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Buenas intenciones… pésimos resultados

Buenas intenciones… pésimos resultados

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 20 de marzo de 2020
Para Lampadia

En el Perú tenemos una gran cantidad de leyes. Demasiadas. Algunas – las menos – son buenas leyes. Las más, son leyes malas. Leyes fracasadas. Leyes – seguramente – bien intencionadas, pero que no lograron los objetivos para los cuales fueron promulgadas.

¿A qué leyes me refiero? La ley de regionalización es una de ellas. El país se ha atomizado en 25 feudos, sin ninguna capacidad de articulación a nivel nacional. Y poco – o nada – se ha logrado en materia de bienestar social… más allá de ex Gobernadores presos, obras inservibles, maltratos en hospitales públicos, pésimos índices de aprendizaje escolar, y corrupción a tope.

La ley de municipalidades es parecida. Los servicios municipales de agua, alcantarillado, limpieza pública, y tráfico vehicular – en todo el país – van de mal en peor. La diosa coima se ha impuesto en – prácticamente – todos los trámites para el otorgamiento de licencias municipales.

El proceso de planificación y desarrollo urbano es un caos. La autoconstrucción – y viviendas inacabadas – son el común denominador de todas nuestras ciudades. Incluso, muchos alcaldes y regidores son los capos de las mafias de invasiones y tráfico de tierras. Seamos sinceros. La ley de municipalidades es otro fracaso normativo peruano.

Pero hay más. La súper manoseada ley general del trabajo… por ejemplo. La más demagógica y populista de todas las leyes peruanas. La que ofrece el oro y el moro a los empleados y obreros del país. Aunque – en la práctica – haya marginado al 70% de los trabajadores peruanos. Pero más grave aún es que – a pesar de su fracaso – muchos políticos e intelectuales insistan en ella.                                                    

La ley forestal es – también – otro fracaso nacional. A los hechos me remito. A pesar de tener uno de los potenciales forestales más grandes del mundo – como es nuestra colosal Amazonía – exportamos apenas US$ 200 millones al año. Me refiero a productos forestales. Mientras que Chile – sin tener nada parecido a nuestra riqueza forestal – exporta US$ 7,000 millones al año. O sea… ¡35 veces más!

¿Y qué decir de las leyes que regulan los sistemas de control del Estado? ¿Y las que regulan los sistemas de compras y contrataciones en el sector público? Pregunto: ¿en qué galaxia estuvieron los funcionarios de la Contraloría General de la República (CGR) y del Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) en los últimos años? ¿Cómo así se les pasaron – y se les siguen pasando – los descarados sobrecostos de las obras de infraestructura del Estado? Seamos sinceros. Las leyes en cuestión – o en todo caso, la CGR y el OSCE – también son un fracaso.

El hecho es que nuestras legislaciones de regionalización y de municipalización son un fracaso. La legislación laboral, igual. La legislación forestal ya sabemos… no pasa nada. Y la de los sistemas de control, y de compras y contrataciones del Estado… ya lo dije ¡se les escapan las tortugas!

No tapemos el sol con un dedo. Reconozcamos el fracaso de muchas leyes e instituciones de nuestro país. Si funcionan… bien. Pero si no… ¡para qué insistir en ellas! Mejor sería echarles tierrita.

Milton Friedman – premio Nobel de Economía 1976 – decía: “Uno de los más grandes errores es juzgar a las políticas y programas por sus intenciones, en lugar de por sus resultados”. ¡Cuánta verdad! Lampadia




Explicando la tasa natural de desempleo

A los economistas y hacedores de políticas les encanta analizar tasas naturales, el nivel donde deberían estar los indicadores económicos cuando el crecimiento ha alcanzado su potencial y la inflación se encuentra estable. Esto ayuda a los bancos centrales a evaluar los avances económicos.

Recientemente, se ha reiniciado el debate sobre el nivel de la tasa de interés de referencia, porque los investigadores piensan que está más baja que en el pasado. Actualmente, debido a que el desempleo en Estados Unidos se ha desplomado, pero la inflación no se está recuperando, la atención se está centrando en la tasa natural del desempleo.

Comencemos por el principio. ¿Qué es la tasa natural de desempleo? Es la tasa de desempleo cuando el mercado de trabajo está en equilibrio, cuando los salarios reales han encontrado su nivel en el libre mercado y cuando la oferta agregada de mano de obra está en equilibrio con la demanda agregada de mano de obra. La tasa natural de desempleo representa la tasa de desempleo a la que la economía naturalmente gravita en el largo plazo. (Friedman dixit).

En un escenario de tasa natural, todos aquellos que desean trabajar con el nivel de salario real prevalente han encontrado empleo y no hay desempleo involuntario. Sigue habiendo un cierto desempleo voluntario pues algunas personas permanecen fuera de la PEA porque están buscando un trabajo que ofrezca salarios reales más altos o mejores condiciones.

Sin embargo, un reciente informe del Departamento de Trabajo de EEUU está magnificando el debate sobre la agresividad con que el banco central debería avanzar con los aumentos de tasas de interés. La realidad es que hubo un aumento de 156,000 empleos en agosto, por debajo del ritmo anual de alrededor de 180,000 empleos al mes, y las revisiones de los dos meses previos mostraron que se agregaron 41,000 empleos menos que los reportados inicialmente. Los salarios promedio por hora aumentaron un 2.5% durante un año, mostrando poca aceleración inmediata de los salarios, aunque esto es superior a las ganancias salariales reportadas hace unos años.

Los funcionarios de la FED esperan que un mercado de trabajo más rígido obligará a los empleadores a aumentar los salarios y los precios. Pero debido a que el informe no muestra una disminución aún mayor, sienten que tienen menos presión para subir las tasas. Según el Wall Street Journal, cada vez es más difícil para la FED culpar a la baja inflación y al bajo crecimiento de los salarios. “El informe [del Departamento de Trabajo de EEUU] sugiere que la llamada tasa natural de desempleo -la tasa por debajo de la cual los empleadores tienen que pagar más para atraer trabajadores calificados- podría ser incluso más baja de lo que los economistas esperaban”.

El punto principal del informe es que perjudica el argumento de que el mercado de trabajo está a plena capacidad y que las subidas salariales son inevitables. “Los datos internos del informe [del Departamento de Trabajo de EEUU] podrían aumentar el debate sobre cuán agresivamente debe avanzar el banco central con los aumentos de las tasas porque, en los márgenes, los datos dan menos razones para preocuparse por el sobrecalentamiento de la economía”. 

Históricamente, este ha sido un gran debate. Recientemente, The Economist ha publicado un análisis histórico sobre este debate, enfatizando su importancia en la macroeconomía. “Hay varias razones por las que el desempleo no puede simplemente ser erradicado completamente. Se necesita tiempo para que la gente se mueva de un trabajo a otro: se dice que esto causa desempleo “friccional”. Si la gente no puede encontrar trabajo porque tiene capacidades obsoletas (como los tejedores después de la invención del telar), podrían quedar “estructuralmente” desempleadas. Pero es justamente ese trade-off entre el desempleo y la inflación lo que más les preocupa a los banqueros centrales”.

Los monetaristas, a través de su miembro más prestigioso, el profesor Milton Friedman, propusieron el modelo que se llamó la curva de Phillips a largo plazo. La curva de Phillips, se argumentó, no es estable, sino que se desplaza como consecuencia de los ajustes en las previsiones de los agentes económicos. Cualquier intento por parte del gobierno de aumentar el empleo tendrá éxito sólo a corto plazo, pero provocando desplazamientos de la curva de Phillips. Parece existir una tasa natural de desempleo, y todo intento de restringirla está condenado al fracaso a largo plazo.

Más recientemente, las teorías del crecimiento económico de Barro y Sala incluyen cambios en la oferta agregada como adiciones en el stock de capital físico y humano y la productividad, mayor dotación de materias primas; pero también con cambios en las políticas fiscales y monetarias que incrementan el uso de recursos, expandiendo la tasa natural de crecimiento y la actual.

En este contexto y ante la perspectiva de bajos niveles de crecimiento económico mundial, en Lampadia consideramos muy importante mantener activo el debate y la difusión del conocimiento en estos temas, especialmente porque, al final, los más afectados por el resultado de este debate somos todos nosotros, los ciudadanos. Lampadia                                                                 

La tasa natural de desempleo

Economía en breve

Medio siglo buscando el nivel natural de desempleo. 

The Economist
24 de agosto de 2017
Traducido y glosado por
Lampadia

¿Por qué existe desempleo? Si hay una pregunta central en la macroeconomía, es esta. Hay pocas pérdidas de tiempo más grandes que la pérdida de horas sin uso, días y años de personas que preferirían estar trabajando. El desempleo puede arruinar vidas, hundir presupuestos y derrocar gobiernos. Sin embargo, las autoridades no llevan a cabo una guerra total en contra del desempleo. La mayoría, como la Reserva Federal (FED), el banco central de Estados Unidos, apunta a lo que se conoce como tasa de desempleo “natural”, en la que la inflación es estable.

La importancia de este concepto es difícil de exagerar. El argumento de la FED por sus recientes aumentos de la tasa de interés, por ejemplo, se centra en evitar que el desempleo caiga demasiado por debajo de la tasa natural. Sin embargo, la tasa natural es, en muchos aspectos, un artículo de fe, siempre se le busca pero nunca se ve. ¿De dónde viene?

Hay varias razones por las que el desempleo no puede simplemente ser erradicado completamente. Se necesita tiempo para que la gente se mueva de un trabajo a otro: se dice que esto causa desempleo “friccional”. Si la gente no puede encontrar trabajo porque tiene capacidades obsoletas (como los tejedores después de la invención del telar), tendríamos desempleo “estructural”.

Ese trade-off entre el desempleo y la inflación es lo que más les preocupa a los banqueros centrales. John Maynard Keynes, el gran economista británico, dio un primer paso hacia la hipótesis de la tasa natural cuando se concentró en el desempleo “involuntario”. Keynes señaló en su libro “The General Theory”, publicado en 1936 después de la Depresión, que muchas personas no podían encontrar trabajo con el salario actual, aunque tuvieran habilidades parecidas a quienes si tenían trabajo. La economía clásica culpó a los salarios artificialmente altos, tal vez causados ​​por los sindicatos. Pero Keynes señaló un ciclo vicioso en toda la economía con respecto al gasto. Incluso si los salarios caían, razonó, los trabajadores tendrían menos para gastar, haciendo que la deficiencia de la demanda empeorara. Keynes pensó que la respuesta era que los gobiernos manejaran la demanda agregada para mantener el “pleno” empleo.

Keynes no era el padre de todo lo que se considera ahora como “keynesiano”. La inflación, por ejemplo, apenas entraba en su análisis del desempleo. Pero a finales de la década de 1960, el keynesianismo se había asociado con la idea de que cuando se manejaba la demanda agregada, los encargados de formular políticas no sólo estaban eligiendo una tasa de desempleo, estaban eligiendo simultáneamente cuán rápido suben los precios.

La relación entre la inflación y el desempleo fue estudiada por primera vez por Irving Fisher en 1926. Pero la “curva de Phillips”, como se la conoció, debe su nombre a un estudio en 1958 por William Phillips del London School of Economics. En su estudio, Phillips rastreó la relación entre el desempleo y el crecimiento salarial en Gran Bretaña a lo largo de casi un siglo. Él encontró que, de 1861 a 1957, la relación había sido bastante estable: mientras más baja la tasa de desempleo, los salarios subieron más rápidos. Esto fue notable, dados los cambios durante ese período en los derechos de los trabajadores. En 1861, la mayoría de los trabajadores no podían votar; en 1957 el gobierno laborista de posguerra había nacionalizado gran parte de la economía.

Paul Samuel son y Robert Solow, otras dos luminarias de la economía, investigaron posteriormente la relación en EEUU, e informaron que allí no había tal estabilidad. La curva de Phillips cambió. Pero en una época dada, escribieron Samuelson y Solow, “los niveles salariales tienden a aumentar cuando se ajusta el mercado de trabajo y mientras más rápido se ajusta, más rápido aumenta”. Describieron la relación como un “menú”, alentando la idea de que el trabajo de los políticos keynesianos era elegir un punto en la curva que mejor se alineara con sus preferencias. En otras palabras, cuan  bajo podría caer el nivel de desempleo, dependería sólo del nivel de inflación que fuera tolerable (porque el aumento de los salarios seguramente también aumentaría los precios).

No está claro si los encargados de formular políticas realmente pensaron en la relación entre la inflación y el desempleo como un “menú”. Pero la idea era lo suficientemente prominente a finales de los años sesenta como para atraer una crítica demoledora. Sus dos principales detractores, Edmund Phelps y Milton Friedman, ganaron cada uno un Premio Nobel.

Phelps comenzó a escribir modelos innovadores del mercado de trabajo en 1966. Un año más tarde, Friedman dio lo que se convirtió en la crítica canónica de la vieja manera de pensar en un discurso a la Asociación Americana de Economía. En él, argumentó que, lejos de haber un menú de opciones para los políticos a elegir, una tasa de desempleo -una tasa natural- eventualmente prevalecería.

Supongamos, razonó Friedman, que un banco central imprime dinero en un intento de empujar el desempleo por debajo de la tasa natural. Una oferta de dinero más grande conduciría a más gasto. Las empresas responderían al aumento de la demanda de sus productos mediante la expansión de la producción y la elevación de los precios, digamos un 5%. Esta inflación cogería por sorpresa a los trabajadores. Sus salarios valdrían menos de cuando negociaron sus contratos. El trabajo sería, durante un tiempo, artificialmente barato, alentando la contratación. El desempleo caería por debajo de la tasa natural. El banco central lograría su objetivo.

Sin embargo, la próxima vez que se negociaran los salarios, los trabajadores exigirían un aumento del 5% para restaurar su nivel de vida. Ni la empresa ni el trabajador habrían ganado o perdido poder de negociación desde la última vez que se fijaron los salarios reales, por lo que la tasa natural de desempleo se reafirmaría a medida que las empresas pagaran el aumento. Para bajar el desempleo nuevamente, el banco central podría emprender otra ronda de flexibilización monetaria. Pero los trabajadores pueden ser engañados sólo por una cierta cantidad de tiempo. Llegarían a esperar un 5% de inflación, e insistirían en salarios proporcionalmente más altos por adelantado, en lugar de jugar a ponerse al día con el banco central. Sin una sorpresa inflacionaria, no habría un período de mano de obra inesperadamente barata. Así que el desempleo no caería.

¿La implicancia? Para que un banco central mantenga el desempleo por debajo de la tasa natural, debe superarse a sí mismo constantemente, produciendo una inflación que sorprenda, tras una inflación que sorprenda. Por lo tanto, razonó Friedman, los keynesianos estaban equivocados al fijar una baja tasa de desempleo a una tasa elevada de inflación. Para mantener el desempleo incluso un poco por debajo de la tasa natural, la inflación tendría que acelerarse año tras año. La tasa natural de Friedman y Phelps se conoció como la “tasa de desempleo no acelerante” (NAIRU, por sus siglas en inglés).

Ninguna sociedad podía tolerar que la inflación subiera o bajara sin cesar. Phillips había observado una correlación en los datos, pero no era una política que los hacedores de políticas pudieran explotar a largo plazo. “Siempre hay una compensación temporal entre la inflación y el desempleo”, dijo Friedman. “No hay compromiso permanente”. Casi 50 años después, esa es la premisa sobre la cual operan los bancos centrales del mundo rico. Cuando los funcionarios hablan de la curva de Phillips, significan la compensación temporal de Friedman. A largo plazo, creen, el desempleo llegará a una tasa natural.

La idea tiene tal influencia, en parte porque las contribuciones de Friedman y Phelps fueron oportunamente sincronizadas. Antes de 1968, EEUU había tenido dos años con el desempleo por debajo del 4% y la inflación por debajo del 3%. Pero cuando Friedman habló, los precios se aceleraron; la inflación subió a 4.2% en 1968. El año siguiente llegó a 5.4% incluso mientras que el desempleo casi no cambiaba. La “estanflación” de los años setenta destruyó la idea de una curva de Phillips estable. Los sucesivos choques a los precios del petróleo, en 1973 y 1979, provocaron un aumento de la inflación y del desempleo. En 1975 ambos fueron superiores al 8%; en 1980 la inflación alcanzó el 13.5%, incluso mientras que el desempleo superaba el 7%. La idea de la NAIRU parecía un poco débil; la inflación debía caer cuando el desempleo era demasiado alto. Pero los seguidores de Friedman podrían argumentar que las malas políticas del lado de la oferta, junto con las crisis del precio del petróleo, habían empujado a la NAIRU hacia arriba.

Alrededor del mismo tiempo, sin embargo, el concepto de la NAIRU fue atacado por teóricos. Se basaba, en parte, en la idea de que las expectativas de inflación son “adaptativas”: para predecir la inflación, las empresas y los trabajadores consideran su valor actual. Pero la doctrina de las “expectativas racionales” decían que las empresas y los consumidores, en la mayor medida posible, anticiparían las acciones de los responsables de políticas. Cada vez que el público sospechara que los banqueros centrales tratarían de empujar el empleo por debajo de la tasa natural, la inflación aumentaría inmediatamente. Por otro lado, una promesa creíble de no buscar ningún boom de empleos insostenibles debe mantener la inflación bajo control, simplemente “anclando” las expectativas.

Esa propuesta fue puesta a prueba después de que Paul Volcker se convirtiera en presidente de la FED en 1979. Volcker tenía como objetivo reducir la inflación. Por lo tanto, tendría que probar su temple. Su política monetaria restrictiva -la tasa de los fondos federales alcanzó casi el 20% en 1981- contribuyó a una recesión de doble caída (en doble w), lo que llevó al desempleo por encima del 10%. Se logró el objetivo; la inflación cayó. Desde la época de Volcker en la FED, rara vez se ha superado el 5%.

Hasta el día de hoy, algunos economistas señalan las recesiones de Volcker como una prueba de que las expectativas de inflación son adaptativas. El público no creía que la inflación caería sólo porque la FED decía que lo haría. EEUU tuvo que sufrir un alto desempleo para bajar la inflación. Después de todo, los hacedores de políticas tenían que enfrentarse a una curva de Phillips a corto plazo, como habían argumentado Friedman y Phelps.

Sin embargo, la experiencia de los años ochenta no se repetiría. En las décadas siguientes, los bancos centrales se comprometieron con los objetivos de inflación. A medida que ganaban credibilidad, el equilibrio entre la inflación y el desempleo se debilitó. Los economistas escribieron modelos “nuevos keynesianos” que incorporaban expectativas racionales. A mediados de la década de 2000, algunos de estos modelos mostraban una “coincidencia divina”: el objetivo del mejor camino posible para la inflación, después de un shock económico, también daría lugar al mejor camino posible para el desempleo.

Pocos economistas piensan que la coincidencia divina se cumple en la práctica. Los nuevos modelos keynesianos por lo general luchan por explicar la realidad a menos que se ajusten para incorporar, por ejemplo, al menos algunas personas con expectativas adaptativas. Un examen superficial de los datos sugiere que las expectativas siguen a la inflación (se hundió, por ejemplo, después de que los precios del petróleo cayeran a finales de 2014).

Casos extraños

La inflación se ha comportado extrañamente durante la última década. La recesión que siguió a la crisis financiera de 2007-08 aumentó el desempleo estadounidense al 10%. Pero la inflación subyacente bajó por debajo del 1% sólo brevemente, nada como la caída que predecían los modelos. Debido a que la única manera en que los economistas pueden estimar la tasa natural es observando cómo se mueven en realidad la inflación y el desempleo, asumieron que la tasa natural había aumentado (una estimación en 2013 por Robert Gordon, de Northwestern University, la puso en 6.5%). Sin embargo, a medida que los mercados de trabajo se han endurecido -el desempleo fue del 4.3% en julio- la inflación se ha mantenido estable. Las estimaciones de la tasa natural se han revisado hacia la baja. 

Esta volatilidad en las estimaciones de la tasa natural limita su utilidad para los encargados de formular políticas. Algunos argumentan que se están utilizando datos incorrectos, porque la tasa de desempleo excluye a aquellos que han dejado de buscar trabajo. Otros dicen que la curva de Phillips a corto plazo se ha aplanado ya que las expectativas de inflación se han vuelto cada vez más firmemente ancladas. La pregunta es: ¿cuánto tiempo permanecerán así? Mientras el bajo desempleo no genere suficiente inflación, los bancos centrales se enfrentarán a la presión para seguir aplicando estímulos. Sus funcionarios temen que, si la inflación sube repentinamente, podrían perder su credibilidad duramente ganada y terminar de regreso en 1980, teniendo que crear una recesión para volver a bajar la inflación.

Esta reciente experiencia ha llevado a algunos a dudar de la existencia misma de la tasa natural de desempleo. Pero para rechazar la tasa natural por completo, se tendría que creer una de dos cosas. O bien los bancos centrales no pueden influir en la tasa de desempleo, ni siquiera en el corto plazo, o pueden fijar el desempleo tan bajo como quieran, incluso cero, sin provocar la inflación. Ninguna de las dos opciones es creíble. La tasa natural de desempleo seguramente existe. Si se puede conocer o no, es otro temaLampadia




De una isla sin futuro a líder del desarrollo

Pocos creyeron en la pequeña ciudad-estado de Singapur cuando se le otorgó la independencia en 1965. Tiene un terreno pequeño y no tiene recursos naturales. Pero, en tan solo 50 años, la antigua colonia británica se transformó en un importante centro financiero y tecnológico. Ahora, Singapur ha sido llamada la historia de desarrollo más exitosa del siglo XX.

Comparando 1965 y el 2015 Fuente: kompasiana

El economista Milton Friedman describió a Singapur como un ejemplo de cómo lograr un verdadero desarrollo. “Si comparas las condiciones de la gente en un lugar como Singapur con las condiciones de la gente en un lugar como China o Indonesia, verás que la libertad económica es un componente muy importante de la libertad total”, dijo en la BBC en la serie Free to Choose en 1980.

Comparando 1965 y el 2015 Fuente: Blazepress

Singapur es una historia de éxito del libre mercado. Los bajos impuestos, las pocas restricciones de capital y las políticas liberales de inmigración la han convertido en uno de los lugares más cosmopolitas de la Tierra.

En Lampadia hemos escogido 5 características clave para explicar su éxito y que consideramos relevantes para pensar en los lineamientos de desarrollo del Perú.

I. Servicio Público – Meritocracia
Singapur tiene uno de los mejores estándares de vida del planeta, buscan a sus futuros funcionarios públicos desde los colegios. Identifican a los mejores alumnos, les dan todas las becas posibles y gastan una fortuna entrenándolos. Los que llegan a los cargos más altos reciben remuneraciones espectaculares, que pueden llegan a US$ 2´000,000 anuales. Son funcionarios orientados hacia un manejo racional de las políticas públicas, con una mentalidad práctica, imbuidos de las mejores prácticas de los más eficientes funcionarios del sector privado y que tienen muy claro, que el desarrollo integral y duradero del país dependerá, fundamentalmente, de la fortaleza del sector privado que alienten y promuevan.
Ver en Lampadia: Instalemos un Estado Meritocrático en el Perú.

II. Estado de Derecho – Imperio de la Ley
Es un modelo extraordinario de Imperio de la Ley. Singapur se ubica entre los puestos más altos a nivel global en un índice del Imperio de la Ley, realizado por el World Justice Project. Las dos categorías principales en las que sobresale son: el orden y la seguridad.

La realidad es que un Imperio de la Ley eficaz es el fundamento de las comunidades de paz, equidad y oportunidades. El éxito de Singapur al posicionarse como hub de la globalización depende críticamente de la integridad de los sistemas legales que hacen cumplir los contratos y protegen la propiedad privada y pública. Su éxito económico se basa en la estabilidad y equidad de sus normas legales. Las principales corporaciones del mundo llevan sus oficinas y capital sin problemas al país porque están bien protegidos por la ley de Singapur.

Muchos critican la dureza de algunas de sus normas, y desvalorizan sus logros por la mano férrea con que su fundador, Lee Kuan Yew, desarrollo la institucionalidad del país. Pero no reconocen que hace mucho tiempo, establecidas las normas correspondientes, la ley se aplica sin que las autoridades tengan capacidad discrecional en su aplicación. 

III. Educación de Vanguardia
Su exitoso modelo educativo es admirado en todo el mundo. En 2015, obtuvieron el primer puesto en el ranking mundial de escuelas, con los resultados basados ​​en matemáticas y ciencia. Sus estudiantes brillan en los primeros puestos de las pruebas internacionales de educación más exigentes, como las PISA, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Y es que la educación es más que solo notas o calificaciones. También se enfocan en tener habilidades ‘blandas’ como: la comunicación, la colaboración, el pensamiento crítico, la creatividad, las artes y ser capaces de adaptarnos y relacionarnos con los otros. Crear conexiones no solamente en términos de relaciones interpersonales, sino ser capaces de entender la perspectiva de los otros. Así logran preparar a los jóvenes para el futuro incierto que les espera, que será muy diferente a la realidad actual, especialmente con los grandes avances de la Cuarta Revolución Industrial.

IV. Economía de Mercado y Bienestar Social
Al momento de su independencia, en 1965, el PBI per cápita apenas superaba los US$500. Cinco décadas después, es de más de US$56,000 per cápita. Según el índice de competitividad del World Economic Forum, Singapur es la segunda economía más competitiva del mundo.

Fuente: El Economista

Entonces, ¿cómo es que Singapur tuvo tanto éxito? La respuesta simple es: Un liderazgo excepcional. Singapur acogió el comercio exterior y la inversión privada. Las multinacionales consideraron que Singapur era un centro natural y se les incentivó a expandirse y prosperar.

Singapur utilizó su posición estratégica cerca de las líneas comerciales del sudeste asiático para convertirse en un gigante financiero, tecnológico y de materias primas. El imperio de la ley, los reglamentos empresariales integrales, la estabilidad política y la apertura a las innovaciones han hecho que sea el destino favorito de muchas empresas multinacionales.

El éxito de Singapur también se puede ver en los indicadores sociales. Redujeron su mortalidad infantil más rápidamente que cualquier otra sociedad, pasando de 35 por 1,000 nacidos vivos en 1965 a 2.1 en 2015. Su esperanza de vida también mejoró radicalmente, pasando de 67 años en 1965 a 82.4 años en la actualidad. Hay muchas otras áreas donde los estándares sociales de Singapur están en la cima del ranking. Singapur tiene el índice de propiedad de vivienda más alta de cualquier país del mundo, con 90% de los residentes viviendo en hogares propios.

V. Integración cultural y religiosa
Una encuesta nacional publicada el año pasado encontró que la mayoría de los singapurenses intentan vivir los ideales multirraciales y creer en la meritocracia. Más de siete de cada 10 ciudadanos de Singapur creen que el éxito personal es independiente de su raza o etnia, según la encuesta encargada por Channel NewsAsia y el Institute of Policy Studies.

Eso es un hallazgo notable para Singapur, cuya población es 74.2% china, 13.3% malaya, 9.2% india y 3.3% otros. Es también la nación más religiosamente diversa del mundo, según un análisis de 2014 realizado por el Pew Reseach Center, con una población formada por grandes porciones de budistas, cristianos, musulmanes e hindúes.

¿Cómo logró una integración multicultural? Una respuesta es la integración de vivienda forzada. En Singapur, el 85% vive en viviendas públicas muy decentes, en su mayoría propietarias, y las cuotas raciales significan que cada bloque, recinto y enclave caen en línea con los porcentajes de población étnica nacional mencionados anteriormente. Esto obliga a que personas de etnias y religiones diferentes vivan juntas.

El fundador de Singapur, Lee Kuan Yew, afirmaba que: “Los singapurenses deben permanecer abiertos y darle la bienvenida a aquellos que fortalecerán nuestro equipo y ayudarán a nuestros hijos vivir en un mejor lugar. Por su lado, los extranjeros deben esforzarse en integrarse a nuestra comunidad. Deben adquirir nuestros valores sociales, nuestros valores culturales, adoptar nuestras normas sociales y comprometer su lealtad y amor a Singapur”.

Conclusiones
Hoy, cuando las personas visitan Singapur y ven una ciudad-estado moderna, tienden a asumir que Singapur siempre fue así. En realidad, Singapur era uno de los países más pobres y desafortunados cuando se logró la independencia en 1965. No tenía recursos naturales.  Por esta razón, es útil estudiar la experiencia de Singapur. Si Singapur, contra todo pronóstico, tuvo éxito, otros países pueden hacerlo también. Lampadia

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10 razones que explican el éxito de Singapur
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A más derechos, menos esfuerzo y agradecimiento

Desde su creación, el socialismo y todas sus derivaciones fueron anunciados con bombos y platillos, como la salvación de la humanidad. Fueron creaciones intelectuales que nunca funcionaron en la realidad. Por ello, sus experimentos se acompañaron siempre con ‘relatos’ que pretendían reescribir la historia para ocultar sus resultados. En esta ominosa práctica, cayeron incluso intelectuales de gran ascendiente, siendo el caso más emblemático, el del francés Jean Paul Sartre, que mintió reiteradamente sobre el genocidio de Stalin en el Imperio Soviético.

Hugo Chávez. Fuente: www.noticias24.com

Las siguientes frases son unos de los pocos aportes que desnudaron la verdadera naturaleza de todas las formas de socialismo:

“Uno de los más grandes errores es juzgar a las políticas y programas por sus intenciones, en lugar de por sus resultados”. Milton Friedman

“El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria. Winston Churchill

“El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero… de los demás”. Margaret Thatcher

“Los primeros cristianos decían ‘Todo lo mío es tuyo’, los socialistas dicen ‘Todo lo tuyo es mío’”. Winston Churchill

“El socialismo es una doctrina:
                – De amor en base al odio,
                – Un ensayo de fraternidad universal a base de guerra de clases,
                – Una tentativa de liberación racionalista de dogmas y,
                – Una escuela de libertad a base de tiranía”.
Cupertino del Campo

A menudo se culpa al capitalismo de crear gente codiciosa, egoísta y materialista, afirmando que estos calificativos son intrínsecos a los mercados libres y al afán de lucro. Sin embargo, la indiscutible verdad es que el capitalismo ha demostrado ser el modelo económico más productivo que el mundo haya visto, trayendo mayor prosperidad a miles de millones de habitantes de los países más pobres del mundo. En todo caso, de alguna manera, podríamos parafrasear a Churchill diciendo:

                “El capitalismo es el menos malo de los sistemas económicos”

Como hemos informado anteriormente, el mundo es hoy un mejor lugar para vivir que hace 50, 30 y 20 años. La pobreza ha disminuido y se estima que en 20 años debe desaparecer. Ha crecido la esperanza de vida y han mejorado la alimentación y la salud, gracias a la globalización y a la consiguiente incorporación de muchos países a la economía de mercado, empezando por China y ahora India. Así lo demuestran Bill Gates (El mundo ha mejorado y seguirá mejorando) y Xavier Sala i Martín (El Capitalismo Reduce la Pobreza en el Mundo). Además, en un reciente artículo, mostramos como la mayor economía de mercado y el mayor representante del capitalismo global, Estados Unidos, ha logrado diferenciarse notoriamente del resto del mundo por el nivel de bienestar que han logrado para su población. Ver en Lampadia: Indicadores incómodos para los críticos del capitalismo.

En el video que publicamos líneas abajo, Dennis Prager, fundador de Prager University y presentador de radio en EEUU, explica por qué el socialismo fomenta una sociedad de gente egoísta e ingrata y, contrariamente a los ‘mitos’, el capitalismo incentiva a los ciudadanos a ser más esforzados, trabajadores y agradecidos. 

Lampadia

El socialismo vuelve egoísta a la gente

Dennis Prager

Prager University

18 de julio de 2016

Transcrito y traducido por Lampadia

En el mundo contemporáneo, se toma como dado que el capitalismo, con su libre mercado y afán de lucro, se basa en el egoísmo y produce el egoísmo, mientras que el socialismo se basa en el desinterés y produce desprendimiento.

Bueno, es todo lo contrario. Cualesquiera que sean sus intenciones, el socialismo produce individuos mucho más egoístas y una sociedad mucho más egoísta que una economía de libre mercado. Y una vez que este egoísmo generalizado se vuelve popular, es casi imposible de deshacer.

Un ejemplo: En 2010, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se dirigió a una gran audiencia de estudiantes universitarios. Durante su discurso, anunció que los jóvenes podrían ahora  mantenerse en el plan de seguro médico de sus padres hasta los 26 años.

No recuerdo haber oído jamás un aplauso más fuerte, más atronador, o más sostenido que en ese momento. Aún si el presidente hubiera anunciado que se había descubierto una cura para el cáncer, dudo que los aplausos habrían sido tan fuertes o tan largos.

Pero ¿de qué estaban tan contentos? Que se les diga a los jóvenes que ahora pueden seguir dependiendo de sus padres hasta los 26 años debería ser algo degradante, no liberador. A lo largo de la historia americana y, de hecho, de toda la historia occidental, el gran objetivo de los jóvenes ha sido en convertirse en adultos maduros -comenzando con ser independientes de mamá y papá. El socialismo y el estado de bienestar destruyen esta aspiración.

En varios países de Europa y ahora cada vez más en EEUU, se está volviendo algo común que los jóvenes vivan con sus padres hasta los 30 años y no es infrecuente que sea por más tiempo aún. ¿Y, por qué no? En el estado de bienestar, cuidar de uno mismo ya no es una virtud.

¿Por qué? Porque el gobierno va a cuidar de ti. Por lo tanto: El socialismo permite – y como resultado produce – personas cuyas preocupaciones son cada vez más centradas en uno mismo: ¿Cuántos beneficios voy a recibir por parte del gobierno? ¿El gobierno pagará mi educación? ¿El gobierno pagará mi atención médica? ¿Cuál es la edad más temprana a la que me puedo retirar? ¿Cuánto tiempo de vacaciones pagadas puedo obtener? ¿Cuántos días puedo pedir por permiso médico y todavía recibir un salario? ¿A cuántas semanas de paternidad o maternidad remunerada tengo derecho?

La lista se alarga con cada elección de un partido liberal o progresista o de izquierda. Y luego, cada beneficio se convierte en un “derecho adquirido”. Pero no hemos terminado. Hay efectos incluso más destructivos del socialismo. Los derechos adquiridos crean ciudadanos que carecen de una característica de carácter que todo ser humano debe tener – gratitud. No se puede ser feliz si no se está agradecido y no se puede ser una buena persona si no se está agradecido. Es por eso que constantemente les decimos a nuestros hijos, “di gracias”. Pero el socialismo deshace esta enseñanza. Después de todo, ¿por qué va a agradecer una persona por algo a lo que tiene derecho? Entonces, en lugar de decir “gracias”, al ciudadano del estado de bienestar se le enseña a decir: “¿A qué más tengo derecho?”

Sin embargo, la izquierda insiste en que es el capitalismo y el libre mercado, no el socialismo, lo que produce gente egoísta. Pero la verdad es que el capitalismo y el libre mercado producen personas mucho menos egoístas. Le enseña a la gente a trabajar duro y cuidar de sí mismos (y a otros) – y que deben ganar lo que reciben, produce personas menos, no más, egoístas.

El capitalismo enseña a las personas a trabajar más; el socialismo enseña a las personas a exigir más derechos. ¿Qué actitud crees tú que va a crear una mejor sociedad?

Lampadia




Las IDEAS y sus consecuencias

Las IDEAS y sus consecuencias

Arnold C. Harberger, University of Chicago

Presentación en la Reunión de the Mont Pelerin Society en Lima, Perú, marzo 2015

 

Traducido, glosado y comentado por Lampadia

El Profesor Arnold Harberger, de 90 años de edad, uno de los pocos sobrevivientes de esa generación de economistas de la Universidad de Chicago que formaron a muchos jóvenes economistas de la región desde los años 60, compartió en el Perú una lección magistral de economía llena de sentido común en la que también aprovechó para desmitificar el prejuicio sobre los llamados “Chicago Boys”.

Efectivamente, los Chicago Boys no fueron los soldados de Pinochet, que impusieron reformas neoliberales a sangre y fuego. Más bien fueron profesionales comprometidos con sus países y que, sin lugar a dudas, fueron los responsables de la recuperación de América Latina de las nefastas políticas Cepalinas y de la Getulio Vargas, que solo trajeron estancamiento económico, empobrecimiento y una cultura de resentimiento. Esta última actuó como una suerte de lluvia ácida que desde los años 60 quemó las neuronas de gente muy valiosa. No solo perdimos treinta años de desarrollo, también perdimos casi una generación completa de los mejor de nuestra clase profesional y académica.

Nadie puede negar que la región es hoy día otro planeta. Por eso el Profesor Harberger afirma sentirse orgulloso de los economistas que transformaron eventualmente Chile, Panamá, Uruguay, Argentina y México. Reconociendo también los aportes de otras escuelas en Brasil y Perú.

La presentación de Harberger tiene dos partes importantes. Una primera donde explica la naturaleza de las enseñanzas de la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago, y una segunda donde abunda, con ejemplos sencillos, sobre las relaciones entre las buenas ideas y sus consecuencias.

Uno de los mayores problemas de aprendizaje de los pueblos, sobre las políticas públicas, es que casi nunca se hacen y comunican las relaciones causa-efecto entre las políticas y los resultados. Esta es una falla de los políticos, que de repente no las entienden, pero sobre todo de los economistas, que suelen ser pésimos comunicadores.

Por ejemplo, en el caso del Perú, pasamos de treinta años de estancamiento, empobrecimiento, falta de inversión y crecimiento; a veinte años inversión, crecimiento, disminución acelerada de la pobreza y la desigualdad y recuperación de la confianza de los ciudadanos en el futuro. Pero, ninguno de los gobiernos que navegaron sobre este proceso espectacular, supo, trató y/o logró comunicar a los ciudadanos el antes y después, el origen y el destino, la causa y el efecto de uno de los procesos de cambio más espectaculares de la historia económica mundial: “La Gran Recuperación de la Economía Peruana desde 1993”.

Por esta razón es que creemos de vital importancia aprovechar la extraordinaria presentación del Profesor Harberger para divulgar algunas lecciones que nuestros líderes locales no supieron aportar. A continuación presentamos una traducción libre de la presentación del gran Profesor de Economía de la Universidad de Chicago en Lima:

Me han asociado a la gran ola liberalizadora y de reformas que ocurrió en América Latina mayormente en los años 70. Esa asociación ha sido exagerada, pero existe en cierta medida.

Para referirse a esta época siempre se cita a los llamados Chicago Boys. Esa etiqueta vino de Chile, donde había más Chicago Boys que en otras partes. Peroellos también fueron importantes en Uruguay (80s), Argentina (90s), México (70s), y Panamá (60s).

Pero quiero enfatizar, que las buenas ideas sobre economía, no pertenecían solo a los Chicago Boys de la región. Entre muchos otros teníamos a Hernán Büchi, Jorge Cauas, y José Piñera en Chile, Alejandro Vegh Villegas en Uruguay, Domingo Cavallo en Argentina, Pedro Aspe en México, Roberto Campos en Brasil y Hernando de Soto y Carlos Boloña en Perú.

También quiero reconocer reformistas fuera de Chicago. Tanto ellos como sus alumnos, también fueron determinantes en la económicamente complicada Latinoamérica. Algunos nombres importantes:

Los Premios Nobel: Gary Becker, Bob Fogel, Milton Friedman, James Heckman, Bob Lucas, Bob Mundell, Theodore Schultz, Larry Sjaastad y George Stigler.

No es posible que un grupo de estudiantes, expuestos a las enseñanzas de estos Profesores durante un tiempo importante, se pierdan una gran educación económica.

Déjenme elaborar un poco sobre las ideas económicas de la Escuela de Chicago de ese entonces y hasta ahora:

Seguro se sorprenderán cuando les aseguro que durante mi tiempo en el Departamento de Economía de la Universidad de Chicago, nunca he presenciado prédicas o enseñanzas de naturaleza ideológica. Milton Friedman me enseñó sobre la oferta y la demanda y sobre cómo funcionaban los mercados de bienes, de capital y de trabajo.Capitalism and Freedom” y“Free to Choose”, no estaban en su lista de lecturas. Si figuraban: Notas sobre la teoría de precios y su “Monetary History”de EEUU.

No había el más mínimo sesgo político en el Departamento de Chicago. Friedman estaba orgullosos de señalar de que de los tres más importantes departamentos de economía, el de Chicago estaba dividido a medias entre republicanos y demócratas, mientras los demás (Harvard y MIT) eran tremendamente demócratas.

¿Cómo podemos medir los costos y beneficios de nuevas políticas y reformas, cuando se insertan en un mundo lleno de distorsiones?

Felizmente, la economía tiene las herramientas para lidiar con estas situaciones, y estas son exactamente las herramientas que nos dicen que una economía ampliamente competitiva y el libre mercado a nivel global, producen los mejores resultados.

Si hubiera una solo lección que fuera el objetivo de mi enseñanza de economía, sería el tratar de dar a mis estudiantes las guías sobre como pilotear el bote de políticas, no solo en las aguas calmadas de un estado ideal de cosas, sino también, y mayormente, en medio de las aguas turbulentas que nos presenta la realidad.

Así es como los estudiantes que lideraron las reformas en Chile, Panamá, México, Uruguay y Argentina llevaron con ellos el gran mensaje de sus profesores de Chicago, así como algunos consejos sobre el arte de pilotear los botes en aguas movidas. He seguido su trabajo durante medio siglo y debo admitir que me siento inmensamente orgulloso de lo que han logrado. Definitivamente, mi rol ha sido el de un profesor en el aula y el de un cheerleader mientras ellos ponían en práctica sus reformas. Y puedo decir más o menos lo mismo por mis colegas de Chicago.

Las malas ideas tienen malas consecuencias. Miremos los siguientes casos:

  • Allende en Chile
  • Isabelita Perón en Argentina
  • Alan García (en su primer gobierno) en Perú
  • Chávez y Maduro in Venezuela

Pero a veces hay cosas que nos sorprenden, como Argentina conNéstor Kirchner y Cristina Fernández.

No conozco una sola genuinamente buena política o reforma hecha durante su gobierno. Más bien todos sabemos de los malos pasos que dieron. Sin embargo, hasta hace poco, continuaba el crecimiento económico a un ritmo sorprendente. (Aunque los datos de los últimos años sean sospechosos).

La mejor explicación del crecimiento durante los Kirchner-Fernández es que:

  • Heredaron un muy buen paquete de políticas de los años anteriores
  • Se beneficiaron de excelentes precios de sus principales exportaciones

Lección: Las malas políticas se puede escapar de las malas consecuencias con mucha suerte [y por algún tiempo].

La siguiente lección:

Las consecuencias de las buenas políticas se encuentran en niveles, no en tasas de crecimiento.

Si liberalizamos las barreras arancelarias y hacemos la economía X por ciento más eficiente, seguirá siendo más eficiente mientras que esa política se mantenga. Puede volverse más eficiente rápidamente o gradualmente, según se adapte la economía.

Si buscas el efecto en el ritmo de crecimiento, te puedes decepcionar. Si aprecias el efecto en el nivel de producción, podrás estar satisfecho.

Mientras continuo con este tema de ideas y sus consecuencias tengo que mencionar que en mi mente hay un paso intermedio entre las ideas y sus consecuencias. Ese paso se refiere a las políticas económicas y alas otras acciones de gobierno. Veamos:

El crecimiento se produce por muchas causas:

El incremento en la cantidad de trabajo

El incremento en la calidad del trabajo

El incremento de la inversión

Por la tasa de retorno de la inversión

Y lo más importante de todo, por reducciones reales de costos, como:

  • Una mayor eficiencia económica
  • Avances tecnológicos
  • Mayor productividad (Productividad Total de Factores – PTF)

Estas fuerzas trabajan separada e individualmente. No sobre toda la economía, pero si pueden trabajar sobre:

  • Un sector
  • Una industria
  • Una empresa productiva
  • Una rama de una empresa

Los efectos de la mayoría de cambios de política, prácticamente se pierden entre las miles de deferentes fuerzas que afectan una economía en un momento determinado.

(…) Los beneficios de una reducción de aranceles vienen del re-direccionamiento de recursos que salen de actividades ineficientes, protegidas por la sustitución de importaciones, hacia exportaciones económicamente eficientes que reflejan las ventajas comparativas de un país.

Una reforma masiva con un efecto importante en las importaciones y exportaciones del país, incrementa la eficiencia económica, pero su beneficio no es inmediato, se da gradualmente, mientras los recursos se expulsan de las actividades protegidas artificialmente y se canalizan hacia actividades de exportación eficientes.

Si una reforma de este tipo, produce un efecto limitado en el crecimiento, puedes estar seguro que otras típicas reformas más pequeñas, tendrán efectos que serán muy difíciles de detectar y separar de las miles de fuerzas que afectan el crecimiento de un país.

Mi última lección:

Cuando trates de medir el efecto de los cambios de política, deja de mirar la tasa de crecimiento, mira, en cambio, las mediciones directas de los efectos de la reforma. Por ejemplo:

  • Para una reducción de un arancel, mide el incremento de la importación de los ítems liberalizados.
  • Para inversiones en educación, mide la tasa de retorno a través de los ingresos marginales de los graduados de la educación secundaria versus losde primaria, o de los graduados de la universidad versus los de la secundaria.
  • Para inversiones en una autopista, mide el ahorro en los tiempos de viaje.

Las historias de crecimiento que mencionamos al principio son incitantes y la gente  tiende a hacer generalizaciones de ellas. Seguir este camino es muy traicionero:

Los cambios de política tienen efectos grandes y visibles, solo cuando se hace un importante paquete de reformas, empezando de una situación inicial, tremendamente distorsionada.

Para mostrarles lo que implico por una situación tremendamente distorsionada, recordemos la que tenía Chile a principios de 1973:

  • 13 tipos de cambio distintos, desde 25 Escudos a 1,325 Escudos por dólar.
  • Control de precios sobre 3,000 productos.
  • Mercados negros para la mayoría de ellos.
  • Los precios de los mercados negros eran 5, 6, y 7 veces los de los precios oficiales.

Con semejante punto de partida y con muchas buenas reformas aplicadas al mismo tiempo, uno podía esperar una acumulación de beneficios suficientemente grande como para producir resultados medibles y notorios sobre el crecimiento.

En la mayoría de los casos, sin embargo, las reformas que se aplican son mucho más pequeñas que las de Chile. Sus beneficios deben pensarse como cambios en el nivel de la eficiencia económica, y deben ser valorados y apreciados como tales.

Si en estos casos, usted pretende encontrar grandes resultados, se decepcionará en la mayoría de las veces.

Mi invocación es que busquen resultados realistas como producto de las buenas reformas políticas. Cuando lo hagan así, examinando en detalle los efectos de políticas individuales, podrán confirmar las lecciones del buen manejo económico.