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Desmitificando el discurso de Stiglitz

A pesar de haber acumulado un historial marcado por pronósticos dudosos y análisis erróneos, Joseph Stiglitz sigue siendo muy considerado entre las élites de los medios de comunicación, incluido Paul Krugman del New York Times, quien lo llama “un economista increíblemente grande”. Y Stiglitz sigue siendo influyente en los círculos políticos.

Pero, ¿cómo podría un economista con su presunta sofisticación respaldar públicamente las políticas desastrosas de Hugo Chávez? Recordemos que, en 2006, el economista ganador del Premio Nobel Joseph Stiglitz elogió las políticas económicas de Hugo Chávez.

  • El presidente venezolano dirigió uno de los “gobiernos de izquierda” en América Latina que fueron injustamente “castigados por ser populistas”, escribió Stiglitz.
  • De hecho, también elogió que el gobierno de Chávez se proponga “brindar beneficios de educación y salud a los pobres y luchar por políticas económicas que no solo generen un mayor crecimiento, sino que también aseguren que los frutos del crecimiento se compartan más ampliamente”.
  • Continuó repitiendo sus elogios en el 2007, en un foro de mercados emergentes en Caracas, patrocinado por el Banco de Venezuela. La tasa de crecimiento económico de la nación fue “muy impresionante”, señaló y agregó que “el presidente Hugo Chávez parece haber tenido éxito en brindar salud y educación a las personas de los barrios pobres de Caracas”.

Desde la perspectiva de Stiglitz, los mercados están plagados de fallas en el procesamiento y la transmisión de información y los gobiernos debe estar listo para corregir estas fallas. No es raro escuchar que Stiglitz hable de haber “socavado” las teorías de libre mercado de Adam Smith, afirmando que la “mano invisible” de Smith no existía o se había “paralizado”. De hecho, su enfoque favorece al gobierno. Este contexto ayuda a explicar su respaldo a Chávez.

Como destacó Stiglitz en su conferencia Nobel, “se requiere una competencia perfecta para que los mercados sean eficientes”. Tenía razón en que, al desafiar la idea de mercados perfectamente competitivos, la economía de la información significaba un cambio de paradigma. Pero la teoría de la competencia perfecta es tan abstracta que solo los economistas cegados por sus propias pruebas matemáticas podrían suscribirse a ella. Cualquier institución creada y dirigida por seres humanos imperfectos está destinada a fallar.

Entonces, ¿cuál es la credibilidad de Stiglitz? Irse en contra del modelo capitalista no es la manera de generar riqueza en el mundo.

  • El capitalismo nos ha traído muchísimos beneficios.
  • Ha integrado efectivamente los mercados globales y han producido inmensos beneficios para la humanidad en su conjunto, como una gran disminución de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres.

Recordemos que, en los últimos 40 años:

  • Se ha duplicado la población mundial y se ha formado una clase media global de 3,600 millones de habitantes (el 50% de la humanidad) y,
  • Hoy los más pobres tienen mejores condiciones de vida que nunca antes
  • Mayor esperanza de vida
  • Mejor alimentación y
  • Mejor salud.

Se estima que en 20 años podamos superar del todo la pobreza. Como afirmó Xavier Sala-i-Martín, “El capitalismo no es un sistema económico perfecto. Pero cuando se trata de reducir la pobreza en el mundo, es el mejor sistema económico que jamás ha visto el hombre”.

En Lampadia somos tercos defensores de la economía de mercado y el libre comercio. Hemos insistido innumerables veces que el capitalismo nos ha traído muchísimos beneficios, ha integrado efectivamente los mercados globales y han producido inmensos beneficios para la humanidad en su conjunto, como una gran disminución de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres.

Líneas abajo compartimos un artículo que explica a más detalle las fallas del pensamiento de Stiglitz y esperamos aclare que el capitalismo todavía es el modelo económico que mejor funciona en el mundo y en nuestra sociedad:

Lo siento, Stiglitz: lo que está mal es el socialismo, no el capitalismo

Mises Wire
Willian L. Anderson, profesor de Economía en la Universidad Estatal de Frostburg en Maryland
14 de noviembre, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Desde que ganó el Premio Nobel en “Ciencia Económica” en 2001, Joseph Stiglitz ha sido una banda de un solo hombre para la defensa del crecimiento del estado. Después del 11 de septiembre, por ejemplo, solicitó la formación de una agencia federal para brindar seguridad a los pasajeros de las aerolíneas, que según él enviaría una “señal” de calidad. (Stiglitz ganó su premio por “probar” que los mercados libres son “ineficientes” y siempre dan resultados menos que óptimos debido a información asimétrica. Solo el gobierno en manos de gente realmente inteligente como Stiglitz puede dirigir la producción y el intercambio de manera consistente hacia resultados eficientes y “justos”.

Hace más de una década, Stiglitz prodigó elogios al gobierno socialista del difunto Hugo Chávez en Venezuela, declarando:

El presidente venezolano, Hugo Chávez, parece haber tenido éxito en llevar la salud y la educación a la gente de los barrios pobres de Caracas, a aquellos que anteriormente vieron pocos beneficios de la riqueza petrolera del país.

Continuó afirmando que las políticas de Chávez de expropiar la estructura de capital de las compañías petroleras privadas en Venezuela daría lugar a una distribución más “igualitaria” de la riqueza, algo que él cree que es deseable en todas partes. Curiosamente, dado que el “experimento” socialista de Venezuela fue al sur, completo con hiperinflación y una de las peores crisis financieras y económicas jamás vista en el hemisferio occidental, Stiglitz ha permanecido en silencio, al menos cuando se trata de explicar por qué el llamado milagro económico en Venezuela era insostenible.

Aunque Stiglitz ya no elogia al prodigioso socialismo venezolano, apenas guarda silencio sobre su creencia de que solo el poder estatal ampliado puede “salvar” a la economía de los Estados Unidos de la autodestrucción. En un artículo reciente en Scientific American, declara que “La economía estadounidense está dañada”.

Aquellos que conocen las declaraciones públicas de Stiglitz, Paul Krugman y otros en el campo de “los mercados son internamente destructivos”, nada de lo que escribe Stiglitz en el artículo es sorprendente. En realidad, es puro Stiglitz tenerlo en Scientific American, ya que puede decir que está involucrado en el discurso científico, algo que puede probar con muchas ecuaciones matemáticas que “prueban” que los mercados libres son malos:

Desde la perspectiva de Stiglitz, los mercados están plagados de fallas en el procesamiento y la transmisión de información, y el gobierno debe estar listo para corregir estas fallas. En su conferencia Nobel, Stiglitz habló de haber “socavado” las teorías de libre mercado de Adam Smith, afirmando que la “mano invisible” de Smith no existía o se había vuelto “paralizada”. Señaló que los principales debates políticos de las dos últimas décadas han tendido a centrarse en la “eficiencia de la economía de mercado” y en la “relación apropiada entre el mercado y el gobierno”. Su enfoque favorecía al gobierno.

Además, declaró en su conferencia de Nobel que “se requiere una competencia perfecta para que los mercados sean eficientes” (cursiva suya). Para los economistas austriacos, su declaración plantea la pregunta de por qué debemos asumir que los gobiernos de alguna manera poseen la información necesaria para producir resultados “eficientes” en los intercambios económicos, pero Stiglitz nunca ha tratado de ir allí. Simplemente asume la superioridad gubernamental con respecto a la información y luego se ejecuta con esa suposición.

El último artículo de Stiglitz establece el tema según el cual los mercados producen desigualdad de manera sistemática, y que con el tiempo nos enfrentamos a la situación en la que solo unas pocas personas privilegiadas se benefician del sistema capitalista mientras que la gran mayoría se desliza hacia el abismo económico. El escribe:

En su célebre tratado del 2013 Capital en el siglo XXI, el economista francés Thomas Piketty cambia la mirada hacia los capitalistas. Sugiere que los pocos que poseen gran parte del capital de un país ahorran tanto que, dado el rendimiento estable y alto del capital (en relación con la tasa de crecimiento de la economía), su participación en el ingreso nacional ha aumentado. Su teoría, sin embargo, ha sido cuestionada en muchas bases. Por ejemplo, la tasa de ahorro de incluso los ricos en los Estados Unidos es tan baja, en comparación con los ricos en otros países, que el aumento de la desigualdad debería ser menor aquí, no mayor. 

Una teoría alternativa es mucho más acorde con los hechos. Desde mediados de la década de 1970, las reglas del juego económico han sido reescritas, tanto a nivel mundial como nacional, de manera que beneficien a los ricos y perjudiquen al resto. Y se han reescrito aún más en esta dirección perversa en los EEUU, a pesar de que, en otros países desarrollados, las reglas en los EEUU ya eran menos favorables para los trabajadores. Desde esta perspectiva, aumentar la desigualdad es una cuestión de elección: una consecuencia de nuestras políticas, leyes y regulaciones.

En EEUU, el poder de mercado de las grandes corporaciones, que en principio era mayor que en la mayoría de los otros países avanzados, ha aumentado incluso más que en otros lugares. Por otro lado, el poder de mercado de los trabajadores, que comenzó menor que en la mayoría de los otros países avanzados, ha caído más que en otros lugares. Esto no solo se debe al cambio a una economía del sector de servicios, se debe a las reglas de juego amañadas, reglas establecidas en un sistema político que está a su vez amañado por la burla electoral, la supresión de votantes y la influencia del dinero. Se ha formado un espiral vicioso: la desigualdad económica se traduce en desigualdad política, lo que conduce a reglas que favorecen a los ricos, lo que a su vez refuerza la desigualdad económica.

Todo esto se traduce en lo que él llama un “circuito de retroalimentación” que se traduce en una espiral descendente. Debemos asumir que el crecimiento en la desigualdad de ingresos crecerá hasta que estemos en el estado marxiano de “ejército de reserva de desempleados”, o al menos un ejército de reserva de personas que no pueden encontrar trabajo que les permita mantenerse a sí mismos.

Al igual que muchos otros que han afirmado que el capitalismo está destruyendo a la clase media, Stiglitz recurre a las políticas creadas durante la Gran Depresión y después de la Segunda Guerra Mundial para la salvación, considerando el período desde 1930 hasta finales de los 50 como una supuesta era dorada de prosperidad. El escribe:

Después del New Deal de la década de 1930, la desigualdad estadounidense entró en declive. En la década de 1950, la desigualdad había retrocedido hasta tal punto que otro premio Nobel de economía, Simon Kuznets, formuló lo que se conoció como la ley de Kuznets. En las primeras etapas de desarrollo, a medida que algunas partes de un país aprovechan nuevas oportunidades, las desigualdades crecen, postuló; en las etapas posteriores, se encogen. La teoría encaja con los datos, pero luego, a principios de la década de 1980, la tendencia se invirtió bruscamente.

Para revertir esta tendencia de aumento de la desigualdad y el aumento de la pobreza, Stiglitz exige un retorno a las políticas de la era de la Depresión con altos impuestos marginales y el uso de la estructura regulatoria para recrear los cárteles financieros y comerciales construidos por las regulaciones del New Deal que dominaron la producción y las finanzas estadounidenses, y el transporte en ese momento. De hecho, aparte de las leyes contra la discriminación que ahora forman parte del panorama legal moderno, Stiglitz cree que la única esperanza para nuestro futuro es regresar al pasado:

  • …necesitamos impuestos más progresivos y educación pública de alta calidad financiada por el gobierno federal, incluido el acceso asequible a las universidades para todos, sin requerir a préstamos ruinosos.
  • Necesitamos leyes modernas sobre la competencia para hacer frente a los problemas planteados por el poder del mercado del siglo XXI y una aplicación más estricta de las leyes que tenemos.
  • Necesitamos leyes laborales que protejan a los trabajadores y sus derechos a sindicalizarse.
  • Necesitamos leyes de gobierno corporativo que frenen los salarios exorbitantes otorgados a los jefes ejecutivos, y
  • Necesitamos regulaciones financieras más estrictas que impidan que los bancos se involucren en las prácticas de explotación que se han convertido en su sello distintivo.
  • Necesitamos una mejor aplicación de las leyes contra la discriminación: es inconcebible que las mujeres y las minorías reciban un pago de una mera fracción de lo que reciben sus homólogos de raza blanca.
  • También necesitamos leyes de herencia más sensatas que reduzcan la transmisión intergeneracional de ventajas y desventajas.

Desafiando la lógica de Stiglitz

Stiglitz casi no es el único economista moderno que quiere que la economía estadounidense se reestructure para parecerse a cómo se veía en 1939. Paul Krugman muchas veces pidió un “Nuevo New Deal” y en realidad afirma que la clase media de los Estados Unidos ni siquiera existió hasta que el presidente Franklin D. Roosevelt lo creó con sus políticas.

Al leer el discurso “necesitamos” de Stiglitz, está claro que él ve la economía como mecanicista y determinista. El capital tendrá rendimientos crecientes porque, bueno, el capital tiene rendimientos crecientes, lo que significa que, con el tiempo, el capital aumentará los ingresos de sus propietarios y todos los demás se volverán más pobres. De hecho, a medida que se revisa todo el artículo, se puede concluir que cree, como Marx, un sistema de mercado es inestable internamente y que siempre implosionará porque algunas personas verán aumentar sus ingresos, pero solo a expensas de las masas, que verán disminuir sus ingresos.

De hecho, si uno sigue a Stiglitz a sus conclusiones lógicas, debería asumir que la economía de los Estados Unidos es una trampa de explotación y miseria para los trabajadores estadounidenses, ya que trabajan más horas y observan cómo se escapa su nivel de vida. El escribe:

Al igual que Krugman, Stiglitz usa una serie de estadísticas y gráficos para “probar” que, antes de que Ronald Reagan y Margaret Thatcher tomaran el poder, las economías estadounidense y británica estaban integradas en la “igualdad” y la prosperidad. Sin embargo, por alguna razón desconocida, las ideas de mercado libre surgieron repentinamente de la nada para influir en los políticos para crear un nuevo sistema económico que deshiciera la cuidadosa economía estructurada posterior al New Deal que había creado a la clase media estadounidense y los había llevado a la pobreza.

Hay un problema con el análisis de Stiglitz: está equivocado teórica y empíricamente. Primero, la década de 1970 fue una década de inflación y declive económico tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña. En los EEUU, la economía osciló entre el auge inflacionario (con una inflación que llegó a más del 10 por ciento) y los derrumbes devastadores, incluida la recesión de 1974-75, y en Gran Bretaña, la situación fue aún peor, como se demostró en un broadcast de “60 minutos” “¿Habrá siempre una Inglaterra?” [En Gran Bretaña, los añós 70 terminaron con el llamado ‘winter of discontent’ (invierno del descontento) y solicitudes de financiamiento al FMI].

Lo triste es que Stiglitz está tratando de afirmar que los estadounidenses estaban mejor económicamente en 1980 de lo que están ahora, lo que solo puede significar que cree que los estadounidenses tenían un mejor nivel de vida hace 40 años que hoy. Sin embargo, como señaló Philip Brewer, es fácil confundir algo como la igualdad de ingresos con niveles de vida más altos. La llamada Edad de Oro de la década de 1950 fue una época en que un tercio de los estadounidenses vivían en la pobreza. Escribe Brewer:

En las décadas de 1950 y 1960, un hombre trabajador podía mantener a una familia con un nivel de vida de clase media con un solo ingreso. Podría sorprenderle saber que una persona que trabaja a tiempo completo, incluso con un salario mínimo, aún puede apoyar a una familia de cuatro personas con ese nivel de vida. Hoy en día lo llamamos “vivir en la pobreza”. 

En teoría, Stiglitz sostiene que, con el tiempo, los propietarios del capital y recursos reciben rendimientos crecientes del capital, lo que tiene el efecto de aumentar el ingreso de los propietarios con el tiempo, pero solo a expensas de todos los demás. Por lo tanto, en su opinión, el capital es el culpable, y como una economía acumula cantidades crecientes de capital, la desigualdad de ingresos y la pobreza siguen lógicamente. Él cree que la única forma de revertir esta tendencia es que el estado confisque enormes cantidades de ingresos de los propietarios de capital y recursos y los transfiera a personas de bajos ingresos a través de pagos de asistencia social o la disponibilidad de servicios gubernamentales.

Si Stiglitz tiene razón, sería la primera vez en la historia registrada que la acumulación de capital obtenida a través de un sistema de pérdidas y ganancias sería responsable de disminuir el estándar general de vida en una economía. Además, Stiglitz parece ignorar el rol económico del capital: aumentar la oferta de bienes y servicios en una economía. Al observar solo los ingresos que ganan los propietarios de capital y al no entender la importancia económica real de la acumulación de capital, Stiglitz se queda con la aplicación de un análisis marxista en el que los “ricos” ganan una mayor proporción de ingresos, dejando a todos los demás con una menor participación en los ingresos: el resultado es un “exceso” general de bienes que no se pueden vender, lo que lleva a un número creciente de despidos, desempleo y un colapso económico final. Lo que los economistas de Jean Baptiste le dicen a Ludwig von Mises, y, debo agregar, el registro histórico, han desacreditado sus argumentos para evitar que Stiglitz los repita.

Al publicar su artículo en Scientific American y expresar su análisis en el lenguaje de la ciencia, Stiglitz quiere que creamos que sus puntos de vista son sistemáticos y tienen el aura de la inevitabilidad, como si estuviera describiendo los resultados de la Ley de Gravedad. En realidad, Stiglitz simplemente repite las falacias de Thomas Malthus, Karl Marx y John Maynard Keynes y presenta una visión rígida, mecanicista y absolutamente falsa de cómo funciona una economía.

A lo largo de la historia, hemos visto cómo el socialismo hace retroceder una economía, ya se trate de las prácticas de la antigua USSR, la China de Mao, Cuba y ahora Venezuela. No pudo comprender cómo se derrumbaría el “milagro socialista” de Venezuela, y ahora intelectualmente no puede y no está dispuesto a comprometerse con la verdad de por qué el deterioro de una economía socialista se traduce en riqueza para unos pocos y pobreza real para las masas. En otras palabras, no puede comprender por qué la economía socialista está amañada. Lampadia




Retomemos el libre comercio

Terminemos de romper el mito de la desigualdad que ‘justifica’ el populismo anti libre comercio y anti globalización de los países más ricos

El capitalismo nos ha traído muchísimos beneficios. Ha integrado efectivamente los mercados globales y han producido inmensos beneficios para la humanidad en su conjunto, como una gran disminución de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres.

En los últimos 40 años la población mundial se ha duplicado y se ha formado una clase media global de 3,000 millones de habitantes y, hoy los más pobres tienen mejores condiciones de vida que nunca antes, con mayor esperanza de vida, mejor alimentación y mejor salud. Se estima que en 20 años podamos superar del todo la pobreza. Ver en Lampadia: 7 ensayos sobre la prosperidad.

Lamentablemente, en los países más ricos como EEUU y los europeos, donde la globalización permitió grandes avances, está consolidándose ahora el populismo en la política, siendo Trump el mayor y más peligroso ejemplo. Recientemente, el presidente de EEUU está llevando a la práctica sus peores amenazas electorales. Ha desarrollado regulaciones y acciones que están desnaturalizando las reglas del comercio global y desgraciadamente, han devenido ya, en una muy dañina ‘guerra comercial’.

A estas alturas, China ya respondió, y EEUU amenaza con nuevas acciones retaliatorias. Este puede ser el inicio de un estúpido enfrentamiento que perjudicará a todas las partes. Pero los más perjudicados seremos los países emergentes como el Perú. Por ejemplo, la ‘guerra comercial’ ya disminuyó la cotización del Cobre, nuestra mayor exportación, en cerca del 10%.

Curiosamente, el nuevo ministro de la Producción, Daniel Córdoba, declara sin el menor empacho, que la ‘guerra comercial’ no afectará al Perú. Qué lástima que alguien que se reputa como técnico, caiga en una politiquería barata, que nos ayuda en nada.

El populismo de los países ricos, tiene también el respaldo de muchos economistas ‘main stream’ de sus países, para quienes el mundo es EEUU, Europa, Japón, y un poquito de Australia. Cuando hablan de desigualdad, no miran más allá, y desconocen los grandes avances de la humanidad.

sto permite que se vayan construyendo mitos que son aprovechados por los políticos populistas, que están desestabilizando el mundo de nuestros días. Entre ellos, se ha planteado una supuesta generalización de la desigualdad para todo el planeta, proyectando el estancamiento de los ingresos de la clase media de EEUU a los demás. La verdad, como hemos explicado anteriormente, es que durante las últimas décadas la desigualdad se ha reducido dramáticamente en los países emergentes. Ver en Lampadia: Las dos caras de la desigualdad en el mundo y Contundente reducción de la desigualdad.

Pero resulta, que el supuesto estancamiento de las clases medias de los países ricos, no era tal. Era producto de mediciones defectuosas, que, como demuestra The Economist, en el caso de EEUU, en vez del estancamiento de ingresos desde 1979 a la actualidad, lo que se ha dado es un incremento del orden de 51%.

Esta información le quita todo sustento al populismo desatado en EEUU y llevado al gobierno por Trump. Este análisis utiliza el índice de Gasto de Consumo Personal en vez del más comúnmente usado IPC porque de esta manera se incluye los bienes y servicios que los gobiernos y las empresas gastan en nombre de las personas, como el seguro de salud (mientras que el IPC captura solo lo que los individuos gastan en ellos mismos). Esta diferencia hace un cambio sustancial en el tiempo, llegando a la conclusión de que en realidad la riqueza de los estadounidenses aumentó en un 51% entre 1979 y 2014.

Como hemos comentado hace una semana en Lampadia: ‘Cumbre de las Américas’ debe alzar su voz – Trump desata dañina ‘Guerra Comercial’, en los próximos días tendremos otra oportunidad para plantear la defensa de nuestros legítimos intereses, y de dar el ejemplo de disciplina estratégica en la región. Aprovechemos el espacio de la Cumbre de las Américas en Lima, en la primera quincena de abril próximo en Lima, para hacer un planteamiento sólido en pro del libre comercio:

Expliquémosle al presidente Trump y a los demás líderes del continente cómo es que, en un mundo globalizado, una medida específica dirigida a conseguir un resultado particular puede desencadenar una serie de reacciones y reverberaciones que pueden hacer daño a todos, incluso al propio EEUU, que, con sus aranceles al acero y aluminio, puede terminar perdiendo inversiones, empleos y crecimiento.

Esperamos que el gobierno peruano aproveche esta ocasión para defender el espacio de desarrollo que necesita nuestro país en un mundo de libre comercio, que es el único que nos permite traer parte de la riqueza del mundo exterior y superar la pobreza. Lampadia

Los estadounidenses son más ricos de lo que eran en la década de 1970

¿Pero por cuánto?

The Economist
29 de marzo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

La economía de EEUU ha crecido enormemente durante las últimas cuatro décadas, pero no todos sus trabajadores han cosechado los frutos. Tal vez la estadística más citada para demostrar cuán desiguales han sido las ganancias es el ingreso familiar promedio. Las estadísticas oficiales de la Oficina del Censo muestran que este número se mantuvo estable durante 40 años. Sin embargo, un análisis reciente de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) descubrió que en realidad aumentó en un 51% entre 1979 y 2014. ¿Por qué es que las cifras de la CBO son mucho más alentadoras?

Los datos de ingresos de los hogares generalmente se ajustan por inflación utilizando el índice de precios al consumidor (IPC). Esto muestra que los estadounidenses no han progresado mucho desde la década de 1970.

Sin embargo, las estimaciones de la CBO tienen en cuenta el cambio demográfico. Los hogares se han ido reduciendo, lo que significa que la misma cantidad de dinero en una familia ahora representa un mayor poder adquisitivo.

El CBO también usa el índice de gasto de consumo personal (IGC) como su medida de inflación, en lugar del IPC. Históricamente, el índice IGC ha demostrado que la inflación es medio punto porcentual más bajo que el IPC, una diferencia que se suma con el tiempo.

Además, las estimaciones de la CBO tienen en cuenta los impuestos y las transferencias, como los seguros de salud financiados por el gobierno. Los ingresos después de impuestos para la clase media han aumentado mucho más rápidamente que los ingresos antes de impuestos.

NOTAS

1. El índice GCP es diferente del CPI en dos formas clave. Primero, incluye los bienes y servicios que los gobiernos y las empresas gastan en nombre de las personas, como el seguro de salud, mientras que el IPC captura solo lo que los individuos gastan en ellos mismos.

En segundo lugar, la canasta de bienes rastreados por el índice GCP se actualiza con mayor frecuencia, lo que significa que refleja mejor la tendencia de los consumidores a cambiar sus decisiones de compra cuando los precios cambian. Por ejemplo, si el precio de las manzanas aumentara repentinamente, los consumidores estarían más inclinados a comprar otras frutas, como las peras.

Ambos índices de inflación tienen sus fortalezas y debilidades, y ambos son comúnmente utilizados por las agencias gubernamentales. Las cifras salariales generalmente se informan utilizando el índice CPI, mientras que la Reserva Federal utiliza el índice GCP como su objetivo de inflación al establecer las tasas de interés.

2. Según la CBO, la tasa impositiva federal promedio pagada por los hogares en el quintil medio de las ganancias antes de impuestos cayó del 19.1% en 1979 al 14% en 2014, mientras que las transferencias probadas en medios como Medicaid aumentaron desde el 0.8% del pre -gracias al 4.7%.

Fuentes: Oficina del Censo; CBO; BLS; BEA; NBER; The Economist

Lampadia




Carta del Cobre a los peruanos

Carta del Cobre a los peruanos

En las actuales circunstancias en que una importante mina de cobre, Las Bambas, enfrenta numerosos ataques tanto desde el frente mediático como desde el político para su habitual puesta en operación, vemos necesario compartir una importante Carta del Cobre a los peruanos.

Existen muchos malentendidos y desconocimiento sobre uno de los materiales icónicos del Perú, el Cobre. Injustamente, la producción de este maravilloso material se ha ido asociando a conceptos negativos, mitos y falacias que solo buscan alejarnos de uno de los grandes metales estratégicos para el desarrollo y bienestar de todos los peruanos. Hoy día, con mucho agrado, publicamos en Lampadia la Carta del Cobre a los peruanos.

Fuente: wikiHow

Queridos peruanos,

He sido un material esencial para el hombre desde tiempos prehistóricos. De hecho, una de las principales “edades” o etapas de la historia humana lleva el nombre de una aleación de cobre, el bronce. El cobre y sus muchas aplicaciones han jugado un papel importante en muchas civilizaciones, desde los antiguos egipcios y romanos a las culturas modernas de todo el mundo.

Mis Apps se multiplican desde la conducción de electricidad, que marca una gran diferencia entre una suerte de  Edad Media, Hasta el cuidado de la salud como un material propicio para ambientes sépticos en clínicas y hospitales.

Es difícil creer que, en la actualidad, haya perdido tantos seguidores. Permítanme mostrarles lo que puedo aportar para su bienestar:

La demanda de Cobre

En los últimos años, con la crisis económica global y el ajuste de la economía china, se empezó a propagar que la demanda de cobre se habría reducido estructuralmente. Veamos:

China, mi más fiel cliente, dio a conocer recientemente su Plan Quinquenal, en el cual se describen los objetivos de desarrollo económico y social para 2016-2020 que impulsarán la demanda de cobre en tres áreas clave: cableado de viviendas, 60% de la red eléctrica será subterránea al 2020 y los sistemas de energía renovable – solar, eólica, hidroeléctrica – requieren de cuatro a 12 veces más cobre por kilovatio que la generación de energía tradicional, y 15% del PBI total de China será de las industrias estratégicas.

Un buen augurio para la demanda de cobre. China, consumidor de aproximadamente el 45% del cobre mundial, espera crecer 6.5% en 2017 y 6.3% entre 2018 y 2019, lo que debería soportar buenos precios.

¿Miedo al precio del cobre?

Entiendo que recientemente los precios del cobre dejaron de estar en las nubes, algo que no es bueno para nadie. Además, en los últimos meses, han sido bastante volátiles. Pero esto no se debe a cambios estructurales del mercado. En las últimas semanas, mi precio se ha recuperado, llegando a cerrar ayer en US$ 2.51 la libra.

Competitividad del Perú

Además de los precios, es importante anotar que el Perú es uno de los países más competitivos en la producción de cobre. Así bajen los precios, con costos promedio de alrededor de US$ 1.25 la libra (según el presidente PPK), el país puede mantener su producción.

Valor agregado

Se me acusa de ser un producto sin valor agregado. Se llega a decir que el Perú exporta piedras. Pero la minería moderna peruana, a distancias abismales del pallaqueo (recolección manual de materiales superficiales), es el sector de mayor valor agregado en la economía.

Se dice que solo debería exportarse metal fino o productos de cobre. Sería bueno, pero para ello se necesita mucho capital, mucha energía eléctrica y desplazar de los mercados globales a quienes ya los abastecen competitivamente de productos terminados.

Esto último se irá dando en el tiempo, pero mientras tanto, la exportación de concentrados de cobre agrega mucho valor que no se debe seguir ninguneando, pues lleva a decisiones equivocadas.

¿No tengo valor agregado? Algunas personas malintencionadas me han difamado y han hecho creer que la minería no tiene valor agregado. Falso, es más alto que el de la industria manufacturera (67% vs. 33%, en promedio). Viajo por el mundo como alambrón y como concentrado, con mucho valor para los peruanos.

¿Ser un recurso no renovable es malo?

No entendería por qué sería algo malo. Existe la posibilidad que en algún momento ya no tengamos cobre, sí. Podré desaparecer. Pero es mucho más probable que la producción minera de cobre en el Perú se vaya haciendo menos atractiva, como producto del reciclaje, de mayores eficiencias en el consumo, de la sustitución de materiales, y de la (incipiente) explotación de los fondos marinos. En algún momento evolucionaremos a un tipo de tecnología o infraestructura que dependan menos del cobre.

Por lo tanto, dosificar mi producción para que dure eternamente es un tremendo error. El valor económico del cobre de estos tiempos puede dejar de estar disponible en el futuro. En consecuencia, no multiplicar la producción puede determinar que me quede para siempre diseminado por los Andes. Hoy puedo aportar los recursos que necesitan los peruanos para salir de pobres, quién sabe si mañana será igual. ¿Se puede perder esta oportunidad? ¡Sería una barbaridad!

¡No soy “tan solo” una materia prima!

Soy mucho más que una materia prima. Soy un miembro productivo de la sociedad que ayudará a llevar a mi país, este lindo Perú, a su verdadero potencial económico y bienestar social. Lamentablemente, se ha sembrado una gran confusión sobre la minería. Algunos creen que contamino y no deben explotarme. Esto es falso, ya que la minería moderna no contamina más que otras actividades, incluida la agricultura y, por supuesto, la minería ilegal. La mayor contaminación en el Perú se produce en las ciudades y pueblos, donde no se dispone adecuadamente de los desechos.

En el Perú tenemos grandes brechas sociales y económicas que solo podremos mejorar explotando beneficios como los que ofrece el famoso metal rojo, con todos mis grandes atributos, para que los recursos de mi producción se puedan usar en mejorar la educación, la salud, las infraestructuras, los ingresos de los servidores públicos, el desarrollo de otras actividades productivas como industria, construcción, transporte, servicio y otros. Ver el artículo que publicó Lampadia: ¡Viva el Cobre!

Nuestros vecinos sí aprovechan sus recursos

Chile produce el doble de cobre que nosotros. El Perú desprecia mis beneficios, pero Noruega y Australia, dos países que encabezan el desarrollo a nivel global, que no sufren de crisis recurrentes y se caracterizan por sus extensas industrias extractivas (de los mismos materiales o algunos de mis parientes), explotan y exportan más recursos naturales que el Perú. En el caso de Australia, su sector minero ha sido aclamado como el salvador de la economía, protegiendo al país de los efectos de las graves recesiones económicas experimentadas en Estados Unidos, Europa y otros países antes, durante y después de la crisis financiera mundial de 2007-08. Ver en Lampadia: 25 años sin una recesión y Exitoso modelo que aprovecha sus RRNN.

En México, otro país minero, tienen El Museo Nacional del Cobre y hacen una Feria Nacional del Cobre. Me da un poquito de envidia. 

Conflictos ambientales y sociales

En nuestro Perú se ha desarrollado una campaña para difamarme y llevarnos a rechazar el desarrollo del sector minero y principalmente, la producción de cobre. A esta han contribuido, efectivamente, una serie de ONGs, muchas del exterior, que no les importan los peruanos, pero también algunos académicos despistados y muchos políticos oportunistas o que están atrapados por las ‘ideas muertas’. A diferencia de lo que sucede en Canadá y Australia, seguimos hablado de primarización de la economía, de exportación de “piedras sin procesar” y de que la inversión minera no tiene futuro por las condiciones de los precios de los commodities (que siguen siendo buenos) y por la desaceleración de la China. Y sobre esta base, o cimientos, afirman que ocupamos todo el territorio nacional, consumimos el agua de las poblaciones, contaminamos el medio ambiente y afectamos negativamente el desarrollo social de los pueblos de las zonas mineras.

  • La minería moderna no genera ya pasivos ambientales. Más bien genera activos ambientales, como los bosques desarrollados por Antamina, los reservorios de agua de Yanacocha, o el paradero de aves en la bahía de Ite, limpiada por Southern.
  • Solo hay actividades mineras en menos del 2% del territorio nacional.
  • Consumimos el 2% del agua que se aprovecha en el Perú, que es una fracción de la que tenemos y desperdiciamos en los mares, Pacífico y Atlántico.
  • Los estándares ambientales de la minería moderna, son iguales o mejores que los de la industria en los países más desarrollados y sofisticados.
  • Buena parte de la producción está vinculada con grandes empresas internacionales, o empresas locales vinculadas a los mercados financieros internacionales, ambas sujetas a controles globales sumamente rigurosos. 

Hablemos de desarrollo

No se quiere entender que al dejar de aprovechar el potencial productivo del Perú, innecesariamente, se está tirando por la borda una riqueza que ha producido muchos beneficios económicos y sociales y que, aún hoy, con las condiciones de los mercados internacionales, puede crear mucha riqueza adicional. Esta es esencial para generar los recursos que nos permitan superar las brechas sociales y económicas acumuladas por los años de oscurantismo (60s a 80s) y, sobre todo, para que podamos nivelarnos con los países más desarrollados en el más corto plazo posible, ante los riesgos que trae la Cuarta Revolución Industrial.

Es realmente indignante que no se haya aprovechado mis beneficios desde el 2011. Después del pico por encima de US$ 4 por libra, mi precio se estabilizó alrededor de los US$ 3.2 la libra. Sin embargo, en el Perú se dejó de atraer más inversiones y se trabaron las que estaban en curso. Como resultado, se frenó la economía, la inversión en otros sectores, la reducción de la pobreza y la disminución de la desigualdad. El Perú pudo mantener un mayor crecimiento compensando la caída temporal de los precios con mayores volúmenes de producción. 

Conclusiones

Espero que esta sentida carta ayude a aclarar la mayoría de dudas que muchos de ustedes pueden tener. No es algo que suelo hacer pero, tras tantas acusaciones falsas, he creído necesario defenderme y demostrar que mucho de lo que se afirma en contra de la producción de cobre, en particular, y de la minería en general son mitos y falacias interesadas.

Y creo sinceramente que el cobre es para el beneficio de todos los peruanos. Hay que aprovechar al máximo lo que puedo aportar. Sabiendo el valor de mis aportes, ¡no hacerlo es inmoral!

¡Guardemos los mitos, iniciemos una cruzada nacional para desarrollar los proyectos de cobre y convertir al Perú en el gran país que todos podríamos construir!

Atentamente,
El Cobre
Lampadia