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Alguien tiene que encargarse

Alguien tiene que encargarse

Eduardo Herrera Velarde
Director Ejecutivo del Consejo Privado Anticorrupción (CPA)
12 de noviembre, 2021

Si Usted es víctima de un caso de corrupción ¿a qué entidad acude? Desde el Estado hay muchas respuestas: Contraloría, Defensoría, Poder Judicial, Fiscalía, cuando menos cuatro; cada una peleando sus propias visiones, dejando en claro la gran desarticulación del combate real. Y como hablamos de un Estado fallido que nunca entendió el problema, es necesario que alguien se haga cargo “desde la otra orilla” para impulsar.

Lo que debemos de tener en cuenta en primer orden es que la corrupción nunca es el problema, sino que -siempre- es un síntoma de algo que está detrás y que no queremos ver. Por ejemplo, si existe corrupción en los gobiernos regionales y locales, es porque hay varias causas que no nos hemos puesto a mirar y menos a intentar resolver: mala demarcación territorial, mal uso del poder, malos candidatos, no hay partidos, no sabemos elegir (no hay incentivos), nulo o poco control, etcétera. La corrupción es solo una manifestación de esto.

No obstante, como está demostrado en los casos de éxito a nivel mundial (Hong Kong, Singapur, La Paz, etcétera), un aspecto ineludible en toda estrategia es el enforcement, palabra que trágicamente no tiene traducción al castellano, pero que determina el cumplimiento de la Ley. Sobre esto, solo decir que el Perú es un país de leyes inflexibles, de cumplimiento “flexible”.

En esa línea persiste y se mantiene la actividad del Consejo Privado Anticorrupción (CPA), entidad que tengo el honor de dirigir. Desde hace un tiempo nos hemos “atrevido” a cuestionar al Estado en sus malas prácticas mediante un ambicioso proyecto al que hemos bautizado “Vigilancia activa”, porque sí, alguien tiene que permanecer vigilante de una manera sistémica y habitual. Desde “Vigilancia Activa”, el CPA viene poniendo a la luz malos nombramientos, designaciones ilegales, visitas sospechosas, contrataciones irregulares, etcétera; una forma, aún incipiente, de enforcement que debe de pasar pronto a otro nivel.

Queremos, en principio, ampliar nuestro foco de acción para abarcar, por ejemplo, los casos de contratación pública (licitaciones) en los que se suelen revelar situaciones que terminan manchando el nombre de la empresa pues, en el referido contexto, muchas veces apreciamos vehículos criminales que utilizan el disfraz de una S.A.C. para buscar oportunidades ilegales, dejando en el imaginario colectivo mal parada una de las actividades más nobles y heroicas: hacer empresa. Estamos también incursionando en investigaciones que puedan generar evidencia de malos manejos desde el Estado, de una manera objetiva e imparcial, como debe ser esta lucha. Finalmente pretendemos, ya en una segunda “velocidad” pasar al inicio de las acciones legales respectivas, porque alguien tiene que impulsar -y vigilar- que la Ley se cumpla.

La corrupción no descansa, no tiene origen ideológico, es transversal, resta oportunidades reales y desanima. Nosotros no descansamos, pensamos con cierta obsesión en la lucha contra la corrupción y queremos continuar en ese camino. Alguien tiene que hacerlo, alguien tiene que encargarse.

Ver la última publicación de ‘Vigilancia Activa’: https://cpa.org.pe/proyecto-vigilancia-activa/

Lampadia




Hablando de corrupción

Hablando de corrupción

Carlos E. Gálvez Pinillos
Expresidente de la SNMPE
Para Lampadia

El tema único del Sr. Vizcarra es la lucha contra la corrupción y no podemos estar más de acuerdo que, ese es un tema central en el Perú.

Dicho esto, es importante revisar qué encierra el concepto corrupción, pues pareciera que “ponerse del lado de los buenos” es la posición a la que aspira el señor presidente y me parece que ahí, hay mucha tela para cortar…

En términos generales, la corrupción es planteada como dos caras de una misma moneda; una activa, la del corruptor y la pasiva, la del corrompido por ese corruptor. Ese es un enfoque muy usado en la narrativa de los políticos que plantean el tema de la corrupción y fundamentalmente en la relación entre el sector público y el sector privado.

Con frecuencia se describe a un empresario que busca tomar ventajas en su relación con el sector público, corrompiendo a un funcionario para que le facilite los resultados por él esperados. Es cierto que esa dimensión de la corrupción existe, pero mucho más frecuente es aquella que el político y el burócrata, haciendo uso de su poder circunstancial, fuerza las condiciones para hacer inminente la “necesidad” de generar una “contraprestación” (coima) para otorgar la buena pro de una licitación o dar simplemente trámite a una autorización o permiso, de esos que en los últimos años han proliferado, para ejecutar algún proyecto o tan simple como obtener un brevete o certificado médico. No quiero aquí levantar el caso de las mafias organizadas de médicos que no cumplen sus labores correctamente, ni atienden a todos los pacientes que debieran atender. Tampoco el de los médicos que otorgan certificados médicos fraudulentos para generar indemnizaciones y pensiones por “enfermedades profesionales” inexistentes y estafar así al sistema de seguros de actividad de riesgo (SCTR).

Detesto levantar el caso de malos policías que, lejos de perseguir el crimen y otorgar seguridad a los ciudadanos, están en los patrulleros a la caza de algún incauto que pueda tener alguna condición vulnerable para sacar ventaja económica de ella y así hacer su guardia y lograr ingresos económicos que largamente excederán su remuneración. Más detestable aún los casos de generales de las FFAA y PNP que tomaron ventaja de su rango y posición, para robar los bienes (combustible, por ejemplo) que debieran haber sido usados para el servicio o robar los recursos otorgados para la alimentación de su tropa. Estos casos se hacen públicos y los levanta la prensa, pero nadie se refiere a la forma como alcaldes y gobernadores regionales incurren en las mismas prácticas para el robo de los recursos del Estado.

Pero más allá de estos casos de corrupción evidentes a los ojos de la población, tenemos el caso más nocivo de corrupción, más impactante y dañino, pero silencioso y este es el de la asquerosa pasividad (una resistencia pasiva a trabajar) de los gobernantes y burócratas que, llenos de parafernalias, prebendas y “honores”, pasan los días sin cumplir la misión que la Nación les encomendó y, por su omisión de función, han logrado paralizar al país, hacer que la inversión privada se retraiga, que los proyectos privados se posterguen y que la inversión pública no llegue sino a la mitad de lo previsto y presupuestado.

Viajar sin propósito no es gobernar, repetir discursos de plazuela como disco rayado tampoco lo es. No haber trazado un plan de gobierno ni una reforma adecuada del Estado, ni convocar a gente idónea para ejecutar el reclamado plan, es peor. Eso es CORRUPCIÓN, aunque por lo solapada que es, nadie se percate.

Cuando hay niños anémicos y desnutridos, subsiste la carencia de hospitales y colegios, no se ejecuta la reconstrucción con cambios del norte del país, después de tres años de la tragedia y no haber llegado ni a la mitad de la meta (¿un tercio tal vez?), no avanzar en la educación escolar a niveles que nos permita insertarnos y competir en el mundo moderno, haber lanzado una “reforma política” inconclusa y dañina, al igual que una reforma judicial peor ejecutada, al punto que se haya llegado a una guerra interna tanto en el poder judicial, como en la fiscalía, sin que nadie pueda ser capaz de poner orden…

Todo lo anterior, por acción u omisión es CORRUPCIÓN y no lo debemos permitir. Lampadia




Puro floro

Puro floro

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 27 de diciembre de 2019
Para Lampadia

Todo el mundo dice luchar contra la corrupción. Incluso, los propios corruptos. Así son de hipócritas. No hay persona más cínica que un corrupto. Pero ese no es el tema. El tema es que el gobierno NO está luchando – de verdad – contra la corrupción. Ese es el tema.

Veamos el caso del presidente Vizcarra. Aparte del estribillo “no me van a doblegar” – que tanto propalan Los Chistosos cuando remedan al presidente por la radio – preguntémonos ¿qué ha hecho el presidente – o el gobierno – para luchar contra la corrupción? Por ejemplo, en cuanto a los procesos de compras y contrataciones – donde las coimas van y vienen como Pedro en su casa – ¿acaso ha habido algún cambio de procedimiento o tecnología para contrarrestar la corrupción?

En cuanto a la meritocracia en el Estado ¿alguien sabe de alguna disposición que exija la contratación de Gerentes Públicos de SERVIR, para evitar el clientelismo político, la inoperancia del Estado, la venta de puestos, y el maltrato a la ciudadanía?

Una más. En cuanto a la burocratización del aparato estatal ¿acaso ha habido alguna disposición para frenar el incremento desmedido – e indebido – de los Contratos Administrativos de Servicios (CAS) en el Estado?

¡No nos vengan con cuentos! El gobierno NO está luchando contra la corrupción. El presidente, lo único que hace es repetir – y repetir – su famoso estribillo… y punto.

A los hechos me remito. Muchos médicos siguen abandonando los hospitales en horarios de trabajo. Las ventas de puestos en los gobiernos regionales y locales siguen como de costumbre. Las mafias de los brevetes siguen sueltas en plaza. Las coimas en las compras y contrataciones del Estado siguen tal cual. La planilla estatal sigue creciendo vertiginosamente.

Es innegable. En materia de corrupción vamos mal. Peor aún, vamos de mal en peor. Y la ciudadanía – como siempre – es la que paga los platos rotos.

La lucha contra la corrupción de los peces gordos no está mal. Aunque en muchos casos se trata de justicia mediática. Enjuiciar – y sancionar – a presidentes, ministros, gobernadores, congresistas, alcaldes, jueces y empresarios corruptos está bien. Pero falta la lucha contra la corrupción de los peces chicos. La de los policías coimeros. La de los soldados que protegen a los narcos. La de los jueces y fiscales que cobran por lo bajo para liberar a delincuentes. La de los médicos que cobran indebidamente a pacientes pobres. Esa corrupción – la brava – sigue intacta.

Una verdadera lucha contra la corrupción tendría que verse reflejada en acciones concretas. Como – por ejemplo – imponer la contratación de Gerentes Públicos de SERVIR en todas las instituciones del Estado. Sobre todo, en los gobiernos regionales y locales. Convertir a Perú Compras en la Central Única de Compras y Contrataciones del Estado… 100% digital, cero coimas. Implementar una radical simplificación y digitalización del Estado… cero papeles, cero colas. Fusionar instituciones públicas redundantes como Provías Nacional y Provías Descentralizado… y muchas más. Y – lo más importante de todo – destituir a funcionarios y servidores probadamente corruptos, tal como hicimos en el Gobierno Regional de Ica en el período 2015 – 2018… con muy buenos resultados.

No hay nada que discutir. Para luchar – de verdad – contra la corrupción, hay que tomar al toro por las astas. Todo lo demás es… puro floro. Lampadia




El equipo Lavajato sí ha realizado una gran labor, pero en el tema que no debía

El equipo Lavajato sí ha realizado una gran labor, pero en el tema que no debía

Jaime de Althaus
Para Lampadia

Los fiscales anti corrupción tienen detractores y defensores. Entre estos últimos el apoyo se ha vuelto más matizado y se puede glosar así: “no cabe duda que los fiscales del grupo especial Lava Jato han realizado una gran labor, le han dado un gran impulso a la lucha contra la corrupción, aunque han cometido algunos errores que deberían corregir o moderar para que sus logros no sean cuestionados”.

¿Es verdad que han realizado una gran labor? La realidad ha definido dos grandes áreas de investigación: los sobornos a autoridades y funcionarios por obras públicas -que es lo grave-, y los aportes de campaña, que no eran delito, por más que fueran ocultos e indebidos. En ambos casos la información sobre los receptores de coimas y donaciones vino principalmente del Brasil. ¿Cuál fue el mérito de los fiscales peruanos?

Si bien los fiscales realizaron algunas gestiones propias en el área de sobornos, como veremos, la “gran labor” que sí hicieron se concentró principalmente en el área de las donaciones de campaña. Esa labor ha consistido en convertir en delito algo que no lo era, forzando la figura del lavado de activos. Como ya hemos demostrado en otras columnas y como sostiene la mayor parte de penalistas, no se puede confundir las modalidades de disposición de los aportes de campaña, que eventualmente se usan en el lavado de activos, con este delito, cuyo contenido y finalidad es completamente diferente.

En eso, sin embargo, los fiscales han sido obsesivamente diligentes: en investigar todas las formas de pitufeo e identificar quiénes aportaron a nombre de otros y en buscar colaboradores eficaces que señalaran incluso supuestas acciones de obstrucción de la justicia.

En eso han sido aplastantes. Han desplegado una actividad febril para descubrir modalidades de ejecución de un delito que no existía. Más allá de las intenciones o los propósitos, el hecho concreto resultante es que se inventa un delito para encarcelar y perseguir a opositores políticos. Quizá el único delito imputable en todo esto sea el de declaración falsa, que recién la fiscalía ha incluido.  

Buena parte de aura heroica y justiciera de la lucha contra la corrupción viene de estas imputaciones y prisiones preventivas contra políticos que recibieron donaciones de campaña, sobre todo contra Keiko Fujimori. Inversamente, la destrucción de la imagen de la lidereza de Fuerza Popular se debió a la manera como día a día se mostraban testimonios de nuevas formas de ocultar donaciones que ella supuestamente había ordenado, presentándolas como delito. Por eso ella es percibida hoy como el personaje más negativo del país, según encuesta de IPSOS. Y por eso la población rechaza que haya sido liberada, pues las filtraciones mediáticas de los “hallazgos” de la fiscalía han convencido a la población de que efectivamente ella es corrupta.

Por cierto, la revelación de esos hechos se superpuso a la conducta de su bancada en el Congreso, para configurar una combinación mediática demoledora en la opinión pública. Así, la lucha anti corrupción se convirtió, entonces, casi en sinónimo de acusaciones contra la lidereza de Fuerza Popular y otros miembros de su agrupación, y rechazo al comportamiento de su bancada, lo que a la postre, de paso, facilitó la disolución del Congreso, que fue sentida como un acto de justicia y un gran alivio. 

En lugar de priorizar la demostración de las modalidades de ocultamiento de los aportes de campaña, el equipo especial Lavajato debió concentrarse principalmente en los casos de sobornos a autoridades y funcionarios por obras públicas. En este campo, su logro principal y muy positivo sin duda, ha sido haber conseguido la colaboración eficaz de Josef Maiman para corroborar las denuncias de Barata sobre los cuantiosos sobornos al ex presidente Alejandro Toledo.

César Azabache apunta además lo siguiente: “Los montos subieron de 29 millones de dólares a más de 80 millones en un juego en pared revelaciones de Brasil / hallazgos fuera de control (en el Perú hay colaboradores brasileños no controlados por Curitiba, como por ejemplo en el caso de la carretera Chacas)”. Y agrega que el equipo ha conseguido fuentes propias en lo del Club de la Construcción, donde tendría alrededor de 5 colaboradores eficaces peruanos. 

Pero casi todo ha venido del Brasil. Por eso, el acuerdo de colaboración con Odebrecht, muy cuestionado por el bajo monto de la reparación civil y que tenga que pagarse en 15 años, es visto por los defensores del equipo Lavajato como un logro importante.  Carlos Rivera, del IDL, señala: “Si bien en este momento la fiscalía ha logrado diversos elementos de corroboración en los casos más importantes, sin la información de Brasil difícilmente lograrían avanzar. Las decisiones se tomaron allá y la plata salió de allá. Por eso la declaración de Odebrecht como organización criminal y el acuerdo de colaboración es fundamental”.

Sí es cierto que el equipo Lavajato es laborioso -pese a que se demora demasiado en acusar o no lo hace, cometiendo el abuso del recurso a las prisiones preventivas-, y es distinto, en el sentido de que ingresa a la arena política y ejerce un liderazgo mediático. Con frecuencia filtra informaciones y confesiones, para generar presión de la opinión pública sobre los jueces. Ese alto perfil público no tiene precedentes. Pero sería bueno que se use para perseguir a los verdaderos delincuentes. Lampadia




La corrupción que esconde el ruido anti corrupción

La corrupción que esconde el ruido anti corrupción

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Exclusivo para Lampadia

El Perú se halla paralizado por la corrupción. El eje de la política peruana gira en torno a la supuesta “lucha contra la corrupción” emprendida por unos fiscales, algunos jueces, un gobierno que ha tomado esa bandera como su leitmotiv, una prensa que sentencia sin juicio y un sector de la opinión pública que grita pidiendo sangre y prisión con la misma asertividad que gritaban pidiendo la crucifixión de Jesús.

En este relato maniqueo construido en los últimos años en nuestro país, donde sólo hay dos opciones, los que no sintonizan con la música anticorrupción, somos tildados desde fujiapristas hasta traidores.

Cabe entonces preguntarse. ¿El problema de la corrupción en el Perú se agota sancionando a todos los políticos que desde el 2001 a la fecha han recibido dinero de las constructoras brasileras? ¿Se acabará enjuiciando a todos los candidatos que financiaron sus campañas con ese dinero? ¿Se arreglará destituyendo al fiscal Chavarry y sustituyéndolo por otro fiscal afín al ruido anti corrupción? ¿Se resolverá cerrando el Congreso o adelantando las elecciones?

El relato maniqueo, hace creer que si.

Aquí solo algunas evidencias de que el problema es más amplio, más antiguo y más serio de lo que este relato nos quiere hacer creer.

  • Según los cálculos de Alfonso Quiroz en la Historia de la corrupción en el Perú, entre 1820 y el 2000, la corrupción ha costado entre el 30 % y 40 % del presupuesto nacional y cerca de 3 % del PBI. Según estimados más recientes de ESAN, la corrupción consume entre el 0.5 % y 1% de PBI y 5% del presupuesto nacional. Aunque ambos estimados difieren, nos muestran que el problema es por un lado más antiguo de lo que se dice, abarca toda nuestra historia republicana y los diferentes niveles de gobierno y  es más relevante en términos económicos de lo que muestra el ruido anticorrupción actual.
  • El Perú ocupa el puesto 105 de 180 en el Índice de percepción de la corrupción  elaborado por transparencia internacional el 2018. El escándalo de los magistrados corruptos lo hizo descender 9 puestos de la ubicación 96 de año anterior, pero ni por casualidad teníamos la posición de Dinamarca, Nueva Zelanda o Finlandia en ese ranking. Estamos muy mal ubicados en ese ranking hace muchos años.
  • Los primeros aliados en las bravatas presidenciales anti corrupción son los Gobernadores Regionales, pero la cantidad de gobernadores regionales presos, procesados o fugados por actos de corrupción supera la veintena. Aquí algunos nombres. Viñas en Tumbes, Oscorima en Ayacucho, Álvarez y Ríos en Ancash,  Moreno en el Callao, Aduviri en Puno,  Gonzales, Acurio y Licona en el Cusco, Meléndez en Pasco, Aguirre en Madre de Dios, Santos en Cajamarca, entre otros. Lo curioso es que todos ellos pertenecen a movimientos regionales independientes, a sectores de izquierda o al nacionalismo, antes que al Apra o al fujimorismo.
  • Los otros aliados del presidente en su cruzada anti corrupción son los alcaldes. Sin embargo, sólo en diciembre del 2018, habían 14 de ellos detenidos por actos de corrupción. En el 2019 se agregó a la lista la señora Villarán.
  • La prensa. El ruido anti corrupción que esta amplifica nos hace perder de vista la cantidad de millones de dólares que han pasado de la corrupción a la publicidad electoral en diarios y televisión. La supuesta  lucha contra la corrupción sólo busca que veamos el origen de los fondos pero no el uso y destino de los mismos.
  • El ruido anti corrupción en el sistema judicial cambio todo para que nada cambie. En lugar de haberse pedido la destitución de los magistrados involucrados por el Congreso y haberlos reemplazado por ciudadanos más honorables, se pateó el tablero, se hizo show y se creó una Junta Nacional de Justicia que no ha cambiado nada. La Corte Suprema sigue igual, la OCMA no puede cesar a ningún juez porque el CNM ya no existe y la Junta no funciona. Los jueces siguen haciendo detenciones famosas que salen en la tv y liberaciones sospechosas que quedan ocultas por el ruido de las primeras.

Como se puede ver, el play list musical anti corrupción esconde una corrupción mucho mayor y a mayor nivel. Focaliza la atención en una parte del problema y libera de atención y escrutinio público otros aspectos iguales o más relevantes de la actividad gubernamental.

La verdadera lucha anti corrupción no puede ser un ruido estridente que opaque o silencie el ruido de la otra corrupción. Mucho menos puede ser una bandera política de supervivencia. Debe ser una cruzada nacional, amplia, permanente, sin estridencias y que revise desde el presupuesto presidencial para publicidad hasta el costo de los alimentos escolares en la municipalidad de Ancahuasi, pasando por los gastos de representación de los congresistas y sus nexos con intereses privados o las obras regionales y los gastos en consultorías de los ministerios. Dirigir la lucha contra la corrupción sólo a los enemigos políticos puede tener resultados electorales y cosechar aplauso pasajero, pero no resolverá esta grave lacra de nuestra vida nacional.

No dejemos que el ruido anti corrupción esconda más corrupción. Lampadia




Sí a la lucha contra la corrupción

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 3 de mayo de 2019
Para Lampadia

¡Detesto a los corruptos! Los corruptos se sirven de todos sus poderes para dejar secuelas de miseria en la gran mayoría de la población. Pueden ostentar cualquier cargo en el Estado o en la Sociedad Civil. Lo estamos viendo. Desde presidentes de la república, hasta humildes porta pliegos. Médicos o maestros. Empresarios o periodistas. Jueces, fiscales o policías. Corrupto puede ser cualquiera.

Son unos caraduras. Les gusta fungir de moralistas. Son grandes teatreros. Pasan de la risa al llanto con total naturalidad. Para defenderse recurren a argumentos inimaginables. Manejan el cinismo y la hipocresía con mucha destreza.

Ninguna prueba resulta suficiente para que reconozcan sus delitos. Niegan sus caligrafías. Desconocen sus voces. “El video ha sido editado” espetan espontáneamente cuando son filmados en flagrancia.

Por otro lado ¡detesto la impunidad! La impunidad es la madrina de la corrupción. La impunidad proviene de autoridades judiciales corruptas. Por eso ¡no nos vengan con que el Ministerio Público y el Poder Judicial son los paradigmas de la integridad en nuestro país! ¿Acaso Hinostroza no fue Juez Supremo Titular? ¿Acaso Águila no fue presidente del Consejo Nacional de la Magistratura? Y ¿quiénes eligieron a Águila? Pues nada menos que los máximos representantes de la Corte Suprema de Justicia, la Junta de Fiscales Supremos, las Universidades públicas y privadas, y los Colegios Profesionales. Es evidente… ¡casi todo el sistema de justicia – de arriba a abajo – estaba metido en la mazamorra!

¡Detesto el derecho inquisitorial! Las prisiones sin sentencias – o peor aún, sin acusaciones – son una manifestación de ello. Nuestras cárceles están llenas de presos sin sentencia. ¡40 mil, dicen los que saben! ¡Cuántos serán inocentes! ¡Cuántos estarán siendo chantajeados por fiscales y jueces corruptos!

“Por la ley y la moral”. Así actuaban los inquisidores medievales para quienes todas las denuncias – incluso las anónimas – eran válidas. Estamos viviendo prácticas inquisitoriales donde la voz de cualquiera manda sobre la justicia y la verdad.

No perdamos de vista que la justicia en nuestro país es – en términos generales – paupérrima y muy corrupta. Por eso es tan importante acertar en el caso Lava Jato. Lava Jato es nuestra máxima esperanza. Y los Cuellos Blancos también. ¡Que caigan los poderosos! ¡Que los corruptos vayan a la cárcel!

Para ello, los procesos judiciales tienen que estar perfectamente ajustados a la justicia y la verdad. Los corruptos se aprovecharán del más mínimo error para tirárselos abajo. Recordemos que estamos luchando contra cuatro poderes recontra bravos: el poder político, el poder económico, el poder mediático… ¡y el propio poder judicial! Y los poderosos no se van a rendir así nomás.

En ese sentido, vemos mucha valentía y determinación de parte de los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez. ¡Excelente! Pero ¡por qué no acusan! Vemos muchas prisiones preventivas, pero casi ninguna acusación. Eso no está bien. ¿Por qué no acusan a Toledo? ¿Por qué tardaron tanto en acusar a Humala y Nadine? ¿Por qué Keiko está presa sin ninguna acusación?

¡Acusen! ¡Juzguen! Pero rápido. Y luego – si los casos lo ameritan – metan a los corruptos a la cárcel. Pero no al revés. Repito. Nadie quiere ver a los corruptos libres. Pero peor es ver a inocentes en prisión. Lampadia




Hacia una ciudadanía empoderada

Fernando Cillóniz B.
Ex Gobernador Regional de Ica
Lima, 28 de diciembre de 2018
Para Lampadia

En términos generales… los sistemas de control del Estado no funcionan. Los Órganos de Control Institucional (OCI´s) – que existen en casi todas las instituciones públicas – no controlan la corrupción. Frente a tal situación, la Contraloría General de la República va a asumir todas las OCI´s de los Gobiernos Regionales y Provinciales. ¡Veremos si la cosa mejora! Yo tengo mis dudas. En fin… ojalá.

El Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) tampoco funciona como debiera. Muchos procesos supervisados por el OSCE están plagados de corrupción. Los expedientes técnicos y / o las especificaciones de los bienes y servicios a ser adquiridos por el Estado, los términos de referencia y bases de los concursos públicos, los concursos en sí, y hasta los otorgamientos de las buenas pro y suscripción de contratos… todo está “direccionado” para favorecer a postores indebidos. Y – por ende – para lucrar en perjuicio del Estado.

En muchos casos… el OSCE se presta para ello. Sus normas y procedimientos favorecen a proveedores y contratistas poco idóneos. Los empresarios corruptos se aprovechan de ello. Juegan con los plazos a su antojo. Se ponen de acuerdo – entre sí – para repartirse las obras. De ahí el nombre de “Club de los Constructores”.

Incluso cuando hay transparencia e integridad en los procesos, igual se presentan… pero para trabarlo todo. “Si no hay para mí… no hay para nadie”. Así actúan esos miserables. El país – y la población – les importamos un bledo. Todo lo observan a última hora – el último día – y el OSCE les da cabida. Luego, el OSCE se toma – también – los máximos plazos para emitir sus opiniones… las cuales – muchas veces – resultan ambiguas e irrelevantes. Todo lo cual dilata los procesos hasta las calendas griegas. El fracaso del Plan de la Reconstrucción con Cambios es una expresión – la más clamorosa… eso sí – de la inoperancia de los procesos de compras y contrataciones del Estado. Y por ende del OSCE.

¿Qué hacer? En mi opinión… hay que centralizar – y digitalizar – todos los procesos de compras y contrataciones del Estado. Nadie – en el Estado – debería poder comprar ni contratar nada. Excepto… la Central Única de Compras y Contrataciones. 100% digital. Cero sobornos. Incluso podría ser una empresa privada – nacional o extranjera – especializada en dichos menesteres.

Además… hay que empoderar a la ciudadanía. La ciudadanía empoderada – en alianza con la prensa responsable – debe fungir de órgano de control de las instituciones del Estado. Tal como lo está haciendo actualmente – con resultados muy esperanzadores – con el Poder Judicial y el Congreso de la República.

La ciudadanía empoderada debe vigilar más de cerca a las instituciones del Estado, y exigir probidad e idoneidad en todas ellas. Pero con más mucho rigor que el exige actualmente. ¡Protestar cuando seamos maltratados por servidores públicos!… por ejemplo. Ministerios, Gobiernos Regionales y Locales, Fuerzas Armadas y Policiales, Congreso de la República y Poder Judicial… todas las instituciones del Estado deben estar mejor vigiladas desde la ciudadanía empoderada.

Una “Asociación Cívica del Perú” – a la que podríamos denominar CÍVICA – canalizaría dicho empoderamiento ciudadano. Vamos a ver cómo nos va. En Ica – en cierta medida – lo hemos hecho. Y nos ha ido bien. Controlar al Estado desde la ciudadanía… esa es la idea. ¿Para qué? Pues para mejorar el bienestar de la población. ¿Cómo? Luchando frontalmente contra la corrupción. Esa es la idea.

Dado que los Organismos de Control del Estado no funcionan… la ciudadanía empoderada asumiría dicho rol. Lampadia




Ejemplo de Gobernanza

Tal como en sus inicios, los CADE se realizan todos los años en Paracas, en la región Ica. Desde hace cuatro años el gobernador de Ica, Fernando Cillóniz Benavides ha acogido la reunión de ejecutivos y dado toques especiales a cada reunión.

Estando el mandato de Cillóniz próximo a terminar, el CADE decidió hacer un homenaje a Cillóniz, no solo por su hospitalidad, sino, sobre todo, por su gestión en Ica. Una gestión que se ha distinguido por su lucha contra la corrupción en distintos estamentos de la estructura de la región, y más allá de ella, evitando injerencias externas para aprovechamientos particulares.

Pero Cillóniz también se distinguió por lograr realizaciones como la Hermandad del Agua con Huancavelica, que permitirá a ambas regiones beneficiarse con recursos económicos y disponibilidad de agua durante todo el año.

La gestión de Cillóniz ha sido un verdadero ejemplo de GOBERNANZA en todo el sentido de la palabra. Veamos la definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española:

Arte o manera de gobernar que se propone como
objetivo el logro de un desarrollo económico,
social e institucional duradero, promoviendo un
sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil
y el mercado de la economía.

Sin más, queremos compartir la ceremonia de reconocimiento organizada por CADE:

 




Lo logramos…

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 23 de noviembre de 2018
Para Correo Ica y Lampadia

En el nombre del agua… establecimos la “Hermandad del Agua” entre Ica y Huancavelica. Ambas regiones estamos trabajando para que nuestros pueblos tengan agua. Hemos construido 60 reservorios en las alturas de nuestras cuencas. Hemos creado la Mancomunidad Regional Huancavelica – Ica (MANRHI). Hemos puesto en funcionamiento el Mecanismo de Retribución por Servicios Ecosistémicos (MERESE), para que todas nuestras cuencas – de arriba a abajo – tengan agua todo el año.

Lo mismo hemos logrado con Ayacucho. Hemos creado la Mancomunidad Municipal de las Cabezadas del Sur de Lucanas – Ayacucho (MANSURLA). A través de ella estamos construyendo reservorios – en Lucanas, Ayacucho – para tener agua desde las cabezadas hasta la desembocadura de Río Grande en Palpa y Nasca.

En el nombre del agua… logramos dotar de agua potable – las 24 horas del día – a 175 mil iqueños, cuando – antes – apenas tenían agua esporádicamente.

En el nombre del agua… salvamos a Huacachina del abandono e indolencia de nuestras autoridades municipales. Después de tomar control de la situación – que era de agonía y muerte inminente –restablecimos el espejo de agua a sus niveles ancestrales. Y con el apoyo de vecinos del lugar – y de la Policía Nacional – impusimos el orden y la limpieza en el espacio más querido y emblemático de Ica.

En el nombre de la salud… ¡eliminamos las colas en todos nuestros hospitales! Ahora hacemos diagnósticos de cáncer, tratamientos de quimioterapia, y cirugías oncológicas generales y ginecológicas. ¡Se acabó el martirio de tener que ir a Neoplásicas en Lima! Estamos a la vanguardia en cirugías cardiovasculares y en diagnósticos y curaciones urológicas complejas.

Estamos haciendo intervencionismo en gastroenterología, neurología y neurocirugía. Nuestros servicios de dermatología, oftalmología, hemodiálisis, psicología, y psiquiatría son de primera. Tenemos un estupendo sistema de telemedicina con el Instituto Nacional del Niño de San Borja… y con otros hospitales del país. Los pacientes – y sus familiares – están muy agradecidos.

En el nombre de la salud… con el apoyo entusiasta de más de 240 mil escolares, controlamos la epidemia del Dengue.

En el nombre de la educación… nuestros escolares mejoraron su nivel de aprendizaje. En el ámbito artístico 1,500 niños de “SINFÓNICA” – un coro de niños dirigido por Sinfonía por el Perú de Juan Diego Flórez – son el deleite de todos los iqueños. El fútbol escolar progresó a través del Centro de Alto Rendimiento bajo la dirección de la Federación Peruana de Fútbol.

En el nombre de la justicia… combatimos a las mafias que estaban enquistadas en todas nuestras dependencias. La Dirección Regional de Transportes – nuestra abanderada en la lucha contra la corrupción – no solo derrotó a la más brava de todas las mafias, sino que está entregando brevetes ¡el mismo día del examen de manejo… sin coimas de por medio!

En el nombre de la justicia… logramos confrontar – y desenmascarar – a congresistas y consejeros regionales que – en vez de fiscalizar – más se dedicaban a exigir prebendas para beneficio propio. Jamás cedimos al chantaje de periodistas amorales que – con Pillaca a la cabeza – son muy conocidos en Ica.

Era cuestión de liderazgo, integridad, idoneidad y vocación de servicio. Afortunadamente – en Ica – tenemos mucha gente que reúne esos atributos. Gracias a ellos… ¡lo logramos! Lampadia




Los clubes de la corrupción

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 19 de octubre de 2018
Para Correo Ica y Lampadia

El problema no es sólo la Costra del 5to. Nivel… esa burocracia parasitaria que maltrata – sin piedad – a la sufrida población peruana. Ese cardumen de gente corrupta, indolente, e incompetente que se ha enquistado en muchos espacios del aparato gubernamental.

El Estado padece también de otros parásitos… cada cual más dañino que el otro. El célebre Club de los Constructores es uno de ellos. Odebrecht y su pandilla… ¡cuánto daño nos han hecho a los peruanos!

Pero ojo… Ica también tiene su Club de Constructores. Piura también. Y Arequipa, Junín, Cusco… todas las regiones tienen su Club de Constructores.

No obstante, hay otros clubes de la corrupción. El Club de los Consultores… por ejemplo. La nuez es así. La Costra del 5to. Nivel no mueve un dedo sin un informe elaborado por un consultor externo. Informe legal. Informe técnico. Informe económico – financiero. Estudio de mercado. Perfil y Expediente Técnico. Estudio de Impacto Ambiental. El Estado gasta una millonada en informes elaborados por consultores externos coimeros. Informes que no sirven para nada. Y que – para colmo – son puro COPY – PASTE.

Después está el Club de los Tramitadores. Los tramitadores de brevetes son los más conocidos. Pero hay más. Para cada tipo de licencia hay mil tramitadores. Operan con total impunidad – a vista y paciencia de todo el mundo – a sabiendas de que están en contubernio con los funcionarios responsables de atender dichos trámites.

Incluso, hay tramitadores que se dedican a conseguir financiamiento para proyectos de inversión pública. Recordemos a los Mamani videos. En esas mafias están metidos los tramitadores propiamente dichos, autoridades regionales y municipales, funcionarios de ministerios, y – hasta – Congresistas de la República.

Pasemos al Club de los Proveedores. Aquellos que estafan al Estado a través de la venta de todo tipo bienes y servicios. Expertos en sobrevaloraciones, adulteraciones, falsificaciones… y todo lo demás. Venden medicamentos vencidos, computadoras sin memoria, maquinarias “nuevas” con piezas usadas, o – simplemente – cajas vacías. Léase… cajas que no contienen los productos que – supuestamente – debían contener. Todo arreglado – bajo la mesa – con funcionarios corruptos enquistados en el Estado.  

Y termino con el Club de los Parlamentarios. Aquel club de congresistas que promulgan leyes con nombre propio. Aquellos que les sacan el jugo a sus inmunidades parlamentarias. Y que – a la hora de la hora – se blindan entre sí… descaradamente. ¡Cuánta marmaja habrá corrido bajo la mesa en beneficio de esos malos congresistas!

Club de Constructores. Club de Consultores. Club de Tramitadores. Club de Proveedores. Club de Parlamentarios. Como dice la canción… “y total corrupción hay en todos lados”. Y conste que por cuestiones de espacio no puedo explayarme en otros clubes parecidos. El Club de los Magistrados, el Club de los Colegios Profesionales, el Club de los Periodistas Chantajistas… y otros que no necesitan presentación.

Parafraseando a Ortega y Gasset se podría decir. Los peruanos somos nosotros y nuestra circunstancia… y si no la salvamos a ella, no nos salvaremos nosotros. Más claro… ni el agua. Si no salvamos a nuestro país de la corrupción… no nos salvaremos nosotros.

Confrontar a la corrupción con alma, corazón y vida. Eso es lo que estamos haciendo en el Gobierno Regional de Ica – precisamente – para salvarnos a nosotros mismos. Lampadia




Acerca de ciertos vicios que – ojalá – no vuelvan jamás

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 12 de octubre de 2018
Para Correo Ica y Lampadia

¿Qué es gobernar, sino servir bien a la población? ¿Qué es gobernar, sino combatir con fuerza a la corrupción? Pero de verdad… no de la boca para afuera como ocurre con muchas autoridades. Además, si hubiera presupuesto regional, gobernar sería – también – hacer grandes obras de infraestructura. Pero no… ese no es el caso de los gobiernos sub-nacionales. Las grandes obras de infraestructura las hace el Gobierno Central… no los Gobiernos Regionales o Municipales.  

He ahí un error muy generalizado. Mucha gente cree que los Gobiernos Regionales y los Municipios son los responsables de las grandes obras: carreteras, puertos, reservorios, hospitales, etc. ¡Error! Las grandes obras de infraestructura – incluso la reconstrucción de la infraestructura dañada por El Niño pasado – las hace el Gobierno Central.

Entonces… reitero. Gobernar es tratar bien a la población. Y para ello hay que confrontar – y sancionar – a la corrupción. Eso es gobernar.

Pues bien, cuando asumimos la gestión del Gobierno Regional – en enero del 2015 – encontramos la siguiente situación:

  • Colas de amanecida en todos nuestros hospitales.
  • Crueldad y maltrato descarado a los pacientes.
  • El temible Dengue aparecía en toda la región. Renombrados epidemiólogos vaticinaron lo peor respecto a la propagación de la enfermedad.
  • Había coimas por doquier – y maltrato a más no poder – en el otorgamiento de licencias de conducir.
  • Huacachina – el emblema de Ica – se había convertido en un charco agonizante, y los areneros se habían apoderado del balneario. ¡Huacachina daba lástima!
  • La presencia iqueña en el medallero olímpico escolar – a nivel nacional – era exigua y desmoralizante.
  • La relación con Huancavelica – por el tema del agua – era confrontacional e inconducente.
  • En los últimos 70 años no se había construido ni un solo reservorio en las cabezadas de nuestras cuencas.
  • La corrupción y la impunidad campeaban a lo largo y ancho del Gobierno Regional.
  • Y varios etcéteras más. Así era el Gobierno Regional de Ica en enero del 2015.

Bueno pues, Ica ha cambiado en los últimos años. Mejor dicho, ha mejorado.

  • Ya no hay colas en nuestros hospitales a pesar de haberse triplicado las atenciones.
  • El Dengue está totalmente controlado.
  • La Hermandad del Agua entre Ica y Huancavelica es una hermosa realidad.
  • Hemos triplicado el medallero olímpico escolar.
  • Y Huacachina está preciosa… los areneros ya no circulan por el balneario.
  • Las mafias de los brevetes han sido eliminadas y sancionadas como corresponde. Las licencias de conducir se entregan en el día – una vez aprobados los exámenes de manejo – sin coimas de por medio.
  • Y en cuanto a la corrupción – si bien no hemos terminado con ella – hemos destituido o suspendido a cerca de 300 funcionarios – léase… corruptos – que cometieron faltas graves en el ejercicio de sus funciones.

Ciertamente, hemos cometido errores que hubiéramos querido evitar. También estamos conscientes de que – para lograr el nivel de bienestar que merecen los iqueños – aún queda un largo camino por recorrer. Pero que hemos mejorado… hemos mejorado. Aunque nunca faltan los amargados de siempre que dicen que no hemos hecho nada. En fin… ¿para qué hacerles caso?

Ahora – con Javier Gallegos de Gobernador Regional – sigamos hacia adelante. Pero siempre vigilantes para que los vicios del pasado no vuelvan – jamás – al Gobierno Regional de Ica. Lampadia




De la mafia de los brevetes… a la probidad y eficiencia en Transportes

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 17 de agosto de 2018
Para Correo Ica y Lampadia

Aunque el Congresista Segura diga lo contrario, el brevete de su hija es falso. Tan falso como que la joven nunca dio ningún examen para obtener su licencia de conducir. Aunque… valgan verdades – en aquel entonces – la corrupción era el común denominador en el Gobierno Regional.

En ese sentido, Segura podría haber dicho… así era la nuez. Pero no… insiste en que el brevete es legal. Incluso, varias veces lo ha mostrado ante la prensa. Como si mostrándolo demostraría su legalidad. ¿Acaso la mafia – a la cual Segura recurrió – no vendía brevetes “con todas las de la ley… sin tener que dar exámenes de manejo”?

En fin… ahora quisiera referirme a la probidad de la Doctora Rossana Vera Pariona – nuestra Directora Regional de Transportes – y su liderazgo en la reforma de dicha importante dependencia regional.

La mafia de los brevetes se embolsicaba no menos de 100 mil soles diarios. Echemos pluma. Las coimas para las licencias A-I (Automóviles Particulares) variaban entre S/. 500 y S/. 700 cada una. Las más caras incluían el “delivery”. Las A-II (Vehículos para Transporte Público de Pasajeros) costaban entre S/. 700 y S/. 1,500. Y las A-III (Transporte de Carga Pesada) entre S/. 1,500 y S/. 3,000 cada una. 

100 brevetes truchos al día… multiplicados por una coima promedio de S/. 1,000 cada una. Ahí están los S/. 100 mil diarios. Además, se sabe que todas las tardes se reunían los mafiosos – en la oficina del director de turno – para la repartija correspondiente. La cual incluía a tramitadores, funcionarios y… “hasta el Número 1”. Obviamente… los ciudadanos honestos que postulaban a un brevete legal (de verdad) eran tratados con la punta del pie. Así era la nuez.

Bueno pues… en Ica se acabaron las coimas para obtener licencias de conducir. Los que pagan plata a algún tramitador… lo hacen de puro mongos. Nuestra Directora Regional de Transportes y su equipo, lograron lo que – para muchos – era “La Misión Imposible”.

Pero… la mafia no se ha quedado tranquila. El contraataque está reflejado en la andanada de denuncias calumniosas dirigidas contra la Doctora Vera y mi persona. Efectivamente, las denuncias de los Flores Camargo, los de la Fuente, los Gavilano, la prensa chantajista – incluso de Segura – son puras calumnias.

A ese respecto, ¡qué ridículos quedan esos mafiosos cuando fungen de moralistas! Ni sus Mamás les creen. Y eso va para todos aquellos que se regocijan cuando alguien de mi entorno es ampayado in fraganti. ¡Claro que hay corrupción en el Gobierno Regional! Mil veces lo he dicho y reconocido. Pero nadie puede negar que estamos luchando contra ella… a capa y espada.

Por ello va mi invocación a los fiscales de Ica, para que sepan distinguir la paja del trigo. ¿Cuándo una denuncia tiene fundamentos… y cuándo se trata de un ardid de la corrupción?

El hecho es que – en Ica – el que aprueba los exámenes de manejo, recibe su licencia de conducir… en el acto. ¡Sin coimas! Eso es probidad. Eso es eficiencia. Eso es bienestar para los iqueños. Eso es seguridad ciudadana. Eso es la nueva Dirección Regional de Transportes. ¡Un aplauso para ellos! Lampadia