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El marxismo es más que un virus

El marxismo es más que un virus

Michel Hoffmann
Para Lampadia

El coronavirus como coartada perfecta para instaurar restricciones personales y económicas, terminando así con la libertad de las personas y dando fin a los principios del libre mercado

Ante el asombro de pocos o beneplácito de muchos, Peter Altmaier, Ministro Federal de Economía y Energía de la República Federal de Alemania, afirmaba que este no es el momento para discusiones ideológicas. Con esta frase, el experimentado político oficialista (CDU), cerraba el debate en torno a la intervención del Gobierno alemán en la crisis sanitaria y se desprendía de los postulados liberales de la economía social de mercado, ideada por Alfred Müller-Armack y Ludwig Erhard a mediados del siglo XX en Alemania.

¿Si la injerencia del Estado y los rescates económicos no son discutidos siquiera en su lugar de fundación, qué nos espera a nosotros latinoamericanos, acostumbrados a ser gobernados por caudillos que construyen su carrera política basados en el populismo y asistencialismo? ¿Serán las garantías, créditos y estatizaciones, la solución para reflotar la economía y salvarnos como sociedad? ¿Será posible también prohibir la quiebra de las empresas? Veamos.

Podríamos plantearnos que ese es el futuro que nos espera y que este llegará más temprano que tarde. Algún lector creerá que ese escenario es una exageración y que, por lo menos, en el seno de la Unión Europea, eso no podría pasar. Pero el Coronavirus parece ser la coartada perfecta para instaurar el central planning frente a las propuestas liberales como la reducción de impuestos o la flexibilización laboral para reactivar la economía.

Así, el Estado, en última instancia, pasará a ser prestamista, empleador, consumidor y propietario. Los más incautos dirán que esto es solo de manera temporal cuando todos sabemos que lo temporal siempre se hace permanente. Para entonces, toda la riqueza del país estará al servicio del bien común y nadie sabe lo que es mejor, más que el Estado, como en los postulados del Siglo XIX del filósofo alemán Karl Marx.

En esta línea, el gobierno peruano y su seducción a centralizar el manejo de la crisis por el Covid-19, nos está dejando a todos los ciudadanos muchas dudas sobre su capacidad de prevención y respuesta. Así por ejemplo los infectados y fallecidos siguen en aumento diario, mientras en Nueva Zelanda, desde el lunes 08 de junio, el país se ha declarado libre de Coronavirus. Por otra parte, y a manera de ejemplo, la articulación con el sector privado ha sido desdeñada y en vez de incentivar la producción de oxígeno local, se está buscando importar aire desde el extranjero para suplir la creciente demanda.

El regreso a la nueva normalidad es tarea de toda la sociedad y no de exclusividad del gobierno. Éste debe abolir las restricciones a la libertad de tránsito y trabajo, permitiendo así que cada individuo pueda volver a rehacer su vida según crea conveniente, pero siempre como ciudadano libre, responsable y siguiendo los protocolos (con base científica) de bioseguridad. Lampadia




Llorarán el “neoliberalismo”

Llorarán el “neoliberalismo”

El caso chileno es un ejemplo clásico de lo perniciosos que pueden ser las narrativas manipuladas políticamente, una técnica marxista que distorsiona la realidad e inculca en la opinión pública mensajes falsos. Veamos el análisis de Axel Kaiser:

Fundación para el Progreso
Publicado en El Mercurio, 11.02.2020
Axel Kaiser

El dictador venezolano Nicolás Maduro admitió implícitamente hace poco que PDVSA, la empresa de petróleos venezolana, ha sido completamente destruida por el control que de ella ha hecho el socialismo chavista. No es para menos si se considera que —en sus tiempos ‘neoliberales’— esta llegó a producir 3,5 millones de barriles diarios, para desplomarse a apenas 700 mil hoy, a pesar de contar con las mayores reservas de petróleo del mundo. Los estragos del socialismo venezolano no se detienen ahí, por supuesto. Más de un 80% de la población viviendo en la pobreza, una contracción del PIB de un 70%, una de las tasas de homicidios más altas del mundo y la migración de más de 4 millones de personas son algunos de sus ‘logros’. Ahora, tras años de retórica en contra de la propiedad privada y a favor de que el Estado controle ‘los recursos del pueblo’, Maduro llama a los privados para que rescaten a la empresa más importante del país, saqueada por las huestes de izquierda que la administraron.

Y es que, cuando los socialistas afirman que algo será del Estado o del ‘pueblo’, en realidad lo que quieren decir es que será de ellos. Ya sabía Orwell que un verdadero socialista no puede serlo sin vivir con privilegios y lujos, hoy por hoy mansiones, primera clase, autos con choferes y vacaciones en el extranjero, pues todos esos son medios necesarios para llevar a cabo la revolución y defenderla de sus eternos enemigos.

“El denostado ‘neoliberalismo’ benefició a los más pobres más del doble que a los de mayores ingresos”.

De ahí que no exista prácticamente ningún solo caso en la historia de un líder socialista que no haya vivido en la opulencia. Ya sean Mao, Castro, Chávez, Allende, Stalin, Lenin u otro, todos ellos compartieron una afición por el lujo. En cambio, el malvado ‘neoliberalismo’ es realmente la fuerza que democratiza la riqueza. Cuando hace cinco décadas Venezuela se encontraba entre los países con mayor libertad económica de la región, era uno de los más prósperos. Chile, que con Allende siguió el camino chavista, pasó de ser uno de los países más miserables de la región, con casi un 60% de pobreza, al más avanzado. Solo entre 1990 y 2015 el ingreso del 25% más pobre creció un 439% versus un 208% para el 25% más rico. En otras palabras, el denostado ‘neoliberalismo’ benefició a los más pobres más del doble que a los de mayores ingresos.

La clase media, que en 1990 era de un 23% de la población, alcanzó un 57,8% en 2013, mientras los sectores vulnerables y pobres se redujeron de un 34,5% a un 25,8% y de un 38,6% a un 7,8%, respectivamente. El famoso índice Gini cayó fuertemente, de 0,57 a 0,46, situando a Chile cerca del promedio de América Latina en términos de desigualdad y mejor que países como Brasil, México, Costa Rica y Paraguay, entre otros mucho menos ‘neoliberales’, pero bastante más pobres y desiguales. Eso es sin considerar la desigualdad intergeneracional, que se ha reducido de manera tan dramática que, en términos de acceso a educación superior, alcanzamos ya niveles de países desarrollados.

“Un informe de la OCDE  de 2017 sitúa a Chile como el país con mayor movilidad social de toda la OCDE”.

Por si todo lo anterior fuera poco, un informe de la OCDE de 2017 sitúa a Chile como el país con mayor movilidad social de toda la OCDE. Esto significa que para un chileno del 25% más pobre es más fácil llegar al 25% más rico que para un alemán, un sueco, un estadounidense, un francés y así sucesivamente. El sistema de pensiones chileno, en tanto, se encuentra entre los diez mejores del mundo, según el prestigioso ranking de Melbourne Mercer, y se acusa de injusto a pesar de que el 70% de todo lo acumulado para los pensionados es rentabilidad de las AFP y no contribución de ellos. Y si de gasto social se trata, en los últimos treinta años este ha crecido 5,4% real per cápita anual, contra un 3,4% de crecimiento del ingreso. Es decir, el Estado ha avanzado a un ritmo más acelerado que el sector privado, no precisamente la receta ‘neoliberal.’ En moneda de hoy, el gasto por persona del Estado chileno ha pasado de 530.000 pesos anuales en 1990 a 2.500.000 pesos en 2019 y la gente se muestra más insatisfecha que nunca.

Y es que ese es parte del problema: un Estado capturado por grupos de interés y corrupción cada vez más galopante que parasita a quienes crean valor real para la sociedad. Por supuesto, nadie dice eso y tampoco que la productividad por hora promedio en Chile es la más baja de la OCDE —a excepción de México—, alcanzando 26,9 dólares, contra 50,50 dólares promedio en la organización. Países con los que nos gusta compararnos, como Noruega, tienen 82,7 dólares, Dinamarca 69,73 dólares, Francia 67,17 dólares, Suecia 60,54 dólares y así sucesivamente. Pero nada de esto importa, porque nuestros profetas del resentimiento nos han convencido de que si tenemos problemas no es porque nos falta muchísimo por avanzar o porque nuestro Estado está capturado —en parte por ellos mismos—, sino por el abuso y la desigualdad de los privados.

Por lo tanto —nos dicen—, debemos cambiar el modelo ‘neoliberal’ con una nueva Constitución, porque —claro— una nueva Constitución de seguro nos dará mejores pensiones, educación, mayores ingresos, empleo, salud, etc., todo ello sin importar el nivel de nuestra productividad, eficiencia estatal y desarrollo económico. Y así, guiados por una tropa de charlatanes, demagogos y algunos ingenuos, nos encaminamos a arruinar definitivamente, al más clásico estilo latinoamericano, lo que hemos construido hasta ahora y la única base que nos permitiría dar un nuevo salto de progreso. ¿Será que tendremos que hacerlo para terminar, como Maduro, pidiendo que vuelvan los ‘neoliberales’ a resolver la catástrofe estatista? Es de esperar que no, pero, así como vamos, no sería raro que en una década quienes lo denostaron, tanto a la izquierda como a la derecha, estén llorando el ‘neoliberalismo’. Lampadia




A la derecha hay sitio

A la derecha hay sitio

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

Luego de las elecciones parlamentarias del 26 de enero, queda claro que A LA DERECHA HAY SITIO.

En las elecciones para el congreso del año 2016, sobre un padrón electoral de 22,9 millones de electores, 10,7 millones no participaron (ausentes, blancos y nulos) y 12,2 millones votaron por diferentes partidos, de los cuales 2,2 votaron por la izquierda marxista y 10 millones por las opciones pro mercado. Sobre el universo de votos válidos se tuvo una relación casi de 5 a 1 entre las opciones no marxistas y las abiertamente marxistas.

En las elecciones del 2020, cuyos resultados finales no se han terminado de definir, sobre un padrón electoral de 24,8 millones, se tiene que 11,7 millones de electores no habrían participado (ausentismo 5,5 millones y votos blancos y nulos: 6,2 millones), confirmándose la lamentable hipótesis de nuestra columna de la semana pasada, de que el Índice de Irrepresentatividad política subiría. Ha llegado al 47%, es decir 12% más que en las elecciones del 2016.

Sobre el universo de votos válidos en estas elecciones, de 13,1 millones, la distribución ha sido más o menos la siguiente:

  • 2,3 han votado por las 4 opciones abiertamente marxistas: FRENTE AMPLIO, JUNTOS por el PERU, DEMOCRACIA DIRECTA y PERÚ LIBRE. Casi la misma cantidad de electores que los acompañaron en el 2016. Esta cifra sube a 3 millones si incluimos a UPP en este cocktail marxista, lo cual no es necesariamente exacto teniendo en cuenta la diversidad de las ocurrencias políticas de este grupo político y sus líderes.
  • 2 millones de electores han ido a las opciones nítidas de derecha: FUERZA POPULAR, PPC, PERU PATRIA SEGURA y SOLIDARIDAD NACIONAL. Esta cifra podría considerarse que sube a mas de 4,1 millones si agregamos los votos por PODEMOS y FREPAP, opciones a las cuales migró un elector tradicionalmente afín a Fuerza Popular en la capital limeña.
  • 9 millones de electores, se han quedado entre el centro derecha y el centro izquierda, es decir al medio del panorama electoral, como les gusta ubicarse a los electores peruanos.

La pregunta que surge después de estos resultados es la siguiente: ¿Donde estará el bolsón electoral para el 2021? Al centro, a la izquierda o a la derecha.

La respuesta más obvia es que estará al centro. Que los electores peruanos tienen votos tibios y que lo mejor es acomodarse en lo políticamente correcto, en el medio, sin quemarse, proponiendo lo que supuestamente todos quieren escuchar y ubicándose en la agenda construida desde los medios y la intelectualidad hegemónica. Así han pensado en AP, ese es el juego de APP, para eso surgieron los Morados, allí se mueve SOMOS PERÚ y hasta Contigo, quiso disputar ese espacio. El APRA también se quedó en ese espacio y puede morir en el si no encuentra su nueva posición en el tablero político. En esta lógica aparecen candidaturas de actores de cine, futbolistas y presentadores de TV.

Para otros, el bolsón electoral será aprovechado por la izquierda, señal de lo cual es la irrupción de los antauristas y sus propuestas anti sistémicas, de manera tal que la radicalización de las propuestas políticas sería la receta para conseguir la victoria electoral el 2021.

Aunque soy consciente de que puede haber mas esperanza que experiencia en esta reflexión, creo que A LA DERECHA hay sitio en las elecciones 2021. Aquí mis razones:

  • En el centro ya no hay sitio para más. Los grupos políticos que surjan buscarán ocupar este espacio. Algunos grupos de derecha creerán que su fracaso no es producto de su claudicación sino de su falta de sintonía con las ideas hegemónicas y poblaran aún más este sector, haciendo la competencia más difícil en este espacio.
  • El elector de izquierda no puede quejarse del menú electoral de este 26 de enero. En el menú había desde quienes rinden culto a Chávez y Maduro hasta quienes quieren fusilar políticos, pasando por quienes plantean cambiar la constitución y pasar a un modelo económico venezolano. Pese a ello no crecieron en su núcleo duro de votantes, sino en su periferia, con un actor adicional, con el cual competirán, se atomizan y podrían quedar fuera de la segunda vuelta como paso el 2016. Esta puede ser una señal clara de que el techo del radicalismo izquierdista es bajo y los puede llevar a algunos a virar hacia el centro.
  • A la derecha hay sitio. No solamente hay 2 millones de votos que se dispersaron en 4 opciones disponibles. Hay más de 2 millones de electores que migraron a otras opciones y hay otros millones que prefirieron el voto tibio, cómodo, políticamente correcto de las opciones de centro, aun cuando les preocupa que cambie el modelo económico o se cambie la constitución, piezas básicas de su bienestar o ascenso social y buscarán una opción política más nítida cuando esté disponible. Sin embargo, el gran bolsón de la derecha está entre los 11,7 millones de peruanos para los cuales el menú no es atractivo y por eso no participan. A esos peruanos, que desde su estilo de vida Rolando Arellano define como sofisticados, progresistas, modernas, formalistas, conservadoras o austeros, el menú de centro, izquierda y de la derecha actual no ha sido atractivo.

A la DERECHA HAY SITIO. Sin ninguna duda. Pero resulta difícil que lo ocupen las actuales opciones disponibles.

  • Es hora de una derecha fresca, que reivindique el mercado para el bienestar de la economía y no para los privilegios de sus amigos.
  • Es hora de una derecha fresca que pida inversión privada no cuotas en los negocios que reparte el Estado.
  • Es hora de una derecha que combata con la misma fuerza la ineficiencia estatal como el monopolio y el abuso de posición de domino.
  • Es hora de una derecha que defienda la movilidad social de la economía abierta y no el privilegio de algunos.
  • Es hora de una derecha nueva que reivindique la libertad, pero no le tenga miedo a la igualdad de oportunidades.
  • Es hora de una derecha que proteja la familia antes que los prejuicios religiosos de un grupo.
  • Es hora de una derecha que entienda el Perú emergente, su energía y su dinámica.

Para una derecha así, sin duda que HAY MUCHO SITIO. Lampadia




Apoyemos la fuerza libertaria que plantea Hausmann

Apoyemos la fuerza libertaria que plantea Hausmann

El economista venezolano, Ricardo Hausmann, plantea la necesidad de formar una fuerza libertaria para salvar a los venezolanos de la tragedia humana que se los consume. No le falta razón.

En mayo pasado, en nuestro análisis: La resistencia no puede parar, pero no es suficiente – No permitamos la consolidación del ‘Eje Cuba-Venezuela’, decíamos que la gravísima situación social y económica creada por el chavismo y el ‘socialismo del siglo XXI’ en Venezuela ha generado una interminable crisis humanitaria, pero la corrupta cúpula gobernante no parece dedicada a superarla, sino a consolidar su poder. Ymás vale que vayamos pensando en nuevas formas de combatir y derrocar al detestable régimen que ha hecho casa en el país de nuestros hermanos venezolanos.

Lamentablemente, en la vida de las sociedades, se presentan situaciones que alteran completamente el escenario de vida. Ante ello, uno trata de asumir que las cosas pueden regresar a la situación previa y arreglarse solas, tratando de evitar la necesidad de adoptar actitudes extremas. Pero, la negación puede llevar a condiciones aún más dramáticas.

Este es hoy el caso de Venezuela, atrapado en una crisis humanitaria por mafias poderosas, el narcotráfico, la nomenclatura cubana y los corruptos militares venezolanos. Ninguna de estas mafias dejará de detentar el poder como producto de acciones diplomáticas. Y es que, como dice El País de España en La economía venezolana, en estado de coma “El mal manejo de las actividades económicas por parte del gobierno de Nicolás Maduro, llevaron al país a una bancarrota”.

Como dice Hausmann, se necesita organizar una fuerza libertaria debidamente sustentada en el derecho internacional. Pero, en nuestra opinión, habría además que establecerse un bloqueo naval y aéreo entre Cuba y Venezuela, y una gestión multinacional para evitar interferencias de Rusia y China.

Los venezolanos no pueden esperar más. Ellos esperan nuestra ayuda. Que no se haga tarde. Lampadia

El día D para Venezuela

Ricardo Hausmann
Project Syndicate
2 de enero, 2018

Traducido por Ana María Velasco 

La crisis de Venezuela está pasando, inexorablemente, de ser catastrófica a ser inimaginable. El nivel de miseria, sufrimiento humano y destrucción ha llegado a un punto en que la comunidad internacional debe repensar cómo puede ayudar.

Hace dos años, advertí que en Venezuela se avecinaba una hambruna similar al Holomodor de Ucrania entre 1932 y1933. El 17 de diciembre, The New York Times publicó en su portada fotografías de este desastre, provocado por el hombre.

En julio, describí la calamidad económica sin precedentes por la que atraviesa Venezuela y documenté el colapso en la producción, los ingresos, y los niveles de vida y salud. Probablemente, la estadística más reveladora que cité fue que el sueldo mínimo (el que en Venezuela gana el trabajador mediano), medido en la caloría más barata disponible, había caído de 52.854 calorías diarias en mayo de 2012 a tan solo 7.005 en mayo de 2017, completamente insuficiente para alimentar a una familia de cinco personas.

Desde entonces, la situación ha empeorado de manera drástica. Para el mes de noviembre, el sueldo mínimo se había desplomado a apenas 2.740 calorías diarias. Y la escasez de proteínas es todavía más aguda. El abastecimiento de carne de cualquier tipo es tan reducido, que el precio de un kilo en el mercado equivale a más de una semana de trabajo remunerado al sueldo mínimo.

Las condiciones de salud también han decaído, como consecuencia de las deficiencias nutricionales y de que el gobierno decidió no proveer fórmula para lactantes, vacunas contra enfermedades infecciosas, medicamentos para quienes están en tratamiento por SIDA, cáncer, diálisis y trasplante, y también los suministros generales de los hospitales. Desde el 1 de agosto, el valor del dólar ha añadido un cero, y desde septiembre, la inflación ha estado por encima del 50% al mes.

De acuerdo a la OPEP, desde mayo la producción de petróleo ha declinado el 16%, una reducción de más de 350.000 barriles al día. Para detener este declive, el gobierno del presidente Nicolás Maduro no ha tenido mejor idea que arrestar a alrededor de 60 ejecutivos de PDVSA, la empresa petrolera estatal, y nombrar a un general de la Guardia Nacional sin experiencia en la industria para conducir sus operaciones.

En lugar de tomar medidas para poner fin a esta crisis humanitaria, el gobierno la está usando para consolidar su control político. Rechaza los ofrecimientos de asistencia internacional, al tiempo que, para sofocar las manifestaciones, invierte sus recursos en adquirir sistemas de control de disturbios de grado militar fabricados en China.

Muchos observadores externos creen que el gobierno perderá poder a medida que la economía siga empeorando. Sin embargo, la oposición política organizada está hoy en una posición de mayor debilidad que en julio, a pesar de la crisis y del masivo apoyo diplomático internacional. Desde entonces, el gobierno ha instalado una Asamblea Constituyente inconstitucional con plenos poderes, ha cancelado el registro electoral de los tres principales partidos de oposición, ha destituido a alcaldes y diputados legítimamente elegidos, y se ha robado tres elecciones.

Dado que todas las soluciones son imprácticas, inviables o inaceptables, la mayoría de los venezolanos anhelan alguna forma de deus ex machina que los salve de esta tragedia. Lo mejor sería poder convocar elecciones libres y justas para llegar a tener un nuevo gobierno. Este es el Plan A de la oposición venezolana organizada en torno a Mesa de la Unidad Democrática, y es lo que se busca en las conversaciones que se están realizando en la República Dominicana.

No obstante, es un desafío a la credulidad pensar que un régimen dispuesto a matar de hambre a millones de personas para mantenerse en el poder, va a ceder ese poder en elecciones libres. En la década de 1940 en Europa Oriental, los regímenes estalinistas consolidaron su poder pese a sufrir derrotas electorales. El hecho de que el gobierno de Maduro se haya robado tres elecciones tan solo en 2017, y que haya bloqueado la participación electoral de tres de los partidos con los cuales está negociando en República Dominicana, de nuevo a pesar de una atención diplomática internacional masiva, sugiere que el éxito es improbable.

La idea de un golpe militar para restaurar el orden constitucional agrada menos a muchos políticos democráticos porque temen que después los soldados no regresen a sus cuarteles. Por lo demás, el régimen de Maduro ya es una dictadura militar, con oficiales a cargo de muchas agencias gubernamentales. Los oficiales de alto rango de las fuerzas armadas son esencialmente corruptos, habiendo participado durante años en actividades de contrabando, delitos cambiarios y en las compras públicas, narcotráfico y muertes extrajudiciales que, en términos per cápita, son tres veces más prevalentes que en Las Filipinas de Rodrigo Duterte. Un número importante de altos oficiales decentes han estado renunciando a las fuerzas armadas.

Las sanciones focalizadas en individuos, que administra la Office of Foreign Assets Control (OFAC) de Estados Unidos, están incomodando a muchos de los bandidos que gobiernan Venezuela. No obstante, en el mejor de los casos son muy lentas, pues para el tiempo que rindan el efecto deseado se habrán producido decenas de miles de muertes evitables y se habrán ido al exterior millones de nuevos refugiados venezolanos. Y, en el peor de los casos, nunca surtirán efecto. Al fin y al cabo, sanciones como estas no han conducido a un cambio de régimen en Rusia, Corea del Norte, ni Irán.

Esto nos deja con una posible intervención militar internacional, solución que asusta a la mayoría de los gobiernos latinoamericanos a causa de la historia de agresiones contra sus intereses soberanos, especialmente en México y Centroamérica. Pero es posible que estas no sean las analogías históricas correctas. Después de todo, Simón Bolívar pasó a ser llamado el Libertador de Venezuela gracias a la invasión de 1814 organizada y financiada por la vecina Nueva Granada (hoy Colombia). Entre 1940 y 1944, Francia, Bélgica y los Países Bajos no lograron liberarse de un régimen opresivo sin una acción militar internacional.

La implicación es clara. A medida que la situación en Venezuela se torna inimaginable, sus posibles soluciones se acercan a lo inconcebible. La Asamblea Nacional debidamente elegida hace dos años, en la cual la oposición tiene una mayoría de dos tercios, ha sido despojada de todo su poder de manera inconstitucional por una Corte Suprema nombrada inconstitucionalmente. Y las fuerzas armadas han empleado ilegítimamente su poder para reprimir las protestas y obligar a exiliarse a muchos líderes, entre ellos los jueces de la Corte Suprema que la Asamblea Nacional nombró en julio.

Si se trata de soluciones, por qué no considerar la siguiente: la Asamblea Nacional podría destituir a Maduro y al narcotraficante de su vicepresidente, Tareck El Aissami, sancionado por la OFAC y a quien el gobierno estadounidense le ha embargado más de US$ 500 millones. Dado este vacío de poder, la Asamblea, nombraría de forma constitucional a un nuevo gobierno, el que a su vez podría solicitar asistencia militar a una coalición de países amigos, entre ellos, latinoamericanos, norteamericanos y europeos. Esta fuerza liberaría a Venezuela de la misma forma en que canadienses, australianos, británicos y estadounidenses liberaron a Europa en 1944-1945. Más cerca de casa, esto sería semejante a la liberación de Panamá de la opresión de Manuel Noriega por parte de Estados Unidos, la que marcó el inicio de su democracia y del crecimiento económico más rápido de América Latina.

De acuerdo al derecho internacional, nada de esto requeriría la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (que Rusia y China podrían vetar), puesto que la fuerza militar sería invitada por un gobierno legítimo en busca de apoyo para defender la constitución de su país. La existencia de una opción como esta incluso podría mejorar la probabilidad de que las negociaciones que se están llevando a cabo en la República Dominicana lleguen a un resultado exitoso.

El colapso de Venezuela es contrario al interés nacional de la mayoría de los países. Y las condiciones imperantes en el país constituyen un delito de lesa humanidad al que se debe poner fin por razones morales. El fracaso de la Operación Market Garden en septiembre de 1944, inmortalizado en el libro y el film “Un puente lejano”, se tradujo en la hambruna del invierno 1944-1945 en los Países Bajos. La hambruna en la Venezuela de hoy ya es peor que esa. ¿Cuántas vidas más serán destrozadas antes de que arribe la salvación?




No permitamos la consolidación del ‘Eje Cuba-Venezuela’

La gravísima situación social y económica creada por el chavismo y el ‘socialismo del siglo xxi’ en Venezuela ha generado una interminable crisis humanitaria, pero la corrupta cúpula gobernante no parece dedicada a superarla, sino a consolidar su poder. ¿Qué puede explicar una actitud tan despreciable, que lleva a la dictadura a ponerse de espaldas a su pueblo?  

Fuente: CCN es Noticias

Como hemos comentado en varias ocasiones, la crisis humanitaria y política a la que se ha llevado a Venezuela, ha sido labrada a pulso por los crímenes de ‘leso gobierno’ del chavismo. Además, de destrozar el país, Venezuela se dio el lujo de usar parte importante de sus recursos para mantener la caduca dictadura cubana, a varios pequeños países de Centro América y el Caribe y, de financiar a partidos izquierdistas de la región con sus ínfulas del ‘socialismo del siglo xxi y el albismo. Ver en Lampadia: Maduro lleva a Venezuela a la miseria y el ostracismo y ¡Fin a la dictadura en Venezuela!

Fuente: Público.es

Las políticas y discursos populistas, arropadas en promesas redistributivas, más los circuitos de corrupción han llevado a Venezuela una crisis imposible de imaginar. No solo ha colapsado la economía, las condiciones sociales no pueden ser peores. La escasez de alimentos y medicinas ha llegado a tal nivel que se ha desatado una inocultable crisis humanitaria que está costando la vida de muchos inocentes.

Y es que la situación de Venezuela es verdaderamente catastrófica. El autoritarismo chavista ha devenido en una dictadura abusiva e insensible, que cada día acosa con mayor desparpajo a los opositores políticos y a los pobladores que reclaman una solución al empobrecimiento generalizado que los está llevando a la desesperación.

Esta lastimosa experiencia, de un país sudamericano, es una dura lección sobre las consecuencias de sus políticas dirigidas a capturar todo el poder dizque ‘en pro de los pobres’ pero, según los resultados, solo ha entronizado un odioso nivel de tiranía y corrupción. No podemos dejar de preguntarnos ¿cómo es posible que la izquierda peruana, cegada por su ideología caduca, tenga cara para seguir apoyando uno de los peores, sino el peor, gobierno de la historia latinoamericana?

Ante todo esto tenemos que preguntarnos:

  • ¿Cómo es que el gobierno chavista no reacciona con medidas correctivas que enfrenten la crisis humanitaria?
  • ¿Qué explica que en vez de buscar una salida política, sigan ‘agudizando las contradicciones’ (técnica política marxista)?

En opinión de Lampadia, lo que sucede es que estamos ante un ‘proceso de cubanización’  de Venezuela, la instalación de una dictadura de largo aliento, asociada al narcotráfico y a socios internacionales fuera del eje occidental. ¿Qué significa esto? ¿Cómo se ha manejado el proceso político del chavismo? Veamos:

  • Toma del poder
  • Masivos programas asistenciales para endulzar a la ciudadanía
  • Cambio de Constitución
  • Control de todos los poderes del Estado y de las Fuerzas Armadas
  • Uso de la riqueza petrolera para comprar apoyo político en la región
  • Destrucción del sector privado con expropiaciones, control de cambios, etc.
  • Enfrentamiento a chivos expiatorios: el imperialismo, “el demonio”, las multinacionales
  • Formación de milicias populares
  • Fomento de nuevas amistades, Rusia, Irán y China
  • Consolidación de la presencia cubana en el gobierno venezolano

El gran intelectual venezolano, Moisés Naím, afirma en su última columna: ‘Maduro no importa’:

  • “Sacarlo [a Maduro] no basta. Él es el tonto útil, el títere de quienes realmente mandan en Venezuela: los cubanos, los narcotraficantes y los viudos del chavismo [los compinches de Chávez]. Y por supuesto, los militares”.
  • “Para Cuba no hay prioridad más importante que seguir controlando y saqueando a Venezuela”.
  • “Los tres grupos se entremezclan en negocios, corrupción y ejercicio del poder”.
  • “Sacar a Maduro es necesario. Pero no es suficiente. Es indispensable minimizar los tres  nefastos centros de poder que realmente mandan en Venezuela. No será fácil. Pero es posible”.

The Economist (11 de mayo), titula: ‘La crisis venezolana salpica y Latinoamérica despierta a su mayor dolor de cabeza’. 

Ilustración del éxodo venezolano. The Economist. Fuente: Lo Cole

“El número de venezolanos que huyen del hambre, represión y crimen en su desarticulado país, crece cada día. Por años, los gobiernos latinoamericanos se quedaron callados cuando Hugo Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro, disfrazaron la democracia venezolana. Ahora, su ineptitud económica y el creciente despotismo están causando una crisis humanitaria que la región no puede ignorar. (…) Colombia y Brasil se llevan el mayor peso del éxodo. Extraoficialmente, se estima que más de un millón de venezolanos viven en Colombia”. 

En Exitosa, Jorge Villena usa el término Cubazuela para referirse a la Venezuela chavista.

Así llegamos al día de hoy, en que la población, masivamente, enfrenta la crisis y entra a un proceso continuo de resistencia. El régimen pierde parte de su apoyo político en la región y se empieza a dibujar su aislamiento de las democracias occidentales, pero, en las actuales circunstancias de la política global, no se vislumbra ninguna acción internacional que pueda parar la crisis venezolana.

Por lo tanto, la dictadura del chavismo solo tiene que resistir la presión interna hasta que ésta se vaya debilitando y agotando. Algo parecido a lo que algunos cubanos tuvieron que enfrentar en los albores de la implantación del comunismo en la isla.

¿Podrá el pueblo venezolano ganar esta batalla sin apoyo externo? Poco probable.

Esto nos lleva a un divortium aquarium: O se resigna la derrota y se consolida, por todo tiempo previsible, el ‘Eje Cuba-Venezuela’, que en la práctica pretende extender el control territorial de Cuba a Sudamérica, ya sin ideología alguna, solo por el poder corrupto y sustentado en el narcotráfico internacional; o se amplía y profundiza la lucha hasta el final.

Muy difícil situación. Siempre es difícil optar por contrarrestar un mal de largo plazo, por muy grande que sea, vis-a-vis, la tranquilidad inmediata de un cierto alivio con la esperanza que las cosas se resuelvan sin hacer nada.

Cuidado con caer en el ‘síndrome de Chamberlain’, el appeasement que Churchill combatió en 1938 con las siguientes palabras: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”.

Por su lado, Julio Borges, Presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela [el Congreso venezolano], dice: “Es preferible morir de pie que vivir de rodillas. Y eso no lo pienso solo yo, lo piensan todos los venezolanos. De nada vale estar vivo si estás sometido a un personaje como Maduro. Lo importante es luchar por un país libre y digno, donde quién gobierne sea la democracia y no él”. (La República, 14 de mayo).

En cuanto a la región latinoamericana, sería suicida ponerse de costado. Hoy ya tenemos una migración masiva de venezolanos (bienvenidos), pero si se consolida en el poder el ‘Eje Cuba-Venezuela’, tendremos que recibir a dos tercios de los venezolanos y la penetración política cubana tendrá nuevas avenidas de infiltración.

Más vale que vayamos pensando en nuevas formas de combatir y derrocar al detestable régimen que ha hecho casa en el país de nuestros hermanos venezolanos.

¿Qué opinan nuestros lectores? Veremos y reportaremos su opinión. Lampadia

La crisis en cifras:

1-La diáspora de los venezolanos

2-Parálisis de la inversión extranjera en Venezuela

3-Caída de las importaciones de bienes venezolanos desde el exterior

4-Caída de las reservas internacionales​

5-Una hiperinflación​ desatada

6-Evolución del PBI vs. Brasil, Argentina y Perú​

(Fuente de los cuadros: Valentina Romei, Financial Times, 8 de mayo de 2017. Traducidos por Lampadia)

Lampadia




El Maltusianismo anti-sistema

El Maltusianismo anti-sistema

En el siguiente artículo, Sebastiao Mendonca habla de Thomas Malthus y Serge Latouche por ser referentes teóricos de los pos-extractivistas peruanos.

Un problema de comunicación evidente es que el común de los ciudadanos no entiende a que se refiere el pos-extractivismo, y los que han leído algo sobre ello, no creen que efectivamente, la gran mayoría de izquierdistas peruanas lo planteen como sustento intelectual de su oposición a la economía de mercado, al libre comercio, a la globalización, a la inversión privada y, muy especialmente, a la inversión minera. 

Tributo a las ideas muertas. Fuente: El Réquiem

Es tan absurdo el planteamiento, que la mayoría de analistas lo descuenta como irreal, razón por la cual no se ha visto una mayor reacción ni el combate de sus sustentos. 

Sin embargo, es preciso recordar que todas las izquierdas firmaron un documento (ver en Lampadia: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento), en el que le solicitaron al entonces presidente Ollanta Humala, que el Perú se rija por esas ideas que disfrazaron como ‘una nueva minería’. Desde que descubrimos dicho  documento, ninguno de los firmantes se ha retractado, y todas las críticas anti sistema repiten, una y otra vez, los antecedentes en que basaron la mismísima propuesta pos-extractivista. Ver en Lampadia: Exigimos que se renuncie al ‘pos-extractivismo.​

El siguiente gráfico de la propuesta pos-extractivista para el Perú muestra la receta de ‘las transiciones’ a un menor nivel de producción, incluyendo el que solo produzcamos los alimentos que necesitamos consumir, eliminando las exportaciones que han traído tanto beneficio al campo.

Igualmente, cuando Sebastiao Mendonca explica las ideas de Serge Latouche es porque, efectivamente, por más increíble que pueda parecer, nuestros tristes izquierdistas, desprovistos de ideas propias, no atinan a nada mejor que a refugiarse en personajes caducos y sin ningún valor analítico (como Latouche). Veamos el aporte de nuestros colaboradores del Centro Wiñaq a la desmitificación del sustento teórico de nuestros anti mineros:

El Maltusianismo anti-sistema – Los ideólogos de los anti-mineros

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

Entender las ideologías de los grupos contrarios a la minería es fundamental para visibilizar la lógica que está detrás de su accionar presente, entender sus narrativas y predecir su accionar futuro. En los conflictos políticos prolongados, como muchos de los conflictos mineros peruanos, encontramos que, además de los actores locales, están los ideólogos que nutren a esos actores y a los medios de una narrativa para legitimar los conflictos ante la sociedad.

Las ideologías de los grupos anti-sistema tienen un patrón lógico básico que se reproduce, con matices, en todos ellos:

  1. El sistema actual es inherentemente malo (porque explota, destruye al ambiente, oprime, excluye, o alguna otra razón) y merece ser destruido.
  2. Existe una utopía, una sociedad futura mejor que el sistema actual, que se alcanzamos, se realizan nuestras aspiraciones (socialismo, decrecimiento, pos-extractivismo, etc.).
  3. Es posible una transición que nos lleva del sistema actual a la utopía, y existen actores sociales que son capaces de liderar y llevar a cabo el cambio del sistema.

Esa misma lógica básica, con diversos matices, la encontramos en los ideólogos y mentores teóricos de los grupos peruanos hostiles a la minería. Los grupos pos-extractivistas admiran a algunos de ellos, y los citan en sus libros, y se avergüenzan de otros que ya no citan. Si uno lee con atención sus libros, encuentra ideas, patrones lógicos, matrices teóricas, y propuestas que fueron creadas por esos autores hacen décadas o siglos.

Serge Latouche

Serge Latouche es uno de los ideólogos de los pos-extractivistas y uno de los voceros más reconocidos y más radicales de la idea de la recesión económica permanente, llamada por él decrecimiento.[1] Los pos-extractivistas peruanos citan a Latouche como uno de sus mentores teóricos sobre la minería moderna. Los pos-extractivistas peruanos repiten sus ideas y citan a Latouche en sus textos, sin hacer ningún deslinde con sus tesis políticas y económicas, sin definir hasta dónde aplicarían las ideas de Latouche si tuvieran el poder político para llevarlas acabo.[2] Latouche no tiene ninguna relevancia en el desarrollo del pensamiento económico moderno, pero ejerce influencia sobre los anti-mineros peruanos, y por ello le dedicamos estas notas.

La crisis y el posterior colapso (económico, social, moral y teórico) del socialismo en la Unión Soviética y satélites, requería que los intelectuales anti-capitalistas imaginaran una nueva utopía que pudiera sustituir al desprestigiado socialismo.[3] Formado en el marxismo, Latouche giró hacia una nueva versión del maltusianismo en la medida en que el fracaso del socialismo y del marxismo se fue haciendo evidente.[4] Al ser Malthus un ultra conservador enemigo del progreso, ello encajaba bien con la idea de Latouche contraria al crecimiento económico.

Explicando su frustración él decía: el problema es que el capital ha vencido (Latouche, 2007, p. 3).[5] En realidad, el marxismo no fue derrotado por el pensamiento liberal. El marxismo simplemente no fue capaz de llevar adelante su proyecto de sociedad, y fracasó. Lo que los anti-capitalistas llaman la victoria del capitalismo, es su propio fracaso. Fue la espantosa realidad del “socialismo real” lo que derrotó al marxismo. Su crisis no vino de afuera, sino de adentro.

En Europa, Latouche ha sido uno de los pioneros en hacer el cambio de utopía. En los años 80, él ya estaba escribiendo en contra de la idea de progreso. Para el año 2000, él ya tenía una amplia bibliografía. Aún que el principal libro en contra del crecimiento, “Limits to Growth”[6] fue escrito en 1972,[7] Latouche estuvo entre los primeros académicos europeos en  girar del marxismo hacia esta nueva versión del maltusianismo. Latouche toma muchas ideas de Meadows et al.[8] La oportunidad de su giro conceptual transformó a Latouche en una de las principales referencias de los grupos contrarios al capitalismo y al desarrollo.

¿Como piensa Latouche?

Aunque no le gusta reconocerlo, Latouche comparte la idea central de Malthus sobre la incompatibilidad entre el crecimiento y los recursos naturales. Según él, y los maltusianos, el crecimiento poblacional y económico es exponencial y los recursos naturales son finitos. Luego, en algún momento la base de recursos naturales que sustenta la economía colapsaría. Cuando ello ocurra, vamos vivir una crisis, y esa crisis será catastrófica.

Influenciado por Meadows et al, Latouche en los 80, ya creía que la crisis ambiental era inminente y que los mecanismos de la economía de mercado no iban poder controlar el consumo, exploración, reciclaje, conservación o sustitución de los recursos naturales del planeta. Este señor llegó a declarar en Le Monde Diplomatique (Latouche, 2007) que los ajustes financieros de Grecia y España, corrigiendo los malos manejos fiscales de esos países, son manifestaciones de la barbarie que vendrá con la crisis ecológica.

Para Latouche la idea del desarrollo económico sostenible, planteado por la Comisión Brundtland en 1987,[9]es vaga y confusa (¡!), y no debe orientar la economía global.[10] Anti-capitalista radical, él no cree que sea posible alcanzar la sostenibilidad en el marco económico e institucional actual. En su opinión, quienes defienden el crecimiento lo hacen porque defienden los intereses de las grandes empresas o porque creen en el crecimiento económico como un fin en si mismo. Latouche se cree con autoridad para descalificar teórica y moralmente a todos aquellos que piensan distinto a él sobre la importancia del crecimiento económico y del progreso social, incluidos todos los premios Nobel de economía.

Decrecimiento

¿Que es decrecimiento? Según las propias palabras de Latouche, “decrecimiento es un slogan político con implicancias teóricas”, una especie de palabra explosiva (2009, p. 8). Es decir, él mismo reconoce que decrecimiento no es más que un slogan, y que detrás de ese slogan no hay una definición clara, ni menos una teoría. El propósito del slogan es debilitar la idea del crecimiento que, en su opinión, es nefasta porque mantiene la confianza en el capitalismo.

Latouche argumenta que el decrecimiento económico no es lo mismo que recesión y que no va producir desempleo, ni pobreza, ni degradación de la salud, ni ninguno de los problemas sociales que están asociados con las recesiones económicas. Él no considera necesario explicar en qué ni porqué el decrecimiento es distinto de la recesión económica, ni porque no va a producir los impactos sociales conocidos. Sus seguidores creen superfluo verificar la confiabilidad de esa afirmación. Según sus seguidores, si lo dice Latouche, debe ser cierto.

Latouche llevó a cabo estimaciones de la escala de la economía global que podría ser sustentable, y concluyó que correspondería a la producción material de los años 1960 y 1970 (Latouche, 2007, p. 4). Es decir, en su interpretación la economía global ya cruzó la línea de la no-sustentabilidad hace ya medio siglo. La implicancia lógica de su afirmación es que todos los organismos internacionales y la institucionalidad de los mercados (FMI, BM, OMC, OECD, etc.) no se dan cuenta de ese gravísimo problema, o si lo ven, no quieren hacer lo necesario para corregirlo, ni advertir a la humanidad de la gravedad de los riesgos inminentes.

Si tomamos los años 1965 y 2015 como referencias para ver las implicancias económicas de las ideas de Latouche, encontramos que regresar a los niveles de producción de medio siglo atrás significaría reducir la economía global de US$ 75.2 billones a US$ 14.6 billones, es decir, una reducción del 80%.[11] Pero, Latouche afirma que esa reducción no es una recesión, ni va a producir los costos sociales de las recesiones económicas. ¿Por qué una reducción de 80% de la economía no es una recesión? Latouche no considera necesario aclararlo ni demostrarlo.

Para que se tenga una idea del significado económico y social de lo que Latouche propone, la recesión de 1929-30 produjo una caída en la producción global de 15%, y sus costos sociales fueron gigantescos. Para Latouche una reducción del 80% nos va llevar a una vida mejor. [12]

Aún que asumiéramos que la propuesta de regresar a la economía de 1965 es sólo una referencia y que la idea central de Latouche no va necesariamente considerar esos números, y que él solo busca parar de crecer, iniciar un proceso de decrecimiento, y estancar la economía en un nivel que él considera sostenible, la propuesta de Latouche significaría una recesión económica larga sin expectativa de retomar una dinámica de recuperación algún día.

Otra consecuencia inevitable de la propuesta económica de Latouche es el incremento de la conflictividad social. En una sociedad estancada, en que la riqueza total no se incrementa, la disputa de la riqueza es un juego de suma cero, es decir, para que alguien incremente su participación en la riqueza (mejore su situación económica), no lo puede lograr por la vía del emprendimiento, sino que tiene que disminuir la parte de la riqueza que le toca a los otros actores. Los otros actores, al oponerse a esa reducción, aumentan los conflictos de disputa.

Si la riqueza está disminuyendo, como en la propuesta de decrecimiento de Latouche, la única forma de mantener su riqueza será retirando parte mayor de la riqueza de otro actor social, incrementando aún más el nivel de rivalidad entre los actores sociales.[13] Una de las ventajas de la economía de mercado es que, por medio del emprendimiento, un actor puede incrementar su participación en la riqueza sin restar riqueza a los demás actores, sino aumentando la riqueza total. El decrecimiento niega la posibilidad del emprendimiento. 

Latouche dice que “el decrecimiento es concebible sólo en una sociedad del decrecimiento” (p. 8), en una sociedad en que el crecimiento no existe. ¿Qué es una sociedad del decrecimiento? Latouche sólo tiene un slogan político y no tiene una explicación clara para el decrecimiento, ni para la sociedad del decrecimiento. Sus antiguos profesores, tenían una definición para su utopía, el socialismo, y lo implementaron en Rusia, China, Cuba, Corea de Norte, etc. Latouche ni siquiera define lo que él entiende por sociedad del decrecimiento.

Sin embargo, la humanidad tiene bastante experiencia de vivir en sociedades sin crecimiento. Desde la revolución Neolítica hasta el inicio de la revolución industrial inglesa, la humanidad vivió en sociedades sin crecimiento. En realidad, por miles de años, la economía global no experimentó crecimiento alguno.[14] Entre el año 1 y el año 1800 de la era cristiana, el ingreso per cápita anual global pasó de US$ 444 a US$ 667, representando una tasa de crecimiento promedio anual casi nula (0.02% anual). En todo ese tiempo, previo a la revolución industrial, el 95% de la humanidad vivió entre la miseria y la pobreza.

Latouche dice que el propósito del slogan de decrecimiento es “construir una sociedad en la cual podemos vivir vidas mejores mientras trabajamos menos y consumiendo menos” (p. 9). Latouche lanza un slogan político sin soporte teórico, ni idea concreta clara de lo que significa, y dice que disminuyendo la riqueza total (decrecimiento) es posible vivir mejor. 

Una ideología maniquea

Latouche se imagina vivir en un mundo, en el cual las empresas controlan a la población por medio del marketing. En su interpretación, la población es manipulada para consumir lo que no necesitan, trabajar para producir bienes desnecesarios y así seguir aumentando las ganancias de las grandes empresas. Para él, la idea del progreso económico es un mecanismo mental del capitalismo para mantener ese ciclo de dominación.

Un miembro de la clase media francesa, especialmente clase media alta (a la cual pertenece Serge Latouche), con una renta per-cápita igual o superior a US$ 40,000, tiene sus necesidades básicas satisfechas (niveles 1 y 2 de la pirámide de Maslow), y gran parte de sus consumos están asignados a los niveles superiores de la pirámide.[15] En esos pisos superiores, la importancia de los bienes materiales disminuye y las necesidades de los bienes simbólicos se incrementan. En esas sociedades no es difícil propagar ideologías contrarias al consumo de bienes materiales, y alimentar la sensación de que todas sus necesidades de consumo son fabricadas por el marketing o por la ideología dominante.

En países como el Perú, en que la población rural tiene rentas per cápita de US$ 1,000 anuales, gran parte de la calidad de vida de esas personas está en los dos pisos de abajo de la pirámide de Maslow (necesidades de sobrevivencia y de seguridad). Para esa población, hablar de progreso económico y aumento de los ingresos tiene significados muy concretos. No es sorprendente que Latouche, viviendo en las comodidades de Paris, piense como piensa. Sin embargo, que los pos-extractivistas peruanos, que conocen bien la realidad de la población rural, estén repitiendo las ideas de Latouche, habla mal de su sensibilidad social.

En su maniqueísmo, Latouche imagina que “la lógica ‘diabólica’ del dinero demandando más dinero no es otra que la lógica del capital” (2009, p. 18), evidenciando que sigue razonando con las categorías marxistas de la dominación del capital (los burgueses de Marx). Para él, el crecimiento de la economía no es una aspiración de una vida mejor, sino un mecanismo ‘diabólico’ del capital para manipular a la población y obtener mayores ganancias.

Para dar apariencia de base científica a sus críticas a la economía moderna, Latouche ha recurrido a los trabajos de Nicholas Georgescu-Roegen, un controvertido economista rumano quien ha buscado combinar economía, termodinámica y ecología sin lograr hacer mayor contribución teórica en ninguno de esos campos.[16] Sin manejar bien la física estadística, ni ser buen economista, Georgescu-Roegen usó el concepto de entropía para justificar una visión catastrófica de la economía (Kaberger & Mansson, 2001).[17] Para Latouche, Georgescu-Roegen es importante porque comparte su idea maltusiana de la catástrofe ambiental inevitable.[18]

A Latouche no le interesa qué dicen los académicos economistas ni la élite científica sobre la falta de sustento empírico de sus propuestas. Desde su perspectiva ideológica, él sabe más, mucho más, que todos los demás. Además, quienes defienden la continuidad del crecimiento son meros instrumentos del gran capital. Para Latouche y sus seguidores, los buenos son quienes defienden la recesión y el estancamiento, los demás están al servicio del capital.

A pesar de la falta de sustento, su argumento tiene la fuerza de la simplicidad: (1) los recursos naturales del planeta son finitos, (2) las actividades económicas y la población están creciendo exponencialmente, (3) y si la tendencia continua, vamos hacia una crisis ambiental, (4) debemos entonces paralizar el crecimiento y (5) reducir la economía hasta los niveles sostenibles, es decir, reducir la economía en 80%.

La utopía del decrecimiento

Para los anti-sistema, tener una utopía es indispensable. Latouche se refiere a su utopía en base a ocho “R”: reevaluar, re-conceptualizar, reestructurar, redistribuir, relocalizar, reducir, reusar, y reciclar. Hemos seleccionado una colección de extractos de cómo Latouche entiende cada uno de esos conceptos, para ilustrar como él imagina su utopía social. (2009, p. 32).

  • Reevaluar: “Lo mas importante es alejarse de la creencia de que debemos dominar la naturaleza e intentar vivir en harmonía con ella (p. 35).
  • Re-conceptualizar: “la economía transforma la abundancia natural en escasez creando crisis artificiales y necesidades (p. 35).
  • Reestructurar: “Esta reestructuración será de lo más radical … Lo que está en disputa aquí es encontrar un camino hacia una sociedad del decrecimiento (p. 36).
  • Redistribuir: “Reestructurar las relaciones sociales significa automáticamente redistribución… Ella va tener un efecto directo en la reducción del poder y la riqueza de los consumidores de clase global [los ricos]… (p. 36-37).
  • Relocalizar: “La mayoría de los productos necesarios para atender las necesidades de la población debería ser producidos en fábricas locales financiadas en base a los ahorros colectivos locales (p. 37).
  • Reducir: “Debemos comenzar reduciendo nuestro sobre-consumo y la increíble cantidad de basura [que producimos]… Los riesgos de salud y las horas trabajadas también deberían ser reducidas (p. 38).
  • Reusar y reciclar: “Nadie en su sano juicio podría negar que necesitamos reducir la notable cantidad de basura, combatir la obsolescencia fabricada de los utilitarios domésticos, y reciclar la basura que no puede se reusada directamente (p. 41).

Con ese paquete de ‘principios’ y su idea de reestructuración social radical, Latouche propone crear su sociedad del decrecimiento. Esas medidas, en su opinión, deben tomarse en contra de la mano invisible del mercado, de la dictadura de los mercados financieros, y de las imposiciones de la tecno-ciencia.

No es difícil concluir que, en la utopía del decrecimiento de Latouche, serán destruidos los motores de la economía moderna, las cadenas globales de valor, los avances tecnológicos que las viabilizan, los circuitos comerciales que mantienen el flujo de los productos, las actividades económicas dedicadas a la exportación, los actuales centros de innovación universitarios y empresariales, para regresar a una modalidad estancada de economías locales autárquicas.

A pesar de lo absurdo de sus ideas, Latouche tiene seguidores entre los pos-extractivistas del Perú, y esos seguidores repiten lo que dice Latouche sin haber analizado el sustento de sus ideas, ni haber deslindado respecto a las implicaciones prácticas que su aplicación tendría para la población local.

Preguntas necesarias

Sería útil que los pos-extractivistas peruanos, se dieran el trabajo de responder algunas preguntas respecto a las tesis y propuestas de Latouche:

  • ¿Cómo lograrían imponer a la población una reducción tan dramática de sus ingresos y forzar el retroceso en sus estándares de vida?
  • ¿Qué poder político o militar y qué marco institucional se necesitaría para forzar a las personas y empresas a destruir la mayor parte de su capital y sus tecnologías?
  • ¿Cómo harían para que los gobiernos nacionales decidieran chocar frontalmente con las aspiraciones de progreso de sus habitantes?
  • ¿Cómo harían ante el aumento de la conflictividad social, resultado del juego de suma cero en la disputa de la riqueza decreciente?
  • ¿Cómo harían para que las universidades renunciaran a formar profesionales en base a la ciencia y tecnología, que ellos rechazan por ser de origen occidental?
  • ¿Cómo tendrían que actuar los gobiernos nacionales para retener el poder político asumiendo una postura tan anti-popular?
  • ¿Qué pasaría si un líder asumiera la representación de las aspiraciones de progreso de la población y se propusiera tomar el poder? ¿Quién lo detendría, y con qué medios?

Las ideas de Latouche son especulaciones erróneas e inviables. Un intento de implementar su propuesta de decrecimiento encontraría una oposición mayoritaria y fracasaría. El análisis que hicimos es necesario por los daños que hacen sus seguidores, los pos-extractivistas, intentando paralizar a uno de los motores de la economía peruana, la minería. Lampadia

[1] Decrecimiento, como algo opuesto al crecimiento, es un barbarismo oriundo de la palabra francesa: “décroissance”.
[2] Alayza, A. & Gudynas, E. (2011), Transiciones: post extractivismo y alternativas al extractivismo en el Perú (pp. 61-92). Lima, Perú: CEPES.
[3] Para las ideologías anti-sistema la idea de la utopía es una necesidad. Si una utopía muere, otra utopía debe ser inventada.
[4] La anterior generación de marxistas europeos, algunos de ellos brillantes intelectuales, como Jean Paul Sartre, Herbert Marcuse, y Gyorgy Lukacs, ya estaban ancianos o falleciendo cuando el fracaso del marxismo se hizo evidente.
[5] Latouche, S. (2007). The globe downshifted. Le Monde Diplomatique, 03/07/2007. Accesible en http://mondediplo.com/2006/01/13degrowth
[6] Por su rol en la actualización del maltusianismo, escribiremos sobre Malthus en otro artículo.
[7] Meadows, D. H., Meadows, D.L., Randers, J., & Behrens III, W. (1972). Limits to Growth. NYC, NY: Universe Books.
[8] Las ideas desarrolladas por Donella Meadows, del MIT, se trasnformaron en la base teórica de los nuevos maltusianos. Esa nueva versión del maltusianismo fue severamente criticada por Robert Solow, también del MIT y premio Nobel de economía (The economics of resources or the resources of economics. American Economic Review, 64(2), 1-14. American Economic Association), pero esas críticas no fueron asimiladas por sus seguidores.
[9] United Nations. (1987). Report of the World Commission on Environment and Development: Our Common Future. New York City, NY: United Nations.
[10] Latouche, S. (2009). Farewell to Growth. Cambridge, UK: Polity Press.
[11] World Bank, accessible at http://data.worldbank.org/indicator/NY.GDP.MKTP.KD
[12] Wikipedia. (2017). Great depression. Accessible at: https://en.wikipedia.org/wiki/Great_Depression
[13] https://en.wikipedia.org/wiki/Zero-sum_game
[14] Maddison, A. (2001). The world economy: A millennial perspective. Paris, France: OECD
[15] https://en.wikipedia.org/wiki/Maslow%27s_hierarchy_of_needs
[16] Kaberger, T. & Mansson, B. (2001). Entropy and economic processes – physics perspective. Ecological Economics, 36 (2001), 165-179. Elsevier.
[17] Quienes deseen profundizar sobre el tema de entropía, ecología y economía pueden explorar una amplia bibliografía de los estudios presentados por Kaberger y Mansson.
[18] Ilya Prigogine, físico-químico ruso y premio Nobel, fue capaz de entender los trabajos de Ludwig Boltzmann y Willard Gibbs, y supo aplicar correctamente el concepto de entropía en los fenómenos complejos. Prigogine ha hecho grandes aportes a la teoría de la complejidad utilizada hoy para entender los procesos sociales. Su libro “Order out of Chaos” (New York, NY: Batam Book) trata aquellos casos en que la 2ª ley de la termodinámica, respecto a la entropía, no se cumple.




Los Marxistas y la Minería en el Perú

Los Marxistas y la Minería en el Perú

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

Introducción

¿Cómo piensan los anti-mineros peruanos? Más allá de sus discursos y de cómo los anti-mineros justifican de su accionar conflictivo: ¿cómo piensan sobre la minería y el desarrollo?

Las corrientes de pensamiento hostiles a la minería, en Perú, son diversas, pero responden a dos fuentes ideológicas básicas: marxistas y pos-extractivistas. Ambas ideologías son anti-sistema y anti-globalización, no les gusta la economía de mercado ni valoran las actividades empresariales. Comparten una cultura de victimización y resentimiento social, pero sus opiniones divergen notablemente cuando se refieren a sus utopías de sociedad.[1]

Fuente: Katoliksdnakace blogspot

Esas diferencias tienen un rol principalmente identitario, es decir, definen quienes pertenecen a sus organizaciones y quiénes no. Además, esas dos corrientes tienen concepciones y lógicas políticas distintas, y sus opiniones sobre las otras corrientes no son muy positivas. Quienes queremos que la conflictividad disminuya necesitamos entender sus ideologías y cómo razonan sobre la minería. En los conflictos, ellos son aliados y coordinan por medio de mecanismos de redes conocidos como SPIN. Ver en Lampadia (Ferreira & Olcese, 2017)[2].

Ninguna de las corrientes que operan en Perú (marxista o pos-extractivista) es autóctona ni autónoma.[3] Ellas son extensiones locales de corrientes radicales globales, desarrolladas en Europa y Norte América. Los operadores locales se dedican a adaptar el lenguaje y la simbología de sus ideólogos del norte a las características culturales y políticas del contexto peruano.Los pensadores-fuente de esas corrientes (Boaventura de Sousa Santos, Alberto Acosta, Serge Latouche, Eduardo Gudynas, etc.) no representan a ninguna frontera de conocimiento (no ganan premios Nobel, ni lideran el avance científico en ningún campo). Son todos profundamente occidentales en su formación intelectual, y en su forma de pensar la sociedad y la política, incluidos aquellos que critican la influencia intelectual de occidente.  En las universidades europeas y americanas ellos pertenecen a corrientes académicas de menor peso, pero aquí en el “Sur Global” ellos son reconocidos intelectualmente y tienen capacidad de incidencia en instituciones públicas, medios de comunicación y gobiernos. 

El marxismo es la más antigua de las dos corrientes, con casi un siglo de presencia en el Perú. Los pos-extractivistas, en general, son de surgimiento más reciente; menos de un cuarto de siglo. Ello hace que existan diferencias generacionales en la composición de sus militantes. Los pos-extractivistas son, en promedio, 20 a 30 años más jóvenes que los marxistas.

El marxismo ha influenciado mucho a los pos-extractivistas. Los principales ideólogos de los pos-extractivistas son ex-marxistas que conservan mucho de sus viejas creencias, o se formaron intelectualmente en corrientes de pensamiento influenciadas por el marxismo. Sin embargo, no incluiremos esos ideólogos ex-marxistas en estas notas. Los trataremos posteriormente, cuando describamos la ideología de los pos-extractivistas.

La tragedia de los marxistas peruanos

Fue el periodista José Carlos Mariátegui (abuelo del periodista Aldo Mariátegui) quien, después de una estadía en Europa, se dedicó a la difusión del marxismo en Perú, fundando una revista (Amauta) y creando un partido político, que en sus inicios se llamó Partido Socialista y que después se alineó con la revolución rusa, con la dictadura del proletariado, se afilió a la 3ª Internacional Comunista y cambió su nombre a Partido Comunista.

Fuente: Club de Damas Peruanas en Italia

Después de su muerte, los marxistas peruanos se han dividido entre las diversas tendencias del marxismo internacional (comunistas ligados a Rusia, comunistas ligados a China, trotskistas de todos los matices, partidarios de la revolución cubana, etc.). La historia de la izquierda peruana es una secuencia infinita de divisiones, fusiones, nuevas divisiones, y de ataques recíprocos entre esas corrientes. Las siglas se han multiplicado tanto que la Comisión de la Verdad y Reconciliación, con muchos integrantes de izquierda, no ha logrado identificar todas las ramificaciones ni reconstruir todos los procesos de división.

Fuente: LaMula.pe

El colapso de la Unión Soviética, la caída del muro de Berlín, el fracaso de los experimentos socialistas africanos y el giro de China hacia la economía de mercado representaron un golpe demoledor a la autoridad del marxismo como teoría matriz para entender la evolución de las sociedades. Esa secuela de fracasos en el contexto global hizo que, después de los 90, ser marxista perdiera el brillo intelectual y el barniz heroico de los años 60 y 70.

Sin embargo, en el caso de la izquierda peruana el factor el principal que precipitó su crisis moral y política fue el desarrollo del fenómeno terrorista en los años 80. La incapacidad ideológica y política de la izquierda peruana para responder al terrorismo desdibujó su imagen en la sociedad, generó costos decisivos de reputación política, y creó condiciones favorables para su sustitución por otras corrientes anti-sistema.

El grupo terrorista conocido después como Sendero Luminoso, SL, nació del Partido Comunista Peruano que publicaba el periódico Bandera Roja. Sendero Luminoso era una fracción asentada en la ciudad de Huamanga, que incluía en su periódico el lema: “Por el Sendero Luminoso de José Carlos Mariátegui” como elemento de distinción ideológica.

Fue Sendero Luminoso la organización política que, en 1980, instaló el terrorismo como estrategia política en el Perú, y cambió la forma de hacer política en el país y dio un giro decisivo en la historia de la izquierda peruana. Por su alto nivel de sectarismo y prácticas genocidas, SL sometió a la población andina, especialmente a los sectores campesinos e indígenas más pobres, a sufrimientos indescriptibles.

El otro grupo terrorista importante, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, conocido como MRTA, nació de una combinación de corrientes radicales, originalmente ligadas al gobierno militar del Gral. Velasco Alvarado, el Partido Socialista Revolucionario, y diversas corrientes favorables al uso de la violencia en la política (MIR, UDP, etc.). El MRTA tuvo una importancia política y militar mucho menor que SL, pero se hizo famoso por el secuestro de la Embajada de Japón en Lima en 1996, tomando de rehenes a cerca de 800 personas.

La mayoría de la izquierda marxista no ingresó al terrorismo, pero tampoco supo combatirlo ideológicamente. La postura confusa de la izquierda hacia la violencia política y el terrorismo terminó siendo percibida por la población como dubitativa y, en algunos casos, como cómplice del terrorismo (Pásara, 1990).[4]

La postura de la izquierda respecto al terrorismo le ha generado un alto costo, destruyendo gran parte de su discurso y simbología política (banderas rojas, estrellas, consignas pro-lucha armada, etc.), debilitando su histórica influencia sobre los sectores pobres, perdiendo amplios segmentos sociales para las corrientes políticas que sí enfrentaron al terrorismo de una manera clara y decidida.

Otra consecuencia de esa conducta hacia Sendero Luminoso y MRTA es que hoy amplios sectores de la población asocian la izquierda con el terrorismo. Ello representa una importante vulnerabilidad de su imagen política, y se manifiesta cada vez que hay campañas electorales. La presencia de militantes de izquierda en actos violentos, en especial en los conflictos mineros, refuerzan en la opinión pública la idea de que la izquierda piensa y actúa en forma similar a los grupos que desencadenaron el terrorismo en los años 80. 

Los marxistas y la minería

A diferencia de los pos-extractivistas, los marxistas no son conceptualmente anti-mineros. Según la doctrina económica de Marx y los ejemplos de Rusia, China y los pocos países socialistas aún existentes, la minería, aunque subordinada a la industria, es parte de las fuerzas productivas que deben potenciarse hacia la sociedad comunista. Lo que sí es crítico para ellos el control autocrático del poder político por el partido comunista y el control estatal de las grandes empresas: minas, industrias, grandes comercios, banca, etc.

En la teoría marxista, la minería puede existir, siempre y cuando esté supeditada al Estado y a los marxistas como gobernantes. El objetivo de largo plazo de los marxistas no es acabar con la minería, sino controlar los recursos mineros para sus fines políticos y económicos. Una de las razones que, en la práctica, los hace anti-mineros es que para ellos las grandes empresas en general, y las corporaciones extranjeras en especial, pertenecen al bloque de los enemigos históricos del país, y consideran un deber patriótico combatirlas y, hacer todo lo posible para derrotarlas.

Para los marxistas está bien que un gobierno populista, como Chávez o Lula, utilice a los recursos naturales para la manipulación política. Para ellos, la explotación masiva de los recursos naturales está bien, si les posibilita eternizarse en el poder. Las experiencias recientes de los gobiernos populistas latino americanos (Bolivia, Brasil, Venezuela, Ecuador, etc.) han hecho evidente esa diferencia entre los marxistas y los pos-extractivistas.

Aunque los marxistas peruanos no está contra la minería como actividad económica, si son contrarios a la economía de mercado y a las empresas privadas que se dedican a la minería, y en forma muy especial, a las empresas mineras con capital extranjero. Para ellos, las empresas mineras, por su gran escala y por tener capital extranjero, son pilares de un modelo económico explotador y están en el lado opuesto a ellos en la contradicción política principal. Los marxistas resultan siendo anti-mineros en el contexto peruano de hoy porque son anti-capitalistas. Si ellos llegaran al poder, ellos expropiarían las empresas mineras y crearían empresas estatales para utilizar la minería para sus fines políticos.

El caso de Patria Roja

Para el entendimiento del rol de la izquierda marxista en la conflictividad minera es bueno considerar al Partido Comunista del Perú, conocido como Patria Roja, por su periódico. Ese partido, en los años 70 y 80, estaba alineado con el Partido Comunista de China, era defensor de la violencia política, y su periódico tenía por lema “El poder nace del fusil”. A pesar de su discurso radical, Patria Roja no optó por el terrorismo sino por la construcción de poder popular y la participación en los procesos electorales.

Fuente: Tawi.pe

Hoy, Patria Roja ejerce una influencia política determinante en el sindicato unitario del magisterio público (SUTEP) y en estudiantes universitarios, y conserva una presencia política nacional con mayor peso en algunas regiones mineras. El ex-dirigente de rondas campesinas y ex-gobernador de Cajamarca, Gregorio Santos, hasta muy recientemente, era uno de los líderes destacados de Patria Roja. Por estrategia política, Santos se presentó siempre como parte de un movimiento político, Movimiento de Afirmación Social, MAS, distinto a su organización matriz, Patria Roja.[5]

La postura de Patria Roja respecto a la economía de mercado y a las empresas mineras se expresa claramente en una declaración de su Comité Central:

En la actualidad, con la aplicación del capitalismo salvaje, el neoliberalismo, el Perú viene siendo presa de la voracidad de las transnacionales que saquean sus recursos. El gobierno [de García], lejos de la demagogia electoral, se ha puesto de rodillas frente a los dictados del imperio, aunque ello signifique mayor miseria y exclusión para las grandes mayorías, y la pérdida de la soberanía nacional.[6]

La postura anti-minera de Patria Roja se expresa en su oposición a los proyectos mineros, a las operaciones mineras (Río Blanco, Conga, Yanacocha, Tintaya, etc.), y recientemente al proyecto Tía María. César Barrera Bazán, ex-congresista de Patria Roja y uno de sus principales líderes, en la declaración Tía María es inviable, celebró el paro en contra de la implementación del proyecto, y se expresó de la forma siguiente:

El espíritu colonial apátrida y centralista de la ultraderecha y el extractivismo cree que en pleno siglo XXI puede con facilidad instalarse donde se le dé la gana, a nombre del ‘progreso` y de la ‘máxima ganancia’ que, salvo raras excepciones, solo les ha llegado a ellos.[7]

La comparación entre sus documentos actuales y antiguos evidencia que Patria Roja está siendo influenciada por el discurso pos-extractivista. Por ejemplo, la oposición al “extractivismo” es una novedad en el discurso de Patria Roja, y es más notable en sus organizaciones juveniles, asumiendo como suyas las tesis de la ideología pos-extractivista.

Fuente: YouTube
Refiriéndose a los impactos imaginarios de la minería en Ayabaca, Huancabamba y en Cajamarca (proyecto Conga) la Juventud Comunista de Patria Roja argumenta que:​
 

(1) Acabaría con las nacientes principales de los ríos Piura y Cajamarca (el Quiroz y el Chinchipe), lo que ocasionaría la carencia de agua potable y problemas de alimentación de toda la macro región, además de la contaminación al momento del transporte de los minerales hacia el mar mediante el minero-ducto.
(…)
(7) Afectará las formas de vida tradicional de las comunidades, la tranquilidad pública, desplazamiento de cientos de familias y la desmembración de la organización comunal.
(8) La llegada de gente foránea traerá otras costumbres, acrecentará los actos de corrupción y vandalismo en la zona, vicios (alcoholismo, prostitución), la apertura de discotecas y bares en toda la zona minera.[8]  

Esta oposición entre la minería y la protección ambiental, y la postura contraria a la modernidad no eran parte del discurso de Patria Roja, años atrás. Como hemos ya explicado, los marxistas siempre han sido favorables al uso de los recursos naturales y a las ideas de progreso económico y de modernidad. Este giro anti-progreso de los marxistas peruanos es consecuencia de la incapacidad de los líderes de Patria Roja para recrear su discurso político en los espacios del marxismo clásico.[9]

Patria Roja es hostil a la minería también por razones de estrategia política. Como Alberto Moreno (2002) explica extensamente, su partido se fortalece promoviendo conflictos sociales. Eufemísticamente él dice que el partido se fortalece en las luchas. En su visión de ruta al poder, Patria Roja combina dos formas de lucha política: construcción de “poder popular,” vía la promoción de la conflictividad, y participación en elecciones.

Los elementos del poder popular son tres: (1) el impulso de los Frentes de Defensa, (2) la promoción de la auto-defensa de masas, y (3) las asambleas populares. Es con estas tres estructuras que Patria Roja se propone tomar el poder político. Moreno deja claro que el uso de la violencia no-armada y la intimidación a los opositores son componentes de la auto-defensa de masas y del ejercicio del poder por las asambleas populares.

En el contexto actual, la conflictividad minera resulta siendo uno de los principales motores de la lucha por el poder de Patria Roja, haciendo la promoción de los conflictos mineros central a su estrategia política.[10] Patria Roja resulta promoviendo la conflictividad social anti-minera por que los conflictos sociales sirven a su estrategia de poder.

Patria Roja ha desarrollado una especie de marxismo tropical, cada día más mezclado con elementos de la narrativa pos-extractivista e indigenista radical, evidenciando su real subordinación respecto a los nuevos núcleos productores de ideología anti-sistema.

El ‘ejército de reserva’

Como lo explica Paul Collier[11] en sus estudios sobre los conflictos ligados a los recursos naturales, la ambición (la extracción de rentas políticas y económicas) es una de las principales causas de dichos conflictos. Los marxistas, asimilando elementos pos-extractivistas han encontrado en la conflictividad minera una ruta efectiva para luchar por sus ambiciones políticas. Naturalmente, esas ambiciones se ocultan detrás de un discurso ideológico lleno resentimientos y victimización, pero no hay que basarse en los discursos para entender las acciones. Para ello están la economía y la ciencia política moderna.

Para entender la dinámica local de la conflictividad minera no hay que pasar por alto la existencia de otros grupos marxistas menores, cuyos nombres no son muy conocidos,[12] y la existencia de varios miles de ex-militantes de los partidos de izquierda que se disolvieron en los últimos años, de su periferia política y ex-militantes de los grupos terroristas que quedaron dispersos después de derrotados. La organización de conflictos sociales es una de las pocas actividades que alimentan sus expectativas de acenso social y político.

Esos miles de ex-militantes están dispersos en las casi 200 provincias del Perú y funcionan como una especie de ‘Ejercito de Reserva’ de la conflictividad. Ellos viven de los recursos públicos donde algún líder de orientación radical gana el control de una instancia gubernamental sub-nacional u organización social, y se movilizan como organizadores de conflictos o como activistas cuando algún conflicto se desencadena. Algunos de ellos logran cargos directivos en sus localidades, e incluso llegan a elegirse como alcaldes distritales y provinciales y en el caso de Gregorio Santos como gobernadores regionales. Los Frentes de Defensa, tan valorados por Patria Roja, son sus organizaciones de preferencia.

Conclusiones

Los marxistas peruanos surgieron en los años 30 y se dividieron por 50 años. Los marxistas moderados compartieron el poder político durante el gobierno del Gral. Velasco Alvarado en los 70. Los marxistas más radicales alcanzaron el máximo poder político con Sendero Luminoso en los años 80. La postura confusa de los marxistas moderados hacia el terrorismo los golpeó éticamente y los ha alejado de su soporte social tradicional. Hoy, amplios segmentos de la población perciben a los marxistas moderados y algunos sectores la izquierda como fuerzas próximas al terrorismo y no confían en sus gestos políticos. Sólo en el entorno de los proyectos mineros ellos conservan sus fuerzas políticas y organizacionales.

El colapso global del marxismo (Rusia, China, intelectualidad europea, etc.) dejó a los marxistas peruanos huérfanos de soporte ideológico internacional y sin capacidad de renovación intelectual. Los marxistas, en Patria Roja, en el Parido Comunista Peruano, o dispersos en otros grupos de izquierda, han perdido su capacidad de renovación intelectual. Ellos viven hoy un proceso de disolución ideológica, más rápido en la clase media y más lento de las provincias alejadas. La influencia de las ideas pos-modernas, especialmente de los pos-extractivistas, es cada día mayor en los discursos de los marxistas y ex-marxistas.

Sin ser ideológicamente contrarios a la actividad minera, los marxistas resultan siendo anti-mineros por razones de estrategia política, pues la promoción de la conflictividad es lo que más les ha resultado para atacar la economía de libre mercado y avanzar en su lucha por el poder político. Por sus intereses políticos, los marxistas peruanos promueven y van seguir promoviendo conflictos sociales que bloquean el desarrollo de la minería en el país. Lampadia

[1] Existen otras corrientes de pensamiento, también muy variadas, que, sin ser hostiles a la actividad minera, tienen propuestas sobre la conflictividad social que, en la práctica, resultan negativas para el desarrollo de la minería y de la democracia. Sin embargo, no vamos abordar estas otras corrientes en estas notas. Dejaremos su tratamiento como tarea para futuros trabajos.
[2] Ferreira, C. & Olcese, F. (2017). Como se organizan los conflictos mineros. Lampadia. Accesible en: http://www.lampadia.com/analisis/mineria/spin-explica-la-convergencia-de-fuerzas-anti-mineria
[3] Los teóricos de la dependencia, Raúl Prebisch, Celso Furtado, Rui Mauro Marini, Teotônio dos Santos, etc.) eran latino americanos. Habían sido influenciados por Max Weber y André Gunder Frank, pero el desarrollo de la teoría de la dependencia era creación local. En el caso de los anti-mineros no se observa esa independencia intelectual. Ellos inventan algún término propio, como Buen Vivir, o Sumak Kawsay, pero no van mucho más allá de ello.
[4] Pásara, L. (1990). El doble sendero de la izquierda legal peruana. Nueva Sociedad, 106 (marzo-abril, 1990), pp. 58-72. Buenos Aires, Argentina: Fundación Friedrich Ebert.
[5] La ruptura reciente entre Gregorio Santos y Patria Roja ha debilitado mucho la presencia de ese partido en las regiones más conflictivas del Perú. Actualmente, podemos decir que el movimiento político de Gregorio Santos, DD-MAS, en proceso final de ruptura orgánica con Patria Roja, lidera la corriente marxista más importante para la conflictividad minera.
[6] Patria Roja, (2008). Qué es y qué se propone Patria Roja, párrafo 14. Accesible en febrero de 2017 en: http://www.patriaroja.pe/comunicate-con-nosotros/
[7] Barrera, C. (2015). Tía María es inviable. Accesible en febrero de 2017 en: http://es.slideshare.net/URVIOLA/patria-roja-ta-mara-1
[8] Juventud Comunista. (2007). Efectos de una posible extracción minera en Ayabaca y Huancabamba. Accesible en febrero de 2017 en: http://jotacepiura.blogspot.pe/2007/08/efectos-de-una-posible-extraccin-minera.html
[9] Si sus líderes históricos: Marx, Engels, Lenin, Mao, etc. supieran de las nuevas ideas de Patria Roja, ellos serían expulsados en forma inmediata del movimiento comunista internacional. 
[10] Moreno, A. (2002). Democracia Directa y estrategia revolucionaria (3ª Edición). Lima, Perú: Patria Roja
[11] Collier, P. (2004). Greed and grievance in civil war. Oxford Economic Papers, 56, 563-595; doi:10.1093/oep/gpf064. 
[12] Algunos de esos grupos son favorables al uso de la violencia en sus estrategias de construcción de poder popular, y conservan mucho de la retórica violentista de los años 80s.




La tragedia Intelectual de los Anti-Mineros

La tragedia Intelectual de los Anti-Mineros

Nuestra biblioteca virtual: Recursos Naturales y Desarrollo sigue creciendo semana a semana con las contribuciones del Centro Wiñaq. Estas contribuciones al debate nacional, tal como esperábamos, están generando diversas reacciones en las redes sociales. Algunas, por supuesto, basadas en lecturas interesadas y, otras, en defensa de las ideologías que sustentan buena parte de la acción de los grupos anti-mineros. Ideología que pretendemos combatir con información y análisis que empodere a nuestros lectores con los mejores elementos posibles para que cada uno pueda desarrollar su propio criterio.

En esta ocasión, el siguiente artículo describe las diferencias conceptuales y de acciones entre el ambientalismo no-ideologizado y el ambientalismo ideologizado.  

La historia de una corriente que llegó tarde a la historia

Los anti-mineros peruanos se presentan a la sociedad como ambientalistas, pero sus motivaciones predominantes son políticas e ideológicas.

Como no pueden decir abiertamente sus ideas anti-sistema, ellos presentan los componentes ambientalistas de su pensamiento como su identidad ética. En la práctica, el ambientalismo de los anti-mineros les sirve como escudo moral para justificar su accionar conflictivo.

La tragedia intelectual de los anti-mineros es que ellos llegaron tarde al ambientalismo. Llegaron cuando el movimiento ya se había institucionalizado, cuando la mayoría de los temas ambientales ya se canalizaban vía instituciones y empresas, y se acercaron a los rezagados, a los más ideologizados dentro de las corrientes internacionales.

Lo que pasó es que después de la victoria moral del ambientalismo, ante la opinión pública en el primer mundo, en los 80 y 90, los reclamos principales del movimiento ambientalista original se institucionalizaron, quedando los grupos anti-sistema como los más visibles.

La afinidad de los anti-mineros es con las corrientes, que usan el ambientalismo como sustitución del marxismo. Si estuviéramos en 1970 ó 1980, ellos serían marxistas. Pero en 2016, ellos son anti-sistema con escudo moral ambientalista.

Los dos tipos de Ambientalismo

El ambientalismo es un movimiento que se origina a fines del siglo 19, en los países desarrollados, como una respuesta crítica a la revolución industrial, pero que llega a adquirir gran fuerza a partir de 1970.[1]

Entre los ambientalistas, ha habido siempre una gran diversidad de posturas filosóficas sobre la naturaleza y sobre la relación entre el hombre y su entorno. A pesar de la divergencia de filosofías, es posible clasificar a los ambientalistas en dos grandes tendencias, los no-ideologizados y los ideologizados.

Para los ambientalistas no-ideologizados el problema era la destrucción del ambiente. Ellos eran, principalmente, ambientalistas, y su foco estaba en modificar las leyes, prácticas humanas y prácticas empresariales para asegurar la protección del ambiente: prohibición del uso del DDT, paralizar la fabricación de CFC, procesamiento de desperdicios, reclamación de estudios de impacto ambiental en los proyectos económicos, etc. En el Perú, Antonio Brack Egg, ex Ministro del Ambiente, fue una muy respetable expresión de ese ambientalismo no-ideologizado.

Para los ambientalistas ideologizados, los problemas ambientales son manifestaciones de cuestiones políticas, sociales, filosóficas, económicas y culturales, y no pueden ser resueltos sin la realización de cambios radicales en la sociedad. Para ellos las actividades empresariales, el libre mercado, la familia patriarcal, el antropocentrismo, etc., son los verdaderos problemas, y su foco es el cambio del sistema socio-político. Uno de sus lemas en la reunión reciente del Banco Mundial en Lima (2015) fue: “No cambiemos el clima, ¡cambiemos el sistema!”. Cien años atrás el objetivo de las corrientes ideologizadas era muy similar, cambiar el sistema socio-político (capitalista), aunque la justificación era la injusticia en las relaciones laborales, y las simpatías ideológicas estaban con el marxismo.

La institucionalización del ambientalismo (El ambientalismo no-ideologizado)

En sus inicios (en los años 70 y 80), los ambientalistas no-ideologizados ganaron el liderazgo del movimiento, y sus ideas fueron gradualmente ganando influencia en la opinión pública e incidiendo en los hacedores de política.[2] En los 80s, la gran mayoría de las personas en los países desarrollados ya estaban a favor de la protección del ambiente, y los líderes del ambientalismo, como Rachel Carson, habían ganado un gran prestigio.[3]

El movimiento ambientalista no-ideologizado fue incidiendo en los organismos internacionales y, en 1987 una comisión de la ONU especializada en ambiente y desarrollo elaboró el informe “Nuestro Futuro Común[4] que incorporó las ideas centrales del ambientalismo, superando el conservacionismo puro,[5] y compatibilizaron las ideas de desarrollo y protección ambiental.[6] Ese informe de la ONU plasmó el concepto de “Desarrollo Sostenible” como un tipo de desarrollo que atiende las necesidades de la actual generación sin comprometer las posibilidades de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades. Ese informe no se opone a las actividades económicas: minería, agricultura, o pecuaria; ni a la explotación de los recursos naturales. El informe defiende la explotación de los recursos naturales, considerando las necesidades futuras, y sí se opone a la contaminación del ambiente y a la depredación de dichos recursos.

El informe afirma:

“En esencia, desarrollo sostenible es un proceso en el cual la exploración de los recursos, la dirección de las inversiones, la orientación del desarrollo tecnológico; y el cambio institucional están todos en armonía y expanden el potencial actual y el futuro [del ambiente y de las tecnologías] para atender las necesidades y aspiraciones humanas” (capítulo 2, párrafo 15).[7]

El concepto de desarrollo sostenible no se refiere a ideologías, ni a sistemas económicos o políticos. Se refiere sí a la relación entre las actividades humanas, los recursos naturales y las condiciones ambientales, y reclama que las actividades de hoy respeten las aspiraciones y necesidades de las generaciones del mañana. Al no estar ligada a ninguna ideología radical o revolucionaria, la idea de desarrollo sostenible se irradió globalmente, más allá de las diferencias socio-políticas de los países. Sin embargo, ese hecho ha sido considerado un gran defecto por parte de las corrientes ideologizadas.[8]

Una vez que las ideas centrales del ambientalismo (no-ideologizado) fueron aceptadas, sus principios fueron transformados en políticas públicas, leyes, prácticas empresariales, instituciones, y en currículos universitarios, y los antiguos activistas ambientalistas fueron incorporados como profesores, gerentes de empresas o ministros de Estado.

Como lo explica Coglianese (2001),[9] investigador de Harvard University, pasado el período transformacional de los 70s, el movimiento ambientalista (no-ideologizado) logró institucionalizarse, generándose los canales para resolver los problemas ambientales a través de instancias públicas, procesos políticos y medios de comunicación. Habiéndose institucionalizado, el movimiento ambientalista (no-ideologizado) incrementó su capacidad de lobby e incidencia política, y por ello su presencia en las calles se redujo notablemente.

Ya en los 90s, el ambientalismo había sido asimilado por la sociedad moderna, y se hizo parte de la cultura de nuestras sociedades. Ello constituyó una gran victoria de los ambientalistas (no-ideologizados), resultado de su coraje y rigor científico.

No es que todos los problemas ambientales se hubieran resuelto (calentamiento global, destrucción de bosques y selvas, contaminación de ríos, lagos y mares, especies en peligro de extinción, derrames de petróleo, pesca de ballenas, pruebas nucleares, etc.); es que hoy su abordaje se da, principalmente, vía instituciones dedicadas a ello, y su denuncia ocurre vía los medios. Hoy, por ejemplo, empresas que tenían prácticas contaminantes se han visto obligadas por la opinión pública mundial a corregir y a adoptar el estándar ambiental ISO 14,000. Además, existen abundantes organizaciones ambientalistas que están fiscalizando las prácticas de las empresas, cumpliendo una labor muy positiva como una especie de auditoría ambiental de la sociedad civil.

El ambientalismo ideologizado

La historia del ambientalismo ideologizado es distinta, y no es de logros científicos, ni éticos, ni institucionales. Su desarrollo se dio ligado al éxito del ambientalismo no-ideologizado, pero su motivación central no era el ambiente sino sus ideologías anti-sistema. Con el colapso del marxismo (1989-91), parte de los grupos disconformes con la sociedad moderna habían quedado huérfanos de una teoría integradora y optaron por organizar sus ideas alrededor de alguna variante del ambientalismo.

Actualmente existen muchas decenas de grupos ambientalistas ideologizados: Deep Ecology, Earthfirst!, Social Ecology, Anarcho-Primitivism, Animal Liberationists, Green anarchists, Ecofeminism, Anti-globalization, Anti-Capitalists, Green Politics, Evangelical Environmentalism, Ecodefense, Eco-socialism, Simple Living, Green Peace, Partido Verde Alemán,[10] y muchos más.

Para esos grupos lo más importante es el término que viene junto a la palabra “Ambiental” pues ahí se define su ideología. Ellos pueden ser anarquistas, socialistas, primitivistas, tribalistas, localistas, cooperativistas, marxistas, ex-marxistas, anti-patriarcales, anti-capitalistas, evangélicos, católicos, budistas, anti-corporaciones, anti-mercado o simplemente rebeldes en busca de una causa ‘social’. La diversidad de ideologías en esos ambientalismos es tan grande como es ideológicamente diversa la sociedad moderna. Igual que en la izquierda tradicional, en las corrientes ideologizadas todos creen ser dueños de la verdad, los únicos correctos, y todos son críticos severos de todos los demás.

En el ambientalismo ideologizado el ambientalismo es la justificación y la ideología es lo fundamental.

Este ambientalismo funciona como una especie de escudo moral para los grupos ideologizados. Y es el rostro con el que prefieren mostrarse frente a la opinión pública en general.

Siendo que la defensa del ambiente es socialmente valorada, el nombre Ambientalista sirve para justificar muchos actos.[11] Todo lo que hacen, la violencia que promueven, es en nombre de la protección del ambiente.

La tragedia intelectual de los anti-mineros peruanos

Los anti-mineros peruanos llegaron tarde a la historia. Llegaron cuando el movimiento ambiental ya se había institucionalizado (Coglianese, 2001), y había dejado de ser un movimiento social dinámico.

Los anti-mineros llegaron con impulsos anti-sistema cuando el sistema ya había asimilado e incorporado el ambientalismo. El sistema ya lo había hecho antes con las patentes, el libre comercio, la democracia, el voto femenino, el rechazo a la segregación racial, los derechos de los niños, etc., y va a seguir haciendo con otros derechos en el futuro.

Llegaron cuando las sociedades y las empresas ya habían creado instancias para tratar los problemas ambientales. Llegaron con motivación conflictiva cuando lo más efectivo, para un ambientalista, ya es mejorar el funcionamiento de las instituciones que supervisan el cumplimiento de las normas ambientales.

Llegaron cuando las ideologías ya predominaban en amplios sectores del movimiento ambientalista internacional y eran esas corrientes ideologizadas las que financiaban a las ONGs en los países en desarrollo. Llegaron para dejarse adoctrinar por corrientes radicales ideologizadas, corrientes que, en sus propios países, ya se estaban volviendo marginales.

Ellos se imaginan a sí mismos reproduciendo la fase heroica del ambientalismo de los 60s. Se imaginan siendo Rachel Carson. Pero entre lo que se imaginan y lo que son hay un gran abismo. Capturados por ideologías anti-sistema y motivados por ambiciones políticas personales, todo lo que logran hacer en la práctica es bloquear actividades productivas, dificultando el progreso de las poblaciones pobres del país, sin hacer nada efectivo para mejorar las instituciones ni las prácticas ambientales de las empresas.

En un análisis de las propuestas programáticas de los anti-mineros peruanos, Ferreira y Olcese (2015)[12] encontraron que el foco de sus propuestas no estaban en la protección ambiental ni en el desarrollo institucional para el cuidado ambiental, estaban sí en la creación de condiciones y incentivos para incrementar la conflictividad social. Además, su propuesta se basa en el supuesto de que la minería moderna, aún con regulaciones ambientales, alta tecnología y aplicando estándares ambientales internacionales, no tiene futuro.[13]

La conclusión de Ferreira y Olcese (2015) fue que: “la etiqueta de ‘anti-mineros’ que reciben estas organizaciones corresponde a la realidad puesto que sus propuestas llevarían en el corto plazo al incremento de la conflictividad y paralización de las inversiones, y en el largo plazo, a la desaparición del sector minero en el Perú” (p. 9).

Los anti-mineros peruanos fueron adoctrinados por las corrientes ideologizadas del ambientalismo (europeas y americanas) que fueron fortaleciéndose después que el ambientalismo se institucionalizó.

Los anti-mineros están sometidos a un sistema de incentivos negativo. Tienen que pensar como piensan quienes los financian, y tienen que hacer lo que a ellos les agrade.

La dependencia financiera e intelectual de los anti-mineros respecto a las corrientes ideologizadas los limita profundamente en su capacidad de hacer algo positivo para mejorar la sostenibilidad de las actividades productivas del país. Lampadia

 
 
 
[1] En los 60s se publicaron varios libros denunciando el daño de los insecticidas en el ambiente. El más famoso de ellos fue un libro de Rachel Carson “Primavera Silenciosa” (Silent Spring).

[3] En esa época, los ambientalistas se caracterizaban por realizar estudios de indiscutible calidad científica, que soportaban los embates críticos más severos. Esta tradición, lamentablemente, no se ha mantenido entre los ambientalistas ideologizados.

[4] Ese reporte también es conocido como Informe Brundtland, pues estuvo a cargo de la señora Gro Harlem Brundtland ex-primer ministro de Dinamarca.

[5] Los ambientalistas ideologizados retoman ideas de los conservacionistas puros del siglo 19, como la no exploración de los recursos naturales, ni la alteración de los paisajes naturales.

[6] La aprobación de ese informe por Naciones Unidas marca la victoria científica y política del ambientalismo (no-ideologizado) a nivel internacional. A partir de ese punto, el ambientalismo pasó a ser parte del sistema, fue asimilado. Para los ambientalistas ideologizados esa asimilación del ambientalismo por los organismos internacionales y gobiernos les quitó una importante bandera programática, y los obligó a poner énfasis en los aspectos puramente ideológicos. Por esta razón el concepto de desarrollo sostenible no les gustó.

[7] United Nations. (1987). Our common future

http://www.exteriores.gob.es/Portal/es/PoliticaExteriorCooperacion/Desarrollosostenible/Documents/Informe%20Brundtland%20(En%20ingl%C3%A9s).pdf

[8] McCloskey, M. (1999). The emperor has no clothes: The conundrum of sustainable development. Duke Environmental Law & Forum, 9(2), 153-59. Duke University School of Law.

[9] Coglianese, C. (2001). Social movements, law, and society: The institutionalization of the environmental movement. Harvard University. http://scholarship.law.upenn.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=3250&context=penn_law_review

[10] Los Verdes Europeos financian a grupos y actividades anti-mineras en América Latina.

[11] En el Perú, la gran mayoría de los aventureros políticos, incluidos algunos ex-miembros de organizaciones terroristas, se presentan ante los medios de comunicación como ambientalistas.

[12] Ferreira, C. & Olcese, F. (2015). ¿Una nueva minería o no más minería? Lampadia:

http://www.lampadia.com/assets/uploads_documentos/c2379-no-mas-mineria-.pdf

[13] Por las ideologías en que fueron adoctrinados, ese supuesto sobre la minería es una verdad por sí misma, es como un acto de fe, y no necesita evidencias para descartar su falsedad.




“Fuera de la ideología todo es ilusión” (I)

“Fuera de la ideología todo es ilusión” (I)

Es paradójico que en el Perú, un país en el cual se están dando pasos efectivos para sacar a su población de la pobreza, surjan corrientes de pensamiento que proponen, en diversos aspectos, el regreso al pasado pre-industrial e incluso pre-Colombino.

¿Cómo puede ser que surjan corrientes de pensamiento contrarias al desarrollo y que defiendan como alternativa la permanencia de la pobreza?

¿Cómo puede ser que, con el eufemismo de alternativas al desarrollo, le propongan a la población rural renunciar a sus aspiraciones de progreso en función a una idea de buen vivir en la pobreza? Esas corrientes evidencian una indiferencia chocante con las aspiraciones de progreso de las poblaciones rurales del país. Desde su condición de clase media y alta financiada con donaciones y/o con fondos públicos, ellos buscan venderle al país un discurso hostil en contra del progreso, de la minería y del aprovechamiento de los recursos naturales en general, e indiferente frente al sufrimiento que genera la pobreza rural.

 

Fuente: http://ambiental.net/2015/11/transiciones-al-pos-extractivismo-conferencia-en-cajamarca/

Las ideas de los pos-extractivistas peruanos no son ni latinoamericanas ni peruanas.[1] Son copiadas de pensadores radicales europeos y americanos, marginales en sus propias sociedades. En realidad, los pos-extractivistas locales o regionales son básicamente reproductores de un discurso creado en Europa y Estados Unidos. Ellos mismos fueron adoctrinados en universidades del norte (Edinburgh, Yale, Madrid, etc.), y buscan hacer lo mismo con los líderes de la población local.[2] Aunque no visten camisas blancas ni usan corbatas cortas, no son muy distintos de algunos promotores religiosos-americanos que encontramos en los barrios de Lima.

El origen de los Anti-Mineros

El primer gran movimiento en contra del uso de tecnología moderna surgió en Inglaterra a inicios de la revolución industrial. Fue Ned Ludd (un personaje que no se sabe si es ficticio o  real), quien en 1811 se le atribuyó la iniciativa de convocar a los trabajadores ingleses para destruir las máquinas que posibilitaban la emergencia de la industria textil.

La rebelión Ludita fue duramente reprimida por el Estado Británico. Sus líderes fueron encarcelados o asesinados, y el movimiento salió de la historia por más de un siglo. En su lugar, surgió el Marxismo, la cual en vez de oponerse a la industrialización, hablaba de una utopía autoritaria basada en la industria y dirigida por un partido formado por intelectuales de clase media que decían representar a los trabajadores industriales.

Más allá de su intento insensato de bloquear la revolución industrial, el movimiento Ludita, como se le conocía, tenía una justificación social. Los cambios en la  economía inglesa estaban generando serias dificultades a los diversos sectores de esa sociedad, ya que el uso de los telares industriales estaba literalmente llevando a la quiebra a miles de artesanos y trabajadores textiles. Además, los artesanos estaban siendo desplazados por los telares industriales en dónde los obreros trabajaban 16 horas diarias viviendo una existencia corta y miserable. 

Los anti-mineros modernos son tan o más retrógrados que los Luditas del siglo 19, no solo porque repiten los mismos errores dos siglos después, sino porque al bloquear la minería moderna, sacrifican las aspiraciones de progreso de las poblaciones rurales del Perú y lo hacen para defender los intereses ideológicos de las corrientes radicales europeas y americanas que los adoctrinan y financian.[3]

Surge el Neo-Ludismo

A pesar de la derrota de los Luditas en Inglaterra, el rechazo a los avances técnicos (basado en las actividades industriales) siguió teniendo adeptos, especialmente en los Estados Unidos. En 1975, Edward Abbey escribió una novela de gran éxito e influencia, The Monkey Wrench Gang [La Pandilla del Sabotaje], en la que cuatro personajes luchan contra la construcción de represas hidroeléctricas y del desarrollo industrial en el oeste americano. Los personajes de la novela se dedicaban a destruir las instalaciones que, según ellos, afectaban las costumbres locales y la belleza del paisaje natural. La novela se transformó en una referencia para el naciente movimiento Neo-Ludita, un movimiento hostil en contra del uso la tecnología moderna y las actividades extractivas. Una comparación entre los discursos de los pos-extractivistas peruanos y las ideas de los personajes de la novela de Edward Abbey permite ver que el pensamiento Neo-Ludita los ha influenciado, aunque  ellos se resistan a reconocerlo.[4]

Con la caída del muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética, se desprestigió el Marxismo. La utopía comunista resultó ser una dictadura muy semejante a la fascista, y su economía centralmente planificada se derrumbó ante el avance de la innovación en los países capitalistas. El giro de China hacia el capitalismo, con fuerte rol del Estado, y su extraordinario éxito económico reforzó el desprestigio de la ideología marxista. Hoy, el Marxismo es un símbolo de dictaduras y de atraso económico con dos íconos claros: Corea del Norte y Cuba.

Ante el fracaso del Marxismo, los grupos anti-capitalistas, marxistas y no marxistas, los grupos anti-modernidad, y los diversos rebeldes confusos, volvieron sus ojos hacia una nueva versión del Ludismo: una versión que combina elementos del marxismo con ideas de un ecologismo radical y un histórico resentimiento social. Esas corrientes están activas en Perú, influenciando fuertemente al movimiento anti-minero, canalizando marxistas frustrados, aventureros políticos locales, izquierdistas desocupados e intelectuales de menor rango. Ellos se auto-titulan pos-extractivistas.

El Terrorismo Anti-Tecnología

En 1995, el matemático americano Theodore Kaczynski, autor de una serie de atentados terroristas con cartas bombas, le exigió al New York Times y al Washington Post que publicaran su “Manifesto” en contra de la sociedad industrial, en donde planteaba la necesidad de destruir la tecnología moderna y regresar a la vida pre-industrial.[5]

El texto de Kaczynski, claro y consistente, es uno de los pronunciamientos Neo-Luditas más completos e influyentes.[6]La lectura de sus textos y la comparación con las ideas de los anti-mineros peruanos evidencia cierta convergencia evolutiva entre ambos grupos de ideas.

Para Kaczynski, las sociedades primitivas posibilitaban una experiencia de vida más acorde con la naturaleza humana (similar al Buen Vivir de los pos-extractivistas). En la párrafo 115 de su Manifesto, dice: “Entre los pueblos primitivos las cosas en que los niños son entrenados tienden a ser razonablemente en armonía con los impulsos humanos naturales. Entre los indios americanos, por ejemplo, los niños eran entrenados en actividades en el campo. Pero, en nuestra sociedad los niños son empujados a estudiar temas técnicos, lo que la mayoría hace en forma reluctante.”

En un artículo sobre el post-extractivista uruguayo Eduardo Gudynas de The Guardian (periódico inglés que influencia la izquierda latinoamericana),  se ilustra el concepto del Buen Vivir con una foto de dos niños amazónicos desnudos jugando con papagayos, dejando claro a qué tipo de pasado los post-extractivistas nos quieren llevar en el futuro.[7]

La utopía de los post-extractivistas peruanos y de los Neo-Luditas es la misma: una sociedad sin tecnología industrial. En esto coinciden Gudynas, Abbey y Kaczynski. Aún con diversos niveles de radicalidad, los tres sienten aversión ante el progreso técnico y a la manera cómo éste ha modificado la forma en que estructuran sus sociedades y sus métodos de producción en masa.

El costo humano que se genera como consecuencia de sus absurdas ideas en términos de permanencia de la pobreza y deterioro de la calidad de vida de la población rural no les interesa mucho. Son de clase media y alta, y sus ingresos no dependen de cómo le va a la población rural.

La contradicción más evidente del pensamiento de los post-extractivistas es que, sin el desarrollo industrial moderno, Gudynas no estaría publicando sus opiniones en The Guardian, ni viajando en avión (con turbinas de alta tecnología) para dar charlas en reuniones de anti-mineros en Cajamarca y Lima y no tendría celular con procesadores de última generación.

Algunos anti-mineros pueden considerar injusta la comparación de sus ideas con las de conocidos anarquistas y terroristas de los países del norte, sin embargo, una lectura cuidadosa y objetiva de los materiales producidos por ambos grupos pone en evidencia muchas coincidencias entre sus ideas. Quienes todavía tengan dudas, pueden leer todos los textos citados.

Una diferencia importante con los pos-extractivistas peruanos es que Kaczynski es revolucionario y propicia el terrorismo como método de propaganda, mientras los pos-extractivistas son, por lo general, reformistas radicales. Aunque promueven la violencia en las marchas anti-mineras, no promueven el terrorismo como estrategia política. Su actuación política combina una diversidad de métodos: la promoción de conflictos locales, la intimidación y represión de la población local vía rondas campesinas u otros elementos de poder local (ver: El cerco cognitivo de las comunidades donde operan), la realización de los actos de sabotaje a instalaciones mineras, la incidencia política en el Estado, la destrucción de la legitimidad de las empresas mineras y el adoctrinamiento de la juventud y líderes locales. Algunos ex-terroristas han encontrado en el movimiento anti-minero el lugar perfecto para canalizar su radicalismo ideológico, sus inclinaciones hacia la violencia y sus habilidades en organizar conflictos, pero ello no justifica llamarlos de terroristas.

La narrativa pos-extractivista tiene una deficiencia fundamental.

Los pos-extractivistas no pueden ofrecer una respuesta efectiva a las aspiraciones de progreso de las poblaciones rurales. Para ocultar esa deficiencia, hablan del Buen Vivir o de la Dignidad. Esas dos opciones le sugieren a la pobreza rural que su sufrimiento es un problema de actitud y no una cuestión de ingresos económicos, acceso a servicios de salud, electricidad, productividad agrícola, costos de transporte, etc.

En una reciente conferencia en Cajamarca (2015), la región más pobre del Perú, el ícono pos-extractivista Eduardo Gudynas (ver foto del evento con líderes de Patria Roja) no pudo decir nada claro ni efectivo sobre cómo abrir una ruta de progreso para la población Cajamarquina. En una conferencia que tenía por temática la transición de la sociedad actual con minería industrial hacia el pos-extractivismo (sin minería moderna), no propuso ninguna medida específica con la cual se pudiera realizar dicha esta transición. Lo único concreto que dijo fue la necesidad de oponerse a los grandes proyectos mineros, a la agro-exportación y a las hidroeléctricas.

Ese desinterés e incapacidad de los pos-extractivistas de ampliar las rutas de progreso de la población rural incrementa la responsabilidad de las corrientes pro-desarrollo, pero también ofrece una oportunidad para aislarlos socialmente.

Los pos-extractivistas solo pueden ofrecer la permanencia de la pobreza y una cultura de victimización y resentimiento.

Las corrientes pro-desarrollo pueden promover el debate público mostrando cómo la minería responsable puede generar recursos y oportunidades que dinamicen el desarrollo regional y les permitan a los niños de esas regiones tener el futuro que se merecen.

La condición para que las corrientes pro-desarrollo sean capaces de responder a las expectativas de las poblaciones de las regiones mineras del Perú es superar los enfoques asistencialistas y el pragmatismo transaccional aún presentes en las estrategias de las empresas mineras para que la minería contribuya efectivamente a dinamizar las economías locales y brindarle la posibilidad a la población rural y los sectores urbanos que visualicen un futuro mejor en relación sinérgica con la minería. Lampadia

 

[1] El pedagogo brasileño Paulo Freire, un pensador del sur, desarrolló un enfoque de alfabetización que hasta hoy influencia las universidades del norte, pero ese no es el caso de los post-extractivistas, pero este no es el caso de los post-extractivistas peruanos.

[2] Una estrategia mediática de los post-extractivistas es el adoctrinamiento de voceros locales para dar la ilusión de que sus ideas son originarias de los países en donde operan.

[3] Los luditas no entendieron que la industrialización no era solo consecuencia de las condiciones en Inglaterra sino de la naciente demanda global de telas, máquinas, insumos industriales, etc. La industrialización de China e India, y después de África, va incrementar la necesidad de la minería hacia niveles nunca antes conocidos en la historia de la humanidad. El bienestar futuro de la humanidad va requerir más minería y no menos minería como se imaginan los post-extractivistas.

[4]Otras corrientes Neo-Luditas buscan bloquear la tecnología digital y la ingeniera genética: computadores, robots, modificaciones genéticas, etc., pero ese no es el caso en Perú en donde la minería, el petróleo y las represas hidroeléctricas son los blancos preferidos de los pos-extractivistas.

[5] Kaczynski, un matemático con un IQ de genio, entre 150 y 170, redactó su Manifesto en forma muy lógica e completa. Más allá de sus ideas absurdas, es un documento de lectura entretenida.

[6] En el final del Manifesto (del §213 al §232), Kaczynski realiza una crítica aguda a la izquierda y a su ambición de poder por el poder. Por ello, sería más adecuado caracterizarlo políticamente como más próximo a los anarquistas que a la izquierda tradicional de Latino América o de los países del norte.

[7] http://www.theguardian.com/sustainable-business/blog/buen-vivir-philosophy-south-america-eduardo-gudynas

 




Diálogo de Conversos

Diálogo de Conversos

El reciente libro de los chilenos Roberto Ampuero y Mauricio Rojas: Diálogo de Conversos, sobre su desencanto con el marxismo, sus denuncias sobre los silencios cómplices, los dobles estándares, el mesianismo abusivo y antidemocrático y los riesgos refundacionales, desde una perspectiva chilena, parecen hechos a la medida de muchas reflexiones que los peruanos no terminamos aún de hacer.

Para acercar el contenido de este interesante libro a nuestros lectores, hemos seleccionado, para cada capítulo del libro, las frases y asertos que consideramos más relevantes, aprovechando de la experiencia de estos antiguos combatientes del comunismo chileno, para revisar nuestros criterios políticos sobre las implicancias del socialismo real en la vida de las personas. En nuestra selección no singularizamos a quién corresponde cada cita.

La caída del Muro de Berlín liberó a un pueblo enjaulado

La madurez política de un pueblo debe basarse en el análisis de la realidad. Lamentablemente, todo lo relacionado a la izquierda marxista en el mundo ha estado siempre distorsionado. Por ejemplo, desde cuando los intelectuales franceses, liderados por Sartre, ocultaron los crímenes del  estalinismo para resguardar una doctrina política podrida que se imponía a costo de la sangre de ciudadanos inocentes. Lo mismo sucedió con los crímenes de Mao en China y de los Castro en Cuba. Los intelectuales latinoamericanos se niegan hasta hoy a reconocer la realidad de estas ominosas dictaduras criminales.

Ver el artículo de Mario Vargas Llosa, en El País de España, sobre el libro de Ampuero y Rojas: 

http://elpais.com/elpais/2015/11/27/opinion/1448619354_505182.html

Ojalá que los pasajes de este importante libro sirvan para que los peruanos hagamos mejores balances políticos y para que los jóvenes interesados en terminar de construir el país en que desarrollarán sus vidas, puedan hacerse las preguntas necesarias para formar su propio criterio y logren ver detrás de las cortinas, aquellas nuevas caras que nos ofrecen refundar el país con los mismos materiales del socialismo que ya nos hizo pobres. Lampadia      

EN EL ORIGEN ESTABA LA PALABRA, Y LA PALABRA ERA REVOLUCIÓN

  • Ante la ofensiva socialista y el espíritu refundacional del gobierno de Bachelet, nuestros relatos de ex soñadores con el comunismo, se hacen relevantes para los jóvenes de ideas liberales que ven como resurge con fuerza una amenaza que parecía relegada a los museos.
  • En la Habana, decepcionado del rostro de la revolución cubana, me di cuenta de dos cosas: uno, el Mercurio de verdad mentía, la vida en Cuba era peor de lo que contaba ese diario; dos, los compañeros chilenos no comulgaban con lo que veían en Cuba, pero no criticaban por una gratitud mal entendida, oportunismo o hipocresía.
  • La idea de que la violencia es necesaria para arribar al fin glorioso de la historia, el carácter de su religión atea, es algo que los marxistas niegan con toda fuerza ya que evidencia la falsedad del postulado fundamental de su doctrina, que se trata de una visión absolutamente científica, despojada de todo acto de fe.
  • No podemos reinventarnos y transformarnos en seres angelicales, cuando lo intentamos terminamos ejerciendo la violencia más despiadada contra el ser humano.
  • En Alemania Oriental comprobé que los obreros se sentían igual de aburridos de su trabajo como los del capitalismo. (…) la vida seguía siendo como antes, o peor que antes, porque al otro lado, en Alemania Occidental, los obreros ganaban seis veces más y trabajaban menos, tenían más regalías y mejores ambientes de trabajo, y disfrutaban de más vacaciones y un nivel de consumo inalcanzable para los germano orientales.
  • Marx no pudo imaginar el nivel que alcanzaría la productividad del capitalismo del siglo xx, que pudo brindar a los obreros ‘explotados’ una calidad de vida inmensamente superior a la de los obreros ‘no explotados’ del socialismo.
  • En Alemania Oriental y en Cuba pude comprobar que como nadie era dueño de nada, nadie trabajaba en forma seria y responsable. Se bebía mucho alcohol, se conversaba, se sacaba la vuelta, se ‘tiraba, y los productos los desviaban al mercado negro.
  • Los mismos obreros de las empresas estatales estaban interesados en fomentar el mercado negro. Era un robo hormiga, pero organizado. Un dicho del socialismo: “Ellos simulan que nos pagan y nosotros simulamos que trabajamos”.
  • Con Allende aportamos a la destrucción de todo sentimiento de amistad cívica, ya no éramos una comunidad sino un país en guerra civil dispuesto a exterminarse mutuamente.
  • Allende es el marxista más burgués que haya conocido. Una especie de dandy revolucionario, amigo de los buenos whiskies y de los revolucionarios con mucha sangre en las manos. Era un gran gozador de los placeres de la vida en el capitalismo.
  • Allende vivió su hora de los mameyes solo y aislado; ninguno de sus dirigentes apareció, aunque hoy lo inscriben en sus banderas.
  • Nosotros estuvimos en la primera línea en la obra de la destrucción de la democracia chilena y luego vinieron los tanques y los generales para concluir lo que nosotros habíamos iniciado.
  • Si en algo nos especializamos fue en destruir, de hecho y de palabra, la república democrática de Chile.
  • Uno de los derechos que te da la moral revolucionaria es: el fin justifica los medios.
  • Mi crítica al Museo de la Memoria es por lo que no cuenta, por lo que calla. Cuenta una historia trágica que comienza abruptamente, sin hacer referencia al Chile que destruimos entre todos a comienzos de los años setenta. El museo no explica bajo que circunstancias estalló el horror que condenamos. Se trata de un montaje.
  • El 11 de setiembre Chile no era un cantón suizo donde de pronto caen las bombas sobre la Moneda. Hay que contar la historia completa, mientras no lo haga, para mí seguirá siendo ‘el museo de la mala memoria’.
  • Octavio Paz dice en un momento que no hay nadie más reaccionario que los intelectuales marxistas latinoamericanos, porque nunca los vio pedir disculpas ante la ciudadanía, y nunca admiten que se han equivocado.
  • Chile de entonces, que la izquierda odió, era uno de los países más democráticos de América Latina. Ese fue el Chile que arrojamos por la borda.
  • Lo que vemos hoy es un nuevo radicalismo. Por eso tenemos el deber de recordar y hablar en voz alta del Chile democrático que un día se perdió y por qué se perdió. (Pero hay algunos que dicen que nuestro deber es callar).
  • He visto que el actual gobierno se defiende de las críticas diciendo que se trata de una ‘campaña del terror’. Los que usan esa forma artera de confrontar una crítica muy legítima saben que es calificativo viene del tiempo de la Guerra Fría, cuando las cosas no se discutían y se pasaba directamente a la agresión.

EXILIO Y RUPTURA

  • Marx jamás trabajó en una fábrica y vivió de los aportes que le entregaba su amigo Federico Engels, que los recibía a la vez de su padre empresario.
  • A veces aparece la persona proverbial, el ángel. Para mí es persona fue el poeta disidente cubano Heberto Padilla.
  • El marxismo no se trata de una buena receta mal aplicada o con algunos ingredientes de más o de menos, ni tampoco de un designio histórico aun por cumplirse del cual los socialismos reales no serían más que abortos prematuros: no, se trataba de la profecía misma acerca del comunismo venidero, que es la esencia del marxismo.
  • La evolución ha desmentido de manera categórica cada una de las predicciones centrales de Marx.
  • “Atreverse es perder un instante, no atreverse es perderse para siempre”. Una buena frase vinculada a un refrán alemán: “Más vale un final de horror que un horror sin final”.
  • Marx nunca pudo imaginar el potencial económico, tecnológico y democrático que encerraba el capitalismo, el mercado, la libertad.
  • Estudiando las raíces filosófico-religiosas del marxismo, concluía que los genocidios comunistas tenían su origen y justificación en la visión grandiosa que tenía el marxismo de la construcción del paraíso en la Tierra. Era la bondad extrema de los fines que conducía al mal extremo de los medios. (Criminales políticos perfectos, como decía Albert Camus).
  • La solidaridad y admiración por regímenes como los de Cuba, Norcorea, la URSS o Rumanía es impresentable, y expresa un doble discurso que perjudica la consolidación de la democracia…
  • Lo ocurrido en el socialismo real, la barbarie leninista, estalinista o maoísta no era casual, sino que fluía de nuestros ideales, con su mundo nuevo y su hombre nuevo que llamaban al delirio revolucionario que terminaba en el Gulag o los Campos de la Muerte.
  • Lo que hay que entender no es como el mal produce el mal, sino como una voluntad desmedida por hacer el bien lleva al mal absoluto.
  • Se ha construido un doble estándar moral que permite darse besitos cariñosos con un dictador  comunista como Castro y pasearse por el mundo como heroína de la libertad, como hizo Camila Vallejo.
  • El cargo de conciencia que significa haber visto el criminal Muro de Berlín y simpatizar con quienes mantenían a un país como una prisión, no se supera fácilmente.
  • En el socialismo real fui perdiendo la fe en que aquellos sistemas que encerraban a su población, uno detrás de un muro y otro en una isla, fuesen democráticos y deseables para Chile.
  • La crítica más efectiva del socialismo la ejerce la porfiada realidad cotidiana del socialismo. Por eso, solo quién no ha vivido en el socialismo puede defenderlo en forma fanática, el que lo conoce sabe cuanto calza.
  • En Chile muchos te preguntan por qué dejaste de ser comunista, pero en países desarrollados te preguntan cómo se te ocurrió ser comunista en los sesenta o setenta, porque había ya suficiente información y documentación que probaban el carácter dictatorial y fracasado del sistema.
  • Lo que dijo la madre de la Presidenta Bachelet (Ángela Jeria) de la caída del Muro: “Me dio pena porque en primer lugar, se perdía un país que yo conocí y que dejó de existir. Fue un ensayo interesante de haber logrado una sociedad más justa y equitativa”.
  • La Presidenta Bachelet también guarda un silencio inaceptable frente a lo que fue la RDA. No se atreve a decir nada del país donde se formó.
  • El socialismo puede echar al mercado por la puerta, pero le entra de vuelta por la ventana del mercado negro. No, no hay forma de doblarle la mano al mercado, y eso lo demuestran especialmente los países socialistas.

CHILE HOY

  • Estamos en una etapa en la que todo tiene que ver con las expectativas y demandas de una población más empoderada, con mejor calidad de vida y más acceso al consumo, de mayor potestad y más autoridad.
  • En vez de una especie de nirvana agradecido, vino el descontento de muchos, en especial de la gente joven.
  • ¿Echamos abajo todo lo que hemos edificado para construir desde el Estado algo que promete ser perfecto y maravilloso o reconocemos las deficiencias que obviamente tiene el modelo y lo vamos reparando, ajustando y perfeccionando, eliminando lo que no funciona y renovando en lo que amerita ser conservado?
  • De pronto se ve el otro lado de la luna y se pasa del vaso medio lleno al vaso medio vacío.
  • Facetas del ‘malestar del éxito’.
  • La dialéctica de las expectativas crecientes ha golpeado a Chile con gran intensidad, sumándose sobre los cambios valóricos y el recambio generacional.
  • Las fuerzas marxistas-leninistas son hoy mínimas en Chile, pero el repertorio ideológico y retórico de las fuerzas revolucionarias o refundacionales se acumuló en un cajón de sastre multicolor, fragmentado y a menudo extraordinariamente contradictorio.
  • No creo que se haya escrito un panegírico al progreso que genera el capitalismo moderno comparable al ‘Manifiesto Comunista’.
  • La verdad es que la izquierda de hoy es más un ‘antialgo’ –el capitalismo, la globalización, el neoliberalismo, el materialismo, el comercialismo, etcétera- que un ‘por algo’.
  • La mayoría de la izquierda nombra a países como Suecia como su ideal, pero si conocieran ese país más de cerca -con su amplia colaboración público-privada, la aceptación del lucro en los servicios públicos y un sistema de ‘vouchers’ muy desarrollado- se enterarían de que está muy lejos de la imagen que tienen del ‘socialismo nórdico’.
  • Un estudio del Banco Mundial de 2013 estableció que Chile fue el país latinoamericano con más alta movilidad social y crecimiento de la clase media entre 1992 y 2009.
  • Hay una grandilocuencia que expresa un nuevo carácter, que tiene que ver con algunas cosas que efectivamente obedecen al éxito de Chile, a la existencia de un país de nuevos ricos, carente de modestia, a la aparición del ‘ugly chilean’.
  • Hay países que aprovecharán la globalización y otros no. Hay países que aprenden de sus errores e historia y otros no. Unos irán para arriba, otros para abajo y algunos tropezarán dos veces con la misma piedra.
  • Si el gasto público fuese la panacea social, un país como Brasil, que tiene un Estado elefantiásico, no debería tener pobreza.
  • La derecha estaba encantada con una izquierda sensata que administraba mejor que ella una sociedad básicamente liberal, mientras que la izquierda estaba encantada con administrar un país con fuerte crecimiento y reducción de la pobreza. Pero a pesar del encantamiento mutuo, aquí no había amor.
  • “El país carece de la quilla profunda para garantizar estabilidad en medio de la tormenta”.

¿Y AHORA QUÉ?

  • No se puede vivir en una fuga constante hacia delante o hacia atrás para evitar ese momento necesario de reflexión ante el espejo.
  • Falta un sueño para el sector que no se siente interpretado por la izquierda socialista.
  • Los peores enemigos del mercado y el capitalismo son los capitalistas, así como los peores enemigos del socialismo son los socialistas, en ambos se corrompe el sistema desde adentro.
  • Los empresarios y los políticos de centro y derecha tiene que recuperar credibilidad.
  • ¿Quién les dijo a los suecos que tiene que escuchar y hablar respetuosamente, y encontrar acuerdos? Eso no es una característica genética, sino fruto de la educación cívica la convivencia, la historia y la imitación social. Son respetuosos con lo que otro dice y son breves.
  • Los griegos llamaban, no sin razón, idiota a quien no participaba en los asuntos comunes de la polis.
  • Tenemos que estar a la altura del éxito que hemos alcanzado, y eso nos exige levantar la vista hacia nuevos horizontes, plantearnos nuevas preguntas y ser capaces de canalizar las inquietudes ciudadanas.

EPÍLOGO

  • Me preocupa que la democracia pueda ser usada contra la libertad, llevándonos a esa tiranía de la mayoría. Lo planteo a la luz de los recientes llamados a refundar la legalidad chilena por medio de una asamblea constituyente.
  • El peligro de un autoritarismo mayoritario que pase a llevar las libertades individuales fue una preocupación central de los Padres Fundadores de EEUU.
  • Su solución fue un sistema complejo de división del poder y ‘checks and balances’ (controles y contrapeses) entre las distintas instancias gubernativas, complementado por una carta de derechos individuales (Bill of Rights) de rango constitucional. Resguardado por la exigencia de altísimas mayorías calificadas para poder efectuar cambios constitucionales.
  • El desarrollo de Rusia de Putin o de Venezuela bajo el chavismo, muestra que la democracia ‘iliberal’ tiende a transformarse en una dictadura apenas encubierta por sistemas electorales cada vez más manipulados.
  • La forma más radical de este tipo de ideas es la propuesta de una asamblea constituyente, donde todo el poder estaría concentrado y Chile sería refundado de acuerdo a los humores de la mayoría que se diese en ese momento.
  • Hoy está de moda repudiar aquella democracia de los acuerdos que tan útil fue a Chile en los tiempos de la Concertación. La Nueva mayoría ha pasado del apretón de manos a la era de la mano empuñada. Lampadia