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Desmitificando el discurso de Stiglitz

A pesar de haber acumulado un historial marcado por pronósticos dudosos y análisis erróneos, Joseph Stiglitz sigue siendo muy considerado entre las élites de los medios de comunicación, incluido Paul Krugman del New York Times, quien lo llama “un economista increíblemente grande”. Y Stiglitz sigue siendo influyente en los círculos políticos.

Pero, ¿cómo podría un economista con su presunta sofisticación respaldar públicamente las políticas desastrosas de Hugo Chávez? Recordemos que, en 2006, el economista ganador del Premio Nobel Joseph Stiglitz elogió las políticas económicas de Hugo Chávez.

  • El presidente venezolano dirigió uno de los “gobiernos de izquierda” en América Latina que fueron injustamente “castigados por ser populistas”, escribió Stiglitz.
  • De hecho, también elogió que el gobierno de Chávez se proponga “brindar beneficios de educación y salud a los pobres y luchar por políticas económicas que no solo generen un mayor crecimiento, sino que también aseguren que los frutos del crecimiento se compartan más ampliamente”.
  • Continuó repitiendo sus elogios en el 2007, en un foro de mercados emergentes en Caracas, patrocinado por el Banco de Venezuela. La tasa de crecimiento económico de la nación fue “muy impresionante”, señaló y agregó que “el presidente Hugo Chávez parece haber tenido éxito en brindar salud y educación a las personas de los barrios pobres de Caracas”.

Desde la perspectiva de Stiglitz, los mercados están plagados de fallas en el procesamiento y la transmisión de información y los gobiernos debe estar listo para corregir estas fallas. No es raro escuchar que Stiglitz hable de haber “socavado” las teorías de libre mercado de Adam Smith, afirmando que la “mano invisible” de Smith no existía o se había “paralizado”. De hecho, su enfoque favorece al gobierno. Este contexto ayuda a explicar su respaldo a Chávez.

Como destacó Stiglitz en su conferencia Nobel, “se requiere una competencia perfecta para que los mercados sean eficientes”. Tenía razón en que, al desafiar la idea de mercados perfectamente competitivos, la economía de la información significaba un cambio de paradigma. Pero la teoría de la competencia perfecta es tan abstracta que solo los economistas cegados por sus propias pruebas matemáticas podrían suscribirse a ella. Cualquier institución creada y dirigida por seres humanos imperfectos está destinada a fallar.

Entonces, ¿cuál es la credibilidad de Stiglitz? Irse en contra del modelo capitalista no es la manera de generar riqueza en el mundo.

  • El capitalismo nos ha traído muchísimos beneficios.
  • Ha integrado efectivamente los mercados globales y han producido inmensos beneficios para la humanidad en su conjunto, como una gran disminución de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres.

Recordemos que, en los últimos 40 años:

  • Se ha duplicado la población mundial y se ha formado una clase media global de 3,600 millones de habitantes (el 50% de la humanidad) y,
  • Hoy los más pobres tienen mejores condiciones de vida que nunca antes
  • Mayor esperanza de vida
  • Mejor alimentación y
  • Mejor salud.

Se estima que en 20 años podamos superar del todo la pobreza. Como afirmó Xavier Sala-i-Martín, “El capitalismo no es un sistema económico perfecto. Pero cuando se trata de reducir la pobreza en el mundo, es el mejor sistema económico que jamás ha visto el hombre”.

En Lampadia somos tercos defensores de la economía de mercado y el libre comercio. Hemos insistido innumerables veces que el capitalismo nos ha traído muchísimos beneficios, ha integrado efectivamente los mercados globales y han producido inmensos beneficios para la humanidad en su conjunto, como una gran disminución de la pobreza global y de la desigualdad entre los países más ricos y los más pobres.

Líneas abajo compartimos un artículo que explica a más detalle las fallas del pensamiento de Stiglitz y esperamos aclare que el capitalismo todavía es el modelo económico que mejor funciona en el mundo y en nuestra sociedad:

Lo siento, Stiglitz: lo que está mal es el socialismo, no el capitalismo

Mises Wire
Willian L. Anderson, profesor de Economía en la Universidad Estatal de Frostburg en Maryland
14 de noviembre, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

Desde que ganó el Premio Nobel en “Ciencia Económica” en 2001, Joseph Stiglitz ha sido una banda de un solo hombre para la defensa del crecimiento del estado. Después del 11 de septiembre, por ejemplo, solicitó la formación de una agencia federal para brindar seguridad a los pasajeros de las aerolíneas, que según él enviaría una “señal” de calidad. (Stiglitz ganó su premio por “probar” que los mercados libres son “ineficientes” y siempre dan resultados menos que óptimos debido a información asimétrica. Solo el gobierno en manos de gente realmente inteligente como Stiglitz puede dirigir la producción y el intercambio de manera consistente hacia resultados eficientes y “justos”.

Hace más de una década, Stiglitz prodigó elogios al gobierno socialista del difunto Hugo Chávez en Venezuela, declarando:

El presidente venezolano, Hugo Chávez, parece haber tenido éxito en llevar la salud y la educación a la gente de los barrios pobres de Caracas, a aquellos que anteriormente vieron pocos beneficios de la riqueza petrolera del país.

Continuó afirmando que las políticas de Chávez de expropiar la estructura de capital de las compañías petroleras privadas en Venezuela daría lugar a una distribución más “igualitaria” de la riqueza, algo que él cree que es deseable en todas partes. Curiosamente, dado que el “experimento” socialista de Venezuela fue al sur, completo con hiperinflación y una de las peores crisis financieras y económicas jamás vista en el hemisferio occidental, Stiglitz ha permanecido en silencio, al menos cuando se trata de explicar por qué el llamado milagro económico en Venezuela era insostenible.

Aunque Stiglitz ya no elogia al prodigioso socialismo venezolano, apenas guarda silencio sobre su creencia de que solo el poder estatal ampliado puede “salvar” a la economía de los Estados Unidos de la autodestrucción. En un artículo reciente en Scientific American, declara que “La economía estadounidense está dañada”.

Aquellos que conocen las declaraciones públicas de Stiglitz, Paul Krugman y otros en el campo de “los mercados son internamente destructivos”, nada de lo que escribe Stiglitz en el artículo es sorprendente. En realidad, es puro Stiglitz tenerlo en Scientific American, ya que puede decir que está involucrado en el discurso científico, algo que puede probar con muchas ecuaciones matemáticas que “prueban” que los mercados libres son malos:

Desde la perspectiva de Stiglitz, los mercados están plagados de fallas en el procesamiento y la transmisión de información, y el gobierno debe estar listo para corregir estas fallas. En su conferencia Nobel, Stiglitz habló de haber “socavado” las teorías de libre mercado de Adam Smith, afirmando que la “mano invisible” de Smith no existía o se había vuelto “paralizada”. Señaló que los principales debates políticos de las dos últimas décadas han tendido a centrarse en la “eficiencia de la economía de mercado” y en la “relación apropiada entre el mercado y el gobierno”. Su enfoque favorecía al gobierno.

Además, declaró en su conferencia de Nobel que “se requiere una competencia perfecta para que los mercados sean eficientes” (cursiva suya). Para los economistas austriacos, su declaración plantea la pregunta de por qué debemos asumir que los gobiernos de alguna manera poseen la información necesaria para producir resultados “eficientes” en los intercambios económicos, pero Stiglitz nunca ha tratado de ir allí. Simplemente asume la superioridad gubernamental con respecto a la información y luego se ejecuta con esa suposición.

El último artículo de Stiglitz establece el tema según el cual los mercados producen desigualdad de manera sistemática, y que con el tiempo nos enfrentamos a la situación en la que solo unas pocas personas privilegiadas se benefician del sistema capitalista mientras que la gran mayoría se desliza hacia el abismo económico. El escribe:

En su célebre tratado del 2013 Capital en el siglo XXI, el economista francés Thomas Piketty cambia la mirada hacia los capitalistas. Sugiere que los pocos que poseen gran parte del capital de un país ahorran tanto que, dado el rendimiento estable y alto del capital (en relación con la tasa de crecimiento de la economía), su participación en el ingreso nacional ha aumentado. Su teoría, sin embargo, ha sido cuestionada en muchas bases. Por ejemplo, la tasa de ahorro de incluso los ricos en los Estados Unidos es tan baja, en comparación con los ricos en otros países, que el aumento de la desigualdad debería ser menor aquí, no mayor. 

Una teoría alternativa es mucho más acorde con los hechos. Desde mediados de la década de 1970, las reglas del juego económico han sido reescritas, tanto a nivel mundial como nacional, de manera que beneficien a los ricos y perjudiquen al resto. Y se han reescrito aún más en esta dirección perversa en los EEUU, a pesar de que, en otros países desarrollados, las reglas en los EEUU ya eran menos favorables para los trabajadores. Desde esta perspectiva, aumentar la desigualdad es una cuestión de elección: una consecuencia de nuestras políticas, leyes y regulaciones.

En EEUU, el poder de mercado de las grandes corporaciones, que en principio era mayor que en la mayoría de los otros países avanzados, ha aumentado incluso más que en otros lugares. Por otro lado, el poder de mercado de los trabajadores, que comenzó menor que en la mayoría de los otros países avanzados, ha caído más que en otros lugares. Esto no solo se debe al cambio a una economía del sector de servicios, se debe a las reglas de juego amañadas, reglas establecidas en un sistema político que está a su vez amañado por la burla electoral, la supresión de votantes y la influencia del dinero. Se ha formado un espiral vicioso: la desigualdad económica se traduce en desigualdad política, lo que conduce a reglas que favorecen a los ricos, lo que a su vez refuerza la desigualdad económica.

Todo esto se traduce en lo que él llama un “circuito de retroalimentación” que se traduce en una espiral descendente. Debemos asumir que el crecimiento en la desigualdad de ingresos crecerá hasta que estemos en el estado marxiano de “ejército de reserva de desempleados”, o al menos un ejército de reserva de personas que no pueden encontrar trabajo que les permita mantenerse a sí mismos.

Al igual que muchos otros que han afirmado que el capitalismo está destruyendo a la clase media, Stiglitz recurre a las políticas creadas durante la Gran Depresión y después de la Segunda Guerra Mundial para la salvación, considerando el período desde 1930 hasta finales de los 50 como una supuesta era dorada de prosperidad. El escribe:

Después del New Deal de la década de 1930, la desigualdad estadounidense entró en declive. En la década de 1950, la desigualdad había retrocedido hasta tal punto que otro premio Nobel de economía, Simon Kuznets, formuló lo que se conoció como la ley de Kuznets. En las primeras etapas de desarrollo, a medida que algunas partes de un país aprovechan nuevas oportunidades, las desigualdades crecen, postuló; en las etapas posteriores, se encogen. La teoría encaja con los datos, pero luego, a principios de la década de 1980, la tendencia se invirtió bruscamente.

Para revertir esta tendencia de aumento de la desigualdad y el aumento de la pobreza, Stiglitz exige un retorno a las políticas de la era de la Depresión con altos impuestos marginales y el uso de la estructura regulatoria para recrear los cárteles financieros y comerciales construidos por las regulaciones del New Deal que dominaron la producción y las finanzas estadounidenses, y el transporte en ese momento. De hecho, aparte de las leyes contra la discriminación que ahora forman parte del panorama legal moderno, Stiglitz cree que la única esperanza para nuestro futuro es regresar al pasado:

  • …necesitamos impuestos más progresivos y educación pública de alta calidad financiada por el gobierno federal, incluido el acceso asequible a las universidades para todos, sin requerir a préstamos ruinosos.
  • Necesitamos leyes modernas sobre la competencia para hacer frente a los problemas planteados por el poder del mercado del siglo XXI y una aplicación más estricta de las leyes que tenemos.
  • Necesitamos leyes laborales que protejan a los trabajadores y sus derechos a sindicalizarse.
  • Necesitamos leyes de gobierno corporativo que frenen los salarios exorbitantes otorgados a los jefes ejecutivos, y
  • Necesitamos regulaciones financieras más estrictas que impidan que los bancos se involucren en las prácticas de explotación que se han convertido en su sello distintivo.
  • Necesitamos una mejor aplicación de las leyes contra la discriminación: es inconcebible que las mujeres y las minorías reciban un pago de una mera fracción de lo que reciben sus homólogos de raza blanca.
  • También necesitamos leyes de herencia más sensatas que reduzcan la transmisión intergeneracional de ventajas y desventajas.

Desafiando la lógica de Stiglitz

Stiglitz casi no es el único economista moderno que quiere que la economía estadounidense se reestructure para parecerse a cómo se veía en 1939. Paul Krugman muchas veces pidió un “Nuevo New Deal” y en realidad afirma que la clase media de los Estados Unidos ni siquiera existió hasta que el presidente Franklin D. Roosevelt lo creó con sus políticas.

Al leer el discurso “necesitamos” de Stiglitz, está claro que él ve la economía como mecanicista y determinista. El capital tendrá rendimientos crecientes porque, bueno, el capital tiene rendimientos crecientes, lo que significa que, con el tiempo, el capital aumentará los ingresos de sus propietarios y todos los demás se volverán más pobres. De hecho, a medida que se revisa todo el artículo, se puede concluir que cree, como Marx, un sistema de mercado es inestable internamente y que siempre implosionará porque algunas personas verán aumentar sus ingresos, pero solo a expensas de las masas, que verán disminuir sus ingresos.

De hecho, si uno sigue a Stiglitz a sus conclusiones lógicas, debería asumir que la economía de los Estados Unidos es una trampa de explotación y miseria para los trabajadores estadounidenses, ya que trabajan más horas y observan cómo se escapa su nivel de vida. El escribe:

Al igual que Krugman, Stiglitz usa una serie de estadísticas y gráficos para “probar” que, antes de que Ronald Reagan y Margaret Thatcher tomaran el poder, las economías estadounidense y británica estaban integradas en la “igualdad” y la prosperidad. Sin embargo, por alguna razón desconocida, las ideas de mercado libre surgieron repentinamente de la nada para influir en los políticos para crear un nuevo sistema económico que deshiciera la cuidadosa economía estructurada posterior al New Deal que había creado a la clase media estadounidense y los había llevado a la pobreza.

Hay un problema con el análisis de Stiglitz: está equivocado teórica y empíricamente. Primero, la década de 1970 fue una década de inflación y declive económico tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña. En los EEUU, la economía osciló entre el auge inflacionario (con una inflación que llegó a más del 10 por ciento) y los derrumbes devastadores, incluida la recesión de 1974-75, y en Gran Bretaña, la situación fue aún peor, como se demostró en un broadcast de “60 minutos” “¿Habrá siempre una Inglaterra?” [En Gran Bretaña, los añós 70 terminaron con el llamado ‘winter of discontent’ (invierno del descontento) y solicitudes de financiamiento al FMI].

Lo triste es que Stiglitz está tratando de afirmar que los estadounidenses estaban mejor económicamente en 1980 de lo que están ahora, lo que solo puede significar que cree que los estadounidenses tenían un mejor nivel de vida hace 40 años que hoy. Sin embargo, como señaló Philip Brewer, es fácil confundir algo como la igualdad de ingresos con niveles de vida más altos. La llamada Edad de Oro de la década de 1950 fue una época en que un tercio de los estadounidenses vivían en la pobreza. Escribe Brewer:

En las décadas de 1950 y 1960, un hombre trabajador podía mantener a una familia con un nivel de vida de clase media con un solo ingreso. Podría sorprenderle saber que una persona que trabaja a tiempo completo, incluso con un salario mínimo, aún puede apoyar a una familia de cuatro personas con ese nivel de vida. Hoy en día lo llamamos “vivir en la pobreza”. 

En teoría, Stiglitz sostiene que, con el tiempo, los propietarios del capital y recursos reciben rendimientos crecientes del capital, lo que tiene el efecto de aumentar el ingreso de los propietarios con el tiempo, pero solo a expensas de todos los demás. Por lo tanto, en su opinión, el capital es el culpable, y como una economía acumula cantidades crecientes de capital, la desigualdad de ingresos y la pobreza siguen lógicamente. Él cree que la única forma de revertir esta tendencia es que el estado confisque enormes cantidades de ingresos de los propietarios de capital y recursos y los transfiera a personas de bajos ingresos a través de pagos de asistencia social o la disponibilidad de servicios gubernamentales.

Si Stiglitz tiene razón, sería la primera vez en la historia registrada que la acumulación de capital obtenida a través de un sistema de pérdidas y ganancias sería responsable de disminuir el estándar general de vida en una economía. Además, Stiglitz parece ignorar el rol económico del capital: aumentar la oferta de bienes y servicios en una economía. Al observar solo los ingresos que ganan los propietarios de capital y al no entender la importancia económica real de la acumulación de capital, Stiglitz se queda con la aplicación de un análisis marxista en el que los “ricos” ganan una mayor proporción de ingresos, dejando a todos los demás con una menor participación en los ingresos: el resultado es un “exceso” general de bienes que no se pueden vender, lo que lleva a un número creciente de despidos, desempleo y un colapso económico final. Lo que los economistas de Jean Baptiste le dicen a Ludwig von Mises, y, debo agregar, el registro histórico, han desacreditado sus argumentos para evitar que Stiglitz los repita.

Al publicar su artículo en Scientific American y expresar su análisis en el lenguaje de la ciencia, Stiglitz quiere que creamos que sus puntos de vista son sistemáticos y tienen el aura de la inevitabilidad, como si estuviera describiendo los resultados de la Ley de Gravedad. En realidad, Stiglitz simplemente repite las falacias de Thomas Malthus, Karl Marx y John Maynard Keynes y presenta una visión rígida, mecanicista y absolutamente falsa de cómo funciona una economía.

A lo largo de la historia, hemos visto cómo el socialismo hace retroceder una economía, ya se trate de las prácticas de la antigua USSR, la China de Mao, Cuba y ahora Venezuela. No pudo comprender cómo se derrumbaría el “milagro socialista” de Venezuela, y ahora intelectualmente no puede y no está dispuesto a comprometerse con la verdad de por qué el deterioro de una economía socialista se traduce en riqueza para unos pocos y pobreza real para las masas. En otras palabras, no puede comprender por qué la economía socialista está amañada. Lampadia




Summers vs Stiglitz sobre Estancamiento Secular

En un reciente ‘debate’ vía artículos, Larry Summers y Joseph Stiglitz han venido intercambiando opiniones sobre si las ideas del estancamiento secular son aplicables a la economía estadounidense. Larry Summers no se ha quedado atrás y señala que cada vez más personas están aceptando su tesis de “estancamiento secular”, a pesar de que el crecimiento económico se ha fortalecido dramáticamente y las tasas de interés han aumentado desde 2013, cuando sonó la alarma por primera vez.

¿Qué es estancamiento secular? Este término fue acuñado por primera vez por el economista Alvin Hansen en 1930 y se refiere, en simple, a un estado duradero en el que la depresión económica sería la norma, con episodios de pleno empleo escasos y distanciados. Para Summers, el estancamiento secular se caracteriza por:

  • Crecimiento económico debajo del crecimiento potencial
  • Inflación persistente en torno al 2%
  • Bajas tasas de interés, en torno a cero o negativas (trampa de la liquidez)
  • Burbujas e inestabilidad financiera

Para mayor detalle, ver su discurso de la XIV Conferencia Anual de Investigación del FMI: “Crisis ayer y hoy” del 8 de noviembre de 2013:

Existe un consenso de muchos economistas que las características del fenómeno indicado por Summers sí se observan en la economía mundial. Según Summers (en el artículo del Financial Times que inició todo este debate), “el estancamiento secular -como un problema- permanece muy real en la actualidad. Los paliativos actuales son apropiados, pero es poco probable que sean soluciones a largo plazo. El mundo industrial puede esperar que las demandas de inversión aumenten y las necesidades de ahorro disminuyan. Pero los responsables de las políticas deben centrar su atención en la demanda y en los problemas de suministro en el futuro.”

Lawrence Summers es uno de los protagonista del debate económico global. En Lampadia lo venimos siguiendo hace años. Es considerado como un economista honesto y hasta un poco controversial, pero muy acertado. Sin embargo, hay economistas como Joseph Stiglitz que lo ven como un responsable de la crisis financiera, por “impedir la regulación de derivados”.  Por eso es que, en un artículo reciente, Stiglitz desestimó que la idea de estancamiento secular sea aplicable a la economía estadounidense. “Un análisis de políticas por parte de Stiglitz me parece tan débil como cuanto es sólido su trabajo teórico académico”, como afirmó más tarde Lawrence.

Ver más sobre el debate de Summers y Lawrence líneas abajo:

Reflexiones finales sobre el estancamiento secular

Project Syndicate
6 de septiembre, 2018
Lawrence H. Summers, Secretario del Tesoro de EEUU (1999-2001) y Director del Consejo Económico Nacional de EEUU (2009-2010), es ex presidente de la Universidad de Harvard, donde actualmente es profesor universitario.
Traducido y glosado por Lampadia

Se hizo muy poco para estimular la demanda agregada después de la crisis financiera de hace una década, que se vería impulsada por una distribución más equitativa del ingreso. Y se necesita adoptar una regulación financiera sustancialmente más sólida que la existente antes de 2008 para minimizar los riesgos de futuras crisis.

Joseph Stiglitz, Roger Farmer y yo estamos de acuerdo, ahora y desde hace tiempo, en cuáles son probablemente los puntos más importantes. El paradigma del “Nuevo Keynesiano” que considera que los ciclos comerciales surgen de rigideces temporales en los salarios y los precios es insuficiente para explicar eventos como la Gran Depresión y la Gran Recesión. Casi no se hizo nada para estimular la demanda agregada después de la crisis financiera de hace una década. Una distribución del ingreso más equitativa opera para aumentar la demanda agregada. Se necesita adoptar una regulación financiera sustancialmente más sólida que la que existía antes de 2008 para minimizar los riesgos de futuras crisis.

Sigo teniendo desacuerdos con Stiglitz sobre el record de las políticas públicas, y otros desacuerdos tanto con Stiglitz como con Farmer sobre algunos puntos de la teoría con respecto al estancamiento secular.

Comenzando con el record de las políticas, Stiglitz tiene razón al afirmar que no se debe esperar que los economistas estén de acuerdo en cuestiones de viabilidad política. Sin embargo, deberían poder ponerse de acuerdo sobre lo que dicen los textos. El comentario del New York Times que Stiglitz cita con orgullo pide un estímulo de “al menos US$ 600 mil millones a US$ 1,000 millones en dos años”. El gobierno de Obama solicitó y recibió estímulos por un total de US$ 800 mil millones, una cifra dentro del rango de Stiglitz, a pesar de ser políticamente restringido por la necesidad de la aprobación del Congreso. Entonces no estoy seguro de lo que está afirmando.

Stiglitz afirma que el estudio que hizo para Fannie Mae en 2002 solo decía que, en ese momento, sus prácticas de préstamos eran seguras. Así no es como lo leo. Habla de que la probabilidad de incumplimiento en un plazo de diez años era de menos de uno en 500,000; señala que incluso si el análisis se realiza por un orden de magnitud, cualquier riesgo para el gobierno es muy modesto; y hace un llamamiento al sistema regulatorio vigente del momento para que minimice el hecho que su modelo omite riesgos. Presenta argumentos en contra de la Oficina de Presupuesto del Congreso, el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal, quienes habían sugerido que las garantías implícitas a Fannie Mae eran potencialmente costosas (basados ​​en la misma información disponible para Stiglitz cuando escribió su artículo).

No estoy seguro de que intenta decir Joe sobre los derivados. Estaba claro en mi artículo (al que está respondiendo) que desearía no haber apoyado la legislación del 2000. Pero también noté que no hay razón para pensar que, en ausencia de la legislación, la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas bajo la administración Bush habría afirmado una nueva autoridad sobre los derivados y señalado el problema de certeza legal que los abogados de carrera consideraron que era importante abordar.

¿Qué hay de la teoría del estancamiento secular? Stiglitz y yo estamos de acuerdo en que la predicción de Alvin Hansen no fue confirmada después de la Segunda Guerra Mundial debido a una combinación de políticas expansivas y cambios estructurales en la economía. Este fue mi punto hace cinco años al renovar la idea del estancamiento secular: sugerir que la economía, tal como estaba en 2013, requirió una combinación de expansión fiscal y cambio estructural para sostener el pleno empleo. Mis discusiones sobre el estancamiento secular han enfatizado una variedad de factores estructurales, que incluyen desigualdad, altas participaciones en los beneficios, cambios en los precios relativos y patrones de ahorro global. ¿Cuál es el desacuerdo de Stiglitz?

Farmer, en su reflexivo comentario, argumenta que los modelos del tipo que ha impulsado en los últimos años son la manera correcta de pensar sobre el desempleo crónico excesivo y que, con los microfundamentos adecuados, se puede concluir que las políticas fiscales son ineficaces. Creo que su enfoque de modelado bien puede ser muy fructífero y me gustaría haberlo entendido mejor. Pero, por ahora, considero que la evidencia empírica, las comparaciones internacionales, los estudios de series de tiempo y los estudios de variación local dentro de los Estados Unidos son convincentes al sugerir que la política fiscal funciona. Sin embargo, creo que las opiniones de Farmer sobre el uso de la política monetaria para estabilizar los precios de los activos merecen una consideración seria.

Finalmente, espero que Stiglitz responda positivamente a mis repetidas sugerencias de que debatamos estos asuntos en persona en Columbia o Harvard o en algún otro lugar adecuado. Todos podemos estar de acuerdo en que lo que está en juego en una mejor comprensión de las lecciones de la historia macroeconómica y que la importancia de evitar futuros eventos, como los de la última década, es muy alta. Lampadia




Búsqueda de Rentas versus Desarrollo Regional

Búsqueda de Rentas versus Desarrollo Regional

Un comportamiento disfuncional que está detrás de los llamados conflictos sociales es la búsqueda de rentas, ya sean pecuniarias (contratos o coimas) o políticas (plataformas de poder local y/o nacional).

Lamentablemente, esto ha pasado prácticamente desapercibido a la ciudadanía. Son pocos los casos en los que se hizo evidente, siendo el de las ‘lentejas’ vinculado a Tía María, una excepción. Aún así, buena parte de la prensa nacional no hizo las relaciones causa-efecto que desdibujaran los aprontes de los anti-mineros.

Este artículo es una segunda reflexión sobre el tema. Ver en Lampadia: El ‘negocio’ de los llamados conflictos sociales – El quid de los conflictos anti minería. Además se puede encontrar un análisis integral del tema de la conflictividad en nuestra biblioteca virtual, Recursos Naturales y Desarrollo.

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Marco Arana junto con dirigentes del FREN.A y Pepe Julio Gutiérrez (las “lentejas” de Tía María)

Sebastiao Mendonca Ferreira

Centro Wiñaq

Para Lampadia

¿Qué tiene que ver conflictividad social con búsqueda de rentas? ¿Por qué es necesario considerar la búsqueda de rentas para entender las causas de la conflictividad social relacionada a la minería y para viabilizar el desarrollo regional?

La respuesta breve es simple: Porque, para algunos actores, es muy rentable provocar conflictos, y la gente no abandona actividades rentables fácilmente. Expliquemos esto con un poco más de detalle.

¿Que es búsqueda de rentas?

Hay dos formas básicas de acumular riqueza: (1) generar riqueza (crear valor) y (2) disputar la riqueza generada por otros. Los economistas han decidido llamar “búsqueda de rentas” a la disputa de la riqueza creada por otros. Nos adherimos a esta terminología.

Cuando un productor trabaja en su campo, un profesional en su oficina o un empresario en su empresa, él está creando valor, está generando riqueza. Cuando las empresas compiten entre si, y desarrollan nuevos productos, ellas están acelerando la creación de riqueza, y ello beneficia a toda la sociedad.[1]

Cuando un grupo genera un conflicto para exigir contratos o puestos de trabajo con una empresa, o cuando el gobierno aplica impuestos a la importación de bienes, el gobierno está beneficiando a un grupo de actores que están buscando rentas. Cuando una empresa obtiene un privilegio monopólico, ella puede aumentar sus precios y obtener rentas a costas de los consumidores. Cuando un burócrata exige coima para avanzar un trámite o para aprobar un contrato, él está buscando rentas a costas de los ciudadanos. La corrupción siempre está asociada a alguna forma de búsqueda de rentas. La solicitud de “Lentejas” a las empresas mineras es un mecanismo de búsqueda de rentas para quienes no son capaces de participar honradamente en  el circuito económico generado por la mina.

Donde existan recursos acumulados o se generan grandes recursos surgen grupos interesados en la búsqueda de rentas, es decir, en disputar el acceso  a esos recursos acumulados. En toda sociedad hay grupos especializados en parasitar, es decir, en vivir de la riqueza generada por otros. Esos grupos, frecuentemente, ocultan su parasitismo con discursos demagógicos e ideologías radicales. Hablan del bien común pero lo que buscan en realidad es el provecho personal o de su camarilla.[2]

La generación de riqueza aumenta la torta para todos, la búsqueda de rentas reparte lo que ya fue creado pero no aumenta la torta. La búsqueda de rentas es un juego de suma cero o inclusive negativo, es decir, lo que uno gana el otro pierde y lo que es peor, se encuentra asociada a una conflictividad que resulta ser nociva para la generación de riqueza en la sociedad como un todo. Si dos agentes que ganan buscando rentas, hay un tercero que está perdiendo por los dos. Frecuentemente, la búsqueda de rentas se burla de los méritos y derechos de los creadores de riqueza y de toda la sociedad para beneficiar a pequeños grupos que tienen poder o que pueden ejercer algún tipo de presión. Existe abundante bibliografía en la economía moderna (Anne Krueger, Douglass North, Daron Acemoglu, Mancur Olson, Joseph Stiglitz, etc.) explicando que mientras más fuerte sea la búsqueda de rentas en una sociedad, más desigual y más lento es su desarrollo (ver gráficas abajo).[3]

La minería, la economía dual y la búsqueda de rentas

En toda sociedad poco desarrollada, cuando surge una actividad que genera grandes cantidades de riqueza, como la minería o el petróleo, surgen grupos orientados a apropiarse de esas riquezas mediante la fuerza o presiones políticas. Mientras más grande sea la piscina de riqueza disputable, más amplios y diversos serán los grupos interesados en su apropiación.

Cuando una empresa minera se instala en una zona de economía tradicional, o de muy baja productividad, su presencia genera una economía dual con dos estratos bien definidos: un estrato de economía tradicional (preexistente) y un estrato moderno ligado económicamente  a la actividad minera. La coexistencia de esos dos estratos desencadena un proceso radical de diferenciación social. Algunos sectores sociales locales logran migrar de la economía tradicional hacia la moderna, pero otros sectores no encuentran la forma de hacerlo.

Mientras mayores sean las diferencias técnicas y de escala entre la economía tradicional y la economía generada por la minera (agricultura de sobrevivencia y minifundio versus gran minería con tecnología avanzada), más difícil se hace la movilidad hacia el estrato moderno de la economía. En un artículo anterior hemos estimado que la productividad por hectárea de la minería moderna es más de 100 veces la productividad de la agricultura tradicional (http://www.lampadia.com/analisis/mineria/el-quid-de-los-conflictos-anti-mineria/).

Es decir, la minería en una hectárea produce más que 100 hectáreas de la agricultura tradicional. Esta es una diferencia gigantesca para la economía agrícola tradicional y tiene un impacto social perturbador. Cuando la diferencia de productividad y de nivel tecnológico entre el sector tradicional y el sector moderno es muy grande, la mayoría de la población no logra readecuar sus actividades económicas para articularse con la minería. Esa economía dual (tradicional y moderna) es la realidad de la mayoría de las regiones mineras del Perú.[4]

Aquellos grupos cuyas habilidades técnicas y/o empresariales son insuficientes para conectarse con la actividad minera por medio de relaciones de mercado (empleo, contratos, etc.) se sienten marginados. Ellos ven como algunos vecinos suyos mejoran sus estándares de vida de manera significativa, mientras ellos mismos siguen prisioneros de su economía tradicional y de su pobreza. Todos quieren participar de las actividades económicas ligadas a la minería, pero no todos lo logran. Este es un contexto ideal para que grupos políticos con una narrativa de victimización cultiven sentimientos de agravio en aquellos sectores de la población que se sienten marginados del progreso generado por la minería.

¿Qué es lo que aumenta o disminuye la búsqueda de rentas?

En toda sociedad existe una tensión entre crear riqueza o disputar rentas. Un equipo de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología ha hecho un estudio sobre la búsqueda de rentas relacionada a la minería y ha encontrado que el predominio de los creadores de riqueza (Producers, en el cuadro) o de buscadores de rentas (Grabbers, en el cuadro) depende del marco institucional del país.[5] Es decir, depende de quienes son beneficiados por el marco institucional.

Las curvas en los gráficos abajo describen la rentabilidad (profits) de los buscadores de renta (Grabbers) y de los creadores de riqueza (Producers) en función de la proporción de ellos en una actividad económica. En este diagrama el número total de agentes económicos (buscadores de rentas + creadores de riqueza) es considerada estable. Si nos movemos a la izquierda, la proporción de buscadores de rentas aumenta, si nos movemos a la derecha, la proporción de creadores de riqueza aumenta. La situación es socialmente estable cuando las dos curvas se cruzan (E1), es decir, cuando la rentabilidad de ser buscador de rentas o ser creador de riqueza es la misma. Toda actividad económica se estabiliza en torno a ese punto de equilibrio, pues nadie tiene incentivos para cambiar.

  • Si las instituciones son favorables a los buscadores de rentas (curva discontinua en el gráfico de la izquierda), la rentabilidad de ser buscador de rentas aumenta, el nuevo punto de equilibrio es E3, y el número de buscadores de rentas aumenta (flecha celeste hacia la izquierda).
  • Si las instituciones favorecen a los creadores de riqueza (curva discontinua en la gráfica de la derecha), la rentabilidad de crear riqueza aumenta, el nuevo punto de equilibrio es E4, y el número de los creadores de riqueza aumenta (flecha celeste hacia la izquierda).

Cuando el número de buscadores de rentas aumenta, la sociedad se estanca o retrocede (E3 es menor que E1), como en el gráfico de la izquierda. La sociedad progresa cuando el número de los creadores de riqueza aumenta y el número de los buscadores de rentas disminuye (E4 es más grande que E1), como en el gráfico de la derecha.[6]

Uno de los principales mecanismos de búsqueda de rentas de la minería en Perú es la promoción de conflictos. Las rentas pueden ser económicas (ingresos), políticas (cargos públicos), o sociales (prestigio). Muchos alcaldes y congresistas reciben hoy sueldos altos y tienen control sobre los recursos millonarios (presupuestos regionales y locales) gracias a su actividad promoviendo conflictos mineros. Con el aumento del canon minero (sin uso adecuado), la rentabilidad de la búsqueda de rentas se ha incrementado.

Conclusiones y Recomendaciones.

  1. Hablar de reducción de la conflictividad sin considerar el impacto de la búsqueda de rentas sirve para hacer discursos políticos pero no es muy efectivo para formular políticas.
  2. Es necesario que las personas e instituciones interesadas en el desarrollo de la minería y de la economía nacional, y en el diseño de estrategias para la reducción de la conflictividad incorporen la búsqueda de rentas en sus análisis y propuestas.
  3. ¿En qué medida el marco institucional del Perú favorece la búsqueda de rentas o la creación de riqueza? Sería bueno que la SNMPE elabore un diagnóstico serio en ese campo y lo difunda a los actores políticos, centros de investigación y periodismo.
  4. El carácter dual de la economía de las regiones mineras es un problema. Muy pocas personas se benefician productivamente de la presencia minera local. La solución requiere de la creación de rutas de modernización de las economía locales, y ese desafío desborda lo que las empresas mineras pueden hacer por si solas.
  5. El canon y todas las inversiones públicas y privadas deben servir para ampliar los canales de transición de las actividades tradicionales hacia las actividades modernas, aprovechando el dinamismo y los recursos creados por la minería.
  6. El sector (SNMPE y las empresas) necesitan explicar claramente las relaciones causa-efecto de la minería y sus impactos directos, indirectos e inducidos, y difundirlas en los medios nacionales y locales para bloquear el efecto nocivo de los rumores que hoy día afectan la opinión pública respecto a la minería.
  7. Las empresas, el estado, los gremios empresariales y las organizaciones de la sociedad civil deben crear mecanismos para que más personas se beneficien productivamente de la minería, a través de los mecanismos de mercado y no de la generación de conflictos.
  8. Necesitamos una política nacional de desarrollo regional compartido. Esta es una precondición para la reducción de la conflictividad.
 


[1] Baumol, W., Litan, R., & Schramm, K. (2007). Good capitalism, bad capitalism, and the economics of growth and prosperity. New Haven, CT: Yale University Press.

[2] Venezuela es hoy un caso notable y triste en donde un grupo político y las FF AA, utilizando un discurso radical, se han apropiado de las rentas extraordinarias del petróleo, hundiendo su país en una crisis sin paralelo. El Argentina, el Peronismo se ha mantenido por 70 años parasitando la riqueza creada por su agricultura altamente productiva. En el Brasil, el PT ha desarrollado un discurso de inclusión social, pero sus líderes se han dedicado a parasitar de la riqueza acumulada en la Petrobras y en el estado brasileño.

[3] Desde la Revolución Neolítica hasta la Revolución Industrial Inglesa (10 mil años) la humanidad vivió semi-estancada, pues predominó la búsqueda de rentas. Es a partir del siglo XVIII que la creación de valor adquirió predominio como forma de acumular riqueza, dando inicio al crecimiento exponencial que hoy vivimos.

[4] Cuando la minería se establece en medio de una economía moderna, es posible para amplios sectores sociales beneficiarse de sus rentas extraordinarias generadas por la minería creando empresas o prestando servicios a la minería. En esos casos, los conflictos anti-mineros son escasos.

[5] Mehlum, H., Moene, K., & Torvik, R. (2005). Coursed by resources or institutions? Working Paper Series, 10/2005. Norwegian University of Science and Technology.

[6] Noruega es uno de los países más exitosos del mundo en aprovechar la exploración del petróleo para mejorar su economía y la calidad de vida de su población. Su experiencia en ese campo vale como una buena práctica




Cómo una teoría pudo dar forma a los negocios

Como prometimos la semana pasada, en Lampadia seguiremos la publicación de una serie de informes de The Economist sobre las más importantes teorías económicas, relevantes en la actualidad, explicadas de una manera menos ‘matematizada’ y con énfasis en cómo estas teorías son aplicadas en los problemas actuales.

El primer tema publicado por The Economist es el del análisis de los mercados mediante la Información Asimétrica, con lo cual George Akerlof, Michael Spence, y Joseph Stiglitz obtuvieron el Premio Nobel de Economía de 2001. Akerlof mostró como se distorsionan los precios en un mercado con información asimétrica y como aparecen el riesgo moral y la selección adversa. Spence, a través de un modelo de señalización de la educación, mostró los efectos de las asimetrías informativas en los mercados laborales y, finalmente Stiglitz, mostró los efectos de las distorsiones en los puntos de equilibrio causados por la presencia de información asimétrica en los mercados de crédito y seguros.

La publicación da el siguiente ejemplo: El comprador de un auto de segunda mano tiene menos información acerca del estado de dicho auto que el vendedor. Como consecuencia de esta información desigual, surge la incertidumbre en los compradores, por lo que tratarán de bajar el precio al máximo posible. El hecho de que los compradores no estén dispuestos a ofrecer un buen precio impide precios elevados. De esta manera, los vendedores de coches en buen estado se ven obligados a retirar sus vehículos, originándose una caída  en el mercado porque muchos de los coches vendidos son de mala calidad y bajos precios. 

La conclusión es que los vendedores de autos en buen estado retiran del mercado sus vehículos, ya que no pueden encontrar un precio justo y acorde a lo que creen conveniente recibir por ellos, porque los compradores desconfían de todos y creen que les quieren engañar con algo de menor calidad.

¿Solución? Ya que el principal problema radica en la asimetría de la información, el vendedor sabe el verdadero estado de su auto, mientras que el comprador no lo sabe y tendrá que confiar. Esto es un ejemplo de que los mercados se tienen que adaptar para poder compensar la asimetría de información, ya que en caso contrario los bienes de baja calidad pueden expulsar del mercado a los bienes de mejor calidad, encontrándonos con un problema de selección adversa.

Líneas abajo, reproducimos el artículo de The Economist:

Asimetría de la información

Secretos y agentes

The Economist

26 de julio de 2016

Traducido y glosado por Lampadia

 

El estudio económico de George Akerlof de 1970, “El mercado de los limones”, es una de las bases de la economía de la información. La primera de nuestra serie sobre las principales ideas económicas seminales.

En 2007, el estado de Washington introdujo una nueva regla destinada a hacer más justo el mercado laboral: se les prohibió a las empresas comprobar las puntuaciones de crédito de los solicitantes de empleo. Los activistas celebraron la nueva ley como un paso hacia la igualdad, ya que es muy probable que un solicitante con un bajo puntaje crediticio sea pobre, negro o joven. Desde entonces, otros diez estados han seguido su ejemplo. Pero cuando Robert Clifford y Daniel Shoag, dos economistas, estudiaron las prohibiciones, se encontraron con que esta ley dejó a los negros y jóvenes con menos puestos de trabajo, no más.

Antes de 1970, los economistas no tenían mucho para ayudarles a resolver este rompecabezas. De hecho, ellos no pensaron mucho sobre el rol de la información. En el mercado laboral, por ejemplo, los libros asumían que los empleadores saben la productividad de sus trabajadores (o trabajadores potenciales) y que, gracias a la competencia, les pagaban exactamente el valor de lo que producían.

Se podría pensar que la investigación que produjo esa conclusión sería celebrada como un avance importante. Sin embargo, cuando, a finales de 1960, George Akerlof escribió “El mercado de los limones” (y más tarde ganó un premio Nobel por eso), el documento fue rechazado por tres revistas de primera línea. En ese momento, Akerlof era un profesor asistente en la Universidad de California, Berkeley; y sólo había completado su doctorado en el MIT en 1966. Quizás por ello, la American Economic Review pensó que sus percepciones eran triviales. El Review of Economic Studies estuvo de acuerdo. El Journal of Political Economy tenía la preocupación opuesta: no podía aceptar las implicancias del estudio. Akerlof, ahora profesor emérito en Berkeley y casado con Janet Yellen, presidente de la FED (Banco de reserva de EEUU), recuerda la queja del editor: “Si esto es correcto, la economía sería diferente.”

En cierto modo, los editores estaban en lo correcto. La idea de Akerlof, finalmente publicada en el Quarterly Journal of Economics en 1970, era a la vez simple y revolucionaria. Supongamos que los compradores de autos valorizan un buen auto usado (melocotones) a US$ 1,000 y los vendedores a un poco menos. Un auto en mal estado (un limón) se valoriza en tan sólo US$ 500 por los compradores (y, de nuevo, un poco menos por los vendedores). Si los compradores pueden diferenciar los limones de los melocotones, el comercio florecerá en ambos lados. En la realidad, los compradores suelen tener problemas para diferenciarlos: los rasguños pueden retocarse, los problemas del motor pueden no haberse divulgado e incluso los odómetros pueden estar alterados.

Para contabilizar el riesgo de que un auto pueda ser un limón, los compradores redujeron sus ofertas. Ellos podrían estar dispuestos a pagar, por ejemplo, US$ 750 por un auto que perciben que tiene la misma probabilidad de ser un limón o un melocotón. Pero los distribuidores que saben con seguridad que tienen un melocotón rechazarán la oferta. Como resultado, los compradores se enfrentan a una “selección adversa”: los únicos vendedores que están dispuestos a aceptar US$ 750 serán los que saben que están vendiendo un limón.

Los compradores inteligentes pueden prever este problema. Sabiendo que ser les va a ofrecer un limón, ofrecen sólo US$ 500. Los vendedores de limones terminan vendiéndolo al mismo precio que lo habrían hecho inicialmente. Sin embargo, los melocotones se quedan en el garaje. Esta es la tragedia: hay compradores que pagarían felices el precio de un melocotón, si tan sólo pudieran estar seguros de la calidad del auto. Esta “asimetría de información” entre compradores y vendedores debilita el mercado.

¿Es realmente cierto que se puede ganar un premio Nobel sólo por la observación de que algunas personas en los mercados saben más que otros? Esa fue la pregunta que un periodista le hizo a Michael Spence, quien, junto con Akerlof y Joseph Stiglitz,  recibieron el Premio Nobel del 2001 por sus trabajos sobre la asimetría de información. Su incredulidad era comprensible. La publicación de los limones no era ni siquiera una descripción precisa del mercado de autos usados: claro que no todos los autos usados ​​que se venden son un fracaso. Y las aseguradoras habían reconocido hace tiempo que sus clientes podrían ser los mejores jueces de los riesgos que corrían, y que los más dispuestos a comprar seguros eran probablemente las apuestas más riesgosas.

Sin embargo, la idea era nueva para los economistas tradicionales, que rápidamente se dieron cuenta que muchos de sus modelos se habían vuelto redundantes. Pronto siguieron otros avances, ya que los investigadores examinaron cómo el problema de la asimetría podría ser resuelto. La contribución insignia de Spence era un documento de 1973 llamado el “modelo de señalización” que analizaba el mercado laboral. Los empleadores pueden tener dificultades para descifrar qué candidatos de empleo son los mejores. Spence mostró que los mejores trabajadores podrían indicar su talento a las empresas mediante la recopilación de señales, como títulos universitarios. Fundamentalmente, esto sólo funciona si la señal es creíble: si los trabajadores de baja productividad encontraron que les fue fácil obtener un título, entonces podrían hacerse pasar como tipos inteligentes.

Esta idea pone de cabeza la sabiduría convencional. Por lo general, se cree que la  educación hace que los trabajadores sean más productivos. Sí es una señal de talento.  Los retornos de la inversión en educación para los estudiantes que ganan un salario superior a expensas de los menos capaces, y tal vez para las universidades, pero no para la sociedad en general. Un discípulo de la idea, Bryan Caplan, de la Universidad George Mason, está actualmente escribiendo un libro titulado “El caso en contra de la educación”. (El propio Spence lamenta que otros tomaron su teoría como una descripción literal del mundo).

La señalización ayuda a explicar lo que sucedió cuando Washington y otros estados dejaron de permitir que las empresas obtengan las calificaciones de crédito de los postulantes. El historial crediticio es una señal creíble: es difícil de falsificar y, presumiblemente, los que tienen una buena puntuación de crédito son más propensos a desempeñar buenos trabajos que los que no pagan sus deudas. Clifford y Shoag encontraron que cuando las empresas ya no podían acceder a las puntuaciones de crédito, ponían más peso en otras señales, como la educación y la experiencia. Debido a que estos son más escasos entre los grupos desfavorecidos, se hizo más difícil, no más fácil, convencer a los empresarios de su valor.

La señalización explica todo tipo de comportamiento. Las empresas pagan dividendos a sus accionistas, quienes deben pagar impuestos por ellos. ¿Seguramente sería mejor que los conservaran como utilidades retenidas y así, aumentaran los precios de las acciones? La señalización resuelve el misterio: el pago de un dividendo es una señal de fuerza, lo que demuestra que una firma no siente la necesidad de acumular dinero en efectivo. De la misma manera, ¿por qué un restaurante escogería deliberadamente localizarse en una zona con altos alquileres? Indica a los clientes potenciales que su buena comida le traerá éxito.

La señalización no es la única manera de superar el problema de los limones. En un documento de 1976, Stiglitz y Michael Rothschild mostraron cómo los aseguradores podrían escoger a sus clientes. La esencia de la revisión es ofrecer ofertas que sólo atraen a un tipo de cliente.

Supongamos que una aseguradora de automóviles se enfrenta a dos tipos diferentes de clientes, de alto riesgo y de bajo riesgo. Ellos no pueden diferenciar a estos dos grupos; sólo el cliente sabe si es un conductor seguro. Rothschild y Stiglitz mostraron que, en un mercado competitivo, las aseguradoras no pueden ofrecer el mismo trato a ambos grupos de una manera rentable. Si lo hicieran, las primas de los conductores seguros subsidiarían los pagos a los imprudentes. Un rival podría ofrecer un acuerdo con primas ligeramente más bajas (y un poco menos de cobertura), lo cual atraería a los conductores prudente solamente, ya que los arriesgados prefieren permanecer totalmente asegurados. La firma, que se quede sólo con los clientes más riesgosos, tendrían pérdidas. (A algunos les preocupaba que pasaría lo mismo con el Obamacare, que prohíbe a los aseguradores de salud estadounidenses discriminar a los clientes que ya están mal: si las altas primas resultantes fueron para disuadir a los clientes jóvenes y sanos, las empresas podrían tener que aumentar las primas aún más, haciendo que cada vez más clientes sanos se retiren, en un denominado “espiral de muerte”.)

La aseguradora de automóviles debe ofrecer dos ofertas, asegurándose de que cada uno atraiga sólo a los clientes para los que ha sido diseñado. El truco consiste en ofrecer un contrato de seguro costoso que cubra todo riesgo y una opción alternativa más barata con un deducible alto. Los conductores arriesgados se resistirán a cambiar, sabiendo que hay una buena probabilidad de que lo necesiten eventualmente. Ellos seguirán pagando la cobertura más cara. Los conductores más seguros no tolerarán el alto deducible y pagarán un precio menor por una cobertura inferior.

Esto no es una solución particularmente feliz del problema. Los buenos conductores están atrapados con altos deducibles del mismo modo que trabajadores los altamente productivos deben desembolsar por una educación con el fin de demostrar su valía en el modelo de educación de Spence. Sin embargo, la señalización está en juego cada vez que una empresa ofrece a sus clientes un menú de opciones.

Aerolíneas, por ejemplo, quieren sacarle la mayor cantidad de dinero a los clientes ricos con precios más altos, sin alejar a los más pobres. Si supieran la profundidad de los bolsillos de cada cliente con antelación, podrían ofrecer sólo pasajes de primera clase a los clientes ricos y una mejor relación calidad-precio a todos los demás. Pero debido a que deben ofrecer las mismas opciones para todos, tienen que empujar hacia los pasajes más caros a los que puedan pagarlos. Esto significa hacer deliberadamente que la cabina estándar sea incómoda, asegurando que las únicas personas que las utilicen sean los que tienen billeteras más delgadas.

El peligro socava el Edén

La selección adversa tiene un primo. Las aseguradoras han sabido por mucho tiempo que las personas que compran seguros son más propensas a tomar riesgos. Alguien con un seguro de hogar probará sus alarmas de humo con menos frecuencia; alguien con un seguro de salud tendrá una alimentación poco saludable y beberá más. Los economistas asumían que este fenómeno era un “riesgo moral”, cuando Kenneth Arrow escribió sobre el tema en 1963.

El riesgo moral se produce cuando los incentivos se descontrolan. La vieja economía, señaló Stiglitz en su conferencia del premio Nobel, prestaba mucha atención a los incentivos, pero tenía muy poco que decir sobre ellos. En un mundo completamente transparente, que no necesita preocuparse por incentivar a alguien, se puede utilizar un contrato para especificar su comportamiento con precisión. Pero cuando la información es asimétrica y no se puede observar lo que se está haciendo (¿Está utilizando piezas baratas el comerciante? ¿Está vagando tu empleado?) es que uno debe preocuparse por asegurar que los intereses están alineados.

Tales escenarios presentan lo que se conoce como problemas del ” agente-principal”. ¿Cómo puede un director (o un administrador) conseguir que un agente (o un empleado) se comporte como quiere, cuando él no los puede controlar todo el tiempo? La forma más sencilla de asegurarse de que un empleado trabaje duro es darle parte o la totalidad de la ganancia. Las peluqueras, por ejemplo, suelen alquilar  un lugar en un salón de belleza y mantienen sus ganancias para sí mismas.

Pero el trabajo duro no siempre garantiza el éxito: un analista estrella en una empresa de consultoría, por ejemplo, podría hacer un trabajo estelar lanzando un proyecto que, sin embargo, va a un rival. Por lo tanto, otra opción es pagar “salarios de eficiencia”. Stiglitz y Carl Shapiro, mostraron que las empresas podrían pagar salarios de primera calidad para hacer que los empleados valoren más sus puestos de trabajo. Esto, a su vez, podría hacer que sean menos propensos a eludir sus responsabilidades, porque perderían más si fueran despedidos. Ese descubrimiento ayuda a explicar un rompecabezas fundamental de la economía: cuando los trabajadores están desempleados, pero quieren puestos de trabajo, ¿por qué no caen los salarios hasta que alguien esté dispuesto a contratarlos? Una respuesta es que los salarios por encima del mercado actúan como una zanahoria, el desempleo resultante, como un palo.

Y esto revela un punto aún más profundo. Antes de que Akerlof y los otros pioneros de la economía de la información llegaran, la disciplina suponía que, en mercados competitivos, los precios reflejan los costos marginales: cobra por encima del costo y un competidor te ganará con un menor precio. Pero en un mundo de asimetría de información, el “buen comportamiento es impulsado mediante la obtención de un excedente sobre lo que se podría conseguir en otro lugar”, según Stiglitz. El salario debe ser mayor que lo que un trabajador puede obtener en otro puesto de trabajo, para que ellos quieran evitar el despido; y las empresas deben considerar doloroso perder clientes cuando su producto es de mala calidad, por no invertir en la calidad. En los mercados con información imperfecta, el precio marginal no puede igualar al costo marginal.

El concepto de asimetría de la información, entonces, realmente cambió la economía. Casi 50 años después de que el estudio de los limones fuera rechazado tres veces, sus ideas siguen siendo de importancia crucial para los economistas y para la política económica. Solo pregúntele a cualquier joven negro de Washington que tenga una buena puntuación de crédito, que desea encontrar un trabajo.

Lampadia




Los mercaderes de la moralidad en el Perú

Los mercaderes de la moralidad en el Perú

Las ONG’s pos-extractivistas se presentan en los medios como profesionales desinteresados, comprometidos con la defensa del medio ambiente y de las poblaciones locales. Sin embargo, al analizar su conducta se percibe que sus prioridades reales son muy diferentes de los propósitos que declaran tener. El acceso a donaciones y la visibilidad mediática han resultado ser los principales criterios de selección de las causas a defender, o a abandonar. Detrás de su discurso, sus líderes se comportan como verdaderos “Mercaderes de la Moralidad.” En este artículo analizamos a los pos-extractivistas que operan en Perú a la luz de un brillante estudio de Clifford Bob, PhD del MIT. (Ver más información en nuestro repositorio: Recursos Naturales y Desarrollo).

Los grupos que alcanzan destaque global lo logran a un alto costo, distorsionando sus principios y alienando a sus constituyentes para apelar a los intereses [privados] de los donantes en los países ricos. Clifford Bob.[1]

El comercio de la moralidad es el negocio principal de los grupos post-extractivistas. Mucho de su comportamiento real y de sus inconsistencias políticas, profesionales y morales se explican, por las reglas del mercado en el cual han decidido hacer negocio. Sus constituyentes locales, la población pobre y oprimida a la cual dicen servir, son meros componentes de un juego de imágenes desarrollado en función de sus verdaderos clientes, los donantes de los países desarrollados. Ello viven de donaciones, y para lograrlas tienen que servir a los objetivos e intereses de sus donantes.[2]

Clifford Bob, alumno de Harvard y PhD del MIT, ha escrito un brillante artículo que clarifica la dinámica política y mediática detrás de las causas impulsadas por las organizaciones Pos-Extractivistas, tanto en el Perú como en el extranjero[3] La pregunta que guió su investigación es: Por qué ciertas causas políticas reciben simpatía, atención mediática y fondos, mientras otras no? Su estudio se enfocó en un análisis comparativo de casos dando especial atención a aquellos en los que la naturaleza de las causas era muy semejante. Sus hallazgos han resultado ser útiles para comprender la conducta de los grupos post-extractivistas que operan en Perú.

El autor, mediante múltiples casos, nos muestra como la relación éxito-fracaso[4], en la celebridad de una causa, no es establecida por la importancia de la misma, ni por el número de quienes se consideran agraviados, ni menos aún por el tipo de denuncia que realizan.  Partiendo de un caso muy conocido, el independentismo Tibetano, Clifford muestra que los Tibetanos (del cual el Dalai Lama es una figura muy reconocida) reciben una gran cobertura mediática global, mientras que los Uigures que se encuentran también  bajo dominio chino reciben una cobertura mediática mínima. Un segundo caso estudiado por Bob es la rebelión zapatista en Chiapas cuya fama es muy superior a la fama de la insurgencia del Ejercito Popular Revolucionario en Oaxaca a pesar de las grandes semejanzas entre ambos movimientos.

La respuesta, es decir el grado de éxito, tendría mayor relación con ciertas características propias de las causas célebres, de imagen de sus líderes y su alineamiento con los intereses de las grandes ONG’s internacionales involucradas, y con sus posibilidades de sacar provecho de dicha causa.  En el caso de la lucha por la independencia del Tíbet y la de los Uigures, ambos grupos minoritarios han luchado contra la dominación china, el asentamiento de los chinos provenientes de la etnia Han (la dominante en el país), las políticas de desarrollo del Partido Comunista Chino y las políticas represivas aplicadas en sus regiones.  Sin embargo, los Uigures han fallado en captar la atención y la simpatía de la comunidad internacional. Según el autor, esta diferencia no se basa en la causa que persiguen (que es básicamente la misma) sino más bien en el potencial para recaudar fondos y construir reputación que las grandes ONG’s han encontrado en las respectivas causasEl criterio de selección de los donantes es el potencial de donaciones y prestigio (donaciones futuras) que cada causa tiene en el mercado filantrópico, no la relevancia de la causa para la humanidad.

Los Chaupe versus los Pajares.  ¿Cuál tiene mayor potencial de best-seller?

Un caso local que podríamos analizar con este enfoque es el de la Sra. Máxima Acuña de Chaupe, una mujer que ha sido sistemáticamente utilizada por diversas ONG’s locales en eventos, manifestaciones, representaciones icónicas, producción de contenido hostil a la minería, en medios, etc. La señora Acuña acusa a Minera Yanacocha (una empresa con mayoría de capital estadounidense) de pretender apropiarse abusivamente de su terreno para desarrollar el proyecto Conga.  Un reclamo muy similar fue hecho por otra familia, los  Pajares;[5] el mismo problema, la misma empresa, en la misma región. Sin embargo, el caso de Máxima,  ha tenido mucho más éxito para capturar la atención de las ONG’s fuera del Perú y obtener rebote mediático local. La causa es muy similar y la injusticia argüida también. ¿Qué hace el caso de la familia Chaupe más importante para los pos-extractivistas locales y para sus donantes?

El caso de la familia Chaupe es mucho más fácil de vender a medios y donantes que el caso de los Pajares. Los Chaupe tienen más potencial para recaudar donaciones para las ONG’s e incrementar su reputación.  El ícono Chaupe a ser elevado cumple con varias causas de diversos grupos de interés, aumentando el “mercado de activistas” y de ONG’s interesadas: (1) es mujer, atractivo para las feministas, (2) se opone a la minería (atractivo para los grupos pos-extractivistas), (3) es supuestamente “indígena” (atractivo para los activistas indigenistas), (4) es campesina (atractivo para agrupaciones comunistas o radicales que buscan reivindicar antiguas opresiones contra el campesinado), y (5) es contraria a las trasnacionales (lo que agrada a grupos anti-globalización). Esta visión romántica de la lucha entre la mujer indígena pobre, sola, campesina, indefensa, que vive en armonía con la naturaleza, versus la trasnacional gigante, poderosa, contaminadora del medio ambiente y culpable de la pobreza local, es una réplica de la lucha de David contra Goliat que gusta mucho a las diversas audiencias de activistas, aquí y en los países desarrollados. Ello implica que múltiples sectores activistas tienen incentivos a dar rebote al caso, y que al hacerlo los pone en mejores términos con sus financiadores.

El caso de la familia Pajares es menos llamativo  como producto mediático. Los argumentos que ellos han presentado –más allá de ser o no ciertos– son legales y no apelan a reivindicaciones étnicas, ni a luchas medio ambientales, ni a ningún otro punto de la agenda pos-extractivista.  Los integrantes de la familia presentaron los papeles del juicio en una camioneta 4×4, son además hijos de uno de los hombres con más tierras en el norte del Perú, no están tratando de vivir en la zona, una de las voceras afirma vivir en el extranjero, y no se victimiza ante los medios.[6]  Un “producto” así es difícilmente vendible por las grandes ONG’s, no encaja en la causa de ningún grupo activista en los países desarrollados, y no encaja bien en ningún segmento del mercado de donaciones.

Entendiendo esa lógica, no sorprende que varias ONG’s se hayan plegado a las demandas de Máxima Chaupe.  Por el potencial del producto (la imagen de la señora Chaupe), los instructores la hicieron seguir, como libro de texto, ciertos pasos necesarios para incrementar la relevancia de su figura: le brindaron premios como vehículo de internacionalización de la figura, surgió un “padrino” que la apoyó y guió en el proceso[7] se ha trabajado en la generación de una iconografía (la dama de la Laguna Azul) y de diversos productos audiovisuales relacionados, entre ellos, el documental “La Hija de la Laguna[8], un reportaje en Cuarto Poder y una entrevista con Milagros Leiva.  La señora ha sido llevada a diversas reuniones y presentaciones de activistas de distintas causas, inclusive a Europa en la que fue usada como un recurso muy útil para capturar la atención de una congresista del Partido Comunista Francés, quien incluso visitó las lagunas relacionadas al proyecto Conga el año pasado. La última acción es el ‘regalo’ del diario La República del video del documental indicado, del día 21 de diciembre pasado (ver foto).

ONG’s “ambientalistas” que no se preocupan por el medio ambiente

El mismo criterio mercantil explicado por Bob en las causas que obtienen rebote global es aplicable en la selección de las causas ambientales en Perú.

Si uno busca en la página web de GRUFIDES (ONG protagónica de múltiples  conflictos sociales y que sirvió de plataforma a Marco Arana) encontrará 134 artículos referentes al Proyecto Conga y 46 referentes al Proyecto Tía María, mientras que hay tan solo 15 referencias a la minería informal la cual está trayendo, de manera probada, una verdadera devastación medioambiental.  Ese número extraordinario de artículos refleja la prioridad que GRUFIDES asigna a los dos proyectos que ni siquiera han entrado en operación, que tienen sus EIA aprobados, y siendo que los anti-mineros no cuentan con estudios serios que sustenten los potenciales costos ambientales. Las causas asumidas por los pos-extractivistas se priorizan en función de su potencial en el mercado de donaciones; el país y la población andina son sólo componentes de un discurso comercial. El impacto ambiental es menos relevante que la visibilidad del conflicto ligada a una determinada actividad extractiva.

Un caso similar sucedió en Piura.  La empresa Manhattan que realizaba exploraciones en Tambogrande tuvo que retirarse dado el rechazo por el trabajo de zapa realizado por algunas ONG’s, agrupaciones políticas y diversos aventureros políticos locales, quienes apelaban a la posibilidad futura de que ocurriera cierto grado de contaminación.  El bloqueo del proyecto provocó la entrada masiva de la minería ilegal que hoy está destruyendo en forma desastrosa las zonas donde opera. ¿Dónde están las organizaciones que lucharon por la protección ambiental del valle y de la población de Tambogrande? ¿Por qué los esfuerzos mediáticos y de adoctrinamiento político (llamados “capacitaciones locales”) disminuyeron en función del retiro de la minería moderna? Los resultados desastrosos de Tambogrande no son materia evaluación para los anti-mineros, lo único que extraen como lecciones aprendidas son los métodos para bloquear nuevos proyectos mineros. En la lucha incesante por comercializar ideas en el mercado de donaciones, la coherencia moral y profesional es dejada de lado.

Luchar contra las multinacionales y las multilaterales es más rentable

En otra parte de su articulo Clifford Bob cita el ejemplo de la comunidad Ogoni, en Nigeria. El pueblo Ogoni estuvo luchando por años por representación política ante la indiferencia de la comunidad internacional.  Su destino cambió cuando la empresa trasnacional Royal Dutch Shell entró a operar en sus territorios y los líderes Ogoni modificaron sus reclamos desde una posición de defensa de minorías étnicas  hacia una de protección medioambiental. Varias organizaciones internacionales, entre ellas Greenpeace y Amnistía Internacional, empezaron a darle atención al tema. La causa anterior era muy difícil de vender a sus audiencias globales, mientras que la defensa del medio ambiente en enfrentamiento a una multinacional se alineaba mucho más con las preocupaciones del mundo desarrollado y de los donantes de esas ONG’sAtacar a grandes empresas trasnacionales es una actividad mucho más lucrativa en lo económico y político para las ONG’s que priorizar la representatividad de grupos étnicos africanos, y menos aún hacer algo efectivo en esa dirección.  Como en todo mercado, el cliente (o en este caso el donante) tiene la razón.

Un fenómeno  semejante se dio en el caso peruano, pues durante la Junta de Gobernadores del FMI y el Banco Mundial se realizó un evento opuesto, titulado “Desmintiendo el Milagro Peruano”[9] el cual contó con la participación de múltiples invitados internacionales incluyendo el célebre Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Los activistas peruanos enfrentaban el problema de que sus actividades se focalizaban en Derechos Humanos, Medio Ambiente y Derechos Indígenas, estando estas temáticas muy alejadas de los debates respecto a políticas económicas que naturalmente se asocian al Banco Mundial y el Fondo Monetario. Sin embargo, la Junta de Gobernadores significó la llegada de una gran cantidad activistas del mundo desarrollado, hostiles a estas instituciones y capaces de canalizar recursos financieros. Había que preparar para estos clientes algo que les mostrara que se está en “la misma lucha” y que las ONG’s peruanas también merecían recibir recursos externos. La solución encontrada fue generar eventos en los que se asociaba el accionar del Banco Mundial y del Fondo Monetario a los actuales “giros de negocio” de las ONG’s peruanas. Se realizaron actividades tales como: “Un panorama del involucramiento del Banco Mundial en cambio climático en Perú y México,” “El rol de la IFC desde los años 90,[10] y los impactos de sus Inversiones en el Perú: El Caso Yanacocha en Cajamarca,” etc.

En estos eventos se trataba de sostener, aún de manera forzada, que las actividades de las ONG’s locales también formaban parte del enfrentamiento contra las multilaterales, es decir se trataba de hacer encajar el “producto” a las preferencias del “mercado” que en esos momentos estaba constituido por extranjeros hostiles al Banco Mundial y el Fondo Monetario.

Conclusiones

La investigación de Clifford Bob confirmó su hipótesis: Las diversas ONG’s que operan en el mercado de donaciones priorizan las causas no por su relevancia sino por la capacidad para atraer la atención en el mundo desarrollado y sus donantes. Como hemos podido verificar, esa lógica también impera en el Perú.  

Según el autor, las ONG’s internacionales buscan figuras que representen sus propios ideales, completen los requerimiento programáticos necesarios para tener “éxito,” o que encajen dentro de sus visiones románticas de rebelión.  Él opina además que las audiencias en el mundo desarrollado están listas para creer en la superioridad de su moral, y en el poder e infalibilidad de sus buenas intenciones. 

Como país en desarrollo no tendríamos que preocuparnos por los problemas de las sociedades desarrolladas, pero sucede que las creencias de algunos segmentos de esas sociedades pueden afectarnos, y objetivamente nos afectan, induciendo a operadores locales, como las ONG’s pos-extractivistas a dedicarse a las causas que ellos pueden comercializar mejor.

Los grupos post-extractivistas locales se han dejado moldear por la lógica de ese mercado, bloqueando la creación de riqueza donde actúan y dejando que se destruya el ambiente donde no encuentran oportunidades de negocio.

Antes de asumir una causa o respaldar a algún personaje promovido por los grupos pos-extractivistas, necesitamos verificar su relevancia y sustento empírico para no terminar consumiendo productos simbólicos que son perjudiciales para nosotros como individuos, como comunidad y como país. Lampadia

 


[1] Bob, C. (2002). Merchants of Morality. Foreign Policy, March-April 2002, p. 26-45.

[2] Recomendamos enfáticamente la lectura del artículo. Es de acceso libre y de lectura amena.

[3] Clifford Bob es actualmente Profesor de Ciencias Politicas de la Universidad de Duquesne.

[4] Una causa “exitosa” en ese artículo, es aquella que logra obtener más atención mediática, simpatía y dinero que otras causas similares.

[5] Quienes denuncian que Minera Yanacocha opera actualmente sobre terrenos que son de su propiedad.

[6] En un reportaje hecho por el programa Punto Final.

[7] Para ella fue Grufides, con su vocera Mirtha Vásquez que es actualmente su abogada en los juicios que lleva contra Yanacocha.

[8] Aunque ella no es el personaje principal de la película, su caso es expuesto en el documental. 

[9] El programa del evento esta disponible en: http://www.mediafire.com/view/aaiyiq7yrc7hob1

[10] IFC es el acrónimo de International Financial Corporation (Corporacion Financiera Internacional), que es la denominación del área de inversiones internacionales del Banco Mundial.

 


 

 


 




El Mundo en el Perú (2): Los trapitos sucios en casa

El Mundo en el Perú (2): Los trapitos sucios en casa

Ayer presentamos un primer análisis sobre la Reunión de Gobernadores del Grupo del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) (ver en Lampadia: El Mundo en el Perú (1): Felicitaciones). Hoy nos toca hacer algunas críticas, no a los organizadores, sino al establishment peruano que ha perdido la oportunidad de albergar este magno evento con mejor disposición y aprovechamiento.

Ya hemos remarcado la importancia de este singular evento en el Perú, lamentablemente, debemos reclamar que buena parte de nuestra clase dirigente, políticos, líderes empresariales, gremiales, académicos y periodísticos, no solo han pasado por alto tremenda oportunidad de nutrirnos del mundo y de dar a conocer la realidad de nuestro país, sino que inclusive se ha llegado a jugar un partido contrario a los aportes de la reunión en presencia de nuestros visitantes.

Por ejemplo, la PUCP, donde se albergan varios economistas anti-globalización, anti-TLCs y anti-minería, organizó por todo lo alto un evento para destacar la presencia y mensajes de Joseph Stiglitz, del Premio Nobel anti-globalización y anti FMI y Banco Mundial. En esta reunión el Nobel dijo que: “el petróleo y el cobre le pertenecen a los peruanos” (La República). ¿Qué será lo que implica? ¿Que los peruanos hagamos lo mismo que en el desastre ecológico de Tambogrande, donde se echó a una empresa moderna para que las hordas tomaran de cualquier manera algo de mineral?

Por otro lado, algunos personajes no especificados organizaron una reunión ‘masiva’ de los ‘indignados peruanos’ llamada: “Desmintiendo el milagro peruano” en el Hotel Bolívar, a la que asistieron 200 personas.

En esta reunión, según radioexitosa.pe, Stiglitz recomendó al Perú que “rompa de una vez el chanchito y no ajustarse en exceso”. Sobre el llamado ‘milagro económico’, dijo “simplemente que no existe”. Estuvo acompañado por de Echave, Dancourt, Dammert y Martín Guzmán. Se fotografió con Gonzalo García y Michel Azcueta.

Dado el despliegue sobre Stiglitz, es oportuno revisar una reciente publicación de Carlos Rodríguez Braun, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, “Ojo con Stiglitz”, en el que critica duramente a este activista por su libro ‘El malestar en la globalización’, que el autor del artículo tradujo. Por ejemplo, comenta que Stiglitz afirma que: Rusia es una economía de mercado. (Ya dijo antes que Venezuela era una democracia).Recela de los mercados pero no es consciente de los fallos del Estado. Plantea la vieja patraña de que los que confían en el mercado padecen “ideología” mientras que los intervencionistas son “economistas de primera fila” –los marxistas ya hablaban de ideología contra ciencia, que era la suya. Stiglitz desbarra diciendo que sólo los intervencionistas se ocupan de los pobres. Aduce que no hay relación entre salarios mínimos y desempleo, contra mucha teoría y evidencia empírica. Afirma que los liberales no prestan atención a “las instituciones civiles y las estructuras legales que hacen funcionar a las economías de mercado”. Con esta engañifa el intervencionismo cae por su propio peso: como el mercado no es perfecto, entonces el Estado debe actuar. La norma de este libro es exagerar el papel del liberalismo y sofocar el del intervencionismo. Sostiene que la liberalización comercial es resistida porque crea paro [desempleo], como si no fuera resistida por grupos de presión proteccionistas”.

En resumen, este ‘valor deteriorado’ fue para los negacionistas, el referente privilegiado para pasar el contrabando de su ideología y mitos anti desarrollo.

Por el lado de los medios fue notorio el alejamiento de los mismos de los principales personajes que nos visitaron, así como de las lecciones que estaban a nuestro alcance. Por ejemplo, ‘Cuarto Poder’ de América Televisión trató el último domingo, el día de cierre del evento en cuestión, “las esterilizaciones forzosas, de indultados a marcas y víctimas de la belleza”. RPP, en la hora principal del jueves pasado, en medio del evento, se entrevistó a Isaac Humala, que aprovechó para mentir sobre un proyecto minero y que es quien nos amenaza con las movilizaciones de los ‘reservistas’ para parar todos los proyectos de inversión.

En cuanto al mundo académico y empresarial, fue notoria la ausencia de muchos de sus representantes en el evento. Aparentemente, para varios resultó más conveniente aprovechar el feriado largo antes que nutrirse de mundo. Dejaron de empoderarse para poder ser mejores líderes de opinión. No se aprovechó el baño de internacionalización, nos quedamos con el ropaje del parroquialismo en el que vivimos.

Con respecto a las características del Perú y la apreciación de nuestra realidad, las autoridades peruanas, participantes en el evento, dejaron que se confunda la situación del Perú con la de otros países de la región. No supieron explicar nuestras singularidades, como las referidas a las reservas productivas que tenemos en muchos sectores y al potencial productivo que podemos poner en valor para recuperar el crecimiento económico, además por supuesto, de la necesidad de emprender una serie de reformas importantes. (Ver en Lampadia: Sudamérica: Crecimiento visto con lentes oscuros).

Nuestra gente necesita tener la mejor información sobre el mundo en que vivimos. Eso es responsabilidad de los líderes de opinión y de los medios. Lampadia