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Gran Bretaña al límite, Alemania en veremos

El aumento del populismo global está claro. Los partidos populistas han pasado a ser los protagonistas, desde las apelaciones populistas que alimentaron el voto del Brexit hasta lograr que un candidato populista sea presidente de los Estados Unidos. El aumento del apoyo al populismo de derecha en las democracias occidentales ya está alterando la historia, transformando la política y representando una amenaza para la democracia. La sorprendente excepción es hoy día la Francia de Macron.

Gran Bretaña continúa su camino a la perdición

Por su lado, en Gran Bretaña, el populismo de la izquierda se ve materializado en Jeremy Corbyn, quien busca renacionalizar todas las industrias privatizadas durante el renacimiento de GB con Thatcher. El ascenso de Corbynal poder parece bastante posible.

Los británicos corren el riesgo que el próximo jefe de Gobierno sea un marxista recalcitrante, quien se ha rodeado de fundamentalistas de extrema izquierda que exigen imponer desastrosas fórmulas sociales y políticas económicas intervencionistas, las mismas que llevaron a la Gran Bretaña a una situación desastrosa en la que llegaron a prestarse dinero del FMI, a fines de los años 70. Las gravísimas consecuencias del Brexit no son nada en comparación de lo que le puede pasar a la Gran Bretaña en caso de que el populista Corbyn llegue al poder.

Como dijo The Independent recientemente: “Un giro populista como este representa para el Partido Laborista un cambio de paradigma en dos sentidos. Primero, rompe el hábito del Nuevo Laborismo [corriente del ex primer ministro Tony Blair] de intentar superar a los Conservadores exclusivamente con base en la competencia económica. En lugar de una competición sobre la habilidad tecnocrática en el manejo de la economía y en la provisión de servicios públicos, una perspectiva populista se presentaría a las próximas elecciones con un mensaje de rechazo de los intereses privados que determinan actualmente la formación de políticas públicas.”

Esta situación ha sido propiciada por la extrema debilidad política de Theresa May, la primera ministra pos-Brexit, que además de plantear un Brexit duro, se prestó el lenguaje radical del antiguo laborismo ultramontano.

Alemania en peligro

Hubo un momento donde parecía que los vientos estaban cambiando: Holanda y Francia eligiendo a los líderes moderados y Angela Merkel era la favorita para la reelección. Sin embargo, el éxito de la Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) en las elecciones  alemanas es un recordatorio de que esto no es tan fáscil. Lamentablemente, el populismo en Europa llegó para quedarse. El AfD nacionalista ha ganado al menos 80 escaños en el parlamento alemán y la extrema izquierda también ha tenido cierto éxito, lo que equivale a que casi una cuarta parte de los alemanes votaran por algún extremo político. Es importante no subestimar la importancia de este resultado.

Las elecciones alemanas de 2017 marcaron un punto de inflexión en la historia política del país. El populista AfD se ha convertido en el tercer partido más grande a nivel nacional. Por primera vez en la historia alemana posterior a la Segunda Guerra Mundial, un partido ultraderechista, antimusulmán y antieuropeo, la Alternativa para Alemania, obtuvo suficientes votos para ingresar al Parlamento.

Eso en sí mismo no es sorprendente en un momento en que los partidos populistas han logrado avances en toda Europa y en los Estados Unidos. Pero el surgimiento de un partido nacionalista es una fuente de angustia. Está claro que la democracia occidental necesita un cambio urgente. La pregunta es si Angela Merkel, debilitada después de las últimas elecciones, logrará las alianzas que le permitan emprender las reformas de la UE, en líneas cercanas a las planteadas por Macron.

El resto de Europa

El populismo plantea un peligro de que las relaciones entre las naciones europeas no afiancen una mayor integración, para contrarrestar la marea nacionalista y mejorar el funcionamiento de la UE. El Gobierno francés esperaba que, tras su reelección, Merkel tomaría pasos más audaces hacia la reforma e integración de la eurozona. El nuevo panorama político en Alemania hará más difícil que la mandataria pueda responder positivamente a las propuestas francesas.

En Lampadia ya lo hemos denominado ‘una alianza entre la mentira y la esperanza’. La mentira, porque el político populista sabe que no va a cumplir con lo que ofrece, solo lo hace para conseguir votos de los más necesitados y carentes de alternativas. La esperanza, porque resulta ser como el último pedazo de madera del cual uno se puede agarrar en medio del mar, después de haber llegado a creer que ya nada brindarle algo que lo ayude a mejorar su situación.

Pero, lamentablemente, esta tendencia populista está propagándose por todo el mundo. Donald Trump fomentó una ola de populismo que lo llevó a la Casa Blanca. Lo mismo sucedió en el Reino Unido, donde los populistas lograron el voto por el Brexit. La actual situación en Gran Bretaña y va en la misma dirección, con una Alemania que puede haber perdido su firmeza.

El mayor proteccionismo y el discurso populista son justamente los causantes de parte del freno al crecimiento mundial, como afirmó el Centro para la Investigación de Política Económica, el cual estima que sólo durante los primeros ocho meses de 2016, los gobiernos del G-20 implementaron casi 350 medidas que afectaban los intereses extranjeros. “Los saltos en el proteccionismo del G-20 en 2015 y 2016 coinciden ominosamente con el freno en el crecimiento de los volúmenes de crecimiento del comercio global”, afirmó el centro europeo (al que los europeos no hacen caso). Ver en Lampadia: Es importante defender el libre comercio (y …).

El libre comercio, la más clara expresión de la globalización económica de las últimas décadas, produjo los grandes avances de la humanidad en términos de reducción de la pobreza y de la desigualdad globales, la mortalidad infantil, el aumento de la esperanza de vida, la emergencia de una clase media global y el crecimiento de la población mundial al doble de lo que fue hace pocas décadas, con mejor calidad de vida, salud e ingresos. Ver en Lampadia: El libre comercio benefició a los países emergentes.

Todo esto, no es ajeno a los intereses del Perú. Estemos cerca de los acontecimientos y ejerzamos nuestro rol en las cumbres globales en las que participamos. Lampadia