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Cuidado, no destruyamos las AFP, mejoremos el Sistema

Cuidado, no destruyamos las AFP, mejoremos el Sistema

Un reciente debate en redes sociales entre el reconocido economista y catedrático de la Universidad de Columbia, Xavier Sala í Martín (XSM) y el periodista encargado de la sección catalana de El País de España, Oriol Güell, nos permite:

–        Entender mejor la naturaleza de los sistemas de seguridad social de reparto o solidaria, en la que se basan los esquemas pensionarios estatales, tal y como funciona el sistema público en el Perú (ONP).

–        Enriquecer el debate sobre el tema de las pensiones y promover la participación de los afiliados al sistema y de la ciudadanía en general. Hay que ilustrar a la población a qué se enfrentan, especialmente a los más jóvenes, y analizar el tema con seriedad y sin facilismos populistas.

–        Dejar en evidencia la pobreza de la argumentación de la izquierda tradicional, sus prejuicios, la carga de su ideología y el escaso compromiso con la realidad.

 

Lampadia contribuirá al debate sobre el sistema pensionario porque considera que es un tema crucial para el presente y futuro de los peruanos. En especial, ahora que en el Congreso se discuten varios proyectos de Ley para modificar el Sistema Privado de Pensiones (AFPs).

Líneas abajo, Lampadia traduce, compendia, resume y adapta lo más significativo del debate entre Xavier Sala i Martín y Oriol Güell:

Oriol Güell ha escrito un tweet irritado por una afirmación mía que aparece en el tráiler de la nueva película de Isona Passola. En esta frase digo que en la actual seguridad social española, las pensiones de los jubilados no se pagan con los ahorros que los contribuyentes hicieron cuando eran jóvenes, sino con las contribuciones que hoy hacen los más jóvenes. Es decir, que en el sistema de reparto como el que hay en España [como en la ONP en el Perú], las pensiones de una generación se pagan con las contribuciones de la siguiente generación, y los de la siguiente generación se pagan con las de la siguiente y así hasta el infinito.

Tras escuchar esta afirmación, Güell ha buscado un videoblog mío donde hablo de los negocios piramidales (o esquemas Ponzi, por el nombre del estafador italiano que los hizo famosos a principios del siglo XX: Carlo Ponzi. [El caso más notorio de aplicación de este sistema fraudulento en el Perú fue el de CLAE]). Los negocios piramidales consisten en pagar a los primeros inversores del negocio con el dinero que aporta la segunda ronda de inversores y éstos, a su vez, son pagados con el dinero de la tercera ronda y así sucesivamente hasta el infinito. Al final del videoblog, digo que la seguridad social hecha por el Estado, es un sistema piramidal, porque tiene exactamente esta característica: cada ronda de pensiones es pagada con el dinero de la siguiente ronda. Nunca me refiero a la seguridad social como una “estafa”. Esto no impidió que Oriol Güell (que como periodista tiene un compromiso con la verdad) haya twitteado varias veces que yo digo que la seguridad social es una estafa piramidal y sugiere que es una vergüenza que este tipo de afirmaciones se hagan a una película del Isona Passola “sin que haya el contrapunto de un economista comunista” (¡Sic!).

En lugar de debatir por qué [la seguridad social española] no es un esquema piramidal o esquema Ponzi, Oriol Güell se dedica a descalificarme histéricamente. También me acusa de defender sistemas de seguridad social privados y de capitalización [tipo AFPs].

Finalmente, Oriol me hace un reto: que encuentre dos catedráticos “que no estén untados” [pagados] que digan que el sistema de seguridad social es una estafa piramidal.

“Yo no he utilizado la palabra estafa piramidal para describir la seguridad social y que en la película de la Isona Passola NO HABLO de negocios piramidales ni nada por el estilo. Es cierto que en el videoblog (no en la película) utilizo la expresión ´negocio piramidal´ o ´esquema piramidal´ o ´esquema Ponzi´. ¡Pero no digo nunca que la Seguridad Social sea una estafa! He utilizado esta expresión porque eso es exactamente lo que es un ´esquema Ponzi´: se paga a unos con el dinero de los demás y se paga a los otros con el dinero de terceros. Esto es lo que son los esquemas Ponzi y la seguridad social. Y si no lo es, estaría bien que Oriol Güell nos lo explicara. Es más, he dicho (lo digo al vídeoblog y lo he dicho en otros lugares) que como la seguridad social necesita de las nuevas generaciones para pagar las anteriores, en situaciones de generaciones pequeñas acabará pasando lo mismo que ocurre con las estafas piramidales: que la última generación NO recupera el dinero que aportó”.

Citaré a dos catedráticos. Ya sé que Oriol Guell dirá que son neocons untados por las multinacionales y que tienen intereses. La gente de izquierda que no tiene argumentos siempre dice que los que no están de acuerdo con ellos están “untados”. Ellos hablan desde una supuesta superioridad moral y quien no está de acuerdo con ellos es un inmoral, insolidario y cobra de lobbies multinacionales. Ellos nunca están “untados”. Por ejemplo, él no está untado por el grupo mediático que le paga el salario. ¡No! Él es puro e intelectualmente neutral. ¡Son los demás los que cobran por escribir! Pero aunque ya sé que los dos ejemplos que le daré son untados e indignos, se los daré igualmente.

El primero es el del padre intelectual de las teorías de generaciones solapadas (modelo que se utiliza para estudiar la seguridad social desde el 1958) y premio Nobel de Economía Paul Samuelson en un artículo de [la revista] Newsweek de 1967.

“La belleza de la seguridad social es que no tiene fundamentos actuariales. Todos los que llegan a la edad de jubilación reciben beneficios que exceden largamente lo que han contribuido – exceden sus contribuciones en más de diez veces (o cinco veces, contando los pagos del empleador). ¿Cómo es posible? Viene del hecho que el producto nacional crece a una tasa de interés compuesto y puede esperarse que lo haga más allá de lo que ve el ojo. Siempre hay más jóvenes que viejos en una población creciente. Más importante, con el ingreso real creciendo hasta 3% al año, la base imponible sobre la cual se cargan los beneficios siempre será mayor que los impuestos que pagó históricamente la generación ya jubilada. …Una nación creciente es el esquema Ponzi más grande jamás diseñado”

Resumiendo, Paul Samuelson dice que, gracias a que la población aumenta y la renta per cápita crece, cada generación tiene más dinero que la anterior y esto convierte a la seguridad social en el “sistema Ponzi más grande jamás concebido”. Lo que Samuelson no sabía en 1967 es que la población estaba a punto de empezar a decrecer y que las tasas de crecimiento del 3% estaban a punto de desaparecer para siempre. Y eso acabaría, dando los problemas de los que hablo al final de mi videoblog.

La segunda cita es de otro “neocon radical ultraliberal salvaje” (no se olvide nunca esto de salvaje), de extrema derecha y seguramente untado por el Tea Party y alguna multinacional de los seguros privados, aunque también tiene el premio Nobel. Se llama Paul Krugman quien [publicó] en el Boston Review de 1996:

“La Seguridad Social está estructurada desde el punto de vista de los beneficiarios como si fuera un plan de jubilación ordinario: lo que sacas depende de lo que pones. Así no parece un esquema redistribucionista. En la práctica ha resultado ser fuertemente redistribucionista, pero solo por su aspecto de juego Ponzi, en el que cada generación saca más de lo que puso. Bueno, el juego Ponzi pronto se acabará gracias a cambios demográficos, de tal forma que el beneficiario típico solo recibirá, de hoy en adelante, tanto como lo que haya puesto (y los jóvenes de hoy en día puede que reciban menos de lo que contribuyeron)”.

Naturalmente, cuando digo que Samuelson y Krugman son “neocons ultraliberales de extrema derecha” es sarcasmo: todo el mundo sabe que son los economistas más de izquierda de los Estados Unidos. Sin embargo, esto no les impide reconocer que, tal y como está montada la seguridad social, parece un esquema piramidal o Ponzi.

La conclusión a la que llegan tanto Samuelson como Krugman (y a la que llego yo también) es que cuando la demografía no acompaña, este esquema de pagar a cada generación con el dinero de la siguiente, la seguridad social puede terminar colapsando en el sentido de que habrá generaciones que cobrarán menos de lo que aportaron al sistema. ¡Al igual que la última ronda de inversores de un negocio piramidal! Cuando vienen generaciones pequeñas con pocos contribuyentes que deben pagar pensiones a generaciones enormes que ya se han jubilado.

Si [Oriol] quiere, puedo citar otros premios Nobel: Milton Friedman, Bob Lucas o incluso el último, Bob Shiller, que se han referido a la seguridad social en términos de equema Ponzi o esquema piramidal. Si tiene que haber una discusión, debe ser seria. Las discusiones intelectuales me interesan todas. Las peleas de bar no me interesan lo más mínimo.

Como señala, el economista catalán Albert Bertran, en su Facebook, sobre esta polémica: “Oriol Güell es una muestra de porque no lograremos nunca que España sea como Dinamarca, Suecia o Finlandia. Porque en lugar de preocuparles [a la izquierda] la productividad, la eficiencia y la competitividad, lo único que les preocupa, es si los servicios los presta el sector privado o el público. A diferencia de los liberales, [a los] que sólo nos preocupa la productividad, la eficiencia y la competitividad y no nos importa que sean prestados por el sector público si los presta más eficientemente que el privado. A ellos sólo les preocupa que sean prestados por el sector público, aunque supongan unos servicios más caros para los contribuyentes y de menor calidad para los usuarios. Y además utilizan malas artes para defender sus objetivos, como decir que lo hacemos para favorecer determinados intereses económicos, cuando es mentira. A nosotros, como los daneses, suecos o finlandeses, lo único que nos interesa, es que los ciudadanos puedan disponer de servicios públicos de más calidad y a costos inferiores”.

Bertran termina su comentario con la siguiente afirmación. “Nota: en Suecia se está privatizando la enseñanza y, nadie tiene la mente tan retorcida, como para pensar que se hace para beneficiar intereses económicos privados”.  La cita cae como anillo al dedo para el otro debate ideologizado que se vive en país: la reforma de la Ley Universitaria. Lampadia




Enfoquemos adecuadamente el debate

Enfoquemos adecuadamente el debate

Ocho de cada diez trabajadores no aportan a ningún sistema previsional, con lo cual estarán desamparados al llegar a la edad de jubilación. El reciente debate mediático sobre nuestro sistema de pensiones no se ha centrado en el principal problema a resolver: la baja cobertura. Si bien el sistema es perfectible para mejorar el cálculo de las pensiones, incrementar la oferta de instrumentos previsionales y mejorar la competencia, no debemos olvidar que el objetivo finales garantizar una pensión digna al trabajador en su vejez, proporcional a su ahorro individual. 

En las últimas semanas se ha venido calentando el debate previsional en los medios a raíz de dos hechos: i) la publicación de una polémica tabla de mortalidad de la SBS (usada por las AFP) que se extiende hasta los 110 años de vida del afiliado para el cálculo de las pensiones; y, ii) el anuncio de que en el Congreso se presentará una iniciativa para derogar de forma definitiva el aporte de los trabajadores independientes menores de 40 años al sistema de pensiones, ya sea público (ONP) o privado (AFP), el cual fue suspendido hace un año por el parlamento, después de una reforma hecha a espaldas de los afiliados.

Sin embargo, el debate no se ha centrado adecuadamente en el principal problema: la baja cobertura. En efecto, el Ministro Castilla explicó que (más allá del programa asistencialista de Pensión 65) la brecha de la cobertura previsional es enorme: ocho de cada diez peruanos no aportan a sistema alguno, y por ende no recibirán una pensión al jubilarse. ¿Por qué es tan baja la cobertura? Porque el sistema no alcanza ni a los trabajadores independientes (35% de la PEA ocupada), ni a los informales (57% del empleo).

Pero el problema previsional tiene otras aristas. Así por ejemplo, junto al sistema privado de pensiones se ha mantenido vivo en el Perú un deficitario sistema nacional de pensiones (SNP), -el cual fue eliminado en Chile al crear el sistema de AFP-, el cual cubre a 3.6 millones de afiliados y otorga pensiones a 467 mil pensionistas a la fecha. Según un estudio del 2012 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Oficina de Normalización Previsional (ONP) no pagará las pensiones del 65% de sus afiliados para el año 2015, al no acumular 20 años de aportes. Esto significa que más de 800,000 trabajadores estarían en riesgo de quedarse desamparados, y llegarían a un millón hacia el 2050. Estas personas, además, ni siquierarecibirían la devolución de sus aportes. De acuerdo al IPE, esto ya viene ocurriendo y “explica buena parte de los más de 300,000 juicios abiertos contra la Oficina de Normalización Previsional (ONP), que administra el SNP”.

En este sentido, creemos que se requiere una reforma previsional, enfocada de manera integral, enplantear soluciones para extender la baja cobertura, la falta de pago a muchos afiliados, y el creciente déficit de la Oficina de Normalización Previsional (ONP), que cubre dos tercios de las pensiones de sus afiliados con recursos públicos.

De acuerdo a Santiago Levy, vicepresidente de Sectores y Conocimiento del BID, la evidencia empírica disponible señala que es muy difícil lograr que los independientes voluntariamente coticen de forma sistemática y permanente durante un largo plazo”.

Aun así, se debe mantener la obligación de que todo tipo de trabajadores independientes formen parte del sistema privado de pensiones (y no del público). De esta forma se evitarían las futuras: “Ley del Artista”, “Ley del Emolientero”, “Ley del Lustrabotas” yotros pedidos de pensiones de gracia al Estado. O pretender que con el programa asistencialista de “Pensión 65”, se puede resolver el problema.

En esta línea, el Gobierno acompañado por el presidente de las AFP, emprendió en el 2012 una reforma desenfocada y llena de graves  errores. Se estableció la obligación de retener aportes de los trabajadores independientes que cobren por recibo de honorarios (para aportar a las AFP o a la ONP), pero sin efectuar una verdadera campaña de información para explicar a los usuarios la importancia de ahorrar para la vejez ni las ventajas del Sistema Privado de Pensiones (SPP). Además, se introdujo la comisión sobre el stock de los fondos administrados de forma obligatoria para los nuevos afiliados (y optativa para los actuales), buscando comisiones más competitivas, pero tampoco hubo información clara de las ventajas de cada modalidad de cobro. La reforma también buscó mayor competencia; sin embargo, se creó un monopolio temporal de tres años para una sola AFP.  Para colmo de males, esta reforma se elaboró en reuniones a puerta cerrada entre el MEF y la Asociación de AFP, sin hacer públicos los detalles ni involucrar a los afiliados y a los demás trabajadores para quienes se buscaba una mejor solución. El resultado fue la incertidumbre y la sospecha. Ante la resistencia de los trabajadores, en septiembre pasado se tuvo que postergar por un año la entrada de los independientes al sistema y ahora se amenaza con derogar de manera definitiva esta medida.

El Perú, con una población mayoritariamente joven, tiene una ventaja en cuanto a su estructura demográfica, por lo cual éste es un buen momento para realizar reformas orientadas a extender la cobertura previsional. En Lampadia, planteamos anteriormente la posibilidad de canjear parte del IGV gastado por cada trabajador por aportes a su fondo individual de pensiones (Ver: El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo). Este mecanismo combatiría la informalidad al poseer fuertes incentivos para la formalización, al mismo tiempo que estimularía una mayor recaudación; así, el Estado solo “devolvería” una porción del IGV en cuentas que cada nuevo afiliado mantenga en el SPP. Posteriormente el BID, ha planteado la creación de un impuesto nuevo para el financiamiento previsional (como incrementar en un punto el IGV), para que sea abonado a cuentas individuales (no se ha dado mayores detalles sobre su aplicación).

Estas son el tipo de alternativas que deberían ser estudiadas por el Gobierno, pues el objetivo es llegar a una cobertura universal. Lamentablemente, la asociación de AFP no ha reaccionado, solo ha defendido ingenuamente el cálculo de los 110 años. Tal vez los afiliados a las AFP necesiten su propia asociación. Lampadia




El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo

El IGV como aporte al Fondo de Pensiones y formalización del empleo

La reforma del Sistema Privado de Pensiones (SPP), aprobada a mediados del  2012 y emprendida con tropiezos en el 2013, lamentablemente no ha sido exitosa debido a tres aspectos clave: la escasaincorporación de los trabajadores independientes al sistema, el nuloestímulo para mayor competencia en el mercado de pensiones, y el haber dejado sin reformar el Sistema Nacional de Pensiones (SNP) que hubiera permitido una transformación integral del sistema previsional.

El SPP, creado hace ya 20 años, ha sido uno de los desarrollos más importantes del modelo económico peruano nacido de la Constitución de 1993. Concretamente, ha permitido incrementar sustancialmente el ahorro nacional, proteger a los afiliados con un buen manejo y rentabilidad de sus aportes ymejorar las pensiones. Sin embargo, el sistema mantuvo al ineficiente Sistema Nacional de Pensiones y no logró incorporar a los trabajadores independientes.

En el 2012,el Gobierno emprendió una tibia reforma.Convocó una licitación para que una sola  AFP capteen forma exclusiva a los nuevos afiliados durante dos años, esto coincidió con el ingreso al mercado de una nueva AFP (Hábitat), que sin estar operativa ganó el concurso ofreciendo la menor comisión. El proceso tuvo serios errores: no efectuó una verdadera campaña de información para explicar a los usuarios los beneficios del SPP, ni la necesidad de ahorrar para la vejez; se introdujo la comisión sobre el stock de los fondos administrados de forma obligatoria para los nuevos afiliados, y optativa para los actuales, buscando comisiones más competitivas, pero tampoco hubo información clara de las ventajas de cada modalidad de cobro; adicionalmente, se estableció la obligación de retener aportes de los trabajadores independientes que cobren por recibo de honorarios. El resultado fue la incertidumbre.Para colmo de males, en septiembre se postergó la entrada de los trabajadores independientes al sistema.

Tamaños equívocos se explican en parte porque la elaboración de esta reforma se hizo a la antigua: una negociación a puerta cerrada entre el regulador (MEF) y el regulado (Asociación de AFPs), ministro y ex ministro de Economía.Al no hacer públicos los detalles ni involucrar a los actuales afiliados y a los demás trabajadores, para quienes se buscaba una mejor solución, el debate no se enriqueció con los aportes de estos. En estos tiempos no se deben manejar así las cosas.

La reforma debió estar orientada a otorgar cobertura previsional a los trabajadores independientes. Ese era el cambio más importante, porque precisamente uno de los principales defectos del sistema es que existe un porcentaje muy alto de trabajadores que no se encuentran afiliados a ningún sistema de pensiones, con lo cual están expuestos a una vejez desamparada que obliga a que al Estado, tarde o temprano, asuma dicha carga. 

En cuanto al SNP, según un estudiodel 2012 del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), este no le pagará pensiones al 65% de sus afiliados para el año 2015, al no cumplir con los 20 años mínimos de aporte. Esto significa que más de 800,000 trabajadores estarían en riesgo de quedarse sin jubilación,y llegarían a un millón hacia el 2050.Estas personas, no recibirían siquiera la devolución de sus aportes. De acuerdo al IPE, esto ya viene ocurriendo y “explica buena parte de los más de 300,000 juicios abiertos contra la Oficina de Normalización Previsional (ONP), que administra el SNP”.

A este problema se suma otro más grave. El SNP está quebrado.El aporte de sus afiliados bajo el esquema de reparto colectivo no alcanza para cubrir las pensiones. El IPE explica que el valor actuarial de la deuda previsional  sería de aproximadamente 50% del PBI. De hecho entre 1974 y el 2003 el Estadotuvo que desembolsar US$ 37 mil millones de dólares (3,5 veces lo aportado por los afiliados) para cumplir con las obligaciones previsionales.

Peor aún, con la última reforma (y esta es una prueba palpable de su mal diseño y ejecución), el SNP viene creciendo más rápidamente que el SPP: sus afiliados aumentaron de 34 mil a 40 mil el 2013. 

IGV como aporte al Fondo de Pensiones

Para consolidar el éxito del SPP, es indispensable que este cubra a una gran parte de la población, incorporando a todos los trabajadores independientes. Una propuesta “disruptiva” para incluir a estosen el sistema sería la de implementar una medida que permita que los trabajadores puedan efectivizar parte de sus aportes a sus fondos individuales canjeando una parte de sus gastos en IGV (interno). Así todos entrarían, además, alabase tributaria.

La idea es que parte del IGV que hoy se evade, se convierta en aporte a los fondos de pensiones de los trabajadores. Así se crearía un gran incentivo de formalización, se combatiría  la informalidad y se estimularía una mayor recaudación. El Estado “devolvería” parte delos pagos por IGV efectuados por los trabajadores mediante depósitosenlas cuentasque cada nuevo afiliado mantenga en la AFP de su elección.

Actualmente, el Estado ya asume grandes costos por el tema previsional y por la evasión del IGV, el uso de parte de este tendría un costo nominal, pero el efectivo podría ser menor que el actual, con una mayor cobertura del sistema yla consiguiente formalización del trabajo. Lampadia