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Convergencia pro calidad de vida de las mujeres

Recientemente, Emma Watson, la famosa actriz y activista de la ONU, entrevistó a Malala Yousafzai, la joven ganadora del Premio Nobel de la Paz 2014 por su valiente defensa de la educación de las niñas. Ambas son mujeres líderes ejemplares que además son voceras de grandes causas. En Lampadia hemos alabado sus acciones y logros en múltiples ocasiones, ver: Malala, Premio Nobel de la Paz: Un regalo y Transcripción del discurso de Emma Watson para la ONU.

Ahora Emma y Malala se juntan en una entrevista ejemplar que inspira a seguir su ejemplo. La convergencia de ambas logra un bien común: Igualdad. En palabras de Malala: “Después de escuchar tu discurso… decidí no hay nada de malo en describirse como feminista. Así que soy una feminista y creo que todos deben ser feministas, porque el feminismo es otra palabra para la igualdad.”

Líneas abajo compartimos el video de la entrevista y la introducción escrita por Emma Watson:

https://www.youtube.com/watch?v=0jPsOVruI9A&feature=youtu.be

 

“Hoy conocí a Malala. Ella fue generosa, absolutamente elegante, atractiva e inteligente. Esto puede sonar un poco obvio, pero me ha sorprendido aún más en persona. Hay un montón de organizaciones no gubernamentales en el mundo que hacen grandes cosas… Pero si tuviera que escoger solo una dónde invertir mi dinero para lograr un cambio en este planeta, sería en la suya (El Fondo Malala). Malala no está jugando ni tiene pelos en la lengua (una de las muchas razones por las que la admiro). Ella tiene la fuerza de sus convicciones, junto con el tipo de determinación que rara vez encuentro… Y no parece haber disminuido por el éxito que ha tenido. Y por último… Ella tiene un aura de paz a su alrededor. Dejo esto para el final porque es quizás lo más importante. Tal vez es como resultado de lo que ha pasado. Yo personalmente creo que simplemente ella es así…”.

“Quizá el momento más emotivo de hoy para mí fue cuando Malala abordó el tema del feminismo. Para darles un poco de contexto, inicialmente yo había planeado preguntarle a Malala si ella era una feminista, pero luego investigué para ver si ella ya había utilizado esta palabra para describirse a sí misma. Después de ver que no lo había hecho, decidí no preguntárselo el día de nuestra entrevista. Para mi absoluta sorpresa, Malala trajo de vuelta la pregunta en una de sus propias respuestas y se identificó como tal. Quizás ‘feminista’ no es la palabra más fácil de usar… pero lo hizo de todos modos. Se puede ver claramente mi reacción en la entrevista. Ella también me dio tiempo al final de la entrevista para hablar sobre algunos de mis proyectos, algo que ella ciertamente no tenía que hacer, ya que yo estaba allí para entrevistarla. Creo que este gesto es muy emblemático de lo que Malala y yo discutimos. Ya he mencionado anteriormente lo polémica que puede ser en la actualidad la palabra feminismo. Recientemente, estoy aprendiendo que además es un movimiento en facciones. Todos nos estamos moviendo hacia el mismo objetivo. No volvamos intimidante decir que eres una feminista. Quiero que sea un movimiento acogedor e inclusivo [e igualitario, como afirma Malala en la entrevista]. Unamos nuestras manos y avancemos juntos para lograr un cambio real. Malala y yo estamos muy decididas al respecto, pero te necesitamos”.

Con amor, Emma L




Malala, Premio Nobel de la Paz: Un regalo

Malala, Premio Nobel de la Paz: Un regalo

Objetivamente hablando, a diferencia de tantas otras épocas de la historia, el mundo carece de líderes que tengan un impacto global, especialmente entre las nuevas generaciones, que se refugian en sus propias capacidades individuales y vienen perdiendo la confianza en líderes, instituciones y el futuro. Ya no tenemos con nosotros a un Winston Churchill, Nelson Mandela, Lady Di o a Juan Pablo II, la Madre Teresa de Calcuta y Margaret Thatcher.

En los últimos años, líderes mundiales como Barak Obama, que despertó grandes ilusiones hace solo cinco años, han defeccionado más rápido de lo que ascendieron. La revista Time ha nombrado a Vladimir Putin como el Hombre del año 2014, formado en la KGB, un nacionalista extremo que pretende rehacer el imperio ruso. El dicho popular señala “que si no hay pan, buenas son tortas”, pero cuidado con los líderes del “lado oscuro de la fuerza”. (Ver en Lampadia: La caída de nuestros líderes es una tragedia).

Esta situación viene creando una creciente desconfianza en la política y sus representantes, y un rechazo a las entidades públicas y financieras. Por ejemplo, según el banco UBS, el 52% de los jóvenes norteamericanos de 21 a 36 años mantienen sus ahorros fuera del sistema financiero, a diferencia de los mayores que lo hacen en 23% (una desintermediación financiera inimaginable). (Ver en L: Generación Y: ¿Aliado o Enemigo?)

Sin embargo, están surgiendo unos rayos de esperanza: Malala Yousafzai, una joven luchadora por la educación de las niñas en Pakistán, que acaba de recibir el Premio Nobel de la Paz; María Corina Machado, la valiente opositora de la dictadura venezolana y defensora de la democracia latinoamericana y Aung San Suu Kyi, la activista birmana que en 1991 obtuvo el Premio Nobel de la Paz, pero la Junta Militar de su país no la dejó salir al exterior hasta el 2012 en que recién pudo recibirlo. También hay algunos nuevos líderes entre los hombres, como el Papa Francisco, Joshua Wong, de 18 años, que desafió a China en Hong Kong y, Jack Ma, fundador de Alibaba, el gigante retailer de internet chino. 

 “Yo soy Malala”, una semblanza

Malala Yousafzai nació el 12 de julio del 1997 en el valle de Swat, Pakistán. Se sumergió en el activismo desde muy joven influenciada por su padre, también un defensor del derecho a la educación. A sus 11 años se hizo conocida: mientras acompañaba a su padre en una conferencia de prensa en Peshawar, denunció a los talibanes por la destrucción de escuelas.

Bajo el régimen talibán, ella siguió este caminoutilizando el seudónimo de Gul Makai en un blog publicado por la BBC. Cuando su identidad se dio a conocer a los pocos meses, continuó su lucha a pesar de las amenazas de muerte que recibió. En diciembre de 2011, fue galardonada con el Premio Nacional de la Juventud de la Paz, otorgado por el Primer Ministro de Pakistán.

Lamentablemente el 9 de octubre del 2012, con solo 15 años, Malala fue víctima de un atentado  talibán. Camino a la escuela, unos enmascarados detuvieron el autobús escolar y le  dispararon un tiro en la cabeza. Milagrosamente, tras cuatro meses en el hospital, se  recuperó completamente. Desde entonces, ella y su familia tienen que vivir en Birmingham, Inglaterra.

La niña se convirtió en una heroína, en el ícono de la lucha por el derecho a la educación. Desde el 2011 ha recibido numerosas distinciones:el Premio Internacional de los Niños por la Paz, el Premio Simone de Beauvoir por la Libertad de las Mujeres, el Premio de Anna Politkovskaya por “Llegar a Todas las Mujeres en la Guerra”y el Premio Sajarov del Parlamento Europeo.

En diciembre del 2012, la Unesco y Pakistán crearon el Fondo Malala, para apoyar a la educación de las niñas, con un aporte de diez millones de dólares. En abril del mismo año, la revista Time la incluyó en su lista de las cien personas más influyentes del mundo.

En julio del 2013, en su cumpleaños número 16, dio un discurso para la ONU, un llamado de atención a la “educación para todos los niños.” “Nuestros libros y bolígrafos son nuestras armas más poderosas. Un maestro, un libro, una pluma pueden cambiar el mundo”, afirmó Malala.

El pasado 10 de octubre (2014), Malala y Kailash Satyarthi (activista indio por los derechos de los niños), recibieron el Premio Nobel de la Paz “por su lucha contra la opresión de los niños y jóvenes y para el derecho de todos los niños a la educación”. Malala ahora aspira a una carrera política para “cambiar el futuro” de Pakistán. “Yo voy a ser un político más adelante. Quiero cambiar el futuro de mi país y hacer obligatoria la educación”.

La importancia de Malala para el mundo

Malala ha demostrado que no se necesitan armas, ni poder político, ni fortaleza física, ni alzar la voz, para ejercer un liderazgo comprometido que altere las fuerzas gravitatorias que dañan el desarrollo armonioso e inclusivo de los seres humanos. Sin conocer el mundo llenó el vacío de liderazgo e inspiró la necesidad de una mejor gobernanza global.

Nos ha recordado que existen graves injusticias ocurriendo más allá de nuestras narices y que existe un mundo diferente en el que los derechos básicos son un lujo y en el que se vive bajo opresión. Ha iniciado un diálogo sobre la educación de los niños en todo el mundo. Actualmente hay 57 millones de niños que no tienen acceso a la educación. Vuk Jeremic, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, declaró en respuesta al conmovedor discurso de Malala: “Hoy estamos unidos con los jóvenes de casi un centenar de países para tratar de asegurar que ningún niño sea excluido de asistir a la escuela. Estamos convencidos de que factores como geografía, género, discapacidad, idioma, riqueza y origen étnico, no deben ser vistos como impedimentos para este logro”.

El mundo necesita más Malalas. Necesitamos nuevos líderes. Estemos muy atentos para descubrirlos y apoyarlos, pues en su mayoría, nacen de la adversidad y de las carencias. Lampadia