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Colombia le da una gran lección al mundo

Los colombianos sorprendieron a tirios y troyanos al rechazar los términos del acuerdo de paz negociado por el Presidente Santos con las Farc y propuesto a plebiscito.

Dicho acuerdo, adolece de gravísimas fallas, como explican Rafael Rey en su artículo: Acuerdo de paz en Colombia y Francisco Tudela en su entrevista de la semana pasada con Alfonso Baella. Éste es en esencia, como dice Tudela, “más que un acuerdo, una claudicación”.

Entre otras cosas, el acuerdo establece: una clamorosa falta de justicia con los crímenes ejecutados y ordenados por los distintos miembros de las Farc; indebida participación, anti-democrática, en el Congreso colombiano; prácticamente, el regalo de importantes espacios territoriales al futuro dominio político de los miembros de las guerrillas y; medios de comunicación, estaciones de radio y televisión, a la libre disposición de las Farc para que continúen con su adoctrinamiento.

No deja de llamar la atención el apoyo que la propuesta del gobierno colombiano recibió alrededor del mundo, especialmente en los círculos más izquierdistas. En el Perú, por supuesto, fue igual, y además, nuestro Presidente de la República, PPK, avaló con su presencia en Colombia un acuerdo que días después sería rechazado por los colombianos.

Sintomáticamente, esta mañana en RPP, el autonombrado ´demócrata impecable´, Diego García Sayán, inició su comentario al respecto de la votación popular de los colombianos diciendo que para que el acuerdo tuviera efecto no era necesario que se convocara al plebiscito, pues el Presidente Santos, tenía la capacidad de ejecutarlo, pero que, en fin, así lo había dispuesto. O sea, como no le gustaba el resultado, descalificaba el ejercicio de la democracia colombiana.

Por nuestra parte, felicitamos a las pocas voces que mostraron su pensamiento crítico con respecto a los perniciosos términos del acuerdo, y no se dejaron arrastrar por lo que se presentaba como políticamente correcto.

El fallido acuerdo colombiano tenía además, importantes consecuencias para el Perú, que lamentablemente, estaban pasando prácticamente desapercibidas. Por un lado, el acuerdo no comprendía a todos los miembros de las Farc, presumiblemente, los vinculados al narcotráfico. Era de suponer que los remanentes de las Farc, podrían tener presencia en la frontera del Perú, por lo tanto, un gobierno colombiano que renunciara al combate de estos delincuentes, era un peligro para el país.  Ojo que el propio PPK, declaró antes de su viaje a Colombia, que teníamos que reforzar nuestra frontera. Por otro lado, el acuerdo establecía un  precedente que podía y, de hecho fue, invocado por los partidarios de Sendero Luminoso, para plantear una suerte de amnistía.

Bravo por Colombia, bravo por los colombianos que no se dejaron manipular por las sorprendentes campañas de su gobierno y de las izquierdas internacionales.

Como dijo Andrés Pastrana, ex presidente de Colombia, en CNN antes del plebiscito:

“¡Si a la paz, pero no así!“