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¿Quién miente?

Guillermo Vidalón
9 de setiembre de 2019

Miente quien afirma que el proyecto minero Tía María está en el valle de Tambo. Tía María no está en el valle. El proyecto consta de dos yacimientos, La Tapada y Tía María, que le da el nombre; el primero está a tres kilómetros (km) de distancia y el segundo a siete km, ambos depósitos de mineral serán empleados como canteras; es decir, se extraerá la roca para ser chancada y procesada a 11 km de distancia del valle.

En Lima, hay operaciones mineras a menor distancia, junto a los valles de Mala y Huaral, ambos productores frutícolas que abastecen a la ciudad de Lima e inclusive exportan a mercados de consumidores muy exigentes. ¿Se presenta algún problema? No. ¿Cuál es la clave? La administración adecuada de una operación minera.

Miente o mal informa quien dice que la reputación de la minera que opera el proyecto Tía María no es de las mejores. ¿Por qué miente? Porque sabe que cuando inició sus operaciones minero metalúrgicas en Toquepala e Ilo, en 1960, la tecnología y las prácticas mineras eran otras en el Perú y el mundo. Pretender equiparar el avance tecnológico de 60 años atrás con el actual, afirmando que se obtendrá similares resultados es mentir; o en el mejor de los casos, desinformar.

No obstante, el tan comentado resultado adverso termina diluyéndose si se analiza los resultados sociales y económicos de las regiones Moquegua y Tacna, donde opera la titular de Tía María. Dichas regiones son las de mayor desarrollo relativo en el país, lo que se refleja en una mayor esperanza de vida, mejor logro educativo.

Por ejemplo, sus estudiantes de 4to. grado de primaria han seguido avanzando, en Tacna suben 7.1 puntos porcentuales (pp) y en Moquegua 5.2 pp [pese al retroceso nacional de los resultados alcanzados en las pruebas de Evaluación Censal de Estudiantes (ECE) y la Evaluación Muestral de Estudiantes (EM) en el 2018] mayor ingreso per cápita, menores índices de pobreza y desnutrición crónica infantil, este conjunto de variables se refleja en mejor calidad de vida. Lo que quiere decir, empero la tecnología de fines de la década de 1950, que los resultados del período son superiores y ventajosos para todos. También, es obvio que la tecnología del 2019 y las subsiguientes serán mejores que las anteriores, por lo que resulta injusto vincular a Tía María con el pasado.

Miente quien dice que existen 138 observaciones al Estudio de Impacto Ambiental (EIA). El EIA vigente es el segundo que se presentó, el cual absolvió todas las observaciones del primer EIA. Al respecto, las observaciones fueron formuladas por la UNOPS para que el proyecto las incorpore y salga adelante. Nunca propuso detener el proyecto.

Miente quien dice que Tía María destruirá el Valle de Tambo por las partículas en suspensión. El polvo no alcanzará al valle porque la altura máxima que alcanzará el polvo será de 100 metros y el tajo tendrá 125 metros de profundidad cuando se alcance el área mineralizada. Además, los vientos en la zona soplan del suroeste al noreste y el Valle de Tambo está ubicado al sur de Tía María, el punto más cercano del proyecto dista tres km.

Miente quien dice que Tía María empleará agua del Valle de Tambo. El proyecto minero captará agua de mar por medio de una tubería de 450 metros de longitud, sumergida a 15 metros de profundidad. Ni la tubería ni la planta de desalinización podrán apreciarse desde la playa.

¿Por qué y para qué mienten? Primero, porque los opositores al desarrollo del proyecto Tía María saben que, en pocos años, el Valle de Tambo y la provincia de Islay alcanzarán un alto grado de desarrollo; por lo tanto, reducción de la pobreza, incremento de la producción del valle, bienestar, nuevos emprendimientos y menores electores para quienes viven del negocio de la pobreza. Además, porque son conscientes que se emprenderá un vasto programa de inversiones públicas y privadas que servirá de modelo para que otros proyectos mineros se concreten. Eso es lo que temen.

Segundo, porque el desarrollo socio productivo les hace perder vigencia. El apotegma leninista de “agudizar las contradicciones para la revolución” se diluye, por eso la confluencia y coordinación en contra del proyecto, desde los preocupados legítimamente y buscan mayor información, hasta quienes manipulan en función de intereses particulares que disfrazan bajan el argumento de “lo popular”, “la defensa del valle”, “el pueblo se autoconvoca” (esta última afirmación busca evadir la responsabilidad de quienes resultan ser los instigadores de la violencia, del daño a la propiedad pública y privada), cuando en realidad se trata del mismo grupo de personas, quienes son movilizadas de un lugar a otro -en camiones y sin ninguna medida de seguridad- para posicionar un piquete que obstaculice una vía y termine cobrando un cupo, o marchen por alguna calle o avenida “pidiendo colaboración” para la causa.

Existe una gran diferencia entre mentir y decir la verdad, como también existe una gran diferencia entre pedir una colaboración y extorsionar. El pueblo del valle de Tambo, así como de la provincia de Islay, son pacíficos, sinceros y trabajadores, por eso respaldan que se genere otra fuente de trabajo, en este caso en el desierto. Lampadia