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El ocaso de la tolerancia… y el esplendor de la cobardía

El ocaso de la tolerancia… y el esplendor de la cobardía

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 4 de diciembre de 2020
Para Lampadia

¡Ay de aquel que diga que hubo vandalismo infiltrado en las marchas de protesta de la semana pasada en Ica! – Las marchas fueron pacíficas – dirán las autoridades demagogas y acomplejadas. ¡Ay de aquel que ose decir que la Ley de Promoción Agraria fue buena! – La Ley Chlimper perpetró la explotación de los trabajadores agrarios – retrucarán los periodistas y agitadores convenidos. ¡Ay de aquel que invoque la acción policial para garantizar el orden público y la liberación de las carreteras bloqueadas! – ¿Para qué convocar a la Policía para proteger a los empresarios? – dirá una candidata al Congreso. ¡Ay de aquel que diga que las empresas agrarias formales dan trabajo digno y cumplen la ley! – ¿Alguien puede vivir con S/. 15.00 diarios? – gritará un dirigente mentiroso.

Bueno pues. Si se tratara de puntos de vista diferentes… en fin. Pero no. Se trata – más bien – de la más absoluta intolerancia. El que opina o actúa en contra de los vándalos – o en favor de las empresas agrarias o de los pasajeros atrapados injustamente en medio del bloqueo – es tildado de explotador, traidor, farsante… y hasta amenazado físicamente.

El hecho es que muchos trabajadores que quisieron trabajar o – en todo caso – defender su centro de trabajo, fueron atacados arteramente con palos y piedras, e insultados cobardemente bajo el anonimato de las redes sociales.

En mi caso, la intolerancia de los huelguistas – supuestamente pacíficos – y de los que los apoyaron, se manifestó en ataques groseros y amenazantes a todo mi entorno familiar. Incluida mi madre – que en paz descanse – que fue mentada mil y una veces por esos cobardes escondidos detrás de las redes sociales.

Mal… muy mal. Como dije en mi artículo de la semana pasada. La ciudadanía está enfrentada con la Policía. La juventud está enfrentada con las generaciones mayores. Los peruanos que estuvieron en contra de la vacancia de Vizcarra están enfrentados con los que estuvieron a favor. Y así por el estilo… todos contra todos. La intolerancia se está dando – incluso – entre amigos entrañables, entre jóvenes de la misma generación, y entre miembros de una misma familia. La intolerancia y la cobardía se han aliado entre sí.

Pero lo peor de todo, es que la cobardía también se está manifestando en el Estado. Efectivamente, es de cobardes no restablecer el libre tránsito de las carreteras bloqueadas. Me estoy refiriendo al Gobierno Central y a la autoridad policial que vergonzosamente – y en mayúsculas – dieron la orden de “NO EFECTUAR EL DESBLOQUEO DE LAS VÍAS Y EVITAR CUALQUIER TIPO DE ENFRENTAMIENTO Y/O CONFLICTO CON LOS MANIFESTANTES DURANTE EL PARO AGRARIO, MIENTRAS EL SEÑOR GENERAL NO LO DISPONGA… BAJO RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA DISCIPLINARIA EN CASO DE SU INCUMPLIMIENTO.” A ver ¿quién me explica… para qué sirven la Presidencia de la República, el Ministerio del Interior, y la Dirección General de la Policía Nacional?

Nuestro Estado es – lamentablemente – inoperante, débil y maltratador. No mueve un dedo cuando tiene que actuar para mantener el orden público; es débil y pusilánime frente al vandalismo y bloqueo de carreteras; y cuando actúa, lo hace de manera prepotente y torpe. Y – por si fuera poco – es corrupto.

Conversando al respecto con varios policías y militares en situación de retiro, el maltrato a la Policía – de parte del presidente Sagasti y del ex ministro Vargas – causó una gran desazón en la institución policial. La humillación propinada a los más altos oficiales de la Policía Nacional no tiene perdón de Dios.

Por otro lado, la negación descarada de ciertas autoridades – y periodistas – respecto de los actos vandálicos agravó la situación. De nada sirvieron los videos espontáneos que circularon en las redes sociales, acerca de la destrucción de las instalaciones y maquinaria de las empresas agrarias. Tampoco sirvieron los videos de pedradas lanzadas cobardemente contra ambulancias, buses, camiones y vehículos con niños, mujeres y personas mayores que quedaron atrapados en medio del bloqueo. – ¿Reprimir el vandalismo para luego ser sancionados por faltas disciplinarias? – ¿Para qué?… dijeron los policías.

Ciertamente, los principales responsables de todo el caos vivido en Ica la semana pasada son los vándalos, y la mano negra que está detrás de ellos. Pero ahí – cerquita – están también las responsabilidades de las autoridades sesgadas y pusilánimes como el presidente Sagasti, el ex ministro del Interior, muchos congresistas y políticos oportunistas; incluso el Gobernador Regional de Ica, y numerosos periodistas y blogueros demagogos.

He ahí los responsables de que la semana pasada, la situación de Ica haya sido patética, caótica y dramática. He ahí los protagonistas del ocaso de la tolerancia… y el esplendor de la cobardía. Lampadia




La democracia representativa debe ser reformada

La democracia representativa debe ser reformada

EDITORIAL DE LAMPADIA
Jaime de Althaus

Durante varios días la democracia representativa estuvo suspendida y sigue estándolo. Estamos en un momento de democracia directa. Las muchedumbres movilizadas no aceptarán a nadie como presidente de la República que no pertenezca al único partido que no votó por contra la vacancia. Se tendrá que dar entonces la paradoja de que el Congreso elija como su presidente al vocero no sólo de la única bancada disidente, sino del grupo parlamentario que por lo general votó en contra del resto en la mayor parte de las leyes populistas. De allí las dificultades para aceptar de una buena vez lo que la “calle” pide. Porque dicha elección sería implícitamente al mismo tiempo un voto de inhibición congresal de seguir aprobando esa clase de proyectos.

Lo que no podía ocurrir es que el Congreso se retractara de la vacancia, y Vizcarra regresara a la presidencia. Pues ello habría indicado que la movilización juvenil fue para reponer en un cargo a una persona con graves acusaciones de corrupción, desnaturalizando el supuesto sentido de las manifestaciones.

En las marchas de los últimos días se han sumado una serie de actores, corrientes e intereses políticos, incluso de manera oportunista, pero sin duda ha habido en una parte importante de los movilizados un genuino  sentimiento de rechazo a un acto que fue percibido como un abuso de poder arbitrario, irresponsable y guiado por intereses particulares, que se sumaba al hartazgo frente a una confrontación política de ya casi cinco años que arruina el presente y no brinda ningún futuro a una generación que hasta pocos años atrás todavía formaba parte de un país que crecía con esperanza.

La declaración de vacancia no era inconstitucional, pero sí era irracional. Y lo que hemos tenido estos últimos días ha sido la emergencia política de una nueva generación cuyos valores son post materialistas. Valores y demandas ya no vinculados a las necesidades de la supervivencia amenazada por el terrorismo y la hiperinflación de los 80 y 90 –seguridad, empleo, ingresos-, sino a las exigencias morales propias de una generación que ha crecido en un país que ya había superado el nivel de sobrevivencia y que venía progresando de manera sostenida desde los 90. Pero que veía como ese progreso se estancaba y era amenazado por la lucha política sin cuartel entablada desde el 2016 (en realidad, el crecimiento se estancó relativamente desde hace 10 años, con crecientes sobre regulaciones que frenaron la actividad). Son los hijos de la bonanza que ven que el horizonte se oscurece en medio de la inestabilidad política y la corrupción generalizada, con el agravante de una pandemia que ha agudizado la sensación angustiosa de pérdida de seguridad económica.

Se trata, en alguna medida, de un sentimiento de defensa de la democracia liberal o constitucional en cuanto ella significa limitación al poder arbitrario. Lo que hay en el fondo, como escribí recientemente, es una demanda por un orden político que funcione y con políticos honestos y serios. Hay, en ese sentido, una demanda por una reforma política profunda. ¿Cómo canalizarla?

Lo normal en una democracia representativa sería que esta generación indignada y frustrada se incorporara en uno o varios partidos políticos para canalizar desde allí su voluntad de asegurar un sistema político funcional con actores decentes y responsables. Pero ese es precisamente uno de los grandes problemas: no tenemos un sistema de partidos. Los precandidatos presidenciales que rechazaron la vacancia podrían abrir sus agrupaciones mediante una convocatoria, pero la suspicacia es tal que ello quizá se vería como un aprovechamiento indebido, mientras la izquierda sí aprovecha para lanzar una tercera marcha nacional por una asamblea constituyente que termine de arruinar el futuro del país.

Lo que se requiere es reconstruir un sistema político funcional. Si queremos partidos serios en los que sea atractivo participar, es absolutamente indispensable restablecer la reelección congresal y sub nacional. No hay manera de construir una clase política seria y profesional ni de consolidar partidos políticos si quienes quieren hacer carrera política no pueden hacerlo. Y si no es posible tener think tanks asociados a los partidos, para que tengan capacidad de análisis y propuesta.

Pero lo que ha estallado ahora ha sido la democracia representativa, la relación con el Congreso. ¿Cómo entender la paradoja de un Congreso elegido por el pueblo pero que no lo representa? La única manera de resolverla es con un sistema electoral que me permita escoger bien, conocer a mi representante y comunicarme con él. Ese sistema es el uni o bi nominal, donde tengo que escoger entre pocos candidatos y entonces los puedo conocer antes de elegir, y sé quién es mi representante una vez elegido.

Quizá las universidades, los centros de investigación y los gremios podrían abrir un debate participativo. Lampadia




Meritocracia, meritocracia… ¿porqué no te quieren los políticos corruptos?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 15 de febrero de 2019
Para Lampadia

Todo parece indicar que el mayor mérito de los nuevos funcionarios del Gobierno Regional de Ica es haber aportado dinero a la campaña electoral de la “G” … la “G” de Gallegos.

A escasos minutos de iniciada la primera jornada laboral del 2019, ya habían sido designados todos los funcionarios de la nueva administración. De buenas a primeras, los hospitales del Gobierno Regional empezaron a atender al público con directores y administradores recién designados. Ninguna dependencia regional – por más técnica o especializada que pudiera ser – quedó sin ser renovada.

La purga fue total. ¡Hasta vigilantes que venían de la gestión anterior fueron removidos de sus cargos! Cientos de aportantes de la “G” tomaron posesión. La Primera Dama hizo de Gobernadora Regional… ella lo dispuso todo.

Pregunto:

  • ¿Por qué tanto apuro en cambiar a directores de hospitales que habían logrado eliminar colas y mejorado la atención de los pacientes?
  • ¿A santo de qué la prisa en cambiar a la Directora de Transportes que había doblegado a las mafias y agilizado la entrega de brevetes?
  • ¿Para qué cambiar – desde el saque – a la Directora de Educación que – a decir de mucha gente – había hecho una muy buena labor en su sector?
  • Y vamos con uno más… ¿para qué remover al Director de Agricultura que había logrado el sueño de hermanar a Ica con Huancavelica, a través del agua?

Bueno pues – como suele suceder – después de la borrachera de poder, sobrevino el vómito negro. Desorden total, improvisación, marchas y contramarchas… y varios etcéteras más.

Nadie niega que todo cambio político traiga consigo un cierto período de acomodo. Pero

  • ¿Para qué exacerbarlo más de la cuenta?
  • ¿Por qué no tomarse un tiempo prudencial para hacer los cambios – precisamente – para no afectar demasiado a la ciudadanía?

Pero no. La orden fue: “nadie de la gestión anterior se queda. Todos se van”. Y así fue. Todos se fueron… pero volvió el maltrato a la ciudadanía. Y la corrupción también. ¿Qué habrá detrás de la venta de puestos que tanto se comenta? Cuando el río suena… es porque piedras trae.

  • El hecho es que no han transcurrido ni dos meses de la nueva gestión y ya reaparecieron las colas en el Hospital Regional.
  • Las clínicas privadas están de plácemes. Médicos destituidos por falsear títulos académicos – y otras faltas graves – han sido repuestos en sus cargos.
  • Los tramitadores de brevetes también están de vuelta. La pista para exámenes de manejo – recientemente inaugurada con bombos y platillos – no tiene video cámaras. ¡No nos vengan con cuentos… eso es adrede! La diosa coima ha vuelto a reinar en Transportes.
  • Los Proyectos de Siembra y Cosecha de Agua han quedado a la deriva. Los mejores ingenieros y técnicos que trabajaban en la construcción de reservorios – y en la forestación de la Sierra de Ica – han sido cesados en sus cargos.

La Huacachina – el emblema máximo de Ica – volverá a manos de la burocracia corrupta e incompetente del Gobierno Regional. El amor a los chicharrones del peaje de los areneros es demasiado grande. El Gobernador – achorado – lo acaba de anunciar. La concesión que salvó a La Huacachina de su muerte inminente, tiene los días contados.

El coro SINFÓNICA está en silencio. Todos los años los niños solían reiniciar sus actividades musicales a partir de mediados de enero. Pero ya estamos por terminar febrero… y nada. ¡No se oye… Padre!

Oh meritocracia… ¿por qué no te quieren los políticos corruptos? Precisamente… porque son corruptos. Los políticos corruptos necesitan ayayeros para hacer de las suyas. Por eso – estimada meritocracia – los políticos corruptos no te quieren. Así es la nuez. Lampadia




Desarrollo integral y oportunidades para todos

EDITORIAL DE LAMPADIA

Absurdamente, el país está entrando en niveles de confrontación y disonancia que nos están acercando a una crisis política que puede ser difícil de manejar. Nuestros ciudadanos merecen algo mucho mejor de lo que les estamos dando.

Los partidos políticos de gobierno, en el Ejecutivo y el Parlamento, se están dejando condicionar por actitudes y personajes que no están a la altura del momento histórico que tenemos que consolidar. Los partidos menos representativos, liderados por el Frente Amplio, aderezan la situación con los peores ingredientes y, una buena parte de los comentaristas políticos y medios de comunicación, sin entender las circunstancias de la vida nacional, exacerban las contradicciones como si se tratara de los preparativos de un carnaval.

El Perú se acerca a su bicentenario en un desorden y desorientación inaceptables e innecesarios. No hay ningún condicionante estructural que nos impida consolidar un gobierno que nos lleve al desarrollo integral, en lo social, económico, institucional y político, y que establezca un ambiente de armonía conducente a brindar mejores oportunidades de vida a todos nuestros ciudadanos.

Tenemos retos al desarrollo y frenos al bienestar, pero también tenemos las oportunidades y capacidades para superarlos, según presentamos líneas abajo.

¿Cómo podemos salir de esta trampa que nos envuelve más cada día?

En primer lugar debemos respetar el voto ciudadano expresado antes de la polarización política de la segunda vuelta, polarización que se ha extendido absurdamente durante los primeros meses del nuevo gobierno.

El 10 de abril pasado, nuestros ciudadanos optaron en gran mayoría por profundizar el desarrollo de nuestra economía de mercado y rechazaron los cantos de sirena de la ‘refundación’ de la República.

Debemos superar las huellas de las diatribas de la segunda vuelta electoral que excedieron todo nivel de civilidad y que han dejado una cola de prejuicios y animosidades, que deben parar en seco.

Poner por delante del juego político, la convergencia programática de los partidos de gobierno, tanto de Peruanos por el Kambio, como de Fuerza Popular.

Este proceso solo puede ser liderado por el Presidente de la República, don Pedro Pablo Kuczynski, con los gestos y llamados correspondientes y, debe ser correspondido por doña Keiko Fujimori en su calidad de líder del mayor partido político del país y primera fuerza congresal.

Ambos deben ser acompañados por primeros colaboradores, el Primer Ministro, don Fernando Zavala y la Presidente del Congreso, doña Luz Salgado.

Se debe explicar a la ciudadanía el gran destino que nos espera, nuestros retos, nuestras capacidades y la naturaleza de los frenos que hoy impiden la acción conjunta de los peruanos en pos de iniciar nuestro tercer centenario en las mejores condiciones posibles.

Tenemos que superar el trauma político de la censura de un Ministro de Educación ya gastado en la contienda política e instalar aires de renovación y profundización de la reforma educativa, un reto reclamado por todos los ciudadanos.

Posteriormente, desde esta plataforma, se deberá convocar a las demás fuerzas comprometidas con la consolidación del desarrollo y la democracia, así como a los líderes de la clase dirigente, para emprender una gran gesta nacional por el bienestar general.

Este gobierno del bicentenario no puede fracasar. Si no podemos superar estos aciagos momentos, no somos dignos de la patria que nos dieron nuestro padres fundadores. Es ¡Ahora o Nunca!

Nada es imposible para los peruanos de buena voluntad. Juntos podemos hacerlo. Como dijo el Presidente de la República en el acto de investidura: “Firme y feliz por la Unión”.

Para dar contenido a esta invocación, presentamos líneas abajo, la enumeración de nuestros retos, capacidades, oportunidades y frenos:

Nuestros mayores retos son:

  • Compartir una visión positiva de futuro.
  • Crear un ambiente de armonía y confianza en nuestras capacidades.
  • Recuperar la salud de nuestra economía.
  • Lograr un ritmo acelerado de disminución de la pobreza y la desigualdad.
  • Promover niveles de inversión pública y privada que superen el 25% del PBI.
  • Cerrar las brechas acumuladas en educación, salud, infraestructuras y tecnología, a lo largo de. las últimas cinco décadas.
  • Prepararnos para que la ‘cuarta revolución industrial’ nos ponga en el lado de los ganadores.

Nuestras oportunidades y capacidades son:

  • Aprovechar nuestro infinito y diverso potencial productivo que genere empleo de calidad para muchos peruanos, y recursos económicos que financien la superación de todos nuestros retos.
  • Tenemos inmensas potencialidades en el desarrollo de la minería, la forestería, energía, agro-exportaciones, pesca, turismo, bio-negocios y servicios.
  • Gente trabajadora, resiliente y creativa.
  • Una de las mejores geografías del planeta, con una extraordinaria diversidad y toda el agua que podemos necesitar.
  • Una historia milenaria y una cultura diversa en todas sus expresiones.
  • Probada capacidad de recuperación económica y social que pocos países pueden mostrar.
  • Logros extraordinarios que nos hacen ambicionar la capacidad de ser un país desarrollado.
  • Una clase media emergente y pujante.
  • Una revolución gastronómica que nos hace sentir orgullosos de la peruanidad.
  • Un sector rural que se ha dinamizado más allá de lo que hoy reconocemos.

Nuestros frenos al bienestar general:

  • Una clamorosa falta de comunicación para que nuestros ciudadanos entiendan nuestros logros, potencialidades y capacidades.
  • Una clase política que no sale de las trifulcas de plaza.
  • Una clase dirigente, empresarios, intelectuales, académicos y líderes sociales que no optan por ver la brecha entre nuestro potencial de desarrollo y una coyuntura que debiera llamarnos a la acción en pro de movilizar el país hacia la ‘gesta del desarrollo’.
  • Un nivel de conflictividad social más político que social, que nos está llevando a la parálisis de nuestra vida económica.
  • Un Sistema Judicial y Policía Nacional que están lejos de imponer el ‘imperio de la ley’.
  • Una burocratización del Estado y una selva regulatoria que oprime a los ciudadanos e inhibe el desarrollo empresarial.
  • Capacidades discrecionales absolutas y ausencia de segundas instancias en los gobiernos regionales y locales que impiden el desenvolvimiento de ciudadanos y empresas, y crean espacios propicios para la corrupción.
  • Actividades económicas ilícitas como el narcotráfico, la minería y la tala ilegales, el contrabando armado, el sicariato y la imposición de cupos por parte de mafias que se reproducen a lo largo y ancho de la República, que corroen todas nuestras instituciones.
  • Niveles inmensos de informalidad.
  • La impunidad generalizada ante todo tipo de crímenes y selectiva en relación a la conflictividad social.

Esperamos que estas líneas contribuyan a la reflexión nacional para que  asumamos el reto que planteó Nicolás de Piérola hace cien años: “Nuestros padres nos hicieron libres, nos toca a nosotros hacernos grandes”. Lampadia

  




Vergonzosa cobardía y falta de liderazgo

Vergonzosa cobardía y falta de liderazgo

El pleno de Congreso de la República derogó el Decreto Legislativo 1198 que promovía la puesta en valor de nuestra riqueza cultural. Un nuevo acto de cobardía y falta de liderazgo desde las más altas esferas del poder político del país, que demuestra que quienes gobiernan en el Perú son las turbas oportunistas guiadas por adalides de la pequeña política parroquial que se enseñorea en nuestras tierras.

El bendito decreto permitía promover la participación de la inversión privada para poner en valor la multiplicidad de bienes culturales del país que, de otra manera, permanecen en estado larval, pues el Estado no tiene la capacidad ni los recursos para desarrollarlos. Esta iniciativa, que no implica la desnacionalización de nuestra cultura es indispensable para que los peruanos y el mundo puedan apreciar nuestra fabulosa herencia cultural. Ver en Lampadia: La Gestión cultural más allá del chauvinismo.

Las alianzas con el sector privado, se plantearon como optativas para cada caso y se excluyó la mayor parte de los bienes culturales del Cusco, seguramente con el cuidado de evitar las reacciones típicas del ‘puputismo’ y chauvinismo cusqueño. Aún así, en el Cusco, tirios y troyanos, se opusieron a la norma y convocaron paros y marchas, que al final determinaron las acciones cobardes de los supuestos padres de la patria.

Un par de reflexiones adicionales:

Primero: El sector privado peruano no es una fuerza de ocupación extranjera, como se pretende hacer constar tantas tristes veces. Este sector es tan o más peruano que el sector público, cuyos funcionarios están contratados por la sociedad para administrar el bien común.

Segundo: Un líder va delante del rebaño, el pastor va detrás. Para desarrollar sus nuevos productos, Steve Jobs, de Apple, nunca hizo un estudio de mercado (preguntar qué se necesitaba), pues sus innovaciones no estaban en la mente de la gente, sino en la de un líder preclaro. Henry Ford decía: “si yo le hubiera preguntado a la gente qué querían, me hubieran dicho que caballos más rápidos”.

Estas invitaciones desde el poder a que gobiernen las turbas tiene que parar para siempre. Lo mismo ha sucedido antes con Tambogrande, con la mina de Santa Ana, Conga, Tía María, Combayo, el lote 192 y tantos otros casos. Hay que calatear a los falsos líderes-pastores, el Perú necesita un verdadero liderazgo. Lampadia