaron la religión judía y sometieron a los pueblos eslavos del sur. Dos siglos después varegos suecos destruyeron este reino, unificaron bajo su liderazgo a las tribus eslavas y fundaron el Rus de Kiev, gobernado por la dinastía rúrika, que reinó en las Rusias hasta el tiempo del zar Iván el Terrible. El país que fundaron los vikingos conectaba el golfo de Finlandia con el mar Negro. 

Los cristianos de la época creían que Dios había creado la Tierra dividiéndola con una cruz de agua cuyo componente vertical venía del Báltico por el Dniéper y continuaba por el Nilo, y el horizontal salía del estrecho de Gibraltar, seguía por el mar Negro y por otros mares que llegaban hasta el Pacífico.

El Rus de Kiev fue la Rusia original, que se dividió en tres países con cultura e idioma semejantes: Ucrania, Rusia y Bielorrusia. 

Rusia tuvo siempre un problema de acceso al mar que la llevó a mantener conflictos con Finlandia y los estados bálticos. Entre ellos fundó San Petersburgo, puerto que no puede trabajar todo el año porque se congela el mar.

En 1475 los otomanos, aliados a tártaros musulmanes, tomaron la península de Crimea en el mar Negro y la controlaron hasta 1783, cuando fue anexada a Rusia, que en 1864 se enfrentó a británicos, franceses y otomanos para mantener su control. Crimea fue por muchos años una provincia rusa habitada por tártaros, y se incorporó en esa calidad a la Unión Soviética en 1921.  

En la URSS, después de un breve período revolucionario dirigido por Lenin, se instaló un régimen dirigido por Stalin, un georgiano que pretendió colonizar con rusos varios países que conformaban la Unión Soviética. Esa es la raíz del actual conflicto. 

Stalin implementó en 1928 el primer plan quinquenal para desarrollar la industria pesada soviética, tratando de cambiar el modelo económico de un país que vivía de la agricultura. Para eso, lanzó un proceso de reforma agraria, que expropió la tierra de los campesinos para formar granjas colectivas, provocando un rechazo masivo de los habitantes del campo, que se negaron a enviar alimentos a las ciudades. El resultado fue una masacre en la que murieron 12 millones de soviéticos. 

Los horrores del plan quinquenal fueron más brutales en Ucrania, donde alrededor de 3 millones de habitantes murieron de hambre entre 1932 y 1933. En su idioma, crearon la palabra “holodomor” para referirse a la muerte por hambre generalizada en este período, que atribuyeron a los rusos. 

Pestes como el tifus se extendieron por el país causando una enorme mortandad, pero los rusos impidieron que los médicos enfrentaran el problema. Se han documentado casos de infanticidio, canibalismo, y la existencia de un mercado negro de carne humana. 

Stalin quiso exterminar la cultura ucraniana. Prohibió el uso de su idioma, sus publicaciones, y ejecutó a más de 600 mil maestros, intelectuales y ciudadanos que lo cultivaban.

La propaganda soviética impidió que se conociera esto durante muchos años, y los propios ucranianos no pudieron hablar del tema abiertamente hasta la disolución de la URSS. No se debía criticar a la revolución.

La política excluyente de Stalin cobró más fuerza después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando el Ejército Rojo liberó Alemania de los nazis, en Königsberg, capital de Prusia Oriental, 2.5 millones de alemanes fueron expulsados para poblar la zona con rusos y fundar Kaliningrado. Esta provincia rusa, situada al suroeste de Polonia y Lituania, desvinculada del territorio ruso, se transformó en sede de una de las principales bases navales soviéticas, y cuando se disolvió la URSS permaneció como provincia de Rusia.

En Crimea, Stalin acusó a los tártaros de colaborar con los nazis y los deportó masivamente a Uzbekistán, en una limpieza étnica conocida como Sürgünlik. Como en otros sitios, la aniquilación de los tártaros sirvió para colonizar la península.  Los habitantes quedaron distribuidos de la siguiente forma: rusos 59%, ucranianos 24%, tártaros 12%.

Muerto Stalin, asumió el poder Nikita Jrushchov, que había nacido en una aldea fronteriza entre Rusia y Ucrania. Al momento de asumir el poder de la URSS era la máxima autoridad de Ucrania. En el XX Congreso del Partido Comunista, el nuevo secretario general denunció las atrocidades del estalinismo y fomentó una política de reconciliación entre Rusia y Ucrania. 

En un gesto de amistad, transfirió la península de Crimea a Ucrania, a pesar de que tenía una mayoría rusa. Fue un acto simbólico: existía una URSS férreamente unida, que parecía avanzar sobre el mundo, incluso instalando misiles en Cuba. 

En 1990 aconteció lo inconcebible: se disolvió la URSS y el tablero internacional se volvió caótico. Algunos países como Polonia, Hungría, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania y otros, amenazados u ocupados por los rusos, se apresuraron a ingresar en la OTAN. Quedaron conflictos por todos lados, porque la rusificación de Stalin introdujo contingentes de rusos en países que se volvieron independientes. En Kaliningrado no hubo problemas porque no dejaron prácticamente ningún alemán, en Crimea los rusos eran una clara mayoría, pero en otros países constituían minorías que reclamaban la independencia o volver a Rusia.

Era obvio que también Ucrania, cuando se proclamó república soberana en 1990, después de todo lo vivido, buscara la protección de la alianza atlántica.  

Pero el reordenamiento territorial no era fácil. Crimea está poblada por una mayoría de rusos, y es la principal base militar rusa en el mar Negro. Cuando su pertenencia a Ucrania era un juego simbólico no importaba, pero al convertirse en algo real era inadmisible para Rusia. En 2014 grupos pro rusos, tomaron Crimea y convocaron a un plebiscito en el que, como era de esperarse, se aprobó su adhesión a Rusia por el 97% de los votos.

En ese mismo año en el este y el sur de Ucrania se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk que reclamaron integrarse a Rusia. Son en realidad regiones habitadas por rusos que llegaron en el tiempo de la URSS. No son ucranianos, no se sienten tales, están en la frontera con Rusia, cuentan con su apoyo militar. Son rusos que quieren pertenecer a Rusia.

A lo largo de la historia, Ucrania no estuvo tan ligada a Rusia como Bielorrusia. Tuvo vínculos importantes con Polonia y Lituania, tiene una Constitución democrática, celebra elecciones periódicas. En contraste, Rusia es el país totalitario de siempre. Vladimir Putin es un ex jefe de la KGB que provocó una sospechosa masacre en Chechenia para afirmarse en el poder, no respeta las instituciones, manda a asesinar a sus opositores incluso fuera del territorio ruso. Es otro Stalin, cuya memoria detestan los ucranianos y veneran los rusos.  

Es natural que Ucrania quiera pertenecer a la OTAN para protegerse del peligro ruso. También lo es que los rusos que viven en Donetsk y Lugansk no quieran pertenecer a Ucrania, un país al que rechazan, aunque vivan legalmente en su territorio. Desde 2014 organizaron milicias, apoyadas y también integradas de manera clandestina por tropas rusas, inicialmente para apoderarse de edificios policiales, gubernamentales y de comisarías, y después para lanzar una guerra de independencia de Ucrania.

Putin ha dicho que los rusos, por razones históricas y culturales, sienten que Ucrania es parte de Rusia y quieren anexarla a su país. Para ellos sería inadmisible que se instalen los misiles de la OTAN tan cerca de Moscú, como fue absurda, en su momento, la instalación de los cohetes soviéticos en la Cuba de 1962.

En julio de 2007 el gobierno ruso anticipó que, si Estados Unidos desplegaba un escudo antimisiles en Polonia, Rusia instalaría armas nucleares en Kaliningrado, o sea en el territorio alemán ocupado. 

En el tablero internacional hay líderes y gobiernos totalitarios que admiran a Putin, quisieran que Rusia ocupara Ucrania. Los chinos verían en esa invasión, si es exitosa, un antecedente interesante para tomar por la fuerza Taiwán, al que sienten parte de China, aunque los taiwaneses no comparten esa sensación. Los ayatolás de Irán, que esperan matar en cualquier momento a los judíos y cristianos de todo el mundo, tienen también una simpatía táctica con este zar de corbata. Pasa lo mismo con líderes del Tercer Mundo, como Ortega en Nicaragua, Maduro en Venezuela, Cristina Fernández en Argentina y los coroneles de Burkina Faso. Les encantaría tratar a sus adversarios con las recetas de Putin.

¿Es posible que estalle una guerra en gran escala? Desde el análisis racional sería absurdo. Los costos para Rusia serían brutales, su economía no puede afrontarlos. Europa es un continente pequeño con una diversidad cultural en el que la guerra tendría costos incalculables. Occidente ha evolucionado y los pacifistas ya no son la minoría que pudo ser perseguida el siglo pasado.

Pero los seres humanos no somos racionales. Cuando se estudia la Primera Guerra Mundial está claro que aconteció porque nadie la creía posible y como resultado de muchas equivocaciones y tonterías que condujeron a la tragedia. Lo prueba también la disparatada invasión a Irak, solo explicable por el libro de David Owen, The Hubris Syndrome: Bush, Blair and the Intoxication of Power. Lampadia




Reflexiones sobre la Cumbre de la OTAN

Reflexiones sobre la Cumbre de la OTAN

Una vez culminada la Cumbre de la OTAN la semana pasada en Londres, creemos necesario hacer una breve reflexión a la luz de un reciente artículo escrito por The Economist que compartimos líneas abajo que, entre otras cosas, incide en las crecientes tensiones políticas entre los más importantes países que integran la mencionada alianza militar y también las futuras amenazas que enfrentaría su cohesión con los denominados “nuevos alborotadores”.

Con respecto a las tensiones políticas, como era de esperarse se hicieron evidentes en las ponencias la incomodidad de varios miembros del bloque, pero en particular de EEUU, con las recientes declaraciones que hizo Macron respecto a los acercamientos que debiera tener la UE con Rusia y China, como parte de su plan para renovar al viejo continente frente a un escenario de desglobalización persistente (ver Lampadia: La visión de Macron). Como reflexionamos en una anterior oportunidad, creemos que esta nueva visión es necesaria dado el distanciamiento que ha acometido EEUU con la UE en los últimos años con el ascenso de Trump, pero también por otras complejas problemáticas que actualmente mecen al mundo occidental como el cambio climático, la seguridad de datos y la misma seguridad nacional — aún cuando la OTAN ya representa un esfuerzo importante al respecto — que obligan al bloque europeo a tener mayor independencia en estos temas. Por otra parte, la OTAN tiene que dar cuenta que el contexto actual de embates geopolíticos permanentes entre países obliga a la UE a ser más abierta en su relacionamiento estratégico para, por ejemplo, que sus mercados puedan ser más visibles en regiones del mundo que han estado más alejadas por tradición. Ello, además, no implica que la UE se separará de la OTAN,  siendo un ajuste más de política exterior más no de política militar.

Con respecto a lo que The Economist denomina como los “nuevos alborotadores” que ya se estarían cocinando al interior de la OTAN, no podemos estar más de acuerdo de que podrían desestabilizar dicha alianza en el plazo inmediato. Sin duda el posible ascenso al poder del líder socialista del Partido Laborista Jeremy Corbyn en las próximas elecciones al parlamento británico, y la compra de armas a Rusia por parte del régimen autoritario del presidente de Turquía, Erdogan, podrían generar tal trifulca al interior de la alianza al punto que se podría reconsiderar la continuación de la membresía de dichos países. Esperemos que no se llegue a dicho extremo en tanto las sanciones y advertencias que se hagan ante el incumplimiento de los artículos de los Tratados de OTAN sean suficientes para que no se cometan acciones que puedan perturbar a la alianza.

Por lo demás consideramos que la OTAN debe permanecer por considerarse la alianza militar más grande y más exitosa en la historia contemporánea– ya cumplió 70 años – y porque en un contexto de creciente gasto militar (ver Lampadia: El gasto militar global en niveles récord históricos) se hace imperativo preservarla para evitar cualquier conflicto bélico que pueda surgir en el futuro, que esperamos no sea el caso. Lampadia

Cumbre de la OTAN
Surgen nuevos alborotadores

A medida que EEUU retrocede, los miembros de la alianza más exitosa de la historia están discutiendo

The Economist
7 de diciembre, 2019
Traducido y comentado por Lampadia

Se ha hablado tanto de “crisis” en torno al 70 aniversario del nacimiento de la OTAN que ha sido fácil olvidar que hay razones para celebrar. La alianza no solo ha demostrado ser extraordinariamente duradera según los estándares históricos, sino que desde 2014 ha respondido adecuadamente a la agresión de Rusia en Ucrania, volviendo a centrarse en su misión central de defensa colectiva. Ha desplegado grupos de batalla multinacionales en los tres estados bálticos y Polonia y se ha comprometido a mejorar la preparación. Impulsado por las críticas del presidente Donald Trump, sus miembros han aumentado sus gastos en defensa. Aunque muchos países, especialmente Alemania, aún no cumplen sus promesas, la OTAN ahora estima que entre 2016 y 2020 sus miembros europeos y Canadá pagarán US$ 130 mil millones adicionales.

Este nuevo dinero ayuda a explicar un desarrollo positivo en la reunión de líderes de la OTAN en Gran Bretaña esta semana. Sin embargo, Trump, anteriormente el disruptor en jefe, solía llamar a la organización “obsoleta” y causó consternación en una cumbre en Bruselas en 2018 al amenazar con retirarse si los europeos no asumían una parte de la carga más justa, brevemente: conviértase en un defensor. Esta semana, en Londres, criticó las críticas del presidente Emmanuel Macron a la alianza como “desagradables” e “irrespetuosas”. No dio señales de bloquear palabras severas sobre Rusia o la reiteración del Artículo Cinco del tratado de la OTAN, la piedra angular de la alianza. El compromiso de EEUU estará en exhibición el próximo año, cuando unos 20,000 de sus soldados practiquen el refuerzo de Europa en un ejercicio llamado Defender 2020.

La mala noticia es que han surgido otros disruptores. El visceralmente anti-OTAN Jeremy Corbyn podría posiblemente convertirse en primer ministro de uno de sus principales miembros después de las elecciones generales británicas de la próxima semana. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, causó consternación al comprar un sistema antiaéreo ruso, obstruyendo las decisiones de la OTAN sobre Europa del Este e invadiendo el norte de Siria sin tener en cuenta los intereses de sus aliados. Respondió con insultos personales a una sugerencia de Macron de que, dadas las acciones de Turquía en Siria, es posible que no pueda contar con la defensa mutua consagrada en el Artículo Cinco.

El alborotador más sorprendente, y la razón por la cual las relaciones se han vuelto feas, es el propio Macron. En una entrevista reciente con The Economist, dijo que la OTAN estaba experimentando “muerte cerebral”. Defiende una defensa europea más fuerte, que Europa necesita, y el 4 de diciembre insistió en que esto “no sería una alternativa a la OTAN sino uno de sus pilares”. Pero existe una sospecha persistente de sus intenciones entre otros aliados. Esto se debe en parte a su entusiasmo por un “diálogo estratégico” con Rusia. Ha enfatizado la amenaza del terrorismo sobre la tarea de defenderse de la agresión de Vladimir Putin. Macron está teniendo una visión a largo plazo y está tratando de estimular nuevas ideas, pero la mayoría de sus aliados, comprensiblemente, escuchan sus palabras como una amenaza para el progreso de los últimos cinco años. Las acciones de Rusia, no solo en Ucrania sino también en el territorio de la OTAN (incluso enviando asesinos a Salisbury en Gran Bretaña y, posiblemente, al Tiergarten de Berlín), requieren una respuesta firme. Cualquier deseo de concesiones será visto en Moscú como debilidad.

En Gran Bretaña, la OTAN empapelaba las grietas. La declaración de la cumbre afirmó el compromiso de sus miembros con el Artículo Cinco y proclamó que “las acciones agresivas de Rusia constituyen una amenaza para la seguridad euroatlántica”. Eso es bienvenido, pero la alianza necesita encontrar una nueva coherencia estratégica. Incluso si Trump sigue a favor, el enfoque de EEUU está cambiando ineludiblemente a su rivalidad con China en Asia y más allá. Los ejercicios y la creciente preparación consolidarán la alianza a nivel militar, y esto perdurará mientras los políticos van y vienen. El trabajo en áreas nuevas como el espacio y la guerra cibernética también ayudará. Eventualmente, un diálogo estratégico con Rusia podría tener sentido. Pero para prosperar, la OTAN también necesita un propósito común mayor. Una vez que el ímpetu vino de EEUU. Macron tenía razón al señalar que en el futuro Europa tendrá que desempeñar un papel más importante. Lampadia




¿Es Prosur un proyecto que llevará a la integración de América Latina?

Los proyectos u organismos de cooperación internacional impulsados por Occidente históricamente han demostrado solidez, vigencia y sobre todo buenos resultados en términos de los objetivos que perseguían desde su fundación, llámense el libre flujo de bienes, servicios y personas, la libre movilidad de capitales, la generación alianzas para un manejo responsable del armamento militar, entre otros. En este espectro se encuentra la UE, la OTAN, la OMC, por citar algunos ejemplos.

Sin embargo, en América Latina – exceptuando el éxito exhibido por la Alianza del Pacífico en los últimos años – la historia de integración regional ha sido un fracaso. La Comunidad Andina y el Mercosur son ejemplos regionales, cuyos proyectos de cooperación no han conducido a un desarrollo notable del comercio ni tampoco a un mayor grado de sofisticación de las exportaciones latinoamericanas. Y una de las principales razones de tal revés es que la producción entre los países que conformaban dichos bloques era muy similar entre sí lo cual inhibió una integración comercial de mayor profundidad. Por ello es que la experiencia de varios países de nuestra región, incluido el Perú, con la puesta en marcha de los TLC bilaterales hacia Occidente y el Asia, resultó conveniente porque promovía el comercio con países con patrones de producción diferentes.

En el plano político también ha habido sendos fracasos en cuanto a iniciativas regionales. Uno de ellos se vio reflejado en la Unión Sudamericana (en adelante, Unasur) que, según señala The Economist en un reciente artículo (ver artículo líneas abajo), pasó de tener un objetivo bien delimitado y con muy buenas intenciones, centrado  en la promoción de proyectos transfronterizos de transporte y energía, a promover una agenda política encausada en el socialismo del siglo XXI, del cual el modelo venezolano es la viva imagen de los ideales a alcanzar.

Si bien ya se han sumado a la fecha 7 países detractores de tal iniciativa regional, la alternativa de solución por la que han optado los líderes políticos de sus estados – que consiste en formar un nuevo bloque denominado Prosur-  no es, desde nuestro punto de vista así como de la de The Economist, la manera de abordar el problema de la débil integración tanto económica como política de nuestra región. Aún cuando dicho proyecto izase sus banderas en defensa de la democracia y del libre mercado.

¿Por qué razón? Porque Prosur terminaría siendo una reafirmación del problema que subyugó a Unasur en su  momento, al poder ser capturada por ideologías políticas de los gobiernos de turno que, más allá de promover la cooperación entre países, imponen agendas políticas nefastas para sus desarrollos. Ello con el agravante que, como señala The Economist, “Muchos funcionarios sudamericanos que no simpatizan con la Venezuela chavista son fríos con Prosur”, lo cual insinuaría el poco apoyo político que pudiera tener dicho proyecto en el muy corto plazo.

En conclusión, Prosur no sería una alternativa atractiva para lidiar con el problema de desarticulación entre los países de nuestra región, ni por razones históricas ni por el contexto político actual.

En contraste, como escribimos en Lampadia: La globalización va a paso lento, el camino hacia esta integración regional pasaría necesariamente por abrir más nuestros mercados al mundo, razón por la cual es fundamental seguir promoviendo la globalización y el libre mercado en cada foro que acontezca en nuestra región. Este es el camino que nos llevará a empoderar a América Latina en el comercio global. Lampadia

¿Por qué Prosur no es la manera de unir a Sudamérica?
Los intentos de integración regional siempre parecen tropezar con la política

The Economist
21 de marzo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

No es frecuente que un país se retire de una organización internacional de la que es anfitrión. Sin embargo, eso es lo que hizo el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, el 13 de marzo. Ecuador se unió a otros seis países que se han retirado de la Unión Sudamericana (Unasur), un espacio de debate que alguna vez incluyó a las 12 naciones del continente, criticándola por la “política perversa de los autodenominados socialistas del siglo XXI”. En buena medida, dijo que quiere que su país recupere la reluciente sede central de Unasur de 65 millones de dólares cerca de Quito, que abrió sus puertas en 2014 y que su antecesor, Rafael Correa, la calificó de “una oda al desperdicio”. Quiere convertirlo en una universidad para indígenas.

Moreno se encuentra entre varios presidentes sudamericanos que pueden ir a Santiago el 22 de marzo para lanzar un reemplazo para Unasur llamado Prosur. Esta es una idea original de Iván Duque, el nuevo presidente conservador de Colombia, y su homólogo chileno, Sebastián Piñera, de centro-derecha. Al revelar la idea en enero, Duque dijo que en lugar de ser una organización burocrática, Prosur será un “mecanismo de coordinación” que apoyará la democracia y la economía de mercado. Piñera ha invitado a todos menos a uno de los 12 países. La excepción es Venezuela.

Prosur es un signo del clima político cambiante en Sudamérica. Después de un período de hegemonía para la izquierda, de varios capítulos, la región se ha inclinado hacia la derecha en las recientes elecciones. Sin embargo, lejos de ser una respuesta a la desunión regional, Prosur parece una reafirmación del problema: en América Latina, las instituciones regionales se han convertido en rehenes de la ideología y de los alineamientos políticos efímeros. Rara vez trabajan para promover la cooperación que redundaría en el interés duradero de todos sus miembros.

Fueron precisamente estas fallas las que condenaron a Unasur, una buena idea traducida por un liderazgo político equivocado. Sus orígenes se encuentran en un deseo brasileño de hablar sobre proyectos transfronterizos de transporte y energía. Para cuando se constituyó formalmente por tratado en 2008, esos objetivos prácticos habían sucumbido a las ambiciones superpuestas de dos presidentes de izquierda, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el venezolano Hugo Chávez, para crear un cuerpo dedicado a la solidaridad política y la cooperación de defensa, implícitamente contra EEUU.

El último secretario general de Unasur, Ernesto Samper, ex presidente de Colombia, le dijo a Bello en 2015 que el cuerpo era el reflejo de “un escenario político” en el que la mayoría de los gobiernos eran de izquierda. Su compromiso con la democracia en la región, dijo, era “la validez real de los derechos sociales”, una fórmula que hacía eco a la propaganda cubana y venezolana. La oposición de Venezuela y sus numerosos partidarios vieron a Samper como un títere a favor del gobierno venezolano. Cuando finalizó el mandato de Samper, una amplia coalición de países propuso a José Octavio Bordón, un político y diplomático de centro astuto de Argentina, como su reemplazo. Venezuela lo vetó. Esa fue la gota final.

El destino de Unasur es un símbolo de la profunda fractura causada por el régimen de Venezuela y sus amigos restantes en Sudamérica. También es un reproche a la política exterior brasileña bajo Lula y su sucesora, Dilma Rousseff. Sin embargo, alejarse de Unasur en lugar de tratar de evitar a Venezuela y reformar la organización parece un error. “Usted no puede superar la fractura al crear una nueva organización compuesta solo por sus amigos”, dice un ex ministro de Relaciones Exteriores de Sudamérica, que se preocupa por la “improvisación” que encarna.

Muchos funcionarios sudamericanos que no simpatizan con la Venezuela chavista son fríos con Prosur. Varios países pueden mantenerse alejados. Presionar a Venezuela para que vuelva a la democracia es una tarea que la región ha confiado al Grupo de Lima, un organismo ad hoc de 14 países que funciona razonablemente bien. Que incluya a Canadá no es un problema existencial. Y como lo describieron sus fundadores, Prosur carecerá del peso para hacer el trabajo que Unasur debería haber hecho (pero no hizo) para trabajar en medidas prácticas de integración, especialmente al actuar como un puente entre los dos bloques económicos de Sudamérica, Mercosur y la Alianza del Pacífico.

En cuanto a Unasur, puede que en realidad no muera, sino que se una al desorden de los moribundos de América Latina. Laurence Whitehead, de la Universidad de Oxford, ha escrito que la tendencia de las élites latinoamericanas a la última moda ideológica ha convertido a la región en un “mausoleo de modernidades”. Eso se aplica ahora a sus instituciones de integración. Esta inclinación es un lujo que una región que se está quedando atrás económicamente no puede permitirse. Lampadia




¿Cómo sopesar las recientes tensiones políticas entre EEUU y Europa?

Si bien el nacionalismo como ideología política puede resultar atractivo para los votantes, ya que legitima cualquier política pública en función de los beneficios que provea al territorio comprendido dentro de las fronteras nacionales; en la práctica, propala el odio y la confrontación hacia cualquier país o bloque de países que pretenda tener cierta injerencia en los lineamientos de política local. Esto último puede terminar desestimando cualquier alianza supranacional construida previamente que haya generado mayor bienestar tanto para intereses locales como extranjeros.

Ejemplo de ello es lo que viene llevando a cabo el gobierno del presidente de EEUU, Donald Trump, con los países que conforman el viejo continente, Europa. En un reciente artículo publicado por The Economist (ver artículo líneas abajo), se analiza cómo, desde la llegada del Partido Republicano a la Casa Blanca, se han tomado acciones de política que cubren ámbitos del comercio y de compromisos medioambientales y de seguridad, las cuales han generado tensiones en las relaciones políticas entre ambos bloques importantes.

Pero como indica el famoso diario británico de corte liberal: “Sin embargo, a través de sus muchos altibajos, la relación [entre EEUU y Europa] ha demostrado ser resistente”.

Reflejo de ello, destaca The Economist, es la OTAN, aquella alianza de seguridad forjada entre América del Norte y la Europa Occidental, en las postrimerías del expansionismo de la Unión Soviética durante la Guerra Fría, allá por 1949. Su importancia recae en que constituye la alianza militar con mayor vigencia -70 años desde su fundación – en los últimos 5 siglos, y a su constante evolución tras históricos acontecimientos de naturaleza bélica y armamentista.

Una posible solución a las tensiones generadas entre ambos bandos pasaría pues necesariamente por adecuar la OTAN a estos nuevos tiempos, como otrora se hiciera a inicios de la Guerra Fría o con la desintegración del bloque soviético tras la caída del Muro de Berlín. El foco ahora sería generar una suerte de balance de poderes entre Occidente y Oriente.

En esta línea, coincidimos con The Economist que para tal fin deben implementarse las siguientes políticas, las cuales guardan ciertas implicancias para la OTAN:

  • Desde EEUU, eliminar barreras comerciales.
  • Fortablecer las bases europeas.
  • Desde Europa, cerrar las brechas de habilidades y de capital en el sector de seguridad, dejando así su papel de simple “observador” de las tensiones con EEUU.
  • Finalmente, como alianza EEUU-Europa, adaptarse a los avances de China también en materia de seguridad.

Reconstruir la sólida alianza entre EEUU y Europa, que alguna vez se llamaría “Los Aliados” a finales de la primera mitad del siglo pasado,  le daría además un respiro a la globalización, al ser ambos bloques la cuna de tan importante proceso de desarrollo. Lampadia

Relaciones trasatlánticas
Europa y EEUU deben trabajar para detener la disolución de sus relaciones

Vale la pena luchar por ello

The Economist
14 de marzo, 2019
Traducido y glosado por Lampadia

El océano Atlántico está empezando a verse terriblemente ancho. Para los europeos, EEUU parece cada vez más remoto, bajo un desconcertante presidente que se deleita en acosarlos, cuestiona el futuro de la alianza transatlántica y, a veces, muestra más calidez hacia los dictadores que demócratas. Los estadounidenses ven un continente envejecido que, aunque está bien para los turistas, se está desmoronando políticamente y se está quedando atrás económicamente, tan débil en crecimiento como excesivo en la regulación. Para los atlantistas, incluido este diario, tal fatalismo sobre las divisiones entre Europa y EEUU es preocupante. También está fuera de lugar.

Es cierto que algunas lagunas son evidentes. EEUU ha abandonado el acuerdo climático de París y el acuerdo nuclear con Irán, mientras que Europa sigue comprometida con ambos. Otros desacuerdos amenazan. El presidente Donald Trump ha llamado a la UE un “enemigo” en el comercio y está sopesando los aranceles punitivos sobre los automóviles europeos. La confianza se ha desplomado. Solo uno de cada diez alemanes confía en que Trump hará lo correcto en los asuntos mundiales, menos que nueve de cada diez que confiaron en Barack Obama en 2016. Hace veinte años, la OTAN celebró su 50 aniversario con una cumbre de líderes de tres días. El temor a otra ruptura con Trump ha relegado los planes para la fiesta de cumpleaños número 70 de la alianza el 4 de abril a una reunión de un día de ministros de relaciones exteriores.

Las intimidades pasadas no son suficientes para mantener los sentimientos cálidos hoy. Europa, inevitablemente, cuenta menos para los ojos de los estadounidenses de lo que alguna vez lo hizo. La generación que formó lazos en la lucha de lado a lado en la Segunda Guerra Mundial está desapareciendo e incluso la Guerra Fría se está convirtiendo en un recuerdo lejano. Mientras tanto, EEUU se está volviendo menos europeo. Hace un siglo, más del 80% de la población nacida en el extranjero provenía de Europa; ahora la cifra es solo del 10%. Las economías en auge en Asia están alejando la atención de EEUU.

Sin embargo, a través de sus muchos altibajos, la relación ha demostrado ser resistente. Los flujos comerciales entre la UE y EEUU siguen siendo los más grandes del mundo, con un valor de más de $ 3 mil millones por día. Los valores democráticos compartidos, aunque tambaleantes en algunos lugares, son una fuerza para la libertad. Y, respaldando todo, la alianza proporciona estabilidad frente a una variedad de amenazas, desde el terrorismo hasta una Rusia agresiva, que le han dado a la alianza una nueva importancia.

En el corazón de esta asociación de seguridad está la OTAN. Al cumplir 70 años, la alianza se destaca como sobreviviente: en los últimos cinco siglos, el promedio de vida de las alianzas de defensa colectiva es de solo 15 años. Aun cuando los líderes europeos se preguntan cuánto tiempo pueden confiar en EEUU, la relación en el terreno está prosperando. Como explica nuestro informe especial esta semana, esto es gracias a la capacidad de la OTAN para cambiar. Nadie imaginó que el compromiso de defensa mutua del Artículo 5 de la alianza se invocaría por primera vez, y hasta ahora solo, en respuesta a un ataque terrorista contra Estados Unidos, en septiembre de 2001, o al hecho que estonios, letones y polacos se encontraran entre los miembros de la OTAN para sufrir bajas en Afganistán. Desde 2014, los aliados han respondido enérgicamente a la anexión de Ucrania por parte de Rusia. Han aumentado el gasto en defensa, han trasladado grupos de batalla multinacionales a los estados bálticos y a Polonia, han establecido objetivos ambiciosos para la preparación militar y realizaron sus mayores ejercicios desde la Guerra Fría.

En EEUU, las encuestas sugieren que la opinión pública hacia la OTAN en realidad se ha vuelto más positiva desde que Trump asumió la presidencia. También en el Congreso, el respaldo a la alianza es sólido, se refleja en los votos de apoyo y la presencia en la Conferencia de Seguridad de Munich el mes pasado de un número récord de legisladores estadounidenses. Nancy Pelosi, la líder demócrata de la Cámara de Representantes, extendió una invitación bipartidista al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, para dirigirse a una sesión conjunta del Congreso en la víspera del 70 aniversario.

El éxito de la OTAN contiene lecciones para la relación transatlántica en su conjunto. Para florecer en el futuro, no solo debe sobrevivir Trump, sino que debe cambiar tan audazmente como lo ha hecho en el pasado.

Primero, esto significa aprovechar sus fortalezas, no socavarlas: eliminar las barreras comerciales en lugar de caer en guerras arancelarias, por ejemplo. Trump tiene razón al acosar a sus aliados para que cumplan sus promesas de gasto en defensa. Pero está bastante equivocado al pensar en cobrarles un costo adicional del 50% por hospedar bases estadounidenses, como se dice que está contemplando. Tales asuntos no deben ser tratados como un “acuerdo de bienes raíces en Nueva York”, dijo el ex vicepresidente, Dick Cheney, al actual, Mike Pence, la semana pasada. Esas bases europeas ayudan a EEUU a proyectar poder en todo el mundo.

Segundo, el realismo debe reemplazar a la nostalgia. Los europeos no deben engañarse a sí mismos de que el próximo presidente de EEUU simplemente hará retroceder el reloj. En cambio, para ser útiles para los EEUU, los europeos necesitan volverse menos dependientes de ello. Por ejemplo, en defensa, solo han dado pequeños pasos para cerrar grandes brechas en sus capacidades y evitar la duplicación inútil. Sus esfuerzos deben extenderse más allá de la UE, cuyos miembros después del Brexit representarán solo el 20% del gasto de defensa de los países de la OTAN.

Una Europa más capaz ayudaría con el tercer y mayor cambio: adaptarse al crecimiento de China. El enfoque de Estados Unidos estará cada vez más en la superpotencia rival. La influencia de China ya se está haciendo sentir en la alianza, desde el equilibrio nuclear hasta las implicaciones de seguridad de, digamos, Alemania que compró un kit de 5G de Huawei o Italia participando en los proyectos de infraestructura de la Iniciativa Belt and Road. Sin embargo, los aliados apenas han empezado a pensar seriamente en todo esto. Un nuevo artículo de la Comisión Europea que ve a China como un “rival sistémico” es al menos un comienzo.

Sin restricciones en la deliberación

Si los aliados trabajaran arduamente en la mejor manera de perseguir sus intereses compartidos al tratar con China, podrían comenzar a forjar una nueva asociación transatlántica, con una división del trabajo diseñada para acomodar el impulso del Pacífico. Esto implicaría que los europeos asuman una mayor carga de seguridad en su propio patio trasero a cambio de la continua protección estadounidense y la coordinación sobre el desafío económico y tecnológico de China.

Hoy falta el liderazgo para hacer esto. Pero los europeos y los estadounidenses, una vez antes, convocaron la visión que trajo décadas de paz y prosperidad. Necesitan hacerlo de nuevo. Lampadia




Guerra comercial y armamentismo

La administración Trump parece mostrar señales de que detrás de su absurda guerra comercial, que ha estresado todas las relaciones internacionales, viene el impulso de una carrera armamentista que favorecería a las empresas del rubro en EEUU.

Durante el primer año de Donald Trump en la Casa Blanca, las tensiones entre Estados Unidos y Rusia y China, han aumentado notoriamente. Con Rusia parece desarrollarse una relación de amor-y-odio, mientras que con China los temas son más álgidos, y van desde el tema comercial y geopolítico al de control de inversiones chinas en EEUU.

En el caso de China, parte del interés de Trump no va por donde los titulares mayormente comentan. Como afirmó recientemente el FT: “Si bien los titulares sobre la guerra comercial de la administración Trump con Beijing a menudo se centran en materias primas como el acero, aluminio y soya, la motivación subyacente del nuevo estado de ánimo proteccionista es la ansiedad estadounidense sobre el rápido crecimiento de la destreza tecnológica de China.”

La verdad es que “la ansiedad de Estados Unidos sobre la proeza tecnológica china se refleja en Washington, donde los políticos están reconsiderando sus actitudes hacia la inversión extranjera”.

Sin embargo, uno de los temas que más están preocupando a los ciudadanos a nivel global es una posible guerra armamentista. Tanto Trump como Putin han usado una retórica belicosa sobre sus arsenales nucleares, acercando a sus países a una nueva carrera armamentista. Trump ha dicho que la capacidad nuclear de Estados Unidos necesita una renovación. Le dijo a Reuters el año pasado que “si los países van a tener armas nucleares, vamos [EEUU va] a estar en la cima”. Putin, en marzo de este año, dio a conocer una serie de nuevas armas nucleares y advirtió a los gobiernos occidentales que “ahora son necesarias en esta nueva realidad. “Una carrera armamentista sería peligrosa y costosa para ambas partes. Por lo tanto, un acuerdo para reducir la retórica sería una victoria tanto para Putin como para Trump.

En los últimos meses, la administración estadounidense ha publicado tres documentos de gran calado: la Estrategia de Seguridad Nacional, la Estrategia de Defensa Nacional y la Revisión de la Postura Nuclear. En todos ellos, se señala muy explícitamente a China y Rusia como las grandes amenazas al orden internacional.

Más grave aún, hace unos meses, Donald Trump prometió un aumento “histórico” en los gastos de las Fuerzas Armadas en el próximo presupuesto federal. “Este presupuesto es la expresión de mi promesa de mantener seguro a Estados Unidos. Incluirá un aumento histórico en gastos de defensa”, dijo el mandatario a periodistas al término de una reunión con gobernadores en la Casa Blanca.

Según las notas de prensa de la Casa Blanca (y una nota que compartirnos líneas abajo) el plan de Trump incluirá un aumento de 54 mil millones de dólares en gastos de defensa y recortes en ayuda internacional. Esto incrementaría el gasto militar de Estados Unidos (que ya es el más elevado del mundo) en 10 %.

En la última visita de Trump a Europa, para asistir a la reunión de la OTAN, Trump, después de generar nuevos enfrentamientos con Alemania, pidió que sus aliados aumentaran sus presupuestos de defensa a 4% de su PBI.

Veamos algunos informes internacionales:

i. Trump les dice a los líderes de la OTAN que aumenten el gasto militar al 4 % del PBI

Reuters
11 de julio, 2018

Traducido y glosado por Lampadia

Marlene Awaad | Bloomberg | Getty Images

El miércoles pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo a los líderes de la OTAN que deberían aumentar sus gastos de defensa a 4 % de la producción económica de su país, el doble del objetivo actual del grupo de 2 %.

Los aliados de la OTAN ignoraron la demanda como parte de la presión impetuosa de Trump para que los aliados gasten más en su propia defensa en una cumbre en Bruselas, pero el jefe de la alianza debería apuntar a cumplir su objetivo antes de ir más lejos.

“Primero deberíamos llegar al 2%”, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y agregó que ocho de los 29 aliados cumplían ese objetivo, mientras que otros tenían un plan para hacerlo: un gran cambio a los años de recortes presupuestarios de defensa.

El Secretario General de la OTAN responde a la nueva solicitud de gastos de defensa del 4% de Trump 
Miércoles, 11 de julio de 2018

Una portavoz de la Casa Blanca dijo que hizo sus comentarios cuando instaba a los líderes a aumentar sus desembolsos en defensa y no eran una propuesta formal.

Una fuente cercana al presidente francés Emmanuel Macron también restó importancia a las palabras de Trump como retórica y dijo que “no es una demanda nueva”.

ii. Trump está listo para ayudar a algunos estados de la OTAN a comprar armas de EEUU

Reuters
22 de julio, 2018

Traducido y glosado por Lampadia

El jueves pasado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que estaba listo para ayudar a los países más pequeños de la OTAN a comprar armas estadounidenses mientras los empujaba a gastar más en su propia defensa.

“No vamos a financiarlo para ellos, pero nos aseguraremos de que puedan recibir pagos y varias otras cosas para que puedan comprar, porque Estados Unidos tiene, de lejos, el mejor equipo militar del mundo: los mejores jets, los mejores misiles, las mejores armas, lo mejor de todo “.

Trump obtuvo una victoria personal en la cumbre luego de pedir a los aliados europeos que aumenten el gasto o pierdan el apoyo de Washington.

La Casa Blanca ha estado impulsando una iniciativa de “Buy American” que tiene como objetivo ayudar a recaudar miles de millones de dólares más en negocios de armas.

La iniciativa ha despertado inquietudes en Europa, donde algunos ven el aumento de las ventas de armas como un objetivo clave de los repetidos llamamientos de Trump a los miembros de la OTAN para que aumenten sus gastos militares.

“Todo el mundo quiere comprar nuestro equipo … Así que estamos ayudando a algunos de esos países a ponerse en línea y comprar los mejores equipos”. Trump enumeró a los mejores fabricantes de armas de EEUU, Lockheed Martin Corp, Boeing Co y Northrop Grumman Corp por su nombre. Otras empresas estadounidenses que se beneficiarán de la venta de armas de EEUU incluyen el fabricante de misiles Raytheon Co y General Dynamics Corp, que construye buques de guerra y otros equipos militares.

El asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, encabezará un equipo de alto nivel que asistirá al Farnborough Airshow la próxima semana para abogar en nombre de las compañías aeroespaciales y de defensa de EEUU. (Reporte de Andrea Shalal y Mike Stone, Edición de Tim Hepher, William Maclean y Lisa Shumaker)

iii. Una carrera armamentista global de US$ 100 mil millones que Trump quiere ganar

Clay Dillow, especial para CNBC.com
CNBC.com
28 de febrero, 2017
Traducido y glosado por Lampadia

El comercio mundial de armas de US$ 100 mil millones está en auge y Estados Unidos sigue siendo el líder firmemente atrincherado de la industria, que representa el 33% de las exportaciones mundiales de armas.

El año 2016, las exportaciones de armas de Estados Unidos alcanzaron aproximadamente US$ 38 mil millones, según la consultora de gestión Avascent. Los principales clientes de Estados Unidos son Arabia Saudita (13 %), Emiratos Árabes Unidos (8.7 %) y Turquía (6.3 %).

Según los datos publicados por el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI), entre 2012 y 2016 las transacciones internacionales de armas aumentaron en un 8.4% durante el período de los últimos cinco años, el mayor aumento para cualquier período de cinco años desde el final del Guerra Fría.

Las exportaciones de armas a los ejércitos extranjeros han representado una parte cada vez mayor de los ingresos de los contratistas de defensa de EEUU durante los últimos años. Los principales contratistas de defensa estadounidenses como Lockheed Martin, Boeing, Raytheon y Northrop Grumman han mantenido sus ganancias al encontrar nuevos clientes en el extranjero, principalmente en Asia y Medio Oriente.

iv. La carrera armamentista de IA: el miedo tecnológico detrás de la guerra comercial de Donald Trump con China

La ansiedad de Estados Unidos sobre la proeza tecnológica china se refleja en Washington, donde los políticos están reconsiderando sus actitudes hacia la inversión extranjera.

Fuente: Getty

Por Shawn Donnan en Washington
Financial Times
4 de junio, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

El ZGC Innovation Center se anuncia a sí mismo como una incubadora integral para las nuevas empresas tecnológicas del futuro estadounidense. Su instalación principal se encuentra en Santa Clara, California, justo al final de la calle de los campus de Google y Apple. Su nueva ubicación en Boston está atrapada entre dos de las instituciones educativas más prestigiosas del mundo: la Universidad de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts.

Además de abundantes oficinas y laboratorios, el centro ofrece otra atracción a emprendedores ambiciosos en inteligencia artificial, robótica y otras tecnologías: capital a través de su fondo de inversión. “Nuestra incubación total y los servicios de apoyo comercial en el centro acelerarán drásticamente el crecimiento de su puesta en marcha”, declara su sitio web.

Sin embargo, la incubadora también podría ser fácilmente la zona cero en una guerra de innovación del siglo XXI entre las dos economías más grandes del mundo. Detrás de las instalaciones de Silicon Valley y Boston se encuentra Zhongguancun Development Group, un fondo de capital de riesgo que se originó en el distrito tecnológico de Beijing y es propiedad del gobierno municipal de la ciudad.

Si bien los titulares sobre la guerra comercial de la administración Trump con Beijing a menudo se centran en materias primas como el acero, aluminio y soya, la motivación subyacente del nuevo estado de ánimo proteccionista es la ansiedad estadounidense sobre el rápido crecimiento de la destreza tecnológica de China.

En un momento en que EEUU se enfrenta en una batalla por la preeminencia tecnológica con China, el proyecto ZGC es exactamente el tipo de inversión china respaldada por el estado que los políticos estadounidenses en todo el espectro político ven con escepticismo.

“China se ha enfocado en las industrias estadounidenses del futuro, y el presidente Donald Trump comprende mejor que nadie que si China logra capturar estas industrias emergentes, Estados Unidos no tendrá futuro económico”, dijo Peter Navarro, director de política comercial e industrial de la Casa Blanca, dijo a reporteros recientemente.

La pelea más inmediata de Trump ha tomado la forma de una batalla más amplia contra lo que la Casa Blanca ha calificado como “agresión económica” de China.

Vista desde EEUU, la estrategia industrial Made in China 2025 del presidente Xi Jinping es un esfuerzo liderado por el estado para establecer el liderazgo chino en las tecnologías de la próxima generación de equipos militares y de comercio, especialmente IA, robótica y edición de genes.

Muchos funcionarios estadounidenses ahora cuestionan uno de los supuestos básicos sobre cómo opera la economía estadounidense: su apertura a la inversión extranjera.

Mientras que algunos ejecutivos de tecnología ensalzan el potencial de cooperación en áreas como la IA, el establishment de Washington las considera cada vez más como parte central de una creciente competencia geopolítica.

Algunos analistas estadounidenses temen que sea demasiado tarde para tomar medidas decisivas para evitar que los chinos entren en el sector tecnológico. “Es posible que ya hayamos perdido en esto”, dice Ely Ratner, otro ex funcionario de la administración Obama.

Estados Unidos no tiene la infraestructura necesaria para controlar adecuadamente las inversiones, dice Ratner, quien asesoró al entonces vicepresidente Joe Biden sobre la política de China. Por esa sola razón, “congelar (parar) la inversión china tiene sentido en algunas industrias”.

Ni Zhongguancun Development Group ni su brazo estadounidense, ZGC Capital, respondieron a las solicitudes de comentarios. Pero en su sitio web, la empresa matriz china es transparente sobre el propósito de sus empresas en el extranjero.

“Seguir con la estrategia nacional ‘Belt and Road Initiatives’… ZDG está [expandiendo] activamente sus negocios en el extranjero “, dice, citando la estrategia de desarrollo global de Xi. El objetivo es “aprender la experiencia en el extranjero de [un] ecosistema de innovación”.

El modelo es similar al seguido por un creciente número de compañías tecnológicas chinas y fondos que han aparecido en lugares como Silicon Valley buscando absorber el conocimiento y las nuevas empresas, dice Brewer Stone, socio del banco de inversión boutique Nfluence, que se especializa en Inversiones tecnológicas de EEUU-China.

El director comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, acusó a China de apuntar a las ‘industrias del futuro’ de Estados Unidos. © Reuters

“Gran parte de esto es solo inversión comercial… Su interés número uno es encontrar compañías de buena calidad para invertir y obtener buenos retornos “, dice Stone.

Mientras que muchos en Washington miran con creciente recelo a las inversiones tecnológicas chinas, no faltan las compañías estadounidenses ansiosas por obtener fondos, especialmente aquellas que buscan ingresar a un mercado complicado pero muy grande.

Aunque el enfoque de Trump en la tecnología china tiene un fuerte apoyo bipartidista en Washington, sus tácticas han sido muy criticadas. El mayor error, según muchos críticos, ha sido la disposición de la administración Trump para librar guerras comerciales simultáneas. El impulso de las tarifas impulsadas contra China ha estado acompañado por una que ha golpeado a aliados como Canadá y la UE que podrían haberse unido a una lucha contra Beijing.

Lobovsky de Formlabs teme que los esfuerzos de Trump y otros para aumentar el escrutinio de las inversiones chinas puedan desalentar a los inversores o que las empresas recién creadas apenas tengan en cuenta las ofertas. También ve lo que a él le parece una política industrial que podría ser contraproducente al impedir que las empresas estadounidenses interactúen con contrapartes dinámicas en China o que puedan hacer negocios allí.

Desde su punto de vista, el proteccionismo actual parece miope. En la impresión 3D yace un futuro para las cadenas de suministro que podría eliminar la necesidad de que las empresas produzcan en países de bajo costo como China. Si eso ocurriera, podría mover la manufactura que Trump está ansioso por repatriar un paso más cerca de casa.

“La administración de Trump debe centrarse en fortalecer nuestra economía y nuestra industria tecnológica”, dice Lobovsky. “Si todos están tan preocupados por Made in China 2025, ¿por qué no hacemos Made in USA 2025 para competir?”

Lampadia




“Europa no puede confiar en EEUU”

La verdad es que en Lampadia estamos hartos de tener que seguir reportando todas las semanas sobre los desvaríos y amenazas de Donald Trump a la armonía y sensatez de la geopolítica global, pero los peruanos debemos conocer de primera mano los acontecimientos que perfilan nuestro futuro.  

Cada nuevo paso de Trump, genera una nueva decepción o escándalo. Las últimas reacciones contra este advenedizo de la política estadounidense, fueron luego de su visita a Europa. Veamos los calificativos que se ganó:

Angela Merkel afirmó que Europa ya no podía “confiar en EEUU”, palabras que parecen marcar el final de una alianza que definió el orden mundial desde la Pos-guerra.

La canciller alemana advirtió que “Los tiempos en los que podemos contar con los demás parecen haberse terminado, como he experimentado en los últimos días. Nosotros los europeos tenemos que tomar nuestro destino en nuestras propias manos. Por supuesto, tenemos que tener relaciones amistosas con EEUU y con el Reino Unido y con otros vecinos, incluido Rusia. Pero tenemos que luchar por nuestro propio futuro.”

Fuente: RTS Project Earth

Angela Merkel, ha criticado la actitud de Trump hacia el acuerdo climático, “La discusión sobre el cambio climático ha sido muy complicada si no muy poco satisfactoria. No hay ningún indicio de que Estados Unidos vaya a continuar actuando según lo establecido en el Acuerdo de París”.

Fuente: Washington Times

La actitud de Trump durante su primer viaje por Europa como presidente, solo puede ser descrita como desastrosa. Nadie lo describió mejor que el periódico alemán Der Spiegel en un descarnado editorial que afirma que Trump es “incapaz” y “un riesgo para el mundo”:

“Donald Trump no es apto para ser presidente de Estados Unidos. No posee el intelecto requerido y no comprende el significado del oficio que ocupa ni las tareas asociadas con él. No lee. No se molesta en leer archivos importantes e informes de inteligencia y sabe poco sobre los temas que ha identificado como sus prioridades. Sus decisiones son caprichosas y se entregan en forma de decretos tiránicos”.

Es un hombre sin moral. Como se ha demostrado cientos de veces, es un mentiroso, un racista y un tramposo. Me siento avergonzado de usar estas palabras tan agudas y fuertes. Pero si se aplican a alguien, se aplican a Trump. Y una de las tareas de los medios es continuar diciendo las cosas como son: Trump tiene que ser removido de la Casa Blanca. Con rapidez. Él es un peligro para el mundo”.

Y es que el mundo se tiene que unir en contra de Trump. Es la mayor amenaza para los Estados Unidos y el resto del mundo. En Lampadia vimos hace tiempo quién era Trump y en junio de 2015 publicamos en nuestro ticker: “Debemos declarar a Donald Trump persona non grata a la humanidad”. 

Como afirma un reciente artículo de Bernard-Henri Lévy en Project Syndicate (glosado líneas abajo), “El malestar de la opinión pública es cada vez más evidente. (…) Tal vez la masa de la oleada populista se convierta otra vez en el gran pueblo estadounidense, un pueblo de ciudadanos. Cuando eso suceda, Trump será historia.” Lampadia

Europa no puede confiar en EEUU y afronta una vida sin Reino Unido, dice Merkel

“Debemos tomar el destino en nuestras propias manos”, dice el canciller alemán​

Fuente: Financial Times

 “Por supuesto que necesitamos tener relaciones amistosas con EEUU y con el Reino Unido, y con    otros vecinos, incluida Rusia”, dijo Merkel. Pero agregó, “tenemos que luchar por nuestro      propio  futuro”.

La canciller alemana habló un día después de que los líderes de las naciones del G7 se enfrentaron en una cumbre en Sicilia. Donald Trump, en su primera visita a Europa como presidente de Estados Unidos, se negó a decir si apoyaría los acuerdos climáticos de París, que Barack Obama prometió que Estados Unidos adoptaría en 2015.

Merkel calificó las discusiones como “muy insatisfactorias”, agregando que “no hay indicación de que Estados Unidos se quede en el acuerdo de París”. Trump escribió en Twitter que tenía la intención de decidir sobre el acuerdo de París la próxima semana.

Durante el viaje a Europa, Trump también apuntó a Alemania por su superávit comercial con Estados Unidos, lo que llevó a Merkel a rechazar las críticas como “inapropiadas”.

El presidente estadounidense también se enfrentó con jefes de Estado europeos a principios de semana en una cumbre de la OTAN en Bruselas, donde los reprendió por no cumplir un objetivo de gastar el 2 % del producto bruto interno en defensa.

Trump, que llamó a la OTAN “obsoleta” en la campaña presidencial del año pasado, no respaldó el Artículo 5 del compromiso de la alianza de seguridad con la defensa mutua, incluso cuando se encontraba frente a un nuevo monumento en la sede de la OTAN en honor a la defensa mutua.

  Patrick McGee en Frankfurt y George Parker en Taormina, Financial Times
  28 de mayo, 2017, Traducido y glosado por Lampadia

¿No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista? Veamos las opciones de los estadounidenses para salir de Trump:

Cómo despertar de la pesadilla Trump

Project Syndicate
BERNARD-HENRI LÉVY
Fundador del movimiento “Nouveaux Philosophes”
24 de mayo, 2017
Traducción: Esteban Flamini
Glosado por Lampadia

El pueblo estadounidense tiene tres formas de escapar del mal trago de la presidencia de Donald Trump. Pero que lo haga, y cuándo, es una cuestión irreductiblemente política, no una que dependa de posibilidades legales.

  • En primer lugar, está el método nixoniano, donde el presidente, desgastado por la lucha, asustado y deseoso de evitar el proceso legal en su contra que empieza a organizarse, renuncia al cargo.
  • En segundo lugar, está el artículo 4 de la 25.ª Enmienda de la Constitución, ratificada en 1967, que detalla un mecanismo para que el vicepresidente y el gabinete puedan actuar en reemplazo de un presidente muerto o impedido de gobernar por motivos de salud.
  • Por último, queda el recurso al juicio político, un tema del que se habla cada vez más abiertamente en Washington. El juicio político es un procedimiento para la destitución de un presidente, vicepresidente u otros altos funcionarios del ejecutivo sospechados de “traición, cohecho u otros delitos y faltas graves”.

Pero hay dos grandes razones para dudar de que un juicio político vaya a librar al mundo de Trump. En primer lugar está el equilibrio de poder en el Senado: haría falta que al menos 19 senadores republicanos se unieran a los demócratas para condenar a Trump. Por el momento, hay como mucho cinco dispuestos a hacerlo.

En segundo lugar, los jefes del Partido Demócrata son reacios a ver al ultraconservador vicepresidente Mike Pence asumir el puesto que quedaría vacante tras la caída de Trump.

En las democracias posmodernas, el único jefe es la opinión pública. Y la opinión pública funciona según una lógica propia.

  • ¿Cuánto tiempo más tolerará el pueblo estadounidense las dosis casi diarias de nuevas pruebas de conflictos de intereses?
  • ¿Y los vínculos financieros con Rusia de Trump y sus colaboradores?
  • Y para terminar, está la grosera obstrucción de la justicia que supone el despido del director del FBI, James Comey.

El malestar de la opinión pública es cada vez más evidente.

El peor de los casos nunca es inevitable. Tal vez la masa de la oleada populista se convierta otra vez en el gran pueblo estadounidense, un pueblo de ciudadanos. Cuando eso suceda, Trump será historia. Lampadia




Establishment francés creó a Macron para evitar giro político

Francia acaba de dar una gran lección de compromiso cívico y responsabilidad política, con la exitosa creación de Macron, como un candidato fresco, para evitar que Francia caiga en manos del radicalismo anti europeísta, anti globalización y anti migración de Le Pen, que hubiera desquiciado la vida de los franceses y la política global.

Como puede apreciarse del artículo del Foreign Policy, que presentamos líneas abajo, Macron es un producto hecho a la medida para representar un cierto mensaje de renovación, un cambio de las caras tradicionales de la política francesa y una alternativa menos dramática que la presentada por el Frente Nacional de Le Pen.

Para ello, la clase política francesa sacrificó a líderes importantes y hasta partidos tradicionales, y están probablemente, prontos a colocar como presidente a un globalista gradualista con ropaje revolucionario, que despierta un buen nivel de entusiasmo.

“Sin importar lo que uno piense del establishment centrista de Francia, hay que reconocer que tomaron en serio la amenaza del populismo. Tan en serio, de hecho, que echaron a un presidente, crearon un partido totalmente ficticio y pusieron como líder a un telegénico desconocido de 39 años, cuya característica biográfica es que se casó con su profesora de francés de escuela secundaria. La idea era dar un brillo revolucionario a una plataforma centrista, y, salvo una catástrofe imprevista en la segunda vuelta, parece haber funcionado”. Christopher Glazek, Foreign Policy

También hay que destacar el enfoque de Macron para combatir al nacionalismo: Al ‘nacionalismo’ hay que contraponer el ‘patriotismo’.

“Desechemos las etiquetas que conocemos. Emmanuel Macron ha roto el molde de la política francesa. El líder de En Marche! dice que su segunda ronda de contienda presidencial con Marine Le Pen del Frente Nacional presenta una elección entre el patriotismo y el nacionalismo. Está en lo correcto. Esta visión debería resonar mucho más allá de Francia. Ahora, la línea divisoria en las democracias ricas se encuentra entre patriotas y nacionalistas”. Philip Stephens, Financial Times

Qué diferencia con el Perú, que en las elecciones del 2011, después de haber tenido una década de realizaciones extraordinarias, no fue capaz de cohesionar a las fuerzas políticas contrarias al radicalismo nacionalista y negacionista de Ollanta Humala, que junto con las izquierdas tradicionales, convocadas por Siomi Lerner, vio facilitada su victoria.

En el Perú de entonces, primó la división de fuerzas, especialmente entre el fujimorismo y el pepekaísmo primitivo, que en la segunda vuelta ocuparon inútilmente la misma tarima. Además, por supuesto, prevalecieron los prejuicios, las segundas derivadas políticas y el odio irresponsable, atizado por Mario Vargas Llosa y buena parte del establishment peruano.

Así le entregamos el país a un grupo de improvisados, con una ideología filo-velasquista anti economía de mercado, que cortó en seco el proceso de crecimiento virtuoso que en pocos años nos había llevado de ser un ‘Estado Fallido’ a la encarnación de una estrella internacional.

La posterior morigeración de las políticas del nacionalismo, no pudieron ya superar los puntos de inflexión en crecimiento, reducción de la pobreza y desigualdad, y la caída de la inversión privada, el gran motor que cambió el país.

Lamentablemente, en la siguiente elección del 2016, seguimos dividiendo fuerzas y perdiendo la oportunidad de establecer un liderazgo iluminado que nos permitiera reevaluar, popularmente, la dirección de las políticas públicas equívocas del falso nacionalismo anti inversión privada, incluyendo, especialmente, la inversión minera, que tiene esa tremenda capacidad de multiplicar sus impactos en el resto de la economía.

¡Gran lección de los franceses que ojalá sepamos aquilatar! Lampadia

Emmanuel Macron es todo lo que no son los demócratas de EEUU

El improbable ganador de la primera vuelta y ahora posible presidente de Francia, demuestra que el problema con el liberalismo no el mensaje, es el mensajero

Christopher Glazek
Foreign Policy

25 de abril, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Fuente: El Pais

Sin importar lo que uno piense del establishment centrista de Francia, hay que reconocer que tomaron en serio la amenaza del populismo. Tan en serio, de hecho, que echaron a un presidente, crearon un partido totalmente ficticio y pusieron como líder a un telegénico desconocido de 39 años, cuya característica biográfica es que se casó con su profesora de francés de escuela secundaria. La idea era dar un brillo revolucionario a una plataforma centrista, y, salvo una catástrofe imprevista en la segunda vuelta, parece haber funcionado.

Emmanuel Macron, un don nadie globalista, está posicionado para convertirse en el próximo presidente de Francia y, tal vez, incluso el próximo líder interino del mundo libre, por lo menos hasta que juramente un nuevo presidente estadounidense.

El éxito de Macron plantea la cuestión de si los regímenes de centro-izquierda se están hundiendo bajo el peso de una plataforma impopular o si simplemente es culpa de líderes impopulares. Si bien muchos votantes en varios países favorecen indudablemente el retirarse de instituciones globales como la OTAN y la Unión Europea, no está claro si estas opiniones realmente tienen una mayoría en algún país, quizás ni siquiera en el Reino Unido, donde múltiples encuestas indican que la mayoría de los votantes, frente al debilitamiento de la libra, desearía que el Brexit hubiera fallado.

En Francia, el condenado Partido Socialista del presidente François Hollande y su ex primer ministro Manuel Valls, en vez de aferrarse a la vanidad y sufrir una derrota en  manos de Marine Le Pen, concluyeron que el fascismo podría detenerse pero sólo a través de acciones drásticas: desmantelar el sistema de partidos, suicidarse como clase dominante y apoyar efectivamente a un portavoz más joven con una gran cabellera.

Recientemente, el New York Times calificó a Macron como alguien con el “perfil” de un “insider”, pero las “políticas” de un “outsider”. La verdad está más cerca a lo opuesto. Macron se posicionó con éxito como un outsider, y a la vez impulsó una agenda que difiere poco de su predecesor. Lo más impresionante es que Macron logró co-optar la retórica milenarista y apocalíptica de sus oponentes en la extrema derecha y la extrema izquierda. En su discurso de victoria después de la primera ronda, Macron habló de “cambiar el rostro” de Francia y aplastar “el sistema que fue incapaz de lidiar con los problemas de nuestro país por más de 30 años”. Le dijo a sus partidarios que eran “una imagen renovada”, e identificó el principal “desafío” para Francia como “dar vuelta a la página de nuestra vida política”. Macron adoptó una plataforma gradualista  (aflojando las restricciones del mercado de trabajo, aumentando el gasto público y reforzando la UE), pero adoptó un espíritu revolucionario.

¡Las publicaciones de habla inglesa suelen traducir En Marche! (el nombre de la coalición centrista de Macron), como “Adelante”, pero “adelante” no logra transmitir el escatológico y explosivo sonido del nombre. “En Marche” no significa simplemente “adelante” – un eslogan que podría sugerir la continuidad con el régimen anterior – es  algo más cercano a “encendido” o “en marcha”. No es que Macron haya engañado a los votantes para que piensen que es un lanzador de bombas – saben perfectamente que está impulsando una agenda neoliberal. Macron podría no sonar totalmente creíble cuando llama a romper el sistema, pero los votantes con hambre de cambio todavía aprecian la sensación de ser el público objetivo. La autenticidad no es lo único recompensado en la política; también lo es el esfuerzo.

Cuán exitoso pueda ser el gambito de Macron no estará claro hasta después de las elecciones parlamentarias de junio, cuando En Marche! esté ocupado tratando de llenar un partido imaginario de candidatos elegibles. El objetivo más importante de Macron, sin embargo, ya se ha logrado. Si creemos lo que dicen las encuestas (y deberíamos) es probable que ni el fascismo, ni el thatcherismo, ni el hologramaismo comunero lleguen al Palacio del Elíseo.

Es difícil no hacer una comparación desfavorable entre la estrategia de centroizquierda en Francia y la estrategia de centroizquierda en Estados Unidos, donde los líderes del Partido Demócrata están cayendo, aparentemente sin estar dispuestos a contemplar un duro cambio de líderes. Los partidarios del Partido Demócrata (EEUU) están llenos de energía, pero los líderes del partido, que siguen siendo impopulares y parecen estar teniendo dificultades para capitalizar ese entusiasmo.

Trump ha tenido unos miserables primeros 100 días en el cargo, con innumerables controversias y sin logros importantes. Sin embargo, algunos analistas dicen que sus calificaciones de aprobación (alrededor de 40%), son consistentes con la estrecha reelección. El Partido Republicano, que controla todo el gobierno federal y la mayoría de las palancas de poder en los estados, es profundamente impopular, pero el Partido Demócrata, que no controla nada, es aún menos popular, según algunas encuestas. La ironía es que la plataforma del Partido Demócrata en cuestiones como la atención de la salud, la educación y la inmigración es tan popular -y tan progresiva- como siempre lo ha sido.

Hay muchas razones por las que los demócratas tuvieron una mala presentación en 2016, pero una razón importante es que estaban representados por líderes septuagenarios que habían sido heridos, durante un período de décadas, por miles de millones de dólares de publicidad negativa. Justo o injusto, esos anuncios los golpearon. Hillary Clinton, Harry Reid y Nancy Pelosi siguen siendo figuras históricamente impopulares.

El éxito de Macron sugiere una movida obvia. Cuando los líderes son impopulares, consigue otros.

Macron, a quien Le Pen llama el “bebé” de Hollande, y que sirvió como su ministro de Economía, está en camino de reemplazar a su antiguo jefe.

El globalismo de centro-izquierda, sin embargo, es una ideología coherente con un mensaje razonablemente popular. Ha tenido algunas superestrellas políticas (como Barack Obama y Tony Blair) y algunos políticos impopulares (como Hollande, Al Gore y Gordon Brown). Irónicamente, dada la reputación de los globalistas por el pragmatismo, la mayoría de los líderes globalistas que se vuelven impopulares están reacios a tomar el paso pragmático de abandonar el cargo al servicio de su ideología.

Esto es un error, particularmente cuando se enfrentan adversarios como el Kremlin o el Partido Republicano, que ha centrado sus estrategias electorales en la política de destrucción personal. Aunque los republicanos de Estados Unidos han ganado el voto popular sólo una vez en los últimos 25 años en una contienda presidencial, su desempeño ha sido extraordinario cuando se considera que nunca han perseguido una agenda que recibiera el apoyo de la mayoría de los votantes. Los demócratas se quejan de los trucos sucios y los ataques injustos, pero en lugar de litigar la verdad ante la corte de la opinión popular, que resulta no ser un tribunal en absoluto, harían mejor para entregar las cabezas de los líderes republicanos y traer nuevos líderes con un mejor historial. Lampadia




¿Camino a una Tercera Guerra Mundial?

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Las agendas de Trump y Putin amenazan la estabilidad global

El mundo enfrenta una crisis de alto riesgo alrededor de Siria y Corea del Norte

Los ataques de 59 misiles contra Siria ordenados por el presidente de EEUU, Donald Trump, fueron una represalia al presidente sirio Bashar al-Asad por usar armas químicas contra 86 personas, entre ellas 27 niños, que murieron a causa del gas letal. Parecería que Trump está apostando a que Siria no tomará acciones al respecto y que los principales aliados militares de Assad, Rusia e Irán, también se abstendrán de responder militarmente, a pesar de que Siria dijo que al menos siete miembros del personal militar murieron en el ataque.

El ataque cambia radicalmente lo que ha venido defendiendo Trump antes y después de las elecciones de EEUU. Recordemos que Trump le exigía a Obama una actuación más contundente, pero sólo contra los yihadistas de Estado Islámico.

El Pentágono muestra las primeras imágenes de los misiles Tomahawk lanzados desde buques de guerra de la Armada estadounidense contra Siria. Fuentes: El Heraldo de Saltillo y 20 Minutes

Trump afirma que fue conmovido por las devastadoras imágenes del ataque químico que incluyó a mujeres y niños, por lo que ordenó un ataque con misiles a una base militar siria en represalia. Dentro de EEUU, los políticos han apoyado la medida de Trump en Siria, pero han advertido que para seguir adelante el presidente debe tener un plan y trabajar con el Congreso. 

El ataque de Trump ha sido ilegal y ha contravenido la Constitución de EEUU, pues lo llevó a cabo sin autorización expresa del Congreso.

Fuente: Criterio Hidalgo

Sin embargo, las reacciones al ataque de Estados Unidos han sido muy variadas a nivel internacional. Para algunos países, Trump ha desafiado a Rusia e Irán, aliados del régimen de al Assad, y podría cambiar el escenario de una guerra que dura ya seis años con un balance de más de medio millón de muertos y varios millones de refugiados.

Rusia

Recordemos que hace un par de años, Obama amenazó con atacar a Siria si se probaba el uso de armas químicas. Después de haberse probado el exceso de Assad, la amenaza de Obama quedó en nada, luego de que Putin, el autócrata ruso, asumiera la defensa de Siria.

Fuente: Juventud Rebelde

Nuevamente, ante las acciones de Trump, Rusia volvió a ponerse al medio. El Ministerio de Relaciones Exteriores ruso dijo que convocó a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas e indicó que el acuerdo de seguridad aérea sirio que ha estado en efecto con Estados Unidos, ha sido suspendido. Vladimir Putin ve la medida de Estados Unidos como una “agresión contra una nación soberana” bajo un “pretexto inventado”. Inclusive, Rusia vetó un acuerdo de la ONU exigiendo investigaciones serias a Siria.

Rusia en Siria: ¿qué viene después? Fuente: BBC Mundo

La justificación de los rusos para permanecer en Siria y apoyar a Assad es compleja. No cuentan con muchos aliados en el mundo y, de esta manera, buscan dejar claro que ellos no los abandonarán. Su concepción de la geopolítica permanece congelada en el hielo de la guerra fría, cada ganancia de ellos es una pérdida de occidente y viceversa. Resienten la marginación histórica de occidente y lo que ellos ven como una intrusión en sus esferas de influencia, desde la conversión de países de su antigua órbita en miembros de la UE y la OTAN, hasta los asuntos rusos en Bielorrusia, Ucrania, Georgia, Transnistria, y otros.

Para Rusia, todo es parte de un gran ajedrez geopolítico de jugadas maestras y contra jugadas, basadas en la concepción de Putin sobre sus deseos de recuperar los territorios que Rusia perdió después del colapso del imperio soviético. Ver en Lampadia: Timothy Garton Ash.

Irán

El gobierno en Teherán, otro fuerte aliado de Al Asad en Siria, también condenó “enérgicamente” el ataque aéreo estadounidense diciendo que la “acción unilateral es peligrosa, destructiva y viola los principios de la ley internacional”. El Ministerio de Relaciones Exteriores, afirmó que “Irán condena enérgicamente cualquier tipo de ataque unilateral. Estas medidas afianzarán a los terroristas en Siria y complicarán la situación en Siria y la región”.

Desde que se derrocó al Sha, Irán ha estado en guerra a través de proxies (proxy wars) con monarquías que muchas veces oprimen a mayorías chiitas. Por eso es que Irán apoya a al Assad, que es parte de los Alawitas, una rama del Chiísmo y, sobretodo, enemigos de los sunitas. Por eso apoyan a Hezbollah, al gobierno de Iraq y a los rebeldes en Yemen y las rebeliones en Bahréin. El apoyar a Assad le permite a Irán luchar contra lo que ve cómo una invasión de Arabia Saudita, EEUU y las monarquías del golfo que financiaron con armas y dinero a grupos extremistas (entre ellos a ISIS) con tal de derrocar a Assad. 

Corea del norte

Corea del Norte no dudó en hacer notar su descontento. Utilizó el ataque estadounidense para justificar la expansión de su arsenal nuclear, tan solo horas antes de que Washington anunciara el envío del portaaviones USS Carl Vinson, junto con su respectiva flota, a las inmediaciones de la península coreana.

En un comunicado del ministerio de Exteriores de Corea del Norte, Pyongyang indicó que “las sucesivas administraciones de EEUU han atacado a aquellos países que no tenían armas nucleares” y añadió que si la última arremetida contra Siria pretendía ser un “mensaje” para la nación asiática “no nos asusta”.

Fuente: El Informante México

Recordemos que Corea del Norte es un país que representa un gran riesgo para el mundo moderno ya que cuenta con un desarrollo no controlado de armas nucleares y es gobernada por una dinastía anastía con poderes dictatoriales. Una guerra con este país sería devastadora.

Ante la respuesta de Corea del Norte, Trump no tuvo mejor idea que responder así:

“Corea del Norte está buscando problemas. Si China quiere ayudarnos, estupendo.
Si no, ¡resolveremos los problemas sin ellos! EE UU”- Donald J. Trump. Fuente: Twitter

Tanto EEUU como Rusia, han enviado a las zonas de conflicto en Siria y Corea del Norte, amenazantes fuerzas navales que establecen una situación muy parecida a la de la crisis de los misiles en Cuba. Un escenario de alto riesgo, incluso por errores de cálculo o acciones descontroladas de algún elemento aislado.

Trump envió un portaaviones a Corea del Norte. Fuente: The Times

Posteriormente a estas acciones, EEUU utilizó uso la ‘madre de todas las bombas’, MOAB, que habría matado en las cuevas de Afganistan hasta 90 miembros de ISIS. El misil tenía como objetivo “minimizar el riesgo que afrontan las fuerzas armadas afganas y estadounidenses”, según el Pentágono. Mas allá del objetivo anti-ISIS, esta parece ser una clara advertencia a Corea del Norte de la disposición de Trump para llevar la situación a medidas extremas. Así lo aseguró el comunicado oficial del Ejército de EEUU, el cual afirmó que sus operaciones seguirán adelante “hasta que el Estado Islámico de Afganistán quede destruido”.

Fuente: El País de España

Por su lado, el gobierno de Corea del Norte habría fracasado en una nueva prueba de lanzamiento de misiles, en medio de la creciente tensión con Estados Unidos, con un objetivo claro (y fallido) de enviar un mensaje que habría ‘backfired’ y solo ha generado aún mayores actitudes contra el país.

La tensión con Corea del Norte aumenta las crecientes discrepancias de EEUU con Rusia debido a sus diferentes posiciones respecto a la guerra de Siria. De cualquier manera, esta situación sugiere que la relación geopolítica entre estos países podría ser muy volátil en los próximos meses, y está sujeta a las reacciones impulsivas de un presidente sin experiencia previa en política exterior, los aprontes de dominio global de Putin y los intereses nacionales de todos los países involucrados en las áreas sensibles. Lampadia




Donald Trump gana las elecciones de Estados Unidos

Estados Unidos ya votó. Contra todos los pronósticos, tienen de presidente al populista Donald Trump, quien ha declarado la guerra a los migrantes, ha ofendido a casi todas las minorías y ha hecho una defensa feroz de la autarquía en el país. Cuenta con el repudio de la mitad del país y hasta de varios destacados políticos del partido republicano. Se han pronunciado en su contra los historiadores, economistas y buena parte de la intelectualidad estadounidense. Trump ha superado de largo los 270 votos electorales necesarios para ser presidente; dispone de 290, mientras que su rival demócrata Hillary Clinton logró solo 228.

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Fuente:  www.flims.cl

Esta noticia ha caído de sorpresa al mundo, ya que desde hace dos semanas las encuestas daban una clara ventaja a Clinton y nadie apostaba por una victoria del magnate inmobiliario. La remontada de Trump en las encuestas se produjo después de que, once días antes de las elecciones, el director del FBI, James Comey, anunciase la reapertura del caso contra Clinton por el empleo de un servidor privado para sus correos electrónicos oficiales cuando era secretaria de Estado (2009-2013).

También se aprovechó de los cambios demográficos, las transformaciones tecnológicas y las tensiones económicas que ha vivido Estados Unidos en los últimos años para exacerbar la rabia y la angustia de la población, la cual Trump ha usado para aprovechar el descontento generalizado y vender la ilusión de “Make America Great Again”, el slogan de su campaña presidencial.

Trump, con un discurso nacionalista, proteccionista, xenófobo y populista, logró cortejar el voto de la clase media, obrera y rural estadounidense y aunar la frustración de ese sector contra los políticos tradicionales de Washington, que encarnaba su rival. Además, centró su campaña en presentar a Clinton, como la “deshonesta Hillary”.

Ahora, no solo ha logrado conseguir la presidencia, sino que el partido republicano ha logrado conseguir la mayoría en la cámara de representantes y mantener el control del senado. Todo ello prepara el terreno para que Trump lleve a cabo una agenda fundamentalmente conservadora y se asegure un Tribunal Supremo republicano durante una generación.

Resultados elecciones EEUU 2016

Sin embargo, el partido republicano se encuentra casi tan dividido como la población. Los republicanos que controlarán el Senado están profundamente fragmentados en cuestiones que incluyen la inmigración, el comercio y el cambio climático. De hecho, algunos republicanos ni siquiera han apoyado a Trump en campaña y públicamente han anunciado que no votaron por él. Además, pocos conservadores han apoyado algunas de sus consignas más personales, como construir un muro en la frontera con México o gravar con un 35 % las importaciones mexicanas por parte de empresas de EEUU.

A nivel global, las portadas de los diarios muestran el verdadero asombro y descontento generalizado por los resultados de las elecciones.

¿Qué sucederá ahora?

En su primer discurso como ganador de las elecciones presidenciales de EEUU, Donald Trump ha priorizado la necesidad de unificar el país, fuertemente dividido por las elecciones, y se ha comprometido a ser el presidente de todos los americanos.

A pesar de su discurso, la incertidumbre es muy clara, especialmente en los mercados mundiales. Los futuros de casi todos los índices de referencia de Wall Street se desplomaron en 5% durante la noticia, y los sistemas automáticos han tenido que detener las cotizaciones hasta la apertura de la Bolsa americana. Por su lado, las Bolsas asiáticas, las únicas abiertas durante el recuento de votos, también han caído en más de 5%. Y el peso mexicano perdió un 10% de su valor frente al dólar.

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Esta elección consolida la voltereta global contra el libre comercio  la globalización. Juzgando en función de su campaña, tenemos que concluir que de hecho la primera víctima será el TPP, para felicidad de nuestras izquierdas tradicionales. Ver en Lampadia: El sándwich que amenaza a los países emergentes. Pero la lista de víctimas vinculadas a la apertura de las economías y a las alianzas estratégicas de EEUU con Europa, la OTAN, China, Japón y México, será larga, mediante una probable metamorfosis de la geopolítica global.  Por ahora, las consecuencias del gobierno de Trump son difíciles de preveer. Esperamos que la institucionalidad de EEUU pueda frenar los peores ímpetus de su nuevo presidente. Lampadia




Putinismo

Putinismo

Como explica The Economist en el artículo que publicamos líneas abajo, el ‘Putinismo’ representa un gran riesgo para la humanidad. Lo curioso es que estos fenómenos no salen de la nada, muchas veces son perfectamente predecibles. Pero expresiones comunes como ‘no te preocupes’, ‘no pasa nada’, ‘seguro que cambia una vez a cargo’, etc., llevan a descuidos en todo tipo de planos. En este caso, el historiador Timothy Garton Ash, fue testigo de los planteamientos públicos de Putin en 1994, pero ‘no había que preocuparse’. Ver la siguiente glosa del artículo de Garton Ash, La doctrina del resentimiento, publicado el 2014:

En 1994, estaba quedándome medio dormido en una mesa redonda que se celebraba en San Petersburgo, Rusia, cuando un hombre fornido y de baja estatura, con cara de ratón, que parecía ser la mano derecha del alcalde, empezó a hablar. Dijo que Rusia había entregado de forma voluntaria “inmensos territorios” a las antiguas repúblicas soviéticas, entre ellas zonas “que históricamente han pertenecido siempre a Rusia”. Se refería “no solo a Crimea y el norte de Kazajstán, sino también, por ejemplo, al área de Kaliningrado”. Rusia no podía abandonar a su suerte a esos “25 millones de rusos” que habían pasado a vivir en el extranjero. El mundo debía respetar los intereses del Estado ruso “y del pueblo ruso como gran nación”.

Aquel hombretón irritante se llamaba –como habrán supuesto– Vladímir V. Putin.

Pues nadie hizo caso de esta advertencia. Incluso, según relata The Economist, hasta hace cuatro años el presidente Obama dudaba de la importancia de las amenazas del nuevo ‘Zar de Todas las Rusias?

Veamos las siguientes líneas, en las que al imperio de Putin se le califica de mortal y disfuncional:  

La amenaza que viene de Rusia

Putinismo

Cómo contener el mortal y disfuncional imperio de Vladimir Putin

The Economist
22 de octubre de 2016
Traducido y glosado por Lampadia

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Hace cuatro años, Mitt Romney, el candidato republicano, dijo que Rusia era “el enemigo geopolítico número uno” de los Estados Unidos. Barack Obama, entre otros, se burló de esta hilarante metida de pata: “La década de 1980 está exigiendo el retorno de su política exterior, porque la guerra fría finalizó hace más de 20 años”, se burló el presidente. Cómo cambian los tiempos. Con Rusia  pirateando tecnológicamente la elección estadounidense, dirigiendo una masacre en masa en Siria,  anexándose Crimea y hablando despreocupadamente sobre el uso de armas nucleares, la opinión de Romney se ha convertido en la sabiduría convencional. Casi el único estadounidense que disiente de ella es candidato republicano actual, Donald Trump.

Cada semana, Vladimir Putin, presidente de Rusia, encuentra nuevas maneras de asustar al mundo. Recientemente ubicó misiles con capacidad nuclear cerca de Polonia y Lituania. Esta semana envió un grupo de portaaviones por el Mar del Norte y el Canal de la Mancha. Ha amenazado con derribar cualquier avión estadounidense que ataque las fuerzas del déspota de Siria, Bashar al-Assad. El enviado de Rusia en la ONU ha dicho que las relaciones con Estados Unidos están en su punto más tenso en 40 años. Las noticias de la televisión rusa están llenas de misiles balísticos y refugios antiaéreos. “El comportamiento insolente” podría tener “consecuencias nucleares”, advierte Dmitry Kiselev, el propagandista en jefe de Putin, y que cita asimismo las palabras de su jefe: “Si un combate es inevitable, hay que golpear primero”.

De hecho, Rusia no está a punto de ir a la guerra con Estados Unidos. Gran parte de su lenguaje no es más que bravata. Pero sí supone una amenaza para la estabilidad y el orden. Y el primer paso para responder a esta amenaza es entender que la beligerancia de Rusia no es un signo de resurgimiento, sino de una crónica debilitante debilidad.

Vlad el invasor

Como establece nuestro informe especial de esta semana, Rusia se enfrenta a graves problemas en su economía, la política y la sociedad. Su población está envejeciendo y se espera que se reduzca en un 10% para el año 2050. El intento de utilizar los ingresos extraordinarios por el auge de los productos básicos para modernizar el Estado y la economía fue un fracaso. En su lugar Putin ha presidido un enorme crecimiento del gobierno: entre 2005 y 2015, la proporción del PBI de Rusia que proviene del gasto público y las empresas controladas por el Estado aumentó de 35% a 70%. Habiendo crecido un 7% al año, al comienzo del reinado de Putin, la economía se está contrayendo. Las sanciones son en parte responsables, pero la corrupción y una caída en el precio del petróleo importan más. El Kremlin decide quién se enriquece y se mantiene así. Vladimir Yevtushenkov, un magnate ruso, fue detenido durante tres meses en 2014. Cuando salió, había renunciado a su compañía de petróleo.

Putin ha tratado de compensar la vulnerabilidad interna con la agresión exterior. Con sus protestas masivas después de la manipulación de las elecciones en 2011-12, las sofisticadas clases medias urbanas de Rusia mostraron que añoran un estado moderno. Cuando el precio del petróleo era alto, Putin podía resistirse a ellas mediante la compra de apoyo. Ahora apuntala su poder librando guerras en el extranjero y con el uso de sus herramientas de propaganda para avivar el nacionalismo. Él recela de la idea de darle acceso a las ideas occidentales porque el sistema político de Rusia, aunque experto en la represión, es frágil. Las instituciones en las que se apoyaría una Rusia próspera, tales como el estado de derecho, medios de comunicación libres, la democracia y la competencia abierta, plantean una amenaza existencial para el corrupto Estado de Putin.

Durante gran parte de su tiempo en la presidencia, Obama ha asumido que debido a que Rusia es una potencia en declive él no tenía que prestarle mucha atención. Sin embargo, un país inseguro, débil e impredecible con armas nucleares es peligroso; en algunos aspectos  incluso más que la Unión Soviética. A diferencia de los líderes soviéticos después de Stalin, Putin gobierna solo, sin el control de un Politburó o por haber sido testigo de la devastación de la segunda guerra mundial. Podría seguir a cargo por muchos años más. Y la edad es poco probable que lo suavice.

Obama señala, cada vez más,  las cosas correctas sobre el Putinismo – y que sonaron muy duras durante una rueda de prensa esta semana pasada- pero Putin ha aprendido que se puede desafiar a los EEUU y salir fortalecido. Las suaves sanciones occidentales empeoran la situación de los ciudadanos rusos, pero también ofrecen a la gente un enemigo contra el que unirse, y a Putin un chivo expiatorio para el daño económico causado por sus propias políticas.

Iván el soportable

¿Qué debe hacer Occidente? El tiempo está de su lado. Una potencia en decadencia necesita ser contenida hasta que finalmente es rebasada por sus propias contradicciones, incluso cuando la necesidad de atacar permanezca.

Debido a que los posibles peligros son un error de cálculo y una escalada sin control, Estados Unidos debe continuar las conversaciones directas con Putin incluso, como en la actualidad, cuando la experiencia es desalentadora. El éxito no se mide por los avances y los altos al fuego  -a pesar de lo mucho que serían bienvenidos en un país tan desafortunado como Siria- sino reduciendo las posibilidades de que Rusia cometa un error garrafal.

Un error de cálculo nuclear sería el peor de todos. De ahí que las conversaciones deban incluir el control de armas nucleares, así como la mejora de las relaciones entre sus fuerzas militares, con la esperanza de que las armas nucleares puedan ser separadas de los otros temas, como lo fueron en la época soviética. Eso va a ser difícil porque, a medida de que Rusia declina, considerará su arsenal nuclear como una ventaja duradera.

Otras áreas de controversia serán las regiones fronterizas con Rusia.  Ucrania es una prueba de cómo Putin pretende desestabilizar países como una forma de evitar que se alejen de la órbita de Rusia. El próximo presidente de los Estados Unidos debe declarar que, contrariamente a lo que Trump ha dicho, si Rusia utiliza este tipo de tácticas contra un miembro de la OTAN, como Letonia o Estonia, la alianza lo considerará un ataque contra todos ellos. Por otra parte, Occidente tiene que dejar claro que si Rusia asume la agresión a gran escala contra aliados fuera de la OTAN, como Georgia y Ucrania, se reserva el derecho a armarlos.

El Occidente fundamentalmente necesita mantener la calma. La injerencia rusa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos amerita una retaliación mesurada. Pero Occidente puede sobrellevar tales “medidas activas“. Rusia no pretende ofrecer al mundo una ideología o una visión atractivas. Su propaganda más bien tiene como objetivo desacreditar y erosionar los valores liberales universales mediante el fomento de la idea de que Occidente es tan corrupto como Rusia, y de que su sistema político es igual de fraudulento. Desea un Occidente dividido que haya perdido la fe en su capacidad para moldear el mundo. En respuesta, el Occidente debe estar unido y firme. Lampadia




Cuando la acción y la omisión se asocian

Cuando la acción y la omisión se asocian

Los execrables actos de violencia ocurridos la semana pasada en Paris y anteriormente en Egipto y en Medio Oriente por la mano del mal llamado Estado Islámico, que denominaremos ISIS, más las migraciones masivas hacia Europa, están generando y seguirán generando una serie de reacciones y propuestas que es menester poner en perspectiva.

Nuestro primer comentario tiene que ser de absoluto rechazo a la violencia asesina de ISIS y la solidaridad con las víctimas inocentes de semejantes sucesos, incluyendo a las poblaciones pacíficas de origen árabe y/o musulmán, que sufrirán cada día peores condiciones de vida en muchas partes del mundo.

En segundo lugar, queremos plantear que más allá de las ominosas responsabilidades de este manipulador movimiento islamista, que además origina la tragedia doble de la migración masiva (doble por el sufrimiento de los migrantes y por los problemas que acarrean a los países receptores) están las acciones y omisiones, los actos fallidos, de dos actores fundamentales: Rusia bajo la dirección absolutista de Putin y occidente, incluyendo a la OTAN, Europa Occidental y los EEUU bajo la influencia de Obama.

Si bien el origen de todos estos acontecimientos se puede establecer hace algunos años por el mal manejo de las cosas por parte de EEUU y sus aliados que no supieron dar una justificación correcta para la Segunda Guerra del Golfo, que una vez dada no supieron manejar sus derivaciones y, que una vez cometidos una serie de errores, no pudieron hacer nada más que retirarse en derrota, dejando atrás un polvorín que no tardó en desestabilizar toda la región.

Todo eso estaba dado cuando se hacen evidentes los actos genocidas de Bashar Al-Assad en Siria. Obama, con más cautela que Bush hijo, amenazó intervenir solo si se probaba contundentemente el uso de armas químicas por parte del gobierno Sirio. Cosa que quedó establecida y estaba gatillando la intervención de EEUU, hasta que Putin le puso el paralé a Obama, que se retractó. Poco tiempo después se produjo la emergencia de ISIS en Siria e Irak.

Pero ¿qué inspira a los principales personajes de la geopolítica global, Putin y Obama?

En cuanto a Putin es suficiente recordar lo comentado por el historiador Timothy Garton Ash en su artículo ‘La doctrina del resentimiento’, publicado en Lampadia en julio del 2014. “En 1994, estaba quedándome medio dormido en una mesa redonda que se celebraba en San Petersburgo, Rusia, cuando un hombre fornido y de baja estatura, con cara de ratón, que parecía ser la mano derecha del alcalde, empezó a hablar. Dijo que Rusia había entregado de forma voluntaria ‘inmensos territorios’ a las antiguas repúblicas soviéticas, entre ellas zonas ‘que históricamente han pertenecido siempre a Rusia’. Se refería ‘no solo a Crimea y el norte de Kazajstán, sino también, por ejemplo, al área de Kaliningrado’. Rusia no podía abandonar a su suerte a esos ‘25 millones de rusos’ que habían pasado a vivir en el extranjero. El mundo debía respetar los intereses del Estado ruso ‘y del pueblo ruso como gran nación’. Aquel hombretón irritante se llamaba –como habrán supuesto– Vladímir V. Putin”.

Este personaje que después tomo el poder absoluto en Rusia, se anexó Crimea, a desatado el estado de guerra en Ucrania del Este y defiende al genocida sirio, está obviamente inspirado por un afán imperialista de liderazgo global, muy alejado de las formas democráticas y muy cerca de círculos de corrupción.

Por su lado, Obama parece estar inspirado en las buenas intenciones de los inocentes, que no entienden además, que tienen responsabilidades que pueden ir más allá de sus anhelos de paz.

Así es que EEUU va retrocediendo en muchos aspectos de incidencia global, regresando a una casa, que así, se hace menos segura. Y sin lugar a dudas, tarde o temprano o más tarde que temprano, tendrá que enfrentar en mayor debilidad.

Sobre los acontecimientos más recientes, como la guerra civil de Siria, el advenimiento de ISIS y la migración masiva hacia Europa, podemos decir que ambos errores, los de acción y omisión, son igualmente pernisiosos.

Como dice Arturo Pérez-Reverte, en occidente se ha instalado “demasiada transigencia social, demasiados paños calientes, demasiados complejos… . Ver: Sobre idiotas, velos e imanes de Arturo Pérez-Reverte.

Además, ver el artículo de Juan Goytisolo: Cómo poner fin a la barbarie, en el País de España.

Afortunadamente todavía quedan algunos vestigios de la presencia positiva de EEUU en el mundo, como en su actuación contra la corrupción de la FIFA, la persecución de los barones de la droga y las denuncias contra las estafas de la VolksWagen.

Pero en lo político, EEUU está de retroceso y junto con la parálisis tradicional de Europa Occidental, están dejando que muchos aspectos de la vida global los definan los audaces y aventureros como Putin y que avancen los criminales como ISIS. Ambos han tomado demasiados espacios. Lampadia