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Nuestra economía de mercado bajo ataque

La confusión del debate político y económico de nuestros días, nos llama a republicar un análisis sobre la penetración de las ideas de las izquierdas anti mercado en los distintos estamentos de la sociedad.

Para ilustrar el tema, en julio de 2018, publicamos nuestro análisis del Manifiesto de Powell, presentado originalmente en 1971 en EEUU. Veamos su incidencia en el Perú:

Hace varios años que nuestra economía de mercado, nuestro modelo de desarrollo, viene siendo atacado desde varios frentes. Sin unidad de mando, ni coordinación entre las fuerzas contrarias a la inversión privada, todas convergen en la misma dirección, sin que los llamados a defender el modelo registren el problema y tomen acción.

Nuestra defensa del modelo no significa que nuestro desarrollo sea suficiente y que hayamos superado nuestras graves deficiencias institucionales, ni nuestras brechas sociales en educación y salud. No por ello, debemos caer en la relativización de nuestros avances, como lo han hechos varios ‘tontos útiles’, que al final solo coadyuvan a facilitar el camino de los enemigos declarados de nuestros muy importantes avances, como son, principalmente, todos los suscriptores del pos-extractivismo, y los grupos políticos radicales como, el Frente Amplio y Nuevo Perú.

El problema es que los ataques a nuestro modelo vienen, además, de varios frentes, que no tenemos en la mira, pero que han ido socavando la imagen de la economía de mercado, de la globalización, de las empresas y de la inversión privada.

Para ilustrar esta debilidad, vamos a recurrir al ‘Manifiesto de Powell’ del año 1971 en EEUU, en la que Lewis Powell explica con maestría, como entonces, “el sistema económico estadounidense, se encontraba sometido a fuertes ataques que variaban en alcance, en intensidad, en las técnicas empleadas y en el nivel de visibilidad”.

El Manifiesto de Powell “influyó o inspiró la creación del Heritage Foundation, Manhattan Institute, Cato Institute, Citizens for a Sound Economy, Accuracy in Academe y otras organizaciones poderosas”, que ayudaron a mejorar los balances ideológicos y los paradigmas de desarrollo en la sociedad estadounidense. Una tarea pendiente en el Perú.

Líneas abajo compartimos el enlace a nuestra publicación del ‘Manifiesto de Powell’.

Ahora queremos destacar que las llamadas de atención de Powell de 1971, parecen hechas para el Perú de nuestros días. Veamos algunos elementos del manifiesto:

i. Orígenes de los ataques

  • Algo muy inquietante es que las críticas proceden también de ‘elementos muy respetables de la sociedad’, como:
    • Los campus universitarios. La fuente más dinámica de generación de ideas anti sistema de mercado. Por ejemplo, en el Perú, el activismo de los (mediáticos) profesores de economía de la PUCP, y la multiplicación de consultorías de la PUCP en el Ministerio de Educación, para instalar su ideología en los programas escolares, entre otras.
  • Los púlpitos. Más allá de los representantes de la Iglesia Católica y de otros credos, comprometidos en el activismo político, como el ex cura Arana, ahora congresista, y el párroco piurano Daniel Turley Murphy que luchó contra el proyecto minero de Manhattan en Tambogrande, entre otros; muchos representantes de las iglesias creen que cuidando un corazón se salvaguarda el bienestar de toda la humanidad, o que la muy importante caridad, se puede universalizar como estrategia de desarrollo humano. Por ejemplo, el propio Papa Francisco critica la economía de mercado como el vehículo de las malas ambiciones de los seres humanos, y no reconoce que en las últimas décadas se duplicó la población mundial, se redujo sustancialmente la pobreza y mejoró la esperanza de vida, un indicador clarísimo de avance social. Incluso el hecho de que la gente pueda entretenerse en los online casinos indica el hecho de que la sociedad ha alcanzado un nuevo nivel de comodidad económica.
  • Los medios. Ya hemos explicado anteriormente, cómo en muchos medios se produce una prédica anti inversión privada. Esto es especialmente notorio en los radios de provincias, pero también, cada vez más, en algunos importantes medios nacionales, que sesgan muchos de sus programas.
  • Los políticos. La acción política anti economía de mercado es el pan de cada día en la difusión y formación de normas y propuestas.
  • El movimiento contra el sistema está formado sólo por minorías. Pero son las mejor articuladas, las más ruidosas y las más prolíficas en su hablar y escribir.
  • Muchos medios de comunicación o bien otorgan publicidad por voluntad propia a estos “atacantes” o, como mínimo, permiten que éstos utilicen los medios para sus propósitos. Esto es especialmente cierto en la televisión, que juega ahora un papel preponderante en la conformación del pensamiento, las actitudes y las emociones de nuestra gente.
  • “Una de las desconcertantes paradojas de nuestro tiempo es la amplitud con que nuestro sistema tolera, o incluso participa, en su propia destrucción”. Cambiar de actitud, hacia un activismo pro economía de mercado, no implica pretender suprimir las opiniones ni de los críticos, ni de los proponentes de ideas contrarias al libre mercado, sino más bien, estar en el debate y no perder por walkover.

ii. Énfasis en la apatía y ausencia del empresariado​

  • “La dolorosa y triste verdad es que, en gran medida, las empresas han respondido a menudo contemporizando con ineptitud e ignorando el problema”.
  • Los hombres de empresa no han sido capacitados o equipados para conducir guerras de guerrillas contra quienes realizan propaganda contra el sistema y buscan insidiosa y constantemente sabotearlo.
  • Pero han tenido poca voluntad de enfrentarse con sus críticos, y pocas habilidades para el debate intelectual y filosófico eficaz.

​iii. Responsabilidad de los ejecutivos de empresa

  • Es de necesidad primordial que los hombres de empresa se den cuenta de que el problema último es la propia supervivencia; supervivencia de lo que denominamos sistema de libre empresa.
  • Para que el sistema sobreviva, la alta dirección debe preocuparse también de proteger la sobrevivencia del sistema mismo.

iv. El rol de los gremios empresariales

  • La actividad independiente de cada empresa no es suficiente.
  • La fuerza reside en la organización, en la planificación, en la consistencia de acción a lo largo plazo, en la escala de los recursos disponibles, y en el poder político disponible a través de la unidad de acción y de las organizaciones nacionales.
  • El papel de los gremios es vital.

¿Qué debemos hacer en el Perú?

Defender el sistema. Esto implica, tomar una serie de acciones, entre las que podemos mencionar las siguientes:

  • Formar ‘think tanks’ que desarrollen investigaciones y propuestas de políticas públicas para fortalecer la economía de mercado y la democracia.
  • Promover la presencia de investigadores y profesores universitarios que crean en el sistema y puedan hacer publicaciones de textos académicos y presentaciones públicas.
  • Promover la presencia de voceros de la economía de mercado en los medios, especialmente en la televisión y las radios.
  • Monitorear los contenidos anti mercado de los medios y promover debates.
  • Hacer campañas informativas en los medios de comunicación para sensibilizar a los ciudadanos sobre temas de desarrollo, crecimiento, inversiones, mejora del bienestar y reducción de la pobreza.
  • El sistema de economía de mercado no puede preservarse defensivamente, se requiere promover una presencia activa y transparente, en los debates sobre temas nacionales, en la opinión pública.
  • Los gremios empresariales deben tener equipos de profesionales altamente competentes para producir elementos de juicio que defiendan el sistema de mercado, que tengan presencia mediática y buenas capacidades de comunicación.

Debería estar muy claro que, en todas las sociedades, las clases dirigentes deben mantener un compromiso de acción cívica y presencia en el debate nacional, pues la ideas hay que exponerlas y debatirlas con buenas armas, para empoderar a los ciudadanos de modo que tengan las mejores oportunidades de tomar decisiones sobre el destino de sus naciones.

En los últimos tiempos hemos visto como los descuidos de las élites, han permitido puntos de inflexión dañinos a sus sociedades. Por ejemplo, en el Reino Unido con el Brexit, en EEUU con la elección de Trump, en Chile con el retorno de Michelle Bachelet, en el Perú con la elección de Ollanta Humala, y en los últimos días con la elección de Manuel López Obrador en México. Todos estos desarrollos políticos debilitan el libre mercado y contrariamente a su verbo, más allá del corto plazo, terminan afectando negativamente a sus poblaciones más pobres.

¡A ponerse las pilas, a debatir y a invertir para defender nuestro sistema de vida! Lampadia

Ver en Lampadia: El Manifiesto de Powel

 (Publicado en nuestro portal el 23 de agosto de 2018)




El poder de la Palabra es inmenso

El poder de la Palabra es inmenso

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Que difícil es interpretar los tiempos presentes, especialmente cuando son cambiantes y turbulentos.

Veamos el caso de Chile, un país que se convirtió en el modelo de desarrollo, no solo en América Latina, sino en el mundo entero, incluyendo a los países de la ex órbita soviética.

Veamos primero las realizaciones objetivas de Chile con su Constitución:

  • La inflación  alcanzó un pico de más del 500% en 1973, cayó por debajo del 10% en la década de 1990 y por debajo del 5% en los años 2000 (Banco Mundial 2019).
  • Entre 1975 y 2015, el ingreso per cápita en Chile se cuadruplicó hasta alcanzar los 23,000 dólares, el más alto de América Latina.
  • Desde principios de la década de 1980 hasta 2014, la pobreza se redujo del 45% al 8%.
  • En 1982 sólo el 27% de los chilenos tenía un televisor. En 2014, el 97% lo tenía.
  • Lo mismo ocurre con los refrigeradores (del 49% al 96%), lavadoras (del 35% al 9%), los automóviles (del 18% al 48%).
  • La esperanza de vida aumentó de 69 a 79 años.
  • El hacinamiento en las viviendas se redujo del 56% al 17%.
  • La clase media aumentó de 23.7% en 1990 a 64.3% en 2015.
  • la pobreza extrema se redujo del 34.5% a 2.5%.
  • El acceso a la educación superior se multiplicó por cinco, beneficiando principalmente al quintil más bajo, cuyo acceso a la educación superior se multiplicó por ocho.
  • Entre 1990 y 2015 los ingresos del 10% más rico crecieron un total de 30%, los ingresos del 10% más pobre experimentaron un aumento del 145%.
  • El índice de Gini cayó de 52.1 en 1990 a 47.6 en 2015.
  • La desigualdad de ingresos dentro de diferentes generaciones, tuvo una mayor la reducción.
  • El índice de Palma, que mide la desigualdad de ingresos del 10% más rico en relación con el 40% más pobre, se redujo de 3.58 a 2.78 mientras que la relación entre los ingresos de los quintiles más bajos y los más altos disminuyó de 14.8 a 10.8.
  • La OCDE (2017) mostró que Chile tenía mayor movilidad social que todos los demás países de la OCDE.
  • Chile también ocupaba la posición más alta entre las naciones latinoamericanas en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas.

Ver fuente en Lampadia, en el ensayo de Axel Kaiser, publicado en el Cato Journal: La paradoja del bienestar y la furiaLa Caída de Chile.

Por otro lado, Darío Paya, Presidente del Leadership Institute de Chile, nos dice que:

  • Si ves las generaciones como la mía y posteriores, los niveles de desigualdad en Chile nos ponen en el sétimo lugar de la OCDE, equivalentes a Francia.
  • La verdad es que nos estábamos haciendo más iguales, generación por generación; pero la izquierda repite y repite lo contrario al punto que gente de la derecha lo empezó a repetir.
  • En política, las cosas que son falsas, pero que la gente cree que son ciertas, producen el mismo efecto que producirían si fueran ciertas.
  • Entonces al final nosotros hemos llegado a donde llegamos por una mezcla de mentiras y falta de coraje y perseverancia de la gente que sabía que no era verdad, una espiral de silencio.
  • La crisis estalla no tanto por la desigualdad, si no por una sensación de desconfianza en la que se piensa que no te va bien porque alguien es culpable.
  • Se construyó una narrativa de que algunos pocos controlaban todo y se aprovechaban de tu suerte.
  • Piñera en su primer gobierno hizo suya esta agenda anti abusos y la validó políticamente.

Ver en Lampadia: Chile al borde del abismo.

¿Qué nos dice Kaiser (Presidente de la Fundación para el Progreso – Chile) sobre esa contradicción entre un país que prosperó como pocos en el mundo y el ensañamiento de las hordas destructoras de la paz en Chile?

  • Parte de la explicación de la rabia mostrada por la población chilena tiene que ver con el colapso de la confianza pública en las instituciones cívicas y estatales tradicionales, incluyendo la democracia.
  • Chile también ha experimentado un descenso sistemático en la percepción de corrupción.
  • La ineficiencia crónica contribuyó a la pérdida de legitimidad de las instituciones estatales.
  • La reciente disminución de la confianza pública en el sector privado y en las instituciones estatales de Chile contribuyó al clima de descontento y frustración.
  • Pero esto por sí solo no puede explicar la salida de Chile de la fórmula de libre mercado que lo hizo tan exitoso. Si las élites y la población general de Chile entendieran realmente que las instituciones de libre mercado son cruciales para que el país continúe su camino hacia la prosperidad, entonces grandes grupos entre los manifestantes y las élites políticas e intelectuales, no estarían exigiendo cambios drásticos en lo que se denomina despectivamente como el sistema “neoliberal” de Chile.
  • La igualdad material, la vieja obsesión de la izquierda, se convirtió en el credo de la mayoría de la clase política e intelectual de Chile.
  • Los resultados de esta narrativa igualitaria fueron cambios institucionales graduales que, a lo largo de los años, llevaron a la disminución de las tasas de crecimiento económico.
  • Debido a la persistencia de la narrativa igualitaria a lo largo de los años, gran parte del público compró la idea de que el neoliberalismo había llevado a más desigualdad e injusticias a pesar de que la desigualdad de ingresos estaba disminuyendo. 
  • La centroderecha tampoco se dedicó a una fuerte defensa de los principios de mercado.
  • El poder de las ideas e ideologías es mucho mayor que el atractivo de los hechos.
  • Chile confirma la vieja lección liberal clásica de que no hay esperanza para la supervivencia del libre mercado sin el argumento moral de la libertad económica. Dicho caso moral y cultural a favor de la libertad económica, que debe ser aceptado por el público, debe ser ante todo generado —al menos en parte— por la élite intelectual, política y económica.

Ver en Lampadia: La paradoja del bienestar y la furiaLa Caída de Chile.

El caso de Chile, por la contundencia de sus realizaciones económicas, sociales e institucionales es el mejor ejemplo de que todos los logros se pueden opacar con el inmenso poder de la palabra, si se logra introducir una narrativa persistente y efectiva. Algo que requiere tiempo, por supuesto, y dos socios importantes: el silencio de los intelectuales,  académicos y empresarios conocedores y partícipes del desarrollo, y la debilidad de los tontos útiles que terminan asumiendo el lenguaje de las narrativas interesadas, como en Chile, con la persistencia de la prédica de la desigualdad, que fue asumida incluso por el empresario presidente Sebastián Piñera.

Lamentablemente, los gobiernos liberales y de centro derecha, a diferencia de los gobiernos de izquierda, no se caracterizan por promover la difusión de sus logros, como lo hacen los segundos. Llegando a los casos extremos de las izquierdas más radicales y empobrecedoras, que viven de la mentira, que viven reescribiendo la historia, e inventando enemigos.

En el Perú ya hemos sido víctimas de narrativas perversas, como las referidas a la explotación de los recursos naturales, con el verbo del pos-extractivismo, que han parado buena parte de nuestros proyectos productivos.

Ningún país, por más exitoso que sea, puede dejar de comunicarse con su población y de educar a sus jóvenes sobre las ideas fuerza de sus caminos de prosperidad. Veamos sino, los traspiés de EEUU con Trump y del Reino Unido con el Brexit.

Analicemos pues con cuidado el caso chileno. No nos dejemos llevar por las envolturas mediáticas ni por el aprovechamiento político de fenómenos complejos. Lampadia




Mejorar – No destruir

Mejorar – No destruir

EDITORIAL DE Lampadia

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

Parafraseando a Dan Hammarskjold, (sobre las Naciones Unidas), podemos decir que: “La Constitución de 1993 no se hizo para llevar a los peruanos al cielo, sino para evitar que vayamos al infierno”.

A ese infierno en el que vivimos en los años 60s, 70s y 80s.

Por eso es que lo que debemos hacer es mejorar nuestras instituciones y nuestro modelo de desarrollo. Destruir lo avanzado es una traición contra los pobres. Contra aquellos que no llegaron a salir de la pobreza a pesar de haberla reducido de 60 a 20%. Una traición contra la clase media que aún estaba afirmándose.

Esa Constitución de 1993 no solo permitió la reducción de la pobreza, también permitió bajar la desigualdad, eliminar la inflación, aumentar la esperanza de vida, llevar, de la mano de la inversión privada, más empleo a las regiones, y bajar la mortalidad infantil.

Nos permitió salir de ese infierno de las décadas perdidas (60s, 70s y 80s), en las que la inflación desaparecía nuestros ingresos, en que sufríamos terribles escaseces de bienes básicos, como hoy sufren los venezolanos. Entonces, en el Perú, todos éramos pobres:

  • los ciudadanos, con un PBI per cápita de 968 dólares (1989);
  • el Estado, que el año 1990 tuvo una presión tributaria de 3.7% del PBI; y
  • las empresas, la más grande facturaba 600 millones de dólares anuales, mientras las empresas ecuatorianas llegaban a vender 1,500 millones por año.

Hacia el año 2011, el Perú había dejado de ser un ‘Estado Fallido’, para convertirse en una gran promesa de desarrollo, según todos los analistas internacionales. Veamos algunas evidencias:

Desgraciadamente, desde el proceso electoral del 2011, se empezó una campaña negacionista, de confusión y de odio, que devino en la elección de Ollanta Humala, cuyo gobierno desandó buena parte de nuestros avances, especialmente en la promoción de la inversión privada, se multiplicó la burocracia y los trámites, y se llenó el Estado de burócratas anti economía de mercado.

Así fue cayendo la inversión privada y el crecimiento. El Estado desperdició los recursos presupuestales sin corregir nuestras deficiencias en educación, salud e infraestructuras. Perdimos la oportunidad de consolidar nuestro desarrollo integral, sobre la base de los logros de la primera década del siglo.

Ese triste espacio de deterioro, que no supimos evitar, fue heredado por PPK, que en vez de corregirlo lo entronizó hasta entregando más espacios a la izquierda. Y no digamos nada del gobierno de Vizcarra, que le ha entregado ministerios y el manejo de la crisis sanitaria a gente vinculada al Frente Amplio, el partido de la izquierda anti sistema y anti inversión privada, de ideas pre Muro de Berlín.

Por eso en Lampadia insistimos que destruir es una traición al Perú, una traición a los pobres. Por eso, a diferencia de Vergara, d’Argent, Ganoza y Ghezzi, insistimos en ver el vaso medio lleno, en negar la confusión, y en apostar por el empuje y entereza de los peruanos. En recuperar la memoria de lo que somos capaces de hacer, asumiendo, cada uno de nosotros, la gesta del desarrollo que demandan nuestros hijos y nuestros nietos. Lampadia




El fracaso no es del modelo, sino de sus defensores

El fracaso no es del modelo, sino de sus defensores

Líneas abajo compartimos un artículo muy esclarecedor de la situación de crisis que vive Chile. Recomendamos su lectura.

Fundación para el Progreso
Mauricio Rojas
Publicado en El Libero, 04.11.2019

Lo ocurrido recientemente en Chile no es producto del fracaso de su modelo de desarrollo, sino de su éxito. Lo que sí ha fracasado es una centroderecha miope e incapaz de liderar las profundas transformaciones que ese éxito hacía imprescindibles. En suma, no es el modelo sino sus defensores los que han fracasado.

El progreso chileno durante estos últimos treinta años ha sido extraordinario y convirtió a Chile de un país bastante mediocre en la estrella más brillante del firmamento latinoamericano. Ha sido, con distancia, la sociedad con mayor reducción de la pobreza, aumento generalizado del bienestar, expansión de la educación superior, ampliación de las clases medias y movilidad social. Incluso la desigualdad, aun siendo todavía demasiado alta, se ha reducido. Según los datos entregados por el exministro de Hacienda de Michelle Bachelet, Rodrigo Valdés, el coeficiente de Gini bajó de 0,573 a 0,477 entre 1990 y 2015. La razón de ello es que los ingresos disponibles de los más pobres aumentaron mucho más rápido que el de los más ricos (el ingreso del decil más rico aumentó 208% entre 1990 y 2015, mientras que el del decil más pobre lo hizo con 439%).

Este extraordinario progreso ha generado un país totalmente distinto a aquel que existía hace treinta años. Su composición social y sus estándares de vida se han modificado sustancialmente, pero también las formas de percibir lo justo y lo injusto, lo aceptable y lo inaceptable, lo digno y lo indigno. Con ello se han alterado profundamente las demandas sociales y lo que hasta hace no mucho definía las aspiraciones y el sentido común de la sociedad ha quedado obsoleto.

A los defensores del modelo, pero no sólo a ellos, les pasó lo que hace poco sintetizó el Presidente Sebastián Piñera usando una conocida frase difundida por Mario Benedetti: “Cuando creíamos tener todas las respuestas, de pronto, nos cambiaron todas las preguntas”. En este caso, sin embargo, esto no ocurrió tan de pronto. Ya en 2011 se hizo evidente, cuando vimos cómo a las nuevas preguntas cualitativas sobre la justicia de la sociedad se les daban viejas respuestas cuantitativas acerca de las tasas de crecimiento o el nivel del PIB per cápita, pero este desfase entre preguntas nuevas y respuestas viejas se ha hecho aún más evidente en estos últimos días.

En lo fundamental hubo, y todavía hay, una profunda incomprensión acerca de aquello que ya en 2007 llamé el “malestar del éxito”, que tiene que ver con lo que en los años 50 del siglo pasado se denominó “revolución de las expectativas crecientes”. Este fenómeno es especialmente prominente en un país como Chile, que en un período tan corto de tiempo deja la pobreza absoluta tras de sí, ve surgir amplias capas medias y experimenta una expansión educacional sin precedentes que en unas tres décadas multiplica por diez la cantidad de estudiantes de la educación superior. Una situación así pone de golpe al país ante la paradoja de la pobreza relativa, por la cual el sentimiento de pobreza puede incrementarse al mismo tiempo que la pobreza se reduce drásticamente. La pobreza absoluta trata de la lucha por las cosas más elementales para la vida, mientras que la relativa trata de todo aquello que uno puede desear, pero no obtener, y esto último crece exponencialmente cuando podemos levantar la vista por encima de lo más apremiante y nuestros horizontes se amplían por el mayor acceso a la educación y a los medios de comunicación. Por ello puede crecer la frustración y el descontento a pesar de nuestros progresos, no menos cuando sabemos que otros sí pueden gozar de todo aquello que nos falta.

Paralelamente, crece la angustia ante la posibilidad de perder aquel bienestar tan recientemente alcanzado, surgiendo así lo que el sociólogo alemán Ulrich Beck llamó una “sociedad del riesgo (Risikogesellschaft), dominada por el sentimiento de inseguridad y precariedad frente a un sinfín de contingencias que puede amenazar los fundamentos de nuestras vidas.

“No hay un proyecto social común, pero si un rechazo común, y es justamente ello lo que crea las condiciones que, sumadas a un ‘vacío de representación’ de parte de las élites políticas existentes, hacen posible un momento caótico y abierto como el que estamos experimentando.”

Al mismo tiempo, en la medida en que las necesidades más básicas se van satisfaciendo, se produce, especialmente entre los jóvenes, un desplazamiento valórico de la mayor importancia. De acuerdo a los conceptos que Ronald Inglehart acuñó para entender la revuelta juvenil europea del 68, en la medida en que el bienestar aumenta, las sociedades se mueven desde “valores materialistas”, propios de la dura lucha por la subsistencia, hacia “valores pos-materialistas”, donde las preferencias tienden a direccionarse hacia “la buena vida” y la autorrealización personal. De esta manera se desvalorizan, o incluso desprecian, las conquistas materiales previamente alcanzadas para orientarse hacia la búsqueda de una sociedad distinta, definida como más humana, colaborativa, altruista e igualitaria.

Se trata, por tanto, de una confluencia de situaciones y demandas de muy variada naturaleza, que en un momento dado –el que estamos viviendo ahora, por ejemplo– se combinan creando aquello que Ernesto Laclau ha llamado, en su libro sobre La razón populista, una “cadena equivalencial” de descontentos y negaciones, donde el repudio a una serie de situaciones muy disímiles une y hace equivalente un espectro muy amplio y diverso de voluntades de rechazo y cambio. No hay un proyecto social común, pero si un rechazo común, y es justamente ello lo que crea las condiciones que, sumadas a un “vacío de representación” de parte de las élites políticas existentes, hacen posible un momento caótico y abierto como el que estamos experimentando.

El pánico cunde hoy entre muchos que no supieron defender, reformándolo a tiempo y atendiendo de manera contundente las urgencias sociales, el modelo de desarrollo que tanto progreso nos ha traído.

El surgimiento de este rechazo amplio y polifacético a algo difuso que algunos denominan “el modelo (neoliberal)” o, para decirlo de una manera más concreta, a una sociedad del abuso, la injusticia y la inseguridad, es el paradojal resultado del progreso registrado cuando éste coincide con el fracaso de sus defensores para entender las nuevas demandas que surgen de ese progreso y plantear, de una manera vigorosa, las reformas necesarias para estructurar un nuevo pacto social que esté a la altura del desarrollo alcanzado, especialmente en términos de inclusión, equidad, lucha contra los abusos, igualdad de oportunidades y solidaridad.

No es que no se hayan hecho algunos esfuerzos valiosos en esa dirección, como lo atestigua la agenda social del gobierno actual, pero los mismos han sido claramente insuficientes. La prolongación de una serie de “urgencias sociales” –como el nivel en general miserable de las pensiones, el alto costo de los medicamentos o el impacto brutal de las “enfermedades catastróficas”–, de abusos manifiestos –como las alzas automáticas del TAG o peajes de las autopistas– o las violentas alzas de precios de servicios básicos –como la electricidad o el transporte– han sido fatales. Pero junto a ello están las carencias más de fondo, como las que afectan a la salud o la educación públicas, y, más en general, la falta de una red de protección social que nos asegure un mínimo de dignidad y un resguardo contra los imprevistos, especialmente pensando en las demandas desatendidas de las nuevas clases medias.

La dogmática defensa de un cierto nivel de la carga tributaria, en particular para los sectores de mayor fortuna e ingresos, ha sido un impedimento clave para progresar en esta dirección, pero también lo ha sido la fijación, hoy anacrónica, en una política social focalizada a lo Chicago, es decir, que sólo apunta a las necesidades de los más pobres. Ignorar la necesidad de construir un Estado de bienestar moderno, es decir, sin monopolios y que conjugue significativos niveles de redistribución e igualdad de oportunidades con el empoderamiento ciudadano y la libertad de elección y empresa en las áreas del bienestar garantizadas para todos los ciudadanos (como en el caso de países como Suecia), ha sido nefasto.

Hoy estamos enfrentados a tal crisis de legitimidad del sistema imperante que se abren las puertas para plantear, e incluso aceptar, todo tipo de despropósitos, como el asambleísmo chavista, la democracia plebiscitaria, los monopolios públicos o la indisciplina fiscal. El pánico cunde hoy entre muchos que no supieron defender, reformándolo a tiempo y atendiendo de manera contundente las urgencias sociales, el modelo de desarrollo que tanto progreso nos ha traído. Cuando se le cierran las puertas a la evolución, se le pueden abrir a la revolución y al descriterio. Como tantas veces lo dijo Arturo Alessandri, es necesario avanzar “sin vacilaciones por las vías de la evolución para evitar la revolución y el trastorno”. Esta debería ser la gran lección de estos días aciagos. Lampadia




La Disolución del Congreso, Crisis Política y el Futuro del Modelo Económico

La Disolución del Congreso, Crisis Política y el Futuro del Modelo Económico

Camilo Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

La reciente disolución del Congreso por parte de Martín Vizcarra ha sido el suceso más dramático de la política peruana desde la caída del régimen de Alberto Fujimori y ha generado una profunda incertidumbre respecto al futuro del país. Más allá de la legalidad de la disolución todo parece indicar que Martín Vizcarra está consolidado en el poder, puesto que controla los instrumentos básicos del Estado, la Fuerza Armada, el presupuesto público, buena parte del aparato de justicia le es funcional y un segmento muy significativo de la prensa le apoya. Por ello, es casi seguro que se den elecciones congresales complementarias en enero del 2020 y nacionales en abril del 2021. Bajo estas condiciones es relevante analizar en qué medida se encuentra afectado el principal determinante del destino del Perú en el largo plazo: la sostenibilidad política y social del modelo de democracia representativa de economía de mercado. Este modelo político y económico ha sido el principal factor detrás de la sustancial mejora de la calidad de vida de los peruanos en las últimas tres décadas.

En los últimos años, en especial desde la segunda vuelta de las elecciones del 2016 se ha dado una durísima lucha política, al interior de los sectores que respaldan el actual modelo de desarrollo. Por un lado, está un sector socialmente liberal, con repulsión al fujimorismo y al Apra, que considera que la izquierda no es una amenaza significativa, que no da mucha prioridad al crecimiento económico y que prioriza una agenda de valores socialmente liberales. Este sector es muy fuerte entre líderes la prensa y redes sociales y en la práctica opera como un aliado al gobierno y la izquierda, en contra las fuerzas políticas mayoritarias en el disuelto congreso, este sector considera que el gran reto del país consiste en la lucha contra la corrupción la cual tiene al Apra y al Fujimorismo como sus representantes políticos y que el apoyo a los fiscales que llevan el caso Lava Jato peruano es decisivo. Por otro lado, se encuentra un sector más conservador en lo social, con mayor preocupación por el accionar de la izquierda y que tiene una postura hacia el gobierno de Martín Vizcarra que varía entre la desconfianza y la hostilidad. Este sector da una mayor prioridad al crecimiento económico y tiene una profunda aversión a las ideas y proyectos de la izquierda. Este sector pro-mercado es débil en términos mediáticos, y no logra superar su aislamiento en los medios. Además, con la decadencia política del APRA y de Fuerza Popular no posee actualmente referentes políticos fuertes a nivel nacional. La lucha de PPK y Vizcarra contra el Congreso en buena medida refleja este enfrentamiento que en buena medida se ha resuelto con la victoria del Ejecutivo.

Consideramos que la crisis política que ha desembocado en la disolución del congreso ha debilitado la sostenibilidad política del modelo económico, no tratamos de sostener que un retroceso en la gestión económica es inminente, pero sí que la probabilidad de un retroceso significativo en cuanto a libertades económicas se ha elevado significativamente. Vamos a mencionar los diversos mecanismos como mediante los cuales creemos que esto se ha dado.

El Giro de la Prensa

Durante los últimos años el principal foco de la prensa ha consistido en debilitar a Fuerza Popular en particular y al conservadurismo en general. Para la mayor parte de los medios el fujimorismo era y sigue siendo el mayor obstáculo, especialmente desde el congreso, para la lucha contra la corrupción por lo que debilitar al fujimorismo era un imperativo moral. La emisión de la “Ley Mulder”, que prohibía la publicidad pública a través de medios privados, llevó a que los intereses comerciales de los dueños de los medios y los ideológicos de los trabajadores (Periodistas y reporteros) de los mismos se alinearan en la necesidad del ejecutivo de reducir al máximo el poder parlamentario de Fuerza Popular y sus aliados. Figuras mediáticas que tenían posturas afines o inclusive neutrales ante Fuerza Popular han sido reemplazadas en los medios por figuras más hostiles al fujimorismo y al parlamento como representación de su fuerza política. Este proceso ha debilitado el grado de defensa del modelo de mercado en los medios, puesto que buena parte de los defensores más vocales del libre mercado no tenían el grado de hostilidad hacia el parlamento esperado por los dueños de los medios o acorde con el sentir de la audiencia.

Para visibilizar este proceso, de retroceso en el soporte mediático al libre mercado, generamos un indicador de postura de los medios frente al libre mercado en base a la Encuesta del Poder que publica anualmente Semana Económica. En esta encuesta se genera un ranking del poder de figuras mediáticas en las categorías radio, televisión y prensa escrita. El indicador fue construido clasificando a los diversos personajes listados en este ranking en una tabla de valores donde +2 implicaba un apoyo sistemático a las posturas de libre mercado, +1 un apoyo eventual al modelo, 0 la neutralidad -1 un rechazo eventual y -2 un rechazo sistemático. A su vez para generar el indicador se ha ponderado a los influyentes más elevados en el ranking con un mayor valor. Entonces, de ser la totalidad de los influyentes renqueados defensores activos del libre mercado este indicador mostrará un valor de +2 y de ser hostiles al libre mercado el indicador llegaría a -2. El índice se establece con el promedio ponderado al ranking del poder de cada vocero.

Como se puede observar a partir del año 2016, año de las victorias políticas de PPK y de FP, el grado de apoyo de los Influyentes en los diversos medios de comunicación ha venido reduciéndose de manera paulatina. Si bien se da todavía una ligera superioridad de la postura pro libre mercado entre los influyentes mediáticos, esta ha ido menguando con los años. En los medios radiales esta reducción ha sido más dramática que en la prensa escrita y en la televisión. Un análisis detallado de la encuesta del poder encuentra que más que el ascenso de personalidades anticapitalistas en los medios lo que se ha dado ha sido el desplazamiento de los defensores más activos del libre mercado por personalidades más moderadas en su apoyo o neutras respecto al sistema económico.

Los Opositores de Derecha del Presidente

El enfrentamiento entre los poderes del Estado terminó con la disolución del Congreso, esta acción del Ejecutivo, ha sido considerada por múltiples fuerzas políticas y analistas jurídicos como un Golpe de Estado y un delito. La aversión contra la Martín Vizcarra por parte de estas fuerzas políticas es hoy sumamente elevada. Mientras mayor sea el poder político de estas fuerzas “anti-golpistas” más amenazado se encontrará Vizcarra, tanto en términos políticos como judiciales. En buena medida el bloque político “anti-golpista” aglomera a fuerzas políticas a la derecha del centro político nacional. Para este sector Martín Vizcarra es un gobernante de facto que ha incurrido en un acto criminal que merece condena penal.

Ante semejante contexto Vizcarra enfrentará poderosos incentivos a utilizar recursos públicos con el fin de impedir el fortalecimiento político de sus enemigos declarados. Se podría considerar que estas fuerzas “anti-golpistas” no representan plenamente a los sectores pro modelo económico y que es necesario que surjan nuevos actores políticos pro mercado distintos a los que ha estado cumpliendo este papel. Ello puede ser cierto, pese a ello el proceso de renovación de los representantes políticos de un espacio político demora varios años y difícilmente se daría para enero de 2020 ni para abril del año 2021. Por lo que esta postura anti derechista de la Presidencia tendrá como consecuencia una correlación de fuerzas más hostil para las fuerzas pro-mercado durante las próximas dos elecciones.

Muchos dirán que los posicionamientos entre fuerzas políticas de izquierda y derecha son irrelevantes en términos de políticas públicas, en la medida que no ejerza el poder una fuerza antisistema. En esa medida, la destrucción de las fuerzas políticas de derecha se podría considerar como irrelevante en términos de libertad económica. En esta concepción el poder ejercido por el centro y la centro izquierda implica la continuidad plena del modelo económico.

Sin embargo, hay evidencia de que la posición ideológica, aun dentro del campo pro sistema, si es relevante para las políticas públicas del país, y que, si importa el centro de gravedad de la representación política del país, pues puede representar un deterioro de los índices de libertad económica y del ambiente de negocios del país.

La gráfica superior es la trayectoria del Índice de Libertad Económica, calculado por el Heritage Institute, para el Perú[1]. Este índice se calcula mediante la agregación de diversos indicadores internacionales en múltiples aspectos y trata en la medida de lo posible de apoyarse en elementos cuantitativos. Se puede observar un claro patrón entre los vaivenes de la libertad económica y la política nacional. Los gobiernos más asociados con la derecha como los de Fujimori (Hasta el año 2000) y Alan García ( 2006-2011) estuvieron asociados a incrementos en la libertad económica mientras que aquellos con una mayor participación de la izquierda como los de Toledo (2001-2006) y Humala (2011-2016) mostraron un deterioro de dicha libertad. Aún si ninguno de estos gobernantes buscó cambiar radicalmente el modelo económico se dieron fluctuaciones en función a la conformación ideológica de las fuerzas en el poder.  Una presidencia poderosa como la actual, enfrentada a las actuales fuerzas políticas de derecha, mejora significativamente la correlación de fuerzas para la erosión de su marco legal y el debilitamiento de los pilares institucionales del modelo.

Como se puede observar se pueden dar cambios graduales en el modelo sin necesidad de que triunfe una posición política programáticamente radical que cambie el modelo de manera abrupta. Para tener una idea, el gobierno de Toledo estuvo asociado a una caída en 9.1 puntos en el Índice de Libertad Económica, muy similar a la caída de 9.7 puntos en los primeros 5 años del gobierno de Hugo Chávez. Los 20.1 puntos de caída en la Libertad Económica de Venezuela entre 1998 y 2018, cuyo costo social es hoy visible, fue producto de un proceso que ha tomado más de 20 años. Para dañar a un modelo, la erosión no necesita ser abrupta, es más, se hace socialmente más aceptable si es un largo proceso gradual.

Tener un Presidente enemigo de la derecha, aún cuando personalmente sea ideológicamente moderado, facilita una deriva sistemática en las políticas públicas, incrementando el intervencionismo estatal, consumiendo el ahorro nacional y endeudando a las nuevas generaciones. No por casualidad bajo los gobiernos apoyados por los sectores proclamados como “republicanos” en la visión de Alberto Vergara, se han dado importantes retrocesos en la libertad económica.

Empoderamiento de la Presidencia y cambios en la Constitución

El enfrentamiento entre el poder Ejecutivo y el Legislativo ha llevado a cambios constitucionales y a precedentes judiciales que han decantado en un alto grado de empoderamiento del Presidente de la República, que expone el país al cambio del Capítulo Económico de la constitución.

Actualmente ha triunfado, en términos de legitimidad social y precedentes, una visión extensiva del uso de la Cuestión de Confianza por parte del ejecutivo que puede ser utilizada para modificar la Constitución, convocar a referendos, intervenir en el proceso de nombramiento del Tribunal Constitucional, modificar la constitución, reformar la Fiscalía de la Nación y el Poder Judicial. Muy posiblemente en un breve plazo el Tribunal Constitucional dará fallos que consoliden legalmente estos precedentes fácticos.

Esto ha socavado la división de poderes en el país, en especial considerando que el parlamento peruano tiene usualmente bajísimos niveles de aprobación. Recordemos que 6 de los 7 magistrados del actual tribunal constitucional han sido nombrados por un congreso que en esos momentos tenía apenas 10% de aprobación. Con los precedentes generados, un presidente podrá intervenir en el nombramiento de la Defensoría del Pueblo, Banco Central y Tribunal Constitucional amenazando con la disolución en caso el proceso no apruebe sus propuestas en los tiempos y en la modalidad propuesta por el Ejecutivo. Esta amenaza es especialmente efectiva considerando que ya no existe reelección congresal con lo que la represalia sobre los congresistas que no se plieguen al ejecutivo será aún mayor que antes.

Los ejemplos de los países como Bolivia o Venezuela nos señalan que para poder aplicar un giro severo en el modelo económico es necesario un alineamiento de diversas instituciones del Estado en un sentido “anti-neoliberal” no basta con la captura de un poder del Estado se requiere de una profunda cooptación institucional. Lo que ha ocurrido en Perú es el surgimiento de un poder intervencionista del Ejecutivo sobre los otros poderes del estado, con la anuencia de fuerzas que se consideran favorables al libre mercado y a la institucionalidad democrática.

Más allá del programa que Vizcarra desee aplicar, un potencial presidente hostil al modelo de democracia de mercado tiene ahora muchísimos menos contrapesos en caso quisiera aplicar un cambio radical. Sin estos precedentes un proyecto radical hubiera necesitado obtener la presidencia, una mayoría congresal, capturar la Fiscalía de la Nación, etc., para poder implementar su programa de transformaciones. Ahora, la figura de la Moción de Confianza se ha transformado en un mecanismo que concentra un poder extraordinario en el Presidente.

Ahora basta con que se gane la Presidencia de la República, la capacidad de las otras instituciones para implementar contrapesos se halla severamente reducida. El trabajo de demolición de instituciones que un gobernante radical hubiera tenido que realizar en un fuerte enfrentamiento con gran parte de la sociedad civil y medios de comunicación ha sido llevado a cabo por un Presidente moderado con el apoyo de gran parte de dichos actores sociales (sociedad civil y medios). En esta ocasión, en buena medida, ha sido una facción del sector pro modelo económico, la que ha estado generando condiciones para una más fácil consolidación en el poder de un potencial presidente antisistema.

Conclusión

La crisis política reciente y su culminación en la disolución del parlamento ha tenido un desenlace que ha sido celebrado por la mayoría de la población, líderes de opinión y medios de comunicación. Gran parte de estos líderes y medios se consideran a sí mismos, de manera sincera, defensores del modelo democrático de libre mercado. Sin embargo, este proceso ha debilitado los pilares de la sostenibilidad política del modelo a un nivel que pareciera no está visible para ellos.

En el corto plazo, se ha debilitado la coalición mediática en favor del libre mercado e impone al Ejecutivo la necesidad de impedir que triunfe una opción política de derecha. Esto implica que hacia los procesos electorales 2020 y 2021 una correlación de fuerzas más favorable hacia un corrimiento a la izquierda en el centro político del país. Las probabilidades de un deterioro, aunque no dramático, en el modelo económico se han elevado notablemente.

En el largo plazo se ha dado un empoderamiento presidencial, la reducción en los contrapesos entre poderes y se han elevado las posibilidades de modificar el marco constitucional del país. En especial se ha elevado el rol del Presidente como actor constituyente, siendo este un elemento común en todos los procesos de cambio radical regresivo en América Latina.

En el mejor de los casos, aún si Martín Vizcarra es un creyente en actual modelo de desarrollo, las condiciones para un deterioro en las libertades económicas están más avanzadas de lo que se vislumbraba en junio del 2016 cuando él ingresó como vice-presidente. Lampadia




Trampa ideológica, política y académica

Trampa ideológica, política y académica

En los países del hemisferio norte, en particular, EEUU, se vienen pronunciado diversas voces desde el ámbito ideológico, político y académico, que con feroz ímpetu, inciden en los supuestos males de la  globalización y el libre comercio. Esto viene tanto desde las izquierdas más radicales hasta de las derechas extremas, con el argumento de que la globalización y el libre comercio produjeron  desigualdad al interior de sus países.

Este verbo está creando un pensamiento prevaleciente en los círculos intelectuales, políticos y mediáticos, que está erosionando fuertemente las líneas de acción económicas, alentando el proteccionismo y debilitando la globalización.

Esta coyuntura tiene dos fallas graves: primero, no es necesariamente cierto que se ha producido el nivel de desigualdad acusado en EEUU, y segundo, dicho análisis no toma en cuenta, que a nivel global, en los países emergentes, se ha producido una acelerada disminución de la desigualdad.

El mundo en conjunto es hoy un mejor lugar para vivir, con menos pobreza, menos desigualdad, mejores indicadores de salud, menor violencia y mayor esperanza de vida.

En lo concerniente al supuesto crecimiento de la desigualdad en EEUU, que tuvo como centro de debate el discurso populista en torno al estancamiento de los ingresos de las clases medias en dicho país que llevó a la presidencia al entonces candidato por el Partido Republicano, Donald Trump, no solo resulta ser falso, sino que aparentemente sería producto de una malintencionada manipulación de las cifras de pobreza de dicho país (ver Lampadia: Cuidado en el manejo de cifras de pobreza).

Como hemos escrito en Lampadia: Retomemos el libre comercio, Otra mirada al mito de la desigualdad, si uno realiza ciertos ajustes a los ingresos familiares promedio en EEUU tomando en cuenta el tamaño de los hogares, las transferencias e impuestos, se tiene que dichos ingresos aumentaron en un 51% entre 1979 y 2014, lo cual contradice flagrantemente la tesis de Trump.

En lo que corresponde al crecimiento de la igualdad dentro de los países emergentes, toda la evidencia empírica realizada en torno al crecimiento de la clase media en estos países, producto del crecimiento económico experimentado en los últimos años, ha sido impulsado en gran medida por la globalización y el libre comercio. Por ejemplo, según estimaciones del BID al 2016, sólo en América Latina y el Caribe, la clase media casi se duplicó en la última década y alcanzó las 186 millones de personas. 

Y si se quiere llevar el análisis de la desigualdad a un nivel global, han sido justamente- valga la redundancia- la globalización, el libre comercio y el capitalismo los que ha generado que en los últimos 200 años se pase de un 85% de la población global que vivía en pobreza extrema a solo un 10% al día de hoy, habiéndose acelerado durante las últimas décadas, un hecho nunca antes visto en toda la historia de la humanidad y que refleja un alto grado de prosperidad alrededor del globo (ver Lampadia: Recuperando lo mejor del capitalismo).

Dicho esto, lo que necesita el mundo no es otra cosa que más globalización y más libre comercio, y no mayor proteccionismo, ni antiinmigración. Aún cuando el análisis hecho por los líderes de las principales fuerzas políticas de EEUU y Europa fuera cierto – lo cual, como hemos ido mostrando con los datos, es altamente criticable –  su manera de diseñar e implementar política pública no está tomando en cuenta las potenciales consecuencias que tendrían en el resto del mundo. Al tomar sólo en consideración lo que sucede al interior de sus países, dichas políticas interrumpen un proceso de crecimiento que , como hemos demostrado, ha sido virtuoso para todo el mundo.

En ese sentido, este debate nos debe llevar a la reflexión y a estar muy atentos a los movimientos políticos que acontezcan a futuro en el plano internacional, y la producción académica y mediática, porque la invasión de artículos con sesgos antiglobalización y anticomercio es terriblemente perniciosa y no debería terminar por nublar nuestro entendimiento de que ambos procesos generan desarrollo. Muchos de estos artículos inclusive ignoran –intencionadamente- que la economía global está tendiendo hacia una economía basada en los servicios, dado el amplio campo de acción que están teniendo las nuevas tecnologías introducidas por la Cuarta Revolución Industrial (4IR) en las industrias manufactureras. 

Muchos argüirán que estas discusiones no son tan importantes para países como el nuestro que se encuentran al otro lado del globo y cuyos problemas estructurales internos – como la corrupción y la informalidad laboral – ya son suficientes para estar mostrando preocupación por aquellos externos, en apariencia, de menor valía. Pero nosotros siempre insistiremos en defender el libre comercio y la globalización en las grandes discusiones políticas y académicas, puesto que nuestro modelo de desarrollo se sostiene en gran parte en ambos pilares. Lampadia




Las tres grandes revoluciones de la modernidad en el Asia

Las tres grandes revoluciones de la modernidad en el Asia

Hemos insistido constantemente en que uno de los principales problemas de nuestro país es la falta de gobernanza, reflejada entre otras cosas, en una deficiente provisión de servicios públicos. En este sentido, consideramos relevante republicar el siguiente artículo que da cuenta acerca de cómo varios países del continente asiático evolucionaron en la segunda mitad del siglo XX en este ámbito, destacándolos como buenos ejemplos a replicar.

Los beneficios recibidos por los países de Asia de parte de Occidente son innumerables e involucran el campo económico, político y social. Pero, tal como indica Mahbubani, probablemente no hay aporte más importante, que el traspaso del “razonamiento” occidental al pensamiento oriental, ya que es aquí desde donde se desprenden el uso del método científico en las ciencias sociales y los avances tecnológicos, factores clave para el desarrollo de las sociedades.

En ese sentido, el autor de origen singapurense, identifica tres grandes revoluciones a través de las cuales, este razonamiento tuvo un impacto real en las naciones asiáticas.

En primer lugar, destaca una revolución política que puede situarse hacia la segunda mitad del siglo XX. Esta consistió en el paso de los estados orientales, cuyas formas de gobierno se basaban en sistemas feudales y en el que los pueblos tenían que rendir cuentas a sus gobernantes, hacia democracias, en donde, más bien, los gobernantes tenían que rendir cuentas con sus pueblos.

Este hecho probablemente sea el determinante del éxito de China en los últimos 40 años. Si bien el partido comunista chino se ha mantenido perpetuado en el poder desde 1950 hasta nuestros días, a partir de la caída de Mao Zedong en 1976 y el ascenso de Deng Xiaoping en 1978, se da un quiebre en la línea de política de los gobiernos de dicho país. Además de impulsar una serie de reformas institucionales y económicas a favor del libre mercado, como indica Mahbubani, Deng y sus sucesores hicieron que la educación se vuelva una prioridad, permitiendo que 800 millones de chinos hayan sido rescatados de la pobreza absoluta en tres décadas. Esta política de empoderamiento del pueblo a través de la educación hubiera sido inviable bajo la existencia de un sistema feudal.

En segundo lugar, menciona una revolución de carácter psicológico, la cual consistió en que los países asiáticos pasaran de una filosofía basada en la idea de que la vida está determinada por una fuerza ajena a uno mismo -el “destino”, por ejemplo-, hacia un verdadero pensamiento moderno e individualista en el que cada ser humano  es completamente responsable de su vida y por tanto es capaz de  mejorar sus resultados si se lo plantea.

Una de las consecuencias asociadas a la adopción de este pensamiento es el incremento de las personas con educación superior terminada, un fenómeno que no solo está presente en el Asia emergente sino en todo el mundo en vías de desarrollo.  Esta visión de la vida sobre la cual es posible sobresalir, educándose, para de ahí trabajar y acumular riqueza en el tiempo, independientemente del nivel socioeconómico en el que nos encontremos, ha sido la motivación de millones de personas que hoy en día componen las clases medias en toda Latinoamérica.

Finalmente, Mahbubani resalta una tercera revolución relacionada a la gobernanza que también tiene como punto de quiebre la segunda mitad del siglo XX en el Asia, en particular, en sus países más poblados que son China, India e Indonesia. Aquí la idea central es que los líderes de estas naciones pasaron de ser puramente políticos e idealistas a centrarse en la gobernanza, es decir, en dar buenos servicios públicos a su gente, acompañados de reformas que permitan un crecimiento económico sostenible en el tiempo.

Este gran paso que han dado estas tres naciones hacia una gobernanza racional debería ser replicado en los países de nuestra región y con carácter de urgencia en el Perú. Las encuestas previas a las elecciones presidenciales de la segunda vuelta en el 2016, tanto de GFK como de Datum, señalaban que solo el 3% de los encuestados estaban a favor del modelo económico actual. Sin embargo, cuando se les preguntaba a los encuestados que estaban “en contra” del modelo, qué cambios introducirían a este, el 72% de ellos indicaban que se debían introducir cambios a los servicios que da el Estado. En otras palabras, el problema del modelo era la mala provisión de servicios por parte del Estado y no el libre mercado.

En este sentido, experiencias como las de estos países del Asia con buenas prácticas en los temas de gobernanza, nos hacen mucha falta en nuestro país. El seguir ciego ante la buena práctica de la política pública es darle la espalda a la defensa de nuestro modelo de desarrollo. Mostrar estas evidencias es fundamental para generar consensos y debates en torno a las reformas que necesitamos. Lampadia

El don de la sabiduría occidental

Del capítulo 2 del libro de Kishore Mahbubani
¿HA PERDIDO OCCIDENTE? UNA PROVOCACIÓN
Penguin Random House, UK

Traducido y glosado por Lampadia

Ver el capítulo 1: LA DIVERGENCIA DEL ‘NUEVO ORDEN GLOBAL’

La enorme mejora en la condición humana es el resultado de un proceso lento de ideas occidentales y mejores prácticas que se filtran en otras sociedades. El mayor regalo que Occidente dio al Resto fue el poder del razonamiento.

“Razonamiento” es una palabra de uso común. El Oxford English Dictionary lo define así: ‘Pensar (algo) a través, trabajar de una manera lógica’. Las formas occidentales de razonamiento se han filtrado gradualmente en las mentes asiáticas, a través de la adopción de la ciencia y  tecnología occidental  y la aplicación del método científico para resolver problemas sociales. La ciencia y la tecnología mostraron el poder de la prueba empírica y la verificación constante.

Esto condujo a la adopción de muchas tecnologías nuevas, desde la medicina moderna a la electricidad, desde los ferrocarriles a los teléfonos celulares, todo lo cual mejoró significativamente sus vidas. La aplicación del método científico también proporcionó soluciones para los problemas aparentemente insolubles que los asiáticos habían experimentado durante milenios, incluidas inundaciones y hambrunas, pandemias y pobreza. Del mismo modo, los individuos también comenzaron a comprender cómo el razonamiento podría mejorar su sentido personal de bienestar. Como dijo Bertrand Russell, ‘El mundo de la razón pura no conoce compromisos, no tiene limitaciones prácticas, no hay barreras para la actividad creativa que incorpora en espléndidos edificios la aspiración apasionada después de la perfección de la que brota todo gran mundo’. No fue directamente de occidente a todas las demás sociedades.

Las sociedades de Asia oriental, especialmente Japón y los ‘Cuatro Tigres’ (Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur), fueron los primeros en absorber estas ideas y prácticas, como la economía de libre mercado y la investigación científica empírica. Su éxito a su vez inspiró a otras sociedades. El este de Asia proporcionó el primer puente entre el occidente y el Resto.

A medida que el espíritu del razonamiento occidental se filtraba en las sociedades asiáticas, ello condujo al aumento de la ambición que, a su vez, ha generado los muchos milagros asiáticos que vemos desplegarse hoy. También está conduciendo al éxito en Estonia, Botswana y Chile, tres países en tres continentes diferentes.

Esta difusión del razonamiento occidental, a su vez, desencadenó tres revoluciones silenciosas que explican el extraordinario éxito de muchas sociedades no occidentales en las últimas décadas. Estas revoluciones silenciosas han pasado desapercibidas en los círculos intelectuales occidentales.

La primera revolución es política. Durante milenios, las sociedades asiáticas fueron profundamente feudales. La gente era responsable ante sus gobernantes, no los gobernantes ante su gente. El “despotismo oriental” era una descripción justa de los entornos políticos en todos los que llegaban a Asia, desde Teherán hasta Tokio. Se suponía que cada persona en las sociedades asiáticas conocía su lugar. India lo llevó al extremo con su sistema de castas. El destino de una persona era determinado al nacer. No había escapatoria.

La rebelión contra todo tipo de mentalidades feudales que cobró impulso en la segunda mitad del siglo XX fue enormemente liberadora para todas las sociedades asiáticas. Millones de asiáticos pasaron de ser espectadores pasivos a convertirse en agentes activos del cambio. Tomaron el control de sus destinos personales. Con el tiempo, los gobernantes de la mayoría de las sociedades asiáticas llegaron a comprender y aceptar que eran responsables ante su gente, no sobre la gente. Estos cambios se pueden ver claramente en aquellas sociedades que aceptan formas democráticas de gobierno, como India y Japón, Corea del Sur y Sri Lanka. Sin embargo, en las sociedades no democráticas se estaba produciendo una revolución política igualmente profunda.

Esto explica el extraordinario éxito de China en las últimas cuatro décadas. En teoría, no hubo ningún cambio cuando China pasó de ser gobernada por un líder del Partido Comunista, Mao Zedong, a otro, Deng Xiaoping. En la práctica, tuvo lugar una revolución política fundamental. Mao se comportó exactamente como un emperador chino tradicional, emitiendo edictos que a menudo causaban grandes sufrimientos humanos. Por el contrario, Deng concentró todas sus energías en mejorar las condiciones de vida de los chinos. Los educó enormemente. Él les abrió el mundo. Al hacerlo, cambió completamente el contrato social entre el Partido Comunista Chino y el pueblo chino. Todos los sucesores de Deng, Jiang Zemin, Hu Jintao y Xi Jinping, saben que, al final del día, son responsables ante la gente. Esto explica la extraordinaria transformación de la sociedad china. 800 millones de chinos han sido rescatados de la pobreza absoluta en tres décadas.

Esta es también la razón por la que muchos países asiáticos, incluidos países hasta ahora problemáticos como Birmania (Myanmar) y Bangladesh, Pakistán y Filipinas, progresan de manera lenta y constante. En cada uno de estos cuatro países, varias formas de dictadura han sido reemplazadas por líderes que creen que son responsables ante sus poblaciones. Muchos de sus problemas continúan, pero la pobreza ha disminuido significativamente, las clases medias están creciendo y la educación moderna se está extendiendo. No hay democracias perfectas en Asia (y, como hemos aprendido después de Trump y Brexit, las democracias en Occidente también son deficientes).

En teoría, los procesos democráticos están diseñados para ofrecer resultados que reflejen la voluntad de las personas. Además, dado que cada ciudadano tiene derecho a participar en los procesos, el resultado debe ser aceptado por todos y dar lugar a la creación de un consenso nacional. En cambio, los procesos democráticos en los EEUU y el Reino Unido han conducido recientemente a una profunda polarización, y continúan las guerras civiles virtuales incluso después de los resultados de las elecciones y los referendos. Los teóricos occidentales de la democracia deben volver a sus tableros de dibujo para descubrir dónde han ido los procesos democráticos. En Asia, una historia diferente está evolucionando. Los sistemas políticos siguen siendo enormemente imperfectos. Sin embargo, en un gran cambio de las suposiciones ‘despóticas’ anteriores, la mayoría de los líderes asiáticos ahora reconocen que son responsables ante su gente, y mientras tengan que demostrar diariamente que están mejorando la vida de sus personas, las sociedades asiáticas continuarán mejorando. Este es un gran regalo que el razonamiento occidental ha hecho a Asia.

Hoy, los africanos y los latinoamericanos están aprendiendo de las historias de éxito asiáticas. En 2008, Kenia lanzó Vision 2030, un ambicioso programa de desarrollo que fue fuertemente inspirado por conceptos similares en Singapur y Malasia. El vecino del norte de Kenia, Etiopía, ha sido explícito en su admiración y emulación de Corea del Sur y Taiwán. En 2015, el presidente de Etiopía, Mulatu Teshome, dijo: “Etiopía está atravesando un renacimiento nacional, siguiendo el modelo de desarrollo de Corea.” La Iniciativa de Intercambio de Conocimientos Sur-Sur del Banco Mundial ha fomentado el intercambio de lecciones de política y asistencia técnica entre los países de América Latina y sus contrapartes asiáticas en desarrollo.

La Agencia de Promoción de Inversiones de Costa Rica, CINDE, siguió las mejores prácticas de Singapur y persuadió a Intel para que estableciera una planta de procesamiento en el país.

La segunda revolución es psicológica. El Resto está pasando de creer que fueron viajeros indefensos en una vida determinada por el “destino” a creer que pueden tomar el control de sus vidas y producir racionalmente mejores resultados. En el período de mi vida, hemos pasado de la generación de mis padres, que tenían cero educación universitaria, a la generación de mis hijos, que están experimentando una educación universitaria casi universal. Ahora multiplique estas experiencias por millones, si no cientos de millones de veces. En los últimos treinta años, hemos llevado a más personas por encima del umbral de la educación universitaria que en los 3,000 años anteriores.

Hace una gran diferencia si cree que puede crear una mejor vida para usted y sus hijos.

Miles de millones más de personas creen que pueden hacer esto. Esta enorme revolución psicológica también explica por qué la condición humana está mejorando.

La tercera revolución está en el campo de la gobernanza. Aquí, también, la mayor transformación se puede ver de manera más aguda en Asia. Hace cincuenta años, pocos gobiernos asiáticos creían que una buena gobernanza racional podía transformar sus sociedades. Ahora la mayoría lo hace.

Tomemos el caso de los tres países más poblados de Asia: China, India e Indonesia. Los tres tenían líderes fundadores fuertes en la era postcolonial: Mao Zedong, Jawaharlal Nehru y Sukarno. Eran personalidades muy diferentes, pero compartían un rasgo común: se centraban en la política, no en la gobernabilidad. Esto puede deberse a que la personalidad requerida para dirigir un país a través de una revolución o una lucha por la libertad política no es necesariamente la de alguien que sabe cómo gobernar y administrar un estado nación recientemente establecido.

Incluso el gran alma Nelson Mandela luchó por proporcionar un buen gobierno.

Por el contrario, los líderes actuales, Xi Jinping, Narendra Modi y Jokowi (que también tienen una personalidad muy diferente) comparten una convicción común de que la buena gobernanza transformará y elevará sus sociedades.

Están buscando e implementando activamente políticas públicas que podrían poner a sus países en un camino seguro a largo plazo de desarrollo económico. Los tres también tienen severos desafíos políticos con los que lidiar a nivel interno, sin embargo, los tres están igualmente determinados a que esto no les impida entregar un buen gobierno a sus sociedades. Modi es a menudo criticado en los medios de comunicación occidentales por sus posturas nacionalistas de derecha. Algunas de estas posturas políticas son movimientos tácticos, para ganar un apoyo político más fuerte. En muchas elecciones, recibió un amplio apoyo de todos los grupos étnicos y religiosos, incluidos los musulmanes.

Esta experiencia reciente de buen gobierno racional, en la forma de políticas públicas beneficiosas, también puede explicar por qué las poblaciones de China, India e Indonesia son más optimistas que sus contrapartes en Occidente. Según un estudio realizado por Populus en 2016, el 90% de los jóvenes indonesios dijeron que estaban felices, en comparación con solo el 57% en Gran Bretaña y Francia. Según el mismo estudio, los países con mayor proporción de jóvenes que piensan que el mundo está mejorando son China, India y Nigeria. En China, India e Indonesia, más del 90 por ciento de los jóvenes mencionaron la tecnología como el factor que los hizo más optimistas para el futuro. Lampadia




La sostenibilidad es una oportunidad para innovar

En 2050, el aumento del nivel del mar, de la temperatura y los cambios en los patrones de lluvia en América Latina y el Caribe se traducirán en un costo anual estimado de alrededor de 2-4% del PBI en la región, según el BID. El cambio climático está cambiando los negocios, lo que significa que también cambiarán las prioridades de política y la asignación de recursos a proyectos con fondos insuficientes. Pero también, el cambio es siempre una oportunidad para hacer las cosas de manera diferente, y la oportunidad de innovar.

Esto es justamente lo que se analiza en el reciente informe del BID titulado: Innovación en Vivo: Soluciones efectivas frente al desafío del cambio climático en América Latina y el Caribe. El informe afirma que “el desafío del clima brinda la oportunidad de cambiar nuestro modelo de desarrollo hacia un desarrollo resiliente y bajo en carbono, lo que abre nuevas oportunidades para los más de 600 millones de habitantes de América Latina y el Caribe”.

América Latina tiene la oportunidad de convertirse en un foco de innovación, centrándose en la inversión en sistemas de transporte ‘verdes’ y energía limpia, así como servicios ambientales y programas de reforestación y explotación racional de los bosques, que combinan tecnología avanzada con el conocimiento de las comunidades locales.

En las agendas de los gobiernos, América Latina es líder en la legislación para evitar o mitigar los efectos del cambio climático. En el informe se mencionan varios ejemplos en Perú, Bolivia, Ecuador y Costa Rica. Brasil también ha demostrado su liderazgo mediante la promulgación de uno de los regímenes de conservación más eficaces del mundo en la Amazonía, en gran medida en temas de la deforestación. Sin embargo, el problema de la región ha sido siempre convertir la legislación en realidades concretas.

El informe se divide en tres pilares que, según el BID, han cambiado radicalmente la forma en que los países enfrentan las cuestiones climáticas: las nuevas tecnologías, los esquemas financieros variables y la generación de marcos políticos que permiten consolidar estas opciones.

Tecnología inteligente

Las nuevas tecnologías tienen un efecto ‘disruptivo’ en la transformación hacia una economía más ‘verde’, transformando sectores como la agricultura, el manejo de los recursos hídricos y la generación de energía. En Lampadia hemos escogido algunos ejemplos de transferencia de tecnología y conocimiento a nuevos mercados y de utilización de Big Data para mejorar la adaptabilidad climática y la gestión en los sectores de la agricultura y la gestión del agua.

En Perú, existe un proyecto implementado en el 2014 que tiene como objetivo recuperar la producción de terrazas agrícolas precolombinas, controlando la erosión y previniendo desastres naturales mientras se garantiza la seguridad alimentaria. Según el BID, “De los agricultores que participaron en la prueba piloto, el 84% ha visto mejorías en sus ingresos gracias al aumento de la productividad que, por ejemplo, en el caso de la quinua se duplicó.”

Andenes Pisac
Andenes Precolombinos, Cuzco, Perú. Fuente: Arqueología del Perú

Por otro lado, en Haití, se implementó en el 2013 un proyecto llamado ‘Agrimonitor’, una nueva plataforma de conocimiento para el monitoreo y análisis de las políticas de agricultura. Es una herramienta en línea para el análisis agrícola con el objetivo de mejorar las políticas y prácticas de cultivo.

El BID considera que esta herramienta cuantitativa, diseñada por la Universidad de Stanford, creará una mejor comprensión de las políticas que afectan a la seguridad alimentaria, la integración comercial, la competitividad y la pobreza rural y sus vínculos con el cambio climático en la región.

Financiación Inteligente

El BID tiene como objetivo movilizar financiamiento internacional para ayudar a expandir modelos innovadores. Además, crea nuevas formas de financiamiento privado, como los ‘bonos verdes’, los cuales canalizan inversionistas hacia nuevas oportunidades de negocio en proyectos de desarrollo sostenible.

Según este informe, “para poder mantener o fortalecer el crecimiento económico hasta 2030 será necesario un aumento significativo de la inversión, incluyendo unos US$89 billones de inversión en infraestructuras. Con el fin de lograr un crecimiento económico sostenible, se necesitarán inversiones en eficiencia energética y tecnologías bajas en carbono por un total estimado de US$ 13,5 billones adicionales”.

Uno de los proyectos más interesantes en este tema es el proyecto de financiamiento para la sostenibilidad de los ecosistemas y la biodiversidad, trabajando en conjunto por varios países: Brasil, Colombia, Guyana, Guatemala, México y Perú.

Lo interesante de este proyecto son las estrategias de desarrollo bajas en carbono mediante las cuales se establecen políticas que orientan el crecimiento económico sin generar presión en sus bosques. Además, se lanzó una alianza global entre gobiernos, líderes financieros y comerciales, conservacionistas y donantes públicos y privados para financiar el Programa Áreas Protegidas de la Amazonia (ARPA Life). Este programa recibirá US$4,5 millones para proteger parte de la región amazónica durante los próximos 25 años.

Específicamente para el Perú, el BID nos ha ayudado a recibir donantes internacionales como Noruega y Alemania para “para reducir la deforestación y hacer frente a los problemas sociales subyacentes a través de un enfoque integral que incluye el reconocimiento de las tierras indígenas y el fortalecimiento de los procesos participativos, reformas de políticas, un mecanismo de distribución equitativa de beneficios y un sistema de monitoreo forestal sólido, entre otros”.

Innovación
Ejemplo de reforestación en la Amazonía de Brasil. Fuente: BID

Políticas sólidas

Un enfoque innovador en políticas públicas puede cambiar la manera en la que un Estado invierte los recursos disponibles y transforma el marco regulatorio para lograr avances en proyectos ‘verdes’, desde un mejor y más sostenible uso del agua hasta cambios en la regulación del mercado energético para promover una matriz más limpia.

Desde 2001, el BID ha apoyado a Perú en la implementación y consolidación de una gestión integrada que culminó con la aprobación de la Ley de Recursos Hídricos en marzo de 2009. “Ese mismo año se reforzó el apoyo institucional a la recientemente creada Autoridad Nacional del Agua (ANA) y a los instrumentos de gestión de las cuencas hidrográficas. En tres de ellas (Chira-Piura, Tumbes y Tacna), a modo de prueba, se establecieron consejos con una metodología de visión compartida que se convirtió en un paso fundamental hacia la implementación de las reformas futuras”.

Para citar al presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim: “Nunca vamos a acabar con la pobreza si no abordamos el cambio climático.” El camino para lograrlo es vía el incentivo de la innovación.  La innovación crea nuevas ideas y métodos para lograr nuestros objetivos, lo que permite un ciclo virtuoso que nos llevará hacia un mejor futuro. 

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