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Elon Musk haría Twitter más abierto

Elon Musk haría Twitter más abierto

El gran innovador y disruptor sudafricano no quiere que las redes sociales sigan en su modorra controlista. “Mi fuerte sentido intuitivo es que tener una plataforma pública que sea de máxima confianza y ampliamente inclusiva es extremadamente importante para el futuro de la civilización. No me importa la economía en absoluto”.

  • Elon Musk revolucionó la industria del automóvil marcando el camino de la transición a los autos eléctricos, que hoy todos siguen.
  • Reconvirtió la industria aeroespacial haciendo cohetes reusables de bajo costo.
  • Sus agallas lo llevan ahora a apostar por la compra de Twitter (US$ 44,000 millones), sin aparentemente importarle las economías de la operación. Su ambición sería promover la inclusión y la libertad de expresión en el mundo de las redes sociales.

Sus antecedentes hacen que todo el mundo tome muy en serio esta nueva aventura. En primera instancia va a tener que enfrentar a los reguladores, especialmente a los europeos, que van en la dirección contraria a la de Musk, fijar reglas y más reglas. Y a todos los que se han aupado en la vorágine controlista y de lo políticamente correcto.

Por ejemplo, Facebook en el Perú, le ha encargado la supervisión de contenidos de los posts, al diario La República, que está comprometido políticamente, es obtusamente gobiernista y no se distingue precisamente por promover la veracidad, el gato de despensero.

Estamos seguros que el nuevo Twitter marcará la pauta de la libertad de expresión. Alas y buen destino Elon Musk. Lampadia

El tecno-rey de Twitter

Elon Musk quiere rediseñar la “plaza pública”

El ingeniero más conocido del mundo se plantea otro gran problema que resolver

The Economist
30 de abril de 2022

Las llorosas declaraciones sobre el futuro de la humanidad no suelen aparecer en los debates sobre adquisiciones apalancadas. Pero Elon Musk nunca se ha sentido atado por las convenciones. Cuando se le preguntó acerca de sus planes para comprar Twitter y hacerla privada, que fueron aprobados por el directorio de la empresa el 25 de abril, fue directo a la gran idea. “Mi fuerte sentido intuitivo es que tener una plataforma pública que sea de máxima confianza y ampliamente inclusiva es extremadamente importante para el futuro de la civilización. No me importa la economía en absoluto”.

Comparado con sus rivales, Facebook, Instagram y TikTok, Twitter es un pececillo. Pero el trato importa. Una de las razones es que el tamaño de Twitter desmiente su importancia. Como un lugar predilecto de políticos, expertos y expertos, hace mucho para establecer el clima político: una “plaza pública” digital, como lo expresó Musk.

Otra es que Musk hizo su nombre y su fortuna trastornando industrias. Esta vez, se enfrentará a un problema complicado de gran interés para los gobiernos de todo el mundo: cómo regular el discurso en línea. La mayoría prescribe cada vez más reglas. Pero Musk quiere ir por el otro lado, eliminando las restricciones en lugar de imponer otras nuevas. Los operadores de otras grandes redes sociales estarán atentos al experimento.

A primera vista, Musk, mejor conocido por los autos eléctricos y los cohetes reutilizables, parece un improbable magnate de las redes sociales. Pero una mirada más cercana sugiere que su adquisición de Twitter se ajusta a su enfoque empresarial. Musk, un ingeniero apasionado, le gusta tomar tecnologías de bajo rendimiento y mejorarlas. 

Tesla rompió el libro de reglas de la industria automotriz al reemplazar la gasolina con electricidad, deshacerse de los concesionarios y tratar a los automóviles como computadoras. SpaceX demostró que una startup hambrienta, que se mueve rápido y rompe cosas con un presupuesto relativamente reducido podría superar a los gigantes aeroespaciales que se volvieron cautelosos y gordos gracias a los generosos contratos gubernamentales. Ambas firmas fueron despedidas por titulares más grandes, hasta que un día no lo fueron.

Toda esa ingeniería y disrupción está animada por la propia concepción, a veces idiosincrásica, del bien social de Musk. 

El propósito de Tesla es empujar al mundo más rápidamente hacia una economía libre de carbono (un objetivo reivindicado por la velocidad a la que otros fabricantes de automóviles ahora están girando hacia los vehículos eléctricos). La ambición de SpaceX es tan grandiosa que a algunos comentaristas les cuesta creer que Musk sea sincero: establecer una presencia humana en Marte, algo que, si ocurriera una catástrofe en la Tierra, algún día podría resultar ser una póliza de seguro para la civilización.

Supongamos que Musk realmente está dispuesto a gastar miles de millones de dólares de su propio dinero para asegurar el “futuro de la civilización” (aunque tiene una cláusula de ruptura en caso de que se acobarde). La pregunta es si su visión de la libertad de expresión en Twitter es sensata.

Twitter se ajusta al patrón de Tesla y SpaceX, ofreciendo a Musk otro complejo sistema de ingeniería con el que jugar, y una gran razón para hacerlo. Las redes sociales implementan algoritmos para resaltar el contenido “atrayente”, utilizando una maraña de reglas que intentan mitigar los peores efectos secundarios, para vender mejor a los usuarios y a los anunciantes. Es un modelo de negocio lleno de inconsistencias y compensaciones no examinadas que parece listo para la disrupción. Que Musk quiera ser su agente tal vez no sea una sorpresa, ya que se inició como emprendedor en la década de 1990, cuando el tecno libertarismo y la lucha contra la censura eran las ideas que animaban Internet.

El hecho de que Musk sea multimillonario no debería descalificarlo para ser propietario de una importante empresa de medios. Ya ha expuesto algunas ideas para Twitter, muchas de ellas prudentes y sensatas. El alboroto resultante muestra cuán antiliberal se ha vuelto gran parte de la opinión en línea. Quiere menos prohibiciones directas y más suspensiones temporales. Los usuarios deben demostrar que no son bots. En caso de duda, opta por dejar los tweets, no eliminarlos.

Más importante aún, cree que los engranajes y engranajes del algoritmo de recomendación de Twitter, que decide qué tuits ve un usuario, deberían ser públicos. 

Los investigadores podrían examinarlo; otros programadores podrían modificarlo. Una versión menos propensa a promocionar contenido “interesante” (lo que, en la práctica, a menudo significa tuits que enfurecen, son controvertidos o simplemente tontos) podría bajar la temperatura de toda la plataforma, lo que facilitaría el trabajo de moderación y posiblemente llevaría a un debate que es más pensativo. O tal vez Twitter podría convertirse en una plataforma abierta, donde diferentes usuarios pueden elegir uno de los muchos algoritmos de terceros diferentes, o ninguno, según sus gustos. La moderación del contenido es el producto desordenado de las presiones políticas y sociales. Será fascinante ver con qué facilidad sucumbe a la ingeniería.

Musk no tendrá las manos completamente libres. Australia, Gran Bretaña, la UE e India han estado trabajando en la regulación tecnológica. Thierry Breton, un alto funcionario de la UE, señaló que “no son las reglas [del señor Musk] las que se aplicarán aquí”. Los otros inversores de Musk están nerviosos. Cuanto más tiempo dedique a Twitter, menos tendrá para sus otros emprendimientos. Las acciones de Tesla cayeron un 12% después de la noticia del acuerdo de Twitter.

La personalidad de Musk plantea un gran riesgo. Es inteligente, motivado y ferozmente trabajador. También puede ser pueril y vengativo, rasgos que se exhibieron en 2018 cuando acusó a un experto británico en rescate de cuevas, sin pruebas, de ser un “pedófilo”. Tales arrebatos son algo que viene de un usuario de Twitter con muchos seguidores. Pero cuando sea el dueño, surgirán dudas sobre si podrá resistir la tentación de explotar su nueva posición para perseguir sus propias obsesiones y vendettas.

El pájaro y el roble

Este periódico comparte las convicciones de libertad de expresión de Musk. Nadie tiene el monopolio de la sabiduría. Los expertos a veces se equivocan y los fanfarrones a veces tienen razón. Incluso en la era de Internet, la mejor respuesta a un mal argumento es una mejor. La moderación en muchas plataformas se ha vuelto de mano dura y aplicada arbitrariamente. Si el talento de Musk para sacudir las industrias puede ayudar a cortar el nudo gordiano del discurso en línea, todos se beneficiarán.

Pero también estamos interesados ​​en otro principio liberal, que las instituciones deberían ser más grandes que la persona que las dirige. Musk puede establecer nuevas reglas, pero debe verse que no desempeña ningún papel en su aplicación. Si realmente quiere convencer a los usuarios de que será un guardián imparcial de su “plaza pública digital”, podría implementar sus reformas y luego congelar su propia cuenta. Lampadia




La protección supra nacional de la Libertad de Expresión y Prensa

La protección supra nacional de la Libertad de Expresión y Prensa

Fausto Salinas Lovón
Desde Cusco
Para Lampadia

Continuando con la zaga de artículos referidos a cusqueños que no han escrito con tinta roja durante nuestro bicentenario, me ocupo esta vez del abogado cusqueño Víctor J. Guevara, nacido en 1879, elegido Alcalde del Cusco en 1906 a los 27 años, férreo defensor de la libertad que purgó cárcel y destierro por su oposición a las dictaduras de Augusto B. Leguía y Oscar R. Benavides, constituyente en 1931 e impulsor de la Liga Descentralista y la revista “la Sierra”.

Fue autor de obras como “El problema del Pacífico” en 1923, “Hacia Indolatinia” en 1926, “Filosofía del Supranacionalismo” en 1930 y “Las grandes cuestiones nacionales” en 1939, suscriptor del “Manifiesto” de 1955 contra la Ley de Seguridad Interior impuesta por la dictadura de Manuel A. Odría y autor de una obra precursora para su época “Mundialización de la prensa o de la expresión humana”.

Como constituyente entre 1931 y 1933, destacó por su defensa de la libertad individual y de las libertades de expresión, prensa, del derecho a voto para las mujeres (en tiempos en que la izquierda y el APRA se lo negaban por considerarlo un voto conservador), su defensa de la libertad irrestricta de culto y la descentralización.

Como abogado destacó por la defensa gratuita de la viuda y los huérfanos del asesinado diputado Rafael Grau (hijo de Miguel Grau), cruelmente asesinado en Apurímac por los Montesinos. También por la defensa del general Cirilo Ortega apresado por la sublevación contra Oscar R. Benavides. Como abogado de fuste, no estuvo exento de polémica por sus defensas y forma de patrocinio en el medio.

Sin embargo, Víctor J. Guevara destaca sobre todo por haber sido un tenaz defensor de la libertad de prensa, proponiendo para su defensa “una jurisdicción supranacional”, en la medida en que para él la libertad de expresión es el principal sostén de la libertad y la democracia. También propuso que la Liga de Nacionales, entidad precursora de la ONU, se encargue de la protección supranacional de la libertad de prensa. Sus ideas sobre la necesidad de contar con mecanismos e instancias de protección de la libertad de prensa son anteriores inclusive a la creación de la Sociedad Interamericana de Prensa que recién ve la luz de 1943 y, por supuesto, muy anteriores a la decisión de la Comisión de Derechos Humanos de impulsar la creación de la Relatoría Especial sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión en 1993, mediante un Mandato de ese año.

En tiempos en que los principales periodistas de oposición al nuevo gobierno deben emitir sus programas desde el exterior para evitar la persecución o el apresamiento por fiscales y jueces afines al régimen, en momentos en que se niega el acceso de la prensa a los actos oficinales, en momentos donde se amenaza expresamente a medios de televisión, canales y hasta a los diarios que editorializaban a favor del gobernante que acaba de asumir, encontrar en la historia local ideas como las de Víctor J. Guevara no solo es gratificante y moralmente reparador, sino otra fuente más de reivindicación intelectual para el pensamiento regional.




La utilización de redes sociales en campañas políticas

La utilización de redes sociales en campañas políticas

Macarena Granese
Centro de Estudios Públicos – CEP, Chile

El límite entre una sana regulación y adaptación de las leyes electorales a las plataformas online y una sobrerregulación que puede ser perjudicial para nuestra democracia y libertad de expresión es difuso; pero tenerlo claro es fundamental para poder avanzar en esta materia de forma adecuada.

  • Mucho se ha discutido acerca del poder de manipulación que ejercen las redes sociales sobre los votantes, de cómo han influido en la polarización de la ciudadanía y promovido la desinformación. Si bien estos problemas existen, este artículo plantea que regular desmedidamente la materia o hacerlo de forma inadecuada, puede socavar la libertad de expresión. Al mismo tiempo, no hacer nada al respecto también conllevaría un riesgo a nuestro sistema político, toda vez que la libertad de expresión tiene límites.
  • Se pretende encontrar un equilibrio entre el eficaz cumplimiento de las leyes electorales en las plataformas digitales, por una parte, y la libertad de expresión de los usuarios de estas redes, por la otra. Para lograr este objetivo, se analiza la experiencia comparada en la materia y los distintos caminos regulatorios que se han tomado al respecto. Así: 
    • La Unión Europea contempla un enorme proyecto legislativo que busca regular lo digital y establecer las líneas que deberán cumplir las grandes empresas tecnológicas. La futura normativa pretende aclarar el concepto de “contenido ilegal” y definir cuál es la responsabilidad de las plataformas con el contenido que se publica en ellas.
    • Reino Unido por su parte aborda el tema desde un tipo de regulación conocida como liberal paternalista. Esto implica estimular decisiones que son vistas como buenas (educando a la población y dando a conocer contenido verídico) pero sin sancionar la materia.
    • Alemania y Francia en cambio regulan la materia de tal forma que traen emparejado una censura desmedida por parte de los administradores de estas plataformas, que, por temor a una sanción pecuniaria, prefieren remover contenido perfectamente aceptable. En el caso francés la regulación permite que sea un juez quien decida si ese contenido debe o no ser removido, lo que quita de la competencia de estas plataformas la aplicación de la ley. Ello no ocurre en Alemania, donde son las mismas plataformas quienes deciden cuando un contenido es perjudicial.
    • Caso diametralmente opuesto es el de Estados Unidos, en donde al no haber ninguna regulación al respecto, han sido los gigantes tecnológicos quienes han implementado sus propias políticas.
    • Por último, se analiza el caso de Panamá, donde existe una coordinación entre el Tribunal Electoral de aquel país y los administradores de las redes sociales, junto con una normativa clara y definida al respecto.
  • Finalmente, se analiza la legislación chilena en la materia y las medidas que podrían implementarse para mejorar la situación existente. Se plantea que el Servicio Electoral, mediante su potestad reglamentaria, podría adaptar la legislación electoral al contexto de las plataformas digitales para hacer frente al complejo escenario que implican las campañas electorales en las redes sociales. Lampadia



El camino recorrido de los perdedores

El camino recorrido de los perdedores

Alejandra Benavides
Para Lampadia

En la segunda vuelta electoral, la pregunta que debemos hacernos es una muy simple, ¿qué país aspiramos ser? En base a esa reflexión, la decisión resulta muy fácil. Votar por Castillo atenta contra todo principio que compone una democracia liberal, reduciendo al hombre a un ser sometido a los antojos de una élite que decide todo por él, que lo anula y que no lo reconoce como un individuo.

De acuerdo al plan de gobierno de Perú Libre y las declaraciones de Pedro Castillo y Vladimir Cerrón, líder del partido, el camino al que nos quisieran llevar es al de Venezuela, Argentina o Bolivia de hoy. Añoran el protagonismo del Estado en todos los aspectos de la economía y la sociedad, tienen total irrespeto a la propiedad privada y desdén por las instituciones – en forma y fondo y consideran la libertad de expresión como un obstáculo a sus pretensiones. Sorprende que a estas alturas del sigo 21, con la información objetiva que conocemos, existan quienes aspiran ser como los países más empobrecidos y reducidos de todo el mundo.

En 1960, Venezuela y Argentina tenían un PBI per cápita de alrededor de US$1,000 (dólares corrientes) – el doble que países como Chile y Singapur en ese mismo año, mientras que Korea del Sur tenía un PBI per cápita inclusive menor al de Perú. Sin embargo, Chile, Singapur y Korea del Sur se embarcaron en un proceso de modernización, apertura de mercado e inversión para mejorar educación, salud e infraestructura. Al 2014 (último año en que Venezuela tiene indicadores para el Banco Mundial y fallecimiento de Hugo Chávez), Chile tiene un PBI per cápita similar al de Argentina y Venezuela, el PBI de Singapur es 4 veces el de Venezuela y el de Korea del Sur es casi 3 veces el de Argentina. Al 2020, Venezuela tiene una pobreza monetaria de 96% – es decir, casi todos sus habitantes son pobres, y Argentina, una pobreza monetaria de alrededor de 40%, mientras que Chile tiene 10% de pobreza – cercana a la de EEUU. En el caso de Bolivia, la pobreza alcanza 39% – que si bien se ha reducido en las últimas décadas a paso lento, el PBI per cápita del país vecino es de los más bajos del mundo, menor que el de Costa de Marfil y Azerbaijan, a pesar de tener importantes recursos naturales. Asimismo, Evo Morales ha solventado sus políticas populistas con el incremento de deuda pública y uso indiscriminado de reservas. Ante una decreciente inversión privada, el modelo de Bolivia resulta insostenible.  

No necesitamos una bola mágica para ver lo que sería un futuro con Castillo y Cerrón (y el Foro de Sao Paulo) a la cabeza. No necesitamos “conocer las propuestas”, como muchos opinólogos dicen, pues si bien es bueno conocerlas y entenderlas en el contexto del plan de gobierno, más importante es entender cuáles son los ideales del candidato, su cosmovisión del mundo. Por lo tanto, preguntémonos si queremos ser Venezuela-Argentina-Bolivia, o si queremos ser, en un futuro, como Chile-Korea del Sur-Singapur. Lampadia

Referencias

https://www.reuters.com/article/venezuela-poverty/venezuela-poverty-rate-surges-amid-economic-collapse-inflation-study-idINL1N2EE1MG

https://www.nbcnews.com/news/latino/argentina-nearly-half-poverty-coronavirus-deepens-economic-crisis-n1241704

https://www.worldbank.org/en/country/bolivia/overview

https://www.americaeconomia.com/economia-mercados/finanzas/deuda-externa-de-bolivia-llega-su-maximo-historico

https://data.worldbank.org/indicator/NY.GDP.PCAP.PP.CD?end=2019&locations=VE-PE-AR-CL-SG-KR&most_recent_year_desc=false&start=1990&year=1980




La censura de las Big Tech

La censura de las Big Tech

El cierre de las cuentas de Twitter y Facebook del ex presidente Donald Trump ha sido alabado por diversos medios de la prensa internacional y políticos de oposición, quienes inclusive lo calificaron como un paso necesario para aminorar los niveles de violencia en EEUU, tras el asalto al Capitolio de Washington.

Pero lo que aparentemente se ve como una buena iniciativa que busca resguardar la derruida democracia estadounidense – analizada con cabeza fría – esconde un duro golpe a la libertad de expresión y refleja el alto poder que concentran las Big Tech para censurar las opiniones que no se emplacen con el pensamiento hegemónico de las mayorías.

Un reciente artículo de The Economist que compartimos líneas abajo incide en este tema y da el precedente de por qué suspender no solo cuentas, sino redes sociales enteras – como pasó también con Parler – no era ni de cerca la mejor solución para evitar una mayor incitación a la violencia en EEUU.

Como ya hemos comentado en anteriores oportunidades (ver Lampadia: Una carta por la libertad de expresión), el embate cultural en redes sociales se ha tornado en estos tiempos una suerte de inquisición para los que no piensen igual que las mayorías, escalando inclusive a censuras y como ha pasado recientemente con Trump en cierres de cuentas. Algo nada saludable para la libertad de expresión y que podría ser usado en el extremo para aplastar enemigos políticos de un régimen particular o que no se encuentre afín a ellos.

En todo caso, como propone The Economist se deberían estandarizar los casos en que ciertas declaraciones pueden ser consideradas incitaciones de violencia, para lo cual podría justificarse una censura – como pasa por ejemplo con material visual pornográfico o de violencia que no puede ser publicado en redes sociales– pero de ninguna manera censurarse por completo a la persona.

Con todo lo contra que podamos estar o nos desagraden las declaraciones de Trump (ver Lampadia: Los estragos de Trump) y otros líderes de opinión, se debe en primer lugar propender el debate de ideas y no coartar directamente la libertad de expresión. Finalmente serán las mismas personas las que opten por tomar el pensamiento que consideren correcto. Lampadia

Libertad de expresión
Big tech y censura

Silicon Valley no debería tener control sobre la libertad de expresión

The Economist
16 de enero, 2021
Traducida y comentada por Lampadia

La primera reacción de muchas personas fue de alivio. El 6 de enero, con 14 días restantes de su mandato, el presidente de redes sociales fue suspendido de Twitter después de años de lanzar abusos, mentiras y tonterías a la esfera pública. Poco después, muchos de sus compinches y seguidores también fueron cerrados en línea por Silicon Valley. El final de su cacofonía fue maravilloso. Pero la paz oculta una limitación de la libertad de expresión que es escalofriante para EEUU y para todas las democracias.

Las prohibiciones que siguieron al asalto al Capitolio fueron caóticas. El 7 de enero, Facebook emitió una suspensión “indefinida” de Donald Trump. Twitter siguió con una prohibición permanente un día después. Snapchat y YouTube lo prohibieron. Se suspendieron una serie de otras cuentas. Google y Apple sacaron a Parler, una pequeña red social popular entre la extrema derecha, de sus tiendas de aplicaciones y Amazon sacó a Parler de su servicio en la nube, obligándolo a desconectarse por completo.

¿Seguramente esto era aceptable frente a una turba alborotada? Legalmente, las empresas privadas pueden hacer lo que quieran. Sin embargo, algunas decisiones carecieron de coherencia o proporcionalidad. Aunque Twitter citó un “riesgo de mayor incitación a la violencia” por parte de Trump, los tweets que señaló no cruzaron el umbral legal común que define un abuso del derecho constitucional a la libertad de expresión. Mientras tanto, el ayatolá Ali Khamenei todavía está en Twitter y las amenazas de muerte son fáciles de encontrar en línea. Las empresas deberían haberse centrado en posteos individuales de incitación. En cambio, han prohibido a las personas, incluido el presidente, alejando las voces marginales del mainstream. En algunos casos era necesario actuar, como en el caso de los intercambios violentos y mal vigilados de Parler, pero en general no existía una prueba clara de cuándo debía prohibirse el habla. La infraestructura de Internet, incluidos los servicios de computación en la nube, que deberían ser neutrales, corre el riesgo de verse envueltos en batallas partidistas divisivas.

El otro problema es quién tomó las decisiones. La concentración de la industria tecnológica significa que unos pocos ejecutivos no electos y que no rinden cuentas tienen el control. Quizás su intención realmente sea proteger la democracia, pero también pueden tener otros motivos menos elevados. Algunos demócratas aplaudieron, pero deberían evaluar cualquier nuevo régimen de expresión basado en su aplicación más amplia. De lo contrario, un acto que silenció a sus enemigos la semana pasada podría convertirse en un precedente para silenciarlos en el futuro. Los lamentos fueron reveladores. Angela Merkel, líder de Alemania, dijo que las empresas privadas no deberían determinar las reglas de expresión. Alexei Navalny, un disidente ruso, denunció un “acto inaceptable de censura”. Incluso Jack Dorsey, director ejecutivo de Twitter, lo llamó un “precedente peligroso”.

Existe una mejor manera de lidiar con el discurso en línea. Hacer que la industria sea más competitiva ayudaría al diluir la influencia de las empresas individuales y al estimular nuevos modelos comerciales que no dependan de la viralidad. Pero mientras la industria sea un oligopolio, se necesita otro enfoque. El primer paso es definir una prueba de lo que debe censurarse. En EEUU eso debería basarse en la protección constitucional del discurso. Si las empresas quieren ir más allá al adjuntar advertencias o limitar el contenido legal, deben ser transparentes y predecibles. Los juicios difíciles deben recaer en juntas independientes no estatutarias que otorguen a las personas el derecho de apelación.

Más del 80% de los usuarios de Twitter y Facebook viven fuera de EEUU. En la mayoría de los países, las empresas de tecnología deben adherirse a las leyes locales sobre el discurso, por ejemplo, las reglas de Alemania sobre el discurso del odio. En autocracias, como Bielorrusia, deberían respetar los estándares que observan en EEUU. Una vez más, los consejos de comunicación podrían guiar los juicios sobre qué estándares se aplican en qué país. Esto puede dañar a las empresas estadounidenses en más lugares: esta semana Uganda prohibió Facebook y Twitter antes de una elección polémica.

EEUU necesita resolver su crisis constitucional a través de un proceso político, no de censura. Y el mundo debe buscar una mejor manera de lidiar con el discurso en línea que permitir que los oligopolios tecnológicos tomen el control de las libertades fundamentales. Lampadia




Las protestas de los artistas cubanos

Las protestas de los artistas cubanos

Recientemente se ha hecho visible un movimiento reaccionario a la dictadura cubana, cuyo epicentro se desarrolla en San Isidro, un barrio pobre de La Habana, y que comprende básicamente a artistas. Músicos, entre otras personas, que realizan actividades de alguna índole cultural.

Como muestra The Economist en un artículo que compartimos líneas abajo, resulta interesante que a pesar de no contar con una multitudinaria comitiva, sus reclamos han hecho mella en el régimen castrista, al punto de reversar parcialmente las censuras contra este grupo y generar diálogos activos con ellos. Por supuesto también se destaca el hecho que personas asociadas a las artes reclamen directamente hacia una dictadura de izquierda, cuando usualmente lo que se ha observado en nuestra región es normalmente son funcionales tanto a las ideológicas progresistas como a movimientos radicales.

Y es que ya no se puede permitir que la dictadura castrista siga controlando hasta el contenido en la difusión de las artes, algo que se suma a otras libertades coartadas desde el inicio de la tiranía castrista, como la libertad de expresión y las libertades económicas, las cuales han sumido a los cubanos en la miseria y la mendicidad. Prácticamente toda la población sufre de la escasez de bienes básicos y se debate en la pobreza extrema. Todo ello debe llamar a los cubanos a extender este tipo de protestas para finalmente derrocar un régimen que ya está enquistado por más de 70 años con desastrosas consecuencias en todos los ámbitos de su sociedad.

Así como sucedió en Bolivia con Evo, cuyo sorpresivo derrocamiento se dio por un levantamiento popular contra el fraude electoral, ya es hora de que pase algo parecido también en Cuba y por qué no, en Venezuela. Esperamos que no tengan que transcurrir más años para que ello suceda y que el “Movimiento San Isidro” sirva de punto de apoyo de todas las manifestaciones políticas que estén cansadas de la represión sistemática de las libertades por parte del régimen cubano.

Veamos el artículo de The Economist sobre el MSI. Lampadia

El arte de la disensión
El Movimiento San Isidro desafía al régimen cubano

El gobierno ha respondido con represión. Pero el movimiento de los disidentes ve señales de progreso

The Economist
5 de diciembre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

La puerta de entrada de Damas 855, un edificio destartalado en San Isidro, un barrio pobre de La Habana, se partió como una espoleta cuando agentes de seguridad la atravesaron la noche del 26 de noviembre. El candado y la cadena cayeron al suelo. Los agentes, vestidos con batas médicas, detuvieron a 14 personas (su pretexto era que uno de los vecinos había violado un protocolo de prueba del covid-19). Se habían encerrado durante ocho días para protestar por la detención de Denis Solís, un joven rapero que había sido acusado de irrespeto a la autoridad y condenado a ocho meses de prisión. Algunos de los habitantes de Damas 855 estaban en huelga de hambre y sed. Los coches de la policía se llevaron a los detenidos. Facebook, YouTube e Instagram cayeron en la mayor parte de la isla durante aproximadamente una hora. Las conexiones han sido irregulares desde entonces.

Para los defensores de la revolución cubana de 62 años, los partidarios del Movimiento San Isidro (MSI) son réprobos. En Twitter, el presidente del país, Miguel Díaz-Canel, lo calificó como un “espectáculo imperial para destruir nuestra identidad y volver a subyugarnos”. Una foto del presidente Donald Trump acompañó al tuit. Los medios estatales se hicieron eco del mensaje.

Algunos cubanos tienen una visión más amable del movimiento, que incluye artistas, académicos, periodistas, raperos, poetas y científicos que abogan por una expresión más libre y más democracia de la que permite el régimen comunista. Sus líderes son Luis Manuel Otero, artista de performance, y Maykel “El Osorbo” Castillo, un músico que se cosió los labios en la cárcel en agosto. Se reúnen en una parte de La Habana Vieja donde los residentes principalmente negros viven en viviendas destartaladas a la sombra de hoteles de lujo. Cuando un balcón se derrumbó en enero y mató a tres niñas, Otero usó un casco durante nueve días para honrarlas. Ha sido arrestado más de 20 veces en los últimos dos años. Su huelga de hambre lo llevó al hospital.

El movimiento se inició en septiembre de 2018 en respuesta al Decreto 349, que proponía restringir la actividad cultural no autorizada por el Ministerio de Cultura. Después de una protesta ese mes fuera de la legislatura cubana, el gobierno suspendió la aplicación del decreto. Eso no le ha impedido silenciar las voces que no le gustan.

El MSI no es comparable al movimiento de masas de Bielorrusia para derrocar una dictadura. Cuba no tiene ese movimiento, aunque los activistas a favor de la democracia se encuentran entre las 1,800 personas que han sido arrestadas arbitrariamente en los primeros ocho meses de 2020, según Human Rights Watch. El MSI tiene más en común con otras protestas locales recientes que le han arrancado pequeñas concesiones al régimen.

En agosto de 2017, los cuentapropistas (empresarios) propusieron reformas, como el derecho a incorporarse, al Ministerio de Trabajo. Inicialmente fueron rechazados. El gobierno forzó la cancelación de eventos destinados a ayudar a los empresarios en ciernes. Cuando en 2018 amenazó con restringir a cada empresario a una sola línea de negocio, los cuentapropistas, que dirigen gran parte de la industria turística económicamente vital, dijeron que harían huelga. Se suavizaron las reglas.

Un choque entre los jugadores que improvisaron SNET, una intranet privada y el ministerio de Comunicaciones, se desarrolló de manera similar, aunque el gobierno rindió menos. En una isla con conectividad deficiente y costosa, la red era una forma para que los jugadores jugaran entre sí, a menudo juegos que habían creado. Cuando el gobierno restringió el uso de tales redes y amenazó con confiscar el equipo en mayo de 2019, los usuarios de SNET quedaron devastados. Varias decenas se reunieron en el ministerio para protestar. Los coches de policía los rodearon rápidamente. El gobierno finalmente decidió que se permitiría SNET y su hardware, pero bajo la supervisión de los clubes de informática juvenil estatales.

Al igual que los cuentapropistas y los jugadores de SNET, el MSI comenzó en respuesta a una amenaza a las actividades privadas de sus miembros. Pero tiene más potencial para crecer. Al día siguiente de la redada de Damas 855, cerca de 300 personas, muchas de ellas simpatizantes de otros movimientos, se reunieron fuera del Ministerio de Cultura y se negaron a irse hasta que el viceministro, Fernando Rojas, accediera a reunirse con ellos. Las fuerzas de seguridad y los “grupos de respuesta rápida”, entrenados para gritar consignas comunistas a los escépticos, inundaron la zona. Agentes vestidos de civiles tomaron fotos y grabaron videos.

Rojas se reunió con unos 30 activistas durante casi cinco horas del 27 al 28 de noviembre y prometió más diálogo. Pero el gobierno luego lanzó una campaña mediática contra el MSI. La policía persiguió a Otero después de su alta del hospital.

Aun así, el movimiento cree que ha avanzado. El encuentro fuera del Ministerio de Cultura es un signo de una “discordancia colectiva” emergente, dice Carlos Manuel Álvarez, uno de los detenidos de Damas 855 y cofundador de “El Estornudo”, una revista en línea independiente. Él ve eso como una amenaza directa a la cultura de sumisión exigida por el régimen. Su acuerdo para reunirse con los participantes en una protesta tan grande “no tuvo precedentes”, dice Camila Ramírez Lobón, una artista visual que se unió al encuentro con Rojas. Artistas que son populares y aceptables para el régimen, como Fernando Pérez, director de cine, y Leoni Torres, músico, han respaldado públicamente al MSI.

Internet, por poco fiable que sea, hace que estos movimientos sean más difíciles de controlar. Más del 60% de los cubanos tienen acceso a una conexión. Eso ha llevado a “una explosión de activismo cívico” entre grupos que abogan por causas como el feminismo, los derechos de los homosexuales y los derechos de los animales, dice José Jasán Nieves, editor de El Toque (“The Touch”), una publicación en línea independiente. Algunos estaban en la protesta del ministerio de cultura. Si unen fuerzas con más frecuencia, podrían desafiar al gobierno de manera más efectiva.

El gobernante Partido Comunista de Cuba, dividido entre la línea dura que recuerda la revolución y los funcionarios más jóvenes que son un poco más liberales, no está a punto de ceder. El 1 de diciembre, el gobierno liberó a Silverio Portal Contreras, un prominente preso político (y partidario de Trump, que ha impuesto sanciones al régimen cubano). Eso probablemente no sea una señal de que el régimen se esté volviendo tolerante con la disidencia. Lo más probable es que fuera una forma de calmar la ira por la redada de San Isidro.

La mayoría de los cubanos, que hacen cola durante horas para conseguir huevos o gallinas, a menudo para volver a casa con las manos vacías, tienen poco interés en las acciones de agitadores como los de MSI. Su sufrimiento ha empeorado desde que la pandemia cerró el turismo. Pero una vacuna, y quizás una suavización de las sanciones estadounidenses por parte de la administración entrante de Biden, podría eventualmente aliviar la escasez. Más cubanos podrían preguntarse entonces por qué tienen tan poca libertad. Lampadia




El asesinato de Samuel Paty

El asesinato de Samuel Paty

Tras el terrible asesinato de Samuel Paty – un profesor de una escuela secundaria francesa que expuso a sus alumnos unas caricaturas de Mahoma que fue decapitado días después – el pasado 19 de octubre, el fantasma del terrorismo islámico y su búsqueda de censura a la libertad de expresión vuelve a asolar las portadas de occidente, 5 años después del sangriento asalto a las oficinas de la revista satírica francesa “Charlie Hebdo” (ver Lampadia: Un ataque asesino contra la libertad de expresión).

Un reciente artículo publicado por The Economist que compartimos líneas abajo incide en el trasfondo cultural y religioso que precedió al cruento suceso. Como se comenta, si bien existen indicios de discriminación hacia la comunidad musulmana en el país francés, ello de ninguna manera puede exculpar un asesinato como este, el cual además sirve de recuento para otros cientos de casos registrados en los últimos años.

Pero lo realmente grave sigue siendo la persistente búsqueda de estos fundamentalistas para sembrar miedo con violencia de lo que en buena cuenta sostiene el modelo de democracia que defendemos en Lampadia: la libertad de poder expresar contenido visual o textual ofensivo sin esperar represalia alguna.

En este sentido, debemos saludar la reacción inmediata que tuvo el presidente Macron en declarar que su nación no claudicará en la publicación de sus caricaturas. No hay pues razón alguna para justificar una ejecución por publicar un dibujo o expresar ideas que pueden resultarles ofensivas a cualquier grupo por más mayoritario que sea.

Y respecto a los grupos terroristas que siguen sembrando terror en la UE, nuestras más muestra de repudio, y esperamos que estos eventualmente puedan ser reducidos o eliminados en su totalidad conforme se siguen desplegando los planes de inteligencia en los respectivos países que son víctimas de ellos. Lampadia

Los herederos de Voltaire
Francia tiene razón al defender la libertad de expresión

Nadie tiene derecho a no sentirse ofendido

The Economist
5 de noviembre, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Samuel Paty les dijo a sus alumnos que miraran hacia otro lado si podían sentirse ofendidos. Sabía que los musulmanes consideran blasfemas las caricaturas del profeta Mahoma. Pero dado que las imágenes en cuestión fueron publicadas por Charlie Hebdo, una revista satírica francesa cuyo personal fue masacrado por yihadistas en 2015, también fueron relevantes para una clase sobre libertad de expresión. El maestro pensó que sus alumnos tenían la edad suficiente para decidir por sí mismos. Por esto, fue decapitado.

En la era de las redes sociales, la indignación puede volverse global rápidamente. El padre que denunció a Paty no estaba en el salón de clases y mintió cuando dijo que su hija había estado. El yihadista que mató al maestro lo hizo después de ver un video de Facebook publicado por ese padre. Y cuando Emmanuel Macron, presidente de Francia, condenó el asesinato y defendió la libertad de expresión, los líderes de varios países musulmanes lo acusaron de islamofobia. Entre ellos se encontraban el presidente de Turquía, que encierra a miles de musulmanes por pertenecer al grupo religioso equivocado, y el primer ministro de Pakistán, que parece más molesto por los acontecimientos en un aula en Francia que en el gulag de un millón de musulmanes de su vecina China.

Los políticos sin escrúpulos siempre han provocado la indignación racial o sectaria para unir a sus partidarios y distraer la atención de sus propios defectos. Pero algunos críticos parecen creer sinceramente que Francia es la causa, más que la víctima, de los ataques yihadistas en su territorio. A menudo señalan su tradición de laicidad o secularismo. Esto fue consolidado por ley en 1905, después de una larga lucha con la Iglesia Católica. Protege el derecho a creer o no creer y separa la religión de la vida pública. Ningún presidente francés podría prestar juramento sobre un libro sagrado. Ninguna escuela pública francesa podría organizar un belén. Algunos sienten que tales reglas discriminan a los musulmanes. La prohibición de los símbolos religiosos “conspicuos” en las escuelas públicas incluye el crucifijo, pero algunos musulmanes todavía resienten el hecho de que ellos (o sus hijas) deban quitarse el velo en la puerta de la escuela. Cuando Macron anunció recientemente una ofensiva contra los signos del “separatismo islamista”, como la educación en el hogar, que ve como un pretexto para la enseñanza radicalizada, fue acusado de “armar” el secularismo contra los musulmanes.

Lo más controvertido de todo para algunos musulmanes es que la ley francesa protege el derecho a blasfemar e insultar a cualquier religión, aunque no a discriminar a un individuo por sus creencias religiosas. Algunos ven esto, erróneamente, como una campaña francesa para insultar al islam. Se han llevado a cabo boicots de productos franceses y protestas contra Macron desde Estambul hasta Islamabad.

La discriminación contra los musulmanes es un problema real en Francia, como reconoce implícitamente Macron. Es más probable que los empleadores eliminen sus solicitudes de empleo. Macron se ha comprometido a luchar contra el racismo y mejorar las oportunidades para las personas de los barrios desfavorecidos, “de cualquier color de piel, origen o religión”. Tendrá su trabajo cortado, incluso sin que sus propios ministros lo socaven al quejarse absurdamente sobre la existencia de estantes separados para alimentos halal en los supermercados.

Sin embargo, es importante no perder de vista dos puntos de contexto. Primero, más de 250 personas han muerto en ataques terroristas islamistas en Francia desde 2015. El año pasado fueron arrestados más sospechosos de terrorismo yihadista en Francia que en cualquier otro país de la UE. Los servicios de inteligencia franceses advierten que los radicales están librando una guerra por las mentes de los jóvenes, especialmente online, para ganar reclutas para la violencia. Francia tiene razón en estar más preocupada que la mayoría y tratar de responder con firmeza.

En segundo lugar, Francia también tiene razón al defender la libertad de expresión. Una religión es un conjunto de ideas y, por lo tanto, está abierta al debate e incluso a la burla. Los oradores considerados intentarán no ofender gratuitamente. Pero los gobiernos no deberían obligarlos a ser inofensivos. Si lo hicieran, todos tendrían que censurarse a sí mismos, por temor a ofender a la persona más fácilmente ofendida del público. Y como descubrió Paty, una audiencia puede incluir a cualquier persona en la Tierra que tenga un teléfono.

El estado francés nunca debe dar la impresión de que respalda la blasfemia, pero es correcto proteger a los blasfemos, así como es correcto proteger a quienes se quejan de ellos, siempre que no defiendan la violencia. Como han señalado muchos musulmanes reflexivos en Francia y en otros lugares, no importa lo ofendido que se sienta, la respuesta al discurso no son cuchillos: es más discurso. Lampadia




Una carta por la libertad de expresión

Una carta por la libertad de expresión

A continuación compartimos “Una carta sobre justicia y debate abierto”, un reciente pronunciamiento publicado en Harper’s Magazine de 150 intelectuales en contra del creciente embate cultural que vienen arreciendo las izquierdas progresistas en el mundo occidental que, como hemos comentado anteriormente, ya se encuentra reprimiendo las libertades de expresión y llevándonos a una suerte de establishment de lo ‘políticamente correcto’ en todas las esferas públicas, con todas las censuras que esto conlleva (ver Lampadia: El oscurantismo toca la puerta).

Cabe resaltar que si bien estos movimientos ya tenían varios años acogiéndose en el posmodernismo para relativizar la verdad, desde que afloró lo sucedido con la muerte de George Floyd en EEUU, la violencia se ha convertido en su nuevo modus operandi al punto de destruir monumentos históricos, consintiendo inclusive la idea de la abolición de las fuerzas del orden – como sucedió con el movimiento Black Lives Matters en EEUU) – y despojando a todo aquel que no se emplace o se pronuncie en contra de estas acciones.

Este asedio inquisitorial no puede pasar desapercibido por periodistas, académicos y ninguna persona de la sociedad civil que vea peligrar el solo hecho de emitir opiniones contrapuestas a las de las grandes mayorías. Nos sumamos a este esfuerzo intelectual pues por defender el uso libre de las ideas y a no silenciarlas. De lo contrario, regresaremos a esas épocas oscuras en las que emitir ciertas opiniones o juicios conllevaban severas represalias hacia las personas que las dictaminaban. Lampadia

Una carta sobre justicia y debate abierto

150 intelectuales alzan la voz contra el auge de la intolerancia en la izquierda

Margaret Atwood, Noam Chomsky, J. K. Rowling y Martin Amis figuran entre los firmantes de la carta

150 intelectuales han firmado una carta abierta, publicada por la revista estadounidense Harper’s Magazinecontra el auge de la intolerancia en ciertos sectores del activismo progresista. Entre los firmantes se encuentran escritores, académicos y artistas como Margaret Atwood, Martin Amis, Noam Chomsky, J. K. Rowling, Steven Pinker, John Banville, Gloria Steinem y Wynton Marsalis.

Harper’s Magazine
7 de julio, 2020
Traducida y comentada por
Lampadia

Nuestras instituciones culturales se enfrentan a un momento de prueba. Las poderosas protestas por la justicia racial y social están llevando a demandas atrasadas de reforma policial, junto con llamamientos más amplios para una mayor igualdad e inclusión en nuestra sociedad, especialmente en la educación superior, el periodismo, la filantropía y las artes. Pero este cálculo necesario también ha intensificado un nuevo conjunto de actitudes morales y compromisos políticos que tienden a debilitar nuestras normas de debate abierto y la tolerancia de las diferencias a favor de la conformidad ideológica. Mientras aplaudimos el primer desarrollo, también levantamos nuestras voces contra el segundo. Las fuerzas del iliberalismo están ganando fuerza en todo el mundo y tienen un poderoso aliado en Donald Trump, que representa una amenaza real para la democracia. Pero no se debe permitir que la resistencia se endurezca en su propio tipo de dogma o coerción, que los demagogos de derecha ya están explotando. La inclusión democrática que queremos se puede lograr solo si hablamos en contra del clima intolerante que se ha establecido en todos los lados.

El libre intercambio de información e ideas, el alma de una sociedad liberal, se está volviendo cada vez más restringido. Si bien hemos llegado a esperar esto en la derecha radical, la censura también se está extendiendo más ampliamente en nuestra cultura: una intolerancia de puntos de vista opuestos, una moda para la vergüenza pública y el ostracismo, y la tendencia a disolver cuestiones políticas complejas en una certeza moral irrevocable. Mantenemos el valor de la contra-voz robusta e incluso cáustica de todos los sectores. Pero ahora es demasiado común escuchar llamados a represalias rápidas y severas en respuesta a las transgresiones percibidas del habla y el pensamiento. Más preocupante aún, los líderes institucionales, en un espíritu de control de daños en pánico, están aplicando castigos apresurados y desproporcionados en lugar de reformas consideradas.

  • Los editores son despedidos por dirigir piezas controvertidas;
  • los libros son retirados por presunta falta de autenticidad;
  • los periodistas tienen prohibido escribir sobre ciertos temas;
  • los profesores son investigados por citar trabajos de literatura en clase;
  • un investigador es despedido por distribuir un estudio académico revisado por pares; y
  • los jefes de las organizaciones son expulsados ​​por lo que a veces son simples errores torpes.

Cualesquiera que sean los argumentos en torno a cada incidente en particular, el resultado ha sido estrechar constantemente los límites de lo que se puede decir sin la amenaza de represalias. Ya estamos pagando el precio con mayor aversión al riesgo entre escritores, artistas y periodistas que temen por su sustento si se apartan del consenso, o incluso carecen de suficiente celo en el acuerdo.

Esta atmósfera sofocante dañará en última instancia las causas más vitales de nuestro tiempo. La restricción del debate, ya sea por parte de un gobierno represivo o una sociedad intolerante, invariablemente perjudica a quienes carecen de poder y hace que todos sean menos capaces de participar democráticamente. La forma de derrotar las malas ideas es mediante la exposición, la discusión y la persuasión, no tratando de silenciarlas o desearlas. Rechazamos cualquier elección falsa entre justicia y libertad, que no puede existir la una sin la otra. Como escritores, necesitamos una cultura que nos deje espacio para la experimentación, la toma de riesgos e incluso los errores. Necesitamos preservar la posibilidad de desacuerdos de buena fe sin consecuencias profesionales nefastas. Si no defendemos exactamente de lo que depende nuestro trabajo, no deberíamos esperar que el público o el estado lo defiendan por nosotros.

Firmas …

Lampadia




Hong Kong en la recta final

Hong Kong en la recta final

Beijing atesta un nuevo golpe a Hong Kong que podría ser el definitivo para terminar de reprimir las libertades civiles de sus ciudadanos: la aprobación de un proyecto de ley que tipifica a cualquier acción de protesta contra el régimen como terrorista, con la consecuente pena de cadena perpetua. Lo que es peor, de considerarse pertinente, las cortes chinas pueden proseguir con la extradición a territorio chino con la posibilidad latente de ejecución.

Como advertimos a fines del año pasado en Lampadia: Persiste la lucha por la democracia en Hong Kong, los hongkoneses venían pidiendo la emancipación de su país del yugo chino por los evidentes excesos contra la libertad de expresión, de culto y de adherencia ideológica que venía acometiendo el régimen, los cuales se expandían inclusive a Taiwán. Una vez aflorada la pandemia a inicios de este año, esta le sirvió como excusa perfecta al gobierno chino para prohibir las protestas; pero ante el anuncio de una imposición futura de la hoy promulgada ley, el descontento retorno con fuerza a las calles. Y hoy que el mencionado proyecto de ley empieza a tener vigencia, se puede decir con total certeza que, a pesar de haber sido históricamente el principal canal sobre el cual fluían los grandes capitales extranjeros a China – a consecuencia de sus amplias libertades económicas – el gobierno chino no escatima en ponderar con mayor importancia la proyección de su modelo político autoritario. Ello también elimina toda posibilidad del acceso a la democracia de Hong Kong, otras de sus tan ansiadas demandas.

Cabe resaltar que, si bien existe la iniciativa del Reino Unido de acoger 3 millones de hongkoneses a su territorio en pos de apoyo, no hay nada formal al respecto, además que el mismo mal manejo de la pandemia por parte de Boris Johnson en su país merma las ya pocas posibilidades de ayuda al respecto. La suerte de Hong Kong entonces parece estar echada. Probablemente quedará como uno de los últimos bastiones que defendieron el liberalismo en todas sus formas frente a los movimientos autoritarios que tanto han empezado a asolar nuestro mundo – alzando las banderas del nacionalismo – desde que la globalización empezó a perder fuerza la década pasada.

Que lo que está sucediendo en Hong Kong sirva de lección en nuestro país para desechar este tipo de movimientos que al final siempre terminan por imponerse a la fuerza, sin respetar las libertades democráticas. Lampadia

Un nuevo proyecto de ley de seguridad nacional para intimidar a Hong Kong

Más duro que las predicciones más sombrías

The Economist
2 de julio, 2020
Traducida y comentada por Lampadia

Un funcionario chino de Asenior lo llamó un “regalo de cumpleaños” para Hong Kong. Fue una elección escalofriante para el mayor golpe a las libertades del territorio desde que Gran Bretaña se lo devolvió a China en 1997. Cerca de la medianoche del 30 de junio, en vísperas de las celebraciones oficiales del aniversario de la entrega, China impuso un draconiano proyecto de ley de seguridad nacional en Hong Kong. Le da al gobierno de Beijing un poder absoluto para aplastar a los disidentes en el territorio utilizando su propia policía secreta e incluso sus propios tribunales.

La nueva ley se refiere a crímenes que involucran secesión, subversión, terrorismo y colusión con fuerzas extranjeras. La constitución posterior a la entrega de Hong Kong, la Ley Básica, había requerido que el territorio aprobara su propia legislación sobre tales delitos. Pero la oposición local había obstaculizado los esfuerzos del gobierno para hacerlo. Los disturbios durante el año pasado, que los funcionarios chinos llaman un intento de “revolución de color”, causaron que el Partido Comunista perdiera la paciencia. En mayo anunció que haría el trabajo por sí mismo.

La ley fue redactada en secreto por los legisladores de Beijing, ni siquiera el gobierno de Hong Kong mostró su contenido hasta que fue aprobado por el parlamento de China. Afortunadamente, no se puede usar para cobrar a las personas por cosas que hicieron antes del 30 de junio, o eso dicen los funcionarios. Pero por lo demás, es aún más intimidante de lo que la mayoría de la gente en Hong Kong había esperado.

El proyecto de ley podría dar lugar a cargos mucho más serios contra los manifestantes si participan en actividades que fueron comunes durante la reciente agitación.

  • Vandalizar el transporte público ahora podría tratarse como terrorismo.
  • Irrumpir en la legislatura o arrojar huevos a la oficina de enlace del gobierno central, como lo hicieron los manifestantes el año pasado, podría considerarse subversivo.
  • Solicitar la independencia de Hong Kong, como lo han hecho algunos manifestantes, podría invocar un cargo de secesión.
  • Alentar a los países extranjeros a imponer sanciones a China podría resultar en enjuiciamiento por colusión.

La sentencia máxima para las cuatro categorías de delitos es la vida en prisión.

Para supervisar la represión, el gobierno central abrirá una nueva “Oficina para salvaguardar la seguridad nacional”. Será la primera operación abierta en Hong Kong que involucrará a las fuerzas de seguridad civil del continente. También se creará un “Comité para la salvaguardia de la seguridad nacional” de formulación de políticas, dirigido por la directora ejecutiva del territorio, Carrie Lam. Incluirá un “asesor” designado por el gobierno central. Los juicios relacionados con la nueva ley serán presididos por jueces cuidadosamente seleccionados por el gobierno. El secretario de justicia puede permitirles prescindir de jurados y escuchar casos en secreto.

Lam dijo que la nueva ley apuntaría solo a “una minoría extremadamente pequeña de personas”. Para muchos hongkoneses, eso no es un consuelo. En casos “complejos” o “graves”, el proyecto de ley permite que las agencias de seguridad de China continental se hagan cargo. No estarán sujetos a la ley de Hong Kong. Incluso pueden llevar a los sospechosos a tierra firme para su juicio. Allí podrían enfrentar la ejecución.

No es solo el gran número de jóvenes manifestantes vestidos de negro a la vanguardia de los recientes disturbios los que deben preocuparse. La ley podría aplicarse a una amplia gama de actividades pacíficas. Por ejemplo, tomar parte en algo “ilegal” destinado a socavar el sistema comunista de China podría considerarse subversivo. Eso podría interpretarse como una manifestación antigubernamental que se lleva a cabo sin el permiso de la policía. Una persona que “conspira” con alguien en el extranjero para provocar “odio” en Hong Kong hacia el gobierno local o central podría ser acusada de colusión. El poder de interpretar estos términos recaerá en la legislatura de China. La ley puede afectar una amplia gama de otras libertades. Pide una “regulación” más fuerte de las escuelas, las universidades, las organizaciones sociales, los medios de comunicación e Internet.

También se aplicará a personas en el extranjero. Eso puede significar que, si se los considera sospechosos de cualquiera de estos delitos, podrían ser arrestados, en caso de que visiten Hong Kong. El proyecto de ley implica que las empresas extranjeras en Hong Kong podrían ser castigadas si ayudan a un país a aplicar sanciones contra China. EEUU está reflexionando sobre algunos. El 1 de julio, su Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley que exige sanciones contra los bancos que hacen negocios con funcionarios chinos considerados responsables de abusos contra los derechos humanos en Hong Kong. Es probable que la legislación se presente al Senado dentro de unos días.

Hong Kong ya siente el frío. Justo antes de que se aprobara la ley, Joshua Wong disolvió su partido, Demosisto, que había apoyado la autodeterminación para Hong Kong. Los cafés “amarillos” favorecidos por los manifestantes comenzaron a eliminar los mensajes prodemocráticos de sus ventanas. Algunos activistas cerraron sus cuentas de Twitter.

A pesar de la prohibición policial de protestas el 1 de julio y el riesgo de violar la nueva ley, miles de personas aún se reunieron para protestar. Las mujeres mayores entregaron carteles que decían “El cielo destruirá” al Partido Comunista. Pero el número de manifestantes fue mucho menor que en muchas de las protestas del año pasado. La policía arrestó a 370 participantes. Al menos diez fueron acusados de violar la ley de seguridad, incluido un hombre atrapado con una bandera independentista.

China tratará de asegurarse de que Hong Kong continúe prosperando, en particular impulsando su mercado de valores. Cerradas de las bolsas de valores estadounidenses en medio de las tensiones chino-estadounidenses, las empresas chinas recurren cada vez más al intercambio de Hong Kong a la lista. El índice de acciones subió más de 2.8% el 2 de julio, el primer día de negociación después de la publicación de la ley. Pero el futuro político del territorio es sombrío. El gobierno local dice que ha gastado US$ 6.29 millones para retener una compañía de relaciones públicas para ayudar a una campaña de “Relanzamiento de Hong Kong”. Su elección fue Consulum, una empresa que ha intentado ayudar a Arabia Saudita a mejorar su imagen autoritaria. Tendrá su trabajo cortado en Hong Kong. Lampadia




La batalla por el mejor espacio para la prosperidad

Nuestra Misión en Lampadia es defender la economía de mercado, la inversión privada, el desarrollo y la modernidad, además promovemos el Estado de Derecho y la meritocracia para los funcionarios públicos. Esto implica que defendemos el libre comercio, la globalización y el mercado como el espacio de expresión de la creatividad e iniciativa individual. 

En esa línea, hemos analizado y destacado cómo el libre comercio, la más clara expresión de la globalización económica de las últimas décadas, produjo los grandes avances para la humanidad en términos de reducción de la pobreza y de la desigualdad, la mortalidad infantil, el aumento de la esperanza de vida, la emergencia de una clase media global y el crecimiento de la población mundial al doble de lo que fue hace pocas décadas, con mejor calidad de vida, salud e ingresos.

Lamentablemente, aprovechando las confusiones y mentiras sobre la evolución de los ingresos y la desigualdad en los países más ricos, se ha desarrollado un discurso populista que cuestiona el libre comercio y la globalización. Este impulso populista ha conquistado buena parte del discurso político de nuestros días. Inclusive, se ha llegado cuestionar la vigencia del liberalismo y hasta del libre albedrío.

Esta ola populista presenta grandes riesgos y peligros para el mundo y especialmente, para países como el Perú que solo podemos derrotar la pobreza en un mundo abierto. Por eso nos da mucho gusto que The Economist, una fuente líder de análisis sobre desarrollo y asuntos mundiales, haya anunciado esta semana la creación de “Open Future”, una iniciativa editorial que tiene como objetivo rediseñar el argumento de los principios fundacionales de The Economist del liberalismo británico clásico que están siendo desafiados desde la derecha y la izquierda, en el actual clima político de populismo y autoritarismo.

Esta campaña es fundamental para recuperar un espacio que fomente e incentive el libre comercio y la globalización como el espacio fundamental para generar prosperidad. Solo ese espacio puede traer los beneficios que necesitamos los países emergentes como el Perú, porque en el es que se puede traer parte de la riqueza de los países más ricos a nuestros pobres, exportando nuestros magníficos productos como frutas, hortalizas, pescados, minerales, maderas, confecciones y servicios como el turismo y la gastronomía, creando mayor riqueza y beneficios para nuestra sociedad, algo que solo pueden darse en una sociedad abierta. 

Líneas abajo compartimos la carta de la editora de The Economist presentando su iniciativa:

Explicando qué es ‘Open Future’

Una carta a los lectores del editor

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Zanny Minton Beddoes
The Economist
16 de abril de 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Querido lector,

Este año The Economist celebra su 175 aniversario. James Wilson, un fabricante de sombreros de Escocia, fundó este periódico en septiembre de 1843 para argumentar contra las Leyes de Maíz de Gran Bretaña, que imponían aranceles punitivos a los cereales. Desde entonces hemos defendido el libre comercio, los mercados libres y las sociedades abiertas.

A lo largo de los años, también hemos defendido muchas causas controversiales, desde la privatización hasta la legalización de las drogas y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Al hacerlo, siempre nos hemos guiado por los valores liberales clásicos: una creencia en el progreso humano, la desconfianza en los intereses poderosos y el respeto por la libertad individual. Este es el liberalismo de grandes pensadores del siglo XIX como John Stuart Mill. (Confusamente, en Estados Unidos, el término “liberal” se ha convertido en sinónimo de izquierdismo de los grandes estados. Eso no es lo que defendemos).

Aunque el mundo ha cambiado drásticamente desde 1843, creemos que los valores que guían a The Economist son tan relevantes como siempre. Sin embargo, en un período de creciente populismo y, en muchas partes del mundo, de creciente autoritarismo, se enfrentan a una mayor resistencia hoy de lo que lo han hecho durante muchos años. En medio de la ira por la desigualdad, la inmigración y el cambio cultural, los elementos básicos del credo liberal, desde la globalización hasta la libertad de expresión, son atacados desde la derecha y la izquierda.

Así que hemos lanzado Open Future, una iniciativa para rediseñar el argumento de los valores y las políticas liberales en el siglo XXI. Queremos que esta exploración de ideas involucre tanto a nuestros críticos como a nuestros seguidores, y atraiga a una audiencia joven. Estamos llevando a cabo la conversación en todas las plataformas de The Economist: en el periódico, en este sitio web, a través de podcasts, películas y en las redes sociales. La iniciativa culminará en un evento mundial, el Open Future Festival, que se realizará simultáneamente en Hong Kong, Londres y Nueva York el sábado 15 de septiembre.

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta web es el centro de las discusiones de Open Future. Aquí encontrarán regularmente debates en línea, en los que destacados colaboradores externos toman un punto de vista en un tema controvertido y ustedes, nuestros lectores, pueden votar y comentar. (Nuestro primer debate de esta semana es si las universidades deberían prohibir a los oradores ofensivos.) Encontrarán detalles de un concurso de ensayos para jóvenes, con fecha límite para postular hasta el 15 de julio. Y encontrarán una amplia variedad de artículos sobre mercados libres y sociedades abiertas. En los próximos meses, publicaremos contribuciones de invitados y nuevos artículos del personal de The Economist. Celebraremos la historia del liberalismo con una serie de informes sobre grandes pensadores liberales. Y miraremos hacia adelante con un informe especial sobre el futuro del liberalismo.

Hemos organizado los debates en torno a cinco temas. Open Markets examinará el futuro del capitalismo; Open Ideas analizará la libertad de expresión; Open Society discutirá el equilibrio entre la diversidad, la política de identidad y la corrección política; Open Borders se enfocará en inmigración y Open Progress considerará si la tecnología sigue siendo una ruta para el progreso humano.

Cuando James Wilson lanzó este periódico en 1843, dijo que su misión era “participar en una contienda severa entre la inteligencia, que sigue adelante, y una ignorancia tímida e indigna que obstruye nuestro progreso”. Open Future es la última versión de esa misión. Los animo a que se unan a la conversación. Participen en nuestros debates, voten en las encuestas, participen en el concurso de ensayos y envíenos sus comentarios a openfuture@economist.com.

 

 

Zanny Minton Beddoes, Editora en Jefe
Explore el centro de Open Future Hub de The Economist

The Economist desarrollará su gesta promoviendo el análisis y debate sobre cinco grandes temas:

  • Open Markets examinará el futuro del capitalismo;
  • Open Ideas analizará la libertad de expresión;
  • Open Society discutirá el equilibrio entre la diversidad, la política de identidad y la corrección política;
  • Open Borders se enfocará en inmigración y
  • Open Progress considerará si la tecnología sigue siendo una ruta para el progreso humano.
  1. Open Markets

La primera sección analiza qué salió mal con el capitalismo en las economías avanzadas y qué se puede hacer al respecto. Primero se analiza bajo el punto de vista del comercio, luego, competencia y, por último, el rol que desempeña el gobierno en la economía moderna.

The Economist aclara que actualmente existe la sensación de que la economía ya no trae muchos beneficios para muchas personas, a pesar de que la globalización ha traído enormes beneficios para el mundo en general. Sin embargo, “las personas de ingresos medios en los países ricos parecen haber tenido un mal desempeño en los últimos años”.

Open Markets se enfoca en tres temas:

El primero es el comercio. Los economistas han argumentado durante mucho tiempo que el libre comercio enriquece a todos. Pero últimamente esa visión ha sido atacada.

Luego, competencia. El capitalismo funciona mejor cuando las personas y las empresas compiten en igualdad de condiciones.

Por último, consideramos el rol que desempeña el gobierno en la economía moderna. En particular, examinamos una idea que le interese a economistas, políticos y titanes tecnológicos: un ingreso básico universal (UBI).

2. Open Ideas

Estamos en una época muy importante para la libertad de expresión. Las redes sociales permiten que haya una comunicación directa entre políticos y los ciudadanos y opinólogos. Sin embargo, también es una época de desinformación, mentiras y confusión por la gran cantidad de publicaciones al alcance de todos nosotros en el Internet.

Por eso, The Economist sigue, desde el 2016, cuatro reglas:”

  • Nunca tratemos de silenciar puntos de vista con los que no estamos de acuerdo.
  • Respondamos a un discurso objetable con palabras.
  • Ganemos la discusión sin recurrir a la fuerza.
  • Tengamos una piel más dura.

3. Open Society

Actualmente existe la duda de cómo equilibrar los derechos de diferentes personas. Estos desacuerdos, ya sea en igualdad de género, distintas sexualidades racismo, etc, se han convertido en un campo de batalla importante en la sociedad y The Economist siempre ha apoyado a las sociedades abiertas.

Ahora, busca crear debates sobre cómo equilibrar estas preocupaciones con el objetivo de crear una sociedad tolerante en nuestros tiempos: “Esta sección analizará derechos civiles y diversidad, y formulará las preguntas incómodas que deben responderse para tener una sociedad que funcione para todos”.

4. Open Borders

La mayoría de las personas se encuentran en un incómodo punto medio sobre el tema de las fronteras abiertas y las políticas de muchas democracias liberales incorporan elementos de ambos lados: reconocen el derecho de asilo, pero también tienen límites a los números de inmigrantes y las leyes que prevén la deportación de los inmigrantes ilegales.

La verdad es que las políticas de migración existentes ya no son adecuadas para nuestra coyuntura actual. Como dice The Economist, “los países ricos pueden y deben hacer más para ayudar a aquellos acosados por la guerra, la persecución o la coerción económica. Cómo pueden hacer esto sin poner en peligro sus propias democracias es una de las preguntas más difíciles que enfrentan los liberales hoy en día”.

Pero la única solución sostenible a los problemas causados por la migración, es actuar sobre los países de origen de la misma, tratando de evitar el abuso de los regímenes autoritarios que auyentan a su población y generando viabilidad al desarrollo económico y social.

5. Open Progress

Una preocupación actual es que las tecnologías están creando una disrupción descontrolada en el mundo. Después del escándalo de Facebook, se teme que podrían operar fuera de la transparencia y la responsabilidad que exige la democracia. Pero los sistemas, suministrados por empresas privadas, no están abiertos a la inspección externa, generalmente por razones de seguridad o propiedad intelectual.

Entonces. La última sección de The Economist analiza la lucha por el liberalismo en el siglo XXI: hombre versus algoritmo. En esta sección, el objetivo es examinar “las controversias y las consecuencias que surgen de tecnologías emergentes, como las interfaces cerebro-computadora y los autos sin conductor. La tecnología parece destinada a tocar y transformar prácticamente todo: la necesidad de comprenderla en el marco de los valores liberales es esencial.”

Sobre el evento

La iniciativa de Open Future se inicia con un debate entre Larry Summers y Evan Smith sobre las plataformas y la libertad de expresión en las universidades. Summers es profesor de la Universidad Charles W. Eliot y presidente emérito de la Universidad de Harvard. Se desempeñó como secretario del Tesoro para el presidente Clinton y como director del Consejo Económico Nacional para el presidente Barack Obama. Evan Smith es investigador en historia en la Universidad Flinders en Adelaide, Australia, y está escribiendo un libro sobre la historia de la no-formación de plataformas.

El 15 de septiembre The Economist será el anfitrión del Open Future Festival, que se celebrará simultáneamente en Hong Kong, Londres y Nueva York. También habrá un concurso de ensayos de Open Future para jóvenes; encuestas y otras visualizaciones de datos; podcasts; programas de redes sociales y nuevo video de Economist Films.

De esta manera, The Economist se está posicionando como un baluarte contra una ola creciente de populismo y autoritarismo en todo el mundo con el lanzamiento de su iniciativa ‘Open Future’ y reafirmando sus principios fundamentales. En Lampadia, apoyamos los mismos valores y seguiremos muy de cerca su campaña. Lampadia




¿Quién se beneficia con los muertos?

¿Quién se beneficia con los muertos?

Continuando con nuestra investigación sobre los conflictos socio-políticos que  asecha las inversiones importantes en el Perú, presentamos a continuación un nuevo despacho, esta vez sobre un tema verdaderamente espeluznante, la utilización política de las víctimas de la violencia. Ver los análisis anteriores en Recursos Naturales y Desarrollo.

Si revisamos los conflictos mineros de los últimos 5 años, Tía María, Conga, Majaz, Las Bambas, y otros, encontramos que la violencia ha sido un componente saltante en los noticieros. Presenciamos lamentables pérdidas de vida (activistas, pobladores o policías) y deterioro del Estado de Derecho en las zonas de los conflictos. Los muertos y heridos de los conflictos mineros son de los tres lados, sin embargo, solo un lado busca beneficiarse políticamente de estas tragedias humanas.

El problema para el Perú es que una de las partes gana con la violencia y ha hecho de ella un componente fundamental de sus métodos de lucha.

La violencia utilizada por los anti-mineros en los conflictos puede ser calificada como Violencia Política, es decir violencia utilizada para fines políticos: “Entendemos por Violencia Política a ‘un repertorio de acciones colectivas que involucra gran fuerza física y causa daño a un adversario con la intención de imponer objetivos políticos’” (Della Porta, 1995, p. 2)[1].

¿Como se benefician los anti-mineros con la violencia política?

Asumiendo que los anti-mineros son actores racionales, con objetivos estratégicos de largo plazo, y que la violencia para ellos es un instrumento político, surge la pregunta: ¿Por qué usan la violencia en los conflictos?

Algunos creen que es un problema de nivel educativo o de tradiciones culturales de la población local, pero de acuerdo con las teorías políticas modernas (Besley & Persson, 2011)[2] el uso de la violencia es parte de la racionalidad del conflicto, es decir, la violencia es usada por los anti-mineros porque es útil, y efectiva, y muchas veces, es el método menos ‘costoso’ para lograr sus objetivos políticos.[3]

La observación de los conflictos mineros de los últimos años nos permite constatar que los anti-mineros se ‘benefician’ con la violencia de seis maneras:

1. Empoderar e intimidar: La violencia sirve para empoderar a los manifestantes y para intimidar a la población local. Con la violencia, los manifestantes muestran su fuerza, su capacidad de hacer daño, especialmente a la población local. Con la amenaza implícita de los actos de violencia, los demás pobladores, por temor a represalias, se inhiben de expresar sus opiniones. Con el monopolio de la voz del ‘pueblo’, los manifestantes lanzan sus consignas, y el silencio de la población, de las mayorías silenciosas, da la sensación de unanimidad en la protesta. Ejemplo de esto se dio el 31 de Marzo del 2015 cuando el profesor Robert Vásquez Roncal fue golpeado por las rondas de Celendin por brindar un curso sobre emprendimiento empresarial financiado parcialmente por Minera Yanacocha. El curso no trataba el tema minero, pero su realización enviaba el mensaje tácito de que la minería podría traer beneficios para la población.

2. Control cognitivo: La violencia es utilizada por los anti-mineros para reprimir las voces discrepantes, para evitar que los periodistas locales cuestionen las falacias de sus narrativas, para evitar que ellos u otros pobladores puedan emitir explicaciones alternativas para la población. Ello ocurre especialmente en ciudades pequeñas y zonas rurales del país. Acalladas las voces discrepantes, los anti-mineros consolidan la hegemonía de su narrativa en la mente de la población local.[4] El artículo de LampadiaStalinismo en Cajamarca[5] nos explica como la intimidación y agresión a medios de prensa discordante con la predica anti-minera es una práctica recurrente y efectiva en la generación un espacio mediático monocorde en las inmediaciones de un proyecto minero.[6]

​​3. Extorsión a empresas: Bloqueos de carreteras junto con secuestros y agresiones a algunas personas, permiten que grupos pequeños de anti-mineros paralicen una operación minera gigante, causando pérdidas de millones de dólares por día. Para desbloquear la pista, los anti-mineros cobran un cupo en contratos, en obras, en financiamiento de sus organizaciones, o en “lentejas” como en el caso de Tía María. Las empresas, que por interés económico de corto plazo ceden a esos chantajes, sin quererlo, estimulan a los grupos aventureros a replicar la práctica de la extorsión. Con el tiempo, se da un proceso de aprendizaje social y la extorción se generaliza.[7]

4. Escalar conflictos: Un grupo pequeño de personas, realizando manifestaciones con diversos niveles de violencia, puede controlar espacios públicos y vías de comunicación, y apropiarse de recursos ajenos. Con esos medios ampliados los anti-mineros pueden realizar acciones más impactantes de lo que serían capaces de hacer utilizando sólo medios pacíficos. La violencia además genera oportunidades de impunidad para que otros se sumen a la violencia. Si un grupo violento está actuando, otros activistas violentos pueden plegarse pues nadie va interferir. La violencia permite escalar el conflicto para que tenga atención nacional y victimizar la causa que buscan mediante la caracterización negativa de las fuerzas del orden.

5. Fabricar noticias: La violencia puede ser un recurso mediático muy económico, una forma poco costosa de hacer que una manifestación local se transforme en una noticia nacional. Con una 4X4, un tractor o un local incendiado se hace noticia y se genera una plataforma mediática instantánea y casi gratis para los manifestantes. Con actos de violencia llamativos, los anti-mineros manipulan a los periodistas, haciendo que ellos los entrevisten, permitiéndoles dar su versión de los hechos y lanzar su mensaje hostil a la minería. Cuando los anti-mineros logran que los medios hagan resonar sus versiones a nivel nacional un conflicto local adquiere significado nacional incrementando su potencial de daño a las empresas mineras y autoridades de gobierno.[8] Tras actos de violencia las figuras anti-mineras nacionales son entrevistadas en diversos medios nacionales para que brinden explicaciones respecto al conflicto desde la posición de “expertos” en el tema. Los minutos ganados por los anti-mineros en los medios de difusión nacional les hubieran costado muchos miles de soles. Con la realización de actos de violencia ellos se ahorran grandes gastos de publicidad, y se victimizan.

6. Colapso del gobierno y/o de la empresa: Introduciendo violencia en los conflictos, los anti-mineros logran que los intentos del gobierno por hacer cumplir la ley sean vistos como actos abusivos de la Policía y de las autoridades. Cada muerto en un conflicto minero es una victoria para los anti-mineros, especialmente para sus alas más radicales. Es con las imágenes que generan los muertos y con la visualización de las respuestas policiales que los anti-mineros se victimizan.[9] Es por esto que estas imágenes son usadas sistemáticamente en los productos multimedia que realizan y difunden en las redes sociales a nivel nacional y global.  Una escena de violencia policial o el entierro de algún poblador muerto, mostrados en los medios de comunicación, activa los estereotipos de “gobierno represivo” y ello tiene un costo político alto para el gobierno. Si el costo político es demasiado alto, los gobernantes renuncian a su responsabilidad de hacer cumplir la ley y los tratados internacionales, y brindan importantes victorias a los anti-mineros. Si el costo reputacional es muy alto para las empresas, ellas prefieren renunciar a las inversiones ya realizadas e irse a otros países.[10] La lista de los proyectos mineros paralizados ilustra la efectividad de la violencia para los fines políticos de los anti-mineros.

La violencia ocurre entonces por su utilidad en los conflictos y por sus bajos costos. Mientras la violencia genere resultados positivos para los anti-mineros y tenga bajos costos para sus promotores, ellos no dejarán de utilizarla en sus acciones.

El discurso de la Impunidad

Los grupos anti-mineros son todos ‘formalmente’ contrarios al uso de la violencia. Los pos-extractivistas incluso lo dicen en sus talleres de capacitación. Sucede que después de la experiencia trágica del terrorismo de Sendero Luminoso, nadie puede proponer públicamente el uso de la violencia. Además, los financiadores internacionales no pueden financiar actos de violencia.[11]

Leyendo sus documentos jamás vamos encontrar un manual de cómo incendiar una instalación minera, como masacrar a un periodista independiente, o como secuestrar a un trabajador minero. Además, sus manifestaciones, con claros contenidos de violencia, son todas nombradas ante la prensa como “manifestaciones pacíficas.” En su narrativa, los actos de violencia no existen, lo que ocurren son formas legítimas de defensa ante las acciones represivas de la Policía Nacional, o son provocaciones de “infiltrados.”[12] En realidad, la violencia es algo que los anti-mineros aplican en forma sistemática, pero que se oculta o se justifica.

La importancia que los anti-mineros asigna  a la violencia no se observa en sus textos sino en la defensa que hacen de las condiciones para su aplicación. La defensa de la violencia asume la forma de defensa de la impunidad.[13] Observando las campañas jurídicas promovidas por los anti-mineros encontramos que uno de sus temas recurrentes es la defensa de la impunidad.

El uso de la violencia, en las modalidades que aplican los anti-mineros, está penado en Perú. Nadie puede legalmente golpear a un vecino que discrepa sobre el potencial económico de la minería, no se puede agredir físicamente, ni menos secuestrar o masacrar, a periodistas, ingenieros, Policías, etc. Ante esta realidad jurídica, los anti-mineros organizan campañas frecuentes a favor de la impunidad de quienes han cometido esos delitos. Sin dudas, ellos han sido exitosos en esas campañas, la lista de autores de actos de violencia que no son sancionados se incrementa todos los meses. Es más, esas personas violentas son presentados como héroes, como personas cuya conducta merece ser imitada.

Todas las organizaciones anti-mineras, aún aquellas que en sus talleres de capacitación hablan en contra del uso de la violencia, se alían cuando el tema es la lucha por la impunidad. Ellos apoyan el uso de la violencia bloqueando que la justicia sancione a quienes han cometido crímenes en contra de sus vecinos, de la Policía o de las empresas mineras. Si revisamos la Web vamos encontrar múltiples declaraciones de los principales líderes anti-mineros del país promoviendo la impunidad bajo las consignas de luchar contra la “criminalización de la protesta social” y por la generalización de la justicia Intercultural. Sus argumentos pueden ser bastante enredados, hablan de indigenismo, colonialismo, Euro centrismo e interculturalidad, pero cuando exploramos las consecuencias prácticas de lo que proponen, encontramos que la quiebra de la unidad jurídica del país y la creación de áreas de impunidad para aplicar la violencia están en el centro de lo que buscan con sus propuestas.[14] Además, el Estado no ha sido capaz de desarraigar a los acusados de actos criminales a circunscripciones judiciales alejadas de la presión ‘popular’ manipulada por los anti-mineros.

El Aprendizaje

Los pequeños conflictos para extorsionar a las empresas resultan como escuelas en el uso de violencia: bloqueos de pista, cobro de “peaje,” ocupación de instalaciones, etc. Lamentablemente, muchas empresas contribuyen a un proceso de aprendizaje social en el cual esos pequeños grupos se ejercitan en esas formas de acción colectiva violenta. Ese entrenamiento facilita mucho el pasar a formas más destructivas en una situación en que el conflicto se escala.

Las rondas campesinas constituyen otra escuela de violencia para los anti-mineros. En las rondas grupos de campesinos se entrenan en hacer uso de la violencia en contra de individuos y pequeños grupos. Las rondas en la práctica hacen un manejo grupal de funciones públicas: policial y juez de paz. Las rondas se legitiman por la incapacidad del Estado para brindar esos servicios a las poblaciones rurales de Cajamarca. El problema es que, la capacidad de hacer uso de la violencia adquirida por las Rondas Campesinas puede ser utilizada más allá de los motivos que la originaron, la lucha contra el abigeato y solución de conflictos entre vecinos. La Rondas pueden ser usadas con propósitos de intolerancia, abusos, coerción, impunidad, conflictos, etc. La existencia de Rondas Campesinas organizadas contribuye en forma significativa al uso de la violencia en los conflictos mineros. Donde sea posible, los anti-mineros buscan crear rondas campesinas, existan o no su necesidad.[15] Ver en Lampadia: Las rondas se pasaron al ‘lado oscuro de la fuerza’.

Los anti-mineros llegaron a desarrollar un portafolio de usos de la violencia como resultado de un proceso gradual de aprendizaje. A lo largo de décadas, los grupos anti-sistema en el Perú ha ido acumulando conocimientos en el uso de la violencia en los conflictos sociales. El resultado es que hoy, en cualquier región del país, existen decenas de activistas anti-sistema que manejan un portafolio amplio de modalidades de violencia política.[16] Ellos están organizados en partidos políticos (Patria Roja, Tierra y Libertad, etc.), en ONG’s (Grufides, Cooperación, etc), en otras organizaciones, y en redes sociales globales. Ellos han escrito artículos, manuales y libros sobre conflictividad. Muchos de ellos están publicados y disponibles en la Web. Además, realizan seminarios y talleres de intercambio de experiencias con bastante frecuencia y documentan las lecciones aprendidas. En realidad, en materia de aprendizaje e intercambio de experiencias, los anti-mineros están mejor organizados que las empresas mineras y sus gremios.

Cómo Avanzar

Los temas sobre la minería, sus riesgos, responsabilidades y aportes al desarrollo, serán discutidos y resueltos en forma no-violenta cuando los costos de usar la violencia excedan sus beneficios. Para ello, la libertad de opinión y expresión en las zonas rurales, las manifestaciones realmente pacíficas y los espacios públicos de diálogo para tratar el desarrollo regional deben ser protegidos. Simultáneamente, la impunidad de las acciones de violencia política debe disminuir cualitativamente. Lampadia

 


[1] Della Porta, D. (1995). Social movements, political violence, and the state: A comparative analysis of Italy and Germany. Cambridge, UK: Cambridge University Press.

[2] Besley,T & Persson, T. (2011). The logic of political violence, The Quarterly Journal of Economics, 126(6), http://qje.oxfordjournals.org/content/126/3/1411

[3] En este artículo trataremos sobre los beneficios que los anti-mineros obtienen usando la violencia. En un artículo posterior, explicaremos porqué la violencia política es viable en Perú.

[4] Los anti-mineros (marxistas y post-extractivistas) son seguidores del teórico marxista Gramsci que planteaba la necesidad de la hegemonía política y cultural. Para ello es necesaria la represión sistemática a las voces discordantes.

[5] Disponible en: http://www.lampadia.com/analisis/politica/stalinismo-en-cajamarca

[6] Más información en: http://peru.com/actualidad/nacionales/cajamarca-ronderos-golpean-maestro-ir-curso-yanacocha-noticia-341325

[7] La extorsión a empresas es una forma de violencia que es utilizada no solo para fines políticos. En las ciudades de la costa norte del Perú la extorción se ha vuelto una verdadera plaga, ejecutada por delincuentes comunes. En algunas zonas mineras la situación no es tan diferente de la costa.

[8] Para los grupos anti-mineros, la fabricación de noticias es una de las principales formas de acción, pues les permite utilizar los medios de comunicación para sus objetivos.

[9] Todos los grupos violentos desarrollan una narrativa de victimización. Según ellos el Estado, las empresas mineras y los sectores independientes los están agrediendo, y sus actos de violencia son solo para defenderse. Ellos siempre pintan la figura de que están bajo la acción represiva de un Estado opresor al servicio del poder económico prepotente y destructivo, y esto venden a sus financiadores.

[10] Los anti-mineros combinan la generación de conflictos violentos en las zonas de los proyectos con campañas jurídicas y de victimización en Europa y EEUU.

[11] El Partido Comunista Patria Roja, una de las principales organizaciones anti-mineras del país, en los últimos años ha retirado el lema central de su periódico: “El Poder Nace del Fusil.” Pero sus líderes y militantes, como Gregorio Santos, Breña Pantoja y Alberto Moreno fueron todos educados en la línea de la violencia. Ahora, ya no pregonan la lucha armada ni hablan de fusiles, pero nunca renunciaron a los usos menos intensos de la violencia.

[12] No por coincidencia, algunos líderes anti-mineros son ex-militantes de organizaciones terroristas.

[13] Los temas de la “criminalización de la protesta social” y de la generalización de la “Justicia Intercultural” merecen, cada uno de ellos, ser tratados en artículos aparte.

[14] Los anti-mineros, hablan de derechos humanos, pero son muy selectivos en los humanos que merecen los derechos. Por exclusión, ellos deshumanizan a los vecinos que están de acuerdo con la minería, a los trabajadores de las empresas mineras, y obviamente a los miembros de la Policía Nacional.

[15] La violencia aplicada por las rondas campesinas es referida con el eufemismo de “usos y costumbres,” y según los anti-mineros los abusos cometidos por ellos deben estar al margen de la legislación nacional.

[16] Algunos de esos líderes son ex-miembros de grupos de izquierda radical, hoy semi-desocupados. Para ese ejército de semi-desocupados los conflictos mineros constituyen la mejor ruta de ascenso social.

 



La constante lucha de las mujeres

La constante lucha de las mujeres

En Lampadia promovemos la igualdad de género y la libertad de un feminismo no extremista. Recientemente alabamos las acciones y logros de dos grandes líderes en este tema: Convergencia pro calidad de vida de las mujeres, donde Malala Yousafzai  (Nobel de la Paz) y Emma Watson (actriz y activista de la ONU) describieron perfectamente la situación: el feminismo es otra palabra para la igualdad.

En esta ocasión queremos compartir con nuestros lectores una entrevista reciente a Joumana Haddad, libanesa, poeta, periodista y activista de los derechos de la mujer que además es una voz rara vez encontrada en el Medio Oriente: una feminista sin complejos que quiere desafiar el pensamiento tanto de hombres como de mujeres árabes. (Para más información sobre los derechos de la mujer árabe, ver en Lampadia: Derechos de la Mujer: Arabia Saudita y más allá). Ella se describe como una escritora que “le encanta ser odiada.”

No cree que las mujeres deben ser defendidas simplemente porque son mujeres. En temas como elegir a HIllary Clinton simplemente por ser mujer, Haddad dijo: “No, y mil veces no a una solidaridad tan superficial e insultante. Las mujeres merecen más. Mucho más.”

Joumana Haddad nunca se propuso ser una salvadora de la mujer o cambiar el mundo; ella simplemente quiere el derecho para que ella (y otras como ella) puedan expresarse libremente sin temor a ser condenada. “Se trata de los derechos de las mujeres, la lucha por la laicidad, la libertad de expresión y la libertad sexual”.

Líneas abajo compartimos la entrevista a la activista libanesa, entrando a mayor detalle sobre sus opiniones en diversos temas y sus proyectos personales. Lampadia

«Soy extremista en el amor»

A una semana de presentarse en el Hay Festival de Arequipa, la autora libanesa nos dice qué la enoja, cómo  le gustaría morir y de qué forma ha criado a sus dos hijos.

Entrevista a Joumana Haddad

Por Elda Cantú

El Comercio – Viu, 29 de noviembre de 2015

Glosado por Lampadia

Joumana Haddad ha sido llamada la Oprah de Líbano, la Carrie Bradshaw de Beirut e incluso la Simone de Beauvoir del Medio Oriente. Pero ella no es ni una ni otra. Joumana Haddad, que aborrece las etiquetas, es una poeta que vive en Beirut, una periodista que habla siete idiomas, madre de dos hijos, mujer dos veces divorciada, una atea criada en una familia católica, fundadora de Jasad la primera -y ahora desaparecida- revista erótica en lengua árabe, editora de la página de cultura en el diario “An Nahar”, organizadora de un premio literario, autora de una trilogía de libros que debaten la condición femenina en el mundo árabe. Ha escrito que en la infancia descubrió fascinada la literatura de El Marqués de Sade, que se arrepiente de haberse casado virgen a los 19 años, que no cree en Dios y que el mundo sería mejor con menos Superman y más Clark Kent. La autora de “El tercer sexo”, “Supermán es árabe” y “Yo maté a Sherezade: confesiones de una mujer árabe furiosa” se encuentra al borde de su cumpleaños número 45 y de su primera visita al Perú para participar en el Hay Festival de Arequipa y la Feria del Libro de Trujillo. La semana pasada conversé con ella vía Skype:

Hoy es el día para erradicar la violencia hacia las mujeres. ¿Has hecho algo?

Ayer fui a una escuela e hice un taller con muchachos y muchachas de entre 13 y 14 años para hablarles de la violencia contra la mujer y de cómo esa violencia no es solo física, es también muchas veces moral y psicológica.

¿Qué te sorprendió del taller?

Esperaba que con esta generación quizás las cosas hubieran cambiado un poco, sobre todo en el ambiente familiar, pero me enteré de que los padres y las madres desgraciadamente siguen educando a las hijas y a sus hijos como mi hermano y yo fuimos educados. Las muchachas me han dicho que sus padres temen por ellas, más que por sus hermanos varones. Que a veces les dicen “cuando quieras hablar tienes que hacerlo en voz baja y dulce y no puedes expresar tus pensamientos de forma tan directa”. Cosas así, que yo esperaba que ya hubieran desaparecido de nuestra cultura pero aún no.

El subtítulo de uno de tus libros es ‘Confesiones de una mujer árabe enojada’ pero sucede que las mujeres enojadas alzan la voz y pasan por histéricas…

No solo en el ambiente social, también en el ambiente de trabajo. Si una mujer jefe habla en voz alta cuando hay un problema siempre se dice “oh es agresiva” o “es histérica”. Y la cosa de levantar la voz no solo es literal, es metafórica también porque alzar la voz también quiere decir escribir, expresarse y eso no siempre está aceptado en el mundo árabe. Mira que digo “en el mundo árabe” pero he notado desde que publiqué el libro que tampoco en otros países están mucho mejor. Esa actitud patriarcal y esa discriminación siguen existiendo en otras partes del mundo. Me escriben mujeres de Francia, de España, de Italia o de América Latina para decirme que también tienen esos problemas en su vida cotidiana. Las leyes han mejorado, pero al nivel de las relaciones de cada día puede sentir hasta ahora esa discriminación.

Escribiste “Yo maté a Sherezade” para derribar los estereotipos sobre las mujeres árabes. Seis años después, ¿crees que hay avances?

Si escribiera el libro hoy, creo que estaría más enojada aún. Porque los estereotipos y las ideas preconcebidas sobre nosotras y las nuestras sobre Occidente se han vuelto más frecuentes y la razón es obvia: es esta situación con el Estado Islámico y las horribles noticias que el mundo recibe sobre esos bárbaros que decapitan.

Dices que es imposible ser una mujer árabe y no estar furiosa. Pero estos días es políticamente incorrecto enojarse por unas cosas y no por otras.

Quiero reformular esa oración. Sí: es imposible ser una mujer hoy en el mundo árabe (o incluso en el mundo) y no estar furiosa. Pero diría que es imposible ser un ser humano en el mundo de hoy y no sentirse furioso. Porque si eres humano y vives en este mundo, donde las personas decentes mueren todos los días, donde hay tanta injusticia que a veces no se puede creer que estamos en el 2015, donde a las mujeres se las toma como esclavas sexuales, donde los niños mueren de hambre y de frío, ¡no puedes ser humano -hombre, mujer u otro sexo- y no sentirse furioso e indignado! Y sobre lo políticamente correcto, nunca me ha importado un carajo. Y no creo que jamás me importe.

Con ese afán de provocar, en “Supermán es árabe”, dices que en tu primer matrimonio fuiste adúltera. Insistes en la palabra por la carga que tiene en la sociedad libanesa, tan conservadora que podría ser la peruana, donde se perdona el pecado mas no el escándalo.

No es mi intención provocar. Ese es el daño colateral de mi manera de ser, de quién soy, de mi manera de hablar, de las cosas que escribo. Pero no es mi objetivo y nunca lo ha sido. Es algo que va contigo cuando decides romper las barreras de lo políticamente correcto y expresarte con libertad. Así que por supuesto que soy una provocateur y creo en el poder de la provocación pues a veces necesitas un sismo, alguien que te sacuda porque estás dormida o anestesiada o indiferente y lo necesitas, aunque te asuste o no te guste. Es un enfoque necesario pero no un fin para mí. Sobre la sociedad aquí, es una decisión que he tenido que tomar. ¡Hay tantas personas que conozco en Líbano y en otros países que lo quieren todo! Quererlo todo significa que quieren su libertad y al mismo tiempo no desean que los demás descubran su libertad y los juzguen, así que practican a escondidas esa dizque libertad. Para mí eso es una actuación. Estás mintiendo, lo que significa que no eres libre. Cuando publiqué mi revista, pensé: la libertad empieza con esta decisión. Debo dejar de preocuparme por cómo la gente me mira, me juzga, habla a mis espaldas o frente a mí. Mi tercer libro “El tercer sexo” cierra la trilogía y este debate. Es para jóvenes sobre todo, y comparto mis experiencias y las batallas que luché y los precios que pagué y que sigo pagando felizmente.

En tu segundo matrimonio decidiste vivir en casas separadas.

Fue una experiencia muy interesante. Ahora se acabó, porque ya no estoy casada, pero puedo decir que fue muy exitoso [durante siete años]. Aprendí que no hay fórmulas. No puedes decirle a nadie haz esto y esto y esto y te daré un matrimonio exitoso. Es imposible: tú cambias mucho durante tu vida, tus necesidades cambian, la persona que amas también reflexiona sobre el modo en que vives la relación y la dinámica misma de la relación se impone. Si tuviera que poner solo una “condición” para una relación exitosa, sería estar locamente enamorados.

Dices que la fidelidad no debería ser una ética sino un impulso. ¿Cuál es la diferencia?

Si yo siento el deseo de estar con alguien más y no lo hago, estoy forzándome. Significa que estoy actuando por deber y no por mis sentimientos reales. Así que sí hay una diferencia fácilmente detectable. Por supuesto, se espera que la otra persona te trate igual. Como digo en el libro, prefiero que la persona que desea a otra mujer me deje y que no elija a la fuerza ser leal solo por mí. Sé que es una condición muy exigente,… pero para mí el quiebre sucede, algo ya se ha perdido en el instante que él se sintió atraído por otra. Así que soy una extremista en el amor.

¿Has pensado qué tipo de suegra serás?

Definitivamente una suegra loca. Y seguro que nunca interferiría en sus vidas.

En tus dos primeros libros hablas sobre tu padre, pero poco sobre tu madre…

Sí, lo pensé y en mi último libro está ahí. No es una relación fácil: ella es una mujer dura y por carácter chocamos mucho, pero ella es la que me ha impulsado a seguir mis ambiciones y soñar en grande y le debo mucho. También le debo mucho como madre porque me ayudó a criar a mis dos hijos, mientras yo trabajaba y eso ha sido un gran apoyo.

En la vida de toda mujer llega el momento en que adviertes cuánto te pareces a tu madre…

Soy una mezcla. Hay mucho en mí que va contra lo que ella es. Por ejemplo mi forma de educar a mis hijos es muy relajada, muy cool, ella no es así, ella es muy militar en su forma de educación y creo que es una cosa más de su generación que de su carácter. Creo que nos parecemos mucho en el carácter y esto me hace enojar, jajaja.

¿Crees que al envejecer nos volvemos más preocuponas?

Bueno sí, pero estoy luchando contra ello y deberíamos luchar más. Si es natural que seamos más guerreros cuando somos jóvenes, deberíamos esforzarnos en seguir siendo así cuando somos mayores.

¿Pero no crees que eso también te quitaría algunas de tus mayores virtudes?

¡Sí! Es justo lo que quiero decir. Perdería mi rugido. L