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El Premier por la boca muere… y por el Twitter también

El Premier por la boca muere… y por el Twitter también

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 17 de setiembre de 2021
Para Lampadia

El refrán original es: el pez por la boca muere. Lo del Twitter es un agregado mío. Sin embargo, la metáfora – en ambos casos – hace alusión al peligro de abrir la boca más de la cuenta. Mejor dicho, al peligro de ser un bocón, como es el caso del Premier Guido Bellido.

Veamos algunos ejemplos de boconería, al estilo Bellido: Cuando la Congresista Patricia Chirinos le dijo que a lo largo de su vida había sido soltera, casada, divorciada y viuda; este le espetó: “sólo falta que te violen”. ¡El tipo era un misógino!

Sí pues… gracias al inefable Bellido, muchos hemos aprendido el significado de la palabra misoginia. Es decir, el desprecio hacia las mujeres. Ahora, hasta el peruano más humilde sabe – y entiende – que tenemos un Premier misógino.

Y cuando un periodista lo incomodó con preguntas al paso, Bellido le dijo – en quechua, para que no lo entiendan – “límpiate los oídos porque no estás escuchando”. Además de misógino… ¡el tipo era un atorrante!

El hecho es que – por bocón – el Premier hizo el ridículo ante la Congresista, ante el periodista, y ante el país entero. Claramente, fue víctima de su propia estupidez.

Ahora analicemos su cuenta de Twitter. Aquí van un par de perlas: “Qué rico botacaca tiene la cusqueñita… ayayay”. Seamos sinceros, nadie se había percatado de que el tipo también era coprofílico. Es decir, que sentía una atracción idílica por los excrementos. ¡Bien guardadito se lo tenía! Y encima era homofóbico: “Cuál es la diferencia; el maricón de los 60 se comía a sus patas, el actual igual”. ¿Qué tal?

Pero ahí no termina su prontuario. Por sus Tweets pro-senderistas, está clarísimo que Bellido era un terrorista más… convicto y confeso. Por eso – precisamente – no deslindó de Sendero Luminoso. ¡Porque es uno de ellos! ¡Cuánto quisiera poder hacerle un monumento a Abimael Guzmán! Pero no puede. Por eso repudió tanto a nuestra Fuerzas Armadas y Policiales… por haber combatido – y vencido – al terrorismo.

Por otro lado, también resultó cínico. Tanto que, a pesar de su misoginia, se hizo homenajear – en su despacho y en privado – por el Foro de Mujeres del Mercosur. ¡Qué tal desparpajo! Pero eso sí, el tipo no es capaz de reconocer ninguna de sus pachotadas. Dice que nunca dijo lo que dijo, y menos, que Twitteó lo que Twitteó. – Me han troleado – dijo cuando le enrostraron sus barrabasadas. Todo lo niega descaradamente. O sea, cobarde también era.

La última. Todo el mundo es testigo de que, en su condición de Presidente del Consejo de Ministros, le pidió la renuncia al – también impresentable – Ministro de Trabajo… Iber Maraví. O sea, el Premier le dijo a su subordinado – Ya fuiste. No te quiero en mi Gabinete Ministerial. Voy a designar a otra persona en tu cargo –.

Y ¿qué pasó después? Nada. Maraví no se fue. Y Bellido siguió – como si nada – en la Presidencia del Consejo de Ministros, con su Ministro “destituido” … ocupando y ejerciendo el cargo ministerial. Pregunta: ¿sabrá Bellido lo que es tener vergüenza? Claramente, no.

Recapitulemos… misógino, atorrante y coprofílico. ¿Qué más? Terrorista, cobarde y sinvergüenza. Eso – y mucho más – nos reveló el Premier Bellido… por bocón y por Twittero.

¿Qué hacer al respecto? Pues protestar en alta voz. Nada de permisividades. Nuestra indiferencia ante tanta corrupción e inmoralidad nos haría cómplices de ello. Cada ciudadano debe protestar desde el lugar que ocupe en la sociedad… desde el hogar, la escuela, el trabajo, o la comunidad. Además, debemos respaldar a los Congresistas que promuevan la censura del Premier. Los peruanos no merecemos a un tipo como Bellido en la Presidencia del Consejo de Ministros.

Incluso, igual debemos respaldar a los Congresistas que promuevan la vacancia presidencial, por incapacidad moral permanente. En efecto, por haber designado – y mantenido en el cargo – a un sujeto como Bellido, el Presidente Castillo también merece ser vacado.

Esa es mi propuesta ciudadana. Esa es mi opinión sincera. Lampadia




La figura del feminicidio

La figura del feminicidio

A continuación, compartimos un reciente artículo publicado por The Economist en el que se aborda brevemente cómo es el tratamiento diferenciado hacia los delitos de feminicidio en América Latina y los pros y contras de adoptar este enfoque en la prevención de dichos delitos.

Lo interesante del artículo es la reflexión final que hace el popular medio británico en relación a las críticas. Como sugiere la evidencia disponible, que también aplica al Perú, el aplazamiento de penas, más allá de disuadir a los asesinos en la comisión de estos delitos, lo que ha generado es crear una sobrecarga a los fiscales, al punto de ser sumamente complejo emitir dictamen de sentencias relacionadas.

Además de este problema de sobrecarga legal que claramente vale la pena hacer hincapié que, desde el plano moral, la defensa del derecho a la vida no debería consentir diferencias de género y por ende tampoco diferencias en el tratamiento de delitos que violen este derecho fundamental. El principio de igualdad ante la ley, tanto para hombres como mujeres, que es además una de las bases de una sociedad libre, debería primar en los sistemas penales de nuestra región. Sin embargo, es muy importante destacar este tipo de crímenes abusivos que se han multiplicado tremendamente, pero evitando entrampamientos de todo tipo. Lampadia

Víctimas especiales
¿Por qué América Latina trata los “feminicidios” de manera diferente a otros asesinatos?

¿Tratar algunos asesinatos de mujeres como un crimen separado ayuda a llevar a los responsables ante la justicia?

The Economist
7 de marzo, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Lidia Florencio Guerrero guarda un santuario a la luz de las velas para su hija, Diana, quien en 2017 fue violada y asesinada en Chimalhuacán, un pueblo mexicano. Ella tiene un archivo que documenta cómo la policía arruinó la investigación. No pudieron acordonar la escena del crimen ni usar guantes mientras manipulaban el cuerpo de Diana. Su ropa desapareció. Se tomaron fotos descuidadas del cadáver, dice la hermana de Diana, Laura. Guerrero no puede mirar. Ella usa la palabra “feminicidio” para describir la muerte de su hija.

La palabra tiene siglos de antigüedad, pero recientemente ha adquirido un significado particular: el asesinato de una mujer debido a su sexo. En América Latina, el feminicidio también tiene un significado legal. Desde 2007, 15 países lo han reconocido como una categoría distinta de asesinatos. La proporción de asesinatos de mujeres que se reconocen como feminicidios varía ampliamente. En México, donde los criterios incluyen lesiones “degradantes” o violencia sexual infligida a la víctima y una “relación sentimental” entre ella y el asesino, la proporción es aproximadamente una cuarta parte. Los países de otras regiones, como Francia, están debatiendo si adoptar leyes de feminicidio.

El concepto de feminicidio aumenta la conciencia pública sobre la violencia contra las mujeres, dice Martha Cecilia Reyes, directora del instituto de mujeres de Nuevo León, un estado en el norte de México. Se supone que ayuda a llevar a los responsables ante la justicia. En muchos países, las penas de prisión son más rígidas que por asesinato. El máximo para el feminicidio en Nuevo León es de 70 años, 30 años más que para otros asesinatos. Los tribunales mexicanos no requieren que los fiscales demuestren que un acusado de feminicidio tenía la intención de matar a su víctima. Eso hace que sea más difícil para los hombres que mataron a golpes a sus esposas escapar con una condena por homicidio involuntario, dice Estefania Medina, abogada.

Las instituciones específicas de feminicidio desarrollan experiencia. Guatemala tiene, en efecto, un sistema de justicia paralelo, con jueces y fiscales especializados. Los investigadores en las unidades de feminicidio a nivel estatal de México están capacitados para pensar de manera diferente sobre las escenas de asesinato, dice Griselda Núñez Espinosa, la fiscal de feminicidios de Nuevo León. Eso incluye aprender a buscar basura en los tejidos con rastros de semen. Los casos de feminicidio tienen más probabilidades que otros homicidios de terminar en una sentencia de cárcel, ya que muchos tienen un “sospechoso obvio” en forma de amante o familiar, dice Núñez.

Pero las leyes de feminicidio tienen críticas. Algunos abogados consideran absurdo que un esposo celoso que mata a su esposa tenga décadas más de cárcel que uno que mata a su amante. Los investigadores de casos de feminicidio no tienen más capacitación y recursos que otros, dicen algunos abogados, por lo que no tienen más éxito en ganar condenas.

Una encuesta de fiscales en Perú descubrió que muchos consideraban demasiado difícil probar que un asesino había sido motivado por la misoginia. Algunos clasificaron erróneamente los feminicidios como homicidios ordinarios porque pensaron que sería más fácil ganar condenas. El fiscal general de México, Alejandro Gertz Manero, recientemente planteó la idea de derogar la ley que reconoce el feminicidio como un delito separado. Sugirió que crea trabajo adicional para los investigadores sobrecargados.

Guerrero no se enteró de la muerte de su hija durante una semana porque la policía la registró como hombre (deliberadamente, ella cree). Se niegan a clasificar su asesinato como feminicidio. Cambiar eso no traería justicia. Pero, dice Guerrero, reconocería que “Diana fue asesinada simplemente por ser una mujer”. Lampadia