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Otra Máxima Mentira (Chaupe -Grufides- vs. minería)

Datos demasiado grandes para el formato del archivo




¿Cuarto poder o ‘Poder de Cuarta’?

¿Cuarto poder o ‘Poder de Cuarta’?

El domingo pasado, en el importante programa de cierre de semana de Canal 4, ‘Cuarto Poder’, se entrevistó a Máxima Acuña de Chaupe, la campesina cajamarquina que mantiene una agria disputa con la compañía minera Yanacocha, una empresa formal que es monitoreada por diversas instituciones, desde bolsas de valores a sofisticados analistas, al haber ganado el premio ambientalista Goldman.

En la entrevista se presentó a la señora Chaupe como una víctima de la abusiva minera. No se comunicó a los televidentes que habían razones objetivas para dudar de los reclamos de la señora, como que su caso fue presentado, difundido y defendido por la nada objetiva ONG Grufides, la plataforma del ex cura Arana, verdadero dueño de Tierra y Libertad (Arana: “Verónika solo es vocera del Frente Amplio”), que sin embargo fue ampliamente derrotado en Cajamarca en las últimas elecciones por Gregorio Santos. Tampoco se indicó que después de las denuncias de la señora Chaupe, que reclamaba que la minera quería dejarla sin su única propiedad, se probó que ella y su marido tenían nueve otras propiedades.

Además, Cuarto Poder le dio el espacio a la señora para que haga otra denuncia falsa, esta vez una muy extremista: que la empresa quería asesinarla y que habían disparado a su familia y a su propiedad.

Canal 4 no contrastó nada de esto con la otra parte o con terceros. Finalmente, los conductores del programa se deshicieron en elogios melosos y exagerados a una figura cuestionada por personas respetables, ajenas a la empresa minera.    

Curiosamente, La República, 18 de abril del 2016, socio de Canal 4 y enemigo del grupo de El Comercio, difundió la noticia del premio con el mismo espíritu que dicho canal, propiciando el mito a pesar de haber publicado en sus páginas, un año antes, el informe de Ricardo Uceda que glosamos líneas abajo. La República informó: “La campesina peruana se hizo merecedora del premio por su defensa del medio ambiente en el conflicto con la empresa minera Yanacocha”.

Contrariamente a ‘Cuarto Poder’ y a La República, RPP (19 de abril 2016) se refirió al tema dando el contexto correcto: ¿Quién es Máxima Acuña y por qué su premio genera tanta polémica? “Tras recibir el premio Goldman (el Nobel medioambiental) su causa ha generado opiniones divididas”.

Ningún medio puede alegar ignorancia sobre el tema, veamos:

En julio del  2015 publicamos en Lampadia: El negocio de la fabricación de mitos: En estos días estamos siendo testigos de la fabricación de un nuevo mito: “La Hija de la Laguna”. Un documental de Ernesto Cabello que será propalado en los cinemas peruanos con el apoyo del Ministerio de Cultura. La cultura implica la verdad, la rigurosidad y la transparencia. Pues este documental no sigue ninguno de estos preceptos. En esta nota comparamos el mito de Máxima Chaupe con el de la guatemalteca Rigoberta Menchú (no dejen de leer la denuncia de Xavier Sala i Martín).

En agosto del 2015 publicamos en Lampadia el artículo de Camilo Ferreira y Franco Olcese: ‘Documental’ con agenda ideológica ocultaManipulación política de la cultura: “La Hija de la Laguna: se consigue apoyo financiero del Estado para falsear la realidad”.

Además, los productores y conductores de Cuarto Poder podrían también haberse informado con la nota de Ricardo Uceda, el periodista de investigación más respetado del país que escribe sus informes en La República. Ver: El pantanoso caso Chaupe, 24 de febrero del 2015: (Glosado por Lampadia)

La versión de Grufides [por los Chaupe]

La historia fue explicada oficialmente por la ONG Grufides, fundada por el dirigente de Tierra y Libertad Marco Arana. (…) Los Chaupe lo compraron legítimamente a un tío. Pruebas: un certificado de posesión sobre dieciocho hectáreas otorgado por la comunidad campesina de Sorochuco (…). Después la empresa adquirió tierras colindantes. Y con el mayor descaro, pretendió apropiarse de la propiedad de los Chaupe. En forma ilegal y abusiva, Yanacocha intentó desalojarlos mediante salvaje actuación policial.

La versión de Yanacocha

En 1996 y 1997, Conga compró 496 hectáreas a la comunidad campesina de Sorochuco. Comprendía el predio que los Chaupe reclaman como suyo. Las tierras le pertenecían a esa comunidad, con títulos irrefutables. Los documentos de compraventa fueron firmados por sus representantes calificados, incluyendo a Samuel Chaupe, padre del esposo de Máxima, avalando la transferencia de Tragadero Grande. Evidencia fotográfica satelital demuestra que es falso que el terreno en disputa haya estado ocupado por los Chaupe desde 1994. Estos recién ingresaron ilícitamente en agosto del 2011, cuando estalló el conflicto de Conga.

Cuando los Chaupe quisieron invadir sus terrenos en 2011, la empresa los denunció penalmente y pidió a la policía desalojarlos. Existe un video demostrativo de que no hubo la violencia que se denuncia.

Todos somos Máxima

Pero la fuerza moral de la denuncia procede del testimonio de Máxima. Es convincente su discurso de que la explotación de esas tierras es el único recurso de su familia para subsistir. Máxima, La Dama del Lago, es una víctima: una campesina indigente que lucha por sobrevivir.

Es la versión de los Chaupe y de sus defensores. En agosto del 2013, en la víspera de que un juzgado de Celendín los sentenciara por usurpación, Máxima Chaupe declaró al canal Portafolio Periodístico que recibía amenazas de Yanacocha, y que si la empresa la mataba quería ser enterrada en Tragadero Grande. “Es el único terreno que tengo”, añadió. Después de esta sentencia, su abogada Mirtha Vásquez, de Grufides,  dijo que los Chaupe defendían su única propiedad, y que no tenían otro lugar adónde ir.

Nueve propiedades

Por eso fue pasmosa la revelación que hizo el 9 de febrero, en TV Norte, el periodista cajamarquino Luis Mego. Los esposos Chaupe tenían título de propiedad de seis predios en el distrito de Sorochuco, provincia de Celendín: Chilin, Agenco I, Agenco II, La Tuna, Aluche. Además, poseían otros tres –Sigues, La Playa de Sigues y La Nueva Chica– en el distrito de Huasmín. No es que sean terratenientes ni mucho menos: las chacras, en conjunto, suman solo diez hectáreas.

Los títulos de dominio en favor de los Chaupe en la SUNARP indican que en cada caso acreditaron “posesión directa, continua, pacífica y pública” por ese tiempo. Y que fue constatada la explotación económica de los predios. Los registros fueron obtenidos en 2004 y 2005. ¿Cómo, durante el lustro anterior, estuvieron ocupando estos terrenos y al mismo tiempo Tragadero Grande?

La otra vía

Mirtha Vásquez, de Grufides, abogada de los Chaupe, respondió que estos terrenos eran “una herencia”. Mego dijo que los documentos de SUNARP  demuestran lo contrario. Vásquez también señaló que las propiedades carecían de valor. Pero la inspección del Ministerio de Agricultura reporta tierras cultivadas y cría de animales. Cualquier agrotécnico demostraría que estas chacras son mejores que el duro y helado territorio de Conga. 

Los Chaupe están en todo su derecho de hacerse de predios ocupados por cinco años. Pero haber mentido acerca de su “única propiedad” echa sombras sobre toda la historia y deja mal paradas a organizaciones de derechos humanos que los defendieron.

Es una lástima que algunos de los programas periodísticos del país, a pesar de contar con los mejores recursos y capacidades habidas y por haber, asuman posiciones tan irresponsables como la exhibida por Cuarto Poder, el último domingo. También es lamentable la falta de reacción de la clase dirigente peruana, que ve pasar mitos elefantiásicos por sus puertas, sin indignarse y comunicar sus pareceres a la opinión pública.

‘Por esto y muchas cosas más’, nos parece que Cuarto Poder se está ganando el sobrenombre de “Poder de Cuarta”. Lampadia




Los mercaderes de la moralidad en el Perú

Los mercaderes de la moralidad en el Perú

Las ONG’s pos-extractivistas se presentan en los medios como profesionales desinteresados, comprometidos con la defensa del medio ambiente y de las poblaciones locales. Sin embargo, al analizar su conducta se percibe que sus prioridades reales son muy diferentes de los propósitos que declaran tener. El acceso a donaciones y la visibilidad mediática han resultado ser los principales criterios de selección de las causas a defender, o a abandonar. Detrás de su discurso, sus líderes se comportan como verdaderos “Mercaderes de la Moralidad.” En este artículo analizamos a los pos-extractivistas que operan en Perú a la luz de un brillante estudio de Clifford Bob, PhD del MIT. (Ver más información en nuestro repositorio: Recursos Naturales y Desarrollo).

Los grupos que alcanzan destaque global lo logran a un alto costo, distorsionando sus principios y alienando a sus constituyentes para apelar a los intereses [privados] de los donantes en los países ricos. Clifford Bob.[1]

El comercio de la moralidad es el negocio principal de los grupos post-extractivistas. Mucho de su comportamiento real y de sus inconsistencias políticas, profesionales y morales se explican, por las reglas del mercado en el cual han decidido hacer negocio. Sus constituyentes locales, la población pobre y oprimida a la cual dicen servir, son meros componentes de un juego de imágenes desarrollado en función de sus verdaderos clientes, los donantes de los países desarrollados. Ello viven de donaciones, y para lograrlas tienen que servir a los objetivos e intereses de sus donantes.[2]

Clifford Bob, alumno de Harvard y PhD del MIT, ha escrito un brillante artículo que clarifica la dinámica política y mediática detrás de las causas impulsadas por las organizaciones Pos-Extractivistas, tanto en el Perú como en el extranjero[3] La pregunta que guió su investigación es: Por qué ciertas causas políticas reciben simpatía, atención mediática y fondos, mientras otras no? Su estudio se enfocó en un análisis comparativo de casos dando especial atención a aquellos en los que la naturaleza de las causas era muy semejante. Sus hallazgos han resultado ser útiles para comprender la conducta de los grupos post-extractivistas que operan en Perú.

El autor, mediante múltiples casos, nos muestra como la relación éxito-fracaso[4], en la celebridad de una causa, no es establecida por la importancia de la misma, ni por el número de quienes se consideran agraviados, ni menos aún por el tipo de denuncia que realizan.  Partiendo de un caso muy conocido, el independentismo Tibetano, Clifford muestra que los Tibetanos (del cual el Dalai Lama es una figura muy reconocida) reciben una gran cobertura mediática global, mientras que los Uigures que se encuentran también  bajo dominio chino reciben una cobertura mediática mínima. Un segundo caso estudiado por Bob es la rebelión zapatista en Chiapas cuya fama es muy superior a la fama de la insurgencia del Ejercito Popular Revolucionario en Oaxaca a pesar de las grandes semejanzas entre ambos movimientos.

La respuesta, es decir el grado de éxito, tendría mayor relación con ciertas características propias de las causas célebres, de imagen de sus líderes y su alineamiento con los intereses de las grandes ONG’s internacionales involucradas, y con sus posibilidades de sacar provecho de dicha causa.  En el caso de la lucha por la independencia del Tíbet y la de los Uigures, ambos grupos minoritarios han luchado contra la dominación china, el asentamiento de los chinos provenientes de la etnia Han (la dominante en el país), las políticas de desarrollo del Partido Comunista Chino y las políticas represivas aplicadas en sus regiones.  Sin embargo, los Uigures han fallado en captar la atención y la simpatía de la comunidad internacional. Según el autor, esta diferencia no se basa en la causa que persiguen (que es básicamente la misma) sino más bien en el potencial para recaudar fondos y construir reputación que las grandes ONG’s han encontrado en las respectivas causasEl criterio de selección de los donantes es el potencial de donaciones y prestigio (donaciones futuras) que cada causa tiene en el mercado filantrópico, no la relevancia de la causa para la humanidad.

Los Chaupe versus los Pajares.  ¿Cuál tiene mayor potencial de best-seller?

Un caso local que podríamos analizar con este enfoque es el de la Sra. Máxima Acuña de Chaupe, una mujer que ha sido sistemáticamente utilizada por diversas ONG’s locales en eventos, manifestaciones, representaciones icónicas, producción de contenido hostil a la minería, en medios, etc. La señora Acuña acusa a Minera Yanacocha (una empresa con mayoría de capital estadounidense) de pretender apropiarse abusivamente de su terreno para desarrollar el proyecto Conga.  Un reclamo muy similar fue hecho por otra familia, los  Pajares;[5] el mismo problema, la misma empresa, en la misma región. Sin embargo, el caso de Máxima,  ha tenido mucho más éxito para capturar la atención de las ONG’s fuera del Perú y obtener rebote mediático local. La causa es muy similar y la injusticia argüida también. ¿Qué hace el caso de la familia Chaupe más importante para los pos-extractivistas locales y para sus donantes?

El caso de la familia Chaupe es mucho más fácil de vender a medios y donantes que el caso de los Pajares. Los Chaupe tienen más potencial para recaudar donaciones para las ONG’s e incrementar su reputación.  El ícono Chaupe a ser elevado cumple con varias causas de diversos grupos de interés, aumentando el “mercado de activistas” y de ONG’s interesadas: (1) es mujer, atractivo para las feministas, (2) se opone a la minería (atractivo para los grupos pos-extractivistas), (3) es supuestamente “indígena” (atractivo para los activistas indigenistas), (4) es campesina (atractivo para agrupaciones comunistas o radicales que buscan reivindicar antiguas opresiones contra el campesinado), y (5) es contraria a las trasnacionales (lo que agrada a grupos anti-globalización). Esta visión romántica de la lucha entre la mujer indígena pobre, sola, campesina, indefensa, que vive en armonía con la naturaleza, versus la trasnacional gigante, poderosa, contaminadora del medio ambiente y culpable de la pobreza local, es una réplica de la lucha de David contra Goliat que gusta mucho a las diversas audiencias de activistas, aquí y en los países desarrollados. Ello implica que múltiples sectores activistas tienen incentivos a dar rebote al caso, y que al hacerlo los pone en mejores términos con sus financiadores.

El caso de la familia Pajares es menos llamativo  como producto mediático. Los argumentos que ellos han presentado –más allá de ser o no ciertos– son legales y no apelan a reivindicaciones étnicas, ni a luchas medio ambientales, ni a ningún otro punto de la agenda pos-extractivista.  Los integrantes de la familia presentaron los papeles del juicio en una camioneta 4×4, son además hijos de uno de los hombres con más tierras en el norte del Perú, no están tratando de vivir en la zona, una de las voceras afirma vivir en el extranjero, y no se victimiza ante los medios.[6]  Un “producto” así es difícilmente vendible por las grandes ONG’s, no encaja en la causa de ningún grupo activista en los países desarrollados, y no encaja bien en ningún segmento del mercado de donaciones.

Entendiendo esa lógica, no sorprende que varias ONG’s se hayan plegado a las demandas de Máxima Chaupe.  Por el potencial del producto (la imagen de la señora Chaupe), los instructores la hicieron seguir, como libro de texto, ciertos pasos necesarios para incrementar la relevancia de su figura: le brindaron premios como vehículo de internacionalización de la figura, surgió un “padrino” que la apoyó y guió en el proceso[7] se ha trabajado en la generación de una iconografía (la dama de la Laguna Azul) y de diversos productos audiovisuales relacionados, entre ellos, el documental “La Hija de la Laguna[8], un reportaje en Cuarto Poder y una entrevista con Milagros Leiva.  La señora ha sido llevada a diversas reuniones y presentaciones de activistas de distintas causas, inclusive a Europa en la que fue usada como un recurso muy útil para capturar la atención de una congresista del Partido Comunista Francés, quien incluso visitó las lagunas relacionadas al proyecto Conga el año pasado. La última acción es el ‘regalo’ del diario La República del video del documental indicado, del día 21 de diciembre pasado (ver foto).

ONG’s “ambientalistas” que no se preocupan por el medio ambiente

El mismo criterio mercantil explicado por Bob en las causas que obtienen rebote global es aplicable en la selección de las causas ambientales en Perú.

Si uno busca en la página web de GRUFIDES (ONG protagónica de múltiples  conflictos sociales y que sirvió de plataforma a Marco Arana) encontrará 134 artículos referentes al Proyecto Conga y 46 referentes al Proyecto Tía María, mientras que hay tan solo 15 referencias a la minería informal la cual está trayendo, de manera probada, una verdadera devastación medioambiental.  Ese número extraordinario de artículos refleja la prioridad que GRUFIDES asigna a los dos proyectos que ni siquiera han entrado en operación, que tienen sus EIA aprobados, y siendo que los anti-mineros no cuentan con estudios serios que sustenten los potenciales costos ambientales. Las causas asumidas por los pos-extractivistas se priorizan en función de su potencial en el mercado de donaciones; el país y la población andina son sólo componentes de un discurso comercial. El impacto ambiental es menos relevante que la visibilidad del conflicto ligada a una determinada actividad extractiva.

Un caso similar sucedió en Piura.  La empresa Manhattan que realizaba exploraciones en Tambogrande tuvo que retirarse dado el rechazo por el trabajo de zapa realizado por algunas ONG’s, agrupaciones políticas y diversos aventureros políticos locales, quienes apelaban a la posibilidad futura de que ocurriera cierto grado de contaminación.  El bloqueo del proyecto provocó la entrada masiva de la minería ilegal que hoy está destruyendo en forma desastrosa las zonas donde opera. ¿Dónde están las organizaciones que lucharon por la protección ambiental del valle y de la población de Tambogrande? ¿Por qué los esfuerzos mediáticos y de adoctrinamiento político (llamados “capacitaciones locales”) disminuyeron en función del retiro de la minería moderna? Los resultados desastrosos de Tambogrande no son materia evaluación para los anti-mineros, lo único que extraen como lecciones aprendidas son los métodos para bloquear nuevos proyectos mineros. En la lucha incesante por comercializar ideas en el mercado de donaciones, la coherencia moral y profesional es dejada de lado.

Luchar contra las multinacionales y las multilaterales es más rentable

En otra parte de su articulo Clifford Bob cita el ejemplo de la comunidad Ogoni, en Nigeria. El pueblo Ogoni estuvo luchando por años por representación política ante la indiferencia de la comunidad internacional.  Su destino cambió cuando la empresa trasnacional Royal Dutch Shell entró a operar en sus territorios y los líderes Ogoni modificaron sus reclamos desde una posición de defensa de minorías étnicas  hacia una de protección medioambiental. Varias organizaciones internacionales, entre ellas Greenpeace y Amnistía Internacional, empezaron a darle atención al tema. La causa anterior era muy difícil de vender a sus audiencias globales, mientras que la defensa del medio ambiente en enfrentamiento a una multinacional se alineaba mucho más con las preocupaciones del mundo desarrollado y de los donantes de esas ONG’sAtacar a grandes empresas trasnacionales es una actividad mucho más lucrativa en lo económico y político para las ONG’s que priorizar la representatividad de grupos étnicos africanos, y menos aún hacer algo efectivo en esa dirección.  Como en todo mercado, el cliente (o en este caso el donante) tiene la razón.

Un fenómeno  semejante se dio en el caso peruano, pues durante la Junta de Gobernadores del FMI y el Banco Mundial se realizó un evento opuesto, titulado “Desmintiendo el Milagro Peruano”[9] el cual contó con la participación de múltiples invitados internacionales incluyendo el célebre Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Los activistas peruanos enfrentaban el problema de que sus actividades se focalizaban en Derechos Humanos, Medio Ambiente y Derechos Indígenas, estando estas temáticas muy alejadas de los debates respecto a políticas económicas que naturalmente se asocian al Banco Mundial y el Fondo Monetario. Sin embargo, la Junta de Gobernadores significó la llegada de una gran cantidad activistas del mundo desarrollado, hostiles a estas instituciones y capaces de canalizar recursos financieros. Había que preparar para estos clientes algo que les mostrara que se está en “la misma lucha” y que las ONG’s peruanas también merecían recibir recursos externos. La solución encontrada fue generar eventos en los que se asociaba el accionar del Banco Mundial y del Fondo Monetario a los actuales “giros de negocio” de las ONG’s peruanas. Se realizaron actividades tales como: “Un panorama del involucramiento del Banco Mundial en cambio climático en Perú y México,” “El rol de la IFC desde los años 90,[10] y los impactos de sus Inversiones en el Perú: El Caso Yanacocha en Cajamarca,” etc.

En estos eventos se trataba de sostener, aún de manera forzada, que las actividades de las ONG’s locales también formaban parte del enfrentamiento contra las multilaterales, es decir se trataba de hacer encajar el “producto” a las preferencias del “mercado” que en esos momentos estaba constituido por extranjeros hostiles al Banco Mundial y el Fondo Monetario.

Conclusiones

La investigación de Clifford Bob confirmó su hipótesis: Las diversas ONG’s que operan en el mercado de donaciones priorizan las causas no por su relevancia sino por la capacidad para atraer la atención en el mundo desarrollado y sus donantes. Como hemos podido verificar, esa lógica también impera en el Perú.  

Según el autor, las ONG’s internacionales buscan figuras que representen sus propios ideales, completen los requerimiento programáticos necesarios para tener “éxito,” o que encajen dentro de sus visiones románticas de rebelión.  Él opina además que las audiencias en el mundo desarrollado están listas para creer en la superioridad de su moral, y en el poder e infalibilidad de sus buenas intenciones. 

Como país en desarrollo no tendríamos que preocuparnos por los problemas de las sociedades desarrolladas, pero sucede que las creencias de algunos segmentos de esas sociedades pueden afectarnos, y objetivamente nos afectan, induciendo a operadores locales, como las ONG’s pos-extractivistas a dedicarse a las causas que ellos pueden comercializar mejor.

Los grupos post-extractivistas locales se han dejado moldear por la lógica de ese mercado, bloqueando la creación de riqueza donde actúan y dejando que se destruya el ambiente donde no encuentran oportunidades de negocio.

Antes de asumir una causa o respaldar a algún personaje promovido por los grupos pos-extractivistas, necesitamos verificar su relevancia y sustento empírico para no terminar consumiendo productos simbólicos que son perjudiciales para nosotros como individuos, como comunidad y como país. Lampadia

 


[1] Bob, C. (2002). Merchants of Morality. Foreign Policy, March-April 2002, p. 26-45.

[2] Recomendamos enfáticamente la lectura del artículo. Es de acceso libre y de lectura amena.

[3] Clifford Bob es actualmente Profesor de Ciencias Politicas de la Universidad de Duquesne.

[4] Una causa “exitosa” en ese artículo, es aquella que logra obtener más atención mediática, simpatía y dinero que otras causas similares.

[5] Quienes denuncian que Minera Yanacocha opera actualmente sobre terrenos que son de su propiedad.

[6] En un reportaje hecho por el programa Punto Final.

[7] Para ella fue Grufides, con su vocera Mirtha Vásquez que es actualmente su abogada en los juicios que lleva contra Yanacocha.

[8] Aunque ella no es el personaje principal de la película, su caso es expuesto en el documental. 

[9] El programa del evento esta disponible en: http://www.mediafire.com/view/aaiyiq7yrc7hob1

[10] IFC es el acrónimo de International Financial Corporation (Corporacion Financiera Internacional), que es la denominación del área de inversiones internacionales del Banco Mundial.

 


 

 


 




El negocio de la fabricación de mitos

El negocio de la fabricación de mitos

En estos días estamos siendo testigos de la fabricación de un nuevo mito: “La Hija de la Laguna”. Un documental de Ernesto Cabello que será propalado en los cinemas peruanos con el apoyo del Ministerio de Cultura. La cultura implica la verdad, la rigurosidad y la transparencia. Pues este documental no sigue ninguno de estos preceptos. Su autor declara a La República (7/8/15): “Yo pienso que cada uno de estos documentales es como una fotito con la que estás contribuyendo al álbum familiar peruano”. Hace cuatro días publicamos en Lampadia: Comunidades de Cajamarca cercanas a Conga están a favor de la mina – Comuneros de Sorochuco y Huasmín: ¡CONGA VA!. En este artículo hemos recogido, a través de nuestros periodistas, testimonios que muestran que la opinión de los pobladores de la zona del proyecto de Conga es totalmente contraria a lo expresado por el documental.

En el artículo podemos ver que mediante tácticas de terror y uso indiscriminado de la violencia, los anti-mineros han amenazado, golpeado y hasta saqueado a los comuneros de Sorochuco y Huasmín por el solo hecho de apoyar las labores de Yanacocha. Así lo denuncia, el dirigente del Centro Poblado Santa Rosa de Huasmín, Faustino Rillo Huamán. “Nos han pegado, nos han dicho que somos mineros. Así nos amenazan. Esto no puede ser. Nosotros queremos trabajar”, asegura.

“La mina ha construido la carretera a Cajamarca, antes no teníamos. Nos demorábamos dos o tres días en nuestros caballos para llegar a Cajamarca y vender nuestra papa. Ahora, en dos o tres horas llegamos. Ya hay movilidad. Nos podemos trasladar sin problema”, manifiesta Rillo.

Más allá de la enorme importancia de la carretera, la obra que ha traído más beneficios es la de los reservorios de Chailhuagón (en el caserío de San Nicolás), construido en el 2013 sobre la laguna del mismo nombre. Actualmente almacena unos 2.6 millones de metros cúbicos y fue levantada por contratistas locales usando materiales de la zona. (La antigua laguna contenía un poco más de la mitad de lo que actualmente se almacena)

En el estío sus aguas benefician los cultivos y las zonas de pastoreo de las comunidades de San Nicolás, Quinuapampa, San Juan de Yerbateros, Yerbabuena Chica, Porvenir, el Valle Maraypata y Lagunas de Combayo.

El reservorio Chailhuagón, es además una demostración de que la minería y la agricultura no compiten por el agua, sino que por el contrario, el encausamiento de las fuentes de este recurso, permite un mejor y mayor aprovechamiento del mismo. Los beneficiados son los propios comuneros que continúan dedicados a la agricultura y ganadería.

Por eso, con justa razón, los comuneros de San Nicolás se preguntan: “Si tanto quieren agua ¿por qué se oponen a los reservorios?

Los comuneros de la zona de influencia de Conga están a favor del proyecto porque entienden que ese es el camino para salir de la pobreza. Como indica Wilson Cotrina Palma: “Nosotros defendemos la oportunidad de desarrollo que nos abre el proyecto de la mina. Sabemos que va a mejorar la alimentación y la educación de nuestros hijos. Nuestros sembríos van a mejorar con abonos y fertilizantes… Por eso comunidades y empresa vamos a seguir de la mano para que el proyecto Conga salga adelante”.

La realización de obras como el reservorio Chailhuagón, pone en evidencia que los argumentos de los anti-mineros son falsos. Ahora vemos que a este proceso político, se suma la manipulación de la cultura y la mentira más ominosa.

Algo similar parece estar detrás del caso de Máxima Acuña de Chaupe y su familia, que  se encuentran enfrentados con la minera Yanacocha por un terreno.

“Por eso fue pasmosa la revelación que hizo el 9 de febrero, en TV Norte, el periodista cajamarquino Luis Mego. Los esposos Chaupe tenían título de propiedad de seis predios en el distrito de Sorochuco, provincia de Celendín: Chilin, Agenco I, Agenco II, La Tuna, Aluche. Además, poseían otros tres –Sigues, La Playa de Sigues y La Nueva Chica– en el distrito de Huasmín. No es que sean terratenientes ni mucho menos: las chacras, en conjunto, suman solo diez hectáreas. Lo llamativo es que les fueron entregadas en propiedad luego de que demostraran la posesión sobre las mismas”. Según informa Ricardo Uceda en La República.pe.

 Tal vez el mito más escandaloso, de una supuesta víctima pobre e indefensa, es el de la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, según denunció el 2007 Xavier Sala i Martín en la Vanguardia de España.

Ver:      http://www.columbia.edu/~xs23/catala/articles/2007/Nobel_Paz/Nobel%20Paz.htm

“Enero de 1982: una joven guatemalteca de ascendencia maya llamada Rigoberta Menchú Tum, se reúne en Paris con la escritora francesa de origen venezolano, Elisabet Burgos. De las conversaciones que las dos mujeres mantienen durante dos semanas sale el libro Me llamo Rigoberta y así me nació la conciencia, que narra la trágica historia de la joven. El libro explica que Rigoberta era hija de campesinos pobres que cobraban salarios miserables trabajando en condiciones de esclavitud en las plantaciones de café propiedad de ladinos (blancos descendientes de colonos españoles). La pobreza impidió que Rigoberta fuera al colegio y sólo aprendió español unos meses antes de ir a París. Un día, los guardaespaldas del terrateniente apalizaron a su padre, Vicente Menchú, por defender a los campesinos mayas. A raíz de esa paliza, Vicente empezó un movimiento campesino de liberación. El gobierno capturó a su hijo, Petrocinio, que fue torturado y quemado vivo delante de todo el pueblo, con la pequeña Rigoberta como testigo principal. Luego el padre lideró una masiva manifestación de protesta que fue aplastada nada más llegar a la capital. Rigoberta se escapó a México desde donde lideró el movimiento revolucionario. La historia era tan trágica y tan conmovedora que en 1992, Rigoberta fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz.

En 1999, el antropólogo David Stoll investigó los hechos. Resulta que la familia Menchú era una familia relativamente rica, propietaria de 28 kilómetros cuadrados de tierra. Vicente, el padre, nunca tuvo que trabajar para los ladinos y quien le apalizó, no fueron los guardaespaldas del terrateniente sino los hermanos de la madre, los Tum, otra familia rica que se disputaba la tierra con los Menchú. Tampoco es cierto que la pequeña Rigoberta no tuviera estudios: fue a la escuela de las monjas blancas y allí aprendió español muchos años antes de ir a Paris. Y aquello de que Petrocinio fuera quemado vivo también era invención: nadie en el pueblo recuerda que la policía incendiara al hermano de Rigoberta. Lo que sí es cierto, es que un día éste desapareció y que nadie lo ha vuelto a ver, aunque testigos aseguran haberlo visto en Nueva York.

Tras la publicación del libro, Rigoberta acusó a Stoll de estar al servicio de la dictadura guatemalteca. Pero poco después confesó que mucho de lo que explicaba en su libro era una fabricación de la escritora Elisabet Burgos, que resultó ser militante de diferentes causas rebeldes en Sudamérica y que estaba casada con Régis Debray, un revolucionario francés amigo del Che. Una vez desenmascarada la farsa, se ha pedido que se le retire el premio Nobel a Rigoberta (como las medallas olímpicas a Marion Jones) pero eso no ha sucedido”.

Xavier Sala-i-Martín, economista, catedrático de Columbia University, La Vanguardia, España, 17-10-2007.

Así se fabrican los mitos. Parece que en el Perú queremos ponernos al día, de la mano del Ministerio de Cultura. Lampadia