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Odebrecht generaba dinero negro fuera de Brasil

Según declaración de Marcelo Odebrecht, su empresa montó un sistema para generar fondos negros en su proyecto del extranjero, para pagar las coimas en Brasil. (Ver líneas abajo, artículo de Fohla, traducido y glosado por Lampadia).

Fuente: Folha de S.Paulo

Generaron varios instrumentos para generar dinero que no se contabilizaba en Brasil y que luego se aplicaba a sus tropelías en o desde el mismo Brasil.

El 7 de febrero pasado publicamos en Lampadia, ‘El negociazo del Gasoducto del Sur’, artículo en el que explicamos cómo se había planeado generar un importante beneficio extraordinario para Odebrecht, escondido en el uso de una tasa de interés que era mucho mayor al costo de oportunidad del concesionario. En otras palabras, al usar la tasa de 12% anual para el cálculo de la remuneración al contratista, en vez de un 7.5%, se generaba, sin que se haga explícito, a favor de Odebrecht, un sobre-pago de US$ 298 millones por año, durante los 34 años de la concesión. Un escándalo increíble. Ver el siguiente cuadro:​

El artículo de Fohla habla de que los esquemas de generación de fondos negros, estaban compartamentalizados, de modo que una unidad de Odebrecht no supiera lo que hacían las otras. Muy lógico, pues el sistema celular, usado por los grupos terroristas, permitía una operación más difícil de delatar e investigar. De esto también se podría colegir que difícilmente Odebrecht podría haber compartido sus malabares y fechorías con sus socios locales en los distintos países donde montaron su red criminal.

Fuente: El Definido

En Brasil es cada día más claro que el andamiaje organizado por Lula y sus brazos seudo-empresariales era para crear un ‘imperio del mal’, que sería gobernado por el PT de Brasil y las izquierdas locales de los distintos países, a quienes se les ayudaba a tomar y/o conservar el poder mediante el uso de dinero mal habido. Lampadia

Odebrecht cometía fraude en el extranjero para pagar sobornos

Letícia Casado
Bela Megale
Camila Mattoso
Fohla de Sao Paulo
3 de marzo, 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Los testimonios de los ejecutivos de Odebrecht revelan que la empresa constructora   estableció un esquema de fraudes en los contratos del extranjero, llamado sector de “generación”, para abastecer un área de pagos ilícitos de las “operaciones  estructuradas” dentro y fuera de Brasil.

Según Folha, por personas cercanas a la investigación, más del 90% de los recursos asignados al departamento de sobornos, que movió US $ 3,390 millones entre 2006 y 2014, se generaron por medio de un modelo financiero vinculado a las obras ejecutadas en países extranjeros.

La estrategia se creó para evitar la operación y el seguimiento de los recursos desviados de los contratos firmados con los organismos gubernamentales en Brasil.

Tres ejecutivos de la compañía, entre ellos el heredero y ex presidente del grupo, Marcelo Odebrecht, dieron detalles de este esquema en un testimonio ante el ministro del Tribunal Superior de Justicia, Herman Benjamin, ponente del proceso de impugnación de Dilma-Temer en el TSE (Tribunal Supremo Electoral).

“Hemos creado un proceso en el cual la planificación fiscal -la mayor parte hecha fuera de Brasil, en países en los que se podía hacer este tipo de planificación, ya que no era un delito- era una fuente de generación de recursos”, dijo Marcelo Odebrecht.

“A continuación, estos fondos se colocaron en empresas de terceros. Y algunos ejecutivos de la organización podían utilizarlos para hacer pagos no contabilizados, incluyendo la caja 2, y todo. Y algunos de ellos lo usaron para hacer sobornos”, dijo.

Otro informante, Fernando Migliaccio, un ex funcionario del llamado Sector de Operaciones Estructuradas, dio detalles de la operación: “Esta área aprovechaba obras verdaderas de Odebrecht en todo el mundo, donde se generaban excedentes de operaciones oficiales”, dijo. “Estos excedentes se utilizaban para suministrar a nuestra área [de pago de sobornos]”.

Hilberto Mascarenhas, otro delator de Odebrecht, dio un ejemplo de cómo funcionaba este esquema con las obras del extranjero: “Cada vez que la empresa crecía, obtenía una obra;  en Angola, una hidroeléctrica allá tenía un bono.”

¿Qué era un bono? Mascarenhas explica: “Bono, no, tenía dos cajas allá.” Él dirigió el “Departamento de Sobornos” entre 2006 y 2015.

El responsable de este sector de “generación” era Marcos Grillo, uno de los 78 informantes del grupo de Bahía.

Según el esquema detallado por los fiscales, Odebrecht informó que este departamento llevaba a cabo la generación de contratos ficticios con proveedores de servicios externos que reducen el margen de beneficios y los impuestos a pagar. Por lo tanto, se creaban fondos excedentes que se suministraban al área de la corrupción en Brasil.

Mascarenhas, dijo que si bien este esquema era el principal, no era el único modus operandi.

“Yo sé que él [Marcos Grillo] tenía varias operaciones. Por ejemplo, las transacciones financieras para comprar un determinado papel, que se vendía a pérdida, no era real, dejaba algo de dinero fuera de la caja. Era otro flujo de la caja 2”, explicó.

El ex ejecutivo se refería a una transacción con derivados (instrumentos financieros derivados de otros valores).

En este caso, Odebrecht y otra empresa, en complicidad, simulaban una operación en la que el contratista perdía y el otro se beneficiaba.

El resultado se combinaba y parte de la ganancia suministraba al sector de generación.

Los expertos consultados por Folha dijeron que en algunos países las operaciones de control de los sistemas financieros son menos rígidas que en Brasil, lo que facilitaba este mecanismo.

De acuerdo con las pruebas presentadas, aparte de la caja 2, también se utilizaba  dinero para pagar servicios no declarados al fisco y reembolsos de empleados en el extranjero o bonificaciones de salarios altos.

A pesar de la conexión entre las dos áreas, estos sectores no trabajaban juntos.

“Todo esto fue construido de una manera en que había una ‘Muralla China’ enorme entre el área de generación y la nuestra”, dijo Migliaccio. Lampadia

Fuente: Folha de S.Paulo



Brasil no colabora con las investigaciones de Lava Jato

Según disposición del Procurador General de la República de Brasil, la información de las confesiones de los 78 ejecutivos de Odebrecht sobre los delitos cometidos en el exterior,  quedarán como información reservada hasta, por lo menos, el mes de junio. Esto dificultará las investigaciones en el Perú generará riesgos de pérdida de pruebas, elaboración de coartadas y ocultamiento de activos.

Esta decisión es muy inadecuada, sobre todo después de que los gobiernos del Partido de los Trabajadores hayan montado un esquema de penetración política y económica en los países de la región, favoreciendo a sus socios de las izquierdas locales en procesos electorales, y encargando al BNDES (banco brasileño de desarrollo) que apoyara a las corruptas constructoras brasileñas, para que lograran negocios destruyendo la institucionalidad de los países que los albergaban.

Típica actitud de los gobiernos del Brasil, todo para ellos, nada para los demás. Por ejemplo, cuando se construyó la IRSA Sur, una carretera supuestamente de integración binacional, Brasil mantuvo su economía cerrada a los productos agrícolas peruanos, como la papa. Increíblemente, los gobiernos peruanos aceptaron el despropósito sin chistar.

Fuente: Nerdizando

Pues esta vez no podemos hacer lo mismo. El gobierno peruano debe exigir al Brasil, la entrega inmediata de la información dada por los corruptores de Odebrecht. No tenemos porqué esperar hasta junio o quién sabe cuando. 

Revelaciones y Secretos de Lava Jato

Sebastiao Mendonça Ferreira
Centro Wiñaq
Para Lampadia

El próximo lunes, el relator de Lava Jato, Edson Fachin, va recibir del Procurador General de la República, Rodrigo Janot, las confesiones de 78 ejecutivos de Odebrecht y 320 pedidos de medidas a tomar. Son documentos extensos que ocupan diez cajas de cartón y 500 gigas de memoria.

Los 320 pedidos son diversos: 83 son inicios de investigaciones desde el Supremo Tribunal Federal (Corte Suprema de Brasil), 211 son transferencias a instancias inferiores para iniciar investigaciones a personas sin fuero privilegiado, 7 son propuestas de archivado, y 19 son medidas: bloqueos de bienes, anulación de secreto bancario, búsquedas y aprehensiones, medidas cautelares, etc.

Aunque las confesiones y denuncias no han sido aún publicadas, ya se sabe que involucran a 13 gobernadores (Rio de Janeiro, Sao Paulo, Minas Gerais, Alagoas, Acre, etc.) y ex gobernadores, 6 ministros del gobierno actual y más de 20 ex-ministros de Dilma y Lula, a los actuales presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, y a un número aún desconocido de senadores y diputados. Aécio Neves, ex-candidato del PSDB a la presidencia, ha sido citado en las confesiones, pero el procurador Rodrigo Janot no ha encontrado motivos para incluirlo en las investigaciones.

Fuente: Perú21

Algunas de las investigaciones ordenadas por Rodrigo Janot son reservadas, para que los investigados no puedan destruir pruebas, pero la gran mayoría de la información se hará pública la próxima semana.

Sin embargo, los delitos cometidos en el exterior quedarán como información reservada hasta, por lo menos, el mes de junio. Estos delitos se refieren a sobornos a autoridades extranjeras, financiamiento de campañas electorales, financiamientos del BNDES (el banco brasileño de desarrollo) a dictaduras como Cuba, Venezuela, Angola, etc. Esto es lamentable pues resulta siendo una continuidad de la política del PT de ocultar las operaciones del BNDES en el exterior como si fueran secretos de estado. Las operaciones del BNDES en el exterior han sido del orden de US $14 mil millones y Odebrecht ha sido beneficiada con el 70% de los financiamientos entregados a los gobiernos amigos del PT.

Si esa información no es compartida en forma oportuna, los países afectados por los actos de corrupción de Odebrecht y del PT no contarán con la información necesaria para tomar las medidas de investigación de los casos ocurridos, y cautelar los bienes robados a sus estados. Si fuera así, los corruptos tendrían varios meses adicionales para borrar los rastros de sus acciones y ocultar los bienes obtenidos por medio de la corrupción. Lo más conveniente es que las autoridades de esos países tengan acceso inmediato a esa información, para tomar así las medidas que consideren necesarias para punir a los criminales locales y extranjeros y para proteger sus recursos. Lampadia

 




Modelo económico y la primacía política de FP

Pablo Bustamante
Director de Lampadia

Las izquierdas están aprovechando la situación de crisis y desconcierto en que vivimos estos días con los embates de la corrupción y la guerra de todos contra todos que se ha desatado en la política peruana, para dispararle al modelo de economía de mercado y traerse abajo a su más fuerte enemigo, el fujimorismo.

El ataque al modelo

Con motivo de la corrupción promovida por el imperialismo brasileño, bajo el comando del jefe del Partido de los Trabajadores, Lula da Silva, en el Perú y toda la región latinoamericana, nuestras izquierdas, las de las ‘ideas muertas’, han creído que nos pueden vender el brulote de que el origen de la corrupción es el modelo de economía de mercado.

Como se puede ver en la siguiente ilustración, todos ellos han desatado una campaña para cosechar en aguas revueltas. Pero no reconocen que están en campaña y encima tienen la desfachatez de acusar a los supuestos representantes de la inexistente derecha del país, de estar haciendo una campaña contra las pobres izquierdas. 

Encima no les entran balas. Acusan a un modelo peruano que se acerca al liberalismo como origen de la corrupción, y no reparan que los modelos alternativos como los de Venezuela y demás albistas son ene veces más filo-corruptos que cualquier modelo que se acerque al liberalismo o a la economía de mercado.

Estos ilusos creen que aplanando el terreno y llevándonos a una sensación de corrupción generalizada, podrán cosechar espacios políticos.

Lo que es más, el personaje más representativo de las izquierdas, Verónica Mendoza, la de las agendas, líder del Frente Amplio que ‘no es ni frente, ni amplio’, sugiere la vacancia presidencial para dar el puntillazo a la democracia y la economía peruana.

El ataque al fujimorismo

Mauricio Mulder, líder del Partido Aprista, decía hace un par de días que, a diferencia de lo que reclaman los fujimoristas, él no cree que el gobierno de PPK tenga la capacidad de organizar una campaña contra el fujimorismo, pues lo considera muy débil. 

Sin embargo, no hay dudas de que hay una campaña para debilitar a Keiko Fujimori y Fuerza Popular. Entonces ¿quién la está organizando?

En nuestra opinión hay un candidato claro: Las izquierdas.

¿En qué basamos nuestra suposición?

  • El equipo de PPK tampoco quiere a la gente de Keiko y, si se les presenta la ocasión para atacarlos, muchos de ellos lo harían, pero no se ve que tenga una dirección estratégica que vaya en ese sentido.
  • En cambio, las izquierdas son muy hábiles para aprovechar cualquier resquicio que les permita llegar al poder, especialmente, en momentos de crisis
  • Además hay que preguntarse:

¿Quién es el verdadero enemigo político del fujimorismo?
¿Quiénes son el tapón popular a una mejor suerte de las izquierdas en la política?
¿Quiénes ganarían más de una súbita devaluación del fujimorismo y un aplanamiento del terreno político?

¿La tienen clara, amigos lectores?

Así parece ¿No? Serían pues las izquierdas, que tienen mejor manejo mediático que el equipo de PPK, y seguramente más conexiones políticas con los personajes adecuados del Sistema Judicial.

Hay pues que estar atentos. Debemos defender la democracia y la economía de mercado, ese binomio que nomina los pocos años que hemos vivido bajo su influjo y que ha permitido los mayores logros de nuestra historia en crecimiento, reducción de la pobreza, reducción de la desigualdad, inclusión y confianza en el futuro.

Guarden sus cuchillos amigos de las ‘ideas muertas’, eso no quiere decir que todo está bien. Lo que falta para el bienestar general, el de todos, es mucho, pero el camino para universalizar el bienestar, no pasa por hacer tabula rasa de lo avanzado y refundar nada. El bienestar general pasa por traer a los pobres a la economía de mercado y vivir en una democracia donde los políticos no se corrompan ni hagan zanjas en nuestros caminos. Lampadia




Rojos pretenden reescribir la crisis de corrupción

Como siempre han hecho las desamparadas (popularmente) izquierdas peruanas, sin argumentos sólidos ni propuestas serias, pretenden seguir fabricando ‘relatos’ (técnica cubana), esas ingeniosas formas de reescribir la historia para llevar agua a sus molinos, aprovechando la crisis política que se cierne tras los escándalos de corrupción originados por el ‘padrino’ del rojerío, Luiz Inácio Lula da Silva y su cohorte de ‘agentes político-empresariales’ con los que pretendió reinar en Latinoamérica.

Fuente: Jornal NH

Veamos algunos elemento de la campaña anti economía de mercado:

  • Martín Tanaka, investigador principal del IEP, habla del “final del sueño tecnocrático”, desconociendo todo lo avanzado desde el desastre del Perú de 1990 (La República, 5/2/17).
  • Pedro Francke, del ‘Frente Amplio’ que no es ni frente ni amplio, aprovecha para reclamar “cambios urgentes en el modelo económico”. Afirma que “la tremenda corrupción de los últimos 25 años está estrechamente vinculada al modelo económico” (Diario Uno, 7/2/17).
  • Antonio Zapata dice “la posibilidad es que se hunda el régimen político inaugurado con la transición del año 2000 (…) [que] pretendió implantar la democracia con la misma constitución del autoritarismo” (La República, 8/2/17).
  • Fernando Vivas se refiere a textos de Alberto Vergara y Daniel Encinas que afirman que Toledo y Humala aumentaron el porcentaje de ministros tecnócratas sobre los políticos. (El Comercio, 9/2/17).
  • Javier Iguíñiz, del Acuerdo Nacional (La República 7/2/17), pide evitar que las grandes empresas financien partidos.
  • Por último, con bombos y platillos, Verónika Mendoza, la ‘asistente de agenda’ de Nadine Heredia, organizadora del movimiento ‘Nuevo Perú’, se manda con todo a pretender crear un ambiente de zozobra: “Si tiene que caer el actual presidente, que así sea” (Exitosa, 9/2/17) y “los políticos corruptos responden a un sistema pro empresarial que promueve los negociazos y las coimas y que eso debe cambiarse con una nueva Constitución” (Diario Uno, 9/2/17).  

  La verdad, sin embargo, es muy distinta. Veamos como se gestó el huayco de corrupción que llegó desde Brasil.

  • En Brasil siempre se apreciaron niveles de corrupción relativamente altos, tanto en el sector público como privado.
  • En todas partes, incluido el Perú, más allá de esporádicas crisis, siempre hemos tenido un cierto nivel de corrupción, especialmente en los temas vinculados a las compras del Estado y las obras públicas
  • Esa predominante capa de corrupción era tan conocida y generalizada, que hasta hace pocos años, varios países europeos   permitían que sus empresas descontaran como ‘gastos’ de sus liquidaciones tributarias, las coimas que pagaban en los países subdesarrollados como el Perú y Brasil.

En ese espacio, después de varios intentos, llega al poder Lula y el Partido de los Trabajadores (PT). Lula encuentra a una Cuba exánime, pero muy capaz políticamente, que empezaba a sobrevivir de la caridad del chavismo; los petrodólares venezolanos detrás de la construcción del ‘socialismo del siglo xxi’ y la naturaleza filo-corrupta de las empresas constructoras brasileñas, que ya tenían presencia en toda la región.

Sobre esa base, Lula arma el ‘Foro de Sao Paulo’ con Fidel Castro, Hugo Chávez y las FARC entre otros, para financiar y dar sentido de dirección ideológica a todas las izquierdas de la región. Además organiza la instrumentación de los ‘agentes político-empresariales’ (las ambiciosas y corruptas empresas constructoras brasileñas) para acrecentar su presencia en la región, generar ingresos indebidos, coimear y cooptar políticos, funcionarios y periodistas, con el fin último de establecer la dominación política de Brasil sobre el Perú y varios otros países.

No caigamos pues en el juego de nuestras frustradas izquierdas, las de las ‘ideas muertas’, que no pierden oportunidad para colar sus maquinaciones por cualquier rendija. Felizmente, ya les están saliendo al frente, como es el caso del Editorial de El Comercio y el artículo de Franco Giuffra, de ayer, el artículo de hoy de Jaime de Althaus. Hasta Mirko Lauer le llama la atención a Verónika Mendoza cuando escribe hoy: “ha captado las oportunidades del momento, pero no ha entendido la necesidad de estrategia (…) subirse al carro de los que juegan con su vacancia [PPK], es salirse de todo el encuadre de eficacia en la lucha contra la corrupción”.

No queremos más contrabando, ni la destrucción de nuestra insipiente economía de mercado que ha traído tantos beneficios, pero que aún tiene mucho que aportar para el bienestar de todos los peruanos. Lampadia  




Un inaceptable intervencionismo político

Desde la muerte de Mao y la caída del imperio soviético, y más allá de la captura de Venezuela por parte de Cuba, no se habían visto nuevos proyectos de control y dominación política de terceros países, hasta las recientes malhadadas aventuras de Putin en EEUU y Lula da Silva en Latinoamérica.

Ambos personajes han usado sus capacidades para influir indebidamente más allá de sus fronteras.

Putin, según las más recientes revelaciones, influyó de manera explícita en las elecciones de EEUU para favorecer a Trump, mediante ciber-ataques que debilitaron la candidatura de Hillary Clinton. Algo nunca visto, que ha generado críticas muy fuertes y a lo que no se ha sabido responder institucionalmente. 

Por su lado, Lula, habría dirigido la instrumentación de un anillo de corrupción con Petrobras y las más afamadas compañías constructoras brasileñas, para sifonear recursos financieros a partidos y líderes políticos de izquierda en la región, así como para financiar movimientos y eventos como el Foro de Sao Paulo, que alteraron la agenda de desarrollo de Latinoamérica (como fue con el sabotaje de la Iniciativa de las Américas en 1992, que frenó la apertura comercial en el continente).

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Fuente: brasilpost.com

En el caso de Lula se llegó al extremo de autorizar a sus embajadores en la región, para confirmar que la alianza del presidente de Brasil con las compañías constructoras brasileñas, era un política de Estado.

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Fuente:  elmundo.sv

El ilegal, corrupto y nada fraterno, intervencionismo de Lula en la política de la región se ha ido estableciendo país por país, habiéndose llegado a confirmar, el día de ayer (según la revista Veja de Brasil), que la empresa OAS habría financiado la campaña de Michelle Bachelet.

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Fuente:  La Tercera

Todo esto constituye un atentado de carácter imperialista de Brasil en la Región. Como dice Jaime de Althaus:

La cancillería peruana debería enviar una nota de protesta al Brasil exigiendo una reparación porque la penetración corruptora de las empresas brasileñas en nuestro país, profundamente dañina y desmoralizadora, no fue el producto de iniciativas propias y aisladas de cada empresa sino fue una política de Estado dirigida desde los más altos niveles del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).

Ver en Lampadia: Nota de protesta al Brasil

Se hace pues evidente que muchos eventos de la vida política peruana, como hasta tres procesos electorales, presidenciales, el 2006, 2011 y 2016, habrían estado manchados por la corrupción política del ‘padrino’ Lula y su PT.

Del mismo modo, incluyendo la participación del mismo ‘estratega’ marketero que apoyó a Ollanta Humala, la ex alcaldesa Susana Villarán, se habría beneficiado del apoyo de Lula para su elección y para evitar su revocatoria.

Es de suponerse además, que Verónika Mendoza y varios congresistas hayan recibido también, apoyo ‘petista’ (del PT).

Igualmente hay que señalar a los caseritos del ‘Foro de Sao Paulo’ y quién sabe cuantos desaguisados más.

A la fecha, todos los procesos de investigación sobre la corrupción promovida por Lula en el Perú parece dirigida mayormente a los temas vinculados a los proyectos de inversión y concesiones, al amparo de coimas.

Hasta ahora, no parece haber el propósito de develar la corrupción política y la penetración imperialista de Brasil en el Perú.

Instamos a las autoridades judiciales y a los medios de comunicación, a dedicar parte de sus esfuerzos a investigar la peor interferencia política extranjera de nuestra historia. Sin embargo, como esta viene del ‘padrino’ de las izquierdas latinoamericanas, será difícil movilizar voluntades, pues muchos medios, unos desde arriba y otros desde abajo, están comprometidos con un periodismo ultramontano que aún sigue detrás de las ‘ideas muertas’, que tanto daño han hecho en la región.

No dejemos de preguntarnos tampoco, si estos dineros cochinos han estado financiando a las ONGs anti inversión y anti minería, que en su momento han servido a agendas políticas de liderazgos locales y nacionales.

Ojalá nuestros lectores nos puedan aconsejar el tipo de compensación que nuestro país debe reclamar a Brasil. Estaremos atentos a las sugerencias. Lampadia     

 




Petrolão: El mayor escándalo de la historia de Brasil

Brasil está viviendo un proceso de limpieza de la exacerbada corrupción instalada por Lula da Silva del PT en los más altos círculos políticos y empresariales, desde instancias judiciales de menor rango, pues Lula copó las cortes mayores sin contar con la autonomía de los jueces regionales.

 

La suerte de los procesos y enjuiciamientos liderada por el juez Moro y otros, es clave para el futuro de Brasil y de toda la región. Donde el ‘padrino’ de todas las izquierdas latinoamericanas, supuestos defensores de los pobres y la justicia, terminaron beneficiándose de dineros mal habidos para el financiamiento del Foro de Sao Paulo y las campañas políticas de los partidos de las izquierdas en toda la región.

Marxismo dixit: El fin justifica los medios. Sus buenos alumnos de las izquierdas, marxistas y no marxistas, consideran que sus ‘nobles’ fines les permiten llegar al poder de cualquier manera. Esperemos que con el Lava Jato del Petrolão lleguen a su fin la corrupción y los atajos para alcanzar el poder. Lampadia

Sebastiao Mendonca Ferreira
Centro Wiñaq
Para
Lampadia

La corrupción ha existido a lo largo de toda la historia republicana de Brasil, y el retorno a la democracia en 1985 no sirvió para reducirla, sino que democratizó su práctica en el seno de la aristocracia política brasileña. La impunidad de los políticos y grandes empresarios ha sido una de las características de la democracia brasileña. Como los congresistas y ministros tienen fuero privilegiado, sus juicios tienen que darse directamente en la corte suprema (Supremo Tribunal Federal, STF) generándose así muchos mecanismos para lograr la impunidad.

El STF se ha caracterizado por la lentitud y poco empreño para juzgar a los políticos. Desde 1988 más de 500 políticos fueron investigados por el STF. La primera condena ocurrió en 2010. Una condena en 22 años, no muestra gran productividad ni interés por la justicia. Aún después el desempeño del STF ha sido pobre. Del 2010 hasta hoy, 16 políticos fueron condenados. Pero, solo 8 han sido efectivamente castigados, y solo uno está en prisión, 4 están en prisión domiciliaria, uno ya cumplió su pena, y uno ha sido amnistiado por Dilma, y otro logró anular su sentencia. La impunidad de los políticos es una tragedia para el país.

Los Índices de Transparencia Internacional, aún siendo sobre percepciones y no sobre hechos, pueden ser una referencia aproximada de los niveles de corrupción típicos de Brasil. Brasil era un país de desarrollo intermedio con niveles altos de corrupción antes que el Partido de los Trabajadores (PT) llegara al poder. Esta plataforma de la corrupción preexistente facilitó al PT montar su propio esquema.

Con el PT la corrupción adquiere nuevas dimensiones pasando de una práctica informal entre algunos políticos y algunas empresas, a un sistema institucionalizado y normado de relación entre tres partidos políticos (PT – Partido de los Trabajadores, PP – Partido Progresista y PMDB – Partido del Movimiento Democrático Brasileño), y las grandes empresas contratistas que realizaban obras públicas. Con el PT, la corrupción se tornó política de Estado.

El PT y la Corrupción

A diferencia de los demás partidos, para el PT el montaje de los sistemas de corrupción entre las empresas y los partidos ha sido parte de su misma concepción política y parte fundamental de su proyecto político. El historiador Marco Antonio Villa ha llegado a afirmar públicamente que el PT tenía y tiene un “Proyecto Criminoso de Poder”, y que, más que un partido político, el PT pareciera ser una organización criminal con objetivos políticos. Veamos algunos ejemplos de cómo el PT transformó la corrupción en política de Estado.

Para el PT la corrupción incluía, pero no se reducía al enriquecimiento ilícito de sus militantes, sino que integraba a los más altos niveles jerárquicos del partido y del Estado brasileño. En el partido la corrupción era una de las responsabilidades del tesorero nacional del partido. A nivel del Estado, la corrupción era una de las funciones de los Ministros de Finanzas y del Ministro de la Casa Civil, equivalente al primer ministro en el Perú. No es gratuito que estén en la cárcel los tres últimos tesoreros del PT, uno de los Ministros de Finanzas de Lula y ex-Primer Ministro de Lula y de Dilma, Antonio Palocci, el ex-Primer Ministro de Lula, José Dirceu, y el ex-Ministro de Finanzas de Dilma, Guido Mántega. Las personas encargadas de manejar las finanzas públicas (Ministerio de Finanzas y Primer Ministros) eran también personas con responsabilidad central en los esquemas de corrupción del partido. Dilma, antes de ser Presidente, fue Primer Ministro de Lula y Presidente del Directorio de la Petrobras. Esta fusión de altas funciones de Estado dentro de los mecanismos de corrupción del partido ha sido una “innovación” en la política brasileña. Algo así no había existido antes del PT.

El Mensalão

El primer gran escándalo de corrupción del PT fue el Mensalão, un sistema de corrupción política dedicada a comprar votos de congresistas para ampliar su base política aliada. Los pagos a los congresistas eran del orden de US $50 mil mensuales, y beneficiaban a congresistas de cuatro partidos: Partido Progresista (PP), al Partido Liberal (PL), al Partido Laboral Brasileño (PTB), y al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Gracias a un video de la revista Veja, el escándalo se destapó en 2005. Al investigar el Mensalão se descubrieron otros esquemas de corrupción en los cuales participaba el PT: el escándalo de los Correos, el chantaje y asesinato del alcalde de Santo André (Sao Paulo), Celso Daniel, el escándalo de los Fondos de pensión del Banco de Brasil, el esquema del Plan Safra Legal (otro Banco), donaciones millonarias de dólares a Cuba, y el escándalo de los Bingos. Todos esos escándalos estaban relacionados entre si, e involucraban altos mandos del PT. Cuando esos casos vinieron a la opinión pública nacional se sintió confundida, pero las habilidades populistas del PT permitieron capear la crisis y estabilizar el gobierno de Lula.[i]

El escándalo del Mensalão mostró al Primer Ministro de Lula (Ministro de la Casa Civil), José Dirceu, como el cerebro del esquema de corrupción, y obligó su renuncia, y luego después, trajo su prisión. El núcleo del PT responsable del esquema de corrupción era José Dirceu, José Genuino (Presidente del PT) y Delúdio Soares (Tesorero del PT). El ex-jefe del marketing político de Lula, Duda Mendonça, se vio involucrado y tuvo que distanciarse de Lula, para no afectarlo. Fue una gran pérdida para el PT, pues Mendonça era extraordinariamente astuto.

Uno de los efectos más importantes del Mensalão fue que destruyó la imagen de José Dirceu, quien parecía ser el más indicado para la sucesión de Lula, su potencial alfil. La caída de Dirceu dejó al PT sin candidato a la presidencia, y abrió espacio para que Dilma Rousseff, una persona muy limitada, resultase siendo la candidata presidencial del PT en el 2011.

Mientras el escándalo del Mensalão se propagaba, e importantes líderes del PT eran enjuiciados o iban a prisión, el partido, bajo el comando de Lula, trabajaba arduamente organizando un nuevo esquema de corrupción mucho más grande y complejo, un esquema que posteriormente sería conocido como Petrolão. Esta respuesta del PT al escándalo del Mensalão dejó claro la importancia que el partido atribuía a los mecanismos de corrupción.

Petrolão

El Petrolão, montado en torno a la Petrobras, operó entre 2004 y 2014, y resultó siendo el mayor esquema de corrupción de la historia de Brasil, y uno de los mayores del mundo. Para tener una idea de la destrucción de valor ocasionado por la corrupción en la Petrobras, podemos comparar el valor comercial de Petrobras en el 2008 (»US $250 mil millones) con su valor actual (»US $37 mil millones).[ii] La desvalorización del Real, de un 60%, explica parte de esta caída, y la baja del precio del petróleo explica otra parte, pero otra gran parte de esa pérdida es el costo de la corrupción.[iii]

¿Cómo se descubrieron los crímenes? Desde el 2008 en que la Policía Federal venía investigando a un grupo de cambistas que hacían lavado de dinero para políticos de alto rango en Brasilia y trabajaban ligados a una red de grifos de esa ciudad. Esos grifos tenían máquinas de lavar carros conocidas como “Lava Jato” en Brasil y como “car-wash” en los Estados Unidos.

En esas investigaciones sobre lavado de dinero descubrieron que un cambista bien conocido por la PF, Alberto Youssef, había dado una camioneta Range Rover Evoque como regalo a un ex-director de la Petrobras (Paulo Roberto Costa). Un regalo tan caro despertó sospechas de que era parte de un esquema mayor. Fue entonces (17 de marzo de 2014) que el Procurador General de la República (Fiscal de la Nación), Rodrigo Janot decidió crear la Fuerza Tarea “Lava Jato” conducida por la Policía Federal de Curitiba, Estado de Paraná, especializada en delitos financieros, y que estaba investigando un ex-diputado federal involucrado en lavado de dinero. Lava Jato cambió el Brasil.

A través de Paulo Roberto Costa y Alberto Youssef, Lava Jato, descubrió el esquema de corrupción montado en la Petrobras. En ese esquema, todos los contratos obras, compras de maquinaria y operaciones internacionales de Petrobras implicaban un pago de soborno a tres directores: Paulo Roberto Costa, por el Partido Progresista (PP), Renato Duque, por el Partido de los Trabajadores (PT), y Nestor Cerveró por el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Los sobornos se estandarizaron en 3%, donde 2% era para el PT y 1% se dividían entre PP y PMDB. Los sobre-precios de los contratos eran decenas de veces más grandes que los sobornos, y las pérdidas de la Petrobras eran aún mayores.

En realidad, los directores de Petrobras y líderes de los partidos políticos, especialmente del PT, organizaron un verdadero festín con los contratos de Petrobras y con las empresas contratistas que hacían obras y prestaban servicios a la Petrobras. En ese festín, los tesoreros del PT se hicieron famosos por andar con mochilas y maletas para recoger el dinero de la corrupción en las oficinas de las empresas, en el más puro estilo de los narcos y mafiosos. Para su mala suerte, las oficinas de las empresas tenían video cámaras que documentaron sus idas y venidas, y sus técnicas para ocultar sus actividades

El caso de la Refinería de Pasadena es ilustrativo de los daños a Petrobras. El 2005 la empresa belga Astra Oil compró una refinería en muy mal estado por US $42 millones. El 2006, la Petrobras compró el 50% de las acciones de dicha refinería por US $360 millones (17 veces el precio original), firmando un contrato leonino. Después Petrobras quiso romper el contrato y fue judicialmente obligada a pagar US $820 millones por los otros 50%. Astra Oil recibió un total de US $1,180 millones por una refinería que le costó US $42 millones. Esta operación estuvo a cargo de Nestor Cerveró, Director por el PMDB. Según su confesión, Dilma, como presidente del Directorio de Petrobras, “tenía todas las informaciones sobre la refinería.” Él afirmó, además, que “Dilma conocía en detalle los negocios de Petrobras.” Sin embargo, hasta hoy Dilma no ha sido formalmente acusada en la Operación Lava Jato.[iv]

La investigación sobre la corrupción en la Petrobras puso de manifiesto cómo el PT había decidido financiar su proyecto político, y la absoluta falta de escrúpulo de sus dirigentes y líderes. Esto chocó a mucha gente que creía que el PT era un partido con líderes honestos.

Si bien Dilma no ha sido acusada hasta hoy, Lula ya colecciona cinco acusaciones penales: (1) por intentar obstruir la Operación Lava Jato, (2) por favores recibidos por US $ 1.15 millones de la empresa OAS, en la compra y arreglo de su departamento y otros gastos, (3) por la liberación de préstamos del BNDES en Angola a favor de Odebrecht, (4) por su rol como el cerebro del esquema de corrupción del PT, y (5) Lula, su hijo y su esposa por tráfico de influencias en varias operaciones millonarias.[v] Algunos de esos juicios ya están en proceso y es altamente probable que las sentencias comiencen a ser emitidas aún este año.

El Petrolão ha tenido un impacto demoledor en la percepción de la opinión pública brasileña sobre la calidad ética del PT, de sus socios, y de toda la aristocracia política brasileña. Ha despertado de la población brasileña el interés, antes inexistente, de la población brasileña por conocer y entender como los políticos manejan los recursos públicos, sus impuestos. Con el conocimiento de los escándalos del Petrolão, el interés público por la cosa pública se ha multiplicado en Brasil.

La pérdida de la ventaja ética ha significado un desastre político para el PT, habiendo perdido 60% de los municipios que controlaba, y el 84% de su respaldo electoral (número de votos) en las últimas elecciones municipales, del 2016. Hoy, entre 20% y 25% de la población todavía cree que Lula es honesto y estaría dispuesta a votar por él en el 2018. Sin embargo, los procesos en Lava Jato demoran en promedio menos de un año, y con la carga probatoria existente, es poco probable que Lula logre salir libre de todos esos cincos juicios. Además, sus anti-cuerpos de Lula superan hoy el 50% y se activarían si él llegara a disputar las elecciones el 2018.

[i] https://pt.wikipedia.org/wiki/Esc%C3%A2ndalo_do_Mensal%C3%A3o

[iii] En el mismo período (2008-2016), el precio de la acción de British Petroleum (BP) cayó de US $46.21 a US $38.00. Esta ha sido una caída significativa, pero no se compara con la caída de la Petrobras.

[iv] http://zh.clicrbs.com.br/rs/noticias/noticia/2016/06/em-delacao-nestor-cervero-afirma-que-dilma-mentiu-sobre-compra-da-refinaria-de-pasadena-5824724.html

 




O mais grande corrupção do mundo

Se dice que Dios perdona el pecado, pero no el escándalo, y lo que nació en Brasil es sin dudas un escándalo fuera de toda proporción. Ahora, por supuesto, no se pueden evitar las reverberaciones del escándalo. Sin embargo, en vez de dedicarnos, como la generalidad en la media, a tirar más piedras en un ajusticiamiento descontrolado, queremos hacernos algunas preguntas. ¿Cómo nació semejante cosa? ¿Cuándo nació? ¿Qué condiciones se dieron en Brasil para que se llegara a estos extremos?

Según el decir popular en el mundo empresarial peruano, siempre se decía que Brasil era un país donde había que cuidarse de la corrupción, incluyendo en los cuidados a su sector privado. Pero nunca, a lo largo de muchas décadas se dio algo parecido a lo que ahora ha salido a la luz.

Ampliando la perspectiva de análisis, debemos afirmar que en los países en desarrollo, como se les llamaba hasta hace pocos años, los Estados tenían un papel determinante en las inversiones en infraestructuras y hasta productivas, pues los sectores privados eran muy pequeños. Recordemos las críticas a los grandes programas de financiamiento de grandes proyectos de inversión por parte del Banco Mundial en los países más pobres, donde se señalaba la ineficiencia de los proyectos, incluyendo niveles importantes de corrupción.

Otro hecho significativo de la praxis de gobierno de los países en desarrollo, es el hecho de que, hasta solo pocos años atrás, las autoridades fiscales de Alemania permitían que la empresas alemanas, descontaran como gastos tributarios, las coimas que dichas empresas pagaban en los países subdesarrollados.

En resumen, debemos concluir que la corrupción, dentro de ciertos límites, estaba presente en los países en que sus estados tenían roles determinantes en la economía. Eso nos lleva a pensar, que cuando se forman las grandes empresas constructoras brasileñas, como Odebrecht (1944), o cuando llegan al Perú, en 1979, eran empresas cuyas prácticas incluían un uso limitado de coimas, igual al imperante, digamos en el hemisferio sur.

Odebrecht inició sus operaciones en Perú el año 1979 con la construcción de la central hidroeléctrica de Charcani V en Arequipa, durante la dictadura militar. El proyecto, construído dentro del volcán Misti, abasteció de electricidad a Arequipa, Moquegua y Tacna hasta el año 2000 y, dio origen al descubrimiento del ya famosos Valle del Colca. Al finalizar el proyecto, Odebrecht editó un libro muy significativo, llamado Arequipa. Algo que repitió algunos años más tarde en Trujillo, por el proyecto de Chavimochic. 

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Fuente:  documentslide.com

Fuente:  www.odebrecht.com.pe

Hasta entonces y durante varios años más, nada hacía sospechar de la existencia de los esquemas de corrupción dantescos que hoy caracterizan la historia de las empresas constructoras brasileñas, de la cuales Odebrecht es el caso más conocido y escandaloso.

¿Qué pasó en Brasil, para que se desarrolle semejante esquema?

A nuestro parecer, a principios del siglo XXI se habría formado ‘el triángulo del mal’. La alianza corrupta entre Petrobras, Odebrecht et al y el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula da Silva y Dilma Rousseff.

Una alianza que nació durante el súper ciclo de crecimiento global, con el aumento desmedido del precio del petróleo. Petrobras fue capturado por el PT, Dilma Rousseff tomó la presidencia de la empresa, que se convirtió en la fuente de fondos del PT y del resto de los políticos brasileños, según las denuncias judiciales en curso. Pero, en paralelo, el crecimiento de las empresas constructoras brasileñas, dentro y fuera de Brasil, habría sido ideal para acrecentar el alcance de los esquemas de corrupción.

Por lo tanto, se puede afirmar que la gran ola de corrupción liderada por las empresas constructoras brasileñas, tomó vuelo de la mano de Lula da Silva y Dilma Rousseff, ‘Padrino’ y ‘Madrina’ de casi todas las izquierdas latinoamericanas, incluyendo, por supuesto, las peruanas.

Después de todo esto, no nos imaginamos cómo podrán seguir operando estas empresas en algún lugar del mundo. ¿Quién las va a contratar, en el sector público o privado?  Nuestra presunción es que eventualmente serán liquidadas, algo que sería un buen mensaje para la generación de empresarios jóvenes.

Esperamos que este artículo le de una mejor perspectiva de análisis al tremendo caso de corrupción que nos ocupará durante muchos meses, pero que debemos enfrentar con calma y sensatez. Lampadia




Réquiem por Lula, Dilma y el ‘socialismo del siglo XXI’

Por fin nos acercamos al ocaso definitivo del ‘glorioso PT de Lula’, del  ‘socialismo del siglo XXI’, del ‘Alba’, del ‘Foro de Sao Paulo’, del chavismo y de todas las ‘ideas muertas’ que han malogrado a varios países de la región durante el mejor ciclo económico de la historia.

Dilma Rousseff destituida

Ayer, en un acto histórico, con el precedente de la defenestración del liberal Collor de Mello en 1992, Dilma Rousseff fue destituida de la Presidencia de Brasil por el Senado con una mayoría abrumadora de 61 votos a favor, 20 en contra y 0 abstenciones.  

Michel Temer, el nuevo presidente de Brasil, empezará su mandato viajando a la Cumbre del G20, en China, con el fin de presentar a los líderes de las mayores potencias del planeta sus planes para sacar al país de la crisis económica que ha estado sufriendo en los últimos años, que incluyen desde un duro recorte del gasto público hasta un ambicioso plan de privatizaciones aún no detallado oficialmente.

Según sus propias declaraciones, Temer se apresta a decretar el fin del Brasil bolivariano. En mayo pasado Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba, cada uno a su manera, advirtieron sobre una posible “ruptura democrática” en Brasil, en defensa de Rousseff. Ahora, Venezuela anunció el retiro de su embajador y Ecuador el de su representante.

Décadas antes, el mito de los ‘malos términos de intercambio’ nos malogró la vida en Latinoamérica durante los años 60, 70 y 80 (vendidos por Prebisch, la CEPAL y la Getulio Vargas de Brasil), a diferencia de los tigres de Asia (quienes no sucumbieron al mito), separándose de nosotros para el gran bienestar de su población. La realidad nos mostró, años después, otra curva, la de la vida.

 

En el nuevo siglo, como nunca antes, la ‘curva de la muerte’, se tornó en la ‘curva de la vida’. Pero muchos no supieron aprovecharlo, como Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, asumiendo un inmenso costo que la historia se encargará de dimensionar. Hoy, poco a poco, van cayendo estos regímenes anti-históricos y autoritarios. El pueblo le dijo adiós a los Kirchner, la corrupción sacó del camino a Lula-Dilma del hasta hace poco ‘glorioso Partido de los Trabajadores’, falta poco para que los venezolanos, en un plebiscito democrático, echen a los Chávez-Maduro-Cabello y esperamos que el peso de las circunstancias haga lo propio en los demás países del Alba. 

Gracias a Dios y a la Constitución de 1993, el Perú estuvo listo para recibir los influjos de inversión que nos transformaron y sacaron del status de ‘Estado fallido’ que éramos el año 1990, tornándonos en el brioso Perú del crecimiento, de la clase media, de la reducción de la pobreza, de la menor desigualdad, las agro-exportaciones, etc.

Otro país que estuvo listo antes que nosotros fue Chile, el modelo de desarrollo de la región, pero justo ahora, cuando las ovejas perdidas regresan al redil del desarrollo de democracia y libre mercados, se extravía de la mano de una admiradora de la ominosa RDA, Michelle Bachelet, que está liderando lo que Niall Ferguson llama ‘el derecho de Chile a ser estúpido’.

Ya hemos explicado lo que pasó en Brasil con la ‘magia’ de Lula. Él afirmó en el Perú, que era mejor distribuir que crecer. (Ver Lampadia: Luces y Sombras de la visita de Lula al Perú). Su modelo exacerbó el asistencialismo, proteccionismo y mercantilismo, cayendo luego, junto con las constructoras privadas brasileñas, en niveles de cooptación y corrupción nunca vistos.

Dilma Rousseff, desde su reelección en 2014, a pasado de crisis en crisis. Ver en Lampadia: El escándalo en Petrobras pone contra las cuerdas a Rousseff. Al final, Brasil no solo se hundió en su peor recesión económica desde los años 30, también sucumbió a escándalos de corrupción que comprometen a la propia Dilma y a su protector, Lula da Silva, el héroe de las izquierdas latinoamericanas y creador del ‘Foro de Sao Paulo’, del que hasta las Farc, formaron parte.  

Con el fin de estos gobiernos socialistas, esperamos que el nuevo ciclo político que se está instalando en la región permita un manejo responsable y con orientación al desarrollo integral de largo plazo. 

Por nuestro lado, como venimos repitiendo una y otra vez, en el Perú hemos emprendido la gran tarea de rehacer el país durante ya más de veinte años. Después de haber obtenido logros económicos y sociales extraordinarios (ver: LAS CIFRAS DE LA PROSPERIDAD), ese proceso virtuoso se interrumpió el 2011, cuando elegimos al ‘gobierno de la inclusión’, después del mayor ciclo de inclusión de nuestra historia, con un discurso equivocado que tiene varios matices: “el sector privado no nos da confianza”, “agua si, oro no”, “tenemos que diversificar la producción”, etc.

Pero nuestra economía es tan poderosa, que hemos logrado sobrevivir sin daños permanentes y el 10 de abril del presente, nuestros ciudadanos votaron (70 a 80%) por abrazar la economía de mercado, la inversión privada, la globalización y el libre comercio; y rechazaron el cambio de constitución, la prevalencia del Estado sobre ciudadanos y empresas, y el estúpido pos-extractivismo. (Ver en Lampadia: Pos-Extractivismo: Autarquía y empobrecimiento).

El pos-extractivismo, suscrito por todas las izquierdas peruanas,  pretende convertirnos en un país de pobres eternos. Ver: Agroexportación: Una industria de clase mundial:

Por ejemplo, en cuanto a las agroexportaciones, que se vinculan al sector agrícola, donde todavía tenemos la mayor cantidad de pobres, plantean solo produzcamos lo que necesitamos para consumir nosotros y ‘tal vez’ nuestros países vecinos. O sea, los izquierdistas tradicionales, quieren condenar a la pobreza eterna a nuestros campesinos. ¡Habrase visto semejante barbaridad!

El sector agrícola solo puede crecer, sostenidamente, llegando a más estómagos. Como un agricultor peruano decía hace algunos años: una persona solo puede comer un kilo de comida por día. ¿Cómo puede entonces mejorar sus ingresos un agricultor peruano? Si 3 millones de agricultores tendrían que abastecer solo a 27 millones de habitantes? Sus ingresos estarían limitados a un promedio de 9 consumidores o 9 kilos. Pero si exportamos a mercados de 2,700 millones de personas, en teoría, cada agricultor podría abastecer a 900 consumidores, 100 veces más. Ese es el potencial de este sector, y la única manera de enriquecer a nuestros campesinos, que, además, son dueños de la mayor parte de las tierras y predios agrícolas del Perú.

Lo sorprendente es que en el Perú continúen estos diálogos contraproducentes y que ni siquiera las revelaciones más escandalosas de corrupción, ni los actos abusivos y antidemocráticos de los gobernantes de Venezuela, Argentina y Brasil, merecen que nuestra izquierda tradicional critique y se aparte de estos regímenes. Ver en Lampadia: Izquierda peruana pierde autoridad moral.

Con la caída del PT en Brasil termina un ciclo nefasto de la política latinoamericana. Ahora nos hace falta reconvertir a nuestras izquierdas en un acto político de consecuencia, puesto que el Perú sí necesita izquierdas,… pero de las buenas y modernas. Lampadia

 




Cinco años con freno de mano

Desde el regreso del Perú al mundo moderno a fines del siglo pasado, luego de 30 años en que se impuso un socialismo ajeno a nuestra realidad (primero mediante la tiranía militar y luego por la torpeza de sus herederos de la democracia de los años 80), en que se trataba al sector privado como una suerte de fuerza de ocupación extranjera, empezamos la reconstrucción del país y de los caminos que permitieron que nos acercáramos a la prosperidad.

Efectivamente, desde la promulgación de la Constitución de 1993, empezamos un proceso de crecimiento (1993-1998 – 7.5% del PBI p.a.), interrumpido por la auto infligida recesión de 1998 y continuado con creces desde principios del nuevo siglo.

Los resultados de desarrollo del Perú hasta el 2011 fueron espectaculares, tanto en aspectos leconómicos como sociales. Así lo recogimos y demostramos en nuestra publicación de noviembre del 2013: Las Cifras de la Prosperidad. Ver resumen gráfico en la siguiente ilustración:  

Lamentablemente, este proceso social y económico impulsado por el dinamismo de la inversión privada, que nos permitió alejarnos del estancamiento y avanzar hacia la prosperidad, no fue acompañado por reformas institucionales que permitieran nivelar la calidad de nuestra democracia con las mejores del planeta.

Sin embargo, a pesar de todo lo que aún teníamos que mejorar, estos avances generaron un proceso de inclusión nunca antes visto en nuestra historia. Hubo crecimiento, reducción de pobreza, desigualdad, mortalidad infantil, mejoraron los ingresos y el empleo fuera de Lima, el crecimiento llegó al sector rural (Webb), aumentó la productividad y se creó una dinámica clase media emergente.

Al mismo tiempo, hubieron varios interesados en negar nuestras realizaciones, entre ellos, por supuesto, los grupos de las izquierdas tradicionales que seguían atrapados en las ‘ideas muertas’, y con bombos y platillos, acompañado por esas izquierdas, el llamado ‘nacionalismo’ liderado por Ollanta Humala, que ya había perdido un proceso electoral y se aprestaba a tomar la presidencia del país el 2011 con el compromiso de hacer ‘el gobierno de la inclusión’.

Esta oferta seguía los lineamientos de la política de Lula da Silva en Brasil, que como demostramos en Lampadia durante su visita al Presidente García, era menos exitosa que la lograda por el Perú en base al crecimiento. Ya hemos visto como terminó el asistencialismo brasileño.

Lo lamentable, es que más allá de algunos aspectos positivos de su gobierno, en términos de crecimiento e inclusión, el presidente Ollanta Humala nos ha dado un gobierno ‘sin crecimiento y sin inclusión’. 

Desde el inicio de su gobierno, intrínsecamente enfrentado a la inversión privada, se produjo un punto de inflexión en nuestro proceso de desarrollo que se puede apreciar en varios aspectos. Veamos:

Parálisis de la inversión minera (el mayor motor de crecimiento de la economía):

Regresión de la anemia infantil (por mala gestión de los programas sociales):

La asfixia regulatoria, la tramitología (ver ejemplo para el sector minero):

Colapso de la inversión pública y privada:

La parálisis del crecimiento de la economía:

La pérdida de confianza en el futuro:

Algo que hay que reconocer al gobierno de Humala es que a pesar de su orientación política, supo tratar de entender la necesidad de ir rectificando el camino, desde las orientaciones del socialismo del siglo XXI del chavismo, que inspiraron su campaña con la llamada ‘gran transformación’, pasando por la ‘hoja de ruta’ y recalando, ya sin el apoyo de la izquierda, en un manejo económico que se alejó del radicalismo y aterrizó en una mediocridad agridulce.

Esperamos que el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski tenga mejores luces sobre las políticas públicas que traigan nuevamente el crecimiento y la inclusión. Que aliente el  que todos nos ubiquemos al mismo lado de la mesa y rememos en la misma dirección. Ha llegado el momento de entender que los retos que tenemos por delante, solo pueden ser enfrentados en armonía, con muchísimo esfuerzo y constancia, con el compromiso y acción de todos los peruanos. 

Lampadia




La peor Red de corrupción latinoamericana

El mayor caso de corrupción en la historia latinoamericana y que abarca prácticamente a toda la región,  nació desde el gobierno de la izquierda brasileña, del Partido de los Trabajadores de Lula da Silva y Dilma Rousseff. Esta calamidad hizo carne en las virginales caretas de las izquierdas de la región, llegando con escándalo y a veces con sorpresa, a Argentina, Uruguay y Chile. El mismo habría afectado también al Perú, empezando por el gobierno municipal de izquierda de Susana Villarán y del mismo modo a  los gobiernos nacionales de Toledo, García y Humala.

El caso más publicitado y de múltiples reverberaciones es el de Odebrecht, empresa cuyo CEO ha sido condenado a 19 años por la justicia brasileña y, que en el Perú está vendiendo todos sus negocios.

Últimamente, ha empezado a difundirse con mayor intensidad, las denuncias contra OAS,  otra empresa constructora brasileña, que está siendo investigada en Argentina, Uruguay, Chile y Perú, por eventuales ilícitos vinculados al financiamiento irregular de campañas políticas, lavado de dinero y fraude en licitaciones. La firma se encuentra en el centro de una telaraña de ramificaciones del caso Lava Jato (Brasil).

El caso estalló en 2013 cuando la Policía Federal de Curitiba descubrió una red de lavado de dinero en locales de lavado de autos, investigación que fue creciendo hasta descubrir que existía un completo cuadro de pago de sobornos y blanqueo de capitales a políticos y ejecutivos de Petrobras. Este se ha convertido en el caso de corrupción más grande del país (en el que se habrían desviado unos 10,000 millones de reales -US$ 3,850 millones- en sobrefacturación de obras y contratos de la gigante Petrobras) y a arrasado con el alicaído prestigio en los partidos políticos brasileños, en especial al Partido de los Trabajadores de Lula da Silava y Dilma Rousseff, pero también el de las más importantes empresas del país. (Ver en LampadiaEl Estatismo alienta la corrupción e ineficiencia y Brasil pierde por goleada en corrupción y economía).

Este escándalo llevó al proceso de destitución de Dilma Rousseff de la presidencia de Brasil, con el eco del gran descontento y decepción con su peor crisis económica desde 1930. Como hemos comentado anteriormente, los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), del endiosado Lula, han echado por la borda la mejor oportunidad histórica de Brasil para consolidarse como un país desarrollado. Hoy, está profundamente enfrentado y dividido, y podría terminar con el gobierno de izquierda que se veía dominando por mucho tiempo. Ver en LampadiaEl fin de Dilma Rousseff y ojalá de la corrupción política en Brasil

Desde su reelección, la presidenta Dilma Rousseff no ha tenido muchos motivos para sonreír. Todo lo contrario. Y no nos referimos solo al pésimo rumbo de la economía brasileña (con una inflación por encima de lo previsto y en recesión por segundo año seguido), ni porque la caída del precio del petróleo amenaza con golpear aún más al país. Sus preocupaciones se centran en el llamado caso del “Lava Jato” (algo así como lavado de auto, o lavado a chorro) o “Petrolao”. Ver en LampadiaEl escándalo en Petrobras pone contra las cuerdas a Rousseff

Por su lado, el ex presidente Lula da Silva, viene del noreste brasileño, donde la política ha estado siempre dominada por caciques regionales que adoptaron una serie de acciones de corrupción para controlar y mantener el poder. De alguna manera se puede decir que Lula llevó las prácticas corruptas de sus socios políticos del noreste brasileño al gobierno central, donde entronizó la cooptación de críticos y opositores, y habría participado en el montaje de los circuitos de corrupción de Petrobras y los más grandes grupos empresariales brasileños del sector de la construcción. Ver en LampadiaLa caída de un gigante crea incertidumbre en la región.

Pero el Petrolao no solo ha contaminado a la política y a la economía brasilera, sino que ha revelado ramificaciones en Argentina, Uruguay, Chile y Perú. En nuestro país, empresas brasileras como Odebrecht y OAS habrían otorgado dádivas a figuras políticas (incluso presidenciales y funcionarios de los gobiernos de Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala y el gobierno municipal de Susana Villarán) para obtener concesiones de obras en el país.

En el caso de nuestro país, hace poco se hizo público un informe de la Comisión Lava Jato que indicaría que la ex alcaldesa Susana Villarán habría recibido aproximadamente unos US$ 1’200,000 por parte de empresa brasilera OAS para apoyar en el financiamiento de la campaña contra su revocatoria. Al menos cuatro ciudadanos brasileños confesaron haber participado como ‘mulas’ llevando dinero por orden de Alberto Youssef llevando no menos de 100 mil dólares en cada viaje desde finales del 2012 (uno de los “doleiros” habría movilizado aproximadamente US$ 900 mil).

“La comisión investigadora, en base a las declaraciones dadas por estas personas que se han acogido a la delación premiada, estima que en esta quincena se habría podido trasladar desde Brasil un aproximado de US$ 1’200,000 para ser entregados, posiblemente, para la campaña de la revocatoria municipal de Lima”, indica el informe.

Recordemos que OAS, al igual que otras constructoras brasileñas, ha jugado un rol clave en la realización de proyectos de inversión pública en el Perú, particularmente en infraestructuras, sucesivamente, durante los gobiernos de Alejandro Toledo (2001-06), Alan García (2006-11) y Ollanta Humala (2011-16). Por su lado, Susana Villarán habría favorecido a la empresa OAS con la construcción del proyecto Línea Amarilla (en ese momento denominado Vía Parque Rímac) y del Proyecto Río Verde. El protagonismo de OAS en las obras de infraestructuras en Perú es sorprendente dadas sus deudas en Infocorp (según América Televisión).

Ante las contundentes pruebas de corrupción en contra de OAS y las demás empresas implicadas,  esperamos que continúen las investigaciones de presuntas coimas a los funcionarios de los gobiernos indicados y a Susana Villarán, mencionada específicamente en las últimas denuncias; quien, tras el fracaso de su gestión, perdió al íntegro de sus regidores en el proceso de revocatoria, que solo la dejó a cargo para gobernar con sus opositores.

Por su lado, otros países en Sudamérica no se libran de problemas de corrupción relacionados a OAS. En Argentina, se han iniciado investigaciones por acusaciones de sobornos a casi 100 empresas, entre ellas varias de origen brasileño, por sospecha de “algún tipo de réplica en las maniobras de cartelización que hubo en Brasil”. Entre las casi 100 empresas involucradas están también las brasileñas Andrade Gutierrez, OAS y Camargo Correa. La Fiscalía ya pidió a la Tesorería General de la Nación los pagos realizados a las empresas involucradas durante el período 2006/12 y luego analizará las licitaciones.

En Uruguay, el Congreso abrirá una comisión investigadora por irregularidades en la construcción de una planta gasificadora. La constructora OAS desarrolló varias obras en el país pero sus problemas la llevaron en abril del año pasado a pedir protección patrimonial y a incumplir su contrato con el consorcio gasífero GNLS, que actualmente está paralizada. El diputado nacionalista, Pablo Abdala, ha denunciado que, tras la rescisión del contrato de OAS por parte de GNLS, la firma brasileña incumplió pagos, a su vez, con 380 empresas uruguayas por más de US$23 millones. OAS quedó debiendo dinero a constructoras, empresas de telefonía celular, imprentas y agencias de viajes. “Se fueron sin pagar las comunicaciones celulares”, dijo el diputado.

El escándalo de corrupción vinculado a Petrobras también envuelve a otras grandes constructoras además de OAS, como Camargo Correa y Odebrecht. Esta última habría pagado en 2009 y 2010 sobornos al ex secretario de Transporte de Argentina, Ricardo Jaime, por adjudicarse obras ferroviarias en las cercanías de Buenos Aires. 

En Chile también se ha destapado un escándalo de corrupción. El diario La Tercera, afirmó el 11 de julio que el ex director de Asuntos Internacionales de la constructora OAS, Augusto César Ferreira e Uzeda, reconoció que el jet privado que utilizó el político izquierdista y al candidato antisistema a la presidencia Marco Enríquez-Ominami (durante la campaña electoral de 2013) pertenecía a la empresa brasileña OAS. La gravedad de este acto es que la ley electoral chilena prohíbe expresamente donaciones extranjeras a campañas políticas. Además, según El País de España, “el Ministerio Público indaga el pago de alrededor de medio millón de dólares de SQM a una sociedad vinculada a la campaña del exdiputado.”

Como señaló la columnista de Veja, el mayor semanario brasileño, Joice Hasselman, el Petrolao es más que un caso de corrupción ordinaria; es un intento de corromper la democracia. El esquema es el peor y más peligroso tipo de corrupción que existe, porque va más allá de llenar los bolsillos de los corruptos. Por un lado los corruptos (funcionarios) y los corruptores (empresarios) trabajan en conjunto para beneficiarse, pero el dinero de la corrupción va a los partidos, financia sus campañas y la compra las voluntades ciudadanas. “Eso es un ataque directo a la democracia”, señala. Y es cierto. La democracia de Brasil y de varios países de Sudamérica está a prueba.

Lamentablemente los políticos están perdiendo legitimidad. Esperamos que esta sea la oportunidad para limpiar las casas de todos los países implicados en el mayor escándalo de la historia de Latinoamérica, empezando por supuesto, por el malévolo diseño corruptor de la izquierda de Brasil y sus soberbias empresas constructoras

Lampadia




La izquierda se desmorona en América Latina

El antes alabado modelo brasileño del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula da Silva parece haber llegado a su fin con la histórica votación para procesar la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Esto significaría el fin de 13 años de gobierno de su partido que ha llevado al Brasil a una crisis económica, política y moral sin precedentes

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Millones de brasileños exigieron la destitución de Rousseff

Formalmente, la acusación contra Rousseff es por su manipulación del déficit fiscal que trató de cubrir recurriendo a los fondos de agencias y bancos del Estado que no forman parte del presupuesto nacional. Muchos pretenden decir que esta es una cosa menor, además, Dilma Rousseff está también vinculada a la ominosa corrupción del ‘lava jato’, ella fue presidente de Petrobras cuando se desarrollaron los esquemas fraudulentos y se estima que su campaña política fue financiada por fondos de la corrupción. En todo caso, esto puede parecerse a la condena del famoso Al Capone, que recibió su castigo por evasión fiscal y no por los múltiples crímenes que llevaba a cuestas.

Rousseff y sus partidarios, afirman que van a luchar hasta el final contra lo que ven como ‘una conspiración’ y ‘un intento de golpe’. Pero el proceso de limpieza de la política brasileña sigue adelante. Acaba de ser condenado a 23 años de cárcel, José Dirceu, el brazo derecho de Lula. El PT ha dilapidado su ascendencia en Brasil, según la encuestadora Datafolha, la popularidad de la presidenta está en 8% y el abrumador voto en su contra en el Senado indica que hay pocas posibilidades de que sea absuelta.

El impeachment de Rousseff tendrá consecuencias en toda América Latina. Brasil llegó a considerarse una potencia económica emergente con numerosos programas sociales que aceleraron la reducción de la pobreza y fomentaron una nueva clase media, algo que esperamos pueda preservarse.

En Lampadia no nos dejamos engañar por los cuentos de grandeza del PT y sus políticas aislacionistas y proteccionistas que fomentaron el mercantilismo empresarial, ni por sus políticas asistencialistas que duraron lo que duró el ciclo de ingresos extraordinarios por el precio de la soya y otros. En una visita de Lula al Perú (segundo gobierno de García), declaró  que era mejor distribuir para crecer (equívoca política adoptada luego por Humala). Lula alardeó con sus cifras, pero en Lampadia las comparamos con las peruanas (Luces y sombras de la visita de Lula al Perú) y mostramos que nuestras políticas y performance eran muy superiores.

La oportunidad que ha perdido Brasil ha sido probablemente la mejor de su historia (ver en Lampadia: El ‘país del futuro’ tendrá que diseñar otro futuro). Pero Brasil no ha sido el único que malogró sus oportunidades en la región. Casos muy parecidos, con distintos énfasis y ritmos de reversión, los tenemos en Venezuela, Argentina, Ecuador y Bolivia. Los países que mejor aprovecharon las grandes oportunidades del nuevo siglo, son los de la Alianza del Pacífico, México, Colombia, Chile y el Perú. Nosotros, después de las reformas pro mercado de los años 90, estuvimos listos para transformar ‘oportunidades en realizaciones’. Así lo dijeron en el Perú hace un par de años Paul Krugman y Nouriel Roubini. (Ver en Lampadia: Paul Krugman rompe mitos).

Es por eso que reportajes como el publicado por Cuarto Poder (Poder de Cuarta), la semana pasada sobre el caso brasileño, en el especial conducido por el colaborador de La República, René Gastelumendi, es sorprendente y alarmante. Parecía un programa de la televisión chavista de Venezuela en el que se hizo una defensa cerrada del gobierno del PT (el conductor llegó a discutir con los furibundos brasileños), apoyando los reclamos de Dilma. No importó, ni se mencionó que días antes hubo una manifestación de seis millones de brasileños exigiendo la destitución de la presidente.

En verdad, las traumáticas experiencias de Venezuela, Argentina y Brasil, con el decimonónico ‘socialismo del siglo XXI’, un aislacionismo anti globalización y una dantesca corrupción, son una de las mejores lecciones de economía y política para nuestros ciudadanos y debemos mostrarlas y compartirlas sin manipulaciones políticas. 

Estos son tiempos importantes para América Latina, de hecho, parece que estamos entrando en un nuevo ciclo político relativamente pragmático y centrista, como afirma el artículo del Financial Times que glosamos líneas abajo:

Desaparición del izquierdismo brasileño resonará en las Américas

Los latinoamericanos ya no tolerarán la corrupción como antes

Por John Paul Rathbone

Publicado por el Financial Times

12 de Mayo de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

Dilma Rousseff se mostró desafiante. “Me voy a resistir por todos los medios legales”, dijo después de que el Senado de Brasil votara a favor de iniciar el proceso de destitución.

A pesar de su actitud desafiante, la decisión del Senado probablemente marca un punto de inflexión para la séptima mayor economía del mundo. Michel Temer, el vicepresidente, ha juramentado como presidente interino.

La partida de Rousseff marca el final del PT después de 13 años. Desde su fundación en 1980, el PT se convirtió en el mayor partido socialdemócrata en la región, el “principal movimiento de izquierda en el mundo democrático”, señala Matias Spektor, profesor asociado de relaciones internacionales de una institución académica de Sao Paulo.

Durante la última década, muchos gobiernos de izquierda en la región han sido auxiliados por el PT. Brasil mostró una extraordinaria “paciencia estratégica” con sus vecinos socialistas como Bolivia y Venezuela, haciendo la vista gorda a sus deficiencias, como también lo hizo con la Habana. Pero ahora la mayor parte de América del Sur se está moviendo hacia el centro político.

El impeachment de Rousseff se debe en realidad al disgusto popular por la mala gestión económica y el escándalo de corrupción en Petrobras y también marca otra tendencia regional: los latinoamericanos ya no tolerarán la corrupción como lo hacían antes.

De acuerdo con Kevin Casas-Zamora, del diálogo Inter-Americano con sede en Washington, este alboroto popular no se debe a que la región es más corrupta. Las encuestas realizadas por grupos como Transparencia Internacional sugieren que hay menos corrupción, no más.

Más bien, el crecimiento de las redes sociales, combinado con una clase media cada vez más activa y mejores garantías institucionales en contra de abusos, han llevado a una fuerte reacción negativa.

Lampadia




El ‘país del futuro’ tendrá que diseñar otro futuro

En Brasil está terminando una era, la de los gobiernos de las izquierdas latinoamericanas del nuevo siglo, con el liderazgo y debacle del Partido de los Trabajadores (PT). Recordemos que Lula da Silva y el PT fueron los mentores de las izquierdas de la región, organizaron el ‘Foro de Sao Paulo’ para contrastar al ‘Foro Económico Global de Davos’, sabotearon los acuerdos de libre comercio de las Américas, apadrinaron a Hugo Chávez, el propulsor del ‘socialismo del siglo XXI’, e ‘inspiraron’ a varios líderes de la izquierda tradicional peruana.

Como cayó el Muro de Berlín, bloque por bloque, los fracasados gobiernos de las izquierdas pre-modernas de Sudamérica, van cayendo, dejando una estela de frustración, desenfoque histórico y niveles ominosos de corrupción. Brasil ha seguido así a su socio del malogrado Mercosur, Argentina, y su ahijado, Venezuela, agoniza en una insoportable crisis humanitaria.

Brasil ha sido siempre visto como ‘el país del futuro’. Lamentablemente, acaba de destruir uno de esos futuros y ha perdido, probablemente, la mejor oportunidad de su historia para llegar al desarrollo. Ahora se inicia un nuevo proceso liderado en parte por nuevos miembros de la política brasileña, los jóvenes liberales del Movimiento Brasil Livre y del Movimiento Vem Pra Rua.

Desde estas páginas deseamos a Brasil la mejor de las suertes en el largo camino que tendrá que recorrer para diseñar ‘un nuevo futuro’.

Leer líneas abajo el magnífico relato del contexto histórico de este proceso, escrito por nuestro colaborador Sebastiao Mendonça Ferreira.

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Los Liberales y la Crisis Política Brasileña

Sebastiao Mendonça Ferreira

Centro Wiñaq

 

La crisis política brasileña se ha acelerado, y la ‘Era PT’ se está concluyendo con una rapidez sorprendente. Los treinta y dos años ininterrumpidos de democracia (1984-2016) están produciendo algunos buenos resultados. Un gobierno corrupto e incompetente (PT) está siendo removido del poder con el uso de mecanismos democráticos, repitiendo el caso de Collor de Mello (1992), y consolidando las instituciones de la democracia en Brasil.

El fracaso económico del populismo del PT, sin dudas, está jugando su papel detrás de la política, y la independencia de la Policía Federal, del Ministerio Público y del Poder Judicial, relativa en este último caso, ha sido indispensable para que ello ocurriera. Sin embargo, este reciente proceso no puede explicarse sin dos otros actores clave: los medios de comunicación que nutrieron el debate público y el movimiento social que están empujando a los demás actores políticos e instituciones a tomar las acciones adecuadas.

Las grandes marchas de los últimos años, especialmente la última (13 de Marzo 2016) con más de 6 millones de personas, han sido lideradas y organizadas por movimientos sociales con inclinación liberal, derrotando a la izquierda en el control de las calles y constituyendo en un hecho sin precedentes en la política de Brasil.

¿Como puede ser que, en un país con amplio predominio de ideas populistas, estatistas y con presencia masiva de marxistas en las universidades, instituciones públicas y medios de comunicación, el cambio político más importante en décadas resulte siendo liderado por liberales? Veamos algunos antecedentes para entender esa transformación.

En forma simplificada, podemos organizar la historia de las ideas liberales en Brasil en cinco grande períodos: [i]

Estos períodos no deben ser vistos como algo rígido, pues la realidad es siempre más compleja que los esquemas, y las fases de los fenómenos políticos nunca son tan definidas. Parte de lo viejo sigue existiendo en el presente, y parte del futuro ya está emergiendo hoy.[ii]

El liberalismo en un contexto pre-industrial

Durante el segundo imperio, Don Pedro II gobernaba una monarquía con alto grado de libertad, casi sin presos políticos ni periodistas procesados. Al interior de la clase política y la intelectualidad existían diversas corrientes liberales que buscaban adaptar las instituciones Francesas, Inglesas y Americanas a las condiciones de atraso de la sociedad Brasileña. Las corrientes más radicales de los liberales se enfocaban en terminar con la monarquía, acabar con la esclavitud e instalar la república. Ruy Barbosa lideraba esas corrientes radicalizadas. 

En aquel entonces los liberales, periodistas y toda la clase política eran pequeñas minorías con influencia urbana en un inmenso país agrario y políticamente desarticulado. Las disputas políticas predominantes, entre conservadores y liberales, buscaban influenciar a Don Pedro II, pues en él se concentraban todas las decisiones. En el fondo eran debates en la corte, y entre la nobleza, la diminuta élite social y los militares. La inmensa mayoría de la sociedad brasileña vivía en otra realidad, protegiéndose de la esclavitud, de la arbitrariedad de los caciques locales y de los grupos de bandoleros que azotaban pueblos y haciendas.

La Vieja República Liberal, implantada en alianza con los militares, y bajo la influencia positivista, definió una constitución liberal en 1891: eliminación de los títulos de nobleza, separación de la iglesia y el estado, respeto a las libertades públicas, introducción del Habeas Corpus, creación del sistema político presidencialista y la organización federal del Estado, están entre los puntos más saltantes. El Brasil inició su vida democrática bajo el liderazgo liberal. Lamentablemente, esa orientación se perdió y no se recupera hasta nuestros días.

El político, periodista, jurista, diplomático y pensador Ruy Barbosa (1849-1923), fue uno de los principales líderes anti-esclavista y pró-República, en el final del Imperio, y el pensador más reconocido de la Vieja República Liberal. Sus propuestas moldearon jurídicamente la institucionalidad brasileña, y sus abundantes escritos han constituido un patrimonio valioso del pensamiento liberal brasileño.[iii]

A pesar de sus méritos, la Vieja República Liberal no logró generar una estructura estatal capaz de manejar los conflictos políticos y fiscales de la naciente federación, crear los mecanismos de estabilización de la institucionalidad democrática, controlar los intereses de la casta militar, y resolver democráticamente la emergente conflictividad social. Las inestabilidades propias de un sistema político naciente en un país atrasado generaron un costo político para quienes estaban a cargo de la gestión pública, los liberales.

La Era de Getúlio Vargas

Con la revolución del 30 termina la primera república brasileña y ocurre el desplazamiento del liberalismo como su rol referencial en el pensamiento político brasileño. Getúlio Vargas, un político nacionalista y autoritario lidera un movimiento revolucionario e instaura un discurso nuevo y un orden político paternalista que va durar mucho más que los períodos de los varios gobiernos de Vargas, 1930-1954.

Al tomar el poder en 1930, el movimiento de Vargas está influenciado por el pensamiento fascista italiano, y fue bajo esa influencia que él redefinió las bases del Estado Brasileño moderno. En su concepción el Estado debería ser el motor de la economía y la sociedad, el instrumento principal para que Brasil pueda realizar su potencial como potencia del futuro. Además de la economía, el Estado debería controlar la polarización social y establecer un nuevo orden político que diera estabilidad al país.

Con esas ideas, Vargas creó grandes empresas públicas que controlaran los recursos nacionales (petróleo, electricidad, siderurgia, etc.), modernizó la legislación electoral, y creó una institucionalidad laboral inspirada en la fascista Carta del Lavoro, aunque sin incluir sus elementos totalitarios. Este nuevo Estado fue instalado en oposición a la Vieja República Liberal que no había sido capaz de manejar la crisis económica y social que padecía Brasil.

Vargas dominó la política brasileña desde 1930 hasta 1954, cuando se suicidó en medio de una crisis. La trayectoria caudillista de Vargas y su dramática muerte le dieron un aire de heroísmo que perduró décadas. Hoy, más de 60 años después de su muerte, la legislación laboral brasileña sigue siendo básicamente la misma implantada por Vargas, y muchas de sus ideas siguen siendo un sobre-entendido del discurso político nacional.

Después de la muerte de Vargas, el Brasil vivió un breve período de democracia (1954-1964) interrumpido por el golpe militar de 1964. Sin embargo, la influencia de Vargas era alta en ese período. El Presidente Joao Goulart, derrocado por los militares y su aliado Leonel Brizola eran herederos políticos de Vargas, quienes en ese entonces habían establecido una alianza con fuerzas populistas y la izquierda (Partido Comunista, Izquierda Católica, etc.).

El seguidismo al autoritarismo

En el inicio de los años 1960, los liberales brasileños estaban liderados por corrientes conservadoras y, en un contexto de guerra fría y Revolución Cubana, su temor al caos social era más fuerte que su valoración de la democracia. Los liberales entonces, agrupados principalmente en la Unión Democrática Nacional (UDN) no tuvieron problema en apoyar al gobierno militar en sus primeros años. Un destacado liberal brasileño, Roberto Campos, fue ministro de planeamiento en el gobierno del General Castelo Branco.

Los liberales, en la práctica, renunciaron al rol de opositor democrático, asumieron un rol de soporte de un gobierno autoritario, y entregaron el liderazgo del espacio político de oposición a otras fuerzas políticas.[iv] Ese alineamiento conservador de los liberales contribuyó mucho para dar una imagen ética y democrática a la izquierda, cuyas propuestas de dictadura del proletariado eran mucho más autoritarias que la dictadura de los militares que los perseguían y torturaban. El PT sacaría después, un gran provecho de esa imagen.

Al inicio de los 1960s, los seguidores de Vargas, los marxistas (comunistas y trotskistas) y la izquierda católica habían ganado la hegemonía del movimiento social, especialmente del movimiento sindical, del movimiento estudiantil y de la intelectualidad presente en los medios y universidades. Hasta muy recientemente, esta hegemonía se mantuvo indiscutida.

Durante el Gobierno Militar, los liberales pierden lo poco que tenían de presencia en el movimiento social, y pierden autoridad moral ante la sociedad en su conjunto. Los crímenes de la Dictadura, que no fueron pocos, ensuciaron a todos aquellos que le dieron algún tipo de soporte, independiente de la razón que tuviesen para brindar ese apoyo.

A pesar de su alineamiento político con una dictadura, las ideas liberales no desaparecen completamente de la escena pública. La agudeza intelectual de Roberto Campos, y del humorista Millôr Fernandes dio presencia pública a los liberales aún en los peores tiempos de su desgaste político.

Durante el Gobierno Militar, el pensamiento liberal era atributo de un reducido número de intelectuales aislados en las instituciones públicas, las universidades e incluso medios de comunicación. Al terminar el Gobierno Militar, las fuerzas de la oposición (democráticas y anti-democráticas) tenían una ventaja moral sobre todos los demás, y la influencia del marxismo se había expandido enormemente en los movimientos políticos, en los periódicos y en las universidades. Esta influencia de la ideología del resentimiento es una característica de la sociedad brasileña actual que demorará décadas superar.

Renacimiento conceptual y político

Al terminar el Gobierno Militar, 1984, la sociedad brasileña se vuelca a reconstruir su democracia y a reorganizar sus partidos políticos. La ventaja ética de las fuerzas de oposición y el amplio dominio de las ideas socialistas van a influenciar la formación de los nuevos partidos políticos. El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), el principal partido de la oposición durante el Gobierno Militar, mantuvo su nombre original, pero en las siglas de los nuevos partidos predominaban palabras como social, socialista, social democracia, trabajadores, comunista, etc. Una de las pocas excepciones fueron los liberales: Partido del Frente Liberal (PFL). Sin embargo, el término liberal y neoliberal estaban tan mal visto que el PFL tuvo que cambiar su nombre a Partido Democrático (DEM). 

Después de aprobar una Constitución con clara influencia izquierdista, la prioridad de la sociedad brasileña pasó a ser la economía. El déficit fiscal era inmanejable y la inflación incontrolable (43% mensual, más de 7,000% anual) recesaba la economía, consumía los pocos ahorros de la clase media y encarecía la vida de todos. Fue Fernando Henrique Cardoso (FHC), quien puso en marcha el Plan Real, en 1994-95,  y logró en dos años estabilizar la economía brasileña, aunque con costos económicos y sociales notables. A pesar de su efectividad económica, y su éxito político inicial, FHC terminó su segundo gobierno con popularidad muy baja y con muchos resentimientos en los sectores medios.

Mientras el país retornaba a la democracia y estabilizaba su economía, las nacientes corrientes liberales se dedicaron difundir sus ideas en un grupo pequeño de jóvenes profesionales y empresarios, en un período que bien puede llamarse de las catacumbas políticas. Donald Stewart Jr. había creado el Instituto Liberal en 1983 y su institución se dedicó a reproducir obras liberales, especialmente de la escuela Austríaca[v].  El Instituto Mises de Brasil se dedicó a una labor similar de difusión teórica, principalmente en los estados del sur de Brasil[vi].  Esos institutos se dedicaron a formar a los jóvenes que más tarde jugarían un importante papel de liderazgo político en el país.

La victoria del PT en el 2003 dio un gran impulso a las ideas populistas. Beneficiada por la estabilidad macroeconómica lograda por FHC y por el dinamismo de la economía global, la economía brasileña creció en forma estable por casi una década, y Lula aprovechó para desarrollar un discurso falaz que atribuía el ingreso de 40 millones de brasileños a la clase media como resultado de sus programas sociales (Bolsa Familia), ocultando las causas económicas detrás del aumento de los ingresos de los sectores pobres[vii] .  

El ambiente político brasileño era de muy alta popularidad de los Gobiernos del PT. Lula con 80% y el primer gobierno de Dilma con 60%, evidenciaba que las ideas populistas tenían gran aceptación y parecían predestinadas a orientar el Brasil a lo largo del siglo XXI. Además, la ola populista era fuerte en América Latina (Venezuela, Argentina, Uruguay, Bolivia, etc.) y las voces críticas eran presentadas como expresión de intereses retrógrados y de grupos de resentidos con la presencia de los pobres en espacios sociales antes exclusivos de los ricos. 

Sin embargo, en la academia, intelectuales liberales estaban realizando una diversidad de estudios históricos y de análisis de la institucionalidad brasileña, generando una creciente producción intelectual nacional en ese campo. Diversas editoras comenzaron a publicar libros de autores liberales (UnB, Visão, Nórdica, Itatiaia, Brasiliense, Zahar, etc.) con títulos clásicos y con los aportes de los liberales nacionales[viii] .  El alcance de esa bibliografía, aunque limitada, contribuyó a crear una capa intelectual crítica a la ideas populistas y marxistas, dominantes, y desarrollaron una capacidad polémica que sorprendió a sus rivales.

En los medios (Veja, O Globo, Estado de Sao Paulo, etc.), algunos periodistas, como Reinaldo Azevedo (liberal conservador) y Rodrigo Constantino (hoy Presidente del Instituto Liberal), comenzaron a ganar reconocimiento analizando los acontecimientos desde una perspectiva de oposición al gobierno del PT. Esa presencia en medios, y la intensa producción bibliográfica de intelectuales como ellos, han contribuido mucho a la difusión de las ideas liberales y a la confianza en su utilidad para entender los acontecimiento nacionales.

En el terreno de la organización política, los Demócratas (liberales) han logrado sobrevivir a los tiempos difíciles y aumentar gradualmente su reconocimiento como oposición radical al gobierno del PT. Su influencia como partido es aún de nivel medio, tienen 28 diputados, mientras el PMDB, PSDB y PT tienen entre 50 y 60 diputados cada uno, y el PP 42. Recientemente, ha sido inscrito el Partido Novo, que nace con una identidad liberal explícita, pero que todavía no ha participado en ningún proceso electoral. Por ello no sabemos cuál es su grado de influencia.

Presente y Futuro

En Mayo de 2013, todo parecía tranquilo para el PT. Desde 2004, el país había mantenido tasas de crecimiento excepcionales para Brasil, y había soportado bien la crisis global del 2009. Nadie esperaba que el enfriamiento de la economía ocurrido el 2012 (2.8% de crecimiento del PIB) pudiera generar alguna reacción social significativa. 

Sin embargo, un aumento en los pasajes desencadenó la protesta nacional del 6 de Junio del 2013, la primera protesta contra un gobierno del PT. El precio de los pasajes urbanos en Brasil son muy altos (el doble o triple del Perú), pero su alza en Sao Paulo difícilmente explica en si misma movilizaciones a nivel nacional. La decepción con el gobierno de Dilma, siendo el alza de los pasajes un detonante, es una explicación más confiable pues la popularidad de Dilma se derrumbó literalmente después de dichas marchas (ver figura)[ix] 

Los jóvenes liberales participaron de esas primeras marchas, pero no las lideraron. Sin embargo, en las marchas siguientes bajo la consigna Fuera Dilma, fueron las dos organizaciones de liberales, Movimento Brasil Livre[x] y Movimento Vem Pra Rua,[xi] que convocaron y organizaron todo el proceso. En la marcha del 13 de Marzo del 2016, por el Impeachment de Dilma, participaron más de 6 millones de personas en todo el país. Con este evento el Impeachment se hizo literalmente imparable. Esas dos organizaciones, lideradas por jóvenes liberales, se legitimaron como los dos grupos con mayor capacidad de convocatoria de manifestaciones políticas en el Brasil.

Se puede afirmar que esos dos grupos organizaron las mayores manifestaciones de la historia política de Brasil y que esas manifestaciones multitudinarias son las razones principales para que el actual proceso del Impeachment contra Dilma Rousseff siga avanzando a pesar de todas las maniobras maquiavélicas realizadas por el PT.  

La crítica al PT (a su corrupción y a su estilo manipulador de hacer política) llevada a cabo por los líderes de esos dos movimiento, por algunos congresistas y periodistas liberales es muy reconocida. La autoridad moral e intelectual que han adquirido es destacable y está sirviendo para que ideas liberales penetren en una sociedad con profundas tradiciones populistas y fuerte presencia marxista en universidades y medios de comunicación.

Brasil es un ejemplo típico de capitalismo clientelista (Crony Capitalism),[xii] en el cual partidos políticos y empresas convienen en montar un sistema corrupto de saqueo del presupuesto nacional y de manipulación de los sectores de menores ingresos con programas sociales. Elementos de este sistema ha sido criticado por Ruy Barbosa, un siglo antes del gobierno del PT y no va desaparecer con la salida de Dilma. Transformar el marco institucional del país para evitar que los buscadores de renta (parásitos) tengan éxito en el  saqueo de los recursos públicos, como hoy ocurre bajo el liderazgo del PT, es un esfuerzo de largo plazo

La derrota política del PT, su desprestigio moral y el fracaso de su discurso populista están creando un nuevo ambiente político en Brasil. La inestabilidad política y económica de los próximos tiempos va exigir que la población, especialmente la clase media, dé atención a los temas políticos, posibilitando que los paradigmas políticos y sociales implantados en el Brasil desde la Era Vargas puedan finalmente ser cuestionadas en repetidos debates públicos. Después de muchas décadas, los liberales brasileños están moral e intelectualmente en una situación de ventaja para liderar ese debate.

La oportunidad está ahí. Si lo logran o no, nos lo dirá el tiempo.

Lampadia
 
 

[i] He armado esta periodización para ordenar la interpretación que he ido desarrollando, otros autores pueden tener otra interpretación, y por lo tanto, otras periodizaciones tan válidas cuanto, o mejores que esta.

[ii] Una fuente reconocida sobre la historia del liberalismo brasileño es el libro de Antonio Paim: “Historia do Liberalismo Brasileiro” publicado en 1998.

[iii] Existen abundante materiales sobre Ruy Barbosa. Una Fuente introductoria puede ser

https://pt.wikipedia.org/wiki/Ruy_Barbosa.

[iv] Si aplicamos el Diagrama de Nolan a los liberales brasileños de entonces, ellos estaban inclinados a la derecha del esquema, y actuaron como conservadores.

[v] http://www.institutoliberal.org.br/

[vi] http://www.mises.org.br/

[vii] Esta creencia se mantiene generalizada hasta hoy y constituye un capital político del PT.

[viii] El libro “Pare de Acreditar no Governo” de Bruno Garschagen, sobre la historia de las ideas políticas en Brasil, recientemente publicado, ha adquirido gran difusión.

[ix] http://www1.folha.uol.com.br/poder/2015/03/1604420-no-3-mes-do-novo-mandato-62-ja-desaprovam-dilma.shtml

[x] https://www.facebook.com/mblivre/

[xi] https://www.facebook.com/VemPraRuaBrasil.org/

[xii] https://en.wikipedia.org/wiki/Crony_capitalism