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¿Por qué no construimos reservorios en la Sierra?

¿Por qué no construimos reservorios en la Sierra?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 11 de febrero de 2022
Para Lampadia

Desde diciembre pasado tenemos agua en todos nuestros ríos. En unos más, en otros menos. El hecho es que mucha agua dulce está perdiéndose en el mar. La pregunta es ¿acaso la situación no se repite año a año, desde que tenemos uso de razón?

La respuesta es sí; todos los años es la misma historia. Todos los años, a partir de noviembre, los agricultores de Ica – y de todo el Perú – aguardamos con impaciencia el inicio de la temporada de lluvias. Y semanas más, semanas menos, las aguas de lluvia siempre llegan a los valles de la Costa. Siempre.

Ahora, con los ríos cargados – y superada la angustia de la espera del agua – estamos en el segundo capítulo de la historia: la preocupación por los desbordes de ríos, o – lo que es peor – las inundaciones o huaicos. O sea, pasamos de un extremo a otro: de la sequía a las inundaciones.

 

Así las cosas, el desafío del agua es el siguiente:

  • ¿Qué hacer para tener control de la situación durante las temporadas de lluvias?
  • ¿Qué hacer para tener agua en los estiajes?
  • O mejor dicho ¿qué hacer para tener agua todo el año?

Y la respuesta es muy sencilla: reservorios, reservorios y más reservorios… tal como hicimos en Ica, durante el período 2015 – 2018, bajo el liderazgo de la Dirección Regional de Agricultura.

Efectivamente, en aquel entonces construimos muchos reservorios – pequeños y medianos – sobre todo en las nacientes de nuestras cuencas. Arriba, en la cordillera… donde llueve. Asimismo, sembramos muchas plantaciones forestales y cercamos muchos pastizales para retener el agua de lluvias, y evitar la erosión de nuestras quebradas y laderas. Así se soluciona la escasez de agua en los estiajes. Así se evitan los huaicos y desbordes de ríos en las avenidas.

Efectivamente, debemos desterrar de nuestras mentes aquella idea equivocada de que sólo las grandes represas solucionarán nuestros problemas de escasez de agua en los estiajes. Conste que no me opongo a los grandes proyectos de irrigación… pero peor es nada. En todo caso, muchos pequeños y medianos reservorios – sumados – pueden almacenar tanta o más agua que pocos grandes reservorios.

Por lo demás, las grandes irrigaciones son muy costosas, muy riesgosas, y de larguísimo plazo. Algunas – como Alto Piura, Pampas Verdes, etc. – sólo quedan en ofrecimientos politiqueros. Nunca se construyen. O, peor aún, algunas quedan truncas, como Majes Siguas II, Chinecas, Chavimochic III… Oh políticos, periodistas, académicos… ineptos, demagogos y corruptos ¡cuánto daño nos hacen a los peruanos! En fin…

Pero sigamos. También debemos trasvasar aguas sobrantes de cuencas que vierten al Atlántico, hacia cuencas deficitarias que vierten al Pacífico. Olmos… por ejemplo. ¡Un proyecto extraordinario que algunos amargados envidiosos no quieren reconocer! Incluso, hay que trasvasar aguas sobrantes entre cuencas que vierten al Pacífico, como es el caso – también exitosísimo – de Chavimochic (etapas I y II) en La Libertad. Para ello tenemos que establecer lo que hemos denominado “La Hermandad del Agua” entre la Costa y la Sierra.

¿En qué consiste la hermandad del agua?

  1. En dialogar con respeto y cordialidad con nuestros pares andinos.
  2. En crear los Consejos de Cuenca de manera equitativa. Es decir, con el mismo número de representantes de la Costa y de la Sierra.
  3. En compartir las aguas trasvasadas y almacenadas a lo largo de todas las cuencas… de arriba a abajo.
  4. En mantener los ecosistemas naturales de nuestras cuencas; desde las nacientes hasta las desembocaduras. Y
  5. En establecer un Canon Hídrico – que provendría de los impuestos que pagan las empresas agrarias de la Costa – para financiar los reservorios y plantaciones forestales antes mencionadas.

Por otro lado, en las partes bajas de nuestras cuencas, debemos infiltrar la mayor cantidad de agua posible durante las avenidas. Dar tomas libres en épocas de abundancia – levantar todas las compuertas – para que los agricultores rieguen sin ninguna limitación. Así rellenaríamos los acuíferos y guardaríamos agua para los estiajes.

Incluso, debemos diferenciar las tarifas de agua, según sean aguas de avenida o aguas reguladas. Las aguas de avenida deben costar poco… o nada, mientras que las aguas reguladas deben costar más. Cuidar cada gota de agua regulada… esa es la idea.

Además, debemos tecnificar el riego mediante aspersores y / o goteros para mejorar el uso del agua… sobre todo del agua regulada. Ciertamente, debemos explotar racionalmente los acuíferos mediante redes de pozos – ojalá, interconectados entre sí – para complementar las dotaciones de agua superficial, y poder regar todos los días del año.

He ahí una política sensata respecto al agua para nuestra agricultura. Una política orientada a aumentar la disponibilidad de agua – todo el año – sobre todo para la pequeña agricultura. Una política de mejora de la productividad y competitividad del agro a través de un vasto programa de Siembra y Cosecha de Agua, y la tecnificación del riego en todo el país.

La idea es cambiar la historia de los últimos 50 años – o más – la cual podría sintetizarse así: muchos ministros de Agricultura, muchos cambios de funcionarios, mucha politiquería barata, mucho floro y demagogia, mucho gasto burocrático, muchas consultorías, muchos huaicos e inundaciones, mucha agua dulce perdida en el mar… pero muy pocos reservorios.

En base a todo lo dicho, pregunto: ¿acaso no tenemos agua en abundancia? ¿Acaso todos los años – en esta época del año – no botamos cualquier cantidad de agua dulce al mar? ¿Por qué – en vez de criticar – no construimos reservorios en la Sierra? Lampadia




A propósito del niño. ¿por qué se caen los puentes y el SNIP?

Raul Delgado Sayán
Para Lampadia

Cada vez que tenemos un Fenómeno de El Niño; lluvias inusuales con los cambios climáticos producto del calentamiento global que además las harán más frecuentes, en el Perú se generan huaicos; se cortan las vías de comunicación; ocurren inundaciones y desbordes de ríos; y lo más grave es que cobran vidas. Los bloqueos de carreteras pueden solucionarse en corto tiempo con equipamiento, pero el reemplazo de puentes toma bastante más tiempo en reconstruirlo a su plena capacidad y aísla a las poblaciones.

Cada vez que ocurren estos fenómenos se pierden centenares de puentes. Todos esos puentes o su gran mayoría, son diseñados y construidos cumpliendo con las normas de diseño y construcción y sin embargo se caen. ¿Por qué se caen? Si uno observa los puentes colapsados no se caen generalmente por la súper estructura (la parte horizontal por donde transita el tráfico), mayormente colapsan los apoyos y por eso en las fotos uno observa que los puentes se caen completos. Otra de las razones es que la altura libre entre el nivel del cauce del río y el piso del puente es sobrepasada y el agua llega a la superficie del puente con mucha fuerza y lo arrasa.

¿Por qué fallan los apoyos?

El Perú tiene como característica ríos de excesivo caudal; velocidad, y por consiguiente energía cinética, que hace que cuando llueve con más intensidad los ríos se cargan exponencialmente y bajan con mucha fuerza llevando todo tipo de rocas, que en su discurrir erosionan las bases de los apoyos hasta quitarles todo soporte. En apenas 70 a 80 kilómetros de recorrido, las aguas del río bajan desde 4,800 metros sobre el nivel del mar hasta el nivel del mar, con lo cual la fuerza erosiva es muy alta. Hace pocos días el presidente de la República, en una de sus visitas a Moquegua con ocasión de la caída del Puente Montalvo, mencionó que los puentes fallaban porque antes no se utilizaban pilotes para la cimentación de los apoyos, y por eso se erosionaban y caían. En lugar de cimentarlos sobre pilotes de acero o de concreto que llevan a 15 o 20 metros de profundidad la cimentación, simplemente se apoya sobre zapatas y a no más de 3 a 3.50 metros de profundidad.

¿Por qué el río crece, sobrepasa y arrasa el puente?

La estimación del caudal de agua que lleva consigo el río a extrema velocidad sobrepasa las estimaciones previstas, ya sea porque éstas no fueron suficientes o porque no se hizo mantenimiento al fondo del cauce del río con lo cual disminuye su capacidad. Esto último tenemos que aceptar que es una realidad porque para los centenares de puentes que hay en el Perú no se va a disponer de recursos para limpiar los cauces de todos cada año previo a las lluvias. Por consiguiente, lo que debiera hacerse, sobre todo considerando ya estas avenidas extremas de los Fenómenos del Niño, es elevar los apoyos del puente por lo menos 1 metro o algo más, sobre aquello que determine el cálculo de avenidas probables, de modo de tener un factor extra de seguridad frente a estas avenidas extremas del Niño que irán agravándose por causa del calentamiento global.

¿Por qué se ha construido así en el Perú?

La respuesta tiene que ver con el famoso SNIP. La definición del SNIP, que es la etapa de pre-inversión (estudios a nivel de Factibilidad donde se analizan varias alternativas); obliga a que se decida como alternativa elegida: “Aquella que cumple el objetivo al menor costo”. El objetivo es cruzar de un lado a otro del río con tráfico vehicular, entonces si se coloca pilotes a los apoyos del puente para preservar y asegurar su no colapso ante fenómenos de crecidas de los ríos, o se decide elevar los apoyos 1m más como una medida de factor extra de seguridad, el costo del puente aumentará en aproximadamente un 15% a 17%, con lo cual no pasa el SNIP y le dicen al diseñador: “disminuye los costos”. Pero se quita los pilotes y baja la altura de los apoyos, con ello el riesgo es muy alto que colapse el puente y se pierde el 100% de la inversión, genera un pasivo adicional por todo el costo de no tener el puente durante un buen tiempo y finalmente lo tienen que volver a construir y ojalá en el evento no se produzca el colapso con tráfico encima que conllevaría tener también pérdida de vidas.

Ahora si el buen ingeniero supervisor dice: un momento, esto no es seguro y hay que cambiar la cimentación para poner pilotes y elevar la altura de los apoyos, con lo cual se genera un Adicional, después va a venir alguien de los organismos de control o del Congreso, o de donde fuera, y va a denunciar que ha habido sobrecosto en el puente y por consiguiente hay que denunciar a quién decidió implementar estas mayores medidas de seguridad.

Así como este caso y en diferentes tipos de edificaciones e infraestructuras hay muchísimos ejemplos similares, y el gravísimo problema es que todavía no cambiamos la mentalidad de creer que la mejor solución de un proyecto de ingeniería es aquella del menor costo, en lugar de tomar todos los factores de riego en consideración durante la vida útil de la infraestructura y después decir la solución a escoger es aquella que resulta siendo la óptima. Lampadia




La Reconstrucción: ¿Será posible en el 2018?

La Reconstrucción: ¿Será posible en el 2018?

Leopoldo Monzón Ugarriza
Proesmin SAC
Para Lampadia

En enero y febrero del 2017 cuando arreciaron las lluvias en el Perú, advertimos que esto era algo que sucedía año tras año y que en la última década había dejado más de S/ 50,000 Millones en pérdidas. Entonces recomendamos de urgencia elaborar un plan y ejecutarlo de inmediato. El mismo que debía tener acciones de prevención, de reconstrucción y de construcción de un nuevo país más ordenado, en base al cuidado y protección de los ciudadanos.

Fuente: Diario El Correo /febrero 2017

Estas recomendaciones, muy a nuestro pesar, no fueron escuchadas por el ejecutivo y solo la Provincia de Lima y la Municipalidad de Lurigancho se decidieron a desarrollar planes integrales, que se concluyeron en agosto del 2017 con la entrega del documento correspondiente por parte del alcalde la Lima a la autoridad de reconstrucción con cambios. Este documento detallaba las obras de prevención y reconstrucción, y de construcción de la nueva Lima en las cuencas del Rímac, Chillón y Lurín. Increíblemente, todo terminó en algún archivo, y solo se hizo un informe y se programó un muy exiguo presupuesto, que no soluciona ni el 5% de lo planeado.

Modelo de intervención en Cerro AAHH José3 Carlos Mariátegui, San Juan de Lurigancho.
Imagen 33: situación actual, cerros de Lima, invasión de laderas y
construcción de viviendas sin planificación, en zonas de riego

Fuente: Proesmin S.A.C. agosto 2017 / imágenes de Informe

La semana pasada, el caudal del Rio Rímac creció causando algunos daños en diferentes quebradas de las zonas de Chosica y Chaclacayo, ante esto apareció el alcalde de Lurigancho-Chosica, con diversos estudios entregados a la autoridad de la reconstrucción actual, la respuesta de la autoridad de reconstrucción con cambios fue que el estudio carecía de la información requerida, la cual era indispensable. Ante ello, la conclusión es que no se ha avanzado nada y peor aún, todo el esfuerzo realizado se ha perdido.

Fuente: Diario La República enero 2018

Durante la misma semana, un equipo de profesionales de PROESMIN visitó la zona de Sechura, en Piura, encontrando que la población aún no ha visto ningún resultado de la reconstrucción y que el 90% de los daños continúan en el mismo estado. Peor aún, no existe una hoja de ruta y menos un plan estructurado para revertir lo sucedido.

Fuente: Proesmin S.A.C. enero 2018 / Sechura – Piura

Ante lo expresado nos rehusamos a dejar las cosas como están. Es el momento en que el Gobierno Central, Autoridades Locales y Consultores, se sienten en una mesa a resolver los problemas. Por lo pronto, para Lima, Ica, Chosica, Sechura, Corredor Sur de Antamina, etc. Ya existen propuestas y proyectos y, si hubiera que hacer correcciones, se hacen de inmediato. En menos de 15 días se tendrían los resultados y las obras podrían empezar en 60 días, con lo que se podría resolver lo más álgido. Por otro lado, para el resto del país, afectado por los desastres, en 60 días se podría tener un modelo ajustado a la realidad.

Por ello señores es necesario poner manos a la obra. ¿Quién asumirá las responsabilidades de no hacer nada? ¡Ya se acabaron las excusas! Lampadia

 



No hay mal que por bien no venga… para Ica

No hay mal que por bien no venga… para Ica

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 20 de setiembre de 2017
Para Correo Ica y Lampadia

Durante los próximos 3 años, nuestra región recibirá más de S/. 700 millones para reconstruir – y mejorar – la infraestructura dañada por las inundaciones y huaycos ocurridos el verano pasado. Un mundo de plata. ¡Cómo no va a ser un mundo de plata si el presupuesto del Gobierno Regional – para inversiones – es de apenas S/. 60 millones anuales! O sea, menos de la décima parte de lo que vamos a recibir del Plan de Reconstrucción con Cambios.

Recordemos “el mal” del verano pasado… El Niño Costero que se manifestó en forma de lluvias intensas en nuestras zonas bajas. Un hecho poco frecuente aquí en Ica. Efectivamente, la costa iqueña se caracteriza por su aridez. Y nuestra agricultura –  y en general, la población – depende del agua que proviene de la Sierra, donde llueve copiosamente todos los años – sobre todo – de enero a marzo.

Pero no… este año – aparte de llover mucho en la Sierra – llovió también en la Costa, tal como ocurrió en toda la Costa Central y Norte de nuestro país. Aunque los daños en Ica, no tuvieron – ni remotamente – la magnitud de los desastres ocurridos en Lima, Ancash, La Libertad, Lambayeque, Piura – la región más devastada – y Tumbes.

Por eso me parecen mezquinos aquellos personajes locales que se quejan de la disparidad en los presupuestos asignados para la reconstrucción de cada región. Como que Piura recibirá S/. 7,000 millones. O sea, 10 veces más que Ica.  

Visto así – a la ligera y con egoísmo – pareciera que los quejosos tienen razón… pero nada que ver. Las regiones del norte sufrieron daños mucho mayores a los nuestros. Por tanto – como tenía que ser – los presupuestos fueron determinados de manera diferenciada… en función de la magnitud de los daños. Más daños… más presupuesto. Menos daños… menos presupuesto.

Lo concreto es que el presupuesto para la reconstrucción de Ica es S/. 728´741,663… para ser exacto. ¿Qué se va a hacer con tanto dinero? Básicamente, se van a reconstruir – y mejorar – las carreteras dañadas, y se van a descolmatar y reforzar nuestros ríos.

¿Quiénes van a hacer los trabajos? Principalmente, el Gobierno Central – a través de los ministerios – y el Gobierno Regional. Los Municipios tendrán poca injerencia en la reconstrucción – pues muchos no calificaron como unidades ejecutoras – dado el pobre desempeño presupuestal en los años 2015 y 2016. El Gobierno Regional de Ica – en cambio – si calificó como unidad ejecutora por haber gastado más del 85% de nuestro presupuesto de inversión durante los dos primeros años de nuestra gestión.

Entre paréntesis… ¿cómo explicar que nuestros detractores – congresistas, periodistas, consejeros… y los criticones de siempre – nos cuestionen por – supuestamente – no saber invertir, cuando la Autoridad del Plan de Reconstrucción con Cambios nos califica favorablemente como unidad ejecutora? ¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de virtudes…! Así decía Don Quijote.

En fin; ¡allá los envidiosos… que se retuerzan entre sus rencores y rabias! El hecho es que nuestra región va a quedar mejor que nunca… después de la reconstrucción. Ya empezaron los trabajos de prevención – a cargo del Ministerio de Agricultura – y a partir del año entrante se iniciarán los trabajos de reconstrucción – propiamente dichos – a cargo del Gobierno Central y el Gobierno Regional.

Repito. Nuestros ríos y quebradas quedarán más seguros y sostenibles. El río Ica – por fin – va a quedar ensanchado y mejor encausado; y los puentes de la ciudad serán reemplazados por unos más largos y mejores. Nuestras carreteras – sobre todo las de penetración – quedarán pavimentadas… como nunca. Parcona tendrá un excelente hospital. Las viviendas dañadas serán reemplazadas y reubicadas con visión de largo plazo y bienestar. Y así por el estilo… nuestra región quedará renovada.

Estamos – pues – ad portas de hacer realidad el optimismo del famoso refrán… no hay mal que por bien no venga. ¡Enhorabuena! Lampadia




La gran construcción nacional

La gran construcción nacional

Jaime de Althaus
Para Lampadia

El diluvio que nos ha caído y nos sigue cayendo encima parece una maldición, pero puede terminar siendo una bendición si convertimos la reconstrucción en el nacimiento de un nuevo país. Para eso, sin embargo, dos son los requisitos:  uno, definir un gran proyecto que aglutine, cautive y movilice a todos, un proyecto que vaya al fondo de los problemas para que no se repitan consecuencias devastadoras como las que estamos viendo, que modernice y formalice la ocupación urbana y territorial del país y acondicione y domestique las cuencas, ríos y quebradas, y de paso transforme el Estado para hacerlo posible. Y dos, diseñar una organización estatal encargada de la ejecución de este proyecto que funcione con rapidez y eficiencia.

Fuente: PRÁCTICAS DE MANEJO Y CONSERVACIÓN DE SUELOS

En cuanto a lo primero, el gobierno debería ir designando desde ahora una oficina que empiece el trabajo de recopilar toda la información que existe en el propio Estado y en el sector privado. El Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (CENEPRED), la Autoridad Nacional del Agua (ANA), el Instituto del Mar del Perú (IMARPE), el Instituto Geofísico Peruano, Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (INGEMMET), los ministerios de Agricultura, Vivienda y otros, así como consultoras e institutos privados, y expertos, tienen mucha información acerca de las cuencas, zonas de riesgo, estudios hidrológicos, invasión de cauces, ordenamiento urbano, etc. Deberían ser convocados para juntar esa información en una sola plataforma informática, y a partir de allí formular propuestas discutiéndolas de manera abierta y creativa con representantes de los organismos especializados, partidos, gobernadores regionales y alcaldes, consultoras, expertos, institutos y gremios empresariales. Quizá el CEPLAN o el CENEPRED puedan encargarse inicialmente de esta tarea formuladora.

Oscar Schiappa Pietra considera que esa plataforma informática centralizadora debería servir también para que a través de ella se realicen los procesos administrativos y técnicos, desde la elegibilidad de los proyectos hasta las órdenes de desembolso, pasando por los avances en la ejecución, a fin de asegurar la prontitud, objetividad y transparencia en los procesos de toma de decisión. Instituciones como el Banco Mundial o la consultora McKinsey pueden colaborar en la implementación técnica de este instrumento. En una primera etapa, esa plataforma debiera servir para efectuar un inventario de afectación.

Reubicar a la población de las fajas marginales y zonas de riesgo

El Plan debería comenzar por identificar, efectivamente, todo aquello que ha sido dañado y deba ser reconstruido. Pero no se trata de reconstruir todo tal como estaba. Se trata de definir estándares en función de criterios preventivos (ver anexos 2 y 3).

De otro lado, la reconstrucción deberá aprovechar para reubicar en ciudades satélite de una sola vez a todas aquellas personas que estén ocupando las ‘fajas marginales’ de los ríos y quebradas y las zonas de alto riesgo. Estamos hablando, según la ANA, de más de 100 mil familias. Una tarea ciclópea que demandará no solo una gran voluntad política sino, además, un acuerdo político, un compromiso nacional y una organización estatal capaz de hacerlo. Y requiere proponerles a las personas que deban trasladarse unas ciudades satélite atractivas y condiciones financieras favorables (ver anexo 1).

La voluntad política parece estar dada. El propio Presidente Kuczynski ha anunciado el proyecto de la siguiente manera: “¿Qué vamos a hacer? Primero, darle oportunidad a los peruanos a que vivan en lugares aptos, tenemos que controlar las municipalidades para que no permitan el tráfico de terrenos en quebradas y cerros luego alguien cobra su ‘coimisión’, eso no queremos porque estamos viendo los resultados la gente está viviendo en lugares que no deberían estar. Pero no basta decir váyanse de aquí, tenemos que darles una alternativa y en las grandes ciudades del Perú que están rodeadas por inmensos terrenos vacíos, baldíos, tenemos que desarrollar esas áreas. Por eso en Lima quiero poner tren de cercanía desde barranca hacia Ica, eso va a abrir un transporte fácil hacia la ciudad. Por ejemplo, si estamos en las pampas del sur antes de Chilca, se podría llegar al centro de Lima en un tren rápido, en 25 minutos… Todo eso haría que la gente estuviera viviendo en lugares aptos, planos, donde se pueda poner agua potable, desagüe, drenaje, pistas asfaltadas, que es lo que no se puede poner si uno vive en la punta de un cerro que es un montón de roca donde no se puede poner servicios básicos”.

Leopoldo Monzón, por su parte, ha identificado los lugares donde podrían construirse pequeñas ciudades satélite, pero aledaños a donde vive ahora esa población que debe ser reubicada, con servicios especiales y formas de financiamiento (ver anexo 1).

Ahora bien, los decretos de urgencia que se han dado hasta ahora no satisfacen estos propósitos. El Decreto de Urgencia 04 dispone “que el Organismo de Formalización de la Propiedad Informal – COFOPRI podrá efectuar el levantamiento de información de las viviendas afectadas, colapsadas e inhabitables y el catastro de daños en las zonas declaradas de emergencia, realizando la identificación de la ocupación de los titulares y/u ocupantes de las viviendas y demás predios de dichas zonas, emitiendo el Informe de catastro de daños con datos sobre la titularidad o dominio de predio y la situación física”.

Pero eso no cubre necesariamente a todas las personas que están dentro de las fajas marginales o de las zonas de alto riesgo. Debe aprovecharse para hacer un trabajo integral de una vez por todas. La pregunta es cómo identificamos a las personas que deban ser trasladadas. Para ello encontramos dos conceptos distintos en el propio Estado peruano: uno es el de “fajas marginales” de los ríos y quebradas, y el otro es el de “zona de alto riesgo no mitigable”. 

La “faja marginal”, establecida en la Ley de Recursos Hídricos, obliga a mantener un área intangible en ambas márgenes de los cursos de agua correspondiente a una franja algo mayor a lo que sería la mayor avenida posible. La encargada de fijar y mantener mediante hitos los linderos de dicha “faja marginal” en todos los ríos, es la ANA, y para ello dio la Resolución Jefatural 153-2016.

En cambio, la “Zona de muy alto riesgo no mitigable”, creada en la ley Nº 29869, ley de reasentamiento poblacional para zonas de muy alto riesgo no mitigable, es “aquella donde existe la probabilidad de que la población o sus medios de vida sufran daños o pérdidas a consecuencia del impacto de un peligro, y que las implementaciones de medidas de mitigación resultan de mayor costo y complejidad que llevar a cabo la reubicación de las viviendas y equipamiento urbano respectivo”. Son los gobiernos locales los encargados de determinar esas zonas (siguiendo los lineamientos técnicos emitidos por el CENEPRED) y de ejecutar el reasentamiento de la población involucrada. Como es obvio, esto no se ha ejecutado.

Podemos aplicar la ley de Recursos Hídricos que establece la intangibilidad de las fajas marginales, o podemos aplicar la ley de reasentamiento poblacional. O ambas. El decreto de urgencia 04 ha optado por la segunda, obviando la primera. Establece que se reubicará a los damnificados que se ubiquen en zonas de alto riesgo no mitigable, para lo cual se les otorgará un Bono Familiar Habitacional – BFH en la modalidad de Adquisición de Vivienda Nueva, y se reconstruirá la vivienda de los damnificados que se ubiquen en zonas de riesgo mitigable, para lo cual se les otorgará un BFH en la modalidad de Construcción en Sitio Propio.

La primera observación que podemos esbozar es que sólo serían reubicados los que viven en zonas de alto riesgo no mitigable, lo que significa que los otros, que viven en zonas de riesgo mitigable, reconstruyen sus viviendas en la propia zona de riesgo. A nuestro juicio, este criterio debería ser controlado por el de la aplicación de las “fajas marginales”. 

La segunda observación es que no se menciona en ninguna parte la construcción de ciudades satélite ni nada parecido. Esto preocupa porque lo que no puede ocurrir es que sencillamente se entregue un bono habitacional a la familia para que ella levante por autoconstrucción su casa y lo haga donde le parezca.

Y lo tercero es el esquema institucional. El DU 04 juega con la ley de reasentamiento poblacional mencionada, que encarga la identificación de las poblaciones en alto riesgo y su reasentamiento, a los gobiernos locales. Esto no ha funcionado. Por el contrario, muchos candidatos a alcaldes prometían habilitar zonas de alto riesgo y luego como alcaldes cumplían su promesa. De hecho, Abelardo de la Torre, jefe de la ANA, informa que su entidad tiene inventariadas a 500,000 personas directamente expuestas a estos desastres y 500,000 más que podrían ser perjudicadas. Y que la ANA ya advirtió esto a los alcaldes, pero estos no han hecho cumplir la ley (Perú21, 25-3-17).

La ley de recursos hídricos, en cambio, establece que la ANA es precisamente la encargada de fijar y defender las “fajas marginales” en los ríos y quebradas. El hecho de que esto sea responsabilidad de la ANA y no de los gobiernos locales, facilitaría un plan nacional de reubicación en ciudades satélite ejecutado por el órgano de reconstrucción. Como fuere, por lo menos para la ejecución del plan de reconstrucción, la responsabilidad de identificar a las poblaciones en riesgo que deban ser reubicadas debería estar en manos del órgano de reconstrucción en asociación con la ANA y el ministerio de Vivienda.

Controlar los ríos, quebradas y acondicionar las cuencas

Ahora bien, una vez liberadas las fajas marginales de los ríos y quebradas y las zonas de riesgo, será posible realizar todas las obras necesarias para amansar los caudales y prevenir las inundaciones (encauzamientos, enrocados, diques de control, buenos puentes, etc.) que no se pueden hacer cuando las riberas están ocupadas. El propio Presidente Kuczynski señaló la necesidad de que los ríos del Perú tengan murallas en las partes urbanas, escalonar el agua para que la velocidad de la corriente no tumbe todo a su paso, así como construir buenos pilares para los puentes (ver anexo 2). Deberá comenzarse por los puntos de alta vulnerabilidad ya evidenciados.

Disminuir velocidad del agua en cauces de riachuelos y ríos. Fuente: Eroski Consumer

Técnica usada por los incas en prácticamente todos los cauces de agua. Se trata de recuperar la herencia de ese legado cultural (Carlos Paredes)

El Ing. Hidráulico Jaime Valdez llama la atención acerca de la necesidad de un Plan Integral de Encauzamientos o Defensas Ribereñas: no arreglar solo uno o dos puntos en el curso de un río sino todo de manera integral, porque de lo contrario los arreglos puntuales se pierden y el río se vuelve a colmatar. Si el río está encauzado en todos sus puntos críticos, no se vuelve a llenar y no es necesario gastar cada año en descolmatarlo. Propone comenzar este año con los puntos de alta vulnerabilidad y pasar luego a los de segunda importancia.

En la actualidad todo lo que se refiere a defensas ribereñas es competencia de los gobiernos regionales, que, por lo general, según Ismael Benavides, han hecho muy poco en ese tema debido a falta de prioridad y presupuesto. La Oficina de Reconstrucción, de la que hablaremos luego, deberá ejecutar directamente estas obras o encargarlas de manera muy precisa a los gobiernos regionales.

Una tarea paralela será la forestación de las partes altas, la construcción de zanjas de infiltración, la descolmatación de las represas y la construcción de nuevas, entre otras obras orientadas a retener e infiltrar el agua en las laderas.  Es decir, el acondicionamiento y manejo de cuenca.

Por supuesto están las carreteras, puentes y los establecimientos públicos dañados. Los puentes tienen que hacerse con la cimentación suficiente y debería haber fuertes penalidades cuando no se respete la norma técnica (ver anexo 3). 

Para no hablar del acondicionamiento urbano, comenzando por las ciudades de la costa norte en las que llueve y en las que es necesario construir de una vez sistemas de drenaje pluvial. Pero la cosa va más allá. Se necesita planes urbanos que se respeten. Se trata de erradicar para siempre las invasiones por medio de un desarrollo urbano planificado. Pasar a otro nivel en el desarrollo de las ciudades. Y esto supondrá acuerdos con los gobiernos locales.

Organización del Estado

Ahora bien, ¿cómo debería organizarse el Estado para llevar a cabo todo lo anterior y un conjunto de otras tareas complementarias que no tenemos espacio de detallar acá? El presidente Kuczynski ha desechado la idea del Zar de la reconstrucción que él mismo propuso, y anuncia que “todo se hará a través del presidente del Consejo de Ministros, como corresponde”.

Leopoldo Monzón propone crear un Oficina de Reconstrucción dependiente justamente del Presidente del Consejo de ministros, que tendría que tener un jefe y cinco sub oficinas (ver diagrama), una de ellas de planificación. Podría tener un directorio presidido por el Premier e integrado por varios ministros y representantes de los gobiernos sub-nacionales y del sector privado. Pero, señala, es importante que esa Oficina tenga capacidad de gasto y de contratación. Es decir, que no sea solo una oficina de coordinación. A nuestro juicio, esta Oficina de Reconstrucción debería concentrar recursos en un Fondo de Reconstrucción y licitar los proyectos directamente por medio de cualquiera de las modalidades que aparece en el gráfico, aunque también debería poder encargar parte de las obras a ministerios y gobiernos sub nacionales según sea lo más apropiado.

Hay obras, sin embargo, como carreteras y puentes, relativamente autónomas del resto, cuya ejecución puede estar a cargo directamente del Ministerio de Transportes. No así todo lo que tenga que ver con reasentamiento poblacional, acondicionamiento de cursos de agua, cuencas y ordenamiento urbano.

En los casos en los que la Oficina de Reconstrucción tenga que encargar obras o tareas a los gobiernos regionales o locales, Oscar Schiappa Pietra propone la modalidad francesa de “contratos programa”, por medio de los cuales se firman acuerdos muy específicos entre el gobierno central y los gobiernos sub-nacionales estableciendo la entrega de dinero contra indicadores de avance muy puntuales y mecanismos de auditoría que podrían ser desempeñados por organismos internacionales. Estamos hablando de una suerte de APP pero dentro del propio Estado, donde el gobierno nacional contrata al gobierno sub-nacional. Esta modalidad evita desvíos de dinero y corrupción e incentiva la ejecución rápida y eficiente de los proyectos.

Oscar Schiappa Pietra propone, además, que el Gobierno contrate a organismos internacionales de primer nivel (Banco Mundial y Banco Interamericano; y en menor medida a Naciones Unidas y GiZ de Alemania) para que planifiquen y ejecuten las obras bajo la modalidad ‘Llave en Mano’. “Esto simplificaría inmensamente los procesos de construcción, garantizaría una acelerada y eficaz ejecución, y reduciría sustancialmente los masivos riesgos de corrupción. Esos organismos tienen vasta experiencia a nivel global ejecutando obras bajo tal modalidad”, explica.

Construcción institucional

La ejecución de este gran proyecto de construcción nacional es el escenario para empezar a redefinir las competencias entre niveles de gobierno por líneas de servicios. Para comenzar, en todo aquello que ha fallado: carreteras y puentes, planeamiento urbano, construcción de defensas ribereñas, manejo de cuencas, titulación de la propiedad. Establecer con claridad qué le corresponde a cada nivel, restableciendo la capacidad de rectoría, gestión y control del gobierno central y recertificando a los gobiernos sub-nacionales en las competencias que les correspondan en la cadena de valor del servicio en cuestión. Lo mismo se debe hacer en Salud y Educación.

Se trata de redistribuir funciones y competencias de una manera tal que se asegure el funcionamiento del gobierno unitario y la eficiencia del servicio. 

Estamos hablando de la recuperación de la capacidad de control territorial por parte del Estado Central y la profesionalización y des-patrimonizalización de los gobiernos sub-nacionales. Y específicamente de la construcción de un nuevo ordenamiento territorial y urbano predecible y organizado, que supone la formalización de la ocupación del territorio, planes urbanos respetados, el fin de las invasiones, titulación de la propiedad y pago de impuestos prediales.

Pero todo esto supone también la reforma profunda del sistema judicial y policial, pues ya sabemos que la ocupación indebida de las zonas de riesgo ha sido frecuentemente organizada por traficantes de terrenos y mafias de usurpadores, en connivencia con alcaldes, policías, fiscales y jueces. Eso tiene que acabar si queremos que el gran proyecto de reconstrucción se pueda aplicar en estos temas.

Y supone aprobar la reforma política pues necesitamos partidos políticos presentes en el territorio de modo que las autoridades locales estén conectadas con instancias políticas nacionales y sean responsables ante ellas.

Estamos hablando, en última instancia, de la construcción institucional del país a todo nivel. Lampadia

Anexo 1: Ciudades satélite
Leopoldo Monzón ha identificado los lugares, aledaños a las zonas de riesgo, donde se pueda fundar ciudades satélites donde trasladar a las personas que deban ser reubicadas. Propone que en estas ciudades satélite se construyan plantas de tratamiento de 3,000 lt/día a 1’000,000 lt/día, para dotar de agua de 10 a 3,000 casas respectivamente, dependiendo de la zona de intervención y los daños ocurridos, y además que cada casa tenga un tanque para almacenar agua y un biodigestor para el tratamiento de los sólidos y líquidos que ahora terminan en los ríos del Perú. El agua tratada en el biodigestor se podrá utilizar para riego de jardines que circundarán las casas y los residuos sólidos se podrán utilizar como abono cerrando un círculo virtuoso nuevo con servicios ambientales cercanos a países del primer mundo. (ver imágenes 1 y 2)[1]

Diagrama de Agua Potable Segura Fuente: PROESMIN
Diagrama Tratamiento de Agua. Fuente: MCVS

Por supuesto, a las personas debe ofrecérseles además un buen mecanismo de financiamiento de sus nuevas viviendas que les permita pagar una parte relativamente menor del costo total. Para ello se tiene a la mano los mecanismos de Techo Propio, y propone ampliar el Bono de Buen Pagador a un 50% del valor de la inversión  financiando el resto a 20 años con tasas de interés muy bajas, tratándose de soluciones de este tipo.[2] 

Monzón agrega que “el capital público y privado intervendrían incorporando centros comerciales, parques industriales, Colegios, Centros de Salud, etc. en estas ciudades satélite, generando puestos de trabajo para los pobladores de la zona. De esa manera la plusvalía de las casas construidas deberá incrementarse en 5 años en un 250%, en base al estudio de benchmarking de crecimiento de valor realizado en zonas sostenibles (Proesmin 2015)”.[3] La construcción de estas ciudades se haría mediante las distintas modalidades disponibles: APPs, Iniciativa Privada, Obras por Impuestos, Inversión pública o acuerdos de cooperación con países amigos.

Anexo 2: Acondicionamiento de los ríos
Será necesario tomar nota de los conocimientos acumulados por los ingenieros peruanos. Tanto Carlos Paredes como el Ingeniero Jaime Valdez, por ejemplo, señalan la necesidad de optar por estructuras de encauzamiento de tipo flexible tales como enrocados y gaviones, en lugar de muros de concreto armado o de gravedad que son estructuras rígidas que colapsan por ruptura o son socavadas. Los gaviones (canastas de mallas de alambre rellenas de piedra) solo funciona, apunta, en ríos del norte que no arrastran piedras grandes que rompen los gaviones, aunque Paredes sostiene que sí funcionan bien en ríos de la Sierra, por lo menos en algunos ríos.

Fuente: PRÁCTICAS DE MANEJO Y CONSERVACIÓN DE SUELOS
Fuente: Budprofi
Fuente: Mundo Gavión

Manejo de gaviones con enmallado de piedras: Responden mucho mejor que diques de concreto armado porque soportan presiones disminuyéndolas a través del filtrado del agua entre las piedras y produciendo ligeros desplazamientos. Los muros de contención se quiebran fácilmente y se inutilizan (Carlos Paredes)

El Ing. Jaime Valdez llama la atención acerca no arreglar solo uno o dos puntos en el curso de un río sino todo de manera integral, porque de lo contrario los arreglos puntuales se pierden y el río se vuelve a colmatar. Si el río está encauzado en todos sus puntos críticos, no se vuelve a llenar y no es necesario gastar cada año en descolmatar.

Además –señala- los nuevos puentes deben evitar estrechar el ancho del cauce o colocar pilares intermedios que generan alta vulnerabilidad; tanto en los pilares como en los estribos, especialmente por problemas de socavación local.

Y advierte lo siguiente: cualquier estructura hidráulica que se proyecte en el cauce de un río, debe considerar la ocurrencia de una avenida probable para 100 o 200 años de periodo de retorno; que para el caso del río Rímac este caudal es de 450 a 500 m3/s. Si todos los desastres ocurridos en los últimos días fueron ocasionados por un pico de caudal de solo 120 m3/s; ¿qué podríamos esperar si realmente se presenta la avenida de diseño de 450 a 500 m3/s?

Anexo 3: Cuestiones de ingeniería
¿Por qué se han caído tantos puentes?

Según el ingeniero Enrique Felices, “un puente tiene tres partes: cimientos, estructura y superestructura. Las tres deben estar bien diseñadas y construidas, individualmente y como conjunto. En el puente de San Juna de Lurigancho falló la cimentación; en el de Virú claudicó la superestructura.

Si un ingeniero (de los 200,000 que hay en el CIP) trabaja con plazos y honorarios mínimos, casi con seguridad hará un mal diseño (por ejemplo, para los estudios de suelos no analizará hasta la profundidad debida y asumirá que en la zona hay un ” suelo conocido”). Después, el constructor no corregirá la deficiencia porque una mayor excavación hasta encontrar un suelo apropiado, o el cambio del tipo de cimentación, implicará un adicional de obra que debe aprobar la Contraloría. ¡No gracias!  Años más tarde llueve, crecen los ríos y cataplún: cientos de puentes abajo”.

El ingeniero Raúl Delgado Sayán, por su parte, asegura que los puentes no pueden ni deben colapsar. Explica que “normalmente los puentes no colapsan por la estructura misma de arriba o superestructura (por donde transitan los vehículos), sino porque fallan sus apoyos o las estructuras de soporte (subestructuras). Con los ríos en máxima creciente a consecuencia de los huaycos, colapsan porque el rio socava (proceso de erosión acelerada) estos soportes, que por lo general están sin pilotes de anclaje, porque los construyen así. La cimentación de apoyos intermedios en el lecho de los ríos o en las márgenes derechas e izquierda, deben ser de cimentaciones profunda, o sea con pilotaje. ¿Por qué no lo son? Pues muy sencillo, porque cuestan más y si lo hacen así “no pasan el SNIP”. 

“La definición del SNIP es que debe escogerse como mejor alternativa aquella que cumpla el objetivo al menor costo, cuando lo que debe primar es la alternativa “optima” (técnica y económicamente) que cumpla con el objetivo. Se usa la comparación beneficio/costo que siempre escoge la de menor precio y por lo tanto menor calidad sin considerar una relación más amplia de beneficio/costo con incorporación del factor riesgo y durabilidad”.

“Tenemos la cultura de adjudicar las obras al más barato, sin analizar la solución de ingeniería que cada uno de los postores propone; así están hechos nuestros reglamentos. Pero en ingeniería ” lo barato cuesta muy caro” porque las obras se deterioran y destruyen muy rápido.

Excluir barrages tipo Creager

El ingeniero Jaime Valdez señala que las obras hidráulicas que se proyecten sobre lechos de río deberán evitar cambiar o modificar el régimen y/o equilibrio natural de los mismos; especialmente los concernientes a sus pendientes. En ese sentido, debe excluirse el diseño de barrajes tipo Creager, y optar por los barrajes llamados tipo Grampa o indio y preferiblemente barrajes móviles, que permitan el libre tránsito de la mayor cantidad de sedimentos del río. En el gráfico adjunto se esquematiza la dinámica fluvial que genera cada uno de los barrajes indicados.

El agua fluye de derecha a izquierda

Un barrage es un dique transversal que se construye para levantar nivel de agua de modo que pueda ser captada por las márgenes a fin de regar o de llevarla a una planta de tratamiento de agua. En los ríos torrentosos, cuando el dique es vertical (Creager), se llena de arena y rebosa agua limpia que, al tener más poder de socavación, erosiona los puentes ríos abajo. Lo mejor es el barrage inclinado, tipo grampa o indio, para permitir paso de los sedimentos y no romper el equilibrio natural del río. Lo ideal es el barrage móvil, que se levanta y deja pasar todo. La atarjea es así

Anexo 4: Proyecto: “Conducción fuera del cauce del Río Rímac entre Moyopampa y la Atarjea”, diseñado por CESEL, con estudios definitivos
Consiste en llevar el agua de las centrales hidroeléctricas de Moyopampa y Humapaní y a la planta de la Atarjea, por medio de un túnel (que ya está construido en parte), y aprovechando tres caídas para generar electricidad. Como explica Raúl Delgado Sayán, con este proyecto “nunca más viviremos el “via Crucis” de falta de Agua que estamos viviendo actualmente; SEDAPAL recibiría un agua mucho más limpia, con lo cual la ciudadanía a su vez recibiría agua potable garantizada de mucho mayor calidad. Sedapal se ahorraría muchísimo dinero en el tratamiento (cloro, esfuerzo de separación de residuos sólidos, coagulantes, etc.), además de la posibilidad de generar hasta 60 MW adicionales de electricidad.

SEDAPAL que recibiría 25 m3/seg de agua limpia, sin sedimentos, ya turbinada (mucho más de lo que necesita la Atarjea actualmente) y una ventaja adicional es que en las épocas de muy fuertes crecidas, le ahorraríamos al rio la carga de 25m3/seg, lo cual le daría un pequeño colchón adicional para evitar desbordes; es decir si el caudal actual fuera 100m3/seg, no soltamos en Huampani 25m3/seg, entonces en todo ese trayecto solo tendríamos 75 m3/seg.”.

[1] Ver propuesta de ciudades satélite en Leopoldo Monzón: Inundiaciones, ¿más de lo mismo?
[2] Op Cit
[3] Idem




Escasez con abundancia de agua

Durante los últimos meses hemos pasado de una grave sequía a fuertes lluvias y  huaicos que han afectado gravemente la vida de muchos peruanos y destruido importantes infraestructuras públicas. En el Perú no sabemos reservar agua para los períodos secos, ni protegernos de las avenidas descontroladas. Nuestro país es el octavo en disponibilidad de agua, pero vivimos como si tuviéramos un importante estrés hídrico. Lo que es más, como se ve en el mapa líneas abajo, se nos considera como vivimos y no como somos, un país con abundancia de agua.

El pasado 22 de marzo se celebró el Día Internacional del Agua en un mundo donde 1,800 millones de personas no tienen acceso al agua potable.

Según las Naciones Unidas, “Una gota de agua es flexible. Una gota de agua es poderosa. Una gota de agua es más necesaria que nunca. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y al medio ambiente”.

La importancia del agua trae consigo una gran necesidad: gestionar bien el recurso. En el Perú, la cobertura y calidad del servicio de agua y saneamiento deja muchísimo que desear. El servicio de abastecimiento se mide por horas, cuando ya debería ser todo el día, y las pérdidas de agua (ya sean físicas o por facturación) son de aproximadamente 50%. Además, la mitad de las EPS en el Perú están en falencia financiera, por lo que no pueden brindar un servicio adecuado a la población, ni llegar a más peruanos que todavía carecen de agua y desagüe.

La causa de los problemas en agua y saneamiento no es la escasez del recurso: como ya hemos mencionado en Lampadia (Ver: Superemos los mitos sobre el agua), el Perú cuenta con vastos recursos hídricos, ya que somos el octavo país con más agua dulce del planeta. El problema está en haber politizado la gestión del agua, con el consiguiente mal manejo que desde hace varios años vienen llevando acabo las empresas prestadoras de servicios (EPS). Lamentablemente, no sabemos aprovechar el recurso, pues no cosechamos el agua, ya sea en grandes represas o reservorios menores y familiares.

The Economist también considera que la escasez del agua a nivel mundial no es un tema de falta del recurso (especialmente porque dos tercios del planeta están compuestos por agua), sino por un problema de mala administración. Y es que, como afirma la revista inglesa, “cuando algo es demasiado barato, la gente lo malgasta”.

Según The Economist, “La clave para gestionar mejor el agua es el precio adecuado, dando a los consumidores una razón para no desperdiciarlo y a los inversores un incentivo para construir la infraestructura para su suministro. Se necesitan grandes sumas: más de US$ 26 trillones entre 2010 y 2030, según una estimación. Sin embargo, antes de que el agua pueda tener un precio adecuado, debe quedar claro quién es el propietario (o, más exactamente, quién tiene derecho a extraerlo de los ríos, acuíferos, etc.)”.

La solución es clara. De la misma manera en que se reestructuraron los servicios públicos de electricidad y comunicaciones para lograr brindar una mejora sustancial de los servicios. Ahora debemos despolitizar el manejo de las empresas, profesionalizar su gestión e involucrar, mediante APPs u otros mecanismos,  al sector privado en la operación de los servicios de agua y saneamiento.

Hasta ahora, la politiquería anti sector privado no ha permitido que se entienda que la combinación ‘sector privado y supervisión pública’ es largamente superior a la gestión pública que nadie controla y que cada cierto tiempo recibe recursos del Estado, para volverlos a mal usar. Solo así se podrá lograr un manejo eficiente y financiar los 53 mil millones de soles que se requieren para cerrar la brecha de infraestructura de saneamiento existente (según Milton Von Hesse) y así llegar a la meta del Plan Nacional de Inversiones para el Bicentenario (2021). Ver en Lampadia: Cambiemos los paradigmas sobre el agua.

Fuente: Un Mundo en Paz

El servicio de agua y desagüe en el Perú es el tema social más importante y, lamentablemente, no se está solucionando como se debe. Es necesario cambiar de paradigmas para lograr una reforma que cause un impacto positivo en nuestros ciudadanos y nos brinden los servicios que los peruanos merecemos. Lampadia

Agua: la realidad en seco

El agua es escasa porque está mal administrada

The Economist
5 de noviembre de 2016
Traducido y glosado por Lampadia

“Miles han vivido sin amor; ni uno sin agua”, observó W.H. Auden. Omitió añadir que, al igual que con el amor, muchas personas tienen una fuerte aversión moral a pagar por el líquido que sustenta la vida. Algunos sienten que el agua es un derecho y, por lo tanto, debe ser libre. Otros presionan a los gobiernos para que subsidien su distribución a grupos favorecidos. Todo esto se traduce en grandes y evitables resultados.

El agua cubre dos tercios de la superficie de la Tierra. No se agota cuando se consume: simplemente sigue circulando. Entonces, ¿por qué los investigadores del MIT predicen que a mediados del siglo, más de la mitad de la humanidad vivirá en zonas de estrés hídrico, donde la gente está extrayendo cantidades insostenibles de las fuentes de agua dulce disponibles?

Una razón es que a medida que la población del mundo crece y se vuelve más rica, usa más agua. Otro es el cambio climático, que acelera los ciclos hidrológicos, haciendo que los lugares húmedos sean más húmedos aún y los lugares secos, más secos. El World Resources Institute, un grupo de expertos, clasificó a 167 países y encontró que 33 enfrentan un estrés hídrico extremadamente alto para 2040 (ver mapa). Pero gran parte del problema proviene de la pésima gestión del agua, y eso es algo que deberían reflexionar los funcionarios que se reúnen en la polvorienta Marrakech esta semana para la próxima ronda de conversaciones anuales sobre el clima de la ONU. Una parte crucial de la adaptación a un mundo más cálido es definir cómo asignar el agua de manera más eficiente.

Cada persona necesita beber sólo unos pocos litros al día, pero se necesitan cientos de litros para cultivar alimentos y miles para poner una porción de carne o cerdo en la mesa. La agricultura representa el 70% del consumo de agua y la industria representa la mayor parte del resto. Debido a que los agricultores y los jefes de las fábricas son políticamente poderosos, suelen pagar muy poco por su agua. Algunos pagan los costos operacionales de su suministro, pero no la infraestructura que le permitió salir del grifo. Muchos no pagan por utilizar los acuíferos subterráneos -la India bombea dos tercios de su agua de riego de esta manera. Cuando algo es demasiado barato, la gente lo malgasta. La industria china utiliza diez veces más agua por unidad de producción que la media de los países ricos, por ejemplo. Los agricultores en lugares resecos como California crecen con sed de cultivos comerciales como las paltas, que fácilmente podrían ser importados de algún lugar más húmedo.

La clave para gestionar mejor el agua es el precio adecuado, dando a los consumidores una razón para no desperdiciarlo y a los inversores un incentivo para construir la infraestructura para su suministro. Se necesitan grandes sumas: más de US$ 26 trillones entre 2010 y 2030, según una estimación. Sin embargo, antes de que el agua pueda tener un precio adecuado, debe quedar claro quién es el propietario (o, más exactamente, quién tiene derecho a extraerlo de los ríos, acuíferos, etc.). Australia ha liderado el camino en la creación de un sistema transable de derechos de agua.

Cuentas actuales

El objetivo es asegurarse de que el agua llegue a aquellos que pueden hacer el mejor uso de la misma. El cálculo de cuánto se está utilizando, y cuánto realmente debe ser utilizado, es esencial. En Australia los viejos derechos (típicamente pertenecientes a los terratenientes) fueron reemplazados con acciones que otorgan a los titulares una proporción de las asignaciones anuales. Esto significa que la única manera que una persona pueda tener más agua es si otra persona tiene menos. Dos mercados han surgido: uno en el cual las asignaciones estacionales de agua disponibles se pueden negociar, y otro en que las partes pueden compartir.

Para que el sistema funcione, se debe tener especial cuidado en asegurar que los derechos de agua comerciables se asignen de manera justa y abierta. La “cadena de bloques”, una tecnología criptográfica que permite a los extraños hacer registros a prueba de violaciones de quién posee qué, podría ayudar.

Conseguir que la política del agua sea correcta no sólo fomentará la conservación cotidiana; también estimulará el desarrollo de tecnologías como la carne artificial (que utiliza mucho menos agua que la real) y la desalación más barata. La alternativa es probar que Mark Twain estaba en lo correcto cuando dijo: “El whisky es para beber; el agua es para pelear”. Lampadia




Sistema de control de inundaciones de Guayaquil

Más allá de la terrible situación política generada por el gobierno socialista de Rafael Correa, el estado actual de la economía y el deterioro generalizado de la situación del país, Guayaquil ha logrado desarrollar una infraestructura de clase mundial, para enfrentar los huaicos, desbordes y riadas.

Los primeros dos meses del 2016 fueron muy problemáticos para Guayaquil. Sufrieron tres días de intensas lluvias, llegando a 89 mm (litros por metro cuadrado). En los tres casos coincidió con una marea alta en la costa, lo cual impidió que el agua de la lluvia se evacuara con facilidad a través del sistema de alcantarillado. La intensa lluvia inundó calles y vías de alta circulación vehicular, obstaculizó el tráfico y creó gran desorden en la ciudad. 

Guayaquil el enero del 2016 tras las lluvias. Fuente: El Universo

Pero pocos meses después, el Puerto Principal puso en funcionamiento un sistema de válvulas para reducir los efectos de las inundaciones, especialmente para evitar problemas como cuando las mareas altas coincidan con fuertes precipitaciones.

El sistema de válvulas consta de “dispositivos de orificio variable que se utilizan en los desagües del alcantarillado pluvial. Cambian su área de apertura respecto a la presión interna y al caudal, para evitar el paso del flujo en la dirección contraria”, afirmo Carolina Chico, jefa de Proyectos de Obras de Interagua, concesionaria del servicio en Guayaquil a cargo del proyecto para el Diario El Comercio de Ecuador. Para entender más sobre cómo funciona el sistema, ver video de EMAPAG-EP (Ente Municipal de Regulación y Control de Guayaquil):

Sistema de valvulas de Guayaquil

Este desarrollo de Ecuador, en Guayaquil, debería ser un ejemplo a seguir para el Perú. Ya es hora de desarrollar esquemas de protección ante los recurrentes huaycos que destruyen vidas y bienes cada cierto tiempo. Ahora tenemos que salvar la emergencia, pero no debemos parar hasta desarrollar infraestructuras permanentes en las zonas más sensibles del país. Lampadia




Preparándonos para recibir a otro Niño

Preparándonos para recibir a otro Niño

Durante los últimos meses, se viene anunciando la posibilidad de un fenómeno del Niño que va de una fuerza “intermedia” hasta “muy fuerte” y  podría causar estragos en los patrones climáticos de todo el mundo. Para el Perú, que todavía recuerda los impactos del ´97, es crucial poder predecir y prevenir los daños que podría causar este fenómeno.

Según científicos de todo el mundo, parece que se avecina un gran “El Niño”. Pero los eventos de este fenómeno son a menudo impredecibles y llenos de sorpresas. Así que nada está garantizado por el momento. Primero, es importante entender cómo y por qué se forma El Niño, lo que sabemos sobre el evento de 2015 y cómo nos afectaría (al Perú y al mundo) un potencial fenómeno de categoría “muy fuerte”.

¿Qué es El Niño? Es un cambio temporal en el clima del océano Pacífico, en la región alrededor de la línea ecuatorial. Sus efectos se dan tanto en el océano como en la atmósfera. Típicamente, la temperatura de la superficie del océano aumenta unos grados centígrados. Al mismo tiempo, el lugar donde se producen tormentas fuertes en la línea ecuatorial se mueve hacia el este. Aunque estas variaciones pueden parecer pequeñas, tienen grandes efectos en el clima mundial.

Por lo general, el viento sopla con fuerza de este a oeste a lo largo de la línea ecuatorial en el Pacífico. Esto hace que se acumule agua (alrededor de medio metro) en la parte occidental del Pacífico. En la parte oriental, el agua más profunda es empujada a la superficie para reemplazar el agua que está yendo al oeste. Por lo tanto, la situación normal es agua tibia (alrededor de 30 ºC) en el oeste y el fría (alrededor de 22 ºC) en el este.

 

En un El Niño, los vientos que empujan que el agua se debilitan. Como resultado, una parte del agua caliente acumulada en el oeste se desploma de nuevo al este y esto hace que no se empuje mucha agua fría hacia la superficie. Por lo tanto, el agua en el Pacífico oriental se torna  más cálida, lo que es una de las señales principales de un El Niño.

El océano más caliente afecta a los vientos, los hace más débiles. Entonces el océano se calienta, lo que hace que los vientos se debiliten, lo que hace que el océano se vuelva más cálida… esto se llama una retroalimentación positiva y es lo que hace crecer un El Niño.

El último fenómeno El Niño sucedió en 1997-1998 y terminó causando una destrucción valorizada en US$ 35 mil millones y 23,000 muertes en todo el mundo. Es por este motivo que existe tanta preocupación sobre cuán fuerte podría llegar a ser el próximo. En el Perú, según datos de la Corporación Andina de Fomento (CAF), los daños al agro ocasionaron pérdidas superiores a los US$612 millones.

Para una mayor visualización, compartimos un video del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica  (NCAR, por sus siglas en inglés) que muestra una breve comparación de los cambios en la temperatura superficial del mar entre el principal evento de El Niño de 1997-1998 y el evento de El Niño emergente de 2015.

https://www.youtube.com/watch?v=whsQbIwWjBo

El martes, la Organización Meteorológica Mundial declaró este fenómeno como “muy fuerte” y algunos científicos han señalado que las temperaturas superficiales del mar en una parte clave del Pacífico son más altas que en eventos anteriores. Los meteorólogos con la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional y la Universidad de Columbia dijeron en su actualización de agosto que las temperaturas en la región podrían llegar a más de 3.5 ° C por encima de lo normal (esto sólo se ha registrado tres veces en los 65 años que se viene supervisando, incluyendo el evento 1997-1998, así como 1982-1983 y 1972-1973).

Abraham Levy, Director de Ambiental Andina, le comentó a Lampadia sobre las posibilidades de la llegada de este fenómeno y su intensidad: “Este es un niño canónico, un niño grande. (…) Yo pienso en base a un razonamiento absolutamente empírico, que si el niño en el centro del Pacífico llega a tener magnitudes tan intensas, va a ser bien difícil que en la costa peruana no pase nada porque desde ahí viene el agua caliente entonces de todas maneras van a haber impactos.”

Fuente: Abraham Levy

¿Cuáles serían las consecuencias de este Niño? Un estudio reciente de la Universidad de Cambridge, “Fair Weather or Foul? Los efectos macroeconómicos de El Niño “, encontró que en promedio, los episodios de El Niño afectan negativamente la actividad económica en Australia, Chile, Perú, Indonesia, India, Japón, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Las razones son variadas: La sequía y los rendimientos de las cosechas se reducen en Australia y la India, hay incendios forestales en Indonesia y una pesca menos productivas en Perú.

Pero ese estudio también encontró que, en promedio, El Niño tiende a impulsar las economías de Argentina, Canadá, México, e incluso los Estados Unidos, al menos en el muy corto plazo. En promedio, El Niño puede impulsar la economía de Estados Unidos en alrededor de 0.55 % del PBI, lo que se traduciría más de US$ 90 mil millones este año, afirma un estudio del Fondo Monetario Internacional. Una vez más, los factores son diversos: Además de traer la lluvia necesaria para California y Texas, El Niño se asocia con una menor actividad de tornados en el medio oeste de Estados Unidos y un menor número de huracanes en el Océano Atlántico.

En el Perú, específicamente, este fenómeno significa que el Océano Pacífico frente a la costa de Perú aumentará su temperatura, afectando la pesca, en especial la de anchovetas, que es el 90% de la producción pesquera del Perú. Además, esto generaría una pérdida de biomasa para años posteriores.

En el sector agropecuario, el cambio de temperatura no permitirá que la siembra de productos en la costa llegue a cosecharse, pues las altas temperaturas generarán la aparición de plagas e insectos que atacan a las plantaciones. Otro impacto que se teme es la inundación de los cultivos, producto de la crecida de los ríos, generando millonarias pérdidas.

A diferencia de los Niños anteriores, el Perú tiene ahora una basta producción agrícola en el norte del país que sería afectada severamente por el volumen y persistencia de las lluvias.

Perú ya declaró un estado preventivo de emergencia en 14 de sus 25 departamentos y ha presupuestado unos US $ 70 millones para prepararse. El ministro de Agricultura, Juan Benites, quien presentó la estrategia adoptada por el Estado para afrontar el fenómeno de El Niño ante miembros de las misiones internacionales, afirmó que “las obras de prevención ante el desborde de ríos ejecutadas en Piura, Tumbes y Lambayeque están a un 60% de implementación”.

Además, el ministro de Transportes y Comunicaciones, José Gallardo, planteó las medidas de prevención: “En el caso de las vías nacionales debemos prevenir tres tipos de riesgos: deslizamientos, afectaciones de puentes y las inundaciones, cada una requiere estrategias distintas”.

Esperamos que se puedan tomar todas las acciones necesarias para poder sobrellevar este fenómeno y que, a futuro, podamos incluir la variable Niño en nuestros planes, presupuestos y diseños de infraestructuras. Lampadia