1

La India continúa su marcha a la modernidad

India sigue siendo la economía grande con mayor crecimiento en el mundo, logrando un crecimiento de 7 % anual, y encaminándose a convertirse en la tercera economía más grande del mundo para 2027. Esto ha convertido a la India en un destino favorito de las empresas más grandes del mundo, pero como explica The Economist, el mercado de eventuales consumidores es muy pequeño, y en esencia, a diferencia de China, adolece de la ausencia de una clase media.

Por lo que su desarrollo es una de los objetivos más importantes del gobierno. El enfoque del gobierno de Narendra Modi es expandir la clase media de la India, para lo cual busca que la economía del país continúe creciendo consistentemente durante las próximas dos décadas, como afirma el artículo de The Economist líneas abajo.

El ministro de Finanzas de la India, Arun Jaitley, en una reunión de líderes e inversionistas empresariales estadounidenses, dijo que “la India tiene una de las economías más abiertas del mundo. Estamos ascendiendo en la clasificación de facilidad de hacer negocios todos los años. Los permisos que solían tomar años ahora son rutinarios, y no es necesario presionarlos”. Jaitley agregó, “Pero también nos damos cuenta de que abrirles la puerta no es suficiente. Tenemos que crear una atmósfera acogedora y eso es lo que está haciendo el gobierno”.

Además, Modi está buscando incentivar a la gente a salir de la informalidad. En este propósito, la India ha tenido tremendos fracasos, como la desmonetización, y aciertos, como la bancarización y digitalización. “Un esquema del gobierno para proporcionar cuentas bancarias a todos los ciudadanos, y tenerlos vinculados a teléfonos móviles e identificaciones nacionales biométricas, y pagos digitales. Los trámites con las autoridades se realizan cada vez más en línea, donde es más difícil hacer sobornos. Eso hace que la perspectiva de ser un negocio formal sea menos aterradora”, según The Economist.

Muy buenas lecciones para el Perú, donde más allá de la retórica, no hemos avanzado ni un milímetro en el objetivo de formalizar la economía, una de las principales promesas de PPK.

En Lampadia seguimos a Narendra Modi desde su postulación a asumir uno de los gobiernos más difíciles y complejos de la tierra. Los mensajes de Modi, después de décadas de un socialismo improductivo, y una pérdida de desarrollo relativo con su inmenso vecino, la China, hacían prever un giro sustancial hacia la economía de mercado y el impulso de la inversión privada, el único sistema económico y político que ha probado crear riqueza y prosperidad. Bastaba ver su lema: “No red tape, only red carpet for investors” (nada de tramitología, solo alfombra roja para los inversionistas). Ver: La visión de país y reformas que el Perú necesita.

A medida que la India consolida el crecimiento de su economía, aumenta su importancia global y se constituye como un balance en el desarrollo geopolítico global.  Especialmente en días en que el escenario geopolítico global ha cambiado para peor, con “una China en dictadura”, Rusia en manos de Putin, y el estilo y acciones de Trump. Ver en Lampadia: Los albores de un nuevo mundo signado por divergencias. Tan es así, que uno de los líderes políticos más comprometidos con la globalización, Emmanuel Macron, de Francia, acaba de firmar un acuerdo de cooperación militar con la India, para cuidar la influencia de China en el océano Índico. 

Lo cierto es que en la India parece estar instalándose una nueva idea de cómo deben hacerse las cosas en el plano económico. Sus repercusiones se sentirán seguramente en todo el mundo, y esperamos que se aquilaten debidamente en el Perú. La aceleración de su ritmo de crecimiento puede ser enormemente favorable para nuestra economía, abriéndose un mercado prácticamente virgen para nuestras exportaciones. Miremos más de cerca de la India y a Modi, también llamado como el ‘modifier’ (modificador). Lampadia

El medio que falta en India

India tiene un vacío donde debería estar su clase media

Algo que debería preocupar al gobierno y a las empresas

The Economist
13 de enero, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

¿Dónde después de China? En las últimas dos décadas, el país más poblado del mundo se ha convertido en el objetivo de mercado de casi todas las empresas globales que buscan crecimiento. A medida que su economía se desacelera, las empresas buscan el siguiente grupo de consumidores para continuar su desarrollo.

Para muchos, India se siente como el aparente heredero. Y muchos piensan que su clase media se encuentra en las primeras etapas del camino hacia la prosperidad que creó cientos de millones de consumidores chinos.

Sin embargo, la clase media india apenas existe. Las empresas se dirigen a una parte minúscula de la población.

  • El 1% superior de los adultos de la India, un rico enclave de 8 millones de habitantes que gana al menos US$ 20,000 al año, equivale aproximadamente a Hong Kong en términos de población e ingreso promedio.
  • El siguiente 9% se asemeja a Europa central, en el medio de la riqueza global.
  • El siguiente 40% de la población vive en las condiciones de sus vecinos pobres del sur de Asia, Bangladesh y Pakistán.
  • Los quinientos millones restantes, están a la par de las zonas más pobres de África.

Alejándonos del centro

Peor aún, las posibilidades de que India desarrolle una clase media que coincida con la del Reino Medio (China), están cayendo debido a la creciente desigualdad. India ha hecho un buen trabajo al conseguir que los que ganan menos de US$ 2 por día (a paridad de poder adquisitivo) aumenten a US$ 3, pero no ha coincidido con los registros de otros países en conseguir que esos US$ 3 al día suban a US$ 5, y que los que ganan US$ 5 suban a US$ 10, y así sucesivamente. Las personas de ingresos medios en países en la etapa de desarrollo de la India normalmente obtienen más beneficios del crecimiento.

Las razones de este fracaso no son misteriosas. Décadas de intervención estatal significó que cuando algo de liberalización llegó a principios de la década de 1990, solo unos pocos pudieron beneficiarse. La mano de obra es lamentablemente improductiva, lo cual no es sorprendente dado el estado abismal del sistema educativo de la India, que genera millones de adultos equipados solo para el trabajo de mando bajo. Sus graduados continúan trabajando en pequeñas empresas o microempresas, que operan informalmente; estos “emplean” al 93% de todos los indios. El hecho de que apenas una cuarta parte de las mujeres trabaje, una participación que ha experimentado un precipitado declive en la última década, solo empeora las cosas.

Una buena política puede hacer mucho para mejorar las perspectivas. Sin embargo, la esperanza debe ser atemperada por el realismo. La India está bendecida con un sistema democrático profundamente arraigado, pero eso no es un escudo contra las malas decisiones. La repentina y brutal “desmonetización” de la economía en 2016 tenía como objetivo los peces gordos, pero terminó lastimando a todos. Y el camino hacia la prosperidad caminado por China, donde la manufactura produjo los empleos que aumentaron los ingresos, se está reduciendo a medida que la automatización limita las oportunidades para el trabajo en las fábricas.

Todo esto significa que las empresas deben lidiar con la India que existe hoy en lugar de la que desean que surja. Una estrategia es esperar a que los indios desarrollen el gusto por los productos que la clase media mundial disfruta -los automóviles, vacaciones en el extranjero- puede llevar a décadas de frustración.

Gran mercado, menores oportunidades

Las empresas harían mejor en “indianizar” sus negocios, por ejemplo, vendiendo mercancías utilizando los idiomas regionales preferidos por cientos de millones de indios. El precio importa. Los servicios ofrecidos al mismo precio en India que Indiana atraerán a millones, no a mil millones.

Las empresas más inteligentes entienden qué tipo de “habilitadores” permitirán a los indios obtener acceso a nuevos productos. La electrificación impulsa la demanda de refrigeradores. Los datos móviles baratos (India se encuentra en medio de una guerra de precios de datos que ha beneficiado enormemente a los consumidores) son una bendición para los servicios de transmisión. Un aumento en el financiamiento al consumo ha puesto los productos pequeños y deseables al alcance de más indios.

La tarea de crear una clase de consumidores es responsabilidad de los políticos, y los sucesivos gobiernos han fracasado en gran medida. Las empresas que esperan que la clase media de la India les brinde crecimiento no deben ilusionarse, tendrán que trabajar muy duro para convertir el potencial en ganancias.

Más allá de una formalidad

Las lecciones del intento de Modi por formalizar la economía india

La mejor manera de sacar a las empresas de la informalidad es promover el crecimiento económico

The Economist
1 de marzo de 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Para la descomunal burocracia, esto es un gesto reflexivo. Cada año, el presidente de la Junta Central de Impuestos Directos de la India envía un “Certificado de Agradecimiento” a cada residente que ha pagado más de 100,000 rupias (US$ 1,500) en impuestos. Incluso hay instrucciones útiles sobre la mejor manera de imprimir este “reconocimiento de su contribución a la construcción de nuestra gran nación”, en caso de que uno quiera enmarcarlo.

En un país de 1,300 millones de personas, menos de 400,000 de estos preciosos certificados fueron otorgados en la última entrega. No muchos indios ganan suficiente como para pagar ese tipo de impuesto y muchos de los que sí lo hacen, no lo pagan. Quizás la mitad de la actividad económica de la India implica eludir los impuestos. Es por eso que Narendra Modi, el primer ministro, se ha propuesto formalizar la economía.

Tener una economía más formal tiene sentido. Los impuestos pagan por los servicios públicos. La desenfrenada informalidad de la India es una de las razones por las cuales su relación entre impuestos y PBI se ha estancado en un mísero 15% durante décadas, lo que obstaculiza la educación y la atención médica. Los empleos formales pagan hasta 20 veces más que los informales, según un cálculo del gobierno, y las empresas formales tienen más probabilidades para innovar, crecer y exportar. Tener a personas y empresas operando al margen de las normas, es una afrenta a la idea de una sociedad justa. 

Pero es fácil equivocarse con la formalidad. Pero plantearlo como un fetiche puede confundir los medios con los fines. Los países tienden a volverse más formales a medida que se hacen más ricos porque las empresas formales se expanden para desplazar a las informales. De hecho, las políticas draconianas para expandir la recaudación de impuestos a menudo obstaculizan el crecimiento que las genera.

La principal política de formalización de Modi fue la “desmonetización” de la mayoría de los billetes en 2016. Su costo: varios trimestres de crecimiento por debajo del promedio. Causó tal dislocación que es difícil ver que otros lo emulen (incluso los planificadores centrales de la pantomima de Venezuela regresaron después de anunciar que eliminarían sus propios billetes). La mayoría de los indios trabajarían en el sector formal si pudieran, pero los empleos son escasos.

Un mejor enfoque es tentar a la gente a salir de la informalización. Un esquema del gobierno para proporcionar cuentas bancarias a todos los ciudadanos, y tenerlos vinculados a teléfonos móviles con identificaciones nacionales biométricas, a multiplicado los pagos digitales, que son más fáciles de rastrear e imponer. Los trámites con las autoridades se realizan cada vez más en línea, donde es más difícil hacer sobornos. Eso hace que la perspectiva de ser un negocio formal sea menos aterradora. Un nuevo impuesto sobre bienes y servicios da derecho a las empresas formales a reembolsos que no están disponibles en la economía informal. El número de empresas registradas ha aumentado en un 50%.

Incentivemos a las personas, no las coaccionemos

Los mejores resultados son aquellos que conducen a la formalización como un subproducto de la elaboración de reglas sensatas. Las pequeñas empresas no se convierten en grandes (generalmente formales) porque cientos de leyes laborales no reformadas hacen que hacer negocios sea legítimamente una pesadilla. Los tribunales en los que confían las empresas formales a menudo no ayudan. Modi tiene razón en que una economía más formal es algo bueno, pero ha pasado por alto las soluciones más efectivas.

Lampadia




Histórica oportunidad de India para crear una economía moderna

Después del triunfo de su partido en Uttar Pradesh, el estado más importante en la política de la India, el primer ministro Narendra Modi ahora ejerce mayor poder que cualquier líder indio en casi 40 años (algo que no se creía posible hace unos meses, ver en Lampadia: India: Su plan de reformas enfrenta dificultades). Modi deberá utilizar esta mayoría para consolidar las importantes reformas económicas que necesita la India del siglo XXI. Recordemos que la India ha superado a China como la economía de más rápido crecimiento del mundo, proyectando un  7.6% del PBI  en 2017. La caída de los precios del petróleo también ha contribuido a reducir la inflación, mejorar los márgenes de las empresas y reforzar las cuentas corrientes y fiscales.

La popularidad de Modi se debe parcialmente a la promesa que hizo en 2014: crear más trabajos para una creciente población. La única manera de hacerlo al ritmo y escala requerida –con casi un millón de personas entrando a la PEA cada mes– es conseguir que la inversión privada fluya y abrir los mercados, la mano de obra y otros factores.

Fuente: NDTV

Tres años después de que asumiera el cargo del gobierno con un mandato histórico y 2 años antes de que llegue a su fin, Modi está desplegando sus reformas. La apertura de Modi de sectores como ferrocarriles y defensa ayudó a atraer inversión extranjera directa récord en 2015, durante un período en que los inversionistas huían de los mercados emergentes. Estas entradas han ayudado a elevar las reservas de divisas. 

Además Modi prometió un crecimiento económico alto, diciendo que debe haber: “no red tape, only red carpet for investors” (nada de trabas, solo alfombra roja para los inversionistas). Ver en Lampadia: La visión de país y reformas que el Perú necesita y El cambio de timón (pro mercado) en la India. La clasificación de la India ha mejorado en el índice de facilidad de hacer negocios del Banco Mundial, y una encuesta de Ernst & Young encontró que más del doble de ejecutivos globales de alto nivel eligieron a la India como su principal destino de inversión en los próximos tres años.

Fuente: Asia Society

Modi también tiene como objetivo convertir la nación en un centro global de la manufactura. Su programa “Make in India” y su divulgación a líderes mundiales han atraído 400,000 millones de dólares más de compromisos de inversión desde el extranjero. El gobierno espera crear 100 millones de nuevos empleos en las fábricas para 2022 y aumentar la participación de la manufactura en la economía a 25% del PBI para el 2022, del 18% que encontró cuando asumió el cargo.

La victoria de Modi y la consolidación de la India como uno de los nuevos motores de crecimiento de la economía global junto con la China, más la recuperación de las economías de EEUU, Europa y Japón, como informamos en Se acabó la disculpa: La economía mundial se recupera, establecen una gran oportunidad de aprovechar la competitividad de nuestros productos de exportación para conquistar nuevos mercados y profundizar los existentes.

En el caso de la India, perdimos años clave para negociar un TLC, por interferencias mercantilistas durante el gobierno de Humala. Estamos seguros, que el actual ministro de Comercio, Eduardo Ferreyros  hará todos los esfuerzos necesarios para recuperar el tiempo perdido.

Dado su tamaño, la India no solo es un mercado clave para el Perú, es el ejemplo de reformas más importante en el mundo regresivo de nuestros días. Es muy importante que los peruanos nos mantengamos cerca de sus desarrollos y promovamos la presencia de nuestros empresarios en la India. Lampadia

La hegemonía de Uttar

Lo que Narendra Modi debería hacer con su victoria en Uttar Pradesh

Tiene un gran capital político; debería usarlo sabiamente

The Economist
16 de marzo de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Hace tres años, Narendra Modi llevó a su partido Bharatiya Janata (BJP, por sus siglas en inglés) a la más contundente victoria en una elección nacional en la India desde la década de 1980. Esta semana, en el estado más poblado de la India, Uttar Pradesh, el BJP cerró las elecciones con la mayoría más grande de la asamblea estatal desde 1977. El resultado deja a Modi y su partido en una posición dominante -y casi seguro ganará las elecciones nacionales en 2019. También es una prueba. Modi podría usar su creciente poder para reactivar las guerras culturales de la India, como desean algunos de sus partidarios. En cambio, debería usarlo para desencadenar la economía de la India.

En Uttar Pradesh, la victoria del BJP fue aún más notable tras la agitación que desató Modi a finales del año pasado al anular la mayoría de los billetes de la India. La “desmonetización” pretendía herir a los delincuentes y llevar la economía “negra” a los libros. En cambio, causó caos para los indios comunes. Sin embargo, de alguna manera, el BJP convirtió el desencanto de la desmonetización en oro electoral.

Parte de la explicación es el carisma y el impulso de Modi.

En cierto modo, este dominio es alarmante. Aunque el propio Modi es cuidadoso con lo que dice, su partido aloja a muchos hindúes chauvinistas, que ven a los 180 millones de musulmanes de la India con sospecha y desdén. No incluyó a ningún candidato musulmán en Uttar Pradesh, donde el 19% de la población es musulmana. También aprovechó las elecciones para aprobar la legislación que había sido bloqueada por la cámara alta del parlamento nacional sobre la base de que era injusto para los musulmanes. Modi no ha hecho nada para sofocar una creciente cultura de intolerancia en la India, no sólo hacia los musulmanes, sino hacia todos los críticos del espinoso nacionalismo que el BJP defiende.

Sin embargo, también ha seguido adelante con las reformas económicas. Ha ganado la aprobación parlamentaria para un impuesto de ventas a nivel nacional para reemplazar las actuales locales, que son muy confusas. El gobierno está mejorando la administración de la desconcertante serie de planes de bienestar de la India para los pobres. Y la desmonetización, por todos sus defectos, demuestra al menos que Modi está dispuesto a dar pasos audaces en su afán de reformar la economía.

Modi debe poner esa avidez, y su mandato electoral, a buen uso. La complejidad de la compra y venta de la tierra estrangula el desarrollo. Las empresas de propiedad estatal, incluidos enormes y mal dirigidos bancos, deberían estar en manos privadas. La economía, que está creciendo alrededor del 7% al año, un día llegará a sus topes a menos que se reforme el sistema educativo.

Los defensores del BJP sostienen que nada de esto es factible, porque la cámara alta del parlamento nacional está en manos de la oposición. Esa es una excusa débil y, en cualquier caso, cambiará a medida que las asambleas estatales, que eligen la cámara alta, caigan en el BJP. Modi tiene una extraordinaria oportunidad de actuar con valentía por el bien de toda la India. Debería hacerlo. Lampadia